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CARA Y CRUZ DE LA LITERATURA INFANTIL-M. ADELIA RONNER.

La autora menciona una serie de factores sobre la literatura infantil que generan la pérdida de
especificidad de los libros dándole mayor importancia a otros aspectos como como por ejemplo:
la sobreestimación del formato, tamaño, colores en la tapa personajes reconocibles.
“Bestsellerismo”, circuito industrial de libreros, docentes, padres y bibliotecarios. “Inhospitalidad”
de los medios de comunicación, etc.

1- LA PSICOLOGÍA Y LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA: pretende pautar el material literario de


acuerdo con las características evolutivas de los niños. La autora menciona que el placer
que provoca lo bien hecho literariamente no tiene edad. Aquello que es bueno resiste en
el tiempo, como por ejemplo el monigote de Laura Devetach. Nuestro conocimiento de
psicología nos permite encajar en los intereses probables de los niños para recomendar un
libro y reconocer los potencialidades que el mismo presenta y como activarlo en mano de
los chicos.
2- LA PEDAGOGÍA Y SUS EXCESOS: Las “utilidades” que se pueden obtener de un libro para
educar mejor. Compromete la polisemia o la pluralidad de significaciones que un texto
literario posee por lo que se reduce a una lectura de tipo estático donde no se produce
una experimentación viva entre la lengua del autor y la competencia lingüística del lector
u oyente.
3- LA ÉTICA Y LA MORAL: cada creador establece, al elaborar su producto, su propio
programa axiológico, el conjunto de valores que mejor lo expresan ante los demás. Cada
una de las elecciones éticas que elabore un creador será válida en tanto y en cuanto esté
legitimada por sus consumidores probables.
4- LA MORALIZACIÓN DE LAS MORALIDADES: Literatura infantil de tono moralizador, que
trata de lecturas “edificantes”, moralejas, donde se desbarata el placer por el texto
literario, y se subordina a la ejemplificación de pautas consagradas para homogeneizar
conductas sociales desde la infancia. Los textos asaltan a lectores vulnerables para ejercer
poder sobre ellos.

LITERATURA INFANTIL DE MENOR A MAYOR. RONNER

A partir de la década del 60, fue debatido el concepto de literatura infantil debido a que esta
última palabra, implicaba una restricción, limitaba la recepción e imponía un modo
preterintencional de producción. La literatura infantil de ese momento, se trataba de libros para
niños de 6 a 12 años donde se marcaba los qué y cómo concebir el universo del niño a partir de las
pautas establecidas por la psicología evolutiva; la presencia constante de una normativa ética que
mostraba qué valores preservar y cuáles no. La lectura se convertía en un instrumento de
disciplina individual y colectiva, las antologías o libros demostraban en sus escritos, intenciones
anunciadas, que mostraban tendencias, ideologías, políticas etc.

Se consideraba la ahistoricidad del sujeto niño, considerado como un recipiente en el cual se


vuelcan proyectos de los adultos destinados a la preservación de valores éticos y morales.
Desde el siglo 19b y 20 con las corrientes migratorias que trajeron consigo libros y narraciones
provocando un proceso de transculturación dando lugar a nuevas voces y significados, hasta la
década del 50 donde se abre un deliberado popular a partir de las revistas de kiosco,

En Argentina, las corrientes migratorias del siglo 19 y 20 trajeron consigo libros y narraciones de
fantasía infantil con acciones en espacios lejanos y tiempos imprecisos, lo que fue provocando un
proceso de transculturación que daría lugar a nuevas voces, cada una con su significado y su
producción. Pero a su vez, se procuraba descentrarse de las lecturas de los extranjeros y articular
una línea de escrituras con fundamento en el propio territorio argentino. El exponente notable de
este proceso será la obra de María Elena Walsh, conocida en los mediados de la década del 60.

Esta autora, con un estilo desenfadado, provee el humor la alegría y el disparate que le faltaban a
las lecturas infantiles. A partir de sus obras logra distender la relación adulto/niño y reúne las
formas singulares entre lo culto y lo popular, lo europeo y lo nacional, lo pedagógico y lo
fantástico, lo simbólico y lo concreto. En sus textos incorpora juegos de palabras, ironías, rimas,
ritmos, etc. La literatura infantil abre su propio espacio cultural y cambia las direcciones
conservadoras, tradicionales y populistas que se venían dando. Empieza a crecer y a auto
reconocerse en una modalidad poética oral y escrita, desde las canciones los libros y el teatro.
Incorporando también la ilustración para un apoyo al texto y como facilitadora de la comprensión
del mismo. De esta manera, la literatura infantil sale de la marginalidad mediante la instalación de
nuevos modos de escrituras que generan a su vez nuevos modos de lecturas.

Si la relación de adultos y niños nunca se podrá empatar debido a la diversidad de competencias


por razones de edad, de experiencia y demás, ¿de qué forma podríamos apropiarnos de lo
heredado y transmitido para representar lo que hoy se considera infantil?

Para Gabriel García Márquez, un curso de literatura no debería ser más que una guía de lectura y
lo esencial es leerlos con placer. No se deben leer libros obligatoriamente o por penitencia.

De este modo el afán por nacionalizar las lecturas para niños y estimular la producción literaria de
escritores del país, irá consolidando una estética menos estrecha y más oxigenada y un modo de
contar a los niños más directo. Es lo que propone Germán Bardiales: hay que escribir como se
habla cuando se pone en la palabra todo el calor del alma. Los textos literarios deben gustar
interesar y beneficiar a la gente menuda.

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