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Curso de Ética

Docente: Gilberto Betancur H


Correo: jgbetancur@elpoli.edu.co

Cuarta actividad de evaluación Mayo


Temas que desarrollar
ÉTICA, CAPITALISMO Y HUMANISMO
1. Las teorías éticas contemporáneas
2. Ética y capitalismo: Dos oponentes
3. Humanismo y capitalismo
Las teorías éticas contemporáneas

Propósito:

1. Identificar en cada texto:


 Palabras claves: Elaborar un glosario con sus definiciones
 Un listado con 10 ideas principales de todos los textos
2. Elabore un informe de lectura que sintetice:
 Los argumentos en cada texto y cada autor sobre la Ética, el capitalismo, el
humanismo y los valores
 Exponga de manera breve los autores citados en cada texto y sus ideas sobre la
Ética, los valores y el humanismo
Escriba un cuadro comparativo, sobre las principales ideas expuestas en las lecturas

Enlaces de consulta:

1. http://es.teorias-eticas-
contemporaneas.wikia.com/wiki/Teor%C3%ADas_%C3%A9ticas_contempor%C3%A1neas:
_utilitarismo,_marxismo,_existencialismo

2. http://www.rtfd.es/numero5/3-5.pdf

3. https://prezi.com/wxxvo8lipdgn/teorias-eticas-contemporaneas/

4. http://homosacervii.blogspot.com.co/2013/08/las-teorias-eticas-contemporaneas.html

Si la ética es "la ciencia del comportamiento moral", plantearnos la necesidad de una nueva ética
implica reconocer que el código ético actual, no es suficiente para asumir los cambios de moralidad
que se están produciendo en este recién nacido siglo XXI.

La moral del individuo, de la familia, de la colectividad está sufriendo un cambio trascendental


porque los valores, las estructuras sociales y las ideologías que han propiciado nuestro actual
modelo de sociedad, y, por ende, nuestro sistema ético, se están viendo profundamente afectadas
por la revolución tecnológica, el acceso a las redes de información, el sutil cambio de lo individual a
lo global. Hasta ahora, cualquier cambio de pensamiento, ideología, incluso el de la propia forma
política del Estado, implicaba la modificación del código ético de la sociedad, pero eran cambios que
se producían en un largo intervalo de tiempo, de tal forma que era casi imperceptible para la
sociedad y el individuo.

Frente a ese cambio gradual, hoy el ser humano vive inmerso en una profunda revolución
tecnológica, que ha producido en un corto espacio de tiempo, cambios trascendentales en la
sociedad, posibilitando, por ejemplo, la incorporación de la mujer al trabajo, la reducción de los
horarios laborales, la aparición del ocio, la comunicación global a tiempo real, la invención medios
de transportes que facilitan los viajes y el intercambio cultural

Estos cambios llevan consigo una rápida modificación de los códigos éticos imperantes, que dejan
de tener sentido y ya no sirven al individuo del siglo XXI, que tiene acceso a otras culturas, a otras
formas de pensamiento, a otras manifestaciones políticas y religiosas. Esa aceleración en todos los
ámbitos de la vida, y especialmente en el ético, junto con el abuso de los medios de información,
provocan en el individuo una sensación de anarquía moral, todo vale, se invierten y pervierten los
valores tradicionales a través de su uso mediatizado con fines meramente especulativos y
crematísticos. El individuo percibe la confusión moral, la falta de referentes y criterios, y lo peor de
todo, es que puede acabar instalado y acomodado en esta forma de vivir, de ahí que se diga que el
siglo XXI será ético o no será.

Si queremos una nueva ética, antes será preciso que sepamos dónde estamos y hacia dónde
queremos ir, de esta forma podremos, no inventar nuevos valores, si es que ello es posible, sino
redefinir los valores que desde que el ser humano tiene conciencia le han acompañado y que están
anclados en lo más profundo de su código genético. El reto no está en crear una nueva ética, sino
en reinventarla, ajustar y redefinir los valores a las necesidades del ser humano actual y a la sociedad
en la que desarrolla su existencia, redescubrir nuevos aspectos de valores tradicionales que, como
el del respeto a la vida, podrían suponer un cambio profundo en las estructuras actuales, así por
ejemplo, inculcar en las generaciones venideras el profundo respeto por los demás, como máxima
manifestación de la naturaleza, y por encima de cualquier clase de poder, supondría liberar a la
sociedad del yugo de la guerra, del hambre, de la destrucción de la naturaleza. Reactivando uno solo
de los valores es posible cambiar el mundo.

Las transformaciones que estamos viviendo, tanto a nivel individual como social, demandan un
nuevo sentido de los valores tradicionales, la sociedad está pidiendo a gritos que palabras como
solidaridad, cooperación, laicidad, igualdad, fraternidad, libertad que han sido pervertidas por
intereses espurios, se llenen de sentido, de un nuevo sentido, claro, definido, sin ambigüedades ni
tergiversaciones interesadas, un sentido en sintonía a cómo quiere vivir el ser humano, un sentido
que habrá de actuarse a través y desde la educación y la cultura, que serán los referentes
indiscutibles de este siglo XXI, e inspirados por un sentimiento de espiritualidad, pero no en un
sentido religioso o místico del término, sino en el sentido de íntima comunión con la naturaleza.

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