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CÓMO SE PRACTICA LA CÁBALA

Esta es una pregunta que se nos plantea con frecuencia en las conferencias o en
conversaciones particulares con personas no directamente implicadas, aunque también
surge de vez en cuando en los grupos.
Hacemos las siguientes reflexiones, fruto de nuestra propia experiencia, como
una contribución a un tema del que puede decirse en verdad que el propio camino es la
meta.

1. Hay que decir, en primer lugar, que la Cábala, como sistema occidental de desarrollo
integral es muy flexible en cuanto a la práctica. No tiene un sistema de normas y/o
ejercicios fijos que se han de seguir obligatoriamente. No tiene tampoco ninguna
jerarquía organizada. Sus caminos son libertad, ya que no existe ningún tipo de
imposición en lo espiritual.

2. La Cábala no se practica. Se vive. La Cábala, esencialmente, es un modo de vida. Eso


no quiere decir que no tenga un sistema que va evolucionando y adaptándose en cuanto
a su formulación al espíritu de los tiempos.

3. Cuando una persona empieza a involucrarse en la Cábala, decide, más o menos,


asumir las siguientes líneas de actuación:
- Utilizar el mapa del Árbol de la Vida y el lenguaje cabalístico, con su visión
del mundo, con su psicología, con su ética, etc., como una herramienta de desarrollo
personal.
- Comprometerse en una búsqueda personal por actualizar su verdadero yo,
tratando de desarrollar al máximo sus capacidades de una forma armónica e integrada
en todos los planos de su ser (los cuatro mundos).
- Procurar ser una influencia positiva en el entorno, entendiendo que no existe tal
cosa como desarrollo de uno sólo sin involucrar de algún modo a los demás.

4. Las tres grandes vías de aproximación a la Cábala son: estudio, interiorización y


acción. En realidad las tres convergen y no es posible desarrollar una sin apelar a las
demás.

A) Estudio: No como simple recogida y acumulación de información, sino


como un modo de conexión. Esto supone un método de estudio reflexivo y
contemplativo que incluye la meditación en cada uno de los elementos del Árbol de la
Vida.
- El estudio será de la Cábala en sentido amplio y del simbolismo en general. Es
importante ampliar y/o modificar la visión estándar del mundo para acceder a zonas
cada vez más amplias del nivel objeto (escalera de abstracción).
- Estudio de los textos sagrados de cualquier tradición, en particular de la Torá,
aplicando la hermeneútica cabalística.
- Estudio de uno mismo, de la vida y la psique en general, con espíritu y actitud
abiertos. Esto incluye el aprender de todas las experiencias. El estudio es algo que dura
toda la vida.

B) Interiorización: Necesaria para establecer de forma equilibrada e integrada


el flujo dual de energía, hacia el mundo exterior y hacia el mundo interior. El cabalista
aprende a operar en varios planos a la vez. Esto conlleva:
- Adiestramiento mental, mediante ejercicios de relajación, concentración,
visualización, vacío mental, flujo espontáneo de la mente, etc.
- Trabajo en el cuerpo de luz. El ejercicio más simple (no por ello menos básico)
es el Pilar del medio.
- Establecimiento de un principio guía en nuestras vidas más amplio y total que
el que detenta la conciencia egoica. A un nivel básico es el ejercicio del Santo Ángel
Guardián, principio de un contacto con nuestro Tiferet.
- Comunicación o estado de conexión constante con algo más grande que uno
mismo, símbolo o arquetipo de la totalidad. Eso es oración. Las meditaciones de corte
místico están también incluidas aquí.
- Apertura a los planos llamados internos, lo que tradicionalmente ha venido a
ser llamado Maasé merkavá (Trabajo de la Carroza). Las meditaciones de proyección,
como las de tipo sendero, etc., también forman parte de este apartado.
- Técnicas de transformación (reprogramación), utilizando meditaciones
específicas como yejudim, mantras, etc.

C) Acción: Como se ha dicho antes, la Cábala es un modo de vida. La vida es la


gran iniciadora. La meta del cabalista no es simplemente ascender al cielo sino unir el
cielo con la tierra. Todo debe manifestarse en lo físico.

- Trabajo en uno mismo, para lo cual es necesario querer cambiar. Se necesita


una buena dosis de conciencia, auto-observación, introspección, cambios positivos,
individuación, auto-realización personal, etc. En el contexto de un grupo pueden hacerse
ejercicios específicos, técnicas de Gestalt, psicodrama y trabajos en grupo (incluyendo
meditaciones). También interpretación de sueños, adivinaciones, usar otros mapas de
conciencia (como la astrología), etc. El diario personal es una herramienta básica
imprescindible.
- Llevar el Árbol de la Vida a la vida (ver después).
- Uso activo del simbolismo, principalmente mediante ritual (incluyendo los
rituales de la vida cotidiana), usando la magia ritual como una herramienta para la
educación y actualización de la verdadera voluntad.
- Trabajo ético, de esculpido anímico, en el sentido de que el hacer talla al ser.
La meta es la rectificación de la vasija (tikún). Al hablar de ética no nos referimos a
ningún código establecido que no haya pasado por el tamiz de la individuación. Es la
ética del corazón.
- Esencial el cultivar y mantener una actitud específica positiva. Pueden usarse
como guía los 10 principios enunciados en el último capítulo del libro El Camino del
Árbol de la Vida, que resumimos:

1. Tener siempre presente cuál es el objetivo fundamental en la vida, que no es otro que el
objetivo espiritual.
2. Soy el creador de mi mundo. He elegido libremente todas las condiciones de mi vida. En
consecuencia, es necesario asumir plenamente la responsabilidad por mí mismo y mis acciones. Es inútil
culpar a nada ni a nadie.
3. El objetivo espiritual se alcanza por la autorrealización personal (tikún personal) y por la
realización de la tarea específica (tikún olam). La autorrealización personal pasa por ser
verdaderamente uno mismo al nivel de Tiféret, lo cual implica necesariamente acción, es decir,
manifestación y proyección de ese self que somos, la expresión de las propias cualidades (briáticas) que
constituyen nuestra individualidad – única y específica – en la plena conciencia de nosotros mismos.
4. Es necesario comprender el valor pedagógico de las experiencias negativas y de las
situaciones difíciles por las que atravesamos. En todo lo que nos ocurre hay lecciones que aprender,
cualidades negativas a superar, teshuvá o rectificaciones que efectuar, expiaciones (para nosotros o para
los demás) que realizar. Nada sucede porque sí. No es sólo que todo tenga una causa, es que también tiene
una finalidad.
5. Siempre tenemos muchos caminos delante de nosotros. La norma infalible es la siguiente:
elegir el camino de la afinidad con el Creador, es decir, el deseo de dar.
6. Las emociones negativas son la puerta de entrada al satán (el Yetser HaRá, la propia mala
inclinación). La duda, el miedo, la culpa, la desesperación, la depresión, la tristeza, la cólera, etc., son los
instrumentos directos mediante los que nos controla nuestra mala inclinación. Sin alegría no hay Dios.
7. La espiritualidad no se alcanza por la realización de actos extraordinarios, sino por la
sublimación de lo cotidiano. La actitud a cultivar es el éxtasis ordinario, el vivir en un estado de
conexión constante.
8. Toda situación es dual por naturaleza: tiene una cara positiva y una cara negativa. La cara
positiva nos da placer. La cara negativa nos produce dolor. Es necesario concentrarse en el placer y no
en el dolor, la dificultad, o el esfuerzo.
9. La espiritualidad es lo opuesto de la inconsciencia. El camino es, pues, necesariamente la
conciencia, que empieza por el autoconocimiento. Para ello no hay otra puerta de entrada que la
honestidad con uno mismo.
10. La ley espiritual es la ley del esfuerzo. No existe tal cosa como un camino espiritual fácil. Si
es fácil no es verdadero. Como dice el Talmud: “¿Te esforzaste y encontraste? ¡Creételo! - ¿No te
esforzaste y encontraste? ¡No te lo creas!”

Hoy en día añadiría un punto más:

A pesar de todo, Guevurá (el rigor) es la 5ª sefirá. Antes viene Jésed (la misericordia, el perdón y
la gracia), que es la 4ª sefirá. Biná (la creación, la ley cósmica) es la 3ª sefirá. Antes viene Jojmá (la
sabiduría y la creatividad), que es la 2ª. Siempre hay un camino. Siempre hay esperanza. La 1ª sefirá es
Kéter (voluntad y unidad) que trasciende todos los opuestos.

5. ¿Cómo organizarse en el día a día en cuanto a los ejercicios?

Dando por sentado lo dicho antes en cuanto a la actitud y el trabajo personal


constante, es necesario hacer algo cada día. El tiempo destinado dependerá de la
disponibilidad y el grado de dedicación que uno quiera o pueda tener (algo que pasará
muchas fases temporales, recordando que la autorrealización personal es parte
fundamental del trabajo). Lo ideal sería disponer de un tiempo por la mañana al
levantarse y otro a lo largo del día, preferiblemente tarde/noche.
Es evidente que mientras que se está progresando por los grados, el trabajo a
hacer es el prescrito en cada momento, siempre dentro del contexto general del
desarrollo personal. Si las cosas no se hacen a su tiempo, se acumulan y es imposible
asumirlas luego de golpe.
Es también evidente que existen infinidad de técnicas y cada una además con
distintos grados de profundidad. En el periodo de los grados se estudian muchas de
ellas. En un momento dado cada persona toma la decisión de adoptar y profundizar en
las que considera más adecuadas a su evolución.

Son prácticas fundamentales para hacer de un modo regular:

1. El estudio, según las líneas anteriores. Es obvio mientras se avanza por los
grados. En general, el Árbol de la Vida es una metafórmula que actúa como un lenguaje
de programación: dispara y pone en marcha procesos.

2. El diario personal y cabalístico. Su importancia no puede minimizarse.


3. Un ejercicio de desarrollo de capacidades. Ejercicios de visualización y
concentración. Los correspondientes a cada nivel: psiquismo, competencia elemental,
práctica de la adivinación, trabajo de intenciones, etc. No deben dejarse nunca. Además
de para aprender y entrenarse, son necesarios para mantenerse en forma. Hay que
asumir uno cada vez y pasar a otro cuando se haya alcanzado un cierto nivel de
competencia. Es imposible extenderse en todas las direcciones al mismo tiempo.

4. Una meditación tipo sefirótica, de sendero, Tarot, subelementos, letras


hebreas, Santo Ángel Guardián, Nombres Divinos, ángeles, yejudim, Yo Soy,
Tetragrámaton, planos internos, etc. Como antes, hay que hacerlas de una en una,
procurando completar los distintos ciclos. Las meditaciones son personales. Es
importante comprender que no tienen nada que ver con las meditaciones similares que
se hayan hecho en grupo. Cada uno tiene que hacer las propias, entrando en relación con
los arquetipos (y los Poderes) vía su propia psique.

5. Un trabajo con el aura y el cuerpo de luz: Pilar del medio, cruz cabalística,
tikún hanéfesh, técnicas de la merkavá, etc.

6. Un trabajo continuado por alcanzar una conexión personal con lo Divino.


Aquí pueden estar incluidas las prácticas de tipo devocional, como la oración personal
y, en general, cualquier técnica que lleve al despertar y a la profundización de la
conciencia de lo divino. Puede ser recitado de Nombres Divinos, mantras, simple
contemplación, etc. O según la técnica de Rabí Najman, presentar los propios
pensamientos (del corazón) como una oración espontánea ante Dios. El concepto de lo
Divino no tiene por qué ser convencional en absoluto.

7. Hay ejercicios de ocasiones especiales, como por ejemplo los rituales, ya sean
individuales o en grupo.

8. El trabajo en uno mismo (actitud, individuación, autorrealización, tikún, etc.)


es algo permanente y dura 24 horas al día. Esto es personal y sólo pueden apuntarse
normas muy generales, tales como trabajar la actitud según las líneas anteriores u otras
de corte similar, mantenerse constantemente en la conciencia (aquí y ahora), ver mis
propios arquetipos en acción, trabajar activamente el deseo de dar, cultivar el sentido
constante de la Presencia, la aplicación continuada del Árbol de la Vida a las situaciones
concretas, etc. La regla es ser el maestro de la propia vida. El diario vuelve a ser un
instrumento reflexivo e integrador básico.
En general, respecto a la aplicación del Árbol de la Vida a las situaciones
prácticas, lo primero es poner el problema en el Árbol (diagnóstico: en qué sefirá
estamos, etc.) y luego hacer algo al respecto, como por ejemplo:
- Apelación a Nombres Divinos, Arcángeles y Ángeles.
- Elevación de la situación a la sefirá, asumiendo el tipo de respuesta
obtenida.
- Lo mismo, pero haciendo una elevación por todo el Árbol.
- Visualización con retroalimentación de intenciones ya realizadas.
- Utilización mental (o ritual, según el contexto) de recursos: mantras,
versículos de salmos, yejudim, armas mágicas, proyecciones de
energía, etc.
Esto es llevar el Árbol de la Vida a la vida.
Hay que tener en cuenta que vivir la propia vida con conciencia y sentido es
también Cábala. El número de prácticas a asumir dependerá de la propia disponibilidad
temporal, pero la actitud lo permea todo. En el caso de no tener tiempo casi para nada,
lo mínimo es: el estudio (punto 1), el diario (2), el pilar del medio o similar (5) y la vida
práctica (8).
En general, los puntos 3, 4 y 5, pueden estructurarse en una única sesión
(dependiendo de nuevo del tiempo y de la posibilidad de aislamiento) según unas líneas
parecidas a las siguientes:
1. Abrir el Templo.
2. Pilar del medio.
3. Ejercicio de desarrollo de facultades (como cubo rosa y contar o el que
corresponda). 10 minutos.
4. Hacer algo para marcar una separación, como la cruz cabalística,
encender otra vela, hacer una invocación (si procede para la meditación), etc.
5. Meditación.
6. Cerrar el Templo.
Todas las meditaciones suponen un procedimiento de apertura (y posteriormente de cierre) que
puede consistir en simplemente sentarse en un lugar fijo de una manera determinada (entorno, postura,
quizá encender una vela y/o incienso, etc.) o bien realizar un ritual específico más o menos elaborado
como el que se propone en mi obra Senderos en el Jardín de la Conciencia (Capítulos I, II y III). En
cualquier caso deben darse unas mínimas condiciones previas de aislamiento, relajación y con-centración
antes de entrar en la meditación propiamente dicha.
Para aquellos lectores que no tengan mucha o ninguna práctica en meditación se dan a
continuación unas notas generales sobre cómo construir este estado previo.
1) Ubicación: el lugar de meditación debe estar suficientemente aislado, libre de distracciones y
de estímulos externos (visuales, auditivos, etc.). Si es posible, lo mejor es meditar siempre en el mismo
lugar. Somos seres de hábitos y una repetición de circunstancias favorece la entrada automática en el
estado de meditación. Una vez decidida el área de trabajo (puede ser una habitación especial o parte de
una habitación, como un rincón, o bien el centro del salón o junto a la cama del dormitorio, etc.) se limpia
y se retira lo no necesario. Los elementos a utilizar son: un asiento – silla, banqueta, cojín, etc. – y, si se
quiere, una mesita o superficie a modo de altar sobre la que se coloca una vela, el incienso y quizá la carta
del tarot para meditar (y cualquier otro instrumento personal que el meditador considere útil para el
contexto). Si se sabe dónde están los puntos cardinales, lo habitual es ponerse de cara al Este frente al
altar, en el caso de que se haya decidido usarlo.
2) Tiempo: Lo mismo cabe decir de la hora del día. Dedique un tiempo fijo a la meditación, a ser posible
antes o después de asumir las actividades cotidianas. Este tiempo debe estar prefijado de antemano y se debe
persistir en la hora elegida, ya que si lo dejamos a la espontaneidad el flujo de los acontecimientos pronto nos
presentará sus demandas y nos desviará de nuestro propósito. Simplemente, no meditaremos.
Evidentemente, debe prevalecer el sentido común. Las necesidades particulares pueden exigir
horas diferentes o distintos sitios según los días.
3) Postura: En general, la ropa debe ser amplia, sin nada apretado, lo que impediría el libre flujo de
energías corporales. Preferiblemente meditaremos sentados. En principio, para la relajación profunda (y para otro
tipo de ejercicios), sería preferible la posición tumbada. Podemos hacerlo así para meditar siempre que no
caigamos en un estado de somnolencia. La posición sentada, sin embargo, nos ayudará más a mantener el tono
físico y el estado psíquico de relajación y alerta a un mismo tiempo.
Si uno se tumba, debe hacerse sobre un suelo plano y más bien duro, que permita mantener la espalda
recta. Los brazos deben estar estirados a ambos lados del cuerpo y las piernas más bien juntas, aunque evitando
una posición forzada.
También en posición sentada hay que procurar mantener la espalda recta, aunque sin tensión. Lo normal,
en Occidente, es sentarse en una silla. Las plantas de los pies se apoyan sobre el suelo, algo separadas al igual que
las rodillas. Las manos, con las palmas hacia arriba, se ponen en algún lugar sobre los muslos.
Lo importante es que la postura sea cómoda, porque si no impedirá la relajación. Podemos hacer
previamente algunos movimientos de “estiramiento”, como cuando nos despertamos después del sueño. De este
modo se tensan y destensan los músculos, adquiriendo de forma natural el tono adecuado.
4) Respiración: Una vez asumida la postura, nos centramos y hacemos varias respiraciones profundas.
En la respiración profunda sobre todo manda el abdomen. Es el diafragma el que hace, por así decir, de bomba de
succión, y los músculos de la nariz, boca y garganta no realizan esfuerzo alguno. La expansión de la caja torácica
sigue a la dilatación del abdomen. Quizá convenga previamente practicar un poco la respiración diafragmática si
no se está acostumbrado.
5) Relajación: La relajación es un requisito indispensable para la concentración posterior. Existen
multitud de técnicas que se basan esencialmente en algún tipo de autoinducción o sugestión, tal como recorrer el
cuerpo de una forma sistemática, dando con suavidad a cada parte la instrucción de destensarse (y hacerlo,
naturalmente) y diciéndose a uno mismo de vez en cuando frases como la siguiente: “Ahora estoy más y más
relajado. Una agradable sensación de bienestar, sin preocupaciones, miedos o temores, me invade. Me siento muy
sereno, etc.” O bien también cada parte del cuerpo puede tensarse forzadamente y luego destensarse de golpe con
lo que se relaja de forma natural. En cualquier caso, los procedimientos lentos se refieren a las primeras ocasiones,
toda vez que con el hábito se entra en relajación casi instantáneamente.
Continuamos así durante un tiempo en estado de relajación haciendo respiraciones profundas, de forma
que éstas son cada vez más silenciosas, lentas, sosegadas y profundas – como cuando vamos a entrar en el estado
de sueño (¡pero no nos dormimos!) – a la par que nuestro estado de relajación se profundiza. Cuando nos
consideremos preparados podemos entrar en la meditación propiamente dicha.
EJERCICIO DE VISUALIZACIÓN DEL ÁRBOL

Visualizar el Árbol de la Vida sobrepuesto a nuestro cuerpo como un medio de


alcanzar el equilibrio. Las sefirot se visualizan luminosas del color correspondiente
(Lección 1ª. Anexo I:)

De pie. Visualizamos la esfera de Kéter encima de nuestra cabeza, a unos pocos


centímetros. Jojmá y Biná sobre los hemisferios correspondientes. La esfera de Jésed
en el hombro izquierdo y la de Guevurá en el derecho. Tiféret en el área del corazón.
Nétsaj en la cadera izquierda. Hod en la derecha. Yesod en el área genital. Maljút bajo
las plantas de los pies.
Alcanzar una imagen global y permanecer en un estado de ecuanimidad interna
durante unos instantes.

A continuación se procede detalladamente con los senderos del Árbol. Los


colores correspondientes son:

11.- Kéter-Jojmá: Amarillo pálido brillante


12.- Jojmá-Biná: Amarillo
13.- Kéter-Tiféret: Azul
14.- Jojmá-Biná: Verde esmeralda
15.- Jojmá-Tiféret: Escarlata
16.- Jojmá-Jésed: Rojo anaranjado
17.- Biná-Tiféret: Naranja
18.- Biná-Guevurá: Ámbar
19.- Jésed- Guevurá: Amarillo
20.- Jésed-Tiféret: Verde amarillento
21.- Jésed-Nétsaj: Violeta
22.- Guevurá-Tiféret: Verde esmeralda
23.- Guevurá-Hod: Azul
24.- Tiféret-Nétsaj: Verde azulado
25.- Tiféret-Yesod: Azul
26.- Tiféret-Hod: Índigo
27.- Nétsaj-Hod: Escarlata
28.- Nétsaj-Yesod: Violeta
29.- Nétsaj-Maljút: Carmesí
30.- Hod-Yesod: Naranja
31.- Hod-Maljút: Rojo escarlata
32.- Yesod-Maljút: Índigo

(Nota: En la figura anterior los colores son sólo aproximados. Seguir siempre la
descripción literal de arriba).

Para establecer cada sendero se visualizan las dos sefirot de sus extremos en su
color y en su ubicación en el cuerpo. En la inspiración desciende desde la sefirá superior
hasta la sefirá inferior (o anterior y posterior en la sucesión numérica en el caso de los
pilares laterales) una energía en forma espiral, moviéndose en el sentido de las agujas
del reloj. Es recibida en la sefirá de llegada que brilla con más intensidad y poder de
irradiación. Esto en la pausa de la respiración. Después, en la espiración, la energía se
mueve en sentido inverso, de la sefirá inferior a la superior, también en una espiral que
gira en el sentido del reloj (sentido considerado ahora desde la sefirá inferior, o sea, el
contrario que en el caso anterior del descenso en la inspiración). Pausa de nuevo en la
primera sefirá y se repite el proceso (de tres a cinco veces en una primera
aproximación).

El ejercicio termina con una imagen global del Árbol superpuesta al cuerpo (en
el aura). La imagen será más o menos detallada, según las posibilidades de cada uno.
Hay que considerar siempre que el Árbol aparezca lleno de luz y vitalidad, con una
poderosa dinámica interna.
VIBRACIÓN

En un cosmos en el que todo vibra – en el que todo, de hecho, se puede expresar


en forma de energías vibratorias1 – el conocimiento de la frecuencia específica de
vibración de cada fuerza (que la teoría mística afirma que se halla codificada en su
nombre secreto) nos permite entrar en sintonía con ella y manejarla de acuerdo con
nuestra voluntad.
Es conocido el fenómeno de la resonancia armónica por la cual, si se emite una
vibración de una frecuencia específica, los objetos cercanos con una frecuencia
vibratoria natural en armonía con la primera empezarán a resonar, es decir, a vibrar
espontáneamente.
Un fenómeno similar, sólo que mucho más acusado se da en otros planos de
existencia, en los que no hay espacio ni tiempo tal como los experimentamos en el
plano físico, sino que los objetos y entes se definen precisamente por su fase vibratoria.
En el mundo espiritual, dos entes que vibran en la misma fase no están separados, se
unifican; son, de hecho, el mismo.
De ahí que tanto en meditación como en la práctica ritual en general, los
nombres se vibren.
La técnica de la vibración se puede aprender de la siguiente forma:
En primer lugar la respiración ha de ser profunda y diafragmática. Una vez
asumida, se inhala completamente hasta que no queda prácticamente sitio para una
brizna de aire más (Se siente que todo el cuerpo está lleno de aire, desde la coronilla
hasta la planta de los pies). Entonces se procede a la vibración con la exhalación del
aire.
Para empezar a practicar se hace con la exhalación un murmullo en voz alta pero
con la boca cerrada, sin forzar la garganta ni los músculos de la cara, con el aire
saliendo de forma natural desde el fondo del cuerpo. Se hace vibrar este murmullo
(Mmmm…) y se busca la altura en cuanto al tono en el que uno se siente cómodo.
Seguramente la nota será más grave que la que se usaría en caso de cantar o entonar.
Después se abre bien la boca y se vibra la vocal “a” (Aaaa…). El modo de voz
es tipo cántico, pero vibrado. Como es dicho antes, el tono es algo personal que hay que
descubrir por uno mismo. Hay que controlar la exhalación de modo que el sonido
emitido sea uniforme y uno no se quede sin aire en ningún momento. Nada debe resultar
forzado en el proceso. Se debe practicar con ésta y con las demás vocales hasta que la
parte física del ejercicio esté más o menos automatizada.
No es necesario gritar. De hecho se puede vibrar en silencio o en un casi susurro.
Pero en esos casos la sensación de vibrar debe ser tan intensa como si se hiciera con voz
fuerte. Es evidente que es mejor empezar a practicar en voz alta y después modular el
volumen según las circunstancias lo requieran.
Se puede pasar a continuación a vibrar palabras completas, procurando abrir
bien la boca y vocalizar correctamente. Hay consonantes que se prestan más que otras a
la vibración pero se deben pronunciar todas de forma clara. También la duración de
cada sílaba ha de ser la misma, sin alargar excesivamente ni la primera ni la última. En
general, la vibración de la palabra debe extenderse durante toda la exhalación. Para
practicar conviene utilizar al principio palabras corrientes, en vez de Nombres de Dios o
palabras de poder. La vibración es algo que se siente y uno sabe cuando la ha realizado
correctamente.
1
Incluso la naturaleza última de las partículas elementales consiste en la vibración de cuerdas, según la
teoría del mismo nombre
Hay, de hecho, dos maneras de proceder según proyectemos la vibración hacia
dentro o hacia fuera.
En la vibración interna, que acompaña a ejercicios como el del Pilar del Medio,
la vibración se envía a y se siente en la parte del cuerpo físico-etérico que se está
trabajando, por ejemplo, en el centro psicofísico o chacra correspondiente.
En la vibración externa, usada en trabajos de grupo o en la práctica ritual
individual, se pretende por ejemplo cargar o excitar la atmósfera (etérica) de un lugar,
tal como un cuadrante del templo, etc. La técnica es la misma, solo que ahora hay que
sentir que, no sólo nuestro cuerpo, sino todo el universo está resonando en armonía con
nuestra vibración; todo el universo está lleno de la energía vibratoria de la fuerza que
nuestra voz ha llamado a una presencia activa. De nuevo, el efecto se siente claramente
en el entorno por medio de cambios sutiles que sólo la mente receptiva puede captar
adecuadamente.
PILAR DEL MEDIO

En el cuerpo humano, incluyendo en él el doble etérico o cuerpo de luz, las Sefirot se


manifiestan como centros psicoespirituales – receptores, transformadores y distribuidores de la Luz – algo
similar a lo que en el sistema hindú recibe el nombre de Chakras. La palabra chakra significa “rueda” en
sánscrito, por la forma en que aparecen a la visión clarividente estos vórtices o nodos de energía interna.
En hebreo, tal como aparecen en los Salmos y otros escritos, reciben el nombre de Shearím, Puertas,
Shaaré Tsedeq, Puertas de la Rectitud, o bien, Pitjé Olam, Puertas de la Eternidad. Hay que tener en
cuenta que se trata de centros síquicos, no físicos. La conexión con el organismo físico es vía el sistema
de glándulas endocrinas y los distintos plexos nerviosos.

En el Árbol de la Vida, si consideramos el Pilar del Medio – el Pilar de la Conciencia – también


aparecen 7 niveles definidos, como el número de los chakras principales. Algunos niveles están
representados por una sola Sefirá y otros por la acción conjunta de dos o más Sefirot polarizadas.

Podemos verlo de la siguiente manera:


Algunos Centros se ocupan de la dualidad externa, es decir, están relacionados con el equilibrio
hacia lo externo y tienen asociada una sola esfera, pues la otra mitad de la polaridad se encuentra en el
exterior de cada persona. Por el contrario, aquellos Centros relativos a las dualidades internas e
involucradas en los procesos de equilibrio interno de la persona disponen de más de una esfera asociada a
ellos.
Así, por ejemplo, los Centros Raíz, Genital, de la Garganta y Corona son la expresión de una
sola Sefirá porque tienen que ver con la supervivencia (Raíz), con las interacciones mutuas, en particular
las de orientación sexual (Genital), con la expresión y la comunicación (Garganta) y con la unificación
interna y externa y el establecimiento de la conexión con la Deidad (Corona). Por otra parte, el Centro de
la frente es dual por naturaleza, unificando la doble naturaleza complementaria de una misma realidad –
manifestada en los dos hemisferios cerebrales y sus modos específicos de cognición – y abriéndonos a las
percepciones espirituales profundas. El Centro del Corazón, sede de los valores morales, la compasión, el
servicio, el altruismo, etc., está conectado con lo que el alma ha de aprender a lo largo de su viaje por la
vida. Para ello, el corazón debe saber cuando abrirse y cuando cerrarse (defenderse) en función de la
situación, para propiciar la propia integración (curación) y la de otros. Por último, el Centro Umbilical es
el centro metabólico por excelencia y la correcta asimilación y generación de energía depende de un fino
equilibrio interno.

El siguiente cuadro expone las correspondencias fundamentales para hacer el ejercicio en una
primera fase:
Nombre de
Centro Sefirot Colores Significado
Dios
Luz
Corona
resplandeciente Yo Soy (el que
Parte superior de Kéter EHEIEH
Blanca brillantez soy) o Yo Seré
la cabeza
Luz de magnesio
Sabiduría
omnisciente.
Gris perla
Trascendencia.
iridiscente
Principios
Frente; entrecejo Jojmá/Biná (tornasolado, YAH
Masculino y
anacarado, con
Femenino Divinos
espejos)
eternamente
unidos.
Índigo sobre
YEHOVÁ Padre/Madre
Garganta Daát fondo negro o
ELOHIM Creador
carmesí
Dorado/rosáceo El Ser de los Seres
pulsante y YEAOUA (el Eterno) es Dios
Corazón Jésed/Gueburá/Tiféret radiante (sobre ELÓAH manifestado en el
fondo de color VADÁAT centro del propio
azul) ser
El Eterno es el
Rojo/anaranjado YEAOUA
Plexo solar; Dios/a/es
Tiféret/Nétsaj/Hod sobre fondo verde ELOHIM
ombligo (principio activo)
esmeralda TSEBAOT
de los Poderes
Genital; Púrpura/violeta SHADAI El Omnipotente
Yesod
sacro plateado EL JAI Dios Vivo
Amarillo/ocre;
Raíz ; base de la Amarillo limón/ ADONAI El Señor de la
Maljút
columna verde oliva/ rojo HAÁRETS Tierra.
bermejo/ negro

Procedimiento

De pie o sentados, espalda recta, con los brazos relajados, mirada al frente con el mentón un poco
hundido, respiración rítmica, profunda, diafragmática.
Visualizamos una esfera de blanca brillantez, justo encima de la cabeza, con un punto en su centro de un
brillo tan intenso que de tan luminoso casi podría parecer oscuro.
Sentimos como la irradiación de esta esfera de Kéter es como una ducha que rocía todo nuestro ser y lo
colma de bendiciones, y sentimos como todos nuestros poros se van abriendo y van absorbiendo de nuevo
esta luz, que nos llena completamente.
Nos sentimos vibrando al unísono con el corazón mas íntimo de toda la creación en esta luz sin límites, en
esta luz sin espacio ni tiempo, en esta luz absolutamente serena, absolutamente pacifica, y que sin
embargo contiene toda la danza de la creación.
Contiene toda la música del ser, toda infinita presencia en la danza de la vida, y saber que de algún modo
eres uno con esa luz, y te sientes uno con la divinidad, con la divinidad omnisciente, que permea todo
absolutamente, con la divinidad omniabarcante.
Despertando esa chispa divina que brilla en ti, y en todos los seres de la creación, y conectamos con esa
energía, con el nombre de Dios en Kéter, y vibramos

EHEIE EHEIE EHEIE

Sincronizamos con la respiración: En la inspiración visualizamos la esfera, y nos concentramos en el


concepto asociado con Kéter, unidad, el concepto más alto que tengamos de la divinidad y de nuestra
divinidad personal.
En la exhalación únicamente pronunciamos el nombre vibrándolo en el interior de la esfera, sin ningún
otro pensamiento, contemplando cómo, con la vibración, la luz aumenta muchísimo de intensidad, de
viveza, de irradiación.
Repetimos tantas veces como sea necesario.
A continuación desciende un rayo de luz desde esa esfera a través del cráneo y se detiene a formar la
esfera siguiente en el centro de la cabeza, ligeramente encima de los ojos, en el interior, lo que
corresponde a la glándula pituitaria, la conjunción Jojmá Biná.

Dirigimos nuestra atención a este Centro de la frente, que se abre hacia delante, justo encima de las cejas
y observamos una vibración sutil, tan sutil que apenas se percibe, y que hace surgir una sensación de
profunda concentración, de vivo silencio.
Se forma esta esfera de gris plateado iridiscente.
Estamos en su centro, en contacto con ese silencio profundo que es al mismo tiempo sonido, que es el
silencio hablante, que es el Jasmal, que combina la noche profunda con la luminosidad del espacio vacío.

Su vibración te serena, te hace receptivo, y llena tu conciencia plenamente de esta luz tranquila, y te vas
hundiendo cada vez más y más en la fuente omnipresente de esa luz, unido con la sabiduría universal, en
la pura seidad de la conciencia, y notas como en ese plano sosegado del ser habita un saber que se
presenta a ti en intuiciones, en imágenes, en sonidos, en sensaciones, en percepciones directas, pues te
abres al espíritu universal que actúa en ti y en toda la creación.
Es la energía del nombre de Dios en esta esfera del Daath superior.
Nombre divino que vibramos

YAH YAH YAH

Repetimos cuantas veces sea necesario.

Ahora el rayo de luz desciende a nuestro centro de la garganta, donde se forma una esfera de color índigo
profundo sobre fondo negro.
Notamos una sensación de gran amplitud, de espacio, de libertad, como si contuviéramos en nosotros
todo el espacio, permitimos que esta vibración transparente y luminosa vaya difundiéndose dentro de
nosotros, hasta llenar todo nuestro ser.
Luz que va haciéndose brillante y ensanchándose libre, como la bóveda celeste.
Permites que dentro de ti, en tu mundo interior y exterior exista todo el universo.
Igual que el cielo infinito permite en sí la vida de todas las estrellas, de todos los planetas y astros.
Permite que todo sea como es.
Que todo en ti, y en tu vida, reciba su sitio.
Observa como todo está en continuo cambio.
Cosas que perecen, y surge lo nuevo.
Permite esta danza de la vida, en la maravillosa infinitud que es tu auténtico ser
Todo puede ser como es, todo puede ir y venir.
Te sientes sano y completo en esta libertad y amplitud de conciencia.
Un claro sentimiento de felicidad vibra en ti.
Permaneces en silencio, atento a todo cuanto escuchas en tu espacio infinito.
Escuchas el sonido de toda la creación.
Escuchas el sonido de la palabra creativa
Escuchas que toda vibración en última instancia es sonido.
Escuchas el sonido primordial.
Dejas que tu alma se convierta en un canal para los mensajes que recibes en lo más íntimo.
Conectas esta energía con el nombre de Dios en esta esfera de Daath inferior, que vibras varias veces

YEHOVAH ELOHIM YEHOVAH ELOHIM YEHOVAH ELOHIM

Este Centro es el puente de unión a través del abismo entre los Supremos y las sefirot intermedias
Es el centro que rige la emocionalidad más profunda y más intensa de la persona, el centro de la garganta,
por donde pasan la respiración y el alimento, pero además traduce tanto el aspecto emocional al aspecto
intelectivo superior, como viceversa. Es el centro de la palabra, Daáth a través del abismo, el punto
fundamental que transmite todas las inspiraciones del mundo superior y las traduce a conceptos que la
psique ordinaria asimila y es capaz de formular.

Repetimos cuantas veces sea necesario.

El rayo de luz que atraviesa tu Pilar Central descansa ahora en la esfera del corazón donde se forma una
esfera de pura brillantez dorada, resplandeciente, que irradia como un sol en tu interior.
Dentro de ese sol hay también como una esfera de luz verde, y dentro de esa esfera de luz verde como una
esfera interior de un rosa vivo, como si fuera una flor rodeada por una corona de hojas verdes.
Sientes la íntima vibración de esa energía que te hace totalmente en paz contigo mismo.
Totalmente entero, integro en tu centro, y al mismo tiempo en contacto con el centro de todas las cosas.
En un estado de equilibrio, armonía, en un estado en el que puedes sentir en lo mas intimo la esencia de la
verdad de todos los seres.
Despierta en ti el amor absoluto por toda la creación, la compasión por todos los seres que es el sentir con
ellos.
Nota como del centro de tu corazón brota una honda alegría, una sonrisa, una felicidad interior, como si
de allí surgiera el sonido de una maravillosa música.
Como esa música sonara armonías delicadas de belleza absoluta, al unísono con todos los seres.
Nota como esa vibración llena todo el espacio que te rodea.
Como se introduce hasta las profundidades de la creación.
Como por doquier retorna a ti, como respuesta al sonido de una música que se unifica con el sonido de tu
corazón, en una sinfonía perfecta.
Experimenta cómo una vibración de amor y de alegría recorre toda la creación.
Vibra en conjunción con todo lo creado. En esa música de amor divino que todo lo penetra.
Esa energía del nombre de Dios en Tiféret.

YEAOUA ELOAH VADAAT YEAOUA ELOAH VADAAT YEAOUA ELOAH VADAAT

Observa como el rayo de luz desciende hasta el centro energético del plexo solar, entre el diafragma y el
ombligo.
Siente allí una fuerte irradiación que se concentra en una luz rojizo/naranja, luminosa, vibrante.
Cómo su brillo va aumentando paulatinamente,
Como la luz de un sol naciente.
En ese centro, siente tu estado personal de tu fuerza, de tu poder personal.
Siente como esa radiación cálida va llenando todo tu cuerpo, más y más, con una luz benefactora, de
manera que te sientes inundado por un calor dorado, relajado, complacido.
Te abandonas a ese brillo soleado, dejando que la luz ilumine hasta la parte más recóndita de tu alma,
llenándote de transparencia y de calidez.
Dejando que se disuelvan todas las sombras, de manera que solo more en ti paz, fuerza, plenitud dorada.
Imagínate como tu centro del ombligo es un sol brillante.
Como su aura de luz te envuelve en una corona.
Envía su iluminación al mundo.
Cómo este centro psíquico se convierte en un sol que irradia el esplendor más claro, que es una fuente
inagotable de calor que da la vida, que da la fuerza, que da la luz.
Unes esta energía con el nombre divino que vibras repetidas veces
YEAOUA ELOHIM TSEBAOT - YEAOUA ELOHIM TSEBAOT - YEAOUA ELOHIM TSEBAOT

Siente como ahora el rayo de luz desciende hasta el centro genital, en el área púbica.
El centro yesódico.
Cómo se forma ahí una esfera de luz púrpura, plateada, azulada, que gira y emite una vibración fluida,
cálida, benefactora que te da la bienvenida.

Siente como esta danza de energía fluida que da vueltas sin parar, con cada giro que da intensifica en tu
interior esa luz morada, plateada.
Como sus vibraciones se propagan por el cuerpo recorriéndolo en círculos cada vez mayores, uniéndose
con la circulación de la sangre, con el flujo purificador de la linfa, con todos los fluidos y líquidos de tu
cuerpo, que se convierte a su vez en un fluir continuo.
Propagándose y emanando de cada uno de los poros, hasta rodearte e inundarte por completo.
Te sientes acariciado, mecido, llevado suavemente.
Sientes un hondo recogimiento.
Te vas entregando cada vez más a la caricia y al acunar de esta agua de vida.
Es un agua con una fuerza purificadora, fecundadora, generadora.
Observa como tus canales obstruidos se abren.
Como se despiertan en ti los sentimientos olvidados.
Como fluye hacia ti por doquier una nueva vida.
Como este fluir vivo va extendiéndose más y más dentro de ti convirtiéndose en un mar, cuyas aguas te
mecen y transportan amorosamente.
Te sientes imbuido de un profundo sentimiento de felicidad que se expande como en olas sobre toda la
creación.
Sientes que es la misma vida fecundadora de la creación la que fluye a través tuyo.
Sientes que la vida dentro de ti comienza a fluir con la creación, y te abandonas confiadamente a este
flujo de la vida.
La energía del Dios omnipotente y vivo
Vibramos tres veces

SHADAI EL JAI SHADAI EL JAI SHADAI EL JAI

Diriges tu atención siguiendo el rayo de luz hasta el centro de Maljút, que se abre en la base de la
columna, en el perineo (o en las plantas de los pies).
Permaneces ahí sin intenciones, sin expectativas.
Sintiendo como comienza lentamente a girar.
Visualizas ✇, con sus cuatro colores, citrino, oliva, bermejo y negro.
Siente como va fluyendo de él una energía cálida y pulsátil, como esa energía se va imbuyendo en el
cuerpo cada vez más profundamente, como la sangre lo transporta a todas las células y las va llenando de
un calor apacible y de fuerza vital original.
Siente como la energía fresca de la tierra, la energía fundamental, va fluyendo e introduciéndose en tu
cuerpo.
Siente esta energía hasta su origen, cada vez a mayor profundidad de la tierra, hasta el centro de la misma.
Que resplandece con una luz roja intensa de fuego.
Siente como a través de los distintos estratos de la tierra un flujo de energía continua avanza desde el
núcleo más íntimo de nuestro planeta madre hasta el centro de Maljút, y experimentas la gran fuerza
oculta que habita la tierra.
Esta es la fuerza que ha formado tu cuerpo, la fuerza que lo mantiene y lo nutre, la fuerza que formó los
cuerpos de las plantas, los animales, las rocas, los paisajes.
Te sientes más unido a la tierra y sus criaturas.
Sientes el pulso de la fuerza viva que habita en ella.
Te abandonas a sus energías protectoras, nutrientes, curativas.
Las conectas con el nombre de Dios en Maljút

ADONAI HAÁRETS ADONAI HAÁRETS ADONAI HAÁRETS

Con una inspiración asciende la energía desde el centro de Maljút, por todo el Pilar Central, hasta Kéter.

Con la expiración empieza a circular la luz descendiendo por nuestra izquierda de nuevo hasta Maljút.
Con la inspiración asciende por la derecha, es recogida en Kéter.
Expiración, desciende por la izquierda, es recogida en Maljút.
Inspiración, asciende por la derecha, es recogida en Kéter.

Así sucesivamente, sintiendo como la energía circula en ovoide a través tuyo, de manera que toda tu parte
izquierda es un flujo descendente de luz y tu derecha ascendente
Sincronizado con tu respiración.

Se repite un número de veces.

A continuación, en la expiración, la luz desciende por delante, y en la inspiración asciende por detrás.
En la expiración desciende por delante, y en la inspiración asciende por detrás.
En la expiración desciende de Kéter a Maljút.
En la inspiración asciende de Maljút a Kéter.

Repetimos este proceso varias veces hasta que el flujo cristaliza en nuestra aura, de manera que la luz
circula por sí sola.
Por último, en una aspiración asciende la luz a Kéter por el Pilar Central, es retenida en Kéter un breve
instante y en la expiración desciende por todo el aura, con un enorme resplandor, como una gran ducha de
luz.

Unificando y haciendo toda nuestra áurea resplandeciente, la luz es recogida de nuevo en Maljút.

En la inspiración asciende por el Pilar Central.


En la expiración desciende en cascada por nuestra aura.

Varias veces

Imaginamos que estamos en el centro de una esfera, de una estrella pulsante de luz.
Toda esta energía que hemos generado, toda esta luz, la enviamos a nuestro entorno.
Compartimos la luz con todos los seres, enviando particularmente a aquellos que mas necesitan de ella.
Convirtiéndonos en un foco de luz positiva.
Haciendo llegar la luz a todos los rincones de la tierra.

Después de haber compartido la luz volvemos a nuestra visualización original.

Vamos respirando profundamente.

Percibimos como la luz se va difuminando, absorbiéndola en nosotros mismos.


Absorbiéndose en el entorno.
CIRCULACIÓN DE LA LUZ

El presente conjunto de ejercicios continúa y completa el iniciado con la técnica


del Pilar del Medio en el sentido de que considera todo el Árbol de la Vida en el cuerpo
y la circulación de la luz por los senderos.
De hecho, el ejercicio del Pilar del Medio terminaba con una circulación básica
de la luz cuya importancia no puede ser subestimada. La repetimos a continuación:

Tenemos una visión general de todo el pilar del medio con sus siete centros
brillando como lámparas de luz, y en particular nos concentramos ahora en los centros
extremos de Kéter (corona) y Maljút (base de la columna). A continuación hacemos
CIRCULACIÓN DE LA LUZ.

Con una inspiración asciende la energía desde el centro de Maljút por la parte
derecha del cuerpo (pilar de la forma) hasta Kéter, que la recibe y brilla intensamente.
Con la espiración empieza a circular la luz descendiendo por nuestra izquierda
(pilar de la fuerza) de nuevo hasta Maljút, en donde descansa y resplandece.
Con la inspiración asciende por la derecha y es recibida en Kéter.
Espiración: desciende por la izquierda y es recogida en Maljút.
Inspiración: asciende por la derecha y es recibida en Kéter.

Y así sucesivamente, sintiendo como la energía circula en ovoide a través de


nosotros, de manera que toda nuestra parte izquierda es un flujo descendente de luz y
la derecha ascendente. Todo ello sincronizado con la respiración.
Se repite un número de veces.

Una vez estabilizado este flujo repetimos el proceso, pero esta vez la luz
asciende por la parte trasera del cuerpo y desciende por la delantera.
Así, a continuación, en la inspiración asciende una banda de luz por detrás, de
Maljút a Kéter, en donde es recibida y brilla intensamente, y en la espiración, la banda
de luz desciende por delante, de Kéter a Maljút, en donde es recogida y refulge.
En la inspiración asciende de Maljút a Kéter.
En la espiración desciende de Kéter a Maljút.

Repetimos este proceso varias veces hasta que el flujo cristaliza en nuestra
aura, de manera que la luz circula por sí sola.

Por último, reforzamos la visualización de todo el pilar del medio, con sus siete
centros, y vamos a hacer ascender la luz por él de Maljút a Kéter. Esto puede hacerse
en una única inspiración de manera continua, o bien centro a centro, pudiendo incluso
dividir la inspiración en siete tomas menores1.
Así, en la inspiración asciende por el canal central un rayo de luz de Maljút a
Kéter. La luz es retenida en Kéter un breve instante. En la espiración desciende por
toda el aura, con un enorme resplandor, como una gran ducha de luz. Unificando y
haciendo toda nuestra aura resplandeciente, la luz es recogida de nuevo en Maljút.
En la inspiración asciende por el pilar central.
En la espiración desciende en cascada por nuestra aura.

1
Las cuales pueden ir acompañadas de las contracciones o bhandas típicas del yoga.

1
Varias veces.

Imaginamos ahora que estamos en el centro de una esfera, como una estrella
pulsante de luz.
Toda la energía que hemos generado, toda la luz, la irradiamos a nuestro
entorno.
Compartimos la luz con todos los seres, enviando particularmente a aquéllos
que más necesitan de ella.
Nos convertimos así en un foco de luz positiva, haciendo llegar la luz a todos los
rincones de la tierra. Podemos ser en esta fase tan detallados como queramos.

Después de haber compartido la luz volvemos a nuestra visualización original


del pilar central y del aura.

Hacemos varias respiraciones profundas.


Percibimos como la luz se va difuminando, según la vamos absorbiendo en
nosotros mismos y en el entorno.

***********************

Una línea de ampliación del ejercicio del Pilar del Medio consiste en utilizar
los dos pilares laterales en la circulación de la luz. Es decir, la luz va ascendiendo o
descendiendo de sefirá en sefirá. Para ello se tiene en cuenta la ubicación corporal de las
sefirot correspondientes.
El ser humano está hecho a imagen del Árbol de la Vida, tanto externa como
internamente, y tanto anatómica como funcionalmente.
Hay que tener en cuenta que cuando estamos frente al Árbol de la Vida (externo,
microcósmico) el pilar de la fuerza está a nuestra derecha y el pilar de la forma a nuestra
izquierda. Pero cuando asumimos el Árbol (microcósmico) es como si nos diéramos la
vuelta y miráramos desde él, con lo cual el pilar de la fuerza está ahora a nuestra
izquierda y el de la forma a nuestra derecha. Lo cual ya se habrá percibido al hacer la
cruz cabalística.
En cuanto a la circulación frente – espalda, notamos que el Árbol de la Vida no
sólo puede ser puesto en el cuerpo humano en la polaridad derecha – izquierda, sino que
también expresa la relación delante – detrás. En ese sentido, el pilar de la fuerza (Jojmá,
Jésed, Nétsaj) se sitúa delante y el pilar de la forma (Biná, Gueburá, Hod) detrás,
estando las sefirot aproximadamente al mismo nivel corporal que en la representación
frontal usual.

************************

Estas son las correspondencias del Árbol considerado lateralmente (polaridad


derecha/izquierda)

Kéter: Se ubica por encima de la cabeza o rodeándola como una corona. También, el
cráneo en general.
Jojmá: Hemisferio cerebral izquierdo. Parte izquierda de la cara.
Biná: Hemisferio cerebral derecho. Parte derecha de la cara.

2
Sendero Jojmá-Biná: Cuerpo calloso y estructuras intermedias, tálamo, hipotálamo.
Centro de la frente (tercer ojo).
Daat: Garganta. Tiroides.
Jésed: Hombro, brazo y mano izquierdos.
Guevurá: Hombro, brazo y mano derechos.
Tiféret: Corazón, torso.
Pilar del medio en general: Columna.
Sendero Jésed-Guevurá: Timo, metabolismo.
Nétsaj: Cadera y pierna izquierdas.
Hod: Cadera y pierna derechas.
Sendero Nétsaj-Hod: Plexo solar, centro del ombligo.
Yesod: Órgano sexual. Bajo abdomen.
Maljút: Pies. Base de la columna.

Considerado frontalmente las correspondencias del Pilar del Medio no cambian.


Tampoco varían los planos de ubicación de las sefirot de los pilares laterales, salvo que
ahora se encuentran por delante o por detrás del cuerpo. Así, Jojmá se ubica delante de
la frente, Jésed delante del punto en el que las clavículas se unen con el esternón y
Nétsaj delante de la zona del ombligo. Hod, Guevurá y Biná se encuentran en los
lugares paralelos correspondientes, sólo que frente a la espalda o la parte posterior del
cráneo en el caso de Biná.

La circulación básica de las extremidades se hace desde la sefirá de la que


parten. La luz desciende por delante y asciende por detrás. En el caso de las piernas se
plantea una diferencia según que estemos sentados o de pie. Si estamos sentados, la
circulación de la luz empieza en la cadera correspondiente, desciende por delante del
muslo, rodilla, delante de la tibia, empeine, dedos hasta la punta, y retorna por la planta
del pie y la parte posterior de la pierna, muslo y glúteo, hasta la sefirá correspondiente
en la cadera. Si estamos de pie, la circulación de las piernas pasa a formar parte de la
circulación general, ya que entonces Maljút se ubica entre las plantas de los pies. Así, la
luz desciende por la pierna izquierda de Nétsaj a Maljút y asciende por la derecha de
Maljút a Hod.

3
EJERCICIO I

Visualizar el Árbol de la Vida sobrepuesto a nuestro cuerpo como un medio de


alcanzar el equilibrio. Las sefirot se visualizan luminosas del color correspondiente
(Lección 1ª. Anexo I:)

De pie. Visualizamos la esfera de Kéter encima de nuestra cabeza, a unos pocos


centímetros. Jojmá y Biná sobre los hemisferios correspondientes. La esfera de Jésed
en el hombro izquierdo y la de Guevurá en el derecho. Tiféret en el área del corazón.
Nétsaj en la cadera izquierda. Hod en la derecha. Yesod en el área genital. Maljút bajo
las plantas de los pies.
Alcanzar una imagen global y permanecer en un estado de ecuanimidad interna
durante unos instantes.

A continuación se procede detalladamente con los senderos del Árbol. Los


colores correspondientes son:

11.- Kéter-Jojmá: Amarillo pálido brillante


12.- Jojmá-Biná: Amarillo
13.- Kéter-Tiféret: Azul
14.- Jojmá-Biná: Verde esmeralda
15.- Jojmá-Tiféret: Escarlata
16.- Jojmá-Jésed: Rojo anaranjado
17.- Biná-Tiféret: Naranja

4
18.- Biná-Guevurá: Ámbar
19.- Jésed- Guevurá: Amarillo
20.- Jésed-Tiféret: Verde amarillento
21.- Jésed-Nétsaj: Violeta
22.- Guevurá-Tiféret: Verde esmeralda
23.- Guevurá-Hod: Azul
24.- Tiféret-Nétsaj: Verde azulado
25.- Tiféret-Yesod: Azul
26.- Tiféret-Hod: Índigo
27.- Nétsaj-Hod: Escarlata
28.- Nétsaj-Yesod: Violeta
29.- Nétsaj-Maljút: Carmesí
30.- Hod-Yesod: Naranja
31.- Hod-Maljút: Rojo escarlata
32.- Yesod-Maljút: Índigo

(Nota: En la figura anterior los colores son sólo aproximados. Seguir siempre la
descripción literal de arriba).

Para establecer cada sendero se visualizan las dos sefirot de sus extremos en su
color y en su ubicación en el cuerpo. En la inspiración desciende desde la sefirá superior
hasta la sefirá inferior (o anterior y posterior en la sucesión numérica en el caso de los
pilares laterales) una energía en forma espiral, moviéndose en el sentido de las agujas
del reloj. Es recibida en la sefirá de llegada que brilla con más intensidad y poder de
irradiación. Esto en la pausa de la respiración. Después, en la espiración, la energía se
mueve en sentido inverso, de la sefirá inferior a la superior, también en una espiral que
gira en el sentido del reloj (sentido considerado ahora desde la sefirá inferior, o sea, el
contrario que en el caso anterior del descenso en la inspiración). Pausa de nuevo en la
primera sefirá y se repite el proceso (de tres a cinco veces en una primera
aproximación).

El ejercicio termina con una imagen global del Árbol superpuesta al cuerpo (en
el aura). La imagen será más o menos detallada, según las posibilidades de cada uno.
Hay que considerar siempre que el Árbol aparezca lleno de luz y vitalidad, con una
poderosa dinámica interna.

EJERCICIO II:

En este ejercicio se hace un descenso relativamente rápido siguiendo el diagrama


del Rayo Relampagueante. Los senderos se completan según se va alcanzando cada
sefirá. En este caso, una única visualización será suficiente, es decir, no se repite varias
veces la visualización de cada sendero como antes y sólo se hacen en modo descendente
hasta alcanzar Maljút. Asimismo, todo el ejercicio puede hacerse con luz blanca. El
orden es el siguiente (los senderos del rayo están marcados en rojo):

1º Kéter-Jojmá
2º Jojmá-Biná
3º Kéter-Biná

5
4º Jojmá-Jésed (no es propiamente del rayo, pero la marcamos así por ser el
sendero que cruza el abismo a Jésed, la sefirá siguiente en el orden del rayo
relampagueante).
5º Jésed- Guevurá
6º Biná-Guevurá
7º Guevurá-Tiféret
8º Kéter-Tiféret
9º Jojmá-Tiféret
10º Biná-Tiféret
11º Jésed-Tiféret
12º Tiféret-Nétsaj
13º Jésed-Nétsaj
14º Nétsaj-Hod
15º Guevurá-Hod
16º Tiféret-Hod
17º Hod-Yesod
18º Tiféret-Yesod
19º Nétsaj-Yesod
20º Yesod-Maljút
21º Nétsaj-Maljút
22º Hod-Maljút

Si se hace un dibujo escalonado aparecerá claramente el principio seguido:


primero se alcanza una sefirá por el rayo y luego se completan los senderos que la unen
con las sefirot superiores siguiendo el orden progresivo de las mismas.

El ascenso se hace según el diagrama conocido como la serpiente de la


sabiduría. El orden es:

1. Sefirá Maljút
2. Sendero Maljút-Yesod.
3. Sefirá Yesod.
4. Sendero Maljút-Hod.
5. Sendero Yesod-Hod.
6. Sefirá Hod.
7. Sendero Maljút-Nétsaj.
8. Sendero Yesod-Nétsaj.
9. Sendero Hod-Nétsaj.
10. Sefirá Nétsaj.
11. Sendero Hod-Tiféret.
12. Sendero Yesod-Tiféret.
13. Sendero Nétsaj-Tiféret.
14. Sefirá Tiféret.
15. Sendero Hod-Guevurá.
16. Sendero Tiféret-Guevurá.
17. Sefirá Guevurá.
18. Sendero Nétsaj-Jésed.
19. Sendero Tiféret-Jésed.
20. Sendero Guevurá-Jésed.
21. Sefirá Jésed.

6
22. Sendero Guevurá-Biná.
23. Sendero Tiféret-Biná.
24. Sefirá Biná.
25. Sendero Jésed-Jojmá.
26. Sendero Tiféret-Jojmá.
27. Sendero Biná-Jojmá.
28. Sefirá Jojmá.
29. Sendero Tiféret-Kéter.
30. Sendero Biná-Kéter.
31. Sendero Jojmá-Kéter.
32. Sefirá Kéter.

Es evidente que, para propósitos concretos, tales como curación o


restablecimiento general del equilibrio, pueden hacerse circuitos menores tales como
circulación por tríadas y/ triángulos externos. La norma es seguir siempre una pauta
equilibrada.

7
Meditación con mantras

Los mantras – sílabas, palabras, frases – son símbolos fonéticos y verbales


utilizados para acceder a los niveles arquetípicos de la mente. Su potencia radica en la
estructura vibratoria de la psique y, por ende, de toda la realidad1. En Cábala se tiene el
siguiente aforismo, verdadero en los planos internos no espaciotemporales: Dos cosas
que vibran en la misma fase (o frecuencia) son la misma cosa. Mediante el mantra, por
el principio de resonancia, nos ponemos en contacto con las fuerzas esenciales de la
realidad – contacto que vamos profundizando cada vez más con la práctica constante –
hasta que alcanzamos el nivel de unificación con las mismas. El principio viene
expresado por el siguiente versículo – un mantra en sí mismo – relativo al poder del
Nombre de Dios, el Tetragrama, el mantra más poderoso que existe: Hu Ejad UShmó
Ejad, dja wmw dja awh, Él es Uno y su Nombre es Uno; Él y su Nombre son Uno;
Él y su Nombre son la misma realidad.
Tenemos, entonces, tres niveles de significación: en primer lugar el del sonido
puro (el valor intrínseco de la vibración); en segundo lugar el imaginal – las letras se
visualizan como energías de fuego blanco emitiendo luz blanca (o del color
correspondiente a la fuerza) –; y en tercer lugar el conceptual, propio de las letras,
palabras e ideas utilizadas. Hay también tres niveles de pronunciación del mantra: en
voz alta, interiormente y en estado de unificación (el mantra simplemente es).
Para meditar, una vez alcanzado el estado de relajación y concentración
adecuados, se repite el mantra en voz alta o interiormente durante un periodo de tiempo
suficiente (veinte minutos son una medida adecuada). Cada vez que surja un
pensamiento o distracción lo dejamos estar y simplemente volvemos con suavidad a
concentrarnos en el mantra. Es necesario persistir durante largos periodos de tiempo
(treinta o cuarenta días) para lograr efectos permanentes.
Son posibles mantras de significado místico general:

En Aní Yajid IHVH (hwhy dyjy yna ÷ya): No hay yo sólo YHVH (La Nada - el
Yo - el Único - YHVH)
hyha rva hyha = Eheieh Asher Eheieh = Yo Soy quien Yo Soy.
Ejad, dja, Uno.
awh, Hu, Él.
hbha, Ahavá, Amor.
hwdj, Jedvá, Alegría.
hyl[, Aliá, Ascensión.
µμmd, Damam, Silencio (interior).
dymit; yDigÒn<l] hw:hyÒ ytiyWIvi (Shiviti HaShem Lenegdi Tamid. He puesto a HaShem
siempre delante de mí. Salmos 16:8) (En este caso se visualiza constantemente el
Tetragrama).
.['DeGI lz²r]b' yjeyrib]W tv,jonÒ t/tl]D' rB'viAyKi (Ki Shivar Daltot Nejoshet Uvrijé
Barzel Guidéa. Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de
hierro. Salmos 107:16) (Para superar bloqueos).
.tm,aÔ lae hw:hyÒ yti/a ht;ydiP; yjiWr dyqip]a' òd]y:B] (BeYadejá Afkíd Rují Padíta
Otí Adonai El Emét. En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido,
HaShem, Dios de verdad. Salmos 31:6).

1
Un fundamento en la física moderna compatible con esa afirmación es la teoría de cuerdas.
Meditación sobre la palabra EJAD (Alef, Jet, Dalet), UNO, en hebreo.

Primero hacemos un estudio del marco teórico:

Dálet
dj;a,Jet Álef
(Emperatriz Carroza Loco ← )
(Venus Cancer Aire/Urano)

El valor numérico de la palabra Ejad es 13 (Alef = 1; Jet = 8; Dalet = 4) el


mismo que Ahavá, hbha, Amor (Alef = 1; He = 5; Bet = 2; He = 5), lo que indica que
el amor es la fuerza de la unidad y viceversa. En Cábala clásica se dice que trece son
también los canales por los que se vierte la influencia del Jésed superior que emana de
Kéter (la Misericordia sin traza alguna de Severidad) el cual borra toda ilusión de
discontinuidad, separación o diferencia, colmando la medida de todo ser con la plenitud
del Amor Divino.
Ejad es, pues un poderoso mantra que nos conecta con la esencia de la luz, con
su carácter dador, la marca de ese Amor Divino. Por eso, cuando la luz se manifiesta en
el primer día de la Creación, según el Génesis, no se dice al final “Y fue tarde y fue
mañana, día primero (Yom Rishón)” sino “día uno” (Yom Ejad) indicando que en la luz
todas las cosas son una1. Y esta Luz de Unidad, que es Amor, es la expresión más
elevada de la esencia Divina, tal como es proclamado en el Shemá Israel, quizá la
“oración” principal del judaísmo:
Shemá Israel, YHVH Elohenu YHVH Ejad.
Escucha Israel YHVH-nuestro Dios YHVH es Ejad.
Maljút Tiféret Biná Jojmá Kéter

Podemos contemplar Ejad en sus letras: De la letra Alef (el Loco) ya se ha


hablado en otro lugar y se ha descrito como el propio anagrama de la Unidad
omniabarcante; representa a Kéter. La letra Jet tiene como valor numérico el ocho y
simboliza la acción de las ocho sefirot intermedias entre Kéter y Maljút (de Jojmá a
Yesod). Es una letra de movimiento (Arcano de la Carroza) y representa el descenso y
ascenso de la luz a través de estas sefirot. Por último, la letra Dálet (la Emperatriz) está
en el lugar de Maljút. Ejad, por tanto, une todos los niveles, en particular el plano de la
Unidad (Kéter) y el plano de la máxima multiplicidad aparente (Maljút). Esta
unificación es dinámica, en un ir y venir (proyección y reabsorción de mundos), tal
como se dice de las Jaiot – expresión de la Jet – que “corrían y regresaban”, indicando
el movimiento del Espíritu. Las Jaiot son las Santas Criaturas que tiran del Carro Divino
en la visión de Ezequiel.

Para la meditación sobre Ejad (después de la apertura habitual y una vez que nos
sentamos a realizar la meditación propiamente dicha) visualizamos en el firmamento sus
tres letras, dibujadas en fuego blanco irradiando luz blanca. Durante unos instantes nos
1
Después, ya se usan los números ordinales: día segundo, tercero, etc.
concentramos exclusivamente en las letras, permitiendo que llenen todo nuestro campo
de visión. (Podemos visualizar sólo las tres consonantes o también incluir las vocales,
indicadas por los signos o puntos debajo o alrededor de las letras).
La luz de Ejad desciende y nos envuelve por completo. Es una luz viva, una luz
serena de una claridad insuperable que nos llena de éxtasis, que va penetrando dentro de
nosotros con cada inspiración, por las fosas nasales, por todos los poros de nuestra piel,
por todas las puertas de los centros psíquicos (o chakras)… En particular, un rayo
directo más concentrado entra por nuestro Kéter, en la coronilla, en donde se hace aún
más brillante y desciende por el hemisferio izquierdo del cerebro que baña y limpia por
completo y después el derecho. Ilumina nuestro centro de la frente y luego desciende a
la garganta.
Desde allí va a nuestro hombro izquierdo y desciende por todo el brazo
izquierdo hasta la mano, circulando por todos los dedos. Y va a nuestro hombro derecho
y desciende por nuestro brazo derecho hasta la mano y la punta de los dedos.
Luego desciende al corazón e irradia con un sentimiento de armonía y
compasión universales. Y desciende al centro del ombligo desde donde baña a todos
nuestros órganos. Va a la cadera izquierda y desciende por la pierna izquierda hasta la
planta del pie y hasta la punta de los dedos. Y va a la cadera derecha y desciende por la
pierna derecha hasta la planta del pie y hasta la punta de los dedos.
Y desciende al centro de Yesod y a nuestro órgano sexual, y lo baña de luz por
completo. Y desciende al centro de Maljut en la base de la columna, en el perineo, y lo
llena de luz, fuerza, y estabilidad. Y esta luz penetra en nuestros huesos hasta la médula
y fortalece nuestro sistema inmunológico, haciéndonos resistentes a toda negatividad,
tanto física como psíquica.
Imaginamos todos nuestros centros psíquicos sefiróticos luminosos y vibrando en la
frecuencia de la luz de Ejad. Imaginamos todos nuestros órganos y partes del cuerpo bañados
en esa luz que nos limpia por completo y elimina toda forma de negatividad y fragmentación.
Podemos detenernos en aquellas regiones aquejadas de algún tipo de dolencia y
contemplamos cómo la Luz aporta curación, salud y vitalidad. Percibimos cómo a través de
los miles de capilares y conductos microscópicos, la Luz alcanza a todas las células del
cuerpo, y en particular limpia, rectifica y activa las cadenas de ADN del núcleo celular.
Podemos ser todo lo detallado que queramos o que la situación requiera (en el contexto de
curación, por ejemplo)
Continuamos de esta forma, armonizándonos con la luz, hasta sentir nuestro
cuerpo como una unidad. Pasamos entonces a nuestra naturaleza emocional,
unificándola con nuestra corporeidad, eliminando de nosotros toda traza de emociones
negativas – temores, preocupaciones, depresión, tristeza, ira... – que son barreras que
nos contraen, nos aíslan, nos refuerzan en nuestro deseo de recibir, nos alejan de la
unidad.
También limpiamos el flujo de nuestra mente, eliminando todo pensamiento
egocéntrico, toda traza de duda o escepticismo, toda la maraña de ideas preconcebidas
que nos impiden ver las cosas en su unidad esencial.
Nos vaciamos de todo deseo salvo el de unificación con la luz, y nos volvemos
hacia nuestra naturaleza espiritual, nuestra neshamá. Ponemos nuestros vehículos
inferiores a su servicio. Nos abrimos a la contemplación de nuestra Chispa Divina y a
la irradiación del deseo de dar en nosotros, que es lo que nos hace vibrar en la fase de la
luz y por tanto nos lleva a unificarnos con ella.
Pasamos entonces a compartir la luz. La irradiamos a nuestro entorno.
Abrazamos en la luz de la unidad a nuestros seres queridos y les llenamos de luz.
Hacemos lo mismo con todos nuestros familiares, amigos, conocidos, con todas las
personas que de un modo u otro han compartido con nosotros algún aspecto de nuestras
vidas. Es importante perdonar y pedir perdón si nos encontramos en nuestro camino
expansivo con alguna persona que nos pueda haber ofendido o a la que podamos haber
ofendido o causado algún tipo de mal. Entendemos las lecciones que podemos aprender
de ello, viendo cómo nuestros “enemigos” son un reflejo de nuestra propia parte
negativa y es necesario reconocerlo y unificarlo todo en la Luz. Seamos detallados en
este proceso, tomándonos todo el tiempo que sea necesario.
Seguimos ampliando el círculo de la luz hasta que nos sentimos en unidad con
todos los seres humanos – vibrando al unísono en el alma común de la humanidad – y
también con todos los seres vivos del planeta y en última instancia del cosmos, bañado
todo en la Luz de la Presencia Divina.
Para terminar, volvemos a visualizar las letras de Ejad brillando en el
firmamento, encima de nuestras cabezas. Agradecemos, despedimos y nos aseguramos
de estar plenamente de vuelta en nuestro estado de conciencia habitual. Salimos del
estado de meditación y cerramos.
MEDITACIÓN SOBRE UN NOMBRE DIVINO

“Nos sentamos cómodamente.


Vamos a relajarnos, espalda recta pero sin tensión, pies en el suelo, palmas de
las manos en los muslos. Hacemos unas respiraciones profundas y vamos entrando en
un estado de calma, de relajación. Nos desapegamos de todas nuestras preocupaciones,
de problemas; nos desapegamos de nuestro estrés; entramos en la serenidad.
Vamos a ir relajando todas las partes de nuestro cuerpo empezando por los dedos
de los pies.
Relajamos cada uno de los dedos de los pies y las plantas de los pies que apenas
se apoyan en el suelo, que están como suspendidos sobre el suelo… los empeines, los
tobillos… y vamos sintiendo como una ola de relajación va subiendo por las piernas,
que están cada vez más y más relajadas… llega a la rodillas, asciende por los muslos,
llega a las nalgas, las ingles, el sexo… y va ascendiendo por el abdomen… por el
sacro… la parte inferior de la espalda. Relajamos la zona del ombligo y el diafragma…
Nuestra respiración es profunda, suave, rítmica… cada vez más lenta. Relajamos la
columna y notamos como una onda de relajación asciende por la columna desde el
perineo hasta la nuca y los omóplatos. Y relajamos el tórax, los músculos del pecho, los
hombros… y la ola de relajación va descendiendo por los brazos, a los codos,
antebrazos, muñecas, manos, dedos de las manos, puntas de los dedos de las manos. Y
nuestra atención retorna al cuello, que relajamos; la laringe y toda su zona, la nuca, toda
la parte de atrás de la cabeza… relajamos la mandíbula y los labios, las mejillas, las
fosas nasales, los ojos, todos los músculos que rodean a los ojos… relajamos la frente,
comprobamos que no se ha acumulado en ella ninguna tensión… relajamos la parte alta
de la cabeza y hacemos que toda la ola de relajación confluya en la coronilla y nos
sentimos profundamente relajados, en un estado de perfecta paz profunda.

Nos visualizamos entonces arriba de una escalera que aparece ante nosotros de
una forma natural: Tiene 10 peldaños y desciende hacia las profundidades, hacia el
interior de nosotros mismos. Y nosotros vamos a ir bajando lentamente, peldaño a
peldaño, siguiendo la cuenta. Lo hacemos:
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…Y ante nosotros aparecen las puertas de la
imaginación1, que abrimos con un suave movimiento, y cruzamos:

Nos visualizamos caminando por una playa, sintiendo la calidez de la arena en


las plantas de los pies, en un día soleado y muy tranquilo. Una suave brisa nos acaricia
la piel… oímos el canto de los pájaros y contemplamos el paisaje que nos rodea lleno de
luz y de armonía.
Sobresale el murmullo de las olas rompiendo suavemente contra la arena de la
playa. Vemos el azul del mar y la línea azul del horizonte contra la línea azul del cielo
en una sinfonía de azules.
Nos damos la vuelta y miramos hacia el interior, contemplando las rocas, la
vegetación de la playa… y empezamos a caminar hacia el interior por un sendero que se
adentra en una pequeña arboleda, y vamos poco a poco caminando por él hacia lo que

1
Que cada uno verá de una forma particular.
parece que es una elevación sobre el terreno, como un montículo o pequeña colina de
luz.
Nos acercamos a la colina y llegamos al pie de la misma. Vemos que hay una
escalera que asciende a la cumbre; tiene quince peldaños. Sobre el cielo podemos ver
las letras de la palabra ALIÁ, hyl[ , en fuego blanco, emitiendo luz blanca. Sentimos
el poder de atracción de la luz, invitándonos a subir. Vamos a hacerlo vibrando cinco
veces ALIÁ, ascendiendo tres peldaños en cada vibración.
Hacemos unas respiraciones profundas….inspiramos para empezar…:
ALIÁ
ALIÁ
ALIÁ
ALIÁ
ALIÁ
Nos encontramos arriba y un sentimiento de plenitud, de beatitud y de alegría
interior nos invade al sentirnos más cerca de la luz, más llenos de ella.
Damos unos pasos y nos dirigimos hacia lo que parece ser nuestro lugar personal
– puede ser un círculo de árboles, un templete con columnas de mármol abierto a los
cuatro puntos cardinales, un círculo prehistórico de piedras, o simplemente un lugar que
nos gusta – un lugar que nos atrae especialmente, que sabemos que es nuestro, en el que
podemos abrirnos completamente – ser nosotros mismos sin ningún tipo de expectativa
o presión – y allí nos ubicamos en paz.

Elevamos la mirada hacia el firmamento y vemos como aparecen escritas en


fuego blanco irradiando luz blanca las letras del Nombre: .............. (preferiblemente en
hebreo). Las letras se expanden hasta llenar todo nuestro campo de visión. Vemos estas
letras, irradiando una luz blanca purísima, ardiendo con un fuego interior que
percibimos como blanca brillantez, aunque sabemos que está más allá de todo blanco.
Durante unos instantes nos concentramos exclusivamente en las letras de este
Nombre.
Después, contemplamos cómo de este Nombre desciende sobre nosotros un rayo
de luz que penetra por nuestro Kéter y que desciende por todos los canales de nuestro
organismo psíquico, llenando de luz, de positividad todas las partes de nuestro cuerpo.
La luz pasa a nuestro hemisferio cerebral izquierdo, luego a nuestro hemisferio
derecho. Y empieza a descender por la garganta, por el hombro y el brazo izquierdo,
por el hombro y el brazo derecho, el corazón, el centro del ombligo, la cadera izquierda
y la pierna izquierda, la cadera derecha y la pierna derecha, el centro del sexo, el centro
de Maljút. (Podemos ser tan detallados como queramos)
Sentimos cómo la luz nos va bañando interiormente, iluminándonos,
transformándonos… eliminando toda la negatividad…
Nos sentimos llenos completamente de luz y con todos nuestros centros
energizados, sintiendo la positividad de esta luz que nos llena de vitalidad. Esta luz es
curativa, es completa. Trae perfección y plenitud a cada uno de nuestros órganos.
Podemos sentirla, particularmente concentrada en aquella parte de nuestro cuerpo que
sintamos que, por alguna razón, necesita una atención especial. Porque nos duela,
porque esté tensa, por la razón que sea. Sentimos cómo esta luz penetra hasta la médula
de nuestros huesos y cómo la impregna de vitalidad, fortaleciendo nuestro sistema
inmunológico, que nos hace resistentes a todas las enfermedades tanto físicas como
psíquicas.
Entramos en contemplación. Estamos así durante unos minutos, en la calma, en
la serenidad de ser simplemente, sin querer nada, sin analizar, en unidad con la luz que
es nuestra verdadera esencia. Nos abandonamos a donde la luz quiera llevarnos...

Volvemos a la conciencia plena de nosotros mismos y percibimos cómo esa luz


particularmente se focaliza en nuestro corazón, que es el centro tiferético, y desde allí va
ha empezar a irradiar hacia fuera, porque no podemos recibir luz sin compartirla, sin
darla otra vez.
Sentimos que empezamos a irradiar luz a nuestro entorno… estamos en el centro
de una esfera de luz que está irradiando a nuestro entorno próximo, y se va creando un
aura de luz que se va expandiendo cada vez más.
Y vamos a compartir esta luz con nuestros seres más queridos, más cercanos; les
abrazamos en la luz, y les llenamos también de ella; y a nuestros familiares, a nuestros
amigos… todos unidos en esta luz radiante, gozosa, luminosa, viva… a nuestros
compañeros, a las personas de cualquier faceta de nuestra vida que compartan algo con
nosotros.
Irradiamos esta luz también a todas las personas que de alguna manera
consideramos enemistados con nosotros - nuestros enemigos -, y permitimos que esta
luz nos una y disuelva las diferencias; perdonamos porque también somos perdonados:
en la luz comprendemos, somos capaces de ponernos en el lugar de otras personas, de
tener empatía con ellas, de sentir lo que sienten ellas como seres que son, individuales,
independientemente de nuestras expectativas, o de nuestras proyecciones.
Seguimos irradiando la luz a todos los habitantes de esta población, a todos los
habitantes de la región, del país, de toda la tierra: que alcance especialmente a todas las
personas que sufren… que sufren por hambre…que sufren por guerras, violencia,
persecución, enfermedades; vamos a irradiar paz, cordura; que la energía de violencia y
de explotación se transforme en energía de solidaridad, de comprensión, de tolerancia.
Y vamos a irradiar esta luz a todos los seres de la tierra - de nuestra maltratada
tierra - de los distintos reinos: animal, vegetal, mineral, elementales, y a todos los
habitantes del cosmos...

(Es el momento de formular nuestra intención, si tenemos alguna en relación con


el significado del Nombre. Elevamos nuestra petición o pregunta hacia el Nombre y
esperamos a que en la Luz se manifieste una respuesta. Lo ideal es visualizar la
intención realizada, pero aceptamos lo que la luz nos comunique o conceda, aunque a
nuestra mente limitada nos parezca que nada. Damos las gracias.)

Agradecemos la experiencia. Poco a poco vamos absorbiendo la luz, y ésta


también se va absorbiendo en el entorno.
Nos dirigimos de vuelta hacia la escalera de la colina y siguiendo la cuenta
vamos descendiendo cada uno de los peldaños: quince, catorce, trece…..dos, uno.
Y ya estamos en el suelo, caminamos hacia la playa; notamos la arena en las
plantas de los pies, sentimos todas las sensaciones, los olores, colores, el tacto de la
suave brisa, el rumor de las olas que rompen suavemente sobre la arena, los pájaros…
Vamos así poco a poco caminando, tranquila y relajadamente, hasta que nos
encontramos de nuevo con las puertas de la imaginación, que cruzamos en sentido
inverso. Cerramos tal como las abrimos antes.
Y vamos a ascender por la escalera que nos va a llevar de vuelta a nuestro estado
habitual de conciencia, lentamente, siguiendo la cuenta:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10… ya estamos arriba de nuevo.
Nos centramos en el aquí y el ahora, plenamente de vuelta; hacemos varias
respiraciones profundas; movemos ligeramente los dedos de las manos y los pies;
frotamos las palmas de las manos para generar calor; cabeceamos suavemente; nos
desperezamos; y cuando queramos podemos abrir los ojos.
Salmos 16:8

.f/Ma,AlB' ynIymiymi yKi dymit; yDigÒn<l] hw:hyÒ ytiyWIvi


He puesto a HaShem siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré movido.

dymit; yDigÒn<l] hw:hyÒ ytiyWIvi


Shiviti HaShem Lenegdi Tamid

Extracto de mi libro:
El propio Nombre de Dios, el Tetragrama, es en sí un Yijud de primer orden. Ya hemos visto
(ver capítulo sobre Nombres Divinos) cómo el Nombre de Dios une:
- El Árbol de la Vida con el Infinito, y esto en conjunto y al nivel de cada sefirá (mediante sus
diferentes vocalizaciones)
- Las distintas sefirot entre sí: Yod / Jojmá (y su ápice superior Kéter); 1ª He / Biná; Vav / las
seis sefirot de Jésed a Yesod; 2ª He / Maljút.
- Los distintos mundos entre sí: Yod / Atsilút; 1ª He / Briá; Vav / Yetsirá; 2ª He / Asiá.
- Los distintos Patsufim o Rostros de manifestación de Dios: Yod / Abba-Padre (y la punta
superior de Yod / Atika Kadisha); 1ª He / Imma-Madre; Vav / Zair Anpin; 2ª He / Nukva.
- Estos son, a su vez, los arquetipos de las distintas potencias del alma: Yod / Jaiá (y la punta
superior Yejidá); 1ª He / Neshamá; Vav / Rúaj; 2ª He / Néfesh.
El Nombre de Dios – la expresión de su autoconocimiento – es la metafórmula de la
manifestación. La meditación por excelencia, a realizar constantemente en un estado de Devekut, de
unificación de todos los niveles y de adhesión de nuestra alma a su raíz divina, es la contemplación del
Nombre. Dios y su Nombre son Uno. El Santo, Bendito sea, se halla siempre presente en su Nombre. Si
éste se tomara en vano1, la Kedushá que canaliza, al no haber una vasija capaz de contenerla, sería
capturada por la Tumá (las fuerzas de la impureza) Las fuerzas negativas ganarían fuerza y en vez de una
santificación, un Kidush, tendríamos lo contrario, una desecración, un Hilul HaShem, con efecto negativo
sobre nosotros y sobre el mundo.
La meditación continua en el Nombre de Dios es recomendada por grandes cabalistas, como
Isaac de Acco o el Ari, siendo la verdadera aplicación práctica del versículo (Sal 16:8): “Shiviti YHVH
LeNegdi Tamid; He puesto a YHVH delante de mí siempre”.
Así, dice Rabí Yitsjak de Acco2:
“Debes mantener de continuo las letras del Nombre único en la mente como si estuvieran
enfrente de ti, escritas en un libro con escritura de la Torá (Ashurí) Cada letra debe aparecer infinitamente
grande ... El ojo de tu mente debe mirarlas y al mismo tiempo tu corazón debe dirigirse hacia el Ser
Infinito (En Sof). Tu mirada y tu pensamiento deben ser como uno...
“[Si eres capaz de hacer esto] ningún mal te acaecerá y no serás víctima de accidentes. Mientras
que estés adherido a Dios, estarás por encima de accidentes y en control de las situaciones...
“Se puede preguntar por qué hay que ligar los pensamientos al Tetragrámaton más que a
cualquier otro Nombre. La razón es que este Nombre es la causa de las causas y la fuente de todas las
fuentes. En él están incluidas todas las cosas, desde Kéter, la sefirá suprema, hasta la más insignificante
polilla. Bendito sea el Nombre de la gloria de su reino por siempre y siempre.”

hwhy
1
Véase tercer mandamiento.
2
Meirat Enaim. La Luz de los Ojos. Citado de Meditación y Cábala. Kaplan. Pags. 156-7.
Extracto de mi libro: “El camino..."

a) Depresión, angustia, abatimiento: ÷wakyd = Dikaón = 91. Conocemos las múltiples


conexiones de este número:

- 91 = 13 x 7. La unidad (Ejad) en el septenario de la forma.


- 91 es la conjunción del Tetragrama y Adonai: yhnwdhay
- 91 es Ha-Elohim: µμyhlah
- 91 es las, uno de los 72 Nombres de Dios.
- 91 es yap, notarikón de Potéaj Et Yadejá (Abres tu mano o tu Yod. Sal 145: 16)

Se recomienda meditar sobre este último código, éàô. En general se usa para el sustento
material (el versículo del Salmo 145 dice: “Abres tu mano y sacias a todo ser viviente a plenitud”).
También Maná, anm , suma 91. El maná es el sustento integral, tanto material como espiritual. Podemos
leer Yad-mano como Yod, que es el anagrama de la manifestación de la Luz infinita, de toda la
potencialidad de la Luz. La persona en depresión está experimentando una carencia severa de Luz.
Además, éàô aparece también como notarikón en otro versículo bíblico (Sal 31:6): “En tus manos
encomiendo mi espíritu-Rúaj. Tu me has redimido YHVH (Padita Otí YHVH), Dios de la Verdad”. La
meditación sobre estas tres letras

yap
equilibra, por tanto, el Rúaj (el corazón) y expresa nuestra confianza absoluta en Dios y en su salvación, a
pesar de los malos momentos que podamos estar atravesando. Esto atrae la Luz Divina a raudales y abre
nuestro corazón al deseo de dar, lo que constituye la curación de nuestras depresiones.

Salmo 145:16

.÷/xr; yj'Alk;l] ['yBic]m'W òd,y:Ata, j'te/P.16


ratsón jai lejol umasbia yadeja et Potéaj
Abres tu mano y satisfaces a todos los vivientes a plenitud.

Meditación:

yap
Salmo para la depresión

.dwId;l] r/mzÒmi j'Xen"m]l' 1


LeDavid Mizmor Lamnatséaj
yNIM,mi òyn<P;Ata, ryTis]T' hn:a;Ad[' jx'n< ynIjeK;v]Ti hw:hyÒ hn:a;Ad[' 2
miméni et-panejá tastír ad-ána / nétsaj tishkajéni YHVH Ad-ána
µμWry: hn:a;Ad[' µμm;/y ybib;l]Bi ÷/gy: yvip]n"B] t/x[e tyvia; hn:a;Ad[' 3
yarúm ad-ána / yomám bilbabí yagón / benafshí etsot ashít Ad-ána
.yl;[; ybiyÒao
aláy oyebí
.tw<M;h' ÷v'yaiA÷P, yn"y[e hr;yaih; yh;l¿aÔ hw:hyÒ ynInE[} hf;yBih' 4
hamávet pen-ishán / enáy haíra / Eloháy YHVH anení Habíta
.f/Ma, yKi WlygIy: yr'x; wyTil]k;yÒ ybiyÒao rm'ayœA÷P, 5
emót ki yaguílu tsaráy / yejoltív oyebí Pen-yomár
yKi hw:hyl' hr;yvia; òt,[;WvyBi yBili lg«y: yTij]f'b; òD]s]j'B] ynIa}w" 6
ki laYHVH ashíra / bishuatéja libí yaguel / batájti bejasdejá Vaaní
.yl;[; lm'gÉ
aláy gamal

Salmos 13:1-6
1. Al músico principal. Salmo de David
2. ¿Hasta cuándo, YHVH? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
3. ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
4. Mira, respóndeme, oh YHVH Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
5. Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
6. Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación
Y cantaré a YHVH porque habrá sido bueno conmigo.

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