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Una imagen del territorio, 120 años de Quilpué/ Vestigios

A modo de introducción

El territorio no es el mapa, esta cita ficcional acuñada por Jorge Luis Borgues en el cuento “el rigor
de la ciencia”1, aparece como la parábola del encubrimiento de un territorio por un mapa, una
cartografía tan extensa y detallada que cubre toda la superficie territorial de un imperio, pero que
sin embargo con el paso del tiempo solo quedan los pedazos desperdigados.

Hoy casi 80 años después de que Borgues escribiera este cuento (Borgues, 1960), parece pertinente
revisarlo al menos por dos motivos: primero porque al parecer se vuelve a creer que a través de la
tecnología, dicha posibilidad de mapeo territorial sería posible. En este sentido la relectura de este
cuento parece considerarse solo para remitir a las imperfecciones de los modelados actuales sobre
el territorio, así como a la inactualidad de la cartografía en papel. Pero por otro lado, dicho cuento
no es nuevo sino que se proyecta a la génesis del pensamiento moderno en occidente, y
fundamentalmente al momento en el que se comenzaron a ilustrar/grabar las primeras cartografías
de américa2. Por otro lado la evolución y progresión técnica del antiguo mapa en un momento
coincidió/evolucionó, mimetizándose con la imagen mundo y al parecer ahí ocurrió el olvido del
mapa por la suplantación de el en el de territorio.

En resumen este breve cuento nos sirve para tensionar el proyecto moderno de imagen territorial,
fundamentalmente desde lo local y en un contexto global.

Vestigios

Corría el año 1985 cuando se instala desde la municipalidad de Quilpué la imagen corporativa de
Quilpué, el Escudo de Armas, o lo que se define como la heráldica de la ciudad. Dicho escudo
distribuye los elementos simbólicos identitarios del territorio utilizando los cánones de construcción
de toda heráldica y por tanto otorgando jerarquías para la lectura y distribución de los elementos.
Las heráldicas son en cada ciudad aquello que se identifica como simbólico para la administración
de la época. Si bien es cierto no toda instalación simbólica deviene en un cambio de interpretación
y apreciación cultural de un territorio, puede generar un correlato público de poder sobre dicho
territorio (cartografía de sentido). Esta imagen del territorio se ha instalado en un contexto histórico
ideológico y político dictatorial, y ha expulsado otros elementos que permanecen invisibles y que
subyacen como vestigios (mapa).

En el mismo período aproximadamente un año antes 1984, se realizó una operación de salvataje
arqueológico (Villarroel, pág. 3) (Varios, págs. 19-30). Acción que conlleva una acción de revalorar
un lugar arqueológico olvidado pero señalado con anterioridad, este lugar era un sector descrito
por Fonck, a principios del SXX y que correspondía a un cementerio indígena del 1600dc. En dicho
salvataje ubicado en lo que hoy conocemos como Ojos de agua, se encontraron vestigios del pueblo
originario Aconcagua salmón. Entre ellos se encontró elementos del trinacrio cerámico un
instrumento musical cerámico. Este estilo no se había relacionado con los pueblos que habitan esta
zona hasta esta fecha. Dichas imágenes acompañaban procesos de alto simbolismo, incorporando
figuras estructuras y colores propios de la cosmogonía de este pueblo. El trinacrio consiste en varios

1
https://www.youtube.com/watch?v=6AiFwjf9B2s
2
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-93059.html
elementos que generan una particular composición propia de dicha cultura, las que pueden ser
analogadas a cierto tipo de teselaciones hiperbólicas (Pavlovic, 2003).

Es relevante señalar que dichos grupos no son antecesores directos de nuestra cultura, pero a
diferencia de los que les sucedieron (Picunches, Incas, etc), generaron una imaginario que se radico
en este territorio y de forma bastante autónoma (Aconcagua Salmón) . La relación de las imágenes
del trinacrio y su vínculo con la cosmogonía de dicha cultura no será descifrada nunca de forma
absoluta, pero sí podemos indagar en torno a interpretaciones de los imaginarios de un pueblo que
transitaba en un bosque siempre verde, fundamentalmente cazador recolector, y que elaboró
elementos monumentales líticos como son las piedras tacitas, todos elementos que aún
permanecen en nuestro entorno, desplazados e invisibilizados.

Ya sea como vestigio lítico, o como imagen –símbolo-, estos elementos que transitan en el territorio
han sido expulsados de esta cartografía, pero permanecen en mapas imaginarios y simbólicos en
sus habitantes. Aquí no se trata de desenterrar algo nuevo con un fin expansivo del territorio dado,
sino más bien se trata de una oportunidad para releer el territorio muchas veces transitado.

Bibliografía
Borgues, J. L. (1960). El hacedor.

Pavlovic, S. T. (2003). Prehistoria de Aconcagua.

Varios. (s.f.). EL Boletín Histórico de la provincia de Marga Marga, 19-30.

Villarroel, J. V. (s.f.). ANTROPOLOGIA: EXCAVACION DE SALVATAJ.E EN QUILPUE, CHILE CENTRAL.


ANALES DEL MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE VALPARAISO .

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