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de la Conducta
Gregorio A. Gómez-Jarabo
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© Gregorio Á. Gómez-Jarabo
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34. 28015 Madrid
Teléfono 91 593 20 98
http://www.sintesis.com
Prólogo 25
Introducción 31
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Capítulo 4. Neuropéptidos
4.1. Introducción 207
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Capítulo 9. Vitaminas
9.1. Introducción 413
9.2. Vitaminas hidrosolubles 416
9.2.1. Complejo B 416
9.2.2. Vitamina C 440
9.3. Vitaminas liposolubles 443
9.3.1. Vitamina A: retinol 444
9.3.2. Vitamina D: calciferol 454
9.3.3. Vitamina K 462
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Bibliografía 497
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Prólogo 25
Introducción 31
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Bibliografía 557
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Como no podía ser de otra forma, conociendo su currriculum vitae, su amplia obra
previa y su formación biológica, Gómez-Jarabo explica, con detalle, meticulosidad
y claridad, los aspectos anatómicos y morfológicos del sistema nervioso de manera
que, incluso aquellos que no hayan tenido la oportunidad de estudiar previamente
anatomía, los puedan comprender y les sirvan de base para un mejor entendimiento
de los aspectos funcionales que asientan sobre dichas bases morfológicas. En efecto,
en el primer capítulo son recogidos los aspectos funcionales de una manera bastante
original para este tipo de tratados, ya que explica con limpieza los bloques funcionales
básicos responsables de la actividad cortical, del almacenamiento de la información
y del control de la actividad, así como sus interacciones funcionales.
Asimismo, un apartado estrella de todo libro que aborde la farmacología de
cualquier aspecto del sistema nervioso lo constituyen los neurotransmisores. Sin este
apartado entender el funcionamiento fisiológico y fisiopatológico del cerebro, así como
el mecanismo de acción de los psicofármacos, sería una tarea casi imposible. En este
tratado se recogen no sólo los neurotransmisores más clásicos y conocidos, como son las
monoaminas, sino también neuropéptidos y hormonas, pues cada vez conocemos mejor
el papel desempeñado por ellos en la conducta normal y patológica. Además, el autor
recoge, de forma bastante original, la trascendencia de los nucleótidos en la conducta.
No suele ser habitual en este tipo de tratados que se aborden elementos tan
importantes, no sólo desde el punto de vista nutricional, como son los lípidos,
hidratos de carbono, proteínas y vitaminas, que pasan desapercibidos en la mayoría
de las obras que abordan el sistema nervioso y la conducta. Creemos que su inclusión
y su elegante desarrollo dan un valor añadido y dotan de novedad al presente libro.
Si nos centramos en el apartado correspondiente a la parte más farmacológica del
texto, debemos destacar que el autor demuestra una vez más las huellas dejadas en su
trayectoria académica. En este sentido, coloca primero los cimientos de unos claros
y necesarios conceptos farmacocinéticos, incidiendo en los procesos que explican el
ciclo intraorgánico de los medicamentos, así como los aspectos farmacodinámicos,
desarrollando el concepto de farmacología receptorial, canales iónicos, sistemas
enzimáticos y procesos de transducción, que permitirán al lector comprender mejor
los distintos apartados de la, no siempre fácil, psicofarmacología. Consideramos un
acierto esta inclusión que permitirá al lector menos acostumbrado a la farmacología
básica llegar a un mejor entendimiento de la psicofarmacología específica.
En el siguiente apartado el lector, ya preparado con el equipaje básico farmacológico,
podrá entrar en el “cuore” de la obra, como son los distintos grupos terapéuticos que
integran la psicofarmacología, entendiéndose como tal la rama de la farmacología que
estudia los efectos de sustancias químicas sobre el psiquismo y la conducta normal o
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patológica, tanto sustancias con efectos terapéuticos como con efectos desfavorables
o adversos.
El nacimiento de la psicofarmacología moderna se sitúa alrededor de 1950, con
el descubrimiento de los primeros fármacos realmente efectivos en el tratamiento de
diversos trastornos psiquiátricos: la acción antimaníaca del litio en 1949, la introducción
clínica de la clorpromazina en 1952, del meprobamato en 1954, de la imipramina en
1955, del uso psiquiátrico de la iproniazida en 1957 y, por último, del clordiazepóxido
en 1960. Estos importantísimos hallazgos clínicos espolearon el interés por la
investigación psicofarmacológica. Tras esta década de oro de la psicofarmacología,
mucho se ha escrito sobre los psicofármacos. Inicialmente se hizo mayor hincapié en sus
aspectos terapéuticos, a veces con un excesivo entusiasmo, para pasar posteriormente
a hablarse y escribirse mucho más de sus efectos adversos. El autor, en los capítulos
específicos de psicofarmacología centra con mesura e inteligencia el problema,
abordando, como tendrían que hacer cada uno de los clínicos, el margen de beneficios
y riesgos de cada grupo terapéutico. Asimismo, aborda tanto aspectos terapéuticos de
la psicofarmacología como aspectos que se escapan del ámbito médico, como es el
caso de las sustancias empleadas a título recreativo. Nada mejor para un profesional
sanitario que conocer muy bien el funcionamiento de las herramientas con las que se
maneja para un mejor empleo de las mismas.
Un ejemplo de lo comentado lo recoge el autor en el capítulo de los psicoestimulantes,
en el que se abordan sus efectos terapéuticos, por ejemplo en el tratamiento del trastorno
por déficit de atención, y el efecto perjudicial que con el uso recreativo pueden tener
estas sustancias. En todos los capítulos específicos se entra en detalle en el mecanismo
de acción de los fármacos, elemento fundamental para un mejor conocimiento de
la relación beneficio-riesgo, que siempre tiene que estar presente en todo terapeuta.
Asimismo, realiza un completo recorrido por los aspectos clínicos más importantes a
los que el grupo farmacológico va dirigido.
En el apartado correspondiente a lo que podemos considerar el amplio mundo de los
depresores centrales, entre los que destacan los fármacos con utilidad en los trastornos
del sueño, el autor hace la necesaria revisión de los aspectos neurofisiológicos,
humorales y clínicos del sueño y la vigilia, para posteriormente destacar los fármacos,
de una manera exhaustiva, que pueden influir sobre los mismos, ya sean desde una
perspectiva terapéutica o adversa. El autor realiza una excelente revisión en este
apartado de una sustancia tan ligada a la historia de la humanidad como es el alcohol.
Una vez más, en cada grupo de agentes se respeta el concepto de psicofarmacología
como ciencia de estudio de aspectos positivos y negativos de todo agente capaz de
actuar sobre el sistema nervioso central.
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sido capaz de realizar una integración de elementos básicos de tal forma que facilita
su comprensión y su traslación a la práctica clínica cotidiana. Es un tratado del que
podemos beneficiarnos los docentes de la psicofarmacología, pero también pueden
hacerlo el resto de profesionales sanitarios y alumnos interesados por la conducta.
Todos ellos agradecerán la claridad y calidad de ideas desarrolladas, el elegante toque
humanístico e histórico relativo a los trastornos de conducta y sus tratamientos y la
imbricación entre abordaje farmacológico, psicológico y social recogidos en el presente
libro.
Finalizo como comencé: es un placer y un honor para mí haber podido prologar
este libro, lo que me ha dado la oportunidad de leerlo en primicia, y estoy seguro
de que recurriré de nuevo a su lectura cada vez que tenga que abordar algún tema
relacionado con la farmacología de la conducta. Recomiendo, por tanto, su lectura a
todo el que esté interesado por la conducta humana y su modificación, tanto positiva
como negativa, por el amplio, aunque no perfecto, arsenal farmacológico que
poseemos en la actualidad.
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1.1. Introducción
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Desde luego que este tercer nivel es el más trascendental e importante ya que a
partir del mismo se van a establecer las pautas del significado biológico y adaptativo
de una conducta de relación, es decir, de un modelo social con todos los atributos
psicológicos propios del modo, modelo y forma que se corresponden con la propia
cronología vital.
Está claro que no nos quedamos ahí, sino que hacemos un buen uso de las
consecuencias conductuales en un ambiente determinado, y volvemos ahora en la
dirección opuesta a influir sobre los niveles antecedentes segundo y primero con sus
correspondientes modulaciones por un lado encadenadas y por otro lado puenteadas
desde la consecuencia plástica y funcional en cada uno de los mismos que establece
claramente unas modulaciones funcionales y unas remodelaciones plásticas que en
su globalidad determinan la plasticidad de nuestra organización.
De tal manera que este paradigma nos permite entender la intervención en cada
uno de los niveles y desde cada uno de los modelos sin establecer compartimentos
estancos sino todo lo contrario, desde una globalización manifiesta e interrelacionada.
Es por tanto fácil de asumir que una intervención psicoterapéutica y una intervención
psicofarmacológica no son antagónicas ni excluyentes sino, todo lo contrario,
sinérgicas y complementarias, aunque se puedan perfectamente obtener los resultados
desde la acción propia de cada una de ellas ya que su inclusión está perfectamente
contemplada en el modelo.
Sin embargo, creemos que el modelo combinado ofrece las mejores garantías
de eficacia y eficiencia, no sólo para la problemática psíquica sino también para
la estrictamente somática y en este sentido quiero remitir a los lectores al texto
“Trastornos de Pánico, un azote de la mente” que publicamos, López Alonso J.C.,
y Gómez-Jarabo G., en el año 1998 y en el que se ofrecen los resultados del efecto
combinado entre el alprazolam y la inoculación de estrés en el tratamiento de los
trastornos de pánico.
Creo que la siguiente figura (Ver figura 1.2) puede darnos una visión gráfica y
aclararnos los términos anteriores. Como podemos observar el esquema se desarrolla
a partir del paradigma de Woodworth “Estímulo-Organismo-Respuesta (E-O-R)”, en
el que con fines didácticos simplificamos el organismo situando el sistema nervioso
central (SNC).
Como vemos sobre la actividad básica de un SNC, perfectamente organizado,
a partir de una condición estimular, en particular exógena, aunque no tiene que
ser necesariamente así, ponemos en marcha todo un conjunto de estructuras
receptoras y conductoras de la información que van a proyectar la información por
vías específicas y con códigos concretos a nuestra corteza cerebral, donde se va
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Figura 1.2.
Esquema general del papel
integrador, modulador y
regulador del sistema nervioso.
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las primarias, que son las encargadas de la proyección descendente a los órganos o
estructuras eferentes correspondientes, de tal manera que lo normal es la expresión de
una conducta explícita, es decir que hemos cumplido con un claro papel regulador.
Aunque hemos tratado de ir simplificando la explicación no cabe duda que entre la
integración y la regulación se produce la modulación y en este proceso como vemos
no se queda excluida de su participación ninguna parte de nuestra organización y
mucho menos de nuestro sistema nervioso, ya que las retroalimentaciones a nuestro
córtex frontal incluyen los mecanismos autónomos, inmunitarios y endocrinos que
a su vez son una fuente de actividad, sin obviar la suya propia y la procedente del
córtex, para la modulación de nuestro sistema límbico e incorporar la trascendente
participación emocional en la expresión de nuestras propiedades emergentes.
De tal manera que toda esta compleja sucesión de mecanismos no se queda en la
elaboración de una respuesta sino que trasciende con el análisis de sus consecuencias,
es decir que sin solución de continuidad estamos activando todos los mecanismos de
capacidad plástica para reincidir sobre las mismas propiedades emergentes.
Todo lo que anteriormente hemos expuesto va ser materia de la primera parte
de este manual con el fin de poder situar las posibles causas subyacentes de las
condiciones psicopatológicas y consecuentemente la acción psicofarmacológica que
constituyen la base de la segunda parte del libro.
Es importante significar en esta introducción que, “la máquina”, el órgano central,
es el cerebro que, como vemos en la siguiente figura (Ver figura 1.3), trabaja día y noche
esencialmente con la glucosa como sustrato energético y el oxígeno como combustible
y aunque el cerebro sólo supone el 2% del peso corporal, consume entre el 20 y 30%
de la energía utilizada por el organismo.
Figura 1.3.
Esquema del soporte energético
O2 ATP
cerebral.
Glucosa
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gen como una unidad, podemos decir que ellos constituyen la unidad de la vida
y son los responsables del establecimiento y transmisión de los datos necesarios
para estructurar el fenotipo. En nuestra constitución tenemos 46 cromosomas, 22
pares de cromosomas somáticos o autosomas en los cuales los genes están en pares,
presentando un estricto orden y respondiendo uno a las características paternas y el
otro a las maternas y un par de cromosomas sexuales o heterocromosomas de cuya
diferencia depende la determinación del sexo.
La teoría de la herencia multifactorial describe enfermedades que no son
producidas por transmisión mendeliana en cuanto a las mutaciones genéticas sino que
responden a tipos de transmisión continua o discontinua determinando los rasgos por
medio de la participación de varios genes en determinados locus con efectos aditivos
sumatorios y en combinación con los factores ambientales.
Ahora bien, si consideramos las bases químicas, proteicas y biológicas de la
transmisión genética y del desarrollo, debemos comenzar conociendo que todo lo
que es información genética se encuentra almacenado en un polímero de alto peso
molecular denominado ácido desoxirribonucleico.
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butírico y óxido nítrico, una de las primeras propuestas es que algo tienen que ver
con las alteraciones del estado de ánimo y de hecho se empezaron a interpretar los
cuadros depresivos como producto de la regulación a la baja y los cuadros maníacos
y eufóricos como resultado de la regulación al alza de los mismos.
Por otra parte la presencia cerebral de sustancias metiladas exógenas (alucinógenos),
y la fácil incorporación de un grupo metilo desde (el dador universal), la sulfo
adenosil metionina, por la intervención de una transmetilasa en la estructura química
de las monoaminas, se liga a la aparición de las alteraciones sensoperceptuales.
La metilación de la serotonina ocasionaba la formación de la dimetilserotonina
o bufotenina, la metilación de la bufotenina da origen a la oxi-metil bufotenina. La
metilación de la dopamina ocasionaba la dimetoxi-fenil-etil-amina y la metilación
de la triptamina termina en dimetil-triptamina, sustancias que modifican nítidamente
nuestra capacidad sensoperceptiva y cuyas consecuencias se continúan de acuerdo
con el esquema globalizador de la figura 1.2.
Dentro de los mecanismos inherentes a la propia sinapsis nos encontramos con
la necesidad de conocer el papel de los sistemas enzimáticos, como la monoamino
oxidasa y la catecol o metil transferasa, el estudio de la membrana postsináptica
y la presencia de las proteínas transmembranosas, con tres secciones claramente
definidas, la primera extramembranosa, en la hendidura sináptica, que es donde se
encuentra el sitio de reconocimiento del neurotransmisor, en forma específica; la
segunda constituida por los dominios intramembranosos de la proteína, que son
los que le otorgan las características químicas que permite dividirlas en familias y
subfamilias, y la tercera intracitoplasmática, en el interior de la neurona, que es la
que activa los sistemas proteicos y enzimáticos que terminarán en la activación de
un segundo mensajero.
El primer mensajero es el neurotransmisor, neuromediador, neuromodulador,
neurohormona, fármaco o sustancia de abuso capaz de ser reconocido por estas
proteínas transmembranosas y activarlas generando un segundo mensajero.
También es un mecanismo propio la exocitosis, o vaciado del contenido de
las vesículas de almacenamiento hacia la hendidura sináptica, y que pareciendo
ser una simple etapa en la sinapsis presenta un sustrato altamente complejo y
estrictamente regulado; en este sentido vemos que se ha descrito la necesidad
de la activación conjunta de seis proteínas, tres pertenecientes a la pared de las
vesículas de almacenamiento: sinaptofisina, sinaptotagmina y sinaptobrevina; y
tres pertenecientes a la membrana plasmática: sintaxina, clathrina y sinapsina (Ver
figura 1.4).
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Pero también existe una señal intraneuronal retrógrada y que traslada el mensaje
molecular en sentido inverso. Esta señal indirecta está representada por el óxido nítrico
y el ácido araquidónico, que tienen como función principal la fijación del mecanismo de
comunicación y haciendo que éste pueda realizarse una vez desaparecida la causa inicial
de activación. O sea son los vehículos de fijar la maquinaria empleada, de sensibilizar
las neuronas participantes y consecuentemente de iniciar los procesos de potenciación
a largo plazo, en definitiva de explicar la plasticidad con el funcionamiento como se
deduce del paradigma inicial del capítulo. La expresión más habitual de la plasticidad
neuronal es el tamaño de los axones, la cantidad de arborizaciones dendríticas y la
frecuencia de los contactos sinápticos.
Finalmente tenemos las neurotrofinas, los factores de crecimiento derivados del
encéfalo y derivados de la glía, en definitiva la neurogénesis, que es la cara opuesta del
determinismo con finalidades neuroplásticas de nuestro paradigma inicial.
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Los estudios de familia, en gemelos y de adopción indican que los hijos de padres
alcohólicos tienen un marcado riesgo para el trastorno.
Los efectos producidos por el alcohol van a depender de la actividad de las
enzimas encargadas de su degradación. Los individuos que presenten polimorfismos
para alguno de sus genes, que impliquen una alteración en la eliminación del etanol,
contribuirán a la variabilidad genética en su consumo y en sus efectos sobre el
organismo.
Por otro lado, se asume que la capacidad adictiva del alcohol y otras drogas se
basa en su capacidad para potenciar la transmisión dopaminérgica en el sistema
mesolímbico, centro fundamental del sistema de recompensa, que se encuentra
modulado por diferentes sistemas de neurotransmisores como el opioide y el
serotoninérgico.
La existencia de variantes genéticas para las proteínas clave de estos sistemas,
podrán estar también relacionadas con su consumo.
La heredabilidad de este trastorno se ha demostrado en estudios epidemiológicos
de pares de hermanos y en familias con problemas de dependencia al alcohol,
situando la heredabilidad de la vulnerabilidad entre un 40 y un 60%.
Sin embargo, estamos ante un desorden poligénico que implica a una serie de
factores genéticos asociados a riesgo, cada uno de los cuales puede contribuir de
forma diferente a la variación del fenotipo y cuya expresión está influida por el
medio ambiente.
Uno de estos factores que parece tener mayor incidencia es el estrés que ha sido
relacionado con la predisposición del individuo al consumo de alcohol, vía cortisol,
que es una hormona relacionada cuyos valores aumentan cuando se viven situaciones
extremas, como la marginalidad u otros tipos de traumas emocionales.
En el caso del alcohol, el resultado podría ser una modificación de la respuesta
del organismo a su consumo, bien durante el desarrollo de la dependencia o
posteriormente en la aparición de las recaídas.
Dado que la activación por el etanol del sistema dopaminérgico de recompensa
está mediada por los opiáceos, las alteraciones de tipo genético en la sensibilidad
al alcohol del sistema opioide endógeno pueden ser un factor importante para el
desarrollo de una dependencia a su consumo.
Se ha descrito que aproximadamente una semana después de la retirada del
alcohol se produce una respuesta de la hormona de crecimiento (GH), inducida por
apomorfina, significativamente alta para el receptor μ de los opiáceos endógenos.
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El otro elemento característico de esta teoría son los ovillos neurofibrilares, que
resultaban como producto de una proteína quinasa activada por mitógenos (MAP2)
que se mantenía activa y fosforilada y de esta forma daba origen a la proteína TAU,
responsable de la formación de los ovillos en los cerebros que degeneraban.
B) La teoría genética se asienta sobre el papel de las presenilinas I y II, de la
proteína precursora de amiloide y de las apolipoproteínas E y naturalmente de
sus mutaciones. Las mutaciones en las presenilinas dan forma a los endosomas y
lisosomas tardíos, los cuales secretan sustancias como la catepsina y la cistatina D,
que provocan el adelantamiento de los procesos de apoptóticos.
Las mutaciones en la proteína precursora de amiloide facilitan la formación de
un péptido beta amiloide de cadena larga, con sectores anormales del 25 al 35 en la
secuencia de los aminoácidos, lo cual determina la formación de las placas seniles.
Las mutaciones en las apolipoproteínas E4, determinan la activación r y
fosforilación de la proteína MAP2 encargada del mantenimiento de los microtúbulos
neuronales, la fosforilación de la MAP2 da origen a la fosforilación de la proteína
TAU, la cual es la principal responsable de la formación de los ovillos neurofibrilares.
Las mutaciones en genes que codifican otras apolipoproteínas, son responsables de
la formación de las placas de fibronectina, piroglutamato y colesterol. La mutación
en gen que codifica la clusterina origina el desarrollo de los cuerpos de Lewy y de
los cuerpos de Hirano.
C) La teoría mitocondrial se basa en las mutaciones del ADN mitocondrial alterando
la cadena de electrones y originando una disminución de la actividad de la enzima
citocromo C oxidasa, lo que tiene como consecuencia el comportamiento aberrante de
los electrones frente al oxígeno, con una gran producción de radicales libres.
El incremento de las especies reactivas de oxígeno y de los radicales libres con una
disminución de todos los elementos antioxidantes endógenos, como la superóxido
dismutasa, la glutation peroxidasa y la glutation reductasa, no pueden evitar las
consecuencias catastróficas de la oxidación que conduce a la muerte celular. Es
desde nuestro punto de vista una de las más trascendentes, en particular cuando se
presenta unida a la disregulación del Ca++.
D) La teoría de los aminoácidos excitatorios se asienta en el gasto energético, la
lisis osmótica, los procesos ligados al calcio y la neurotoxicidad del óxido nítrico.
El gasto energético se origina por exceso de glutamato en la sinapsis, que en el
intento de ser limpiado por las bombas de recaptura presináptica, que trabajan contra
gradiente, necesitan un gasto exagerado de ATP para funcionar, hasta que ocasionan
un verdadero agotamiento de la primera neurona.
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comúnmente como enzima bace1, cuyas características coinciden con las de la beta
secretasa, y que ha pasado a constituir uno de los objetivos más claros en la obtención
de herramientas terapéuticas para tratar la EA de inicio tardío, ya que su inhibición
impediría el desarrollo de la vía amiloidogénica.
Existe otra enzima homóloga, más difundida por tejido periférico que en el
cerebro, codificada por un gen ubicado en el cromosoma 21: es la presenilina 1,
que se encuentra fundamentalmente en el retículo endoplasmático o en las vesículas
asociadas. También se ha identificado el gen de la presenilina 2 en el cromosoma 1.
Las mutaciones del gen de la presenilina 1 son las más frecuentes, y representan
aproximadamente el 50% de las demencias tipo Alzheimer familiar. En cambio, las
mutaciones del gen de la presenilina 2 son mucho menos frecuentes, se presentan
más tarde y con menor penetración.
Las presenilinas son proteínas que se han conservado a lo largo de la evolución y
ejercen su función dentro de estructuras proteicas complejas, de cuyos componentes
sólo algunos se conocen con precisión.
Actualmente se sabe que las presenilinas son necesarias para la actividad gamma
secretasa sobre la proteína precursora del amiloide, de manera que las mutaciones
alteran la proteólisis normal y favorecen una mayor presencia de los péptidos
amiloidogénicos.
La apolipoproteína E es una lipoproteína implicada en el metabolismo del
colesterol y codificada por un gen situado en el cromosoma 19, pero solamente la
homocigosis épsilon 4/4, es decir, el bialelo APOE 4/4, es la que aparece en los
sujetos que padecen la EA.
Por otra parte, dicho polimorfismo se asocia a un comienzo más temprano de la
enfermedad, de manera que los homocigotos, con enfermedad de tipo Alzheimer,
presentan una edad media de comienzo de setenta años, mientras que los afectados
con épsilon 2/épsilon 3 son mayores de noventa años. La hipótesis más extendida
sugiere que la apolipoproteína E no predispone en sí misma a la enfermedad, pero sí
la respuesta a la misma, facilitando la formación de depósitos de -amiloide.
Actualmente, existe un cierto grado de acuerdo sobre el tema de que los
cromosomas 10 y 12 son los que con mayor probabilidad alberguen genes de riesgo
para la demencia tipo Alzheimer, aunque todavía se desconozcan estos últimos.
Existen varios genes potencialmente interesantes en el cromosoma 10, como
el gen que codifica la enzima colinoacetiltransferasa, implicada en la síntesis de
acetilcolina, con las connotaciones que ello pudiera tener sobre la hipótesis colinérgica
de la demencia tipo Alzheimer, o el gen que codifica la enzima alfa cetoglutarato
deshidrogenasa, implicada en el ciclo de Krebs, alterado a nivel neuronal en la EA.
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El primer dato de referencia para cualquier caso es el temporal, hay que tomar
buena nota de cuando aparece un cambio sufrido por un hombre, ya que puede ser
mayor o menor y puede ocurrir antes o después de otro.
En segundo lugar la referencia debe ser el cómo, debemos tener en cuenta el cambio
en referencia a la dimensión orgánico-funcional o físico-psicológica, a la afectación
de actividades básicas-secundarias y a los efectos localizados-generalizados.
En este sentido el devenir de las cualidades temperamentales, la presentación más
o menos pronto de las diferencias individuales y la definición de las capacidades
personales y el establecimiento de una personalidad son sin duda un segundo e
importante dato de afrontamiento.
En tercer lugar, los factores ambientales, que son los que responden al donde,
completan el tercer eje primario de la observación, ya que, de hecho pueden haber
ejercido una influencia importante y hasta decisiva sobre el individuo, como para
que la patología se haga presente.
A medida que avanza el desarrollo del niño, éste se ve sujeto a influencias que
provienen tanto de factores genéticos como ambientales. A medida que envejecemos,
genes que hasta el momento habían permanecido latentes en sus efectos, empezarán
a ejercer influencia sobre el curso del desarrollo al entrar en actividad por efecto de
un cambio ambiental. En el caso de que el individuo no posea genes responsables de
trastornos mentales, es posible que la disposición genética influya en determinadas
cualidades (inteligencia, rasgos temperamentales) que en su interacción con el
ambiente condicionen la aparición del trastorno mental.
También el ambiente podrá influir en la génesis de la enfermedad mental. El
ambiente puede favorecer hábitos de confianza o temor, agresividad o sumisión, que
determinarán el modo en que las potencialidades pueden realizarse.
Por lo tanto, el sujeto mismo y no sólo el ambiente en el cual se encuentra se
halla en un estado de flujo. El ambiente provoca cambios bioquímicos, sensoriales y
conductuales que exigen alguna reacción.
El tipo de reacción estará determinada por la totalidad de las predisposiciones que
se han ido desarrollando a través de las anteriores interacciones entre la constitución
y el ambiente. La dotación genética contribuirá a ello, pero también contribuirán las
pautas de respuestas aprendidas que se han convertido en habituales, los cambios
físicos que han resultado en el tiempo de antiguos accidentes o enfermedades, los
problemas surgidos durante el desarrollo intrauterino o durante el parto que pueden
modificar la constitución del individuo que se manifestará a lo largo de la vida y
otros efectos de ambientes ya pasados.
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afectadas las propiedades emergentes como la capacidad para pensar, sentir o actuar
adecuadamente.
La finalidad del tratamiento estriba en modificar estas reacciones de tal forma
que se recupere la salud. El tratamiento farmacológico es eficaz cuando produce
una mejoría de los síntomas del trastorno mental, haciendo posible una rápida
recuperación del individuo. No podemos olvidar que la psicoterapia también puede
ocasionar reacciones químicas cerebrales que se opongan a la enfermedad, es el
camino retrógrado del paradigma y la única diferencia es que sus efectos aparecen
más tardíamente de lo que ocurre con los fármacos.
Los psicofármacos pueden ser efectivos para aliviar los sufrimientos debidos a
las enfermedades mentales, sus efectos secundarios se pueden mantener controlados
en la mayoría de los pacientes y actúan sobre el sustrato funcional, es decir, sobre
el SN.
La mente y el cerebro son una unidad, luego lo que cambia la actividad de las
células nerviosas cambiará el estado psicológico de la mente y lo que cambia el
estado psicológico de la mente cambiará también la actividad de las células nerviosas
correspondientes.
El alivio de los síntomas es un auténtico beneficio y no debe ser rechazado como
si fuera un hecho sin importancia, al usar una medicación, se alivia el sufrimiento,
mejora la salud y se prolonga la vida. En muchos casos no se puede alcanzar la curación,
es entonces cuando nos tenemos que conformar con el alivio de la enfermedad,
suprimiendo los síntomas somáticos de las enfermedades mentales (Goldberg et al.,
1994). El tratamiento de elección es aquel que mejora la mayoría de los síntomas,
con el menor número de efectos secundarios, aunque con este tratamiento no se
consiga la curación. Por ello, depende de la valoración para cada uno de los pacientes
de los beneficios, riesgos y costos de las dos formas de tratamiento, farmacoterapia
y psicoterapia.
Los psicofármacos van a ser de primera elección en aquellos estados en los que
los síntomas de la enfermedad mental impiden o dificultan de forma importante
la colaboración activa del paciente en su recuperación. No se considera que
sean de primera elección en las fobias, en los trastornos por somatización, en las
dependencias y en algunas etapas de los trastornos de alimentación. La combinación
de farmacoterapia y psicoterapia va a ser casi siempre positiva, salvo en los casos en
los que la psicoterapia no esté indicada, como ocurre en algunos trastornos mentales
orgánicos (síndromes confusionales) o en intoxicaciones o síndromes de abstinencia
a drogas.
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los efectos secundarios, adversos e indeseables y sobre todo por las adicciones que
aparecen en un momento determinado en un ambiente concreto, exige realmente
la interdisciplinariedad y se circunscribe mejor al nombre de farmacología de la
conducta.
De ahí que nuestra intención a la hora de reeditar el manual de farmacología
de la conducta se asiente sobre el desarrollo de una parte profunda de los sustratos
orgánicos y una segunda parte, que es una ampliación, con la concreción y sencillez
de la clasificación de Delay (1957), en la que desarrollamos los fármacos a la vez
que las alteraciones y trastornos mentales con los que específicamente se concretan
y a los que van dirigidos.
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Figura 2.1.
Organización del sistema
nervioso.
Fuente: Modificado de
Diamond y col.: 1996.
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El sistema nervioso periférico está situado fuera del eje cráneo-vertebral y está
configurado por los nervios, conjunto de fibras nerviosas que se ramifican por todas
las estructuras del cuerpo, y los ganglios, acúmulos de cuerpos o somas celulares
situados en determinados lugares del trayecto de los nervios (Ver figura 2.1).
La estructura ganglionar nos permite establecer una nueva denominación, el
sistema nervioso autónomo (SNA) o vegetativo; si bien, como podremos ver más
adelante, la vamos a utilizar como una clasificación de tipo funcional.
En cualquier caso, podemos hablar de estas tres divisiones del sistema nervioso como
fruto de sus características propias, que pueden perfectamente situar la independencia
de las mismas. Sin embargo, esto no deja de ser un artificio didáctico, puesto que lo que
en realidad forman es una unidad tanto estructural como funcional. En este sentido,
podría ser más acertado incluso hacer una división del sistema nervioso en órganos
centrales y órganos periféricos, lo que por otra parte también sería artificial.
La unidad funcional y estructural del sistema nervioso (SN) es la neurona (Ver
figura 2.2).
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Figura 2.3. Organización esquemática del SNC. Fuente: Modificado de Guyton, A. C.,
Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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A partir de estas cisuras nos es fácil situar ahora los lóbulos cerebrales, que son la
división propia de los hemisferios cerebrales haciendo uso de las hendiduras como
se observa en la figura 2.4.
La parte situada por delante de la cisura central o de Rolando y por encima de la
cisura lateral o de Silvio es el lóbulo frontal. La que se encuentra situada por detrás
de la cisura central y por encima de la cisura lateral es el lóbulo parietal.
El lóbulo temporal se encuentra situado por debajo de la cisura lateral o de Silvio.
Y por último, por detrás de la localización de los lóbulos parietal y temporal se sitúa
el lóbulo occipital, cuyos límites no ofrecen tan perfecta localización.
Es decir, tenemos el encéfalo dividido en cerebro anterior y posterior, el cerebro
anterior en hemisferios cerebrales izquierdo y derecho y cada uno de los hemisferios
en cuatro lóbulos: frontal, temporal, parietal y occipital.
Figura 2.4. Vista lateral izquierda del cerebro. Fuente: Modificado de Guyton, A. C.,
Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
Así, el cerebro posterior queda constituido por las partes posteriores e inferiores del
encéfalo. En esta primera aproximación macroscópica de división distinguiremos el
cerebelo, el puente o protuberancia y el bulbo raquídeo como las partes constituyentes
del cerebro posterior.
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Figura 2.5.
Esquema de las estructuras
internas del cerebro medio.
Fuente: Modificado de Guyton,
A. C., Tratado de Fisiología
Médica (1995). Interamericana
McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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Figura 2.7. Núcleos talámicos y áreas de conexión. Fuente: Modificado de Guyton, A. C.,
Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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Cerebro
Lóbulo frontal
Surco central
Cuerpo calloso
Lóbulo parietal
Tálamo
Tercer ventrículo
Agujero
interventricular
Lóbulo
occipital Comisura
anterior
Comisura Hipotálamo
calcarina Quiasma y nervio
ópticos
Cerebelo
Lóbulo temporal
Cuarto
Protuberancia Mesencéfalo
ventrículo
Hipófisis
Bulbo
Figura 2.8. Vista medial del lado izquierdo del cerebro. Fuente: Modificado de Guyton,
A. C., Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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Circunvolución
del cuerpo calloso
y cíngulo
Septum pellucidum
Tálamo
Cuerpo calloso
Comisura anterior
Bulbo olfatorio
Cuerpo Hipotálamo
del fórnix Nervio óptico
Circunvolución Columna del fórnix
del hipocampo Tracto Tubérculo mamilar
mamilotalámico
Tronco
encefálico Cuerpo amigdalino
Circunvolución
dentada
Figura 2.9. Dibujo esquemático del sistema límbico. Fuente: Modificado de Guyton, A. C.,
Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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Cuerpo calloso
Cíngulo
Fórnix
Estructura
epitalámica
Lóbulo prefrontal
Habénula
Núcleo
interpeduncular
Hipotálamo Lóbulo temporal
Séptum Hipocampo
Amígdala Placer
Sustancia gris periacueductal
Hipófisis Castigo
Núcleos mamilares
Corteza entorrinal
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A) Cíngulo.
La circunvolución del cíngulo o córtex cingular es el componente más grande de todas
las estructuras límbicas y está situado justo sobre la superficie medial del cuerpo calloso.
Las principales observaciones tanto clínicas como conductuales de su actividad lo
relacionan con las respuestas a los estímulos nocivos y peligrosos y con la memoria;
es decir, participa activamente en la codificación gnósica y mnésica de la información
estimular. Esto ha llevado a suponer que es una estructura básica en la memoria a corto
plazo y consecuentemente en su utilización como esquema de comportamiento; pero
también, y sobre todo, en la consolidación de la memoria y su empleo en el aprendizaje,
aunque la prioridad y preponderancia en este aspecto implica a otras estructuras.
Presenta una importante conexión con los núcleos anteriores del tálamo y tiene
una elevada actividad tanto intra e intercingular como intra e interhemisférica. Las
lesiones y, particularmente, la ablación del córtex cingular alteran la capacidad de
aprendizaje y las conductas motivacionales e instintivas.
B) Hipocampo.
Es una formación par localizada en las regiones mediobasales del lóbulo temporal.
Constituye una formación polisensorial y es, desde el punto de vista filogenético,
una de las regiones más antiguas del córtex cerebral. Debido a la ausencia de
vías sensoriales directas al hipocampo se puede pensar que es la región ideal para
conservar y mantener la información, ya que le llega totalmente elaborada.
Con la excitación del hipocampo se ha descrito el desarrollo de reacciones y
estados emocionales, cambios en el comportamiento sexual, aparición de sensaciones
desagradables, intensificación en la actividad verbal y motora y, sobre todo,
alteraciones de la memoria. Con la destrucción unilateral o bilateral del hipocampo se
producen también cambios en la conducta agresiva, defensiva, sexual y alimentaria.
Por lo expuesto anteriormente, podemos observar que el hipocampo juega un papel
central en el procesamiento motivacional y emocional. Es pues, un eslabón central en el
denominado circuito de Papez dando a través de sus conexiones hipotalámicas el correlato
somato-vegetativo y a través de sus conexiones temporales el correlato subjetivo o vivencial.
Es también indudable que el hipocampo participa en la organización de la actividad de
orientación, de investigación y en el condicionamiento, sobre los que parece participar de
una manera diferente a la actuación de la formación reticular sobre la corteza cerebral.
El hipocampo parece participar por tanto en valorar la oportunidad biológica y la
probabilidad de refuerzo de una determinada tarea, así como también en la consolidación
de la memoria y en la regulación motivacional y la expresión de las emociones.
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C) Amígdala.
Está situada en la parte medial del lóbulo temporal y se diferencia en su estructura
un núcleo corticomedial más antiguo y otro basolateral más moderno. Al igual que
el hipocampo supone un eslabón central en la estructura del sistema límbico, y
las conexiones amígdala-hipocampo son directas y bilaterales. Está enormemente
implicada en la modulación de la conducta emocional a través del séptum por la
estría terminal y a través del hipotálamo por la vía amígdalo-fugal.
En términos generales actúa de manera sincronizada con el hipocampo, aunque
en algunas actividades, como en la conducta alimentaria, mientras que la amígdala
la activa, el hipocampo la deprime.
Normalmente la activación de la amígdala repercute en la reacción de orientación
o arousal, mientras que su inhibición deprime, genera inactivación, somnolencia y
disminuye la motivación alimentaria. La lesión de la amígdala, y particularmente la
lesión bilateral, debilita las reacciones de temor, ira, agresividad, produce deformaciones
de la conducta sexual y, al igual que en la estimulación, pueden aparecer resultados
antagónicos, es decir, en algunos casos, euforia, animación, incremento de la actividad
verbal y motora y en otras ocasiones, confusión, ausencia de reacciones y amnesia e
incluso sensaciones imprecisas.
D) Séptum.
Se halla ubicado en los sectores mediales de los lóbulos frontales, entre el cuerpo
calloso y el fórnix. Contiene una serie de núcleos entre los cuales podemos interpretar
la continuación más rostral y ascendente de la propia formación reticular.
Es seguramente la estructura más importante en las conexiones córtico-límbicas,
si bien no precisamente por el origen de las mismas en el sistema límbico, ya que
bastantes fibras simplemente atraviesan el séptum o lo cruzan sin sinapsis para
acceder a la corteza cerebral. En términos generales, la estimulación del séptum
incrementa los estados de alerta, la tensión y facilita las respuestas emocionales; sin
embargo, y al igual que ocurría con la amígdala, ofrece esas mismas condiciones
con la disminución de su actividad, es decir, presenta un comportamiento antagónico
que se asocia a la concepción del funcionamiento del séptum como un relé de la
actividad límbica.
b) Sistema nervioso central. Organización cortical.
La corteza cerebral es la expresión máxima del proceso evolutivo y, como
consecuencia de ello, es la depositaria de las capacidades superiores de nuestro
comportamiento: pensamiento, imaginación, creatividad, juicio, etc. Está formada
por numerosos tipos de neuronas que están organizadas en seis capas. Estas seis
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estructura cortical. Una neurona de este tipo puede tener muchas decenas de miles
de terminales acudiendo a sus ramificaciones.
- Capa V. Es la capa piramidal interna, en ella aparecen las grandes células
piramidales de Betz en la denominada área motora y cuyos axones alcanzan los
últimos segmentos lumbosacrales de la médula.
- Capa VI. Es una capa fusiforme sin una definición particular de sus neuronas.
Su posición es la más próxima a la sustancia blanca y es difícil establecer claramente
sus componentes al haber proyección de neuronas situadas en otros puntos de la
corteza y, sobre todo, situadas en estructuras subcorticales.
Normalmente las aferencias que llegan a la corteza, es decir las fibras que llegan
a un área determinada, se proyectan fundamentalmente sobre la capa IV, donde se
ramifican y establecen múltiples conexiones; también ascienden hasta la capa I, y
son fibras que se originan en otras áreas corticales tanto del mismo hemisferio como
del hemisferio contralateral, y sobre todo del tálamo, y otras muchas estructuras
subcorticales.
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Figura 2.14. Hemisferios cerebrales a nivel de los núcleos grises basales y del tálamo.
Fuente: Modificado de Guyton, A. C., Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana
McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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y diencéfalo, cada una de los cuales presenta, a su vez, una clara división en sus
núcleos correspondientes (Ver figura 2.14).
Son prominentes masas de sustancia gris inmersas profundamente en la sustancia
blanca de los hemisferios cerebrales.
En su organización podemos diferenciar el núcleo caudado, putamen y globo
pálido, así como la amígdala y el claustrum.
Al presentar una clara diferenciación funcional normalmente se agrupan en este
sentido y se habla de núcleos grises basales para los tres primeros, relacionados con
la actividad motora, y los dos últimos se incorporan con las estructuras del sistema
límbico al participar de una manera significativa en el control y expresión emocional
y motivacional.
A) Núcleos Grises Basales (NGB).
Dentro de ellos se denomina núcleo estriado al conjunto formado por el caudado
y el pálido, y núcleo lenticular al pálido tanto medial como lateral y al pulvinar
(Ver figura 2.15).
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Los núcleos del tálamo se pueden clasificar en tres grandes grupos (Ver figura 2.16):
- Núcleos específicos de relevo (núcleos anteriores del tálamo, grupo nuclear
lateral y núcleos geniculados o metatálamo).
- Núcleos específicos de asociación (núcleo pulvinar y núcleo dorsomedial).
- Núcleos no específicos (centromediano, parafascicular e intralaminares).
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Figura 2.17. Principales conexiones del núcleo ventral anterior del tálamo.
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recibe todas las neuronas que forman el lemnisco medio y que constituyen el gran
paquete de conducción de la información somestésica y por tanto del tacto, la
sensibilidad y la vibración.
Figura 2.18. Principales conexiones del núcleo ventral lateral del tálamo.
Por su parte, el núcleo ventral posteromedial recibe las aferencias de los tractos
trigeminales anterior y posterior y se refiere a la información somestésica de dolor,
temperatura, tacto, sensibilidad, así como también la información gustativa. A partir
de la estimulación de las neuronas de estos grupos, inmediatamente se originan
sensaciones falsas, es decir, aparecen parestesias. La región caudal del núcleo ventral
posterior y la región magnocelular del núcleo geniculado lateral parecen componer
un área propia para el procesamiento de los estímulos dolorosos y nocivos.
c) El tercer grupo de núcleos específicos está constituido por los núcleos geniculados,
que también denominamos metatálamo (Ver figura 2.19). Están constituidos por el
núcleo geniculado lateral, origen del tracto genículo-calcarino que se proyecta sobre el
área primaria visual del córtex occipital, y el núcleo geniculado medial, que origina el
tracto genículo-temporal y que se proyecta sobre el área primaria auditiva del córtex
temporal (Ver figura 2.20).
Lógicamente, la referencia de estas dos estructuras son las sensaciones visuales y
auditivas respectivamente.
Los núcleos específicos de asociación son el núcleo pulvinar y el núcleo
dorsomedial.
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núcleos intralaminares constituyen una fuente de actividad cortical y más que definir
el nivel de vigilancia, su actuación parece estar encaminada a generar un nivel de
actividad óptima en las distintas áreas de la corteza necesarias para expresar una
capacidad de integración y de procesamiento adecuada.
C) Hipotálamo (Ver figura 2.21)
Es una de las estructuras más antiguas y constantes desde el punto de vista
filogenético.
Está situado en la parte media de la base del cerebro, por detrás del quiasma
óptico y constituye el suelo del tercer ventrículo. Su pequeño tamaño contrasta
con la complejidad e importancia de sus funciones e interviene básicamente en la
regulación homeostática, endocrina, motivacional y emocional. Se divide en cuatro
grandes áreas, cada una de las cuales presenta, a su vez, una zona próxima al tercer
ventrículo y por tanto periventricular, otra zona media o medial y otra lateral.
Figura 2.21.
Áreas y núcleos
hipotalámicos.
Fuente: Modificado de
Diamond y col., 1996.
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tanto difícil que encontremos algún fármaco o droga que no tenga una repercusión
bulbar, tanto desde una perspectiva excitante o inhibidora, o simplemente con las
alteraciones psicofisiológicas consecuentes expresadas en la intoxicación aguda,
la respuesta idiosincrásica o el síndrome de abstinencia si lo hubiere. Asimismo,
las consecuencias más dramáticas de los efectos de la polifarmacia, adulteración,
sobredosis, etc. (el paro cardiaco, la incapacidad respiratoria, el aumento o
disminución espectacular de la presión arterial, etc.) aparecen a partir de la
alteración de estos núcleos.
Figura 2.22. Vista anterior del tronco del encéfalo. Fuente: Modificado de Moyer, K. E.
Neuroanatomía (1983). Interamericana México D.F.
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Recibe fibras nerviosas colaterales que llegan, vía tálamo, desde la médula,
cerebelo, hipotálamo y especialmente desde la región órbitofrontal de la corteza
cerebral. Cuando se estimula la porción ventromedial de la formación reticular en
animales de experimentación, se produce la inhibición de movimientos voluntarios
inducidos por la estimulación de la corteza cerebral, reflejos, tono muscular,
depresión de la respiración y presión sanguínea y también un efecto depresivo sobre
la transmisión central de impulsos sensitivos o aferentes.
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y vigilia dentro del ritmo circadiano, por lo que la acción directa e indirecta de
fármacos y drogas va a tener una clara expresión sobre la modulación de los niveles
de actividad y, por tanto, sobre la consciencia.
El cerebelo es la parte más voluminosa del encéfalo posterior. Se sitúa dorsalmente
a la protuberancia y al bulbo y ocupa la parte posterior de la base del cráneo.
Los pedúnculos cerebelosos (superior, medio e inferior) permiten la conexión del
cerebelo con el tallo encefálico.
El pedúnculo cerebeloso superior es el más pequeño de los tres en el hombre.
Transmite algunos impulsos aferentes desde la médula a la corteza cerebelar y
también impulsos eferentes desde los núcleos cerebelosos a la médula por medio del
núcleo rojo y la formación reticular, y a la corteza cerebral por medio del tálamo.
El pedúnculo cerebeloso medio es el mayor de los tres, transmite impulsos desde la
corteza cerebral por medio del puente a la corteza cerebelar. Por último, el pedúnculo
cerebeloso inferior transmite impulsos aferentes desde médula, bulbo y algunas vías
craneales a la corteza cerebelar.
La estructura de la corteza cerebelar consta de tres capas. La capa externa o
molecular está compuesta por cuerpos celulares de células estrelladas y en cesta y
muchas fibras nerviosas no mielinizadas y densas de dendritas ramificadas desde las
células de Purkinje. La capa intermedia está compuesta por los cuerpos celulares
grandes y en forma de botella de las células de Purkinje. La capa interna o granular
está compuesta por cuerpos celulares de pequeñas neuronas, células granulares y
células de Golgi.
Los axones de las células de Purkinje, única vía eferente del cerebelo, pasan a la
capa granulosa e inmediatamente salen algunos colaterales que, tomando un trayecto
recurrente, penetran en la capa molecular para terminar en conexión con algunas de
las células de Purkinje próximas. Parece como si tuvieran por objeto asociar entre sí
células adyacentes para armonizar sus efectos.
Finalmente estos axones entran en contacto con masas centrales de sustancia gris,
los núcleos cerebelosos dentado, emboliforme, fastigial y globoso.
El cerebelo tiene una porción media o vermis que conecta los dos lóbulos laterales
expandidos o hemisferios cerebelosos. La fisura posterolateral separa el cerebelo en
dos divisiones, el lóbulo floculonodular y el cuerpo del cerebelo (Ver figura 2.24).
El cerebelo recibe impulsos de receptores en músculos, tendones y articulaciones.
Recibe, además, impulsos exteroceptivos procedentes del tacto, audición y visión,
relacionados con áreas receptoras correspondientes en la corteza cerebral.
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- Surcos laterales. Situados tanto en la parte anterior como posterior. Estos surcos
permiten identificar la localización de las astas anteriores o ventrales que definen
la salida de las raíces nerviosas eferentes, y las astas posteriores o dorsales que
constituyen la aferencia o entrada de los nervios espinales.
Con estos puntos de referencia no tenemos problema para situar los paquetes de
fibras o funículos tanto ascendentes como descendentes, refiriendo su localización
entre los surcos medios y laterales, y la región anterior y posterior (Ver figura 2.26).
Estos paquetes son, pues, los funículos posterior, lateral y anterior, los cuales se
subdividen posteriormente en fascículos o haces más pequeños e independientes con
un significado funcional concreto. Por lo que respecta a la sustancia gris, se diferencian
cuatro grandes zonas: el asta anterior y posterior y, entre ellas, la zona intermedia, y la
zona comisural, sustancia gris que rodea el canal central y que interrelaciona las dos
mitades de cualquier segmento medular. A su vez estas zonas, salvo la comisural, se
subdividen en capas o láminas.
Figura 2.26. Esquema general de las vías ascendentes y descendentes de la médula espinal.
Fuente: Modificado de Moyer, K. E. Neuroanatomía (1983). Interamericana México D.F.
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caso de la médula. En la parte interior de esta cubierta ósea se sitúa una cubierta de
láminas de envoltura de naturaleza conjuntiva, las meninges.
1. Principales anexos al Sistema nervioso central.
Las estructuras anexas al SNC más características son las meninges, las
vellosidades aracnoideas y los plexos coroideos.
A) Las meninges constituyen un sistema que cumple funciones de protección y
nutrición del tejido nervioso. Comprende clásicamente tres membranas, que son,
desde fuera hacia dentro, la duramadre, la aracnoides y la piamadre; sin embargo,
actualmente se tiende a considerar las dos últimas como una sola, a la que se le
da el nombre de leptomeninge, meninge blanda o pía-aracnoides, llamándose a la
duramadre, paquimeninge o meninge dura.
La duramadre constituye un saco cerrado cuya forma general se adapta a la
cápsula ósea craneorraquídea; su espesor medio es de 0,5 mm. Comprende dos capas,
una interna fibrosa, la dura meníngea, y otra externa más laxa, la dura ósea, que se
reabsorbe en parte en la médula, formando el espacio epidural. La capa interna envía
una serie de prolongaciones hacia el interior de la cavidad craneal; éstas se introducen
entre los diferentes órganos del encéfalo donde cumplen las ya citadas misiones de
protección y aislamiento, la hoz del cerebelo y la tienda del bulbo olfatorio, además
de la hoz del cerebro y la tienda del cerebelo.
La leptomeninge forma un segundo saco, también cerrado, y alojado dentro del
anterior, y dejando entre ambos el espacio subdural. Su constitución es mucho más
complicada; forma en conjunto un sistema trabecular de tejido conjuntivo vascular
entre la cara externa del neuroeje y la interna de la duramadre. Junto a estas dos
superficies el tejido conjuntivo se densifica y forma dos hojas continuas, la aracnoides,
adosada a la duramadre, y la interna, la piamadre, adaptada estrechamente a la superficie
del neuroeje. El espacio entre ambas láminas se llama espacio subaracnoideo (con
células mesenquimatosas) y está lleno de líquido cefalorraquídeo (LCR).
La leptomeninge presenta algunas formaciones especiales en relación con el
sistema vascular sanguíneo y también con la formación y drenaje del LCR. En este
sentido interesa recordar las principales características de la circulación cerebral.
La sangre arterial llega al encéfalo por las carótidas internas y las arterias
vertebrales. Los vasos que penetran en el tejido nervioso van acompañados por una
membrana limitante formada por células de la glía y también por la hoja más interna
de la piamadre, que forma alrededor de las mismas los espacios perivasculares;
recientes estudios al ultramicroscopio indican que estos espacios terminan en el
punto donde las arteriolas se capilarizan.
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Los capilares cerebrales, cuando se comparan con los de otras zonas del organismo,
resultan tener un endotelio muy continuo, sin fenestraciones, y una membrana basal
relativamente densa, rodeada por la capa de células gliales. Parece ser que el intercambio
entre la sangre y las neuronas se lleva a cabo por medio de los astrocitos, lo que
probablemente suponga la base del concepto fisiológico de barrera hematoencefálica
(BHE). En esencia se trata de que la mayor parte de las sustancias, excluyendo agua
(H2O) oxígeno (O2), y dióxido de carbono (CO2), y tal vez glucosa, necesitan bastante
tiempo (más que en los restantes territorios) para pasar de la sangre al tejido nervioso; en
realidad no hay ninguna sustancia que no llegue en absoluto a las células del encéfalo,
sino que se trata más bien de un problema de velocidad de transporte.
Hay que señalar que la epífisis, la neurohipófisis y algunas otras áreas encefálicas
están excluidas de la BHE, o dicho de otra forma, en esas zonas la permeabilidad
capilar es mucho mayor. El sentido fisiológico de la barrera parece ser la protección
de un tejido tan sensible como el nervioso contra los cambios de composición del
líquido extracelular.
En cuanto a la circulación de retorno, su característica fundamental es
la presencia de senos venosos entre las dos hojas de las meninges. Se trata de
conductos valvulares, de paredes rígidas con un revestimiento endotelial, a los
que llega sangre procedente de las propias meninges y del encéfalo, que luego se
canaliza por la yugular interna (senos longitudinales).
Las vellosidades aracnoideas forman un conjunto de pequeñas prolongaciones de la
leptomeninge que se evaginan hacia la duramadre. Tienen forma nodular y su tamaño
es de entre 1 y 3 mm (cuando son mayores, se llaman granulaciones aracnoideas).
Se desarrollan a lo largo de los senos de la duramadre, especialmente en el seno
longitudinal superior, atravesando dicha meninge para proyectarse en la luz de los senos
venosos; la sangre de los mismos y el LCR que llena el espacio leptomeníngeo y, por
tanto, las vellosidades quedan así separadas por una fina membrana (Ver figura 2.27).
Los plexos coroideos (Ver figura 2.28) son invaginaciones de la leptomeninge en
los ventrículos encefálicos; recordemos que el sistema de ventrículos del neuroeje
está formado por los dos ventrículos laterales o telencefálicos, el tercer ventrículo
o diencefálico que comunica con los anteriores por los agujeros de Monro y se
continúa por el acueducto de Silvio y el cuarto ventrículo, con los plexos coroideos
inferiores.
Los plexos coroideos se caracterizan por contener dentro del tejido conjuntivo
vasos capilares de gran calibre y endotelio muy poroso sumamente apelotonados.
Cada capilar está revestido por una capa de células epiteliales que forman parte del
epitelio ependimario modificado. El polo apical de estas células presenta una serie
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del epitelio coroideo producen CO2 que, gracias a la anhidrasa, se combina con
el agua. El ácido carbónico producido se disocia en los iones hidrógeno (H+) y
bicarbonato (CO3H-) que pasarían a la sangre, entrando, en cambio, los iones Sodio
(Na+) y Cloro (Cl-).
Las células deben segregar activamente el Na+, acompañado del Cl- y de la
cantidad de agua correspondiente al efecto osmótico. La acetazolamida, inhibidor de
la anhidrasa carbónica, disminuye la producción del LCR.
El LCR procedente de los ventrículos I y II pasa al III por los agujeros de Monro,
y de aquí al IV por el acueducto de Silvio; en ambos se le suma el LCR producido
por los plexos coroideos correspondientes. A partir del IV ventrículo, el LCR
puede seguir por el epéndimo, por donde circula muy despacio, o pasar al espacio
subaracnoideo a través de los agujeros de Luschka y Magendie.
La circulación del LCR es lenta y depende de varios factores: presión de secreción,
fluidez del LCR, posición y movimiento de la cabeza y el cuerpo, y, hasta cierto
punto, las variaciones de la presión arterial y sobre todo cualquier factor que afecte a
la presión venosa, como por ejemplo, los movimientos respiratorios.
Su drenaje se realiza hacia la sangre venosa a través de las vellosidades aracnoideas,
se calcula que los 4/5 del LCR vuelven a la sangre por este camino.
Las vellosidades actúan a modo de válvulas, permitiendo el paso del LCR a la
sangre pero no en sentido contrario; la presión hidrostática, ligeramente superior en
el LCR que en la sangre de los senos venosos, así como la presión oncótica superior
en la sangre, son responsables de este proceso. Los orificios de las vellosidades
aracnoideas son lo suficientemente grandes como para permitir el paso de proteínas
o restos celulares, de modo que estas estructuras cumplen una función parecida a la
de los vasos linfáticos en relación con el líquido intersticial.
Una cierta parte del LCR puede drenarse a través de las vainas leptomeníngeas
de la primera porción de los nervios, de donde se vierte a los vasos linfáticos y
posteriormente a la sangre. Se han propuesto otras vías de drenaje como los propios
plexos coroideos, pero su importancia real en condiciones normales es muy dudosa.
La función más evidente es la de protección mecánica. El LCR, al rodear al
encéfalo interior y exteriormente, amortigua los movimientos e impide que los
golpes y conmociones afecten directamente al tejido nervioso.
Otra función importante es el mantenimiento de la presión intracraneana dentro
de límites relativamente constantes, ya que cualquier modificación del volumen del
encéfalo o de la cantidad de sangre puede corregirse variando el nivel de retención
del LCR.
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Los oligodendrocitos tienen un menor tamaño celular y su núcleo ocupa casi todo
el volumen tanto en la sustancia blanca como en la sustancia gris. Intervienen en
la formación de la mielina (Ver figuras 2.30 y 2.31). Hay una glía radial que aparece
durante el desarrollo encefálico y que se transforma en astrocitos a medida que madura
el cerebro. Son las células más pequeñas, y tienen una gran capacidad de limpieza debido
a su característica fagocitaria. También se puede hablar de una glía periférica compuesta
por las conocidas células de Schwan; éstas son alargadas y constituyen las células no
excitables más importantes del SNP; los axones mielinizados del SNP están alojados,
precisamente, en los plegamientos de la membrana de estas células gliales periféricas.
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y un sistema de absorción que rodea casi totalmente (90%) a los capilares sanguíneos
con los pies terminales de los astrocitos íntimamente unidos a estos capilares. Su
eficacia debe ser muy elevada si tenemos en cuenta el relativamente pequeño
espacio extracelular; a su vez, las células ependimarias producen un microfiltrado,
particularmente, en el suelo del III y IV ventrículos.
Sin embargo, la membrana glial no es la base física del concepto de barrera
hematocefálica (BHE). Las moléculas que salen de los capilares son canalizadas
a través de vías estrechas entre la glía, donde se exponen al transporte a través de
su membrana que pueden extraer antes de que lleguen a la neurona. Son, por tanto,
estructuras de control que actúan sobre el microfiltrado capilar que constituye la
BHE primaria, y se deben a las células endoteliales que están definiendo la BHE; el
siguiente paso lo constituye tanto la actividad glial como ependimaria.
Ciertos metabolitos como la glucosa poseen una entrada rápida, al igual que
algunos aminoácidos y sustancias no polares. Esto hace que muchos fármacos y
drogas de gran efectividad sobre el SNC no tengan una gran dificultad de acceso por
la BHE. Por su parte, los artrocitos y las células de Schwan ejercen frecuentemente
una función de aislamiento al separar los axones no mielinizados o las terminales
nerviosas; las propias prolongaciones de los astrocitos aíslan las terminales nerviosas
al rodear incluso a la fibra amielínica.
Asimismo, se produce un amplio intercambio de metabolitos entre las neuronas y la
glía como podremos ver más adelante en el desarrollo de la actividad neurotransmisora.
No obstante, señalaremos la significativa relación entre la célula glial, el astrocito
y la neurona por lo que se refiere, particularmente, al metabolismo del ácido
aminobutírico.
En las células gliales (astrocitos) los gránulos de glucógeno son mucho más
abundantes que en las neuronas, y pueden ser movilizados por glucogenolisis
ante la acción de las fosforilasas dependientes del adenosín monofosfato ciclado
(AMP-c), cuya cantidad aumenta significativamente en la glía ante la presencia de
neurotransmisores como la noradrenalina (NA) y sobre todo ante la acción agonista
de -adrenérgicos.
En estas condiciones, se puede pensar que el astrocito liberaría grandes cantidades
de glucosa que podrían ser utilizadas por la neurona ante la respuesta excitable o
activante que mediaría la catecolamina o su agonista; es decir, asumiría un efecto
trófico sobre las neuronas próximas.
Otra función posiblemente debida a la glía es su intervención y participación en el
desarrollo y maduración del SN y en este sentido son las células de Schwan, a las que
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hemos denominado anteriormente glía periférica, las que parecen intervenir como
guía periférica de la prolongación axónica hasta los lugares de inervación correctos.
Indudablemente, esta guía física que ofrece la glía puede estar no solamente
complementada, sino que incluso puede ser testimonial ante la acción de hormonas
locales, hormonas generales, macromoléculas de tipo proteico y otros estímulos
bioquímicos y tróficos.
2.2. Sistema nervioso periférico (SNP)
El sistema nervioso periférico, como habíamos referido anteriormente, se
encuentra formado por todo el conjunto de estructuras nerviosas que se sitúan fuera
del eje cráneo-vertebral, siendo la estructura clave el nervio.
Podemos dividir estas estructuras en dos grupos que forman las dos grandes
divisiones del SNP; por un lado todos aquellos nervios cuyas estructuras proceden
del encéfalo y, por otro lado, aquellos cuyas estructuras proceden de la médula
espinal, lo que constituye, en resumen, la división del sistema nervioso periférico en
nervios craneales y nervios espinales.
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Figura 2.33. Relación de las células olfatorias y los bulbos cerebrales. Fuente: Modificado
de Bradford, H. F. Fundamentos de neuroquímica (1988) Labor. Barcelona.
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Figura 2.34. Sistema olfatorio, primer par craneal. Fuente: Modificado de Noback, C. R.
(1975): Sistema nervioso humano. McGraw-Hill México.
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Figura 2.35. Esquema de la vía óptica, II par craneal. Fuente: Modificado de Garoute, B.
(1983): Neuroanatomía funcional. Manual Moderno, México.
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Figura 2.36. Tercer par, eferencias del nervio oculomotor. Fuente: Modificado de Guyton,
A. C., Tratado de Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
El tercer par (III) es el nervio oculomotor (Ver figura 2.36) es responsable del
movimiento ocular, inerva la musculatura extrínseca del globo ocular, no en su
totalidad, y también manda fibras al músculo elevador del párpado superior; algunas
fibras se incorporan al núcleo de Edinger-Westphal.
Los núcleos oculomotores están situados en la sustancia gris periacueductal a
nivel de los colículos superiores y por tanto en el mesencéfalo, sus fibras se ramifican
finalmente en un complejo de núcleos de acuerdo con las estructuras eferentes de su
control. Su funcionamiento es preciso y sinérgico permitiendo el movimiento del ojo
y evitando que ningún músculo actúe solo e independiente.
El cuarto par (IV) es el nervio troclear. Es un nervio de pequeña estructura. Inerva
el músculo oblicuo mayor del globo ocular; la posición del núcleo de este par está a
nivel del colículo inferior y por tanto es, también, mesencefálica.
El quinto par (V) es el nervio trigémino (Ver figura 2.37). Está situado en el
puente y forma tres ramas bastante prominentes que salen por diferentes puntos para
inervar la cara, nariz y boca.
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Estas ramas son esencialmente aferentes y, por tanto, sensitivas, si bien la última
rama, la bucal, contiene fibras eferentes que intervienen en la masticación y, como
particularidad, en la inervación del músculo tensor del tímpano en el oído medio. Las
fibras del trigémino mayoritariamente constituyen el ganglio trigeminal o ganglio de
Gasser, responsable de la sensibilidad general de la cara, nariz y boca sobre todo del
dolor y temperatura y de la discriminación táctil de dos puntos diferentes
La rama oftálmica es responsable de la inervación nasociliar, lacrimal y frontal.
La rama maxilar se bifurca entre la nariz y la boca y su actividad más expresiva es la
inervación de los alveolos dentarios y de la dentadura superior. La rama mandibular
se proyecta sobre el oído medio, la lengua y los alveolos inferiores. A partir de
su intervención tenemos la experiencia de las tremendas neuralgias del trigémino
caracterizadas por un dolor punzante, insufrible y agudo.
Las fibras nerviosas del trigémino cruzan al lado contralateral incluyéndose en el
gran paquete que es el lemnisco medio, manteniendo una localización que permite
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Figura 2.38. Sexto par. Nervio abductor. Fuente: Modificado de Diamond y cols., 1996.
El séptimo par (VII) es el facial (Ver figura 2.39). Controla los músculos
relacionados con la expresión facial. Las neuronas que constituyen el núcleo del facial
se encuentran a nivel medio pontino. Como se corresponde con su amplia actividad,
se divide en numerosas ramas, cada una de las cuales inerva un determinado grupo de
músculos faciales, de manera que podemos asignar a la rama temporal la musculatura
frontal y facial, a la rama cigomática la musculatura orbicular y cigomática, y a
la rama bucal los músculos orbiculares de los labios. La lesión más expresiva del
funcionamiento de este par es la parálisis muscular de la expresión facial.
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Las fibras vegetativas que inervan las glándulas lacrimales, parótida, sublingual y
submaxilar componen otra eferencia del nervio facial. También inerva las glándulas
intrínsecas de secreción nasal y bucal, así como la musculatura lisa de los vasos
sanguíneos relacionados con las glándulas. Por último, las fibras sensoriales del
nervio facial tienen una particularidad importante en relación con la sensibilidad
gustativa, ya que inerva las papilas gustativas, así como las estructuras palatinas.
Utilizando el núcleo del tracto solitario el nervio facial se proyecta al núcleo ventral
posteromedial del tálamo, desde donde las vías talamocorticales se proyectan a la
circunvolución postcentral.
Figura 2.39.
Distribución del
nervio facial.
Fuente:
Modificado de
Guyton,
A. C., Tratado
de Fisiología
Médica (1995).
Interamericana
McGraw-Hill.
8ª Ed. Madrid.
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Figura 2.40. IX Par. Nervio glosofaríngeo. Fuente: Modificado de Diamond y cols., 1996.
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Son, pues, los más largos, y llevan a cabo una gran variedad de funciones en los
niveles torácico y abdominal. Sus neuronas parten de los ganglios superior e inferior
y acceden al núcleo del tracto solitario y al núcleo trigeminal.
Su componente sensorial inerva el oído externo, la faringe, el paladar, la laringe,
la tráquea, el árbol bronquial, el plexo cardíaco, el corazón, el esófago, el estómago
y el intestino hasta el colon descendente.
Figura 2.41. X Par Craneal. Nervio Vago. Fuente: Modificado de Guyton, A. C., Tratado de
Fisiología Médica (1995). Interamericana McGraw-Hill. 8ª Ed. Madrid.
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El componente motor, cuyas neuronas parten desde el núcleo motor dorsal del
vago y el núcleo ambiguo, inerva a través de múltiples ramificaciones la musculatura
faríngea y palatina, la laringe, el árbol bronquial, el esófago, el corazón, el estómago
y el intestino delgado y grueso.
Entre las múltiples funciones que dependen de la actividad del nervio vago,
podríamos significar:
a) la función secretora de glándulas gastrointestinales y pancreáticas;
b) la función inhibidora de la actividad cardiaca y la acción constrictora de las
coronarias;
c) la actividad motora para el tracto gastrointestinal;
d) la actividad motora y sensitiva de faringe y laringe;
e) la actividad motora para la musculatura de la pared bronquial y
f) la sensibilidad de los alveolos y de las neuronas respiratorias.
El undécimo par (XI) es el nervio accesorio. Sus neuronas se encuentran en el núcleo
antiguo del bulbo raquídeo. Tiene un componente espinal y otro craneal asociado al
nervio vago, por lo que se le denomina accesorio del vago. La rama espinal inerva los
grandes músculos del cuello: el trapecio y el esternocleidomastoideo, y la rama craneal
se une a las fibras del vago e inerva los músculos intrínsecos de la laringe. La expresión
más característica de su actividad es la imposibilidad de rotación de la cabeza hacia
el lado afectado y la debilidad de los hombros. Un ejemplo de su alteración y de la
contractura del esternocleidomastoideo es la conocida y sufrida tortícolis.
El duodécimo par (XII) es el nervio hipogloso. Sitúa sus neuronas prácticamente
en la pared del IV ventrículo y sus fibras son, por tanto, eferencias de inervación
muscular en la lengua, tanto intrínsecas como extrínsecas, por lo que actúa no sólo
sobre el volumen de la misma sino, y sobre todo, en su movilidad.
Son, por tanto, el primer paso para el movimiento del alimento previo a la
deglución; las lesiones del hipogloso caracterizan la desviación de la lengua hacia el
lado de la lesión y afectan particularmente a la masticación y deglución.
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Figura 2.42.
Plexos y nervios espinales.
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velocidad de conducción de entre 0,2 y 2 m/s, mientras que una mielinizada supera
los 3 m/s pudiendo alcanzar los 120 m/s, es decir, 600 veces más en la composición
extrema.
Como decíamos anteriormente, un nervio espinal está formado por las fibras que
salen de la raíz anterior y las que llegan por la raíz posterior. Estas fibras se unen al
abandonar el SNC por el orificio intervertebral, de obligado paso, e inmediatamente
se dividen en cuatro ramificaciones:
1. Rama meníngea. Es pequeña y vuelve a entrar en el canal vertebral para inervar
las meninges.
2. Rama comunicante. Se separa del nervio espinal por la llamada rama
comunicante blanca (las fibras van mielinizadas), desde donde muchas fibras
continúan hasta el órgano efector correspondiente, y otro gran grupo de fibras
llegan al ganglio paravertebral o lateroventral simpático donde sinaptan con nuevas
neuronas que devuelven sus fibras, ahora no mielinizadas (por lo que se llama rama
comunicante gris) nuevamente al nervio espinal. Asimismo, las fibras que salen por
la rama comunicante blanca se pueden dirigir a ganglios nerviosos situados en otros
puntos de nuestro organismo.
3 y 4. Ramas anteriores y posteriores. Son fibras aferentes y eferentes,
respectivamente, a piel, huesos, articulaciones y músculos que se sitúan en la parte
lateral y anterior o en la parte posterior de nuestra organización corporal.
Las ramas anteriores, concretamente en las regiones cervical, lumbar, sacra y
coccígea, se combinan para formar redes de fibras nerviosas que son los plexos,
mientras que en la región torácica los nervios espinales mantienen su independencia
y siguen su curso individual, como podemos ver en el siguiente esquema.
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La vía tipo define una sinapsis ganglionar con una segunda neurona de la vía
autónoma que se vuelve a integrar al nervio espinal utilizando la rama comunicante
gris. No obstante, es importante entender que la propia fibra autónoma puede abandonar
el ganglio paravertebral y dirigirse a otro ganglio más lejano y prevertebral, en el
que realiza su sinapsis con esa segunda neurona de la vía autónoma, denominada
neurona postganglionar, la cual finalmente proyecta sus fibras a otro órgano efector.
Es también habitual que la fibra que se dirige por la rama comunicante blanca,
y que procede de la primera neurona de la vía autónoma (neurona preganglionar),
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Figura 2.44.
Organización del sistema
nervioso autónomo
parasimpático.
Fuente: Modificado de
Diamond y col.: 1996.
Por último, la parte sacra del SNAPS se inicia en las neuronas del asta ventral, en
los segmentos sacros 2, 3 y 4, que se unen formando el nervio esplénico pélvico, que
posteriormente se bifurca en tres ramas que se dirigen a la parte final del sistema digestivo,
en concreto, a las estructuras genitales externas y a los órganos reproductores.
El neurotransmisor utilizado en la división parasimpática tanto a nivel ganglionar
como a nivel del efector es la acetilcolina.
Podemos resumir sus efectos en el incremento de la actividad secretora y motora
del tracto digestivo y en la reducción de la tasa cardiaca y de la función respiratoria;
además favorece el flujo de aporte sanguíneo a las vísceras, disminuyendo el riego
en la musculatura esquelética.
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3.1. Introducción
La consideración de los procesos psíquicos como funciones de ciertas áreas del
cerebro ha sido la línea histórica y tradicional desde principios del siglo XIX y aún
actualmente se siguen dirigiendo los esfuerzos hacia la localización funcional de la
corteza cerebral, en particular ante las consecuencias de diferentes tipos de lesiones.
Es innegable que la lesión de la corteza postcentral de un hemisferio cerebral lleva
a la pérdida de la sensibilidad somestésica del lado opuesto del cuerpo, que la lesión
de la corteza precentral ocasiona una parálisis en las extremidades contralaterales y
que la lesión del lóbulo occipital conlleva ceguera.
El desarrollo de estos aspectos tiene su máximo exponente con Broca y Wernicke,
en el siglo XIX, que definen profusamente la afasia a partir de la lesión del tercio
posterior de la circunvolución frontal inferior del hemisferio izquierdo y de la lesión
del tercio posterior de la circunvolución temporal superior del hemisferio izquierdo,
expresando desde cuadros funcionales opuestos una misma dificultad funcional. En
la afasia de Broca no hay posibilidad de articula palabra al lesionarse el centro de la
articulación motora del lenguaje. En la afasia de Wernicke, el afectado es incapaz de
reconocer y dar un significado, es decir, de comprender las palabras oídas; pero no
tiene ningún problema en la emisión, lo que indica que existe una lesión en el área
de percepción del lenguaje.
Sin embargo, aun utilizando esta estrategia y asumiendo estas obviedades, si la
función es la actividad que se ve modificada por lesión o interacción, esta actividad
podría ser muy bien la consecuencia de la interacción del área lesionada con otra
área que sin embargo está intacta. Es decir, el concepto actual no es tan restrictivo
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{
Corteza posterior
INPUT
INPUT Corteza anterior
{
Áreas Analizadores Lóbulo occipital
primarias Lóbulo parietal Ejecución
Impresión sensorial Lóbulo frontal Área primaria
Lóbulo temporal precentral (corteza motora)
Orden
{
Áreas Elaboración Lóbulo occipital
secundarias Procesamiento Lóbulo parietal Programación Área secundaria
Lóbulo frontal
Lóbulo temporal Preparación
{
(corteza motora)
Áreas Integración
Memoria Gran masa Intención
terciarias Decisión Área terciaria
Pensamiento Gran masa posterior prefrontal
anterior Finalidad
Está claro que lo que debemos esperar de la interacción funcional de los bloques
no es otra cosa que la conducta adaptativa, es decir, realmente aquello que, dadas las
circunstancias, podría servir para predecir un determinado comportamiento. Pero ni
en todos los casos, aun en aquellos en los que aparecen las mismas condiciones, se
responde de la misma manera, e incluso cuando la respuesta pudiera ser posiblemente
la misma, seguramente encontraríamos una manifestación cuantitativa distinta.
Es a partir de estos parámetros de la expresión de la función psíquica, como el
resultado de una interacción funcional, donde describimos las alteraciones psíquicas y
donde, desde luego, tiene cabida una acción psicoterapéutica, que no sólo no tiene por
qué, sino que no debe excluir la acción psicofarmacológica.
Las primeras aproximaciones deben, pues, encaminarse a conocer el funcionamiento
de los tres bloques funcionales y lógicamente, es necesario explorar el estado mental
derivado, que se refiere en primer lugar al nivel de conciencia, es decir al bloque de
activación; en segundo lugar a la orientación, percepción y memoria, entre otros, que
son la fiel expresión de la actividad del segundo bloque funcional; y en tercer lugar, a
la afectividad, pensamiento y juicio, que se corresponden con la actividad del tercer
bloque funcional.
Por tanto, es totalmente aconsejable que el psicoterapeuta cuente con una
exploración neurológica básica sobre los pares craneales, reflejos, equilibrio y tono
muscular, sensibilidad y asimismo sobre la coordinación muscular en la marcha o
desplazamiento.
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3.4. La neurotransmisión
Es por definición el conjunto de mecanismos celulares que intervienen en la transmisión
de señales y por tanto información entre las neuronas; una neurona establece del orden de
mil conexiones con otras neuronas y recibe del orden de diez veces más. Es por tanto un
proceso que debemos desglosar por su enorme magnitud y sus grandes diferencias.
Impulso nervioso
Captura
Almacén
Precursor
E
Síntesis
Degradación
enzimática E
Feed Back
Na+ Cl-
Disociación
Activación
Modulador proteico
ADN
Adenilatociclasa
ATP
GTP Kinasas activadas
AMPc ARNm
Cl-
K+
Fosfodiesterasa Ribosomas
Cl-
K+ PIPS lento Síntesis proteica
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3.4.2. La sinapsis
La sinapsis es, sin lugar a dudas, la estructura más lábil y accesible a las distintas
sustancias químicas como fármacos y drogas y, por tanto, el lugar y término de referencia
más importante en los mecanismos de acción de los distintos psicofármacos.
La sinapsis es el proceso esencial en la comunicación neuronal y constituye el lenguaje
básico del sistema nervioso. Afortunadamente, las semejanzas de los mecanismos
sinápticos son mucho más amplias que las diferencias, asociadas estas a la existencia de
distintos neurotransmisores con características particulares.
Elliot, T. R., a principios del siglo pasado, sugirió la posibilidad de que la información
era transferida de una neurona a otra por la liberación de una sustancia química desde
las fibras nerviosas; Otto Loewi es, sin embargo, el primero que mostró la existencia de
una sustancia química en el líquido perfundido con la estimulación del nervio vago y fue
su colaborador Navratil quien más tarde demostró que esta sustancia era la acetilcolina.
La sinapsis es un hecho comunicativo entre dos neuronas, una presináptica y otra
postsináptica (Ver figura 3.4).
Figura 3.4. Estructura general de la sinapsis. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff, B. W.,
Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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Figura 3.5. Distintos tipos de transporte de membrana. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff,
B. W., Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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Figura 3.6. Esquema de una neurona peptidérgica. Fuente: Siegel, G. J ., Agranoff, B. W.,
Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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Figura 3.7. Canal iónico dependiente del voltaje. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff, B.W.,
Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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Figura 3.8. Proteínas G como mediador sináptico. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff, B. W.,
Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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El AMPc no sólo activa la apertura de los canales iónicos sino que también conduce
la información de la actividad de membrana de la que procede hacia las estructuras
somáticas y nucleares de la neurona, por lo que las consecuencias de una comunicación
interneuronal pueden perfectamente trascender a mecanismos bioquímicos que
impliquen cambios estructurales o funcionales a partir de la utilización del segundo
mensajero.
Al igual que ocurría en la segunda etapa, es decir, la dependencia del Ca++ en la
liberación del neurotransmisor, todavía aquí nos encontramos con una incuestionable
dependencia del Ca++ que es tanto más acusada cuanto mayor es la repercusión
metabólica del AMPc (Ver figura 3.9).
Figura 3.9. Esquema funcional de distintos receptores postsinápticos. Fuente: Siegel, G. J.,
Agranoff, B. W., Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
Como resultado final de esta etapa, lo que ocurre localmente es una movilización de
los canales iónicos que afectan al Na+, K+, Cl- y Ca++. Como sabemos, la polarización
de la membrana establece particularmente unas concentraciones de Na+ extracelular
y de K+ intracelular. Si se abre el canal de Na+, aparece una única entrada que
genera automáticamente una despolarización, es decir crea un potencial postsináptico
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los antagonistas del Ca++ son altamente efectivos. No obstante, la liberación también
puede verse asociada a fármacos en ausencia de potenciales de acción; es el caso, por
ejemplo, de las anfetaminas, que por tanto son agonistas catecolaminérgicos.
c) La recepción de los neurotransmisores
Es, sin lugar a dudas, la fase de mayor repercusión no sólo por incidir sobre
autorreceptores o prerreceptores y postrreceptores sino, y lo que es más importante,
por la propia simulación o competencia con el neurotransmisor concreto.
En el caso de la acetilcolina, definiríamos los efectos como nicotínicos y
muscarínicos, que aluden al efecto colinérgico de la nicotina y la muscarina sobre
distintos receptores postsinápticos. Estos alcaloides son el punto de comparación para
cualquier fármaco o droga con efecto nicotínico o muscarínico, incluso para la propia
acetilcolina.
El bloqueo de los receptores muscarínicos es una característica de la atropina,
que curiosamente, siendo un profundo antagonista, es el antídoto de los venenos
anticolinesterásicos, lo cual es una de las facetas más desarrolladas en este siglo como
armas químicas, gases nerviosos y plaguicidas.
El bloqueo de los receptores nicotínicos es específico, por ejemplo, para el curare,
que concretamente tiene un efecto paralizante al bloquear los receptores nicotínicos
distribuidos en la placa neuromuscular y, por tanto, impedir la actividad de la
musculatura esquelética.
Los receptores adrenérgicos son también responsables de respuestas fisiológicas
claramente diferenciales. Estos se dividen en receptores alfa ( ) y beta ( ) que, a su
vez, se subdividen en 1 y 2, y 1 y 2, de tal manera que un agonista 1, como la
fenilefrina, es antagónico de la acción de un agonista 2, como la clonidina, y viceversa.
En el caso de la regulación de la tensión arterial, y esto es debido a su posición, el
1 es postsináptico y el 2 es presináptico. En el caso de los receptores , ambos son
postsinápticos, el 1 en la musculatura cardiaca y el 2 en la bronquial, por lo que
la utilización de -adrenérgicos y -bloqueantes es tremendamente importante en la
terapéutica respiratoria y cardiovascular.
d) Recaptación y degradación de los neurotransmisores
Se trata de la etapa que define el control de calidad en acción de los neurotransmisores,
precisamente por constituir los mecanismos de evitación de los propios efectos de los
neurotransmisores. Un ejemplo característico que afecta a la recaptación es el mecanismo
de acción de la cocaína, la cual presenta afinidad por las proteínas transportadoras
de adrenalina y dificulta o bloquea la recaptación de la monoamina, por lo que se
intensifican sus efectos al mantenerse más tiempo en el espacio sináptico.
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3.5. Neurotransmisores
Los neurotransmisores son el producto de síntesis específico por parte de la neurona
y que es liberado al medio extracelular en el proceso que se denomina sinapsis; ejerce
su acción sobre receptores específicos de membrana que son, lógicamente, diferentes
para cada neurotransmisor. Estos receptores específicos de membrana se sitúan
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tanto en neuronas y otras células efectoras como en la propia neurona de síntesis. Están
localizados en el sistema nervioso, si bien su distribución accede a otros tejidos como el
muscular y el hormonal. La mayoría de las farmacoterapias que se utilizan en psiquiatría
se basan en los mecanismos de acción de los propios neurotransmisores. Por ejemplo,
los antidepresivos actúan sobre los receptores de la neurotransmisión serotoninérgica,
incrementando por tanto la acción de la serotonina.
3.5.1. Monoaminas
Constituyen el grupo principal de neurotransmisores del sistema nervioso (SN).
La característica diferencial de estas sustancias es la presencia de un grupo amino
(-NH2), por lo que se denominan monoaminas o también aminas biógenicas. Proceden
de aminoácidos precursores y forman dos grupos: las catecolaminas, derivadas de
la fenilalanina, aunque en la biosíntesis nerviosa acortan el camino iniciándolo en la
paratirosina; y las indolaminas, que derivan del triptófano.
Las catecolaminas incluyen la dopamina, noradrenalina y adrenalina, mientras que
en las indolaminas es la serotonina su neurotransmisor. La diferencia entre ellas hace
referencia al núcleo o anillo central de su estructura molecular como se corresponde con
la propia diferencia estructural del aminoácido de procedencia. Presentan una situación
troncoencefálica y también cerebral, interviniendo esencialmente en la modulación
funcional de grandes regiones cerebrales, como los núcleos grises basales, el sistema
límbico y la corteza. De ahí que la modificación de sus niveles se haya relacionado
con las alteraciones afectivas y las expresiones psicóticas, por lo que son una autentica
referencia en las principales psicopatologías.
La tirosina hidroxilasa (TH) se encuentra en todas las células que sintetizan
catecolaminas y es la enzima de cantidad limitada en sus rutas biosintéticas. La TH es una
oxidasa de acción combinada que usa el oxígeno molecular y la tirosina como sustratos y
la biopteridina como cofactor. Cataliza la adición de un grupo hidroxilo a la metaposición
de la tirosina, formando de esta manera 3,4-hidroxi-L-fenilalanina (L-dopa).
A pesar de que la disponibilidad de tirosina no limita ordinariamente la proporción
de síntesis de aminas, el cofactor biopterina podría estar en concentraciones subsaturadas
dentro de las neuronas que contienen catecolaminas, y de esta manera podría jugar un
importante papel en la regulación de la biosíntesis de la adrenalina.
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La COMT se encuentra en casi todas las células, entre las que se incluyen a los
eritrocitos; de esta forma, la COMT actúa sobre las catecolaminas extraneuronales.
El enzima, que requiere Mg++, transfiere un grupo metilo desde el cosubstrato
S-adenosilmetionina al grupo 3-hidroxi en el anillo de la catecolamina.
El ácido 4-hidroxi-3-metoxi-fenilacético, más conocido comúnmente como ácido
homovanílico (HVA), es un metabolito principal de la dopamina. Los niveles de este
ácido en el líquido cefalorraquídeo (LCR) proporcionan una idea acerca de la renovación
de la dopamina en el estriado. Los niveles de HVA disminuyen, por ejemplo, en el líquido
cefalorraquídeo de pacientes con la enfermedad de Alzheimer. Un metabolito de la
noradrenalina formado de manera relativamente selectiva en el cerebro es el 3-metoxi-4-
hidroxi-fenilglicol (MHPG). Se estima que entre un 30 y un 50% del MHPG excretado
en la orina deriva del cerebro.
El proceso de recaptación de catecolaminas fue originalmente descrito por
Axelrod y depende de la energía, ya que puede ser inhibido por incubación a baja
temperatura o por inhibidores metabólicos. Los requerimientos energéticos reflejan
un acoplamiento del proceso de captación con el gradiente de Na+ a lo largo de la
membrana neuronal; algunas drogas que inhiben la NA, y otras como la veratridina,
que abre los canales de Na+, pueden tener significancia fisiológica ya que el
transporte cesa al mismo tiempo que la liberación de catecolaminas inducida por
despolarización. La captación de catecolaminas puede inhibirse selectivamente
por drogas tales como los antidepresivos tricíclicos y la cocaína, además de varias
feniletilaminas, tales como las anfetaminas ligadas al portador; de esta forma,
pueden estar concentradas dentro de las neuronas que contienen catecolaminas, y
pueden competir con las catecolaminas por el transporte. La captación a través de la
membrana de la vesícula requiere Mg++.
Los cuerpos celulares de las neuronas noradrenérgicas están agrupados en la médula
oblongada, el puente y el cerebro medio, y se considera que son anatómicamente una
parte de la formación reticular.
Las fibras noradrenérgicas pueden dividirse dentro de dos vías fundamentales: el
haz dorsal y el ventral. Los cuerpos celulares originados en el haz dorsal se encuentran
contenidos en un denso núcleo conocido como locus coeruleus, situado lateralmente
sobre el cuarto ventrículo.
La noradrenalina se biosintetiza en las terminaciones sinápticas a partir del
aminoácido tirosina por acción de la tirosina hidroxilasa, produciéndose la dopa,
la cual mediante la dopa descarboxilasa se convierte en dopamina (DA), la primera
de las catecolaminas. La dopamina, por hidroxilación con la -hidroxi-dopamina
se transforma en noradrenalina (NA), que es la segunda de las catecolaminas.
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a) Metabolismo y distribución
La biosíntesis de la dopamina está intrínsecamente relacionada con la NA, sin
embargo, aunque su degradación está sujeta a los mismos sistemas enzimáticos, difiere
en función de cuál sea el primer sistema enzimático que actúe. Si actúa la MAO se
produce el ácido 3,4 dihidroxifenilacético (DOPAC), que es un metabolito final de la
dopamina; si actúa la COMT, hay un metabolito intermediario, la 3-metoxitiramina,
momento en el cual interviene la MAO produciendo el producto final de la degradación,
el ácido homovanílico (AHV).
La liberación es similar a la de la NA, siendo las anfetaminas unos potentes liberadores.
Son inhibidores los -hidroxibutiratos y la reserpina, que es también un depleccionante
de la DA al igual que ocurría con la NA.
Por otra parte, la recaptura no debe seguir el mismo camino que la NA, puesto
que los antidepresivos tricíclicos no la afectan y sin embargo, sí la anfetamina y la
benzotropina.
b) Receptores dopaminérgicos
Inicialmente se identificaron dos subtipos de receptores de dopamina. Los receptores
D1 se acoplaban a la estimulación de la actividad de la adenilciclasa, mientras que los
receptores D2 inhibían la actividad del enzima. Actualmente se han identificado múltiples
receptores del tipo D1 y D2. Los subtipos conocidos de receptores de dopamina forman
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ejemplo, la dietilamida del ácido lisérgico (LSD). Entre otros derivados de la ergolina, se
encuentran la bromocriptina, empleada para inhibir la secreción de prolactina y por tanto
en la interrupción de la lactancia natural, la limida, y otros, que en general coinciden en
su acción agonista de los receptores dopaminérgicos D2.
Por otra parte, los antagonistas utilizados como neurolépticos o antipsicóticos,
presentan dos grandes grupos: las fenotiacinas y las butirofenonas. La característica más
esencial de las fenotiacinas es el bloqueo de los receptores dopaminérgicos postsinápticos
D2, aunque el representante más característico de este grupo, la clorpromacina, es también
un potente antagonista dopaminérgico D1, y también presenta efectos anticolinérgicos
y antiadrenérgicos. El representante más característico de las butirofenonas es el
haloperidol.
El problema de estos antipsicóticos ha sido y sigue siendo la tremenda repercusión
sobre la regulación motora provocada por sus efectos antidopaminérgicos, y sobre todo,
la cronicidad de su tratamiento. De ahí que actualmente se incida en la utilización de
antidopaminérgicos selectivos, de manera que antagonizando o bloqueando los receptores
dopaminérgicos D2 el efecto no sea generalizado, sino que la actuación se circunscriba
a áreas cerebrales concretas, con lo que podríamos perfectamente situar una acción de
bloqueo D2 en el sistema límbico que no afecte a los receptores D2 de los núcleos grises
basales, evitando por tanto cualquier efecto de tipo motor al no alterar la funcionalidad
de las vías extrapiramidales.
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fuera contracción del músculo liso gastrointestinal) confirmó la idea de que la 5-HT era
un producto de nuestro cerebro y tiene importantes efectos conductuales.
No todas las células que contienen 5-HT lo sintetizan. Las plaquetas no sintetizan
5-HT; acumulan la 5-HT del plasma por un mecanismo de transporte activo que se
encuentra en la membrana de plaquetas. El paso inicial en la síntesis de serotonina es
el transporte facilitado del aminoácido L-triptófano de la sangre hasta el cerebro. Otros
aminoácidos neutros (fenilalanina, leucina, metionina) son transportados dentro del
cerebro por el mismo mensajero.
Las neuronas serotoninérgicas contienen la enzima triptófano-hidroxilasa, que
convierte el triptófano en 5-hidroxitriptófano (5-HTP), cuya distribución en el cerebro es
similar a la de la propia 5-HT. La enzima requiere tanto de oxigenación molecular como
del cofactor biopteridina.
La otra enzima implicada en la síntesis de serotonina es la decarboxilasa de los
aminoácidos L-aromático (aminoácido descarboxilasa: AADC), que convierte 5-HTP en
5-HT. Esta enzima está presente no sólo en las neuronas serotoninérgicas sino también
en las neuronas catecolaminérgicas, donde convierte 3,4-dihidroxifenilalanina (DOPA)
a dopamina.
La hidroxilación inicial del triptófano parece ser el peldaño limitante en la síntesis
de serotonina más que la decarboxilación de la 5-HTP. La evidencia en apoyo de este
punto de vista incluye el hecho de que 5-HTP se encuentra sólo en pequeñas cantidades
en el cerebro, presumiblemente porque es decarboxilado casi tan rápidamente como se
forma.
En 1964, Dahlstrom y Fuxe, usando la técnica de histofluorescencia de Falck-Hillarp,
observaron que la mayoría de cuerpos serotoninérgicos se encontraban en grupos de los
cuerpos celulares denominados como núcleos del Raphe y describieron nueve grupos de
cuerpos celulares que contienen serotonina, a los que ellos designaron desde B1 hasta B9.
El grupo más grande de células serotoninérgicas es el grupo B7, contiguo a un grupo más
pequeño de células serotoninérgicas, B6. Los grupos B6 y B7 son a menudo considerados
conjuntamente como el núcleo dorsal de Raphe, con B6 siendo su extensión caudal. Otro
grupo de cuerpos celulares serotoninérgicos prominente es el B8, que corresponde al
núcleo medio de Raphe, también llamado el núcleo central superior. El grupo B9 parte
del tegmento ventrolateral del puente y del cerebro medio.
Las proyecciones serotoninérgicas ascendentes, que inervan el córtex y otras regiones
del cerebro anterior, vienen desde el Raphe dorsal, el Raphe medio y el grupo celular B9.
El otro núcleo de Raphe, B1 a B5, está situado más caudalmente y contiene un número
bajo de células serotoninérgicas.
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El cerebro humano contiene más tipo B que tipo A. Es interesante que los cuerpos
celulares de la serotonina contengan predominantemente MAO-B; así los nervios
serotoninérgicos (al menos, los somas) contienen la forma de MAO-B que no metaboliza
preferentemente 5-HT. Esto ha llevado a la hipótesis de que la MAO-B en las neuronas
serotoninérgicas impide a la célula la acumulación de sustratos naturales que pueden
interferir con el almacenamiento, liberación y recogida de 5-HT.
a) Receptores serotoninérgicos
Estudios farmacológicos y fisiológicos han contribuido a la definición de muchos
subtipos de receptores para serotonina. Inicialmente se diferenciaron dos receptores
diferentes de 5-HT en el íleon, llamados receptores D (bloqueado por dibencilina) y M
(bloqueado por morfina). El receptor D se pensó que estaba en el músculo liso del íleon
mientras que el receptor M, se consideró que estaba en la estructura ganglionar.
El desarrollo del ensayo de unión al radioligando propuesto por Pertoutka y Snyder
en 1979 para identificar receptores serotoninérgicos en el cerebro puso de manifiesto dos
lugares de unión con alta afinidad a la serotonina marcada [H3] 5-HT y a la espiperona y
fueron designados como receptor 5-HT1y receptor 5-HT2.
La unión de [H3] 5-HT a los receptores 5-HT1 fue desplazada por la espiperona
de forma bifásica, sugiriendo que el llamado receptor 5-HT1 podía ser una población
heterogénea de receptores. El lugar de unión [H3] 5-HT que muestra alta afinidad para
espiperona fue llamado subtipo 5-HT1A, mientras el componente de unión [H3] 5-HT
que mostraba baja afinidad para espiperona fue llamado el subtipo 5-HT1B. Se encontró
una alta densidad de lugares de unión para [H3] 5-HT en el plexo coroideo. Estos sitios
de unión a [H3] 5-HT fueron denominados subtipo 5-HT1C. Un cuarto lugar de unión
para [H3] 5-HT fue identificado en el cerebro bovino y fue llamado receptor 5-HT1D.
El receptor 5-HT1D fue identificado en cerebros de especies desprovistas de receptor
5-HT1B. El receptor M, originalmente descrito en el íleon de cobayas, se denomina
actualmente 5-HT3, y se ha descrito también un 5-HT4.
Tanto en el hipocampo como en el núcleo de Raphe, los receptores 5-HT1A están
asociados a la apertura de los canales K+, presumiblemente de forma directa a través
de una proteína G. En las áreas del campo terminal como el hipocampo, los receptores
5-HT1A están también asociados mediante una proteína G a la inhibición de la actividad
de la adenilciclasa. El receptor 5-HT1A es clasificado como estando asociado a ambos la
estimulación y la inhibición de la adenilciclasa, siempre en la misma región cerebral.
En la sustancia negra, demostrada por estudios de unión de radioligandos, hay una
alta densidad de receptores 5-HT1B y 5-HT1D; estos receptores serotoninérgicos están
asociados a la inhibición de adenilciclasa a través de la proteína G.
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3.5.2. Acetilcolina
La acetilcolina (ACh) es el neurotransmisor específico en las sinapsis del sistema
nervioso somático (SNS) y en las sinapsis ganglionares del sistema nervioso autónomo
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(SNA), así como en los órganos diana de la división parasimpática. Esta situación ha
permitido una amplia dedicación científica y, por tanto, un extenso conocimiento
de su actividad. En este sentido, la comprobación del papel excitatorio de la sinapsis
colinérgica en la placa neuromuscular y de su papel inhibitorio sobre la membrana de las
fibras musculares cardiacas confirma el concepto que anteriormente expresábamos sobre
la consecuencia derivada, no del neurotransmisor, sino de la naturaleza de los canales
iónicos controlados por los receptores colinérgicos postsinápticos. En la musculatura
esquelética el control se ejerce sobre el canal iónico del sodio y en la musculatura cardiaca
sobre el canal iónico del potasio.
La acetilcolina se encuentra también ampliamente distribuida en el encéfalo y es un
neurotransmisor clave en la regulación de los niveles de vigilancia y en el funcionamiento
de grandes áreas de asociación.
a) Metabolismo y distribución
Su síntesis se realiza en el botón terminal mediante la utilización de dos sustancias
precursoras, el acetato y la colina, si bien la síntesis exige la incorporación del acetato a la
colina y la intervención del sistema enzimático acetil-colina-transferasa (ChAT), que a su
vez necesita la presencia de una coenzima, la coenzima-A, para transferir el acetato. En la
síntesis, el proceso fundamental se refiere a la acción de la ChAT, que ante la presencia de
acetilcoenzima A y del aminoalcohol colina, deja libre la coenzima y da como resultado
el producto final de la reacción, que es el neurotransmisor acetilcolina.
Esta actividad enzimática fue ensayada por primera vez en una preparación libre
de células por Nachmansohn y Machado en 1943. Por ejemplo, la enzima colina
acetiltransferasa (ChAT) se encuentra con una relativamente alta concentración en
el núcleo caudado, pero en relativamente baja cantidad en el cerebelo. Dentro de las
neuronas colinérgicas, la ChAT está concentrada en los terminales nerviosos, aunque
también se encuentra en los axones (Ver figura 3.10).
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b) Receptores colinérgicos
El receptor nicotínico de la acetilcolina es, seguramente, el receptor mejor conocido
en toda la neurotransmisión. Su importancia histórica procede de la miastenia gravis,
grave patología muscular que, desde nuestro punto de vista, abrió el camino para los
usos no terapéuticos de anticolinesterásicos como la fisostigmina, especialmente en el
desarrollo de los terribles y mortíferos gases que siguen constituyendo una amenaza de
destrucción masiva, con su uso bélico, para la organización viva y particularmente para
el hombre. Otro aspecto a destacar es la gran concentración y densidad de receptores
nicotínicos en los órganos eléctricos de varias especies de peces y, por último,
la amplia distribución en el mundo animal (venenos de serpiente) y en el mundo
vegetal (alcaloides) de neurotoxinas que se fijan irreversiblemente a los receptores
colinérgicos.
El receptor nicotínico es una glucoproteína formada por cinco subunidades (2 , 1 ,
1 , y 1 ), de las cuales dos son cadenas peptídicas idénticas; aunque las subunidades son
homólogas, no son equivalentes. La estructuración de estas subunidades en la membrana
arropa un canal central que se denomina modulador de conductancia iónica y que
constituye la puerta de entrada para los iones Na+ cuando se ha sensibilizado el receptor;
es decir, unido a los radicales de alta afinidad por la acetilcolina, el neurotransmisor
accede y se produce un cambio conformacional.
Las subunidades parecen ser claves en la activación del receptor y además tienen un
funcionamiento sucesivo; es decir, la unión de la acetilcolina al radical de alta afinidad
de una subunidad permite el acceso de otra acetilcolina a la segunda subunidad . Es
entonces cuando se abre el canal de conductancia y aparece la consecuencia receptora
(Ver figura 3.12).
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El receptor muscarínico da una respuesta más lenta pero sus efectos son más
duraderos. Este receptor no responde de la misma manera que el nicotínico (que es
ionóforo), sino que necesita el segundo mensajero. En este caso, el fenómeno bioquímico
responde a la inhibición de la adenilatociclasa, la activación de la guanilatociclasa y
la estimulación de la síntesis de prostaglandinas; es decir, que podríamos definir la
dependencia GTPásica y la respuesta a la síntesis de GMPc. No obstante, también
aparece una respuesta colinérgica a la disminución del AMPc como se correspondería
con la inhibición de la adenilatociclasa. Actualmente, y de acuerdo con las propiedades
discriminatorias de ligandos selectivos, se han clasificado en M1, de localización
central y con un importante papel en el aprendizaje y la memoria, y M2, de localización
periférica en corazón, glándulas y musculatura lisa.
La acetilcolina, como tal, tiene muy poco valor terapéutico por la facilidad orgánica
de su hidrólisis; de ahí que, por ejemplo, a nivel oral no tenga sentido su uso. Esto
ha hecho que la química farmacéutica haya dirigido sus pasos hacia la utilización de
agonistas y antagonistas muscarínicos y nicotínicos como expresión de una actividad
agonista y antagonista colinérgica.
c) Agonistas y antagonistas muscarínicos
Metacolina. Es más estable a la hidrólisis al incorporar un nuevo metilo a la
acetilcolina y mantiene la actividad muscarínica, pero no tiene actividad nicotínica.
Carbacol. Es un carbamato de colina; es también más resistente a la hidrólisis que
la acetilcolina y se emplea tópicamente en el tratamiento del glaucoma.
Betanecol. Se emplea oralmente en los casos de atonía gastrointestinal y urinaria,
sobre todo en el tratamiento postoperatorio.
Muscarina. Aunque define al propio receptor colinérgico no se utiliza por ser muy
tóxico. Se obtiene de la Amanita muscaria, que es la seta venenosa más característica.
Pilocarpina. Es también un alcaloide natural, en este caso del arbusto Pylocarpus, y
se utiliza como miótico en el tratamiento del glaucoma. Entre sus efectos autónomos se
observa rápidamente la hipersecreción salival y la sudoración.
Arecolina. Es un alcaloide de la nuez areca y se está empleando en los tratamientos
de las demencias, cuya primera sintomatología es la pérdida de la capacidad mnésica.
Sin embargo, ofrece muchos problemas ante los efectos secundarios autónomos como
las náuseas, diarrea, broncoconstricción, hipotensión, etc.
Tremorina y oxotremorina. Son derivados acetilénicos de síntesis que producen
temblor, por lo que son utilizados para comprobar la efectividad de los fármacos
anticonvulsivantes.
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Figura 3.13. Respuesta inhibitoria del receptor muscarínico M2. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff,
B. W., Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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Figura 3.17. Vista molecular de cuatro tipos de receptores de glutamato. Fuente: Siegel, G. J.,
Agranoff, B. W., Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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receptores del glutamato, particularmente en los casos donde los receptores de NMDA
parecen no operar. Existe un componente no sensible del AMPA y del NMDA del
glutamato enlazando a las membranas cerebrales, el cual está en mucha competición
con los ácidos kaínico y domoico. El perfil farmacológico de los receptores de
kainato difieren de los receptores de AMPA en el orden de rango agonista, es kainato
> glutamato > AMPA, mientras que para los receptores de AMPA el orden es AMPA
> glutamato > kainato.
Los receptores metabotrópicos de glutamato reciben este nombre a causa de
que son enlazados por proteínas G a enzimas citoplasmáticos. La activación de los
receptores metabotrópicos produce, en diferentes tipos de células, un incremento
en la concentración de Ca++ intracelular mediado por hidrólisis del fosfoinositol,
liberación de ácido araquidónico mediada por la activación de la fosfolipasa D, e
incrementos o disminuciones en los niveles de AMPc.
Los receptores metabotrópicos han demostrado ejercer una amplia variedad de
efectos moduladores en la transmisión sináptica tanto excitatoria como inhibitoria,
como era de esperar si el receptor está asociado a múltiples enzimas efectores.
El ácido quiscuálico, el ácido caínico y el propio ácido glutámico son agonistas
de estos neurotransmisores. Los antagonistas glutamínicos son el dietiléster
del glutamato, la glutamiltaurina y la piperidín dicarboxilo. Y, finalmente, el
-aminoadípico y la glutamilglicina son antagonistas específicos del ácido
aspártico.
Es interesante lo que se ha dado en llamar el síndrome del restaurante chino,
producido por la ingesta de altas cantidades de monosodio de glutamato utilizado
como saborizante, y que origina, entre otros síntomas, dolor de cabeza, vasodilatación,
mareo y náuseas.
b) Histamina
La historia de la -aminoetilimidazol o histamina es paralela a la de la acetilcolina
(ACh). Los dos compuestos fueron sintetizados como curiosidades químicas antes
de identificarse su importancia biológica; se detectaron por primera vez como
sustancias que estimulaban al útero, en los extractos del cornezuelo de centeno, de los
cuales fueron más tarde aislados; ambos resultaron ser contaminantes del cornezuelo
por acción bacteriana. A principios del siglo pasado se puso de manifiesto que la
histamina estimulaba diversos músculos lisos y tenía intensa acción vasodepresora.
Posteriormente se aislaron de muestras frescas de hígado y pulmón, y así se constató
que dicha amina era un constituyente natural del organismo. También se puso de
manifiesto que las células de la piel después de estímulos lesivos liberaban una
sustancia con las propiedades de la histamina (sustancia H).
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Figura 3.21. Modelo estructural del receptor de GABA A unido al canal de Cl-. Fuente:
Siegel, G. J., Agranoff, B. W., Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry.
Raven Press. New York.
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También está presente en la sustancia negra, que, como sabemos, presenta una
alta concentración de neuronas dopaminérgicas y un elevado contenido de GABA
y de sus sistemas enzimáticos, lo cual quiere decir que la regulación de la actividad
dopaminérgica de la sustancia negra sobre el estriado depende de la intervención del
GABA.
El GABA se sintetiza a partir del ácido glutámico mediante la intervención
específica de la ácido-glutámico-descarboxilasa (GAD), un sistema enzimático
dependiente del fosfato de piridoxal (PP), exclusivo de mamíferos y presente sólo
en el sistema nervioso. El ácido glutámico utilizado como precursor es el formado
en el ciclo de Krebs vía ácido cítrico. La presencia de GAD es, por tanto, el mejor
indicador de una actividad GABAérgica.
En la biosíntesis desde el -cetoglutárico, como veíamos en el apartado anterior,
la acción de la aspartato-aminotransferasa produce glutámico que por la acción de la
GAD, ante la presencia del PP, da ácido -aminobutírico (GABA) como producto final.
Su degradación enzimática se produce mediante la intervención de la -transaminasa
(GABA-T), que transporta el grupo amino al -cetoglutárico y finalmente se oxida al
ácido succínico como producto final.
La liberación del GABA y de la glicina es calcio-dependiente. La recaptura es
el medio de inactivación, pero en este, y particularmente en el caso del GABA, las
células gliales juegan un importante papel absorbiendo al GABA, igual que una
neurona, además de participar en su depósito mediante la formación de glutamina.
También participan activamente en su catabolización a través de la inclusión en
el proceso energético de las mitocondrias gliales, fenómeno que se conoce como
cortocircuito GABA, y que presenta la participación funcional de la glía en la
regulación de uno de los neurotransmisores de mayor transcendencia en los procesos
de regulación y en la capacidad funcional del sistema nervioso.
Se distinguen dos tipos de receptores GABAérgicos: el GABA-A, postsináptico, y el
GABA-B, presináptico. El receptor GABA-A es una estructura compleja que incluye el
receptor GABAérgico propiamente dicho, el receptor endógeno de las benzodiacepinas
y el canal iónico que, como neurotransmisor inhibitorio, es un canal de cloro (Cl-), así
como la GABA-modulina, una proteína de enlace entre las estructuras principales, es
decir, entre el receptor GABA y el receptor benzodiacepínico. La GABA-modulina
bloquea inicialmente a los receptores e inhibe el canal iónico de Cl-; cuando esta
proteína deja de actuar, ambos receptores se complementan abriendo el canal del Cl-,
y si alguna benzodiacepina (BZ) actúa sobre los receptores, se produce un incremento
en la capacidad receptiva del propio GABA-receptor.
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Los receptores GABA-B tienen baja afinidad, son presinápticos y están ligados a
la adenilatociclasa. Su función parece estar centrada en la regulación de la liberación
de otros neurotransmisores distintos al GABA, desde la neurona presináptica por
excitabilidad del GABA-B y actuando a través de la intervención del Ca++.
Teniendo en cuenta los receptores y la regulación metabólica del GABA, las
posibilidades de modificación de la actividad GABAérgica son muy numerosas.
Muchos agonistas del receptor GABA-A son anticonvulsivantes, antidepresivos
e incluso analgésicos, como por ejemplo el muscimol, un alcaloide de la Amanita
muscaria, y el ácido isonipocótico. La bicuculina y la picrotoxina son también
enérgicos antagonistas; estas sustancias son alcaloides naturales que bloquean los
canales de Cl- abiertos por los receptores GABA-A, luego ambos son potentes
convulsivantes y antagonizan la inhibición GABA en todo el SN.
La -alanina y el ácido diaminobutírico bloquean la captación de GABA, lo
que lógicamente conduce a concentraciones más elevadas de neurotransmisores
inhibitorios. El bloqueo de la GABA-T produce un aumento del contenido de GABA
que potencia los procesos inhibitorios de la actividad nerviosa, lo que está asociado a la
conducta reposada, relajada y presomniaca, por lo que se ha utilizado preventivamente
para bloquear las posibles crisis de hiperactividad de tipo epileptógeno, y es uno de
los caminos farmacológicos más empleados a nivel terapéutico, en los que el -vinil-
GABA, el valproato sódico y la GABA-culina son los más clásicos representantes.
En última instancia, el bloqueo o la inhibición de la glutamato descarboxilasa
como ocurre con la tiosemicarbácida y semicarbácida, ofrece una consecuencia
opuesta a la antagonista GABA-T, puesto que impiden sus síntesis y reducen la
concentración de GABA de una manera importante favoreciendo las situaciones de
activación y de convulsión.
b) Glicina
La glicina, por su parte, se forma a partir de la serina, otro aminoácido que a su
vez se forma desde el ácido pirúvico, o lo que sería lo mismo, desde la glucosa en la
etapa anterior al ciclo de Krebs. El precursor inmediato de la glicina es la serina, que
se convierte en glicina por la actividad de la enzima serina hidroximetiltransferasa
(SHMT) (Ver figura 3.22).
Al igual que para el GABA, la liberación de glicina es dependiente del Ca++ y se
han encontrado receptores postsinápticos específicos. La acción de la glicina termina
con su recogida por un sistema transportador de alta afinidad.
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algunos pacientes con fibrosis quística también tienen una anormalidad de la función
biliar que resulta en una mala absorción de las grasas. Esta anormalidad parece ser
debida en parte a una deficiencia de taurina.
Otra enfermedad en la que puede emplearse la taurina como terapia nutricional es
la epilepsia, donde se ha demostrado que la taurina disminuye la frecuencia de sus
crisis convulsivas en varios modelos animales. La taurina ha demostrado también
una actividad anti-epiléptica definitiva potente y de larga duración en un grupo de
epilépticos que no respondieron a los medicamentos convencionales. Este efecto
antiepiléptico fue visto en la taurina a dosis entre 200 y 1.500 mg al día. La taurina
se encuentra principalmente en las áreas de alta actividad eléctrica, tales como el ojo,
el cerebro y el corazón.
La función más importante de la taurina es estabilizar las membranas de las
células nerviosas. Si la membrana de la célula está eléctricamente inestable, la célula
nerviosa puede disparar demasiado rápido y erráticamente, lo cual puede causar
algunas formas de epilepsia. Otra teoría de la epilepsia sostiene que es causada por
cantidades anormales de ácido glutámico en el cerebro. De acuerdo con esta teoría,
la taurina trabajaría normalizando los niveles de ácido glutámico.
Algunos estudios han demostrado que la falta de taurina durante las dos primeras
semanas de vida afecta permanentemente al nivel de algunos aminoácidos en el
cerebro. El nivel aumentado de ácido glutámico puede hacer a un organismo más
propenso a las crisis convulsivas durante ciertas situaciones de estrés, tales como una
fiebre alta, estimulación excesiva, trauma, cambios dietéticos o cualquiera de estas
circunstancias en combinación con factores genéticos o daño cerebral. Sin embargo,
existe controversia a este respecto, puesto que hay trabajos que han encontrado que
la taurina no produce beneficio ninguno en algunos casos de epilepsia. Se requiere de
investigación adicional para determinar cuáles de los muchos tipos de epilepsia que
existen pueden responder a la taurina y cuáles son las dosis óptimas.
También se han hecho estudios en relación con el uso de la taurina en el síndrome
de abstinencia del alcohol con resultados muy positivos en lo tocante al desarrollo
de algunos de los síntomas más graves de este tipo de trastorno, tales como el delirio
y las alucinaciones. La taurina también disminuye las molestias en el síndrome de
abstinencia por adicción a la morfina.
En lo referente a su toxicidad, la taurina es generalmente bien tolerada. No se conocen
serios efectos colaterales a las dosis terapéuticas usuales de 1-3 gramos al día.
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4.1. Introducción
La investigación en neuroquímica en los últimos años ha proporcionado una gran
cantidad de información sobre los péptidos neuroactivos. Lo más sorprendente de su
conocimiento ha sido que, en algunos casos, aunque se sabía que actuaban en el cuerpo
humano como hormonas, se ha ampliado el campo de acción al sistema nervioso.
Por ejemplo, el péptido intestinal vasoactivo (VIP) y la colecistoquinina (CCK),
que actúan como hormonas gastrointestinales, de acción local, se han aislado en el
sistema nervioso central (SNC), comprobándose que llevan a cabo una actividad
fisiológica importante, lo que define su papel neurotransmisor y neuromodulador.
Sin embargo, en otros casos, el mejor conocimiento ha supuesto un cambio de la
idea inicial que se tenía sobre su funcionamiento como es el caso de la vasopresina
y la oxitocina.
Otros péptidos, como las endorfinas y encefalinas, que se han conseguido aislar
en el SNC precisamente por su enorme capacidad para imitar las acciones básicas
de la morfina, y a las que se denomina opiáceos endógenos, han adquirido un gran
protagonismo, esencialmente por su participación en los sistemas cerebrales de
gratificación y castigo.
Los neuropéptidos presentan algunas características propias que los diferencian
de los neurotransmisores clásicos; la más notoria es que se encuentran en una
concentración mucho más pequeña y, sin embargo, tienen una acción mucho más
potente.
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4.2.1. Proteínas G
Existen múltiples formas de las proteínas G en el sistema nervioso, cada proteína G
es un heterodímero compuesto de subunidades , y simples. La actividad funcional
de las proteínas G implica su disociación y reasociación en respuesta a señales
extracelulares. Las proteínas G (Ver figura 4.1) unen directamente algunos complejos
receptor-neurotransmisor con canales iónicos y regulan los niveles intracelulares de
segundos mensajeros.
Las proteínas G son una clase de proteínas unidas al nucleótido guanina, y que
constituyen los factores que típicamente se acoplan a los receptores de membrana
para la generación de segundos mensajeros intracelulares.
Con la excepción de la transmisión sináptica mediada vía receptores por canales
iónicos, la familia de proteínas G parece estar implicada en casi todas las señales
de transmembrana del sistema nervioso. Las proteínas G son llamadas así a causa
de la capacidad para unir los nucleótidos de guanina, guanosín trifosfato (GTP) y
guanosín difosfato (GDP). Muchos tipos de proteínas efectoras están influidas por
las proteínas G; como, la adenil ciclasa, la fosfolipasa C que cataliza la hidrólisis de
fosfatidilinositol, fosfolipasa A2 que cataliza la hidrólisis del ácido araquidónico, y
la fosfodiesterasa (PDE).
Se han identificado tres formas de proteína G, la denominada transducina (Gt)
identificada como la proteína G que se une a la rodopsina para la regulación del
funcionamiento de células fotorreceptoras, la denominada estimuladora (Gs) y la
denominada inhibidora (Gi), que se unen a los receptores de membrana activados por
los neurotransmisores para facilitar o inhibir la adenil ciclasa, enzima que cataliza la
síntesis de adenosín-monofosfato-cíclico (AMPc).
Los diferentes tipos de proteínas G contienen distintas subunidades , que son
responsables de su actividad funcional específica:
a) Familia Gs, son la G s1, G s2 y G olf.
b) Familia Gi, son la G i1, G i2, G i3, G o1, G o2, G t1, G t2, G gust y G z.
c) Familia Gq, son la G q, G 11, G 12, G 13, G 14, G 15 y G 16.
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el cerebro pero se presenta también fuera del cerebro, en los pulmones y en el tejido
olfatorio. El tipo III está en grandes cantidades en el epitelio olfatorio. El tipo IV parece
estar ampliamente distribuido y está presente a niveles altos en el cerebro.
Las adenil ciclasas contienen dos grandes regiones hidrofóbicas, cada una de
las cuatro tiene seis dominios de unión en la membrana. Hay dos grandes dominios
citoplasmáticos, uno entre las dos regiones hidrofóbicas y otro en el terminal carboxilo
de la proteína. Los dominios citoplasmáticos son las porciones más altamente
conservadas de las cuatro formas diferentes de la adenil ciclasa, y son similares
unas a otras. Además, hay alguna homología entre estos dominios y los dominios
catalíticos de ciertas guanidil ciclasas, enzimas que catalizan la síntesis del GMPc.
Se piensa que estos dominios contienen lugares de unión para los nucleótidos, y
ambos parecen ser necesarios para la actividad catalítica; no hay actividad enzimática
cuando sólo uno de los dominios es activado.
Las adenil ciclasa son glicosiladas y contienen varios lugares potenciales para la
fosforilación. Las adenil ciclasas del tipo I al IV se diferencian en su capacidad para ser
reguladas por Ca2+ y por la calmodulina, los tipos I y III son estimulados por complejos
Ca2+/calmodulina, mientras que los tipos II y IV son insensibles (Ver figura 4.4).
Figura 4.4. Regulación de la actividad de la adenil ciclasa I y II. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff,
B. W., Albers R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
En las células que contienen el tipo I de adenil ciclasa, la formación de AMPc
es estimulada por medio de señales extracelulares que aumentan la entrada de Ca2+
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en las células, así como por medio de aquellas señales que activan los receptores
asociados a la proteína Gs. Las células que utilizan y producen el tipo I de adenil
ciclasa pueden tener altos niveles de de AMPc, debido a la intervención basal del
complejo Ca 2+/calmodulina, de hecho, los altos niveles de actividad enzimática de
adenil ciclasa en el cerebro pueden ser explicados por este motivo.
De la misma manera el alto nivel de actividad enzimática podría también requerir
mecanismos adicionales cuando este tipo de adenil ciclasa es inhibida, así: la
formación de AMPc puede ser inhibida en estas células no sólo por medio de señales
que activan los receptores acoplados a la proteína Gi, sino también por señales
que activen los receptores acoplados a otras proteínas G, como la Go y la Gq. Lo
que constituye un mecanismo para evitar la alta capacidad sintética del AMPc en
el cerebro, así como proporcionar múltiples mecanismos para la regulación de la
formación de AMPc por medio de señales extracelulares.
Una situación muy distinta aparece en células que producen la adenil ciclasa tipo
II En estas células, la actividad enzimática no es estimulada por Ca2+/calmodulina,
pero es incrementada por medio de señales que activan los receptores asociados a
la proteína Gs, lo que constituye un mecanismo de regulación para la formación de
AMPc.
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Figura 4.5. Esquema de la actividad de guanidil ciclasa. Fuente: Siegel, G. J., Agranoff,
B. W., Albers, R. W. y Molinoff, P. B. (1993): Basis Neurochemistry. Raven Press. New York.
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4.2.4. Fosfodiesterasas
Dado el papel de los nucleótidos cíclicos en vías de transducción de señal, no
sorprende que el anabolismo y catabolismo de estos segundos mensajeros esté
altamente regulado, y es precisamente este aspecto el papel de un gran número de
enzimas, las fosfodiesterasas (PDEs), que catalizan la conversión de AMPc y GMPc
en 5´-AMP y 5´-GMP mediante la hidrólisis de los enlaces 3´-fosfoéster.
Se han descrito las cinco principales familias de PDE, sobre la base de dos
criterios:
1. Los mecanismos para la regulación de la actividad enzimática.
2. Las propiedades de las enzimas para hidrolizar los nucleótidos cíclicos.
La familia I de PDE depende de la intervención del binomio Ca2+/calmodulina,
y los estudios inmunocitoquímicos han revelado que altos niveles de estas enzimas
están localizados, en los campos dendríticos de células cerebelares de Purkinje y en
células piramidales de la corteza cerebral.
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El GMPc tiene una acción dual sobre la PDE II y III; la primera es estimulada
y la segunda inhibida. La PDE II puede aumentar su actividad entre 10 y 50 veces
más de acuerdo con la concentración de GMPc que se encuentre en las células. Sin
embargo, la estimulación es transitoria ya que el GMPc es también el sustrato para
la enzima PDE y al aumentar su concentración activa a su vez el sistema enzimático
que rápidamente actúa metabolizando al GMPc. Por contra el GMPc tiene una
acción inhibitoria sobre la actividad de la PDE III; los resultados de estudios
inmunohistoquímicos han puesto de manifiesto la amplia distribución de la PDE II
en el cerebro, no así de la PDE III.
La PDE IV actúa específicamente sobre el AMPc, se encuentra en muchos tejidos
y es producida abundantemente en el sistema nervioso central.
La familia PDE V presenta su especificidad sobre el GMPc y muestra una acción
selectiva 50 veces mayor para GMPc que para AMPc. Algunos inhibidores de PDE
con posible utilidad clínica se basan en la regulación de la contracción y la relajación
muscular por lo que se están desarrollando para la posible aplicación clínica del
tratamiento de enfermedades cardiovasculares.
4.3.1. Bombesina
Presenta dos estructuras, la bombesina-27 y la bombesina-14; la primera tiene una
secuencia de 27 aminoácidos Ala-Pro-Val-Ser-Val-Gly-Gly-Gly-Thr-Val-Leu-Ala-
Lys-Met-Tyr-Pro-Arg-Gly-Asn-His-Trp-Ala-Val-Gl-His-Leu-Met-NH2 y la segunda
presenta la siguiente secuencia Glu-Gln-Arg-Leu-Gly-Asn-Gln-Trp-Ala-Val-Gly-His-
Leu-Met-NH2.
Se ha localizado la bombesina en diferentes tejidos de los mamíferos: pulmón,
tracto gastrointestinal y tejido cerebral. Dentro del tejido nervioso parece que el
hipotálamo es la zona con un mayor contenido.
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4.3.2. Carnosina
La carnosina es un dipéptido (Ver figura 4.6) que parece actuar como
neurotransmisor encargado del transporte de información sensorial olfatoria desde
las células quimiorreceptoras al bulbo olfatorio.
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Fig. 4.7. Esquema del bulbo olfatorio. Fuente: Bradford, H. F. Fundamentos de Neuroquímica.
Editorial Labor, SA. Barcelona, 1998.
4.3.3. Somatostatina
La somatostatina está compuesta por varios péptidos (Ver cuadro 4.1), se detectó por
primera vez en el hipotálamo e interviene en la liberación de las hormonas hipofisarias.
La somatostatina presenta dos secuencias: la somatostatina-14, con 14 aminoácidos, y
la somatostatina-28, que está formada por 28 residuos de aminoácido, ambas en forma
de anillo que se une por un puente disulfuro entre dos residuos de cisteína.
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Somatostatina-28
Ser-Ala-Asn-Ser-Asn-Pro-Ala-Met-Ala-Pro-Arg-Glu-Arg-Lys-Ala-
Gly-Cys-Lys-Asn-Phe-Phe-Trp-Lys-Thr-Phe-Thr-Ser-Cys-OH
Somatostatina-14
Ala-Gly-Cys-Lys-Asn-Phe-Phe-Trp-Lys-Thr-Phe-Thr-Ser-Cys-OH
Cuadro 4.1. Secuencia de aminoácidos que componen la somatostatina-28 y 14.
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4.3.4. Sustancia P
La sustancia P es un péptido de 11 aminoácidos y es la primera sustancia
neur-activa que se propone como neurotransmisor. La sustancia P presenta propie-
dades hipotensoras potentes que no eran bloqueadas por la atropina. Es el primer
neuropéptido activo que se propone como neurotransmisor, y se asignan sus
propiedades y actividad biológica a los seis aminoácidos correspondientes al extremo
del carbono terminal (C-terminal).
La secuencia de aminoácidos de la sustancia P es: Arg-Pro-Lys-Pro-Gln-Gln-
Phe-Phe-Gly-Leu-Met-NH2.
Las funciones de la sustancia P son estimular la contracción de los músculos lisos,
vasculares y extravasculares, provocar un intenso refuerzo de la salivación y otras
acciones centrales. Se ha demostrado su presencia en intestino, glándulas salivares y
en la mayor parte de las áreas del SNC, sobre todo en hipotálamo y sustancia negra,
y en el asta dorsal de la médula espinal.
Cuando se seccionan las raíces dorsales los niveles de sustancia P en el asta
dorsal de la médula espinal descienden considerablemente; se ha establecido que
la liberación de la sustancia P está relacionada con la entrada de información y es
dependiente de calcio, como se ha puesto de manifiesto en diversos preparados in
vitro de médula espinal.
Cuando se aplica a motoneuronas de la médula espinal, la sustancia P tiene una
importante acción despolarizadora. De acuerdo con lo anteriormente expresado,
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La interacción del receptor con esta sustancia, produce alteraciones del recambio
del fosfatidil inositol y la movilización del calcio celular, lo que sugiere que no está
mediada por nucleótidos cíclicos.
La sustancia P está relacionada con los mecanismos dolorosos, ya que está
presente en las fibras C, que son unos aferentes primarios relacionados con la
neurotransmisión del dolor. Se ha comprobado que si se inyectan antagonistas de
la sustancia P en la médula espinal, sobreviene una acción analgésica; además esta
también reduce el tiempo de acción frente a los estímulos dolorosos y da lugar a
otras respuestas de comportamiento, por lo que se asume que la sustancia P media la
recepción del dolor.
Por otro lado, los analgésicos opiáceos, como la morfina y las endorfinas, inhiben
la liberación de la sustancia P en el núcleo del quinto par (nervio trigémino), que
transmite la información dolorosa; por lo tanto parece que hay alguna relación entre
la sustancia P y los opiáceos endógenos implicados en la analgesia del SNC.
4.3.5. Colecistoquinina
La colecistoquinina (CCK) es una hormona intestinal secuenciada y sintetizada,
que contiene 33 aminoácidos. Su papel fundamental es la contracción de la vesícula
biliar y por tanto juega un importante papel en la digestión y absorción de las
grasas.
Se ha podido comprobar que en realidad la CCK constituye una familia de
péptidos, puesto que se presenta con diferentes estructuras, la CCK-33 tiene un
octapéptido con terminal carboxilo (C) sulfurado que, por proteólisis, da lugar a la
CCK-8, la cual se encuentra en un 80% en el cerebro y un 60% en el intestino. Este
péptido contiene un terminal C de cinco aminoácidos, similar al de otra hormona
intestinal, la gastrina, y al decapéptido ceruleína, que se encuentra en la piel de los
anfibios.
Los anticuerpos antigastrina interaccionan con la familia CCK, por eso hay
una inmunorreactividad similar a la gastrina en el cerebro, incluso en zonas donde
aparece en menor cantidad.
La corteza cerebral es la región donde hay mayor cantidad de CCK-8; no obstante,
también se puede encontrar en la retina, hipocampo, hipotálamo, núcleo amigdaloide
y sustancia gelatinosa de la médula espinal. La mayor densidad de células que
contienen CCK-8 se ha detectado en la sustancia gris periacueductal a nivel de la
salida del par craneal III. En el encéfalo y la retina parece que la mayor reactividad a
CCK-8 se localiza en los cuerpos neuronales, más que en las células gliales.
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Por ejemplo, el VIP relaja los pulmones, la tráquea y la musculatura gástrica. Inhibe
la secreción de enzimas gástricas y estimula la secreción de glucagón, insulina y
somatostatina, aumentando la adenilciclasa, así como la secreción biliar en el hígado.
La secuencia de aminoácidos del polipéptido intestinal vasoactivo (VIP) es:
His-Ser-Asp-Ala-Val-Phe-Thr-Asp-Asn-Tyr-Thr-Arg-Leu-Arg-Lys-Gln-Met-Ala-
Val-Lys-Lys-Tyr-Leu-Asn-Ser-Ile-Leu-Asn-NH2.
En el sistema nervioso existe en gran cantidad en el córtex cerebral, el hipocampo,
el núcleo amigdaloide, y en cantidades menores en el hipotálamo y en las células
amácrinas de la retina.
El VIP se presenta sobre todo en los terminales nerviosos, y puede liberarse desde
estas fracciones mediante estímulos despolarizantes.
Los efectos centrales del VIP son numerosos cuando se aplica por medio de
iontoforesis; excita las neuronas del hipocampo y de la corteza cerebral, observándose
cómo a su vez aumenta la actividad de la adenilciclasa unida a la membrana.
Si se administra intracerebralmente, produce escalofríos, hipotermia e hipotensión
transitoria, aumenta la liberación de prolactina, hormona luteizante y hormona de
crecimiento; lo que posiblemente es debido a la actuación sobre el hipotálamo La
secuencia de los aminoácidos, histidina, serina, aspártico y glicocola (N-His-Ser-
Asp-Gly), es la estructura activa del péptido y en sus actuaciones centrales aumenta
su potencia en relación directamente proporcional a la longitud de la cadena unida
a los mismos.
Se ha puesto de manifiesto que la acetilcolina y el VIP se liberan a la vez desde
los terminales parasimpáticos que inervan las glándulas salivales, pero con diferentes
frecuencias de impulso; a bajas frecuencias predomina la liberación de acetilcolina y
comienza la vasodilatación y la salivación, mientras que con frecuencias más altas se
libera VIP cuya presencia intensifica la vasodilatación y la salivación. Paralelamente
se ha observado que la liberación de VIP conlleva un incremento en la actividad de
la adenilciclasa.
4.3.7. Neuropéptido Y
El neuropéptido Y (NPY) lo forman 36 aminoácidos y recibe este nombre por
tener la tirosina como aminoácido inicial y terminal, y es precisamente la Y la
abreviatura de la tirosina según el código internacional. Este péptido se localiza tanto
en el cerebro como en el sistema gastrointestinal.
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4.3.8. Neurotensina
La neurotensina es un péptido de 13 aminoácidos que es liberado a nivel intestinal
y que se aisló por primera vez en el hipotálamo, quedando definidos sus efectos
sobre la vasodilatación e hipotensión local, es decir, sobre la presión sanguínea. La
secuencia de aminoácidos de la neurotensina es: P-Glu-Leu-Tyr-Glu-Asn-Lys-Pro-
Arg-Arg-Pro-Tyr-Ile-Leu-COOH.
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Por otro lado, las acciones que tiene la neurotensina a nivel central son muy
variadas, están mediadas por el hipotálamo más que por la hipófisis e incluyen
analgesia, hipotermia y la liberación de hormonas hipofisarias como la ACTH, la
folículo estimulante (FSH) y la luteinizante (LH).
Junto con la bombesina, la neurotensina es una de las sustancias endógenas
hipotérmicas más potentes; esto es por el terminal C de la molécula.
La neurotensina se encuentra en grandes proporciones en la sustancia gelatinosa,
el núcleo del nervio trigémino y la sustancia gris periacueductal, regiones implicadas
en la nocicepción. No obstante, el 95% del total contenido en el organismo se localiza
en el tracto gastrointestinal, sobre todo en la mucosa del intestino delgado.
En el SNC, al igual que la sustancia P y la somatostanina, presenta una amplia
distribución estando más concentrada en la sustancia gelatinosa, núcleo del trigémino,
núcleo accumbens, sustancia negra, hipotálamo, área preóptica, amígdala y sustancia
gris central del mesencéfalo.
Se han estudiado las interacciones de la neurotensina con los sistemas
dopaminérgicos al localizarse abundantemente en los receptores de las
catecolaminas, lo que ha sugerido su implicación en los procesos esquizofrénicos.
La estrecha relación anatómica de la neurotensina con los neurotransmisores y
receptores implicados en la esquizofrenia y sobre todo la modificación observada
de la concentración del ácido ribonucleico mensajero (ARNm) para la síntesis de
neurotensina han reforzado estas hipótesis; concretamente se ha visto cómo aumenta
el ARNm de la neurotensina en cerebros de ratas tratadas con antipsicóticos en
concreto atípicos.
La liberación de neurotensina es un mecanismo dependiente del calcio y ofrece
diferente niveles de despolarización. Aplicada localmente, inhibe selectivamente las
neuronas del locus coeruleus y es inactivada por medio de las peptidasas endógenas
en los lugares de presentación y distribución de sus receptores específicos.
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Los dos sustratos de las calicreínas, que son los cininógenos de alto y bajo peso
molecular, son producto de un solo gen. El cininógeno de alto peso molecular es
desdoblado por la calicreína plasmática y tisular para generar bradicinina y calidina,
respectivamente. El de bajo peso molecular es un sustrato sólo para la calicreína tisular,
y el producto es la calidina. Son unos mecanismos muy similares y seguramente por
eso la actividad de la bradicinina y de la calidina son prácticamente iguales, lo que a
su vez queda reforzado por el hecho de que se produce una conversión bidireccional
entre ambas.
Las cininas tienen una existencia muy breve y su vida media en el plasma no pasa
de 20 segundos, ya que se destruyen a su paso por el lecho vascular pulmonar por
acción de una carboxipeptidasa que separa el dipéptido fenilalanina-arginina, con lo
que las cininas se inactivan.
Se conocen como mínimo dos receptores diferentes de cininas que han sido llamados
B1 y B2; el receptor clásico, llamado ahora B2, liga selectivamente bradicinina y calidina,
y está presente en casi todos los tejidos normales.
Los receptores B1 están en el músculo liso de los vasos sanguíneos. Durante situaciones
de estrés, como traumatismo, presión tisular o inflamación, pueden predominar los
efectos en receptores B1.
El receptor B2 se acopla a proteínas G y activa a las fosfolipasas A2 y C, la
activación de la fosfolipasa C inducida por cinina hace que aumente inositol trifosfato
(IP3) y con ello el calcio y el diacilglicol que a su vez conllevan la activación de
la proteincinasa C. Por su parte la estimulación de la fosfolipasa A2 libera ácido
araquidónico de los fosfolípidos de la membrana que puede ser rnetabolizado a la
forma de mediadores inflamatorios potentes, como son las prostaglandinas.
Las cininas son potentes algésicos y ocasionan dolor intenso al estimular las neuronas
sensitivas primarias, e incluso la liberación de sustancia P, lo que se percibe como
dolor intenso que es mediado por los receptores B2, mientras que el percibido como
dolor crónico es mayoritariamente mediado por los receptores B1. También participan
de una manera directa en los procesos inflamatorios, al intensificar la microcirculación
local, que es un efecto muy similar al producido por la liberación de histamina, si bien
es bastante más potente y se piensa que esto se debe a su efecto simpático.
4.3.10. Angiotensina
La angiotensina I es un decapéptido que procede de la acción proteolítica de la
renina sobre el angiotensinógeno, que se origina en el hígado.
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de membrana aislados del cerebro. Se supuso que tenían relación con la recepción y
control del dolor.
Posteriormente se aisló la -endorfina, a partir de la secuencia peptídica de
un fragmento terminal de un péptido hipofisario denominado -lipotropina, que
contiene met-encefalina entre los aminoácidos 61 y 65 de su secuencia. El fragmento
completo, es decir, el resto separable de la -lipotropina está constituido por los
aminoacidos 61 al 91, al que denominamos -endorfina, que por su parte, resultó
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4.3.12.2. Motilina
Es un péptido lineal de 22 aminoácidos con la particularidad de que su secuencia
es totalmente diferente a la de cualquier otro péptido gastrointestinal.
Se distribuye en el intestino gracias a las células enterocromafines, siendo
particularmente abundante en el intestino delgado. Su liberación depende de un
proceso de acidificación por parte del duodeno, mientras que su inhibición se debe
a la alcalinización. Así mismo se ha observado que la administración intravenosa de
glucosa, aminoácidos y secretina también producen un efecto inhibidor en la secreción
de motilina.
Su función básica es la estimulación de la musculatura lisa gastrointestinal,
ejerciendo su papel en la contracción del músculo liso de la parte superior del tracto
gastrointestinal, participando en la iniciación del complejo motor en la región
antroduodenal y en la contracción del esfínter esofágico durante el ayuno. Asimismo,
promueve un rápido vaciamiento gástrico de nutrientes sólidos, retrasando el de
líquidos al mismo tiempo que estimula la producción de pepsina.
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4.3.12.4. Secretina
Es un péptido lineal de 27 aminoácidos que se encuentra relacionado
estructuralmente con el péptido intestinal vasoactivo (VIP), el péptido inhibidor
gástrico (GIP), el glucagón, el factor hipotalámico liberador de hormona del
crecimiento (GRF), con el péptido histidina N-terminal isoleucina C-terminal (PHI)
y con la helodermina.
Se produce gracias a la acción de las células del intestino delgado, concretamente
las del duodeno, y su secreción depende del grado de acidificación del contenido
duodenal, necesitándose valores del pH de 4.5 o inferiores.
Entre las funciones de la secretina destaca su efecto inhibitorio sobre la liberación
de gastrina y la secreción ácida del estómago, aunque, realmente, su principal
efecto fisiológico es el de servir como modulador positivo de la secreción exocrina
pancreática rica en bicarbonato, durante el proceso de la digestión. También cabe
destacar su papel en la secreción de otras sustancias como la insulina gracias a las
células de los islotes pancreáticos, de pepsina y mucus gástrico; además favorece
la secreción de agua y electrolitos por la vesícula biliar.
4.3.12.5. Calcitonina
Péptido que contiene 32 aminoácidos con un puente disulfuro establecido entre
dos cisteínas que ocupan las posiciones 1 y 7 y que se produce a partir de un péptido
mayor que es una prohormona.
Su secreción es llevada a cabo por las células C que se encuentran localizadas
en las glándulas tiroides y paratiroides, en respuesta a la elevada concentración en
sangre de Ca2+; en concreto, su liberación va a favorecer un descenso gradual de
238
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los niveles sanguíneos de Ca2+ cuando estos son elevados. Existen además otras
hormonas que van a estimular también su secreción, tal es el caso del glucagón,
la gastrina, la colecistoquinina y los agentes β-adrenérgicos, siendo inhibida por
efecto de la somatostatina.
La calcitonina interviene en dos procesos relacionados con el Ca2+; por
un lado inhibe la actividad de las células encargadas de la reabsorción ósea
(osteoclastos) mientras que por otro favorece la formación y actividad de las
células responsables del proceso de calcificación en la formación del hueso
nuevo (osteoblastos).
Según esto, la calcitonina parece secretarse en casos de hipercalcemia contribuyendo
así a su reversión y teniendo un escaso papel en la homeostasis del calcio.
4.3.12.6. Glucagón
Hormona de naturaleza polipéptidica de 29 aminoácidos, no contiene residuos de
cisteína por lo que no tiene puentes disulfuro. En su mayor parte es sintetizado en
las llamadas células de los islotes pancreáticos en forma de una molécula mucho
más grande, denominada proglucagón. Tanto el glucagón como las sustancias
inmunorreactivas similares al glucagón se forman también en células del intestino
delgado y en el cerebro.
El proceso de secreción se localiza en los gránulos de secreción de las células que
lo sintetizan, de tal manera que a medida que van madurando, migran a la membrana
plasmática donde se fusionan, y el resultado va a ser segregado por exocitosis siendo
posteriormente conducido a la vena porta gracias a los capilares sanguíneos pancreáticos,
llegando al hígado antes de ser distribuido por el resto del cuerpo.
La concentración de glucosa va a influir sobre la secreción de glucagón de tal
manera que cuando la concentración de glucagón es baja, la glucosa va a estimular
su secreción, mientras que elevadas concentraciones de esta sustancia lo inhiben.
De la misma forma, concentraciones bajas de ácidos grasos estimulan su secreción
siendo inhibida cuando las concentraciones son altas.
Asimismo existen otras sustancias y condiciones que afectan también a la
secreción de glucagón. Como inhibidores se pueden señalar las comidas ricas en
carbohidratos, la secretina, somatostatina, los agonistas -adrenérgicos y los cuerpos
cetónicos, mientras que ejercen un efecto estimulador los aminoácidos, en particular
la arginina, la pancreocimina, la gastrina, la hormona del crecimiento, el ayuno, las
comidas ricas en proteínas, la colecistoquinina, el ejercicio, el cortisol, la acetilcolina
y los agonistas β-adrenérgicos.
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5.1. Introducción
Las hormonas esteroideas se producen en células específicas de los testículos, la
corteza adrenal, ovarios y placenta.
Los testículos serían los encargados de secretar, principalmente, testosterona
(andrógenos), la corteza adrenal produce la aldosterona, cortisol y la
dehidroepiandrosterona (DHEA) y hormonas sexuales, los ovarios producen los
estrógenos, que engloban el estradiol y la progesterona, y por último estaría la
placenta, que también secreta estradiol y progesterona, pero además produce el
estriol (Ver cuadro 5.1).
Esta distribución topográfica no es estricta, ya que la corteza suprarrenal sintetiza
también en pequeña medida esteroides gonadales, igual que el testículo lo hace
con los estrógenos y el ovario con los andrógenos; asimismo, todas las glándulas
esteroidogénicas son capaces de producir progesterona, aunque no la segreguen por
tratarse de una molécula precursora de otras hormonas esteroideas.
Los esteroides biológicamente activos, concretamente los andrógenos y los
estrógenos, se forman también en tejidos periféricos a partir de precursores esteroides
que circulan en la sangre; dichos tejidos incluyen la piel, hígado, cerebro y tejidos
mamario y adiposo.
Los esteroides no se almacenan en cantidades apreciables sino que una vez que
son secretados, pasan a la circulación general y se distribuyen por todos los tejidos
corporales, siendo posteriormente destruidos en el hígado principalmente.
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Hormona luteinizante y
Folículo (teca) Estradiol hormona estimulante de
los folículos
Ovario
Estroma 4-Androsteno-3,17 -diona Hormona luteinizante
Progesterona Gonadotropina
coriónica (HCG)
Estriol HCG
Cuadro 5.1. Órganos y tejidos que originan hormonas esteroideas. Fuente: Modificado
del Devlin, T. M. (Ed.). Bioquímica. Libro de texto con aplicaciones clínicas (Tomos I y II)
(2ª edición). Ed. Reverté 1988.
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Catabolismo
Glucorticoide Cortisol, cortisona y Músculo, hígado proteico
corticosterona Gluconeogénesis
Espermatogénesis,
Testosterona, 5 - Órganos reproductores características
Andrógeno dihidrotestosterona, (primarios y masculinas
dehidroepiandrosterona secundarios) secundarias,
maduración ósea,
virilización
Cuadro 5.2. Acciones biológicas de las hormonas esteroideas. Fuente: Modificado de Devlin,
T. M. (Ed.). Bioquímica. Libro de texto con aplicaciones clínicas (Tomos I y II) (2ª edición).
Ed. Reverté 1988.
Pero otro modo en el que las hormonas esteroideas influyen en las personas es
mediante su acción directa en el sistema nervioso. Los andrógenos presentes durante
el desarrollo prenatal van a afectar al desarrollo y diferenciación del sistema nervioso.
Y, después del nacimiento, estas hormonas van a activar el sistema nervioso, lo que
influirá en los procesos fisiológicos y conductuales.
B) Bioquímica de las hormonas esteroideas
Las hormonas esteroideas comprenden una serie de reacciones químicas que
están catalizadas por las siguientes clases de enzimas: hidroxilasas, desmolasas,
deshidrogenasas e isomerasas. La mayor o menor cantidad y actividad de cada
una de estas enzimas en las células endocrinas determina lógicamente la clase de
hormonas que forman.
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5.2. Estrógenos
Los estrógenos y los progestágenos son hormonas endógenas que producen gran
variedad de efectos fisiológicos. En el caso de las mujeres, dichos efectos comprenden
acciones vinculadas con el desarrollo, efectos neuroendocrinos involucrados
en el control de la ovulación, preparación cíclica de las vías reproductoras, para la
fecundación e implantación y los principales efectos sobre el metabolismo de minerales,
carbohidratos, proteínas y lípidos.
Se conocen muy bien los datos básicos de la biosíntesis, biotransformación y
eliminación de esos compuestos, así como también lo es su sistema de receptores
nucleares. Este conocimiento proporciona una base conceptual firme para entender
las actividades fisiológicas y farmacológicas de esos dos tipos de hormonas.
El uso terapéutico de estrógenos y progestágenos se halla extremadamente
difundido y sus efectos farmacológicos son un fiel reflejo de sus acciones fisiológicas.
Las aplicaciones más frecuentes de esos compuestos son la hormonoterapia de
restitución en posmenopáusicas y la anticoncepción, aunque los medicamentos y las
dosificaciones específicas que se utilizan en esas dos situaciones son diametralmente
diferentes. Aun cuando los anticonceptivos orales se utilizan de manera primaria para
prevenir el embarazo, también generan importantes beneficios para la salud, más allá
de la anticoncepción. Existen en el mercado compuestos naturales y sintéticos para
administración por vías oral y parenteral.
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Desde hace mucho tiempo, principios del pasado siglo, se conoce que la extirpación
de los ovarios daba por resultado atrofia uterina y pérdida de las funciones sexuales,
y que los trasplantes de ovario evitaban los síntomas de gonadectomía; curiosamente
esto mismo se llegó a conocer con trasplantes en animales inmaduros, asegurando el
desarrollo y las funciones sexuales normales.
Loewe (1925) informó por vez primera de la existencia de una hormona sexual
femenina en la sangre de diversas especies y, poco después, otros investigadores
detectaron un principio sexual activo en la sangre de hembras de cerdo en estro, y
verificaron la presencia de una hormona sexual femenina en la orina de mujeres que
estaban menstruando, observando que la concentración urinaria de tal hormona variaba
con la fase del ciclo menstrual.
Se detectó la excreción de grandes cantidades de estrógenos en la orina durante el
embarazo, lo cual constituyó una clara situación para aislar una sustancia activa en
forma cristalina, estrona y estriol, pero lo más importante es que posteriormente se
demuestra la existencia de receptores intracelulares para los estrógenos en los tejidos
blancos, lo que abre el camino para la identificación de receptores similares para otras
hormonas esteroideas.
a) Propiedades químicas
El estrógeno natural más potente en seres humanos es el 17 -estradiol, seguido por
la estrona y el estriol. Cada una de esas moléculas es un esteroide de 18 carbonos, con
cuatro anillos, un anillo fenólico (A), que es un anillo aromático con un grupo hidroxilo
en el carbono 3, dos anillos aromáticos intermedios (B y C) y un anillo terminal (D),
de cinco átomos de carbono con un grupo -hidroxilo o cetona en la posición 17 de
la estructura. El anillo fenólico A es su principal característica, de la cual depende la
unión selectiva y de alta afinidad a los receptores celulares de estrógenos.
Uno de los primeros estrógenos no esteroideos que se sintetizaron fue el
dietilestilbestrol (DES), que es similar desde el punto de vista estructural al estradiol.
El dietilestilbestrol es tan potente como el estradiol en casi todas las valoraciones, es
activo por vía oral y tiene una vida media más prolongada en el organismo, que el propio
estradiol. El DES ya no se usa de manera generalizada, pero tiene una importancia
histórica porque su introducción como un estrógeno económico, abundante y activo
por vía oral ha sido decisiva en el perfeccionamiento de los tratamientos endocrinos.
b) Biosíntesis
Los estrógenos esteroideos se forman a partir de androstenediona o de la testosterona
como precursores inmediatos. La reacción comprende la aromatización del anillo A,
y esta es catalizada en tres pasos por un complejo enzimático de monooxigenasas
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Figura 5.5. Control neuroendocrino del ciclo menstrual. Fuente: Modificado de Carlson,
N. R. Fisiología de la conducta. Ed. Ariel, Barcelona 1996.
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h) Efectos metabólicos
Los estrógenos afectan a muchos tejidos y tienen muchas acciones metabólicas
en seres humanos y animales. No está claro en todas las circunstancias si los efectos
dependen de manera directa de acciones de las hormonas sobre los tejidos en cuestión,
o de manera secundaria a efectos en otros sitios. Sin embargo, en la actualidad está
claro que muchos tejidos no reproductores (p. ej., hueso, endotelio vascular,
hígado, sistema nervioso central y corazón) expresan cifras bajas de receptores de
estrógenos.
De este modo, es posible que muchas acciones metabólicas de los estrógenos sean
un resultado directo de fenómenos mediados por receptor en los órganos afectados.
En tanto los estrógenos producen muchas respuestas metabólicas, sus efectos sobre
fenómenos particulares del metabolismo de minerales, lípidos, carbohidratos y
proteínas tienen importancia especial para entender sus acciones farmacológicas.
Los estrógenos también pueden tener otros efectos sistémicos sobre el metabolismo
de minerales, que contribuyen a la conservación de un balance positivo de calcio.
Los estrógenos influyen sobre el crecimiento de huesos y cierre epifisario en niñas
de corta edad y conservan la masa ósea en postmenopáusicas.
Los estrógenos tienen muchas acciones sobre el metabolismo de lípidos. En
general, los estrógenos aumentan un poco las concentraciones séricas de triglicéridos
y reducen escasamente las del colesterol total. No obstante, se cree que las acciones
de mayor importancia son un incremento de las cifras de lipoproteína de alta densidad
(HDL) y disminución de las lipoproteínas de baja densidad (LDL). Esta proporción
beneficiosa entre lipoproteínas de alta y de baja densidad es un efecto secundario
atractivo del tratamiento con estrógenos en postmenopáusicas.
La presencia de receptores de estrógenos en hígado sugiere que los efectos
beneficiosos de los estrógenos sobre el metabolismo de las lipoproteínas se deben
en parte a acciones hepáticas directas. Con todo, es imposible excluir otros sitios de
acción. Además de esos efectos sobre los lípidos plasmáticos, los estrógenos alteran
la composición de la bilis al incrementar la secreción de colesterol y disminuir la
secreción de ácidos biliares. Esto conduce a incremento de la saturación de bilis con
colesterol, y parece ser la base para el aumento de la formación de cálculos biliares
en algunas mujeres que reciben estrógenos.
Los estrógenos solos parecen disminuir un poco las concentraciones de glucosa
e insulina en ayuno (Barrett, Connor y Laakso, 1990), pero esto no parece tener
acciones importantes sobre el metabolismo de carbohidratos.
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5.3. Progestágenos
Incluyen la hormona natural progesterona, que rara vez se usa de modo terapéutico,
y diversos compuestos sintéticos utilizados con frecuencia, que tienen actividad
progestacional. Esos fármacos sintéticos se utilizan más a menudo con estrógenos
en la hormonoterapia de restitución en postmenopáusicas, y solos o combinados
con estrógenos para anticoncepción. Históricamente, se ha hecho uso terapéutico
de dos clases de progestágenos sintéticos (Ver figura 5.6 a, b y c), y hay diferencias
importantes de sus propiedades químicas y biológicas.
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Los compuestos de esta categoría 19-nor, desde el punto de vista histórico han
sido los componentes progestágenos de los anticonceptivos orales combinados. Esos
compuestos 19-nor tienen actividad progestacional potente, pero también muestran
varias actividades androgénicas y de otros tipos que se cree contribuyen a sus acciones
adversas. Una serie de sustancias 19-nor que contienen sustituciones 13-etil poseen
una actividad androgénica menor.
La progesterona es secretada por los ovarios, principalmente a partir del cuerpo
amarillo, durante la segunda mitad del ciclo menstrual. La secreción en realidad
empieza justo antes de la ovulación, a partir del folículo que está destinado a liberar
un óvulo. La formación de progesterona a partir de precursores esteroides se produce
en ovarios, testículos, corteza suprarrenal y placenta. El efecto estimulante de la
hormona luteinizante sobre la síntesis y secreción de progesterona por el cuerpo
amarillo está mediado por un receptor unido a membrana enlazado a una vía de
transducción de señales acoplada a proteína G que incrementa la síntesis de AMPc
mediante la estimulación de la adenilciclasa.
Si el óvulo queda fecundado, la implantación tiene lugar unos siete días más tarde,
y casi al mismo tiempo el trofoblasto en desarrollo empieza a secretar gonadotropina
coriónica humana (CG) hacia la circulación materna, lo cual sostiene la vida funcional
del cuerpo amarillo. La gonadotropina coriónica humana, detectable en la orina
varios días antes del momento esperado del siguiente periodo menstrual, se excreta
en cantidades progresivamente mayores durante alrededor de las cinco semanas que
siguen, y en cantidades reducidas a partir de entonces durante todo el embarazo.
En el transcurso del segundo o tercer mes de la gestación, la placenta en desarrollo
empieza a secretar estrógenos y progesterona en colaboración con las suprarrenales
del feto y, a partir de ese momento, el cuerpo amarillo no es esencial para la
continuación del embarazo. La placenta sigue secretando estrógenos y progesterona
en grandes cantidades hasta el momento del parto.
a) Acciones neuroendocrinas
La progesterona producida durante la fase luteínica del ciclo tiene varios efectos
fisiológicos. Disminuye la frecuencia del marcapasos hipotalámico y aumenta la
amplitud de los impulsos de la hormona luteinizante liberados a partir de la hipófisis.
b) Aparato reproductor
La progesterona liberada durante la fase luteínica del ciclo disminuye la
proliferación endometrial impulsada por estrógenos y conduce al desarrollo de un
endometrio secretor. La declinación repentina de la liberación de progesterona a
partir del cuerpo amarillo, al final del ciclo, constituye el principal determinante del
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5.4. Andrógenos
La popular observación de que la castración del hombre da por resultado un eunuco
constituye un pilar básico de la endocrinología y la primera prueba experimental publicada
(siglo XIX) del efecto de una glándula endocrina se establece sobre el trasplante de
gónadas a gallos castrados evitando los signos característicos de castración testicular,
y además ocurre que la testosterona fue una de las primeras hormonas esteroideas en
aislarse en forma pura.
La testosterona se secreta en los testículos y es el principal andrógeno en el plasma
de varones. En mujeres, tanto los ovarios como las suprarrenales sintetizan pequeñas
cantidades de testosterona. En muchos tejidos diana para andrógenos, la testosterona se
reduce en la posición 5 - dihidrotestosterona, que sirve como el mediador intracelular
de casi todos los efectos de la hormona.
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Los andrógenos liberados a partir de las células de Leydig se difunden hacia los
túbulos espermatogénicos para favorecer la espermatogénesis, y entran en la circulación
para virilizar al varón en el momento de la pubertad. Tanto la hormona luteinizante como
la hormona estimulante del folículo tienen acciones que favorecen el crecimiento en los
testículos. En los testículos humanos, los efectos de la gonadotropina coriónica humana
parecen ser idénticos a los de la LH.
c) Acciones fisiológicas y farmacológicas
Los andrógenos tienen diferentes funciones durante distintas etapas de la vida. En
el transcurso de la etapa embrionaria, estas hormonas virilizan las vías urogenitales
del embrión masculino; de este modo, su efecto es esencial en el desarrollo del
fenotipo masculino. No se ha definido la participación de los andrógenos, durante
el brote neonatal de secreción de los mismos pero puede comprender funciones
vinculadas con el desarrollo dentro del sistema nervioso central (Ver figura 5.8).
Figura 5.8. Efectos de los andrógenos sobre los tejidos diana. Fuente: Modificado de
Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. (9ª edición). Volumen II.
Editorial McGraw-Hill. Interamericana. México 1996.
En el momento de la pubertad, las hormonas actúan para transformar al niño en
un hombre, la secreción mínima de andrógenos a partir de los testículos y la corteza
suprarrenal prepuberales suprime la secreción de gonadotropinas hasta que, a una edad
variable, la secreción de gonadotropinas se hace menos sensible a la inhibición por
retroalimentación y los testículos empiezan a agrandarse; poco después, pene y escroto
empiezan a crecer, y aparece vello púbico.
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Figura 5.9. Receptor de andrógenos humano con 917 aminoácidos. Fuente: Modificado
de Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. (9ª edición). Volumen II.
Editorial McGraw-Hill. Interamericana. México 1996.
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por diversos factores, entre los que cabe destacar, por ejemplo, las exposiciones a
imágenes o estímulos de contenido erótico y la anticipación de la actividad sexual;
dichos factores parecen estimular la producción de testosterona.
c) La orientación sexual
Este aspecto ha sido abordado desde diferentes líneas de investigación, la mayor
parte de ellas con animales. Partiendo de las conductas sexuales de muchos animales
en los que ocasionalmente se observan episodios de actividad sexual con un miembro
del mismo sexo, se ha subrayado la aparente exclusividad de la homosexualidad en
la especie humana. Pero, ¿por qué ocurre sólo en humanos? Podemos resumir en tres
grandes grupos las distintas hipótesis que intentan dar una explicación a este hecho:
1) Por un lado, la homosexualidad puede ser el resultado de experiencias de la
infancia, en concreto del tipo de interacción entre el niño y sus progenitores. De
una educación claramente sesgada y reforzada en conductas homosexuales con un
entorno favorecedor de la misma.
2) Por otro lado, se pueden agrupar las hipótesis que explican la homosexualidad
sobre la base de una causa fisiológica; que afectaría de una manera directa o indirecta
sobre alguno de los mecanismos que intervienen en la conducta sexual. Desde estos
estudios aunque no se puede concluir la existencia de variaciones en los niveles
de hormonas sexuales durante la vida adulta en homosexuales varones, en muchos
casos se han encontrado niveles elevados de testosterona en mujeres homosexuales.
La interpretación de estos resultados tampoco es concluyente; se desconoce si estas
diferencias podrían estar relacionadas con una causa biológica del lesbianismo o
bien si dichas diferencias pueden venir dadas por el estilo de vida.
3) Un último grupo de interpretaciones, que seguramente es el más probable, sugiere
la existencia de pequeñas diferencias en la estructura cerebral como consecuencia
de diferencias en el grado de exposición prenatal a los andrógenos. Es decir, que el
momento crítico se sitúa sobre la diferenciación sexual del cerebro a partir de lo cual
las estructuras y los mecanismos intervinientes en la conducta sexual ofrecen unas
claras diferencias de regulación que son perfectamente incongruentes con lo esperado,
por la condición genética del individuo, y por el desarrollo gonadal y genital.
d) Influencia prenatal de andrógenos en el sexo femenino
Se plantea la posibilidad de que los andrógenos prenatales podrían afectar a la
conducta social y a la orientación sexual de los humanos. Existe un trastorno conocido
como hiperplasia adrenal congénita (HAC) que se caracteriza por la presencia de niveles
elevados de andrógenos segregados por las glándulas suprarrenales. Este síndrome
ocasiona una masculinización prenatal de tal manera que en niños estos niveles elevados
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Estos son, sin duda, los hechos más sobresalientes que reafirman el uso
farmacológico de esta clase de medicamentos; también proporcionan un mecanismo
protector en la situación fisiológica, puesto que muchos de los mediadores inmunitarios
relacionados con la respuesta inflamatoria disminuyen el tono vascular y podrían
conducir a colapso cardiovascular en ausencia de oposición por los glucocorticoides
suprarrenales.
Las actividades de los glucocorticoides, cuyo representante es la hidrocortisona
o cortisol (Ver figura 5.11), están relacionadas con hormonas, neuropéptidos y
neurotransmisores. Por ejemplo, en ausencia de hormonas lipolíticas, el
cortisol influye sobre la velocidad de la lipólisis por adipocitos. En ausencia de
glucocorticoides, la adrenalina y la noradrenalina tienen pocos efectos sobre la
lipólisis. Con una pequeña dosis de un glucocorticoide, se potencia de modo
notorio la acción lipolítica de esas aminas.
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Estos efectos de los corticosteroides, que comprenden acciones concertadas con otros
reguladores hormonales, se denominan permisivos, y lo más probable es que manifiesten
cambios de la síntesis de proteínas inducidos por esteroides que, a su vez, modifican la
capacidad de reacción de los tejidos.
a) Mecanismos generales de los efectos de los corticosteroides
Los corticosteroides interactúan con proteínas receptoras específicas en tejidos diana
para regular la expresión de genes con capacidad de respuesta a corticosteroides, lo cual
modifica las cifras y la disposición de las proteínas sintetizadas por los diversos tejidos
diana. Como consecuencia del tiempo necesario para que haya cambios de la expresión
de genes y de la síntesis de proteína, casi ninguna de las acciones de los corticosteroides
es inmediata, pero quedan de manifiesto luego de horas, e incluso días.
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Este hecho tiene importancia clínica porque regularmente se observa un retroceso antes
de que queden de manifiesto los efectos beneficiosos del tratamiento con corticosteroides.
Si bien estos últimos actúan de modo predominante para incrementar la expresión de genes
precondicionados, hay ejemplos bien documentados en los cuales los glucocorticoides
disminuyen la transcripción de dichos genes. En contraste con esos efectos génicos, estudios
recientes han detectado la posibilidad de que algunas acciones de los corticosteroides sean
inmediatas y estén mediadas por receptores unidos a membrana.
b) Receptor de glucocorticoides
Las macroproteínas receptoras de glucocorticoides (Ver figura 5.12) están
de manera predominante en el citoplasma, en forma inactiva hasta que este se une al
ligando esteroide glucocorticoide, lo que da por resultado la activación del receptor
y con ello la translocación activación que se canaliza hacia el núcleo celular.
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DHEAS son entre 300 y 500 veces más altas que la propia concentración de DHEA
y esta a su vez presenta una concentración de 10 a 20 veces más alta que cualquier
otro esteroide hormonal. La DHEA es una sustancia con un débil efecto androgénico
y su concentración viene sometida a una clara variación circadiana.
Por su parte, las DHEAS son estimuladas por la corticotropina (ACTH) y su
presencia así como, su capacidad de estimulación disminuye a medida que avanza
la edad de una manera progresiva, presentando un pico a los 25 años de edad
aproximadamente para tener un enorme descenso hacia los 70 años.
A pesar de la abundancia de DHEA y DHEAS, su papel fisiológico todavía
no ha sido esclarecido. Su papel estrogénico o androgénico depende del balance
homeostático en la secreción de hormonas sexuales. La DHEA y su metabolito
5-androstona-3 ,17 -diol (ADIOL) tienen un efecto androgénico y estrogénico en el
tejido miometrial y en las células de cáncer de mama. En estas células el ADIOL es
500 veces más potente como inhibidor estrogénico que la DHEA.
Los efectos estrogénicos del ADIOL se observan en concentraciones fisiológicas
en las células cancerígenas del pecho en la mujer en el 100%, mientras que en el
hombre alcanza sólo el 60%. En las mujeres postmenopáusicas, la administración
de DHEA es fuertemente androgénica amenazando o compitiendo con las hormonas
sexuales en su enlace con la globulina y proporciona testosterona libre.
La DHEA funciona tanto como estrógeno o como andrógeno, y la diferencia en
sus efectos depende de la concentración hormonal del medio. Así, en una mujer
premenopáusica hay una alta concentración de estrógenos que contrarrestan el efecto
androgénico de la DHEA; sin embargo en la mujer postmenopáusica al disminuir
la concentración de estrógenos la DHEA revierte su efecto y funciona como un
estrógeno evitando el efecto del nuevo medio hormonal de predominio androgénico,
momento en el que la DHEA actúa como un estrógeno y entre otras tendría como
consecuencia la protección de la patología cardiovascular.
Estos autores proponen que el enigma del papel de la DHEA y DHEAS en la obesidad
abdominal, en la resistencia a la insulina, en las enfermedades cardiovasculares o en
algunas formas de cáncer de mama puede ser parcialmente explicado por su acción
dual, es decir, como un estrógeno o como un andrógeno.
a) Implicaciones funcionales de la DHEA
El papel fisiológico que juega la DHEA en el cuerpo puede constituir uno de los
más importantes avances en la atención de los problemas ligados al envejecimiento y a
la propia longevidad. Algunos autores que han administrado DHEA, tanto a hombres
como a mujeres, nos ofrecen una consecuencia de mejoría sobre los sentimientos de
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Por tanto, si aumentamos la capacidad funcional del córtex, sin una actuación
específica sobre la actividad colinérgica, estamos de alguna forma potenciando el
papel de la actividad excitatoria esencialmente vía glutámico y esta condición podría
ser muy bien el paliativo de las consecuencias sintomatológicas que nos ofrece la
aplicación de DHEA en pacientes con la EA.
De la misma manera, podemos asumir también la disminución de las inhibiciones
corticales debidas al deterioro de la capacidad cognitiva de un enfermo de EA sobre
otras estructuras como pueden ser los núcleos hipotalámicos lateral y medial, que
inmediatamente generarán las manifestaciones de impulsividad, agresividad y
descontrol, como características típicamente asociadas a las propias manifestaciones
de la EA.
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6.1. Nucleótidos
Los cromosomas son las moléculas que contienen la información genética. Esta
información está codificada en las bases nitrogenadas que entran a formar parte de
los nucleótidos, que son moléculas más complejas al incorporarse a ellas el ácido
fosfórico y un azúcar como la ribosa o la desoxirribosa. Las bases nitrogenadas que
forman el ácido desoxirribonucleico (ADN) son adenina, timina, guanina y citosina,
y la secuencia de estas bases en los cromosomas constituye el código genético. El
uracilo es otro tipo de base nitrogenada que se caracteriza por formar parte del ácido
ribonucleico (ARN) sustituyendo a la timina. Además de esta diferencia, también se
caracteriza por que su esqueleto, en lugar de estar formado por fosfato y desoxirribosa,
se compone de fosfato y ribosa.
Los nucleótidos purínicos y pirimidínicos son metabolitos extremadamente
importantes que participan en muchas funciones celulares. Estas funciones comprenden
su actuación como precursores de los ácidos nucleicos, como almacenes de energía,
efectores y agentes de transferencia de grupos, así como mediadores de la acción
hormonal y neurotransmisora. Los nucleótidos se forman de novo en la célula a
partir de aminoácidos, ribosa, fosfato y CO2. La ruta de novo para la síntesis de los
nucleótidos necesita un suministro relativamente elevado de energía. Para compensar
esto, muchas células tienen rutas muy eficientes de recuperación mediante las que se
pueden reutilizar las bases purínicas y pirimidínicas preformadas.
Debido a la forma en que se sintetizan o recuperan los nucleótidos, las purinas y
las pirimidinas se encuentran en la célula principalmente en forma de nucleótidos.
En condiciones normales, las concentraciones de bases o nucleósidos libres son
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Figura 6.1. Bases púricas adenina y guanina. Fuente: Modificado de Herrera, E. (Ed.).
Bioquímica. Aspectos estructurales y vías metabólicas. (Vols. I y II) (2ª edición). Interamericana
McGraw-Hill. Madrid, 1991.
Figura 6.2. Bases pirimidínicas citosina, timina y uracilo. Fuente: Modificado de Herrera,
E. (Ed.). Bioquímica. Aspectos estructurales y vías metabólicas. (Vols. I y II) (2ª edición).
Interamericana-McGraw-Hill. Madrid, 1991.
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Los derivados nucleósidos de estas moléculas (Ver figura 6.3) contienen ribosa,
en la formación de los ácidos ribonucleicos (ARN), o 2-desoxirribosa unida al anillo
de purina mediante un enlace -N-glucosídico en N-9, en la formación de los ácidos
desoxirribonucleicos (ADN).
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Figura 6.5. Formación de AMP y GMP a partir del punto de ramificación del IMP. Fuente:
Modificado de Herrera, E. (Ed.). Bioquímica. Aspectos estructurales y vías metabólicas.
(Vols. I y II) (2ª edición). Interamericana McGraw-Hill. Madrid, 1991.
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Figura 6.6. Síntesis ATP y GTP. Fuente: Modificado de Herrera, E. (Ed.). Bioquímica.
Aspectos estructurales y vías metabólicas. (Vols. I y II) (2ª edición). Interamericana
McGraw-Hill. Madrid, 1991.
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Las purinas como ATP y GTP juegan un papel central en el metabolismo de la energía
de todas las formas de vida. Este hecho, probablemente, retrasó el conocimiento de otros
papeles para las purinas como sustancias autocrinas, paracrinas y neurotransmisoras.
Hoy día, se reconoce que las purinas son liberadas desde las neuronas y otras células
y producen amplios efectos en múltiples sistemas de órganos por adherencia a los
receptores purinérgicos en la superficie de las células.
El ATP es el segundo mensajero de una neurotransmisión clásica, siendo a su vez
empaquetado en gránulos secretores de la neurona y liberado en respuesta a potenciales
de acción. Además, el ATP se libera desde fuentes no neuronales incluyendo plaquetas,
mastocitos, células endoteliales y sobre todo desde una célula dañada.
La adenosina no es un neurotransmisor clásico; se considera un neuromodulador
que mejora el acceso al espacio extracelular tanto de neurotransmisores como de otras
sustancias y metabolitos. Por tanto, actúa como un mensajero metabólico que imparte
información sobre el metabolismo intracelular de una célula particular a receptores
en la cara extracelular en la misma célula y adyacentes. La adenosina extracelular es
rápidamente eliminada, en parte por recaptura y en parte por degradación en inosina. El
efecto de la adenosina es aumentar el aporte de oxígeno dilatando las bases vasculares
y disminuyendo la demanda de oxígeno.
El ATP se libera como un neurotransmisor o cotransmisor. Es abundante en
gránulos liberados desde los mastocitos y basocitos y se libera desde tejidos dañados
y células endoteliales. Los nucleótidos de adenina son rápidamente degradados por
una serie de nucleotidasas. La 5´-nucleotidasa, que convierte AMP en adenosina,
existe tanto en el citosol como en la membrana. La 5´-nucleotidasa está asociada a
la membrana plasmática a través de un anclaje con glicosil-fosfatidilinositol. En
estudios citoquímicos, la 5´-nucleotidasa se ha encontrado en membranas plasmáticas
de células gliales y astrocitos, particularmente cerca de terminales sinápticos. Las
5´-nucleotidasas citosólicas están implicadas en la formación de adenosina durante la
actividad metabólica aumentada. La adenosina y la homocisteína son formadas a partir
de la hidrólisis de S-adenosilhomocisteína (SAH) por la enzima SAH hidrolasa. El SAH
se forma desde S-adenosilmetionina (SAM), el cual es un cofactor en las reacciones
de transmetilación. La adenosina puede ser transportada a través de las membranas
celulares en cualquier dirección por una proteína de transporte nucleótido facilitador
asociada a la membrana. Un segundo proceso de transporte nucleótido dependiente de
Na+ se encuentra en algunos tejidos, incluyendo el epitelio renal y el plexo coroideo.
Tras la recaptura de la adenosina extracelular dentro de las células, puede ser
reincorporada dentro de la reserva de nucleótido en fosforilación por la enzima citosólica
adenosina quinasa. La mayoría de la adenosina es refosforilada. La desaminación,
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sugieren que la adenosina refuerza los efectos depresores psicomotrices de los agonistas
de adenosina y los efectos estimuladores psicomotrices de las metilxantinas.
6.1.1.2. Receptores de ATP
Al igual que en los receptores de adenosina se conocen dos tipos de receptores
para el ATP, el P1 y el P2, el P1 de mayor sensibilidad para la adenosina, y los
receptores P2 de mayor sensibilidad al ATP, los cuales tienen una amplia distribución
en tejidos.
Aunque los nucleótidos ATP y adenosina juegan un papel central en el
metabolismo energético intracelular, hay muchas fuentes de ATP extracelular que
le permiten tener acceso a la superficie celular de los receptores y desde ahí jugar
un papel importante en la señalización celular. En el sistema nervioso autónomo, el
ATP se libera como un cotransmisor desde neuronas simpáticas y parasimpáticas.
El ATP puede también liberarse desde preparaciones sinaptosomales del córtex,
hipotálamo y médula. En los sinaptosomas corticales, una porción de ATP liberado
coincide con la liberación de acetilcolina o noradrenalina, pero la mayoría es
liberada desde neuronas que no son adrenérgicas ni colinérgicas. El ATP liberado
es rápidamente descompuesto por 5´-nucleotidasas, produciendo la formación de
adenosina.
Asímismo se han identificado tres variantes del receptor P2 (P2t, P2y y P2u),
los receptores P2t se encuentran exclusivamente en las plaquetas. Se distinguen
de otros receptores P2 en que el ADP es el agonista natural más potente, y que el
ATP es un antagonista competitivo. El ADP actúa vía una proteína G para inhibir
la acumulación de AMP cíclico, movilizar el Ca2+ intracelular y estimular la
secreción granular.
Los receptores P2y se han caracterizado en los eritrocitos de aves así como
en hígado y células endoteliales. Se asocian vía proteína G, Gq, para activar la
fosfolipasa C y producir movilización de Ca2+ intracelular dependiente del inositol.
Un receptor posiblemente diferente P2u se ha propuesto a la base del hecho de que
en algunos tejidos el nucleótido pirimidina UTP tiene un efecto similar.
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peptídico entre los aminoácidos en las proteínas. Su función es la de unir dos residuos
nucleótidos adyacentes como resultado de la esterificación de dos de los tres grupos
hidroxilo del ácido fosfórico.
Figura 6.10. Derivados metilados de las bases en la formación de ADN. Fuente: Modificado
de Devlin, T. M. (Ed.). Bioquímica. Libro de texto con aplicaciones clínicas (Tomos I y II) (2ª
edición). Editorial Reverté, SA. Barcelona, 1988.
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La identificación de la estructura del ADN por Watson y Crick, en 1953, fue uno de
los descubrimientos más apasionantes de la historia de la genética. Abrió el camino a la
comprensión en términos moleculares de la herencia y de la forma de actuar de los genes.
Se sabía que los genes, factores hereditarios descritos por Mendel, estaban asociados a
caracteres específicos, pero su naturaleza física era desconocida.
La teoría «un gen una enzima» postula que los genes controlan la estructura de las
proteínas. También se conocía que los genes estaban situados en los cromosomas, y se
descubrió que los cromosomas se componían de ADN y proteína. En 1952, Hershey y
Chase, demostraron definitivamente que el ADN era el material genético usando el fago
(virus) T2. Su razonamiento fue que la infección del fago debe implicar la introducción
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Figura 6.13. Experimento de Hershey y Chase. Fuente: Modificado de Griffiths, A.; Miller,
J.; Suzuki, D.; Lewontin, R., y Gelbart, W. Introducción al análisis genético. 5ª Ed. 1995
McGraw-Hill Interamericana.
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Figura 6.14. Enlaces covalentes entre bases complementarias del ADN. Fuente: modificado
de Griffiths, A.; Miller, J.; Suzuki, D.; Lewontin, R., y Gelbart, W. Introducción al análisis
genético. 5ª Ed. 1995. McGraw-Hill Interamericana.
Cada hélice es una ristra de nucleótidos unidos por enlaces fosfodiéster, en el que un
grupo fosfato forma un puente entre grupos hidroxilo (OH-) de dos residuos de azúcar
adyacentes. Las dos hélices se mantienen juntas mediante puentes de hidrógeno, en los
que dos átomos electronegativos comparten un protón, entre las bases.
Los puentes de hidrógeno se producen entre átomos de hidrógeno con una pequeña
carga positiva y átomos con una pequeña carga negativa, cada par de bases son una
purina y una pirimidina, emparejadas de acuerdo con la regla siguiente: G empareja con
C, y A lo hace con T. La identificación de la estructura del ADN constituye uno de los
avances científicos de mayor trascendencia en todos los campos del saber.
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1. La estructura sugería una forma helicohidal por lo que la molécula puede ser
duplicada, o replicada, ya que cada base determina a su complementaria mediante
puentes de hidrógeno. Hasta entonces, esta propiedad esencial de la molécula genética
había sido un misterio.
2. La estructura hace pensar que quizás la secuencia de pares de nucleótidos en
el ADN es la que determina la secuencia de aminoácidos de la proteína codificada
por un gen. En otras palabras, algún tipo de código genético podría situarse en
la secuencia de pares de nucleótidos que lógicamente se debería traducir en la
estructura proteica. Debido a la estricta restricción de emparejamientos impuesta por
la estructura del ADN, cada base expuesta emparejará sólo con su complementaria.
Dada esta complementariedad de bases, cada una de las cadenas actuará como molde,
o plantilla, y empezará a reproducir una hélice doble idéntica a la que se abrió. La
molécula de ADN parental está relacionada con las moléculas hijas de tres formas
diferentes: semiconservativa, conservativa y dispersiva.
En la replicación semiconservativa, cada hélice doble hija contiene una cadena parental
y otra recién sintetizada. En la replicación conservativa, sin embargo, una hélice doble
hija tiene las dos cadenas sintetizadas de nuevo y se conserva la hélice doble parental.
La replicación dispersiva da lugar a dos moléculas hijas cuyas cadenas contienen ciertos
segmentos de ADN parental y otros sintetizados de nuevo (Ver figura 6.15).
Figura 6.15. Modelo de replicación. Fuente: Griffiths, A.; Miller, J.; Suzuki, D.; Lewontin, R.,
y Gelbart, W.; Introducción al análisis genético. 5ª Ed. 1995. McGraw-Hill Interamericana.
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Figura 6.16. Síntesis de ADN. Fuente: Griffiths, A.; Miller, J.; Suzuki, D.; Lewontin, R., y
Gelbart, W.; Introducción al análisis genético. 5ª Ed. 1995. McGraw-Hill Interamericana.
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Las polimerasas de ADN sintetizan nuevas cadenas sólo en la dirección 5´ a 3´y, por
tanto, debido a la naturaleza antiparalela de la molécula de ADN, se mueven sobre la
cadena molde en dirección 3´ a 5´. La consecuencia de esta polaridad es que mientras
que una de las cadenas nuevas, la cadena líder, se sintetiza de forma continua, la otra,
la cadena retrasada, debe ser sintetizada en pequeños segmentos discontinuos.
El ADN es el material genético que alberga en cada gen los alelos correspondientes
a secuencias lineales de pares de nucleótidos. La conclusión inmediata es que el
mapa de alelos constituye el equivalente genético de las secuencias de pares de
nucleótidos en el ADN. Los mapas genéticos son coherentes con los mapas del ADN,
en el sentido en que el orden de los genes en una porción del ADN concuerda con el
orden de esos mismos genes en los mapas de ligamiento.
En eucariotas, el ADN se encuentra asociado con varios tipos de proteínas
conocidas como nucleoproteínas. Aquellas que interaccionan con el ADN forman
una estructura periódica en la que se repite regularmente una estructura conocida
como nucleosoma que consiste en un segmento de ADN que se encuentra asociado
con un grupo de histonas y con proteínas no histonas. Una pequeña proporción de
ADN eucariótico se localiza en las mitocondrias. Este ADN se presenta en forma de
pequeñas superhélices y se encuentra normalmente libre de proteínas.
Los nucleosomas están presentes en todos los organismos eucarióticos y son el
primer nivel de organización cromosómica después de la hélice del ADN. Tienen un
destacado papel en el empaquetamiento del ADN cromosómico, en concreto, el ADN
de una célula de mamífero tiene un gran contenido de genes estructurales, junto con
algunas secuencias utilizadas para controlar la expresión génica. La determinación
de las secuencias nucleotídicas completas del ADN eucariótico es una información
trascendental en el código genético y en el genoma humano.
Prácticamente la totalidad del ADN de células diferenciadas está presente en
forma de cromatina, que se condensa de manera muy firme en distintos cromosomas
inmediatamente después de completarse el proceso de replicación del ADN.
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6.2.2.1. Transcripción
El ARNm se sintetiza en el núcleo y luego se traslada al citoplasma; se denomina
mensajero porque en realidad lleva una clara información codificada.
Ocurre que los genes o estructuras de cromosomas en las que se deposita la
información son un fragmento de ADN, cuando a partir de la actividad de genes
inductores y reguladores rompe su estabilidad de una doble cadena unida para
separarse, con lo que es suficiente para que se produzca la replicación puntual de
las cadenas de ADN, una actúa de inmediato, pero como se trata de una replicación
parcial, es decir la que afecta a un gen o unos cuantos genes, en vez de sintetizar
ADN; lo que hace es replicar ARN, con el mismo orden de la secuencia de bases
nitrogenadas, situando siempre la base complementaria, es decir frente a citosina
guanina, y frente a guanina citosina y frente a timina adenina, pero frente a adenina
sustituye la timina por uracilo.
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Figura 6.17. Los tres procesos del flujo de información: replicación, transcripción y
traducción. Fuente: Griffiths, A.; Miller, J.; Suzuki, D.; Lewontin, R., y Gelbart, W.; Introducción
al análisis genético. 5ª Ed. 1995. McGraw-Hill Interamericana.
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6.2.2.3 Traducción
La traducción es justamente el proceso de lectura de la información transcrita del
ADN al ARNm, los componentes principales son ARN transferente (ARNt), ARN
ribosomal (ARNr) y ARN mensajero (ARNm). El ARNt es una clase de moléculas
de ARN de pequeño tamaño y todas del mismo tipo y función. De hecho, se ha
determinado la secuencia de nucleótidos completa de gran número de moléculas de
ARNt de distintos organismos.
Los ribosomas, son los sitios donde tiene lugar la síntesis de proteína. Son
orgánulos celulares hechos de agregaciones complejas de proteínas ribosómicas y
varias moléculas de ARNr. En los ribosomas hay dos subunidades, dos entidades
globulares una mayor que otra (60S y 40S). No sabemos con exactitud cómo se
ensamblan las moléculas de ARNr con los componentes proteínicos del ribosoma, o
cómo funciona cada componente. Parece ser que en la subunidad pequeña se colocan
las tripletas de bases nitrogenadas del ARN y en la subunidad grande entra el ARNr
portando un aminoácido específico que con un siguiente mecanismo de translocación
o cambio en el ribosoma enlaza los aminoácidos y estructura el péptido o la proteína
correspondiente.
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ahí que se hayan designado monocistrónicos, mientras que en los procariotas, el ARNm
puede existir en forma de moléculas policistrónicas (Ver figura 6.18).
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7.1. Glúcidos
Los glúcidos son compuestos orgánicos que están formados por los bioelementos
(carbono, hidrógeno y oxígeno), y sobre todo por carbono; por ello también reciben
el nombre de carbohidratos (debido a que su fórmula mínima es CH2O es decir,
como si cada carbono estuviera hidratado), así como azúcares o sacáridos. Son las
sustancias más abundantes de la tierra.
Están ampliamente distribuidos tanto en tejidos animales como vegetales. En
las plantas son producto de la fotosíntesis, e incluyen la celulosa de la pared celular
vegetal. En las células animales, los glúcidos, glucosa y glucógeno, sirven, entre otras
funciones, como fuente de energía para las actividades vitales:
a) Son la mayor fuente de energía, produciendo 4 Kcal/g.
b) Son los sustratos para la síntesis de ácidos grasos y aminoácidos.
c) Son también los sustratos de las moléculas complejas, como glicoproteínas,
glucolípidos, nucleótidos y ácidos nucleicos.
d) Son el aporte esencial de fibra en la dieta, sin la cual aparecen las graves
patologías del colon.
Los glúcidos que contiene nuestro organismo proceden tanto de la dieta como del
metabolismo interno; tanto en el hígado como en la corteza renal se forman a partir
de aminoácidos glucogénicos y desde el glicerol de las grasas.
En orden a su función química, se dice que son aldehídos polihidroxilados o
cetonas polihidroxiladas; esto quiere decir que son cadenas de átomos de carbono
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Figura 7.1. D-glucosa, forma piranósica (A) y cadena lineal abierta (B).
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En la naturaleza se han hallado varias pentosas (Ver figura 7.4); quizá la más
importante sea la D-ribosa, que forma parte de los ácidos ribonucleicos y de varios
nucleótidos.
Hay constancia de que varias metilpentosas (Ver figura 7.5) son constituyentes de
los productos vegetales; entre ellas encontramos la 6-desoxi-D-glucosa, la L-fucosa
(que existe en forma combinada en las algas marinas y en algunos polisacáridos de los
mamíferos) y la L-ramnosa. Es de especial interés la existencia de la L-fucosa como
constituyente de uno de los tipos específicos de los grupos sanguíneos humanos.
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b) Oligosacáridos
Los oligosacáridos son polímeros de monosacáridos (menos de diez); por tanto,
se forman por la unión de n moléculas de estas últimas con pérdida de n-1 moléculas
de agua. Por medio del proceso de hidrólisis, aparecen de dos a seis moléculas
de osas. Los oligosacáridos son glucósidos en los que un grupo hidroxílico de un
monosacárido se ha condensado con el grupo reductor de otro. Si se unen de esta manera
dos unidades de azúcar, resulta un disacárido; la unión lineal de tres monosacáridos
enlazados por puentes glucosídicos es un trisacárido y así sucesivamente.
Entre los disacáridos se encuentra el azúcar reductor maltosa (Ver figura 7.10),
producto de la degradación parcial de polisacáridos tales como el almidón.
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Los polisacáridos nutritivos representan a este grupo en las plantas son el almidón
y la inulina. Los almidones, que se presentan en forma de granos en muchas partes de
las plantas y que son especialmente abundantes en los tejidos embriónicos (tubérculos
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de patata, arroz, trigo, semillas de maíz), sirven como reserva de carbohidratos para
el desarrollo de las plantas.
Casi todos los almidones se componen de una mezcla de dos clases diferentes
de polisacáridos que producen por hidrólisis completa D-glucosa y que reciben el
nombre de amilosas y amilopectinas. El almidón de la patata contiene un 20% de
amilosa; muchos otros almidones tienen la misma proporción de amilosa, siendo una
excepción notable el almidón del maíz de manteca que está prácticamente libre de
amilosa. En el metabolismo animal de los carbohidratos los polisacáridos de reserva
importantes pertenecen a las sustancias que han recibido colectivamente el nombre
de glucógeno.
El glucógeno, en su constitución química, se aproxima mucho a la amilopectina,
a pesar de que parece tener un tamaño molecular mucho más largo que el de las
amilopectinas, con un peso de partícula de 1 a 4 millones.
Los glucógenos de numerosos tejidos animales que se han sometido a la metilación
y a la hidrólisis, a la oxidación por el per-yodato o a la degradación enzimática sucesiva
han dado resultados que indican que este grupo de polisacáridos se caracteriza por una
estructura muy ramificada (Ver figura 7.12).
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7.1.1. Glucosa
La glucosa (Ver figuras 7.13 y 7.14) es una molécula no ionizada de seis átomos de
carbono; por tanto es una hexosa. Es el monosacárido más abundante en la naturaleza.
Como en su metabolismo no libera iones de hidrógeno, no provoca acidosis, aun con
concentraciones en sangre muy elevadas.
Es el principal combustible del cerebro; cuando es deficitario como ocurre en
casos de ayuno prolongado, utiliza como fuente de energía los cuerpos cetónicos
procedentes de la oxidación de ácidos grasos en el hígado.
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A mediados del siglo pasado se concluye que el hambre y la saciedad son conductas
reguladas por el hipotálamo lateral (HL) y por el hipotálamo ventromedial (HVM)
Precisamente se definen esas conclusiones porque la extirpación del HVM genera
una conducta hiperfágica, insaciable con obesidad y la extirpación del HL genera una
conducta afágica sin ganas con adelgazamiento y una constante pérdida de peso. Sin
embargo en la actualidad se opina que esta interpretación es errónea al considerar
que el cerebro tiene un funcionamiento globalizado y por tanto no hay centros
diferenciados en el control explícito de ninguna conducta, aunque puedan participar
de manera preponderante y principal en los distintos procesos superiores. Se cree
que lo que ocurre es que las lesiones o estimulaciones de los núcleos hipotalámicos
tienen su repercusión en el funcionamiento de otras partes del cerebro.
En concreto se cree que la lesión de HL va a generar una disfunción sensorial
que afecta precisamente a la valoración de los estímulos alimentarios y el sujeto se
comporta sin ningún interés en la ingestión con una especie de agnosia alimentaria.
Además la lesión de HL puede y de hecho modifica el control del peso corporal, es
decir, la referencia del peso corporal se altera, sube o baja, de la misma manera que
el control de la temperatura corporal o que la isotonicidad del medio interno, de
modo que si se baja la cifra del control del peso corporal, se produce inapetencia y si
se aumenta, no hay saciedad.
En tercer lugar se cree que se modifica la conducta alimentaria porque con la
alteración hipotalámica se afectan las vías dopaminérgicas y de recompensa, con
lo que no hay refuerzo conductual. En realidad podemos decir que la conducta
alimentaria está controlada por estímulos e informaciones a corto y a largo plazo que
se corresponden con las propias propiedades fisicoquímicas de los alimentos y a su
vez con las neurosecreciones y neurorregulaciones.
A corto plazo el papel parece deberse a la liberación de péptidos que teniendo una
participación metabólica son neuromediadores como la colecistoquinina, el péptido
intestinal vasoactivo y otros y que en el cerebro actúan sobre los glucorreceptores de
los núcleos hipotalámicos.
A largo plazo el mecanismo que parece más sólido es el papel de la liberación
de leptina desde la célula grasa; desde el adipocito, la liberación de leptina está en
consonancia con la acumulación de grasa, de tal manera que su liberación aumenta
cuando aumenta el balance metabólico y es entonces cuando lleva una información
al cerebro, que se traduce en la reducción de la liberación del neuropeptido Y (NPY),
con lo que se genera una conducta afágica y saciada, mientras que la disminución de
la liberación de leptina ofrece una información que estimula la liberación de la NPY
y por tanto de la conducta hieperfágica.
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7.1.2. Galactosa
Es un monosacárido que se obtiene en el intestino, por medio de la acción de
la enzima lactasa, al actuar sobre la lactosa (que es el azúcar de la leche). En esta
reacción aparecen glucosa y galactosa; por tanto, se obtiene de la dieta.
La galactosa está formada por seis átomos de C, es una hexosa que se convierte
en glucosa en el hígado. Además, forma parte de los glucolípidos y glucoproteínas de
las membranas celulares y es patente y notoria su presencia en las neuronas. Desde
el punto de vista químico es una aldosa, es decir su grupo químico funcional es un
aldehído (CHO) ubicado en el carbono 1. Por otra parte, al igual que la glucosa, la
galactosa es una piranosa ya que teóricamente puede derivarse del anillo de seis
lados formado por cinco átomos de carbono y uno de oxígeno, llamado pirano.
La galactosa es sintetizada por las glándulas mamarias para producir lactosa, que es
un disacárido formado por la unión de glucosa y galactosa; por tanto el mayor aporte de
galactosa en la nutrición proviene de la ingesta de la leche (Ver figuras 7.15 y 7.16).
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A) Cerebro y galactosa
La galactosa es necesaria para la actividad de las células cerebrales, especialmente
para los cerebrósidos. Por su parte, la ceramida se une a través del grupo -OH de la
esfingosina a un monosacárido mediante un enlace -glicosídico. Si el monosacárido
es la galactosa, tendremos la estructura denominada cerebrósido.
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7.1.3. Fructosa
La fructosa es una cetohexosa y uno de los monosacáridos más abundantes en la
alimentación. La dieta del hombre es rica en sacarosa (Ver figura 7.17), compuesto
que, cuando es dividido por la sacarasa en el intestino, se puede observar que está
formado en parte por fructosa y por otra parte de glucosa. Además la fructosa se
puede encontrar en estado libre; por lo tanto, es importante conocer el metabolismo
de la misma. Se encuentra en frutas y verduras, la miel contiene grandes cantidades
de este azúcar, ya que cerca de un 40% de su sustancia seca es fructosa.
a) Metabolismo de la fructosa
La fructosa se incorpora al metabolismo de los glúcidos en diferentes niveles de
la glucólisis. En primer lugar sufre una fosforilación por medio de la acción de la
fructoquinasa y se transforma en fructosa-1-fosfato, que posteriormente se hidroliza a
través de una aldolasa apareciendo el gliceraldehído y la dihidroxiacetona fosfato,
esta junto con el gliceraldehído 3-fosfato que proviene de la transformación por
acción de la gliceroquinasa del gliceradehído son los productos intermediarios de la
glucólisis. Aunque la fructosa se incorpora a la metabolización de la glucosa, presenta
una velocidad de absorción 40% inferior a la de la glucosa.
El proceso de metabolización de la fructosa incluye su fosforilación por medio
de la eliminación de los grupos fosfato del adenosín trifosfato (ATP). El ATP es
transformado en adenosín monofosfato (AMP), posteriormente en inositol monofosfato
(IMP) y finalmente degradado a ácido úrico. Dicho agente es el responsable de la gota,
enfermedad que también ha sido asociada a dietas ricas en fructosa.
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7.1.4. Glucógeno
Se trata de un polisacárido formado por moléculas de D-glucosa unidas por enlaces
a (1-4) y a (1-6), pero mucho más ramificado. Una rama del árbol del glucógeno se
caracteriza por poseer ramificaciones cada cuatro restos glucosilo dentro del núcleo
más central de la molécula. Las cadenas de glucosa en el glucógeno están mucho más
ramificadas que en la amilopectina, y por supuesto que en los ácidos nucleicos y las
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proteínas. La importancia de que el glucógeno sea una molécula tan ramificada tiene
su explicación en varias razones; porque la ramificación incrementa su solubilidad,
y porque esta estructura hace que tenga un gran número de residuos terminales no
reductores, que van a ser los sitios de acción de la glucógeno fosforilasa y de la
glucógeno sintasa. En definitiva, las ramificaciones facilitan enormemente tanto la
velocidad de síntesis como la de degradación del glucógeno.
La principal función del glucógeno, como principal polisacárido de reserva de
las células animales, es la de reservorio nutricional en los tejidos animales, debido a
su capacidad para almacenar glucosa de rápida movilización, ya sea en los periodos
interdigestivos o mientras se produce la actividad muscular, y por otra parte, y debido
precisamente a su capacidad de almacenamiento, reducir al máximo los cambios de
presión osmótica que la glucosa libre podría ocasionar en la célula.
El almacenamiento del glucógeno tiene lugar al producirse la adición de unidades
de glucosa a una molécula de glucógeno preexistente. Para que sean almacenadas, las
moléculas de glucosa deben ser activadas en forma de UDP-glucosa. Son varias las
reacciones capaces que conducen a la síntesis de glucógeno a partir de la glucosa.
La glucosa es fosforilada a glucosa-6-fosfato, bien por acción de la hexoquinasa
(presente en todos los tejidos), o por el enzima hepático glucoquinasa. Únicamente en
el caso de que la molécula que vaya a ser almacenada provenga de la gluconeogénesis
este paso no es necesario, puesto que esta vía origina directamente glucosa-6-fosfato
y la glucosa-6-fosfato se convierte en glucosa-1-fosfato; y se trata de una reacción
reversible en la que interviene la enzima fosfoglucomutasa, que cataliza el proceso.
Esta enzima emplea como intermediario la glucosa-1,6-bifosfato en pequeñas
concentraciones. La glucosa-1-fosfato reacciona con el UTP para formar UDP-
glucosa y pirofosfato, en una reacción catalizada por la UDP-glucosa pirofosforilasa.
La hidrólisis del pirofosfato por la pirofosfatasa provoca que la concentración del
pirofosfato se mantenga a niveles bajos, con lo cual la reacción transcurre en el sentido
de la formación de UDP-glucosa. Una vez que la UDP-glucosa ha sido formada,
la enzima glucógeno sintasa transfiere los restos glucosilo a los extremos de las
ramificaciones de una molécula de glucógeno, lo cual conlleva un alargamiento de las
cadenas a (1-4). Por cada resto glucosilo añadido se libera una molécula de UDP.
La acción de la glucógeno sintasa produce largas cadenas de amilosa, las cuales son
incompatibles con un buen funcionamiento celular. En este punto interviene la enzima
ramificante (glucosil 4-6 transferasa) que cataliza la transferencia de una cadena de entre
cinco y nueve residuos de glucosa a un punto que se halla, aproximadamente, entre 4 y
6 residuos de distancia de cualquier otra ramificación, formando un enlace a (1-6). Ya
que este tipo de enlaces tienen menor energía libre que los enlaces a (1-4), el equilibrio
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7.1.5. Glucagón
El glucagón es un polipéptido de cadena lineal que contiene 29 aminoácidos. Este
polipéptido, al igual que las sustancias inmunorreactivas similares a él, está en el
intestino delgado y en el cerebro. En el intestino se ha encontrado una sustancia similar al
proglucagón, la glicentina. Estas sustancias presentan reacción cruzada con anticuerpos
contra el glucagón, y compiten con él por el receptor de glucagón en la célula hepática.
La principal función del glucagón se encuentra en la formación de glucosa
mediante la activación del sistema fosforilasa dependiente de cAMP del hígado, con
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una degradación de glucógeno a glucosa, la cual pasará a formar parte del torrente
sanguíneo. Además, aumenta la gluconeogénesis hepática al incrementar el pool hepático
de precursores de la glucosa. Disminuye las actividades piruvato quinasa y acetil CoA
carboxilasa. En la célula grasa el glucagón estimula la actividad lipasa dependiente de
cAMP, que convierte triacilgliceroles en ácidos grasos libres y glicerol.
El tiempo medio de inactivación del glucagón es de 5 minutos en hígado y riñones.
En gran medida, muchos de los efectos metabólicos del glucagón son opuestos a la
acción de la insulina, por lo que los efectos del glucagón en el incremento de la
degradación de grasas y en el incremento de la cetogénesis son más pronunciados en
pacientes afectados de diabetes (déficit de insulina) y en aquellos sometidos a ayuno
(caso en el que descienden los niveles de insulina).
Este polipéptido se produce en las células alfa de los islotes de Langerhans del
páncreas y es una de las principales hormonas hiperglucemiantes, es decir, aquellas
que aumentan los niveles de glucosa en la sangre. Recordemos que la insulina
también es producida en los islotes pancreáticos y ejerce una acción opuesta.
Estas pequeñas islas de células de secreción interna se encuentran dentro de la
estructura del páncreas rodeadas por las células productoras de los jugos digestivos y
su función es regular la concentración de glucosa en la sangre, con un sistema de ajuste
muy fino de la glucemia; cuando el nivel de glucosa en sangre se eleva, aumenta la
secreción de insulina, que favorece la entrada de este azúcar a las células y su posterior
metabolismo, disminuyendo en consecuencia su concentración en la sangre.
Por el contrario, cuando la glucemia baja, los islotes secretan glucagón, que se
encarga de estimular al hígado para que aumente su producción de glucosa, y al tejido
adiposo para que libere ácidos grasos y glicerol como fuentes de energía y material
para la síntesis hepática de más glucosa.
Su utilidad en la práctica médica es limitada: sólo se utiliza para algunos casos de
hipoglucemia para el tratamiento del paciente hipoglucémico inconsciente, como
relajante intestinal durante procedimientos diagnósticos y, recientemente, se ha utilizado
para algunos problemas cardiovasculares.
7.1.6. Insulina
Dentro del páncreas, las células beta producen la hormona insulina. Con cada
comida, las células beta liberan insulina para ayudar al organismo a utilizar o almacenar
la glucosa sanguínea que obtienen de los alimentos. En las personas que tienen diabetes
tipo 1, el páncreas ya no fabrica más insulina. Las células beta han sido destruidas y la
persona necesita inyectarse insulina para poder utilizar la glucosa de los alimentos.
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Las personas con diabetes tipo 2 sí producen insulina, pero el organismo no responde
adecuadamente a esa hormona. Algunas personas con diabetes tipo 2 necesitan tomar
medicamentos para la diabetes o inyectarse insulina para ayudar a sus organismos a
que utilicen la glucosa para obtener energía.
La insulina no puede administrarse en pastillas porque se destruiría durante la
digestión, al igual que las proteínas de los alimentos. La insulina debe inyectarse en
la grasa subcutánea para que penetre en la sangre.
Las tres características de la insulina exógena son el comienzo de la acción, la
acción máxima o pico y la duración; el comienzo de la acción es el tiempo que tarda
la insulina en llegar al torrente sanguíneo y comenzar a reducir los niveles de glucosa
en la sangre, la acción máxima (pico) es el momento en el que la insulina alcanza su
potencia máxima en lo que respecta a la reducción del nivel de glucosa en la sangre
y la duración es el tiempo que la insulina continúa reduciendo el nivel de glucosa en
la sangre. Todas las insulinas contienen componentes agregados. Esos componentes
impiden que se desarrollen bacterias y ayudan a mantener un equilibrio neutral entre
ácidos y bases.
Además, las insulinas de acción intermedia y prolongada también contienen
sustancias que prolongan su acción. En algunos casos excepcionales, los aditivos
pueden provocar una reacción alérgica.
Existen muchos factores que afectan a los niveles de glucosa en la sangre de una
persona, como son el tipo de alimentos que come, la cantidad de ejercicio físico que
hace y cuándo lo hace, la zona del cuerpo en la que se inyecta la insulina, el momento
del día cuando se aplica las inyecciones de insulina, las enfermedades y el estrés.
Las inyecciones de insulina son más eficaces cuando se aplican de manera tal que la
insulina comienza a actuar cuando la glucosa proveniente de los alimentos empieza
a ingresar en la sangre. Por ejemplo, la insulina simple es más eficaz si se administra
30 minutos antes de comer.
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Los ácidos grasos constan de una cadena alquílica con un grupo carboxílico
terminal siendo la configuración más sencilla la de una cadena lineal completamente
saturada. La fórmula básica es CH3-(CH2)n-COOH. Los ácidos grasos de
importancia para el hombre tienen configuraciones relativamente sencillas,
aparecen comúnmente insaturaciones, con hasta seis dobles enlaces por cadena, y
tienen un número par de átomos de carbono. La mayor parte de los ácidos grasos
del cuerpo humano tienen 16, 18 o 20 átomos de carbono, si bien hay varios con
cadenas más largas que se encuentran principalmente en los lípidos del sistema
nervioso (Ver cuadro 7.2).
SÍMBOLO NOMBRE
NUMÉRICO ESTRUCTURA COMÚN
Los ácidos grasos se encuentran en forma de ésteres del glicerol (Ver figura 7.18).
Los compuestos con un ácido graso esterificado (monoacilgliceroles) o dos
(diacilgliceroles) se encuentran solamente en cantidades relativamente pequeñas y
aparecen en gran medida como intermediarios metabólicos en la biosíntesis y degradación
de lípidos que contienen glicerol.
La mayor parte de los ácidos grasos del cuerpo humano existen en forma de
triacilgliceroles en los que los tres grupos hidroxilo del glicerol están esterificados
con un ácido graso. Históricamente a estos compuestos se les ha denominado grasas
neutras o triglicéridos.
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Figuras 7.20 y 7.21. Síntesis de ácido fosfatídico a partir de glicerol 3-fosfato (7.26) y a
partir de glicerol 3-P y de hidroxiacetona-P (7.26).
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se pueden clasificar en dos grupos: los lípidos apolares, entre los que se encuentran
los ésteres del colesterol y los triacilgliceroles, y los lípidos polares, que contienen
una región hidrofílica y un dominio hidrofóbico en la misma molécula. Entre ellos se
pueden encontrar los fosfolípidos y los esfingolípidos. Si ambos dominios están unidos
por una porción de glicerol, se agrupan bajo el nombre de glicerofosfolípidos y, si es
por una esfingosina, aparecen los glucoesfingolípidos o las esfingomielinas.
7.4.1. Fosfolípidos
Los fosfolípidos son lípidos iónicos polares compuestos de 1,2-diacilgliceroles y un
enlace fosfodiéster que une el esqueleto del glicerol a alguna base, generalmente nitrogenada,
tal como la colina, serina o etanolamina. Los fosfolípidos más abundantes en los tejidos
humanos son la fosfatidilcolina (también llamada lecitina), la fosfatidiletanolamina
y la fosfatidilserina. Muchos fosfolípidos contienen más de una clase de ácido graso
por molécula, por lo que una clase dada de fosfolípidos de un tejido cualquiera
representa, de hecho, una familia de especies moleculares. La fosfatidilcolina contiene
mayoritariamente ácido palmítico o ácido esteárico en la posición 1 y principalmente los
ácidos grasos insaturados de 18 carbonos, oleicos, linoleico y linolénico, en la posición 2.
La fosfatidiletanolamina tiene los mismos ácidos grasos saturados que la fosfatidilcolina
en la posición 1 pero contiene una mayor cantidad de ácidos grasos polinsaturados de
cadena larga, 18:2, 20:4 y 22:6, en la posición 2.
El fosfatidilinositol es un fosfolípido ácido que se presenta en las membranas
de mamíferos. El fosfatidinositol es algo inusual, ya que a menudo contiene casi
exclusivamente ácido esteárico en la posición 1 y ácido araquidónico (20:4) en la posición
2. Otro fosfolípido formado por una cabeza polar tipo poliol es el fosfatidilglicerol. El
fosfatidilglicerol está presente en cantidades relativamente grandes en las membranas
mitocondriales y es un precursor de las cardiolipinas (Ver figuras 7.23 y 7.24).
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Este fosfolípido tensioactivo es producido por las células epiteliales del tipo II e
impide la atelectasia al final de la fase de espiración de la respiración, que constituye
el problema de los recién nacidos prematuramente y que al presentar una deficiencia
del fosfolípido no alcanzan a dilatar los pulmones, hay una patente disminución del
volumen pulmonar y consecuentemente se produce el fallo respiratorio.
En los adultos también se puede producir fallo respiratorio debido a una insuficiencia
de fosfolípidos por su capacidad tensioactiva, ya que cuando se hayan destruido las células
o neumocitos productores de fosfolípidos, va a desaparecer la tensión de la membrana
pulmonar.
Las propiedades detergentes de los fosfolípidos, y en particular la fosfatidilcolina,
juegan un papel importante en la secreción biliar, cuyo papel es solubilizar el colesterol.
Una disminución en la producción de fosfolípido puede dar lugar a la formación de
cálculos biliares de colesterol y pigmentos biliares.
El fosfatidinol y la fosfatidilcolina también actúan como dadores de ácido araquidónico
para la síntesis de prostaglandinas, tromboxanos, leucotrienos y compuestos relacionados.
b) Biosíntesis de los fosfolípidos
El ácido L- -fosfatídico, denominado comúnmente ácido fosfatídico (Ver figura
7.34), y el 1,2-diacil-glicerol son intermediarios comunes en las rutas de biosíntesis
de fosfolípidos y triacilgliceroles.
Prácticamente todas las células son capaces de sintetizar fosfolípidos mientras que
la biosíntesis de triacilgliceroles tiene lugar solamente en el hígado, tejido adiposo e
intestino.
La principal ruta biosintética de fosfatidilcolina (lecitina) implica la conversión
secuencial de colina a fosfocolina, CDP-colina y fosfatidilcolina.
En esta ruta el grupo polar de la fosfocolina es activado con CTP según las siguientes
reacciones. En primer lugar el ATP fosforila la colina libre, en una reacción catalizada
por la colina quinasa. La colina constituye una necesidad dietética para la mayoría de
los mamíferos.
La fosfocolina a su vez se convierte en CDP-colina a expensas del CTP en una
reacción catalizada por la fosfocolina citidil-transferasa (Ver figura 7.26).
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Figura 7.26.
Biosíntesis del ácido
fosfatídico.
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Esta reacción se inicia con el ataque del grupo hidroxilo de la serina sobre el
enlace fosfodiéster de la fosfatidiletanolamina. El fosfatidilinositol se produce vía
CDP-diacilglicerol y mioinositol libre.
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7.4.2. Esfingolípidos
Los esfingolípidos son lípidos complejos cuya estructura central la proporciona
el aminoalcohol de cadena larga esfingosina (Ver figura 7.33). Los esfingolípidos se
encuentran en la sangre y en casi todos los tejidos de los seres humanos. No obstante,
las concentraciones más elevadas de esfingolípidos se encuentran en la sustancia
blanca del sistema nervioso central. Diversos esfingolípidos son componentes de la
membrana plasmática de prácticamente todas las células.
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d) Sulfátidos
El sulfátido (Ver figuras 7.39 y 7.40) es un éster de ácido sulfúrico del
galactocerebrósido. El galactocerebrósido-3-sulfato es el principal sulfolípido en el
cerebro y constituye aproximadamente el 15% de los lípidos de la sustancia blanca.
Esta familia de compuestos representa los cerebrósidos que contienen dos o más restos
de azúcar, normalmente galactosa, glucosa o N-acetilgalactosamina. Los oligosacáridos
de ceramida son neutros y no contienen grupos amino libres.
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e) Gangliósidos
El nombre gangliósido (Ver figura 7.41) se adoptó para la clase de glucoesfingolípidos
que contienen ácido siálido y que están concentrados en gran cantidad en las células
ganglionares del SNC y en las terminaciones nerviosas. El sistema nervioso central
es diferente a los otros tejidos del hombre, ya que se tiene más de la mitad del ácido
siálico unido al lípido ceramida, mientras que el resto del ácido siálico se encuentra
en los oligosacáridos de las glucoproteínas. El ácido neuramínico está presente en
los gangliósidos, glucoproteínas y mucinas. El grupo amino del neuramínico se halla
frecuentemente en forma de derivado N-acetilo denominándose la estructura resultante
ácido N-acetilneuramínico o ácido siálico, abreviado comúnmente NANA.
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7.4.3. Colesterol
El colesterol (Ver figura 7.42) es un compuesto alicíclico con las siguientes
características estructurales:
1. Un núcleo de ciclopentanoperhidrofenantreno con sus cuatro anillos fusionados.
2. Un grupo hidroxilo en la posición C-3.
3. Un centro insaturado entre los átomos de carbono 5 y 6.
4. Una cadena hidrocarbonada de ocho carbonos unida al anillo D en la posición 17.
5. Un metilo (C-19) unido a la posición 10, y otro metilo (C-18), unido a la posición 13.
Se trata de un lípido muy poco soluble en agua, pero sin embargo extremadamente
soluble en sangre (la concentración de colesterol en el plasma de individuos sanos es
normalmente de 150-200 mg/dl, lo cual constituye casi el doble de la concentración de
glucosa sanguínea normal). Esto es explicable debido a la presencia de unas proteínas
llamadas lipoproteínas plasmáticas (principalmente LDL y VLDL) que poseen la
capacidad de fijar y por tanto solubilizar grandes cantidades de colesterol.
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8.1. Aminoácidos
Los aminoácidos son sustancias compuestas por cuatro elementos fundamentales,
carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno. Son compuestos cristalinos que contienen
un grupo ácido débil, carboxilo (-COOH) y un grupo básico débil, amino (-NH2),
unidos al carbono en . El carbono de un ácido orgánico es el carbono inmediato al
carboxilo. Se les denominan, por tanto, -aminoácidos.
Estas son las características generales, aunque naturalmente aparecen excepciones
como el que en la molécula tipo aparezcan otra serie de radicales y compuestos que
son la excepción a la regla.
Por ejemplo hay aminoácidos en los que existe algún tipo de ácido más, que da lugar
a los denominados aminoácidos ácidos, o que incorporan algún grupo amino más, los
denominados aminoácidos básicos, o que incluso añaden en la estructura molecular
otros elementos como el azufre (S) y que se denominan aminoácidos azufrados, o que
en lugar de tener una estructura molecular lineal tengan una configuración cíclica en la
que se sitúan los aminoácidos aromáticos y los denominados aminoácidos de cadena,
así como también que la posición del grupo no sea en .
Finalmente la prolina es una excepción particular, ya que en realidad no es un
-aminoácido, pues el carbono adyacente al de la función carboxilo posee un grupo
imino (=NH); por tanto, la prolina es un iminoácido.
Las estructuras de los aminoácidos son ópticamente activas, es decir, que puede
rotar el plano de luz polarizada en diferente dirección dependiendo del estereoisómero
que se trate. Entre ellos hay que distinguir dos grupos, los que rotan el plano hacia
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Figura 8.1. Esquema de los aminoácidos como precursores de otras moléculas. Fuente:
Modificado de Herrera, E., Bioquímica. (1995). Interamericana McGraw-Hill. 2ª Ed. Madrid.
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Figura 8.2. Esquema sobre la visión general del metabolismo de los aminoácidos. Fuente:
Modificado de Herrera, E., Bioquímica. (1995). Interamericana McGraw-Hill. 2ª Ed. Madrid.
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Por otro lado también están los aminoácidos no proteicos que son un grupo formado
por unos 150 aminoácidos.
Se presentan en diferentes células y tejidos en forma libre o combinada, pero nunca
en las proteínas y actúan como precursores en el metabolismo. Por ejemplo, la -alanina,
precursor de la vitamina ácido pantoténico, la homocisteína y homoserina, intermediarios
en el metabolismo de los aminoácidos y la citrulina, ornitina, ácido- -aminobutírico,
D-alanina, D-serina. Los aminoácidos, como ya hemos comentado, son materia prima de
proteínas y péptidos que cumplen diferentes funciones en nuestro organismo.
No obstante, también pueden utilizarse como materia prima del metabolismo
energético, de hecho, alrededor del 30% de los aminoácidos pasan a una ruta metabólica
que, después de eliminar el nitrógeno de la molécula, envía los productos desaminados
al ciclo de Krebs (Ver cuadro 8.2).
La eliminación de nitrógeno ocurre de dos maneras diferentes, el grupo amino sería
transferido a otra molécula o es eliminado para convertirlo en urea, en el caso del hombre.
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Abreviatura Abreviatura
Aminoácido 3 letras 1 letra Aminoácido 3 letras 1 letra
Alanina Ala A Leucina Leu L
Arginina Arg R Lisina Lys K
Asparragina Asn N Metionina Met M
Ácido aspártico Asp D Fenilalanina Phe F
Cisteína Cys C Prolina Pro P
Glutamina Gln Q Serina Ser S
Ácido glutámico Glu E Treonina Thr T
Glicina Gly G Triptófano Trp W
Histidina His H Tirosina Tyr Y
Isoleucina Ile I Valina Val V
8.5.1.1. Triptófano
Es uno de los aminoácidos denominados aromáticos, ya que en su composición
presenta dos anillos, un pentano y un hexano, que constituyen una estructura heterocíclica
denominada indol; como quiera que va a ser el precursor de la serotonina, es por eso
que a este neurotansmisor se le denomina indolamina.
Uno de los aspectos más relevantes de su biosíntesis es el mecanismo a través
del cual los anillos aromáticos se forman a partir de precursores alifáticos. La parte
aromática está unida al carbono a través de un carbono metilénico.
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porque se forma a través del mismo. Estos tumores pueden a veces inducir la formación
de histamina, gastrina o bradiquinina presente en algunas psicopatologías. Las
manifestaciones más habituales, incluyen la alucinación, depresión, ansiedad, delirio y
demencia.
La pelagra se caracteriza por los siguientes síntomas: diarrea, demencia, dermatitis
y muerte. El tratamiento requiere niacina y un buen complemento de triptófano. En
la actualidad existen formas de pelagra subclínica y sin duda se puede encontrar en
la población de hospitales psiquiátricos. El número de alteraciones del metabolismo
del triptófano con relación a los efectos del desarrollo cerebral y psiquiátrico han
empezado a despertar interés dentro de la comunidad psiquiátrica. El triptófano es el
nutriente más estudiado en la comunidad psiquiátrica orientada a la investigación en
nuestros días. También se relaciona en ocasiones este aminoácido con la anorexia. Se
han encontrado niveles bajos séricos de triptófano frecuentemente en los pacientes
anoréxicos.
E) El triptófano como tratamiento
Este aminoácido se está empezando a utilizar para la reducción del dolor. Las
variedades de dolor que pueden responder son ciertos dolores de cabeza, dentales y el
dolor asociado con el cáncer. La base orgánica para este efecto del triptófano sobre el
dolor se establece en los núcleos del rafe. Los núcleos magno, pálido, oscuro, dorsal
y tegmental del rafe son las principales estructuras serotoninérgicas del cerebro; por
tanto, depende de la serotonina y de su precursor el triptófano para su funcionamiento
óptimo.
Desde hace muchos años se descubrió que el tiempo para conciliar el sueño se puede
reducir en forma importante administrando en forma oral el triptófano. La reducción
en la latencia para dormir es un hecho importante a dosis de un gramo de triptófano.
La depresión es una enfermedad muy común en nuestros días. El triptófano es
especialmente efectivo en la depresión agitada. Los antidepresivos tales como la
imipramina y la nortriptilina trabajan al inhibir la recaptación de monoaminas.
Es decir, prolonga la vida de la serotonina, y la dopamina. Aun pequeñas dosis
de triptófano pueden a veces elevar en forma importante los niveles de triptófano
en sangre.
También se han relacionado los niveles de triptófano con el suicidio ya que varios
estudios han demostrado niveles bajos de serotonina en el líquido cefalorraquídeo en
los pacientes suicidas. Una nueva generación de fármacos son los inhibidores selectivos
de la recaptación de serotonina (ISRS), que tan buen papel están jugando en
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depresión y ansiedad. Para el tratamiento de la manía, hay autores que consideran que
el triptófano es tan efectivo como el litio y aún más efectivo que la clorpromazina.
El triptófano puede estimular la aldosterona, la renina y el cortisol. Los pacientes
con uremia necesitan más triptófano por la baja absorción. Los pacientes urémicos y
los hipertensos se pueden beneficiar de los complementos de triptófano.
La administración de triptófano se ha asociado con una reducción del apetito
en los pacientes deprimidos. Los complementos de triptófano pueden inhibir la
gluconeogénesis, elevar el azúcar sanguíneo, aumentar el aporte de glucosa al cerebro y
disminuir el apetito. Por eso, puede ser útil como terapia adjunta de la hipoglucemia.
Los estrógenos aumentan la conversión de la cantidad de triptófano a niacina,
mientras que la progesterona y la hidrocortisona la disminuyen. Las mujeres en el
periodo de post-parto tienen altos niveles séricos de triptófano. Las mujeres post-
menopáusicas que toman estrógenos pueden deprimirse por los niveles bajos de
triptófano.
Las mujeres que toman píldoras para el control natal no desarrollan niveles séricos
elevados de triptófano cuando se les administra vitamina B6. Los niveles altos de serotonina
y la sensibilidad a los estrógenos se han relacionado con la esterilidad secundaria debido
a espasmos en las trompas, dismenorrea y aborto habitual. El triptófano ha demostrado
efectos positivos sobre la viabilidad espermática humana.
8.5.1.2. Fenilalanina
Es un aminoácido esencial aromático (junto con el triptófano y la tirosina) cuyo
grupo R contiene un anillo bencénico. Uno de los aspectos más relevantes de su
biosíntesis es el mecanismo a través del cual los anillos aromáticos se forman a partir
de precursores alifáticos.
También se le clasifica, junto con el triptófano, como un aminoácido hidrofóbico con
estructura cíclica. Según los últimos estudios sobre los aminoácidos esenciales parece
que en la fenilalanina la estructura carbonada sería su parte considerada esencial, ya
que esta estructura es transaminada con rapidez por el organismo.
La mayor parte de este compuesto se transforma, por medio de hidroxilación, en
tirosina, que es otro aminoácido, en este caso considerado como semiesencial.
Además la fenilalanina es el precursor de las catecolaminas en nuestro cuerpo, si
bien acortamos el mecanismo en la síntesis de catecolaminas utilizando la tirosina
como precursor.
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8.5.1.3. Valina
Es un aminoácido hidrofóbico de cadena alifática, ramificado con grupo R isopropilo
no polar. La valina, junto con la isoleucina, se sintetiza por medio de reacciones que
llevan a cabo el mismo grupo de enzimas. Es considerado como un aminoácido
esencial. Una de sus ramas está formada por un grupo metilo. Tiene una estructura
tan similar a la leucina e isoleucina que incluso se ha comprobado que en ocasiones se
reemplazan entre sí en determinadas posiciones (Ver figura 8.4).
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8.5.1.4. Leucina
La leucina (Ver figura 8.5), junto con la valina y la isoleucina, es considerada como
un aminoácido de grupo R alifático ramificado. Es considerado como un aminoácido
esencial. Una de sus ramas está formada por un grupo metilo. Tiene una estructura
tan similar a la valina e isoleucina que incluso se ha comprobado que en ocasiones se
reemplazan entre sí en determinadas posiciones.
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La leucina y la lisina son los únicos aminoácidos que no actúan como fuente de
carbono para la síntesis de glucosa, y son los únicos que son cetogénicos pero no
glucogénicos.
La degradación empieza por la formación de -cetoisocaproato y después de unas
reacciones aparece el -metilcrotonil CoA que siguiendo la ruta de degradación se
transforma en -hidroxi-b-metilglutaril CoA cuyo destino es ser atacado por una
liasa para que aparezca acetoacetato y acetil CoA. Los productos de la leucina son
característicos de la oxidación de ácidos grasos y este aminoácido, junto con la
isoleucina y la hormona de crecimiento, interviene en la formación y reparación del
tejido muscular.
8.5.1.5. Isoleucina
Es un aminoácido hidrofóbico de cadena alifática, ramificado con grupo R isopropilo
no polar. La isoleucina, junto con la valina, se sintetizan por medio de reacciones que
llevan a cabo el mismo grupo de enzimas. La leucina (Ver figura 8.6), es un aminoácido
esencial, una de cuyas ramas está formada por un grupo metilo. Tiene una estructura
tan similar a la leucina y valina que incluso se ha comprobado que en ocasiones se
reemplazan entre sí en determinadas posiciones.
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-metilacetoacetil CoA, el cual es atacado por una tiolasa dando lugar a dos tioésteres,
acetil CoA y propionil CoA.
El acetil CoA se acumula para cualquiera de sus funciones: oxidación en el ciclo de
Krebs, síntesis de ácidos grasos, y acetilaciones, por otra parte, el propionil CoA, en
su mayor parte, sirve de sustrato para otras reacciones. Como implicación funcional de
la isoleucina podemos señalar su participación, junto con la leucina y la hormona de
crecimiento, en la formación y reparación del tejido muscular.
8.5.1.6. Treonina
Se trata de un aminoácido esencial que, junto con la serina, contiene grupos hidroxi
alcohólicos, a los que también se denomina hidroxiaminoácidos. En la treonina el grupo
OH está en conexión con el grupo del aminoácido por medio de la posición 1 del
etanol, dando lugar a una estructura de alcohol secundario con el R del aminoácido (Ver
Ruta 9). También se trata de un aminoácido glucogénico, atendiendo al producto final
de su degradación, que en este caso, como su propio nombre indica, es la glucosa.
La treonina (Ver figura 8.7) se degrada de tres maneras distintas; una de las vías
más importantes de degradación es la que produce, como producto final, succinil-CoA,
pero antes pasa por otras reacciones.
En primer lugar, se transforma en 2-oxobutirato por medio de la acción de la enzima
treonina deshidratasa; este se transforma por descarboxilación oxidativa en propionil-
CoA, que se convierte por medio de una 2-oxoácido descarboxilasa en succinil-CoA.
Las otras dos vías de degradación dan lugar a piruvato. La primera consiste en su
desdoblamiento en acetaldehído y glicina por medio de la treonina aldolasa. El acetaldehído
se oxida a acetato que, posteriormente, se convertirá en acetil-CoA y la glicina, por su
parte, se transforma en L-serina, que como producto final produce piruvato.
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8.5.1.7. Arginina
La arginina (Ver figura 8.8) es un aminoácido no esencial para el hombre ya que se
sintetiza a partir de la L-glutamina. La arginina se degrada dando lugar, como producto
final el 2-oxoglutarato. En primer lugar se transforma en L-ornitina, por medio de la
acción de la arginasa, que pasa a L-glutamato- -semialdehído. Este mismo, después de
la acción de la glutamato semialdehído deshidrogenasa, se convierte en L-glutamato que
finalmente produce 2-oxoglutarato, liberándose en esta reacción piruvato y alanina.
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experimentales que la arginina inhibe el crecimiento de varios tumores. Por otro lado,
se ha demostrado que la arginina acelera la cicatrización de las heridas debido a que
acelera la síntesis de colágeno. Otro efecto terapéutico de la arginina es su capacidad
de estimular al timo.
Se ha encontrado que este aminoácido, como complemento en la alimentación,
tiene utilidad terapéutica en la cistitis intersticial porque evita que la vejiga sufra
de las fuertes contracciones que causan dolor. En la actualidad, conocemos muchas
enfermedades que son producidas por fuertes contracciones musculares y donde la
arginina puede tomar importancia a la hora del tratamiento. Este aminoácido tiene
la capacidad de provocar la producción de óxido nítrico, que es un agente químico
que relaja los espasmos musculares. Tiene efectividad terapéutica como nutriente en
el tratamiento de hemorroides; en relación con esta enfermedad muchos creen que
pueden estar causadas por espasmos a nivel del esfínter anal.
A través de la experiencia clínica, se ha demostrado que se puede usar esta sustancia
como un agente preventivo de los ataques cardiacos, ya que dilata a las arterias, evitando
de esta manera la formación de coágulos y además previene la producción de placas
en las paredes vasculares arteriales. La diversidad terapéutica de la arginina es tal que
inclusive se puede utilizar en el tratamiento de la enfermedad de Peyronie al disolver
el tejido cicatrizado del pene que caracteriza a esta enfermedad. Lo mismo sucede en el
daño de las válvulas cardiacas asociado con la fenfluramina. Se ha utilizado con éxito
como apoyo nutricional en el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica y el fallo
multiorgánico en pacientes politraumatizados.
Por otro lado, algunos trabajos han puesto de manifiesto el éxito obtenido utilizando
complementos de arginina para el tratamiento de la infertilidad en el hombre. La arginina
juega un papel importante en la producción de espermatozoides. En un estudio clásico,
varios voluntarios masculinos alimentados con una dieta deficiente de arginina tuvieron
una reducción del 90% en el nivel de espermatozoides en sólo 9 días. Cuando se agregó
arginina a la dieta, los niveles volvieron otra vez a las cifras normales incluso después de
varias semanas.
Los síntomas asociados con la deficiencia de arginina son la caída del pelo, el
estreñimiento, hígado graso y eritema, entre otros.
8.5.1.8. Histidina
Aminoácido cuya cadena lateral R tiene una naturaleza polar hidrófila básica (ver
Ruta 20). La histidina (Ver figura 8.9) es un aminoácido proteinogénico esencial en la
rata; sin embargo en el hombre sólo se detectan alteraciones producidas por su déficit
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8.5.1.9. Metionina
La metionina (Ver figura 8.10) es un aminoácido esencial cuyo esqueleto de
cuatro átomos de carbono se origina desde la homoserina, que es un análogo de
la serina, y que se deriva del ácido aspártico, en una serie de reacciones que no se
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realizan en los mamíferos. Esta estructura carbonada puede ser transaminada con
rapidez por el organismo.
Por otro lado, se considera a este aminoácido como glucogénico, así como un
aminoácido azufrado que en su conversión pasa a ser cisteína, que además de formar
parte de las proteínas, puede dar lugar a varias moléculas de interés biológico (el
80% de la metionina ingerida se convierte en cisteína). En primer lugar, la cisteína
da lugar a S-adenosilmetionina, que cede el grupo metilo y se convierte en S-adenosil
homocisteína, que a su vez dará lugar a homocisteína. Es en este compuesto donde
se bifurca la ruta metabólica, y por un lado, puede metilarse dando lugar a metionina
o convertirse en cisteína. En esta reacción de metilación intervienen el folato y sus
derivados, la vitamina B12 como coenzima y la homocisteína metiltransferasa. Estas
reacciones son muy importantes para la síntesis del ADN; por lo tanto, cualquier
alteración tendrá consecuencias clínicas.
Este aminoácido colabora en la síntesis de proteínas y determina el porcentaje de
alimento que va a utilizarse a nivel celular.
8.5.1.10. Lisina
La lisina (Ver figura 8.11) es un aminoácido esencial del que se conocen dos rutas
esenciales de síntesis. La primera se lleva a cabo en bacterias y plantas superiores, por
medio del ácido diaminopimélico y la segunda, en la mayoría de los hongos, por medio
del ácido -aminoadípico.
La primera ruta comienza con el piruvato y el semialdehído del ácido aspártico,
que por medio de una condensación aldólica pierden agua y dan lugar al ácido 2,3
dihidropicolínico, luego se forma el L,L-, , -diaminopimélico, que convertido a su
forma meso y descarboxilado da lugar a la lisina.
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8.5.2.1. Alanina
La alanina es un aminoácido no esencial, considerado como glucogénico, que
interviene en el metabolismo de la glucosa y que forma piruvato a partir de su esqueleto
carbonado (Ver figura 8.12). Este aminoácido pierde su grupo amino por medio de
un proceso de transaminación y forma el piruvato en una reacción catalizada por la
alanina aminotransferasa.
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8.5.2.3. Asparragina
Es un aminoácido no esencial, de tipo glucogénico, que forma oxaloacetato a partir
del aspartato que aparece después de la reacción en la que, por medio de la asparraginasa,
la esparragina (Ver figura 8.14) es hidrolizada produciendo además amoniaco.
La asparragina interviene en los procesos metabólicos del sistema nervioso central.
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8.5.2.4. Cistina
La cistina es un aminoácido no esencial (Ver figura 8.15) que resulta de dos
cisteínas unidas a traves de un puente disulfuro. Por medio de la cisteína reductasa y
utilizando NADH-H+, se obtiene la cistina.
La cistina interviene en la desintoxicación del hígado junto con la citrulina, se elimina
nitrógeno y el ácido aspártico. Este aminoácido también interviene en la síntesis de
insulina y en las reacciones de ciertos compuestos a esta.
8.5.2.5. Cisteína
La cisteína (Ver figura 8.16) es un aminoácido no esencial azufrado que puede
oxidarse y dar cistina.
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8.5.2.6. Glutamato
El ácido glutámico o glutamato (Ver figura 8.17 y capítulo 3) tiene gran
importancia a nivel del sistema nervioso central y actúa como estimulante del sistema
inmunológico.
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8.5.2.7. Glutamina
La glutamina (Ver figura 8.18) es un aminoácido no esencial, ya que puede
formarse, por medio de la acción de la glutamina sintetasa, desde el glutamato, del
cual es la amida y al que vuelve a convertirse por medio de la acción de la glutaminasa,
apareciendo como producto de esta reacción también el amoniaco.
8.5.2.8. Glicina
La glicina (Ver figura 8.19) además de ser un aminoácido neutro, participa en la
neurotransmisión, donde tiene una función inhibitoria. Se forma a partir de la serina,
otro aminoácido que a su vez se forma desde el ácido pirúvico, o lo que sería lo mismo,
desde la glucosa en la etapa anterior al ciclo de Krebs. El precursor inmediato de la
glicina es la serina, que se convierte en glicina por la actividad de la enzima serina
hidroximetiltransferasa (SHMT).
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Figura 8.19.
Estructura molecular
de la glicina.
8.5.2.9. Prolina
La prolina (Ver figura 8.20) constituye la excepción del grupo de los 20 aminoácidos
ya que es un iminoácido. Se considera un aminoácido esencial que forma después de su
degradación 2-oxoglutarato. Primero, se transforma en deshidroprolina por medio de la
acción de la prolina deshidrogenasa que después de la incorporación de una molécula de
agua da lugar al glutamato-g-semialdehído. A partir de este surge el glutamato después
de la acción de la glutamato semialdehído deshidrogenasa. El glutamato es transaminado
a 2-oxoglutarato.
La prolina está involucrada en la producción del colágeno. Está también relacionada
con la reparación y mantenimiento de los músculos y huesos.
8.5.2.10. Serina
La serina (Ver figura 8.21) es un aminoácido no esencial cuyo esqueleto carbonado
C3 es sintetizado de manera efectiva por las células animales a partir de ácidos orgánicos
procedentes del metabolismo intermediario. Este aminoácido en su degradación da
como producto final el piruvato, para ello actúa sobre esta la serina deshidratasa junto
con el pirodoxal fosfato.
Por otro lado, puede transformarse en glicina y N5, N10-metilentetrahidrofolato,
siendo esta reacción reversible; es decir, que la glicina se puede transformar en serina
si se añade un grupo metileno del N5,N10-metilentetrahidrofolato. La serina, junto con
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8.5.2.11. Tirosina
La tirosina (Ver figura 8.22) es un aminoácido no esencial que se sintetiza por medio de la
degradación de la fenilalanina, aminoácido esencial, a través de la acción de la fenilalanina-
hidroxilasa. El catabolismo de ambos aminoácidos da como productos finales fumarato y
acetoacetato. La tirosina también forma acetil-CoA sin pasar primero por piruvato.
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8.7. Proteínas
Las reacciones celulares están catalizadas por enzimas, cuya conformación
tridimensional es crucial para su función, y los genes especifican las estructuras de las
proteínas, algunas de las cuales son enzimas.
La hipótesis un gen-una enzima fue un paso decisivo para nuestra comprensión de
la función de los genes.
Una proteína es una macromolécula compuesta de aminoácidos unidos unos a otros
en una cadena lineal. La fórmula general de un aminoácido es HOOC-CHR-NH2, en la
que el grupo R puede ser desde un átomo de hidrógeno (caso del aminoácido glicina)
hasta un anillo complejo (como en el aminoácido triptófano).
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Existen 20 aminoácidos comunes en todos los seres vivos (Ver cuadro 8.3), cada
uno con un radical o grupo R diferente.
En las proteínas, los aminoácidos están unidos entre sí mediante uniones covalentes
llamados enlaces peptídicos. Un enlace peptídico se forma por una reacción de
condensación que conlleva la pérdida de una molécula de agua. Varios aminoácidos
unidos entre sí mediante enlaces peptídicos forman una molécula llamada polipéptido
(Ver figura 8.23). Las proteínas son la unión de polipéptidos largos. Por ejemplo, la
cadena a de la hemoglobina humana está compuesta por 141 aminoácidos.
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Enzimas: las proteínas pueden actuar como enzimas, que son las sustancias
encargadas de la catálisis de todas las reacciones químicas que ocurren en el
organismo. Pueden actuar de manera aislada o en complejos multi-enzimáticos;
son a su vez proteínas globulares.
Proteínas de transporte: cumplen la primordial función de distribuir los
metabolitos y sustratos de nuestra actividad molecular y estas proteínas pueden
ser estáticas, es decir, estar en un lugar fijo como las proteínas de membrana
(proteínas G) o circulantes como la hemoglobina.
Proteínas estructurales: son proteínas de soporte que están formando parte
del colágeno como la elastina y la queratina.
Proteínas de reserva: son las proteínas con función nutritiva y metabólica,
como la caseína y la ovoalbúmina.
Proteínas funcionales: son las proteínas contráctiles actina y miosina, las
inmunólogicas antígenos y anticuerpos, proteínas receptoras como la rodopsina,
proteínas de coagulación como el fibrinógeno, proteínas reguladoras de acción
hormonal como la insulina, y proteínas globulares como la hemoglobina,
entre otras.
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Las IgM se encuentran principalmente en plasma; son por tanto los primeros
anticuerpos en actuar si la invasión es a través del sistema circulatorio. Las IgM
promueven la fagocitosis del invasor por la intervención de los macrófagos y por la
intervención de los leucocitos polimorfonucleares y son también potentes activadores
de las proteínas de complemento. Las IgM se pueden también encontrar en las
secreciones externas pero a niveles muy inferiores a los de las IgA.
Las IgG se encuentran en plasma en altas concentraciones; su respuesta a los
antígenos es más lenta que las de las IgM pero cuando lo hacen son mucho más
potentes. Las IgG también promueven la fagocitosis del invasor y la activación de las
proteínas de complemento.
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Las funciones biológicas de las IgD e IgE no son tan conocidas y específicas que
las otras; no obstante se sabe que intervienen en las respuestas alérgicas, las cuales son
responsables del shock anafiláctico, la fiebre del heno y el asma.
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8.9.4. Glucoproteínas
Las glucoproteínas son moléculas formadas por una proteína y un glúcido en unión
covalente y tienen funciones de gran importancia. Son fundamentalmente las proteínas
transmembranosas celulares, y las moléculas de excreción en las células epiteliales que
sirven de lubricación para los tejidos. Son a su vez las importantes hormonas de secreción
hipofisaria como la hormona estimulante del tiroides (TSH), la folículo estimulante
(FSH), la hormona luteinizante y la gonadotropina coriónica, sin obviar las importantes
proteínas plasmáticas como la cerulosplasmina, plasmilógeno y protrombina.
Las glucoproteínas de superficie celular son antígenos que determinan el sistema
antigénico de la sangre (A, B, 0) y los determinantes de la histocompatibilidad.
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9.1. Introducción
La dieta es la fuente de todos los nutrientes para el hombre. Estos se dividen
clásicamente en componentes de la dieta que proporcionan energía (glúcidos, lípidos y
proteínas), fuentes de aminoácidos esenciales y no esenciales, ácidos grasos insaturados,
minerales (oligominerales) y vitaminas (compuestos orgánicos hidrosolubles y
liposolubles).
Las vitaminas, a pesar de su composición química diversa, pueden definirse como
sustancias orgánicas que deben obtenerse en pequeñas cantidades a partir del ambiente,
porque los seres humanos no pueden sintetizarlas de novo, o su velocidad de síntesis es
inadecuada para la conservación de la salud (p. ej., la producción de ácido nicotínico
[niacina] a partir del triptófano).
En la mayor parte de los casos, la fuente ambiental es la dieta, ya que el organismo
es incapaz de sintetizarlas, pero una excepción obvia a esta regla general es la síntesis
endógena de vitamina D que se puede formar en la piel con la exposición al sol, y
algunas pueden formarse por la flora intestinal (las vitaminas K, B1, B12 y el ácido
fólico, que se forman en pequeñas cantidades en la flora intestinal), o sintetizarse en el
hígado a través de sus precursores (los carotenos y la vitamina A).
Una vez ingerida con el alimento es absorbida al intestino, transportada a una
célula y asimilada en su interior. Hay vitaminas que se transforman en coenzimas,
como la vitamina B y la mayoría de las hidrosolubles, a excepción de la vitamina C.
Otras vitaminas tienen otros modos de actuación. Son responsables de importantes
procesos biológicos, producción del pigmento visual, necesarias para la producción de
protrombina, osificación o funcionan como antioxidantes. Las vitaminas no generan
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9.2.1. Complejo B
El complejo B comprende muchos compuestos que muestran grandes diferencias en
cuanto a estructura química y efecto biológico. Se agrupan en una clase única porque
originalmente se aislaron a partir de las mismas fuentes, entre las que destacan hígado
y levadura. El complejo B consta tradicionalmente de 11 componentes diferentes:
tiamina, riboflavina, ácido nicotínico, piridoxina, ácido pantoténico, biotina, ácido
fólico, ciano-cobalamina, colina, inositol y ácido para-amino-benzoico.
Este último no es una vitamina verdadera para los mamíferos, sino un factor del
crecimiento para algunas bacterias, a partir de lo cual pasa a ser un precursor en la
síntesis de ácido fólico. Por otra parte una sustancia como la carnitina no es una vitamina
tradicional del grupo, pero se la puede considerar también debido a su condición de
precursor biosintético de la colina.
Figura 9.1.
Estructura molecular
de la tiamina.
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las dudas con respecto a la identidad de la vitamina B2 y las flavinas que ocurren de
manera natural, se eliminaron cuando se sintetizó la lactoflavina y se demostró que
el producto sintético posee actividad biológica completa. La vitamina se denominó
riboflavina debido a la presencia de ribosa en su estructura.
La riboflavina lleva a cabo sus funciones en el organismo en forma de dos coenzimas
de riboflavina fosfato, que se denominan flavina mononucleótido (FMN) y flavina
adenina dinucleótido (FAD). La riboflavina (Ver figura 9.2) se convierte en FMN y
FAD mediante dos reacciones catalizadas por enzimas.
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Figura 9.7. Estructura molecular del nicotinamín adenín dinucleótido fosfato (NADP).
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Los alimentos ricos en vitamina B3, para unas ingestas diarias de 15 a 20 mg/día, son:
la levadura de cerveza, que tiene 58 mg/100 g, el salvado con 30 mg/100 g, el cacahuete
tostado con 16 mg/100 g, el hígado de ternera con 15 mg/100 g, las almendras, el germen
de trigo y la harina integral de trigo con unos 6 mg/100 g, las setas con 5 mg/100 g y el
pan integral de trigo con 4 mg/100 g.
Tanto el ácido nicotínico como la nicotinamida se absorben con facilidad a partir
de todas las porciones del tubo digestivo, y la vitamina se distribuye hacia todos los
tejidos. Cuando se administran dosis terapéuticas de ácido nicotínico o su amida, sólo
aparecen pequeñas cantidades de la vitamina sin cambios en la orina. Al administrar
dosis en extremo altas de esas vitaminas, la vitamina sin cambios constituye el principal
componente urinario.
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Figura 9.10. Fórmula molecular de la piridoxina (1), el piridoxal (2) y la piridoxamina (3).
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la sardina y el boquerón con 950 ng/100 g, las nueces con 870 ng/100 g, las lentejas
y las vísceras y despojos cárnicos con 600 ng/100 g, los garbanzos y la carne de pollo
con 500 ng/100 g, el atún, el bonito, las avellanas y la carne de cerdo o de ternera con
unos 450 ng/100 g, y los plátanos con 370 ng/100 g.
La piridoxina, el piridoxal y la piridoxamina se absorben con facilidad a partir
del tubo digestivo después de hidrólisis de sus derivados fosforilados. El fosfato de
piridoxal explica al menos el 60% de la vitamina B6 en la circulación. Se cree que el
piridoxal es la forma primaria que cruza las membranas celulares. El principal producto
excretado cuando se alimenta a seres humanos con cualquiera de las tres formas de
la vitamina es el ácido 4-piridóxico, formado por el efecto de la adenilato oxidasa
hepática sobre el piridoxal libre.
Si bien es indudable que la piridoxina es esencial en la nutrición de seres humanos,
el síndrome clínico de deficiencia simple de piridoxina es infrecuente. Con todo, puede
considerarse que un individuo con una deficiencia de otras vitaminas del complejo B
también puede presentar deficiencia de piridoxina. Por tanto, la piridoxina ha de ser un
componente complementario del tratamiento para quienes padecen una deficiencia de
otras vitaminas del complejo B.
La vitamina B6 también influye sobre el metabolismo de algunos fármacos, y
viceversa, como medida preventiva, la vitamina B6 se administra de modo profiláctico
en pacientes que reciben isoniazida, para evitar la aparición de neuritis periférica.
Además, la piridoxina es un antídoto en las crisis convulsivas y la acidosis en sujetos
que han ingerido una dosis excesiva de isoniazida.
La concentración sanguínea de fosfato de piridoxal es baja en embarazadas o en
usuarias de anticonceptivos orales, aunque las ingestiones recomendadas de vitamina
B6 parecen bastar para satisfacer los requerimientos en esas mujeres.
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Las fuentes más importantes de esta vitamina son los alimentos de origen animal,
por eso en muchas ocasiones se afirma que una dieta vegetariana puede provocar su
carencia. Actualmente, se afirma que la flora bacteriana de nuestro intestino grueso
puede producirla en cantidades suficientes.
En realidad, sólo se ha detectado esta carencia en vegetarianos estrictos que no
consumen ni huevos ni lácteos y que padecen algún tipo de trastorno intestinal. El
consumo de alcohol hace aumentar las necesidades de esta vitamina.
La vitamina B12 procedente de la dieta precisa un mecanismo complicado para su
absorción. Se debe unir a una proteína segregada por el estómago (factor intrínseco) que
permite su absorción en el intestino. Por causas genéticas, algunas personas pueden tener
problemas para producir este factor intrínseco y padecer síntomas de deficiencia.
Muchos preparados farmacéuticos para el tratamiento de dolores o inflamaciones de
los nervios (ciática y lumbalgias) contienen vitamina B12, normalmente asociada a la
B1 y la B6.
Interviene en la síntesis de ADN, indispensable para la formación de glóbulos rojos,
crecimiento corporal y regeneración de los tejidos. Una vez absorbida se almacena en
el hígado. Las fuentes de esta vitamina son: hígado, riñón, carne, huevos, mariscos y
productos lácteos. Algunos autores consideran a la B12 (Ver figura 9.14) la llave del
cerebro humano.
Se ha observado deficiencia de esta vitamina en vegetarianos estrictos; infecciones
intestinales crónicas y ancianos; asimismo el consumo de alcohol aumenta sus
necesidades. Es la responsable de problemas de absorción y anemia perniciosa.
Figura 9.14.
Estructura
molecular de la
cianocobalamina o
cobalamina (B12).
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1- Cansancio generalizado.
2- Alteraciones marcadas del sueño y pérdida de bienestar mental.
3- Inflamación general del tubo digestivo, garganta y lengua.
4- Enrojecimiento e irritación de la piel.
5- Dolor de cabeza y alteraciones inespecíficas del sistema nervioso central.
Los trastornos del sueño y los del tubo digestivo demuestran que se deben
al bloqueo de la reacción bioquímica catalizada por la coenzima activa
5-desoxiadenosilcobalamina. Como la reacción está integrada en una vía de
degradación de varios aminoácidos esenciales, la metionina, la valina, la treonina y la
isoleucina, que al ser interrumpida causa un acúmulo general de grandes cantidades de
metilmalonato, cuya presencia a estas concentraciones elevadas es la que provoca las
alteraciones, conseguiríamos evitar estas si fuésemos capaces de cortar el suministro
de los aminoácidos implicados durante al menos unos días.
Al disminuir sustancialmente la cantidad de los aminoácidos mencionados presente
en las células disminuiría también el funcionamiento de sus vías de degradación, lo que
significaría a su vez una disminución de las concentraciones de metilmalonato, ya que
habríamos logrado que se excretase más metilmalonato por la orina que el que se genera
por la vía de degradación. Parece algo complicado diseñar una dieta que no contenga
pequeñas cantidades de los cuatro aminoácidos esenciales afectados, pero se puede
conseguir aplicando un ayuno total, excepto agua, durante un mínimo de una semana.
Según Ventosa (1990), los responsables directos de que se desencadenen los
trastornos que desequilibran el funcionamiento del cerebro de los enfermos mentales
que les impiden valerse por sí mismos se originan por la insuficiencia de los sistemas
de aislamiento químico frente a las sustancias liposolubles. Una insuficiencia que
aunque en los primeros meses de evolución de la enfermedad sólo se manifiesta ante
agresiones más o menos evidentes como el consumo de alcohol, tras unos años de
silenciosa progresión llega a producirse con estímulos prácticamente imperceptibles.
Todavía no se ha precisado cual es la vía concreta de biosíntesis dependiente
de metilcobalamina que al ser bloqueada provoca el fallo del aislamiento químico
liposoluble mediante la necrosis de la neuroglía.
La vía de biosíntesis cuya suspensión conduce a la necrosis o muerte de las células
de la oligodendroglía no sólo requiere el aporte adecuado de metilcobalamina, sino que
también depende de la presencia de una cantidad suficiente de alguno, varios o todos
los aminoácidos esenciales; metionina, valina, treonina e isoleucina.
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9.2.2. Vitamina C
El escorbuto, la enfermedad por déficit causado por falta de vitamina C, se ha
conocido desde hace muchos siglos, especialmente entre las poblaciones que subsistían
a base de dietas que carecían de frutas y verdura fresca durante gran parte del año. La
incidencia de escorbuto se redujo mediante la introducción de la patata (una fuente de
vitamina C) en Europa en el transcurso del siglo XVII. Sin embargo, los prolongados
viajes marítimos de exploración durante los siglos XVI al XVIII, que se emprendían
sin abastecimiento de frutas y verduras frescas, dieron por resultado la muerte por
escorbuto de gran número de integrantes de las tripulaciones.
Durante mucho tiempo se había sospechado que el escorbuto dependía de una
causa relacionada con la dieta. En 1535, Cartier aprendió de los indígenas de Canadá
cómo curar el escorbuto en su tripulación, al hacer un extracto de hojas de abeto. En
1747, Lind, un médico británico, llevó a cabo un estudio clínico en pacientes con
escorbuto y comprobó que los que consumieron frutas cítricas se recuperaron con
rapidez.
El siguiente episodio de importancia en la historia de la vitamina C fue la identificación
por Holst y Frölich, en 1907, de un animal de experimentación idóneo; hallaron que
los cobayas presentan escorbuto cuando reciben una dieta de avena y salvado, sin
complementos de verduras frescas. Después se demostró que la mayoría de los mamíferos
sintetiza ácido ascórbico; los seres humanos, los primates no humanos, la cobaya y los
murciélagos de frutas de India son excepciones.
El término vitamina C debe usarse como un nombre descriptivo genérico para todos
los compuestos que muestran desde el punto de vista cualitativo la actividad biológica
del ácido ascórbico.
El ácido ascórbico es una cetolactona de seis carbonos, que tiene relación
estructural con la glucosa y otras hexosas, y se oxida de modo reversible en el
organismo hacia ácido deshidroascórbico. Este último compuesto posee actividad
completa de vitamina C (Ver figura 9.15).
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como un nombre descriptivo genérico para compuestos que muestran las propiedades
biológicas del retinol. Retinoide se refiere al retinol y a otros derivados estrechamente
relacionados con el que aparecen en la naturaleza. Los retinoides también incluyen
análogos sintéticos que muestran relación estructural, aunque no necesariamente
tengan actividad parecida a la vitamina A o retinol.
La observación simple efectuada por Steenbock (1919) de que el contenido de
vitamina A de vegetales varía con el grado de pigmentación, preparó el camino para el
aislamiento de la vitamina y el descubrimiento de la naturaleza química de la misma.
Después, se demostró que el pigmento vegetal purificado, el caroteno (Ver figura 9.16)
es una fuente muy potente de vitamina A, pero que es sólo una provitamina A.
CH3
CH3 CH3 CH3
H3C
CH3
CH3 CH3 CH3
CH3
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Hay diversos isómeros geométricos del retinol debido a las posibles configuraciones
cis-trans alrededor de los dobles enlaces en la cadena lateral. Los aceites de hígado
de pescado contienen mezclas de estereoisómeros; el retinol sintético es el isómero
holo-trans. En el organismo ocurre con facilidad interconversión entre isómeros. En
el ciclo visual, la reacción entre retinal (aldehído de vitamina A) y opsina, para formar
rodopsina, sólo tiene lugar con el isómero 11-cis.
Los éteres y ésteres derivados del alcohol también muestran actividad in vivo.
La estructura en anillo del retinol ( -ionona), o el anillo más insaturado en el
3-deshidrorretinol (deshidro- -ionona), es esencial para la actividad; y su hidrogenación
destruye la su actividad biológica. De todos los derivados conocidos, el holo-trans-
retinol y su aldehído, retinal, muestran la mayor potencia biológica.
El ácido retinoico (vitamina A ácida), en el cual el grupo alcohol se ha oxidado,
comparte algunos de los efectos del retinol. El ácido retinoico es ineficaz para restituir
la función visual o reproductora en ciertas especies en las cuales el retinol es útil.
Con todo, el ácido retinoico tiene mucha potencia para favorecer el crecimiento y
controlar la diferenciación del tejido epitelial y la conservación del mismo en animales
con deficiencia de vitamina A.
De hecho, el ácido holo-trans-retinoico (retionina) parece ser la forma activa
de la vitamina A en todos los tejidos salvo en la retina, y es de 10 a 100 veces más
potente que el retinol en diversos sistemas. La isomerización de este compuesto en el
organismo proporciona ácido 13-cis-retinoico (isotretinoína), que es casi tan potente
como la tretinoína en muchas de sus acciones sobre tejidos epiteliales, pero puede
ser hasta cinco veces menos potente en la producción de los síntomas tóxicos de la
hipervitaminosis A.
Se han sintetizado muchos análogos del ácido retinoico, entre ellos el etretinato, que
es el etil éster del compuesto activo acitretina. Esos compuestos son representativos
de la llamada segunda generación de retinoides, en la cual el anillo -ionona está
aromatizado; tales compuestos son más activos que la tretinoína en algunos sistemas,
pero menos activos en otros.
Los retinoides potentes de tercera generación muestran dos anillos aromáticos que
sirven para restringir la flexibilidad de la cadena lateral polienoica; estos retinoides
aromáticos se han denominado arotinoides.
La vitamina A tiene varias funciones importantes en el organismo. Es esencial en
la función de la retina. Es necesaria para el crecimiento y la diferenciación del tejido
epitelial, y se requiere en el crecimiento del hueso, la reproducción y el desarrollo
embrionario. Junto con algunos carotenoides, la vitamina A aumenta la función
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a) Mecanismo de acción
En fibroblastos o tejido epitelial aislados, los retinoides aumentan la síntesis de
algunas proteínas, como la, fibronectina, y reducen la de otras como la colagenasa y
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ciertas queratinas; el ácido retinoico parece ser mucho más potente que el retinol para
mediar esas acciones.
El ácido retinoico influye sobre la expresión de genes al combinarse con receptores
nucleares. Se han descrito múltiples genes que codifican los receptores de ácido
retinoico, denominados , y , y se han localizado en los cromosomas 17, 3 y 12,
respectivamente. Muestran extensa homología de secuencia entre sí tanto en su ADN
como en los dominios de afinidad receptora, y pertenecen a una superfamilia de
receptores que incluye receptores para esteroides y hormonas esteroides.
Los retinoides tal vez influyan sobre la expresión de los receptores para ciertas
hormonas y factores de crecimiento; de este modo, afectarían al crecimiento, la
diferenciación y la función de células blanco, mediante acciones tanto directas como
indirectas.
Dado que la vitamina A regula la diferenciación de células epiteliales y la
proliferación de las mismas, la capacidad aparente del retinol y compuestos relacionados
para interferir con la carcinogénesis ha despertado considerable interés. La deficiencia
de vitamina A aumenta la sensibilidad a la carcinogénesis; las células basales de
diversos epitelios sufren hiperplasia notoria y diferenciación celular reducida.
La administración de retinol u otros retinoides en animales de experimentación revierte
esos cambios en el epitelio de vías respiratorias, glándulas mamarias, vejiga urinaria y
piel. De este modo, la progresión de células premalignas hacia células con características
invasoras, malignas, se retrasa, suspende o incluso invierte. El efecto antitumoral se
observa en enfermedades malignas de origen tanto epitelial como mesenquimatoso,
inducidas por sustancia químicas y por virus, así como en la transformación inducida
por radiación o por factores del crecimiento. La reversión del crecimiento de neoplasias
establecidas, y de metástasis de las mismas, ha sido limitada.
Todavía no está claro el mecanismo exacto del efecto anticarcinógeno. La
acción es observable incluso si el retinoide se administra muchas semanas después
de la exposición a un carcinógeno, lo cual sugiere interferencia en la promoción
de la fase de carcinogénesis o la progresión de la misma. Un mecanismo posible
que puede contribuir al efecto antitumoral es la inducción de la diferenciación en
células malignas para formar células normales maduras desde el punto de vista
morfológico.
Por ejemplo, los retinoides regulan las síntesis de proteínas específicas, como,
queratina, necesarias para la diferenciación de tejidos epiteliales. Además, la vitamina
A parece tener una función bioquímica específica en la síntesis de glucoproteínas y
glucolípidos de superficie celular que pueden participar en la adherencia de células
y la comunicación entre estas últimas. La conversión de retinol en fosfato de retinil
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retinoides en plasma pueden hallarse como retinil ésteres relacionados con lipoproteína.
De manera similar, luego de administración intensiva de alcohol, se acumulan retinil
ésteres, que son tensoactivos, y generan gran parte de la toxicidad que se observa.
El retinol unido a proteína de unión al mismo, llega a la membrana celular de
diversos órganos diana, donde el complejo se une a sitios específicos sobre la superficie
celular. El retinol se transfiere a una proteína de unión a membrana, que parece tener
relación estrecha con la proteína celular de unión a retinol soluble y se convierte en
un retinil éster. A continuación, una hidrolasa relacionada con la membrana desdobla
a este último, siempre y cuando haya proteína celular de unión a retinol citosólica no
unida a ligando, para aceptar el retinol.
La proteína celular de unión a retinol existe en casi todos los tejidos; las excepciones
comprenden músculo cardiaco y esquelético, así como la mucosa ileal. Además de su
participación en la captación de retinol, la proteína celular de unión a retinol funciona
como un reservorio para el retinol celular y libera la vitamina hacia sitios apropiados
para su conversión en compuestos activos. En la retina, el retinol se convierte en 11-cis-
retinal, que se incorpora en la rodopsina; en otros tejidos, el retinol se oxida hacia ácido
retinoico.
La concentración plasmática de proteína de unión a retinol es crucial para la
regulación del retinol en el plasma y su transporte hacia los tejidos. En la deficiencia de
vitamina A, se conserva la síntesis de proteína de unión a retinol, aumenta el contenido
de esta última en el hígado y disminuye su concentración plasmática, al parecer debido
al bloqueo de la secreción de dicha proteína desde el hígado. Una vez que queda
disponible de nuevo el retinol, el hígado libera con rapidez proteína de unión a retinol
hacia el plasma para el transporte de retinol hacia los tejidos.
Cuando hay deficiencia de proteína, la concentración de proteína de unión a retinol
se hace insuficiente, y las cifras plasmáticas de retinol disminuyen a pesar de existir
reservas normales en hígado. Se requiere entonces rebastecimiento de calorías y
proteínas. La deficiencia tanto de proteína de unión a retinol como de este último no se
puede corregir mediante la administración de retinol solo.
Otros estados patológicos también alteran las concentraciones plasmáticas de retinol
y proteína de unión al mismo. En fibrosis quística, cirrosis relacionada con alcohol y
enfermedades hepáticas, se observa disminución de la síntesis de proteína de unión a
retinol en el hígado o de la liberación a partir de este último, y hay reducción de las cifras
plasmáticas de retinol. En proteinuria, infecciones febriles o estrés, se produce una reducción
drástica de la concentración sanguínea de retinol, debido parcialmente a incremento de la
excreción urinaria. Cuando hay nefropatía crónica, se observan alteraciones del catabolismo
de la proteína de unión a retinol, y las cifras de la proteína y de retinol están altas.
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regulado, que en su forma activa se une a receptores específicos en los tejidos, que da
como resultado final un incremento de la concentración de Ca2+ plasmático.
Además, hoy se sabe que los receptores para la forma activada de la vitamina D
se expresan en muchas células del organismo, entre ellas las células hematopoyéticas,
linfocitos, células epidérmicas, islotes pancreáticos, músculos y neuronas; esos
receptores median efectos no relacionados con la homeostasis del Ca2+.
Vitamina D es el nombre que se aplicó a dos sustancias liposolubles relacionadas,
colecalciferol y ergocalciferol, que muestran en común la capacidad para prevenir
raquitismo o curarlo. Antes del descubrimiento de la vitamina D, un alto porcentaje
de niños que vivían en zonas templadas urbanas presentaban raquitismo. Algunos
investigadores creyeron que la enfermedad se debía a falta de aire fresco y de luz solar;
otros afirmaron que la enfermedad dependía de un factor en la dieta. La observación
de que la adición de aceite de hígado de bacalao a la dieta o la exposición a la luz solar
prevenía la enfermedad o la curaba. Se identifican las estructuras del colecalciferol
y el ergocalciferol, como los constituyentes de la vitamina D y se comprueba que
esos compuestos requieren un procesamiento adicional en el organismo para que sean
activos.
La radiación ultravioleta de varios esteroles de origen animal y vegetal da por
resultado su conversión a compuestos con actividad de vitamina D. El desdoblamiento
del enlace entre los carbonos C 9 y C 10 es la alteración esencial producida por el
proceso fotoquímico. La principal provitamina que se encuentra en los tejidos de
animales es el 7-deshidrocolesterol, que se sintetiza en la piel. La exposición de la piel
a la luz solar convierte el 7-deshidrocolesterol en colecalciferol (vitamina D3).
El ergosterol, que se encuentra en plantas, es la provitamina para la vitamina D2
(ergocalciferol). El ergosterol y la vitamina D2 difieren del 7-deshidrocolesterol y de la
vitamina D3, respectivamente, sólo porque cada uno posee un doble enlace entre C 22
y C 23, y un grupo metil en C 24. La vitamina D2 es el constitutivo activo en diversas
preparaciones comerciales de vitaminas, así como en pan y leche radiados.
Más tarde se mostró que el material denominado históricamente vitamina D1 era
una mezcla de las vitaminas D2 y D3. En el hombre no hay una diferencia práctica
entre ambas, y en términos generales se emplea vitamina D como una mezcla de sus
presentaciones estructurales o vitámero.
a) Absorción y metabolismo de la vitamina D
La bilis es esencial en la absorción adecuada de vitamina D; el ácido desoxicólico
es el principal constitutivo de la bilis a este respecto. Así, la disfunción hepática o biliar
altera mucho la absorción de vitamina D.
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del Ca2+ plasmático estimula la secreción de hormona paratiroidea, que actúa para
restituir el Ca2+ plasmático a expensas del hueso; las concentraciones plasmáticas
de fosfato permanecen por debajo de lo normal debido a la acción fosfatúrica de la
hormona paratiroidea circulante aumentada. En niños, un resultado es la falta de
mineralización del hueso y la matriz de cartílago recién formado, lo cual suscita el
defecto del crecimiento conocido como raquitismo. Como consecuencia de calcificación
inadecuada, los huesos de individuos con raquitismo son blandos y la tensión propia de
la carga de peso da lugar a las deformidades características.
En adultos, la deficiencia de vitamina D origina osteomalacia, que se caracteriza
por acumulación generalizada de matriz ósea submineralizada. La osteomalacia grave
puede relacionarse con dolor óseo e hipersensibilidad extremos. Es característico que
haya debilidad muscular, en particular de los músculos proximales grandes. No se
entiende por completo su base, pero puede reflejar hipofosfatemia y acción inadecuada
de la vitamina D sobre los músculos. La deformidad macroscópica de los huesos sólo
aparece en etapas avanzadas de la enfermedad.
c) Vitamina D y psicofármacos
Se ha demostrado una interacción importante entre vitamina D y fenilhidantoína
o fenobarbital. Se han informado raquitismo y osteomalacia en quienes reciben
tratamiento anticonvulsivo prolongado. Con mayor frecuencia, los fármacos
inducen un estado de osteoporosis con recambio alto, a consecuencia de la
disminución de la absorción intestinal de Ca2+. Las concentraciones plasmáticas
de 25-hidroxicolecalciferol están disminuidas en quienes reciben esos fármacos, y
se ha propuesto que la fenilhidantoína y el fenobarbital aceleran el metabolismo
de la vitamina D hacia productos inactivos. Con todo, las cifras plasmáticas de
calcitriol permanecen normales en sujetos que reciben tratamiento anticonvulsivo.
Los fármacos también aceleran el metabolismo hepático de la vitamina K y reducen
la síntesis de proteínas dependientes de la vitamina K, como osteocalcina.
d) Fuentes dietéticas de vitamina D
Con la adición de la vitamina D a los alimentos, en especial leche, productos lácteos,
cereales y dulces, los individuos de todas las edades reciben cantidades variables e
incluso excesivas de vitamina D, sin una adición especial a la dieta. De este modo,
los requerimientos de complementos aunque varían no sólo con la edad, el embarazo
y la lactancia, sino también con la calidad de la dieta, no generan dificultades para
su mantenimiento sin suplementos terapeúticos. No obstante los alimentos ricos en
vitamina D son los pescados, en particular las sardinas y los boquerones, el atún y los
bonitos, tanto frescos como congelados, los quesos, la mantequilla y margarina, los
huevos y la leche y el yogur.
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9.3.3. Vitamina K
La vitamina K (Ver figura 9.24) es un principio esencial en la dieta para la biosíntesis
normal de varios factores necesarios en la coagulación de la sangre.
En 1929, Dam observó que los pollos alimentados con dietas inadecuadas
presentaron una enfermedad por deficiencia, en la cual el síntoma notorio fue
hemorragia espontánea, debido a un contenido bajo de protrombina en la sangre.
El trastorno podía aliviarse con rapidez mediante alimentación con una sustancia
liposoluble no identificada, a la que denominó vitamina K.
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Los lactantes de uno a cinco meses de edad parecen ser vulnerables a la deficiencia
de vitamina K, en especial si no han recibido administración profiláctica de la misma
en el momento del nacimiento. El contenido de vitamina de casi todas las fórmulas para
lactantes disponibles en el comercio satisface la ingestión recomendada si se consumen
en cantidades adecuadas; es por tanto recomendable y profiláctica la administración de
vitamina K.
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10.1. Farmacocinética
La farmacocinética es la ciencia que trata de describir el movimiento y curso en
el tiempo de un fármaco, medicamento o cualquier producto exógeno, que ingresa en
nuestra economía corporal. Se siguen cinco fases que comprenden la administración la
absorción, la distribución, la biotransformación y la excreción del mismo.
Su objetivo es garantizar el uso farmacoterapeútico del producto, con el
fin de conseguir, sobre todo, seguridad y eficacia. Utiliza principalmente dos
modelos para explicar el movimiento de una sustancia en el organismo; el modelo
monocompartimental, que se refiere a la consideración de un solo espacio en
el que se establece el equilibrio entre lo que entra y lo que sale, y el modelo
multicompartimental, que se refiere a la consideración de todo el organismo. Este, a
pesar de su mayor complejidad, es el que más se ajusta a la realidad.
10.1.1. Administración
La ruta de administración va a influir en el efecto, tiempo y duración del efecto.
La vía de administración modifica el tiempo de su actuación, pudiendo adelantarlo o
atrasarlo, también puede modificar la intensidad de sus efectos. En definitiva tiene una
importancia trascendental en la aplicación terapeútica de un producto.
Diferenciamos un uso tópico y un uso sistémico, que hacen referencia respectiva-
mente a la aplicación externa y localizada y a la aplicación interna y de distribución
general si bien con la finalidad de que su acción tenga una estructura o una función diana.
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La administración sistémica puede ser a su vez enteral, que es a través del aparato
digestivo y parenteral que incluye cualquier vía fuera del aparato digestivo.
a) Administración enteral
- Oral: desde la boca va a pasar por el aparato digestivo. Mediante esta forma va a
tardar mucho tiempo en producir efecto. La cantidad que después de su absorción va a
llegar a la sangre es menor que con otras administraciones. El fármaco va a estar sometido
a todas las secreciones del tracto gastrointestinal, y si no va protegida, por ejemplo
encapsulada, va a sufrir muchas y variadas agresiones. De cualquier manera puede ser
absorbida en el estómago, aunque va a ser más rápida la absorción en el intestino, que
por otra parte es el lugar natural de la absorción de los nutrientes, ingresando con ellos en
el sistema porta-hepático.
La absorción va a depender de múltiples factores que depende de las propias
características del estómago, la comida en el estómago, las secreciones enzimáticas
y las características básicas del producto a absorber como su liposolubilidad, tamaño,
ionización y concentración.
La administración por el tracto gastrointestinal es la más generalizada, primero
porque es cómoda, fácil, inocua y económica, es en todos los casos autoadministrada
y consecuentemente es la vía de elección. La gran desventaja de esta administración
es la posible destrucción del fármaco o su transformación por los cambios de acidez
del medio y por la acción de las propias secreciones; de cualquier manera la velocidad
de absorción va a depender de la capacidad del fármaco para disolverse en el medio
gastrointestinal y particularmente en el intestinal.
Una vez absorbido su destino es el hígado donde con toda seguridad el producto va
a sufrir un primer ataque metabólico, a partir del cual se encuentra en disposición de
pasar al sistema circulatorio, es decir, a la sangre. Hay fármacos que en el hígado son
metabolizados, transformados y destruidos, de tal manera que no llegan a la circulación
sanguínea. Naturalmente para estos fármacos, medicamentos o productos hay que
buscar otra vía de administración.
- Rectal: la administración rectal es la principal vía de administración enteral cuando
hay alteraciones digestivas, reacciones adversas, vómitos malestar e incluso dolor, y
conviene señalar que es la forma de administrar un producto de manera enteral, evitando
las agresiones digestivas y los cambios de acidez, alcalinidad y a su vez llevando el
producto a una pared especializada en la absorción, como es la pared intestinal, aunque
esta sea su parte terminal. De esta manera el producto administrado va a evitar su
inmediato destino, que es su transporte al hígado.
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se eligen los glúteos por ser una musculatura no demasiado irrigada y sobre todo porque
la misma no tiene las fluctuaciones tan intensas en sus cambios de actividad.
Naturalmente la capacidad de su distribución va a ser también dependiente de
la estructura muscular del receptor y de la acumulación de grasa en las propias
estructuras musculares, no es lo mismo administrar en glúteo a un individuo obeso
que a uno extremadamente flaco.
- Subcutánea: la vía subcutánea está perfectamente indicada para todo tipo de
fármacos que no tengan ninguna reacción en los tejidos del receptor con lo que se
garantizan las posibles lesiones irritantes, necróticas y dolorosas. La mejor característica
de este tipo de administración es la constante distribución que se consigue por lo
que se preparan concentrados subcutáneos que en algunos casos tardan semanas en
distribuirse, también consigue que se alcancen mayores concentraciones que con la
oral pero menos que con la intramuscular.
- Intraperitoneal: se administra en el abdomen, y los productos administrados
acceden a la cavidad abdominal en la que se encuentran con el mesenterio que ofrece
una enorme superficie, la cual converge, para ingresar en el sistema porta hepático,
con lo que no se garantizan las posibles pérdidas metabólicas en el mismo. Es muy
frecuente su uso en el laboratorio con los animales de investigación y en el hombre
se aplica sobre todo con la administración de anticoagulantes.
- Pulmonar: los fármacos, medicamentos o productos gaseosos y volátiles
pueden ser administrados a través de la mucosa nasal respirados, inhalados e incluso
esnifados, la absorción es muy buena debido a la enorme superficie que se pone a
su disposición y su distribución va a ser muy rápida puesto llegan inmediatamente
a la sangre en la circulación pulmonar. Una ventaja añadida es la evitación de una
primera acción enzimática por parte del hígado y en los casos de tratamiento de
problemas respiratorias hablamos de aplicación directa, es decir de aplicación tópica.
Entre las desventajas podemos citar la fácil irritación del epitelio pulmonar y la poca
seguridad de aplicación de una dosis adecuada.
10.1.2. Absorción
La absorción se describe como el movimiento de una sustancia desde el sitio de
administración hasta el lugar de actuación, donde va a ser medida. Los fármacos que
se administran por vía oral se desintegran y disuelven en los jugos gástricos antes
de la absorción. La absorción oral depende de la concentración del fármaco, de su
liposolubilidad, del pH intestinal y gástrico, de la motilidad intestinal y del área de
absorción. Todo fármaco posee propiedades diferentes de desintegración (conversión
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a gránulos), disgregación (en partículas) y disolución (en iones o moléculas), las cuales
dependen también del vehículo o excipiente que acompaña al principio activo.
La absorción propiamente dicha se refiere a la capacidad de un fármaco para
difundirse a través de una serie de membranas y llegar al torrente sanguíneo. Las
membranas celulares son bicapas lipídicas cuya permeabilidad depende del volumen,
la carga eléctrica, la liposolubilidad de la sustancia a ser absorbida, el gradiente de
concentración y la temperatura.
La difusión a través de una membrana puede hacerse por medio de un transporte
pasivo como en el caso de pequeñas moléculas solubles en agua que siguen la difusión
de esta a través de pequeños poros y depende del gradiente de concentración, o a
través de un proceso facilitado por un portador (una proteína) que depende de la
concentración, la carga eléctrica, el pH y el potencial transmembrana, o por un proceso
activo por medio de pinocitosis o de la utilización de canales intramembranales
dependientes de las condiciones físico-químicas, las cuales van a determinar el
acceso al interior de las células intestinales y posteriormente al torrente sanguíneo.
El pH del medio (intestinal o celular) determina la concentración de las formas
iónicas y no iónicas de una sustancia. A mayor pH, mayor ionización de los ácidos
y a menor pH, mayor ionización de las bases (la mayoría de los psicofármacos son
bases débiles). A su vez, los ácidos se ubican en mayor concentración en el medio
alcalino y las bases en un medio ácido debido a que en tales medios predominarían
sus formas iónicas, las cuales no logran atravesar las membranas.
La absorción alterada de un fármaco es importante principalmente para aquellos
que son administrados en dosis única, por pequeños periodos de tiempo o en forma
intermitente. Cuando se administran fármacos en forma crónica el efecto en la tasa
de absorción no es tan significativo.
La tasa de absorción de un fármaco determina la rapidez de aparición en sangre,
que se denomina “Tmáx”, y la magnitud de los picos de concentraciones plasmáticas,
que se conoce como “Cmáx”. La vía de administración influye significativamente en
la tasa de absorción, la cual es más alta con fármacos de administración intravenosa
> vía pulmonar > vía rectal > vía intramuscular >intraperitoneal > vía oral > vía
subcutánea > vía dermatológica.
La absorción puede determinar la presencia de significativas interacciones
medicamentosas. Los antiácidos que contienen magnesio y aluminio se unen a la
clorpromazina formando un complejo insoluble, disminuyéndose la cantidad de principio
activo disponible para la absorción. La administración oral de hierro teóricamente
podría reducir la absorción de varios psicofármacos. Los psicofármacos con efectos
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10.1.3. Distribución
En la distribución intervienen como factores principales, en primer lugar, la
solubilidad que está definiendo su capacidad de disolverse en el medio interno. Es
obvio que cuanto más hidrosoluble, y por consiguiente cuanto menos liposoluble,
es más fácil que circule. En segundo lugar está el tamaño molecular del producto
administrado; aquí como es lógico nos encontramos con que es mucho más fácil la
distribución de una molécula pequeña que no una grande. En tercer lugar, la ionización
del producto, es decir su carga eléctrica y en este sentido vemos que es más sencillo
que un producto apolar, sin carga, neutro, sufra menos dificultadas al no verse atraído
o repelido por las cargas iónicas propias de nuestro medio interno. Y en cuarto lugar
por la concentración administrada del producto que nos señala una mayor distribución
y una menor posibilidad de difundirse en el medio cuanto mayor es la misma.
Técnicamente lo primero a considerar es el volumen que tiene, o el espacio que ocupa
el fármaco una vez absorbido. Se habla de volumen de distribución aparente (VD), que
hace referencia al dato teórico previo a la administración no corresponde a un valor real
sino a un valor hipotético que permite comprender el grado de distribución del fármaco
en nuestro interior.
El volumen de distribución disminuye si el fármaco se une, por ejemplo, a las
proteínas plasmáticas (UAP); no ocupa un lugar nuevo sino que se ha incorporado a uno
ya existente. Además esta unión puede ser tan fuerte que lo retiene en el espacio vascular,
hacemos referencia a la concentración en el volumen sanguíneo (g/l). Si se encuentra un
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paso a través del endotelio capilar, la distribución alcanza el espacio intersticial. Ahora su
volumen de distribución tiene que hacer referencia en g/Lt al volumen del nuevo lugar.
La determinación del volumen de distribución de un fármaco se obtiene mediante
la razón de su cantidad administrada o dosis (D) y su concentración plasmática
inicial. Cuando el fármaco logra atravesar las membranas celulares y es captado
por los tejidos, el volumen de distribución es tan amplio que los valores no se
consideran. Todos los psicofármacos son bases débiles altamente liposolubles que
tienen un alto volumen de distribución debido a su capacidad de atravesar la barrera
hematoencefálica.
Los fármacos viajan libremente en el plasma o unidos a proteínas son normalmente
la albúmina para fármacos ácidos y las glicoproteínas para fármacos básicos. La parte
del fármaco, o todo el fármaco, que no se une a proteínas plasmáticas se denomina
fracción libre y se distribuye a los tejidos por medio de la difusión, la cual depende
de la concentración del fármaco, del coeficiente de difusión, de las características de
la membrana y de la capacidad de perfusión de cada tejido. De esta manera tenemos
que considerar los psicofármacos con acción esperada en el cerebro que precisamente
por la barrera hematoencefálica se va a encontrar en una estructura con la menor
capacidad de perfusión de todas.
La unión a las proteínas plasmáticas es un proceso reversible, cuando los enlaces
que establece son débiles como los puentes de hidrógeno o las fuerzas de Van der
Waals, o irreversible, cuando los enlaces son fuertes como las covalencias o las uniones
polares y la unión a proteínas plasmáticas está determinada por la concentración y las
propiedades del fármaco, la calidad y cantidad de proteína, la constante de asociación
del fármaco a la proteína, las interacciones medicamentosas, es decir, la competencia
en la afinidad por los ligandos de las proteínas cuando coexisten diferentes fármacos,
y la condición fisiopatológica del receptor. Normalmente el fármaco que está unido
a la proteína es inactivo.
Esta circunstancia tiene una segunda lectura y es que aumenta la duración del
efecto, pues la sustancia unida no sufre procesos de filtración glomerular y se libera
a medida que se aclara la que está en forma de fracción libre.
La albúmina se encuentra en gran concentración en comparación con las
glucoproteínas, tiene una vida media bastante larga (más de dos semanas) y tiene
preferencia por fármacos ácidos, los que se cargan negativamente (cationes). Las alfa-
glucoproteínas tienen preferencia por fármacos básicos como los psicofármacos, los que
ofrecen una carga positiva (aniones) y se encuentra en concentraciones mucho menores
que la albúmina, pero por el contrario tienen una gran variabilidad individual en sus
niveles plasmáticos, incrementándose o reduciéndose en diferentes situaciones.
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por orina o heces. En todos los casos la biotransformación es realizada por los
sistemas enzimáticos en el hígado, aunque hay algunos otros órganos con notable
capacidad metabólica como los riñones, el tracto gastrointestinal y los pulmones.
A nivel celular, es decir en el interior de la célula, dentro de la estructura citoplasmática
se distinguen dos dominios de alta actividad enzimática, uno denominado microsomal
y otro denominado citosólico. El microsomal lo constituye el retículo endoplasmático,
esencialmente, que es a su vez la organización donde se realizan las reacciones de
la denominada fase I del fármaco, y el citosólico es un medio acuoso del citoplasma
cargado de sistemas enzimáticos y en el que se pueden incluir algunos orgánulos
celulares como las mitocondrias donde se realizan las reacciones de la denominada
fase II del fármaco. Por tanto un fármaco va a ser, por ejemplo, oxidado en la fracción
microsomal y conjugado en la fracción citosólica de la célula.
La familia de enzimas del citocromo P450 constituye el principal catalizador de
las reacciones de biotransformación de un fármaco, a lo largo del tiempo con la
existencia de vida en el gen de la citocromo P450, que como la mayoría de los
genes ha sufrido un proceso evolutivo que ha dado como resultado una importante
diversidad alélica que le hace accesible a un gran número de sustancias tanto naturales
como sintéticas, ofreciendo una enorme capacidad óxido-reductora, o de oxidación
y reducción.
Las enzimas del citocromo P450 son proteínas de membrana con un grupo hemo
en su molécula, que se localizan en la fracción microsomal y que en su actividad se
encadenan con la de los nucleótidos NAD y FAD.
Las reacciones oxidativas necesitan del citocromo P450, la reductasa del NADPH
y el oxígeno, y la secuencia se inicia con la unión del fármaco, producto o principio
activo a la forma oxidada del citocromo P450. Es entonces cuando actúa la reductasa
del citocromo y el complejo fármaco-citocromo capta un electrón del NADPH y la
forma reducida fármaco-citocromo reacciona con el oxígeno que cede un electrón
al FAD y el oxígeno activado produce la oxidación del fármaco liberándose agua
y regenerándose el citocromo. Se da por tanto la biotransformación oxidativa que
incluye la hidroxilación aromática y de la cadena lateral, la desalquilación del
nitrógeno, oxígeno y azufre, la oxidación del nitrógeno y la desulfuración.
a) Fase I, de funcionalización
La hidrólisis es la fragmentación o rotura de una molécula incorporando agua;
el agua (H2O), se ioniza en (-OH-) y en (-H+), la reacción tiene que ser regulada y
ejecutada por un potente y específico sistema enzimático como una peptidasa que
rompe un potente enlace como el peptídico que se da entre un grupo ácido y un
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exógenos como endógenos y forma los conjugados del glucurónido con oxígeno,
nitrógeno y azufre. Los productos conjugados son altamente hidrosolubles y son
fácilmente excretados por orina y bilis. Se lleva a cabo en la fracción citosólica de las
células en hígado, riñón, intestino, piel, cerebro, bazo y mucosa nasal, curiosamente
utilizando las glucuronosiltransferasas, que son enzimas microsómicos. Además de
los fármacos o xenobióticos son conjugados también compuestos endógenos como
la bilirrubina, las hormonas tiroideas y las esteroideas.
La metilación es una vía común pero no muy generalizada de biotransformación
de xenobióticos, y tiene la facultad de disminuir la hidrosolubilidad de estos. Utiliza
como factor la S-adenosilmetionina. Las reacciones de metilación convierten la
S-adenosilmetionina en S-adenosilhomocisteína. Tienen como sustrato a catecolaminas
y otras aminas aromáticas. La catecol-o-metiltransferasa conduce a la o-metilación de
catecolaminas y se ubica en el citosol; es codificada por un solo gen que sigue las leyes
mendelianas y por ende se aprecia un polimorfismo genético.
La acetilación permite la biotransformación de xenobióticos que contienen una
amina aromática (r-NH2) o un grupo hidrazina (R-NH-NH2). Produce metabolitos
poco hidrosolubles. La reacción es catalizada por N-acetiltransferasas que se
encuentran en el citoplasma de hepatocitos principalmente y metaboliza fármacos que
han sido biotransformados por reacciones de tipo I como nitrazepam, clonazepam,
fenelcina, cafeína e isoniazida.
c) Biodisponibilidad
La cantidad de fármaco administrado por vía oral, por ejemplo, que alcanza la
circulación sistémica con respecto a la alcanzada con la vía intravenosa (100% de
biodisponibilidad) y el promedio de la concentración plasmática mantenido en el
tiempo estudiado constituyen la biodisponibilidad. Se calcula por medio de la razón
entre el preparado oral y el preparado intravenoso. Si la razón es igual a 1, se dice
que el fármaco o medicamento tiene completa biodisponibilidad y no sufre alteración
hepática. Es también un predictor de la concentración plasmática en el estado de
equilibrio durante la administración crónica de un fármaco.
La biodisponibilidad depende de la presentación farmacéutica, de la desintegración
y disolución del fármaco, del pH gastrointestinal, de la motilidad gastrointestinal, del
estado de la flora intestinal, de la secrección biliar, de la administración concomitante
con alimentos, del efecto de primer paso y de variables tales como la edad, la
posición corporal y la actividad física tras la administración de la sustancia, de la
presencia de una patología cardiovascular (que compromete la perfusión intestinal)
y del embarazo.
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10.1.5. Excreción
Cualquier fármaco, medicamento o sustancia activa que ingresa en el organismo va
a ser eliminado como tal, es decir, intacto o modificado como metabolito intermediario
o final. El órgano fundamental de excreción es el riñón pero no es el único; pulmones,
piel y tracto gastrointestinal también participan en la excreción.
La primera y principal diferencia en el proceso de excreción depende de las
características del fármaco y sitúa dos vías diferentes de acuerdo con su liposolubilidad
o su hidrosolubilidad. El ser tanto o más hidrosoluble facilita la excreción y su
eliminación es rápida incluso con el fármaco intacto; sin embargo, si es tanto o más
liposoluble, es cada vez más difícil y lento al necesitar ser transformado y exigir
procesos metabólicos.
La excreción por heces es consecuencia de la imposibilidad de absorción del
fármaco; no es normal que esta sea completa y en su caso se hace necesario utilizar
una vía parenteral y por tanto con la vía enteral si la absorción es parcial el fármaco
va a aparecer en heces sin modificación. Es importante considerar la excreción láctea,
no por su importancia cuantitativa, ya que solo aparece en la mujer y restringida al
postparto, sino por las consecuencias que tiene como vehículo transmisor de fármaco,
medicamento o droga a través de la leche y que directamente va a afectar al recién
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en sangre. Este es, por ejemplo, el caso del alcohol con una excreción constante de
15 mg por 100 ml hora.
El estado de meseta se establece cuando los niveles plasmáticos se mantienen, se
presentan en estado de equilibrio; es decir, que se presenta cuando las concentraciones
plasmáticas se vuelven estables. Un 50% de la eventual concentración en estado de
equilibrio se alcanza con una vida media, el 90% con 3,3 vidas medias y más de un
97% con cinco vidas medias.
Los niveles plasmáticos en estado de equilibrio dependen de la biodisponibilidad
y el metabolismo de un fármaco, pero no de su distribución. En cambio, la vida
media es influenciada tanto por el metabolismo como por la distribución. Así, en
sujetos de edad, donde la proporción de grasa corporal es más alta, el estado de
meseta es similar al de los adultos jóvenes, pero la vida media suele ser mayor con
la misma dosis.
Algunos factores pueden alterar la vida media de un fármaco o droga. Es desde
luego uno de ellos la habituación a su administración o consumo, hasta el punto de
en algunos productos la misma dosis es inocua para uno y tóxica e incluso letal para
otro; se ha producido una capacitación de la actividad enzimática en el primero que
es resistente a una cantidad en aumento que para el que no ha tenido contacto con el
fármaco se puede transformar en una sobredosis.
Es también de interés la depresión de los sistemas enzimáticos: cuando dos fármacos
simultáneamente utilizan la misma enzima para su metabolización, los dos fármacos se
metabolizan menos, siendo por consecuencia sus efectos más duraderos.
10.2. Farmacodinámica
La farmacodinámica o farmacodinamia se define como el estudio de los efectos
bioquímicos y fisiológicos de los fármacos y sus mecanismos de acción. La acción
farmacológica de cualquier sustancia y en concreto la de un fármaco, en su análisis,
trata de conocer las interacciones físico-químicas y fisiológicas entre el fármaco y
las estructuras constituyentes del órgano diana o blanco al que va dirigido su efecto
y, dentro de ese conocimiento, busca identificar y establecer la secuencia y sucesión,
lo más completa posible, de los mecanismos y procesos implicados; y es en ese
conocimiento analítico donde se asientan las bases de una utilización terapéutica
racional, eficiente y eficaz.
En muchos casos no se requiere que los fármacos sean uniformemente distribuidos
en todo el organismo, pero sí que se unan a constituyentes particulares de las células. El
conocimiento de estas interacciones particulares es la esencia de la farmacodinamia.
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de lo que resultará que una proporción entre receptores y ligandos estará en forma
disociada y otra en forma asociada, algo que dependerá de sus concentraciones.
La constante de equilibrio define una proporción igual a 1 en la que el 50% de los
receptores están ocupados por el ligando.
La interacción del ligando por el receptor también depende de su afinidad, siendo
la constante de equilibrio de menor a mayor afinidad. El número total de sitios de
unión o receptores se puede determinar a partir de la constante y la concentración de
fármaco unido y no unido por fórmulas matemáticas.
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Se dice que la eficacia es negativa cuando el efecto de los agonistas en los sistemas
de receptores constitutivamente activos provoca una disminución de la actividad
constitutiva del complejo receptor proteína transmembranosa. El agonismo inverso,
al igual que el positivo, también puede ser bloqueado por antagonistas neutrales.
El descubrimiento de la actividad constitutiva sugiere una posibilidad etiológica
para entidades psiquiátricas como la esquizofrenia, donde el incremento de receptores
D4 puede dar cuenta de una concentración mayor que en sujetos sanos y explicaría la
eficacia de los antipsicóticos atípicos, los cuales no deberían considerarse entonces como
bloqueadores dopaminérgicos, sino como agonistas inversos de los receptores D4.
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Entre los receptores que son proteín quinasas están los específicos de la insulina,
que tienen una trascendencia fundamental en el funcionamiento del cerebro ya que de
su actividad depende el paso de glucosa a la neurona, siendo la glucosa la fuente de
energía metabolica de la misma y de la que no tiene reserva; también están los receptores
de los factores de crecimiento, que son imprescindibles en diferentes células tisulares y
el de diferentes linfocinas, que son por su parte imprescindibles en el funcionamiento
de nuestro sistema inmunológico.
Por otra aparece un gran grupo de proteín quinasas que activan la fosforilación en
los residuos de la serina y la treonina, si bien son cuantitativamente menos importantes
que los ligados a la tirosina, no desmerecenen nada las fundamentales funciones en
las que intervienen. Son las isoformas para el factor transformador del crecimiento.
Dichas quinasas se arman y ensamblan utilizando un dominio extracelular que reconoce
las hormonas y que una vez activado comunica la actividad a un dominio intracelular
catalítico, mediante aminoácidos hidrófobos que cruzan la membrana plasmática a
través de la capa bilipídica.
Algunas de estas proteín quinasas actúan con monómeros idénticos y otras lo
hacen con subunidades o cadenas polipeptídicas diferentes. Esta gran homología
entre los dominios de las proteín quinasas ha permitido la elaboración de
receptores quiméricos a partir de los dominios extracelulares y activos de los
dominios catalíticos intracelulares. La especificidad de estas proteín quinasa
sobre hormonas, neurotransmisores y otras sustancias hablan de la máxima
importancia que tiene en el funcionamiento celular y sobre todo en la plasticidad
de la célula, lo que es verdaderamente transcendente en la célula nerviosa, en la
neurona.
Asimismo aparecen proteín quinasas que no tienen los dominios intracelulares
y actúan a través de otras quinasas citosólicas cuando reconocen la presencia de un
ligando específico en el dominio extracelular; es decir que las hormonas, los transmisores
u otras sustancias sí que activan la proteín quinasa como proteína de membrana y en
estas condiciones en vez de utilizar un dominio intracelular para la modificación
funcional lo que ocurre es que se liga a otra quinasa intracelular que en realidad es un
segundo mensajero. Parecen responder de esta manera los receptores antigénicos de los
linfocitos.
También se presentan proteín quinasas de superficie que utilizan como señales
de salida la guanidil ciclasa a partir de la cual aparece un segundo mensajero que
es el guanidil monofosfato cíclico o GMP-c, el cuale tiene un gran interés en el
reconocimiento de feromonas que se ofrecen como trascendentales en el mundo de
los invertebrados.
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Entre los denominados terceros mensajeros nos encontramos con el calcio como uno
de los más significativos, ya que a partir de su movilización se promueve un conjunto de
mecanismos de entre los que cabe destacar su acción directa sobre los receptores, canales
y estructuras de membrana que a su vez modifican clarísimamente la sensibilidad de las
células afectadas y su activación de la proteín quinasa C y la calmodulina.
Son en última instancia terceros mensajeros los que promueven la actividad génica de
las células y que por tanto tienen una clara trascendencia en los procesos de transcripción
en el núcleo celular.
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Principios y conceptos generales
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