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POLITICA CRIMINAL

Derecho penal: objeto de referencia del saber normativo; derecho penal material que se ocupa
de los delitos y sus consecuencias; y derecho penal procesal que se ocupa de la forma,
autoridades y procedimientos.

Criminología: se ocupa del saber empírico sobre la criminalidad y su control.

Política criminal: conjunto de directrices y decisiones que, en atención a los conocimientos


existentes en la sociedad sobre la criminalidad y su control, determinan la creación de
instrumentos jurídicos para controlarla, reprimirla y prevenirla.

Política criminal electoralista: aquella con el fin de satisfacer las demandas del electorado,
prometiendo soluciones a la criminalidad y su control que no son factibles.

La Política Criminal tiene como barrera o limite un determinado sistema jurídico basado en el
respeto y la garantía de los derechos fundamentales, que constituyen el fundamento del Estado
de Derecho.

La PC del Estado de Derecho no tiene que recurrir siempre al Derecho Penal para combatir
eficazmente la criminalidad, sobre todo en el aspecto preventivo. La mejor PC es una buena
“política social”. En el aspecto represivo, debe tener en cuenta los criterios de justicia,
proporcionalidad, responsabilidad individual, ponderadas con razones de utilidad y necesidad del
castigo.

La PC no tiene autonomía científica, es simplemente el resultado de aplicar los conocimientos


sobre la criminalidad y su control (que brinda la Criminología) para adoptar decisiones que
convertidas en normas jurídicas determinan el marco en el que se deben mover los operadores
de la administración de justicia.

Criterios que deben inspirar la PC: Justicia y utilidad.

VICTIMOLOGÍA

Hasta principio de los años 70s la Criminología centró todos sus esfuerzos en formular hipótesis
y realizar investigaciones exclusivamente dedicadas al estudio del delincuente. Así, los
conocimientos criminológicos que han sido acogidos por el Derecho Penal casi siempre son
aquellos sobre el delincuente.

La perspectiva de la victima es un factor importante en las decisiones político-criminales.

Esta situación ha cambiado en los últimos años, en los que han surgido investigaciones
criminológicas específicamente dedicadas al estudio de la victima del delito.
Víctima: en Criminología y Derecho Penal se refiere a quien ha sufrido un mal causado de forma
injusta por un tercero, quien ha sido “victima de un delito”.

Recordar que hay delitos sin victimas.

Victimología: ciencia que se ocupa de agrupar y sistematizar el saber empírico sobre la víctima
del delito. Es una rama de la criminología que se pretende sea una ciencia autónoma.

Inicialmente, la victimología desarrolló tipologías de victimas siguiendo un paralelismo con las


teorías criminológicas existentes (teorías biológicas, interaccionistas, etc.), ofreciendo
conocimientos sobre cuestiones tales como la aptitud y propensión para convertirse en victima;
la relación entre el delincuente y la victima; el daño y su reparación, etc.
Posteriormente, la victimología siguiendo un paralelismo con la teoría del etiquetamiento, se
ocupó de los procesos de victimización. También se empezó a dar el estudio de la “victimización
secundaria” – el propio efecto victimizador que tienen los órganos administradores de justicia.

Gran aporte de la victimología: aparato metodológico instrumental imprescindible hoy en día


para conocer la criminalidad: las encuestas de victimización.

Encuestas de victimización:
1. Existen delitos que las víctimas no denuncian por diversas razones
2. La denuncia no siempre se hace para conseguir el castigo del delincuente
3. Hay factores relacionados con el estilo de vida de las victimas que inciden en las
posibilidades de que estas lleguen a serlo
4. Es probable que el agresor pertenezca al círculo de conocidos de la víctima
5. Existe más riesgo de ser víctima entre los sectores económicos más débiles
6. Existen determinados grupos de riesgo de ser víctima (homosexuales, mujeres, jóvenes,
minorías étnicas, prostitutas, inmigrantes)
7. El lugar donde se vive o transita suele ser factor de riesgo de victimización

Todas las afirmaciones son relativas y se deben situar en un determinado contexto.


A pesar de la cifra negra de la criminalidad, las encuestas de victimización son hoy en día un
elemento imprescindible no solo para el conocimiento de la criminalidad, sino también para
comprobar el grado de eficacia del sistema penal y la confianza por parte de los ciudadanos en
dicho sistema.

Grupos de víctimas

Mujeres maltratadas: violencia doméstica, resultado de la personalidad violenta y sádica del


maltratador (educación machista y primitiva). También afecta el desajuste económico o social
(desempleo, falta de vivienda digna, etc.), lo cual incide negativamente en la convivencia de la
familia.
En cuanto a la personalidad de la mujer maltratada: educada en un ambiente donde el maltrato
se ve como algo normal y aceptable; falta de confianza en la administración de justicia (no
denuncia) o porque quiere evitarle problemas a sus hijos. Aunado a esto, la misma sociedad lo
oculta o lo hace ver como algo que es parte de la intimidad de la pareja.

Menores: relacionado con el maltrato a la mujer. Se percibe gran cantidad de abusos sexuales de
menores (tanto en el ámbito familiar como en el educativo); hay complicidad por parte de los
encargados de prevenirla o denunciarla (autoridades).

Víctimas de violencia política y social: regímenes autoritarios o dictaduras. La condena penal llega
mucho después, por lo que se ve como simbólica y carente de valor práctico. Algunos consideran
que las condenas tardías pueden, a pesar de eso, tener una función preventiva general contra
futuros genocidas y dictadores. En caso de conflictos bélicos, es difícil determinar la
responsabilidad individual (instauración de tribunales ad hoc). También se observan leyes de
amnistía o perdón que suponen la impunidad. También se habla de la “justicia de transición” –
conciliación, perdón y olvido, castigo de perpetradores, etc.

Marco Jurídico: Neutralización de la Víctima

El Derecho Penal es parte del Derecho Público, por lo que ni el delincuente ni la victima pueden
decidir su ámbito de aplicación o contenido.

En la actualidad, el derecho penal no depende, salvo en casos excepcionales, de la voluntad de


la victima – por eso decimos que el derecho penal moderno surge con la neutralización de la
victima.

Eleva a categoría de delito el tomarse la justicia por mano propia.


El control del delito y la sanción del delincuente dejaron de ser tarea de la victima, para pasar a
ser competencia del Estado. Sin embargo, en los últimos años, han surgido movimientos sociales
que reclaman mayor protección de la victima y mayor protagonismo (tanto en las teorías
criminológicas, como en la política criminal y en el proceso de administración de justicia).

A pesar de estas tendencias, el derecho penal sigue estando orientado primordialmente hacia el
delincuente. Esta orientación tuvo efectos positivos en cuanto a la humanización del proceso
penal. Ahora bien, las reformas penales actuales han comenzado a favorecer la situación de la
victimas en el sistema penal.

Tendencias político-criminales en relación con la víctima

1. Ampliación de la protección de la víctima a costa de la restricción de las garantías y


derechos del imputado
a. Considerando válidas las pruebas obtenidas ilegalmente
b. Dando mayor valor probatorio a las declaraciones de la mujer frente al hombre
c. Concediendo mayor facilidades al juez para imponer medidas cautelares
d. Fomentando en los medios las campañas de sensibilización con la víctima y
rechazo contra el delincuente
2. En el ámbito de aplicación y ejecución de las penas, se insiste en la prevención general
intimidatoria, dejando de lado la reinserción social del delincuente
3. Campañas en los medios de “tolerancia cero”
4. Ampliación de los tipos delictivos tradicionales a conductas periféricas o anteriores a la
ejecución.
5. Creciente protagonismo que se le da a la victima en el proceso penal (acción penal y
posibilidad de acuerdos)
6. Fomentar la ayuda y atención a la victima por parte de instituciones públicas

REACCIÓN SOCIAL FRENTE A LA CRIMINALIDAD

El cuestionamiento gira en torno a cómo se puede entender la criminalidad como un problema


humano y social y conseguir una reducción o contención de una manera que posibilite la
convivencia pacífica manteniendo, simultáneamente, espacios de libertad (que son
fundamentales para el desarrollo individual).

Debe haber una balance entre la libertad y la seguridad – ninguna puede ser absoluta. Las
sociedades modernas (bajo principios democráticos y el Estado de Derecho) deben desarrollar
programas de reacción frente a la criminalidad que mantengan el equilibrio entre libertad y
seguridad – he aquí el objeto de la CRIMINOLOGIA DE LA REACCION SOCIAL.

La criminología debe estudiar el grado de eficacia del sistema penal en la reducción de la


criminalidad y cual es la mejor respuesta para eso.

Limites normativos: no pueden ser trasgredidos, se refiere al marco del Estado de Derecho y el
respeto a los derechos humanos (vinculante para los juristas y los criminólogos).

El conflicto entre lo factico y lo normativo es evidente en cuanto a la reacción social frente a la


criminalidad. Se debe tener en cuenta el marco normativo en la elaboración de teorías
criminológicas de la reacción social.

Misión de la criminología de la reacción social: analizar cual es la respuesta más adecuada,


teniendo en cuenta las circunstancias del delincuente y las de la victima, así como la gravedad
del delito, el impacto en la sociedad y la utilidad y necesidad de castigo.

Debe: (i) determinar si el sistema penal existente es adecuado; (ii) determinar que sanciones son
más adecuadas; y (iii) determinar si el sistema de reacción social frente al delito debe ser
completado o sustituido por otro(s).
Marco teórico de las teorías de la pena

¿Cómo solucionar el problema de la criminalidad? = Teorías de la pena: opiniones científicas


sobre la pena, que es la principal forma de reacción frente al delito.

Teoría preventiva: aquella que atribuye a la pena la capacidad y misión de evitar que se comentan
delitos en el futuro

(i) Preventiva especial: la pena va dirigida al delincuente, con la intensión de


resocializarlo
(ii) Preventiva general: la pena va dirigida a todos los ciudadanos, con la intención de
que sirva como mecanismo de intimidación para que no cometan delitos

Teoría retributiva: aquella que considera que la pena no tiene otra finalidad que la reacción
punitiva; es decir, que el acto injusto cometido por un sujeto, le sea retribuido a través del mal
que constituye la pena

Solo las teorías preventivas admiten la idea de que la criminología, la política criminal y el derecho
penal se tienen que ocupar sistemática y conscientemente de dar una solución eficaz al problema
de la criminalidad.

La retributiva no pretende un fin real, no se preocupa de as consecuencias que la pena pueda


tener; por ello se le denomina también teoría absoluta – la exigencia de la pena se deriva de la
idea de justicia.

La retributiva domina todavía gran parte de la criminología actual y, por consiguiente, de la


política criminal y el derecho penal.

Decimos que es incorrecto aceptar la eficacia preventiva de una sanción penal sin una valoración
de los efectos que produce (en el condenado, la victima y la sociedad). Tampoco se puede dar
probada la relación entre el aumento o disminución de la criminalidad y la reducción o aumento
de la gravedad de las sanciones penales. Esto se debe a que también operan otros factores
(sociales y económicos) e instancias de control social que completan o devalúan el sistema de
sanciones penales.

Prevención especial

Positiva: finalidad de las sanciones (penas, medidas de seguridad y rehabilitación) debe ser la
reinserción social del delincuente.
Además de justo y humano, esto es útil para la sociedad (reducir tasa de reincidencia y
criminalidad) y para el delincuente (puede volver a convivir en sociedad)
Negativa: la pena pretende la inocuización, neutralización o incapacitación del delincuente.
Instituciones: prisión perpetua; agravación de penas para los delincuentes reincidentes y
habituales; y aplicación de medidas de seguridad como forma de prolongación de la pena
(desprecio a la dignidad del delincuente; falta de conocimiento de todas las variantes que
intervienen en el proceso de resocialización; fallida determinación de la peligrosidad del sujeto).

El concepto de resocialización esta vinculado a la ejecución de las penas privativas de libertad.


El estatus jurídico del preso se ha modificado totalmente en comparación a otras épocas.
Actualmente las leyes penitenciarias contienen preceptos que vinculan el sistema penitenciario
con la resocialización del delincuente.

Objeciones o criticas:

1. La falta de acuerdo sobre la meta de la resocialización genera problemas. Al Derecho


Penal no le interesa las causas por las que el delincuente no vuelve a delinquir, ni tampoco
su “curación”. Las leyes penitenciarias solo pueden ofrecer un contexto en el que se
espera que el recluso no vuelva a delinquir; es decir, solo puede asegurar las condiciones
de posibilidad pero no puede asegurar el cambio como tal.
a. La respuesta: resolver los problemas que llevaron al delincuente a delinquir;
reducir la pena de prisión lo más posible (para evitar la prisonización y
enculturación); evitar el hacinamiento.
2. Problemas ideológicos que plantea la resocialización del delincuente: es decir, integrarlo
en una sociedad en si misma criminógena, sin modificar las causas que lo llevaron a
delinquir. Resocializar al delincuente sin cuestionar el conjunto social normativo al que se
le pretende incorporar, significa aceptar como perfecto el orden social. Aunado a esto, la
resocialización perfecta solo es posible si el individuo a resocializar y el encargado de
resocializarlo aceptan el mismo fundamento moral que la norma social de referencia.
a. Respuesta: se habla de la “no desocialización”, es decir, que no salga peor de lo
que entro.

Antinomias de los fines de la pena

Según se atienda a un fin (prevención especial) u a otro (prevención general), la pena puede
perseguir metas distintas u opuestas.

El problema actual del sistema penal: conflicto entre la prevención especial y la general.

Así, las penas impuestas desde un punto de vista preventivo general y retributivo pueden ser:

(i) Demasiado corta: no es suficiente para llevar a cabo un tratamiento que reinserte
socialmente al sujeto, ya que no cambian las circunstancias personales, sociales y
económicas que lo llevaron a delinquir
(ii) Demasiado larga: el recluso pasa tiempo innecesario en la cárcel, incluso una vez que
ya está plenamente reinsertado.

Se debe observar el principio de proporcionalidad siempre.

También se habla de antinomias en cuanto a discrepancias por la intensidad de la intervención.

Los límites de la pena de prisión, fijados legal y judicialmente, pueden ser un obstáculo para la
resocialización. La ley ofrece formas de atenuar las antinomias: ofreciendo alternativas a la pena
de prisión corta (para evitar que el delincuente se sumerja en la cultura de la prisión / ej., días
multa, prisión de fin de semana, trabajo comunitario, etc.); y regulando posibilidades para reducir
la pena cuando es demasiado larga (regular la pena, dividirla en etapas desde permisos para salir
a trabar y fin de semanas, hasta llegar a la libertad condicional).

CONDUCENCIA DE LA NORMA

Conducencia: propiedad de una norma para provocar una reacción de cumplimiento en los
destinatarios de la misma.
Aunado a esto, se debe referir también a que las instituciones correspondientes tengan la
capacidad y voluntad política para aplicar la norma, imponiendo las sanciones correspondientes
cuando haya lugar.

Se requiere una relación equilibrada entre el derecho (valores en la sociedad y código normativo)
y la psicología social (grado de adecuación de la norma frente al comportamiento humano).

Conceptos jurídicos/ características de toda norma: eficacia (cumplimiento real); legitimidad


(acuerdo entre la norma y principios éticos); y validez (vigencia de la norma – puede ser válida
por eficaz y válida por ajustarse a los valores éticos, es decir, por legitima).

Proceso psicosociales que explican el cumplimiento normativo: atención (más probabilidad de


que se cumpla la norma si la atención de los destinatarios se centra en dicha norma); evaluación
(si se evalúa positivamente por los destinatarios) y cálculo (costo y beneficio de cumplir o no la
norma).

Motivaciones fundamentales (alcanzar nuestras metas): nuestras acciones sean efectivas;


construir y mantener las relaciones sociales; y mantener un alto concepto de nosotros mismos.

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