Sunteți pe pagina 1din 9

Plegaria

Quiero pisar donde pises tú, uenupaiñamku (águila de espada en el


cielo); si andas a la derecha, tendré un buen viaje, tendré que seguir;
si andas a la izquierda, fracasaré, no tendré fiesta; si te veo sentado,
morirán mis animales. Compañero, amigo, padre, te pido: quédate a
mi derecha.

Rezos de Nguillatun
Tú, Rey Anciano, tú, Reina Anciana que reinas en la Casa de Oro
del Cielo Azul o Negro, arriba en las alturas. Nos has olvidado a
nosotros, los pobres, porque te va bien. Nos olvidas a nosotros y a
nuestros animales. Siempre te ehemos agradecido por regalarnos el
fuego, por habernos mandado el alma de un antepasado que nos
enseñó a hacer una ruka y a usar el fuego para cocinar…

Siempre estamos sobre la tierra, porque tú lo quieres. Eres padre y


madre para nosotros…

………………..

Estamos arrodillados Föha chao, hoy día. Te rogamos que nos


perdones, que no se mueran nuestros hijos, que sean útiles… “Que
llueva”, dirás, Gran Hombre, Gran Cabeza de Oro; “que llueva”,
dirás, Mujer y Reina del Cielo Azul. Mujer Grande… Estamos
arrodillados, mirando para arriba, dos veces estamos arrodillados.
“Que no se enfermen nuestros hijos”, diga así usted, Gran Cuchillo
de Oro.

•••

Azteca
Rito de los Cinco Soles
Se refería, se decía
que así hubo ya antes cuatro vidas,
y que ésta era la quinta edad.

Como lo sabían los viejos,


en el año Conejo
se cimentó la tierra y el cielo.
Y así lo sabían,
que cuando se cimentó la tierra y el cielo,
habían existido ya cuatro clases de hombres

Sabrán igualmente que cada una de ellas


habría existido en un sol (una edad).

Y decían que a los primeros hombres


que dios los hizo, los forjó de ceniza.
Eso lo atribuían a Quetzalcóatl,
cuyo signo es Viento,
él los hizo, él los inventó.
El primer Sol (edad) que fue cimentado,
su signo fue Agua,
se llamó Sol de Agua.
En él sucedió
Que todo se lo llamó agua.
Las gentes se convirtieron en peces.

Se cimentó luego el segundo Sol (edad).


Su signo era Tigre.
Se llamaba Sol de Tigre.
En él sucedió
que se oprimió el cielo,
el sol no seguía su camino.
Al llegar el Sol al mediodía,
luego de hacía de noche
y cuando ya se oscurecía,
los tigres se comían a las gentes.
Y en este Sol vivían los gigantes.
Decían los viejos
que los gigantes así se saludaban:
“no se caiga usted”,
porque quien se caía,
se caía para siempre.

Se cimentó luego el tercer Sol.


Su signo era Lluvia.
Se decía Sol de Lluvia (de fuego).
Sucedió que durante él llovió fuego,
los que en él vivían se quemaron.
Y durante él llovió también arena.
Y decían que en él
llovieron las pedrezuelas que vemos,
que hirvió la piedra tezontle
y que entonces se enrojecieron los peñascos.
Se cimentó luego el cuarto Sol,
se decía Sol de Viento.
Su signo era Viento.
Durante él todo fue llevado por el viento.
Todos se volvieron monos.
Por los montes se esparcieron,
se fueron a vivir los hombres monos.

El quinto Sol:
Movimiento su signo.
Se llama Sol de Movimiento,
porque se mueve, sigue su camino.
Y como andan diciendo los viejos,
en él habrá movimientos de tierra,
habrá hambre
y así pereceremos.
En el año Caña,
se dice que vino a existir
nació el Sol que ahora existe.

Entonces fue cuando iluminó,


cuando amaneció,
el Sol de Movimiento que ahora existe.
Movimiento es su signo.
Es este el quinto Sol que se cimentó,
en él habrá movimientos de tierra,
en él habrá hambres.

Este Sol, su nombre Movimiento,


este es nuestro Sol,
en el que vivimos ahora,
y aquí está su señal,
cómo cayó en el fuego el Sol,
en el fogón divino,
allá en Teotihuacán.
Igualmente fue este Sol
de nuestro príncipe, en Tula,
o sea Quetzalcóatl.

Canto de Chalco
Cantemos, oh príncipes:
demos placer al que da la vida.
Preciosamente matizado está el canto florido.

¡Oh!, llegaron las flores,


las flores en primavera:
bañadas de sol están las múltiples flores;
son tu corazón, tu cuerpo, ¡oh dador de la vida!

¿Quién no anhela tus flores,


oh dador de la vida?
En las manos están del que alberga a los muertos:
crecen abren corolas: se marchitan las flores,
bañadas están de sol las múltiples flores:
¡son tu corazón, tu cuerpo, oh dador de la vida!

•••

Quechua
Canción guerrera
Beberemos en el cráneo del traidor,
usaremos sus dientes como un collar,
de sus huesos haremos flautas,
de su piel haremos un tambor;
después bailaremos.

Pastoril
Una llama quisiera
que de oro tuviera el pelo
brillante como el sol;
como un amor fuerte,
sueave como la nube
que la aurora deshace.
Para hacer un quipus
en el que marcaría
las lunas que pasan,
las flores que mueren.

Lamento de la ñusta
Lloremos
lágrimas de sangre;
lloremos, desesperadas, gritando
porque el sol para siempre
ha privado de la luz a sus ojos.
Ya no veremos su frente
ni oiremos su voz, ni su afectuosa mirada
velará por su pueblo.
Viracocha
Causa del ser, Viracocha,
Dios siempre presente,
Juez que en todo está,
¡Dios que gobierna y provee,
Que crea con sólo decir:
“Sea hombre, sea mujer”,
Que viva libre y en paz
El ser que pusiste
Y criaste!
¿Dónde estás? ¿Afuera?
¿O adentro, en la nube?
¿O en la sombra?
Oyeme, contéstame,
Haz que viva muchos días,
Hasta la edad en que deba
Encanecer.
Entonces, levántame,
Tómame en tus brazos
Y si me canso auxíliame
Doquiera estés, Padre Viracocha.

•••

Fuente: Antología Precolombina (Biblioteca Básica Universal del


Centro Editor de América Latina, CEAL. Buenos Aires,1970),
selección de Josefina Delgado y Alberto M. Perrone, del que fue
extraído también el siguiente párrafo del prólogo: “Las fuentes
utilizadas para la presente antología son, para la poesía
azteca, Poesía náhualt, de Angel María Garibay K., erudito
mexicano que tradujera la mayor parte de los poemas conservados
en esa lengua, así como la obra de Miguel León-Portilla, México a
través de sus crónicas y cantares, basada principalmente en los
manuscritos de la Biblioteca Nacional de México. La narración
mítica comprendida en la tercera parte del Popol Vuh se ha basado
en la versión de Adrián Recinos; las dos profecías del Chilam
Balam han sido tomadas de la traducción realizada por Alfredo
Barrera Vázquez y Silvia Rendó. Con respecto a la posía quechua,
la fuente principal fue la recopilación de Sebastián Salazar Bondy”.

¿A dónde iremos
donde la muerte no exista?
Más, ¿por ésto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.

Aún los príncipes a morir vinieron,


los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.
Alegráos

Alegráos con las flores que embriagan,


las que están en nuestras
manos
.
Que sean puestos ya
los collares de flores.
Nuestras flores del tiempo de lluvia,
fragantes flores,
abren ya sus corolas.
Por allí anda el ave,
parlotea y canta,
viene a conocer la casa del dios.
Sólo con nuestras flores
nos alegramos.
Sólo con nuestros cantos
perece vuestra tristeza.
Oh señores, con esto,
vuestro disgusto de disipa.
Las inventa el dador de la vida,
las ha hecho descender
el inventor de sí mismo,
flores placenteras,
con ellas vuestro disgusto se disipa.

S-ar putea să vă placă și