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hipocráticos dándoles un impulso trascendental en una época en la que la medicina se hallaba profundamente estancada en lo
supersticioso y en lo académico decadente. Él fue quien empleó por primera vez el término Spagyria (Alquimia) para referirse a la
Medicina Tradicional de Occidente. Es a través del método alquímico que las esencias presentes en la naturaleza se separan de las
sustancias que las contienen, con el fin de ser utilizadas terapéuticamente. A ella y a su actual recodificador, el Dr. Juan Carlos Avilés,
nos vamos a referir al desarrollar un poco más en profundidad, algunos conceptos relacionados con la Homeopatía Spagyrica.
La Homeopatía Spagyrica es un sistema terapéutico completo que parte de la concepción del hombre como un todo indivisible. Un
individuo cuya naturaleza “interior” es en todo análoga a la naturaleza “exterior” en la que vive inmerso.
La Homeopatía Spagyrica plantea, por lo tanto, una relación de analogía entre el comportamiento vital del individuo y el comportamiento
de la naturaleza en su más completa expresión. Hombre y naturaleza conforman una única entidad gobernada por unas mismas leyes
contenidas y expresadas en un conjunto de ritmos y ciclos, sucediéndose y alternándose indefinidamente, en un movimiento continuo,
armónico y ordenado, al que llamamos “Vida”.
Como acabamos de decir, el Dr Juan Carlos Avilés es actualmente quien ha recodificado de nuevo todo este cuerpo de conocimiento que
heredó de sus antecesores, presentándolo bajo el nombre actual de HomeoSpagyria®.
A partir de esta relación de correspondencia y analogía entre microcosmos y macrocosmos, hombre y naturaleza, el Dr. Avilés ha
desarrollado un método en el que determina cuatro niveles de observación del individuo, de sus reacciones, síntomas, signos y
conductas que se encuentran interrelacionados entre sí y que tienen que ver con:
-Su metabolismo
-Complexión
La Spagyria es una homeoterapia, de ahí que le anteceda la palabra homeopatía, compuesta por dos términos: homoios, que significa
semejante y therapia, tratamiento. La Homeopatia Spagyrica es, pues, un sistema de tratamiento basado en el concepto de “curación
por medio de los semejantes”. Los semejantes hacen alusión a la esencia de los minerales y las plantas presentes en sus sales y
tinturas. Para liberar la esencia inmortal de la sustancia caduca, la spagyria utiliza el método alquímico del solve et coagula.
Todo en la Naturaleza está formado por la reunión de dos corrientes de energía polarizadas entre la Esencia (intangible e invisible) y la
Sustancia (densa y visible) :
La Esencia, llamada por Paracelso Archeus o Vis Natura Medicatrix, es la que encarna la fuerza creativa y evolutiva,
corresponde al Eros de los griegos. Contiene en sí tres Principios: el que da identidad particular a cada criatura y le hace ser
aquello que es, el que proporciona su soporte material y el que determina los mecanismos de circulación y regulación de la
energía que completarà su ciclo vital. La esencia es una, común a toda la creación; se genera y regenera por sí misma
indefinidamente.
La Sustancia, sin embargo, es la llamada Corruptio, el Tánatos de los griegos. Está sometida a la acción del tiempo siendo, por
lo tanto, caduca y perecedera. La sustancia es particular para cada individuo, es su materia, aquella que le da el aspecto
exterior por el que se le reconoce gracias a los órganos de los sentidos.
El estado de salud es el resultado del equilibrio armónico entre Esencia y Sustancia. Lo que enferma nunca está fuera del individuo, sino
que se manifiesta como consecuencia de un debilitamiento de su fuerza vital, de un fracaso en el sistema de adaptación que juega su
papel en la matriz material o terreno de cada individuo.
En Medicina Tradicional se tiene en cuenta que a cada complexión le corresponde, además de una forma específica del cuerpo, el
predominio de unos órganos, tejidos y sistemas y un determinado comportamiento psico-social. Esto es así porque la materia influye
tanto sobre la conducta como sobre los procesos biológicos del individuo.
Ya hemos dicho, al principio de la exposición, que la complexión viene determinada genéticamente y se expresa durante el proceso
embrionario. El embrión se desarrolla a partir de tres hojas llamadas: Ectodermo, Mesodermo y Endodermo. De cada una de ellas
derivarán unos órganos, tejidos o sistemas determinados. Por lo tanto, el predominio de una de estas hojas sobre las demás,
comportarà que algunos órganos, tejidos o sistemas, dispongan de una mayor energía que otros y, por lo tanto, serán los que el cuerpo
utilizará habitualmente para luchar en la primera línea de defensa y mantener así la Homeostasis (el equilibrio adaptativo de la
totalidad del organismo).
La Medicina Tradicional Occidental considera cuatro complexiones y cuatro temperamentos asociados a ellas. Como ya observó
Hipócrates en su tiempo, se establecen por comparación con el comportamiento de cada uno de los cuatro elementos que, relacionados
entre sí y en distintas proporciones, dan forma e identidad a toda la creación.
Complexión Linfática o Flemática (Analogía con el elemento agua). Predominio abdominal, digestivo y linfático. Tendencia a
acumular y a ralentizar, por lo tanto, tendencia a la hipertrofia y al crecimiento “a lo ancho”.
Complexión sanguínea(Analogía con el elemento aire). Predominio circulatorio y respiratorio. Presenta como consecuencia
unos buenos y eficaces mecanismos de eliminación. Metabolismo muy activo por tener una gran capacidad de obtención y
aprovechamiento del oxígeno. Equilibrado y armónico en su forma y proporción.
Complexión biliosa o colérica (Analogía con el elemento fuego). Predominio hepato-biliar y muscular. Reacciones con gran
consumo energético, en ausencia de oxígeno, por lo que se generan gran cantidad de residuos metabólicos tóxicos.
Complexión Nerviosa o Melancólica (Analogía con el elemento tierra). Predominio del sistema nervioso como vía de
estimulación de la energía vegetativa de los órganos. Tendencia a la economía y la ralentización. Tendencia a la deshidratación.
Temperamento Linfático. Claro predominio emocional. Cambiantes, inestables, adaptables a los deseos de los demás;
tolerantes, sumisos y dependientes. Imaginativos y fantasiosos, viven en las nubes, sueñan. Muy condicionados por
experiencias pasadas; guardan memoria de ellas. Pacientes. Generosos y altruistas, se desviven por los demás. Miedo a
situaciones nuevas o a asumir riesgos.
Temperamento Sanguíneo. Alegre, juvenil, le gusta el juego independientemente de la edat. Poco disciplinado y peor
organizado. Teme la absorción y el compromiso; es amante de la libertad. Se mueve por los sentimientos, por lo que le apetece
hacer en cada momento. No guarda memoria y profundiza poco. Muy creativo en sus iniciativas y recursos. Belleza, armonía,
sensualidad. Temperamento muy sociable, teme la soledad impuesta y el conflicto; buenas dotes para la diplomacia.
Temperamento Bilioso. Impulsivo, directo, espontáneo, poco o nada diplomático. Brusco incluso en los gestos, valiente,
idealista, pasional y de gran nobleza. Primero actúa y luego piensa sin tener en cuenta a los demás. Gran capacidad
emprendedora y organizadora, asume riesgos incluso de forma temeraria. Autoconfianza y optimismo. Ambición.
Temperamento Nervioso. Claro predominio mental. Prudente y sensato. Elegante, de buen trato aunque distante. Todo tiene
que ser entendido, objetivado, visualizado, controlado hasta caer en la obsesión, el perfeccionismo y, como consecuencia, el
egocentrismo. Profundiza, analiza, clasifica, observa. Buenas capacidades intelectuales. Es tozudo, persistente y perseverante,
rasgos todos ellos que le favorecen a la hora de profundizar en el mundo de lo concreto, de lo científico y de la erudición.
Necesidad de control y seguridad material. Lentitud hasta la inercia; dificultades para adaptarse a los cambios como
consecuencia. Rutinas y rituales; se siente seguro en lo previsible mientras que lo improvisado le trastorna produciéndole
ansiedad. Humor melancólico; tristeza, frustración y decepción. Gran riqueza interior pero dificultades sociales y mala relación
con el juego en general.
La jerarquización
Por Iván Navas. Agosto 26, 2017
3. Experimentación pura.
4. Individualidad morbosa.
5. Individualidad medicamentosa.
6. Dosis mínima.
7. Principio vital.
4. Individualidad morbosa
El hombre como entidad física, psíquica y social, es totalmente diferente uno del
otro, tanto en estado de salud como de enfermedad, y por eso cada quien hace su
propia patología, aun compartiendo el mismo nombre nosológico. Por ejemplo, la
migraña es diferente en cada enfermo según como se presenten sus modalidades de
causa, duración, frecuencia, intensidad, tipo de dolor y síntomas que la acompañan.
En homeopatía, realmente no existen enfermedades, sino enfermos. El homeópata
no trata la migraña, sino al enfermo que sufre de migraña. La noción de “enfermo”
en vez de “enfermedad” está unido al concepto que se tiene del hombre como un ser
holístico o integral. La persona no se enferma en una parte, sino en el todo. No es
lógico pensar que se enfermen, por ejemplo, los riñones y el resto del cuerpo esté
sano.
5. Individualidad medicamentosa
Como cada quien produce su propia enfermedad, lo consecuente es dar un
tratamiento diferente o individual a cada enfermo, aplicando la ley de los
semejantes. Si, por ejemplo, tres enfermos consultan por migraña, uno podrá ser
tratado con Belladonna, otro con Bryonia y el otro con Gelsemium, según sus
síntomas.
Para dar el medicamento indicado al paciente es necesario conocer bien los
medicamentos homeopáticos, deduciendo los síntomas que caracterizan a cada
uno de ellos y que los hacen únicos con respecto a los otros.
Este tratamiento debe ser con un solo medicamento, porque si el hombre se
enferma en su totalidad, como unidad, solamente se necesita para conseguir la
curación un medicamento que actué en esta unidad, y no uno o varios para cada
parte del cuerpo afectado, como si ellas fueran independientes. El medicamento
único hace alusión a cada prescripción y no al curso del tratamiento, porque en su
evolución pueden cambiar los síntomas y entonces cambiará, necesariamente, el
medicamento (Hahnemann, 2008, págs. 376-378).
6. Dosis mínima
La dosis mínima es la cantidad más pequeña de medicamento que necesita el
paciente para que se dé el proceso curativo, sin o con la menor agravación;
preparado homeopáticamente, es decir, por medio de la dilución y sucusión, o la
trituración.
Hahnemann vislumbró que los medicamentos preparados así ya no curaban por su
masa, sino por la energía o fuerza que se desencadenaba en ellos. Y esto es
comprensible porque las diluciones y sacudidas, o las trituraciones sucesivas
(aplastamiento continuo y circular en un mortero, de una parte de la sustancia en
cien partes de lactosa, durante una hora) generan la disgregación molecular de las
sustancias, liberando su energía. Este proceso de diluir y sacudir, o triturar, lo
llamó dinamización.
Además, que mientras más se dinamiza el medicamento, más rápido, profundo y
permanente es su acción, tanto en los síntomas físicos como en los mentales del
enfermo, es decir, en la totalidad de sus síntomas (Hahnemann, 2008, pág. 152).
7. Principio vital
Después de encontrar Hahnemann que las sustancias preparadas
homeopáticamente se convertían en energía, dedujo que estas tenían que actuar en
el cuerpo sobre otra energía que denomina principio vital, ya conocida en la
corriente filosófica del vitalismo.
Hahnemann, en el parágrafo 9 del libro “Organón de la medicina”, da a entender
que las partes que forma al hombre son: cuerpo o materia: que es la estructura
anatómica y fisiológica del ser humano; espíritu: la esencia dotada de razón; y
el principio vital, energía vital, vida o alma: la entidad dinámica soberana de las
operaciones vitales, que une las dos partes anteriores y le da vida al cuerpo (sin él se
descompondría), manteniendo la salud en un estado armónico admirable en
sensaciones y funciones, que al desequilibrarse produce la enfermedad y, a su vez,
induce el proceso de curación.
Cuando una persona se enferma, primero solo se altera el principio vital, que da
luego a conocer su alteración mórbida únicamente a través de los síntomas. A su
vez, la desaparición mediante la cura de todos los síntomas, implica la restauración
de la integridad del principio vital y, por lo tanto, de la salud de todo el cuerpo
(Hahnemann, 2008, págs. 137-142).
En las verdaderas enfermedades, los factores o agentes externos que alteran el
principio vital solamente pueden hacerlo de manera dinámica y, de igual manera,
únicamente puede ser restablecido por el médico mediante medicamentos
dinámicos, percibidos en las terminaciones nerviosas del organismo (Hahnemann,
2008, pág. 144).
Referencias
Hahnemann, S. (1999). Las Enfermedades Crónicas, su Naturaleza Peculiar y su
Curación Homeopática. (C. Viqueira, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Tomás P.
Paschero.
Hahnemann, S. (2004). El Organón de la Medicina. (D. Flores Toledo, Trad.)
México, D. F.: Instituto Politécnico Nacional.
Hahnemann, S. (2008). Organon del Arte de Curar. (R. G. Pirra, Trad.) Buenos
Aires, Argentina: RGP Ediciones.
Sánchez, P. (1964). Miasmas Crónicos de Hahnemann. Conferencia llevada a cabo
en la Primera Asamblea General de Homeopatía de México (págs. 87-97). México
D. F.: Homeopatía de México A. C.
Sánchez, P. (1983). Apuntes sobre los Miasmas o Enfermedades Crónicas de
Hahnemann.Buenos Aires, Argentina: Albatros.
Sánchez, P. (1992). Introducción a la Medicina Homeopática, Teoría y
Técnica. México D. F.: Novarte.
Sánchez, P. (2012). Miasmas. La Homeopatía de México, 81(677), 31-37. Obtenido
de http://www.similia.com.mx/index.php?sec=revista
Ullman, D. (1990). La Homeopatía, Medicina del Siglo XXI. Barcelona, España:
Martínez Roca.
El repertorio homeopático y
la repertorización
Por Iván Navas. Diciembre 3, 2017
El repertorio homeopático es un diccionario de síntomas, ordenados
alfabéticamente y clasificados por órganos o zonas del cuerpo, conteniendo cada
síntoma los medicamentos que lo presentan, previamente investigados en las
experimentaciones u obtenidos en la clínica. El repertorio es una gran herramienta
que facilita al homeópata unicista hallar el medicamento semejante al paciente.
El primer repertorio fue hecho por Hahnemann en 1805 cuando publicó en latín
el Fragmenta de viribus medicamentorum. El segundo repertorio lo hizo Ernest
Ferdinand Ruekark por encargo y bajo la dirección del propio Hahnemann de
1822 a 1830, pero nunca se editó (Flores, 1995, págs. 16-17). Después aparecieron
otros repertorios como los
de Boenninghausen (1833), Jahr (1835), Hering (1838), Possart (1853), Lipp
e (1880), Knerr (1896), y Kent (primer edición, de seis, en el año 1897), quien
recoge toda la información de los repertorios existentes en ese momento, y agrega
medicamentos y síntomas de las materias médicas, de nuevas re-experimentaciones
de medicamentos, y de la experiencia clínica de él y de otros médicos (Minotti,
2004, págs. 91-92).
Basados en el de Kent han surgido después varios repertorios que lo han
complementado con más medicamentos y más rubros y sub-rubros, encontrándose
en idioma español el de Lara de la Rosa (mexicano, que realizó el primer
repertorio en español, siendo útil pero muy conciso con respecto al original de
Kent), Barthel (en tres volúmenes, uno de síntomas mentales, otro de síntomas
generales, y el otro con los síntomas sueño, sueños y órganos sexuales masculinos y
femeninos, publicados sucesivamente en 1973, 1974 y 1978), Eizayaga (argentino,
publicado en 1979), Murata (argentino, publicado en 1981, que contiene solamente
ocho capítulos del Kent), Kunzli (publicado en 1987, que enriquece el repertorio de
kent al agregar información de setenta y dos autores diferentes), Synthesis (de
FredericK Schroyens, publicado en español en 1998 la edición 6.1, y en 2009 el
Synthesis Esencial) y repertorios computarizados (Flores, 1995, págs. 18-20).
El repertorio original de Kent está dividido en 31 secciones o capítulos, que
realmente llegan a ser 37 porque algunos capítulos tienen varios subcapítulos. Estas
secciones siguen un orden anatómico, excepto en la de mente (primera sección) y
en la de generalidades (última sección). También hay secciones de excreciones
(heces, transpiración, orina y expectoración) y de condiciones generales (vértigo,
sueño, escalofríos y fiebre).
Todas las secciones o capítulos tienen la misma distribución. Aparecen en
mayúscula y negrilla los síntomas o “rubros”, que incluyen los medicamentos que
han producido ese síntoma de manera general; y luego en minúscula y negrilla las
particularidades o “sub-rubros” (es decir, va de lo general a lo particular),
regularmente con el siguiente orden:
2. Horario o tiempo.
Este orden de las modalidades se puede repetir en cada nivel y sub-nivel, formando
sub-sub-rubros y sub-sub-sub-rubros. Por ejemplo, una localización del síntoma
puede tener:
Horario {Lateralidad}.
Extensión {Modalidades}.
Localización.
Para facilitar la búsqueda, los rubros y sus particularidades se han ordenado
alfabéticamente, a excepción del horario que figura según su aparición, empezando
con la mañana y terminando con la noche.
Debido a que la información de los repertorios se extrae de las materias médicas, su
terminología es igual, es decir, con el lenguaje común y popular expresado por los
experimentadores. Por lo tanto, generalmente se deben buscar los síntomas en el
repertorio bajo esta terminología y no con nombres médicos. Por
ejemplo: inflamación de las meninges en lugar de Meningitis, agrandamiento de
una glándula en lugar de hipertrofia, adormecimiento en lugar de insensibilidad o
anestesia, etc. Cuando el síntoma es producto de la experiencia médica si aparece
en el término médico.
El repertorio de Kent incluye 644 medicamentos, el de Eizayaga 1.500, el Synthesis
edición 6.1 2375, y el Synthesis Esencial 1990 medicamentos. Estos aparecen
abreviados, tanto la raíz como la extensión del nombre (cuando lo tienen), unidos
por un guion.
Grados de los
medicamentos
Reperto
rización manual
Reper
torización con el programa Radar
Bibliografía
Archibel Homeopathic, S. (2016). Repertorio Homeopático Computarizado
RadarOpus. Bruselas, Bélgica.
Castro, B. (1994). Lógica de repertorios. New Delhi, India: Publishers.
Dockx, R., & Kokelenberg, G. (2007). Repertorio Comparativo de Kent de la
Materia Médica Homeopática. New Delhi, India: Jain Publishers.
Flores, D. (1995). Iniciación a la homeopatía. México D. F., México: Porrúa.
Kent, J. (1992). Filosofía Homeopática. New Delhi, India: Jain Publishers.
Minotti, Á. (2004). Repertorio. Repertorización manual y por computadora. En A.
M. Argentina, Tratado de Doctrina Médica Homeopática (págs. 91-103). Buenos
Aires: A.H.M.A.
Schroyens, F. (2009). Synthesis Esencial. New Delhi, India: Jain Publishers.
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