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AJEDREZ: JUEGO DE REYES

PÁRMENO.- ...no ha mucho que me prometiste que me harías


haber a Areusa, cuando en mi casa te dije cómo moría por sus
amores.
CELESTINA.- Si te lo prometí, no lo he olvidado ni creas que
he perdido con los años la memoria. Que más de tres jaques
ha recibido de mí sobre ello en tu ausencia. Ya creo que
estará bien madura. Vamos de camino por su casa, que no se
podrá escapar de mate.

De Rojas, Fernando. La Celestina.

El ajedrez constituye una de las más interesantes creaciones del ingenio humano.
Sus elementos finitos, un tablero de 64 cuadros por el que se desplazan 32 piezas
blanquinegras, ofrecen posibilidades extraordinarias de creación. Por eso cada
vez son más los que de una u otra forma, por motivaciones muy diversas, se
acercan a esta disciplina para estudiarla y practicarla.

Históricamente el ajedrez es un juego de guerra. Tal cómo hoy le conocemos, el


ajedrez es una especie de gimnasia intelectual y sus términos y tecnicismos han
pasado al lenguaje cotidiano. Aun más, los lances del juego y su particular
estrategia han seducido a un gran número de escritores. Así Cortázar hace buscar
a la Maga en “un mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se
moviera como una torre que se moviera como un alfil “. Y asimismo Saramago,
Borges, Coetzee… basta tener presente el juego y su influencia metafórica sale al
paso en el momento menos pensado, en la novela más apreciada, en el best-
seller mas leído.

La verdadera literatura del juego, sin embargo, la constituye una especie de


esperanto: el uso de figurines y de la notación algebraica para representar las
peripecias de las miles de batallas que se cruzan diariamente sobre tableros
reales o virtuales (que el Internet ha hecho posibles). Estos figurines eliminan las
barreras del idioma y permiten que jugadores de todas las lenguas y
nacionalidades tengan acceso a las partidas de más alto nivel, plenas de
novedades teóricas y planes tácticos y estratégicos que son planteados,
analizados y aceptados o refutados en cuestión de días. Esta vasta literatura
técnica –mayor que la de todos los otros juegos juntos – ha permitido que los
principios y posibilidades del ajedrez hayan sido estudiados exhaustivamente en
los últimos cuatrocientos años y que quien decide hoy dedicarse seriamente a su
estudio cuente con la ventaja de un amplio registro de sabiduría y experiencias. El
juego de los grandes maestros alcanza así un alto nivel de complejidad y se ha
ganado con justicia la reputación de una gran dificultad. Esta reputación se ha
extendido – si bien aquí si con cierta impropiedad- al juego mismo y ha sido
culpable de alejar a muchos de su práctica. En la realidad, las reglas del juego
son bastante sencillas y es posible jugar casi de inmediato disfrutando de las
emociones de los jaques y los mates en poco tiempo. La maestría, eso ya es otra
cosa, y si bien exige tiempo para alcanzarla ofrece a cambio la recompensa de
permitir vislumbrar las más complejas profundidades del intelecto.

A lo largo de 1,400 años de existencia, el juego ha sumado seguidores y


detractores de excelencia. Acusado de vicio contumaz, trivialidad y aún de
esterilidad, el ajedrez comparte con las matemáticas y la música el hecho de ser
sistemas cerrados, que no necesitan del auxilio de ninguna otra ciencia para
desarrollar un universo de complejidades crecientes. Estas tres disciplinas
presumen sus “niños prodigio” como muestra de su autosuficiencia estructural:
todo es alcanzable sin contradicción en función de sus postulados básicos. Al
igual que la música y las matemáticas, el ajedrez es capaz de proveer emociones
estéticas, arte en forma de combinaciones, movimientos y sacrificios
espectaculares, cambiando material por tiempo, espacio por iniciativa, piezas por
tiempo. Como expresara Andrew Waterman en “The Poetry of Chess” : “Más que
ningún otro juego o deporte, el ajedrez se parece a la música, la pintura y la
literatura en que todas ellas son actividades mentales obsesivamente
preocupadas por explorar la tensión y las complicaciones, a fin de resolverlas en
una triunfante armonía, extrayendo patrones unificados de la diversidad y uniendo
catárticamente belleza y verdad”.

Hoy día el ajedrez ha demostrado ser una eficaz herramienta para desarrollar la
concentración, el pensamiento analítico y la toma de decisiones en condiciones de
incertidumbre y bajo presión, entre otras muchas capacidades. Son tantas las
posibles jugadas en el ajedrez, son tan diversas las combinaciones que se
producen en una posición entre sus componentes, que su conocimiento y práctica
nos revela, desde su simplicidad, complejas interrelaciones que también
encontramos en el mundo en que vivimos, donde tanto en lo social, lo psicológico,
lo filosófico y aún lo político existe una interdependencia perenne.

Como juego de opciones y variantes, donde se entrelazan en la toma de las


decisiones, las estrategias y tácticas para actuar de manera muy similar a lo que
sucede en la propia vida personal y social, el ajedrez nos muestra cómo a diario
se nos escapan oportunidades porque sencillamente somos incapaces de verlas,
pues no hemos sido entrenados para ello.

El juego ayuda a conocer fortalezas y debilidades: a explotar las primeras y a


suprimir las segundas, emprendiendo así el camino del perfeccionamiento
constante e integral.

Los estudiantes que deciden practicar el ajedrez alcanzan mejores rendimientos


en su desempeño escolar. Desde su creación, el ajedrez ha sido siempre el más
intelectual de los deportes y es todavía el juego favorito de científicos e ingenieros
en muchos países alrededor del mundo.

Si alguien esta convencido de las bondades del ajedrez éste es el actual


presidente de la república de Kalmikia y de la FIDE-el organismo rector de la
práctica del ajedrez en el mundo-, Kirsan Ilyumzhinov. Bajo su mando, el Comité
Olímpico Internacional reconoció en 1999 al ajedrez como deporte, Kalmikia
instituyó el ajedrez como materia obligatoria en todos las escuela del país y
construyó su propia “ciudad del ajedrez”, una urbe dedicada en su totalidad al
desarrollo de todo tipo de competencias internacionales de ajedrez.

En nuestro país, el ajedrez dista mucho aún de alcanzar el status que merece,
pero poco a poco va haciéndose notar en el mapa ajedrecístico mundial. En 2007,
el Campeonato Mundial de Ajedrez se realizará en la ciudad de México.

El estado de Yucatán organiza año con año – y de manera ininterrumpida desde


1987- el Torneo Internacional de Ajedrez Carlos Torre Repetto In Memoriam , en
honor del mejor jugador mexicano de todos los tiempos. Torre, yucateco de
nacimiento, tuvo un año mágico en 1925 cuando compitió en cuatro torneos
internacionales, obteniendo brillantes resultados en contra de los mejores
jugadores del mundo. De acuerdo al estudio clásico de Arpad Elo “The Rating of
Chessplayers, Past and Present" en diciembre de ese año Carlos Torre ocupaba
el 8º. sitio entre los diez mejores jugadores del mundo, sólo detrás de genios como
José Raúl Capablanca, Emmanuel Lasker o Alexander Alekhine.
Desafortunadamente, Torre se vio obligado a alejarse del ajedrez competitivo
profesional por prescripción médica y dedicó el resto de su vida a la enseñanza
del ajedrez a través de partidas informales, sesiones de simultáneas y de la
colaboración en diarios y revistas especializadas.

La enseñanza del ajedrez en Yucatán se ha beneficiado de la cercanía con la isla


de Cuba, de donde grandes maestros y entrenadores nos visitan con frecuencia,
regalándonos inestimables enseñanzas. Cada vez más escuelas y universidades
ofrecen la práctica del ajedrez en sus planes opcionales de estudio y los institutos
de deporte y arte del estado colaboran en esta oferta educativa. Si Ud. está
interesado en practicar un juego que combina grandes beneficios con mucha
diversión tenga la seguridad que encontrará con facilidad el lugar propicio en
nuestro estado.

Datos curiosos:

• La mayoría de los historiadores se han puesto de acuerdo en situar los


orígenes del ajedrez en la India hacia 570 A.C. Esparcido por persas y
árabes por toda Europa, el juego encontró la forma de potencializar su
atractivo al dotar a la dama de nuevos movimientos y un gran poder
alrededor del siglo XIV y ésta nueva forma de jugar “alla rabiosa” es
esencialmente el mismo juego que hoy se practica en todo el mundo.

• Al hablar de los orígenes del ajedrez es inevitable aludir a la conocida


leyenda sobre la recompensa que el supuesto inventor del juego, Sissa Ben
Dari, le pidió al rey Shirham de la India: un grano de trigo por la primera
casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera y así
sucesivamente, duplicando en cada casilla el número de granos de la
anterior, hasta llegar a la última. Un sencillo cálculo demuestra que el
número total de granos es 264-1, unos 18 y medio trilllones de granos
(exactamente 18.446.744.073.709.551.615) cantidad equivalente unos dos
mil años de la producción mundial actual de trigo.

• La partida oficial más larga jamás jugada: I. Nikolic-Arsovic, Belgrado, 1989.


Tablas en 269 movimientos. Un final de torre vs. torre y alfil . Duración : 20
horas 15 minutos.

• Tras el tercer movimiento de las negras, existen más de 9 millones de


posiciones posibles.

• La partida más larga teóricamente posible –conforme a las actuales reglas


de la FIDE- terminaría con la jugada 5,899 de las blancas, en la que el rey
blanco come la última pieza negra para quedarse a solas con el rey rival.

Jorge A. Esquivel León

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