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CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

Magistrada ponente

SL2617-2018
Radicación n.° 60203
Acta 21

Bogotá, D. C., cuatro (04) de julio de dos mil dieciocho


(2018).

SENTENCIA

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


GLADYS DEL SOCORRO MONCADA ÁNGEL, AMALIA DE
JESÚS TORRES DURANGO, ROSA DEL SOCORRO
ARISTIZÁBAL MESA, ALADENIS GÓMEZ ARISTIZABAL,
PIEDAD CECILIA GÓMEZ ARISTIZÁBAL, JOSÉ DARÍO
HERRERA ORREGO, MARÍA FABIOLA MOLINA LEÓN y
SERGIO ALEJANDRO HERRERA MOLINA, contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Antioquia, el veintisiete (27) de
noviembre de dos mil doce (2012), en el proceso que
instauraron en contra de la sociedad CARBONES SAN
FERNANDO S.A.

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Como quiera que la demanda de casación incluye


pretensiones relacionadas con el causante Orlando de Jesús
Urrego Caro, quien no fue relacionado en la demanda inicial,
ni hay reclamantes por el perjuicio causado por su presunto
fallecimiento, se abstendrá la Sala de realizar
pronunciamiento de fondo con relación a éste.

I. ANTECEDENTES

GLADYS DEL SOCORRO MONCADA ÁNGEL, en su


nombre y representación de sus hijos menores MELISA
BOLÍVAR MONCADA y SANTIAGO BOLÍVAR MONCADA;
AMALIA DE JESÚS TORRES DURANGO, en su nombre y en
representación de sus hijos menores, ESTEFANY URREGO
TORRES y ESTEBAN URREGO TORRES; ROSA DEL
SOCORRO ARISTIZÁBAL MESA, en su nombre y en
representación de su hijo menor YILBER ALEJANDRO
GÓMEZ ARISTIZÁBAL; ALADENIS GÓMEZ ARISTIZABAL,
JOSÉ DARÍO HERRERA ORREGO, PIEDAD CECILIA GÓMEZ
ARISTIZÁBAL, FABIOLA MOLINA LEÓN, SERGIO
ALEJANDRO HERRERA MOLINA, LUZ NELLY ARBOLEDA
HERNÁNDEZ y BLANCA ARBOLEDA HERNÁNDEZ, llamaron
a juicio a CARBONES SAN FERNANDO S.A., con el fin de que
se le reconociera y pagara la indemnización plena de
perjuicios consagrada en el artículo 216 del CST, esto es,
perjuicios materiales (daño emergente y lucro cesante
consolidado y futuro) y morales para cada uno de los
reclamantes, en su condición de cónyuge, hijo o hermano de
cada uno de los causantes, más las costas del proceso (f.° 2
a 4, cuaderno 1).

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Fundamentaron sus peticiones, en que Carlos Mario


Bolívar Jaramillo, Rubiel de Jesús Urrego Caro, Orlando de
Jesús Gómez Gil, Javier Antonio Zapata Rivera, Stiven
Herrera Arboleda y Yonny Alexander Herrera Molina
suscribieron contrato de trabajo con la empresa demandada,
para desempeñar oficios varios propios de la minería de
carbón; que prestaban servicios en horario variable de lunes
a sábado, de 6:00 am a 5 pm y de 6 pm a 5 am y devengaban
un salario mensual de $1.400.000.

Narraron, que el día 16 de junio de 2010, en el turno de


la noche, aproximadamente a las 22:45 horas, se produjo en
la mina San Joaquín, una explosión de gases que causó la
muerte a 73 mineros, entre las cuales se encontraban los
mencionados trabajadores; que dicho accidente se presentó
por causa imputable al empleador, al no brindarles locales
apropiados para desempeñar sus labores, dado que el
socavón no contaba con una salida de aire viciado, distinta a
la bocamina, pese a que en las minas subterráneas, deben
existir instalaciones independientes de entrada y salida de
aire, cada 50 metros y el lugar del accidente fue a 1000
metros de la entrada; además, carecía de instrumentos para
el control de la temperatura ambiente, para la reducción del
polvo de carbón en las vías y detectores de gases; alta
presencia de metano en el socavón, falta de control de ingreso
de equipos electrónicos a la mina como celulares,
inexistencia de barreras de polvo inerte, etc.

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Por último, señalaron que sufrieron perjuicios morales


y materiales por la muerte de los trabajadores con quienes
les unían lazos de amor filial (f.° 4 a 6, ibídem).

En el curso del proceso se admitió el desistimiento de


las pretensiones realizadas por las demandantes LUZ NELLY
ARBOLEDA HERNÁNDEZ y BLANCA CECILIA ARBOLEDA
HERNÁNDEZ, la primera, como cónyuge de Javier Zapata
Rivera y, la segunda, como madre de Stiven Herrera, quienes,
por tanto, no hacen parte del recurso de casación (f.° 369,
ibídem).

Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se


opuso a las pretensiones. En cuanto a los hechos, aceptó la
existencia del vínculo laboral con los causantes, sus cargos,
los horarios, con la aclaración de que tenían dos horas de
descanso en medio de la jornada, la ocurrencia del accidente
de trabajo y el parentesco entre los demandantes y los
fallecidos trabajadores; los restantes los negó.

En su defensa, propuso las excepciones de ausencia de


responsabilidad de CARBONES SAN FERNANDO S.A. en los
hechos por inexistencia del nexo causal, causa extraña y
prescripción (f.° 71 a 87, ibídem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Promiscuo del Circuito de Amagá (Ant.),


mediante fallo del 4 de octubre de 2012, absolvió a la
demandada de todos los pedimentos (f.° 455 a 466, ibídem).

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III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Antioquia, conoció la apelación formulada por la
parte demandante y confirmó la del a quo, en fallo del 27 de
noviembre de 2012 (f.° 576 a 601, ibídem).

En lo que interesa al recurso extraordinario, el Tribunal


anotó que la ocurrencia de un accidente de trabajo da
derecho al reconocimiento y pago de prestaciones
asistenciales y económicas, a cargo del sistema general de
riesgos profesionales, pero si el evento se produjo por culpa
del empleador, este adeuda la indemnización plena de
perjuicios consagrada en el artículo 216 del CST, cuyo texto
transcribió; que los requisitos de prosperidad de esta
pretensión son: a) la ocurrencia del accidente de trabajo o la
enfermedad profesional; b) los perjuicios padecidos a
consecuencia de estos; c) la culpa del empleador; y d) la
relación de causalidad entre el hecho y el perjuicio.

Respecto de la culpa, dijo que debía estar


suficientemente comprobada y que, en los términos del
artículo 63 del CC, el empleador responde por la culpa leve,
por ser la correspondiente a las obligaciones que dan lugar a
beneficio recíproco, como en los contratos de trabajo
(art.1604, ibídem). En respaldo de lo anterior, citó la
sentencia CSJ SL, rad. 23489 de 2005. Igualmente, dedujo
del aparte transcrito, que es de suma importancia
«determinar la causa del in suceso (sic), pues de ahí parte la
responsabilidad de la empleadora en la ocurrencia del

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siniestro, cuando no proporciona los medios idóneos para


prevenir dichos accidentes o no hace cumplir las medidas de
seguridad tendientes al mismo fin». Además, referenció el
artículo 57 del CST, que impone al empleador la obligación
de proporcionar la seguridad necesaria para la prestación del
servicio.

Señaló, que no se discutía la ocurrencia del accidente


al interior de la mina San Joaquín, el 16 de junio de 2010, a
las 10:45 pm, en la que fallecieron los trabajadores Carlos
Bolívar Jaramillo, Rubiel Urrego Caro, Orlando Gómez Gil,
Javier Zapata Rivera, Stiven Herrera Arboleda y Yonny
Herrera Molina, al servicio de Carbones de San Fernando.

Con fundamento en el informe de folios 273 y ss. del


cuaderno principal, expedido por el Ministerio de Minas y
Energía, manifestó que la explosión se produjo por
emanación de metano, la cual produjo combustión,
combinada con polvo de carbón, que propagó las llamas; que
dicho informe conceptuó que existían tres hipótesis sobre los
hechos que dieron lugar a la conflagración y, que el análisis
de causalidad arrojó las siguientes conclusiones:

-Factores organizacionales o latentes:

Presencia de metano en la cuenca carbonífera de Amagá, algunas


de las regulaciones existentes no se están cumpliendo en forma
estricta, los mecanismos internos y externos para monitorear
cumplimiento de regulaciones requiere ser más efectivo.

-Condiciones ambientales:

Emanación de metano que ocasionó una concentración entre 5-


14%, presencia de polvo de carbón.

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-Posibles acciones individuales:

Posible encendido de llama, posible apagado de un ventilador,


posible producción de chispa eléctrica de motor convencional,
posible inicio de voladura sin monitoreo previo de metano.

-Defensas fallidas o ausentes:

No uso de explosivo de seguridad, motores de algunos equipos no


son aprueba de explosiones, no existe medición continua de gas-
metano.

Transcribió apartes del documento de folios 144 a 146


ibídem, suscrito por el ingeniero Tomás Charris Ruiz, el 9 de
junio de 2010, contentivo de la visita realizada a la mina en
cuestión, las recomendaciones efectuadas, entre las cuales
se insistió en que «se mantengan trabajando normalmente
todos los ventiladores instalados en la mina, paralelo a los
controles de gas en bajo tierra, especial el metano». De dichas
pruebas coligió, que existieron varios factores que originaron
la explosión; que se vislumbra deficiencia de la sociedad
demandada para proceder a la explotación de la mina, pero
que no se puede desconocer que hubo factores ambientales
y acciones individuales que pudieran provocar la explosión;
que no representan negligencia o imprudencia de la
demandada; que, por lo tanto, resulta imposible determinar
la causa fáctica del accidente, lo que no da lugar a concluir
la culpa del empleador.

Resaltó, que las hipótesis consignadas en el informe


preliminar del Ministerio no le generan confianza, porque se
realizó diez días después del suceso, cuando las condiciones
estructurales y ambientales de la mina se encontraban
alteradas. Luego, el informe se hizo con limitaciones para la

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evaluación de las evidencias, algunas de las cuales no habían


sido recogidas para llevar a cabo otros estudios, como los de
explosividad del carbón y el contenido específico del metano.
Señaló, que de las posibles causas del suceso, la parte
demandante describe ocho (8) en su libelo, sin probar en la
litis cuál de ellas fue la causante del accidente. A renglón
seguido, anota:

Si bien, tiene razón el recurrente que a través de la investigación


aludida y de los testigos arrimados al proceso, se observaron
diferentes condiciones laborales inseguras o inadecuadas para los
trabajadores que fallecieron en el fatídico accidente del 16 de junio
de 2010; no obstante, la Sala adviene y recalca, que había que
demostrar que esas falencias fueron las que ocasionaron el
incidente, para poder concluir que si se hubieran cumplido con los
protocolos de seguridad con el fin de evitar esas inexactitudes, no
se habría originado aquel. Es que, la Colegiatura se pregunta, si
desconocemos la causa del suceso, de haber cumplido con todas
las medidas de seguridad que argumenta la censura que omitió o
descuidó la empresa, se hubiere evitado el accidente?

Indicó, que lo único probado en el proceso es que una


acumulación de gas metano, sumada a una fuente de
ignición desconocida y con aumento de polvo de carbón que
propagó las llamas, provocó la explosión dentro de la mina,
pero que dados los escasos elementos de juicio, no es posible
imputarle culpa a la demandada; se cuestiona sobre las
circunstancias que rodearon la explosión, ¿qué ocasionó las
emanaciones y concentración de gas metano? Si se produjo
por las deficiencias organizacionales imperantes en la mina,
por insuficiente caudal de aire, por falla súbita en el sistema
de ventilación o, como dice la demandada, por falla de un
trabajador, al no efectuar el monitoreo de gas metano antes
de una voladura; ¿cuál fue la causa de la ignición?
Deficiencias en la infraestructura de la mina, la utilización

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de explosivos que no son de seguridad o el encendido de la


llama por culpa de un tercero.

Descartó la teoría de la apelación, que refiere a la falta


de ventilación y la cual se soporta en la declaración de los
señores Juan Guillermo Tabares Sánchez, Iván Raúl Rojas
Gallego y Juan David Granados Sierra, quienes afirmaron
que hacía mucho calor en la mina y el caudal de aire era
insuficiente y que el día del suceso funcionaba un ventilador.
A ello no puede atribuirse la causa del accidente, pues no
hay prueba clara, certera y conducente que así lo demuestre;
menos que de existir ventiladores mellizos se hubiera evitado
el accidente o que la alta temperatura hubiere provocado la
explosión.

Aseguró, que

En este orden, se resalta que si bien aparecen unas causales de


la explosión imputables a la empleadora como factores
organizacionales o latente (sic), y defensas fallidas o ausentes, no
se allegó otro medio probatorio, fuera del informe del ingeniero
CHARRIS RUIZ, y del MINISTERIO DE MINAS Y ENERGIA, y de los
testimonios de los señores JUAN GUILLERMO TABARES
SÁNCHEZ, IVÁN RAÚL ROJAS GALLEGO, y JUAN DAVID
GRANADOS SIERRA, que soportara y acreditara que efectivamente
el día del accidente, a causa de dichas falencias fue que se produjo
el referido suceso, es decir, la parte accionante, se confió de esta
prueba y se quedó corta en traer al litigio probanzas ya sea
documentales, testimoniales o periciales que nos demostrarán
palmariamente e indiscutiblemente que por estas eventuales
deficiencias y/o negligencias por parte de la demandada, fue que
se ocasionó el fatídico incidente, advirtiéndole a dicha parte, que
no basta con afirmar, es necesario al plenario probar; las bitácoras
caso contario (sic) donde sucedió se avizora con las la (sic) parte
mediciones impetrada, de gases quien día a día si aportó
anteriores al accidente (folios 147 a 157), donde el día de los
hechos a las 6:00 p.m. según medición efectuada había una
concentración de gas metano del 0.0%, las cuales no fueron
tachadas de falsedad, y además, arrimó el testimonio del

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ingeniero MARIO ALONSO ALZATE FERRER, el cual, si bien


clarificó muchos puntos técnicos de los informes, tampoco dio luces
para concluir una causa real de la explosión.

Finalmente, indicó que no era posible declarar confeso


al representante legal de la demandada, por su inasistencia
a la audiencia de conciliación, pues no se señalaron en el
acta los hechos susceptibles de confesión, conforme a las
normas procesales vigentes.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por los demandantes, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Corte case la sentencia impugnada,


para que, una vez constituida en sede de instancia,

REVOQUE la sentencia proferida por el Juzgado Promiscuo del


Circuito de Amagá y condene a la sociedad demandada a pagar a
los demandantes la indemnización total y ordinaria de los
perjuicios (patrimoniales y extrapatrimoniales) sufridos en razón
de la muerte de los señores CARLOS MARIO BOLÍVAR
JARAMILLO, RUBIEL DE JESÚS URREGO CARO, ORLANDO DE
JESÚS URREGO CARO, ORLANDO DE JESÚS GÓMEZ GIL y
JONNY ALEXANDER HERRERA MOLINA, la cual es imputable a la
sociedad demandada a título de culpa (f.° 19 a 20 del
cuaderno de la Corte).

Con tal propósito, formula tres cargos, por la causal


primera de casación, que fueron replicados y se estudiaran
conjuntamente.

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VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada de violar por la vía


indirecta, en la modalidad de aplicación indebida los
artículos 57, núm. 2° y 216 del Código Sustantivo del Trabajo
y el 19 del Acuerdo 167 de la OIT,

Señala como errores evidentes de hecho, los siguientes:

No dar por demostrado que la sociedad demandada no adoptó las


medidas de seguridad adecuadas para evitar un siniestro como el
sufrido por los señores CARLOS MARIO BOLÍVAR JARAMILLO,
RUBIEL DE JESÚS URREGO CARO, ORLANDO DE JESÚS
URREGO CARO, ORLANDO DE JESÚS GÓMEZ GIL y JONNY
ALEXANDER HERRERA MOLINA.

No dar por demostrado estándolo que existió nexo de causalidad


entre las omisiones en que incurrió la sociedad demandada en la
implementación de medidas de seguridad en la Mina San Joaquín
y la muerte de los señores CARLOS MARIO BOLÍVAR JARAMILLO,
RUBIEL DE JESÚS URREGO CARO, ORLANDO DE JESÚS
URREGO CARO, ORLANDO DE JESÚS GÓMEZ GIL y JONNY
ALEXANDER HERRERA MOLINA.

Y denuncia, que los yerros anteriores son consecuencia


de la apreciación equivocada de los siguientes documentos:

Informe Preliminar de la Investigación del Accidente Fatal de 73


trabajadores sucedido el miércoles 16 de junio de 2010 en la Mina
San Joaquín (Fs. 273 a 312).

Controles de seguridad sobre niveles de medición de gases (F.


157).

Acta de Visita de Seguridad Minera efectuada por el ingeniero


TOMÁS CHARRIS RUIZ (Fs. 372 y 373).

En la demostración del cargo, se queja de que el ad


quem descartara la responsabilidad del empleador en la
ocurrencia del accidente de trabajo, que ocasionó la muerte

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de los señores Carlos Mario Bolívar Jaramillo, Rubiel Urrego


Caro, Orlando Urrego Caro, Orlando Gómez Gil y Yonny
Alexander Herrera Molina, pese a reconocer que existieron
omisiones de la empresa en la implementación de medidas
de seguridad. Sustenta su discrepancia en la apreciación
equivocada de la prueba documental valorada por el
Tribunal y, especialmente, del «Informe preliminar de la
investigación del accidente fatal de 73 trabajadores sucedido
el miércoles 16 de junio de 2010 en la Mina San Joaquín» el
cual fue elaborado por el Ministerio de Minas y Energía y
explica cada yerro atribuido a la sentencia, en la siguiente
forma:

Afirma, que la sociedad no adoptó las medidas de


seguridad idóneas para prevenir un siniestro. Resalta las
múltiples fallas en las que incurrió la sociedad demandada
con relación a la obligación patronal de proveer a los
trabajadores elementos adecuados de seguridad y de
implementar medidas tendientes a evitar la ocurrencia de
riesgos profesionales, con base en el informe efectuado por
el Ministerio de Minas y Energía.

EN CUANTO A LA MEDICIÓN DE LOS GASES EN LA MINA.

El informe revela fallas manifiestas en los mecanismos de


medición de los gases al interior de la mina, los cuales se erigen
en medio de control para prevenir igniciones o explosiones. Al
respecto se indica en el documento:

"Cabe señalar que aunque existen estaciones de medición, éstas


son escasas, no están claramente señaladas identificadas
físicamente en las vías de la mina ni señaladas en el plano de
ventilación. Tampoco existen los tableros en los cuales el
controlador de gases debe registrar el porcentaje de metano

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hallado antes de iniciar cada turno, indicando la fecha y la hora


en que se hizo a medición. El tablero sirve, además para que la
supervisión y los mineros inicien con confianza sus labores.

Clima bajo tierra


Sólo se miden las temperaturas secas, acompañadas de la
velocidad del aire, por consiguiente, no se calcula la temperatura
efectiva, que es finalmente la que define el clima reinante en
subterráneo y que indica la sensación de comodidad que
experimente el trabajador. Aunque las temperaturas secas
registradas son altas, no se puede concluir si el clima al interior
de la mina es satisfactorio o no.

Material particulado
Hay carencia de mediciones que involucren tanto los polvos de
carbón como los roca existentes en la atmósfera de la mina, por
tanto no se conocen sus concentraciones, su finura ni su
peligrosidad tanto para posibles explosiones dc polvo de carbón
como para la salud del personal expuesto a ellos.

Observaciones

Para todos los mantos que conforman el yacimiento, se desconoce


el contenido específico de metano, el índice de explosividad de los
polvos y su índice de neutralización o inertización para hacerlos
insensibles a la llamarada de una eventual explosión de metano.

Las medidas adoptadas por la mina para evitar las posibles


inflamaciones de metano y polvo de carbón actualmente son
débiles, tanto para evitar que se produzcan como para evitar que
se propaguen a otros sectores de la mina". (Fs. 289 y 290).

Y apunta fallas en equipos e implementos que, según


el mencionado informe, no son calibrados con la frecuencia
estandarizada y la falta de un equipo de monitoreo continuo
de gases.

Igualmente, expresa que había deficiencias en la


ventilación de la mina San Joaquín, como se consigna a folio
294 del informe de ocurrencia del siniestro, por falla
electromecánica en uno de los ventiladores mellizos, que
aún estaba pendiente de instalar el día del accidente. A lo

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anterior, suma la advertencia del consultor de Ingeominas,


en la visita del 9 de junio de 2010, sobre «la necesidad de
que la Mina "tuviera otra bocamina adicional a las existentes
para mejorar la ventilación" para lo cual se recomendó
"trabajar en forma urgente" (F. 372)».

Dice, que estas circunstancias son relevantes, teniendo


en consideración la necesidad de que exista una adecuada
ventilación en una mina con socavones para efectos de
proteger la integridad de los operarios.

También hace alusión a las deficiencias de los


explosivos utilizados para la realización de labores bajo
tierra, plasmados en el informe así: «Estos explosivos no
cumplen con las regulaciones existentes para su uso en
minería bajo tierra de carbón, aunque son adquiridos
debidamente, con las autorizaciones pertinentes. (F. 294)»,
pese a la peligrosidad de la actividad encomendada, afirma
que los mineros no tenían elementos de voladura
adecuados.

Señala, como significativas las fallas que el informe


pone de presente en relación con la divulgación de los
factores de riesgo y del cumplimiento de la regulación al
respecto, pues el panorama de riesgos no ha sido divulgado,
ni se cumplen en forma estricta las regulaciones existentes.

El informe concluye con las siguientes afirmaciones:

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Aunque hay conciencia del riesgo de explosión en el interior de la


mina, dicha conciencia no estaba totalmente interiorizada y no se
veía como una posibilidad real.

Para las voladuras se usan explosivos que no son de seguridad,


los cuales son debidamente adquiridos con las autorizaciones
legales pertinentes.

Para el cálculo del caudal de aire que debe circular en la mina, se


ha tenido en cuenta la norma existente sobre el número de
personas, pero no se tienen los soportes de diseño del caudal
necesario para la dilución de los gases nocivos presentes en la
atmósfera.

La empresa actúa sobre los requerimientos hechos por las


autoridades regulatorios, pero algunos no son resueltos con la
celeridad que se requiere. " (F. 310).

Afirma, que si las recomendaciones del Ministerio de


Energía a la demandada se hubieran implementado con
anterioridad, habrían contribuido a evitar el siniestro,
dichas recomendaciones, fueron:

1. Realizar y racionalizar el sistema de ventilación, que cumpla


cabalmente con la normatividad vigente, el cual deberá ser
avalado por la autoridad competente. Considerar que al acercarse
a fallas geológicas, frentes de preparación o sitios donde se
puedan presentar emanaciones de metano, la ventilación debe
ser reforzada para garantizar la dilución apropiada del metano.
2. Hacer voladuras sólo con explosivos y medios de ignición de
seguridad.
3. Disponer e implementar un sistema de medición continuo de
metano.
4. Utilizar sólo motores protegidos contra explosiones.
5. No utilizar elementos o equipos que puedan producir llama
abierta.
6. Evitar la posibilidad de dotar a todo el personal que ingrese a
la mina con equipos de autorescate.
7. Revisar medidas para el manejo del polvo de carbón (perforar
en húmedo, invertir agua al macizo de carbón antes de
arrancarlo, utilizar aspersores, remover los depósitos de polvo
fino que se acumulan en tas gaterías; neutralizar o inertizar los
polvos depositados en tos pisos o paredes con polvo tipo de caliza
o pasta de cloruro de magnesio". (F. 311).

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Resalta, que con anterioridad se habían realizado otras


visitas, en las cuales se habían dado recomendaciones y que
estas no fueron debidamente atendidas; que al momento del
accidente, la demandada no había procurado a los mineros
elementos adecuados de seguridad ni había adoptado
medidas idóneas para prevenir siniestros laborales, pese a
la peligrosidad del oficio y, por ende, la falta de diligencia y
cuidado en el cumplimiento de obligaciones de seguridad
establecidos en el art. 57 numeral 2º del CST y el art. 19 del
Convenio 67 de la OIT.

Para demostrar el segundo yerro fáctico, esto es, el


nexo de causalidad entre el accidente de trabajo y las fallas
atrás relacionadas, expresa que en la sentencia se dijo que
no existía certeza en la causa de la explosión fatal y que las
deficiencias en que incurrió la sociedad demandada
estuvieran relacionadas con ella y, por ende, con el deceso
de los trabajadores. Además, dijo el ad quem que la sociedad
demandada verificó la medición de gas metano a las 6:00 pm
y encontró niveles del 0.0%; yerro que califica de ostensible,
porque tal medición se hizo a las 6:00 am, y el siniestro
ocurrió a las 22:45, lo que contraviene el informe del
Ministerio de Minas y Energía, que establece lo siguiente:

La explosión se causó por la combustión de metano, combinada


con polvo de carbón. La explosión inicial de metano causó que el
polvo de carbón de las paredes y el piso de la mina quedara
suspendido en el aire, favoreciendo la explosión de polvo de
carbón. Para presentarse la explosión, debió darse lo siguiente:
Niveles de concentración de metano entre 5-14%
Acumulación mayor de 1 mm de espesor de polvo de carbón en
las paredes.

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Medio de ignición, que pudo darse por una chispa eléctrica,


llama abierta, fricción en metales o explosivos que no son de
seguridad". (F. 305.)

Las tres hipótesis del informe parten de la acumulación


de metano y de la concentración de polvo de carbón, como
causa probable de la explosión, sin que haya sido
desvirtuado por ningún elemento de juicio, más aún cuando
no se sabe cuándo se hicieron las mediciones de carbón, las
cuales deben ser constantes, cuando en el día de los hechos,
en horas de la tarde, se presentaron frente al tambor 13,
niveles de metano del 8%, 3% y 4% y, hubo que esperar a
que éstos bajaran antes de hacer la voladura a las 3:00 pm,
según se lee a folio 294 del cuaderno principal.

Puntualiza, que el informe del Ministerio, contiene un


análisis de causalidad del accidente, así:

Para que el accidente se haya dado, deben estar presentes


factores causales en cada una de las cuatro categorías
siguientes:
Factores organizacionales o latentes
Algunas de las regulaciones existentes no se están cumpliendo
en forma estricta
Los mecanismos internos y externos para monitorear
cumplimiento de regulaciones requieren ser más efectivos.
Presencia de metano en la cuenca carbonífera"
Condiciones ambientales
Emanación de metano que ocasionó una concentración entre
514% en el momento del accidente. Aunque no se puede
determinar con certeza, se presume que la emanación debió haber
sido significativa porque aún horas después la explosión se
registraron altos niveles de metano.
Presencia de polvo de carbón.

[…]

Defensas fallidas o ausentes


No uso de explosivos seguros
Motores de algunos equipos no son a prueba de explosiones

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No existen monitores continuos de gas (no requeridos por ley).


(Fs. 309 y 310).

Manifiesta, que con las falencias patronales


identificadas, relacionadas con la obligación de procurar
elementos de protección adecuados, así como de
implementar medidas tendientes a evitar la ocurrencia de
riesgos laborales como monitoreo continuo de gas, fueron
factores causales del siniestro, en contravía de lo sostenido
por el Tribunal, se demostró el nexo de causalidad entre las
fallas empresariales y la ocurrencia del siniestro (f.° 20 a 32,
ibídem).

VII. RÉPLICA

Esgrime razones de orden técnico y conceptual, según


las cuales se debe desechar el cargo; aduce que la
proposición jurídica no hace referencia a normas
sustanciales soportes de la decisión, tales como los artículos
63 y 1604 del Código Civil; que los errores de hecho son
genéricos, pues no especifica cuáles medidas de seguridad
debía adoptar la demandada para evitar el accidente, lo que
hace imposible su constatación; que no refuta las pruebas de
las que se sirvió el Tribunal para determinar que no hay
certeza de la causa del accidente y sin ello no es posible
establecer, si en esa causa influyó la potencial incuria del
empleador; que no hay ataque a las conclusiones fácticas del
colegiado, sino una argumentación semejante a un alegato
de instancia; que no atacó la prueba testimonial, que pese a
no ser calificada, es sustento importante del fallo.

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Igualmente, sostiene, que el informe del accidente


presenta varias hipótesis como causas del mismo, sin que se
identifique una en concreto, por lo que no hay huella de la
culpa en la forma exigida en el artículo 216 del CST, luego no
puede deducirse que tal evento se diera por imprudencia,
negligencia o falta de cumplimiento de reglamentos de
seguridad por parte de la empresa, conclusión que no fue
controvertida por el recurrente (f.° 53 a 56 del cuaderno de
la Corte).

VIII. CARGOS SEGUNDO Y TERCERO

Acusa la sentencia impugnada de violar directamente y


por aplicación indebida el artículo 216 del Código Sustantivo
del Trabajo, en relación con el artículo 57 numeral 2° del
mismo estatuto y el artículo 177 del CPC.

Para demostrar los cargos, expone que la Sala Laboral


del Tribunal Superior de Antioquia, desestimó las peticiones
de la demanda tendientes al reconocimiento de la
indemnización plena de perjuicios regulada por el artículo
216 del CST, al considerar que no se demostró con grado de
certeza, la causa concreta del accidente de trabajo en que
fallecieron los señores Carlos Mario Bolívar Jaramillo, Rubiel
De Jesús Urrego Caro, Orlando De Jesús Urrego Caro,
Orlando De Jesús Gómez Gil y Yonny Alexander Herrera
Molina, dejando de lado el origen posible plasmada en el
informe elaborado por el Ministerio de Minas y Energía;
transcribe el argumento del ad quem para absolver, así:

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19
Radicación n.° 60203

Ahora bien, una vez analizadas por la judicatura las citadas


pruebas colige, tal y como lo indicó en procesos anteriores con
iguales circunstancias probatorias al presente, que si bien en el
plenario reposa a folios 273 y s.s. un análisis de causalidad,
describiendo varios factores que originaron la explosión, y que en
algunos de estos como las relacionadas con factores
organizacionales o latentes, y defensas fallidas o ausentes, se
vislumbra la deficiencia de la sociedad accionada para proceder
con la explotación de la mina San Joaquín, tal y como lo firma el
recurrente; no podemos desconocer que existen otros posibles
factores como los ambientales y las acciones individuales que
pudieron ocasionar la aludida explosión, y que claramente no
fueron por negligencia o imprudencia de la demandada; por lo
tanto, a la Sala le queda imposible determinar cuál fue la causa
fáctica que provocó el nefasto accidente, es decir, si se desconoce
la causa misma del in suceso (sic), mal haría la Sala en concluir
que ello obedeció a culpa de la empleadora, pues ésta no se
demostró (negrillas del recurso).

[…]

Si bien, tiene razón el recurrente que a través de la investigación


aludida y de los testigos arrimados al proceso, se observaron
diferentes condiciones laborales inseguras o inadecuadas para los
trabajadores que fallecieron en el fatídico accidente del 16 de junio
de 2010; no obstante, la Sala advierte y recalca, que había que
demostrar que esas falencias fueron las que ocasionaron el
incidente, para poder concluir que si se hubieran cumplido con los
protocolos de seguridad con el fin de evitar esas inexactitudes, no
se habría originado aquel Es que, la Colegiatura se pregunta, si
desconocemos la causa del suceso, pero de haber cumplido con
todas las medidas de seguridad que argumenta la censura, que
omitió o descuidó la empresa, se hubiere evitado el accidente?

Sostiene, que el artículo 216 del CST. exige que se


demuestre suficientemente por la parte que reclama la
indemnización por culpa del empleador, pero que no plantea
la misma exigencia sobre la prueba del nexo de causalidad,
pues basta que la parte demandante acredite una causa
probable y razonable en relación con el origen del siniestro
profesional, resultando desproporcionado que se le exija
probar con grado de certeza tal supuesto fáctico y que, una
vez acreditado esto y el incumplimiento de las obligaciones
patronales relativas a la prevención de siniestros laborales,

SCLAJPT-10 V.00
20
Radicación n.° 60203

el empleador «tiene la carga de desvirtuar tal hipótesis, pues


es quien en su condición de profesional cuenta con la facilidad
probatoria para el efecto teniendo en cuenta que es la que
dirige y controla la actividad (para el caso peligrosa) en cuya
ejecución sucedió el riesgo (carga dinámica de la prueba)».

Destaca, que la doctrina de la responsabilidad civil en


lo que atañe al nexo de causalidad, ha reconocido que no es
posible exigir una prueba de certeza absoluta del nexo de
causalidad y cita en apoyo de esto apartes de la obra Tratado
de Responsabilidad Civil de Javier Tamayo Jaramillo.

Concluye, que si el Tribunal hubiera aplicado


correctamente al caso debatido los planteamientos
precedentes habría encontrado que la parte demandante
cumplió con la carga probatoria que le incumbía en relación
con el nexo de causalidad, al haber demostrado una causa
probable (establecida en un informe técnico de autoridad
competente), que sólo podía ser desatendida en la medida en
que la misma hubiera sido desvirtuada por la sociedad
demandada; y al haber probado el incumplimiento de las
obligaciones que le incumbían a la accionada con relación a
la adopción de medidas idóneas para prevenir siniestros
laborales (f.° 32 a 39, cuaderno de la Corte).

IX. RÉPLICA

Señala, que no se hizo referencia al concepto de la


violación respecto del artículo 57 del CST, lo que no permite

SCLAJPT-10 V.00
21
Radicación n.° 60203

a la Corte «verificar en el campo del supuesto análisis jurídico


efectuado por el Tribunal».

Manifiesta, que contrario a lo dicho por el recurrente,


es necesario conocer la causa del suceso, para de ahí,
establecer a quién atribuirle la responsabilidad; por otro
lado, afirma, que la decisión contrastada tiene un soporte
fáctico, luego la vía directa no tiene cabida; que no atacó
todos los soportes del fallo, lo que deja intacta decisión del
Tribunal (f.° 57 a 59, ibídem).

X. CONSIDERACIONES

El Tribunal dijo en su decisión que la prosperidad de la


súplica de indemnización plena de perjuicios, depende de
que se demuestren en juicio los siguientes supuestos: a) la
ocurrencia del accidente de trabajo o la enfermedad
profesional; b) los perjuicios padecidos a consecuencia de
estos; c) la culpa del empleador; y d) la relación de causalidad
entre el hecho y el perjuicio. Además, que el empleador
responde por la culpa leve, en los términos del artículo 63 del
CC, razón por la cual es indispensable determinar la causa
del suceso, a fin de deducir de allí la responsabilidad que le
cabe al empleador, cuando no se cumplen las obligaciones
contenidas en el artículo 57 del CST.

De los elementos anteriores, halló probada la


ocurrencia del accidente laboral, el 16 de junio de 2010, el
fallecimiento de los trabajadores que dan origen a la
reclamación, y aunque indicó que la explosión se produjo por

SCLAJPT-10 V.00
22
Radicación n.° 60203

emanación de gas metano y combustión del polvo de carbón,


sobre el origen de dicha explosión no encontró acreditada la
causa del accidente y, por tanto, la culpa del empleador.

La censura, en el desarrollo del primer ataque,


considera que se encuentra probado que el empleador no
adoptó las medidas de seguridad necesarias para prevenir la
ocurrencia del siniestro, pues no las acató en lo referente a
la calibración de equipos, ausencia de equipo de monitoreo
continuo, ventilación de la mina, utilización de explosivos
para la realización de labores bajo tierra. Así mismo, que
dichas fallas dieron lugar a la explosión que causó la muerte
a los causantes, pues no probó que se hubiera realizado
medición constante del nivel de gases, máxime cuando en
horas de la tarde hubo incremento de dichos niveles.

Corresponde a la Sala dilucidar, si el Tribunal


transgredió la ley al colegir que el accidente de trabajo en el
que perdieron la vida los señores Carlos Mario Bolívar
Jaramillo, Rubiel de Jesús Urrego Caro, Orlando de Jesús
Gómez Gil, Javier Antonio Zapata Rivera, Stiven Herrera
Arboleda y Yonny Alexander Herrera Molina Rodríguez
Acevedo, no obedeció a culpa suficientemente comprobada
del empleador, como lo sostiene la censura o, si por el
contrario, no existe prueba en el plenario que acredite la
culpa leve en cabeza del empleador, en la ocurrencia del
infortunio laboral.

SCLAJPT-10 V.00
23
Radicación n.° 60203

En sentencia CSJ SL9355-2017, esta Sala indicó los


elementos de obligatoria demostración para la prosperidad
de las súplicas basadas en el artículo 216 del CST, así:

[…] la condena a la indemnización ordinaria y plena de perjuicios


consagrada en el artículo 216 Código Sustantivo del Trabajo, debe
estar precedida de la culpa suficiente del empleador en la
ocurrencia del accidente de trabajo o la enfermedad profesional,
de modo que su establecimiento amerita además de la
demostración del daño originado en una actividad relacionada con
el trabajo, la prueba de que la afectación a la integridad o salud
fue consecuencia de su negligencia en el acatamiento de los
deberes de velar por la seguridad y protección de sus trabajadores
(art. 56 C.S.T.).

En cuanto a las obligaciones probatorias que


corresponde a cada parte, en el tema de la culpa patronal, ha
señalado esta Sala de la Corte en sentencia CSJ SL2644-
2016:

Frente a este aspecto puntual de la carga de la prueba en procesos


dirigidos a indagar por la culpa patronal en la ocurrencia de
accidentes de trabajo, en sentencia de la CSJ SL13653-2015 del
7 oct. 2015, se puntualizó que «esta Sala de la Corte ha dicho
insistentemente que “…la parte demandante tiene la carga de
probar la culpa o negligencia del empleador que da origen a la
indemnización contemplada en el artículo 216 del Código
Sustantivo del Trabajo, además de que el empleador puede
desligarse de ella demostrando diligencia y cuidado en realización
del trabajo…” (CSJ SL2799-2014)». Adicionalmente, … ha dicho
que a pesar de lo anterior “…cuando se imputa al patrono una
actitud omisiva como causante del accidente o la enfermedad
profesional, a éste le corresponde demostrar que no incurrió en la
negligencia que se le endilga, aportando las pruebas de que sí
adoptó las medidas pertinentes en dirección a proteger la salud y
la integridad física de sus trabajadores” (CSJ SL7181-2015)», lo
que quiere decir que al trabajador le atañe probar las
circunstancias de hecho que dan cuenta de la culpa del empleador
en la ocurrencia del infortunio, pero que por excepción con arreglo
a lo previsto en los arts. 177 C.P.C. hoy 167 CGP y 1604 C. C.,
cuando se denuncia el incumplimiento de las obligaciones de
cuidado y protección se invierte la carga de la prueba y es «el
empleador el que asume la obligación de demostrar que actuó con
diligencia y precaución, a la hora de resguardar la salud y la
integridad de sus servidores».

SCLAJPT-10 V.00
24
Radicación n.° 60203

La oposición aduce, que las omisiones que se imputan


al empleador son genéricas y, por tanto, no hay forma de
establecer que sí hubo cumplimiento de los deberes que le
incumben a la demandada y que no es posible conocer la
causa de la explosión, pues no se sabe cuál fue el acto que la
produjo, luego tampoco es posible imputarle a este suceso.

Ahora, en casos como el que se examina, en los que se


atribuye una actitud omisiva del empleador, como causante
del accidente de trabajo, ha dicho esta Sala que corresponde
a este «demostrar que no incurrió en la negligencia que se le
endilga, mediante la aportación de pruebas que acrediten que
sí adoptó las medidas pertinentes en dirección a proteger la
salud y la integridad física de sus trabajadores» (CSJ
SL16986-2017, CSJ SL 17026-2016 y CSJ SL7181-2015).
Las obligaciones del empleador están consagradas en los
numerales 1º y 2º del artículo 57 del CST, entre las cuales
los empleadores deben «Poner a disposición de los
trabajadores, salvo estipulación en contrario, los instrumentos
adecuados y las materias primas necesarias para la
realización de las labores», y procurarles «locales apropiados
y elementos adecuados de protección contra los accidentes y
enfermedades profesionales en forma que se garanticen
razonablemente la seguridad y la salud».

Asimismo, el artículo 348 ibídem, preceptúa que toda


empresa está obligada a «suministrar y acondicionar locales y
equipos de trabajo que garanticen la seguridad y salud de los
trabajadores» y adoptar las medidas de seguridad
indispensables, para la protección de la vida y la salud de los

SCLAJPT-10 V.00
25
Radicación n.° 60203

trabajadores, lo cual guarda armonía con las disposiciones


en materia de salud ocupacional y seguridad en los
establecimientos de trabajo que prevén dentro de las
obligaciones patronales las de «proveer y mantener el medio
ambiente ocupacional en adecuadas condiciones de higiene y
seguridad» (art. 2, R. 2400/1979).

En el marco del sistema general de riesgos laborales, se


reiteró la obligación a los empleadores de «procurar el cuidado
integral de la salud de los trabajadores y de los ambientes de
trabajo» (art. 21, D. 1295/1994).

Adviértase, cómo las disposiciones sustantivas


laborales de seguridad y salud en el trabajo y riesgos
laborales, han sido unívocas en comprometer al empleador a
cuidar y procurar por la seguridad y salud de sus
trabajadores, así como adoptar todas las medidas a su
alcance en orden a prevenir los accidentes y enfermedades
profesionales, en perspectiva a que «la salud de los
trabajadores es una condición indispensable para el
desarrollo socio-económico del país, su preservación y
conservación son actividades de interés social y sanitario»
(art. 81, Ley 9/1979).

Lo anterior, no implica que exista una presunción de


culpa del empleador, en la ocurrencia de un accidente por el
desarrollo de una actividad peligrosa, conclusión proscrita de
antaño por la Sala Laboral, para lo que basta rememorar las
sentencias CSJ SL, 30 mar. 2000, rad. 13212, reiterada en
sentencias CSJ SL, 5 sep. 2000, rad.14718, CSJ SL, 20 jun.

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Radicación n.° 60203

2012, rad.42374 y CSJ SL11086-2017, por lo que debe


probar el trabajador las circunstancias de hecho que dan
lugar a la culpa del empleador. Ello, por cuanto sólo tras la
culpa comprobada del empresario, se habilita la condena por
indemnización plena de perjuicios (CSJ SL11826-2017 y CSJ
SL11303-2017).

Establecidos los aspectos que han de tenerse en cuenta


para saber si se dan los supuestos para la prosperidad de la
demanda de casación o su fracaso, procede la Sala a
adentrarse a su estudio.

No es punto de discusión que el día 16 de junio de 2010,


al interior de la mina San Joaquín, se produjo un accidente,
que la demandada calificó en su contestación a la demanda,
de normal en actividades como la explotación minera, donde
se presentan circunstancias imprevisibles e irresistibles,
cuyas causas son indeterminables, por lo que no se le puede
imputar responsabilidad. Tampoco se discute, que a causa
de dicho accidente fallecieron 73 mineros, entre ellos los
señores Carlos Bolívar Jaramillo, Rubiel Urrego Caro,
Orlando Gómez Gil y Yonny Herrera Molina.

Como quiera que la controversia se encuentra en la


causalidad en la ocurrencia del hecho, se estudiarán las
conclusiones del ad quem a la luz de las probanzas
denunciadas.

Expresa la sentencia recurrida, que el informe de folios


273 y siguientes del expediente, realizado por el Ministerio de

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27
Radicación n.° 60203

Minas y Energía, expone que «la explosión que se dio en la


mina San Joaquín eventualmente se causó por emanación de
metano la cual produjo combustión, combinada con polvo de
carbón que propago las llamas» y como causas posibles, «la
concentración de metano entre el 5-14%, la acumulación
mayor de 1 mm de espesor de polvo de carbón en las paredes,
y la fuente de ignición»; en cuanto a las variables
contempladas como causa de la ignición se consignaron:
«Voladura frente tambor 13, ventilador sobreguía tajo, con

motor convencional, ventilador cruce tambor 13 nivel


intermedio bandas, con motor convencional, acto inseguro al
prender una llama (folio 34)».

A partir de esto se elaboraron 3 hipótesis:

Hipótesis del accidente.

Hipótesis 1

La explosión pudo haberse iniciado en el frente del tambor 13,


basado en la epidemia de que allí estaba programada una
voladura, la cual es probable que se haya realizado y que ella
diera inicio a la explosión, ocasionada por el explosivo o por la
llama de alguna de las mechas. La explosión inicial de metano
causó que el polvo de carbón de las paredes y el piso de la mina
quedara suspendido en el aire, favoreciendo así explosiones de
polvo de carbón en algunos sectores de la mina, desprendiendo
gases asfixiantes y tóxicos. Cabe anotar que en el turno de 7:00
a.m. a 3:00 p.m. se presentaron en este frente algunas señales,
indicativas de una proximidad de una zona de falla, que pudiera
haber dado origen a una fuerte emanación de metano (folio 3):

Hipótesis 2

La energía de la posible voladura del tambor aumentara la


emanación de metano en la falla que se había cortado en la
sobreguia, y este metano pudo hacer contacto una chispa o llama
generada en el cruce con el tambor 12 dio origen a la explosión
inicial. Esta explosión inicial de metano causó que el polvo de
carbón de las paredes y el piso de la mina quedara suspendido en
el aire, favoreciendo así explosiones de polvo de carbón en algunos

SCLAJPT-10 V.00
28
Radicación n.° 60203

sectores de la mina, desprendiendo gases asfixiantes y tóxicos


(folio 37).

Hipótesis 3

Las emanaciones de metano descritas en las hipótesis 1 y 2, al


integrarse a la corriente principal ventilación y al pasar por el
ventilador del tambor 15 produjeron la explosión de metano, que
se propagó en tres direcciones: una, hacia el tambor 13, que ya
tenía metano, dos por el nivel intermedio y tres, por la diagonal.
La explosión inicial de metano causó que el polvo de carbón de las
paredes del piso de la mina quedara suspendido en el aire,
favoreciendo así explosión de polvo de carbón en algunos sectores
de la mina, desprendiendo gases asfixiantes y o tóxicos, (folio
38).

Igualmente, se desgranaron los factores de causalidad,


dentro de los cuales se discriminaron factores
organizacionales, como la falta de cumplimiento estricto de
las regulaciones de seguridad, como monitoreo de gas;
condiciones ambientales como la presencia de polvo de
carbón; acciones individuales como el encendido de llama, el
apagado de un ventilador, la chispa eléctrica producida por
un motor convencional o el inicio de la voladura sin previo
monitoreo de metano; así como la falta de defensas, al no
usar explosivos de seguridad. También anotó las
recomendaciones realizadas por el ingeniero Tomás Charris
Ruiz, en visita del 9 de junio de 2010, tales como la existencia
de un programa de evaluación de carbones, la instalación
urgente de una entrada de ventilación adicional y la
realización de controles de presión para mejorar la
ventilación.

Ahora bien, una vez analizadas por la judicatura las citadas


pruebas colige, tal y como lo indicó en procesos anteriores con
iguales circunstancias probatorias al presente, que si bien en el
plenario reposa a folios 273 y s.s un análisis de causalidad,
describiendo varios factores que originaron la explosión, y que en
algunos de estos como las relacionadas con factores

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 60203

organizacionales o latentes, y defensas fallidas o ausentes, se


vislumbra la deficiencia de la sociedad accionada para proceder
con la explotación de la mina San Joaquín, tal y como lo afirma el
recurrente; no podemos desconocer que existen otros posibles
factores como los ambientales y las acciones individuales que
pudieron ocasionar la aludida explosión, y que claramente no
fueron por negligencia o imprudencia de la demandada; por lo
tanto, a la Sala le queda imposible determinar cuál fue la causa
fáctica que provocó el nefasto accidente, es decir, si se desconoce
la causa misma del in suceso mal haría la Sala en concluir que ello
obedeció a culpa de la empleadora, pues ésta no se demostró.

Así mismo, no se pretende probar en el presente proceso la causa


que originó el fatal suceso con dicho informe preliminar, puesto
que, lo que se atestigua por dicha entidad son hipótesis y causas
posibles del accidente, por lo que, le es inadmisible a la Sala entrar
a declarar la culpa de la empresa accionada, si no sabemos a
ciencia cierta qué fue lo que ocasionó el mencionado incidente, es
decir, no podemos determinar el nexo causal entre aquel y la
eventual culpa de la empresa accionada.

Por último, le restó credibilidad al informe, pues aludió


que las condiciones después del accidente limitaron al comité
en la realización de la evaluación, el acceso a solo el 40% de
las áreas siniestradas, altas temperaturas, atmosferas
viciadas, etc.

Pese a lo anterior, es claro para la Sala, que el ad quem


dio por establecido que «se causó por emanación de metano
la cual produjo combustión, combinada con polvo de carbón
que propago las llamas», lo que no pudo establecer fue la
causa de la ignición y sobre la cual se plantean arriba tres
hipótesis, y como de ninguna de ellas se tiene certeza,
concluyó que no se comprobó la culpa del empleador.

Ahora bien, si el cumplimiento de todas las normas de


seguridad se produce y el evento acaece, actúan como
eximentes de responsabilidad del empleador en un siniestro
del cual es víctima un trabajador en ejecución de su trabajo,

SCLAJPT-10 V.00
30
Radicación n.° 60203

la existencia de una fuerza mayor o de un caso fortuito, la


culpa exclusiva de la víctima o el hecho de un tercero. Ello,
por cuanto suponen el rompimiento del nexo de causalidad
entre el daño y la acción u omisión del empleador (sentencias
CSJ SL12862-2017 y CSJ SL14420-2014, reiterada en
sentencia CSJ SL15114-2017). Por otro lado, no liberan de
responsabilidad, en el caso del incumplimiento de los
mandatos de seguridad, la concurrencia de culpa con el
trabajador accidentado, porque la responsabilidad de la
empresa en el accidente laboral no admite compensación de
culpas, conforme al tenor del artículo 216 del CST (CSJ
SL5463-2015).

Pues bien, se endilga la equívoca apreciación de los


controles de seguridad sobre nivel de medición de gases
obrante a folio 157 del cuaderno principal, en cuanto a que
el Juez de apelaciones entendió que el día de los hechos -16
de junio de 2010- a las 6:00 pm, la medición de gases arrojó
0% de concentración de gas metano, lo que respalda la teoría
de la empresa de que el incremento en la medición de gases
fue súbito e irresistible. Sin embargo, de dicha documental
se observa que la hora de la medición fue las 6:00 am, esto
es 12 horas antes de lo indicado por el Tribunal y más de 16
horas antes de la ocurrencia de siniestro, hay reporte de
otras tres mediciones, no se tiene constancia de la hora de
registro. Ahora, si bien esto podría calificarse de nimio, no lo
es en este caso, pues es precisamente la concentración alta
de gas metano, sumada a la presencia de polvo de carbón, la
que da lugar a los resultados fatales de la conflagración.

SCLAJPT-10 V.00
31
Radicación n.° 60203

Tal situación ya fue objeto de examen por esta


Corporación, en sentencia CSJ SL2102-2017,
correspondiente a los mismos hechos que ocupan la presente
litis, así:

Esta omisión, en apariencia irrelevante, resulta verdaderamente


trascendente de cara al análisis de la ocurrencia del siniestro sub
examine comoquiera que las actividades laborales en la mina «San
Joaquín» suponían de forma inherente a aquellas la utilización de
explosivos que debían ser manipulados en condiciones de
rigurosidad y severidad, desterrando cualquier escenario de error
dada su extrema peligrosidad. Luego, la vaguedad de la
información registrada en el «formato para medición de gases»
para el día del accidente permite colegir la relajación de los
protocolos de seguridad que debía cumplir estrictamente la
empresa y respecto de los cuales debía exigir su cumplimiento.
Todo lo cual terminó, además, consignado en el informe
investigativo del accidente, como se anotó con anterioridad. Luego,
no fue un asunto menor.

La hora de realización de cada medición devino en determinante


comoquiera que entre cada uno de los turnos de trabajo y durante
éstos, debía medirse científicamente el efecto de las explosiones
propias de la actividad y debían asegurarse logísticamente las
condiciones de seguridad que permitirían proceder con las
siguientes explosiones controladas.

A éste efecto, merece la pena traer a colación que el mismo «Informe


preliminar de la investigación del accidente fatal de 73
trabajadores sucedido el miércoles 16 de junio de 2010 en la Mina
San Joaquín (…)» en la descripción de la hipótesis n.° 1 de
ocurrencia del incidente, aseguró: «[…] Cabe anotar que en el turno
de las 7:00 am a 3:00 pm, se presentaron en este frente [frente del
tambor 13] algunas señales, indicativas de una proximidad a una
zona de falla, que pudiera haber dado lugar a una fuerte
emanación de metano».

Ello refleja, pese ser una mención hecha en una de las tres
hipótesis posibles de la ocurrencia del accidente, que en el turno
inmediatamente anterior a aquel en el que tuvo ocurrencia el
siniestro, sí existieron situaciones de alerta que debieron haber
sido observadas por el empleador, dado que aun si no estuviera
comprobado que la cercanía de las actividades en aquel frente a
una «zona de falla» pudieran dar lugar invariablemente a una
emanación fuerte de metano que pudiera, a su vez, producir una
explosión, ello constituía por sí misma una suposición previsible
que excluye la posibilidad de considerar que el acto dañoso

SCLAJPT-10 V.00
32
Radicación n.° 60203

correspondió propiamente a un evento de fuerza mayor o caso


fortuito como lo ha insistido en las instancias y en la sede
extraordinaria, el censor.

Ante la identidad de circunstancias, también es idéntica


la conclusión, esto es, que la demandada es responsable por
omitir medidas de seguridad que dieron lugar, si no a la
explosión, a hacer que ella fuera de mayores dimensiones y
los resultados catastróficos de la muerte de 73 trabajadores,
entre ellos los parientes de los demandantes dentro del
presente proceso.

Culpa de la cual no es posible desligarse, como señala


el ad quem, por falla de un trabajador al no efectuar el
monitoreo de gas metano antes de una voladura, porque es
responsabilidad del empleador velar porque se cumplan los
protocolos de seguridad, ni porque la causa de la ignición
fuera el encendido de la llama por culpa de un tercero, pues
tendría que demostrarse que hubiera personal ajeno a la
empresa al interior de la mina.

A la postre, resultó que los controles realizados los días


previos al accidente no fueron suficientes para evitarlo, pues
en los mismos también se señala la necesidad de mejorar las
vías de ventilación, métodos para minimizar la presencia de
polvo de carbón y el hecho de que no se ordenara el cierre
temporal o parcial de la mina, no es suficiente para
considerarla segura y apta, cuando la sentencia cuestionada
resalta las múltiples falencias que en ella se encontraron,
pero no las considera suficientes para demostrar la culpa del

SCLAJPT-10 V.00
33
Radicación n.° 60203

empleador, siendo que, como ya se dijo, es la suma de esas


omisiones, la que dio como resultado el siniestro.

Cabe resaltar que no es cierto, como dijo el opositor, que


el Tribunal fundara la absolución en prueba testimonial no
atacada, pues la única mención a ese punto, por el contrario,
desecha lo dicho por los testigos, al señalar:

[…] tiene razón el recurrente que a través de la investigación


aludida y de los testigos arrimados al proceso, se observaron
diferentes condiciones laborales inseguras o inadecuadas para los
trabajadores que fallecieron en el fatídico accidente del 16 de junio
de 2010; no obstante, la Sala adviene y recalca, que había que
demostrar que esas falencias fueron las que ocasionaron el
incidente, para poder concluir que si se hubieran cumplido con los
protocolos de seguridad con el fin de evitar esas inexactitudes, no
se habría originado aquel.

Con lo anterior, quedan comprobados los yerros


enrostrados en el cargo primero, por lo que el cargo prospera
y se hace innecesario el estudio de los cargos segundo y
tercero.

Sin costas por haber salido avante la acusación.

XI. SENTENCIA DE INSTANCIA

Lo dicho al desatar el recurso extraordinario de


casación, es suficiente para proceder al estudio de las
pretensiones incoadas en el libelo introductor, pues al
concluirse que la actuación omisiva del empleador le hace
responsable del siniestro, causal de la muerte de los
trabajadores por cuya indemnización se reclama, se
completan los requisitos para que proceda el pago de la

SCLAJPT-10 V.00
34
Radicación n.° 60203

indemnización plena de perjuicios indicada en el artículo 216


del CST, esto es, los perjuicios materiales (daño emergente y
lucro cesante consolidado y futuro) y morales.

El accidente de trabajo da lugar a dos maneras de


resarcimiento, con distinta finalidad, una es la tarifada o del
sistema de seguridad social, concretada en la pensión de
invalidez o la pensión de sobrevivientes, a cargo de las
administradoras de riesgos laborales cuando media afiliación
y, la segunda, que corresponde a la plena de perjuicios,
dispuesta en el artículo 216 del CST, a cargo del empleador,
previa demostración de la culpa, como viene dicho, los cuales
no son incompatibles, dado que el perjuicio causado por la
culpa del empleador no fue asegurado por el sistema.

En cuanto a la legitimación de los reclamantes, se tiene


acreditado, lo siguiente:

GLADYS DEL SOCORRO MONCADA ÁNGEL, quien


actuó en su nombre y en representación de sus hijos
menores MELISA BOLÍVAR MONCADA y SANTIAGO
BOLÍVAR MONCADA, trajo a los autos registro civil de
matrimonio con el señor Carlos Mario Bolívar Jaramillo (f.°
28, ibídem) y registro civil de los hijos habidos con el
causante (f.° 29 y 30, ibídem), así como la condición de
estudiantes de ellos (f.° 32 y 33, ibídem).

AMALIA DE JESÚS TORRES DURANGO, acudió en su


nombre y en representación de sus hijos menores,
ESTEFANY URREGO TORRES y ESTEBAN URREGO

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Radicación n.° 60203

TORRES, anexó registro civil de matrimonio con el señor


Rubiel de Jesús Urrego Caro (f.° 36, ibídem), registro civil de
los hijos de dicha pareja (f.° 37 y 38, ibídem) y sus
constancias de estudio (f.° 39 y 40, ibídem).

ROSA DEL SOCORRO ARISTIZÁBAL MESA, en su


nombre y en representación de su hijo menor YILBER
ALEJANDRO GÓMEZ ARISTIZÁBAL, trajo el registro civil de
matrimonio con Orlando de Jesús Gómez Gil (f.° 44, ibídem),
registro civil de nacimiento del hijo menor (f.° 45, ibídem).
Igualmente, ALADENIS GÓMEZ ARISTIZABAL y PIEDAD
CECILIA GÓMEZ ARISTIZÁBAL probaron su condición de
hijas de Orlando Gómez Gil, anexando sus registros civiles
de nacimiento (f.° 47 y 48, ibídem).

JOSÉ DARÍO HERRERA ORREGO y FABIOLA MOLINA


LEÓN, acreditaron ser los padres del señor Yonny Alexander
Herrera Molina, al traer a los autos el registro civil de
nacimiento de este (f.° 60, ibídem), y al ser también los padres
del demandante SERGIO ALEJANDRO HERRERA MOLINA,
este probó el parentesco como hermano del causante (f.° 61,
ibídem).

Advierte la Sala, que a pesar de que el Juez laboral goza


de plenas facultades para liquidar las condenas a que
hubiere a lugar, se observa que a folios 383 a 397 ibídem,
obra dictamen pericial que fue debidamente puesto en
conocimiento de las partes, sin que ninguna de ellas lo
objetara y, como se encuentra ajustado a derecho, procederá
a fulminar condena con base en los valores que allí se

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Radicación n.° 60203

consignan:

a) En favor de los causahabientes de Carlos Mario


Bolívar Jaramillo

Por lucro cesante consolidado, para la cónyuge Gladys


Moncada la suma de $19.313.071 y para los hijos Melisa y
Santiago Bolívar Moncada, $9.656.508 para cada uno.

Por lucro cesante futuro, para la cónyuge Gladys


Moncada la suma de $108.962.743 y para los hijos Melisa
Bolívar $26.445.513 y Santiago Bolívar, $30.727.808.

b) En favor de los causahabientes de Rubiel de Jesús


Urrego Caro

Por lucro cesante consolidado, para la cónyuge Amalia


Torres la suma de $8.056.953 y para los hijos Esteban y
Estefany Urrego Torres, $4.028.476.50 para cada uno.

Por lucro cesante futuro, para la cónyuge Amalia Torres


la suma de $47.442.852 y para los hijos Esteban Urrego
$12.818.902 y Estefany Urrego $7.917.899.

c) En favor de los causahabientes de Orlando de


Jesús Gómez Gil

Por lucro cesante consolidado, para la cónyuge ROSA


ARISTIZÁBAL MONCADA, la suma de $19.373.011.80 y para
su hijo Yilber Gómez $19.373.011.80.

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Por lucro cesante futuro, para la cónyuge ROSA


ARISTIZÁBAL, $100.270.152 y para su hijo YILBER GÓMEZ
$53.055.192.

d) En favor de los causahabientes de Yonny


Alexander Herrera Molina

Por lucro cesante consolidado, para cada uno de sus


padres MARÍA FABIOLA MOLINA LEÓN y JOSÉ DARÍO
HERRERA ORREGO, $15.389.948.60.

Por lucro cesante consolidado, para cada uno de los


padres, $21.043.008.

En cuanto a los perjuicios morales, siendo competencia


del Juez estimarlos, de acuerdo al arbitrio juris, teniendo en
cuenta el impacto psicológico negativo que dejó en el núcleo
familiar, que tal hecho es de imposible prueba, por lo que la
jurisprudencia presume el padecimiento respecto de los
parientes cercanos (padres, hijos y hermanos), conforme se
menciona en la sentencia CSJ SL13074-2014, se tasarán en
$50.000.000, por cada uno de los reclamantes, y $
25.000.000 por hermanos, así:

a) En favor de los causahabientes de Carlos Mario


Bolívar Jaramillo

Para la cónyuge Gladys Moncada y para los hijos Melisa


y Santiago Bolívar Moncada, $50.000.000 para cada uno.

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b) En favor de los causahabientes de Rubiel de Jesús


Urrego Caro

Para la cónyuge Amalia Torres y para los hijos Esteban


y Estefany Urrego $50.000.000 para cada uno.

c) En favor de los causahabientes de Orlando de


Jesús Gómez Gil

Para la cónyuge Rosa Aristizábal y para sus hijos Yilber,


Aladenis y Piedad Gómez, $50.000.000, para cada uno.

d) En favor de los causahabientes de Yonny


Alexander Herrera Molina

Para cada uno de los padres María Fabiola Molina León,


José Darío Herrera Orrego y para su hermano Sergio Herrera,
$25.000.000

Las excepciones propuestas de ausencia de


responsabilidad de CARBONES DE SAN FERNANDO S.A. en
los hechos por inexistencia del nexo causal, causa extraña y
prescripción no están llamadas a la prosperidad, las tres
primeras por haberse demostrado la responsabilidad de la
demandada en el siniestro, sin que se comprobara que un
hecho extraño y ajeno incidiera en forma irresistible en la
ocurrencia del mismo y, la última, puesto que el accidente
ocurrió el 16 de junio de 2010 y la demanda fue presentada
el 24 de mayo de 2011, según consta a folio 10 del cuaderno

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Radicación n.° 60203

principal.

Las costas en primera instancia estarán a cargo de la


demandada CARBONES SAN FERNANDO S.A., sin ellas en
la segunda instancia, por no haberse causado.

XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia
dictada el veintisiete (27) de noviembre de dos mil doce
(2012), por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Antioquia dentro del proceso ordinario laboral
seguido por GLADYS DEL SOCORRO MONCADA ÁNGEL,
MELISA BOLÍVAR MONCADA, SANTIAGO BOLÍVAR
MONCADA, AMALIA DE JESÚS TORRES DURANGO,
ESTEFANY URREGO TORRES, ESTEBAN URREGO
TORRES, ROSA DEL SOCORRO ARISTIZÁBAL MESA,
ALADENIS GÓMEZ ARISTIZABAL, PIEDAD CECILIA
GÓMEZ ARISTIZÁBAL, MARÍA FABIOLA MOLINA LEÓN y
SERGIO ALEJANDRO HERRERA MOLINA contra la
sociedad CARBONES SAN FERNANDO S.A.

Costas como se dijo en la parte motiva.

En sede de instancia, se RESUELVE:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia dictada el 4 de


octubre de 2012, por el Juzgado Promiscuo del Circuito de

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Amagá (Ant.) y, en su lugar, DECLARAR que la sociedad


CARBONES SAN FERNANDO S.A. incurrió en culpa
patronal en el accidente ocurrido el 16 de junio de 2010, en
donde perdieron la vida los señores Carlos Mario Bolívar
Jaramillo, Rubiel de Jesús Orrego Caro, Orlando de Jesús
Gómez Gil y Yonny Alexander Herrera Molina.

SEGUNDO. CONDENAR a la sociedad CARBONES SAN


FERNANDO S.A. a pagar los siguientes valores y conceptos:

a) En favor de los causahabientes de Carlos Mario


Bolívar Jaramillo

Por lucro cesante consolidado, para la cónyuge Gladys


Moncada la suma de $19.313.071 y para los hijos Melisa y
Santiago Bolívar Moncada, $9.656.508 para cada uno.

Por lucro cesante futuro, para la cónyuge Gladys


Moncada la suma de $108.962.743 y para los hijos Melisa
Bolívar $26.445.513 y Santiago Bolívar, $30.727.808.

Por perjuicios morales, para la cónyuge Gladys


Moncada y para los hijos Melisa y Santiago Bolívar Moncada,
$50.000.000, para cada uno.

b) En favor de los causahabientes de Rubiel de Jesús


Urrego Caro

Por lucro cesante consolidado, para la cónyuge Amalia


Torres la suma de $8.056.953 y para los hijos Esteban y

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Estefany Urrego Torres, $4.028.476.50 para cada uno.

Por lucro cesante futuro, para la cónyuge Amalia Torres


la suma de $47.442.852 y para los hijos Esteban Urrego
$12.818.902 y Estefany Urrego $7.917.899.

Por perjuicios morales, para la cónyuge Amalia Torres y


para los hijos Esteban y Estefany Urrego $50.000.000, para
cada uno.

c) En favor de los causahabientes de Orlando de


Jesús Gómez Gil

Por lucro cesante consolidado, para la cónyuge Rosa


Aristizábal Moncada la suma de $19.373.011.80 y para su
hijo Yilber Gómez $19.373.011.80.

Por lucro cesante futuro, para la cónyuge Rosa


Aristizábal, $100.270.152 y para su hijo Yilber Gómez
$53.055.192.

Por perjuicios morales, para la cónyuge Rosa


Aristizábal, $12.500.000 y para sus hijos Yilber, Aladenis y
Piedad Gómez, $12.500.000, para cada uno.

e) En favor de los causahabientes de Yonny


Alexander Herrera Molina

Por lucro cesante consolidado, para cada uno de sus


padres María Fabiola Molina León y José Darío Herrera

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Radicación n.° 60203

Orrego, $15.389.948.60.

Por lucro cesante consolidado, para cada uno de los


padres, $21.043.008.

Por perjuicios morales, para los padres María Fabiola


Molina León y José Darío Herrera Orrego, y para su hermano
Sergio Herrera, $25.000.000, para cada uno.

TERCERO. DECLÁRESE no probadas las excepciones


propuestas por la demandada, conforme a lo dicho en la
parte motiva de esta providencia.

CUARTO. COSTAS en primera instancia a cargo de la


demandada, sin ellas en la segunda instancia por no haberse
causado.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

SANTANDER RAFAEL BRITO CUADRADO

CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

CARLOS ARTURO GUARÍN JURADO

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