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18 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS

tocolos de técnicas de evaluación psicológica acordes al cua- l. EL DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD


dro psicopatológico a ilustrar.
• en algunos ejemplos resaltamos la importancia del diag-
nóstico diferencial, el cual se comentará en cada caso par-
ticular.

La complejidad que se ha ido configurando por los cambios


históricos, sociales y familiares atravesados por nuevos paradig-
mas va en paralelo a la exigencia de actualizar los instrumen-
tos de diagnóstico e investigar los mismos, sin perder la actitud
abierta y una visión del niño que respete la construcción de su
subjetividad.
Para finalizar este recorrido queremos enfatizar que el esfuer- La construcción de la personalidad es un proceso que se
zo por reunir los conocimientos propios del psicodiagnóstico extiende a lo largo de todo el ciclo vital y cuya evolución suele
infantil con aquellos vinculados a la psicología evolutiva, a la psi- transcurrir siguiendo pautas ordenadas y previsibles, a la vez
copatología y al psicoanálisis infantil responde a la necesidad de que sucede de manera automática e involuntaria.
contar, cada vez más, con recursos que ayuden al psicólogo clínico En los primeros años de la vida del niño se sientan las bases de
en la difícil empresa de realizar apreciaciones diagnósticas preci- la estructura de la personalidad, la cual terminará de construir-
sas y diagnósticos diferenciales, lo cual ha sido un factor decisivo se al final de la adolescencia. La noción de estadio como sucesión
en la realización de este libro. funcional no cronológica ha sido utilizada por distintos autores
En este esfuerzo hemos recibido la colaboración de psicólogas para dar cuenta del desarrollo infantil.
con quienes compartimos el ámbito asistencial y/o docente. Nues- J. Piaget (1966) incorporó este concepto para describir las ope-
tro reconocimiento a: Luciana Barrueco, María Belén Bellia, raciones intelectuales en la construcción de la inteligencia. H.
Mariana Busseti, Gabriela Costanza, N aida Kriznik, Mariane- Wallon (1979), por su parte, lo hizo para explicar el desarrollo
la Maida, María de la Paz Muzio, Cecilia Perez Calliari, Sandra mocional y la socialización desde el nacimiento hasta la adoles-
Nonino y Andrea Romero. Y a Daniela Mazzocco y Mercedes Val- ·encia.
des Pages, por sus contribuciones en la realización de algunos Desde el punto de vista psicoanalítico, los estadios del desa-
temas de este libro. rrollo psicosexual constituyen un pilar conceptual tanto para el
Destacamos el diálogo mantenido con Susana Torres de Lugea, :onocimiento del desarrollo infantil como para la conformación
con quien compartimos las cátedras dedicadas a la enseñanza del del aparato psíquico.
psicodiagnóstico en niños, adolescentes y adultos. El producto de Siguiendo esta última línea de pensamiento, podría decirse
estos inter cambios forma parte implícita de la perspectiva que se que el inte:rjuego dinámico entre las influencias prenatales, los
present a en este texto. nvatares del nacimiento, el desarrollo psicosexual y las relacio-
Un agradecimiento especial para Mónica Guinzbourg de nes de objeto configura una pre-estructuración mental. Solo des-
Braude, quien con su afecto e idoneidad ha hecho la primera lec- pués de la reorganización libidinal adolescente se cristalizará en
Lura del libro, aport ando inteligentes observaciones y opor tunos l(>rma definitiva una verdadera estructura psíquica, equilibrada
eornontarios que nos permitieron reflexionar e integrar nuevos o no, resultante de una organización global, formal y definitiva
p tiiiLOH do vista. tle la personalidad (Bergeret, 1975: 40). En este sentido, la metá-
lc ml freudiana según la cual el cristal arrojado al suelo se rompe
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siguiendo líneas de fractura predeterminadas por su estructura h¡.1n, un aspecto singular cuando se trata del trabajo con niños.
resulta oportuna a la hora de comprender los procesos de organi- 1, , Hi tuación triangular madre-padre-niño se reproduce en la
zación y desorganización psíquica (Freud, 1932). lllt wu.cción madre-padre-psicólogo, y dependerá de las caracte-
El diagnóstico en la infancia implica siempre abrir un inte- ,, ~Ueu.s de cada caso el hecho de que el psicólogo sea ubicado en
rrogante respecto a qué es lo que diagnosticamos. Dicho interro- 1 ltt gar de un padre exigente y crítico, o protector y permisivo,
gante surge de la diferencia que hallamos entre el diagnóstico 111111 madre continente o controladora, o en el lugar de un niño
del adulto y el diagnóstico infantil, en virtud de la incompletud tl 11l que se espera que haga bien las cosas y rinda cuentas de su
o inacabamiento estructural de la personalidad del niño, la cual 1!11Wl, entre otras muchas posibilidades derivadas de la conflic-
"... se constituye como estructura progresivamente, por diferen- 1lvn adípica.
ciación continua o por saltos, con fracasos, regresiones reversibles 1'or su parte, el psicólogo podrá identificarse con el niño, pro-
o no" (Bergeret, 1975: 201). Vtlt:La ndo en la pareja parental sentimientos hostiles o asumien-
Estos conceptos nos llevan a considerar en el diagnóstico dn una actitud crítica hacia los padres vividos como frustrantes.
infantil el funcionamiento u organización psíquica que haya ll, en cambio, se identifica con el sufrimiento o la impotencia
alcanzado el niño al momento de ser evaluado y de ningún modo pnrental, no podrá comprender la posición o problemática parti-
dará cuenta de un diagnóstico estructural de la personalidad. Es l' ll lar del niño.
decir que el diagnóstico infantil tendrá un carácter provisorio y Es necesaria una actitud empática tanto con los padres como
considerará las potencialidades de cambio que el niño posee mer- ,,on el niño, la cual se verá obstaculizada si los propios conflictos
ced al empuje propio del crecimiento y desarrollo. nfant iles del psicólogo constituyen un punto ciego para él.
Por otro lado, adherimos a la concepción que considera la com- Además, los cambios en la concepción de la familia y la socie-
plejidad del sujeto y el postulado psicoanalítico básico que supo- dad r equieren de los profesionales de la salud mental una revi-
ne un psiquismo profundo, inconsciente, y la existencia· de un Hión y actualización permanentes en su formación, tal como lo
aparato psíquico. Esta complejidad dará cuenta de movimientos plantea E. Roudinesco (2007) en su libro La familia en desorden.
pulsionales, deseos y fantasías inconscientes, conflictos intra e Allí menciona las particularidades que adopta la familia en la
intersistémicos, angustias y vida afectiva, representaciones con Hociedad actual, que requerirá acceder a otras complejidades, a
intensa resonancia emotiva, objetos internalizados como produc- Haber, el niño que nace generado en forma natural o artificial y
to de identificaciones adquiridas en el transcurso de la historia crece en una familia monoparental, homoparental, ensamblada,
vital, vínculos primarios y secundarios. entre otras.
Las consideraciones precedentes conducen a sostener la espe- Esta multiplicidad de variables implica, para el psicólogo, en-
cificidad del diagnóstico en niños, el cual obliga a un cotejo per- frentarse a dilemas éticos, además de un manejo técnico complejo
manente con los aspectos evolutivos y sus vicisitudes. Al mismo que se logra no solo a partir de la formación teórica, sino funda-
tiempo implica la observación de las interacciones con las per- mentalmente por el entrenamiento y la experiencia clínica.
sonas significativas y las características del entorno, al decir de Así, el diagnóstico infantil es un área dentro del quehacer del
Winnicott, si el ambiente es facilitador o no del desarrollo del psicólogo que requiere de una formación teórico-práctica especí-
niño. Es decir que la comprensión del padecimiento infantil no fica. Esta llevará la impronta propia del modelo teórico que sos-
se agota en la observación del propio niño, sino que requiere t iene el profesional, el cual pondrá de manifiesto una particular
investigar simultáneamente aspectos de la vida parental, con el concepción del niño y sustentará el abordaje clínico.
consecuente esfuerzo de considerar la historia (del niño) y la pre-
historia (historia de los padres).
El posicionamiento del psicólogo en la transferencia es, tam-
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1.1. Teorías psicoanalíticas de la infancia tíliQIILOI:l defensivos caracterizados por la escisión, la disociación,
In ti& lfl oxión, ent r e otros.
Dentro del espectro que conforman las teorías psicoanalíticas 1'" fantasía inconsciente y los primitivos mecanismos de
de la infancia, es posible hallar tanto diferencias como puntos de de ,lclllHa tienen un origen interno, constitucional, instintivo y
contacto; sin embargo son las diferencias las que marcarán las tett~HLituyen una for ma humana de organizar los datos empíricos.
perspectivas de observación y de las que derivarán consecuen- 11:1nbjoto es percibido para ser proyectado, para portar el instinto
cias en la tarea clínica con el niño y la familia. d11 tnuerte, para ser un no-yo amenazante pero que puede ser
Señalaremos a continuación las ideas más representativas de 1•·t'UHado.
psicoanalistas pioneros en el abordaje de niños. Son referencias 1,n función de este primer objeto (parcial-pecho) es la de sopor-
puntuales que el lector podrá profundizar recurriendo a la vasta lw• la proyección, ser el primer objeto persecutorio del niño. Si
producción teórica y clínica desarrollada por cada uno de ellos. oporta el odio proyectado y devuelve amor, inicia un proceso de
Anna Freud introduce la idea de una potencialidad que, en un ltl!.royección benigno.
despliegue total y sin interferencias, llevaría a la salud, la cual ICl objeto parcial bueno o malo (divalente) debe llegar a ser
estaría ligada al logro de la constancia objetal y de una vida geni- lnLttl, bueno y malo (ambivalente), reconocido con una existencia
tal. Esta es una concepción del niño como niño sano, promesa de ltttLónoma para que pueda ser reparado a partir de la culpa por
un desarrollo normal. lutbcrlo dañado. De este modo, es el amor materno y su capacidad
En esta concepción, las tendencias innatas al equilibrio, la pnra sostener las proyecciones destructivas del niño lo que per-
vida pulsional pautada y los conflictos esperables en cada etapa lllite la integración del yo y del objeto.
determinan un progresivo crecimiento desde la inmadurez a la En esta concepción, la introyección y la incipiente organiza-
madurez sobre líneas de desarrollo congénitas predeterminadas t:ión psíquica tienen un valor superador de la patología, siendo
que son tendencias innatas hacia la normalidad. Lo orgánico, lo loHprimeros años de la vida decisivos en tal sentido. Se trata de
psíquico, lo ambiental, los elementos congénitos e históricos, las 11 na estructura de defensas que dejan, como resto, núcleos psicó-
experiencias traumáticas, la conducta en general, los éxitos y los Licos siempre dispuestos a emerger, más que de una verdadera
fracasos en el desarrollo tienen un alto valor clínico. t.ooría de las neurosis.
Siguiendo esta perspectiva teórica, el interés recae en la pre- Otra vertiente teórica es la de D. Winnicott (1979), cuya visión
vención de la salud mental, lo que implica detectar los agentes de la infancia está signada por la originalidad que ha plasmado
perturbadores antes que estos produzcan lesiones patológicas. m su forma particular de concebir al sujeto. Postula una posi-
Ello conlleva una idea de diagnóstico y pronóstico del desarro- bilidad innata de evolución creadora que debe ser sostenida por
llo tal como lo plantea en El perfil metapsicológico del niño (A. una identificación creadora materna para dar continuidad al ser,
Freud, 1979: 110). única garantía de salud. La función materna consiste en sostener
En la obra de M. Klein, en cambio y de manera opuesta, no la omnipotencia infantil generadora de un sentimiento de con-
hay niño sano, la psicosis y la neurosis son experiencias inevi- fianza básica que D. Winnicott llama ilusión. Esta omnipotencia
tables. De las ansiedades psicóticas, la neurosis es un primer deberá dar paso a la realidad de forma paulatina a través de un
grado de cura, un paso hacia la normalidad. El niño de M. Klein proceso de desilusión que permitirá el acceso al n o yo, al otro, a
es un niño enfermo (Cena, 2004). El conflicto y la angustia son la simbolización y el acceso a la cultura.
inherentes al ser humano; el yo emerge del conflicto entre ins- El concepto de objeto transicional cobra un valor esencial en
tintos de vida y de muerte y tiene como primera tarea hacer est e pasaje que va desde la r ealidad interna a la r ealidad externa.
frente a la angustia de aniquilamiento, que es correlato del ins- Las fallas tempranas en la función materna dejan al bebé a
tinto de muerte. Ante esta angustia aparecen los primeros movi- m erced de una "angustia impensable", alrededor de la cual se
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" ''l{ll ni :ml'á un "falso self" y con ello una vida inauténtica, en con- adulto de su especie, casi siempre la madre, tiene gran valor para
Lt'UPOI:lición a la vida auténtica del verdadero self. la supervivencia, ya que brinda protección contra los depreda-
Otro autor de filiación kleiniana es W. Bion (1975), a quien dores. Este principio es concebido como una clase particular de
debemos el concepto de reuerie materno, proceso por el cual la comportamiento distinto del nutricio y del sexual, diferenciándo-
madre devuelve al bebé las experiencias emocionales no meta- se así de las concepciones psicoanalíticas clásicas.
balizadas (elementos beta) en forma de pensamientos adecuados El autor marca una relación causal entre las experiencias de
p ara ser contenidos y pensados (elementos alfa). Bion la llama un individuo con las figuras significativas y su posterior capa-
capacidad de reuerie (reuerie: del francés, "ensueño") en alusión cidad para establecer vínculos afectivos. Nociones como ansie-
al estado mental requerido en la madre para estar en sintonía o dad de separación y disposición básica del ser humano ante la
empatía con las necesidades del bebé y contener las angustias amenaza de pérdida, tienen especial importancia en sus postu-
desestructurantes del niño. Siendo los elementos beta aquellos lados teóricos. Sus observaciones de situaciones de separación
que no pueden ser procesados por la mente incipiente del bebé, prolongada le permitieron clasificar la reacción de los niños en
ellos son expulsados fuera de sí, dejando un espacio vacío que sucesivas etapas, desde la etapa inicial de protesta, pasando por
debe ser llenado con pensamientos que puedan ser pensados y la fase de desesperación, hasta llegar al estado de desapego y
tolerados, constituyendo el material para la vida mental anímica apatía.
(elementos alfa). La salud, para este autor, estará relacionada con la capaci-
R. Spitz (1961) se abocó al estudio de los vínculos tempranos dad del individuo de reconocer figuras adecuadas que permitirán
a partir de la observación y evaluación de lactantes. Esto le per- darle una base segura, y su capacidad para colaborar en el esta-
mitió desarrollar el concepto de depresión anaclítica, privación blecimiento de una relación mutuamente gratificante.
emocional parcial ante la pérdida de un objeto amado, privación Por otra parte, el psicoanálisis francés, a partir de la obra de
que en caso de ser duradera puede llevar a un estado llamado J. Lacan, da origen a los desarrollos de M. Mannoni y F. Dolto, en
hospitalismo. El autor desarrolló el concepto de "organizadores los cuales el síntoma y la enfermedad infantil pierden su exclusi-
del psiquismo temprano": la sonrisa social, la angustia frente al va dimensión individual para pasar a ser la expresión del conflic-
extraño y el "no", lo que supone el pasaje de un estadio inicial to parental, conyugal y/o familiar
sin objeto (etapa anobjetal) al establecimiento de una relación de
objeto (constancia objetal). El tercer organizador, el "no", surge a [...] donde el lenguaje se detiene, lo que sigue hablando es la conduc-
ta; cuando se trata de niños pertur):>ados, es el niño quien, median-
partir de la deambulación en el niño y la función materna protec-
te sus síntomas, encarna y hace presentes las consecuencias de un
tora y normativa que establece la construcción de la capacidad conflicto viviente, familiar o conyugal, camuflado y aceptado por sus
de juicio. padres [... ] el niño o el adolescente se convierten en portavoces de
Siguiendo la línea de pensadores que le dieron relevancia a sus padres. (Mannoni, 1973: 15)
la función materna en la organización del psiquismo infantil, no
podemos dejar de mencionar a J. Bowlby (1976), fundador de la Para los autores franceses, la constitución del sujeto se hace
teoría del apego. La observación de las diferentes perturbacio- en el otro. Hay una anticipación lógica de representaciones y sig-
nes emocionales en niños separados de sus familias lo llevó a nificantes parentales que preceden al niño y lo posicionan con un
investigar y sostener la necesidad primaria de la especie huma- n ombre y en un lugar.
na de entablar vínculos estables con los cuidadores o personas En el niño neurótico, el síntoma soporta el deseo inconsciente
significativas. Tomó aportes de diversas disciplinas y estudios de de los padres y a través del lenguaje se inscribe en el psiquismo
etología de los cuales concluyó, como regla general, que el man- del niño produciendo su efecto como síntoma. Desde esta pers-
tenimiento de la proximidad de un individuo inmaduro con uno pectiva el niño es un niño atrapado, al igual que sus padres, en
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una trama de verdades silenciadas que el síntoma denuncia y el En relación con los trastornos en la estructuración del psi-
sujeto desconoce, siendo lo reprimido en el niño lo reprimido en quismo, los psicoanalistas de niños más representativos, como R.
la memoria de los padres. Spitz, M. Klein, D. Winnicott, W. Bion, J. Bowbly, entre otros, han
Como sabemos, la formación teórica de cada psicólogo está profundizado el estud~o del desarrollo del psiquismo temprano,
atravesada por alguno de estos lineamientos y desde una posición aportando conceptos fundamentales para la comprensión de las
de apertura a los nuevos conocimientos, observará, escuchará, alteraciones en el vínculo materno-filial.
vivenciará y reflexionará acerca de los datos clínicos que surgen Asimismo autores como E. Bick, M. Mahler y F. Tustin se han
en todo proceso diagnóstico, a partir de sus saberes incorporados interesado en las formación de microestructuras del aparato psí-
e internalizados a través de la práctica clínica. quico dependientes de la interacción primaria madre-niño. Ellos
La perspectiva que adopte tendrá consecuencias decisivas tanto resaltan la función materna de gerenciamiento y regulación de
en el abordaje diagnóstico como terapéutico del niño y su familia. los estímulos internos y externos, que junto al desarrollo psico-
sexual y al momento de evolución del yo, constituyen una trama
que pone de manifiesto el particular modo de funcionamiento psí-
1.2. Diagnóstico del funcionamiento psíquico: quico.
síntoma y trastorno El trastorno designa, entonces, las fallas en la organización
t emprana del psiquismo e involucra directamente a la interac-
Cuando conceptualizamos la incompletud estructur9-l del apa- ción del niño con sus objetos significativos, especialmente con el
rato psíquico del niño y proponemos el estudio de la modalidad objeto materno. El trastorno es la evidencia de un defecto en los
de funcionamiento psíquico y el grado de organización mental vínculos tempranos que atentará contra las organizaciones bási-
como uno de los objetivos del diagnóstico infantil~ ponemos de cas por su valor descomplejizante, propio de las organizaciones
relieve la imposibilidad de realizar cualquier tipo de afirmación límite y las pre-estructuras psicóticas.
referente a la estructura de la personalidad. En nuestro medio, los psicólogos y psicoanalistas de reconocí-
En cambio, sí podemos discernir si el niño está siguiendo el miento y prestigio científico que se han dedicado a la observación
orden de organización psíquica esperable, en dirección a la com- y estudio sistemático del desarrollo temprano, el vínculo mater-
plejización de su funcionamiento, o se encuentra detenido en una no-filial y las configuraciones vinculares familiares constituyen
modalidad primitiva y descomplejizante. una larga lista, lo que da cuenta del interés que suscita la temá-
La distinción que hacemos entre síntomas y trastornos como tica en nuestro país.
productos psíquicos posibles ·resulta útil a la hora de emprender Entre ellos, tomaremos algunas enunciaciones recientes de B.
la tarea diagnóstica en el ámbito de la infancia. Janin (2011) acerca de los trastornos en la organización tempra-
Desde el punto de vista psicodinámico, el síntoma es un pro- na del psiquismo infantil. La elección responde a que encierran
ducto psíquico complejo, que ha seguido un largo camino e impli- una rigurosa sistematización de valor didáctico. La autora toma
ca que la represión ha operado, generando como consecuencia en cuenta los trastornos en la diferenciación adentro-afuera, en
una división tópica que supone la existencia de representaciones la erogenización, en la constitución de ligaduras, en las dificul-
conscientes e inconscientes. Decir que un producto psíquico es t ades en la atribución de significados, en la constitución de una
un síntoma equivale a decir que es un producto complejo, que ha imagen unificada de sí, en las fallas en la salida del narcisismo y
seguido para su formación un largo camino que parte del conflic- en los efectos de identificación masiva.
to entre instancias psíquicas (yo, ello y superyó), se resuelve por En Pulsiones y destinos de pulsión (1915), Freud plantea la
la vía de la represión y se hace presente en la conciencia bajo la génesis de la oposición sujeto (yo)-objeto (mundo exterior), en
forma del retorno de lo reprimido. cuanto es correlativa de la oposición placer-displacer. En esta
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perspectiva, Freud distingue dos etapas: la primera tiene la fun- 1111 como un espejo, devolviendo en forma aumentada su propio
ción de orientación en el mundo, lo que permite una distinción lnn ·or. En el niño esta alteración llevará, en forma defensiva, a la
entre un adentro y afuera a partir de la diferenciación entre las nx pulsión descomplejizante del sentir y el pensar.
necesidades internas y los estímulos externos. Este primer yo Las difi cultades en la atribución de significados sobrevienen
(yo real primitivo) tiene la posibilidad de huir de los estímulos c•trnndo la madre no logra decodificar el grito del bebé y darle un
exógenos, mientras que de los estímulos endógenos (pulsión) no ontido; se interfiere así la capacidad del niño de comunicarse a
es posible la fuga. l r'IIVés de un lenguaje consensuado.
En una segunda etapa, el sujeto y el mundo exterior se oponen !.~os trastornos en la constitución de una imagen unificada
como lo placentero y lo displacentero. En el interjuego entre la rlt • i·IÍ se producen en aquellos casos en que el niño no ocupa
introyección de aquella parte de los objetos del mundo exterior 111 1ugar de objeto amado, no se puede constituir un yo placer
que es fuente de placer, y la proyección de lo displacentero al p11rificado, fruto de la ligazón de las zonas erógenas; las partes
exterior, resulta una nueva distribución ("yo placer purificado") du Hf mismo quedarán disgregadas, por ejemplo, no podrá unir
de forma tal que el sujeto coincide con todo lo placentero, y el In boca a la mano o caminar, aun cuando madurativamente
mundo con todo lo displacentero. nH Ló en condiciones de hacerlo. Estos niños suelen golpearse o
Los trastornos en la diferenciación adentro-afuera remiten a o hacen pegar como una búsqueda del límite corporal a través
la imposibilidad del niño de diferenciar estímulo y pulsión. Si dul sentir.
la madre proyecta sobre el niño sus propios contenidos intole- Como contrapartida, el hijo que no puede abandonar el lugar
rables -por ejemplo, alimentarlo insistentemente- , fracasa el doul, "ser el mejor del mundo", presentará fallas en la salida del
mecanismo de la fuga, adquiriendo el estímulo una dimensión ¡w·cisismo. El resultado es que ya lo es todo y por lo tanto conti-
permanente sin posibilidad de distinguirse de la pu'isión; se alte- rlltllrá centrado en sí mismo omnipotentemente.
ra entonces la constitución del yo real primitivo. Los trastornos Finalmente, los efectos de identificación masiva son el resul-
en la diferenciación adentro-afuera pueden observarse en niños l.11do de las certezas parentales que marcan un solo camino a
con movimientos indiscriminados ante sus necesidades inter- tii{Uir, dejando al niño alienado en una identificación patológica
nas de sed, hambre, sueño, como si estas provinieran del mundo ni ostilo "es igual a mí".
externo. Estas configuraciones en la construcción del psiquismo tem-
Los trastornos en la erogenización surgen cuando el niño es pr'Hno pueden ser facilitadoras o determinantes de patologías
considerado como un cuerpo para ser alimentado, resultante de do déficit o desvalimiento en la infancia sin dejar de considerar
un vínculo materno-filial carente de erotismo, como sucede en ol.ros factores intervinientes, como lo genético, las predisposi-
los conocidos casos de hospitalismo. También cuando la función l'ion es hereditarias, lo constitucional, lo congénito, tal como lo
materna cosifica al niño o es erotizado sin ternura. En estos casos, nnuncia el modelo de las series complementarias descripto por S.
el rudimentario aparato psíquico del lactante, dada la ruptura ll'r·oud (1916).
de las propias barreras protectoras, construye defensivamente
barreras rígidas contra los estímulos.
La función materna adecuada permite que las experiencias 1.3. Modalidades de funcionamiento psíquico
dolorosas del niño puedan enlazarse con experiencias de bienes-
tar, dando como consecuencia la complejización del aparato psí- Consideraremos a continuación algunos parámetros teóri-
quico a partir de la posibilidad de inscripción de las mismas. El t'OH que nos permitirán una aproximación al diagnóstico de las
trastorno en la constitución de ligaduras se produce cuando la tli Htin t as modalidades de funcionamiento psíquico. Estos pará-
madre no logra contener el dolor del niño y, en cambio, funcio- uwtros surgen del marco conceptual general del psicoanálisis
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puesto al servicio de construir una metodología para la evalua- 111-1 diHtintas nominaciones, debidas a su pluralidad sintomática,
ción diagnóstica. Ellos son: 1-"'0tHlntan un denominador común.
Ho caracterizan por fallas en la construcción del narcisismo
• El desarrollo yoico y sus funciones: distinción entre reali- t_IC'IIndario, vivencias de desamparo, acompañadas de angustias
dad interna y externa con predominio del proceso secunda- dif'I IHHS o angu stia de pérdida de objeto, dependencia objetal de
rio. 11 po 11 naclítica y la presencia de un traumatismo desorganizador
• El desarrollo pulsional, con las etapas del desarrollo psico- ¡tn IC'OZ que tendrá el rol de primer desorganizador de la evolución
sexual. do l Hu.jeto.
• Las identificaciones y su relación o no con la resolución de lt:n los vínculos parentofiliales la insuficiencia o insatisfac-
la conflictiva edípica. t 1011 ¡;e neutraliza a partir del uso de defensas primitivas, como
• El tipo de relación objetal y la modalidad vincular. ltt desmentida de la realidad y la desestimación del afecto. El
• La calidad de las angustias (primitivas, difusas u objeta- 1 ' 111~11 l tado es un yo restrictivo, con pobreza simbólica y de la vida
les). pHieoafectiva. En muchos casos estos déficit y desvalimientos
• Las modalidades defensivas normales y patológicas. q11odan enmascarados bajo una apariencia o fachada, propios de
1111 pi-leudo-funcionamiento general o pseudo-adaptación.
Estos parámetros nos permiten distinguir funcionamientos lt:n la necesidad de apreciar las distintas modalidades de fun-
psíquicos normales y evolutivos de otros de índole patológica, ' 1111\llmiento psíquico deben tenerse en cuenta los recursos defen-
como son las organizaciones neuróticas, psicóticas y límite. IVOH estructurantes.
En las preorganizaciones neuróticas el conflicto se establece J•~n este sentido, recordemos que el yo debe responder a las
entre instancias psíquicas, entre las pulsiones y las defensas, I.!X ig-cncias pulsionales, a las de la realidad y a las del superyó.
entre el deseo y las prohibiciones, siendo la defensa predominan- I'II I'H hacerlo, debe realizar transacciones apelando a maniobras
te la represión y su consecuente retorno de lo reprimido. Se pre- d11 fbnsivas que pueden ser funcionales o patológicas. Las defen-
sentan bajo la forma de síntomas obsesivos, fóbicos o conversivos IIH funcionales contribuirán a la homeostasis psicosomática sin
y suponen haber atravesado con éxito los primeros estadios del 11 lLorar la complejización yoica, mientras que las defensas patoló-
desarrollo psicosexual hasta la etapa correspondiente a la con- lens obstaculizan el desarrollo del yo al instaurar lógicas primi-
flictiva edípica, estableciendo vínculos sobre la base de la trian- 11 vns en la vida psíquica.
gularidad y siendo predominante la angustia de castración. Desde la literatura psicoanalítica freudiana distinguimos los
El yo ha logrado distinguir entre realidad interna y realidad IIIOCanismos defensivos fundantes de la estructura psíquica:
externa, accediendo a los procesos secundarios de pensamiento,
según las variaciones inherentes a la edad cronológica del niño. • La represión (Verdrangung), que actúa sobre la huella
Las psicosis infantiles u organizaciones psicótica's, ya sea de mnémica ligada a una pulsión y está en el origen de la cons-
inicio temprano o tardío, tienen su punto de anclaje en el estadio titución del inconsciente.
oral del desarrollo psicosexual a partir de frustraciones preco- • El rechazo, repudio (Verwerfung) o desestimación, que
ces en el vínculo materno-filial. El conflicto es con la realidad actúa sobre la percepción anulando el proceso secundario
externa, con predominio del proceso primario del pensamiento y el criterio de realidad. La significación queda expulsada
y angustias primitivas, desorganizantes. En este caso la defensa del aparato psíquico. J . Lacan utiliza el término forclusión
prevalente es la desestimación de la realidad. al referirse al "mecanismo específico que se hallaría en el
Las patologías límite en la infancia, también llamadas pato- origen del hecho psicótico [. .. ] rechazo primordial de un
logías actuales, del actuar, de déficit o desvalimiento, a pesar de significante fundamental [. .. ] fuera del universo simbólico
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del sujeto. El repudio se diferenciaría de la represión en dos v II IIILOmas que permiten identificar una enfermedad. Es el acto
sentidos: .. ,,-l(fico por excelencia, indispensable para determinar el trata-
1) los significantes repudiados no se encuentran integrados llllnnto a seguir. Se funda en el estudio del pasado del paciente,
en el inconsciente del sujeto; 11 Hlllud y enfermedad actual, su investigación clínica (palpa-
2) no retornan desde el interior, sino en el seno de lo real, ' 1t'111 , auscultación, etc.) con el objetivo de determinar un diagnós-
especialmente en el fenómeno alucinatorio" (Laplanche y ltc•o rnédico clínico.
Pontalis, 1971: 396- 397). 11ln medicina diagnosticar es
• La desmentida o renegación (Verleugnung), que refuta la
castración al mismo tiempo que se la admite. La realidad 1•• • 1 conocer técnicamente una enfermedad individual, saber discer-
es reconocida pero se la impugna a partir del desafío y la 11 1d a. con precisión entre todas las restantes, y penetrar visivamente
transgresión. La desmentida" no es el rechazo de una per- cJII lo que de ella no se ve a través de lo que en ella es aparente (Laín
cepción del mundo exterior, sino el rechazo de las conse- Ji) ,ltralgo, 1982: 11).
cuencias que dicha percepción provoca sobre una creencia
previa que se quiere mantener. n . Ji'reud hace alusión a la necesariedad del diagnóstico en
11 Lt·nbajo "Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad
lnnwnina":
1.4. Algunas consideraciones acerca del proceso
psicodiagnóstico en la niñez Jtll unálisis se divide en dos fases claramente delimitadas: en la pri-
ttt ora se procura el médico el conocimiento necesario del paciente, le
Luego de haber realizado un recorrido tomando en cuenta las d11 u conocer las hipótesis y se expone sus deducciones sobre la géne-
distintas concepciones del psicoanálisis para abordar el diagnós- H de la enfermedad, basadas en el material revelado. En la segunda

tico clínico del niño, desarrollaremos ahora los aspectos especí- flt HO se apodera el paciente mismo de la materia que se le ha ofrecido

ficos del psicodiagnóstico entendido como proceso (Russo, 2001). y ol.a.bora con ella L.. ] En esta labor puede confirmar, completar y
meLificar las hipótesis del médico. [... ] Estas dos fases no aparecen
En primer lugar intentaremos dar respuesta a los siguientes
1iompre claramente delimitadas. [. .. ] pero cuando así sucede, puede
interrogantes: ¿qué significa diagnóstico, psicodiagnosticar?, ¿qué tt't'iesgarse una comparación de tales fases con los correspondientes
formación requiere un psicólogo para psicodiagnosticar?, ¿cuál 11 un viaje.
es el objeto de estudio?, ¿para qué psicodiagnosticamos?, ¿qué l•l l pr imero comprende todos los preparativos necesarios, tan compli-
técnicas vamos a utilizar y por qué trabajamos interdisciplina- t'llclos y dificultosos hoy, hasta que, por fin, sacamos el pasaje, esta-
riamente? tiiOI:I en el andén y ubicamos el sitio en el vagón. Tenemos entonces
En los apartados que anteceden nos hemos referido explíci- ,VIl el derecho y la posibilidad de trasladarnos a un país lejano. [.. .]
tamente a cuestiones inherentes al diagnóstico y su especifici- l 111ra llegar a él nos es preciso todavía cubrir el trayecto de estación
dad en la infancia. Sin embargo, al hacerlo, dimos por sentado 1111 estación, y esta parte del viaje resulta perfectamente comparable

el entendimiento del término diagnóstico sin "rigorizarlo". Para 11 la segunda fase (el tratamiento). (Freud, 1920, Tomo I: 1007)

profundizar en el término, comparémoslo con el concepto de psi-


codiagnóstico con el que se emparienta y diferencia. Ji)t'l las incumbencias del ejercicio profesional del psicólogo
Etimológicamente la palabra diagnosis significa el conoci- ! HnHoluciones N° 2447/1985 y No 343/2009 anexo V, del Ministerio
miento de algo mediante sus señales, rasgos o apariencias y diag- dn ltlducación de la Nación, Argentina) se explicita el diagnosti-
nóstico remite a lo distintivo, diferencial. Cuando hablamos de ' r11 ; pronosticar, realizar seguimientos psicológicos y tratamientos
diagnóstico nos referimos a la capacidad de distinguir los signos ¡11t/ooterapéuticos de acuerdo con los diferentes modelos teóricos.
34 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS EL DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD 35

La experiencia, la pericia y el método son las cualidades indis- I1H I'OIIHOcuencias necesarias y verificables que deberían seguirse de
pensables para establecer un buen diagnóstico. El psicólogo '· 1 l'iort.a la hipótesis, y la inducción confirma experimentalmente la
clínico idóneo pone en funcionamiento todo un sistema teórico: l111 u1LoH i l:l en una determinada proporción de casos. Son tres clases de
conocimientos adquiridos que requieren actualizaciones perma- l ' ll ~·.o lllllni ento que no discurren de modo independiente o paralelo,
110 in Logrados y cooperando en las fases sucesivas del método cien-
nentes de psicología evolutiva, psicopatología, técnicas y teorías
llllt•o. (Génova 1997: 56-57)
psicológicas, psicoanalíticas, post-psicoanalíticas, etc. Dada la
complejidad del objeto de estudio, que supone un interjuego de
subjetividades psicólogo-paciente, se requiere por parte del psi- i\111 descripto, puede advertirse que es el método utilizado por
cólogo una capacitación profesional permanente. Su experiencia ! pnr'H onaje Sherlock Holmes, en las novelas policiales del escri-
de vida, la práctica clínica, las aptitudes y condiciones reconoci- f¡, · v rn ódico oftalmólogo Arthur Conan Doyle. Del mismo modo,
das a través del psicoanálisis personal irán construyendo el "ojo """' investigadores en la práctica psicodiagnóstica, lo utiliza-
clínico", "el saber". 1111114 pn ra elegir una de todas las alternativas clínicas que se pre-
La práctica clínica nos lleva a tomar decisiones diagnósticas llldltn y continuar explorando en esa dirección. Es una de las
y sugerencias terapéuticas. El bagaje teórico-técnico y vivencia! ll1l'IIIIIH de distinguir signos y síntomas que aparecen en forma
confluye en la posibilidad de desempeñar el rol profesional como itill.ttr•nl y espontánea y de construir un razonamiento en el que
constructor de sentido a partir de la lectura del material clínico. 1<~ w ornisa o proposición mayor es cierta y la menor es probable.
Pero, en ocasiones, el acto diagnóstico es sustituido por aprecia- 111lH características propias del método clínico son aplicables
ciones amplias e inconsistentes o bien por rótulos que encasi- l!t 11Lo al diagnóstico psicológico como al proceso psicodiagnósti-
llan a las personas. En ambos casos se produce la pérdida de la , · ~, I') Hte último se distingue fundamentalmente por la aplicación
condición subjetiva del paciente, atentando así contra la esencia dn l.l'lcnicas de evaluación psicológica. Estas están integradas en
misma del diagnóstico. !111 proceso de duración limitada que tiene como objetivo la des-
Para construir las hipótesis diagnósticas, recurrimos a méto- • ' 1pción y evaluación de la organización psíquica del niño, sus
dos científicos tales como el inductivo-deductivo y el método 111¡ 1octos evolutivos, adaptativos y patológicos, así como también
abductivo. dn In dinámica familiar, con miras a un diagnóstico, pronóstico y
En el pensamiento de C. Peirce, la abducción es un tipo de 11II'Omendaciones terapéuticas.
inferencia que se caracteriza por su probabilidad: la conclusión Con tal propósito, luego de realizar una entrevista psicológica
a la que se accede es siempre conjetural, es solo probable, pero 11 id al con los padres, niño y/o familia, el psicólogo seleccionará
al investigador le parece del todo plausible. Es en ese carácter Y 11 plicará técnicas psicológicas específicas o tests, teniendo en
intuitivo donde radica su validez y no en su efectiva probabilidad, t'llonta quién realizó la derivación, cuál es el motivo de consulta,
que tiene solo una influencia indirecta. C. Peirce acuña el térmi- 1' 11 1~ 1 es la historia del niño y de la familia y cómo es su medio
no abducción para referirse al proceso de adopción de hipótesis, nciocultural. Considerará asimismo cuáles son los objetivos diag-
operación que sugiere un enunciado que no está contenido en los tiiÍHticos y pondrá el acento en la aplicación de aquellos instru-
datos de los que procede. Lo equipara al término adivinación o rttontos que exploran los aspectos intelectuales, neuropsicológicos
inferencia por su carácter de captación inmediata y considera el 11 ele la personalidad.
fenómeno de la creatividad científica como una articulación de La aplicación de las técnicas de evaluación psicológica requie-
abducción, deducción e inducción. r•o que el psicólogo conozca en profundidad el instrumento, su
nlcance, limitaciones y aplicabilidad según el contexto social y
A la abducción le corresponde el papel de introducir nuevas ideas mdtural. Deberá por ello complementar, ampliar y actualizar su
en la ciencia: la creatividad, en una palabra. La deducción extrae lhrmación profesional en el quehacer del psicodiagnosticar.
36 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS EL DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD 37

Al referirse a la tarea del psicólogo, A. Cayssials plantea, a i\I CI Ilte la subjetividad tomando como referente un modelo teórico
propósito de los instrumentos que utiliza, que dn In psicología de la personalidad individual, con fundamenta-
' 11 111 predominantemente psicodinámica. El objeto de estudio es
[... ] llevar a cabo una evaluación psicológica integrativa no se res- 11 1 Hujeto y su complejidad. Pueden incluir la vertiente cuanti-
tringe al mero hecho de reunir, juntar o amontonar técnicas cuanti- lnl.iva pero es, al decir de J. Bernstein (1993), la visión holística
tativas y cualitativas. Por el contrario, requiere examinar a priori el ~ ••omprensiva y la visión clínica las que en definitiva le dan su
grado y tipo de solidaridad teórico-técnica inherente a su conjunción,
• ''''ncter distintivo.
analizar las peculiaridades de cada una de ellas, para luego estable-
(1]11 estas técnicas la confiabilidad aparece cuestionada por no
cer los ejes conceptuales que justifican su agrupación. (Cayssials,
2010:15).
,.1111 ponder al concepto de precisión. Sin embargo, D. Anzieu (1981)
u oxpide en relación con la confiabilidad de estos instrumentos
0
1 pll rtir de dos enunciados: uno se asienta en la estabilidad de la
1.5. Acerca de la validez y confiabilidad tt1H puesta del mismo sujeto en dos administraciones sucesivas
de las técnicas de evaluación psicológica 11 que medie el aprendizaje; el otro, por lo que sería el "acuerdo
'''"·•·e jueces", esto es, dos expertos al examinar el mismo mate-
Las técnicas de evaluación psicológica cubren un amplio ,¡,.¡ on forma separada llegan o no a las mismas apreciaciones.
espectro y se pueden agrupar según los aspectos o funciones que Co nclusiones a las que se accede por el método de interpretación
se quiera privilegiar, el área intelectual o la personalidad. Se 1 l'lugas, es decir, donde no hay información del sujeto a evaluar y

complementan o integran cuando son apropiadamente utilizadas lnH Jueces comparan los resultados obtenidos. También se intenta
dentro del proceso diagnóstico. 1111\"tclr confiabilidad por el método de equivalencia o combinación,
Las técnicas psicométricas y proyectivas no poseen las mismas pw• el cual un solo juez analiza el material indiscriminado de
características a la hora de considerar la validez y confiabilidad. ''ll l'ios sujetos, debiendo agrupar el material correspondiente a
Las primeras se sustentan en un modelo teórico que concibe a la ¡•ruin. uno de ellos.
persona como un conjunto de rasgos que se manifiestan a través ICn cuanto a la validez en el contexto de las técnicas psicomé-
de observables en la conducta, concepción que sigue el paradig- 11ltm.s, el concepto se relaciona con la utilidad y se define como
ma positivista en el cual se busca la obtención de leyes generales, ni wado de exactitud con el que un test mide la característica o
integrándose a la psicología como ciencia nomotética. t'mHportamiento que se propone medir, es decir que detecte lo que
Según A. Anastasi (1968), el test psicológico constituye una woLende evaluar.
"medida objetiva y estandarizada" de una pequeña porción repre- IGn las técnicas proyectivas, la validez se vincula con el pro-
sentativa de la conducta. La evaluación se realiza según normas 1111HO científico de validación de hipótesis y, tal como lo plantea
cuantitativas. Los estímulos que se le presentan al sujeto están 1), Anzieu, depende de ·los fundamentos teóricos y conceptuales
predeterminados y las respuestas son medidas de acuerdo con un q 110 rijan el método de interpretación. Por ello es importante no
número prefijado de opciones. Las técnicas psicométricas tienen lht•zar la técnica más allá de su propio límite, es decir, interpretar
como objetivo esencial la cuantificación de rasgos o atributos y no I11H datos clínicos a partir del marco teórico específico en el cual
suelen ser objeto de crítica en cuanto a la confiabilidad. l'11 o construida dicha técnica proyectiva.
Se entiende por confiabilidad, dentro de esta perspectiva, el Algunos autores, como A. Ávila Espada (1986), plantean que
grado de consistencia en la medición de aquello que se pretende dobe seguir intentándose mejorar las propiedades de validez y
medir y la relativa ausencia de errores de medición. Se refiere a t•o n fi.abilidad de las técnicas proyectivas y aumentar su rigurosi-
la precisión del instrumento de medición. fl lld, aun cuando su uso "cualitativo" constituye su máxima for-
Por su parte, las técnicas proyectivas consideran particular- l.n loza y valor.
38 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS E L DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD 39

Entre los tests psicométricos utilizados en niños más habi- La int erpretación de las técnicas proyectivas aunada al resto
tuales en nuestro medio, citaremos las Escalas de Inteligencia ' d11 l mat erial clínico nos permitirá acceder a un diagnóstico dife-
de Wechsler para preescolares (WIPPSI) y para niños (WISC), el r 't~ ncial a través del análisis de las recurrencias, convergencias y
Test Guestáltico Visomotor de L. Bender, y diversas pruebas que di vorgencias:
exploran habilidades, capacidades y funciones visomotoras, inte-
lectuales y cognitivas, y sus resultados permiten también una ltecurrencias: [. ..] repetición de la misma fantasía, conflicto o pro-
lectura proyectiva. J
blema expresado a través de elementos similares o de equivalente
Las técnicas de exploración que estiman el funcionamiento Hignificación simbólica [. .. ] Convergencias, por su parte, apunta a
r·cunir material que informa acerca de fantasías, conflictos o proble-
u organización psíquica, la personalidad, son variadas y según
mas distintos pero complementarios (GarcíaArzeno, 2003:295, 296).
su especificidad pueden agruparse siguiendo distintos criterios
(Sendín, 2000): ~n el ámbito de la clínica observamos que dos niños con la

• Técnicas proyectivas (lúdicas, gráficas, verbales y verbales ll liHma problemática, sea cual fuere -trastornos psicosomáti-
temáticas) y Test de Rorschach (técnica de relevancia para l'IIH, trastornos afectivos, problemas de aprendizaje, de conducta,
la descripción de la personalidad que exige una gran forma- r1Le.- siempre se presentan a la consulta de una forma única e
ción del psicólogo para la aplicación, análisis e interpreta- i't'opetible.
ción de las respuestas).
En el fondo, quisiéramos evitar la complejidad, nos gustaría tener
• Subjetivas (autoinforme, listado de adjetivos, entre otros).
ideas simples, leyes simples, fórmulas simples, para comprender y
• Cuestionarios, inventarios y escalas (de aplicación más fre-
xplicar lo que ocurre alrededor nuestro y en nosotros. Pero como
cuente en el ámbito de la investigación). st as fórmulas simples y esas leyes simples son cada vez más insu-
ficientes, estamos confrontados al desafío de la complejidad (Morin,
Los tests psicométricos y las técnicas proyectivas son ins-
1994: 421).
trumentos que consideramos valiosos para el diagnóstico en el
ámbito clínico pues el niño, a través de sus respuestas, relatos Las palabras de Morin, nos llevan a reflexionar sobre algunos
y realizaciones gráficas o lúdicas, evidencia un trabajo psíquico IIHpectos de la tarea diagnóstica y en especial sobre el controverti-
que consiste en responder a un compromiso entre opuestos: do tema de la búsqueda y utilización de indicadores diagnósticos.
• Mientras debe atender a la realidad externa (adaptarse Si bien es cierto que en el ámbito de la investigación es nece-
HII rio contar con normas o indicadores, la utilización de estos,
perceptiva, espacialmente, etc.), pone en juego los procesos
cognitivos y cumple con la consigna. 'loscontextuados de la configuración singular que adquieren en
• Por otra parte y simultáneamente, debe responder a las (•nda caso, derivaría en un pensamiento molecular, elementalista,
presiones de su mundo interno (expresado a través de re- contrario a la esencia de la apreciación clínica.
presentaciones, afectos, etc.). E sta misma complejidad que implica la asistencia psicológi-
on del niño y la familia nos compromete a que toda indicación
Esta situación conflictiva por excelencia permitirá mostrarnos Lorapéutica debe estar precedida por un diagnóstico. Cada caso
los desequilibrios propios del niño, sus posibilidades psíquicas, :línico determina intervenciones, estrategias y modalidades de
y también habilidades cognitivas e intelectuales de resolución, nbordajes diagnósticos y terapéuticos específicos. Ciertas pro-
tomando como referentes los ejes evolutivos y normativos, o sea, blemáticas particulares requieren la conformación de equipos
los parámetros de lo esperable para su edad y lo normatizado de trabajo interdisciplinario, que abren un espacio de intercam-
culturalmente. bio de conocimientos entre los profesionales de la salud mental
40 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS

(pediatras, psiquiatras, neurólogos, psicomotricistas, psicope- 2. FUNCIONAMIENTOS NEURÓTICOS


dagogos, asistentes sociales, etc.) y redunda en la recuperación EN LA INFANCIA
y/o desarrollo de las potencialidades psicoafectivas, cognitivas y
sociales del niño.
A manera de síntesis, resulta oportuno destacar los siguientes
puntos:
J
• La primera consulta brinda datos clínicos de valor diagnós-
tico, siendo la sintomatología del niño la primera aproxima-
ción al conocimiento profundo del funcionamiento psíquico
del niño y de la dinámica familiar.
• En el proceso psicodiagnóstico de un niño y durante la fase
de aplicación de las técnicas de evaluación psicológica, se 1~as neurosis infantiles, incluidas tardíamente en el desarrollo
precisa el diagnóstico de organización psíquica (aspectos ,¡ll ltt psiquiatría, presentan particularidades que solo pueden ser
sanos y patológicos), el pronóstico y la indicación terapéuti- ''"u'prendidas dentro de la dinámica evolutiva del niño (Ajuria-
ca adecuada. Ktt orra, 1977).
• Durante el proceso psicoterapéutico se suele corroborar y Ya hemos enunciado en el marco teórico general que el diag-
ampliar el diagnóstico anteriormente realizado. ll(lHtico infantil excluye las categorizaciones estructurales fijas
• El sufrimiento psíquico de un niño constituye una realidad IHI la medida que se trata de una estructura en formación, lo que
compleja que supone la participación de la familia en el 111plica movilidad, reversibilidad y cambio. Por tal motivo subra-
diagnóstico y abordaje psicoterapéutico. runos las nociones de pre-estructura, organizaciones o rasgos.
• La multiplicidad de variables que deben considerarse en El síntoma infantil es, con frecuencia, la resultante de un con-
la asistencia del niño y la familia lleva, con frecuencia, a 11 icto como un compromiso pasajero y modificable, como impasse
establecer equipos de trabajo interdisciplinario y redes de t m el desarrollo que permite relanzar el proceso, o como un signo
sostén institucionales. oon valor de mensaje en una dimensión dialógica, pero no hay
el udas acerca de su carácter provisorio, pasible de cambio.
Desde el punto de vista histórico, Ajuriaguerra (1977) destaca
distintas fases sucesivas en lá evolución el concepto de neurosis
infantil. Una primera fase signada por el desconocimiento de la
noción de neurosis, seguida de los descubrimientos freudianos
que r evelaron la importancia de la organización infantil en la
f..ténesis de la neurosis del adulto. Se pasó luego a una extensión
xcesiva de la noción de neurosis a cualquier alteración de la con-
ducta o comportamiento infantil y, finalmente, a una reducción
xcesiva que ha desplazado a la neurosis del lugar central que
ocupaba en el psicoanálisis.
Para Freud las neurosis infantiles constituyen episodios regu-
lares del desarrollo y son inherentes a la evolución del niño,
presentándose de manera más o menos acentuada. Cabe aquí

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