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APUNTE N° 4

DERECHO CIVIL I. LAS PERSONAS. LAS PERSONAS NATURALES. LOS


DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

Prof. Dr. Rodrigo Barría Díaz

Universidad Alberto Hurtado


APUNTE N° 4: DERECHO CIVIL I. LAS PERSONAS NATURALES. LOS
DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

Concepto y naturaleza jurídica


Podemos decir que los derechos de la personalidad son un conjunto de derechos
humanos que protegen los bienes constitutivos del núcleo más esencial de la persona.
Son derechos que le son necesarios para lograr sus fines y que, en consecuencia, le
pertenecen por el solo hecho de ser persona.
Los derechos de la personalidad son derechos subjetivos humanos. En términos
sencillos, los derechos subjetivos humanos son los derechos naturales de la persona
humana. Por el hecho de ser persona, cada hombre es titular de un conjunto de
derechos que le corresponden naturalmente, anteriores a cualquier intervención del
Estado y que deben ser reconocidos y protegidos por éste.
En la doctrina moderna se suelen distinguir dos categorías dentro de los derechos
humanos: los derechos fundamentales y los derechos de la personalidad. Los primeros
son derechos usualmente consagrados en la Constitución Política (por eso también se
le llaman derechos políticos) y su protección es de interés general. Los derechos de la
personalidad, en tanto, miran a aspectos más íntimos de la personalidad de cada
individuo.
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Diferencias entre los derechos humanos fundamentales y los derechos de la
personalidad
1. Por el bien jurídico protegido
Los derechos fundamentales protegen los derechos humanos en general, desde la
vida y la salud hasta los derechos políticos y sociales, como el derecho de voto y el de
ser oído en juicio. Los derechos de la personalidad constituyen un grupo más íntimo de
derechos de la persona, como el derecho al nombre, al honor y a la fama, a la imagen,
a la intimidad.
Tanto los derechos fundamentales como los derechos de la personalidad son derechos
humanos y tienen las mismas características de ser innatos, inalienables, absolutos y
esenciales y, de hecho, pueden ser los mismos. La diferencia se encuentra en que los
derechos de la personalidad se ubican en la esfera de mayor intimidad de las
personas.
2. Por el orden legal en donde se encuentran protegidos
Los derechos fundamentales se encuentran protegidos en la Constitución.
Los derechos de la personalidad están regulados y protegidos también por esta, pero
al mismo tiempo muchos de ellos tienen una protección más detallada en cuerpos
legales especiales. Así, es posible que los derechos de la personalidad tengan una
doble protección. Por ejemplo, el derecho a la vida se encuentra protegido tanto por la
Constitución como por la legislación penal.
3. Por el medio de defensa
Los derechos fundamentales son protegidos por las garantías individuales y, cuando
han sido violados, se restablecen mediante el recurso de protección que se tramita
ante los Tribunales de Justicia, previsto en el artículo 20 de la Constitución Política. En
realidad, no se trata de un recurso, sino de una acción cautelar de ciertos derechos
fundamentales.
Los derechos de personalidad, por su parte, se protegen por diversos mecanismos,
siendo los más importantes los juicios de responsabilidad civil y daño moral. Mediante
el juicio de responsabilidad civil, la persona que ha sufrido una lesión a sus derechos
de la personalidad puede reclamar el pago de los daños y perjuicios que se le hubieren
causado, y a través del juicio de daño moral, puede reclamar además una
indemnización pecuniaria por el sufrimiento que se le ha causado.
Características de los derechos de la personalidad
Los derechos de la personalidad presentan las siguientes características:
1. Esenciales: Esencia de una cosa es el conjunto de las propiedades que la
constituyen como tal. Es aquello por lo cual un ser es lo que es y no algo
diferente. Los derechos de la personalidad se encuentran dentro de estas
propiedades, por lo que sin ellos las personas dejarían de ser personas 2
humanas.
2. Personalísimos: Cada persona es un ser único e irrepetible, con un conjunto de
derechos que sólo a ella le corresponde ejercer y que por lo tanto no puede
realizar a través de representante o de terceras personas.
3. Originarios: Son derechos propios de la naturaleza humana, por lo que la raíz y
el origen de ellos se encuentra en la propia naturaleza y los adquiere la persona
desde el momento de la concepción.
4. Sin contenido patrimonial: El contenido de los derechos de la personalidad es
tan valioso que no puede ser apreciado en dinero. Ello significa que no pueden
ser objeto de transacción comercial ni de transmisión alguna, por la que se
obtenga a cambio un pago o compensación. No obstante, pueden tener una
valorización en dinero, puesto que de lo contrario, no serían susceptibles de
tutela jurídica. Ej: la indemnización en dinero por un daño sufrido implica
valorar económicamente el daño y expresarlo en dinero.
5. Absolutos: Son absolutos por cuanto tienen valor en todas las circunstancias y
frente a todas las demás personas. Y no pueden ser disminuidos ni
relativizados bajo ninguna circunstancia ni por persona alguna.
6. Inajenables e Intransmisibles: Como no tienen contenido patrimonial, los
derechos de la personalidad no pueden ser objeto de enajenación ni de
transmisión.
7. Imprescriptibles: El transcurso del tiempo no puede ser nunca la causa de la
adquisición o pérdida de estos derechos. Los derechos de la personalidad
permanecen con la persona desde antes de su nacimiento hasta su muerte.
8. Irrenunciables: Significa que ni siquiera la voluntad libre de una persona puede
privar de su eficacia a estos derechos, por no tener contenido patrimonial.
Solamente los derechos patrimoniales pueden ser objeto de renuncia.
Algunos derechos de la personalidad en particular
1. El derecho a la vida
El derecho a la vida constituye el derecho humano básico y fundamental. Comienza
con la concepción y es anterior a cualquier otro derecho. La vida es el don más
preciado de la persona. Es un derecho previo y básico en el orden al cual los demás
derechos surgen como complementarios.
El derecho a la vida constituye una condición de posibilidad para la existencia de todos
los demás derechos. Este derecho implica, además, la existencia de una serie de
derechos indispensables para su ejercicio, ya que sin la satisfacción de las
necesidades básicas, por lo menos, no se puede vivir.
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El art. 19 Nº 1 de la Constitución Política asegura a todas las personas: el derecho a la
vida y a la integridad física y psíquica de la persona. Señala además que la ley protege
la vida del que está por nacer.
Este derecho actúa a través de las normas penales que castigan el homicidio y las
lesiones personales, la ayuda e instigación al suicidio. Además, la legítima defensa es
una causa de justificación de los males que el agredido pueda causar al agresor.
2. El derecho a disponer del propio cuerpo
La ley autoriza que una persona, en vida, done órganos, tejidos o parte de su cuerpo
para el injerto o trasplante en otra persona. La enajenación debe ser a título gratuito,
con fines terapéuticos y realizada con una serie de requisitos que exige el Código
Sanitario en vista de la importancia de este acto.
De acuerdo al artículo 1º de la ley N° 19.451 que establece normas sobre trasplante y
donación de órganos, los trasplantes de órganos sólo podrán realizarse con fines
terapéuticos, en tanto que el artículo 3º, inciso 1º de la misma ley señala que la
donación de órganos sólo podrá realizarse a título gratuito y será nulo y sin ningún
valor el acto o contrato que, a título oneroso, contenga la promesa o entrega de un
órgano para efectuar un trasplante. En los artículos 4º, 5º y 6º de la ley Nº 19.451 se
establecen los requisitos que deben cumplirse para la extracción de órganos a
donantes vivos, y que básicamente, exigen que el donante sea legalmente capaz y que
tenga la aptitud física, la que deberá ser certificada, a lo menos, por dos médicos
distintos de los que vayan a efectuar la extracción o el trasplante. Por último, el
donante deberá manifestar el consentimiento requerido, señalando el o los órganos
que está dispuesto a donar, de modo libre expreso e informado.
También están permitidas legalmente las disminuciones transitorias de la propia
integridad física, las que pueden llevarse a cabo sin restricciones incluso a título
oneroso. Así, por ejemplo, es posible vender sangre para transfusiones.
En todo caso, y a pesar que la ley no lo dice expresamente, se entiende que no son
posibles las disposiciones del propio cuerpo cuando son contrarias a las leyes, el orden
público o las buenas costumbres.
3. Derecho al honor
Con la palabra honor se entiende la buena estima que de un sujeto tienen los demás,
es decir su reputación.
La protección del honor se concreta en nuestro ordenamiento jurídico en el campo
penal, a través de la sanción de los delitos de calumnia e injuria (arts. 412 y 416 del
Código Penal).
La calumnia es la imputación de un delito determinado pero falso y que pueda
actualmente perseguirse de oficio (art. 412 del Código Penal).
El artículo 416 del Código Penal, por otra parte, dispone que es injuria toda expresión
proferida o acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de otra persona. 4

4. Derecho a la intimidad
Una consecuencia de la libertad personal es el principio de no permitir injerencias
arbitrarias en la vida privada de las personas, ya que estas deben contar con una
esfera de intimidad que les permita desenvolver su autonomía, sin coacciones
públicas y sin sufrir perturbaciones de otras personas.
Esto es lo que se conoce como derecho a la intimidad, es decir, la posibilidad de
reservar para sí un determinado ambiente o sector, donde la intromisión de extraños
perjudicaría su autonomía de la voluntad para determinar su conducta o heriría
sentimientos espirituales que el legislador juzga dignos de respeto. Esa esfera de
intimidad o reserva comprende un aspecto material que podría ser afectado por
hechos como la violación de domicilio, y otro aspecto espiritual que comprende el
secreto en sus diversas variedades.
La Constitución asegura en el art. 19 Nº 4º el respeto y protección a la vida privada y
pública y a la honra de la persona y de su familia.
El mayor problema en la protección de este derecho surge cuando se trata de conciliar
la libertad de imprenta y de difusión de noticias por los medios de comunicación social
con el derecho de cada uno a que terceros no se entrometan en la vida privada. La
solución exige determinar el límite entre el legítimo ejercicio del derecho de crónica y
crítica, por una parte, y la indebida invasión de la esfera ajena, por la otra.
En este sentido, el art. 161-A del Código Penal castiga al que, en recintos particulares
o lugares que no sean de libre acceso al público, sin autorización del afectado y por
cualquier medio, capte, intercepte, grabe o reproduzca conversaciones o
comunicaciones de carácter privado; sustraiga, fotografíe, fotocopie o reproduzca
documentos o instrumentos o de carácter privado; o capte, grabe, filme o fotografíe
imágenes o hechos de carácter privado que se produzcan, realicen, ocurran o existan
en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al público.
Sin perjuicio de lo anterior, la ley, por cuestiones judiciales o de policía, autoriza a
funcionarios competentes para intervenir en la vida privada de las personas en la
medida que sea necesario para los fines que se persiguen.
5. Derecho a la imagen
La propia imagen es la facultad exclusiva del interesado a difundir o publicar su propia
imagen y por ende su derecho a evitar su reproducción, en cuanto se trata de un
derecho de su personalidad. Es decir, que cada persona tiene derecho a impedir que
se reproduzca su efigie o se obtengan pruebas fotográficas sin su conocimiento, así
como el derecho a comercializar con ella dentro de los límites impuestos por la
legislación, la moral y las buenas costumbres.
La doctrina universal y el Derecho Comparado revelan que hay dos tendencias
respecto al derecho que tiene una persona sobre su imagen. De acuerdo con una
primera posición, ese derecho existe plenamente; según la otra, ese derecho no existe
y la persona de cuya imagen se han aprovechado otros sólo puede reclamar si se la 5
perjudica en su prestigio moral. La doctrina mayoritaria en nuestro país está de
acuerdo en que existe un derecho a la imagen, a pesar que en Chile no está regulado
expresamente, aunque hay disposiciones aisladas que se refieren a fotografías y
retratos.
Así por ejemplo, el artículo 20 de la ley Nº 19.039, sobre Privilegios Industriales y
Protección de los Derechos de Propiedad Industrial, señala que no puede registrarse
como marca comercial el retrato de una persona cualquiera, salvo el caso de
consentimiento expreso dado por ella, o por sus herederos si hubiere fallecido.
6. Derecho moral de autor
Las leyes reconocen al autor de toda obra escrita, sea literaria, científica o técnica, dos
clases de derechos: uno patrimonial y otro moral. El derecho patrimonial le permite al
autor explotar económicamente, en diversas formas y de un modo exclusivo, su obra.
El derecho moral de autor, en tanto, exterioriza el lazo entre la personalidad de éste y
su obra y se traduce en un cúmulo de facultades, como son la de defender la
paternidad de la obra, exigir que se le reconozca e indique como autor de la misma, la
de decidir si sus escritos se publiquen o no, quedando inéditos; la de oponerse a toda
modificación, deformación o mutilación de ellos; la de impedir cualquier utilización de
la obra que pueda menoscabar su honor o reputación; la de destruir la obra o retirarla
de la circulación (Vodanovic).
En Chile el derecho de autor está regulado por la ley Nº 17.336, de 1970, conocida
como Ley de Propiedad Intelectual.

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