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El flautista de Hamelín

Autor: José Luis García

(Estamos en la ciudad de Hamelín. Vemos sus casas. Entra un Hombre perseguido por un grupo de ratones. Cruzan la escena y salen. Entra una Mujer
perseguida por los ratones y como antes sucediera, cruzan la escena y salen).
(Entra el Alcalde. Es un hombre gordo, elegantemente vestido y coronado por un gran sombrero. Pasea).(Entran el Hombre y la Mujer).
HOMBRE.- Alcalde, debe hacer algo. La ciudad está llena de ratones.
ALCALDE.--¿Ratones? (Mira a su alrededor). Yo no veo ratones. (Entra un ratón, luego dos más, tres en un rato, y cuatro un poco más
tarde).
MUJER.- Pero si están por todas partes.
ALCALDE.-El municipio no tiene dinero para esas cosas. Además, son unos ratoncitos de nada.
(Los ratones, que ahora son multitud, se acercan hasta el Alcalde y algunos de ellos lo mordisquean).
ALCALDE.--¡Alto!, esto es un ataque a la autoridad. (Sale corriendo, perseguido por varios ratones).
HOMBRE.--¡Alcalde! (Salen Hombre y Mujer tras el Alcalde, perseguidos también por ratones. Así, los tres entran y salen en varias
ocasiones, siempre perseguidos por los roedores). (Ahora entran los tres perseguidos, pero esta vez están libres de sus perseguidores. No
vemos a ningún ratón).
HOMBRE.-Los hemos despistado.
MUJER.-Seguro que pronto volverán. (Entra el Flautista, que para que no exista confusión trae una flauta entre sus manos).
ALCALDE.--¿Quién eres?
FLAUTISTA.-He librado a otras ciudades de murciélagos y cucarachas. Y por 1.000 florines puedo liberar este lugar de los ratones.
ALCALDE.--¿1.000 florines? Te daremos 50.000 si alejas a esos animalejos de aquí.
FLAUTISTA.- Trato hecho. Pronto quedaréis libres de los molestos ratones.
(Sale). HOMBRE.-Antes no había dinero, -¿y ahora vamos a pagar 50.000 florines?
ALCALDE.- Dejadme hacer. Esto es política y vosotros no sabéis nada de eso. (Sale).
MUJER.- Ya te digo que esto no acabará bien. (Salen ambos).

(Escuchamos el sonido de una flauta y al poco rato vemos al Flautista que entra seguido por una multitud de ratones. De esta manera
entran y salen de escena en varias ocasiones. Después de una de estas salidas, cesa el sonido de la flauta y al poco entra el Flautista, solo).
FLAUTISTA.- (Que llama). -¡Señor Alcalde!, -¡el trabajo está terminado! (Entra el Alcalde).
ALCALDE.- -¿Es cierto lo que dices?
FLAUTISTA.- Compruébelo si quiere. No queda ni un ratón. (Entran Hombre y Mujer).
HOMBRE.- No hay ni un ratón en la ciudad.
MUJER.- Todo está tranquilo y la gente es feliz.
FLAUTISTA.- Puedo cobrar entonces los 50.000 florines.
ALCALDE.- -¿50.000 florines?, -¡eso es una barbaridad!
FLAUTISTA.- Fue lo que usted me prometió.
ALCALDE.- Es demasiado dinero para una pequeña ciudad como ésta.
FLAUTISTA.- De acuerdo. Dejémoslo en los 1.000 florines que le pedí.
ALCALDE.- -¡Eso es una barbaridad!, -¡mil florines! Ve mañana al ayuntamiento y te pagaremos 50 florines. Esa es la cantidad justa.
FLAUTISTA.- (Enfadado). Alcalde, te arrepentirás de haber faltado a tu promesa. (Sale).
MUJER.- El Flautista tiene razón.
HOMBRE.- Debemos ser honestos con él.
ALCALDE.- Ya os dije que no entendéis de política. Gracias a mi gestión, nos hemos ahorrado 50.000 florines. (Sale).
MUJER.-Te dije que esto acabaría mal.
HOMBRE.- No sé. Mañana será otro día.
MUJER.- Ya, pero falta saber si ese día será bueno o malo. (Salen ambos). (Escuchamos una vez más el sonido de la flauta y entra el
Flautista seguido por un grupo de niños y niñas. Entran y salen en varias ocasiones. Es en una de estas entradas cuando uno por uno, los
niños se convierten en ratones, hasta que la escena queda llena de los roedores y no vemos ni a uno solo de los niños. Sale el Flautista).
HOMBRE.- (Que entra). -¡La ciudad vuelve a estar llena de ratones!
MUJER.- (Que entra). -¡Todos los niños de la ciudad han desaparecido!

ALCALDE.- (Que entra). -¿Qué sucede?


MUJER.- La culpa es suya. Por haber roto su palabra con el Flautista, que ha convertido en ratones a todos los niños. (Entra el Flautista).
ALCALDE.- Te pagaremos los 50.000 florines si nos devuelves a los niños.
FLAUTISTA.- No quiero el dinero.
HOMBRE.- -¿Qué es lo que quieres?
FLAUTISTA.- Que elijáis a un hombre honesto como Alcalde.
ALCALDE.- -¡Eso es una barbaridad!, -¡no es democrático!
FLAUTISTA.- Sólo un Alcalde honesto devolverá a los niños. (Sale). (Entran varios Hombres y Mujeres).
UNOS.- -¡Debemos elegir a otro Alcalde!
OTROS.- -¡Las promesas se hacen para cumplirlas!
HOMBRE.- (Que señala a la Mujer). Propongo que ella sea nuestra Alcaldesa.
ALCALDE.- Una mujer nunca ha sido Alcalde.
UNOS.- No será Alcalde, sino Alcaldesa.
OTROS.- Votemos por ella.
TODOS.- -¡Viva la nueva Alcaldesa!
MUJER.- Vayamos a hablar con el Flautista. (Salen todos menos el antiguo Alcalde).
EXALCALDE.- Son unos bárbaros que nada saben de política. (Un grupo de ratones entra. El Alcalde huye. Así, entradas y salidas del
Alcalde perseguido por los ratones). (La escena queda vacía, ocupada tan sólo por las casas de Hamelín. Escuchamos una melodía
interpretada por una flauta. Entra un niño, luego una niña, luego otro, y otra, y así hasta que tenemos un nutrido grupo de infantes en
escena)
TODOS LOS NIÑOS.- -¡Hemos vuelto!, -¡queremos comer!, -¡queremos queso! (Salen todos con gran algarabía).
(Entra el Hombre).
HOMBRE.-Esta es la verdadera historia del Flautista de Hamelín, que al final no quiso cobrar nada por haber devuelto la felicidad a la
ciudad, sino que en Hamelín vivió para siempre, enseñando música a todos los que lo desearon. (Hombre coge una flauta del suelo y
comienza a tocar una alegre melodía. Y de esta manera sale de escena).

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