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FALLO ARRIOLA

Arriola, Sebastián y otros s/ causa n° 9080


El Fallo Arriola (A. 891. XLIV) es una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina del
25 de agosto de 2009, por el cual la corte declaró la inconstitucionalidad del artículo 14 (segundo párrafo) de
la Ley N° 23.737. Dicho pronunciamiento de la Suprema Corte reconoce la inconstitucionalidad en el
castigo, a una persona adulta por la tenencia de marihuana para consumo personal en el ámbito privado. Para
2012, se esperaba una reforma de la ley de estupefacientes.1
El 19 de enero de 2006, la policía allanó una casa por la supuesta venta de droga y detuvo a los presentes
que posteriormente fueron condenados a prisión. Ese mismo día, a unas cuadras de la casa allanada, la
policía detuvo a un grupo de jóvenes que llevaban cada uno entre uno y tres cigarrillos de marihuana. Los
jóvenes fueron condenados a cumplir distintas medidas educativas, pero apelaron.
La sentencia estableció que el consumo de estupefacientes en el ámbito privado sin ostentación a terceros
está protegido por el artículo 19 de la Constitución Nacional. Se tuvo en cuenta que la cantidad de
marihuana que poseían los jóvenes era mínima y que los jóvenes no presentaban síntomas de adicción.
También se establece un cambio del viejo paradigma en donde para atacar el narcotráfico, se atacaba al
consumidor. Este paradigma implicaba un alto número de causas judiciales y un desperdicio de los esfuerzos
del Estado en la lucha contra el narcotráfico.7
El juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, consideró que imputar al consumidor se vuelve
contraproducente a la hora de testificar contra el narco, ya que el consumidor no quiere testificar.8 Aseguró
que “si cada consumidor tuviera una planta de marihuana en el balcón entonces no habría tráfico”.
El Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, afirmó que "no se trata sólo del respeto de las
acciones realizadas en privado, sino del reconocimiento de un ámbito en el que cada individuo adulto es
soberano para tomar decisiones libres sobre el estilo de vida que desea".8
El máximo Tribunal consideró más que sólo la cantidad o el peso de la droga en posesión del acusado, ya
que también se analizó si la cantidad en cuestión era para uso personal o comercial, estudiando cada caso en
forma particular.

Art 19. Privacidad. Principio de legalidad


Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están solo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.
Ningún habitante de la Nación será obligado a obedecer lo que no manda la ley, ni privado de lo que
ella no prohíbe.
Fallo Daray / 22/12/1994
Hechos: El 18 de abril de 1991, por la mañana, en San Rafeal, Mendoza, personal policial que estaba practicando
controles de rutina, detuvo en la vía pública a Carlos Antonio Garbin, quien conducía un automóvil con chapa de
Capital.
La razón de la detención habría sido- según el informe del policía- para que el conductor acreditara su habilitación
para conducir, y para verificar sus datos.
Garbin exhibió entonces la documentación del auto y el permiso para circular, pero, a pesar de esto, según el informe
policial, a Garbin se lo "invitó" a concurrir a la Seccional de Policía para una mayor verificación de datos.
En la comisaria, mientras los oficiales de policía intentaban comunicarse con Buenos Aires para determinar si el auto
poseía algún impedimento legal, Garbin "espontáneamente" involucró a sus hijos Claudio y Alejandro, diciendo que
ellos tenían autos extranjeros con patentes diplomáticas. La "espontaneidad" de Garbin habría además llegado al
extremo de ofrecerse para acompañar a la policía a "entrevistarse" con sus hijos en una bodega de propiedad de él.
Según la policía que condujo la "entrevista", los hijos de Garbin reconocieron haber comprado autos importados por
diplomáticos, y dieron detalles sobre las operaciones y del lugar donde ocultaban los vehículos.
Con esta información en su poder la policía dejó constancia de que los Garbin quedaban detenidos e incomunicados.
Se le dio intervención al juez federal en turno por el presunto delito de contrabando, solicitando una orden de
allanamiento para el secuestro de los autos y la documentación pertinente.
El juez libró la orden ese mismo día y en el domicilio particular suministrado por Alejandro Garbin en en la
"entrevista", fue encontrado un automóvil Mercedes Benz con chapa diplomática.
Es importante mencionar que durante la investigación se incorporaron testimonios de vecinos de los Garbin, acerca de
que era frecuente verlos conduciendo automóviles importados.
Este fallo gira alrededor de 2 cuestiones principales:
1) Se plantea que la detención no fue realizada de manera compatible con las garantías del art 18 de la
constitución nacional
2) Examinar influencia que tuvo la detención ilegal, sobre el resto de los elementos obtenidos como pruebas que
después se pretenden hacer valer en contra del procesado.

Detención incompatible con el art.18.


La primera cuestión que se plantea es si la detención fue realizada de manera compatible con las garantías del art. 18
de la Constitución Nacional.
2). Procedimiento de exclusión probatoria.
Otra cuestión que se plantea es que se debe examinar la influencia que tuvo la detención ilegal sobre el resto de los
elementos obtenidos como pruebas que después se pretenden hacer valer en contra del procesado.
La corte aplico la doctrina de otros fallos, uno de ellos es el de "Rayford" y "Ruiz" y señaló que "si en el proceso
existe un solo cauce de investigación y éste estuvo viciado de ilegalidad, esta circunstancia contamina de nulidad
todas las pruebas que se hubieran originado a partir de aquél".
La Corte, entonces, excluyó como evidencia no sólo la declaración prestada por Garbin padre en sede policial, sino
también las declaraciones de sus hijos, el procedimiento de secuestro del automóvil hallado en el allanamiento, e
incluso las declaraciones testimoniales de los vecinos de los Garbin.
La corte argumentó que, excluyendo las pruebas obtenidos ilegalmente, no se advirtió la existencia de ninguna fuente
independiente de adquisición de esa prueba que se pueda hacer valer en contra del procesado.
Fallo: Ekmekdjian vs Sofovich (1992)

Temas:
§ Derecho de réplica
§ Acción de amparo
§ Queja por denegación de recurso extraordinario
§ Tratados y convenios internacionales (Convención Americana sobre Derechos Humanos de San José de
Costa Rica)

Hechos:
Este fallo adquirió gran importancia debido a que la Corte resolvió de manera contraria a como había
resuelto en la causa Ekmekdjian vs Neustadt.
El sábado 11 de junio de 1988 el señor Dalmiro Sáenz expresó algunas frases involucrando a Jesucristo y la
Virgen María
Miguel Ekmekdjian al sentirse “profundamente lesionado en sus sentimientos religiosos” por dichas frases
dedujo una acción de amparo dirigida al conductor del ciclo –Gerardo Sofovich- para que en el mismo
programa diera lectura a una carta documento que contestaba a los supuestos agravios vertidos por Dalmiro
Sáenz.
Ante la negativa del conductor del programa de leer la carta documento, el accionante inició un juicio de
amparo fundado en el derecho de réplica basándose para ello en el artículo 33 de la CN y en el 14 del Pacto
de San José de Costa Rica.
Art. 33 CN (derechos y garantías implícitos): “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la
Constitución, no serán entendidas como negación de otros derechos y garantías no enunciados...”
Art. 14 P SJ de CR (derecho de rectificación o respuesta): “Toda persona afectada por informaciones
inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y
que se dirijan al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su
rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la ley”.

Resolución:
Cómo se llegó a la Corte Suprema:
En primera instancia el juez rechazó la demanda con los mismos argumentos empleados por la Corte al
resolver en la causa Ekmekdjian vs Neustadt: “no tiene lugar el derecho de réplica por no haber mediado una
afectación a la personalidad” y “el derecho de réplica no puede considerarse derecho positivo interno porque
no ha sido aún reglamentado”
La Cámara de Apelaciones resolvió igual que el juez de primera instancia con los mismos argumentos.
Como consecuencia el actor dedujo recurso extraordinario ante la Cámara pero no le fue concedido. Esto
motivó que Ekmekdjian presentara una queja por denegación de Recurso Extraordinario ante la CSJN.
Consecuencias:
-queda implementado el derecho de réplica sin necesidad de una ley que lo autorice
- se evitan abusos de la libertad de expresión
-se reconoce prioridad al derecho internacional sobre el derecho interno
-se establece que “las garantías individuales existen y protegen a los individuos” (protección de las garantías
constitucionales)
FALLO GÓNGORA
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en oportunidad de dictar sentencia en el caso “Góngora”1 ,
decidió que no correspondía otorgar la suspensión del juicio a prueba a un imputado por delitos sexuales,
debido a compromisos internacionales asumidos por el Estado nacional. Con la firma de casi la totalidad de
sus miembros2 y por mayoría de fundamentos (a excepción del Dr. Zaffaroni), la Corte Suprema hizo lugar
al recurso de queja interpuesto por el Fiscal General, declaró procedente el recurso extraordinario y revocó
la resolución de la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal en cuanto había resuelto hacer lugar a
la suspensión del juicio a prueba en favor del imputado
La Corte Suprema entendió, en igual sentido que lo propiciado por el Fiscal General en su recurso, que el
Estado nacional es parte (según ley n° 24.632) de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer (en adelante, Convención de Belem do Pará o la Convención) que en
su artículo 7° prescribe que: “Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas, orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente: b) actuar con la debida diligencia para
prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer.(…) f) establecer procedimientos legales justos y
eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección,
un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos.” La Corte entendió que si se examina las
condiciones en las que se encuentra regulado el beneficio de la probation en la ley de fondo resulta que, de
verificarse las condiciones objetivas y subjetivas previstas para su viabilidad, la principal consecuencia de su
concesión es la de suspender la realización del debate. Posteriormente, en caso de cumplir el imputado con
las exigencias que impone la norma durante el tiempo de suspensión fijado por el tribunal correspondiente,
la posibilidad de desarrollarlo se cancela definitivamente al extinguirse la acción penal a su respecto.

FALLO MALDONADO Maldonado, Daniel Enrique y otros S/robo agravado por el uso de armas en
concurso real con homicidio calificado”.

La Corte Suprema revocó una sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal por la cual se condenó
a cadena perpetua a un joven que al cometer un homicidio tenía 16 años. Tras un análisis de la normativa
aplicable a los menores y de la doctrina de la peligrosidad, llegaron a la conclusión de que en su condición
de menor, la pena no puede serle graduada al igual que a un adulto y que por eso corresponde aplicar los
atenuantes del caso.
Se condenó a Maldonado a la pena de 14 años de prisión como autor del delito de
robo agravado por su comisión mediante el uso de armas, en concurso real con
homicidio calificado con el fin de lograr su impunidad. Contra ese fallo, el Fiscal
General interpuso recurso de casación, por entender que al atenuar la pena impuesta
a Maldonado por medio de la aplicación de la escala penal de la tentativa, el tribunal
había hecho una errónea interpretación del art. 4° de la Ley 22.278.

La Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal decidió casar la sentencia, y


condenó al nombrado a la pena de “prisión perpetua”. Dicha resolución fue apelada
por la defensa oficial mediante el recurso extraordinario cuyo rechazo motivó la
presentación en queja ante la Corte.

A su turno, el Alto Tribunal analizó el alcance específico de la expresión "peligrosidad"


contenida en el art. 41 del Código Penal. Sin embargo, destacaron que “no puede
autorizarse que tal expresión se convierta en la puerta de ingreso de valoraciones
claramente contrarias al principio de inocencia, al derecho penal de hecho, o bien,
llegado el caso, al non bis in idem”. En efecto, consideraron que “la valoración de un
procedimiento en trámite como un factor determinante para elevar el monto de la
pena no puede suceder sin violar el principio de inocencia”.
Es más, advirtieron que si esto es así respecto de los mayores, no puede ser de otro
modo respecto de los menores “bajo el inefable ropaje de la "peligrosidad", pues si
algún efecto ha de asignársele a la Convención del Niño es, sin lugar a duda, que a
ellos les alcanza el amparo de las garantías básicas del proceso penal”.
Asimismo, advirtieron que las penas absolutas, tal como la prisión perpetua, se
caracterizan, justamente, por no admitir agravantes o atenuantes de ninguna
naturaleza. Sin embargo, entendieron que cuando se trata de hechos cometidos por
menores, la situación es diferente, “pues, en caso de que el tribunal decida aplicar
efectivamente una pena, aún debe decidir acerca de la aplicabilidad de la escala de la
tentativa”. Además, criticaron que eso no fue lo sucedido en autos bajo la valoración
hecha por Casación.
De la conjunción de la Ley 22.278 y la Convención del Niño se desprende con claridad
que el derecho penal de menores “está muy fuertemente orientado al examen de las
posibles consecuencias de la aplicación de una pena respecto del condenado, en
particular, desde el punto de vista de evitar que la pena privativa de libertad tenga
efectos negativos para la reintegración del condenado a la sociedad”. De allí que,
concluyeron que “al momento de determinar la pena, el tribunal no pueda omitir la
consideración relativa a la concreta necesidad de pena, desde la perspectiva
indicada, respecto de ese autor en concreto”.
Resolvieron hacer lugar a la queja, declarar procedente el recurso extraordinario y
dejar sin efecto la sentencia de la Cámara Nacional de Casación Penal, mandando los
autos al tribunal de origen a fin de que por quien corresponda se dicte una nueva
sentencia con arreglo a lo determinado por la Corte.

Fallo Mendoza
El 14 de mayo de 2013 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, “la Corte
Interamericana”, “la Corte” o “el Tribunal”) emitió una Sentencia, mediante la cual declaró
internacionalmente responsable a la República Argentina (en adelante, “el Estado” o “Argentina”) por las
violaciones de derechos humanos cometidas al haber impuesto penas de privación perpetua de la libertad a
cinco personas por delitos cometidos durante su infancia. Asimismo, declaró al Estado responsable
internacionalmente porque los códigos procesales penales aplicados en los casos de dichas personas no
permitían una revisión amplia de sus juicios por un juez o tribunal superior; por la falta de adecuada
atención médica a uno de los niños mencionados; por haber sometido a dos de las personas referidas a actos
de tortura, sin haber investigado estos hechos adecuadamente, y por no haber investigado adecuadamente la
muerte de uno de aquéllos mientras se encontraba bajo custodia estatal.
Hechos
Imposición de penas a perpetuidad por la comisión de delitos durante la infancia
César Alberto Mendoza, Claudio David Núñez, Lucas Matías Mendoza, Saúl Roldán y Ricardo David
Videla Fernández crecieron en barrios marginales, en una situación de exclusión y gran vulnerabilidad
socioeconómica, con carencias materiales que condicionaron su desarrollo integral. Todos ellos fueron
condenados a penas de privación perpetua de la libertad por delitos cometidos antes de haber alcanzado la
mayoría de edad, con base en la Ley 22.278, relativa al Régimen Penal de la Minoridad, la cual data de la
época de la dictadura argentina y tiene alcance nacional.
Dicha Ley es aplicable a los adolescentes que al momento de la comisión del hecho delictivo que se les
imputa aún no han cumplido los 18 años de edad. Los artículos 2 y 3 de la Ley 22.278 facultan a los jueces a
disponer tutelarmente del niño que incurra en delito, durante la investigación y la tramitación del proceso,
con independencia de la edad que tenga. No se prevé determinación o limitación temporal para las medidas
que, discrecionalmente, se ordenen sobre los niños infractores de la ley. Según el artículo 4 de esta Ley, al
cumplir 18 años de edad, y luego de haber sido sometido a tratamientos tutelares por lo menos por un
período de un año, el juez puede imponer a éstos las penas previstas en el Código Penal de la Nación, el cual
es aplicable a adultos. Este sistema deja un amplio margen de arbitrio al juez para determinar las
consecuencias jurídicas de la comisión de un delito por personas menores de 18 años, tomando como base
no sólo el delito, sino también otros aspectos como “los antecedentes del menor, el resultado del tratamiento
tutelar y la impresión directa recogida por el juez”.
Fallo Fontevecchia
Los hechos del presente caso se relacionan con dos publicaciones consignadas en una revista el 5 y 12 de
noviembre de 1995, donde se vinculaba al entonces presidente de Argentina, Carlos Menem, con la
existencia de un presunto hijo no reconocido por él. Jorge Fontevecchia y Hector D’Amico son periodistas
que se desempeñaban como editores en dicha revista.
El señor Menem demandó civilmente a la editorial de la revista, así como a Jorge Fontevecchia y Hector
D’Amico. El objeto de dicha acción era obtener un resarcimiento económico por el alegado daño moral
causado por la supuesta violación del derecho a la intimidad, consecuencia de las publicaciones de la revista.
Adicionalmente, se solicitó la publicación íntegra de la sentencia a cargo de los demandados.
En 1997 un juez de primera instancia en lo civil rechazó la demanda interpuesta por el señor Menem. La
sentencia fue apelada y en 1998, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal
revirtió la decisión y condenó a la editorial y a Jorge Fontevecchia y Hector D’Amico a pagar la suma de la
suma de $150.000,00. Los demandados interpusieron un recurso extraordinario federal. En el año 2001 la
Corte Suprema confirmó la sentencia recurrida, aunque modificó el monto indemnizatorio, reduciéndolo a la
suma de $60.000,00.

Derechos:
Convención Americana sobre Derechos Humanos
- Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos) - Artículo 2 (Deber de adoptar disposiciones de derecho
interno) - Artículo 11 (Protección de la honra y de la dignidad) - Artículo 13 (Libertad de pensamiento y de
expresión) Otro(s) tratado(s) interamericano (+
s - Artículos 6 y 8 (Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura)
3.Año: 1999/08/19
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+
4.Hechos: El ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, doctor Carlos Santiago Fayt, planteó una
acción declarativa de inconstitucionalidad respecto del párrafo del inciso 4º del artículo 99 y de la disposición
transitoria undécima (los cuales fueron incluidos en la reforma constitucional del año 1994); ya que deseaba la
permanencia en el puesto tal como lo indicaba el principio de inamovilidad judicial.

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