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EL ESTADO SOBERANO DE PANAMA.

APUNTES PARA SU ESTUDIO: 1855-1862

Jorge Kam Ríos

El proyecto de 1852, de lograr para Panamá una nueva forma


administrativa, parece que obedeció a la necesidad del grupo
comercial de hacer frente a la situación de tránsito (1) y, con la
realización del mismo en 1855 se dio, en el orden político, una
de las grandes contradicciones de la historia decimonónica de
Colombia, ya que, dentro de un sistema centralista, la categoría
de federal, que se otorgó al Istmo resultó, desde todo punto de
vista, incompatible con la organización administrativa estatal del
mismo Estado neogranadino.

Demetrio Ramos P., americanista español, señala que "la


justificación de tal decisión [...] se basaba en la
consideración de la posición geográfica del Istmo, en
función del tráfico norteamericano y, [...] del cúmulo de
intereses que allí se concentraban" (2).

No obstante, para el Istmo de Panamá, significó un eslabón más


en la consolidación del sentir nacional, que en los locales se
venía incubando; además, representó plena autonomía para
reglamentar la legislación civil, penal, comercial, de policía y
otros; pero sobre todo, el alcance de su casi independencia que
fue subrayada con la capacidad de organizar un cuerpo militar
propio (3).

En lo que se refirió a la influencia en la legislatura, debemos


observar que la misma Constitución de 1855 puso de manifiesto
la dominación del grupo liberal en la Asamblea Constituyente.
Esto no quiere decir que dentro del contexto de la Nueva
Granada la corriente conservadora no se hiciera sentir de
manera notoria en la confección de ciertos artículos de la carta
fundamental del Estado Soberano panameño.

Elementos sustanciales del liberalismo, como: libertad personal,


inviolabilidad de la propiedad privada e igualdad legal, se
plasmaron en ésta. Además de estos derechos sociales e
individuales se contempló, también, en la Constitución del 18 de
setiembre, la libertad religiosa, favoreciéndose así a los
diferentes cultos. La presencia de la Iglesia Católica en la vida
del istmo constituyó la continuación del atraso social, atraso que
mantuvo en infraestado a las denominadas clases populares, lo
que constituyó una de las causas que llevaron a muchos
individuos a abrazar la bandera liberal cuando, más adelante
(1859), se legisló sobre la separación de la Iglesia y el Estado,
cosa que no lograron "[...] todos los volúmenes discursos y
artículos de los más connotados apóstoles de la
federación [...]" (4) en toda la Nueva Granada.

Este paso de deferencia política para con los istmeños


resultó determinante para la República, porque, a la larga,
sacudiría toda la estructura administrativa del Gobierno
neogranadino, ya que se abrió el compás que dio origen a la
formación de otros Estados Soberanos. Sobre este
particular, Moscote y Arce señalan que se "trataba de un
paso (que) afectaría a la nación entera cuya
organización política y administrativa se deseaba
cambiar bajo el conjuro optimista de las ideas
radicales que entonces gozaban de un predominio
universalmente extendido" (5). De la Vega, al referirse al
mismo problema, admitió que el Congreso de 1855 "[...] se
encargó de fomentar la tendencia federalista
autorizando a las legislaturas provinciales para emitir
conceptos sobre el sistema federal y la conveniencia
de adaptarlos a la Nueva Granada; de las 23 provincias
que quedaban 14 pidieron la federación, 5 guardaron
silencio, y 4 se declararon opuestas a ella” (6).

Pese a que la federación marcó el inicio de


una nueva era, los istmeños no captaron su
magnitud en los primeros momentos de la
misma; pensaron que, con esta modalidad
liberal se entronizaría en el poder una
oligarquía representada en las familias
Arosemena y Fábrega, lo cual tuvo bastante
asidero, ya que, en la mayoría de los puestos Justo Arosemena
administrativos, de 1855 a 1863, figuraron los apellidos
antes mencionados, más los de, los parientes de Bartolomé
Calvo, José de Obaldía y Santiago De La Guardia; todos
figuras prestantes, tanto en lo social como en lo económico y
político.

Asimismo existieron quienes pensaron que con


este plan liberal se atentaba contra los
intereses de la clase comerciante (extranjera
en su mayoría); así, cuando se quiso implantar
el derecho de tonelaje, mediante la Ley 27 de
agosto de 1855, los comerciantes foráneos
José de Obaldía protestaron e inclusive se negaron a cancelar el
impuesto que, a la larga tuvo, pagaron.

Si bien estos motivos fueron óbice para rechazar a lo interno


el nuevo orden, también resulta cierto que la mayoría,
representada por el hombre arrabalero, el pequeño
propietario de las ciudades y el trabajador de la tierra en el
campo, manifestaron su antipatía por los nuevos
gobernantes, puesto que el encumbramiento de las élites
antes mencionadas, en la dirección del Estado Soberano de
Panamá y de las otras autoridades, a pesar de haber sido
escogidos los diputados a la Asamblea por votación popular,
no se dedicaron, realmente, a legislar a favor de éstos, sino
a favor de las clases pudientes.

Así tenemos que, en la Constitución de 1855, del Estado


Soberano de Panamá, se consagró la libertad industrial, de
protección a la propiedad privada y, leyes del mismo año, se
dictaron para favorecer al erario público, afectando la
economía popular y la de los pequeños comerciantes;
contribuciones que tan sólo los grandes comerciantes podían
pagar, dada la solvencia económica de sus negocios. Algunas
de estas leyes fueron, entre otras: la de 11 de setiembre,
sobre medidas fiscales; la de 19 de setiembre, sobre registro
de documentos; la de 4 de octubre, sobre rentas del Estado;
la de 12 de octubre, sobre contribución comercial.

Otra de las contradicciones que podemos señalar fue la


práctica política de la oligarquía, muy característica del
grupo conservador, característica que Hernán Porras tipifica
con los siguientes elementos: teología católica, organización
social aristocrática, organización política oligárquica, personal
dirigente civilista, filosofía económica fisiocrática, psicología
internacional xenófila y filosofía cultural etnocéntrica (7).
Agregamos que es una contradicción, ya que los liberales, en
los inicios del Estado Federal, con intención o sin ella, la
aplicaron; situación ésta que reñía con el pensamiento y
doctrina liberal puesto que, como debe ser de tenor conocido,
se oponían a las prebendas conferidas a cualquier casta social
"por virtud del nacimiento o la creencia" (8).

En fin, estos primeros nueve años de experiencia federal en


el Istmo, se vieron plagados de lo que podríamos llamar
revueltas, como lo fueron el caso del 15 de abril de 1856, o
sea, el llamado incidente de la tajada de la sandía, la
revuelta del 17 de setiembre de 1861, que propició la
intervención de Peregrino Santacoloma; y, por otro lado, las
luchas por el poder.

En estas dos situaciones, revueltas y luchas por el poder, las


clases bajas, al igual que sus dirigentes, se caracterizarán por
tomar las armas o hacer uso de las tribunas o de los
panfletos o de los libelos, para llegar a la opinión pública, a
fin de expresar sus resentimientos contra los grupos en el
mando del gobierno o de turno, sin tener, la gran parte de
ellos, una concepción clara y precisa de lo que significaba
profesar una ideología de grupo o de partido, aunque existían
en el escenario político del istmo asociaciones de corte liberal
y de corte conservador, las cuales, además de comenzar a
ser las tradicionales tradicionales, gozaron de una gran
fuerza y reputación:

Los Amigos del Orden, que en 1856 se dedicaron a


promover la candidatura de Díaz (9).
La Unión Electoral, fuertemente criticados en 1855 por
su inestabilidad en la confección de la lista de sus
candidatos a la Asamblea Legislativa (10).
El Partido Independentista, de corte liberal que apareció
en 1861, a raíz de los problemas por los que atravesaba
la nación y que se pronunció en contra del reclutamiento
y de las contribuciones directas para sostener guerras
civiles (11).
Llegado a este punto, podemos afirmar que la profesión de
las ideas resultó, más bien, una mezcolanza de principios y
nociones teórico-políticas que, en vez de ser liberal,
conservadora o de otra naturaleza, resultaron una amalgama
de todo, dando como resultado un híbrido contradictorio
(visible aún hoy), que más que intereses políticos,
defendieron intereses de orden individualista económico-
sociales y, por consiguiente, estuvieron lejos de luchar por
los legítimos principios de los partido.

Lo que fue un medio para obtener la independencia (la


federación) se confundió con el fin (plena soberanía),
identificándose entonces el medio con el fin, hasta llegar al
extremo de considerar a ambos como sinónimos de libertad y
autonomía (12).

Sobre la organización administrativa correspondiente al


Estado Soberano de Panamá, podemos señalar que se rigió
por leyes especiales que le dieron, precisamente, ese carácter
particular de Estado Soberano. Para los asuntos nacionales la
Nueva Granada lo consideró una provincia, mientras que
militarmente lo contempló como un Departamento, aunque,
interiormente, constituyera un Estado en ciernes.

La Constitución política del Estado Soberano de Panamá, en su


capítulo segundo, del Gobierno, artículo 10, señaló la existencia
de tres poderes políticos: el Ejecutivo, el Legislativo y el
Judicial, estructura que se conservó de la Constitución de 30 de
agosto de 1821, que se proclamó en la Villa del Rosario de
Cúcuta (artículo 10), de la Constitución de 5 de mayo de 1830,
promulgada en el Palacio de Gobierno de Bogotá (artículo10);
la Constitución de la República de la Nueva Granada d 8 de
mayo de 1843, que se mandó a aplicar en el Palacio de
Gobierno de Bogotá (artículo 13); la Constitución semifederal
de la República de la Nueva Granada de 20 de mayo de 1853,
que definió, claramente, que: “El Poder Legislativo,
encargado al Congreso, hace las leyes sobre los negocios
atribuidos al Gobierno general, y presta su aprobación a
todos los tratados públicos. El Poder Ejecutivo,
encomendado al Presidente de la República, las ejecuta
y hace ejecutar. Y el Poder judicial, atribuido a la
Suprema Corte de Justicia y demás Tribunales y
Juzgados, las aplica a los casos particulares. (Artículo
12)”

El 8 de mayo de 1863 entró a regir la Constitución Política


de los Estados Unidos de Colombia (13) y, en sus trece
capítulos, se dejó establecido la forma de administrar la Unión
y cómo se rigieron los Estados componentes de la misma.

En primer lugar, debemos consignar que ésta nueva República


colombiana, la fundaron los Estados de Antioquia, Bolívar,
Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander
y Tolima, los que, a decir de esta Carta, se confederaron “a
perpetuidad” (Art.1).

Como base del a nueva Unión los miembros acordaron, entre


otras cosas: organizarse conforme a los principios del Gobierno
popular, electivo, representativo, alternativo y responsable; no
enajenar a potencia extranjera parte alguna de su territorio; no
restringir con impuestos, ni de otro modo, la navegación de los
ríos y demás aguas navegables que no hayan exigido
canalización artificial; no gravar con impuestos, antes de
haberse ofrecido al consumo, los objetos que sean ya materia
de impuestos nacionales, aun cuando se estuvieran declarados
libres de los derechos de importación; ni los productos
destinados a la exportación, cuya libertad mantuvo el Gobierno
general; no imponer contribuciones sobre los objetos que
transitaban por el Estado, sin destinarse a su propio consumo;
no imponer deberes a los empleados nacionales, sino en su
calidad de miembros del Estado, y en cuanto que esos deberes
no resultaran incompatibles con el servicio público nacional; no
gravar con impuestos los productos y propiedades de la Unión
Colombiana; deferirse y someterse a la decisión del Gobierno
general en todas las controversias que se suscitaban entre dos
o más Estados, cuando no pudieran avenirse pacíficamente, sin
que en ningún caso, ni por ningún motivo, pueda un Estado
declarar ni hacer la guerra a otro Estado; y, guardar estricta
neutralidad en las contiendas que lleguen a suscitarse entre los
habitantes y el Gobierno de otro Estado (Art.8)
Asimismo, convinieron que:

1. “Las autoridades de cada uno de los Estados tienen


el deber de cumplir y hacer que se cumplan y
ejecuten la Constitución y las leyes de la Unión, los
decretos y órdenes del Presidente de ella, y los
mandamientos de los Tribunales y Juzgados
nacionales.
“En cada uno de los Estados se dará entera fe y
crédito a los registros, actos, sentencias y
procedimientos judiciales de los otros Estados”
(Art.9).

2. No habría esclavos en los Estados Unidos de Colombia


(Art.12).

3. Los actos legislativos de las Asambleas de los Estados,


que salgan evidentemente de su esfera de acción
constitucional, estarían sujetos a suspensión y anulación,
conforme a lo establecido en la Constitución; pero nunca
atraerían al Estado responsabilidad de ningún género,
cuando no se hayan ejecutado y surtido sus naturales
efectos (Art.14).

Los Estados de la Unión decidieron delegar, en un Gobierno


Federal, lo siguiente:

“Todos los asuntos de Gobierno cuyo ejercicio no


deleguen los Estados expresa, especial y
claramente al Gobierno general, son de la
exclusiva competencia de los mismos Estados”
(Art.16).

“Los Estados Unidos de Colombia convienen en


establecer un Gobierno general que será
popular, electivo, representativo, alternativo y
responsable, a cuya autoridad se someten en los
negocios que pasan a expresarse:
a. Las Relaciones Exteriores, la defensa
exterior y el derecho de declarar y dirigir
la guerra y hacer la paz;
b. La organización y el sostenimiento de la
fuerza pública al servicio del Gobierno
general;
c. El establecimiento, la organización,
administración del crédito público y de
las rentas nacionales;
d. La fijación del pie de fuerza en paz y en
guerra, y la determinación de los gastos
públicos a cargo del Tesoro de la Unión;
e. El régimen y la administración del
comercio exterior, de cabotaje y
costanero; de las fortalezas, puertos
marítimos, fluviales y secos en las
fronteras; arsenales, diques y demás
establecimientos públicos y bienes
pertenecientes a la Unión;
f. El arreglo de las vías interoceánicas que
existen, o que se abran, en el territorio
de la Unión, y la navegación de los ríos
que bañan el territorio de más de un
Estado, o que pasan al de una Nación
limítrofe;
g. La formación del censo general;
h. El deslinde y la demarcación territorial de
primer orden con las naciones limítrofes;
i. La determinación del pabellón y escudo
de armas nacionales.
j. Todo lo concerniente a naturalización de
extranjeros;
k. El derecho de decidir las cuestiones y
diferencias que ocurran entre los
Estados, con audiencia de los
interesados;
l. La acuñación de moneda, determinando
su ley, peso, tipo, forma y denominación;
m. El arreglo de los pesos, pesas y
medidas oficiales;
n. La legislación y el procedimiento judicial
en los casos de presas, represas,
piraterías u otros crímenes, y, en
general, de los hechos ocurridos en alta
mar, cuya jurisdicción corresponda a la
Nación conforme al Derecho
internacional;
o. La legislación judicial y penal en los
casos de violación del Derecho
internacional; y,
p. La facultad de expedir leyes, decretos y
resoluciones civiles y penales respecto
de los negocios o materias que, conforme
a este Artículo y al siguiente, son de
competencia del Gobierno general”
(Art.17)

“Son de la competencia, aunque no exclusiva,


del Gobierno general, los objetos siguientes:
a. El fomento de la instrucción pública;
b. El servicio de correos;
c. La estadística y la carta o cartas
geográficas o topográficas de los pueblos
y territorios de los Estados Unidos; y,
d. La civilización de los indígenas” (Art.18).

Sin embargo, los Estados miembros condicionaron, de


manera general, al Gobierno Federal cuando expresaron
que: “El Gobierno de los Estados Unidos no podrá
declarar ni hacer la guerra a los Estados sin expresa
autorización del Congreso, y sin haber agotado antes
todos los medios de conciliación que la paz nacional y
la conveniencia pública exijan”(Art.19); y que con
“excepción del Congreso nacional, Corte Suprema
Federal y Poder Ejecutivo de la Nación, no habrá en
ningún Estado empleados federales que tengan
jurisdicción ordinaria o autoridad en tiempo de paz”
(Art.20).

Los agentes del Gobierno de la Unión, en materia de hacienda,


militar o cualquier otra, ejercieron, ordinariamente, sus
funciones bajo la inspección de las autoridades propias de los
Estados, según su categoría.
Dichas autoridades lo fueron, también, del orden federal, en
todo lo que requirió mando o jurisdicción y debieron, por tanto,
cumplir, bajo estricta responsabilidad, lo que le exigieron los
altos poderes federales conforme a esta Constitución y las
leyes de la materia, los deberes que aquellos les impusieron
según sus facultades (Art.20).

Asimismo, el Poder Judicial de los Estados miembros fue


independiente y las “causas en ellos iniciadas conforme a
su legislación especial, y en asuntos de su exclusiva
competencia, terminarán en los mismos Estados, sin
sujeción al examen de ninguna autoridad extraña. Las
indemnizaciones que tenga que acordar la Unión por
actos violatorios de las garantías individuales
reconocidas en el Artículo 15, ejecutados por
funcionarios de los Estados, se imputarán al Estado
respectivo, quien quedará responsable al Tesoro federal
por el importe pecuniario de la indemnización acordada”
(Art.21).

El poder Legislativo descansó en dos Cámaras: la de


Representantes y el Senado de Plenipotenciarios.

Fueron atribuciones del Congreso, según el Artículo 49:

1. La apropiación anual de “las cantidades que del


Tesoro de la Unión hayan de extraerse para los
gastos nacionales”.

2. “[…] la enajenación de los bienes de la Unión y


su aplicación a usos públicos”.

3. La fijación anual de “la fuerza pública de mar y


tierra para el servicio de la Unión”.

4. La aceptación del “tránsito de tropas extranjeras


por el territorio de la Unión”.

5. La autorización “al Presidente de la Unión para


declarar la guerra a otra Nación”.
6. La autorización “al Poder Ejecutivo para permitir
la estación de buques de guerra extranjeros en
puertos de la República”.

7. La concesión de “amnistías e indultos generales


o particulares, por grave motivo de conveniencia
nacional”.

8. La concesión de “privilegios y auxilios para la


navegación por vapor en aquellos ríos y aguas
que sirvan de canal para el comercio de más de
un Estado, o que pasen al territorio de Nación
limítrofe”.

9. La designación de “la capital de la Unión


Colombiana”.

10. En Cámaras reunidas, “el escrutinio de votos en


las elecciones de Presidente de los Estados
Unidos y Magistrados de la Corte Suprema
federal, declarar y comunicar la elección”.

11. El nombramiento anual y con Cámaras reunidas,


por mayoría absoluta de votos, de “tres designados
para ejercer el Poder Ejecutivo de la Unión, y
cinco suplentes de los Magistrados de la Corte
Suprema federal, determinando el orden en que
deben reemplazar a los principales, por falta
absoluta o temporal”.

12. La resolución de “los Tratados y convenios


públicos que el Presidente de la Unión celebre
con otras naciones, y sobre los contratos que
haga con los Estados y con los particulares, bien
sean nacionales o extranjeros, que deba someter
a su consideración”.

13. La Creación de “los empleos que demande el


servicio público nacional, y establecerlas reglas
sobre su provisión, salario y desempeño”.
14. Las cuentas al Poder Ejecutivo de “todas sus
operaciones, y cualesquiera informes escritos o
verbales que necesite para la mejor expedición
de sus trabajos”.

15. La designación “de entre los generales de la


República, hasta ocho disponibles, y de ellos
nombrará el Poder Ejecutivo el general en Jefe
del Ejército con arreglo a la ley; pudiendo
removerlo la Cámara de Representantes cuando
lo estime conveniente”.

16. La legislación “sobre las materias que son de


competencia del Gobierno general”.

En contraste, las funciones del Senados se puntualizaron en:

1. Aprobaban el nombramiento de los Secretarios de Estado,


propuestos por el Poder Ejecutivo; también, el de los
empleados superiores en los diferentes departamentos
administrativos, el de los Agentes diplomáticos y, sobre
todo, el de los jefes militares.

2. La aprobación de las instrucciones del Poder Ejecutivo a


los agentes diplomáticos para la celebración de Tratados
públicos.

3. La suspensión del Presidente de los Estados Unidos y de


los Secretarios de Estado, y ponerlos a disposición de la
Corte Suprema federal, en virtud de acusación de la
Cámara de Representantes o del Procurador general,
cuando hubiere lugar a formación de causa contra
aquellos funcionarios por delitos comunes.

4. Conocer de las causas de responsabilidad contra el


Presidente de los Estados Unidos, los Secretarios de
Estado, los Magistrados de la Corte Suprema federal y el
Procurador general de la Nación, en virtud de acusación
de la Cámara de Representantes, por delitos cometidos
en el desempeño de sus funciones.
5. Decidir, definitivamente, sobre la nulidad o validez de los
actos legislativos de las Asambleas de los Estados y “que
se denuncien como contrarios a la Constitución de
la República”. (Artículo 51)

Las atribuciones del a Cámara de Representantes, le


permitieron examinar y eliminar las cuentas generales del
Tesoro Nacional; acusara l Presidente del os Estados Unidos, al
os Secretarios de Estado, al os Magistrados del a Corte
Suprema Federal y al Procurador, ante el Senado, “en los
casos y paral os efectos del os incisos 3° y 4° del
Artículo 51”; fiscalizare l buen funcionamiento del os deberes
del os funcionarios y empelados público sal Servicio del Estado
Federal y, asimismo, mandar a abrir, al Ministerio Público
acusación contra aquellos que incurrieran en irresponsabilidad;
nombrar por mayoría de voto sal Procurador General y dos
suplentes (Artículo 53).

El Poder Ejecutivo del a Unión lo ejerció el Magistrado


Presidente quién tuvo las siguientes atribuciones:

1. Dio las disposiciones convenientes para la cumplida


ejecución de las leyes.

2. Cuidó de la exacta y fiel recaudación de las rentas


nacionales.

3. Negoció y concluyó los Tratados y Convenios públicos con


las Naciones extranjeras, ratificó y canjeó, previa la
aprobación del Congreso, y cuidó de su puntual
observancia.

4. Celebró cualesquiera convenios o contratos relativos a los


negocios que fueron de la competencia del Gobierno de la
Unión, sometiéndolos a la aprobación del Congreso para
llevarlos a efecto, salvo que las estipulaciones en ellos
contenidas se prefijaron en una ley.

5. Declaró la guerra cuando la decretó el Congreso, y dirigió


la defensa del país en caso de invasión extranjera.
6. Dirigió las operaciones de la guerra como Jefe Superior de
los Ejércitos y de la Marina de la Unión.

7. Nombró para todos los empleos públicos de la Unión las


personas que debieron servirlos, cuando la Constitución o
las leyes no atribuyeron el nombramiento a otra
autoridad.

8. Removió de sus destinos a los empleados que fueron de


su nombramiento.

9. Presentó a la Cámara de Representantes, en el primer día


de sus sesiones anuales, el Presupuesto de rentas y
gastos de la Unión y la cuenta general del Presupuesto y
del Tesoro.

10. Cuidó de que la justicia se hiciera pronta y


cumplidamente, promoviendo, por medio de los que
ejercen el Ministerio público, el juzgamiento de los
delincuentes y el despacho de los negocios civiles que se
ventilaron en los Tribunales y Juzgados de la Nación.

11. Impidió cualquiera agresión armada de un Estado de la


Unión contra otro de la misma, o contra una Nación
extranjera.

12. Cuidó de que el Congreso se reuniera el día señalado por


la Constitución, dando con oportunidad las disposiciones
necesarias para que los Senadores y Representantes
recibieran los auxilios que para su marcha haya señalado
la ley.

13. Concedió patentes garantizando por determinado tiempo


la propiedad de las producciones literarias, de las
invenciones útiles aplicables a nuevas operaciones
industriales o a la perfección de las existentes.

14. Nombró, con aprobación del Senado, los Secretarios de


Estado, los empleados superiores de los diferentes
departamentos administrativos, los Agentes diplomáticos,
y los jefes militares cuyo nombramiento le correspondió.
15. Concedió cartas de naturalización con arreglo a la ley.

16. Expidió patentes de corso y de navegación.

17. Presentó al Congreso; en los primeros días de sus


sesiones ordinarias, un informe escrito acerca del curso
que tuvieron durante el último período los negocios de la
Unión, y sobre la situación de ellos, acompañando las
Memorias que fueron de cargo de los Secretarios del
Estado.

18. Dio a las Cámaras Legislativas los informes especiales


que solicitaron, siempre que no versaron sobre
negociaciones diplomáticas que a su juicio requirieron
reserva.

19. Veló por la conservación del orden general.

20. Desempeñó las demás funciones que le estuvieron


atribuidas por la Constitución y las leyes. (Art.66)
Acerca del Poder Judicial podemos apuntar que, de acuerdo al
Artículo 69, fue ejercido por el Senado, una Corte Suprema
federal, los Tribunales y Juzgados de los Estados.

La Corte Suprema Federal la conformaron cinco Magistrados,


nunca provenientes del mismo Estado, o sea, el requisito
esencial para la existencia de este Organo fue que ninguno de
sus miembros fuera “natural o vecino de un mismo
Estado” (Art.70).

Esta Institución:

1. Conoció de las causas por delitos comunes contra el


Presidente de la Unión y los Secretarios de Estado, previa
la suspensión declarada por el Senado, cuando decidió
que había lugar a formación de causa.

2. Conoció de las causas por delitos comunes contra el


Procurador general de la Unión, los Magistrados de la
misma Corte Suprema, y los Ministros públicos de la
Nación en el extranjero.

3. Conoció de las causas de responsabilidad contra los


empleados diplomáticos y consulares de la Unión, por
mal desempeño en el ejercicio de sus funciones.

4. Conoció de las causas de responsabilidad contra los


Gobernadores, Presidentes, Jefes Superiores y
Magistrados de los Tribunales superiores de los Estados,
por infracción de la Constitución y leyes de la Unión.

5. Conoció de las causas de responsabilidad contra los


Generales y Comandantes en jefe de las fuerzas
nacionales, y contra los Jefes Superiores de las oficinas
principales de Hacienda de la Unión.

6. Decidió las cuestiones que se suscitaron entre los


Estados, o entre uno o algunos Estados, y el Gobierno
general de la Unión, sobre competencia de facultades,
propiedades, límites y demás objetos contenciosos.

7. Conoció de los negocios contenciosos sobre presas


marítimas, contravención por buques nacionales o
extranjeros a las disposiciones legales relativas al
comercio exterior, de cabotaje y costanero, o a las
formalidades que debieron observarse en los puertos
nacionales, y sobre las disposiciones relativas a la
navegación marítima y de los ríos que bañaban el
territorio de más de un Estado, o que pasaban al de una
Nación limítrofe.

8. Conoció de las controversias que se suscitaron sobre los


contratos y convenios que el Gobierno de la Unión
celebre con los Estados, o con los particulares, y en
última instancia, en toda cuestión en que debieron
aplicarse las estipulaciones de los Tratados públicos.

9. Conoció de las controversias que se suscitaron relativas a


las comunicaciones interoceánicas por el territorio de la
Unión, y a la seguridad del tránsito por ellas.
10. Conoció de todos los negocios contenciosos que se
refirieron a bienes y rentas de la Unión.

11. Dirimió las competencias que se suscitaron entre los


Tribunales y Juzgados de diferentes Estados, entre los
Tribunales y Juzgados de uno o más Estados y los
Tribunales de la Unión, o entre dos o más de estos
últimos.

12. Nombró y removió libremente los empleados subalternos


de la misma Corte.

13. Dio todos los informes que las Cámaras legislativas, el


Presidente de la Unión y el Procurador general le pidieron
respecto de los negocios de que conoció.

14. Declaró cuáles fueron los actos del Congreso nacional, o


del Poder Ejecutivo de la Unión, que se anularon por la
mayoría de las Legislaturas de los Estados.

15. Ejerció las demás funciones que la ley determinó


respecto de los negocios de la competencia del Gobierno
general. (Art.71)

Asimismo, correspondió a esta Corte la suspensión, “por


unanimidad de votos, a pedimento del Procurador
General o de cualquier ciudadano, la ejecución de los
actos legislativos de las Asambleas de los Estados, en
cuanto sean contrarios a la Constitución o a las leyes de
la Unión, dando, en todo caso, cuenta al Senado para
que éste decida definitivamente sobre la validez o
nulidad de dichos actos” (Art.72).
Aclarado esto, podemos pasar a explicar cómo los istmeños,
respetando la estructura general del Gobierno Central
definieron sus tres funciones de gobierno o poderes
estatales, en el período que venimos reseñando:

A. El Poder Ejecutivo
Su máximo representante fue el Gobernador del Estado,
integrado, además, por la Secretaría de Estado, los
Prefectos, los Alcaldes y los Regidores.

El cargo de Gobernador ofreció la más alta dignidad dentro


de la esfera jerárquica del Estado soberano de Panamá y su
elección se realizaba cada dos años (14). Asimismo, fuera de
representar al Poder Ejecutivo dentro del Estado (en lo
nacional tenía las mismas facultades de un Gobernador de
provincia), desempeñó las siguientes funciones:

™ Llamaba a sesiones a la Asamblea Legislativa, cuando


así lo considerara necesario.

™ Nombraba los prefectos, al secretario de Estado.

™ Comunicaba a todos los empleados generales las


disposiciones ejecutivas.

™ Vigilar la administración de justicia.

™ Promovía la construcción de cárceles en todos los


distritos.

™ Ponía a disposición de las autoridades judiciales la


fuerza pública necesaria para efectuar sus obligaciones.

™ Cuidaba de la observancia de las leyes, del orden


público y de la salubridad general.

™ Creaba instituciones de instrucción, beneficencia y


caridad.

™ Concedía licencia a los magistrados de la Corte


Superior, al Procurador del Estado, al Juez Contador, al
Secretario de Estado, a los Prefectos y al resto de los
empleados generales del gobierno (15).

Leyes especiales le confirieron, también, otras obligaciones,


como la de: Administrador de Hacienda Pública y facultades
de realizar ventas de algunos bienes del Estado (16).
El Gobernador, para el buen desempeño de sus labores, fue
auxiliado por la Secretaría de Estado, compuesta por un
Secretario (jefe de este despacho), dos jefes de sección (uno
de Hacienda y otro de Gobierno), cuatro escribientes y un
portero (17).

Las funciones del Secretario de Estado fueron, en esta


primera fase de la experiencia federal:

™ Sirvió de órgano de comunicación entre el Gobernador y


los demás funcionarios del Estado, excepto cuando la
gobernación se entendía con la Corte Superior.

™ Autorizó todos los decretos, órdenes y resoluciones del


Gobernador.

™ Certificó los hechos de que tenía conocimiento, previa


autorización del Gobernador.

™ Expidió, con la misma autorización, copia de los


documentos propios de su Secretaría, cuando se
solicitaron por personas interesadas.

™ Veló que todos los empleados de la Secretaría


cumplieran exactamente con sus deberes oficiales (18).

En los diversos Departamentos (siete en total durante este


período), el Poder Ejecutivo se representó por los Prefectos,
nombrados por el Gobernador, por un lapso de dos años, con
las mismas obligaciones que él, pero a nivel de sus
jurisdicciones (19). Otros funcionarios integrantes del
Ejecutivo fueron:

™ Los Alcaldes, asimismo representantes de este poder,


pero a nivel distritorial, nombrados por el Prefecto; y,

™ Los Regidores, con jurisdicción de mando a nivel de


barrios, designados anualmente por el Alcalde (20).
Dentro del marco referencial que venimos señalando, los
personajes que estuvieron investidos de la máxima
magistratura ejecutiva, fueron:

¾ Justo Arosemena, nombrado en 1855 a raíz de la


erección de Panamá en Estado Soberano, hasta el 28 de
setiembre del mismo año (21).

¾ Francisco de Fábrega que, en su calidad de


Vicegobernador a la renuncia del doctor Arosemena, se
encargó del mando hasta 1856.

¾ Bartolomé Calvo asumió la gobernación, para el bienio


de 1856-1858, pero dejó el cargo cuando fue nombrado
Procurador General de la Nación.

¾ Ramón Gamboa, reemplazó al anterior a partir del 5


de mayo de 1858, pero su período se extendió hasta
setiembre dl mismo año.

¾ Rafael Núñez, elegido por unanimidad por la Asamblea


Legislativa, ocupándose del puesto, de
facto, a partir del 1° de octubre de
1858. Este personaje, que inició su
vida política, le tocó abolir el
federalismo en 1855 y, en su
Constitución de 1886, que creó la
Rafael Núñez actual República de Colombia, ordenó
que Panamá fuera, para su control, gobernada desde
Bogotá, por leyes especiales.

¾ En el período de 1858-1860, después de un reñido


proceso electoral, asumió la Gobernación José de
Obaldía, quien cumplió su mandato en una relativa
calma política, en relación con el resto de la Nueva
Confederación Granadina que, en aquella época, se
debatía en conflictos político-militares, que
desembocaron con la creación de los Estados Unidos
Colombianos y la Constitución de Río Negro.
¾ A De Obaldía lo reemplazó Santiago de la Guardia A.,
que continuó, temporalmente, la política de neutralidad
ante los conflictos de la Unión, y, pese a su firme
propósito de mantener alejados los ruidos de los
cañones en el Istmo, tuvo que sufrir los rigores de la
guerra en suelo istmeño, terminando su período
abruptamente con su muerte en defensa de la
soberanía del Estado Soberano de Panamá, en la batalla
de Río Chico.

¾ Le sucedió, por imposición de las fuerzas militares


triunfantes en el istmo, Manuel María Díaz, en calidad
de Gobernador Provisorio.

¾ Finalmente, se eligió Presidente del Estado Federal de


Panamá, al Coronel Peregrino Santacoloma, que
inauguró, así, el período ultra-liberal nacido en la
Convención de Río Negro.

B. El Poder Legislativo

Estuvo representado por la Asamblea Nacional, máxima


corporación legislativa dentro del Estado; sus miembros
fueron elegidos por votación popular y por un período de dos
años.

Su estructura funcional contó con un Presidente, un


secretario y una serie de comisiones como: hacienda,
gobierno, orden público, infracción constitucional y leyes,
fuerza pública, elecciones, beneficencia y recompensa,
peticiones, redacción y revisión, negocios municipales,
división territorial, justicia, obras públicas y legislativa de
cuentas (22). (Ver cuadro).

Sus funciones y obligaciones tuvieron que ser cónsonas con


las de la República, pero, a un nivel local, legisló sobre todas
las materias que fueron de su competencia
CUADRO DE COMISIONES PERMANENTES
(1861)

COMISIONES DIPUTADOS
Hacienda Dionicio Facio
José M. Rodríguez
Gobierno Encarnación Arjona
Miguel Cucalón
Orden Público Agustín Jované
Juan N. Venero
Infracción de Constitución y Manuel E. Alvarez
Leyes José Ma. Vives León
Fuerza Pública Ramón Acevedo Ríos
Ignacio Hurtado
Elecciones José Antonio Zerda
Manuel Ma. Aguilera
Beneficencia y Recompensa Juan Francisco Molina
Daniel Velarde
Peticiones Belisario Ramírez
Fidel Jaén
Redacción y Revisión Juan José Miró
Emilio Caballero Mola
Negocios Municipales Agustín Grimaldo
Próspero Ruata
División Territorial Francisco Fábrega
Salomón Torres
Justicia Dolores Márquez
José de Lacruz Bernal
Obras Públicas Luis Mata Durán
Félix José de Icaza
Legislativa de Cuentas José M. Rodríguez
Agustín Jované
Dionicio Facio
Fuente: A. N. P. Cajón 851, Tomo 2178, pág. 5b, 6.
C. El Poder Judicial

Lo ejerció una Corte Superior integrada por tres Jueces


principales conocidos con el nombre de Ministros Jueces,
elegidos, popularmente, para servir un período de cuatro
años.

Los deberes que se le señalaron fueron:

™ Conoció, con exclusividad, las causas de responsabilidad


que siguieron al Gobernador, a los Magistrados de la
Corte Superior, al Procurador y al Secretario de Estado,
por delitos y culpas oficiales, después de suspendidos
por la Asamblea, previa declaratoria de haber lugar a
formación de causa.

™ Conoció, exclusivamente, de los juicios por delitos


comunes contra el Gobernador, los Magistrados de la
Corte Superior y el Procurador del Estado.

™ Conoció, exclusivamente, de los juicios de


responsabilidad que se siguieron a los Prefectos y a los
Jueces Departamentales por delitos y culpas oficiales
(23).

El Juez Departamental, como su nombre lo indica, fue el


responsable del Juzgado Departamental (24) y contó con un
secretario nombrado por él. El Juez Distritorial, dispuso de
un número de jueces determinado por el Cabildo por un
tiempo no mayor de un año.

Otro funcionario de relevante importancia, dentro del Poder


Judicial, lo constituyó el Procurador del Estado, elegido
también popularmente cada dos años y fue el responsable de
la buena marcha de la Administración de Justicia.

Esta fase federal del Istmo de Panamá fue un paso


preparatorio para lo que luego sería la República de Panamá.
NOTAS Y CITAS BIBLIOGRAFICAS
(1) Rebolledo, Alvaro: Reseña histórico-política de la comunicación
interoceánica, con especial referencia a la separación de Panamá y
a los arreglos entre loa Estados Unidos y Colombia.— California:
Editorial Hispanoamericano, 1930, pág. 89.

(2) Ramos P., Demetrio: El federalismo hispanoamericano de mediados del


siglo XIX, como resultado de un cambio de mentalidad.— Valladolid:
Seminario Americanista de la Universidad de Valladolid, s/f.

(3) De La Vega, José: La federación en Colombia (1810-1912).—Madrid:


Editorial América, s/f, pág. 205.

(4) Ibid., pág. 207.

(5) Moscote, José D.; Arce, Enrique: La vida ejemplar de Justo


Arosemena.—Panamá: Imprenta Nacional, 1956, pág. 260.

(6) De La Vega, José: Ob. cit., págs. 205-206.

(7) Porras, Hernán: "Papel histórico de los grupos humanos en Panamá". En


Panamá, 50 años de República.—Panamá: 1953, pág. 31.

(8) Laski, Harold: El liberalismo europeo.—México: Fondo de Cultura


Económica, 1961, pág. 14.

(9) Arboleda, Gustavo: Historia contemporánea de Colombia (Desde la


disolución de la República hasta la época presente). T. IV.—Popayán:
Imprenta del Departamento, 1930, pág. 478.

(10) La Estrella de Panamá, 10 de mayo de 1861.

(11) Este grupo, en marzo de 1861, propuso como candidatos a senadores y


representantes al Congreso Federal a los señores: Pedro A. Hernán, Fray
Eduardo Vásquez, José de Obaldía, Justo Arosemena y a Salvador Camacho
Roldán. Ver al respecto: La Estrella de Panamá, 16 de marzo de 1861.

(12) Rivadeneira, Antonio J.: Historia constitucional de Colombia.—Bogotá:


Editores "El voto nacional", 1962, pág. 57.

(13)Ver www.cervantesvirtual.com/AL

(14) Sobre este particular recomendamos: Kam Ríos, Jorge: "Notas sobre las
elecciones en el Estado Federal de Panamá: 1855-1863". En Boletín de la
oficina de investigaciones históricas de las relaciones entre Panamá
y loa Estados Unidos de América (ORPE).—Panamá: ORPE, Año 1, No.
1, enero-junio, 1984, págs. 35-48.

(15) Ley de 1° de octubre de 1855, fundamental de la administración ejecutiva.


Citada por: Kam Ríos, Jorge et al: La experiencia federal en Panamá:
1855-1863.—Panamá: Universidad de Panamá, 1976, pág. 278.
(16) Ley de 21 de setiembre de 1857, sobre enajenación de bienes del Estado.
En: Asamblea Legislativa: Leyes del Estado de Panamá, expedidas en
1857.—Panamá: Imprenta del Centinela, 1858, pág. 12.

(17) Asamblea Legislativa: Leyes del Estado de Panamá, expedidas en


1856.—Panamá: Imprenta del Star and Herald, 1857, págs. 20-22.

(18) Artículo 5° de la Ley Orgánica de la Secretaría de Estado, de 6 de


octubre de 1856. Citado por Kam Ríos, Jorge et al: Ob. cit., pág. 41.

(19) Ver Capitulo 2°, administración departamental de la Ley de 1° de


octubre de 1855. Ibid., págs. 279-280.

(20) Ibid., págs. 280-281.

(21) Sosa, Juan; Arce, Enrique: Compendio de historia de Panamá.—


Panamá: EUPAN, 1934, pág. 110.

(22) Archivo Nacional de Panamá: Cajón 851, Tomo 2178, págs. 5-6.

(23) Asamblea Legislativa: "Ley de 28 de setiembre de 1855, sobre


administración judicial". En Leyes del Estado de Panamá, expedidas
en 1855.—Panamá: Imprenta del Star and Herald, 1856, págs. 47-50.

(24) Ibid., Artículo 10, pág. 48.

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