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Primeramente quiero dar gracias a Dios por permitirme formar parte junto contigo de esta Obra
Apostólica, en la cual hemos sido escogidos nada más y nada menos que para servir directamente
a Dios a través de su Iglesia, colaborando con nuestros Pastores los Presbíteros, los Obispos y el
Papa en la realización de la Pastoral; te quiero recordar que has sido llamado(a) a ser Dirigente,
no solamente un Servidor; si en ocasiones, te sientes incapaz de realizar lo que se te encarga, es
porque te falta la confianza en Dios y en ti (que vale la pena decirlo Dios ha depositado esa
confianza en ti), por lo que decimos que el Señor pone sus ojos en los más limitados y débiles para
hacer de ellos sus instrumentos, que lo encargado lo puedes realizar siempre y cuando te acojas a
su misericordia, que permitas que él sea participe en tu vida, en tu servicio, pero que, el
ingrediente principal que tenemos que poner nosotros es: la CARIDAD, esa gran virtud suprema
que nos hace superar cualquier obstáculo porque es la presencia de Dios en nuestras vidas (cfr. Jn
15,9-17).
Sé que en algunas ocasiones (muchas por cierto), cada uno de nosotros fallamos a nuestros
semejantes, a la Iglesia y a Dios, porque nuestras debilidades, nuestra ignorancia y nuestra forma
de pensar y actuar no es congruente con el Evangelio, pero quiero decirte que precisamente por
eso pertenecemos al ELSP, porque a través de esta obra podemos ser apóstoles es decir, testigos
en el camino hacia la santidad, ya que en él, vamos aprendiendo cómo debemos comportarnos de
acuerdo a las enseñanzas de Jesús (cfr. MT 5,38-48; 18,21-22; Mc 11,24-25; Lc 17,1-4).
Estoy enterado que como miembro del ELSP ya has enfrentado algunas situaciones adversas, pero
quiero exhortarte a no dejarte vencer por la tentación de abandonar la Obra porque no te
entiendes con tu hermano, no olvides que Dios cuenta contigo para que la Iglesia se extienda
hasta en los ambientes más complicados y que la generosidad, la fe, la confianza, la paciencia, la
fortaleza, etc. solo crecen en la conciencia de la adversidad y en el reconocimiento de nuestra
debilidad (cfr. 2 Co 12,9-10). Además quiero resaltar algo: si ya recibiste tu crucifijo de primer
grado ya eres miembro del ELSP aunque decidas alejarte, suspender o abandonar la Obra, porque
desde el Bautismo fuiste llamado a Ser Iglesia y Hacer Iglesia. Si crees mi querido(a) hermano(a)
que, dejando el IFLSPP y al ELSP puedes encontrar un mejor lugar donde desempeñar tu labor
para extender la Iglesia, permíteme decirte que, Dios te escogió y colocó en esta Obra para que
desde ella crees un frente conjunto de batalla, donde puedas desarrollar los dones que te dio y
donde puedas ayudar a tus hermanos a desarrollar los propios, estamos unidos por el Bautismo y
eso nos compromete a vivir en el Amor.
Yo quiero compartirte que, en estos 11 años de conversión que he luchado por caminar en la
presencia del Señor he tenido altas y bajas (más bajas que otra cosa), pero el Señor me ha
regalado el Don de darme cuenta que sólo en su presencia alcanzaré el triunfo y podré darle la
mayor Gloria y podré ayudar a mis hermanos en su Salvación y es a través de convertirme en un
asiduo seguidor del Señor en la Eucaristía, por medio de la oración, de las obra de misericordia, de
vivir el camino brazo con brazo con cada uno de ustedes mis hermanos. Este camino está lleno de
espinas pero sé que juntos lograremos alcanzar la vida eterna porque tenemos el impulso del
Espíritu Santo, dejémonos llevar por Él hacia el camino de la Salvación.
Finalmente, quiero decirte mi hermano(a), que te tengo a ti y a tu familia en mis oraciones, que
estamos unidos en el cuerpo místico de Cristo, que Dios cuenta con nosotros, con nuestra
disposición, nuestra disponibilidad, nuestra continua formación (por lo que te sugiero nunca dejes
de prepararte), para dar los frutos que Él espera de cada uno de nosotros.
Que Dios nuestro Padre, con su infinita misericordia, por medio de su Hijo nos envíe a su Santo
Espíritu para que alcancemos su Santa Voluntad, asimismo pidamos a la Santísima Virgen nos
proteja con su bendito manto en este camino para dar los frutos que el Padre espera: Amén.