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El socialismo es un sistema social y económicocaracterizado por el control por

parte de la sociedad, organizada con todos sus integrantes, tanto de los medios
de producción como de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en los
mismos.[1][2] La RAE define el término socialismo así: Sistema de organización
social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los
medios de producción y distribución de los bienes.[3] El socialismo implica, por
tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social
y económica.[4]
Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de
la centralización de la administración económica mediante el Estado como única
instancia colectiva en el marco de una sociedad compleja,[5][6] frente a la
posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la colectividad
socialista, tanto por vías autogestionarias como de mercado, así como mediante
el empleo de pequeñas unidades económicas socialistas aisladas y
autosuficientes.[7][8]
Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el
socialismo para lograr o asegurar el acceso democrático a la sociedad
socialista a clases sociales o poblaciones,[9] frente a la posibilidad de una
situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.[10] Las formas
históricas de la organización social de tipo socialista pueden dividirse entre
determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter
religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos
deliberados. De éstas se destacan, respectivamente, el Imperio inca[11] y
la Unión Soviética
El comunismo es un tipo de organización socioeconómica caracterizada por
la propiedad en común de los medios de producción, la ausencia de propiedad
privada sobre el trabajo, la inexistencia de clases sociales y de Estado.[1][2][3]
El comunismo como proyecto de socialización de los medios de
producción surgió en el siglo XVI bajo la forma de diversas utopías basadas en
el colectivismo agrario. Las más conocidas fueron la obra Utopía de Tomás
Moro y la ideología revolucionaria babuvina que derivó del
movimiento jacobino de la Revolución francesa. El ideario comunista se convirtió
a comienzos del siglo XIX en un complejo proyecto económico industrial
gracias a las diferentes corrientes del llamado socialismo utópico,
del anarcocomunismo y las ramas obreras del comunismo cristiano. El
actualmente más conocido de estos movimientos fue el que adoptó la escuela
del denominado socialismo científico de los pensadores alemanes Karl
Marx y Friedrich Engels, bajo la cual sería rebautizado como Liga de los
comunistas. Por la influencia de su obra, el movimiento comunista adoptó una
interpretación revolucionaria de la historia y la forma de partido político,
convirtiéndose luego en una organización internacional unificada bajo la
doctrina marxista.
Según el marxismo, la historia es entendida como un permanente conflicto por
el excedente material, cuyo inicio se debe a la aparición de la propiedad. Las
diferentes formas de propiedad ponen fin al comunismo
primitivo y estratifican a la sociedad en clases de acuerdo a sus relaciones de
producción. Las diferentes relaciones de producción que vinculan a los
hombres y mujeres requieren de la explotación, y estas relaciones generan con
el tiempo las condiciones para ser reemplazadas por otras formas de
explotación superiores, en una secuencia revolucionaria de modos de
producción. En cada uno de estos modos se desarrolla una lucha de
clasesinterna entre los diferentes tipos de trabajadores y explotadores que los
integran, y que se resuelve con el surgimiento de nuevas clases dominantes. Sin
embargo, la sociedad capitalista genera una serie creciente de crisis internas
y cíclicas que sólo pueden ser resueltas por sus trabajadores asalariados en
una revolución proletaria, que requiere a su vez de la construcción del
comunismo.[4] Para llegar a este fin debe organizarse un partido comunista que
conquiste el poder político liderando una fase de transición en la que
el Estado funcione como una dictadura del proletariado. Este período termina
cuando desaparecen las clases sociales, lo cual lleva a que el Estado, de
acuerdo a su concepción como herramienta de dominación de una clase sobre
la otra, deba extinguirse. A esta transición le siguen inmediatamente dos
períodos en el desarrollo del comunismo: una primera fase y una fase superior.
Existen discrepancias cruciales entre las diferentes corrientes del marxismo
sobre cual debería ser la naturaleza de cada una de estas tres fas

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