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Cada mañana al levantarnos, hay algo de Dios que nos espera, una bendición, una

palabra, una lección, un examen, algo que aprender, Dios quiere mostrarnos una nueva
faceta suya, agregar un ladrillo más a nuestro paredón de fe. Dios anhela hablarte,
ayudarte y darse a conocer, por eso ¿estas expectante hoy?
¡Nuestro maravilloso Dios que hoy te quiere sorprender!

La Viña de Dios y el Fruto del


Espíritu
“Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste.
Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.
Los montes fueron cubiertos de su sombra, y con sus sarmientos los cedros
de Dios. Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos.
¿Por qué aportillaste sus vallados, y la vendimian todos los que pasan por
el camino? La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora.
Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo, y considera, y
visita esta viña, la planta que plantó tu diestra, y el renuevo que para ti
afirmaste. Quemada a fuego está, asolada; perezcan por la reprensión de
tu rostro. Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo de hombre
que para ti afirmaste. Así no nos apartaremos de ti; vida nos darás, e
invocaremos tu nombre. ¡Oh Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz
resplandecer tu rostro, y seremos salvos.”
Salmo 80:8-19

La vid representa al pueblo de Israel. En el versículo 8 encontramos una


referencia a la liberación de Israel cuando era esclavo en Egipto, también en
este versículo podemos ver como Dios estableció a su pueblo en la tierra
prometida, la tierra de Canaán.

En un tiempo, esta viña estaba protegida, pero ahora el salmista pregunta (v.
12): ¿Por qué no tiene protección esta viña? ¿Por qué están rotos sus
vallados?

Para contestar a esa pregunta, vamos a ver lo que dice el profeta Isaías.

“Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi


amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y
plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y
hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas
silvestres. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad
ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no
haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas
silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré
su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré
que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los
espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.
Ciertamente la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los
hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza;
justicia, y he aquí clamor.”
Isaías 5:1-7

En este pasaje, la viña es la casa de Israel (v.7). Estos versículos nos dicen
todo lo que hizo Dios por esta viña:

 Se encontraba en una ladera fértil.


 La había cercado, estaba bien protegida.
 Despedregado, el terreno estaba bien preparado.
 Había edificado una torre, en la torre se encontraba la persona que guardaba
y protegía la viña, la viña estaba bien cuidada.
 Había edificado un lagar, Dios quería que diese fruto.

Job pertenecía al pueblo de Dios, Job formaba parte de la viña de Dios, por
eso el diablo no podía tocar a Job, porque Dios le había cercado (Job 1:10).

Dios tenía un propósito cuando plantó la viña, edificó una torre e hizo un
lagar. . . el propósito era el FRUTO.

En el versículo 2 podemos leer "y esperaba que diese uvas”. Dios esperaba
fruto.

Israel era un pueblo privilegiado, pero con una gran responsabilidad (con el
privilegio siempre viene la responsabilidad):

 Debía ser un ejemplo para todas las naciones (en amor, en bondad, en
santidad, en justicia, en fe. . .).
 Israel debía dar fruto, pero lo único que dio fue uvas silvestres. Estas uvas
silvestres son las obras de la carne: adulterio, idolatría, celos, pleitos,
herejías, envidias . . . (Ga. 5:19-20-21)

Dios ha hecho todo lo que ha hecho por nosotros para que demos fruto.

La viña que Dios plantó no dio el fruto deseado.


“Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te
me has vuelto sarmiento de vid extraña?”
Jeremías 2:21

Qué triste es que cuando se piensa en el pueblo judío NO se piense en


personas que siguen y aman a Dios, si no que se piense en personas con
dinero (se piensa así, pero en realidad no todos los judíos tienen dinero) y
con una gran capacidad para hacer negocios (esto es lo que la gente suele
pensar de ellos).

Dios escogió a Israel, no porque fuera una nación sabia, grande, poderosa o
rica, fue escogida por la gracia y la misericordia de Dios, para que Su poder
fuera manifestado en Israel y a través de ella.

“El Señor tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial,más que


todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que
todos los pueblos os ha querido el Señor y os ha escogido, pues vosotros
erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto el Señor
os amó. . .”
Deuteronomio 7:6-8a

El fruto de la viña debía de traer gloria a Dios, pero Israel no dio el fruto que
Dios quería y Dios quitó su bendición, su protección e incluso hizo que no
lloviera sobre ella.

“Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo


y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre
ella.”
Isaías 5:6

La bendición de Dios la gastaron haciendo altares e ídolos.

“Israel es una frondosa viña, que da abundante fruto para sí mismo;


conforme a la abundancia de su fruto multiplicó también los altares,
conforme a la bondad de su tierra aumentaron sus ídolos.”
Oseas 10:1

Una vez más, en este pasaje encontramos que Israel es la viña, es una viña
frondosa, una viña excelente, una viña que se ha desarrollado bien, pero
lamentablemente es una viña que no da el fruto deseado.
El juicio vendría sobre Israel por no haber producido el fruto que Dios
esperaba.

“Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh
generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced,
pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de
vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios
puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el
hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da
buen fruto se corta y se echa en el fuego.”
Lucas 3:7-9

Juan habla al pueblo de Israel y les dice en el versículo 8:

“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento y no comencéis a decir


entre vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre”

En el versículo 9 leemos:

“. . . todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.”

En Mateo 21:33-43 (Marcos 12:1-12 / Lucas 20:9-19) encontramos una


parábola con un mensaje muy duro dirigido a los líderes de Israel, a los
sacerdotes, fariseos y ancianos.

“Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña,la cercó de


vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos
labradores, y se fue lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió
sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Más los
labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a
otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e
hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió su hijo,
diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Más los labradores, cuando vieron al
hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y
apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y
le mataron. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos
labradores? Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará
su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. Yeshua les
dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los
edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto os digo, que el reino de
Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos
de él.”

Cuando escucharon esta parábola sabían que Yeshua les estaba hablando del
capítulo 5 del libro de Isaías. No tuvieron ningún problema para entender
esta parábola.

 El padre de familia representa a Dios.


 La viña es el Pueblo de Israel.
 Los labradores / edificadores son los líderes del pueblo.
 Los siervos del dueño son los mensajeros y profetas que Dios les envió.
 La Piedra es el Mesías.

El dueño de la viña la arrendó a unos labradores y se fue lejos.

Dios esperaba el fruto de su viña, por eso cuando llegó el “tiempo de los
frutos” (v.34) envió sus siervos para que recibiesen sus frutos.

El dueño plantó la viña, la cercó con un vallado, cavó un lagar y edificó una
torre, por eso el dueño tenía el derecho de recibir sus frutos. La viña
pertenecía a Dios.

Estos labradores se creían que la viña era suya porque habían trabajado en
ella. Olvidaron todo lo que hizo el dueño de la viña.

El dueño envió a sus siervos, después envió más siervos y, como último
recurso, envió a su propio hijo. Es interesante lo que Marcos 12:6 dice:

“Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos .
. .”

En Lucas 20:13 podemos leer:

“¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado.”

Los labradores creían que, matando al hijo amado del dueño de la viña, se
quedarían con ella (Mt. 21:38-39), pero olvidaron que el Dueño seguía vivo.

Cuando Dios les dice que el Reino de Dios sería quitado de los líderes del
Pueblo de Israel y que sería dado a gente que produzca frutos, los sacerdotes,
fariseos y escribas dijeron (Lc. 20:16):
“Dios nos libre.”

El Reino de Dios es dado a gente que produce fruto. Dios nos enseña en esta
parábola que el Reino de Dios será dado a personas que produzcan fruto.

Hoy en día, los creyentes (tanto creyentes judíos como creyentes gentiles) en
Yeshua somos la viña de Dios, en ISAIAS 61:3 somos llamados “plantío de
Yahveh”.

Los que hemos aceptado a Yeshua HaMashiaj (Jesucristo) como nuestro


Señor y Salvador, pertenecemos a ese pueblo privilegiado, a esa viña amada,
plantada y guardada por Dios, el Israel de Dios . . . pero no debemos olvidar
que con los privilegios vienen las responsabilidades.

Dios quiere que demos fruto porque Dios es glorificado cuando llevamos
fruto:

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”


Juan 15:8

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