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La Batalla de Acosta Ñu (llamada también Batalla de los Niños por los paraguayos o Batalla
de Campo Grande por los brasileños) fue un enfrentamiento que ocurrió durante la
Guerra de la Triple Alianza, donde, el 16 de agosto de 1869, 20.000 hombres de la triple
alianza lucharon contra fuerzas paraguayas constituidas por 500 soldados veteranos y
3500 niños.
Antecedentes
En el año 1869, el ejército paraguayo estaba en retirada y Asunción ocupada por los
aliados. Francisco Solano López se rehusó a rendirse, prometiendo continuar luchando
hasta el fin. El comandante brasileño Luis Alves de Lima e Silva, el Duque de Caxias, sugirió
que la guerra estaba, militarmente cerrada, pero Pedro II, emperador brasileño, exigía la
rendición de Solano López. El duque se apartó por motivos de salud y fue sustituido por el
yerno del emperador, Luis Filipe Gastão de Orléans, el conde d’Eu. Bajo el nuevo
comando, el Ejército brasileño continuó la campaña en el Paraguay hasta finalmente
matar a López en 1870.
La batalla
Las tropas aliadas alcanzaron la retaguardia de las fuerzas paraguayas en Barrero Grande,
hoy Eusebio Ayala el 16 de agosto. La batalla comenzó a las ocho y media de la mañana,
con 4.000 paraguayos comandados por el general Bernardino Caballero, enfrentando
20.000 soldados brasileños y argentinos. Campo Grande es una ancha planicie con
aproximadamente 12 kilómetros cuadrados, ideal para la caballería brasileña.
La batalla duraría ocho horas, con los paraguayos, en minoría, ofreciendo una feroz
resistencia. Después de los primeros ataques, las tropas del general Caballero
retrocedieron para el otro lado del río Yukyry, en donde ellos tenían ocho cañones y
cobertura. También prendieron fuego en el bosque para ocultar sus movimientos tácticos
con el humo. El incendio se salió de control y pronto se extendió a través de la hierba
seca.
La infantería aliada fue la primera en avanzar para cruzar el río, pero fue repelida. El
Conde d'Eu, entonces, ordenó que su artillería abriese fuego, el que causó grandes
pérdidas en el lado paraguayo. Hasta entonces, la caballería brasileña había, finalmente,
alcanzado el campo de batalla y conseguiría cruzar el río y hacer un devastador ataque
contra la posición paraguaya. Las tropas del general Caballero se defendieron utilizando
una clásica formación en cuadrado con bayonetas. Aun así, sus tropas sufrieron grandes
bajas.
La infantería aliada atacó nuevamente con bayonetas, capturando los ocho cañones y la
posición paraguaya. Al final 3.300 paraguayos fueron muertos. Las fuerzas aliadas tuvieron
menos de 50 muertos y menos de 500 heridos. El general Caballero se retiró apresurado
con parte de su tropa.
Después del fin de los combates, el conde d'Eu ordenó que el resto del campo fuese
incendiado, matando a los soldados heridos y familiares que ya se habían rendido y otros
que intentaban socorrer a los heridos, generando así un genocidio sin precedentes para la
época.
Consecuencias
Esta fue la última gran batalla en la Guerra del Paraguay,5 que finalmente terminaría
meses después con la muerte de López. Está representada en el cuadro Batalha de Campo
Grande, de Pedro Américo, y en el libro Recordações de Guerra e de Viagem, del escritor
Visconde de Taunay, que fue parte de la batalla.
Caballero, como muchos otros oficiales paraguayos en esa situación, fue remitido preso a
Río de Janeiro, en donde vivió por algunos meses en una casa de familia. Más tarde
llegaría a ser presidente del Paraguay (1880-1886). Manoel Deodoro da Fonseca comandó
uno de los batallones de la infantería brasileña y fue, más tarde, el primer presidente del
Brasil (1889-1891).
Historiografía
Con su ejército casi destruido, el mariscal decreta el 14 de febrero de 1869 que todo
menor de 12 años es adulto e inicia las levas de ancianos y jóvenes de 14 y 15 hasta tener
un nuevo ejército de 12.000 soldados. En Piribebuy el conde d'Eu intima a Bernardino
Caballero a rendirse o dejar a los civiles salir de la plaza, pero Caballero se negó. Los
20.000 brasileños masacraron durante y después de la lucha a los 1.600 defensores y no
combatientes que encontraron.
Los soldados paraguayos destacaron siempre por su valor, adultos o no; por el contrario,
López sólo estuvo en combate en Ita Ybaté en diciembre de 1868 y Cerro Corá en marzo
de 1870.17 Para Corrêa Martins, lo peor de dicha idealización sería una visión en que es
aceptable el reclutamiento de menores de edad en el ejército, motivo por el que Paraguay
ha sido denunciado varias veces durante el siglo XX.