La aspiración de este trabajo es una intervención concreta sobre un problema social
urgente: el desfase entre el caudal de la información visual y la asimilación de esta
información (imágenes) por el ser humano promedio. Como se expondrá más adelante, la investigación que aquí se propone, tratará de enfrentar una situación social que al ser desmenuzada arroja un resultado de inadaptación o bien de uso inadecuado de la información visual que inunda a la mayoría de personas. Este desfase tiene que ver con la velocidad de consumo y la comprensión fugaz del enorme caudal de imágenes al que se exponen esta mayoría. Claro que este flujo desmedido no se reduce a la información visual pero desde la perspectiva que ocupa a este proyecto de investigación, se ha decidido por las imágenes como el aspecto más apremiante por la propuesta que se adelanta. Se trata de un problema de actitud y de recepción respecto a la información. Desde esta rúbrica, no hay tiempo para diferenciar y separar la manera de percibir una imagen de una pintura del siglo XVI, una fotografía apenas enfocada o la pantalla del dispositivo móvil con el que cuentan gran parte de personas actualmente (especialmente si la mayor parte de estas imágenes se perciben con estos dispositivos). Para quien consume imágenes de manera desprevenida no hay discernimiento y apenas surge la reflexión respecto de si esta actitud será acaso un problema. Este es el motivo predominante de la selección del tema ya que se considera que una cambio de actitud respecto a las imágenes puede refluir en la manera de consumo de la información y propiciar un enfoque más prudente si se atiende a un ritmo que beneficie su asimilación. El aspecto perceptual de una obra viene supeditado a la persuasión que la misma ejerce sobre el espectador, así como un manejo adecuado de las habilidades museográficas relativas a su exposición. La percepción de una obra tiene su correlato con la manera en como ésta es presentada. El encuentro con una obra de arte que exija del destinatario un enfoque activo para participar (a la manera de un diálogo) se anticipa como la alternativa ante esta situación problemática. El hecho de proponer una obra especialmente difícil para quien pretenda consumirla de manera desprevenida1, llegando incluso a contar con instrucciones previas para su participación, se espera que contribuya a estimular una actitud de participación y asertividad que ulteriormente redundará de manera beneficiosa para la asimilación de la información (comenzando con la visual pero pudiendo no detenerse ahí) y de la percepción de la propia persona y de quienes la rodean.
1 La percepción ingenua no es favorable ya que se aplican códigos cotidianos en vez de la aplicación de
los códigos que la misma obra entrega. Cfr. Pierre Bordieu, Elementos de una teoría sociológica de la percepción artística en Sociología del arte, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1971, p. 56.