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Luces de Bohemia
Una primera versión de esta obra aparece en el semanario “España” en 1920. En 1924 se
pubica en libro, con tres escenas añadidas: la II, la IV y la XI de la versión definitiva. Hay que
advertir que estos agregados constituyen dos de los momentos más intensos de la obra.
La obra cuenta la última noche de la vida de Max Estrella, poeta miserable y ciego. Como
punto de partida, Valle-Inclán se inspiró en la figura y en la muerte del novelista Alejandro Sawa.
Este nació en Sevilla en 1862. Vivió mucho tiempo en París donde conoció a Victor Hugo y a
Verlaine. En París vivió una vida bohemia y se casó con una francesa con quien tuvo un hijo. En
España se lo vería cerca del círculo modernista, haciéndose amigo de Rubén Dario y Valle-Inclán.
Moriría miserable, ciego y loco en 1909, dejando inédita su mejor obra, Iluminaciones en la
sombra.
A partir de esta figura real, Luces de bohemia cobra dimensiones que trascienden la
anécdota de la muerte y el fracaso de un escritor mediocre, para convertirse en una parábola trágica
y grotesca de la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta, opresiva, absurda; una
España donde, según él, no se encuentran sitio para la pureza, la honestidad o el arte noble.
Estructura
Esta obra no se divide en actos, sino en 15 escenas, donde aparecen distintos ambientes
con la impresión de no tener un orden, pero hay ciertos elementos que le confieren cierta unidad
al conjunto. La presencia de la muerte desde la escena I que anticipa el final de la obra, o el billete
de lotería que será premiado tras la muerte de Max.
Podemos ordenar a la obra de esta manera:
Personajes y fantocines
Max Estrella. En él se mezclan el humor y la queja, la dignidad y la indignidad. A su
orgullo lo acompaña una profunda conciencia de su mediocridad. Su resentimiento de fracasado
tambalea entre lo ridículo y lo patético. Algunas de sus réplicas son de una mordacidad acerada,
mientras que otras llegan a una profundidad singular. Destaca su creciente furia contra la sociedad,
a la par que su sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos.
Don Latino es un gran fantoche. Es una caricatura de la bohemia y, a la vez, un tipo
miserable por su deslealtad y su encanallamiento.
Los demás fantoches del esperpento forman diversos grupos, siendo estos los burgueses o
los policías, de los cuales destaca la caricatura del Ministro. Otros en ser ridiculizados son los
epígonos del modernismo, así como diversos personajes populares. Caso especial serían las figuras
de Ruben Darío y Bradomin, contrapunto de la vida y literatura refinadas dentro del esperpento.
Espejo de España
Aparte de personajes de la España de la época, Valle-Inclán enfoca la deformación
esperpéntica en diversos aspectos de la realidad española. Aparte de algunas alusiones al pasado
imperial, una amplia zona de la historia contemporánea sirve de marco cronológico a la trama.
Gracias al uso intencionado de anacronismos se nos ofrece una visión de los conflictos que urden
la vida de su España. También se incluyen vistazos políticos, se arremete de diversos modos contra
el mal gobierno y contra la corrupción, llegando a fustigarse al capitalismo y al conformismo
burgués. Se presenta el hambre y las miserias del pueblo sin idealizarlo con enfoque populistas,
sino mostrando también su embrutecimiento, ignorancia y degradación moral.
Otros aspectos que valen la pena señalar son la crítica a una religiosidad tradicional y vacía
y la crítica de figuras, escuelas o instituciones literarias. En este último sector entran las burlas de
la Real Academia del modernismo tardío y vacuo o las pullas contra escritores concretos.
Características del esperpento
- La deformación, la distorcion de la realidad, es la base del esperpento. Como ejemplo
es significativo que, al presentar a la policía a caballo, se hable irónicamente de “trote
épico” y de “soldados romanos”.
- La degradación de los personajes se manifiesta por los frecuentes rasgos de
“animalización”, “cosificación”, o “muñequizacion”, transformando a los hombres en
perros, camellos, cerdos, peleles o fantoches.
- Empleo de contrastes, esencialmente entre lo doloroso y lo grotesco. La cima de este
procedimiento sería el velatorio de Max, al que vemos opuesto el dolor de la madre y
la rebeldía de algunos personajes, y el conformismo de “los defensores del orden
establecido”.
- El lenguaje asombra por su riqueza y la variedad de registros empleados. Los más
diversos tonos y modalidades aparecen con fines ya caracterizadores de los personajes,
con fines paródicos o con la intención de criticar el lenguaje pedante o cursi. Se hace
patente el uso de frases literarias, de expresiones formularias, como también el desgarro
de lo coloquial, vulgarismos, exabruptos violentos y el léxico perteneciente al habla
madrileña. Esto conducirá a un arte del diálogo, de las réplicas exactas y de los tonos
ágiles y rasgos aludidos.