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Hola Sergio,

Bienvenido al mini-curso con los Seis Pasos para Alcanzar tu Libertad Financiera, cortesía de Planea
Tus Finanzas. Cada tercer día recibirás en tu correo electrónico un nuevo paso. Así te dará tiempo
de leer cada uno de ellos con calma y reflexionar al respecto para aplicarlo a tu situación personal.
Al terminar tendrás algunas herramientas que te permitirán construir tu propio plan financiero
personal.

Es importante mencionar: este pequeño curso no es una receta para volverte rico de forma rápida.
Eso no existe y quien te lo prometa, te está mintiendo para sacarte algo. Mi objetivo es enseñarte
cómo puedes ir construyendo un patrimonio a lo largo de tu vida.

Antes de empezar con el primer paso, quiero pedirte que reflexiones. ¿Qué significa para ti tener
libertad financiera?

Notarás que en esta introducción me pongo un poco filosófico, pero vale la pena.

¿Cuáles son tus valores?

Muchas veces pido a las personas que hagan una lista con sus valores más profundos. Los valores
son conceptos fundamentales que determinan tu manera de ser y orientan tu conducta – por eso
es importante que conozcas cuáles son los tuyos.

Por ejemplo: honestidad, lealtad, respeto, responsabilidad – entre muchos otros.

Una vez que tengas la lista de tus valores, trata de ponerlos por orden de importancia. Esto no es
fácil: varios pueden ser igualmente importantes para ti. Si te tuvieras que quedar sólo con una lista
de cinco valores ¿Cuáles incluirías?

A través de los años me he dado cuenta que uno de los valores que más se repite es la libertad. Es
un poco curioso. Libertad no es un valor en el contexto individual, pero sí lo es en el ámbito social:
en lo que se refiere a nuestra relación con los demás.

El hecho es que para mucha gente, el concepto de libertad es indispensable. Si la tienen, la cuidan.
Si no, la buscan.

¿Qué es la libertad?

Hay muchas definiciones, algunas de ellas bastante elevadas. En esta ocasión me voy a ir por una de
las más sencillas porque se entiende mejor. Libertad es, simplemente, la capacidad de decidir.

He resaltado la palabra capacidad porque es la clave de la definición.

¿Qué significa capacidad? Tener los medios para, precisamente, poder decidir.

En muchos casos, tener medios significa contar con los recursos económicos para lograr eso que
queremos hacer. Por ejemplo, no podemos tomar la decisión de comprar un automóvil si no
tenemos con qué pagarlo. Así de sencillo.

Libertad financiera significa lograr tener esos recursos económicos que nos permitan lograr nuestras
metas de vida.
Muy poca gente en este mundo nace, desde luego, con libertad financiera. Con recursos que sus
padres o antecesores lograron forjar. Los demás tenemos que comenzar a construirla poco a poco,
a través del ahorro y la inversión, enfocándonos en los objetivos que queremos alcanzar.

¿Para qué quieres libertad financiera?

Tus metas de vida deben estar alineadas con tus valores. Deben representar tus prioridades, lo que
verdaderamente quieres lograr.

Algunas de las metas financieras más comunes son:

1. Retiro

Este es la meta financiera más importante de nuestra vida, pero tristemente mucha gente no se da
cuenta sino hasta que es demasiado tarde. Por eso - enfatizo - es muy importante conocer nuestros
valores y tener muy claras nuestras prioridades. Esta es la clave.

2. Comprar una casa

Para muchas personas, comprar una vivienda propia es algo muy importante. Es donde transcurren
muchas de nuestras historias de vida: donde crecen los hijos, donde hacemos las cosas que más nos
gustan, etc. Por otro lado, una vivienda propia puede ser parte importante del patrimonio familiar.

3. Educación de los hijos

Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, aunque esto tiene significados distintos.
Para muchos es importante darles la oportunidad de estudiar en los mejores colegios y
universidades.

4. Hacer lo que más te gusta

Todos tenemos sueños, anhelos, deseos. Experiencias que nos gustaría tener en la vida. No estoy
hablando de hobbies sino de aquellas que requieren recursos económicos importantes. Para mí es
poder viajar a otros países: es algo muy enriquecedor.
Muchas personas tienen una filosofía simple de la vida: hay que trabajar duro y tratar de vivir lo
mejor que se pueda. A la mayoría, sin embargo, le siguen montañas de cuentas por pagar, haciendo
que los asuntos de dinero se conviertan en una fuente importante de stress en la familia.

A pesar de ello, pocos piensan que la planeación financiera personal les pueda ayudar a mejorar su
calidad de vida. De hecho me han criticado diciendo que lo que escribo funciona sólo para gente en
Estados Unidos o Europa, lugares donde el ingreso per cápita es mucho mayor.

Todo lo contrario: mientras más escasos sean los recursos que tenemos, más importante es saberlos
administrar.

Estoy convencido que para cualquier persona, el hecho de enfrentar sus finanzas personales hoy,
puede cambiarle la vida.

Paso 1 - Determina tu situación financiera actual

Como en muchos otros aspectos de la vida, para trazar cualquier plan que vaya encaminado a lograr
un objetivo se debe comenzar por el principio. Por entender qué es lo que está pasando en el
presente: conocer el punto de partida, en dónde está uno parado.

Para algunos puede ser también la parte más difícil: saben que su situación no es muy buena y por
lo mismo les da mucho miedo enfrentar la realidad. Todos hemos tenido este sentimiento: cuando
no queremos subirnos a la báscula después de las fiestas de navidad.

Pero hay que hacerlo. Debes saber que no importa qué tan buena o mala sea tu propia situación,
siempre puedes recuperar el control. De eso se trata esta historia.

Calcula tu patrimonio

El patrimonio se calcula a través del balance personal. No te preocupes por el nombre, es muy
sencillo hacerlo.

Saca una hoja de papel y divídela con una línea en dos columnas. La primera, la de la izquierda, será
la columna de tus activos (lo que tienes) y la segunda la de tus pasivos (lo que debes).

Lo que tienes

Tus activos son tus cuentas de cheques o ahorro y tus inversiones. Ponlas en una lista y entra al
portal de tu banco para consultar el saldo a la fecha.

Si tienes casa propia y otras propiedades, también incluye su valor estimado.

Muchos me preguntan si deben incluir ahí también el valor de los autos que están a su nombre.
Hazlo sólo si todavía los estás pagando - de lo contrario no te preocupes por eso. Recuerda que son
bienes que se deprecian mucho. Puedes encontrar una referencia de valor en portales de compra-
venta de automóviles por internet.

Así de sencillo.
Lo que debes

Tus pasivos son tus deudas: tarjetas de crédito, préstamos personales, crédito de auto y crédito
hipotecario. El saldo a la fecha también lo puedes encontrar en los portales bancarios.

Tu patrimonio

Calcular tu patrimonio es muy sencillo: tus activos menos tus pasivos. Es decir, lo que tienes menos
lo que debes.

El balance personal es importante porque te dice muchas cosas, por ejemplo: ¿De qué tamaño es
tu patrimonio? ¿Es positivo o negativo? ¿Qué tan endeudado estás?

Haz un alto en el camino

Ahora es tiempo de pensar y de reflexionar. No tengas miedo: estás aprendiendo y yo estoy a tu


lado.

Recuerda que la falta de conocimiento de tus finanzas, de tu propia situación, a la larga puede ser
más dañina para tu bienestar. La ignorancia, cuando se trata de dinero, es lo peor que te puede
pasar.

Hoy, por el simple hecho de haber calculado tu patrimonio, estás mucho mejor que antes, porque
ya diste el primer paso.

¿Cómo has manejado tu dinero?

Reflexionar sobre tus decisiones financieras en el pasado - cómo has manejado tu dinero - te permite
encontrar tus propias lecciones, que debes aprender.

Por ejemplo: mucha gente contrata créditos de nómina sólo porque se los ofrecen - en poco tiempo
se convierten en un gran dolor de cabeza.

De ese análisis también podrás encontrar aspectos positivos que debes reforzar.

Por ejemplo: hay personas que tienen el hábito de buscar ofertas para los productos que necesitan,
particularmente cuando se trata de una compra grande.

Haz un ejercicio: toma una hoja de papel y responde por escrito estas preguntas:

1. ¿Cómo manejas tu dinero?

2. ¿Estás contento con la forma como tu familia y tú manejan sus finanzas?

3. ¿Cuáles son las áreas problemáticas?

4. ¿Cuáles son tus actitudes acerca del dinero?

5. ¿Sientes una cierta seguridad financiera?

6. ¿Cómo te sientes acerca del desenvolvimiento que ha tenido tu vida financiera?

7. Sé honesto contigo mismo: ¿Cuáles son las cosas que has venido ignorando?
8. ¿Qué aspectos financieros te ponen más tenso?

9. ¿Qué aspectos financieros manejas bien?

10. ¿Sobre qué temas te gustaría tener un conocimiento mayor?

11. ¿Qué has podido aprender sobre tus equivocaciones?

12. ¿Qué has podido aprender de los éxitos financieros que has tenido?

13. ¿Sabes verdaderamente cuánto dinero ganas? Escríbelo.

14. ¿Sabes cuánto y en qué gastas? Escríbelo también.

Tus respuestas escritas te indicarán muy claramente cuál es tu situación actual, pero además te
esbozarán gran parte del camino que debes seguir para lograr tu independencia financiera.
Paso 2 - Aprende a establecer tus prioridades

Antes de comenzar a organizar tus finanzas personales, debes saber qué es lo que quieres que tu
dinero haga por ti. En otras palabras: antes de trazar la ruta, debes conocer el destino: a dónde
quieres llegar.

Por eso es importante aprender a establecer tus prioridades en la vida. Para hacerlo, debes
preguntarte lo siguiente:

Preguntas que debes hacerte

1. ¿Qué es lo más importante para mí?

2. ¿Qué estaría haciendo si fuese financieramente independiente?

3. ¿Qué es lo que quiero lograr antes de morir?

4. ¿Qué es esencial para tu vida, sin lo cual no estarías dispuesta a vivir?

Algunas posibles respuestas a estas preguntas (como ejemplo para orientarte):

1. Lo más importante es mi familia, mi bienestar, mis valores.

2. Estaría dedicándome a la música, haciendo trabajo social.

3. Me encantaría saltar en paracaídas, viajar por el mundo.

4. No estaría dispuesto a vivir sin libros, música y una buena comida de vez en cuando.

Escribe las preguntas - y tus respuestas - en una hoja de papel o en un cuaderno dedicado
especialmente a ello. Si guardas tu plan de vida en la cabeza, no estarás lo suficientemente enfocada
- incluso lo olvidarás. Hay muchos estudios que demuestran que el simple hecho de escribirlo hace
más fácil que se convierta en realidad. Además te sirve como referencia.

Las prioridades que uno tiene se descubren, en gran medida, dentro de esos sueños que tenemos y
hemos escrito. Por eso debes tomarte el tiempo necesario para repasarlos y pensar en ellos.
Revísalos todos los días, numéralos en orden de importancia y e incluso trata de volverlos a
acomodar. Duerme con ellos, llévalos a tu corazón: solamente tú puedes determinar lo que quieres
lograr en la vida.

Deja que tus deseos de vida se encarguen de crear el bosquejo de lo que debes hacer con tu dinero,
en lugar de que sea al revés. Tus prioridades deben determinar cómo ganar y gastar el dinero. Por
ejemplo, si el surf es tu pasión, entonces un trabajo que te permita salir los viernes temprano a la
playa y que te permita pagarte un viaje anual a Puerto Escondido será maravilloso. O si la lectura es
tu prioridad más importante, tal vez puedas convertirte en dueño de una librería (o no, simplemente
tener la oportunidad de comprar siempre todos libros que quieras leer).

Ya que conoces tus prioridades, es muy fácil establecer tus metas. Es importante clasificarlas de
acuerdo a su horizonte, es decir: metas de corto, mediano y largo plazo.

Desde luego, como sabemos, los recursos son escasos. No se pueden cumplir todas al mismo
tiempo. Por eso debemos enfocarnos en las que son más importante (de nuevo: nuestras
prioridades). Perdona que sea repetitivo, pero veo con tristeza que la mayoría de la gente deja de
lado la planeación para el retiro por la del próximo fin de semana, lo cual es un grave error (y uno
que se termina pagando caro). El equilibrio es lo más importante: es igualmente vital disfrutar la
vida diaria mientras se separa dinero para enfrentar los eventos más grandes.

Define tus metas de la siguiente manera:

Metas de corto plazo

Son las cosas de la vida cotidiana, como comprar una nueva lámpara o ir al próximo concierto de tu
grupo favorito.

Metas de mediano plazo

Pueden ser planear un viaje dentro de un par de años, cambiar tu auto, construir tu fondo para
emergencias, etc.

Metas de largo plazo

Son cosas grandes, que pasan pocas veces en la vida (o una sola) como un viaje por el mundo, la
compra de una casa o el retiro.

Revisa tus metas y prioridades de manera regular. Esto te ayudará a enfocarte y a tomar las
decisiones financieras que te llevarán hacia esas metas y a soportar tus prioridades.

Es importante recordar que estas prioridades no están grabadas en una piedra de por vida. Pueden
cambiar, así como cambian tus necesidades. Las metas también pueden modificarse con ellas.

Las prioridades que tienes hoy no serán las mismas que tendrás dentro de 10 años. Por eso es
importante revisarlas de vez en cuando. Yo lo hago una vez al año. Luego me reúno con mi esposa
para encontrar las de la familia. Trata de ser flexible, pero sólo mientras seas capaz de permanecer
honesta con tus valores.

El siguiente paso involucra tomar el control de tu vida financiera. Ya conoces tu punto de partida y
también a dónde quieres llegar. Es tiempo entonces de ir trazando el rumbo y lidiar con las piedras
que encontrarás en tu camino.
Paso 3 - Toma el control de tu vida financiera

Es tiempo de ponerte manos a la obra y enfocarte en tus finanzas personales: esto hará tu vida más
sencilla. Tomar hoy el control de tu vida financiera te ayudará a construir el camino a tu libertad
financiera.

Para ello, es importante que aprendas o incrementes tus conocimientos básicos sobre el dinero. No
es difícil y no tienes que convertirte en experta. Recuerda que a veces la mejor virtud es comprender
los aspectos básicos, para entonces tener la habilidad de saber cómo y dónde se pueden obtener
respuestas de los expertos.

Primero, organiza tu dinero

Para tener éxito, uno debe ser organizado. Esto no es difícil: basta desarrollar un sistema de trabajo
simple que te permita pagar tus cuentas a tiempo y llevar registros de tus pagos, lo que además te
ayudará a ahorrar dinero y a evitar dolores de cabeza.

Esto puede hacerse de varias formas: desde manejar solo una cuenta bancaria y llevar tus registros
en un cuaderno, usar excel o comprar alguna aplicación. Lo que funcione para ti (recuerda que todos
somos diferentes). ¿Qué es lo que yo hago? Para mí lo que mejor funciona es YNAB (You Need a
Budget) por su metodología. Me ayuda a enfocarme en mis prioridades y me hace la vida más fácil.

Pero en este momento no te enfoques en la herramienta, no te distraigas en eso. Simplemente


empieza, hazlo en un cuaderno o si lo prefieres, en tu computadora.

Junta todos tus recibos y estados de cuenta que tienes a la mano, de los gastos por lo menos del
último mes y trata de determinar lo siguiente:

1. ¿Cuánto dinero ganas al mes, ya descontando impuestos? Por ejemplo, salario y otras
fuentes de ingresos.

2. ¿Cuánto gastas cada mes en cada categoría? Por ejemplo: hogar, alimentación, cuentas por
pagar y otros gastos. En otras palabras: ¿En qué se te va el dinero?

3. ¿Cuánto de lo que ganas lo destinas a pagar deudas? Esto es importante. Mucha gente no
se da cuenta pero las deudas, aún cuando sean a meses sin intereses, afectan el flujo de efectivo.
Nos impide destinar dinero a otras cosas, como la construcción del patrimonio.

Haz un plan de gastos

A la gente no le gusta escuchar la palabra presupuesto por muchas razones. Piensan que es algo que
limita, algo a lo que se tienen que "ajustar" como si fuera una camisa de fuerza. No pienses así - lee
el post que escribí al respecto: Un buen presupuesto nos da libertad para decidir.

La idea básica es destinar la mayor cantidad que puedas hacia tus prioridades, el resto en realidad
no importa tanto cómo lo gastes, siempre y cuando no te excedas y no te endeudes.

Por ejemplo: si tu prioridad es salir de deudas entonces no pagues sólo el mínimo: destina la mayor
cantidad que puedas hacia ellas. Si decides recortar tu gasto en otras cosas, qué bueno. Si no
necesitas hacerlo, también. La decisión es tuya y un plan de gastos te da la posibilidad de tomar
decisiones: tú decides a dónde se va tu dinero. Te permite a ti, tomar el control.
La clave de formar un patrimonio es aprender a vivir bajo tus propios medios. Esto no es
necesariamente fácil en un mundo consumista, lleno de publicidad y de costosas oportunidades
para divertirse.

Si te das cuenta que requieres cambiar algunos hábitos, para enfocarte en tus prioridades, hazlo.
Será difícil al principio, pero sigue adelante. Recuerda que la libertad financiera es vivir tu vida en
tus propios términos, bajo tus propias condiciones. Si esto es en verdad una prioridad para ti, podrás
lograrlo.

Forjar el camino hacia tu libertad financiera

Cuando hagas tu plan de gasto, no te olvides que hay también gastos irregulares, que no ocurren
cada mes. Por ejemplo los regalos de navidad, las vacaciones anuales o la limpieza dental cada seis
meses. Debes incluirlos también en tu presupuesto en montos pequeños, manejables, de tal forma
que cuando llegue el momento, el dinero esté ahí en tu cuenta bancaria y no te causen ningún
desequilibrio.

Una forma de hacerlo es encontrar lo que te gastas cada año y dividirlo entre doce (meses), o entre
24 si prefieres hacerlo en quincenas.

La idea es que nada de esto te tome por sorpresa, te cause un desequilibrio y tengas entonces que
endeudarte.

Empieza a construir un colchón

El fondo para emergencias es esencial. No tiene que ser muy grande al principio, se puede ir
construyendo con el tiempo (incluso a través de los años), pero debes tener uno.

¿Por qué? Para evitar, nuevamente, que la vida te tome por sorpresa. Cuando el coche se estropea
o hay goteras en el techo, se necesita tener dinero para arreglarlas.

¿De cuánto debe ser este fondo? Idealmente por lo menos de tres meses de gasto corriente (es
decir, sin incluir el dinero que destinas para tus metas financieras). Pero como te digo, empieza poco
a poco, pero hazlo.

Un gran error de mucha gente: tener una tarjeta de crédito para emergencias. Que no sea tu caso,
lo que menos quieres cuando las cosas malas suceden, es estar endeudada.

Controlar tu dinero significa controlar tu vida. Cuando puedes vivir dentro de tus posibilidades y
construir un colchón cómodo de ahorros, estás en camino a tu libertad financiera.
Paso 4 - Sé inteligente con respecto a créditos y deudas

Antes de entrar en materia, es importante conocer la sutil diferencia entre lo que es el crédito y lo
que es una deuda.

Por lo general, el crédito tiene una connotación positiva en el pensamiento de la gente. Para algunos
significa la posibilidad de hacer cosas divertidas, como comprar o gastar. Otros piensan que tener
acceso a él es sinónimo de “status”, de un cierto nivel social. Las deudas, por el contrario, tienen
una interpretación negativa: se refieren a cosas que hay que pagar con nuestro ingreso futuro. Sin
embargo, es importante no perder de vista el hecho de que sólo una fina línea divide al crédito de
las deudas: en esencia, el crédito es la habilidad (capacidad) de contraerlas.

El crédito y las deudas son parte de nuestro mundo moderno y pueden servir para propósitos útiles,
como la compra de una casa o financiar el crecimiento de un negocio. Pero nunca para el gasto del
día a día. Es vital aprender a controlarlas, para que ellas no te terminen por controlarte a ti.

Salir de ese océano de deudas, facturas y cuentas por pagar te permitirá:

• Dejar de vivir de quincena a quincena, sin dinero para terminarla.

• Liberarte de la preocupación y el estrés de encontrar el dinero que necesitas para pagar tus
cuentas.

• Ganar control sobre tu propio dinero y poder entonces enfocarte en tus prioridades y metas
de vida.

¿Cómo salir de deudas?

Si las deudas controlan tu vida, es tiempo de voltear las cartas. Haz de tu libertad financiera una
meta personal: eso implica salir de deudas de una vez por todas. Dependiendo de tu situación, esto
podría tomar un buen tiempo, pero créeme: vale la pena el esfuerzo.

Dentro del plan de gastos que ya elaboraste, trata de destinar lo más posible al pago de tus deudas.
Ojo: siempre en equilibrio. No significa - a menos que no tengas opción - que tengas que sacrificar
tus necesidades básicas para ello. Pero sí ser consistente y destinar cierta cantidad al mes para
conseguir este fin. La que tú determines.

Procura que dicha cantidad sea siempre mayor al nivel de tus pagos mínimos, ya que si únicamente
te limitas a ellos, tardarás muchísimos años en salir de tu situación.

Toma en cuenta, y piensa constantemente, que mientras tú no tomes el control de tus deudas, tus
acreedores y no tú, son quienes tienen el control de tu vida financiera.

Si es tu situación, en mi blog escribí este post que te será de mucha ayuda: ¿Cómo Salir de Deudas?

Toma decisiones inteligentes con respecto a tus créditos

Mucha gente contrata créditos sin analizarlos, simplemente porque se los ofrecen. Incluso si no lo
necesitan. Es como dinero adicional para poder comprar cosas. Eso es lo que genera, más adelante,
grandes dolores de cabeza.
Por eso es importante aprender a distinguir entre diferentes tipos de crédito y entender sus peligros
potenciales.

El crédito al consumo es el que se usa para comprar ciertos artículos de nuestra vida cotidiana: ese
es el más peligroso. Estás comprometiendo tu ingreso futuro para consumir hoy. Esto implica que
mañana podrás consumir menos, tendrás menos dinero disponible para tus prioridades, porque
tendrás que pagar algo que ya disfrutaste en el pasado.

Además son créditos caros por lo general. En este sentido, mientras más alta sea la tasa de interés
y más tiempo tengas un saldo en contra, estarás pagando mucho dinero en intereses. No es una
buena manera de vivir: de hecho en lugar de construir libertad te estás encadenando.

Por lo tanto, el crédito al consumo debe ser evitado a toda costa. Si se llega a utilizar, debe ser un
accesorio para financiar compras que lo valgan verdaderamente y no como un hábito.

Yo sí creo que debes tener por lo menos una tarjeta de crédito, porque te ayuda a construir historial
crediticio que podrá serte muy útil en el futuro. Siempre y cuando pagues el saldo mínimo cada mes.
Si eres de las personas que no pueden controlar sus impulsos o resistir la tentación de gastar, es
mejor que no la tengas.

Por otro lado, dado que el crédito es la capacidad o habilidad de contraer deudas, tener demasiadas
líneas de abiertas, aunque no se usen, pueden dañar tu perfil financiero.

Ahora bien, sí hay créditos que pueden ser útiles porque pueden añadir valor a nuestra vida. Como
por ejemplo el que se usa para comprar una casa. Pero también debes aprender a usarlo con
inteligencia, a no endeudarte de más y además comparar para encontrar el de menor costo.

La responsabilidad es clave en el camino a tu libertad financiera.

Cuando has logrado tener control sobre tu dinero y has terminado de pagar tus deudas, entonces
tendrás excedentes (lo que antes pagabas) para ponerlo a trabajar y construir tu patrimonio. El
siguiente paso es precisamente sobre inversiones y te llegará en tres días más.
Paso 5 - Utiliza tu dinero para crear más dinero

Invertir es precisamente esto: hacer que nuestro dinero crezca con el tiempo. Ahora bien: no hay
soluciones mágicas, ni inversiones seguras que multipliquen tus recursos en unos cuantos meses. La
inversión es un proceso que te permite construir patrimonio en el largo plazo.

La magia del interés compuesto

Mientras más pronto comiences a invertir, más impactantes serán los resultados. Esto se debe a la
magia del interés compuesto.

En esencia, los únicos ingredientes que necesitas para construir un patrimonio son:

1. Ahorrar de manera constante. Esto significa: vivir dentro tus posibilidades (gastar menos de
lo que ganas).

2. Tener tiempo a tu favor. El mejor momento para invertir siempre es y será hoy. Aunque el
panorama no se vea alentador (recuerda que siempre hay ciclos, épocas buenas y malas).

3. Invertir de manera inteligente. Esto significa construir un portafolio diversificado, siempre


tomando en cuenta tu horizonte de inversión (plazo) y tu tolerancia al riesgo.

Déjame darte un ejemplo que puede parecer extremo. No es lo mismo invertir recursos que podrías
necesitar en cualquier momento (como tu fondo para emergencias) que invertir dinero para tu
retiro, que no tocarás hasta dentro de 30 ó 40 años.

Es fácil ver que la manera de invertir el dinero para ambos objetivos debe ser totalmente diferente.

En el primer caso - tu fondo para emergencias - necesitas tenerlo invertido en instrumentos de corto
plazo, que te den la liquidez que necesitas. Esa es tu prioridad. En la medida de lo posible, también
puedes buscar mantener, en la medida de lo posible, conservar su poder adquisitivo. Debes evitar
volatilidad.

En el segundo caso - invertir para tu retiro - la liquidez no es importante porque es dinero que no
vas a ocupar en un buen rato. Necesitas que maximizar el crecimiento de este dinero en el largo
plazo, aunque haya un poco de volatilidad de el camino. ¿Cuánta? Depende de tu tolerancia al
riesgo. Se trata también de dormir tranquilos por las noches y no preocuparnos demasiado si hay
caídas en los mercados financieros.

¿Lo puedes ver?

Desde luego, antes de invertir hay que tomar una serie de decisiones. La primera es determinar qué
tanto quieres involucrarte en este proceso. En estos días, puedes optar ya sea por manejar tus
propias inversiones o contratar expertos que lo hagan por ti. Cualquiera que sea el caso, la
educación es vital: has trabajado mucho para tomar el control de tu dinero y no quieres tirar esto
por la borda con una mala inversión.

Por eso recuerda: nunca debes aceptar asesoría a ciegas. Tú eres responsable de valorar los consejos
que te dan. La decisión final sobre cómo se invierte tu dinero es responsabilidad tuya. Por lo tanto
NUNCA hay que invertirlo en instrumentos cuyo funcionamiento, riesgos asociados y rendimiento
potencial, no hayas comprendido perfectamente.
Lo primero que debes hacer, entonces, es entenderte a ti mismo y determinar tu perfil como
inversionista. Conocer tu grado de aversión al riesgo, para determinar un portafolio cuya volatilidad
asociada esté siempre por debajo de este nivel. Nunca busques el rendimiento: lo primero que hay
que controlar es el riesgo (es una buena noticia: el riesgo - la volatilidad que tendrá tu portafolio -
se puede controlar).

Es importante mencionar: no existen inversiones garantizadas. Toda inversión tiene un riesgo


asociado. Incluso los gobiernos pueden quebrar.

Por esa razón es importante conocer siempre el funcionamiento y el nivel de riesgo asociado de los
instrumentos que elijas (o que te ayuden a elegir).

Algunas estrategias de inversión

Hay dos estrategias de inversión de largo plazo que son básicas. Ambas requieren que previamente
hayas definido tu perfil como inversionista y determinado el tipo de portafolio en el que invertirás
tu dinero:

1. El ahorro constante (método costo promedio). Significa ahorrar un monto fijo cada mes, que
se traduce en una aportación periódica y constante a nuestro portafolio. Es la forma más fácil y
segura de construir un patrimonio a largo plazo.

2. La estrategia de comprar y mantener. Esto es para personas que ya cuentan con un


patrimonio. Comprar y mantener significa invertir en ese portafolio y dejar madurar esa inversión.

En ambos casos, es importante hacer un rebalanceo una vez al año. ¿Qué significa esto? Mantener
el nivel de riesgo del portafolio. Por ejemplo si al principio del año tu portafolio era 60% en bonos y
40% en acciones, al final del año su ponderación será diferente. Porque las acciones y los bonos
habrán tenido un rendimiento distinto. A lo mejor las acciones tuvieron un buen año y por ese
crecimiento superior, tu portafolio ahora tendrá 57% en bonos y 43% acciones.

Eso implica que el riesgo de tu portafolio también habrá cambiado: algo que no quieres porque
como ya dije, es la variable que debes mantener bajo control. El rebalanceo, en este caso, es vender
un poquito de acciones y comprar bonos para que vuelva a tener la ponderación original.

No te molestes en intentar ganarle al mercado

La historia es implacable y ha demostrado que muy pocos inversionistas - incluso los profesionales
que se dedican de tiempo completo a ello - logran ganarle al mercado de manera consistente. A
veces lo hacen un año o dos, pero no de manera constante.

Por esa razón, es mejor buscar instrumentos indexados de bajo costo. ¿Qué significa indexados?
Que repliquen índices. Por ejemplo, si uno invierte en bolsa, la mejor manera será elegir un
instrumento que replique el rendimiento del índice de referencia. De esta manera no tienes que
elegir tus propias acciones, no tienes que leer reportes financieros, no tienes que hacer trabajo de
analista y puedes dedicarte a las cosas que disfrutas en la vida, mientras tu dinero crece según el
tipo de portafolio que hayas elegido.

Ciclos de mercado y minusvalías


Seguramente has escuchado en los noticieros que la bolsa sube mucho un día y baja al siguiente. A
veces baja mucho. Lo mismo sucede con los bonos, aunque por lo general en momentos distintos
(son instrumentos que suelen complementarse y se combinan precisamente para controlar el riesgo
del portafolio). El mercado tiene ciclos de alzas y bajas, esto es normal.

Enfócate en el largo plazo: en los resultados y no en los ciclos.

Nunca inviertas más allá de tus propias capacidades, y de tu propio entendimiento. No sigas
consejos vagos o rumores: sólo compra o vende un instrumento cuando tenga una poderosa razón
para hacerlo. De esta forma, rara vez te equivocarás.

Recuerda que invertir se trata de alcanzar tus prioridades - tus metas de mediano y largo plazo. Es
una forma de construir un patrimonio - tu libertad financiera - con el tiempo. No es para ganar
dinero rápido, ni para especular - lo cual equivale a apostar.
Paso 6 - Protege tu libertad

Todos en nuestra vida cotidiana estamos expuestos a diferentes riesgos: podemos tener un
accidente, una enfermedad grave, causar daño sin querer a propiedad ajena, que tendremos que
pagar. También podríamos faltarle a nuestros hijos - dejarlos completamente desamparados. En fin,
hay muchos ejemplos de familias que han perdido todos sus bienes por no haber contado con la
protección adecuada. Historias de terror que narran desde la pérdida de los ahorros ante una
eventualidad, hasta la pérdida del hogar después de un terremoto o una inundación.

Sé que tú no quieres que suceda.

Hay dos formas de enfrentar estos riesgos:

1. Los que son cotidianos o frecuentes, pero no severos, se pueden retener. Para esto existe
el fondo para emergencias del cual ya hablé en el paso 3.

2. Aquellos que sí podrían tener un impacto significativo, se pueden transferir. Para ello existen
los seguros: son el mecanismo más eficiente.

Los seguros que necesitas

No se trata de gastar por gastar o de comprar seguros por montones. De hecho mucha gente se
equivoca: compra seguros que no necesita y deja desprotegidos aspectos importantes de su
patrimonio, como la casa.

La realidad es que todos tenemos distintas necesidades de aseguramiento. Pero en general, uno
debe pensar en lo siguiente:

¿Cuál es tu activo más importante?

Tu capacidad de generar ingresos. Aunque los sistemas de seguridad social te cubren parcialmente
la invalidez total y permanente, un seguro de vida con esta cobertura puede ser muy importante.

En segundo lugar - hablando de posesiones - es tu casa. Aún así muy poca gente la tiene asegurada
- a pesar de que es relativamente barato hacerlo (en muchos casos proteger el hogar cuesta menos
que el seguro del coche). Este seguro tiene coberturas importantes, como la responsabilidad civil
familiar, que nos permite enfrentar daños que podamos causar a terceros - como a nuestros vecinos.
O cobertura para catástrofes naturales - a pesar de vivir en una zona donde "nunca ha pasado nada".
No hay tragedia más grande que haber pagado un seguro que no nos cubría contra una tragedia.

El automóvil suele ser también un activo importante. Aunque sea viejo, por lo menos tenemos que
tener contratada la cobertura de daños a terceros. Si no, nos podemos meter en un problema muy
grande. Además de que en muchos países es obligatoria.

Si tienes hijos o dependientes económicos, el seguro de vida es una protección para ellos, les
permite continuar su nivel de vida durante un tiempo, si les llegamos a faltar.

Finalmente, si acostumbras atenderte con médicos privados, como mucha gente hace ante la
deficiente calidad de los sistemas de salud pública, en ese caso un buen seguro de gastos médicos -
dependiendo e tus posibilidades - puede ser esencial.
No olvides la sucesión patrimonial

Otro aspecto fundamental para proteger tu patrimonio, es dejar en orden tu sucesión. Es decir:
hacer un testamento.

Recuerda que cuando no dejas uno, son las autoridades (juez de lo familiar) las que se encargan de
distribuir todos tus bienes de acuerdo a las leyes y procedimientos aplicables en tu estado. Es un
proceso que toma mucho tiempo y que en la mayoría de los casos, implica gastos de abogados y
conflictos entre los parientes. Es decir: pérdida de tiempo y dinero para tus seres queridos.

Un juicio de intestado puede durar varios años, favorecer el deterioro de los bienes en disputa y en
esos casos, generar altísimos honorarios legales que podrían acabar, incluso, con todo lo que
lograste construir tanto esfuerzo.

Por eso, planear tu sucesión es una responsabilidad ineludible si estás comprometida con el
bienestar de tu familia. Hay varias formas de elaborar una sucesión patrimonial adecuada,
dependiendo de cómo esté compuesto nuestro patrimonio. Las más comunes son:

1. Un testamento, que es un documento personal, revocable y libre, por el cual una persona
en plenas facultades dispone de sus bienes y derechos para después de su muerte. Es lo que necesita
la mayoría de la gente y es muy fácil y barato.

2. Un fideicomiso testamentario, contrato mediante el cual una persona entrega sus bienes a
una institución fiduciaria, para que ésta los administre en vida (de acuerdo a nuestros deseos e
instrucciones) y en caso de fallecimiento los distribuya y/o administre conforme a las instrucciones
plasmadas en dicho fideicomiso. Tiene la gran ventaja de que no requiere realizar trámite sucesorio
alguno.

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