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Sentencia T-118A/13

(Bogotá D.C., marzo 12)

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Requisitos generales y especiales de procedibilidad

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Procedencia excepcional por vulneración del derecho al debido proceso

De conformidad con el artículo 86 de la Constitución Política, la acción de


tutela es un mecanismo judicial para la protección de los derechos
fundamentales cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados
por autoridades públicas y particulares. Las decisiones judiciales, al ser
proferidas por una autoridad pública, excepcionalmente son materia de la
acción de tutela cuando por medio de éstas se vulneren o amenacen derechos
fundamentales, como el derecho al debido proceso. La jurisprudencia
constitucional ha reiterado que el mecanismo de amparo contra providencias
judiciales es excepcional, porque si bien los principios de seguridad jurídica,
autonomía judicial e independencia de la autoridad judicial, cuando es
evidente que ellas vulneran derechos fundamentales deben ser revocadas.

CARACTERIZACION DEL DEFECTO FACTICO COMO


CAUSAL ESPECIFICA DE PROCEDIBILIDAD DE LA ACCION
DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS
JUDICIALES/DEFECTO FACTICO POR OMISION Y POR
ACCION

Conforme al debido proceso y las normas establecidas en el Código de


Procedimiento Civil, el juez goza de un margen de discrecionalidad para la
apreciación, el decreto y práctica de pruebas de oficio. Así, en virtud de los
principios de autonomía e independencia judicial, el análisis probatorio debe
estar circunscrito a la sana crítica (artículo 187 del Código de Procedimiento
Civil), lo cual no implica que el juez tenga un margen indefinido de
interpretación de las pruebas ya que éste no puede ser arbitrario, caprichoso
e irrazonable. Además debe ser recaudada con observancia del debido
proceso y que hayan sido aportadas oportunamente al proceso (artículos 174
a 187 Código de Procedimiento Civil); y es necesario que la decisión judicial
motive con claridad la relevancia que le asigna a elemento probatorio y su
trascendencia en el caso. Por lo tanto, la jurisprudencia constitucional ha
señalado que se configura una vía de hecho por defecto fáctico cuando en el
curso de un proceso: (i) se omite la práctica o decreto de pruebas o, (ii) el
material probatorio aportado no sea valorado adecuadamente, esto es,
cuando excede el marco de la sana crítica y tiene trascendencia en la decisión
proferida por el juez, pues desconoció la realidad probatoria del proceso. En
el primer evento, denominado defecto fáctico por omisión, se incurre en una
vía de hecho cuando el juez se niega a decretar, practicar o valorar un
elemento probatorio con el cual se podría llegar a la verdad procesal y dar
por probado un hecho, sin que exista justificación alguna. En segundo lugar,
se incurre en un defecto fáctico por acción cuando existiendo los elementos
probatorios dentro del expediente, el juez incurre en un error en su
interpretación: a) al dar por probado un hecho que no aparece en el proceso
o, b) al examinar de forma incompleta o, c) al valorar pruebas que fueron
practicadas o recaudadas sin ajustarse al debido proceso o defensa de la
contraparte. La jurisprudencia constitucional ha señalado que para que
proceda la protección de derechos fundamentales afectados con ocasión a
una sentencia ejecutoriada que contenga un defecto fáctico, es necesario que
éste sea determinante para la decisión judicial, es decir, cuando el error en el
juicio valorativo de la prueba sea “de tal entidad que sea ostensible,
flagrante y manifiesto, y el mismo debe tener una incidencia directa en la
decisión, pues el juez de tutela no puede convertirse en una instancia revisora
de la actividad de evaluación probatoria del juez que ordinariamente conoce
de un asunto, según las reglas generales de competencia.”

DEFECTO SUSTANTIVO COMO CAUSAL ESPECIFICA DE


PROCEDIBILIDAD DE LA ACCION DE TUTELA CONTRA
PROVIDENCIAS JUDICIALES-Reiteración de jurisprudencia

La jurisprudencia constitucional ha establecido que el juez ordinario incurre


en una vía de hecho por defecto sustantivo cuando en ejercicio de su
autonomía e independencia, desbordan con su interpretación la Constitución
o la ley. Puede presentarse cuando el juez: (i) fundamenta su decisión en una
norma derogada o declarada inexequible, (ii) basa su decisión en una norma
evidentemente inaplicable al caso concreto, (iii) el fallo carece de motivación
material o es manifiestamente irrazonable, (iv) la interpretación desconoce
sentencias con efectos erga omnes que han definido su alcance, (v) interpreta
la norma sin tener en cuenta otras disposiciones normativas aplicables, (vi)
desconoce la normatividad aplicable al caso concreto. Sin embargo, no
cualquier divergencia frente al criterio interpretativo en una decisión judicial
configura un defecto sustantivo, sólo aquellas que resultan irrazonables,
desproporcionadas, arbitrarias y caprichosas pueden ser objeto de la acción
de tutela.

RESPONSABILIDAD CIVIL MEDICA-Contractual o


extracontractual

El artículo 2341 del Código Civil prevé, que aquel que ha cometido con culpa
un daño a otro está obligado a indemnizar los perjuicios que se deriven de
ello, estableciendo así el régimen de responsabilidad extracontractual. Por su
parte, la responsabilidad civil puede ser considerada contractual o
extracontractual dependiendo de: i) la relación jurídica entre las partes de la
cual se deriva el daño – si es o no preexistente al daño –, ii) la acción que
ejerce el demandante/victima y/o la familia perjudicada, para reclamar la
indemnización de perjuicios. Por su parte, la responsabilidad médica deviene
de la obligación, en principio contractual, del médico, EPS o IPS de cuidar la
integridad corporal del paciente para devolverlo sano y salvo al concluir la

2
relación prestación de un servicio médico, esta relación puede surgir,
generalmente, como consecuencia de una convención.

CONTRATO DE TRANSACCION-Implica el pacto entre las partes de


poner fin a un derecho de contenido dudoso o a una relación jurídica
incierta

El artículo 1625 del Código Civil establece que la transacción es un modo de


extinguir las obligaciones y nace a la vida jurídica como un acuerdo de
voluntades (art. 2469 C.C). Así las cosas, la transacción implica el pacto
entre las partes de poner fin a un derecho de contenido dudoso o a una
relación jurídica incierta, que surge de la intención de las partes de
modificarla por una relación cierta y firme, con concesiones reciprocas.
Además, de acuerdo con el artículo 2483 C.C, la transacción tiene efectos de
cosa juzgada a menos que se configure un vicio que genere nulidad. En este
orden de ideas, de acuerdo a lo establecido en el artículo 240 del Código de
Procedimiento Civil, una de las formas de terminación previa el proceso, de
forma total o parcial, es la transacción. Empero, es deber de las partes
allegar al proceso el documento que la contenga y del juez precisar el alcance
de la transacción. También señala el artículo mencionado, que el auto que
resuelve la transacción parcial es apelable en efecto diferido, y cuando es
total, será en efecto suspensivo. Por su parte, la transacción se genera sólo
entre las partes que acuerdan. Por tratarse de un contrato consensual,
implica que si son varios los interesados en el pacto que se transige, a la luz
del artículo 2484 C.C, no genera efectos, perjuicios o provecho para los
otros, “(…) salvo, empero, los efectos de la novación en el caso de
solidaridad,” esto, por cuanto en las obligaciones solidarias, el acreedor
puede perseguir de cualquiera el cumplimiento de la obligación completa. Así
las cosas, el acreedor puede perseguir de todos los codeudores solidarios la
totalidad de la obligación, pero si el acreedor sólo demanda a uno de ellos,
no pierde el derecho a dirigirse contra los otros. Pero, si por ejemplo, por una
transacción o conciliación en el curso de proceso, obtiene un pago parcial, la
obligación se extingue para aquellos que acordaron y hasta el monto que
concurra en el pago; y sólo se puede exigir del resto de los codeudores la
parte de la obligación que no haya sido satisfecha al acreedor, a la luz del
artículo 1572 del Código Civil.

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Improcedencia por no vulneración del debido proceso por cuanto las
autoridades judiciales basaron sus decisiones en el material probatorio e
interpretaron razonablemente las normas aplicables al proceso de
responsabilidad médica

Se niega el amparo del derecho fundamental al debido proceso cuando las


autoridades judiciales no incurren en una vía de hecho por defecto fáctico o
sustantivo, al basar sus decisiones judiciales en el material probatorio
debidamente aportado y valorado, y cuando interpreta razonablemente las
normas aplicables al caso concreto.

3
Referencia: expediente T-3.615.351.

Fallo de tutela objeto de revisión: Sentencia proferida por la Sala


Civil de la Corte Suprema de Justicia el veinte (20) de julio de 2012,
que negó el amparo constitucional.

Accionante: María Teresa Mora Álvarez.


Accionados: Tribunal Superior de Bogotá y otro.

Magistrados de la Sala Segunda de Revisión: Mauricio González


Cuervo, Luis Guillermo Guerrero Pérez y Gabriel Eduardo Mendoza
Martelo.

Magistrado sustanciador: MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO.

I. ANTECEDENTES.

1. Demanda de
tutela1.

1.1. Elementos y pretensión.

1.1.1. Derechos fundamentales invocados: debido proceso y acceso a la


administración de justicia.

1.1.2. Conducta que causa la vulneración: sentencias de las autoridades


judiciales accionadas, en las cuales: (i) omitieron valorar las historias clínicas
aportadas como prueba en el proceso civil extracontractual en el que fue
condenada la accionante (defecto fáctico); (ii) la condenaron sin que existiera
prueba alguna que demostrara que el diagnóstico y el tratamiento suministrado
a la paciente por parte de la accionante fuera equivocado (defecto fáctico); (iii)
aplicaron de manera incorrecta el artículo 2341 del Código Civil sobre
responsabilidad civil extracontractual (defecto sustantivo); y (iv) avalaron la
transacción realizada entre la EPS e IPS con los demandantes, sin tener en
cuenta que ese contrato tuvo por objeto pagar todos los perjuicios causados
por el fallecimiento de la paciente (defecto sustantivo).

1.1.3. Pretensión: dejar sin efectos las sentencias proferidas por el Juzgado 34
Civil del Circuito de Bogotá, el 21 de septiembre de 2011 y la del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, proferida el 22 de mayo de 2012, que
declararon civilmente responsable a la accionante en el proceso de
responsabilidad extracontractual.

1 Acción de tutela presentada el quince (15) de junio de 2012. (Folios 39 al 52)

4
1.2. Fundamentos de la pretensión.

1.2.1. El Juzgado 34 Civil del Circuito conoció en primera instancia del


proceso de responsabilidad civil extracontractual presentado por Jorge Iván
Ramírez y familia contra la Cruz Blanca E.P.S., Epsiclínicas S.A. –Clínica
Santa Bibiana-, y los médicos Alberto Reyes y María Teresa Mora Álvarez,
para que se les declarara civilmente responsables de los perjuicios morales
causados por el deceso de su hija y hermana, Martha Cecilia Ramírez
Valbuena.

Los fundamentos fácticos en los que se basó la sentencia del Juzgado 34 Civil
del Circuito de Bogotá fueron2:

1. El 3 de enero de 2001, la señora Martha Cecilia Ramírez de 38 años


de edad, quien padecía de retraso mental, fue hospitalizada de urgencias
en la Clínica Santa Bibiana. Debido a los fuertes dolores abdominales,
el médico Alberto Reyes le realizó una colecistectomía.

2. El 7 de enero de 2001, la paciente fue dada de alta. Empero su salud


empezó a deteriorarse, sufriendo de vómitos, desgano para comer,
diarrea e inflamación en el abdomen, por lo cual los padres se
comunicaron con el doctor Alberto Reyes, quien le recetó un
medicamento.

3. El 10 de enero de 2001, la señora Ramírez asistió al consultorio del


doctor Reyes para que le retirara los puntos, los familiares volvieron a
comentarle los múltiples síntomas posteriores a la operación, no
obstante el galeno se limitó a quitarle las suturas y aseguró a la madre
de la paciente que ella se encontraba muy bien.

4. El 19 de enero de 2001, ante la reiteración de síntomas, el doctor


Alberto Reyes prescribió un examen denominado “coprológico”, el
cual fue aprobado por la doctora general María Teresa Mora.

5. El 20 de enero de 2001, ante el empeoramiento del estado médico de


Martha Cecilia, sus padres la llevaron al servicio de urgencias de la
Clínica Santa Bibiana, donde el médico Jorge Ceballos la diagnosticó
con anemia y gastritis y le sugirió a la familia que solicitaran una cita
por consulta externa.

6. El 23 de enero de 2001, asistió la paciente al consultorio de la doctora


María Teresa Mora Álvarez – médica general de la Cruz Blanca –, a
quien le comentaron los síntomas presentados a partir de la cirugía
practicada el 3 de enero de 2001. La doctora formuló “ranitidina,
metoclopramida y sales para hidratación,”3 un tratamiento similar al

2 Folios 26 al 38 del cuaderno No. 2.


3 Folios 18 del cuaderno No. 4 y folio 27 del cuaderno No. 1 correspondiente al Expediente radicado 2004
00137 01, del proceso ordinario de responsabilidad civil extracontractual.

5
que otro médico le había prescrito a la paciente, un día antes de ser
internada para la cirugía.

7. El 25 de enero de 2001, Martha Cecilia Ramírez fue llevada al


servicio de urgencias de la Clínica Santa Bibiana en grave estado de
salud, fue ingresada a la unidad de cuidados intensivos donde le
realizaron exámenes con el propósito de establecer a qué obedecían sus
síntomas, concluyendo que se trataba de un choque séptico multi-
sistemático.

8. El 2 de febrero de 2001, después de estar internada durante 9 días en


el hospital en la unidad de cuidados intensivos, falleció4.

1.2.2. Después de admitir la demanda y notificadas las partes, entre la


propietaria del establecimiento de comercio Clínica Santa Bibiana, la Cruz
Blanca EPS y Epsiclinicas S.A firmaron a un contrato de transacción por
$35.000.0005 cuyos términos fueron aceptados por el Juzgado 34 Civil del
Circuito de Bogotá, quién dispuso la continuación del proceso contra los
médicos Alberto Reyes Rincón y María Teresa Mora Álvarez.

1.2.3. El 21 de septiembre de 2011, el Juzgado 34 Civil del Circuito de


Bogotá6 profirió sentencia condenando a los médicos María Teresa Mora y
Alberto Reyes a pagar solidariamente la suma de trescientos catorce (314)
salarios mínimos por los perjuicios morales causados a la familia de la
paciente, en virtud de haber “cometi[do] ligerezas en el auscultamiento de las
verdaderas causas de su sintomatología, habiendo confundido las dolencias
con otro tipo de complicaciones mucho menos riesgosas a la que en verdad
aquejaba su salud.7” Decisión apelada8 por el apoderado judicial de la aquí
accionante.

1.2.4., El 22 de mayo de 2012, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de


Bogotá9, revocó parcialmente la sentencia. Disminuyó el monto de la
indemnización por concepto de perjuicios morales, condenando
solidariamente la doctora Mora y el doctor Reyes al pago de ciento cincuenta
y siete (157) salarios mínimos mensuales vigentes, en lo demás, la decisión
del juzgado civil permaneció inalterada.

Respecto a la responsabilidad de María Teresa Mora, consideró el Tribunal


que ella no prestó la atención médica necesaria y diligente para evaluar, y
diagnosticar a la paciente, evaluando los antecedentes clínicos que resaltaban
que en la “colecistectomía” practicada se encontró “piocolecisto”, hallazgo

4 Según consta en el Registro Civil de Defunción. (Folio 13 cuaderno No. 1 Expediente número de radicado
2004 00137 01 correspondiente al proceso ordinario de responsabilidad civil extracontractual).
5 El 29 de junio de 2007. (Folios 348 a 351 cuaderno No. 1 Expediente número de radicado 2004 00137 01
correspondiente al proceso ordinario de responsabilidad civil extracontractual.)
6 Folio 26 al 38 del cuaderno No. 2.
7 Folio 35-36 del cuaderno No. 2.
8 Folios 90 a 121 del Cuaderno No. 2.
9 Folios 2 al 24 del Cuaderno No. 2.

6
que ameritaba la realización de exámenes paraclínicos para aclarar la
evolución de la paciente.

Estimó que existió culpa de los médicos tratantes de la paciente en la etapa


postoperatoria, porque de acuerdo con el informe técnico rendido por
Medicina Legal, “el tratamiento que recibió la paciente en el periodo que
siguió la colecistectomía abierta estuvo lejos de ser el adecuado para tratar
la dolencia que deparó su deceso, habida cuenta que era posible, aún mas
previsible que se desencadenara en ella un cuadro infeccioso el cual vino a
descubrirse tardíamente cuando sus condiciones generales de salud se
tornaron críticas (…)”.

El Tribunal10 consideró que la doctora María Teresa Mora no estaba cobijada


por los efectos del acuerdo de transacción que realizaron las personas jurídicas
demandadas con los familiares de la paciente, por cuanto “los allá
contratantes no estipularon que con el acuerdo transaccional quedaban
indemnizados todos los perjuicios causados sino tan sólo lo (sic) que
pudieran radicarse en cabeza de los demandados Cruz Blanca EPS y
Epsiclínicas S.A”. Sin embargo, estimó que el acuerdo de transacción si había
producido una condonación parcial de la indemnización de perjuicios
causados, razón por la cual redujo la condena en un 50% en contra de los
médicos María Teresa Mora y Alberto Reyes.

1.2.5. La doctora María Teresa Mora, por intermedio de apoderado judicial,


interpuso acción de tutela contra de la providencia proferida por el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, por considerar que con la decisión
proferida se vulneraron sus derechos fundamentales al debido proceso y al
acceso a la administración de justicia, en la medida en que las autoridades
judiciales accionadas: (i) omitieron valorar las historias clínicas aportadas
como prueba en el proceso civil extracontractual en el que fue condenada la
accionante; (ii) la condenaron sin que existiera prueba alguna que demostrara
que el diagnóstico y el tratamiento suministrado a la paciente por parte de la
accionante fuera equivocado; (iii) aplicaron de manera incorrecta el artículo
2341 del Código Civil sobre responsabilidad civil extracontractual; y (iv)
avalaron la transacción realizada entre la EPS e IPS con los demandantes, sin
tener en cuenta que ese contrato tuvo por objeto pagar todos los perjuicios
causados por el fallecimiento de la paciente.

2. Respuesta de las entidades accionadas.

2.1. Por medio de auto del 20 de junio de 2012, la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia admitió la demanda y ordenó notificar al Tribunal
Superior, vinculó al Juzgado 34 del Circuito de Bogotá; enteró del proceso de
tutela a las partes y terceros intervinientes en el proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual y reconoció al abogado de la doctora
María Teresa Mora como su apoderado judicial11. No obstante, vencido el

10 Uno de los argumentos de la apelación, folios 90 a 121 del Cuaderno No. 2.


11 Folio 54 al 57 del Cuaderno No. 2.

7
término para que se pronunciaran sobre los hechos de la demanda de tutela, no
se recibió respuesta de las entidades judiciales accionadas.

3. Decisión judicial objeto de revisión:

3.1. Sentencia de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de


Justicia, del 29 de junio de 201212. Sin impugnación.

Negó el amparo de los derechos fundamentales invocados. Consideró que no


se probaron las circunstancias estructurantes del error judicial para que
procediera la acción de tutela contra providencia judicial. Así, de acuerdo con
las pretensiones de la accionante, argumentó: (i) que el juez tiene mayor
independencia y autonomía cuando se trata de valorar las pruebas aportadas al
proceso; y (ii) que las entidades judiciales accionadas “determin[aron] que la
transacción celebrada no cobijó la responsabilidad de los médicos
demandados para que “el susodicho contrato pueda ser invocado a manera
de título extintivo de la prestación cuya declaración acá persigue, sino que
privativamente en ese acuerdo de voluntades se dejó (…) cobijaba la
responsabilidad única y exclusivamente respecto a las dos personas jurídicas
que ya se encontraban demandadas, sin que la claridad de las estipulaciones
admita una interpretación distinta”. Estimando que hubo una condonación
parcial de la deuda que conllevó a la reducción de la condena de los demás
profesionales médicos demandados.

II. CONSIDERACIONES.

1. Competencia.

La Corte Constitucional es competente para revisar la decisión judicial


mencionada, con base en la Constitución Política -artículos 86 y 241 numeral
9- y lo desarrollado en el Decreto 2591 de 1991 -artículos 31 a 3613.

2. Procedencia de la demanda de tutela.

2.1. Causales genéricas de procedencia de la demanda de tutela.

2.1.1. Alegación de afectación de un derecho fundamental. Se alega la


vulneración de los derechos fundamentales al debido proceso y el acceso a la
administración de justicia que encuentran raigambre constitucional (art. 29 y
228 C.P).

2.1.2. Legitimación activa. La señora María Teresa Mora presentó demanda


de tutela a través de apoderado judicial .

12 Folios 122 a 131 del cuaderno No. 1.


13 En Auto del ocho (8) de noviembre de 2012 la Sala de Selección de tutela Número Once de la Corte
Constitucional, se dispuso la revisión de la providencia en cuestión y se procedió a su reparto.
La señora María Teresa Mora confirió poder especial al abogado Humberto Mora Osejo para interponer
acción de tutela en su nombre contra el Tribunal Superior del Distrito de Bogotá. (Folio 1 del cuaderno No.
2).

8
2.1.3. Legitimación pasiva. El Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá –Sala de Decisión Civil- y el Juzgado 34 Civil del Circuito de Bogotá
son autoridades judiciales y como tal, son demandables en el proceso de tutela
(CP, art. 86º; D 2591/91, art. 1º, sentencia C-543 de 1992).

2.2. Causales genéricas de procedencia de la demanda de tutela contra


providencia judicial. Reiteración de jurisprudencia.

En la Sentencia C-590 de 2005 se fijaron como requisitos generales para la


procedibilidad de la acción de tutela contra decisiones judiciales, cuya
existencia debe ser verificada por el juez de amparo, los siguientes: (i)
evidente relevancia constitucional del asunto por afectar derechos
fundamentales de las partes; (ii) agotamiento de todos los medios de defensa
judicial ordinarios o extraordinarios, excepto cuando lo que se pretende es
evitar la consumación de un perjuicio irremediable; (iii) cumplimiento del
requisito de inmediatez, lo que significa que la tutela debe interponerse en un
término razonable a partir del hecho que originó la vulneración 14; (iv) de
alegarse la existencia de una irregularidad procesal, debe ser evidente que la
misma tenga un efecto decisivo en la sentencia que se impugna y afecte los
derechos fundamentales del accionante – salvo cuando se trate de una prueba
ilícita obtenida con violación de esos derechos – ; (v) identificación, por el
demandante, tanto los hechos que generaron la vulneración como los derechos
vulnerados, y su alegación en el proceso judicial si ello fuere posible; (vi) que
no se trate de fallos de tutela15.

2.3. En el caso concreto.

2.3.1. Relevancia constitucional de las cuestiones discutidas. La accionante


sostiene que el Juzgado 34 Civil del Circuito de Bogotá y la Sala Civil del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de la misma ciudad, desconocieron sus
derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la administración de
justicia, a través de las sentencias proferidas el 21 de septiembre de 2011 y del
22 de mayo de 2012, al haberla condenado solidariamente al pago de ciento
cincuenta y siete (157) salarios mínimos legales por concepto de pago de la
indemnización de perjuicios morales por no haber obrado con diligencia y
pericia al diagnosticar a una paciente que falleció como consecuencia de un
choque séptico después de habérsele practicado una cirugía de
“colecistectomia”.

Afirma la peticionaria, que las autoridades judiciales: (i) omitieron valorar las
historias clínicas aportadas como prueba en el proceso civil extracontractual
en el que fue condenada la accionante (defecto fáctico); (ii) la condenaron sin
que existiera prueba alguna que demostrara que el diagnóstico y el tratamiento
suministrado a la paciente por parte de la accionante fuera equivocado
(defecto fáctico); (iii) aplicaron de manera incorrecta el artículo 2341 del

14 Ver entre otras la Sentencia T-315 de 2005.


15 Reiterada en T-243 de 2008.

9
Código Civil sobre responsabilidad civil extracontractual (defecto sustantivo);
y (iv) avalaron la transacción realizada entre la EPS e IPS con los
demandantes, sin tener en cuenta que ese contrato tuvo por objeto pagar todos
los perjuicios causados por el fallecimiento de la paciente (defecto sustantivo).

Así, la Sala considera que el conflicto presentado tiene relevancia


constitucional, en la medida en que involucra la presunta vulneración de dos
derechos de raigambre constitucional, el debido proceso y el acceso a la
administración de justicia, puesto que la parte actora sostiene que las
autoridades judiciales accionadas erraron en la interpretación de las normas
aplicables al presente asunto e incurrieron en desvíos en la valoración
probatoria, frente a los cuales agotó oportunamente los mecanismos ordinarios
judiciales para su defensa.

2.3.2. El actor identificó de forma razonable los hechos que generan la


violación. El apoderado judicial de la señora María Teresa Mora mencionó los
hechos que dieron origen al proceso de responsabilidad civil extracontractual
y las actuaciones de las autoridades judiciales, que en su parecer, vulneraron
un derecho fundamental por omitir la valoración probatoria y errar en la
interpretación de las normas aplicables al caso concreto. Igualmente, señaló
que los argumentos por los cuales interpone la acción de tutela, fueron
debatidos durante el transcurso del proceso civil.

2.3.3. Inmediatez. La demanda de tutela fue presentada16 veintitrés días


después de que la Sala de Decisión Civil del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá profiriera sentencia de segunda instancia en el proceso
ordinario de responsabilidad civil extracontractual promovido por Jorge Iván
Ramírez y familia contra la Cruz Blanca E.P.S., Epsiclínicas S.A. –Clínica
Santa Bibiana-, y los médicos Alberto Reyes y María Teresa Mora Álvarez,
esto es, dentro de un término razonable para el ejercicio de la acción.

2.3.4. Subsidiaridad. Tratándose de un proceso civil de responsabilidad


extracontractual en el cual resultó condenada la parte aquí accionante, por
concepto indemnización de perjuicios morales, a la suma de ciento cincuenta y
siete (157) salarios mínimos mensuales vigentes, no era posible interponer el
recurso extraordinario de casación, en la medida en que el artículo 366 del
Código de Procedimiento Civil, establece que éste recurso procede “contra
las siguientes sentencias dictadas en segunda instancia por los tribunales
superiores, cuando el valor actual de la resolución desfavorable al recurrente
sea o exceda de cuatrocientos veinticinco (425) salarios mínimos legales
mensuales vigentes”.

Respecto del recurso extraordinario de revisión, previsto en los artículos 379


al 385 C.P.C., no aplica en el caso concreto, porque su procedencia es
taxativa17 y de acuerdo a la situación fáctica descrita por el apoderado de la
accionante, ésta no subsume en alguno de los supuestos establecidos para la
16 La acción de tutela fue interpuesta el quince (15) de junio de 2012.
17 El artículo 379 del Código de Procedimiento Civil establece que la procedencia del recurso de revisión en
los siguientes términos:

10
procedencia de dicha acción, pues los alegados en sede de tutela son: (i) la
omisión de valoración probatoria y (ii) la aplicación incorrecta del artículo
2341 del Código Civil sobre la responsabilidad civil extracontractual de la
accionante.

Lo anterior implica, que la acción de tutela es el mecanismo judicial idóneo


para evaluar y resguardar los derechos fundamentales presuntamente
vulnerados, porque la accionante ya agotó todos los recursos que tuvo a su
alcance para controvertir las decisiones judiciales.

2.3.5. Las irregularidades alegadas tienen incidencia directa y decisiva


en la providencia que se acusa de ser vulneratoria de los derechos
fundamentales. Tal como se mencionó anteriormente, la actora interpuso
acción de tutela, por la presunta vulneración de su derecho al debido proceso,
contra las autoridades judiciales que decidieron sobre el proceso de
responsabilidad civil extracontractual adelantado en su contra y que terminó
en su condena. Lo anterior, por cuando, las decisiones (i) omitieron valorar las
historias clínicas aportadas como prueba en el proceso civil extracontractual
en el que fue condenada la accionante (defecto fáctico); (ii) la condenaron sin
que existiera prueba alguna que demostrara que el diagnóstico y el tratamiento
suministrado a la paciente por parte de la peticionaria fuera equivocado
(defecto fáctico) y (iii) avalaron la transacción realizada entre la EPS e IPS
con los demandantes, sin tener en cuenta que ese contrato tuvo por objeto
pagar todos los perjuicios causados por el fallecimiento de la paciente (defecto
sustantivo).

Considera la Sala, que las irregularidades planteadas por la señora María


Teresa Mora, si tienen incidencia directa y decisiva en las providencias que se
reprochan, en primer lugar, porque la ausencia de valoración probatoria de una
historia clínica que contiene información relevante sobre el diagnostico y
tratamiento prescrito por un médico a un paciente, en el curso de un proceso
de responsabilidad civil podría contribuir a demostrar los elementos de ésta
responsabilidad: el hecho, el daño y la relación de causalidad. En segundo

“1. Haberse encontrado después de pronunciada la sentencia documentos que habrían variado la decisión
contenida en ella, y que el recurrente no pudo aportarlos al proceso por fuerza mayor o caso fortuito o por
obra de la parte contraria.
2. Haberse declarado falsos por la justicia penal documentos que fueren decisivos para el pronunciamiento de
la sentencia recurrida.
3. Haberse basado la sentencia en declaraciones de personas que fueron condenadas por falso testimonio en
razón de ellas.
4. Haberse dictado la sentencia con base en dictamen de peritos condenados penalmente por ilícitos cometidos
en la producción de dicha prueba.
5. Haberse dictado sentencia penal que declare que hubo violencia o cohecho en el pronunciamiento de la
sentencia recurrida.
6. Haber existido colusión u otra maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que se dictó la sentencia,
aunque no haya sido objeto de investigación penal, siempre que haya causado perjuicios al recurrente.
7. Estar el recurrente en alguno de los casos de indebida representación o falta de notificación o
emplazamiento contemplados en el artículo 152, siempre que no haya saneado la nulidad.
8. Existir nulidad originada en la sentencia que puso fin al proceso y que no era susceptible de recurso.
9. Ser la sentencia contraria a otra anterior que constituya cosa juzgada entre las partes del proceso en que
aquella fue dictada, siempre que el recurrente no hubiera podido alegar la excepción en el segundo proceso
por habérsele designado curador ad litem y haber ignorado la existencia de dicho proceso. Sin embargo no
habrá lugar a revisión cuando en el segundo proceso se propuso la excepción de cosa juzgada y fue
rechazada.”

11
lugar, tiene incidencia en la decisión, en la medida en que si se omite los
elementos antes descritos, conllevaría a exonerar de responsabilidad a la
actora. Y en ultimas, si el juez efectivamente incurrió en un defecto sustantivo
al interpretar erradamente la rresponsabilidad solidaria entre EPS, IPS y
médicos, respecto al contrato de transacción, conllevaría igualmente a la
ausencia de responsabilidad de la aquí tutelante.

2.3.6. No se controvierte una sentencia de tutela. Tratándose de una acción


de tutela contra providencia judicial, es improcedente dirigirla contra una
sentencia que resuelve un recurso de amparo, cuestión que no se da en el
presente caso, pues se trata de una decisión judicial adoptada en la jurisdicción
ordinaria dentro de un proceso de responsabilidad civil extracontractual
adelantado contra la accionante.

3. Problema Jurídico.

¿Las autoridades judiciales accionadas vulneraron los derechos fundamentales


al debido proceso y de acceso a la administración de justicia al: (i) omitir la
valoración de las historias clínicas aportadas como prueba en el proceso civil
extracontractual en la que fue condenada la accionante (defecto fáctico); (ii)
fallar con ausencia de material probatorio en el expediente que demostrara que
el diagnóstico y el tratamiento suministrado a la paciente por la accionante
fuera equivocado (defecto fáctico); (iii) avalar la transacción realizada entre la
EPS e IPS con los demandantes en el proceso de responsabilidad civil, sin
tener en cuenta el deber solidario de éstas con su personal médico, y que tuvo
por objeto pagar los perjuicios causados por el fallecimiento de la paciente
(defecto sustantivo)?

4. Vulneración del derecho fundamental al debido proceso.

4.1. Procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales.


Reiteración de jurisprudencia.

4.1.1. De conformidad con el artículo 86 de la Constitución Política, la acción


de tutela es un mecanismo judicial para la protección de los derechos
fundamentales cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados por
autoridades públicas y particulares. Las decisiones judiciales, al ser proferidas
por una autoridad pública, excepcionalmente son materia de la acción de tutela
cuando por medio de éstas se vulneren o amenacen derechos fundamentales,
como el derecho al debido proceso.

4.1.2. La jurisprudencia constitucional ha reiterado que el mecanismo de


amparo contra providencias judiciales es excepcional, porque si bien los
principios de seguridad jurídica, autonomía judicial e independencia de la
autoridad judicial, cuando es evidente que ellas vulneran derechos
fundamentales deben ser revocadas18.

18 Así lo estableció la sentencia C-543 de 1992 respecto a la garantía de preservación de los derechos
fundamentales debe darse bajo el entendido del respeto a los principios antes enunciados, esto es, el de
seguridad jurídica e independencia judicial, razón por la cual la procedencia de la acción de tutela sólo se da

12
4.1.3. Por lo tanto, para que se configure la procedencia de la acción de tutela
contra providencias judiciales, es necesario que se acredite el cumplimiento de
unos requisitos generales de procedibilidad. Las mencionadas exigencias,
fueron resumidas en la sentencia C-590 de 2005, de la siguiente manera:

“ (….)
a. Que la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia
constitucional (...)
b. Que se hayan agotado todos los medios -ordinarios y
extraordinarios- de defensa judicial al alcance de la persona afectada,
salvo que se trate de evitar la consumación de un perjuicio
irremediable.
c. Que se cumpla el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela
se hubiere interpuesto en un término razonable y proporcionado a
partir del hecho que originó la vulneración.
d. Cuando se trate de una irregularidad procesal, debe quedar claro
que la misma tiene un efecto decisivo o determinante en la sentencia
que se impugna y que afecta los derechos fundamentales de la parte
actora.
e. Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los
hechos que generaron la vulneración como los derechos vulnerados y
que hubiere alegado tal vulneración en el proceso judicial siempre
que esto hubiere sido posible.
f. Que no se trate de sentencias de tutela.
25. Ahora, además de los requisitos generales mencionados, para que
proceda una acción de tutela contra una sentencia judicial es
necesario acreditar la existencia de requisitos o causales especiales de
procedibilidad, las que deben quedar plenamente demostradas. En
este sentido, como lo ha señalado la Corte, para que proceda una
tutela contra una sentencia se requiere que se presente, al menos, uno
de los vicios o defectos que adelante se explican.”

En el mismo sentido, ha establecido la jurisprudencia de esta Corporación, que


la procedencia esta igualmente circunscrita al cumplimiento de los requisitos
específicos de procedibilidad, que deben ser plenamente probados. Dichos
requisitos consisten en: (i) defecto orgánico19, (ii) sustantivo20, (iii)

bajo el entendido que en el marco de un proceso judicial que finaliza con una providencia, la vulneración a un
derecho fundamental tenga una evidente relevancia constitucional.
19 Cuando existe una carencia absoluta de competencia por parte del funcionario judicial que profiere la
sentencia.
20 Cuando la decisión judicial se fundamenta en normas inexistentes o inconstitucionales o, en fallos que
presentan una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión. Sentencia C- 590 de
2005.

13
procedimental21, (iv) fáctico22; (v) error inducido23; (vi) decisión sin
motivación24; (vii) desconocimiento del precedente constitucional25; y (viii)
violación directa de la Constitución26.

En síntesis, la acción de tutela procede excepcionalmente para controvertir


decisiones judiciales que desconozcan los derechos fundamentales y tenga un
grado de afectación relevante desde el punto de vista constitucional, razón por
la cual, ésta se debe evaluar de acuerdo al cumplimiento de los requisitos
generales y específicos enunciados. Lo anterior, en tanto no cualquier tipo de
error judicial está resguardada por el principio de autonomía judicial, pues
sólo en el evento en que una providencia judicial resulte arbitraria, caprichosa
o irrazonable y sea contraria a la Constitución, el juez constitucional tiene la
potestad de intervenir.

4.2. Caracterización de la causal específica por defecto fáctico.

4.2.1. Conforme al debido proceso y las normas establecidas en el Código de


Procedimiento Civil, el juez goza de un margen de discrecionalidad para la
apreciación, el decreto y práctica de pruebas de oficio. Así, en virtud de los
principios de autonomía e independencia judicial, el análisis probatorio debe
estar circunscrito a la sana crítica (artículo 187 del Código de Procedimiento
Civil), lo cual no implica que el juez tenga un margen indefinido de
interpretación de las pruebas ya que éste no puede ser arbitrario, caprichoso e
irrazonable. Además debe ser recaudada con observancia del debido proceso y
que hayan sido aportadas oportunamente al proceso (artículos 174 a 187
Código de Procedimiento Civil); y es necesario que la decisión judicial motive
con claridad la relevancia que le asigna a elemento probatorio y su
trascendencia en el caso.

Así, tal como lo estableció la sentencia T-417 de 2008, “aunque el juez es


autónomo para valorar los medios probatorios aportados al proceso como
instrumento para lograr la certeza judicial, esa actividad está limitada por el
deber que se impone legal y constitucionalmente de apreciar razonablemente
la prueba”.
21 Surge cuando el funcionario judicial se aparta por completo del procedimiento legalmente establecido
para el caso concreto. Al respecto ver sentencias SU- 159 de 2002, T-996 de 2003 y T-196 de 2006, T-508 de
2011.
22 Hace referencia a la producción, validez o apreciación de los elementos probatorios. En razón de la
independencia judicial, el campo de intervención del juez de tutela por defecto fáctico es bastante restringido.
23 Hace referencia al evento en el cual, a pesar de una actuación razonable del juez, se produce una decisión
violatoria de derechos fundamentales, bien sea porque el funcionario es víctima de engaño, por fallas
estructurales de la administración de justicia, por ausencia de colaboración entre las ramas del poder público.
Ver sentencias SU-214 de 2001, T-1180 de 2001, y SU-846 de 2000.
24 Es deber de los funcionarios públicos, en razón de la necesidad de legitimidad de las decisiones adoptadas
en un ordenamiento democrático, la motivación amplia y suficiente de las decisiones, en aras de garantizar el
derecho de defensa y contradicción de los ciudadanos frente a dichas disposiciones. Ver sentencia T-114 de
2002.
25 Se presenta cuando habiendo la Corte Constitucional establecido el alcance de un derecho fundamental, el
juez ordinario aplica una ley limitando su alcance. Ver sentencias SU-640/98 y SU-168/99.
26 Cuando el juez da un alcance a una disposición normativa abiertamente contrario a la Constitución. Ver
sentencias SU-1184/01, T-1625/00, y T1031/01, o cuando no se aplica la excepción de inconstitucionalidad a
pesar de ser evidente y haber sido solicitada por alguna de las partes en el proceso. Ver sentencia T- 701/04.

14
4.2.1.1. Por lo tanto, la jurisprudencia constitucional ha señalado que se
configura una vía de hecho por defecto fáctico cuando en el curso de un
proceso: (i) se omite la práctica o decreto de pruebas o, (ii) el material
probatorio aportado no sea valorado adecuadamente,27 esto es, cuando excede
el marco de la sana crítica y tiene trascendencia en la decisión proferida por el
juez, pues desconoció la realidad probatoria del proceso28.

En el primer evento, denominado defecto fáctico por omisión, se incurre en


una vía de hecho cuando el juez se niega a decretar, practicar o valorar un
elemento probatorio con el cual se podría llegar a la verdad procesal y dar por
probado un hecho, sin que exista justificación alguna.

En segundo lugar, se incurre en un defecto fáctico por acción cuando


existiendo los elementos probatorios dentro del expediente, el juez incurre en
un error en su interpretación: a) al dar por probado un hecho que no aparece
en el proceso o, b) al examinar de forma incompleta o, c) al valorar pruebas
que fueron practicadas o recaudadas sin ajustarse al debido proceso o defensa
de la contraparte.

4.2.1.2. La jurisprudencia constitucional ha señalado que para que proceda la


protección de derechos fundamentales afectados con ocasión a una sentencia
ejecutoriada que contenga un defecto fáctico, es necesario que éste sea
determinante para la decisión judicial, es decir, cuando el error en el juicio
valorativo de la prueba sea “de tal entidad que sea ostensible, flagrante y
manifiesto, y el mismo debe tener una incidencia directa en la decisión, pues
el juez de tutela no puede convertirse en una instancia revisora de la
actividad de evaluación probatoria del juez que ordinariamente conoce de un
asunto, según las reglas generales de competencia.”29

En este orden de ideas, solo alegar la falta de apreciación de una prueba o que
el juez no la haya decretado, no es suficiente para que la acción de tutela
proceda, pues se requiere que la valoración probatoria resulte relevante para la
decisión tomada. Lo anterior, en la medida en que el juez constitucional no
puede percibir como fuente directa los elementos probatorios tanto como el
juez ordinario en ejercicio del principio de inmediación probatoria 30, lo cual
implica que aquel solo esta autorizado a dejar sin efectos una decisión judicial
cuando es evidente y manifiesto que la sentencia es contaría a los presupuestos
constitucionales.

4.2.1.3. En conclusión, las divergencias subjetivas de la apreciación probatoria


no configuran un defecto fáctico, pues conforme a la sana crítica y al principio
de inmediación, corresponde al juez interpretar de manera razonable los

27 Sentencia C-590 de 2005, T-010 de 2012.


28 Sentencias SU-159 de 2002, T-550 de 2002 y T-923 de 2004, T-104 de 2007, entre otras.
29 Sentencia T-442 de 1994, SU-159 de 2002.
30 Sentencia T-205 de 2011.

15
elementos probatorios recaudados. Además, se requiere que el error sea
evidente y tenga trascendencia en la decisión adoptada.

4.3. Caracterización de la causal específica por defecto sustantivo.

4.3.1. La jurisprudencia constitucional ha establecido que el juez ordinario


incurre en una vía de hecho por defecto sustantivo cuando en ejercicio de su
autonomía e independencia, desbordan con su interpretación la Constitución o
la ley. Puede presentarse cuando el juez: (i) fundamenta su decisión en una
norma derogada o declarada inexequible, (ii) basa su decisión en una norma
evidentemente inaplicable al caso concreto, (iii) el fallo carece de motivación
material o es manifiestamente irrazonable 31, (iv) la interpretación desconoce
sentencias con efectos erga omnes que han definido su alcance 32, (v) interpreta
la norma sin tener en cuenta otras disposiciones normativas aplicables 33, (vi)
desconoce la normatividad aplicable al caso concreto34.

Sin embargo, no cualquier divergencia frente al criterio interpretativo en una


decisión judicial configura un defecto sustantivo, sólo aquellas que resultan
irrazonables, desproporcionadas, arbitrarias y caprichosas pueden ser objeto
de la acción de tutela.

4.3.2. Por ejemplo, en la sentencia T-510 de 2011 35, la Sala Quinta de Revisión
estudió una tutela contra una providencia judicial que puso fin a una demanda
ordinaria de responsabilidad civil por la presunta vulneración de sus derechos
al debido proceso y a la vida digna, en esa oportunidad, concluyó la Sala que
se debía negar la protección del derecho al debido proceso, en la medida en

31 Sentencia T-244 de 2007.


32 Sentencia T-790 de 2010.
33 Sentencia T-790 de 2010.
34 Sentencia T-058 de 2009.
35 En este caso, el accionante había iniciado un proceso de responsabilidad civil contra la IPS Comfenalco
Tolima, para reclamar la indemnización de perjuicios morales y patrimoniales derivados de dos cirugías que
debieron realizarle como consecuencia de una gangrena gaseosa que se le desarrolló después de que le
aplicaran un medicamento en la IPS demanda para aliviar los síntomas de faringitis. Las autoridades
judiciales en el curso del proceso ordinario desestimaron las pretensiones de indemnización de perjuicios
luego de advertir que no se había probado el nexo causal entre la conducta de la entidad demandada y el
perjuicio causado al demandante.

El accionante interpuso la acción de tutela contra el fallo en comento, porque según su parecer, los fallos del
proceso ordinario habían incurrido en defectos sustantivo y fáctico porque: (i) los jueces habían aplicado el
régimen de culpa probada, a pesar de que en juicio del demandante la culpa en la responsabilidad médica se
presume, (ii) se incurrió en yerros en la interpretación probatoria realizada por los jueces accionados, pues
afirma que de las pruebas aportadas se demostraba de manera clara la conducta negligente de la IPS
demandada.

En esta oportunidad, concluyó la Sala que se debía negar la protección del derecho al debido proceso, en la
medida en que la sentencia controvertida no incurrió en un defecto sustantivo por no haber presumido la culpa
en la ejecución de un acto médico, porque se demostró en el curso del proceso que no existió nexo causal
entre la conducta de la IPS y el perjuicio acaecido por el accionante. Por otro lado, consideró la Corte que el
juez ordinario no omitió valorar la prueba aportada al expediente sobre la investigación administrativa que
adelantaba la Secretaría de Salud de Ibagué contra la IPS demandada, pues el juez ordinario sí la tuvo en
cuenta para su decisión y de conformidad con la sana crítica, consideró que ésta no demostraba la existencia
de una relación de causalidad.

16
que la sentencia controvertida no incurrió en un defecto sustantivo, ni fáctico
pues los jueces accionados actuaron de conformidad con la sana crítica.

4.4. Responsabilidad civil médica.

El artículo 2341 del Código Civil prevé, que aquel que ha cometido con culpa
un daño a otro esta obligado a indemnizar los perjuicios que se deriven de
ello, estableciendo así el régimen de responsabilidad extracontractual. Por su
parte, la responsabilidad civil puede ser considerada contractual o
extracontractual dependiendo de: i) la relación jurídica entre las partes de la
cual se deriva el daño – si es o no preexistente al daño –, ii) la acción que
ejerce el demandante/victima y/o la familia perjudicada, para reclamar la
indemnización de perjuicios36.

Por su parte, la responsabilidad médica deviene de la obligación, en principio


contractual, del médico, EPS o IPS de cuidar la integridad corporal del
paciente para devolverlo sano y salvo al concluir la relación prestación de un
servicio médico, esta relación puede surgir, generalmente, como consecuencia
de una convención.

En este orden de ideas, la obligación de los prestadores de servicios médicos


consiste en proporcionar al paciente todas las herramientas curativas de las
que disponga, según la lex artis, para curar a un paciente. Por ello, en
principio, salvo pacto en contrario y dependiendo del caso en concreto,
responden solidariamente las entidades prestadoras de salud, las instituciones
prestadoras de servicios y el personal médico, de la producción de daños
causados con ocasión a actos médicos concurrentes; que en uno y otro caso
depende de que el daño haya surgido de un incumplimiento contractual –

36 La Corte Suprema de Justicia ha establecido: “Cuando la víctima directa de un acto lesivo, fallece como
consecuencia del mismo, sus herederos están legitimados para reclamar la indemnización del perjuicio por
ella padecido, mediante el ejercicio de la denominada acción hereditaria o acción hereditatis, transmitida por
el causante, y en la cual demandan, por cuenta de éste, la reparación del daño que hubiere recibido. Dicha
acción es de índole contractual o extracontractual, según que la muerte del causante sea fruto de la infracción
de compromisos previamente adquiridos con el agente del daño, o que se dé al margen de una relación de tal
linaje, y como consecuencia del incumplimiento del deber genérico de no causar daño a los demás.
Al lado de tal acción se encuentra la que corresponde a todas aquellas personas, herederas o no de la víctima
directa, que se ven perjudicadas con su deceso, y mediante la cual pueden reclamar la reparación de sus
propios daños. Trátase de una acción en la cual actúan jure proprio, pues piden por su propia cuenta la
reparación del perjuicio que personalmente hayan experimentado con el fallecimiento del perjudicado inicial,
y su naturaleza siempre es extracontractual, pues así la muerte de éste sobrevenga por la inobservancia de
obligaciones de tipo contractual, el tercero damnificado, heredero o no, no puede ampararse en el contrato e
invocar el incumplimiento de sus estipulaciones para exigir la indemnización del daño que personalmente
hubiere sufrido con el fallecimiento de la víctima-contratante, debiendo situarse, para tal propósito, en el
campo de la responsabilidad extracontractual.
Se trata entonces de acciones diversas, por cuanto tienden a la reparación de perjuicios diferentes. La primera,
puesta al alcance de los causahabientes a título universal de la víctima inicial, que se presentan en nombre del
causante, para reclamar la indemnización del daño sufrido por éste, en la misma forma en que él lo habría
hecho. La segunda, perteneciente a toda víctima, heredera o no del perjudicado inicial, para obtener la
satisfacción de su propio daño”. (Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil, sentencia del 18 de mayo
de 2005, exp. 14415. M.P. Jaime Alberto Arrubla Paucar.)

17
responsabilidad contractual37- o por la violación al deber genérico de no dañar
–responsabilidad extracontractual.

No obstante, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia ha establecido


que cuando se demanda a la persona jurídica –E.P.S, I.P.S– para el pago de los
perjuicios causados con ocasión a un servicio médico, por el hecho culposo de
sus subalternos, responde directamente por los actos de sus dependientes a la
luz de los artículos 1738 o 2347 C.C38. Lo anterior, no implica que en el
ejercicio de la prestación del servicio médico, el profesional de la salud no
responda por su no actuar con pericia, cuidado y diligencia, propios de la
profesión.

Así, la Corte Suprema ha señalado:

“En tratándose de la responsabilidad directa de las referidas


instituciones, con ocasión del cumplimiento del acto médico en
sentido estricto, es necesario puntualizar que ellas se verán
comprometidas cuando lo ejecutan mediante sus órganos,
dependientes, subordinados o, en general, mediando la intervención
de médicos que, dada la naturaleza jurídica de la relación que los
vincule, las comprometa. En ese orden de ideas, los centros clínicos u
hospitalarios incurrirán en responsabilidad en tanto y cuanto se
demuestre que los profesionales a ellos vinculados incurrieron en
culpa en el diagnóstico, en el tratamiento o en la intervención
quirúrgica del paciente. Por supuesto que, si bien el pacto de
prestación del servicio médico puede generar diversas obligaciones a
cargo del profesional que lo asume, y que atendiendo a la naturaleza
de éstas dependerá, igualmente, su responsabilidad, no es menos
cierto que, en tratándose de la ejecución del acto médico propiamente
dicho, deberá indemnizar, en línea de principio y dejando a salvo
algunas excepciones, los perjuicios que ocasione mediando culpa, en
particular la llamada culpa profesional, o dolo, cuya carga probatoria
asume el demandante, sin que sea admisible un principio general
encaminado a establecer de manera absoluta una presunción de culpa
de los facultativos.”39

Esto, sin perjuicio de que se pueda individualizar al causante del daño y que,
posteriormente, la persona jurídica demanda en un proceso de responsabilidad
civil pueda repetir contra quien lo ocasionó, una vez se demuestre la relación
de causalidad entre el hecho culposo ocasionado de forma subjetiva por el
médico, quien generó un perjuicio y sea el llamado a indemnizar.

37 “Por regla general la naturaleza de la responsabilidad civil médica es contractual, porque


mayoritariamente el vinculo jurídico entre el paciente y el médico es un contrato.” (SERRANO ESCOBAR,
Luís Guillermo. Nuevos conceptos de responsabilidad médica. Bogotá: Ediciones Doctrina y Ley. 2000. Pág.
80)
38 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil, sentencia del 20 de abril de 1993 y reiterada en
decisiones posteriores, entre ellas las emitidas el 30 de mayo de 1994 y 25 de marzo de 1999
39 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil, sentencia de 22 de julio de 2010, exp. 41001 3103 004
2000 00042 01, M.P. Pedro Octavio Munar Cadena, reitera las sentencias de 5 de marzo de 1940, 12 de
septiembre de 1985, 30 de enero de 2001, entre otras.

18
4.5. Contrato de transacción.

4.5.1. El artículo 1625 del Código Civil establece que la transacción es un


modo de extinguir las obligaciones y nace a la vida jurídica como un acuerdo
de voluntades (art. 2469 C.C). Así las cosas, la transacción implica el pacto
entre las partes de poner fin a un derecho de contenido dudoso o a una
relación jurídica incierta, que surge de la intención de las partes de modificarla
por una relación cierta y firme, con concesiones reciprocas. Además, de
acuerdo con el artículo 2483 C.C, la transacción tiene efectos de cosa juzgada
a menos que se configure un vicio que genere nulidad.

4.5.2. En este orden de ideas, de acuerdo a lo establecido en el artículo 240 del


Código de Procedimiento Civil, una de las formas de terminación previa el
proceso, de forma total o parcial, es la transacción. Empero, es deber de las
partes allegar al proceso el documento que la contenga y del juez precisar el
alcance de la transacción. También señala el artículo mencionado, que el auto
que resuelve la transacción parcial es apelable en efecto diferido, y cuando es
total, será en efecto suspensivo.

La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia señala:

“la transacción es un negocio extrajudicial, o sea una convención


regulada por el derecho sustancial y que entre las partes produce los
efectos extintivos que le son inherentes desde el momento mismo en
que se perfecciona. Cuando existe pleito pendiente entre dichas
partes, genera también el efecto procesal de poner término a esa litis,
para lo cual se requiere incorporar la transacción en el proceso
mediante la prueba de su celebración, a fin de que el juez pueda
decretar el fenecimiento del juicio. Este efecto doble y la
circunstancia de que por lo regular se asienta el pacto dentro del
litigio en curso, le dan a la transacción la apariencia de un simple acto
procesal, pero no lo es en realidad, porque ella se encamina
principalmente a disipar la duda y a regular y dar certeza a la relación
sustancial que la motiva y porque, en razón de esta finalidad
primordial, la ley la considera y trata como una convención y como
un modo de extinguir obligaciones, es decir, como una convención
liberatoria (C. C., 1625 y 2469).”40

4.5.3. Por su parte, la transacción se genera sólo entre las partes que acuerdan.
Por tratarse de un contrato consensual, implica que si son varios los
interesados en el pacto que se transige, a la luz del artículo 2484 C.C, no
genera efectos, perjuicios o provecho para los otros, “(…) salvo, empero, los
efectos de la novación en el caso de solidaridad,” 41 esto, por cuanto en las
obligaciones solidarias, el acreedor puede perseguir de cualquiera el
cumplimiento de la obligación completa.

40 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil, sentencia del 6 de mayo de 1966.
41 Código Civil. Artículo 2484.

19
Así las cosas, el acreedor puede perseguir de todos los codeudores solidarios
la totalidad de la obligación, pero si el acreedor sólo demanda a uno de ellos,
no pierde el derecho a dirigirse contra los otros. Pero, si por ejemplo, por una
transacción o conciliación en el curso de proceso, obtiene un pago parcial, la
obligación se extingue para aquellos que acordaron y hasta el monto que
concurra en el pago; y sólo se puede exigir del resto de los codeudores la parte
de la obligación que no haya sido satisfecha al acreedor, a la luz del artículo
1572 del Código Civil.

4.5.4. No obstante, de acuerdo con el artículo 1576 del Código Civil, “[l]a
renovación entre el acreedor y uno cualquiera de los deudores solidarios,
liberta a los otros, a menos que éstos accedan a la obligación nuevamente
constituida,” así, la novación es un modo de extinguir las obligaciones
pactadas porque, en principio, el acuerdo entre el acreedor y un deudor
solidario libera a los otros codeudores al pago de la obligación solidaria a
menos que aquellos convengan en acceder a la nueva obligación.

4.5.5. Por ejemplo, en un caso de responsabilidad civil solidaria, cuando se


trance parcialmente la indemnización de un perjuicio por alguno de lo
llamados responsables del daño, debe continuar un proceso que se inicie,
mientras la víctima no sea totalmente reparada. Sin embargo, “no puede
predicarse que el pago parcial (in partis), que el acreedor le acepta a uno de
los-rotulados como-deudores solidarios, constituye novación, no sólo porque,
en tal hipótesis, no se está cambiando o trocando una obligación por otra
(creación ex novo) y, por tanto, materializándose un prototípico relevo
volitivo, sino solucionando-en parte-la que había sido contraída, ex ante (art.
1687 C.C.)-y sabido es que “no hay novación si no hay sustitución de una
obligación a otra anterior” (XXXIV, pág. 336; CCXXXVII, pág. 241)-, sino
también porque el animus novandi que es necesario para que haya novación
(art. 1693 ib.)”42

Empero, tal como lo ha establecido la jurisprudencia de la Corte Suprema de


Justicia, “querer los efectos de la nueva obligación es, entonces, condición
fundamental de la novación, ya subjetiva ora objetiva, bien sea porque así lo
declaren expresamente las partes o porque sea circunstancia claramente
deducible de la intención de las mismas”43, lo cual se configura en un
elemento esencial para que en el caso de una transacción pactada sólo entre el
acreedor y uno de los codeudores solidarios tenga efectos de extinguir las
obligaciones contraídas solidariamente.

5. Caso concreto. Examen de los presuntos defectos sustantivos y


probatorios.

42 Aclaración de Voto del Magistrado Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo. Corte Suprema de Justicia. Sala de
Casación Civil, sentencia del 12 de agosto de 2003, exp. 7304. M.P: Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo
43 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil, sentencia del 23 de enero de 1992. Exp. 007, citada en:
CSJ, Sala de Casación Civil, sentencia del 12 de agosto de 2003 exp. 7304. M.P: Carlos Ignacio Jaramillo
Jaramillo.

20
5.1. El apoderado judicial de la doctora María Teresa Mora alega que las
decisiones judiciales cuestionadas: (i) omitieron valorar las historias clínicas
aportadas como prueba en el proceso civil extracontractual en el que fue
condenada la accionante (defecto fáctico); (ii) la condenaron sin que existiera
prueba alguna que demostrara que el diagnóstico y el tratamiento suministrado
a la paciente por parte de la peticionaria fuera equivocado (defecto fáctico);
(iii) aplicaron de manera incorrecta el artículo 2341 del Código Civil sobre
responsabilidad civil extracontractual (defecto sustantivo); y (iv) avalaron la
transacción realizada entre la EPS e IPS con los demandantes, sin tener en
cuenta que ese contrato tuvo por objeto pagar todos los perjuicios causados.

5.2. En primer lugar, respecto al primer defecto fáctico alegado, esto es, la
omisión de valorar las historias clínicas aportadas como prueba en el proceso,
tiene como fundamento que las autoridades judiciales basaron su decisión en
el informe técnico rendido por Medicina Legal, sin embargo, a dicho instituto
no fueron remitidas la totalidad de las historias clínicas –sólo las
correspondientes a la hospitalización en la Clínica Santa Bibiana a partir del
25 de enero de 2001 y hasta la fecha del deceso-, desconociendo la prestación
de servicios prestada entre el 4 y el 23 de enero del mismo año. Así las cosas,
afirma que al no tener en cuenta dichas historias, no se tuvo en cuenta el
diagnostico y tratamiento prescrito por la accionante en la consulta externa
realizada el 23 de enero de 2001.

No obstante, encuentra la Sala que dicha irregularidad no tiene trascendencia


en las decisiones judiciales reprochadas, por cuanto: a) no es cierto que el
Instituto de Medicina Legal haya omitido valorar las historias laborales de las
fechas alegadas, b) en el expediente judicial del proceso ordinario de
responsabilidad extracontractual reposan las historias clínicas, como
documentos válidos y debidamente aportados y, c) éstas fueron debidamente
interpretadas y valoradas en las decisiones judiciales que se reprochan.

Así, el Instituto de Medicina Legal, analizó la historia clínica referente a las


fechas donde tuvo lugar la consulta externa y concluyó: “se establece que en
la fase de postoperatorio, específicamente de enero 8 a enero 24 de 2001 la
paciente no recibió el manejo médico oportuno y adecuado (exámenes
clínicos y paraclínicos) para aclarar la evolución del cuadro clínico, lo cual
en consecuencia impidió hacer un diagnóstico temprano de la complicación
(desgarro del cístico e infección intrabdominal) que llevó al desenlace
fatal”44. Por su parte, el juez de primera instancia hace referencia a la historia
clínica de la consulta externa, al igual que el Tribunal Superior del Distrito
Judicial, estimó que el informe técnico fue sometido a contradicción y aunque
no era susceptible de ser objetado por error grave, tratándose de una
“subespecie de dictamen”45 pero el mismo “sí era susceptible de

44 Folios 391 al 396 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso
ordinario de responsabilidad civil extracontractual.
45El artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, establece con referencia a los informes técnicos y las
peritaciones de entidades y dependencias oficiales, lo siguiente: “Los jueces podrán solicitar, de oficio o a
petición de parte, informes técnicos o científicos sobre avalúos y otros hechos de interés para el proceso, a
los médicos legistas, a la policía judicial, al Instituto Geográfico "Agustín Codazzi" y en general a las
entidades y dependencias oficiales que dispongan de personal especializado, y a las que tengan el carácter

21
complementación y aclaración, facultad que ninguna de las partes ejerció
dentro de la oportunidad respectiva.”46 En este orden de ideas, el defecto
alegado no tiene trascendencia en las decisiones judiciales reprochadas, pues
cada una de ellas valoró y cuestionó la historia clínica referente a la consulta
externa realizada por la accionante.

5.3. En segundo lugar, respecto al defecto fáctico por ausencia de prueba que
demostrara que el diagnóstico y el tratamiento suministrado a la paciente por
parte de la peticionaria fuera equivocado, se pretende cuestionar el nexo
causal entre el hecho –la falta de diligencia en el periodo postoperatorio- y el
daño –la muerte de la paciente. No obstante, en palabras del Tribunal: la
médica “en verdad, no prestó atención a por lo menos una situación
fundamental relacionada con los antecedentes clínicos de la paciente. En
concreto, se sabe que esa facultativa tuvo conocimiento de que en la
colecistectomía practicada se encontró piocolecisto, hallazgo que en las
palabras del médico legalista significa “pus en la vesícula”, antecedente que
en el sentir de éste último ameritaba la realización de exámenes paraclínicos
para poder aclarar la evolución del cuadro clínico (…).”47

5.4. Por lo tanto, según el artículo 2341 C.C., María Teresa Mora no cumplió
con el deber de atención al paciente, al omitir realizar exámenes diagnósticos
y una valoración personal completa del paciente en el momento en que valoró
a la paciente en consulta externa, específicamente con la falta de seguimiento
en el periodo postoperatorio, del cual fue parte la médica accionante, al igual
que:

“la falta de exámenes paraclinicos básicos mínimos en dicho periodo


como ecografía o TAC abdominal, cuadro hemático y pruebas de
función hepática realizados tempranamente para aclarar la causa de su

de consultoras del gobierno.


Tales informes deberán ser motivados y rendirse bajo juramento, que se entenderá prestado por el solo hecho
de la firma, y se pondrán en conocimiento de las partes por el término de tres días para que puedan pedir
que se complementen o aclaren.
También podrá el juez utilizar los servicios de dichas entidades y dependencias oficiales, para peritaciones
que versen sobre materias propias de la actividad de aquéllas, con tal fin las decretará y ordenará librar el
oficio respectivo para que el director de las mismas designe el funcionario o funcionarios que deben rendir el
dictamen, de lo cual se dejará constancia escrita.
Dichos funcionarios deberán rendir el dictamen en el término que el juez les señale, el cual se considerará
rendido bajo la gravedad del juramento de que trata el numeral 3 del artículo 236, por el solo hecho de la
firma, y se remitirá al juez por conducto del mismo director.
Dentro de la ejecutoria del auto que decrete el dictamen, podrán las partes ejercitar el derecho que les
concede el numeral 4. del mencionado artículo <236>.
Antes de que el dictamen sea rendido, el director de la entidad o dependencia oficial podrá solicitar al juez
que se suministre a aquélla el dinero necesario para viáticos, transporte y demás costos de la pericia, si fuere
el caso. El juez ordenará que el dinero sea consignado en la mencionada entidad o dependencia, dentro de
los tres días siguientes al de la ejecutoria del respectivo auto, por la parte que solicitó la prueba o por cada
parte en igual proporción si se hubiere decretado de oficio. De este auto se informará por telegrama el
mencionado director, quien, si transcurre dicho término sin que se le haya hecho el depósito, devolverá el
oficio al juez con el correspondiente informe, y se prescindirá de la prueba.
Para la rendición del dictamen se tendrá en cuenta lo dispuesto en el artículo 237, y una vez devuelto el
despacho al juez se procederá como indica el artículo 238.”
46 Folio 12 cuaderno principal y Folio 396 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137
01 del proceso ordinario de responsabilidad civil extracontractual.
47 Folio 13-14 cuaderno principal. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.

22
deterioro, fue determinante en el desenlace de la paciente. El
objetivo del post-operatorio es ayudar al paciente a recuperarse de la
intervención a la que ha sido sometido a detectar oportunamente
posibles complicaciones disminuyendo la mobi-mortalidad.

A partir de lo anterior se establece que en la fase de postoperatorio,


específicamente de enero 8 a enero 24 de 2001 la paciente no recibió
el manejo médico oportuno y adecuado (exámenes clínicos y
paraclínicos) para aclarar la evolución de su cuadro clínico, lo cual en
consecuencia impidió hacer un diagnóstico temprano de la
complicación (desgarro del cístico e infección intrabdominal) que
llevó al desenlace fatal”48.

En este orden de ideas, como lo establece el Instituto de Medicina Legal y la


misma María Teresa Mora en el interrogatorio rendido ante el juzgado de
primera instancia, la causa de la muerte fue una complicación derivada del
procedimiento quirúrgico de “colistectomia” que rara vez se presenta y cuya
evolución es difícil de detectar, empero, al realizarse los exámenes
diagnósticos necesarios, se podía detectar a tiempo y no tener un desenlace
fatal49.

5.5. En tercer lugar, sostiene el apoderado judicial de la señora Mora que los
jueces de instancia avalaron la transacción realizada entre la EPS e IPS con los
demandantes, sin tener en cuenta que ese contrato tuvo por objeto pagar todos
los perjuicios causados. Con respecto a este defecto sustantivo alegado, es
necesario hacer cuatro precisiones: a) a pesar de que el juez de primera
instancia avaló, por medio de auto del 30 de julio de 200750 la transacción
realizada entre la EPS y la IPS con los demandantes y decidió continuar el
proceso con los médicos Alberto Reyes y María Teresa Mora, el juez omitió
motivar la razón por la cual continuaba el proceso con dichos demandados 51,
b) igualmente, al proferir fallo de primera instancia condenó a estos
demandados a la suma de trescientos catorce (314) salarios mínimos
mensuales vigentes, por concepto de la indemnización de perjuicios morales y
tal como la pretensión “era obtener la satisfacción a un daño generado como
consecuencia de una seria de actos profesionales negligentes e inidóneos
materializados por los galenos acá demandados, de ahí deviene las
declaraciones” que realizó en la decisión de la sentencia52, c) el Tribunal
Superior del Distrito Judicial, motivó las razones por las cuales continuó el
48 Folio 395 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.
49 Folio 394 y 333-335 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso
ordinario de responsabilidad civil extracontractual.
50 Folio 351 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.
51 Reza el auto referenciado: “Teniendo en cuenta los escritos obrantes a folios 280 a 286 se acepta la
TRANSACCIÓN parcial respecto de la (sic) demandadas CRUZ BLANCA ENTIDAD PROMOTORA DE
SALUD S.A y EPSICLINICAS S.A continuando el proceso contra los otros demandados ALBERTO REYES
y MARÍA TERESA MORA ALVAREZ. En firme ingrese para continuar con el trámite del proceso. (…)”.
(Folio 351 del cuaderno No. 4).
Folio 409 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.

23
proceso con los demás demandados y, d) modificó el monto de la
indemnización de perjuicios, reduciéndolo a la mitad, precisamente porque la
EPS y la IPS habían transado una suma de dinero correspondiente a su
derecho litigioso en conflicto. En este orden de ideas, se subsanó el yerro
judicial del juez de primera instancia con respecto al aval del contrato de
transacción y la responsabilidad solidaria de los demandados.

No obstante, es necesario precisar lo anteriormente mencionado. Tal como se


expuso en la parte considerativa de la presente sentencia, el contrato de
transacción es un modo de extinguir las obligaciones y nace a la vida jurídica
como un acuerdo de voluntades, con el objeto de poner fin a un derecho de
contenido dudoso, pero éste sólo surte efectos para las partes que consienten
transar la relación jurídica externa.

En el caso concreto, Cruz Blanca E.P.S. y Epsiclínicas S.A -IPS Santa


Bibiana- transaron con los demandantes la suma de treinta y cinco
($35.000.000) millones de pesos, con el objeto de “terminar
extrajudicialmente el litigio en mención, única y exclusivamente respecto de
los demandados que intervienen en este contrato”53; equivalente al “único
valor y por todo concepto a su cargo por los presuntos perjuicios que
hubiesen podido sufrir los demandantes, derivados de la muerte de la señora
MARTHA CECILIA RAMÍREZ VALBUENA, suma ésta que cubre todo
concepto, incluidas las costas procesales (…).”54

Así las cosas, el acreedor puede perseguir de todos los codeudores solidarios
la totalidad de la obligación, pero si el acreedor sólo demanda a uno de ellos,
no pierde el derecho a dirigirse contra los otros. No obstante, en el caso
concreto al haber transado los acreedores con uno de los deudores solidarios,
obteniendo el pago parcial de la obligación adeudada, ésta se extingue para
aquellos que acordaron y hasta el monto que concurra en el pago; y sólo se
puede exigir del resto de los codeudores la parte de la obligación que no haya
sido satisfecha al acreedor, a la luz del artículo 1572 del Código Civil. Lo
anterior, fue subsanado por el Tribunal Superior, al reducir el monto de la
indemnización de perjuicios, así, como las personas naturales demandadas no
transaron con los demandantes, el contrato de transacción tiene “el objeto de
terminar extrajudicialmente el litigio y mención, única y exclusivamente
respecto a los demandados que intervienen en el contrato”55, pues los médicos
demandados no aparecen suscribiéndolo y se transaron sólo la suma de dinero
que a ellos les correspondía por la indemnización de perjuicios.

52 El Juzgado 34 Civil del Circuito de Bogotá, condenó a los demandados al pago de cien (100) salarios
mínimos a los padres de la paciente fallecida y cada uno de los hermanos, la suma de treinta y ocho (38)
salarios mínimos.
53 Folio 349 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.
54 Folio 349 del cuaderno No. 4. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.
55 Folios 348 al 351 Cuaderno Principal. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso
ordinario de responsabilidad civil extracontractual.

24
Así, aunque se tratara de una obligación solidaria la existente entre Cruz
Blanca EPS, Epsiclínicas IPS y los médicos Alberto Reyes y María Teresa
Mora, la transacción parcial de la indemnización de perjuicios realizada por
los dos primeros, no implica la novación de la obligación entre los allá
demandantes y los médicos demandados, esto es, al transar no se liberó al
resto de los demandados, pues el proceso continuaba hasta tanto la víctima
fuera totalmente reparada. Por cuanto la novación debe ser pactada entre los
deudores solidarios, consentimiento que se configura en un elemento esencial
para que en el caso de una transacción pactada sólo entre el acreedor y uno de
los codeudores solidarios tenga efectos de extinguir las obligaciones
contraídas solidariamente.

En palabras del Tribunal accionado, los demandados “no tiene cómo invocar
dicha transacción en su propio beneficio, ya que no se trató de una con
carácter novatorio, es cierto, también, que tal contrato tampoco los puede
perjudicar,”56 razón por la cual decidió reducir el monto de la indemnización
de perjuicios, en proporción a la condonación del pago realizado por los
demás demandados, en tanto, “(…) no es dado invocar que por virtud de la
existencia de relaciones laborales o privadas entre los galenos y las personas
jurídicas que también fueron demandadas, sean estas últimas, con
exclusividad y a título de dichas vinculaciones, las llamadas a responder por
el pago íntegro de la reparación, (…).”57

5.6. En conclusión, las autoridades judiciales accionadas no incurrieron en


defecto fáctico o sustantivo alguno, pues de acuerdo a lo anteriormente
expuesto, valoraron adecuadamente el material probatorio aportado e
interpretaron razonablemente las normas aplicables al caso concreto.

En virtud de lo anterior, la Sala confirmará la sentencia proferida por la Sala


Civil de la Corte Suprema de Justicia el veinte (20) de julio de 2012 que negó
el amparo constitucional.

6. Razón de la decisión.

6.1. Síntesis del caso.

Se niega el amparo del derecho fundamental al debido proceso cuando una


autoridad judicial: (i) no contiene un defecto fáctico, pues valoró las historias
clínicas aportadas como prueba en un proceso de responsabilidad civil
extracontractual, (ii) no se incurrió un defecto fáctico pues obra prueba en el
expediente que, aunque el diagnóstico y el tratamiento suministrado por la
médica accionante no fue la causa directa de la muerte de la paciente, sí tuvo
incidencia en este desenlace, pues no obró con diligencia y pericia para
indagar la fuente de los síntomas que ella padecía de manera oportuna, (iii) no

56 Folio 89 del cuaderno principal. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual.
57 Folios 71 a 94 del cuaderno principal. Expediente número de radicado 2004 00137 01 del proceso
ordinario de responsabilidad civil extracontractual.

25
erró en la interpretación del artículo 2341 del Código Civil, pues se demostró
como la médica omitió realizar los exámenes médicos para evaluar
oportunamente la fuente de los síntomas de la paciente (hecho) que derivó en
su muerte (daño) y que de haber actuado con diligencia y pericia dentro del
periodo postoperatorio se hubiera podido evitar la muerte de la paciente
(relación de causalidad); (iv) no hubo un yerro en la normatividad aplicable al
avalar el contrato de transacción entre EPS e IPS con los demandantes, por
medio del cual se extinguió la obligación entre éstos y decidir la continuación
del proceso con la médica María Teresa Mora, pues dicho contrato no la
liberaba de su obligación solidaria de pagar por los perjuicios morales
ocasionados a los demandantes en el proceso ordinario de responsabilidad
civil extracontractual, al no haber actuado con la diligencia exigida a un
profesional de la salud según la lex artis.

6.2. Regla de derecho.

Se niega el amparo del derecho fundamental al debido proceso cuando las


autoridades judiciales no incurren en una vía de hecho por defecto fáctico o
sustantivo, al basar sus decisiones judiciales en el material probatorio
debidamente aportado y valorado, y cuando interpreta razonablemente las
normas aplicables al caso concreto.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Segunda de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución Política,

RESUELVE

PRIMERO.- CONFIRMAR la sentencia proferida por la Sala Civil de la


Corte Suprema de Justicia el veinte (20) de julio de 2012, que negó el amparo
constitucional.

SEGUNDO.- Líbrese por la Secretaría la comunicación de que trata el


artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO


Magistrado

LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ


Magistrado
Ausente con permiso

26
GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO
Magistrado
Con aclaración de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria Genera

ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO


GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO
A LA SENTENCIA T-118A/13

JUEZ DE TUTELA-No puede constituirse en instancia para revisar las


valoraciones probatorias de otros jueces ordinarios (Aclaración de voto)

Aclaro mi voto por cuanto estimo que, en principio, al juez constitucional le


está vedado entrar a descalificar la gestión del juzgador de instancia o
imponerle una determinada hermenéutica, máxime cuando su análisis de las
circunstancias tanto fácticas como jurídicas del caso sometido a su decisión,
realizado dentro de la independencia y autonomía que le es propia, no resulta
contrario a ellas ni alejado de toda razonabilidad, lo cual impide concebir la
existencia de una actuación carente de fundamento objetivo o de una
vulneración grosera de los derechos fundamentales. Los reparos relacionados
con la valoración probatoria, en los términos planteados por la accionante,
resultan más propios de la competencia del juez natural, en este caso de
quienes decidieron el proceso de responsabilidad civil extracontractual, y no
del constitucional, pues encuentran sustento no solo en el material probatorio
aportado sino en la valoración adecuada del mismo y en la interpretación
razonada de las normas aplicables al caso concreto.

Referencia: Expediente T-3.615.351

Acción de tutela instaurada por María


Teresa Mora Álvarez contra el Tribunal

27
Superior de Bogotá D.C. y Juzgado 34
Civil del Circuito de Bogotá D.C.

Magistrado Ponente:
MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO

Sea lo primero advertir que comparto la decisión proferida dentro de la


sentencia de la referencia, mediante la cual se confirma la negación del
amparo constitucional del derecho fundamental al debido proceso, al
establecer que las autoridades judiciales demandadas no incurrieron en vías de
hecho, por defectos tanto fácticos como sustantivos, en las decisiones
adoptadas dentro del proceso de responsabilidad civil extracontractual
adelantado contra la accionante.

Si embargo, aclaro mi voto por cuanto estimo que, en principio, al juez


constitucional le está vedado entrar a descalificar la gestión del juzgador de
instancia o imponerle una determinada hermenéutica, máxime cuando su
análisis de las circunstancias tanto fácticas como jurídicas del caso sometido a
su decisión, realizado dentro de la independencia y autonomía que le es
propia, no resulta contrario a ellas ni alejado de toda razonabilidad, lo cual
impide concebir la existencia de una actuación carente de fundamento objetivo
o de una vulneración grosera de los derechos fundamentales.

Los reparos relacionados con la valoración probatoria, en los términos


planteados por la accionante, resultan más propios de la competencia del juez
natural, en este caso de quienes decidieron el proceso de responsabilidad civil
extracontractual, y no del constitucional, pues encuentran sustento no solo en
el material probatorio aportado sino en la valoración adecuada del mismo y en
la interpretación razonada de las normas aplicables al caso concreto.

Fecha ut supra,

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO


Magistrado

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