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Gerka Tremont*
METABOLISMO DE LA BILIRRUBINA
La bilirrubina es un tetrapirrol producto final de la degradación del hem en su mayor parte (70-80%)
de los eritrocitos senescentes y en menor proporción se origina de la destrucción prematura de los
eritrocitos neoformados en la medula ósea o en circulación. El resto, 20-30%, se forma de la
degradación de hemoproteinas en el hígado como las catalasas y citocromos oxidabas (2). Esta
degradación del hem en bilirrubina se produce en 2 pasos: en el sistema reticuloendotelial el hem
pasa a biliverdina por acción de la hem oxidasa y este a bilirrubina por medio de la enzima biliverdina
reductasa.
PRUEBAS HEPÁTICAS
ENFERMEDADES HEPÁTICAS
Trastornos como la hepatitis viral, exposición a tóxicos, isquemia aguda, alteraciones metabólicas
pueden producir lesión hepatocelular aguda o subaguda con la consecuente hiperbilirrubinemia e
ictericia como manifestaciones clínicas. La ingesta de acetaminofen o de setas, te verde, pueden
inducir necrosis hepatocelular e ictericia. Otros fármacos como isoniazida, metildopa, halotano,
etanol en caso de hepatitis alcohólica. Enfermedades venooclusivas, Sx Budd-Chiari que producen
hipoxia e isquemia, hepatomegalia, ascitis e ictericia deben ser sospechadas. La Enfermedad de
Wilson, trastorno hereditario del metabolismo del cobre, puede manifestarse como una hepatitis viral
aguda.
Las enfermedades infiltrativas hepáticas se asocian a colestasis e ictericia como TBC, micosis,
parasitosis, mononucleosis, Micobacterium Avium Intracelular, sarcoidosis, linfomas, especialmente
la Enf de Hodgkin. La Cirrosis Biliar Primaria, donde estan involucrados la inflamación y pérdida de
los conductillos biliares predomina en mujeres manifestándose con ictericia, prurito y fatiga,
xantelasmas o xantomas, pudiendo realizar el diagnostico con pruebas séricas y biopsia hepática.
Fármacos como la clorpromacina, eritromicina, clopropramida, estrógenos y metimazol estan
asociados a colestasis. Ciertas formas de colestasis de daño hepático inducido por drogas parece
ser el resultado del la inhibición de los sistemas de transporte hepatobiliar expresado en los 2 polos
dominantes de las células hepáticas mediadas por las drogas o sus metabolitos. La acción
coordinada de este sistema de transporte es esencial no solo para la formación de bilis sino para la
secreción también.
La alteración funcional mediada por drogas de estos procesos puede llevar a la acumulación
intracelular de ácidos biliares potencialmente tóxicos resultando en el desarrollo de daño celular por
colestasis(4). En adición, la inhibición directa mediada por drogas del transporte hepatocelular, la
función de estos transportadores puede ser alterada por enfermedad hepática preexistentes y
factores genéticos lo cual contribuye al desarrollo de colestasis inducida por drogas en individuos
susceptibles.
La nutrición parenteral con circulación entero hepática alterada puede estar asociada a colestasis,
se presenta una disfunción hepática como resultado de la combinación de calorías excesivas con
deficiencia de micronutrientes, desbalance hormonal, y posiblemente, sobrecrecimiento bacteriano
y translocación en intestino. El incremento en la fosfatasa alcalina y la GGT son detectados en las
primeras 24 horas de iniciada la NPT y sirven como indicador de injuria hepatocelular (5).
La ictericia por sepsis puede ocurrir a pocos días del inicio de la bacteriemia y puede incluso aparecer
antes que otros síntomas, la hepatomegalia esta presente en la mitad de los casos y los niveles de
bilirrubina oscila entre 2-10 mg/dl, llegando en algunos casos a tener valores mayores a estos; la
fosfatasa y transaminasas estan modestamente elevadas, el síntoma predominante es la colestasis
intrahepática la cual está acompañada de hiperplasia de las células de Kupffer, infiltrado celular
mononuclear en el tracto portal y desprendimiento de hepatocitos focales. Muy raramente la biopsia
hepática es requerida para realizar el diagnostico(7,8).
La ictericia progresiva o persistente tiene implicaciones pronosticas en los pacientes con traumas
críticamente enfermos, aquella que supera los 12 días posterior al trauma se ha encontrado asociada
con pobre sobrevida y muerte por falla de multiples organos y sepsis.
La enfermedad de Caroli y atresia de vías biliares son otras condiciones que causan obstrucción de
las vías biliares. Es importante mencionar la Colangitis Esclerosante Primaria (CEP) caracterizada
por estrecheces focales y segmentarias de tipo inflamatorio de los conductos biliares, usualmente
progresiva, caracterizada por fiebre recurrente, ictericia y dolor abdominal; junto a la Cirrosis Biliar
Primaria (CBP) representan las 2 causas de enfermedad hepática colestásica crónica mas frecuente,
afecta a hombres predominantemente (67%) y el diagnostico se realiza alrededor de los 40 años de
edad(14). La Colangiopatía por VIH puede ocasionalmente presentarse con ictericia, así como la
evidenciada posterior a lesiones quirúrgicas, neopla sias como el Ca de páncreas y compresiones
extrínsecas vasculares como aneurismas y cavernomatosis de la porta. El colangiocarcinoma
comprende menos del 10% de los tumores malignos hepáticos y puede originarse de ductos intra o
extrahepáticos, el 67% ocurre a nivel de la bifurcación y es referido como tumor de Klatskin, la
incidencia es de 0.01-.2% y su resección quirúrgica es difícil, ciertas condiciones como las antes
mencionadas incrementan el riesgo de desarrollarlo(15).
El interrogatorio y examen físico del paciente son los que nos permiten la orientación inicial. Síntomas
como anorexia, mialgias, fiebre, escalofríos, dolor abdominal pueden sugerir hepatitis, colangitis.
Determinar la ingesta de toxinas, medicamentos, antecedentes quirúrgicos o familiares permitirán,
en conjunto con pruebas de laboratorio, caracterizar la ictericia e iniciar la terapéutica adecuada en
un 75% de los casos. La determinación en pruebas de laboratorio de bilirrubina total y fraccionada,
fosfatas alcalina, aminotransferasas y tiempo de protrombina son esenciales en la orientación
diagnostica.
Los estudios de imagen como el ecosonograma abdominal, cuya sensibilidad y especificidad varía
de 55-95%. Siendo un método no invasivo, poco costoso, portátil nos permite determinar el calibre
de las vías biliares extrahepáticas, la presencia de LOE, bilomas o cálculos. La TAC de abdomen
permite medir lesiones tan pequeñas como de 5 mm, no es tan preciso como la ecografía en
colelitiasis, es más costoso. La CPRE permite la visualización directa del árbol biliar y conductos
pancreáticos, es invasiva y su sensibilidad y especificidad van del 90-100%, permite la toma de
biopsia y material citológico para estudio, siendo terapéutica en muchas oportunidades permitiendo
la descompresión ductal y restauración del flujo biliar. La Colangioresonancia permite un claro
delineamiento del árbol biliar sin requerir el uso de contraste, es menos invasiva que la CPRE y de
gran utilidad en el diagnostico de patología biliar(12,16).
OPCIONES TERAPÉUTICAS
Actualmente es posible evaluar más precisamente el paciente que presente hiperbilirrubinemia. Esta
estrategia puede ser aplicada a la evaluación de infantes con ictericia persistente. Las primeras
pruebas deben ser realizadas para detectar causas de colestasis neonatal, sepsis, infecciones
virales congénitas, deficiencia de -1 antitripsina, fibrosis quística, galactosemia, tirosinemia y
desórdenes endocrinos. Usando la combinación de síntomas clínicos, niveles de bilirrubina, GGT,
biopsia hepática es posible diferenciar los tipos de colestasis para un acercamiento diagnóstico y
terapéutico adecuado(17).
En los pacientes con obstrucción biliar el enfoque terapéutico incluye la esfínterotomía, dilatación
con balón y colocación de stents, el abordaje radiológico terapéutico o la alternativa quirúrgica
dependerá de la localización y etiología de la lesión. El tratamiento de la etiología subyacente en el
caso de las enfermedades hepáticas colestásicas es la elección. La terapia de soporte en casos de
ictericia no obstructiva es esencial como en sepsis o NPT, en el manejo de toxicidad por
medicamentos, hemólisis, reabsorción de hematomas, el esfuerzo debe enfocarse en mantener la
estabilidad hemodinámica con adecuado fluido EV, antibioticoterapia apropiada y detener la injuria.
En el manejo de prurito y de los marcadores bioquímicos se han usado resinas fijadoras de ácidos
biliares como la colestiramina, la dosis es de 4 gr/día preferiblemente antes del desayuno
incrementando hasta 16 gr si es necesario, la mejoría es observada de 2-4 días de iniciados la
terapia. El URSO ha mostrado retardo en la progresión de CBP. La rifampicina ha demostrado
mejoría del prurito y debe ser considerada como droga de tercera línea, la dosis es de 150 mg dos
o tres veces al día(18). La rifampicina puede actuar por inducción de la hidroxilación de ácidos biliares
hidrofobitos disminuyendo su citotoxicidad. El URSO estimula la expresión de transportadores para
la salida de ácidos biliares a nivel canalicular y basolateral; y ambos estimulando la trascripción de
un grupo de genes en una forma complementaria con el resultado de una disminución de la entrada
de los ácidos biliares y un incremento en la excreción(19).
Los antagonistas opiodes han mostrado ser beneficiosos en el tratamiento del prurito, la naloxona
es altamente efectiva pero su administración es EV, la natrelxona de administración oral ha causado
mejoría en la mitad de los pacientes en estudios clinicos, sin embargo presenta eventos adversos y
su uso no esta aprobado(20,21).
A FUTURO