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EL ACTUAL EMPODERAMIENTO DE LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LAS PELÍCULAS

ANIMADAS DE DISNEY (1980- 2017)

Monografía que, como parte del curso Seminario de Investigación


Académica II, presentan los alumnos:

Escalante, Ana

Palacios, Estefanía

Vallejos, Araceli

Quispe, Kiara

Salazar, Alessandra

Profesora:
Luz Vargas de la Vega

Julio 2018

1
“Una batalla perdida es una batalla que uno piensa que ha perdido.”
Jean- Paul Sartre

“La vida es muy simple pero insistimos en hacerla complicada.”


Confucio

2
RESUMEN

En la presente monografía se ha desarrollado el tema del actual empoderamiento de los

personajes femeninos en las películas animadas de Disney desde fines del siglo XX y

durante el siglo XXI. Con respecto a esto, nos cuestionamos cómo es que se representa

dicho empoderamiento desde 1980 hasta 2017. Es así que la hipótesis que hemos adoptado

y que defenderemos es que el empoderamiento de los personajes femeninos en las

películas animadas de Disney entre 1990 y 2017 se basa en dos aspectos. Por un lado;

tenemos la actitud y pensamiento individualista de los nuevos personajes femeninos, los

cuales ya no dependen del matrimonio perfecto como medio de realización personal. Por

otro lado; se encuentra la nueva fisonomía de las princesas, la cual ya deja a un lado los

cánones antiguos de belleza y diversifica la belleza física de las princesas modernas. Esta

postura se desarrollará en dos capítulos. En el primero, describiremos las películas clásicas

de Disney en donde analizaremos las características del pensamiento ideológico de la

sociedad de la época en que fueron desarrolladas, y también analizaremos y explicaremos

los roles de género y las características físicas de los personajes femeninos. En el segundo,

probaremos que el empoderamiento de las nuevas princesas se basan en la actitud y

pensamiento individualista a través de ejemplos de algunas películas, y en la nueva

fisonomía que presentan. Con todo lo que se tratará en ambos capítulos, llegaremos a la

conclusión de que el empoderamiento es manifestado en las actitudes, pensamiento

individualista, y la fisonomía más diversificada por parte de las nuevas princesas.

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ÍNDICE

Introducción V

1. Influencia de las películas clásicas de las princesas Disney 8

1.1.Ideología de la sociedad de la época en que fueron desarrolladas 9

1.2.Roles de género y las características físicas de los personajes femeninos 15

2. Empoderamiento de los personajes femeninos en las nuevas películas 23

2.1.Acciones empoderadoras y pensamiento individualista 24

2.2.La diversidad étnica de las nuevas princesas Disney 31

Conclusiones 34

Bibliografía 38

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INTRODUCCIÓN

Desde el personaje Blancanieves hasta la actual Vaiana, Disney en sus películas gusta de presentar

a las princesas como parte de la fantasía de grandes y chicos. Estas princesas a lo largo del tiempo

han proporcionado modelos y patrones de comportamiento diferentes entre sí que influyen a

muchos niños en su manera de ver las cosas y de comportarse. Por tal motivo, es que es importante

analizar qué actitudes reflejan estas princesas Disney y que las distingue a cada una de ellas, ya que

así sabremos cómo han cambiado su rol a lo largo del tiempo y por ende qué valores son los que

ahora transmiten.

Por ello, nuestra investigación se enfoca en el análisis de la evolución del empoderamiento de los

personajes femeninos en películas animadas de Disney entre los años 1990 y 2017, ya que hemos

notado una controversia en cuanto a si se llevó a cabo o no su empoderamiento. Por un lado, las

protagonistas femeninas de estas películas ya no dependen del coprotagonista masculino para

resolver sus problemas, además que ahora son ellas mismas quienes demuestran una mayor

individualidad y determinación en cuanto a sus actitudes. Por otro, las protagonistas femeninas; aún

cuando ya se hayan desarrollado más individualistas siguen mostrando los mismos cánones de

belleza infantil, es decir, se evidencia la infantilización de la mujer como objeto sutil de morbo y

machismo. Esta investigación nos permitirá corroborar y contrastar las características que

definieron la evolución de los personajes femeninos. Asimismo, escogimos el rango de 1990 a

2017, porque en dicho intervalo de tiempo las princesas evidenciaron más cambios con respecto a

su individualidad. Por ello, la pregunta que nos responderemos es la siguiente: ¿cómo evolucionó el

empoderamiento de los personajes femeninos en películas animadas de Disney entre los años 1990

y 2017?

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Creemos que el empoderamiento de los personajes femeninos en las películas animadas de Disney

entre 1990 y 2017 se basan en dos aspectos. En primer lugar, tenemos la actitud y pensamiento

individualista de los nuevos personajes femeninos, los cuales ya no dependen del matrimonio

perfecto como medio de realización personal. En segundo lugar, se encuentra la nueva fisonomía

de las princesas, la cual ya deja a un lado los numerosos cánones de belleza y diversifica la belleza

física de las princesas de películas clásicas a las contemporáneas. Esta transición conlleva a que las

actitudes machistas sean paulatinamente llevados al desuso en su lugar surgen actitudes

empoderadas e igualitarias.

Este trabajo se divide en dos capítulos, en los cuales desarrollaremos la explicación y respuesta a la

cuestión planteada. En el primer capítulo, daremos a conocer el inicio de la compañía

filmatográfica de Disney, comentando sus primeras películas, y por tanto, las primeras princesas

que lanzaron a la pantalla grande. Por un lado, hablaremos sobre el contexto histórico en el que se

desenvolvieron, la sociedad desde los años 30’s a 50’s, la influencia que dieron en la producción de

los filmes de Disney y el rol que las mujeres tomaban. Por otro lado, analizaremos las

características de las princesas desarrolladas en dicha época: su estilo de vida, la dependencia y

sumisión que presentan y rasgos físicos que se observan repetidamente en ellas. En el segundo

capítulo, queremos demostrar que el empoderamiento de los personajes femeninos en las películas

animadas de Disney está presente en los últimos años, y analizaremos los cambios que

transcurrieron entre 1990 al 2017, enfocándonos en dos aspectos generales. En primer lugar,

tenemos la actitud y pensamiento individualista de los nuevos personajes femeninos, los cuales ya

no dependen del matrimonio perfecto como medio de realización personal. En segundo lugar, se

encuentra la nueva fisonomía de las princesas, la cual ya deja a un lado los numerosos cánones de

belleza y diversifica la belleza física de las princesas de películas clásicas a las contemporáneas.

Esta transición conlleva a que las actitudes machistas sean paulatinamente llevados al desuso en su

lugar surgen actitudes empoderadas e igualitarias.

En este texto se usaron varias fuentes con autores como Arreguy, Corbacho, Fontela, Giraldo,

Hardy, Nuñez, López, entre otros más. La información brindada fue de bastante utilidad y nos

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sirvió para poder argumentar y reforzar de mejor manera las ideas que planteamos. A pesar de

haber encontrado varias fuentes para responder a nuestra pregunta, mientras avanzábamos con el

trabajo, tuvimos que buscar más información e incluir a más autores. Poco a poco nuestra

investigación fue acercándose a la respuesta. Finalmente, al terminar con la búsqueda de fuentes y

autores, escoger las fichas que citaremos y redactar los puntos planteados, pudimos darnos cuenta

que la información recopilada pudo responder a nuestra pregunta y confirmar la hipótesis que

propusimos para el siguiente trabajo.

7
CAPÍTULO 1

INFLUENCIA DE LAS PELÍCULAS CLÁSICAS DE LAS PRINCESAS DISNEY

En el primer capítulo, se hablará sobre la llegada de las películas de princesas, hechas por

Disney, a la gran industria cinematográfica; entre otras cosas. En dichas películas, de entre

los años 30 y 50, la importancia hacia el género femenino era diferente de lo que es

actualmente; de igual forma, los personajes femeninos de las películas clásicas. Entre las

películas clásicas y las actuales ha habido un gran evolución en lo que se refiere al papel de

la mujer en la sociedad y en cómo ésta se ve presentada.

En el presente texto se explicará esta evolución detalladamente. En dicha evolución

mencionaremos el contexto en el que se desenvolvieron las películas clásicas, con el fin de

saber la ideología de la sociedad de la época en que fueron hechas. Asimismo, hablaremos

acerca de creencias como el patriarcado, el machismo, y los roles de género para poder

justificar la situación de las princesas clásicas y el por qué son conceptualizadas bajo el

contexto de la época, y así poder entender bajo qué preceptos se encuentran regidas estas

películas.

Antiguamente; en películas como Blancanieves y La Cenicienta, el conflicto principal de la

película iba en torno a una princesa de necesidad de ser rescatada de la realidad en que se

encontraba, y qué mejor manera que por un apuesto príncipe que le daría la vida que ella

merecía. Ésta última idea es una de las características que se presentan en las princesas

clásicas. Se mencionó con el fin de introducir este capítulo acerca de cómo se comportaba

la princesa en dichas películas.

8
Acontinuación se analizaran la ideología de la sociedad de aquellas películas y los roles de

género y características físicas de las princesas.

1.1 Ideología de la sociedad de la época en que fueron desarrolladas

En esta sección, se buscará analizar las características ideológicas de la sociedad de la

época en que fueron desarrolladas las películas clásicas.

Para empezar, las primeras películas de Disney fueron estrenadas entre fines de 1930 e

inicios de 1940, siendo la primera “Blancanieves y los 7 enanitos” (1937). En dicha

película, el gran emporio cinematográfico Walt Disney Animation Studios, usó por

primera vez a la princesa como temática suya. Es así que como dio inicio a la larga y

conocida lista de largometrajes con dicha temática que conocemos actualmente.

Las primeras películas con temática de princesas, para los años 30 y 40, se convirtieron en

los géneros más aclamados por la crítica y el público. Sin embargo, la ideología de la

época en que fueron estrenados estos filmes fue muy diferente a la ideología de la época en

la que nos encontramos actualmente. De modo que, a lo largo de los años, los personajes

femeninos han ido evolucionando conforme a la evolución del rol de la mujer en el mundo

real. Esto sucede porque:

“Desde la década de los treinta, diversos expertos han estudiado la representación

femenina en las películas del estudio Disney para llegar a la conclusión, casi

unánime, de que esta no es muy positiva. Una descripción de la mujer en el mundo

disneysiano con las palabras más utilizadas por los estudiosos de la materia

incluiría los términos sumisa, inocente, obediente, pasiva y bajo los designios del

padre o marido” (López y de Miguel, 2013).

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La mujer de aquella época era, en muchos aspectos, completamente diferente a la mujer

moderna. La mujer de los años treinta era sumisa y dependiente casi por completo del

marido mientras que la mujer moderna es segura, independiente y multifacética. Y eso se

veía tanto reflejado en la realidad como en las películas, series de televisión y literatura de

los años 30.

Por otro lado, no todo ha sido siempre color de rosa para el gran emporio ya que, debido a

sus largos años en el mercado, ha enfrentado sucesos muy duros en la historia.

“La década de los cuarenta fue difícil para la casa de Mickey Mouse (que en 1941

se había visto sacudido por una huelga y, tras la construcción de un nuevo estudio

en Burbank, había contraído una importante deuda con el Banco de América). En

ella pudo subsistir gracias a contratos con el gobierno de los Estados Unidos para

filmar películas propagandísticas de diversa índole que ayudarán en la contienda,

promoviendo la compra de bonos de guerra o lanzando mensajes contra el nazismo,

entre otras” (López y de Miguel, 2013).

Disney apoyo a los Estados Unidos de América de diferentes formas, la más notable fueron

los diversos comerciales que sacaron utilizando al Pato Donald como protagonista en los

que incitaban a los jóvenes a alistarse para la guerra.

“La participación de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial marcó un nuevo

rumbo en la compañía (...) La producción animada de cortometrajes y la serie

documental True Life Adventures le devolvieron la solvencia que necesitaba para

invertir capital en los largometrajes de animación. Así, el año 1950 abre una época

de resurgimiento con la exitosa reedición en largometraje de La cenicienta

(Cinderella), seguida de Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland)

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en 1951 y, por último, su gran éxito de 1953, Peter Pan.” (López y de Miguel,

2013).

De esta manera, el pequeño periodo de ausencia de los largometrajes de Disney ceso,

regresando con éxito. Durante la Segunda Guerra Mundial, no solo los hombres marcaron

un notable papel en su participación en la guerra, las mujeres también resaltaron gracias a

su gran valentía y ánimo de ayudar en lo que les fuera posible.

“Los anuncios los llamaron "soldados en house dresses", los carteles de producción

para la victoria promocionaron su labor como crítica para el esfuerzo de guerra.

Ilustradores como Norman Rockwell representaban su confianza en su capacidad

para ganar una guerra internacional. De hecho, a comienzos de la segunda guerra

mundial, la mayoría de los estadounidenses se dieron cuenta de que las mujeres

serían esenciales para ganar la guerra” (McCusker, 2017).

La publicidad de la época las alentó mucho a trabajar a favor del país y los soldados en

guerra, fabrican municiones, hicieron voluntariado, fueron enfermeras que contaban con

entrenamiento militar, algunas espías, entre otras funciones.

Sin embargo, nada de esto fue representado en las grandes pantallas. La época era distinta,

la superioridad del hombre sobre la mujer opacaba los labores que ellas realizaban. Debido

a que, desde los años 50, se ha reflejado la superioridad del hombre sobre el género

femenino. Ello se demuestra en el patriarcado que existía en aquella época.

A continuación, dicho término “patriarcado” será conceptualizado según el periódico

feminista Mujeres en Red escrito por Marta Fontela (2008) :

11
“En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha

sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la

ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los

hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las

instituciones básicas de este orden social” (Fontela, 2008, p.2)

Después de leer dicha cita, se puede dar a entender que el hombre es quien poseía el

dominio y la propiedad absoluta sobre la mujer. Asimismo se puede definir el patriarcado

según Marta Fontela (2008) :

“Como un sistema de relaciones sociales sexo políticas basadas en diferentes

instituciones públicas y privadas y en la solidaridad interclases e intragénero

instaurado por los varones, quienes como grupo social y en forma individual y

colectiva, oprimen a las mujeres también en forma individual y colectiva y se

apropian de su fuerza productiva y reproductiva, de sus cuerpos y sus productos, ya

sea con medios pacíficos o mediante el uso de la violencia.”(Fontela, 2008, p.4)

Es así como el hombre tiene un poder sobre el desarrollo y las actividades de la mujer. Por

lo que de esta forma buscan oprimir a las mujeres en cualquier clase de ámbito y hasta

hacer dominio propio de sus cuerpos. Por consiguiente existe una autoridad sobre las

decisiones y forma de vivir en las mujeres, generando así una dependencia por parte de

ellas.

Por otro lado, el término “machismo” debe estar incluido en esta investigación debido a

que es un reflejo en la trama de las películas clásicas de princesas de Disney, por ello la

primera definición a considerar es la del autor Giraldo, el cual lo define así.

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“El machismo, como construcción cultural, es un modo particular de concebir el rol

masculino, modo que surge de la rigidez de la mayor parte de las sociedades del

mundo contemporáneo, para establecer y agudizar las diferencias de género entre

sus miembros” (Giraldo, 1972)

Es así que el autor quiere dar de manifiesto que el machismo es una ideología que se puede

encontrar en casi todas las culturas y sociedades del mundo, debido a su antigüedad y a su

gran capacidad de permanencia, y de esta manera se esclarecen las diferencias de género.

Asimismo según los autores Resendiz & Tapia, el machismo también puede ser definido en

la siguiente cita:

“[..] conjunto de creencias, actitudes y conductas que descansan sobre dos ideas básicas:

por un lado la polarización de los sexos,[...]; por otro lado la superioridad en la que lo

masculino considera importante para un hombre” (Resendiz & Tapia, 2017).

Por ende, el machismo es una construcción cultural, la cual se muestra como toda cultura a

través de las creencias y conductas sobre pensamientos o ideologías de la sociedad.

Mediante la cual, dan a conocer la superioridad de este género sobre el femenino. Ello, lo

vemos reflejado en las películas clásicas de princesas Disney, ya que hacen del hombre el

protagonista en la historia. En muchas de estas películas los príncipes son quienes poseen

la superioridad ya que las princesas dependen de ellos para ser libres de hechizos o salvar

sus vidas.

“La cosificación sexual interpersonal es la reducción de una mujer a su cuerpo o

partes de éste. Este fenómeno puede ser considerado como una forma de

discriminación sexista, en la que una mujer es tratada de manera diferente

minimizando la importancia de sus atributos internos.” (Sáez, 2012).

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Esta cosificación se vio frecuentemente desde los primeros filmes de Disney. Corbacho

señala en sus tesis que lo que afecta a las mujeres en este tipo de largometrajes es

principalmente el típico estereotipo de la doncella en peligro, argumentando así que este

estereotipo es reflejado en los personajes femeninos creados por guionistas hombres y que

plasman así el prototipo de mujer que ellos creen. Es decir, proporcionan el papel de madre

y esposa, basándose en cuentos construidos por la tradición colectiva. (Corbacho, 2017)

“(...)nos encontramos en estas películas tres tipos de mujer: la princesa, que es

bellas e ingenua; la reina, que fundamentalmente aparece para tener hijos (e incluso

una vez tenidos, muere porque ya ha culminado su papel en la vida) y la madrastra,

que no suele tener hijos propios porque es una mujer malvada. A veces la madrastra

es cambiada por la bruja. Así pues, nos encontramos ante unos roles humillantes y

desprestigiados.” (Núñez, 2008)

Por lo tanto, el primer tipo de mujer es la ingenua, la cual busca el amor de su apuesto y

amado príncipe admirado por todo el pueblo y con buena posición económica y poderosa;

la segunda es la madre, quien después de dar a luz, por alguna circunstancia, fallece para

dar soledad a la protagonista y que necesite ser salvada por alguien; y finalmente, la

madrastra o bruja, representada como una persona malvada y completamente opuesta a la

princesa, que quiere destruir a la protagonista por envidia o venganza.

Evidentemente estas representaciones de sumisión de la mujer no coincidían con la época

en la que las mujeres luchaban por un derecho igualitario con los hombres, la cual era el

crecimiento del feminismo ya que en varios países las mujeres podían votar. Las películas

como Blancanieves, La Cenicienta o La Bella Durmiente se quedaron en la ideología

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tradicional, de mujeres a sumisión y dependencia de un hombre, en vez de un crecimiento

social para las mujeres.

1.2 Roles de género y las características físicas de los personajes femeninos

En este apartado, se analizará y explicará los roles de género y las características físicas de

los personajes femeninos de las películas clásicas.

Para generar un mayor entendimiento de estos aspectos, a continuación se dará a entender

el término “roles de género”, con el fin también de crear un contexto en donde se engloban

estos términos para poder tener una idea base para las explicaciones.

Por un lado, el término “roles de género” ha sido definido de muchas formas. Es por ello

que hay que tener en claro lo que significa para esta investigación, Esto quiere decir que

los “roles de género” son creencias sociales que marcan el papel o la actitud que un

hombre y una mujer debe representar ante los demás individuos. Es así que desde tiempos

antiguos hasta la actualidad, comúnmente notamos que el comportamiento de un hombre

es muy distinto a la de una mujer, esto a causa de un “acuerdo social”, el cual nos rige a

comportarnos como los demás quieran vernos. Según los autores Hardy y Jiménez, en

cuanto a los roles de género, alegan que en ellos “culturalmente son definidos algunos

patrones de comportamiento en donde el poder y la desigualdad son elementos que

favorecen al hombre y donde la mujer debe postergarse a un segundo plano” (Hardy y

Jiménez, 2001). Este pensamiento en la sociedad desfavorece especialmente a la mujer, ya

que se ve limitada a hacer cosas que un hombre “normalmente” haría. Por lo tanto, esta

forma de llevar a cabo los roles de género genera que la sociedad misma tenga arraigada la

idea de que las mujeres no pueden hacer muchas cosas y que no las hacen al igual que los

hombres, lo cual es un error presentado continuamente en el ámbito laboral y social.

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Debemos tener en cuenta que este pensamiento perjudica demasiado a la mujer, ya que es

representada como una persona inferior al hombre, tanto física como psicológicamente y

que su labor es mantener limpia su casa, cuidar a los niños, ser delicada y sentimental.

Características que hemos visto con frecuencia en películas o series infantiles desde la

aparición del cine y la televisión.

De acuerdo a Hardy y Jiménez “Si reconocemos que las características de género de

hombres y mujeres son una construcción social y no diferencias “naturales” legitimadas

por la biología, podemos entender que género es una categoría dinámica que puede ser

modificada”(Hardy y Jiménez, 2001). Y es cierto, porque la actitud de una persona no está

marcada por su género, sino por su entorno y por cómo se adapte a él para dar a pie en la

elección de sus preferencias y decisiones que lo llevaran a desenvolverse como persona.

Los roles de género son construcciones sociales que estuvieron presentes a lo largo de la

historia y, aunque sea difícil, puede cambiar, solo si el pensamiento de cada individuo lo

hace.

Estos mismos autores también plantean que en la sociedad, los roles de género para cada

sexo son opuestos entre ellos para que supuestamente exista una especie de “equilibrio” en

la sociedad. “Se trata de hacerlas creer que es mejor ser frágil, sumisa y poco inteligente,

cuando en realidad los hombres piensan que es mejor ser fuerte, agresivo e inteligente”

(Hardy y Jiménez, 2001). Por ende, los roles de género son creencias sociales que marcan

el papel o la actitud que un hombre y una mujer debe representar ante los demás

individuos.

Según los conceptos anteriormente definidos en el texto como el machismo y el

patriarcado, se puede llegar a la conclusión de que los roles de género son creencias

sociales que marcan el papel o la actitud que un hombre y una mujer debe representar ante

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los demás individuos. Por tanto, el machismo ha aportado en gran medida a que en los

roles de género se definen patrones de comportamiento en donde los hombres son

mayormente favorecidos y sufren menos desigualdad que las mujeres; las cuales son

relegadas a labores propios de su género, impuestos por la sociedad, principalmente al

plano doméstico en donde no pueden pasar a formar a asuntos públicos ya que

supuestamente de eso se encargan los hombres. Y no solo eso, sino que el machismo

también se encarga de que la mujer sea representada como una persona inferior al hombre

tanto física como psicológicamente; lo cual repercute a que su labor sea mantener limpia su

casa, cuidar a los niños, ser delicada y sentimental, y depender de las personas masculinas

para sobrevivir o enfrentar los problemas. Todas estas características han sido vistas con

frecuencia en películas o series infantiles desde la aparición del cine y la televisión, en los

cuales, el personaje masculino obtiene gran poder y protagonismo dejando a un plano de

poca importancia a la mujer, la cual es ser el objeto o situación por el cual el protagonista

masculino deba ser la acción, como si se buscara resolver los problemas de la mujer ya que

por ella misma no puede por el simple hecho de estar relegada a preceptos machistas que

no la dejan explorar más allá de las cuestiones de su género.

Y ahora, después de introducir este apartado con una idea base contextualizadora, se puede

dar a comenzar el análisis y explicación de los roles de género y las características físicas

de los personajes femeninos de las películas clásicas Disney.

En primer lugar; lo que hay que dejar en claro es que el mundo Disneysiano, desde sus

orígenes, ha ido presentando a lo largo del tiempo, y en diferentes generaciones, varios

modelos de princesas que reflejan las ideologías de las épocas que se concibieron por cada

una, o por lo menos por grupos de acuerdo al año en que fueron creadas. Es así que las

primeras princesas Disney, que fueron catapultadas a la pantalla grande; fueron las tres

primeras en reflejar patrones de comportamiento, roles de género, e ideas propias del

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contexto sociocultural a los comienzos de la compañía Disney. Ellas son Blancanieves,

Aurora y Cenicienta quienes, según Corbacho, se las puede catalogar como las “dormidas”.

“(...) En el caso de las dormidas, se le ha dado este nombre porque tanto

Blancanieves como Aurora esperan literalmente dormidas a que un hombre les

resuelva los problemas y Cenicienta, aunque de forma figurada, también.(...)Las

tres son muy similares. Se caracterizan por ser extremadamente bellas, delicadas,

recatadas, sumisas y enamoradizas (...) las chicas viven oprimidas, perseguidas o

amenazadas, (...) Pero ninguna de ellas hace nada realmente por librarse de sus

ataduras, sino que en las tres películas son los varones los que actúan como los

grandes salvadores y libertadores de las chicas”(Corbacho, 2017).

Asimismo, si se analizan a estas princesas en cuanto a los aspectos físicos, se puede notar

que su figura y talle son muy delgados, casi infantiles; lo mismo que su imagen, la cual es

muy recatada y al mismo tiempo le impide moverse con mayor soltura debido a los

vestidos ceñidos que se les hacen poner con el fin de destacar sus atributos femeninos para

así poder proyectarlas como mujeres delicadas y dulces de acuerdo a los estereotipos de la

época. De igual manera, en cuanto a los aspectos psicológicos; se puede afirmar que estas

princesas en su forma de portarse son muy complacientes (casi no proyectan ningún deseo

o meta personal que no sea la de conocer el amor romántico), al mismo tiempo sumisas y

débiles ya que no proyectan ninguna fuerza propia para salir de sus propias dificultades.Y

también, en cuanto a los aspectos sociológicos, son presentadas en la sociedad como

personas que solo están exclusivas al ámbito privado (el de las tareas domésticas), no

tienen a nadie cerca excepto su príncipe, se enamoran a primera vista como si eso

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garantizara encontrar el verdadero amor y al mismo tiempo la razón de su existir, y de que

siempre tienen que ser salvadas (ser el objeto de la acción del príncipe).

Es así que después de hacer este análisis de estas tres primeras princesas Disney,

respaldado por la información de la autora Corbacho, podemos desprender otros aspectos

relacionados. El primero de ellos es el papel de los cuentos clásicos como difusores del

amor romántico en base a la ilusión colectiva de cómo debe ser el matrimonio perfecto.

“Esta forma de "tocar el terror" en las mujeres viene siendo consolidada por las

religiones y, en cierto modo, también comparece con su moral y contribuye al uso

psicopedagógico de los cuentos de hadas, con demasiado énfasis en la

consolidación de estereotipos de género. Nuestras chicas son creadas escuchando

esas historietas de hadas en parte para seguir creyendo en una especie eufemismo

en cuanto al amor romántico, basado en una ilusión colectiva en relación a lo que

sería el matrimonio perfectamente idealizado”. (Arreguy, 2017)

Arreguy intenta decir que desde que existieron los cuentos de hadas, éstos fueron usados

para difundir valores y estereotipos de género que principalmente recaen en las niñas y, por

ende, a las mujeres de generación en generación. Es así que nunca se tocan temas sobre la

sexualidad y erotismo, y en vez de eso se potencian más las ideas de un mundo romántico

idealizado, con el fin de preservar en las mujeres la especie de “meta fundamental” a la

cual toda mujer debe aspirar: conseguir el verdadero amor y por lo tanto tener a la mano el

matrimonio perfecto. De esta manera se cuestiona si realmente es bueno educar a los niños

y niñas con cuentos de hadas que desmientan las pasiones humanas con el fin de crear una

uniformidad en cuanto a la educación y así evitar estos temas considerados aún un tabú.

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La autora plantea que se tiene que enseñar de acuerdo a la realidad de nuestro mundo.

Claro, respetando los límites de edad acorde a quienes se les enseña.

El segundo aspecto a destacar es el de los roles de género desarrollados en los cuentos de

los hermanos Grimm y Perrault: “Blancanieves” y “La Bella Durmiente”. En dichos

cuentos, la juventud es el esencial atractivo femenino en una mujer. Por parte de la

madrastra y de la vieja bruja que aparecen en estas historias, ellas serían la representación

de cómo termina acabada una mujer cuando la juventud la abandona. Y que por esa razón,

en vez de usar del encanto de la juventud para poder conseguir sus objetivos, hace uso de

la magia. Asimismo, en dichos cuentos demuestran la belleza de la inocencia como algo

que debe primar en una mujer y que sin éste recurso la mujer pierde el atractivo.

“En el cuento de la Bella Durmiente, la vieja hada, con su mal humor envidioso y

nocivo, ejemplifica lo que queda de una mujer cuando la juventud la abandona.

Los atractivos femeninos serían un arma privilegiada de conquista de posición para

una mujer, como el envejecimiento la privaría de éstos, la mujer necesitaría recurrir

a otros hechizos, los de la bruja. Un hombre puede amar apasionadamente a una

princesa dormida, aprisionada y pasiva, pero cuando la mujer despierta y pierde la

belleza inocente de la juventud, queda la visión de su verdadera alma: poderosa,

peligrosa y ardilosa”. (Arreguy, 2017)

Por último, el tercer aspecto a destacar es el uso de diálogos sexistas en las películas de

Blancanieves, Cenicienta. En la de Blancanieves existe diálogos que connotan el uso del

machismo a través de los roles de género.

“Película Blancanieves (1937) - Gruñón: ¡Bah!, Al fin y al cabo es una mujer y

todas están llenas de remilgos femeninos. - Blancanieves: ¡Qué casa más

desordenada!, ¿es que acaso no tenéis mamá?” (Núñez, 2008). Asimismo, en

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Cenicienta también se connotan estos aspectos. “Película La Cenicienta (1950) -

Cenicienta: La aguja es cosa de mujeres - Hada: Si el amor es el bien deseado, el

dulce sueño se realizará.” (Núñez, 2008).

De acuerdo a Núñez, estos diálogos pasan desapercibidos la mayoría de las veces por los

niños, quienes en su gran mayoría solo se dejan llevar por las ideas superficiales y no

hacen un análisis exacto de las tramas. Sin embargo, pueden desempeñar un papel

fundamental en el subconsciente de los niños, y por lo tanto influenciar en su

comportamiento y forma de pensar.

En primer lugar, las características físicas de las princesas se mencionan de forma

cronológica en que fueron estrenadas las películas comenzando por Blancanieves es una

joven de catorce años, con una figura delgada, el cabello lo tiene corto y de color negro, es

de piel muy blanca y tersa, sus ojos son marrones de tamaño regular, de corta nariz,

mejillas rosadas al igual que sus labios, de pecho reducido como sus caderas, su cintura es

acentuada ligeramente, por ser aún adolescente su voz es frágil y un poco infantil. Por otro

lado, en la descripción física de Cenicienta tal como señala Corbacho (2017), ella posee

“19, años, complexión delgada, piel blanca, pelo rubio, media melena, ojos medianos

azules pestañas largas, labios y mejillas rosados, nariz pequeña y fina, orejas ocultas,

pecho ligeramente abultado, cintura finísima, sin caderas, voz aguda, cara fina y

angulada”. Finalmente La bella durmiente cuya protagonista es Aurora una adolescente de

“16 años, complexión delgada, piel blanca, pelo largo rubio, ojos grandes negros, pestañas

largas, labios rojos, nariz pequeña y fina, orejas ocultas, pecho ligeramente abultado,

cintura muy fina, sin caderas, voz aguda, cara fina y angulada” (Corbacho, 2017).

En conclusión, la representación de las princesa de los años treinta, cuarenta y cincuenta

muestra muchos rasgos de sexismo, cosificación sexual y machismo. Esto se debe a que en

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la época en que fueron producidas las primeras cintas del gran emporio las mujeres aún no

habían conseguido cierto grado de igualdad frente a los hombres y se las seguía

considerando frágiles, sumisas y dependiente del marido. A la vez el rol de género que se

vivía en aquella época era muy marcada. Ya que, el hombre tenía que ser fuerte, agresivo e

inteligente; mientras que las mujeres debían ser sumisas, débiles y poco inteligentes. De tal

forma, el físico de las princesas clásicas eran muy marcadas, la gran mayoría de ellas

poseían las mismas características físicas.

22
CAPÍTULO 2

EMPODERAMIENTO DE LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LAS NUEVAS


PELÍCULAS

Como se explicó en el primer capítulo, la influencia de las películas clásicas de Disney

radica en la ideología de la sociedad de la época en que fueron desarrolladas, la cual

consiguió proyectar roles de género y características físicas que estereotipan la imagen de

la mujer a través de los personajes de las princesas. En este segundo capítulo se pasará a

hablar ahora del empoderamiento, ya que se busca comprobar la hipótesis acerca de cómo

se representa éste en los personajes femeninos de las películas de entre los años 1990 y

2017. Es así que esta pregunta genera una controversia ya que en algunas fuentes

consultadas se habla acerca de la “infantilización”, término que se refiere a la exposición

de la mujer como un ser que inspire ternura y protección (como un niño) a través de

actitudes y características físicas de connotación machista. Por tanto este término, de

acuerdo con algunas de las fuentes consultadas, aún se hace presente en las últimas

películas de princesas. Esto conlleva a entender que, desde otra perspectiva, las últimas

películas no son del todo empoderadoras ya que continúan proyectando la infantilización

de la mujer.

Frente a esta controversia, la hipótesis que se ha elaborado es que, a pesar de que aún se

evidencia la infantilización en las películas de princesas, ésta se ha reducido y actualmente

las películas han dado un gran cambio en cuanto al enfoque que se tiene sobre el rol de

desempeño de la mujer en la sociedad. Ahora ella puede ser lo que quiera ser sin estar

23
sometida a las reglas. Asimismo, se cree que el rol de la mujer es menos estereotipada,

promueve más su empoderamiento e individualismo , y que se hace más presente la

diversidad étnica de las princesas a partir del año 1990. Para dar sustento a estas

respuestas, en la primera parte de este capítulo se argumentarán y ejemplificarán las

acciones empoderadoras y pensamiento individualista de la tercera generación de las

princesas Disney; en la segunda, se ejemplificará la fisonomía de las nuevas princesas, con el

fin de poder dar de manifiesto la diversidad étnica en sus películas.

2.1 Acciones empoderadoras y pensamiento individualista.

Para comprobar la hipótesis planteada anteriormente en base a esta parte, primero se

abordarán las acciones empoderadoras que reflejan las nuevas princesas. Luego se pasará a

argumentar y ejemplificar el pensamiento individualista de las últimas películas.

Para iniciar con el primer tema, es necesario recordar el término “empoderamiento

femenino”, propuesto por la autora Casique (2006).

“(…) el empoderamiento femenino supone que las mujeres accedan en igual

medida que los hombres al control sobre los bienes materiales y los recursos

intelectuales e ideológicos, logrando con ello una expansión en su capacidad

para tomar las decisiones fundamentales para sus propias vidas en un contexto

donde tradicionalmente esta capacidad les ha sido negada o limitada” (Casique,

2006).

Luego de dar por expuesto este término, se puede dar a entender que el

empoderamiento femenino consiste en que la mujer logre la equidad de género en

cualquier tipo de ámbito, con el fin de que su desempeño en la toma de decisiones sea

24
realmente provechoso para ella. Y así pueda desenvolverse en un entorno que antes le

haya negado la participación y la haya limitado a ámbitos que el machismo considera

correcto. Este concepto de empoderamiento que propone la autora Casique va acorde al

empoderamiento que se proyecta en las nuevas películas de princesas.

En dichas películas, las protagonistas rompen con la representación tradicional de

mujeres no valientes y débiles, a diferencia de las protagonistas de las películas

clásicas. Este hecho de presentarse como mujeres valientes y fuertes denota gran

empoderamiento porque hace que las protagonistas dejen a un lado las conductas

delicadas y sumisas para pasar a la acción con actitudes que denotan una personalidad

más fuerte, más desarrollada en cuanto a su desenvolvimiento en la sociedad.

Un ejemplo de ello es la película “Valiente” (2012), cuya protagonista es la princesa

Mérida, quien según las autoras Aguado y Martínez (2015), ella rompe con todas las

tradiciones esperadas de una princesa y lo demuestra continuamente en la película, ya

que su madre la Reina, trata de enseñarle todas las reglas que una “princesa” debe

seguir si quiere convertirse en una, pero ella rechaza toda esa enseñanza. Aquí se puede

notar un gran contraste entre madre e hija, ya que en este filme, la Reina representaría a

todas las princesas clásicas de Disney: bellas y delicadas, y Mérida a las actuales:

revoltosas y en busca de su libertad. A pesar de estas diferencias, tanto la Reina como

Mérida, tienen una actitud fuerte, inteligente y las que solucionan los problemas. Por

ejemplo, en una escena, cuando todos los clanes se reúnen en el gran palacio, el Rey

debe realizar un discurso de bienvenida, éste balbucea y no sabe qué hacer, pero la

Reina lo interrumpe y realiza dicho discurso. De esta manera, Disney quiere empoderar

a la mujer como una líder capaz.

Asimismo, las autoras también plantean lo siguiente con respecto a Mérida:

25
“Mérida, representa la mayor ruptura con sus antecesoras hasta la fecha. Mantiene

la belleza pero su físico es diferente a las anteriores ya que es mucho más aniñado

(la cara más redondeada, es delgada pero sin tener una cintura tan afilada, poco

pecho, su melena rizada y pelirroja) y rechaza los vestidos lujosos buscando la

comodidad y la naturalidad (...). También mantiene la dulzura pero con un punto de

indisciplina que la diferencia de sus predecesoras. Por otro lado, los otros dos

ángulos del cuadrilátero de la feminidad se basan en la rebeldía (un rechazo frontal

a los valores femeninos tradicionales y a las reglas impuestas por la comunidad) y

en la independencia (es una luchadora solitaria).” (Aguado y Martínez, 2015)

De esta cita se puede dar a entender que este personaje va en contra de muchos estereotipos

físicos y de comportamiento que se tenían en la época de las princesas clásicas. Todo lo

que le concierne (aspectos físicos, psicológicos, conductuales, etc.) representa una total

revolución hacia la impresión que se tenían antes de las princesas: seres de fantasía,

perfectas, siempre lindas y que necesitan de apoyo para poder ser ellas mismas. El

personaje de Mérida se ha convertido en un nuevo modelo a seguir con respecto a cómo

lleva a cabo su empoderamiento y su forma de ver las cosas.

Este personaje también demuestra otro aspecto que nunca antes se había abordado en

profundidad en las películas Disney: el uso de armas.

El uso de armas en las princesas de Disney primero se vió en la película “Mulan”, pero la

razón se debía a que Mulán fingía ser hombre, solo por eso tuvo la necesidad de usar las

armas. Sin embargo, a pesar de eso se mostró su evolución con Mérida, quien no tiene que

ser un “hombre” para poder usar un arma y defenderse con este.

Dejando a un lado el ejemplo de la princesa Mérida, existe otra muestra del

empoderamiento en las nuevas películas de Disney. Dicha muestra es la rebeldía y la toma

26
de decisiones por parte de las nuevas princesas. La autora Zabaleta manifiesta su opinión

con relación a esto último en la siguiente cita:

“(...) También la rebeldía y la toma de decisiones dotan de dinamismo a las

protagonistas femeninas y a solucionar sobre su propio destino. En definitiva, se

observan polos opuestos entre el primer clásico de Disney (Blancanieves y los siete

enanitos) y su último lanzamiento (Frozen: el reino del hielo), de las exquisitas

amas de casa a las nuevas princesas luchadoras empoderadas.” (Zabaleta, 2015)

En otras palabras, las nuevas princesas son transformadas de la sumisión a un deseo de

rebeldía y personalidad intrépida, de la bondad a una imagen más viva, valientes y libres

de decidir su propio destino. Ya no hay reglas que las detengan, y si las hay, son ellas

mismas quienes las quebrantan para poder cumplir sus propósitos.

Luego de dar de manifiesto el concepto de empoderamiento y de cómo éste se manifiesta

en las nuevas películas, se pasará ahora a argumentar y ejemplificar el segundo tema: el

pensamiento individualista.

Para entenderlo mejor se debe de dar a conocer su significado. El individualismo es la

tendencia por parte de una persona a obrar según su propia voluntad, sin contar con la

opinión de los demás individuos que pertenecen al mismo grupo y sin atender a las normas

de comportamiento que regulan sus relaciones. Según la autora Palencia, el individualismo

era considerado como una dimensión con dos polos, que representaba la independencia

emocional y la autonomía de la persona con respecto a grupos u otras organizaciones. Su

polo opuesto, representaba la dependencia emocional y la interdependencia (Palencia,

2006).

Entonces, de acuerdo a este concepto planteado por la autora Palencia, se pueden

desprender dos aspectos que se pueden asociar con las nuevas princesas de Disney. El

27
primero, la autonomía de la persona hace su aparición mediante el cambio de objetivos y

deseos de las princesas. Con dichos objetivos, se crea una visión individualista en las

princesas, porque ahora ellas buscan cumplir sus propios sueños y no el que los demás

esperan que hagan. Un ejemplo de ello es la princesa Tiana. A continuación se presentará

una cita de las autoras Aguado y Martínez:

“Aunque aún ligada a muchas contrariedades derivadas del androcentrismo, Tiana

vuelve a dar una vuelta de hoja al esquema de feminidad. Como todas ellas,

mantiene esa belleza y dulzura características de Disney pero su ambiente es

diferente. (...) Tiana es la primera princesa que no cree en los cuentos de hadas.

Justamente de aquí nacen dos de los pilares de este personaje: la iniciativa personal

y su capacidad de trabajo.” (Aguado y Martínez, 2015)

Tiana es una princesa de la película “La princesa y el sapo”, es la primera protagonista de

Disney que trabaja día a día para cumplir su sueño: abrir su propio restaurante. Lo

interesante de esta princesa es que ella no nace con ese “cargo”, sino se convierte en una

cuando se casa con el príncipe, por lo que para poder cumplir su sueño, debe trabajar para

conseguir dinero suficiente.

Ella se caracteriza por mostrar su gran independencia. No busca la ayuda de nadie, mucho

menos de un príncipe, ya que sabe que si quiere conseguir algo, debe hacerlo ella. Tal

pensamiento fue enseñado por su padre, y a pesar de su muerte, ella era fuerte ante

cualquier problema hasta hacer su sueño realidad.

Esta nueva ideología de individualista no solo se ve en Tiana, sino con muchas princesas

más. Eso es lo que plantea la autora Corbacho en la siguiente cita:

28
“(...) con cinco de las princesas analizadas; Pocahontas, Mégara, Múlan, Tiana y

Rapunzel. Como ya hemos dicho, las chicas de este grupo se caracterizan por tener

un objetivo firme y luchar contra todo y todos para alcanzarlo. (...) Así como las

ilusionadas veíamos que el amor no era lo único que les interesaba, aunque lo

anhelaba, en las decididas vemos que tiene aún menos importancia, la prioridad

para estas chicas es llegar a su meta, aunque por el camino encuentran el amor. Este

grupo además tiene la peculiaridad de ser el que más variedad racial tiene.”

(Corbacho, 2017)

Y el segundo y último aspecto que se puede asociar con las nuevas princesas es que la

independencia emocional puede darse de manifiesto a través de la prioridad del amor

familiar o propio, ya que así se desvincula del amor romántico como único amor al cual

una mujer debe llegar a aspirar. En todas las películas clásicas de Disney se encuentran

historias de amor entre la princesa y el príncipe; en los últimos filmes, la protagonista

también puede encontrar el amor de un hombre, pero no es su principal objetivo. Por

ejemplo, volviendo con Tiana, ella hace todo lo posible para conseguir su restaurante y en

el camino fue conociendo al príncipe (no por su atractivo físico o su poder económico, sino

por el tiempo juntos), es así que Tiana se casa con él no porque lo necesite, sino porque se

enamoró y quiere permanecer a su lado.

A pesar de esto, no todas las princesas terminan con pareja, buscan algo más que un amor

de dos personas. Según Corbacho las tres últimas princesas Mérida, Elsa y Tiana muestran

otros tipos de amor, y no buscan necesariamente el amor romántico a diferencia de las

princesas clásicas.

29
“Llegamos así al cuarto y último grupo de personajes formado por Merida, Elsa

y Vaiana. Estas chicas se caracterizan, al igual que las del grupo anterior, por

tener un objetivo fijado y hacer todo lo que sea necesario para alcanzarlo. Pero

como diferencia encontramos que en estos tres casos la protagonista no vive una

historia de amor en el camino hacia su objetivo, sino que el amor de pareja ha

dejado completamente de ser parte de las historias de Disney, ya no está

presente ni como protagonista ni como telón de fondo. En todas las cintas

analizadas hasta el momento hemos visto cómo la protagonista empieza la

película estando soltera y la acaba estando emparejada. Sin embargo, a partir de

ahora las protagonistas van a empezar y acabar sus historias manteniéndose

solteras.” (Corbacho, 2017)

Asimismo, en la película “Moana” (2016), la protagonista se encuentra con una duda

existencial entre hacerse cargo del pueblo de Mutunui o dejarse llevar por el deseo de

explorar el mar. Ella ama a su pueblo, pero quiere cumplir su sueño. El punto de quiebre

que provoca su exploración por el mar, es cuando su pueblo está sufriendo problemas en

sus cosechas y peligro a los habitantes. Moana, para protegerlos, arriesga su vida buscando

una solución. En todo el filme, Moana no se enamora de algún personaje sino busca salvar

al pueblo que ama.

Otra película representativa al amor familiar es “Frozen”. A pesar de que el inicio del filme

parece la típica historia de amor entre la princesa Anna y el príncipe de reino vecino, la

trama cambia a lo largo de la película: Elsa, la Reina, vive una confusión de identidad y

miedo a lastimar a los demás, por lo que escapa; Anna conoce a otra persona que la

ayudará a buscar a su hermana, la cual después la daña accidentalmente; Anna debe

encontrar a su amor verdadero para sobrevivir, y muchos pensarán que es el príncipe que

30
conoció, pero este la traiciona, y el amor verdadero que ella buscaba estaba en su hermana,

Elsa.

Los nuevos filmes de Disney ya no muestran el amor entre parejas, príncipe y princesa,

sino va más allá, mostrando amor por el pueblo en el que viven, querer protegerlo y

salvarlo ante cualquier problema; y el amor familiar, entre hermanas como en “Frozen” o

entre madre e hija como en “Valiente”, donde Mérida salva a su madre de convertirse en

una osa para siempre.

En conclusión, podemos notar una gran evolución en los filmes de Disney mostrando

cambios relevantes en su personalidad más fuerte, valiente e independiente, búsqueda de

sus sueños y cumplirlos a través de su esfuerzo y propias decisiones, representación

individualista y encuentro del amor verdadero no solo en pareja, sino también familiar. Las

nuevas princesas de Disney manifiestan en sus películas un cambio representativo que

demuestran el crecimiento del empoderamiento femenino en la industria del

entretenimiento. En el siguiente subcapítulo, se analizará y ejemplificará otro aspecto

importante que demuestre la presencia del empoderamiento por parte de las princesas de

las nuevas películas.

2.2 La diversidad étnica de las nuevas princesas Disney

A pesar de que se puede observar la evolución que hubo en cuanto a la apariencia física de

las princesas la autora Cristina Corbacho nos dice:

“Este grupo además tiene la peculiaridad de ser el que más variedad racial

tiene.(...). No obstante, cabe destacar que algunas características físicas que se le

31
han otorgado, no son del todo correspondientes con su origen. Jasmine, siendo

árabe, tiene las facciones algo finas, Mulán tiene los ojos demasiados grandes y

solo algo rasgados teniendo en cuenta que es china y Tiana posee rasgos faciales

algo finos para ser afroamericana, solo sus labios y su nariz se ensanchan

ligeramente. De todo esto podemos extraer que Disney tiende a occidentalizar la

belleza, ya que aunque las chicas pertenezcan a grupos étnicos diferentes

comparten bastantes rasgos.” (Corbacho, 2017)

Con ello, la autora nos quiere dar a conocer que a pesar de que se han hechos cambios

étnicos en las nuevas princesas de Disney, aún se siguen marcando los rasgos occidentales.

No se evidencia una asimilación completa de los rasgos que caracterizan a cada cultura por

parte de las nuevas princesas.

Esto nos da a entender que aún se sigue evidenciando la infantilización hacia las princesas

Disney. Por tanto, se mantienen de cierta manera la fisonomía de las princesas clásicas.

Esto se debe a la presencia de estereotipos. A continuación, se presentará una cita del autor

Gonzáles Gabaldon con respecto al concepto de “estereotipo”.

“El fenómeno de la estereotipia se puede entender dentro del amplio contexto de

la categorización. Respondiendo a una necesidad de simplificación, de ordenación

de nuestro medio; el ser humano, en situación social, tiende a categorizar, a

recurrir a generalidades que le faciliten el conocimiento del mundo y una

comprensión más coherente del mismo.” (Gonzales Gabaldon, A. (1998)

Por esa razón, de acuerdo a lo que dice el autor, es que el público tiende a generar

estereotipos y, como consecuencia de eso, es que éstos aún se ven reflejados en las

32
princesas, en cuanto a cómo se las presenta de acuerdo a sus características físicas étnicas.

Los estereotipos, si bien es cierto que ya no son tan estrictos y opresores como antes, aún

se siguen evidenciando. Las nuevas películas aún se encuentran en proceso de eliminar

estos estereotipos sutiles en cuanto a los rasgos físicos.

Pero a pesar de ello, sí se evidencia un avance en cuanto al interés por incluir diversas

culturas en las películas. Por tanto, las películas son más diversas y por lo tanto inclusivas.

Quizá aún estén en camino de eliminar todos los estereotipos, pero estas películas nuevas

abarcan mayor diversidad étnica de acuerdo a la realidad de nuestro mundo tan diverso en

culturas. Antes las princesas eran de origen europeo y con cánones muy exigentes: Piel

blanca, delgadas, y de apariencia delicada y de buen porte. Esto demuestra que los

estereotipos del pasado están dejándose de lado.

Solo que este proceso de generar empoderamiento está en proceso, pero sí está

encaminado.

33
CONCLUSIONES

● En referencia al subcapítulo 1.1., Ideología de la sociedad de la época en que fueron

desarrolladas, podemos ver que en la Segunda Guerra Mundial, la mujer resaltó

gracias a su iniciativa y a su deseo de ayudar, hasta los propios soldados decían que

eran realmente indispensables para la guerra, pero que ese hecho no se reflejó en las

películas clásicas. Asimismo; debido al patriarcado, en el cual los hombres son los

jefes de familia y los que manejan los recursos familiares, es que se ha concebido la

idea de que el hombre es superior a la mujer ya que puede controlarla. Además, el

machismo es una ideología que se muestra en las películas clásicas a través de la

cosificación de la mujer, como por ejemplo el estereotipo de la “damisela en peligro”.

Por consiguiente, la sociedad de aquella época no quería reconocer la importancia de

las mujeres. Solo querían tenerlas relegadas y subyugadas al patriarcado bajo

estereotipos machistas y cosificadores, con el fin de que las mujeres no se rebelen y así

34
sigan formando parte del “buen modelo de la mujer” y que los hombres sigan siendo

quienes tengan el dominio y por ende, el poder en diferentes ámbitos.

● Más adelante, en el subcapítulo 1.2., en cuanto a roles de género, mencionamos a “las

dormidas”, princesas como Blancanieves, Aurora y Cenicienta que esperan ser

rescatadas, nunca resuelven sus problemas, se muestran sumisas y complacientes, y

siempre tienen que desempeñar las labores de ama de casa. Asimismo, se dan a

entender en dichas películas que la inocencia es el principal atractivo en una mujer y

que la juventud es símbolo de poder para ellas. Y en cuanto a las características físicas,

las princesas clásicas son de contextura delgada, de imagen delicada y dulce, tienen

poca movilidad debido a los vestidos ceñidos, y algo muy evidente en ellas es que son

de tez blanca. Por lo tanto, estas princesas son regidas por cánones de belleza

tradicionales que las obliga a verse de acuerdo a los preceptos machistas de la época,

deben cumplirlos para estar acordes al modelo de mujer que se propone; la cual debe

ser sumisa, delicada e inútil.

● Por lo visto anteriormente, concluimos respecto al primer capítulo, que el contexto

histórico y cultural bajo los cuales se crearon las películas clásicas, fueron los que

influenciaron a través del patriarcado y el concepto machista la forma en cómo debían

ser presentadas las princesas, ocasionando así que éstas se manifiesten como mujeres

sumisas, sin capacidad de resolver sus problemas, siempre jóvenes ya que ese es su

único poder, y que sus características físicas sean lo más acorde a los prejuicios que

plantea el machismo.

35
● Con respecto al subcapítulo 2.1., Acciones empoderadoras y pensamiento

individualista, afirmamos que se evidencia una gran evolución en los filmes de Disney

ya que las princesas actuales presentan actitudes y pensamiento individualista que las

hace más fuertes, valientes e independientes. A diferencia de las princesas clásicas,

ellas buscan cumplir sus objetivos y metas a través de su esfuerzo y propias decisiones.

Asimismo, ya no buscan el amor romántico y ya no lo tienen como principal objetivo

en la vida. Ellas ahora presentan y manifiestan el amor familiar y el que se tienen las

hermanas, y si llegan a enamorarse no es ese hecho su prioridad máxima. Por tanto,

estas nuevas princesas manifiestan un gran cambio que demuestra el crecimiento del

empoderamiento femenino en las películas animadas.

● En cuanto al subcapítulo 2.2, La diversidad étnica de las nuevas princesas Disney ,

afirmamos que se evidencia una notoria evolución en cuanto a la diversidad étnica de

las nuevas princesas como Tiana , Mérida, Mulán, Pocahontas. Es así que se evidencia

un avance en cuanto al interés por incluir diversas culturas en las películas. Las

películas son más diversas y por lo tanto inclusivas porque ahora, a diferencia de las

películas clásicas, abarcan mayor diversidad étnica de acuerdo a la realidad, ya se está

dejando de lado el modelo europeo. Sin embargo, a pesar de ello, se pudo demostrar

mediante la autora Corbacho que aún existen rasgos de estereotipo marcados en la

fisonomía de las princesas. Por lo tanto, existe un avance en cuanto a la diversidad,

pero aún se encuentra en transición por apartar los rasgos occidentales de las princesas

clásicas a las actuales.

● Por lo visto anteriormente, concluimos respecto del segundo capítulo que las princesas

actuales poseen actitudes y pensamiento individualista, en los que demuestran su deseo

36
de cumplir sus sueños y metas por ellas mismas, y que ya no demuestran el amor

romántico sino que ahora también demuestran y priorizan el amor familiar. Asimismo,

las nuevas películas evidencian un avance en cuanto a la diversidad étnica de las

princesas. Ahora, tratan de abordar este tema con el fin de dejar a un lado el modelo de

la princesa europea para así adecuarse a las diferentes características físicas étnicas que

existen en la realidad. Pero a pesar de eso, se presentan de manera sutil estereotipos

que occidentalizan estas características físicas. Por tanto, el empoderamiento con

respecto al físico, aún está encaminado, pero no se lleva a cabo completamente.

● Podemos concluir de ambos capítulos de la monografía que existe un empoderamiento

en cuanto a las actitudes y comportamiento de las princesas, son ellas quienes toman

sus propias decisiones y demuestran un mayor protagonismo a diferencia de las

princesas clásicas. Pero el empoderamiento que intentamos argumentar, aún está

encaminado en cuanto a las características físicas de las princesas ya que los rasgos

étnicos que poseen son occidentalizados. Respecto del capítulo 1, el patriarcado y el

concepto machista fueron los que influenciaron en cómo debían ser presentadas las

princesas, ocasionando que éstas se manifiesten como mujeres sumisas, sin capacidad

de resolver sus problemas, siempre jóvenes ya que ese es su único poder, y que sus

características físicas sean lo más acorde a los prejuicios que plantea el machismo.

Respecto del capítulo 2, las princesas actuales poseen actitudes y pensamiento

individualista, en los que demuestran el deseo de cumplir sus sueños y metas por ellas

mismas y que el amor romántico no es su principal prioridad. Además, las nuevas

películas evidencian un avance en cuanto a la diversidad étnica de las princesas. Ahora,

tratan de abordar este tema con el fin de dejar a un lado el modelo de la princesa

europea para así adecuarse a las diferentes características físicas étnicas que existen en

37
la realidad. Pero a pesar de eso, se presentan de manera sutil estereotipos que

occidentalizan estas características físicas. Por tanto, el empoderamiento con respecto

al físico, aún está encaminado, pero no se lleva a cabo completamente.

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