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3 partes: -Asume los efectos de las experiencias del pasado. -Forma hábitos
nuevos. -Supera los tiempos difíciles.
Los acontecimientos negativos del pasado pueden hacer que te resulte difícil
vivir en el presente. Los recuerdos perturbadores te podrían impedir dormir bien
por la noche o afrontar las horas del día. Llegará un punto en el que tendrás
que dejar ir el ayer o este definirá tu futuro. Sin embargo, siempre cargarás con
tu pasado en tu manera de pensar, hablar y percibir el mundo. Al hacer el
intento por controlar esta situación, podrías sentir que estás caminando por la
cuerda floja sin una meta a la vista. Pero ten presente que si tomas las cosas
un paso a la vez y mantienes tu mente abierta, podrías terminar por aceptar tu
pasado como una parte más de ti mismo. Tú puedes liberarte de los hábitos
negativos que te mantienen atado a los sueños sin cumplir y a las promesas
rotas.
1. Asume los efectos de las experiencias del pasado
Acepta los desafíos del pasado. En ocasiones, las experiencias pasadas sin
resolver podrían producir efectos psicológicos y fisiológicos duraderos. En tales
casos, resultará importante que asumas la manera en la cual tu pasado afecta
tu enfoque o hábitos en el presente.
Un primer paso importante sería que dejes de fingir que los acontecimientos del
pasado no te afectan. No podrás superar el ayer hasta que lo hayas aceptado.
Si sucede algo que te recuerde un hecho traumático o que detone una reacción
emocional fuerte, intenta aceptar interna y calmadamente qué sientes respecto
a tu pasado. Pasos posteriores de este artículo te explicarán algunas
estrategias específicas con las cuales podrás ayudarte a lograrlo.
Por ejemplo, si te descubres en una situación social que desate emociones
fuertes sobre un acontecimiento del pasado, no intentes ignorarlas. En su lugar,
excúsate por unos momentos y aléjate del grupo. Luego, tómate unos
momentos para reflexionar sobre el pasado y cómo te afecta, antes de volver a
unirte a los demás.
Ten presente que el impacto de los traumas del pasado puede ser
especialmente fuerte si careces de una red de apoyo social firme.[1]
En ocasiones, el trauma que resulta de una experiencia del pasado es tan
intenso que podría afectar a personas a las que quieres.[2] Una experiencia del
pasado que no hayas resuelto podría impedir que desarrolles relaciones
estables con tus seres queridos. También podría mantenerte preocupado por
los sueños que nunca se hicieron realidad y esto tal vez afecte tu enfoque y
hábitos actuales de maneras que dificulten tu capacidad de lidiar con los
obstáculos que se presenten en tu vida actual.
1.2.-Comprende cómo el trauma afecta al cerebro. Las experiencias
traumáticas o particularmente intensas pueden afectar tu neuroquímica. En
ocasiones, esto hasta podría impactar la estructura del cerebro.
Si te descubres sintiendo que lo mejor sería "superarlo", recuérdate que la
realidad suele ser más complicada de lo que parece. De hecho, los sucesos
traumáticos pueden modificar la manera en la que funciona tu cerebro.
Considera que superar un acontecimiento del pasado puede requerir de mucho
tiempo, así que facilita las cosas para ti e intenta ser paciente.
Nuevas investigaciones en neurociencias sugieren que el cerebro tiene cierta
"plasticidad". También indican que, después de experiencias muy fuertes, las
predisposiciones genéticas se pueden manipular y expresar de maneras
impredecibles.[4] En otras palabras, tu cerebro puede cambiar, ya que es un
producto tanto de tus genes como de tus experiencias.
Te podría parecer difícil superar e incorporar a tu vida los efectos fisiológicos y
psicológicos de las experiencias del pasado. Sin embargo, es importante que
tengas presente que tu cuerpo y tu cerebro se están reorganizando
constantemente con base en las experiencias nuevas.[5] Además, tu cerebro y
tu cuerpo ya han cambiado antes y cambiarán nuevamente y tú puedes lograr
que ese cambio sea positivo.
Inicia el diario una noche haciendo una lista simple de todo lo que viviste
durante el día. Considera que ni siquiera tienes que acomodar los
acontecimientos en algún tipo de narrativa. Intenta no pensar demasiado en
ello, mantén tu mente abierta y solo escribe lo que surja naturalmente. Esto
hará que te sientas cómodo con el proceso de llevar un diario.
Seguramente, llevar un diario te resultará más sencillo día con día, a medida
que se convierta en un hábito. En este punto, podrías comenzar a escribir
sobre aquellas experiencias del pasado que recuerdes durante tus sesiones de
escritura.
Concéntrate en tus pensamientos y sentimientos. Ten presente que lo
importante es que te expreses, no que relates una bella historia.[14]
Llevar un diario sobre los acontecimientos perturbadores de tu pasado te
podría ayudar a reconciliarte con ellos y a lograr que sean menos intrusivos en
tu vida cotidiana. La expresión escrita de este tipo tiene beneficios tanto para la
salud mental como para la física, puede ayudarte a procesar tus emociones y,
además, a restaurar los patrones de sueño perturbados.[15]
Este tipo de trabajo emocional puede requerir de algo de tiempo e
introspección, pero al mismo tiempo puede ser muy productivo si dejas que el
proceso se desarrolle a su propio ritmo.
1.6 Pasa tiempo con otras personas. En ocasiones, las experiencias del
pasado no resueltas podrían hacer que sientas que te resulta imposible confiar
en las personas nuevas que lleguen a tu vida. Esto tal vez te dificulte
establecer relaciones sanas. Sin embargo, los sistemas de apoyo social fuertes
podrían ser el factor más importante para sanar los efectos de las experiencias
perjudiciales.[16]
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Forma hábitos nuevos
2.5 Escribe una lista para dar seguimiento a tu conducta. Siéntate y haz
una lista de todas las veces que hayas evitado hacer algo porque sentiste
temor o porque no quisiste sentirte incómodo. Ni siquiera tienes que saber por
qué sentiste miedo en ese momento. En ocasiones, el simple hecho de escribir
sobre lo que sientes respecto a una experiencia del pasado podría ser una gran
manera de dejarla fluir más abiertamente.
Esto podría ser especialmente valioso si no tienes un buen amigo cerca a quien
puedas preguntarle sobre tu conducta.
A medida que las ideas comiencen a fluir, piensa en maneras nuevas en las
que puedas enfocar estas situaciones en el futuro.
Por ejemplo, imagina que tu lista deja claro que tienes dudas sobre salir con tus
amigos. Comienza por invitarlos a tu casa, así tendrás un poco más de control
sobre la situación. Al principio, tal vez podrías invitar a tus amigos más
cercanos y luego, después de algunas visitas, pedirles que lleven a algunas
otras personas a las que no conozcas demasiado bien.
Tómalo con calma y no tengas miedo de pedir la ayuda de la gente en quien
confías. Una progresión gradual podría ayudarte a incorporar a tu presente los
efectos de experiencias pasadas negativas que te habían resultado imposibles
de resolver.
Al obligarte a avanzar lentamente de maneras que podrían haberte
incomodado antes, los hábitos disfuncionales comenzarán a desvanecerse. Así
podrás iniciar tu trabajo hacia el desarrollo de hábitos nuevos y más
funcionales en tu vida cotidiana.
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Supera los tiempos difíciles
3.1 Guarda todos los objetos que te perturben. Tal vez, te ayude guardar en
una caja, por un tiempo, las cosas que te recuerden a la experiencia del
pasado que aún no resuelves. Consigue una caja grande y guarda en ella
cualquier cosa que te recuerde a una relación fallida del pasado o a un empleo
tras el cual quedaste dolido. Es recomendable que guardes en la caja cualquier
cosa física que te remita a la experiencia perturbadora.
Cuando haya pasado un tiempo, decide si quieres tirar o guardar el contenido
de la caja. De cualquiera de las dos maneras, habrás llegado a la conclusión de
que su contenido ya no ejerce ninguna influencia sobre ti.
3.2 Escribe tus sentimientos o exprésalos en voz alta. Ten presente que
ponerles palabras y nombres a las emociones y a las experiencias sin resolver
podría hacerlas más tangibles. Es muy probable que esto te ayude a manejar
mejor tus sentimientos.
Podrías, por ejemplo, escribirle una carta a una persona de tu pasado (o a
varias) que te haya herido o que haya vivido un acontecimiento difícil contigo.
Tener la capacidad de enfrentar a tales personas del pasado te podría ayudar
mucho, aun en el caso de que ya no esté presente y no puedas conversar con
ella.[24]
Podrías escribir o recitar poesía o prosa. Estará bien cualquier tipo de
expresión a través del cual puedas desahogar los sentimientos del pasado que
hayas reprimido. No importa lo horribles que sean las palabras que se te
ocurran, déjalas salir.
3.3 Toma decisiones bien razonadas. Mientras estés pasando por el proceso
de sanación, trata de estar consciente de los detonantes que tengan el
potencial de hacerte retroceder a tus hábitos pasados. Estos podrían incluir
experiencias tales como la de contactar a una persona que te hiere. Ten
presente que, en ocasiones, hasta ver una película que te recuerde a una
experiencia sin resolver podría ser un detonante.
Cuando estés expuesto a una situación tal, utiliza las técnicas que se
describieron antes. Enfócate activamente en frenar tus reacciones habituales y
desafíate a hacer las cosas de una manera diferente.
Esto también significa evitar la toma de decisiones apresuradas que podrías
lamentar más adelante. Por ejemplo, piensa cuidadosamente antes de cortar
los lazos con algún miembro de tu familia o de enviarle notas llenas de ira a
alguien. Antes de abandonar algo en lo que te hayas esforzado por mucho
tiempo, como por ejemplo un empleo, considera cuidadosamente la situación.
Algunas de estas decisiones apresuradas podrían acabar siendo las mismas
que decidas tomar después de pensarlo detenidamente pero, inicialmente, este
ejercicio tiene el objetivo de fortalecerte a fin de que puedas tomar decisiones
calmadas y fundamentadas.
Tal vez te resulte especialmente útil visitar a un terapeuta o consejero de la
salud mental. En general, este profesional podrá ofrecerte sugerencias que te
ayuden a lidiar con las experiencias que detonen sentimientos negativos.
En tiempos difíciles recuerda que el futuro es importante para ti. Tu meta es
construir un futuro responsable, informado y claro, que esté libre del control de
los hábitos del pasado.
Consejos
Algunas pérdidas no son para siempre. Como adulto, podrías disfrutar de
muchos de los placeres que tal vez te hayan negado en la niñez. Adelante,
comienza a coleccionar cómics o muñecas, o cualquier otra cosa que te haya
importado y que te hayas perdido de niño, no importa que ahora seas un
adulto. Es posible madurar y aun así conservar el asombro de la infancia, aun
cuando no hayas disfrutado de la niñez que quisiste.
Cree siempre en ti mismo. Nunca escuches las humillaciones ni las tomes de
manera personal.
Trata de ser positivo y de concentrarte en el progreso que estás logrando y no
en los contratiempos a los que te enfrentaste en el pasado.
Advertencias
Una niñez infeliz no es algo tan raro. Si la utilizas como una excusa constante
para no mejorar tu situación sólo te harás un daño. Considera que esta actitud
podría anular tu habilidad para incorporar los efectos de tus experiencias no
resueltas. Acepta que lo que sucedió durante una infancia infeliz no fue
correcto ni bueno, pero date la oportunidad de sanar. De ser necesario, busca
terapia, pero no permitas que el ayer destruya tus posibilidades presentes de
vivir una vida plena. Si lo haces, los demonios de tu pasado habrán ganado.
Evita utilizar el pasado como excusa para no mejorar el presente. Cuando las
cosas de tu vida no resulten como te hubiese gustado, soluciónalas y no te
hundas en el recuerdo de cuánto mejor solía ser todo. Tú eres un ser humano
creativo, innovador y adaptable, capaz de tomar la decisión de vivir mejor. Sin
embargo, la comparación de tu situación actual con el pasado puede detener tu
avance.