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CURSO:
ESTIMULACIÓN TEMPRANA
(Cantabria, España)
Las áreas visual y auditiva apenas se trabajan por separado en las actividades que
realizamos en la Estimulación Temprana después de los primeros meses de vida. Esto
es así porque son dos vías de información que se utilizan en prácticamente todas las
actividades que se llevan a cabo, tal como se verá más adelante. En las sesiones que
dedicamos a los bits de inteligencia, las matemáticas, la lectura, el segundo idioma,… o
incluso en las del desarrollo neuromotor, el niño recibe estímulos visuales en forma de
imágenes, objetos reales (y manipulables) o el propio adulto sirviendo de modelo,
junto al estímulo auditivo que ofrece el educador al mismo tiempo (en forma de datos
o de sencillas órdenes e instrucciones).
Las sesiones de música clásica incluyen estímulos visuales y también kinestésicos, junto
a los auditivos.
En la estimulación del niño es muy difícil separar unos estímulos de otros para
trabajarlos por separado. El oído se trabaja con sonidos y ritmos o con música, con
cuentos y relatos, poemas y rimas. Con las mismas técnicas descritas ya con
anterioridad.
Es importante tener en cuenta que tanto si trabajamos estos ejercicios con nuestros
hijos como con alumnos, es preferible realizarlos de forma individual, con un niño
cada vez. El niño debe estar lo más centrado posible frente al punto u objeto que se
mueve y que debe seguir visualmente.
Dado que el niño no llega plenamente a disociar el movimiento de la cabeza del de los
ojos (mueve la cabeza al mover éstos) hasta los seis años aproximadamente, estos
ejercicios son recomendables solamente para niños mayores de cuatro años. Es a
partir de esta edad cuando podemos empezar a pedirles que muevan los ojos
manteniendo quieta la cabeza.
Los siguientes ejercicios nos los facilitan los expertos en funcionamiento visual y
forman una estimulación básica para la maduración de este sentido tan importante en
el trabajo escolar:
Para poder funcionar sobre el papel realizando sus tareas de lectura, escritura,
matemáticas, o dibujo, el niño ha de ser capaz de mover sus ojos de forma suave y
sin esfuerzo (ambos a la vez). Este ejercicio le ayudará en todas sus actividades de
mesa, pero también a seguir el recorrido de un objeto que se mueve como pueda
ser una pelota, por ejemplo.
- Seguimiento de un punto móvil que se acerca desde 40 cm. hasta la punta de la
nariz y se aleja. El objeto que escojamos no ha de ser muy grande, sirve un lápiz
por ejemplo, y comenzará a moverse, despacio, desde la distancia mencionada y
no parará hasta llegar a la punta de la nariz del niño. Éste lo mirará todo el tiempo.
Habrá un momento, según el objeto se va acercando a su nariz, que el niño lo verá
doble, esto es completamente normal. Al niño le diremos que “vamos a hacer
magia” y que verá dos lápices cuando se acerque y que después… ¡uno de ellos
desaparecerá!
Alejaremos y acercaremos el objeto tres veces.
- Trazado del signo del infinito. Consiste en pedir al niño que mantenga un brazo
estirado, y con el pulgar al nivel de sus ojos, dibuje con él un ocho tumbado en el
aire. Un ocho grande que abarque su campo visual cómodamente (sin mover la
cabeza). Los ojos deben seguir el camino recorrido por el pulgar.
Se comienza a trazar el ocho tumbado desde el centro, hacia arriba y hacia la
izquierda. Y se realiza tres ochos tumbados, primero con un pulgar y luego con el
otro.
Para acabar, pediremos al niño que una sus dos pulgares (con ambos brazos
estirados) y realice el ocho tumbado otras tres veces con las dos manos juntas.
Para facilitar la realización de esta actividad, podemos dibujar un gran signo del
infinito en la pizarra o en una pared y pedir al niño que siga su trazo.
Es muy importante tener en cuenta que el cruce de la figura del infinito, debe
realizarlo el niño frente al centro de su cuerpo, no a un lado.
- Enfoque de un objeto cercano y luego otro lejano. Este ejercicio obliga al niño a
cambiar el enfoque de un objeto que está cerca a otro que está lejos. Antes de
empezar, es necesario llegar a un acuerdo con el niño sobre qué dos objetos se van
a observar (hay que decidir el objeto cercano y el lejano). Una vez que está claro lo
que ha de hacerse, pediremos al niño que mire a uno u otro objeto durante cinco
segundos antes de pasar a enfocar y observar el otro.
Lo repetiremos tres veces en total.
Esto facilitará que el niño perfeccione sus “movimientos sacádicos”, éstos son los
movimientos oculares que se producen como “a saltos” y que utilizamos al leer
(leemos un conjunto de dos o tres palabras antes de realizar un salto hacia las
próximas dos o tres). También sirven para “saltar” de una línea a otra en la lectura.
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