Sunteți pe pagina 1din 8

HOBSBAWN, Eric “La Primavera de los Pueblos

RESUMEN IDEAS PRINCIPALES

1848: hay que entenderlo en relación con momentos anteriores, desde 1815.

1848: segunda fase de la primera revolución industrial. Aparece el ferrocarril, y de ahí


se industrializan nuevos países, segunda oleada de países que llegan a la
industrialización, tienen características diferentes o iguales.

En este año los cambios se dan en el ámbito político, como se va a entender la política
y quienes van a participar de este ámbito, aparecen las masas.

1815-1848: Cronología: período que se puede estudiar a partir de tensiones.

1815: frente a la derrota de Napoleón se disuelve el imperio napoleónico, hay un


congreso en Viena de las potencias vencedoras: tienen dos objetivos englobados en la
palabra RESTAURACIÓN: de lo geográficoy del orden, las monarquías absolutas (no
hay una restauración del absolutismo en sí mismo, pero vuelven los borbones. Hay
que construir un orden que evitara un nuevo golpe revolucionario. Con lo del orden se
desliga la tensión entre el orden y movimiento. El orden y el movimiento van
cambiando a lo largo que pasa el tiempo, dependiendo de la posición en la que se
encuentran.

2da tensión: Revolución y contrarrevolución. Hay intentos en 1820.1830.1848 de


terminar con el orden y de contrarrevoluciones.

3ra tensión: Constitución y absolutismo.

Porque fracasó la revolución: muchas de las personas que eran parte de la revolución,
la burguesía se pasa a la contrarrevolución por miedo del cambio en el orden. En el 30
hay un cambio en la idea de orden y movimiento, a partir del 30 deja de haber un
frente unido entre la burguesía y el proletariado contra la monarquía, y pasa a pasar la
burguesía al poder.

4ta tensión: liberalismo y democracia. Tiene que ver cómo se va a ir


democratizando, como se van a ir incorporando las masas a la política, la participación
y que termina dando en la representación.

1
El fracaso del 48 para Hobsbawn, porque resulto que la confrontación decisiva no se
dio entre el frente unido y el absolutismo si no que se dio entre el orden
(contrarrevolucionarios, burgueses) y la revolución social.

En junio hay una protesta de las masas que hace que la burguesía se corra para la
“derecha”. La burguesía se hace “contrarrevolucionaria”.

Los obreros no se forman como una alternativa política.

Los intelectuales esta presentes pero tampoco son una alternativa política, son sólo
descontentos.

Cuestión constitucional: hay movimientos que buscan gobiernos constitucionales.

Cuestión nacional: políticamente la zona revolucionaria era también era heterogénea,


lo que se disputaba no era sólo la cuestión constitucional, política, sino su forma sino
inclusive su existencia (cuestión nacional)

1830: se establece la monarquía constitucional en Francia, reordenamiento político en


Francia. Los belgas se independizan, cuestión política.

1848: cuestión política (Francia), es derrocado Luis Felipe, no hay más monarquía, se
establece una República, sufragio universal, es elegido presidente Bonaparte. Caso de
nacionalismo: imperio de los Habsburgo, tienen una diversidad de costumbres que
hacen que pretendan constituirse como un estado pero el nacionalismo tiende a
disgregar, no hay algo que pretenda formar la unidad política del imperio de los
Habsburgo.

El caso italiano y alemán, a diferencia del imperio de lo Habsburgo, no disgrega sino


que unifica.

T2 HOBSBAWN, Eric “La Primavera de los Pueblos” Resumen del libro

A principios de 1848, Tocqueville da cuenta de la situación revolucionaria y la


tempestad que se ve en el horizonte. Casi al mismo tiempo, Marx y Engels perfilaban
los principios de la revolución proletaria en el “Manifiesto del Partido Comunista”.

2
La revolución de 1848 se extendió con mucha rapidez y amplitud. En cuestión de
semanas, no se mantenía en pie ninguno de los gobiernos comprendidos en una zona
de Europa ocupada hoy por casi diez estados. Fue la primera revolución
potencialmente mundial cuya influencia directa puede detectarse en Sudamérica,
constituyó el paradigma de “revolución mundial”. La única que afectó tanto a las
regiones “desarrolladas” del continente como a las atrasadas. Fue a la vez la
revolución más extendida y de menos éxito.

La historia europea de los siguientes veinte años a las revoluciones, habría de ser muy
distinta debido a su acaecimiento y el temor de su reaparición.

La revolución triunfó en todo el gran centro del continente europeo, aunque no en su


periferia. La zona revolucionaria era bastante heterogénea. La mayoría gobernada por
monarcas o príncipes absolutos.

Sobre todo, la historia y la política dividieron la zona revolucionaria en dos partes


cuyos extremos tenían muy poco en común. En Occidente, los campesinos eran
legalmente libres, mientras en Oriente seguían siendo siervos. A su vez, en Occidente
la definición de la clase media abarcaba los de profesiones liberales, en contraste con
Oriente donde la clase equivalente eran los grupos nacionalistas, sector educador y/o
de mentalidad negociadora y los nobles de menor categoría. La zona central , corazón
del área revolucionaria, era una combinación de ambas regiones.

Políticamente, la zona revolucionaria era también heterogénea. Alemanes, italianos y


en realidad todos los movimientos nacionales implicados en la revolución, chocaron
contra el gran imperio multinacional de la dinastía de los Habsburgo que se extendía
hasta Alemania e Italia. La política, pues, funcionó a través de la zona revolucionaria
en diversas dimensiones simultáneas.

Los radicales defendían una república democrática, unitaria y centralizada en


Alemania, Italia Hungría o del país que fuera, formada de acuerdo a los probados
principios de la Revolución francesa. Por su parte, los moderados se hallaban
enredados en una batalla de cálculos complejos cuya base esencial era el temor de la
democracia, a la que creían capaz de igualar la revolución social. La cuestión consistía
en a cuál de los príncipes se podría persuadir para que apoyara la buena causa
federal y liberal.

3
Las revoluciones de 1848 tuvieron mucho en común, como, por ejemplo, que
ocurrieron casi simultáneamente, que sus destinos se hallaban entrelazados y que
todas ellas poseía un talante y estilo comunes, una curiosa atmósfera romántica-
utópica y una retórica similar. Era la primavera de los pueblos, y como tal estación, no
perduró.

En primer término todas ellas prosperaron y se debilitaron rápidamente, y en la


mayoría de los casos de manera total. Al cabo de un período corto la revolución había
perdido la iniciativa en casi todas partes. En Francia el primer signo de resurgimiento
conservador fueron las elecciones de abril; el segundo signo fue el aislamiento y la
derrota de los obreros revolucionarios en París.

En la Europa central el momento decisivo se produjo cuando el ejército de los


Habsburgo derrotó en junio una insurrección radical.

Entre el verano y el final del año los viejos regímenes recuperaron el poder en
Alemania y Austria. En el invierno sólo dos regiones seguían todavía en manos de la
revolución: algunas zonas de Italia y Hungría. Después de un reavivamiento más
modesto de acción revolucionaria ocurrido en la primavera de 1849, hacia mediados
de aquel mismo año fueron también reconquistadas.

Después de la capitulación de húngaros y venecianos acaecida en agosto de 1849,


murió la revolución. Con la única excepción de Francia, todos los antiguos gobiernos
habían recuperado el poder. Hubo un grande y único cambio irreversible: la abolición
de la servidumbre en el imperio de los Habsburgo. La revolución de 1848 aparece así
como la mayor promesa y el éxito más inmediato pero también el más rápido y
completo fracaso. En cierto sentido, recuerda al movimiento cartista de 1840 en Gran
Bretaña.

Todas las revoluciones tuvieron algo en común: la causa de su fracaso. Fueron


revoluciones de los trabajadores pobres. Fueron ellos quienes murieron en las
barricadas urbanas. Era su hambre lo que potenciaba las demostraciones que se
convertían en revoluciones. La zona rural de las regiones occidentales de la revolución
se hallaba relativamente en calma, pero se sentía el temor a la revuelta agraria. No
cabía duda del peligro que corría el orden social, el cual no era igual en todos lados.

4
La revolución de febrero no sólo la hizo “el proletariado” sino que la concibió como
consciente revolución social. Su objetivo era la “república democrática y social”. Sus
dirigentes eran socialistas y comunistas.

Los moderados habían preferido la negociación y la diplomacia a la confrontación. Les


preocupaba muchísimo más el peligro que les podía venir por su izquierda que el de
los viejos regímenes. Desde el instante en que se levantaron las barricadas en París,
todos los liberales moderados fueron conservadores potenciales. El año 1848 fracasó
porque resultó que la confrontación decisiva no fue entre los viejos regímenes y las
“unidas fuerzas del progreso”, sino entre el “orden” y la “revolución social”. La
confrontación crucial fue la de París en junio, cuando los trabajadores, manipulados
para que apareciera una insurrección aparte fueron derrotados y asesinados en masa.

Por consiguiente, la revolución solo mantuvo su ímpetu allá donde los radicales eran lo
bastante fuertes y se hallaban lo suficientemente vinculados al movimiento popular
como para arrastrar consigo a los moderados o no necesitar a éstos. La revolución
durará más tiempo en Italia y sobre todo en Hungría.

Los moderados italianos que lucharon contra el opresor, fueron derrotados y la jefatura
de liberación nacional pasó a los radicales, quienes compartían el miedo de los
moderados de la revolución social. Mazzini detestaba el socialismo y se oponía a todo
lo que pusiera trabas a la propiedad privada.

Hungría era ya una entidad política más o menos unificada. Su debilidad consistía en
que la aristocracia magiar gobernaba y los radicales no querían un estado magiar,
centralizado y unitario.

No obstante, la revolución contó con el apoyo masivo del pueblo (magiar). Cuando
estalló la revolución, la Dieta no tenía más que intercambiar propuestas de actuación.
El 13 de agosto se rindió el ejército húngaro ante el comandante ruso. Entre las
revoluciones de 1848, la húngara fue la única que no sucumbió o pareció sucumbir
debido a debilidades y conflictos internos, su derrota fue a causa de un ejército
superior.

De los principales grupos implicados en la revolución, la burguesía prefería el orden a


la oportunidad de levar a cabo todo su programa. En términos económicos la
reaccionaria década de 1850 iba a ser un período de liberalización sistemática. En 5
1848-49, los liberales moderados hicieron dos importantes descubrimientos en la
Europa occidental: que la revolución era peligrosa y que algunas de sus demandas
sustanciales podían satisfacerse sin ella. La burguesía dejaba de ser una fuerza
revolucionaria.

Las clases medias radicales constituían una significativa fuerza revolucionaria en la


izquierda democrática. Los intelectuales producían sus activistas y a pesar de que es
erróneo denominar a 1848 la “revolución de los intelectuales”, estos tuvieron una gran
importancia.

El radicalismo de los intelectuales tenía raíces menos profundas. Se basaba sobre


todo en la nueva sociedad burguesa de antes de 1848 para proporcionar suficientes
cargos de adecuado estatus a los instruidos que producía y cuyos beneficios eran
mucho más modestos que sus ambiciones. Muchos de ellos tenían acceso entonces a
los bancos, el comercio, el periodismo de éxito y, después de 1870, la política
profesional.

Los radicales más democráticos tendían a refugiarse en la retórica, divididos por su


genuina simpatía hacia el “pueblo” y por su sentido de la propiedad y el dinero.

En cuanto a los pobres de la clase obrera, carecían de organización, de madurez, de


dirigentes y, posiblemente, sobre todo de coyuntura histórica para proporcionar una
alternativa política. Concentrados en los obreros en masa hambrientas en los sitios
políticos más sensibles, sus fuerzas eran desproporcionadamente efectivas: eran
deficientes numéricamente e inmaduras política e ideológicamente. Los pobres y los
peones en las ciudades, el proletariado industrial y el minero, apenas contaba todavía
con alguna ideología desarrollada.

Donde los plebeyos urbanos o los nuevos proletarios entraban dentro de la órbita de la
ideología jacobina, socialista, democrática, republicana o de los estudiantes activistas,
se convertían en una fuerza política al menos como manifestantes.

Desde luego no debemos subestimar el potencial de una fuerza social como el


proletariado de 1848. En cierto sentido, su potencial revolucionario era mayor de lo
que sería posteriormente. Concentraran exclusivamente sus exigencias en las mejoras
económicas. Las demandaspolíticas sin las cuales no se lleva a cabo ninguna

6
revolución, ni siquiera la más puramente social, se hallaban incorporadas a la
situación.

Por otra parte, la organización, la ideología y el mando se encontraban en un triste


subdesarrollo. El sindicato se había limitado a unos pocos centenares de miembros.
1848 fue la primera revolución en la que los socialistas o, más probablemente los
comunistas, se colocaron a la vanguardia desde el principio. El socialismo daba
nombre a una clase obrera consciente de sí misma y con aspiraciones propias de una
sociedad diferente del capitalismo, pero en el curso de la revolución no se mencionó
para nada al “capitalismo”.

Lo más que pudo lograrse fue una república burguesa que puso de manifiesto la
verdadera naturaleza de la lucha futura que existiría entre la burguesía y el
proletariado, y uniría al resto de la clase media con los trabajadores. En primer lugar,
fue una república democrática; en segundo lugar, la transición de una burguesía
incompleta a una revolución popular proletaria; por último una dictadura proletaria o “la
revolución permanente”.

En consecuencia, las revoluciones de 1848 surgieron y rompieron como grandes olas,


y detrás suyo dejaron poco más que el mito y la promesa. “Debieran haber sido”
revoluciones burguesas, pero la burguesía se apartó de ellas. Ninguna otra fuerza
social fue lo bastante fuerte para darles coherencia e ímpetu. Las grandes y
características figuras de 1848 desempeñaron su papel de héroes unos cuantos
meses, sólo sobrevivió la obra de de Marx y Engels.

Sin embargo, 1848 no fue meramente un episodio histórico sin consecuencias. Los
cambios que logró se hicieron en profundidad. En Europa occidental fue el final de la
política tradicional, de las creencias en los patriarcales derechos y deberes de los
poderosos social y económicamente, de las monarquías que pensaban que sus
pueblos aceptaban, e incluso aprobaban, el gobierno de las dinastías por derecho
divino para presidir las sociedades ordenadas por jerarquías.

En lo sucesivo las fuerzas del conservadurismo, del privilegio y de la opulencia


tendrían que defenderse de otra manera. Hasta los oscuros e ignorantes campesinos
dejaron de apoyar al absolutismo.

7
Los defensores del orden social tuvieron que aprender la política del pueblo. Las
innovaciones más significativas de este tipo ocurrieron en Francia. Sin embargo, si en
diciembre de 1848 los franceses no eligieron un moderado para la nueva presidencia
de la República, tampoco eligieron aun radical. Ganó Luis Napoleón, bajo el lema de
“No más impuestos, abajo los ricos, abajo la República, larga vida al emperador”; los
trabajadores votaron por él contra la república de los ricos.

Esta elección significó que inclusive la democracia de sufragio universal era


compatible con el mantenimiento del orden social.

Las revoluciones de 1848 evidenciaron que, en lo sucesivo las clases medias, el


liberalismo, la democracia política, el nacionalismo e inclusive las clases trabajadoras,
iban a ser rasgos permanentes del panorama político.

S-ar putea să vă placă și