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"Hoy, después de dos guerras mundiales y una prolongada Guerra Fría, nos hemos
embarcado en lo que bien puede ser el caso de globalización de más alcance. Según la
describen periodistas, estudiosos y responsables políticos, la globalización actualpresenta
cuatro tendencias que no tienen precedentes:
1) el movimiento de capital y de otros instrumentos del mercado por todo el mundo, con
un flujo virtualmente instantáneo de grandes cantidades cada día;
2) el flujo de seres humanos que atraviesan las fronteras, con cerca de 100 millones de
inmigrantes en todo el mundo en cualquier momento dado;
3) el flujo de toda clase de datos a través del ciberespacio, con megabites de información
de distinta fiabilidad disponibles para cualquier persona que tenga acceso a un ordenador;
1 EXTRACTADO DE http://www.inteligencia-emocional.org/
Gardner plantea cinco mentes que a su juicio deberemos cultivar en el futuro.
"Cada una de ellas - escribió- se debe considerar un objetivo educativo: son las mentes
que espero ver en mis hijos, en mis nietos, en sus descendientes y en sus compañeros.
Creo que sabemos lo suficiente para desarrollar una educación capaz de crear personas
como éstas y con estas mentalidades:
La mente disciplinada: La mente del futuro debe ser disciplinada en dos sentidos. En
primer lugar, debe dominar las principales formas distintivas de pensar que ha creado el
ser humano: la ciencia, las matemáticas y la tecnología, como se ha dicho antes, pero
también el pensamiento histórico, artístico y filosófico. En segundo lugar, debe dominar
diversas maneras de ampliar la propia formación durante toda la vida, de una forma
regular y sistemática.
La mente creativa: En el futuro, prácticamente todo lo que esté regido por reglas se hará
con mayor rapidez y precisión mediante el uso de ordenadores (en realidad, podría haber
dicho «hoy» en lugar de «en el futuro»). Se tendrá en gran estima a las personas que
puedan ir más allá de la síntesis disciplinaria e interdisciplinaria para descubrir nuevos
fenómenos, nuevos problemas y nuevas preguntas y puedan contribuir a su resolución...
por lo menos hasta que se presente el siguiente enigma.
La mente respetuosa: Siempre ha sido deseable educar a las personas para que por lo
menos sean tolerantes con quienes tienen un aspecto diferente, actúan de una manera
distinta y, quizá, son distintos a ellas. Puede que antes fuera posible encerrarse en uno
mismo o dentro de las propias fronteras. Pero ya no es así. Si no podemos aprender a con
vivir con los demás, el planeta pronto quedará despoblado. Y a menos que nos respetemos
mutuamente y valoremos nuestras diferencias, lo máximo que podemos esperar es una
paz precaria.
La mente ética: Más allá de un mundo que no se destruya existe el mundo en el que
realmente nos gustaría vivir. Este mundo está habitado por personas honradas,
consideradas y constructivas, dispuestas a sacrificar sus propios intereses en favor de las
necesidades y los deseos de la comunidad. El respeto se da entre las personas; la ética se
ocupa de la forma de la sociedad. Debemos educar —y, en el fondo, inspirar— a los
jóvenes para que deseen vivir en un mundo mar cado por la integridad y guiado por el
desinterés, y para que estén dispuestos a asumir la responsabilidad de lograr este objetivo.
Cada una de estas mentes es difícil de lograr, y nadie sabe con exactitud cómo desarrollar
una educación que produzca personas disciplinadas, sintetizadoras, creativas, respetuosas
y éticas.
Creo que la supervivencia de nuestro planeta puede depender del cultivo de estas cinco
mentes.
Pero también creo firmemente que estas facultades se deberían justificar desde un punto
de vista que no fuera instrumental.
Como especie, los seres humanos poseemos un asombroso potencial positivo y la historia
está repleta de personas que ejemplifican una o más de estas formas de mentalidad:
la disciplina de John Keats o de Marie Curie; la capacidad de síntesisde Aristóteles o
de Goethe; la creatividad de Martha Graham o de Pablo Picasso; el ejemplo de respeto y
consideración de quienes protegieron a ciudadanas judíos durante la Segunda Guerra
Mundial o han tomado parte en comisiones de la verdad y la reconciliación durante la
última década; los ejemplos éticos de la ecóloga Rachel Carson, que nos alertó de los
peligros de los pesticidas, y del estadista Jean Monnet, que ayudó a que Europa
abandonara su actitud beligerante y desarrollara unas instituciones pacíficas.
La educación para el futuro deberá ayudar a más personas a comprender las mejores
cualidades de los mejores seres humanos.