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reg. n° 31.410).
2.a) Comenzando ahora con el estudio de la apelación
corresponde rememorar que en la causa CFP 3017/2013 Lázaro Báez y algunas
personas de su entorno se encuentran actualmente transitando la etapa de juicio por
haber lavado dinero que se entiende que provino de una matriz de corrupción
institucional en la asignación de obra pública estatal durante los años 2003 y 2015
(ver auto de elevación a juicio del 29 de diciembre último). La hipótesis más firme
de la proveniencia delictiva de esos bienes resulta la que reconoce su origen en la
concesión irregular de la obra pública al grupo de su pertenencia por una estructura
paralela al poder estatal –y al amparo de éste- creada a tal fin (ver auto de elevación
a juicio del 2 de marzo de 2017 en CFP 5048/2016/30/CA8).
las que se había advertido la utilización de facturación apócrifa porque una vez
conocido este hecho que ocasionaba un fraude fiscal en beneficio de Austral
Construcciones S.A., los nombrados decidieron disolver la Dirección Regional de
Bahía Blanca, reubicar cargos y desplazar a supervisores e inspectores
(disposiciones Afip 299/12 y 285/12 SGRH, agregadas en copia a fs. 214/227 y
246/51).
De tal manera, los siguientes controles pasaron a
depender de la Dirección Regional de Mar del Plata, lo que de hecho importó
centrar la revisión en las firmas emisoras dejando de lado al beneficiario final en
virtud de la adopción de decisiones tardías e incompletas, lo que comprometió
también a la actuación de la Regional Microcentro de esa entidad.
Además, se le reprocha a Toninelli que a ese tiempo (el
1 y 2 de noviembre de 2012) viajó ida y vuelta junto a su hijo y a uno de los de
Lázaro Báez (Martín), que además de ser el propietario de la empresa de aviación
resultaba un contribuyente que debía haberse encontrado bajo revisión, desde San
Fernando en la Provincia de Buenos Aires hasta Río Gallegos, en Santa Cruz,
ciudad sede de la empresa Austral y lugar de residencia de los Báez.
Es que conforme se ha expresado al respecto “… no debe
perderse de vista que toda la plataforma fáctica investigada en las causas aquí
mencionadas se tratan de maniobras complejas no solo por su objeto sino también
porque se investiga la complicidad de las agencias estatales. La hipótesis delictiva
[…] se trata del montado de estructuras societarias para defraudar al fisco en
importantes sumas de dinero a través de las cuales se emitían facturas apócrifas
cargando un precio ficticio a la obra pública, de lo cual se obtenía una amplia
ventaja patrimonial ilegal, en desmedro de las arcas públicas, lucro indebido que,
además, debía reingresar al sistema, y que, en orden a realizar todo este circuito,
se habría contado con la participación de quien debía velar por los intereses del
Estado Nacional. Esta presunta connivencia espuria entre funcionarios públicos y
empresarios tejió un entramado de impunidad que, para desandarlo, requiere de
máximos esfuerzos humanos y técnicos que muchas veces aparecen endebles ante la
efectividad de los grupos empresarios y políticos que se valen de sus vínculos con
los tres poderes del Estado para llevar adelante conductas perjudiciales al Estado
Nacional y permanecer indemnes.[…] Son estos los parámetros que en un caso
como en el de autos, deberán ser considerados a los fines de evaluar la complejidad
del asunto, dejando de lado una mirada sesgada o una perspectiva ingenua (voto
del Dr. Gustavo Hornos en CFP3215/2015/4/CFC2 del 28/3/2017).
b) Es que cuando las empresas de Báez ganaban las
licitaciones de obra pública incorporaban como proveedores a otras firmas
vinculadas a ese mismo grupo; pero en ocasiones también subcontrataba con
Constructora Patagónica S.A. o Terrafari S.A-, las que aportaban facturación de
contribuyentes incorporados a la base “e-Apoc” (aplicación informática que
contiene registros que identifican a sujetos generadores de créditos fiscales o gastos
falsos en contribuyentes de la Afip, ver fs. 901), o con irregularidades en su
contabilidad. De esta manera, resultaban intermediarias entre la empresa que emitía
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las facturas falsas y Austral, que era la que en definitiva se beneficiaba por esa
justificación de un gasto inexistente, facilitando así el ocultamiento de ambos
hechos.
Por su parte, los funcionarios de la Afip no estuvieron al
margen de lo acontecido; personal con igual jerarquía a la que intervino en aquel
entonces fue quien advirtió los errores y las falencias de las revisiones previamente
realizadas bajo la autoridad de Echegaray y Toninelli. Además, las fiscalizaciones
que incluían a Austral Construcciones -fuera en la Regional Microcentro o en la de
Bahía Blanca- evitaron la realización de diligencias necesarias, demoraron los
trámites y aportaron información incompleta. Ello condujo -a través de las distintas
vías- a dejar fuera de toda investigación a las empresas de Báez, las que, por el
contrario, debieron haberse encontrado bajo supervisión por su condición de haber
sido contratistas de obra pública.
Por ejemplo: recién se informó a la Regional
USO OFICIAL
Microcentro sobre los contratantes del Grupo Penta (una de ellas Austral
Construcciones) recién luego de una investigación periodística sobre el caso (año
2014) cuando ya se encontraba ingresada en la base “e-Apoc” desde 2011 mientras
que en 2013 se había efectuado el descargo. La información proporcionada al
Juzgado Penal Económico n° 9 en la causa 803/13 condujo al sobreseimiento de
quienes entonces se hallaban imputados, habiéndose continuado con su
investigación luego que las nuevas autoridades de la Afip incorporaran
documentación faltante. Se terminó procesando a Lázaro Báez, a su hijo, a algunos
de sus empleados y a funcionarios de ese organismo por evasión fiscal (ver auto del
28 de marzo pasado). El Grupo Penta y Cía S.A. tuvo un trámite particular,
habiéndose omitido realizar medidas para determinar si debía o no incluírsela como
usina de factura apócrifas; en relación a Constructora Patagónica, se limitaron a su
verificación, pero luego de haber concluido que cerca de la mitad de sus compras
eran inexistentes, no se concretó la extensión del control sobre su contratante
Austral en tanto se anuló la notificación que le fue cursada en marzo de 2011 para
que aportara la documentación relacionada.
Puntualmente: Constructora Patagónica fue sujeta a una
investigación de rutina a partir del 14 de marzo de 2011 advirtiéndose que no
informaba retenciones, evidenciando que su mayor cliente entre agosto 2009 y
enero 2011 era Austral Construcciones, el que representaba el 96,51% de sus
ventas. Entre otros, sus proveedores resultaban el Grupo Penta y Calvento. La
facturación y documentación acompañada llevó al inspector Leandro Scaffeto a
sugerir la necesidad de verificar la veracidad de las operaciones de compra
computadas en los libros de IVA y en sus estados contables, propuesta que fue
aceptada por el supervisor Del Grecco y el jefe de división investigación Norberto
Filippini. Esa revisión condujo a la impugnación de créditos fiscales originados en
los contribuyentes Calvento y Grupo Penta, entre otros, porque esas empresas
fueron consideradas usinas o empresas mixtas y finalmente la empresa en control -
Constructora Patagónica- aceptó que las operaciones con aquéllas no eran
verdaderas. De esa manera se concluyó que esos elementos ponían en duda la
capacidad operativa de la firma considerando que en el caso se trató de una
sobrefacturación.
El mismo investigador Scaffeto consideró que el Grupo
Penta y compañía S.A. fue constituida al solo efecto de generar facturación apócrifa
y por ello propuso una fiscalización, que quedó a cargo del inspector Ariel
Martínez. Aun cuando el contribuyente denunció el robo de la documentación
contable, se verificaron irregularidades entre los ingresos declarados y los
comprobantes emitidos, y por el ello el ente requirió información a los proveedores
y a los bancos. También se verificó que sus principales clientes eran Austral
Construcciones S.A. y Constructora Patagónica S.A.. Luego, ante una propuesta de
la firma en estudio para acogerse a un pago en cuotas, el inspector propuso un
seguimiento del pago del plan de pagos presentado y de la inclusión en la lista “e-
Apoc”, en tanto consideraba al contribuyente con parte de actividad real y otra parte
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en la que participaron tanto Echegaray como Toninelli, previo a haber remitido las
copias de lo resuelto vía fax, lo cual descarta el desconocimiento alegado por el
último.
El contexto antes descripto permite inferir que la
disolución de la Dirección Regional y su conversión en Agencia tuvo como fin
controlar los procesos de fiscalización que allí se desarrollaban con el objetivo de
proteger a las empresas del grupo Báez, en razón de los estrechos contactos que
mantenía con el poder político de entonces, habiendo demorado los procedimientos
ante la falta de claves (ver declaración de fs. 1612/27). Debe repararse en que la
justificación que se ha pretendido basar en los conflictos gremiales se ha visto
desvanecida con los testimonios brindados que dan cuenta que este enfrentamiento
se encontraba mayormente resuelto para esa fecha (particularmente el del Secretario
General de la Asociación de Empleados de la Seccional Bahía Blanca de fs.
1514/7). También da cuenta de esa situación el dictamen del Fiscal presentado en el
USO OFICIAL
2015).
Todo este panorama no fue considerado en las
actuaciones que se instruyeron ante el entonces Juez Oyarbide; incluso la CFP 5048
no se había iniciado aun. El instructor tiene razón cuando sostiene esto. Y es
justamente lo que encomendó valorar uno de los magistrados que votaron en el fallo
de la Casación sobre el tópico.
Por otro lado, hay datos que indican que lo denunciado -
pero no tratado, ya se dijo- en otra sede no abarcó los mismos hechos que aquí son
examinados. Los de esta causa contienen períodos más extendidos, que se proyectan
con posterioridad al cierre de la transformación de la Dirección de Bahía Blanca en
Agencia. Es que luego de ese sometimiento bajo el control de la Regional Mar del
Plata, el informe final de fiscalización del Grupo Penta fue efectuado el 19 de
diciembre de 2013, es decir más de un año después de ese acto.
También lo fue la falta de objeción al importe de las
facturas de la empresa de ese grupo y la investigación tardía de las operaciones con
Austral Construcciones, que acontecieron en el 2015. En igual sentido corresponde
concluir que la selección arbitraria del Director Regional y las reuniones que éste
(Fridenberg) mantuvo con los contadores de Austral (Claudio Bustos) y del Grupo
Penta por las que se habría favorecido a través de planes de facilidades a las
empresas investigadas.
Además, en el caso de Toninelli, esta causa incluye a sus
vuelos en la aeronave del contribuyente Báez que debía encontrarse bajo
inspección, acompañado por los hijos de ambos. No por el hecho en sí; por sus
implicancias en el particularísimo contexto en que se produjo.
Por último, porque también comprende a otros ámbitos
de la actuación de la DGI más allá de esa locación puntual, en tanto tuvo incidencia
en la actuación de la sede Metropolitana.
De allí que, tal como lo decide el Juez, no pueda darse
por satisfecha la segunda identidad que requiere la valla para el progreso de esta
acción penal que se ha deducido.
Por todo ello, el Tribunal RESUELVE:
I- RECHAZAR las nulidades articuladas por las
Defensas.
II- CONFIRMAR la decisión apelada en todo cuanto
decide y fuera materia de apelación.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
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