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Introducción
El relato de Lucas 16:19-31 cuenta como un mendigo llamado Lázaro y un rico mueren. El mendigo
es llevado al “Seno de Abraham” y el rico al “Hades”, donde es atormentado. Es ultimo ve a Lázaro
y a Abraham desde lejos y los llama. Luego ruega clemencia por el mismo, y luego pide que su familia
sea avisada de los tormentos de la otra vida. Abraham rechaza ambos pedidos en clara
amonestación a los judíos.
Este relato ha sido considerado como literal por quienes creen en la inmortalidad del alma. Pero
quienes niegan esta doctrina lo han considerado como una alegoría o una parábola. A continuación
analizaremos este controvertido pasaje bíblico.
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También debemos recordar que la Biblia dice que Abraham no fue al paraíso. Pues en Hebreos 11
se lo enumera junto con otros patriarcas que “no recibieron lo prometido” (Heb. 11:39)
Pero además de este descubrimiento, los teólogos han reconocidos que este relato es alegórico por
las mismas evidencias internas del Evangelio de Lucas:
"Hay poderosas razones para aceptar a esta historia como parabólica... La misma forma de la
historia es típicamente parabólica: (1) Hay una situación indicada, cuyo relato comienza con una
frase estereotipada en la literatura parabólica: "Cierto hombre..." (v. 19). (2) La historia (no se usa
el vocablo "parábola" en el contexto) se incluye en una sección del Evangelio de Lucas que está
repleto de parábolas. Parece que este es uno de los casos donde Lucas, muy intencionalmente,
agrupa un buen número de parábolas. El que se halle la historia dentro de esta colección habla
poderosamente de su naturaleza parabólica. Por lo menos así lo consideraba Lucas"
(Roberto Fricke ,Las Parábolas de Jesús: una aplicación para hoy, Pág. 83)
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entre esta y otras parábolas de nuestro Señor fácilmente convencerá a cualquier hombre que no
sea contencioso; además que, en algunas antiguas copias, se introducía con el prefacio: “Y el habló
una parábola a sus discípulos: Cierto hombre rico…”
(Works of Dr. John Tillotson, Vol 06, Pág. 189)
Las evidencias históricas y literarias son tantas que incluso el teólogo y profesor evangélico Ernesto
Trenchard admitió:
"Pocos concuerdan con la historicidad del relato del Rico y Lázaro." (Ernesto Trenchard ,
Introducción a los Cuatro Evangelios, Pág. 342)
También el fundador del Metodismo, John Wesley, quien creía en la inmortalidad del alma y en la
literalidad de este relato, debió admitir:
“¿Pero es la subsiguiente relato simplemente una parábola o una historia real? Ha sido creído por
muchos, y rotundamente asegurado, que es una simple parábola, debido a que hay una o dos
circunstancias allí que no son fáciles de explicar. En particular, es difícil de concebir como una
persona en el infierno puede mantener una conversación con una del paraíso”
(Sermons on Several Occasions, John Wesley, Sermon CXII)
Como el relato del rico y Lázaro es alegórico, no se puede probar una doctrina a partir de esta. El
teólogo protestante y creyente de la inmortalidad del alma, Alfred Edersheim, declaro:
“Por otra parte, es necesario mantener en mente que en la interpretación de esta parábola (la del
rico y lázaro), los detalles parabólicos no necesitan ser explotados, ni doctrinas de ninguna clase
deben ser derivadas de ellos, tampoco de los personajes del otro mundo, ni la pregunta de la
duración del castigo futuro o la posible mejora moral de aquellos que están en el Gehinom. Todas
estas cosas son ajenas a la parábola, que solo planea ser una clase de ejemplificación o ilustración
de lo que intenta ser enseñado.”
(Life and Time of Jesus the Messiah, Pag. 278-279)
Son tantas las evidencias en contra de quienes defienden a este relato como literal, que el brillante
expositor John Lighfoot se burlo de ellos diciendo:
“Cualquiera que crea que esto no es una parábola sino un relato real, deberían creer también en
aquellos frailes que comercian mostrando los monumentos en Jerusalén a los peregrinos, y señalan
el lugar exacto donde la casa del “rico glotón” estuvo. ¡Muy buenos conservadores de antigüedades
efectivamente! Quienes, después de muchos cientos de años, tantos derrocamientos de Jerusalén,
tantas devastaciones y cambios, puedan sacar a relucir de la basura el lugar de una casa, que nunca
tuvo ningún tipo existencia, sino simplemente en parábola.. Y que es una parábola, no solo el
consenso de todos los expositores puede asegurárnoslo, sino que las mismas cosas hablan por sí
mismas. (John Lightfoot, From Talmud and Hebraica, Vol. III, Pag. 165).
Respuesta a objeciones.
Quienes defienden la literalidad de Lucas 16:19-31 esgrimen algunos argumentos bastantes débiles.
Por ejemplo, suelen decir que Cristo nunca utilizo nombres propios (como el de Lázaro) para los
personajes de sus parábolas. Sin embargo este argumento no tiene en cuenta que el relato del rico
y Lázaro no es una parábola sino una versión libre de un mito muy popular entre los judíos.
Otros suelen decir que Jesús no podría haber utilizado un cuento egipcio pagano para enseñar. Este
argumento es aun mas débil. El apóstol Pablo citó a poetas paganos para probar sus aciertos ante
los filósofos griegos:
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“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también
han dicho: Porque linaje suyo somos.” (Hechos 17:28)
Este apóstol también citó al pagano Epiménides en una de sus cartas (Tito 1:12). La cita que Pablo
utilizó proviene de un himno a Zeus. Sin embargo ni Pablo ni sus lectores vieron esto como algo
malo.
El apóstol Judas citó a un libro apócrifo llamado 1 Enoc para apoyar sus declaraciones (Judas 1:14).
Aunque este libro enseña, entre otras cosas, que los ángeles fornicaron con mujeres y engendraron
gigantes caníbales. También San Pedro utilizó ideas de este cuestionable libro en el tercer capítulo
de su segunda epístola. Incluso en el Apocalipsis hay varias citas de libros extrabíblicos.
Conclusión
El relato de Lucas 16:19-31 debe ser considerado como una alegoría, no como una historia literal.
Hay argumentos bíblicos, teológicos e históricos para negar la literalidad de este pasaje. La misma
lógica nos señala lo ridículo de considerarla como una historia real. El objetivo de este relato es
didáctico, y no tiene la intención de enseñar que sucede al morir.