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Reseñas

bates, Silvia Rivera Cusicanqui logra expre-


sar con claridad su posición epistemológica,
política y metodológica, señalando que no
hay sustento para un discurso de la descolo-
nización ni para una teoría de la descoloniza-
ción sin la existencia de prácticas descoloni-
zadoras que les den vida y sentido. Por esto,
Ch’ixinakax utxiwa es el resultado de un
esfuerzo por lograr una coherencia ética que
refleje las posiciones enunciadas.
En este libro, publicado en el año del bi-
centenario de las independencias de la mayo-
ría de nuestros países, la autora entiende que
hay otra historia del bicentenario que no ha
sido contada y que tiene correlatos en el pre-
sente. Un presente que mantiene vigentes
situaciones de colonialismo interno, donde,
como en toda situación colonial, las palabras
Silvia Rivera Cusicanqui velan la realidad en lugar de nombrarla. Ante
Ch’ixinakax utxiwa: esta constatación y la necesidad de una revi-
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una reflexión sobre prácticas sión histórica que haga justicia a los discur-
y discursos descolonizadores sos de la descolonización, Rivera Cusicanqui
Tinta Limón, Buenos Aires, 2010, se propone hacer evidente “lo no dicho”. Y
80 págs. dado que las palabras están encubriendo más
que expresando una realidad, lo simbólico
toma relevancia. En estas expresiones se ha-
La pertinencia de lo ch’ixi lla, de acuerdo a la autora, un significado
menos sesgado por lo colonial. En este mar-
El potencial epistémico y político de este co desarrollará su apuesta metodológica: la
libro emerge en toda su dimensión cuando “sociología de la imagen”.
entendemos la coyuntura socio-política y los La Primer Nueva Coronica y Buen Go-
debates académicos en los cuales está inmer- bierno es una carta de mil páginas y con más
sa su autora. Un texto de corta extensión, pe- de trescientos dibujos a tinta, escrita entre
ro que aborda varios y complejos temas, ne- 1612 y 1615, que Felipe Waman Puma de
cesariamente debe hacer referencias conden- Ayala dirige al Rey de España. Este docu-
sadas a los mismos; por lo tanto, requiere de mento ha sido objeto de muchos estudios
sus lectores un acercamiento previo a las académicos, a los cuales la autora les cues-
conversaciones que en él emergen para poder tiona que se hayan centrado en una preten-
entenderlos a cabalidad. Estas conversacio- dida noción de “verdad histórica”, pasando
nes se enmarcan en una reflexión sobre las por encima todo el valor interpretativo de la
prácticas y los discursos descolonizadores imagen, desatendiendo el marco conceptual
vigentes, tanto en la academia como en las desde el cual Waman Puma escribe y dibuja.
retóricas políticas. En las derivas de estos de- Por ello, decide enfocar su atención en los

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reseñas

Reseñas

dibujos de este documento, pues entiende todológica y demuestra mediante ejercicios


que a través de las imágenes este cronista cómo es que se aplica la sociología de la ima-
crea una “teoría visual” del sistema colonial. gen en una construcción de la historia que
Mediante la sociología de la imagen transita intenta visibilizar “lo no dicho”. Luego de
en busca de prácticas descolonizadoras que ello, la autora entra de lleno, quizá un tanto
den sustancia a las críticas que, desde el dis- ácida e intempestivamente, en un debate de
curso académico, se le realiza al colonialis- sumo interés para una audiencia familiariza-
mo interno. Utiliza los dibujos de Waman da con los estudios culturales, los estudios
Puma, así como también registros visuales postcoloniales y la problematización de la
de otras épocas de la colonia, para realizar existencia o no de una modernidad latinoa-
un giro en la lectura de la historia. Giro que mericana. Critica la producción de algunos
permita hacer visible lo aún “no dicho” por referentes incuestionables en estos campos,
las historias oficiales que se han presentado cuestiona que estos “gurús” ignoren y no en-
durante mucho tiempo como hegemónicas. tablen diálogos con producciones epistemo-
Estas reconstrucciones de la historia colonial lógicas y apuestas políticas de América La-
andina, le permiten a Rivera Cusicanqui po- tina, muchas veces preexistentes a concep-
ner la misma en vinculación con sus correla- tualizaciones formuladas por ellos. Sostiene
tos socio-políticos del presente. que, al amparo de las academias norteameri-
Más precisamente, entiende que la rebe- canas, dichos intelectuales se citan continua-
lión de Tupaq Katari en 1781 posee una con- mente entre ellos, creando cánones de cono-
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tinuidad de sus luchas de reivindicación cimiento e ignorando otros saberes que no
hasta el presente, dado que la memoria de participan de estos diálogos y que incluso es-
sus acciones se proyecta en los levantamien- tán fuera de las academias, a tal punto que la
tos populares y bloqueos de caminos que tu- descolonización que profesan se vuelve una
vieron lugar en 1979, llevados a cabo por el incoherencia y una anulación en sí misma.
movimiento katarista. También en el 2003 se Rivera Cusicanqui compara las ideas con la
producen movilizaciones indígenas, organi- materia prima en el mercado mundial de
zando un cerco que se extendió desde El Alto bienes materiales: éstas salen de nuestros paí-
(lugar donde estuvo ubicado el cuartel gene- ses de la misma manera y nos las devuelven a
ral de Tupaq Katari) hasta zonas residencia- manera de conceptos y categorías estableci-
les de La Paz. Según la autora estas moviliza- das, previo procesamiento intelectual y edi-
ciones están alimentadas por el proceso de torial en las academias del norte.
1781, y esta larga raíz forma parte de la me- Existe entre estos intelectuales latinoame-
moria colectiva de los que participaron en ricanos un marcado discurso en torno a los
estos alzamientos. Frente a esto argumenta estudios postcoloniales, la diferencia colonial,
que la historia se da como en un movimien- la colonialidad del poder, la geopolítica del
to espiralado: los temas retornan pero los conocimiento, entre otras nociones y catego-
contextos y las respuestas son diversas, la rías que pretenden dislocar una epistemología
memoria histórica revive pero a la vez se ree- construida desde un etnocentrismo euro-nor-
labora y da nuevos sentidos a los ciclos de teamericano, para así dar lugar a “saberes
rebelión actuales. otros” y a “paradigmas otros”. La autora con-
En la primera parte del libro Rivera Cusi- sidera que estos discursos presentan una exce-
canqui plantea su posición conceptual y me- siva tendencia academicista, que se reviste

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peligrosamente de una retórica culturalista y del ch’ixi puede transformarse en una apues-
política que generalmente no tiene ninguna ta india por la modernidad, centrada en una
consecuencia práctica. Más bien estarían re- noción de ciudadanía que convive con la di-
produciendo modelos de colonialismo inter- ferencia, un proyecto de modernidad propio
no, aportando a “un cambiar para que nada y orgánico. Apostar por unas prácticas y un
cambie” a través de reconocimientos que no pensamiento descolonizador, bilingüe, nu-
salen del plano textual con funciones pura- trido de lo ch’ixi es lo que propone la autora
mente simbólicas, quedando así al servicio del de este libro para construir una Bolivia des-
discurso multiculturalista de muchos Estados colonizada, afirmada en sus diferencias y
y medios de comunicación masiva. particularidades. Propone desentrañar la
La socióloga Silvia Rivera Cusicanqui se epistemología de una ciencia propia, que
considera a sí misma ch’ixi, asumiendo su dialogue con nuestras realidades, que esta-
origen aymara y europeo. Esta palabra, quizá blezca puentes con las teorías de Asia y Áfri-
cabría decir este “evento” cultural o cosmo- ca, una relación Sur-Sur que dé respuestas
gónico, es la traducción más acabada de la argumentadas y sostenidas a los proyectos
mezcla sui generis que son las y los llamados hegemónicos del norte.
mestizas y mestizos en América Latina. Finalmente, y amén de los estilos y las
Ch’ixi no es una metáfora biológica produc- formas, el libro es en sí mismo una valiente
to de elucubraciones teóricas, como sí lo es expresión de lo ch’ixi, conjuga denuncias con
para la autora la aceptada noción de hibridez, propuestas, posturas epistémicas con praxis
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de uso frecuente en el ambiente académico al metodológica, lenguaje académico con an-
que hemos hecho referencia en el parágrafo claje político y social bien contextualizado.
anterior. Lo ch’ixi, en cambio, responde al Se puede aventurar que las apuestas de Silvia
entendimiento aymara de una cosa que es y Rivera Cusicanqui en este texto, son posible
no es al mismo tiempo, a la “lógica del terce- y necesariamente emulables en otros contex-
ro incluido”. Este mundo ch’ixi posee un po- tos latinoamericanos. Asumirnos en un
tencial, el de lo que no se puede diferenciar, mundo ch’ixi cobra así una pertinencia polí-
el que sin dejar de ser conjuga los opuestos. tica de suma actualidad en toda América
La oportunidad de producir en nuestros Latina.
contextos una transformación cultural y po-
lítica real, reside en que la descolonización Marcos Monsalvo
trascienda la retórica y avance sobre nuestros Estudiante de la Maestría en Estudios
gestos y actos más cotidianos, sobre la lengua Culturales, Pontificia Universidad Javeriana
con que nombramos al mundo. La metáfora de Bogotá

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