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Universidad de Guadalajara

Preparatoria 5

Distanasia: una práctica que atenta contra el bienestar del enfermo, de


su familia y de la sociedad

Reflexión Ética
Docente: Constantino Rocha Parra
Alumno: Raúl Casas Pérez
14 de marzo de 2018
6°A Turno Matutino
Distanasia: una práctica que atenta contra el bienestar del enfermo, de su
familia y de la sociedad

Por Raúl Casas Pérez

En las últimas décadas, se ha apreciado un increíble desarrollo de innovaciones


en diversas áreas de estudio, como la física, la biología, la química, entre otras, y
la medicina no ha sido la excepción. Un claro ejemplo de esto es el hecho de que,
gracias a esas innovaciones, actualmente es posible alargar la vida de personas
que sufren padecimientos irremediables, cuya muerte es inminente y que en
épocas pasadas hubieran fallecido de una manera mucho más rápida, lo que en el
campo de la bioética es conocido como distanasia. Pero ¿qué tan correcto es
hacer esto? ¿Vale la pena aplazar la muerte de una persona a quienes los
médicos han desahuciado? ¿Tiene algún sentido utilizar para ello métodos que
muchas de las veces agudizan su dolor? En este ensayo presentaré razones por
las que practicar la distanasia en personas que no pueden decidir por sí mismas
es una práctica que debe ser evitada ya que trae consigo consecuencias que
atentan contra el bienestar tanto del enfermo y de su familia como del de la
sociedad.

Para comenzar, es importante ahondar un poco más en lo que es la distanasia.


Según Pérez (1989), la distanasia tiene como objetivo “alejar lo más posible la
muerte, prolongando la vida de un enfermo, de un anciano o de un moribundo [..]
sin esperanza humana de recuperación, y utilizando para ello no sólo los medios
ordinarios, si no extraordinarios, muy costosos” (p.35). Ahora bien, algunos casos
prácticos en los que se aplica la distanasia son: cuando una persona desahuciada
necesita un respirador artificial para continuar con vida y se le instala; cuando a un
paciente con cáncer terminal se le aplican tratamientos agresivos; cuando una
persona, en fase terminal, es sometida a una cirugía que alargará solamente un
poco su tiempo de vida, entre otros (Costa, 2017). Además, cabe señalar que
podemos dividir la distanasia en dos tipos: una, cuando el paciente aún es capaz

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de decidir por sí mismo; la otra, cuando el paciente ya no puede hacerlo, por lo
que la decisión de alargarle la vida o no recae en sus familiares más cercanos. Sin
embargo, como ya lo mencioné anteriormente, en este ensayo trataré solo del
segundo tipo, ya que en el primero se debe tomar en cuenta la autonomía del
paciente para decidir, mientras que en el segundo se debe buscar principalmente
el bienestar de todos los involucrados. Una vez aclarado lo anterior, prosigo con el
desarrollo del objetivo principal de este trabajo.

La primera razón de la que haré mención es el hecho de que las técnicas


aplicadas en la distanasia, tales como la intubación, así como la estancia de las
personas desahuciadas en los hospitales suelen costar una fuerte suma de dinero
(Pérez, 1989), el cual podría ser utilizado con fines de beneficencia social, por
ejemplo en proporcionar alimentos a personas que viven en extrema pobreza,
contribuyendo con esto al bienestar de varias personas y no solo a atrasar la
muerte de una que de todos modos en poco tiempo fenecerá. Lo anterior podría
no tomarse a consideración por algunos si la persona enferma contara con un
seguro de gastos médicos proporcionado por alguna institución pública, pues en
esos casos los gastos serían cubiertos por ésta, mas aun así el dinero que la
institución gasta en las técnicas distanásicas podría ser utilizado para ofrecer
mejores tratamientos a personas que sí tienen probabilidades de sobrevivir y de
recuperar una buena calidad de vida. Aunado a esto, y peor que lo mencionado
anteriormente, es el hecho de que en muchas ocasiones los familiares del enfermo
o quiénes se encargan de él se endeudan con tal de pagar los gastos médicos que
se están generando o los quedan debiendo al hospital, provocando que, en un
futuro, además de que perderán a su ser querido, tendrán que destinar parte de
sus ingresos económicos para liquidar dicha deuda, poniendo en riesgo, si su
salario no es lo suficientemente alto, la satisfacción de algunas necesidades
básicas, como una sana alimentación.

Otra de las razones por las que esta práctica debe ser evitada, que aplica
principalmente en los casos en que la persona es atendida en hospitales de
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carácter público, es el hecho de que los pacientes en condiciones distanásicas
requieren de cierta cantidad de tiempo y esfuerzo tanto de doctores como de
enfermeros, misma que podría ser utilizada en pacientes que realmente sí tienen
probabilidades de recuperación y la cual depende en gran medida de la calidad del
servicio brindado por estos profesionales.

Si analizamos la situación desde el punto de vista del paciente, encontramos que


la distanasia en muchas ocasiones se convierte en una práctica egoísta por parte
de los familiares de éste. ¿Por qué? Según la Real Academia Española (2017), el
egoísmo conlleva “atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de
los demás”. En múltiples ocasiones, los familiares deciden aplicar métodos
distanásicos porque no quieren enfrentarse al dolor que les causará la muerte de
su ser querido, porque se niegan a perderlo, dejando en segundo plano el hecho
de que aquellas técnicas le podrán causar dolor. Ante lo anterior, surge una
interrogante, ya que algunos piensan que los pacientes permanecen sedados y
con ello se les evita el sufrimiento. Sin embargo, aunque lo anterior es cierto en
algunos casos, según estudios realizados, entre el 50% y 71% de los enfermos de
gravedad hospitalizados manifiestan signos de dolor durante gran parte del día
(Valbuena, 2008).

En conclusión, en este ensayo me propuse presentar razones por las cuales la


práctica de la distanasia debe ser evitada. Como pude demostrarlo, existen varias
consecuencias negativas que ésta trae consigo, las cuales van desde aspectos
más superficiales, como los económicos, hasta un mayor sufrimiento del propio
enfermo, convirtiéndose así en una práctica que atenta contra el bienestar del
paciente, de su familia y de la sociedad. Por último, quiero mencionar que sería
más conveniente propiciar que los últimos días de vida que le restan a un enfermo
desahuciado los viviera con la mayor calidad de vida posible, en lugar de que, con
la distanasia, se alargara inútilmente su existencia. Además, también sería
conveniente ayudar a sus familiares a entender que la muerte es un proceso
natural inherente a todo ser humano, y, como tal, debe ser enfrentado.
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Bibliografía
Blondeau, D., & Baudouin, J.-L. (1995). La ética ante la muerte y el derecho a
morir. Barcelona: Editorial Helder.
Costa, M. (13 de Marzo de 2017). ¿Qué es la distanasia? Obtenido de Aleteia:
https://es.aleteia.org/2017/03/13/que-es-la-distanasia/
Pérez, V. (1989). Eutanasia: ¿Piedad? ¿Delito? México: Editorial Jus.
Real Academia Española. (2017). Definición de egoísmo. Obtenido de Diccionario
de la lengua española:
http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=ego%C3%ADsmo
Thomasma, D., & Kushner, T. (1999). De la vida a la muerte. Madrid: Cambridge
University Press.
Valbuena, Á. (2008). La Distanasia. Paradoja del Progreso Biomédico. Revista
Colombiana de Bioética, 3(1), 145-193.
Vidal, M. (1998). Bioética: estudios de bioética racional (Tercera ed.). Madrid:
Editorial Tecnos.

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