Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Si la masa inicial de una estrella es superior a 8 masas solares, al final de su vida cuando todo el combustible se
ha gastado, la estrella se convierte en un agujero negro.
Velocidad de escape.
La velocidad de escape de un planeta o estrella depende de su masa. La luna, por ejemplo, que es más ligera
que la Tierra tiene una velocidad de escape de solo 2,4 kilómetros por segundo. Podemos imaginar qué pasa si
repetimos el experimento en un punto con tanta masa concentrada en una región tan pequeña, que la velocidad
de escape es mayor que la velocidad de la luz: como nada puede viajar a una velocidad mayor que la velocidad
de la luz, entonces todos los objetos, incluyendo la luz, estarían atrapados para siempre por la atracción
gravitacional de este planeta.
El Sol se convertiría en un agujero negro si toda su masa se concentra dentro de una esfera de radio 3
kilómetros. Este radio en general se llama el 'horizonte de eventos' o el 'horizonte causal'. Se llama 'horizonte de
eventos' porque cualquier evento que ocurra dentro de esta región nunca podrá ser comunicado al mundo
exterior ya que ninguna señal puede salir del agujero negro.
Si el Sol se convierte en un agujero negro, fuera de la pérdida de la energía solar que le da día a los planetas, no
pasaría nada con sus órbitas. El agujero negro no se tragaría los planetas. Para que un objeto sea absorbido por
el agujero negro, éste debe acercarse a una distancia menor que el radio del 'horizonte de eventos'.
Si existen agujeros negros en abundancia, éstos podrían ser la materia oscura del universo.
Se ha podido verificar experimentalmente la existencia de agujeros negros (por ejemplo en el centro de algunas
galaxias) examinando el movimiento de estrellas en torno a su centro y la radiación emitida por las partículas
cargadas que caen al agujero negro.
Quasares
Los objetos celestes más brillantes que se han llegado a observar son los Quasares (también llamados Nucleos
Galácticos Activos o AGN). Estos objetos son galaxias que albergan un agujero negro supermasivo en su
centro. La atracción gravitacional generada por este agujero negro es tan intensa que cualquier estrella o nube
de gas que se encuentre cerca al centro de la galaxia son chupadas por el agujero negro y desaparecen para
siempre. El brillo de los quasares se debe a radiación emitida por la materia acelerada que cae al agujero negro.
Cuando un astrónomo observa una estrella dando vueltas en torno a un punto, es posible calcular la masa
concentrada en ese punto simplemente midiendo la velocidad y el radio de la órbita de la estrella. De esta forma
se han detectado sistemas de estrellas (o gas) en rotación tan veloz y en un radio tan pequeño, que no queda otra
explicación posible a la de admitir que debe existir un agujero en ese punto.
Imagen atención de H. Ford (JHU, ST ScI), R. Harms, Z. Tsvantanov y NASA
Agujero negro en el centro de M87: Materia en forma de gas gira a alta velocidad en torno al centro de la galaxia M87. Esta velocidad
de rotación de 500 Kilometros/segundo es revelada por los cambios en el espectro de la luz emitida. Debido al efecto Doppler, el pico
del espectro se corre hacia el azul o hacia el rojo dependiendo de si la materia se mueve hacia el observador o se aleje. Para alcanzar
las velocidades observadas, el gas debe estar impulsado por la gravedad de 3.000 millones de soles concentrada en una región muy
pequeña en el centro de la galaxia, lo cual sólo puede explicarse con la presencia de un agujero negro.
El mecanismo más efectivo para formar un agujero negro es cuando las capas superiores en una estrella de gran
masa explotan mientras que el núcleo de la estrella implota (es decir se contrae rápidamente). Esto es
justamente lo que ocurre cuando el material fusionable de una estrella es consumido totalmente. Al acabarse la
fuente de presión en la estrella (que la mantenía en equilibrio contra la gravedad) toda la masa del núcleo
colapsa gravitacionalmente en su centro y así se genera un agujero negro.