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Esta es una pregunta que se nos plantea con frecuencia en las conferencias o en
conversaciones particulares con personas no directamente implicadas, aunque también
surge de vez en cuando en los grupos.
Hacemos las siguientes reflexiones, fruto de nuestra propia experiencia, como
una contribución a un tema del que puede decirse en verdad que el propio camino es la
meta.
1. Hay que decir, en primer lugar, que la Cábala, como sistema occidental de desarrollo
integral es muy flexible en cuanto a la práctica. No tiene un sistema de normas y/o
ejercicios fijos que se han de seguir obligatoriamente. No tiene tampoco ninguna
jerarquía organizada. Sus caminos son libertad, ya que no existe ningún tipo de
imposición en lo espiritual.
1. Tener siempre presente cuál es el objetivo fundamental en la vida, que no es otro que el
objetivo espiritual.
2. Soy el creador de mi mundo. He elegido libremente todas las condiciones de mi vida. En
consecuencia, es necesario asumir plenamente la responsabilidad por mí mismo y mis acciones. Es inútil
culpar a nada ni a nadie.
3. El objetivo espiritual se alcanza por la autorrealización personal (tikún personal) y por la
realización de la tarea específica (tikún olam). La autorrealización personal pasa por ser
verdaderamente uno mismo al nivel de Tiféret, lo cual implica necesariamente acción, es decir,
manifestación y proyección de ese self que somos, la expresión de las propias cualidades (briáticas) que
constituyen nuestra individualidad – única y específica – en la plena conciencia de nosotros mismos.
4. Es necesario comprender el valor pedagógico de las experiencias negativas y de las
situaciones difíciles por las que atravesamos. En todo lo que nos ocurre hay lecciones que aprender,
cualidades negativas a superar, teshuvá o rectificaciones que efectuar, expiaciones (para nosotros o para
los demás) que realizar. Nada sucede porque sí. No es sólo que todo tenga una causa, es que también tiene
una finalidad.
5. Siempre tenemos muchos caminos delante de nosotros. La norma infalible es la siguiente:
elegir el camino de la afinidad con el Creador, es decir, el deseo de dar.
6. Las emociones negativas son la puerta de entrada al satán (el Yetser HaRá, la propia mala
inclinación). La duda, el miedo, la culpa, la desesperación, la depresión, la tristeza, la cólera, etc., son los
instrumentos directos mediante los que nos controla nuestra mala inclinación. Sin alegría no hay Dios.
7. La espiritualidad no se alcanza por la realización de actos extraordinarios, sino por la
sublimación de lo cotidiano. La actitud a cultivar es el éxtasis ordinario, el vivir en un estado de
conexión constante.
8. Toda situación es dual por naturaleza: tiene una cara positiva y una cara negativa. La cara
positiva nos da placer. La cara negativa nos produce dolor. Es necesario concentrarse en el placer y no
en el dolor, la dificultad, o el esfuerzo.
9. La espiritualidad es lo opuesto de la inconsciencia. El camino es, pues, necesariamente la
conciencia, que empieza por el autoconocimiento. Para ello no hay otra puerta de entrada que la
honestidad con uno mismo.
10. La ley espiritual es la ley del esfuerzo. No existe tal cosa como un camino espiritual fácil. Si
es fácil no es verdadero. Como dice el Talmud: “¿Te esforzaste y encontraste? ¡Creételo! - ¿No te
esforzaste y encontraste? ¡No te lo creas!”
A pesar de todo, Guevurá (el rigor) es la 5ª sefirá. Antes viene Jésed (la misericordia, el perdón y
la gracia), que es la 4ª sefirá. Biná (la creación, la ley cósmica) es la 3ª sefirá. Antes viene Jojmá (la
sabiduría y la creatividad), que es la 2ª. Siempre hay un camino. Siempre hay esperanza. La 1ª sefirá es
Kéter (voluntad y unidad) que trasciende todos los opuestos.
1. El estudio, según las líneas anteriores. Es obvio mientras se avanza por los
grados. En general, el Árbol de la Vida es una metafórmula que actúa como un lenguaje
de programación: dispara y pone en marcha procesos.
5. Un trabajo con el aura y el cuerpo de luz: Pilar del medio, cruz cabalística,
tikún hanéfesh, técnicas de la merkavá, etc.
7. Hay ejercicios de ocasiones especiales, como por ejemplo los rituales, ya sean
individuales o en grupo.
(Nota: En la figura anterior los colores son sólo aproximados. Seguir siempre la
descripción literal de arriba).
Para establecer cada sendero se visualizan las dos sefirot de sus extremos en su
color y en su ubicación en el cuerpo. En la inspiración desciende desde la sefirá superior
hasta la sefirá inferior (o anterior y posterior en la sucesión numérica en el caso de los
pilares laterales) una energía en forma espiral, moviéndose en el sentido de las agujas
del reloj. Es recibida en la sefirá de llegada que brilla con más intensidad y poder de
irradiación. Esto en la pausa de la respiración. Después, en la espiración, la energía se
mueve en sentido inverso, de la sefirá inferior a la superior, también en una espiral que
gira en el sentido del reloj (sentido considerado ahora desde la sefirá inferior, o sea, el
contrario que en el caso anterior del descenso en la inspiración). Pausa de nuevo en la
primera sefirá y se repite el proceso (de tres a cinco veces en una primera
aproximación).
El ejercicio termina con una imagen global del Árbol superpuesta al cuerpo (en
el aura). La imagen será más o menos detallada, según las posibilidades de cada uno.
Hay que considerar siempre que el Árbol aparezca lleno de luz y vitalidad, con una
poderosa dinámica interna.
VIBRACIÓN
El siguiente cuadro expone las correspondencias fundamentales para hacer el ejercicio en una
primera fase:
Nombre de
Centro Sefirot Colores Significado
Dios
Luz
Corona
resplandeciente Yo Soy (el que
Parte superior de Kéter EHEIEH
Blanca brillantez soy) o Yo Seré
la cabeza
Luz de magnesio
Sabiduría
omnisciente.
Gris perla
Trascendencia.
iridiscente
Principios
Frente; entrecejo Jojmá/Biná (tornasolado, YAH
Masculino y
anacarado, con
Femenino Divinos
espejos)
eternamente
unidos.
Índigo sobre
YEHOVÁ Padre/Madre
Garganta Daát fondo negro o
ELOHIM Creador
carmesí
Dorado/rosáceo El Ser de los Seres
pulsante y YEAOUA (el Eterno) es Dios
Corazón Jésed/Gueburá/Tiféret radiante (sobre ELÓAH manifestado en el
fondo de color VADÁAT centro del propio
azul) ser
El Eterno es el
Rojo/anaranjado YEAOUA
Plexo solar; Dios/a/es
Tiféret/Nétsaj/Hod sobre fondo verde ELOHIM
ombligo (principio activo)
esmeralda TSEBAOT
de los Poderes
Genital; Púrpura/violeta SHADAI El Omnipotente
Yesod
sacro plateado EL JAI Dios Vivo
Amarillo/ocre;
Raíz ; base de la Amarillo limón/ ADONAI El Señor de la
Maljút
columna verde oliva/ rojo HAÁRETS Tierra.
bermejo/ negro
Procedimiento
De pie o sentados, espalda recta, con los brazos relajados, mirada al frente con el mentón un poco
hundido, respiración rítmica, profunda, diafragmática.
Visualizamos una esfera de blanca brillantez, justo encima de la cabeza, con un punto en su centro de un
brillo tan intenso que de tan luminoso casi podría parecer oscuro.
Sentimos como la irradiación de esta esfera de Kéter es como una ducha que rocía todo nuestro ser y lo
colma de bendiciones, y sentimos como todos nuestros poros se van abriendo y van absorbiendo de nuevo
esta luz, que nos llena completamente.
Nos sentimos vibrando al unísono con el corazón mas íntimo de toda la creación en esta luz sin límites, en
esta luz sin espacio ni tiempo, en esta luz absolutamente serena, absolutamente pacifica, y que sin
embargo contiene toda la danza de la creación.
Contiene toda la música del ser, toda infinita presencia en la danza de la vida, y saber que de algún modo
eres uno con esa luz, y te sientes uno con la divinidad, con la divinidad omnisciente, que permea todo
absolutamente, con la divinidad omniabarcante.
Despertando esa chispa divina que brilla en ti, y en todos los seres de la creación, y conectamos con esa
energía, con el nombre de Dios en Kéter, y vibramos
Dirigimos nuestra atención a este Centro de la frente, que se abre hacia delante, justo encima de las cejas
y observamos una vibración sutil, tan sutil que apenas se percibe, y que hace surgir una sensación de
profunda concentración, de vivo silencio.
Se forma esta esfera de gris plateado iridiscente.
Estamos en su centro, en contacto con ese silencio profundo que es al mismo tiempo sonido, que es el
silencio hablante, que es el Jasmal, que combina la noche profunda con la luminosidad del espacio vacío.
Su vibración te serena, te hace receptivo, y llena tu conciencia plenamente de esta luz tranquila, y te vas
hundiendo cada vez más y más en la fuente omnipresente de esa luz, unido con la sabiduría universal, en
la pura seidad de la conciencia, y notas como en ese plano sosegado del ser habita un saber que se
presenta a ti en intuiciones, en imágenes, en sonidos, en sensaciones, en percepciones directas, pues te
abres al espíritu universal que actúa en ti y en toda la creación.
Es la energía del nombre de Dios en esta esfera del Daath superior.
Nombre divino que vibramos
Ahora el rayo de luz desciende a nuestro centro de la garganta, donde se forma una esfera de color índigo
profundo sobre fondo negro.
Notamos una sensación de gran amplitud, de espacio, de libertad, como si contuviéramos en nosotros
todo el espacio, permitimos que esta vibración transparente y luminosa vaya difundiéndose dentro de
nosotros, hasta llenar todo nuestro ser.
Luz que va haciéndose brillante y ensanchándose libre, como la bóveda celeste.
Permites que dentro de ti, en tu mundo interior y exterior exista todo el universo.
Igual que el cielo infinito permite en sí la vida de todas las estrellas, de todos los planetas y astros.
Permite que todo sea como es.
Que todo en ti, y en tu vida, reciba su sitio.
Observa como todo está en continuo cambio.
Cosas que perecen, y surge lo nuevo.
Permite esta danza de la vida, en la maravillosa infinitud que es tu auténtico ser
Todo puede ser como es, todo puede ir y venir.
Te sientes sano y completo en esta libertad y amplitud de conciencia.
Un claro sentimiento de felicidad vibra en ti.
Permaneces en silencio, atento a todo cuanto escuchas en tu espacio infinito.
Escuchas el sonido de toda la creación.
Escuchas el sonido de la palabra creativa
Escuchas que toda vibración en última instancia es sonido.
Escuchas el sonido primordial.
Dejas que tu alma se convierta en un canal para los mensajes que recibes en lo más íntimo.
Conectas esta energía con el nombre de Dios en esta esfera de Daath inferior, que vibras varias veces
Este Centro es el puente de unión a través del abismo entre los Supremos y las sefirot intermedias
Es el centro que rige la emocionalidad más profunda y más intensa de la persona, el centro de la garganta,
por donde pasan la respiración y el alimento, pero además traduce tanto el aspecto emocional al aspecto
intelectivo superior, como viceversa. Es el centro de la palabra, Daáth a través del abismo, el punto
fundamental que transmite todas las inspiraciones del mundo superior y las traduce a conceptos que la
psique ordinaria asimila y es capaz de formular.
El rayo de luz que atraviesa tu Pilar Central descansa ahora en la esfera del corazón donde se forma una
esfera de pura brillantez dorada, resplandeciente, que irradia como un sol en tu interior.
Dentro de ese sol hay también como una esfera de luz verde, y dentro de esa esfera de luz verde como una
esfera interior de un rosa vivo, como si fuera una flor rodeada por una corona de hojas verdes.
Sientes la íntima vibración de esa energía que te hace totalmente en paz contigo mismo.
Totalmente entero, integro en tu centro, y al mismo tiempo en contacto con el centro de todas las cosas.
En un estado de equilibrio, armonía, en un estado en el que puedes sentir en lo mas intimo la esencia de la
verdad de todos los seres.
Despierta en ti el amor absoluto por toda la creación, la compasión por todos los seres que es el sentir con
ellos.
Nota como del centro de tu corazón brota una honda alegría, una sonrisa, una felicidad interior, como si
de allí surgiera el sonido de una maravillosa música.
Como esa música sonara armonías delicadas de belleza absoluta, al unísono con todos los seres.
Nota como esa vibración llena todo el espacio que te rodea.
Como se introduce hasta las profundidades de la creación.
Como por doquier retorna a ti, como respuesta al sonido de una música que se unifica con el sonido de tu
corazón, en una sinfonía perfecta.
Experimenta cómo una vibración de amor y de alegría recorre toda la creación.
Vibra en conjunción con todo lo creado. En esa música de amor divino que todo lo penetra.
Esa energía del nombre de Dios en Tiféret.
Observa como el rayo de luz desciende hasta el centro energético del plexo solar, entre el diafragma y el
ombligo.
Siente allí una fuerte irradiación que se concentra en una luz rojizo/naranja, luminosa, vibrante.
Cómo su brillo va aumentando paulatinamente,
Como la luz de un sol naciente.
En ese centro, siente tu estado personal de tu fuerza, de tu poder personal.
Siente como esa radiación cálida va llenando todo tu cuerpo, más y más, con una luz benefactora, de
manera que te sientes inundado por un calor dorado, relajado, complacido.
Te abandonas a ese brillo soleado, dejando que la luz ilumine hasta la parte más recóndita de tu alma,
llenándote de transparencia y de calidez.
Dejando que se disuelvan todas las sombras, de manera que solo more en ti paz, fuerza, plenitud dorada.
Imagínate como tu centro del ombligo es un sol brillante.
Como su aura de luz te envuelve en una corona.
Envía su iluminación al mundo.
Cómo este centro psíquico se convierte en un sol que irradia el esplendor más claro, que es una fuente
inagotable de calor que da la vida, que da la fuerza, que da la luz.
Unes esta energía con el nombre divino que vibras repetidas veces
YEAOUA ELOHIM TSEBAOT - YEAOUA ELOHIM TSEBAOT - YEAOUA ELOHIM TSEBAOT
Siente como ahora el rayo de luz desciende hasta el centro genital, en el área púbica.
El centro yesódico.
Cómo se forma ahí una esfera de luz púrpura, plateada, azulada, que gira y emite una vibración fluida,
cálida, benefactora que te da la bienvenida.
Siente como esta danza de energía fluida que da vueltas sin parar, con cada giro que da intensifica en tu
interior esa luz morada, plateada.
Como sus vibraciones se propagan por el cuerpo recorriéndolo en círculos cada vez mayores, uniéndose
con la circulación de la sangre, con el flujo purificador de la linfa, con todos los fluidos y líquidos de tu
cuerpo, que se convierte a su vez en un fluir continuo.
Propagándose y emanando de cada uno de los poros, hasta rodearte e inundarte por completo.
Te sientes acariciado, mecido, llevado suavemente.
Sientes un hondo recogimiento.
Te vas entregando cada vez más a la caricia y al acunar de esta agua de vida.
Es un agua con una fuerza purificadora, fecundadora, generadora.
Observa como tus canales obstruidos se abren.
Como se despiertan en ti los sentimientos olvidados.
Como fluye hacia ti por doquier una nueva vida.
Como este fluir vivo va extendiéndose más y más dentro de ti convirtiéndose en un mar, cuyas aguas te
mecen y transportan amorosamente.
Te sientes imbuido de un profundo sentimiento de felicidad que se expande como en olas sobre toda la
creación.
Sientes que es la misma vida fecundadora de la creación la que fluye a través tuyo.
Sientes que la vida dentro de ti comienza a fluir con la creación, y te abandonas confiadamente a este
flujo de la vida.
La energía del Dios omnipotente y vivo
Vibramos tres veces
Diriges tu atención siguiendo el rayo de luz hasta el centro de Maljút, que se abre en la base de la
columna, en el perineo (o en las plantas de los pies).
Permaneces ahí sin intenciones, sin expectativas.
Sintiendo como comienza lentamente a girar.
Visualizas ✇, con sus cuatro colores, citrino, oliva, bermejo y negro.
Siente como va fluyendo de él una energía cálida y pulsátil, como esa energía se va imbuyendo en el
cuerpo cada vez más profundamente, como la sangre lo transporta a todas las células y las va llenando de
un calor apacible y de fuerza vital original.
Siente como la energía fresca de la tierra, la energía fundamental, va fluyendo e introduciéndose en tu
cuerpo.
Siente esta energía hasta su origen, cada vez a mayor profundidad de la tierra, hasta el centro de la misma.
Que resplandece con una luz roja intensa de fuego.
Siente como a través de los distintos estratos de la tierra un flujo de energía continua avanza desde el
núcleo más íntimo de nuestro planeta madre hasta el centro de Maljút, y experimentas la gran fuerza
oculta que habita la tierra.
Esta es la fuerza que ha formado tu cuerpo, la fuerza que lo mantiene y lo nutre, la fuerza que formó los
cuerpos de las plantas, los animales, las rocas, los paisajes.
Te sientes más unido a la tierra y sus criaturas.
Sientes el pulso de la fuerza viva que habita en ella.
Te abandonas a sus energías protectoras, nutrientes, curativas.
Las conectas con el nombre de Dios en Maljút
Con una inspiración asciende la energía desde el centro de Maljút, por todo el Pilar Central, hasta Kéter.
Con la expiración empieza a circular la luz descendiendo por nuestra izquierda de nuevo hasta Maljút.
Con la inspiración asciende por la derecha, es recogida en Kéter.
Expiración, desciende por la izquierda, es recogida en Maljút.
Inspiración, asciende por la derecha, es recogida en Kéter.
Así sucesivamente, sintiendo como la energía circula en ovoide a través tuyo, de manera que toda tu parte
izquierda es un flujo descendente de luz y tu derecha ascendente
Sincronizado con tu respiración.
A continuación, en la expiración, la luz desciende por delante, y en la inspiración asciende por detrás.
En la expiración desciende por delante, y en la inspiración asciende por detrás.
En la expiración desciende de Kéter a Maljút.
En la inspiración asciende de Maljút a Kéter.
Repetimos este proceso varias veces hasta que el flujo cristaliza en nuestra aura, de manera que la luz
circula por sí sola.
Por último, en una aspiración asciende la luz a Kéter por el Pilar Central, es retenida en Kéter un breve
instante y en la expiración desciende por todo el aura, con un enorme resplandor, como una gran ducha de
luz.
Unificando y haciendo toda nuestra áurea resplandeciente, la luz es recogida de nuevo en Maljút.
Varias veces
Imaginamos que estamos en el centro de una esfera, de una estrella pulsante de luz.
Toda esta energía que hemos generado, toda esta luz, la enviamos a nuestro entorno.
Compartimos la luz con todos los seres, enviando particularmente a aquellos que mas necesitan de ella.
Convirtiéndonos en un foco de luz positiva.
Haciendo llegar la luz a todos los rincones de la tierra.
Tenemos una visión general de todo el pilar del medio con sus siete centros
brillando como lámparas de luz, y en particular nos concentramos ahora en los centros
extremos de Kéter (corona) y Maljút (base de la columna). A continuación hacemos
CIRCULACIÓN DE LA LUZ.
Con una inspiración asciende la energía desde el centro de Maljút por la parte
derecha del cuerpo (pilar de la forma) hasta Kéter, que la recibe y brilla intensamente.
Con la espiración empieza a circular la luz descendiendo por nuestra izquierda
(pilar de la fuerza) de nuevo hasta Maljút, en donde descansa y resplandece.
Con la inspiración asciende por la derecha y es recibida en Kéter.
Espiración: desciende por la izquierda y es recogida en Maljút.
Inspiración: asciende por la derecha y es recibida en Kéter.
Una vez estabilizado este flujo repetimos el proceso, pero esta vez la luz
asciende por la parte trasera del cuerpo y desciende por la delantera.
Así, a continuación, en la inspiración asciende una banda de luz por detrás, de
Maljút a Kéter, en donde es recibida y brilla intensamente, y en la espiración, la banda
de luz desciende por delante, de Kéter a Maljút, en donde es recogida y refulge.
En la inspiración asciende de Maljút a Kéter.
En la espiración desciende de Kéter a Maljút.
Repetimos este proceso varias veces hasta que el flujo cristaliza en nuestra
aura, de manera que la luz circula por sí sola.
Por último, reforzamos la visualización de todo el pilar del medio, con sus siete
centros, y vamos a hacer ascender la luz por él de Maljút a Kéter. Esto puede hacerse
en una única inspiración de manera continua, o bien centro a centro, pudiendo incluso
dividir la inspiración en siete tomas menores1.
Así, en la inspiración asciende por el canal central un rayo de luz de Maljút a
Kéter. La luz es retenida en Kéter un breve instante. En la espiración desciende por
toda el aura, con un enorme resplandor, como una gran ducha de luz. Unificando y
haciendo toda nuestra aura resplandeciente, la luz es recogida de nuevo en Maljút.
En la inspiración asciende por el pilar central.
En la espiración desciende en cascada por nuestra aura.
1
Las cuales pueden ir acompañadas de las contracciones o bhandas típicas del yoga.
1
Varias veces.
Imaginamos ahora que estamos en el centro de una esfera, como una estrella
pulsante de luz.
Toda la energía que hemos generado, toda la luz, la irradiamos a nuestro
entorno.
Compartimos la luz con todos los seres, enviando particularmente a aquéllos
que más necesitan de ella.
Nos convertimos así en un foco de luz positiva, haciendo llegar la luz a todos los
rincones de la tierra. Podemos ser en esta fase tan detallados como queramos.
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Una línea de ampliación del ejercicio del Pilar del Medio consiste en utilizar
los dos pilares laterales en la circulación de la luz. Es decir, la luz va ascendiendo o
descendiendo de sefirá en sefirá. Para ello se tiene en cuenta la ubicación corporal de las
sefirot correspondientes.
El ser humano está hecho a imagen del Árbol de la Vida, tanto externa como
internamente, y tanto anatómica como funcionalmente.
Hay que tener en cuenta que cuando estamos frente al Árbol de la Vida (externo,
microcósmico) el pilar de la fuerza está a nuestra derecha y el pilar de la forma a nuestra
izquierda. Pero cuando asumimos el Árbol (microcósmico) es como si nos diéramos la
vuelta y miráramos desde él, con lo cual el pilar de la fuerza está ahora a nuestra
izquierda y el de la forma a nuestra derecha. Lo cual ya se habrá percibido al hacer la
cruz cabalística.
En cuanto a la circulación frente – espalda, notamos que el Árbol de la Vida no
sólo puede ser puesto en el cuerpo humano en la polaridad derecha – izquierda, sino que
también expresa la relación delante – detrás. En ese sentido, el pilar de la fuerza (Jojmá,
Jésed, Nétsaj) se sitúa delante y el pilar de la forma (Biná, Gueburá, Hod) detrás,
estando las sefirot aproximadamente al mismo nivel corporal que en la representación
frontal usual.
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Kéter: Se ubica por encima de la cabeza o rodeándola como una corona. También, el
cráneo en general.
Jojmá: Hemisferio cerebral izquierdo. Parte izquierda de la cara.
Biná: Hemisferio cerebral derecho. Parte derecha de la cara.
2
Sendero Jojmá-Biná: Cuerpo calloso y estructuras intermedias, tálamo, hipotálamo.
Centro de la frente (tercer ojo).
Daat: Garganta. Tiroides.
Jésed: Hombro, brazo y mano izquierdos.
Guevurá: Hombro, brazo y mano derechos.
Tiféret: Corazón, torso.
Pilar del medio en general: Columna.
Sendero Jésed-Guevurá: Timo, metabolismo.
Nétsaj: Cadera y pierna izquierdas.
Hod: Cadera y pierna derechas.
Sendero Nétsaj-Hod: Plexo solar, centro del ombligo.
Yesod: Órgano sexual. Bajo abdomen.
Maljút: Pies. Base de la columna.
3
EJERCICIO I
4
18.- Biná-Guevurá: Ámbar
19.- Jésed- Guevurá: Amarillo
20.- Jésed-Tiféret: Verde amarillento
21.- Jésed-Nétsaj: Violeta
22.- Guevurá-Tiféret: Verde esmeralda
23.- Guevurá-Hod: Azul
24.- Tiféret-Nétsaj: Verde azulado
25.- Tiféret-Yesod: Azul
26.- Tiféret-Hod: Índigo
27.- Nétsaj-Hod: Escarlata
28.- Nétsaj-Yesod: Violeta
29.- Nétsaj-Maljút: Carmesí
30.- Hod-Yesod: Naranja
31.- Hod-Maljút: Rojo escarlata
32.- Yesod-Maljút: Índigo
(Nota: En la figura anterior los colores son sólo aproximados. Seguir siempre la
descripción literal de arriba).
Para establecer cada sendero se visualizan las dos sefirot de sus extremos en su
color y en su ubicación en el cuerpo. En la inspiración desciende desde la sefirá superior
hasta la sefirá inferior (o anterior y posterior en la sucesión numérica en el caso de los
pilares laterales) una energía en forma espiral, moviéndose en el sentido de las agujas
del reloj. Es recibida en la sefirá de llegada que brilla con más intensidad y poder de
irradiación. Esto en la pausa de la respiración. Después, en la espiración, la energía se
mueve en sentido inverso, de la sefirá inferior a la superior, también en una espiral que
gira en el sentido del reloj (sentido considerado ahora desde la sefirá inferior, o sea, el
contrario que en el caso anterior del descenso en la inspiración). Pausa de nuevo en la
primera sefirá y se repite el proceso (de tres a cinco veces en una primera
aproximación).
El ejercicio termina con una imagen global del Árbol superpuesta al cuerpo (en
el aura). La imagen será más o menos detallada, según las posibilidades de cada uno.
Hay que considerar siempre que el Árbol aparezca lleno de luz y vitalidad, con una
poderosa dinámica interna.
EJERCICIO II:
1º Kéter-Jojmá
2º Jojmá-Biná
3º Kéter-Biná
5
4º Jojmá-Jésed (no es propiamente del rayo, pero la marcamos así por ser el
sendero que cruza el abismo a Jésed, la sefirá siguiente en el orden del rayo
relampagueante).
5º Jésed- Guevurá
6º Biná-Guevurá
7º Guevurá-Tiféret
8º Kéter-Tiféret
9º Jojmá-Tiféret
10º Biná-Tiféret
11º Jésed-Tiféret
12º Tiféret-Nétsaj
13º Jésed-Nétsaj
14º Nétsaj-Hod
15º Guevurá-Hod
16º Tiféret-Hod
17º Hod-Yesod
18º Tiféret-Yesod
19º Nétsaj-Yesod
20º Yesod-Maljút
21º Nétsaj-Maljút
22º Hod-Maljút
1. Sefirá Maljút
2. Sendero Maljút-Yesod.
3. Sefirá Yesod.
4. Sendero Maljút-Hod.
5. Sendero Yesod-Hod.
6. Sefirá Hod.
7. Sendero Maljút-Nétsaj.
8. Sendero Yesod-Nétsaj.
9. Sendero Hod-Nétsaj.
10. Sefirá Nétsaj.
11. Sendero Hod-Tiféret.
12. Sendero Yesod-Tiféret.
13. Sendero Nétsaj-Tiféret.
14. Sefirá Tiféret.
15. Sendero Hod-Guevurá.
16. Sendero Tiféret-Guevurá.
17. Sefirá Guevurá.
18. Sendero Nétsaj-Jésed.
19. Sendero Tiféret-Jésed.
20. Sendero Guevurá-Jésed.
21. Sefirá Jésed.
6
22. Sendero Guevurá-Biná.
23. Sendero Tiféret-Biná.
24. Sefirá Biná.
25. Sendero Jésed-Jojmá.
26. Sendero Tiféret-Jojmá.
27. Sendero Biná-Jojmá.
28. Sefirá Jojmá.
29. Sendero Tiféret-Kéter.
30. Sendero Biná-Kéter.
31. Sendero Jojmá-Kéter.
32. Sefirá Kéter.
7
Meditación con mantras
En Aní Yajid IHVH (hwhy dyjy yna ÷ya): No hay yo sólo YHVH (La Nada - el
Yo - el Único - YHVH)
hyha rva hyha = Eheieh Asher Eheieh = Yo Soy quien Yo Soy.
Ejad, dja, Uno.
awh, Hu, Él.
hbha, Ahavá, Amor.
hwdj, Jedvá, Alegría.
hyl[, Aliá, Ascensión.
µμmd, Damam, Silencio (interior).
dymit; yDigÒn<l] hw:hyÒ ytiyWIvi (Shiviti HaShem Lenegdi Tamid. He puesto a HaShem
siempre delante de mí. Salmos 16:8) (En este caso se visualiza constantemente el
Tetragrama).
.['DeGI lz²r]b' yjeyrib]W tv,jonÒ t/tl]D' rB'viAyKi (Ki Shivar Daltot Nejoshet Uvrijé
Barzel Guidéa. Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de
hierro. Salmos 107:16) (Para superar bloqueos).
.tm,aÔ lae hw:hyÒ yti/a ht;ydiP; yjiWr dyqip]a' òd]y:B] (BeYadejá Afkíd Rují Padíta
Otí Adonai El Emét. En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido,
HaShem, Dios de verdad. Salmos 31:6).
1
Un fundamento en la física moderna compatible con esa afirmación es la teoría de cuerdas.
Meditación sobre la palabra EJAD (Alef, Jet, Dalet), UNO, en hebreo.
Dálet
dj;a,Jet Álef
(Emperatriz Carroza Loco ← )
(Venus Cancer Aire/Urano)
Para la meditación sobre Ejad (después de la apertura habitual y una vez que nos
sentamos a realizar la meditación propiamente dicha) visualizamos en el firmamento sus
tres letras, dibujadas en fuego blanco irradiando luz blanca. Durante unos instantes nos
1
Después, ya se usan los números ordinales: día segundo, tercero, etc.
concentramos exclusivamente en las letras, permitiendo que llenen todo nuestro campo
de visión. (Podemos visualizar sólo las tres consonantes o también incluir las vocales,
indicadas por los signos o puntos debajo o alrededor de las letras).
La luz de Ejad desciende y nos envuelve por completo. Es una luz viva, una luz
serena de una claridad insuperable que nos llena de éxtasis, que va penetrando dentro de
nosotros con cada inspiración, por las fosas nasales, por todos los poros de nuestra piel,
por todas las puertas de los centros psíquicos (o chakras)… En particular, un rayo
directo más concentrado entra por nuestro Kéter, en la coronilla, en donde se hace aún
más brillante y desciende por el hemisferio izquierdo del cerebro que baña y limpia por
completo y después el derecho. Ilumina nuestro centro de la frente y luego desciende a
la garganta.
Desde allí va a nuestro hombro izquierdo y desciende por todo el brazo
izquierdo hasta la mano, circulando por todos los dedos. Y va a nuestro hombro derecho
y desciende por nuestro brazo derecho hasta la mano y la punta de los dedos.
Luego desciende al corazón e irradia con un sentimiento de armonía y
compasión universales. Y desciende al centro del ombligo desde donde baña a todos
nuestros órganos. Va a la cadera izquierda y desciende por la pierna izquierda hasta la
planta del pie y hasta la punta de los dedos. Y va a la cadera derecha y desciende por la
pierna derecha hasta la planta del pie y hasta la punta de los dedos.
Y desciende al centro de Yesod y a nuestro órgano sexual, y lo baña de luz por
completo. Y desciende al centro de Maljut en la base de la columna, en el perineo, y lo
llena de luz, fuerza, y estabilidad. Y esta luz penetra en nuestros huesos hasta la médula
y fortalece nuestro sistema inmunológico, haciéndonos resistentes a toda negatividad,
tanto física como psíquica.
Imaginamos todos nuestros centros psíquicos sefiróticos luminosos y vibrando en la
frecuencia de la luz de Ejad. Imaginamos todos nuestros órganos y partes del cuerpo bañados
en esa luz que nos limpia por completo y elimina toda forma de negatividad y fragmentación.
Podemos detenernos en aquellas regiones aquejadas de algún tipo de dolencia y
contemplamos cómo la Luz aporta curación, salud y vitalidad. Percibimos cómo a través de
los miles de capilares y conductos microscópicos, la Luz alcanza a todas las células del
cuerpo, y en particular limpia, rectifica y activa las cadenas de ADN del núcleo celular.
Podemos ser todo lo detallado que queramos o que la situación requiera (en el contexto de
curación, por ejemplo)
Continuamos de esta forma, armonizándonos con la luz, hasta sentir nuestro
cuerpo como una unidad. Pasamos entonces a nuestra naturaleza emocional,
unificándola con nuestra corporeidad, eliminando de nosotros toda traza de emociones
negativas – temores, preocupaciones, depresión, tristeza, ira... – que son barreras que
nos contraen, nos aíslan, nos refuerzan en nuestro deseo de recibir, nos alejan de la
unidad.
También limpiamos el flujo de nuestra mente, eliminando todo pensamiento
egocéntrico, toda traza de duda o escepticismo, toda la maraña de ideas preconcebidas
que nos impiden ver las cosas en su unidad esencial.
Nos vaciamos de todo deseo salvo el de unificación con la luz, y nos volvemos
hacia nuestra naturaleza espiritual, nuestra neshamá. Ponemos nuestros vehículos
inferiores a su servicio. Nos abrimos a la contemplación de nuestra Chispa Divina y a
la irradiación del deseo de dar en nosotros, que es lo que nos hace vibrar en la fase de la
luz y por tanto nos lleva a unificarnos con ella.
Pasamos entonces a compartir la luz. La irradiamos a nuestro entorno.
Abrazamos en la luz de la unidad a nuestros seres queridos y les llenamos de luz.
Hacemos lo mismo con todos nuestros familiares, amigos, conocidos, con todas las
personas que de un modo u otro han compartido con nosotros algún aspecto de nuestras
vidas. Es importante perdonar y pedir perdón si nos encontramos en nuestro camino
expansivo con alguna persona que nos pueda haber ofendido o a la que podamos haber
ofendido o causado algún tipo de mal. Entendemos las lecciones que podemos aprender
de ello, viendo cómo nuestros “enemigos” son un reflejo de nuestra propia parte
negativa y es necesario reconocerlo y unificarlo todo en la Luz. Seamos detallados en
este proceso, tomándonos todo el tiempo que sea necesario.
Seguimos ampliando el círculo de la luz hasta que nos sentimos en unidad con
todos los seres humanos – vibrando al unísono en el alma común de la humanidad – y
también con todos los seres vivos del planeta y en última instancia del cosmos, bañado
todo en la Luz de la Presencia Divina.
Para terminar, volvemos a visualizar las letras de Ejad brillando en el
firmamento, encima de nuestras cabezas. Agradecemos, despedimos y nos aseguramos
de estar plenamente de vuelta en nuestro estado de conciencia habitual. Salimos del
estado de meditación y cerramos.
MEDITACIÓN SOBRE UN NOMBRE DIVINO
Nos visualizamos entonces arriba de una escalera que aparece ante nosotros de
una forma natural: Tiene 10 peldaños y desciende hacia las profundidades, hacia el
interior de nosotros mismos. Y nosotros vamos a ir bajando lentamente, peldaño a
peldaño, siguiendo la cuenta. Lo hacemos:
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…Y ante nosotros aparecen las puertas de la
imaginación1, que abrimos con un suave movimiento, y cruzamos:
1
Que cada uno verá de una forma particular.
parece que es una elevación sobre el terreno, como un montículo o pequeña colina de
luz.
Nos acercamos a la colina y llegamos al pie de la misma. Vemos que hay una
escalera que asciende a la cumbre; tiene quince peldaños. Sobre el cielo podemos ver
las letras de la palabra ALIÁ, hyl[ , en fuego blanco, emitiendo luz blanca. Sentimos
el poder de atracción de la luz, invitándonos a subir. Vamos a hacerlo vibrando cinco
veces ALIÁ, ascendiendo tres peldaños en cada vibración.
Hacemos unas respiraciones profundas….inspiramos para empezar…:
ALIÁ
ALIÁ
ALIÁ
ALIÁ
ALIÁ
Nos encontramos arriba y un sentimiento de plenitud, de beatitud y de alegría
interior nos invade al sentirnos más cerca de la luz, más llenos de ella.
Damos unos pasos y nos dirigimos hacia lo que parece ser nuestro lugar personal
– puede ser un círculo de árboles, un templete con columnas de mármol abierto a los
cuatro puntos cardinales, un círculo prehistórico de piedras, o simplemente un lugar que
nos gusta – un lugar que nos atrae especialmente, que sabemos que es nuestro, en el que
podemos abrirnos completamente – ser nosotros mismos sin ningún tipo de expectativa
o presión – y allí nos ubicamos en paz.
Extracto de mi libro:
El propio Nombre de Dios, el Tetragrama, es en sí un Yijud de primer orden. Ya hemos visto
(ver capítulo sobre Nombres Divinos) cómo el Nombre de Dios une:
- El Árbol de la Vida con el Infinito, y esto en conjunto y al nivel de cada sefirá (mediante sus
diferentes vocalizaciones)
- Las distintas sefirot entre sí: Yod / Jojmá (y su ápice superior Kéter); 1ª He / Biná; Vav / las
seis sefirot de Jésed a Yesod; 2ª He / Maljút.
- Los distintos mundos entre sí: Yod / Atsilút; 1ª He / Briá; Vav / Yetsirá; 2ª He / Asiá.
- Los distintos Patsufim o Rostros de manifestación de Dios: Yod / Abba-Padre (y la punta
superior de Yod / Atika Kadisha); 1ª He / Imma-Madre; Vav / Zair Anpin; 2ª He / Nukva.
- Estos son, a su vez, los arquetipos de las distintas potencias del alma: Yod / Jaiá (y la punta
superior Yejidá); 1ª He / Neshamá; Vav / Rúaj; 2ª He / Néfesh.
El Nombre de Dios – la expresión de su autoconocimiento – es la metafórmula de la
manifestación. La meditación por excelencia, a realizar constantemente en un estado de Devekut, de
unificación de todos los niveles y de adhesión de nuestra alma a su raíz divina, es la contemplación del
Nombre. Dios y su Nombre son Uno. El Santo, Bendito sea, se halla siempre presente en su Nombre. Si
éste se tomara en vano1, la Kedushá que canaliza, al no haber una vasija capaz de contenerla, sería
capturada por la Tumá (las fuerzas de la impureza) Las fuerzas negativas ganarían fuerza y en vez de una
santificación, un Kidush, tendríamos lo contrario, una desecración, un Hilul HaShem, con efecto negativo
sobre nosotros y sobre el mundo.
La meditación continua en el Nombre de Dios es recomendada por grandes cabalistas, como
Isaac de Acco o el Ari, siendo la verdadera aplicación práctica del versículo (Sal 16:8): “Shiviti YHVH
LeNegdi Tamid; He puesto a YHVH delante de mí siempre”.
Así, dice Rabí Yitsjak de Acco2:
“Debes mantener de continuo las letras del Nombre único en la mente como si estuvieran
enfrente de ti, escritas en un libro con escritura de la Torá (Ashurí) Cada letra debe aparecer infinitamente
grande ... El ojo de tu mente debe mirarlas y al mismo tiempo tu corazón debe dirigirse hacia el Ser
Infinito (En Sof). Tu mirada y tu pensamiento deben ser como uno...
“[Si eres capaz de hacer esto] ningún mal te acaecerá y no serás víctima de accidentes. Mientras
que estés adherido a Dios, estarás por encima de accidentes y en control de las situaciones...
“Se puede preguntar por qué hay que ligar los pensamientos al Tetragrámaton más que a
cualquier otro Nombre. La razón es que este Nombre es la causa de las causas y la fuente de todas las
fuentes. En él están incluidas todas las cosas, desde Kéter, la sefirá suprema, hasta la más insignificante
polilla. Bendito sea el Nombre de la gloria de su reino por siempre y siempre.”
hwhy
1
Véase tercer mandamiento.
2
Meirat Enaim. La Luz de los Ojos. Citado de Meditación y Cábala. Kaplan. Pags. 156-7.
Extracto de mi libro: “El camino..."
Se recomienda meditar sobre este último código, éàô. En general se usa para el sustento
material (el versículo del Salmo 145 dice: “Abres tu mano y sacias a todo ser viviente a plenitud”).
También Maná, anm , suma 91. El maná es el sustento integral, tanto material como espiritual. Podemos
leer Yad-mano como Yod, que es el anagrama de la manifestación de la Luz infinita, de toda la
potencialidad de la Luz. La persona en depresión está experimentando una carencia severa de Luz.
Además, éàô aparece también como notarikón en otro versículo bíblico (Sal 31:6): “En tus manos
encomiendo mi espíritu-Rúaj. Tu me has redimido YHVH (Padita Otí YHVH), Dios de la Verdad”. La
meditación sobre estas tres letras
yap
equilibra, por tanto, el Rúaj (el corazón) y expresa nuestra confianza absoluta en Dios y en su salvación, a
pesar de los malos momentos que podamos estar atravesando. Esto atrae la Luz Divina a raudales y abre
nuestro corazón al deseo de dar, lo que constituye la curación de nuestras depresiones.
Salmo 145:16
Meditación:
yap
Salmo para la depresión
Salmos 13:1-6
1. Al músico principal. Salmo de David
2. ¿Hasta cuándo, YHVH? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
3. ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
4. Mira, respóndeme, oh YHVH Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
5. Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
6. Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación
Y cantaré a YHVH porque habrá sido bueno conmigo.