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Materia: Lógica (Turno mañana, primer cuatrimestre de 2018)

Cátedra: Oller
Teórico: N° 6 (Viernes 18 de mayo)
Tema: Contraargumentos. Esquema de Toulmin. Argumentos derrotables. Excepciones
y recusaciones.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Hasta ahora hemos visto proposiciones que apoyan a otras proposiciones y argumentos
que apoyan a proposiciones, pero también es posible utilizar un argumento para atacar a
otro argumento. Un contraargumento es un argumento que ataca o critica a otro
argumento. Es posible presentar objeciones o críticas a un argumento de diversas
maneras, pero cuando esas críticas se expresan bajo la forma de un argumento estamos
en presencia de un contraargumento.

Un contraargumento puede cuestionar la verdad o la aceptabilidad de la(s) premisa(s) o


de la conclusión del argumento atacado, pero también puede cuestionar la relevancia o
la suficiencia del apoyo que la(s) premisa(s) del argumento criticado ofrece(n) a la
conclusión. Más adelante relacionaremos estos distintos tipos de contraargumentos con
las nociones de refutación y recusación entendidas como dos maneras en las que se
puede atacar un argumento para intentar derrotarlo.

Un ejemplo del par argumento-contrargumento es el presentado por Kant en la primera


antinomia de la razón pura de su Crítica de la Razón Pura (A426/B454 - A434/B462)
para apoyar, por una parte, la conclusión que el mundo —entendido como la totalidad
absoluta del conjunto de las cosas existentes— tiene un comienzo en el tiempo y, por
otra parte, la conclusión que el mundo es infinito en el tiempo. En este ejemplo cada
uno de los dos argumentos refuta al otro ofreciendo apoyo para una conclusión que es la
contradictoria de la conclusión del otro argumento. Esta antinomia, como comenta
Mario Caimi, parece mostrar “un conflicto de la razón consigo misma. Ante ese
conflicto […] solo puede rescatarnos el reconocimiento de que por perfectos que sean
sus raciocinios, la razón sola no obtiene conocimiento (en sentido propio), si no es con
la cooperación de la sensibilidad. La razón, cuando pretende conocer, no puede
aventurarse más allá de los objetos de la experiencia […] ni tampoco puede abarcar la

1
totalidad de esos objetos, ya que esa totalidad absoluta, como tal, nunca es dada en la
experiencia”1

La siguiente es la cita de los pasajes relevantes del texto kantiano:

Tesis

El mundo tiene un comienzo en el tiempo.

Prueba

Supongamos que el mundo no tenga un comienzo en el tiempo. En este caso, ha


transcurrido una eternidad hasta cada instante dado y, consiguientemente, una serie
infinita de estados sucesivos de las cosas que hay en el mundo. Ahora bien, la infinitud
de una serie consiste en que nunca puede terminarse por medio de síntesis sucesivas.
Por tanto, es imposible una infinita serie cósmica pasada y, en consecuencia, constituye
una condición indispensable de la existencia del mundo el que éste haya tenido un
comienzo, que es el primer punto que queríamos demostrar.

Antítesis

El mundo no tiene un comienzo.

Prueba

Supóngase que [el mundo] tiene un comienzo. Como el comienzo es una existencia a la
que precede un tiempo en que la cosa no es, debe haber precedido un tiempo en el que
el mundo no estaba, es decir, un tiempo vacío. Ahora bien, en un tiempo vacío no es
posible ningún surgimiento de cosa alguna; porque ninguna parte de un tiempo tal tiene
en sí, más que otra [parte cualquiera], condición alguna distintiva de la existencia, antes
que de la inexistencia (ya se suponga que [esa condición] surge por sí misma, o por otra
causa).Por tanto, bien pueden comenzar en el mundo algunas series de cosas, pero el
mundo mismo no puede tener comienzo alguno, y por consiguiente es infinito con
respecto al tiempo pasado.

Actividad 7

Reconstruya el contraargumento que formula Jesús Mosterín en el artículo


reproducido en la Actividad 2 para atacar el siguiente argumento antiabortista e

1
Introducción a Kant, I. (2009) Crítica de la Razón Pura. Buenos Aires: Colihue, p. LVI

2
indique qué tipo de contraargumento es: El embrión es un ser humano desde el
momento de la concepción. Matar a un ser humano es un homicidio. Abortar es
eliminar un embrión. Por lo tanto, abortar es un homicidio.

Vamos a seguir con el tema de diagramación de argumentos presentando el método de


diagramación de Toulmin. Este esquema aparece por primera vez en un libro de ese
autor de 19582, uno de los dos textos que se suele considerar que inician la teoría de la
argumentación contemporánea.

En este texto Toulmin presenta lo que se suele llamar “el esquema de Toulmin” o “el
método de Toulmin”, que corresponde o refleja su concepción de la lógica y la
argumentación. El libro Los usos del argumento tiene como finalidad criticar la lógica
formal como instrumento para analizar los argumentos de la vida cotidiana y de
disciplinas que no son disciplinas formales. En ese momento (1958) ya la lógica
matemática habría logrado madurez y grandes éxitos, de manera que el libro fue muy
impopular en un principio dado que iba contra la corriente de pensamiento filosófico
respecto de la lógica que era todavía hegemónica en ese momento.

En la introducción de Los usos del argumento, luego de analizar distintas concepciones


de la lógica que se han mantenido a lo largo de la historia, Toulmin propone lo que
llama una “concepción jurisprudencial de la lógica”. Si la lógica quiere abarcar otros
campos además de la matemática —campo en el cual la lógica matemática había
efectivamente logrado grandes éxitos— entonces, según Toulmin, la concepción más
adecuada es esta concepción jurisprudencial. Es decir, concebir la lógica como una
teoría general que adopta formas particulares en distintas disciplinas pero que desde esa
generalidad se puede presentar como una teoría que es análoga a la jurisprudencia, es
decir, análoga a la teoría que nos dice cómo presentar, defender y decidir casos legales
frente a un tribunal. El tribunal en este caso, dice Toulmin, no es un tribunal ordinario
sino que es el tribunal de la razón. Razón en Toulmin no es razón con R mayúscula sino
que es una razón situada, una razón histórica, etc., pero razón al fin.

2
Toulmin, S. (1958). The uses of argument. Cambridge: Cambridge University Press.
3
De manera que la idea es que la tarea de la lógica es estudiar estas condiciones
generales para presentar, defender, atacar y decidir casos en general, y no solamente
casos legales. El tribunal es el de la razón dialéctica, la razón que regula y dirige los
intercambios entre alguien que defiende una tesis y alguien que se opone a ella. Esta
concepción de la lógica se refleja en lo que se suele llamar el “esquema de Toulmin”
que es un esquema general que describe este proceso de plantear una tesis, atacarla,
defenderla y decidirla para cualquier tipo de argumentación, tanto deductiva como no
deductiva. Según sostiene Toulmin, en una entrevista que le hacen, este diagrama es un
diagrama extraído de la práctica argumentativa efectiva que, dice Toulmin, puede
cambiar. Así como las prácticas argumentativas particulares en las disciplinas cambian
—por ejemplo, lo que se consideraba una buena demostración en matemática en el siglo
XVII quizás no pasaría los estándares del siglo XX— de la misma manera este esquema
general podría cambiar. Pero, según sostiene, todavía no cambió.

El esquema es muy sencillo. En principio lo que tenemos son dos extremos. En un


extremo tenemos la “pretensión” (claim), que es lo que en términos habituales
llamaríamos “conclusión”. El término proviene de la terminología jurídica, una
pretensión legal que uno presenta ante un tribunal de justicia, como vamos a ver en el
ejemplo de la pretensión de adquirir la nacionalidad británica. En el otro extremo
tenemos los datos o fundamentos que damos para esa pretensión. La idea es que el
oponente puede preguntar: ¿qué tienen que ver estos datos con esta conclusión? Uno
puede cuestionar la relación de apoyo entre los datos y la conclusión. Tenemos,
entonces, que agregar un elemento que llama garantía. La garantía lo que hace es
contestar a esa pregunta: ¿Qué tienen que ver estos datos con esta conclusión? ¿Por qué
estos datos me permiten apoyar esta conclusión? El ejemplo paradigmático de Toulmin
que aparece en Los usos del argumento es el siguiente: la pretensión legal es que Harry
tiene derecho a la nacionalidad británica. Los datos que pretenden apoyar esa pretensión
son “Harry nació en Las Bermudas”. Uno puede preguntar qué tiene que ver el haber
nacido en Las Bermudas con el tener derecho a la nacionalidad británica. Esa pregunta
la contesta la garantía. La garantía autoriza ese pasaje de los datos a la conclusión. En
este caso es “Los nacidos en las Bermudas tienen derecho a la nacionalidad británica”.
La garantía cumple la función de una regla de inferencia. Las reglas de inferencia
permiten el pasaje de determinadas premisas a una conclusión. Son una especie de
SUBE inferencial (inferential ticket) que permiten pasar de premisas a conclusión.

4
Entonces, la garantía funciona como una regla de inferencia. Fíjense que, en casos como
este la regla de inferencia no es una regla de inferencia formal, del tipo “Si usted tiene
una formula de la forma (φ→ψ) y tiene otra fórmula de la forma φ, puede inferir una
fórmula de la forma ψ”. En el ejemplo que estamos tratando, tenemos una regla de
inferencia, nos dice Toulmin, material. ¿Qué quiere decir "material"? Que no está
despojada de contenido sino que, justamente, es una regla con un contenido específico.

Esta concepción del papel de lo que Toulmin llama “garantía” ha sido criticada.
Algunos críticos sostienen que lo que está haciendo Toulmin es escribir un silogismo de
otra manera. Que está escribiendo de otra manera el siguiente silogismo:

Todos los nacidos en Las Bermudas tienen derecho a la nacionalidad británica


Harry nació en Las Bermudas.
Por lo tanto, Harry tiene derecho a la nacionalidad británica.

La respuesta de Toulmin es que esto es un error: confundir una regla de inferencia con
una premisa adicional es un error que ya se había marcado en el diálogo de Lewis
Carroll que les había mencionado, Lo que la tortuga le dijo a Aquiles 3. Lo que Toulmin
responde es que no está reescribiendo un silogismo de otra manera sino que está
haciendo una distinción que es esencial. Lo que la tortuga le dijo a Aquiles es un
diálogo al estilo platónico en el cual hay dos personajes, la tortuga y Aquiles. De
manera que, como suele suceder con textos de formas que no son las habituales, hay
toda una industria interpretativa acerca de qué es lo que se quiso decir allí Carroll. Una
de las interpretaciones es esta que dice que lo que se intenta decir allí es que no se deben
confundir reglas de inferencia con premisas adicionales.

Vemos el ejemplo, cambiándolo un poco: supongamos que tenemos un argumento que


tiene la forma del modus ponens. Entonces “Si ocho es múltiplo de cuatro, ocho es
múltiplo de dos. Ocho es múltiplo de cuatro. Concluimos que ocho es múltiplo de dos.”
Entonces alguien podría preguntar: ¿por qué tengo que aceptar esta conclusión a partir
de estas premisas? Entonces en el diálogo de Carroll aparece la siguiente respuesta a
esta pregunta: porque si es verdadera la primera premisa y es verdadera la segunda,

3
Carroll, Lewis (1895). "What the Tortoise Said to Achilles". Mind. 104: 691–693.

5
entonces tiene que ser verdadera la conclusión. Si es verdad que si ocho es múltiplo de
cuatro entonces es múltiplo de dos, y es verdad que ocho es múltiplo de cuatro, entonces
también tiene que ser verdad que ocho es múltiplo de dos, por el significado del
“si…entonces”. Entonces, se dice en el diálogo, añadamos esta fundamentación al
argumento original como una premisa adicional. Pero sucede que ahora tenemos un
nuevo argumento que tiene tres premisas y una conclusión. La conclusión sigue siendo
la conclusión original. Y ahora, ¿este nuevo argumento, por qué lo tengo que aceptar?
Podemos agregar una nueva premisa que dice que si la primera premisa es verdadera, la
segunda es verdadera y la tercera que acabamos de agregar es verdadera, entonces
también tiene que ser verdadera la conclusión. El problema ahora es que se nos generó
un argumento nuevo que no es ninguno de los dos anteriores y para el cual uno
requeriría justificación. Si seguimos de esta manera vamos a caer en un regreso al
infinito. Este regreso al infinito surgió por creer que una regla es una premisa adicional.
Es decir que la regla del modus ponens, cuando uno razona en un argumento particular
de esa forma, es una premisa adicional que uno tiene que añadir a su argumento para
justificar por qué acepta la conclusión habiendo aceptado las premisas. Esta idea que
parece sensata nos conduce a un regreso al infinito que surge de haber creído que las
reglas de inferencia son premisas adicionales o funcionan como premisas adicionales
supuestas en el argumento. Por ello, Toulmin sostiene que la garantía, que en su
ejemplo es una regla de inferencia material, no tiene el estatus de una premisa adicional,
sino que tiene el estatus de este boleto inferencial que nos permite pasar de premisas a
conclusión.

Un tercer elemento en el diagrama de Toulmin es el respaldo. Alguien puede seguir


cuestionándonos y decir: ¿qué apoyo se puede dar a la garantía, a esta regla de
inferencia material que me dice que los nacidos en Las Bermudas tienen derecho a la
ciudadanía británica? El respaldo va a depender del campo de la argumentación, de la
disciplina a la cual pertenezca el argumento. En este caso el respaldo en el caso de un
argumento legal va a ser por ejemplo, en este caso, el Acta de Nacionalidad Británica.
El Acta de Nacionalidad Británica dice que los nacidos en Las Bermudas tienen derecho
a la nacionalidad británica, etc. En el caso de este argumento, que es un argumento
legal, se supone que uno acudirá a los códigos, precedentes, etc., para justificar esta
garantía.

6
Hasta acá tenemos la siguiente descripción parcial del diagrama de Toulmin:

D C
(Datos) (Conclusión)

G
(Garantía)

R
(Respaldo)

Dos elementos que faltan en la presentación original de los diagramas estándar, y que sí
aparecen en el diagrama de Toulmin, son por un lado la indicación de qué tipo de
conexión hay entre los datos y la pretensión, los datos y la conclusión. Nosotros
habíamos hecho una distinción entre argumentos deductivos y argumentos no
deductivos y habíamos planteado el problema siguiente: en el lenguaje natural no hay
locuciones inferenciales que distingan lo deductivo de lo no deductivo. No hay un “por
lo tanto” deductivo y un “por lo tanto” no deductivo. Entonces, a menos que lo
aclaremos explícitamente, debemos decidir nosotros con qué tipo de argumento
estamos tratando, si es un argumento deductivo o un argumento no deductivo. Eso se
puede explicitar incluyendo además de esos nexos inferenciales habituales como “por
lo tanto”, “de esto se sigue”, etc., expresiones que indiquen efectivamente cuál es la
cualidad del nexo inferencial. Entonces, en el caso de un nexo inferencial deductivo,
uno puede decir “por lo tanto” pero calificando ese nexo inferencial con una expresión
modal como “necesariamente”. Aquí el “necesariamente” no califica a la conclusión
sino que califica al nexo, a la conexión entre premisas y conclusión. El elemento que
cumple esta función en el diagrama de Toulmin es una expresión M que se llama
modalizador o calificador modal y que justamente indica la cualidad del nexo —no la
cualidad de la conclusión, sino qué tipo de conexión hay entre premisas y conclusión, si
es una conexión necesaria o si es una conexión meramente plausible, si es una conexión

7
probable, etc—. Este modalizador lo que modaliza no es la conclusión —no dice que la
conclusión es necesaria o probable o plausible— sino que califica la inferencia, el nexo
inferencial entre premisas y conclusión.

En el diagrama aparece, además, otro elemento muy novedoso para la época en que
Toulmin escribe y que ha tenido repercusiones en la lógica de las últimas décadas, que
es lo que vamos a llamar “excepciones”. Las excepciones explicitan que esta conexión
entre los datos y la pretensión se da salvo que se de E, que enuncia una excepción o
salvedad. Esto tiene que ver con que en general los argumentos que se formulan en la
vida cotidiana y en las distintas disciplinas siempre hay posibles excepciones que
muchas veces no están explicitadas en el argumento, pero que podrían hacer caer la
relación inferencial.

Terminemos con el caso que da Toulmin. Recordemos que era el siguiente: Harry nació
en Las Bermudas. De ahí concluimos que Harry tiene derecho a la nacionalidad
británica, se nos dice que este paso inferencial se justifica en la garantía que establece
que los nacidos en Las Bermudas tienen derecho a la nacionalidad británica y alguien
puede preguntarse por qué esta garantía es adecuada en este caso. Se nos responde que
lo es debido a tal o cual inciso del Acta de Nacionalidad Británica. El modalizador lo
que nos dice es que probablemente, presumiblemente, Harry tiene derecho a la
nacionalidad británica. ¿Por qué el “presumiblemente”? ¿Por qué el nexo inferencial no
es un nexo deductivo? Porque hay excepciones. En este caso, excepciones tales como
que ninguno de los dos padres de Harry sean británicos. Entonces, aunque haya nacido
en Las Bermudas, no tiene derecho a la nacionalidad británica. Una excepción como
esta lo que hace es cortar el nexo inferencial. Impide el pasaje de los datos a la
pretensión.
El diagrama de Toulmin para este ejemplo es el siguiente:

8
Este diagrama instancia la siguiente forma general:

9
El problema con las excepciones que se plantea aquí es que esta es una situación
habitual en los argumentos que no son ni argumentos lógicos ni matemáticos. Tiene que
ver con un concepto que Toulmin trae a cuento y que lo extrae de la literatura legal, es
el concepto de derrotable, rebatible, anulable (defeasible). En el autor que Toulmin cita
—H. Hart — esta noción no se aplica a los argumentos sino a los conceptos legales.
Toulmin traslada este concepto a los argumentos. La idea es que los conceptos legales,
como el concepto de contrato, se definen dando algunas características paradigmáticas
que tiene el concepto. Uno puede encontrar escritos que tienen todas las características
de un contrato y que sin embargo uno no considera que sean contratos. ¿Por qué?
Porque el legislador lo que hace es dar algunas características paradigmáticas. No puede
dar todas las características definitorias, ni todas las excepciones que hacen que un texto
no sea un contrato. Entonces, esto implica que los conceptos legales son derrotables,
anulables, etc. Lo mismo pasa con la argumentación en general, salvo en esas
disciplinas formales. Hay excepciones que han sido consideradas por quien formuló el
argumento pero es imposible considerar todas las excepciones. Para dar un ejemplo
legal, ustedes tienen un código y el código dice que los que cometan homicidio serán
condenados, supongamos, de tres a treinta años de prisión. Entonces uno dice, bueno,
Juan cometió un homicidio, acá tienen esta norma legal, esta norma justifica la
conclusión “Juan será o debe ser condenado a una pena de prisión de tres a veinte años”.
Pero las normas legales suelen tener excepciones. Algunas de esas excepciones han sido
contempladas por el legislador y aparecen en el mismo código. Por ejemplo, en este
caso una excepción que rompería el nexo inferencial sería que Juan fuera menor de
edad. El legislador contempló este caso y lo incluyó en el código penal en una sección
especial donde están enumeradas las excepciones. Una excepción contemplada es la de
los menores de edad, que no podrán ser condenados a penas de prisión. Un legislador no
puede contemplar todas las posibles excepciones, contempla algunas y otras se las
olvida. Esto hace que casi todo argumento, y no solamente los del campo jurídico, por
más minuciosa que sea su expresión, pueda ser derrotado. Es decir, uno tiene como
característica de toda esta clase de argumentos su derrotabilidad, rebatibilidad,
anulabilidad, distintas expresiones que pretenden traducir la expresión inglesa
defeasibility.

Toulmin trae este concepto de “derrotabilidad” del discurso legal a la lógica entendida
en este sentido amplio. Este concepto ha tenido mucho éxito en los últimos treinta años

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en la lógica que se hace desde la inteligencia artificial. Justamente, si se pretende
reflejar cómo razona la gente en condiciones normales a esta característica es
indispensable tenerla en cuenta. Uno generalmente trabaja en presencia de información
incompleta y obtiene conclusiones que son sensatas, plausibles, teniendo en cuenta ese
estado de información que uno tiene. Pero uno está dispuesto a revocar, anular, derrotar,
las conclusiones que ha sacado si le llega nueva información que hace poco sensato
seguir sosteniendo la antigua conclusión. Esto ha abierto un campo de investigaciones
de la lógica que es este de las lógicas derrotables, que estudia cómo puede uno a través
de un formalismo lógico representar este tipo de argumentos. Esta característica de
anulabilidad queda introducida en el diagrama de Toulmin por esta categoría que son las
excepciones.

El ejemplo paradigmático en inteligencia artificial de argumento derrotable, rebatible,


anulable, etc., que ilustra esta característica es el de Tweety. “Tweety es un ave. Las
aves vuelan”. ¿Qué concluimos de ahí? Que Tweety vuela. Ahora bien, ¿esta conclusión
es una conclusión deductiva y el argumento es un argumento deductivo? No, no lo es.
Es un argumento de este tipo: derrotable, anulable, rebatible, revocable. Fíjense que
nosotros estamos trabajando con información incompleta. Lo que sabemos es que
Tweety es un ave y que las aves vuelan. En presencia de esa información incompleta
tiene sentido, es sensato, concluir que Tweety vuela. Pero si ahora me llega nueva
información como, por ejemplo, que Tweety es un pingüino y que los pingüinos no
vuelan ¿Qué es sensato concluir ahora sobre el vuelo de Tweety? Que Tweety no vuela.
Es lo mismo que harían en el ejemplo legal: “Los que cometan homicidio serán
condenados a penas de prisión de tres a treinta años” Si se nos dice que Juan cometió
homicidio, uno concluye que Juan será condenado a una pena de prisión de tres a treinta
años. Pero, si ahora se nos agrega que Juan es un menor de edad. ¿Qué concluye el
juez? Concluye que Juan no debe ser condenado a penas de prisión.

¿Cuál es el problema aquí? El problema es que, en realidad, uno podría decir que están
mal expresadas las premisas. Cuando uno dice “Las aves vuelan”, lo que está diciendo
es “Típicamente, las aves vuelan” o, quizás, “Las aves típicas vuelan”. Entonces, hay
casos atípicos de aves que no vuelan: los pingüinos, los emúes, toda una serie de aves
que no vuelan. Alguien podría decir: “Usted se ha expresado mal, exprésese bien”. Pero
el problema es el siguiente: en general, no en todos los casos, expresarse bien hace

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imposible la comunicación. ¿Por qué? Hay tantas excepciones que si uno quisiese
expresarse bien y tratase de enunciar todas las excepciones —“Todas las aves, excepto
los emúes, los pingüinos, las aves enfermas, las que están en una jaula muy pequeña, las
que están debajo de una roca, los avestruces, etc. etc.”— no terminaría nunca de
formular la primera premisa. Entonces, lo que uno hace es formular la premisa sabiendo
que hay excepciones pero mencionando, en todo caso, algunas de ellas.

Este fenómeno de derrotabilidad es un fenómeno habitual en la argumentación cotidiana


y en la argumentación de las disciplinas especiales. En general, uno no tiene la
información completa sobre la situación. Uno concluye, pero concluye sabiendo que esa
conclusión puede tener que ser retractada en presencia de nueva información. Esto
sucede en general con los argumentos de la vida cotidiana: uno “salta” a las
conclusiones, nunca está plenamente justificado por las premisas. Pero uno tiene que
concluir, porque uno tiene que razonar, tomar decisiones, y, en general, las toma bajo
información incompleta.

Veamos entonces la aplicación de estos elementos del esquema de Toulmin a los


diagramas estándar. Hasta ahora teníamos por lo menos dos problemas: por un lado las
flechas indicaban el apoyo que le daban las premisas a la conclusión pero no se nos
decía qué tipo de apoyo daban las premisas a las conclusiones intermedias o finales.
Podía ser un apoyo deductivo o un apoyo no deductivo. Entonces, tenemos que
encontrar algún modo para incluir esta información en los diagramas estándar.

Supongamos que tenemos dos proposiciones, una estructura simple, y tenemos que
diagramar la contraparte del modalizador del esquema de Toulmin. Una manera de
diagramarlo es la que usa Freeman en la obra que les cité. Consiste en dibujar un
cuadrado en el que aparece el modalizador y lo conecta con la flecha. Eso indica que
tipo de enlace inferencial uno pretende tener en este caso. Por ejemplo aquí el
modalizador sería “necesariamente”. Tengo 1 y 1 apoya necesariamente, de manera
deductiva, a 2.

12
1

Necesariamente

El modalizador nos va a indicar qué tipo de apoyo inferencial dan las premisas a la
conclusión. Entonces, uno puede poner “necesariamente”, “probablemente”, “con una
probabilidad del veinte por ciento”, lo que sea el caso.

Lo que ahora nos falta por incluir en este esquema son las excepciones. En el esquema
de Toulmin no hay distinción entre tipos de excepciones. Pero es habitual, a partir de los
escritos de John Pollock4, hacer una distinción que es bastante evidente entre dos tipos
de excepciones, dos tipos de derrotadores —el término que se usa en inglés es
defeaters—. Yo puedo tener derrotadores de dos tipos: refutaciones (rebutting
defeaters) y recusaciones (undercutting defeaters). Yo puedo derrotar la conclusión
trayendo a cuento las excepciones que hagan que sea sensato sostener la negación de la
conclusión original. En el ejemplo de Tweety, dada la información que tengo a mi
disposición, formulo el siguiente argumento: “Tweety es un ave. Las aves vuelan. Por lo
tanto, Tweety vuela”. Alguien me proporciona nueva información: “Mirá que Tweety es
un pingüino y los pingüinos no vuelan”. Ahora resulta sensato retractar la conclusión
original y adoptar como nueva conclusión la negación de la antigua conclusión. La
conclusión original era “Tweety vuela” y ahora yo sensatamente adopto la
contradictoria “Tweety no vuela”. Entonces esas excepciones que traje a cuento
derrotaron la conclusión original y me llevan a concluir la contradictoria de esa
conclusión.

John Pollock señala que hay otro tipo de derrotabilidad en la cual lo que se derrota no es
la conclusión sino el nexo inferencial. La excepción o la premisa nueva lo que hace no

4
Pollock, J. (1974) Knowledge and Justification, Princeton: Princeton University Press.

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es llevarme a concluir la contradictoria de la que había concluido antes. En este tipo de
casos no es eso lo que es sensato hacer, sino que lo sensato es cuestionar el nexo
inferencial. Supónganse que en un juicio tienen una testigo que lleva anteojos nuevos.
La testigo ha testificado que vio a Juan entrar al lugar del crimen poco antes del
momento del crimen. Entonces, el abogado defensor le pregunta “¿Desde cuándo usted
usa anteojos?” y “¿Tenía anteojos en el momento en el que usted dice haber visto entrar
a Juan en el lugar del crimen?”. Ella responde “Ah, no, estos son nuevos, a pesar de que
era casi ciega no usaba anteojos ni lentillas por coquetería”. Esta nueva información,
¿qué nos induce a concluir? No nos induce a concluir la contradictoria de la proposición
que habíamos inferido antes que era “Juan cometió el crimen”. Nos lleva a cuestionar el
nexo inferencial. El testimonio de María no da suficiente apoyo a la conclusión “Juan
cometió el crimen”. Pero tampoco da apoyo a la conclusión “Juan no cometió el
crimen”. Entonces esta nueva información lo que hace es derrotar el pretendido apoyo
que la o las premisas dan a la conclusión. Pero no nos lleva a adoptar la contradictoria
de la antigua conclusión. En el primer caso de Tweety lo que quedaba derrotado era la
conclusión. En este caso lo que queda derrotado no es la conclusión, lo que queda
derrotado es el pretendido apoyo que “María vio entrar a Juan al momento del crimen”
le daba a la conclusión “Juan cometió el crimen”. ¿Se ve la diferencia entre las dos?

Otro ejemplo, que es el que dan Chisholm y Pollock, es algo así como: “¿De qué color
es la campera? Es roja. ¿Por qué afirmo que es roja? Porque la veo roja”. La premisa es
“Yo veo la campera de color rojo” y concluyo “La campera es de color rojo”. Ahora
bien, supongan que están en una discoteca y les están enfocando con una luz roja.
Entonces, esta situación atípica no nos lleva a concluir que la campera no es roja, sino
que nos lleva a cuestionar el vínculo inferencial entre “Veo la campera roja” y “La
campera es roja”. Lo que derrota esa información nueva —la campera está iluminada
por una luz roja— no es la conclusión, sino que lo que derrota es el pretendido nexo
inferencial entre premisa y conclusión.

Entonces, ¿cómo representamos las excepciones en este sistema? Freeman, que es este
autor de referencia para este tema que les había citado, recomienda hacer una distinción
entre los dos tipos de derrotadores de la siguiente manera: el recuadro indicando la
excepción se pone en el mismo lugar tanto si es una recusación como si es una
refutación pero se debe aclarar qué tipo de derrotador es. Las excepciones deben estar

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anotadas como elementos que hacen caer o bien la conclusión, como en el caso del
argumento acerca de Tweety, o bien el nexo inferencial, como en el caso del argumento
de la campera iluminada por una luz roja. En el diagrama esto quedaría representado del
siguiente modo:

1

Presumiblemente A menos que .…

Lo que caracteriza al argumento derrotable, de acuerdo a esta concepción, es que


reconocer la existencia de excepciones no lleva a rechazar las premisas originales. Uno
no revisa las premisas que sostenía antes de enterarse de la existencia de excepciones.
El diagramar el argumento de esta manera, incluyendo las excepciones y los
modalizadores, pone de relieve cuál es el papel de cada uno de los elementos del
argumento, lo que de otra manera no queda claro.

Vimos el diagrama de Toulmin para ver qué ventajas tenía respecto de la diagramación
estándar original. El esquema de Toulmin incluye elementos importantes como los
modalizadores y las excepciones que, de cualquier modo, pueden incorporarse al
método de diagramación estándar.

Actividad 8

Dibuje el diagrama estándar y el diagrama de Toulmin del siguiente


argumento:

Pues si algo fuese bien o mal por naturaleza, debía ser para todos bien o mal,
como la nieve es fría para todos; pero, contrariamente a eso, no existe bien o

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mal que sea común para todos; luego, no existe bien o mal por naturaleza...
Pues la misma cosa es estimada un bien por uno (como el placer por Epicuro),
un mal por otro (como por Antístenes): de ahí se derivará, pues, que la misma
cosa es bien y mal. (Diógenes Laercio, Vida de filósofos ilustres, IX, 101)

https://uba.academia.edu/CarlosOller

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