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Principales Enfermedades

Alergias

Una persona nace con predisposición genética a ser alérgica, sin embargo, es el medio
ambiente el que determina los alergenos a los que está expuesta. La principal fuente de
alergenos en los niños pequeños es de origen alimentario, como la leche. Este tipo de alergias
puede aparecer desde los primeros días de vida, con dermatitis atópica, urticaria y síntomas
gastrointestinales (cólicos, diarrea, constipación, deposiciones con sangre y reflujo
gastroesofágico, entre otros). En casos más graves, puede haber obstrucción respiratoria y
shock anafiláctico.

En la etapa preescolar comienzan las alergias respiratorias al polvo de habitación, hongos,


polen de árboles, pastos y malezas, y caspa de animales. Éstas se expresan principalmente
como rinitis, conjuntivitis y asma. En caso de infecciones, puede haber complicaciones como
sinusitis crónica.

El tratamiento se basa en evitar al máximo el contacto con el alergeno causante de la


sintomatología; antialérgicos (antihistamínicos); corticoides tópicos, para alergias respiratorias;
corticoides sistémicos, cuando los síntomas son más serios y, excepcionalmente, en casos
graves, inmunosupresores. Por ejemplo, si se tiene alergia en primavera, desde agosto hay que
iniciar el tratamiento, porque como se usan por la nariz, al tener muchas secreciones nasales
previas, no se pueden inhalar bien y no se logra el efecto esperado.

Amigdalitis

Se trata de un trastorno que consiste en la inflamación de las amígdalas, nódulos linfáticos


ubicados en la parte superior de la garganta que tiene la función de defender al organismo de
agentes infecciosos. El cuadro clínico es suficiente para efectuar un diagnóstico, sin embargo,
en ocasiones es necesario hacer cultivos de la infección y un test especial.

Si se confirma que el causante es el Estreptococo beta hemolítico grupo A, el tratamiento es la


penicilina benzatina. La acción de este antibiótico inyectable dura alrededor de 21 días y posee
la capacidad de erradicar el germen en un alto porcentaje.
Se manifiesta con dolor en la garganta al tragar, fiebre alta y decaimiento. Al comienzo sólo se
ven las amígdalas enrojecidas y luego una zona comienza a tomar un color amarillento, que es
donde se localiza la infección.

Asfixia por cuerpo extraño

Los menores de entre uno y cinco años suelen atorarse con monedas, piezas chicas de
juguetes, botones y algunos alimentos. Por eso hay que evitar que coman alimentos duros
(frutos secos), cortarles la carne en pedacitos y quitar de su alcanza piezas pequeñas de juego.

La señal universal de sofocación por cuerpo extraño consiste en que la persona se agita, se
levanta, se lleva las manos al cuello y trata de tomar aire. Estas señales instintivas se hacen
desde los dos años. Antes, sólo se percibe por la dificultad respiratoria. Si el objeto no es
removido y no se puede respirar, se produce cianosis (coloración azulada de la piel) y,
aproximadamente, a los tres minutos, el niño cae inconsciente. Con esto puede haber daño
cerebral irreversible. Las consecuencias van desde carraspeo y tos transitoria -si el objeto es
retirado a tiempo- hasta paro cardiorrespiratorio, en caso contrario.

Un importante porcentaje de las muertes producidas por esta asfixia, podrían ser evitadas si se
actúa a tiempo. Por eso es importante que los padres y cuidadores aprendan a realizar la
maniobra de Heimlich y reanimación cardiovascular.

Asfixia por inmersión

La mayoría de estos accidentes ocurre en niños de entre uno y cinco años porque, porque
como ya saben caminar, aumentan las posibilidades de que se caigan al agua. Por eso, los más
pequeños no deben nunca estar sin la supervisión de un adulto mientras juegan en piscinas y
ni siquiera cuando se bañan en la tina. También debe vigilarse a los niños mayores con algún
tipo de discapacidad o enfermedad que pueda llevarlos a perder el control de sus
movimientos.

Las piscinas deben tener rejas de al menos 1,5 metros de alto con puertas y cerraduras a
prueba de niños. La distancia entre un fierro y otro no debe sobrepasar los 15 centímetros, de
manera de que no quepa la cabeza de un pequeño.

Considerando que cerca del 80% de las víctimas de asfixia por inmersión fallece antes de llegar
al hospital, es muy importante que los padres, profesores y personas que están a cargo de
niños sepan primeros auxilios (reanimación cardiopulmonar o RCP). Muchas veces sólo basta
con algunas medidas básicas para hacer la diferencia entre la vida o la muerte.

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