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OBLIGACIONES CIVILES Y MERCANTILES

DIFERENCIAS ENTRE CONTRATOS CIVILES Y MERCANTILES

CONTRATOS CIVILES CONTRATOS MERCANTILES


 El contrato mercantil es el acuerdo de dos o más
 El contrato es el acuerdo de dos o más personas para voluntades para crear o transferir derechos y obligaciones
crear o transmitir derechos y obligaciones. de naturaleza mercantil, en la actividad de producción y
 El objeto de los contratos es el intercambio de bienes distribución o circulación de bienes y en donde las partes
y servicios están realizando un acto de comercio.
 El término para su cumplimiento es de 30 días (Art.  Tienen como finalidad la especulación
2080 CC)  Si no se establece, este plazo este será de diez días (Art. 83
 El procedimiento es lento, en virtud de que los CCo)
términos son más largos y únicamente es competente  El procedimiento, es más rápido y el juez competente
el juez del Fuero Común puede ser el de los tribunales del Fuero Común o el de
 La lesión, no es causa de nulidad aunque la Distrito
desproporción entre las prestaciones sea desmedida,  En relación a los impuestos, no pueden ser gratuitos,
se encuentra establecida en el artículo 17 del Código siempre son onerosos y se encuentran gravados por el
Civil y no procede en los contratos mercantiles Impuesto al Valor Agregado.

Para determinar cuando un contrato es civil o mercantil seguimos los siguientes criterios:
a) La primera opinión señala que la nota característica de los contratos mercantiles es el fin de lucro o de provecho sin ninguna
otra consideración, este criterio se anuncia, aunque no como único elemento distintivo en los artículos 75-I y II y 371 del Código
de Comercio, para determinar la mercantilizad de la compraventa.
b) Un contrato de orden práctico establece que los contratos mercantiles son aquellos que constituyen alguno de los actos
enumerados por el Artículo 75 del Código de Comercio; del cual se desprende que, en su mayoría, éstos se producen mediante la
celebración de un contrato.
c) Otro criterio derivado de la materia que regula o debe reglamentar el Derecho Mercantil y que puede servir de base para
determinar la mercantilizad de un contrato, es que los actos sean realizados por empresas.
d) Una posición que se abre paso en la doctrina es la tesis que considera que los Contratos Mercantiles son aquellos que surgen de
las relaciones o que da lugar el ejercicio de una empresa o que están vinculados a la actividad empresarial.
Sin dejar de hacer referencia a los actos de comercio que enumera el Artículo 75 del Código de Comercio y con la consideración de
que más de la mitad de ellos se refieren a la empresa en forma expresa o implícita, la mercantilizad de un acto jurídico o de un
contrato estará muchas veces en función de la existencia de: un sujeto empresario o comerciante, del objeto-cosa que sea de
naturaleza mercantil (industria, buque, título de crédito, marca) o del fin de lucro o especulación que anima a la operación.
Algunos actos son considerados siempre mercantiles, como las operaciones de crédito que regula la LGTOC, el contrato de seguro
o la constitución de una sociedad mercantil; otros actos, por su naturaleza tendrán siempre el carácter de civiles como el
testamento, el matrimonio o actos del derecho familiar. Sin embargo, hay contratos que tienen dificultades para encuadrarse como
propios de una u otra disciplina, por ejemplo, el arrendamiento de inmuebles.
El artículo 75 fracción II del Código de Comercio, que enumera las operaciones sobre inmuebles, no incluye la palabra “alquileres”,
como si lo hace la fracción I, que se refiere a las operaciones con bienes muebles. De ahí se discute si un arrendamiento sobre un
inmueble en el que las partes son comerciantes, es una operación civil o mercantil.
Establecido por nuestro Derecho Mexicano, el sistema de dualidad de Códigos (Civil y Mercantil) y declarando el de Comercio en
su Primer artículo, que sus disposiciones “son aplicables a los actos comerciales”, se impone la necesidad de deslindar ante toda la
esfera de aplicación de ambos ordenamientos legales, definiendo y puntualizando con la mayor precisión posible la naturaleza
específica de los actos de comercio y determinando las diferencias que los separen de los puramente civiles.
Fácilmente se percibe que un error en esta materia, dada la diversidad posible a veces, que existe entre ambas legislaciones,
producirá en muchos casos, consecuencias trascendentales.
Cualquiera diría, pues, que nuestro legislador se ha preocupado por darnos un criterio seguro, una norma precisa y clara,
mediante la cual podamos conocer la esencia y naturaleza del acto de comercio, precisar sus rasgos distintivos y característicos y
abarcar en una noción sintética y común todos los que existen y aún todos los que puedan existir.
Si bien podemos afirmar que “el derecho mercantil, frente al civil es un derecho especial, porque el conjunto de las relaciones
privadas regulan particularmente aquellas que constituyen la materia mercantil”.
Por tanto, el contenido de nuestro derecho mercantil está constituido por el conjunto de normas reguladoras de los actos de
comercio y de los comerciantes y de su actividad profesional.
Cabe citar que el artículo 1050 del Código de Comercio, establece lo siguiente:
“Cuando conforme a las disposiciones mercantiles, para una de las parte que intervienen en un acto, es que tenga la naturaleza
comercial y para el otro tenga la naturaleza civil, la controversia que del mismo se derive, se regirá conforme a las leyes
comerciales”.
No es así, sin embargo, nuestro Código de Comercio no ha definido la naturaleza propia de tales operaciones, sino que se ha
limitado a forjar una enumeración de ellas, que, aunque bastante extensa, tenía que resultar incompleta; a declarar igualmente
mercantiles a los actos de naturaleza semejante a los catalogados y autoriza a los jueces para que decidan discrecionalmente sobre
el criterio dudoso de tal o cual acto, no comprendido en la enumeración del Artículo 75 del Código de Comercio.

FORMA DE LOS CONTRATOS MERCANTILES


EFICACIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN RELACIÓN A LOS CONTRATOS MERCANTILES
La segunda parte del Art. 83 del Código de Comercio establece que los contratos por telégrafo o telegrama, para producir efectos,
deben contener los signos y condiciones que las partes hubieren convenido previamente. A más de cien años de que entró en vigor
el Código de Comercio, estos preceptos se antojan obsoletos para los medios de comunicación actuales. Hay que considerar,
además los medios del télex (ya obsoleto), el fax, a través del módem y los nuevos medios de telecomunicación: el e-mail, los
contratos que se celebran por Internet y otros medios propios para celebrar Contratos Mercantiles en la nueva tecnología de
comunicación.
En todos estos casos, aunque geográficamente las partes no se encuentran en un mismo lugar, la simultaneidad en que se produce
la oferta y la aceptación colocan a muchos de estos supuestos en el caso del contrato entre presentes.
En este sentido puede resultar aplicable, para algunos casos, el Art. 1805 del C.C., supletorio del Código de Comercio, que dice que
los contratos por teléfono se entienden celebrados entre presentes o ausentes.
Los Principios de UNIDROIT distinguen entre los efectos de la oferta y los de aceptación. “La oferta surte efectos desde el
momento que llega el destinatario (Art. 2.3.1).”
Cualquier oferta puede ser revocada hasta que el contrato se celebra, si la comunicación de su revocación llega al destinatario
antes de que éste haya enviado su aceptación” (Art. 2.4.1).
“La aceptación de la oferta produce efectos cuando la manifestación de asentimiento llega al oferente” (Art. 2.6.2).

DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE EL CONTRATO DE COMPRAVENTA MERCANTIL Y CIVIL


Es importante saber cuales contratos tienen el carácter mercantil y cuales tienen el carácter de civil, por que de ello depende
saber que normas y que órganos jurisdiccionales entrarían en acción ante un problema entre las partes, es decir, las
consecuencias de calificar a un contrato de mercantil y no de civil, trae como principales efectos: la aplicación del derecho
sustantivo mercantil y las normas adjetivas, especialmente las vías procésales para el caso del litigio.
La mercantilidad de una compraventa depende de un elemento intencional: el fin de traficar, el propósito de especulación
mercantil. Es decir, la intención de obtener una ganancia mediante la reventa de determinada cosa, el ánimo de reventa.
Pero en algunos casos, a pesar de no existir la intención de reventa, puede hablarse de especulación comercial. “Puede adquirirse
la cosa, no con la intención de revenderla, sino de alquilarla lucrativamente o de utilizarla en las finalidades especulativas, de
tráfico, de la negociación comercial relativa, y también en estos casos la adquisición y arrendamiento tendrían carácter comercial”.
Por la falta de este propósito de especulación comercial, el artículo 76 del Código de Comercio dispone que no sean actos de
comercio las compras de artículos o mercaderías que para su uso o consumo, o los de su familia, hagan los comerciantes.
Sin embargo, hay que advertir que existe un caso en el que a pesar de existir reventa, la compraventa no es mercantil. A él se
refiere el artículo 76 del Código de Comercio, que establece que no son actos de comercio las reventas hechas por obreros, cuando
ellas fueren consecuencia directa de la práctica de su oficio.
Además, la mercantilidad de una compraventa puede depender de otros elementos:
a) del carácter del objeto sobre el que recae, o,
b) de la calidad de las partes que intervienen en ella.
Así deben considerarse mercantiles las compraventas que tienen por objeto cosas mercantiles (títulos de crédito, cuotas o partes
de las sociedades mercantiles, buques, empresas) y las celebradas entre comerciantes (Art. 75, fracs. III, XV y XXI, Cód. de Com.).
Por otra parte, apartándose del sistema tradicional, nuestro Código de Comercio, en su artículo 75, fracción XXIII, considera acto
de comercio la enajenación que el propietario o cultivador haga de los productos de su finca o cultivo.
En cambio en el contrato de compraventa civil, el fin principal es el consumo, sin el ánimo de especulación.

QUIEBRA Y CONCURSO MERCANTIL

Las personas físicas o morales comerciantes por alguna u otra causa llegan a tener problemas que comienzan cuando hay un
incumplimiento de sus obligaciones a causa de su insolvencia, en eso entran en estado de quiebra, que es el estado jurídico del
comerciante que cesó en sus pagos. Hay un gran problema cuando una empresa se ve afectada por situaciones económicas
desfavorables. La crisis económica del país ha afectado a muchas empresas e instituciones bancarias, poniendo en riesgo su
existencia, por lo que se han tenido que tomar serias medidas, como la reducción de su personal o el aplazamiento de sus deudas.

En el siglo pasado, la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos, regulaba las situaciones donde una sociedad se encontraba cuando
no podía pagar todas las deudas que tenía con sus acreedores por falta de liquidez o dinero en efectivo; pero a veces se llegaban a
otorgar demasiados beneficios al comerciante que daban inseguridad y hasta fraudes en contra de los acreedores, y los
comerciantes aprovechaban los beneficios que otorgaba esa ley para incumplir sus obligaciones. Es por eso que se creó la Ley de
Concursos Mercantiles, donde se busca darle al deudor una opción para protegerse y proteger a sus acreedores, con el objetivo
principal de conservar su empresa y evitar que el incumplimiento generalizado de sus obligaciones de pago lo ponga en riesgo.
Con esta ley se trata de hacer más eficaz y equilibrado el proceso, intentando componer lagunas y ventajas extremas que se
otorgaban con la ley anterior.

QUIEBRA Y SUSPENSIÓN DE PAGOS


La quiebra es una situación jurídica donde una persona física, empresa o institución no puede pagar sus deudas, ya que esos pagos
son más altos que los recursos económicos que tienen. Al que está en quiebra se le llama fallido. Cuando el fallido esta declarado
en quiebra, se le hace un juicio de quiebras o procedimiento concursal, donde se ve si el deudor puede atender con su patrimonio
a las obligaciones de pago pendientes.
Entre sus características tenemos que es una situación de insolvencia generalizada y permanente en su tiempo.
La suspensión de pagos es la situación en la que una sociedad se encuentra cuando no puede pagar todas las deudas que tiene con
sus acreedores por falta de liquidez o dinero en efectivo. Es un procedimiento que tiene por objeto llegar a un acuerdo entre el
deudor y los acreedores, bajo supervisión judicial, sobre el modo en que se pagará.
Su diferencia con la quiebra es que en este caso el deudor tiene suficientes activos para hacer frente a sus deudas, pero sus activos
no son lo suficientemente líquidos.
La suspensión de pagos tiene dos vías para solucionarse:
- Liquidación de activos de la sociedad: Donde se busca que la sociedad pueda seguir funcionando para que todos los acreedores
terminen cobrando sus créditos.
- Acuerdos con los acreedores: Donde se busca reducir los créditos o atrasar sus vencimientos. Muchas veces se llega a estos
acuerdos porque los acreedores prefieren cobrar parte o cobrar después.
Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos

En México, la quiebra y suspensión de pagos se regulaba en la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos, pero quedo abrogada por
el artículo Transitorio Segundo de la Ley de Concursos Mercantiles, publicada en el Diario Oficial de la Federación de 12 de Mayo
de 2000. Esta ley se expidió en 1943 para buscar la rehabilitación de las empresas que, debido a sus problemas económicos y
financieros, no cumplían con sus obligaciones líquidas y exigibles, al pasar esto, la sociedad se declaraba en quiebra. Dicha ley aún
sigue teniendo aplicación en procedimientos concursales iniciados con anterioridad a la vigencia de la Ley de Concursos
Mercantiles.

Los que participaban en el procedimiento concursal eran el juez, el síndico, la intervención y la junta de acreedores. El juez era el
rector del procedimiento; el síndico era responsable de la administración de la empresa del quebrado y de la buena conservación
de los bienes; la intervención representaba los intereses de los acreedores: y la junta de acreedores reconocía los créditos,
aprobaba convenios, dirigía la intervención y examinaba la actuación del síndico.
Para el Lic. Antonio Frank Cabrera, según su artículo sobre La Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos, algunos problemas de esta
ley eran:

a) Tenía mecanismos poco adecuados para determinar si el comerciante debía ser declarado en un estado estable o quebrado.
b) Las características del procedimiento de suspensión de pagos daban un excesivo poder
de negociación al deudor y estos abusaban de eso.
c) La participación de los acreedores era limitada.
d) La ley ignoraba diferencias importantes entre los acreedores, como sus clases.
e) Los jueces intervenían en aspectos administrativos y financieros del proceso en los que no estaban obligados a ser expertos.
f) Los síndicos, seguido carecían de conocimientos necesarios en materia administrativa, financiera y contable y no estaban
sujetos a ningún mecanismo formal de supervisión de sus funciones.

EL CONCURSO MERCANTIL
Según el artículo “Socio de Franck, Galicia, Duclaud y Robles” del Lic. Antonio Frank Cabrera sobre los criterios generales de la Ley
de Concursos Mercantiles esta se creó con el fin de:
a) Maximizar el valor social de la empresa.
b) Animar y motivar a sus participantes a facilitar un arreglo voluntario entre los deudores y acreedores.
c) Propiciar las soluciones extrajudiciales.
d) Apoyar a los jueces en aspectos técnicos y administrativos del procedimiento, para que solo estos realicen tareas
jurisdiccionales.
e) Simplificar los trámites judiciales y procedimientos administrativos para hacerlos más transparentes y rápidos, evitando con
esto que hagan litigios confusos.
El concurso mercantil se da cuando una persona física o moral comerciante, no cumple con sus obligaciones de pagos. Según
Castrillón y Luna en su libro Derecho Procesal Mercantil, dice que “el Concurso Mercantil existe cuando las personas se
encuentran cumpliendo con sus obligaciones vencidas, frente a por lo menos dos acreedores”.

De Pina Vara en su Diccionario de Derecho 31º menciona que “la quiebra es el estado jurídico de un comerciante, declarado
judicialmente, como consecuencia del incumplimiento en el pago de sus obligaciones, que produce la limitación de sus facultades
relativas a la administración y disposición de sus bienes”
Acosta Romero dice que el concurso mercantil consta de dos etapas:

a) Conciliación: Proceso para lograr la conservación de la empresa mediante el convenio que el socio suscriba con sus acreedores
reconocidos. Es un estado jurídico en el que el socio pide que se le alargue el plazo a sus acreedores para poder normalizar la
empresa.
b) Quiebra: Su finalidad es la venta de la empresa para el pago de los acreedores reconocidos.

Objetivo
Según Díaz Robledo en su libro Nuevo Consultorio Fiscal, dice que “el objetivo de del concurso mercantil es conservar la sociedad
y evitar que el incumplimiento ponga en riesgo la permanencia de la misma, lo que hace regulando la relación con los acreedores
para que el socio deudor pueda seguir operando al mismo tiempo que garantiza los
derechos de los acreedores”; de no ser posible se enajenará la empresa para con el producto de la misma para pagarle a los
acreedores.

Sentencia de quiebra
Es la remoción del quebrado de la administración de sus bienes, que serán entregados al síndico; pero continuará en la
administración de los bienes que conserve.
Mientras que el síndico no toma posesión de su cargo, el conciliador continuará en sus funciones. El síndico a partir de su
designación deberá iniciar la ocupación de los bienes del sujeto mercantil, e iniciar su administración; tomará posesión de los
bienes haciéndole constar al secretario de acuerdos del juzgado que conozca del proceso. A las diligencias de ocupación de los
bienes podrán asistir los interventores y el sujeto mercantil o su representante.
El síndico debe tomar las medidas necesarias para la conservación de los bienes de la empresa mientras no se enajenen, y
mientras no pase esto, para cubrir los créditos insolutos, continuará su operación bajo la administración del síndico.
En un plazo de 60 días a partir de que el síndico tome posesión de la empresa, el sujeto mercantil le entregará un dictamen de su
situación contable, un inventario de los bienes y un balance de dicha empresa.
A partir de la declaración de quiebra, cualquier acto de administración del quebrado sobre su empresa sin autorización del síndico
será nulo, y se le correrán los pagos que le sean hechos.
Concurso Mercantil de las Instituciones de Crédito

Según el Artículo 246 de la Ley de Concursos Mercantiles, dice que “sólo podrán demandar concurso mercantil para una
Institución de Crédito el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario o la Comisión Nacional Bancaria y de Valores”. Cuando se
presente esta demanda, tienen que estar cerradas sus oficinas de atención al público y no realizar ningún tipo de operaciones.
En el artículo 248 de la anterior ley mencionada, se menciona que, recibida la demanda, el juez citará al administrador de la
institución de crédito, dándole un término de 9 días para contestarla, donde deberá ofrecer pruebas como la documental y la
opinión de expertos, cuando se presente por escrito. Cuando se reciba dicha contestación el juez la mostrará al actor para que
dentro de un término de 3 días manifieste lo que a su derecho convenga.
Cuando se declare el concurso mercantil, en el procedimiento se iniciará la etapa de quiebra, y le corresponderá al Instituto para
la Protección del Ahorro Bancario proponer al juez la designación, remoción o sustitución del síndico.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, designará hasta 3 interventores, que
se obligarán a representar y proteger los derechos e intereses de los acreedores de la institución declarada en concurso mercantil.
Concurso mercantil de las Instituciones Auxiliares del Crédito

Podrán demandar la declaración del concurso:


- Cualquier acreedor
- El Ministerio Público
- Una institución auxiliar del crédito
- La Comisión Nacional Bancaria y de Valores

Admitida
la demanda, el juez ordenará que se notifique a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y se buscarán las medidas necesarias
para la protección de los intereses de los acreedores, trabajadores, instalaciones y activos de la institución.

Recibida la demanda de concurso mercantil, el juez deberá:


a) Emplazar a quien tenga encomendada la administración de la institución.
b) Conceder término de 9 días para contestar, donde el administrador deberá ofrecer pruebas.
c) Al día siguiente de que reciba la contestación, la mostrará al actor, para que dentro de 3 días manifieste lo que a su derecho
convenga.
d) Ordenará diligencias probatorias que estime convenientes, y deberá llevarlas dentro de 10 días.

Concluido el término con que se dio el acto, dentro de los 5 días siguientes dicta sentencia el juez, declarando el concurso
mercantil. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores, para la defender los intereses de los acreedores, solicitará que el
procedimiento se inicie en la etapa de quiebra, o la terminación anticipada de la etapa de conciliación.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores propondrá al juez la designación, remoción o sustitución del conciliador y del
síndico.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios
Financieros, designará hasta 3 interventores, que se obligarán a representar y proteger los derechos e intereses de los acreedores.

Terminación del concurso mercantil

El juez declarará concluido el concurso mercantil cuando:


- Efectúen todo el pago a los acreedores reconocidos.
- Efectúen el pago a los acreedores reconocidos por cuota concursal de las obligaciones del comerciante, y no hayan quedado más
bienes por realizarse.
- Se apruebe un convenio por el comerciante y la totalidad
de los acreedores reconocidos.
- Lo soliciten el comerciante y la totalidad de los acreedores reconocidos.
Podrá solicitar la terminación el conciliador, el síndico, algún acreedor reconocido o cualquier interventor, y se notificará a través
del boletín judicial o por los estrados del juzgado.
La sentencia de terminación del concurso será apelable por el sujeto mercantil, por cualquier acreedor reconocido, por el
Ministerio Público, así como por el visitador, el conciliador y el síndico.

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