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“la republica posible” pensada por Alberdi en la constitución de 1853 mediatizo los derechos
políticos restringiendo la forma de participación en la elección de los mandatarios. Si bien el
pueblo es la fuente que legitima teóricamente los mandatos, el gobierno resulta en la práctica la
obra de un grupo reducido de personas donde reside el efectivo poder político.
Esa democracia restringida era la que conjugaba los antecedentes históricos del derecho público
Argentino. “las clases sanas y principales”, gobernaban la ciudad, y también el derecho patrio,
según el cual las legislaturas elegían a los gobernadores sin ninguna participación popular, e
incluso les otorgaban las facultades extraordinarias y a veces la suma del poder público,
delegación de poderes que fue prohibida por la constitución de 1853. Cuando se puso en marcha
la Constitución Nacional y de las provinciales, dictadas en consecuencia, las cosas no cambiaron en
lo sustancial. El ejercicio de los derechos políticos siguió siendo el privilegio de las minorías. Había
elecciones pero la libertad de sufragio no existía y siendo así el poder residía en los gobernantes y
no en los gobernados. Tal fue el sistema que impero en nuestro país hasta la promulgación de la
ley Sáenz Peña. Esto Patentizo claramente en la formación de la Liga de Gobernadores que
impulso las candidaturas presidenciales de Nicolás Avellaneda, Julio Argentino Roca y Miguel
Juárez Celman. Cuando ese control peligraba se apeló al sistema del Acuerdo de Notables que hizo
naufragar la postulación de Roque Sáenz Peña y encumbro a su padre en la presidencia, y más
tarde decreto el ascenso de Manuel Quintana.
Julio A. Roca forjador de ese sistema para frenar la escalada política del radicalismo,
genuinamente popular. El sistema presidencialista implícito en la constitución favorecía a este
sistema.
Durante los 15 primeros años del régimen en Tucumán no pudo armonizar su marcha con la
política nacional provocando reiteradas intervenciones. La Oligarquía lugareña estuvo dividida
esto origino conflictos. En 1886, los electores tucumanos dieron su voto a la candidatura
presidencial de Bernardo de Irigoyen, hecho que disgusto profundamente a Miguel Juárez Celman.
En 1887 los juaristas tucumanos Lindoro Quinteros y Silvano Bores prepararon una revolución que
derroco al gobernador Posse. El atentado constitucional fue aprobado por el presidente y el
Congreso como una intervención federal a cargo de Salustiano Zavalía llamando a comicios, siendo
elegido Lindoro Quintero, quien no completo su periodo sucediéndole Silvano Bores quien asumió
el cargo en 1890 coincidiendo con la revolución que provoco la renuncia de Juárez Celman
debiendo renunciar. Su sucesor Prospero García quien no logro conformar a los radicales,
privándolo de su libertad. Esto provoco el envió de una misión militar a cargo del general Bosch.
Entonces se resolvió intervenir la provincia, renovando la legislatura y el colegio electoral.
Asumió Benjamín Araoz sin completar su periodo por su muerte repentina en 1895, siendo elegido
Lucas Córdoba estabilizando la situación.
La clase dirigente jujeña había dado testimonio de su ponderación para adaptarse a las cambiantes
circunstancias que afectaban la política nacional. Solamente en la década del 70 la provincia se vio
convulsionada por enfrentamientos partidarios.
En Santiago del Estero el régimen Taboadista había asegurado a la provincia 25 años de estabilidad
suprimiendo la libertad política. El enfrentamiento de este y Sarmiento provocaran su
derrocamiento en la presidencia de Nicolás Avellaneda quien impulso la caída del taboadismo.
El cambio encumbro la influencia de Absalón Rojas. Pero esa tutela permanente de la vida política
local y un manejo exclusivista del poder irrito a los grupos taboadistas, mitristas y modernistas.
Santiago se vio sacudida por revoluciones que provocaron la intervención del gobierno nacional. Y
ese estado de inestabilidad persistió aun después de la muerte del caudillo Rojas.
En Catamarca, la política local estuvo manejada por el navarrismo hasta el comienzo de la década
del 80. En 1882 gobernaba Joaquín Acuña (yerno de Navarro). Cuando la sucesión de Acuña, Roca
confió la misión de imponer un “gobierno amigo” al interventor general Onésimo Leguizamón,
imponiendo la candidatura del coronel José Silvano Daza. Este hizo fecundas iniciativas, con gran
sensibilidad social, sin entender las reglas de la libre discusión democrática realizando un atropello
a Bernardo de Irigoyen.
La política riojana durante el régimen estuvo dominada por dos personalidades de muy distinta
formación y temperamento. Desde 1880 hasta 1898, fue árbitro de su destino político Francisco
Vicente Bustos. Fue gobernador en 3 periodos y 2 veces Senador nacional. Cuando se preparaba
para volver al Senado en la banca que le había conservado su sobrino (Antonio García), a quien
postulo para gobernador, una revolución lo derroco en mayo 1898. Remplazándolo por el doctor
Joaquín V. González.
Elegido por la legislatura para completar el periodo constitucional de Pedro Gallo, su breve
gobernación fue de dos meses
Fue nombrado comisionado amistoso, en busca de aceptables soluciones, logro una renovación
legislativa destinada a posibilitar la elección a gobernador en forma armónica.
Nombró como Ministro de Gobierno a Pablo Lascano. Este período estuvo marcado por la
inestabilidad política. El Banco Nacional tenía como directivos a Mariano Santillán y Francisco
Olivera, ambos opositores al gobierno. Pinto elevé sus quejas al presidente Roca, aduciendo que el
mencionado banco usaba sus fondos para obstaculizar la obra de gobierno. Los vaivenes políticos,
denuncias de irregularidades, etc. provocan que el gobierno nacional dispusiera una intervención
federal. Se designó a tal fin a Isaac J. Chavarría.
Busco procurar un entendimiento conjunto de Rojas, Olivera y Gorostiaga, del cual debía surgir un
gobernante consensuado. La nueva legislatura eligió gobernador constitucional a Pedro Unzaga
Presidio eficazmente la dirección general de escuelas durante el periodo del presbítero Olaechea,
y termino enfrentado con el partido Liberal de Gorostiaga al adoptar medidas antirreligiosas.
Presidente de la legislatura, asumió mandato al ser suspendido Unzaga tras una conspiración.
Se había producido la revolución y a los pocos días Juárez Celman presentó su renuncia, estas
situaciones repercutieron en el interior, y en Santiago del Estero ya que Absalón era roquista y
defensor de Juárez Celman, sufrió en carne propia los favores recibidos del gobernante caído.
Al finalizar el periodo de Don Máximo Ruiz, fue electo gobernador por segunda vez Absalón Rojas.
Absalón Rojas fue derrocado, a los pocos días de asumir la presidencia Luis Sáenz Peña, señalando
como responsables a los gorostiaguistas y a los radicales.
Rojas solicito la intervención federal y se entregó preso para el cese de toda resistencia, obligando
a renunciar el vicegobernador y los diputados.Fue designado interventor Eduardo Acosta.
Interventor con amplias facultades, hizo la disolución de los poderes, convocando a los comicios y
entrego el mando.
Al gobernador Ruiz lo jaqueaban el diputado nacional García y el senador nacional Pedro Barraza.
Diariamente la policía descubría conspiraciones. Una comisión policial fue encargada de apresar al
diputado Pedro García, en la marcha habían sobornado para darle muerte, Ruiz estuvo ajeno al
crimen, pero la repercusión nacional de la muerte del diputado tuvo efectos funestos para el
mandatario.
Vicegobernador de palacios, completo el periodo ante la renuncia de este, durante este lapso se
plantaron eucaliptos en el Parque Aguirre como medida de salubridad ante las fiebres endémicas.
Se hizo cargo del gobierno ante la renuncia de Palacio, de la vertiente mitrista católica.
ELECCION Y REPRESENTATIVIDAD
Hacia 1900, solo la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista aparecen como partidos jerárquicos
Los partidos mostraban poca acción docente y falta de programas conforme a determinados
ideales. Las elecciones se caracterizaban por la indiferencia y el fraude institucionalizado. La ley de
registro civil para el empadronamiento de los ciudadanos no era cumplida en toda la provincia por
las excesivas distancias, los malos caminos y la mala voluntad de los jueces.
Los partidos opositores al oficialismo, se abstenían ante los fraudes escandalosos, o conformaban
coaliciones. De todas formas participando o no en los comicios, siempre terminaban con el triunfo
de sectores oligárquicos metidos en el poder. Los principales cargos públicos eran ejercidos por
los integrantes del grupo dominante, que alternaban en una u otra función.
Tucumán, provincia dotada de abundante riego y favorecida por un generoso régimen de lluvias,
tenía como producciones más significativas la caña de azúcar, el tabaco, el arroz y las maderas.
También era importante la ganadería orientada hacia la cría de vacunos y mulares. Se aumentaron
los plantíos de cañas de azúcar y se fundaron nuevos ingenios de esa industria. La llegada del
ferrocarril redujo el número de ingenios pero introdujo maquinarias de gran capacidad de
molienda y elaboración.
Salta, tenía como producción los cueros y sus derivados industriales. El comercio de mulas a
Bolivia y Perú había declinado pero se compensaba con los arreos de hacienda vacuna a Tucumán
y Santiago. La ganadería era la principal riqueza de Salta, que al igual que la tierra se encontraba
en poder de muy pocos dueños.
Jujuy, durante la época colonial, esta provincia fue puente natural para la comunicación de
Tucumán con el Alto Perú. Conocía la prosperidad por la relación con aquella región. Pero tras la
revolución y las consiguientes luchas de economía se fue arruinando. Era una provincia de escasa
población, la más baja del Noroeste y de comercio limitado, Bolivia y Salta eran sus mercados, con
principal riqueza en la ganadería (mulas, burros, vacas y ovejas). Una producción que estaba en
alza era la azúcar que producía los ingenios San Pedro y Ledesma, abastecía el consumo local y el
de Salta.
Santiago del Estero padecía una situación de aguda pobreza. Era la provincia más poblada del
Noroeste pero no había podido desarrollar una economía acorde a sus necesidades y también con
sus recursos. Se hacía sentir la falta de agua para riego, lo que era paradójico en un territorio
atravesado por dos ríos. Las lluvias escasas y las sequias frecuentes. La economía se caracterizaba
por una explotación ganadera primitiva, una agricultura de subsistencia constreñida por la falta de
aprovechamiento de recursos hídricos y una manufactura artesanal del tejido y del cuero. La
ganadería proveía al consumo local, con exportación de haciendas y cueros a Tucumán y Córdoba.
Los tejidos artesanales se vendían en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires.
Catamarca: su producción mostraba una composición tanto o más diversificada que Tucumán. La
comercialización de cobre en barra de la región reportaba un ingreso anual de 29º mil pesos
fuertes. Las ganancias quedaban en la provincia pues las empresas eran locales. Otros productos
que tenían ventajosa colocación en distintos mercados eran los vinos de Andalgala, Poman y Belén
que se vendían en Tucumán. Con destino a Cuyo se despachaban importantes partidas de tabaco
criollo.
La Rioja, la escases de recurso hídricos y las sequias frecuentes asolaban la escasa producción
agropecuaria. Carecía de ríos importantes que pudieran ser aprovechados, de modo que los
cultivos se reducían a pequeños oasis de riego al abrigo de montañas espinosas. La Rioja
representaba el federalismo agresivo.
Sus vinos, tan acreditados en todo el Noroeste. También se cultivaba trigo y molían harina.
También se desarrollaba pasturas de alfa para invernar la hacienda vacuna que se criaba en los
llanos del sudeste. Explotaba minerales como el oro y la plata en el cerro Famatina.
La oligarquía, vista como categoría política, despliega un tipo de “ejercicio de dominación política
de clase de América Latina”, en un tiempo (1880-1930) en que la economía agroexportadora
sustenta el poder económico de grupos dominantes que construyen determinados mecanismos de
control intra-oligarquico.
Los intelectuales positivistas articularon una propuesta ideológica acorde con los estilos de
dominación política y económica que la elite argentina practico para mantener su hegemonía.
Estos intelectuales apostaron a la eficacia positivista para diseñar una “nueva cultura progresista y
modernizadora” que uniforma el tejido social. No se puede pensar en el Estado oligárquico sin sus
técnicos, los intelectuales.
La entrada en acción de los intelectuales positivistas tiene que ver con la explosión de la red
institucional (escuelas, universidades, ateneos). Pero la mirada positivista se realiza desde el
“evolucionismo spenceriano”, lo que implica justificar por qué algunos sectores deben ser
excluidos del proyecto modernizador, y otros integrados en políticas de asimilación cultural.
Dentro del grupo de intelectuales surgen voces disidentes, que comienzan a desconfiar del
optimismo del proyecto de la elite. Entre ellos, Miguel Cané y Paul Groussac, pero que en ningún
momentos cuestionan la represión al movimiento obrero ni el darwinismo social.
Los liberales tuvieron como gran instrumento la prensa, buscando crear una opinión publica
favorable al orden y el progreso, que a la vez legitimaba a un Estado que seguía los vientos que
soplaban en el mundo de la ciencia y las industrias.
Ahora se puede comprender como el dispositivo positivista ayudo a la elite a mantener una
hegemonía que por momentos pareció seriamente amenazada, y que permite ver al positivismo
como una “cultura” científica que desde la prensa, las escuelas, las bibliotecas, y las universidades
impregno con su propuesta naturalista a distintos grupos sociales. Pero este proceso debe ser
visto en forma paralela al avance del “movimiento anti-oligárquico” que de procedencias diversas
(católicos-socialistas) va exigiendo al sistema político vigente su inserción en el mismo y una
apertura en la legislación social.
A medida que nos acercamos al 900, con una creciente agresividad en las huelgas y en los
levantamientos radicales que provoca que tanto Groussac, Cané, Wilde, como el mismo Joaquín V.
Gonzales, perciban un agotamiento de la propuesta política de la oligarquía, y empiecen a pensar
en ciertas formas políticas y sociales, para reacomodar una hegemonía que parecía tambalear.
Pero no nos de3bemos equivocar: entre 1880 y 1916 la “hegemonía Burguesa” sigue siendo
incontestable, la elite continua dirigiendo el país a través de su modelo económico agroexportador
y su modelo cultural positivismo laico.
La difusión del progreso económico interminable, no deja ver las limitaciones del modelo
dependiente de la inestabilidad de la economía mundial.
Las sociedades culturales en Santiago del Estero, son una pieza clave en la historia de los
intelectuales ya que inauguran el periodo de la modernización cultural, de la mano del positivismo
y el liberalismo, articulándose al orden económico y político que se impuso en la provincia luego
de la caída de los Taboada.
A lo largo de fines de Siglo XIX hubo varios disturbios estudiantiles. Los liberales que apoyaron esta
tendencia fueron laicistas, tanto conservadores como modernos luchaban por imponer sus ideas.
El Club Social defendía a la alta cultura, aquella que tenía que ver con lo selecto y lo refinado. La
intromisión de la política en el Club la llevo a ser atacada por eso se vio en la obligación de
reformular su reglamento para dejar “afuera toda idea política en el Club”.
En 1884 Francisca Jaques tomo la dirección de la Escuela Normal de Maestras, precursora del
laicismo liberal; oriento a la institución por ese camino, por eso dicha institución fue pieza clave en
la provincia para fomentar el laicismo, coincidiendo con la reforma de la constitución de 1884,
donde liberales y positivistas lograron sacar la palabra religión de la constitución.
Las escuelas Normales crearon la Sociedad de Socorros Mutuos “Adolfo Alsina”, presidida por José
del C. Guzmán, docente de la Escuela Normal de Maestros.
Una oleada patriótica llamada nacionalismo, que recorre el país, une a conservadores y liberales a
fines de S. XIX. Este nacionalismo comienza a valorizar historias regionales o provinciales, que
tuvieron su principal espacio en la revista “Nacional”, donde Joaquín V. González aporto artículos
que tenían que ver con la literatura nacional.
En medio de la polémica entre liberales y conservadores, los primeros forman la sociedad lietraria
“Coronel Borges” fundada en 1887 y dirigida por Maximio S. Victoria, realizando sus reuniones en
el colegio de niñas, la mayoría de sus integrantes son docentes y representan el dispositivo
positivista construido por Maximio Victoria y Francisca Jaques. Esta sociedad reorganizo la
biblioteca, y la primera actividad que proyecto fue un homenaje a Sarmiento.
En 1900 la juventud fue la principal recluta de esta sociedad literaria, y es interesante el número
de poetas que colaboraban en el diario “La Reforma” y que pasaba a formar parte de esa
institución.
La sociedad sarmiento fue fundada en 1888 por don Belisario Flores, docente normalista. Estuvo
formada por obreros urbanos, en su mayoría analfabetos y desprotegidos en servicios sociales,
por lo que la sociedad fue de socorros mutuos, una forma de asociación muy común en esta
época. Gumersindo Sayago presidente de la Sociedad Sarmiento pensó a esta como un centro
cultural abierto a los sectores populares diferenciándose de los otros centros elitistas.
La tarea de los primeros positivistas no fue fácil en una sociedad que miro con desconfianza a los
primeros portavoces de la modernidad intelectual en Santiago. El positivismo pedagógico
desembarco con Victoria, este plan no cayó bien en la opinión publica católica. El progresismo
tuvo que batallar para instalarse en los círculos sociales locales. Incluso algunas organizaciones
católicas acudieron al gobernador para pedirle que diera marcha atrás con el proyecto de Victoria,
ya que “le daba un carácter laico”. Esto ocasiono que muchas mujeres que eran docentes y que
también pertenecían a estas agrupaciones, abandonaran las mismas en franca oposición a sus
pares católicas.
El Colegio Nacional fue un centro cultural. Según Marta Cartier de Hamann, con esta institución
“comenzaron nuevos tiempos para la vida intelectual de Santiago del Estero”. Lo cierto es que el
colegio nació bajo la egida del liberalismo progresista de la generación del 37, por ello que se tenía
la sensación de estar asistiendo a una nueva era de la provincia. Entre 1886 y 1887 inicio sus
conferencias didácticas, que abarcaron variados temas, como la historia, la poesía, el hombre
americano, la libertad y la higiene, pero siempre desde un eje del Siglo XVIII y la Revolución de
Mayo.
En 1889 apareció “La Banda”, primer periódico semanal, dirigido por Andrés Figueroa, y en la
sociedad cosmopolita de socorros mutuos, en la vecina ciudad de la Capital, como un síntoma de
expansión del cambio cultural que parecía afincarse en la provincia.
En 1884 llega Manuel Estrada para organizar los grupos católicos locales en su lucha antiliberal; en
1885 lo hace Bernardo de Irigoyen en gira política; en 1891 Leandro N. Alem, para euforia de los
radicales locales.
En 1894 se formó el “Centro Literario santiagueño”, institución liberal fundada por Federico
Lannes, docente, periodista y diputado provincial, que duro hasta 1896.
Pablo Lascano es el intelectual que liga a la provincia con la Generación del 80 y su aparato
cultural; colaborador del Circulo Avellaneda, intercambio cartas con Ernesto Quesada, José León
Suarez, Estanislao Zeballos y Fray Mocho, fue colaborador de la “Revista de Derecho, Historia y
Letras”. Fue uno de los hombres más representativos de su época. La Generación del 80 tuvo en la
provincia agenda política cultural a largo plazo, inspiradas en un modelo de país “modernizado y
cosmopolita” que respondía a la inserción del mismo en el mundo capitalista.
En 1870 se inaugura la línea Central Argentino, que unía el puerto de Rosario con Córdoba. El
empeño de Sarmiento y Avellaneda hicieron posible el ambicioso proyecto de llevarlo hasta
Tucumán a costa de un máximo sacrificio financiero y construido en un tiempo record.
El optimismo era generalizado, pero nadie advirtió cuales serían las consecuencias que soportarían
las partes del territorio nacional que quedaron aisladas o no servidas a tiempo por esas líneas de
esa nueva frontera que creaba el ferrocarril.
Hacia 1870 estaban llegando a su término las luchas civiles que habían enfrentado durante medio
siglo ideas políticas, intereses económicos y mentalidades contradictorias. La amenaza dl indio fue
conjurada por Alsina y Roca con el patrocinio del presidente Avellaneda, y en 1880 el porteñismo
de ultranza fue derrotado por los poderes nacionales al cabo de una sangrienta guerra civil que
tuvo como fruto solucionar la cuestión de la Capital.
La economía de la región tenía una estructura productiva diversificada. Ella resolvía en buena
medida los requerimientos del consumo local y proveía de saldos exportables para el comercio
interregional y a la demanda de los mercados de Bolivia, Perú y Chile, asegurando fuentes de
trabajo estables a la mano de obra nativa, los presupuestos fiscales eran pequeños. En ese
panorama se insinuaba el ascenso de Tucumán respecto de las otras provincias, Catamarca y Salta
contaban con una relativa prosperidad, mientras que Santiago y La Rioja eran provincias que
soportaban situaciones económicas más críticas.
Tucumán producciones más significativas la caña de azúcar, el tabaco, el arroz y las maderas, la
ganadería orientada hacia la cría de vacunos y mulares, siendo escasos los productores que
poseían plateles de gran volumen. La llegada del ferrocarril redujo el número de ingenios pero
incorporo maquinaria de gran capacidad de molienda y elaboración. Otro cultivo industrial de
significación era el tabaco. El productor tenía muy buena calidad pero los métodos culturales eran
rutinarios y deficientes. La exportación más ventajosa que tenía era la curtiembre, procesando la
materia local y también la que se adquiría en Santiago, Catamarca y Salta. Otro recurso importante
era la explotación forestal.
La provincia de Salta tenía como producciones los cueros y sus derivados industriales. El comercio
de las mulas a Bolivia y Perú había declinado pero se compensaba en parte con los arreos de
hacienda vacuna a esos mismos mercados y también a Tucumán y Santiago del Estero. La
ganadería era sin duda, la riqueza de Salta.
Jujuy era una provincia de escasa población, la más baja del Noroeste, y de comercio limitado.
Bolivia y Salta eran sus mercados. La principal riqueza era la ganadería, con una producción de
azúcar que estaba en alza, abastecía el consumo local y se vendía en Salta, pues esta provincia
todavía no había desarrollado su industria azucara. También se exportaba el maíz en grano, la
papa, el charqui, las naranjas y el agua ardiente de caña. También se explotaba el oro en pepitas.
Santiago del Estero padecía una situación de aguda pobreza. Era la provincia más poblada del
Noroeste pero no había podido desarrollar una economía acorde con sus necesidades y también
con sus recursos. Se hacía sentir la falta de agua para el riego, el gobierno carecía de fondos para
obras públicas. Tenía una explotación ganadera primitiva, agricultura de subsistencia, manufactura
artesanal del tejido y del cuero. La ganadería proveía de animales para el consumo y la explotación
de hacienda y cueros a Tucumán y Córdoba. Se confeccionaban primorosas colchas, ponchos y
jergas se vendían en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires. Cubierto en vastas
extensiones por bosques de quebracho brindaba prodigo un material que estaba necesitando la
expansión del ferrocarril.
El santiagueño del común sobrellevaba su pobreza y a veces su miseria gracias a la gran fragilidad.
Su dieta alimentaria consistía en la algarroba, mistol y maíz. Se complementaba con zapallo y
melones de estación que se cultivaban en las chacras y huertas familiares.
Catamarca era la provincia minera más importante del país, seguida por San Juan y La Rioja.
La Rioja los pocos recursos hídricos y las frecuentes sequias asolaba la escasa producción
agropecuaria, carecía de ríos importantes que pudieran ser aprovechados, los cultivos se reducían
a pequeños oasis de riego al abrigo de montañas empinosas.
El estado de guerra casi permanente que vivió desde 1820 a 1868 hizo de ella un baluarte del
federalismo agresivo.
Los riojanos vendían sus vinos tan acreditados en el Noroeste, cultivaban trigo y molían harina,
también desarrollaban pasturas para la alfalfa. Muchos seguían apostando por lo minería el
problema radicaba en la falta de capitales.
Antes que el ferrocarril cambiara nuestro sistema de comunicaciones, el N.O. estaba estructurado
sobre los ejes de circulación establecidos durante la época colonial. Cuando irrumpió llego a
Tucumán en medio de la euforia colectiva en 1876. Desde ese momento aumento
considerablemente el cultivo de caña de azúcar, se introdujo moderna maquinaria y la producción
registro un crecimiento significativo. La expansión tucumana estaba en marcha.
La primera desventaja que soportaría el Noroeste del ferrocarril fue su marginación respecto a la
red ferroviaria. Santiago del Estero solo la recibió en 1884, en forma de ramal secundario derivado
de la estación Frías. Catamarca tuvo tren a mediados de 1889 con las desventajas consiguientes al
ser punta de riel. Ese mismo año, la primera locomotora entro en la ciudad de Salta, aunque en
este caso la estación quedo emplazada sobre la línea troncal que venía de Tucumán. Tarde, muy
tarde, se le dio ferrocarril a La Rioja, donde llego a fines de siglo. La nueva frontera de hierro no
vinculo a las provincias andinas con Tucumán y tampoco con Santiago del Estero siguiendo el
trazado de caminos tradicionales. El riel corto la realidad económica- social preexistente, margino
pueblos y cambio la geografía política.
Las consecuencias fueron en muchos casos negativas. Para sacar sus producciones, los pueblos
marginados siguieron durante cierto tiempo con su locomoción a mula, pero este sistema no podía
resistir la competencia del tren. En Catamarca y Santiago comenzó un éxodo de trabajadores a los
ingenios tucumanos atraídos por mejores salarios. Era el comienzo del fin de la industria azucarera
e Santiago. Si bien el ferrocarril modernizo algunas partes de las comunicaciones, la rigidez del riel
aprisiono al sistema económico del N.O., desarticulando la integración de sus partes constitutivas.
También desalentó los antiguos ejes de circulación que vinculaban a la región con Chile, Bolivia y
Perú, subordinándola a los puertos del Litoral. Esto reporto una decadencia generalizada, con
excepción de Tucumán, centro de economía complementaria del nuevo sistema, que hizo de
Buenos Aires el punto de convergencia necesario y forzoso. La región paso a ser consumidora de
las manufacturas que se introducían del exterior, por los puertos del Litoral, desplazaron a los
artículos producidos por las industrias y artesanías regionales.
La gran extensión territorial baldía era el problema de la República Argentina, era imperioso hacer
desaparecer el desierto aplicando la formula “gobernar es poblar”, lo cual significaba abrir las
puertas de la inmigración, asegurándole libertad y bienestar. Esta inmigración debía venir de
Europa. Ella traería la civilización en sus hábitos de trabajo, de libertad y de cultura.
Ese diagnóstico de Alberdi coincidía en sustancia con la opinión de los hombres ilustrados de su
generación, Sarmiento, principalmente. El sanjuanino había abordado el problema de la política
inmigratoria en varios de sus difundidos escritos. El texto de la ley fundamental es elocuente al
respecto consagrando la igualdad civil entre nacionales y extranjeros (art. 14). Este programa de
irrestricta apertura a la inmigración, no fue compartido por todos los constituyentes, pero esa
objeción fue por el carácter religioso.
La mayoría liberal había sancionado un proyecto que concedía a la inmigración todos los derechos
civiles y también la posibilidad de adquirir ciudadanía para gozar de derechos políticos, con
excepción de la presidencia y vice de la nación.
Los primeros contingentes de colonos extranjeros comenzaron a llegar enseguida, por gestión de
los gobiernos provinciales.
Tucumán fue la provincia que más inmigrantes había receptado. La colectividad más numerosa era
la española, siguiéndole la italiana, árabes y franceses. Era la provincia con mayor desarrollo
económico y ofrecía mejores oportunidades laborales a los inmigrantes que querían radicarse en
ella. Salta ocupaba el segundo lugar, venia después Santiago del Estero, más reducida en
Catamarca, La Rioja y Jujuy.
Mientras en otras provincias la llegada de inmigrantes está ligada al campo, a trabajar la tierra, en
nuestra provincia está vinculada al ferrocarril. Hubo tres oleadas en la provincia
Era prácticamente un ejército de hombres, los primeros tenían actividades ferroviarias. Junto
con los primeros ferrocarriles se fundaron nuevas ciudades en las que se asentaron estos
inmigrantes.
LOS PARTIDOS POLITICOS MODERNOS: RADICALISMO Y SOCIALISMO
El partido socialista concurrió a elecciones por primera vez en 1896 y quedo constituido como
partido. Tuvo su primero triunfo con la banca de diputado de Alfredo Palacios. No luchaba por un
patriotismo sino por intereses legítimos del pueblo trabajador contra la clase capitalista.
REFORMAS CONSTITUCIONALES
La reforma constitucional, gestada con la mediación del gobierno nacional en 1884, si bien había
producido cambios manifiestos en la organización institucional, en la mayoría de los casos no se
ajustaban a la realidad provinciana. Por ello, y para adaptarla a las condiciones locales, la
Constitución fue reformada, en dos oportunidades. La primara reforma, de 1903, introdujo dos
innovaciones claves en el ámbito institucional: la supresión de la Cámara de Senadores y la
creación de Jefaturas Políticas como autoridades departamentales. En lo referente al Poder
Ejecutivo, fue suprimido el cargo de vicegobernador y para el gobernador se amplió el mandato de
tres a cuatro años, además de reducirse los ministerios a uno, centralizando más el poder
decisional en el Ejecutivo. También contribuía a la concentración de autoridad, el otorgamiento de
la facultad de nombrar o remover empleados sin acuerdo de la legislatura. El Poder Judicial no
sufrió mayores modificaciones.
Con referencia al régimen municipal, se organizaba en las ciudades con más de tres mil habitantes.
Se componía de dos cuerpos: el deliberativo, constituido por el Concejo Deliberante, elegido
directamente por la ciudadanía, que reemplazaba a los Cuerpos Municipales creados por la
constitución anterior; y el ejecutivo conformado por el intendente, nombrado por el gobernador,
con acuerdo de la legislatura. Para el gobierno de los departamentos fue creado un régimen
departamental, dependiente del gobernador. A la cabeza de cada uno estaba un Jefe Político,
suprimiéndose las Comandancias Departamentales.
El Poder Judicial fue el que más transformaciones sufrió, ya sea con modificaciones en la Ley
Orgánica de Tribunales o con leyes creando nuevos cargos y puestos, según las necesidades
emergentes. Ante el aumento del accionar de grupos marginales se conformó un Juzgado del
Crimen y el cargo de Representante de Menores e Incapaces. A pesar de las reformas realizadas
con el propósito de agilizar el funcionamiento judicial, no siempre se obtenía el resultado
esperado. Los propios gobernadores daban cuenta de las falencias, como consecuencia de las
demoras en resolver los juicios y los costos de los pleitos. La justicia de paz funcionaba en forma
bastante irregular, sin estar reglamentadas correctamente sus funciones.
El Registro Electoral municipal debía reabrirse cada año para su ampliación, a cargo de comisiones
de vecinos. Podían ser empadronados los argentinos con un año de residencia inmediata en el
municipio, mayores de edad y que pagasen impuestos municipales o fiscales o que ejerciesen
alguna profesión liberal. Se privilegiaba la participación de los ciudadanos contribuyentes.
También podían votar los extranjeros que, además de las condiciones anteriores, tuviesen dos
años de residencia en el municipio y pagasen impuestos por un valor mayor de treinta pesos
anuales y supiesen leer y escribir. Como se ve, si bien se permitía la participación de extranjeros,
las exigencias eran superiores y se priorizaba un mayor aporte al fisco. En las poblaciones donde
no hubiese tres mil habitantes, el Poder Ejecutivo provincial nombraba Comisiones Municipales
encargadas de la administración comunal. Estaban compuestas por tres personas elegidas "entre
los vecinos más respetables de la localidad", que reuniesen las calidades requeridas para ser
Concejal.
Para el centenario se decidió modificar la ley orgánica, disponiéndose que las Comisiones
Municipales fuesen nombradas por el Poder Ejecutivo provincial, subordinándolas más a la
potestad decisional del gobernador. A pesar de la implementación de la ley, no fue fácil instaurar
el nuevo sistema político-administrativo. Las finanzas provinciales eran magras y más las de los
gobiernos comunales, razón por la cual se consolidaban los lazos de dependencia del gobierno
municipal, respecto del provincial.
Para modernizar el régimen y ponerlo plenamente en práctica, se dictó una nueva ley que ponía el
acento en los principios republicanos del sistema. Para la conformación de los órganos de
gobierno se requería una población de seis mil habitantes, por lo menos. La ley establecía que las
municipalidades eran independientes de los poderes públicos de la provincia, en lo referente a su
funcionamiento. Como un intento de garantizar la autarquía de los municipios, estos debían
formar sus rentas con impuestos locales sobre ramos y materias, que determinaba la ley, y el
producido de sus bienes propios o de industrias que ejercieren. Se modificaron los requisitos para
ser concejal, democratizándose más el acceso al cargo, ya que dejó de primar el concepto de
ciudadano contribuyente. El intendente era nombrado por el gobernador aunque, esta vez, con
acuerdo de la legislatura, coparticipando así, los dos poderes, en la elección del ejecutivo
municipal.
Para ejercer efectivamente el poder controlador y fiscalizador del Estado, por todos los rincones
de la provincia, fueron creadas las Jefaturas Políticas, con sede en las cabeceras departamentales.
El jefe político era el encargado del régimen interior del departamento, en lo político y
administrativo, cuando no fuese resorte de autoridades municipales y judiciales. Era nombrado
por el Ejecutivo, por dos años, y dependía directamente de él, a través del Ministro General. Para
desempeñar la función se requería ser vecino del departamento, todas las calidades exigidas para
ser gobernador y no tener investidura o grado militar. En caso de ausencia o vacancia, era
sustituido por el comisario principal. Entre sus atribuciones y deberes se encontraban proponer
ternas para recaudadores de rentas y comisario principal, nombrar a los comisarios de distrito y
agentes de policía, ejercer la superintendencia sobre funcionarios y empleados, etc. Era la
autoridad superior de policía del departamento y tenía también poder de policía administrativa y
judiciaria. Pronto los gobernadores se valieron de los jefes políticos para hacer llegar la influencia
del Estado a los rincones más lejanos de la provincia.
Como señala Oszlak, el proceso de estatidad trae aparejado la apropiación de recursos que
consolidan las bases de dominación del Estado, a través de instituciones que revelan su presencia
material. En esta etapa se fueron fortaleciendo los espacios institucionales y reforzando los
atributos estatales.
Paralelamente, fue creada la Dirección de Obras Públicas y Riego, que realizaba las obras por
administración. También se estableció el Departamento de Obras Públicas, encargado de la
construcción y conservación de obras de propiedad estatal. A medida que se consolidaban las
modernas funciones estatales fue necesaria la creación de nuevos puestos de la burocracia
administrativa. Por lo general, la mayoría de las reparticiones contaba con poco personal y todas
estaban centralizadas en la casa de gobierno; progresivamente fueron estableciéndose diferentes
cargos y diversificándose más las funciones.
La situación de la vialidad provincial era crítica, por lo que, para conservar y mantener los caminos,
indispensables para la comunicación provincial e interprovincial, fue sancionada una ley especial
con el propósito de cuidar, preservar y mantener las vías terrestres. La apertura y conservación de
los caminos estaban a cargo de comisiones vecinales y de la Dirección General de Obras Públicas.
El Poder Ejecutivo nombraba en cada departamento, que no tuviera comisiones municipales, una
comisión ad honorem de dos vecinos, presidida por el jefe político, encargada de la vigilancia,
conservación y mantenimiento en buen estado de las vías públicas.
Papel importante desempeñaban también los inspectores de canales, que daban cuenta de la
situación de estos conductos. En algunas localidades se designaban comisiones locales encargadas
de su control y mantenimiento, a la vez que del cobro del canon respectivo. Regulando todo se
encontraba la Superintendencia de Riego, que fiscalizaba la distribución de agua por las acequias
públicas, el número de regantes y el pago respectivo. Una vez más la sociedad civil intervenía, de
alguna manera, en el control de los organismos del Estado y de la administración de sus recursos.
Con el propósito de fijar un sello distintivo de la provincia, el diputado Jorge Fernández diseñó el
escudo provincial, aprobado en 1915. Con esta creación se completaba la idea simbólica de
configuración efectiva de la provincia y del Estado provincial. La imagen de conformación de la
nación siempre estuvo unida a la del Estado. En el caso de la provincia, la creación del escudo
servía para confirmar, en el imaginario colectivo, el pensamiento de unidad y configuración
definitiva de la provincia. El símbolo pretendía generar un 'nosotros', una parte de la identidad
colectiva provincial.
Domingo Medina
Santiago Maradona
En La Rioja, gobernaba don Florentino de la Colina, necesitando más que ningún otro del apoyo
federal. Hasta ese momento, las autoridades nacionales habían auxiliado con largueza a los
gobiernos riojanos. A partir de Yrigoyen, las cosas cambiaron fundamentalmente hasta que se
lograra el cambio de un gobierno no considerado legítimo por el presidente de la nación. El
ejecutivo nombro veedor al doctor Luis Álvarez Prado, quien llego a La Rioja con el cometido
inmediato de presidir comicios legislativos y de informar al Ministro del Interior la situación.
El poder ejecutivo resolvió el envió de la intervención federal y como titular de la misión el doctor
Daniel Frías. Este procedió a convocar al pueblo para elecciones que tendrían lugar el 2 de Junio a
fin de elegir electores de gobernador y legisladores provinciales. A los comicios solo concurrió el
radicalismo con la formula Daniel Bausch- Condell Hünicken. Sobrevino la ruptura de Yrigoyen y
Luna, y se buscó la renuncia de Bausch, yerno del vicepresidente. Fue nombrado interventor
Federico Quijarro, la intervención provoco protestas en el congreso y algunos escándalos locales.
La muerte de Luna vino a sacar de apuros al presidente Yrigoyen en el pleito riojano. El 30 de Junio
nombro interventor a pedro Echague con la intención declarada de realizar una revisión del
proceso electoral cumplido más de un año antes. Aconsejo la realización de una nueva elección.
Finalmente, se convenció al gobernador nominado (Bausch), que renunciar a sus derechos a
cambio de una diputación nacional.
El 25 de febrero se reunió el Colegio y eligió gobernador a Benjamín Rincón, radical nuevo cuño,
manteniendo a Condell Hünicken como vice.
Decidieron una postergación de los comicios, pero el conflicto radical demoro en solucionarse y ya
no hubo tiempo para la oficialización de los candidatos y boletas electorales. Se resolvió una nueva
prórroga. El 26 de octubre López García con el ministro Gómez realizaron una nueva postergación.
La campaña fue intensa y de gran repercusión por la presencia de numerosos dirigentes nacionales
de los dos partidos Radical y Conservador.
A fin de anular 28 votos adherentes, se fraguo la aparición de un brote de peste bubónica, lo cual
motivo su enérgica denuncia al ministro de Relaciones Exteriores y Culto. El triunfo radical fue
ajustado, consagrando la formula Ramón Clero Ahumada- Osvaldo Gómez.
La escoba radical también llego a Salta ahí gobernaba Abraham Cornejo sostenido por la Unión
Provincial (conservadoras). El proceso intervencionista comenzó con el envió de un veedor para
controlar los comicios del 3 de marzo de 1918, Avelino Ferreyra elevo un informe con
irregularidades cometidas. La tarea de reparación institucional fue encomendada a Emilio
Giménez Zapiola, quien procedió a la designación de nuevos jueces y convoco a elecciones para
gobernador y legislador. Los radicales nacionales solicitaron una prórroga para la depuración de
los padrones, pedido que fue desestimado por Zapiola y así surgió un entre dicho del comisionado
con el ministro del Interior. Esto origino la renuncia telegráfica del funcionario a su misión política.
Quedo al frente del gobierno el jefe de la guarnición militar coronel Ricardo Sola, quien entrego el
mando al interventor Manuel Carlés. Quiso resolvió el problema de acefalia judicial, luego
constituyo la Junta Electoral. Triunfaron los radicales intransigentes con Joaquín Castellanos, quien
realizo una gestión progresista con importantes iniciativas. Tuvo que afrontar serios conflictos de
carácter partidario, tuvo un entredicho con el ministro del interior y se produjo una ruptura con
Yrigoyen que tomo forma en 1920 con la fundación de la U.C.R. principista, que él y Laurence
lideraban.
El presidente nombro interventor al Dr. Arturo S. Torino, convoco a elecciones siendo elegido Dr.
Adolfo Güemes por la U.C.R.
La intervención federal a Jujuy donde gobernada desde 1916 el Conservador Mariano Valle, se dio
por no coincidir las fechas designadas por el gobernador y el presidente del Cámara, la cual le
inicio juicio político al gobernador y también a los miembros del Tribunal Superior. Los dos
poderes solicitaron la intervención federal. Nombrado interventor Justo P. Luna, este declaro la
caducidad de los poderes Legislativo y Ejecutivo, convoco a elecciones y solo concurrieron los
radicales pero divididos, triunfo el comité nacional con Horacio Carrillo.
Tucumán fue la primera provincia del Noroeste con gobierno radical, asumió Juan Bautista
Bascary, afronto en la legislatura la oposición que le hicieron los conservadores y la fracción radical
“azul”. Bascary rompió relación con ambas Cámaras, clausurando la Legislatura y pidiendo la
intervención federal. Los liberales y radicales le hicieron juicio político y lo reemplazaron por el
presidente del Senado León Rougés. El conflicto obligo la intervención del gobierno federal, Juan
M. Garro fue designado para esa misión.
Más tarde se mandó una intervención queriendo resolver el conflicto radical, fue designado
Federico Álvarez de Toledoque quiso reunificar a los radicales, se siguieron posponiendo las
elecciones y el interventor renuncio a su cargo. Nombrando en su lugar a Benito Názar de
Anchorena, los comicios se realizaron triunfando el radical disidente Octaviano Vera.
En Santiago los radicales, como buenos radicales estaban divididos al iniciarse la presidencia de
Yrigoyen, en radicales negros (con la conducción de Ramón Gómez, ministro del Interior) y
radicales blancos (yrigoyenista).
Con la muerte de Cabanillas, se nombró interventor para las elecciones a Martin Rodríguez
Galisteo. Convoco a elecciones, donde se produjo una nueva división de los radicales negros y
obtuvieron el triunfo los blancos gomistas con Manuel Cáceres, quien representaba los viejos
intereses del privilegio lugareño.
La entrega de las tierras fiscales de Santiago del Estero desde comienzos de siglo y hasta nuestros
días, ha sido una práctica constante y con muy pocas interrupciones. Esta política de entrega de
sus recursos naturales a los capitales privados nativos y extranjeros a sido solventada por los
gobiernos provinciales.
Con la llegada del ferrocarril se constituyó el principal elemento despoblador de nuestra provincia
y la devastación más grande de la historia de los bosques, sobrevendría a partir de esa fecha. Entre
1898 y 1903 se remataron en la provincia cerca de cuatro millones de hectáreas fiscales. Este
remate de tierras descripto fue el origen de la explotación forestal intensiva en la provincia.
La historia del trazado de ramal Añatuya al Chaco está íntimamente vinculada a la explotación
forestal del Chaco Santiagueño.
Uno de los principales mentores del ramal fue Julius Hasse, nombrado intermediario por el
gobierno de la provincia de Santiago del Estero, para colocar estas tierras inexploradas. Hasse
intereso al senador santiagueño Dámaso Palacio quien logro añadir a la ley de construcción del
Ferrocarril a Bolivia el artículo quinto que autorizaba al Poder Ejecutivo a contratar con los
particulares la construcción de líneas férreas industriales económica.
La construcción se hizo muy de prisa y se estableció con el ferrocarril Central Norte una tarifa
especial para el recorrido. Como el objetivo de este ramal era acceder a los lotes rematados, una
vez convenido el punto de arranque, ósea la ciudad de Añatuya, hiciese una línea recta hacia el
N.O. de doscientos kilómetros. Las estaciones a partir de Añatuya se trazaron cada veinte
kilómetros y de esa forma nacieron Quimili y el resto de las estaciones del Chaco Santiagueño.
Consiguieron una salida rápida y económica para los productos forestales, ya que podían llegar
fácilmente por medio de líneas privadas. El pueblo santiagueño esperaba que este prometido
ferrocarril traeria solución a sus ya continuas emigraciones a otras provincias por falta de trabajo.
Nadie pensó en las feraces tierras del Chaco para la agricultura o ganadería.
También durante el periodo del Dr. Antenor Álvarez entre 1912 y 1915 se vendieron 188.844
hectareas a $6,80 cada una. En el año 1918 el gobernador Cabanillas vendió 22.331 hectáreas a
$3,80 cada una. Esta fue siempre la política implementada por los gobiernos del régimen
fraudulentos en su mayoría, que se beneficiaban de la gran extensión de la provincia convertida en
un verdadero estado semi feudal, dominado por los ricos obrajeros terratenientes nativos y
“extranjeros” y las principales familias que se alternaban en el gobierno. Esta alianza impedía el
acceso de las mayorías populares que irrumpen en la historia nacional recién con don Hipólito
Yrigoyen.
A finales del S. XIX argentina se perfila como un país agro-exportador, pero a partir del año 70 el
modelo de producción agrícola cambia y se da inicio a la introducción de semillas hibridas para la
siembra.
Esta explotación fue incentivada por los intereses capitalistas extranjeros, Luis Alen Lascano asi lo
expresaba “el bosque dio vida al obraje, despertó la ambicion del empresario, justifica la inversión
capitalista y trajo al obrero campesino tras el espejismo de la facil riqueza hasta dejarlo
extenuado… situación propia de una economía dependiente condicionada por factores externos y
por los intereses meramente extractivos de sus riquezas”
El obraje fue el primer avance del capitalismo sobre el bosque a través de una explotación
selectiva de las especies de árboles. Con él se inició la gran depredación de este recurso natural.
La madera era destinada a la elaboración de las nuevas vías férreas y como combustible de las
locomotoras. Además la segunda guerra mundial había generado escasez de combustible e
impulso la explotación irracional de recurso.
El obraje llegaría a su fin como producto de esa misma explotación irracional y hacia la década del
70 la explotación forestal solo se concentraría en los departamentos Copo, Alberdi y Moreno,
cuando tiempo atrás abarcaba casi todas las provincias. Ahora el quebracho solo aportaba el
carbón vegetal principalmente para uso doméstico. Para este tiempo surgirían cambios en la
estructura agraria. Esta región boscosa de la provincia que había logrado sobrevivir al obraje, se
veía nuevamente amenazada por los intereses del capital internacional. Había que saciar el
hambre del mundo y la soja parecía ser la gran solución. Solo que esta vez el bosque no solo sería
degradado sino eliminado de determinadas áreas y Santiago del Estero seria nuevamente una
pieza importante de este nuevo proceso productivo
El contratista mano larga del obraje, seduce y atrapa, entregando al peón. El peón esta indefenso
ante la poderosa organización del obraje, al ser amparado por la ley el industrial.
El presidente Irigoyen quiso producir la reparación histórica del Noroeste mediante una política
ferroviaria de sentido nacional que sacara a la región de su aislamiento y le devolviera las viejas
rutas de integración comercial con América y el pacifico.
Benjamín Villafañe intento reunir a los gobernadores de las provincias del Noroeste y
consensuar un programa para la reactivación económica
Gonzales Iramain (senador riojano) logro comprometer a sus pares de la Cámara alta para
votar un cuerpo de leyes para privilegiar la situación de las “provincias pobres”
Bernardo Canal Feijoo planteo por primera vez la necesidad de una planificación regional para la
reconstrucción social y económica del Noroeste. Entendía que era pretensión equivocada esperar
que Buenos Aires ayudara a las provincias si antes ellas no se organizaban.
Esa fue la primera vez que en nuestro país se habló de planificación para el desarrollo regional
como una manera de reconstruir la conciencia de la integración argentina. Se creó el Consejo de
Desarrollo (CONADE). Las ideas y la preocupación de Canal Feijoo fueron compartidas por otros
hombres destacados de su provincia y así pudo convocarse El Primer Congreso Regional del
Noroeste Argentino (PINOA) celebrado en Santiago del Estero desde el 2 al 7 de septiembre de
1946. En esa reunión participaron destacadas personalidades de las provincias de la región:
ingenieros, agrónomos, juristas, sociólogos, médicos higienistas, arquitectos, técnicos industriales,
profesores universitarios. Y también funcionarios provinciales y nacionales. En ese Congreso se
aprobaron importantes ponencias atinentes al aprovechamiento de los recursos físicos, a la
situación social y económica, a la realidad educativa y cultural. Ahí se resolvió la creación del
Instituto de Planificación Integral del Noroeste Argentino con el objetivo de un estudio
EL ACCIONAR DE IRIGOYEN
El país que privilegio la economía de la pampa húmeda con el ferrocarril, estaba dando sus últimos
destellos, más brillantes que nunca, pero el deslumbramiento que ese espectáculo producía
cagaba a los dirigentes la visión del inmediato porvenir.
Nunca fue tanta la garantía metálica de nuestro peso y esto permitió una decisión audaz en mucho
tiempo: la libre conversión de la moneda papel. La clase media obrera podía vivir sin aflicciones.
En esta situación el Estado rico y de nación prospera no beneficiaba equitativamente a todas las
partes del territorio nacional. En el contexto geopolítico argentino una región, especialmente,
estaba sufriendo un estado de pobreza y estancamiento que parecía realmente paradojal. Esa
región era el Noroeste.
La decadencia del Norte era evidente cuando el ferrocarril desplazo al camino de herradura y al
transporte a lomo de mula. El desequilibrio regional que este cambio trajo consigo en orden de
producción y a la economía, haciéndose sentir también en la demografía, acentuándose en el
tiempo.
En los cuarenta años transcurridos desde el arribo del ferrocarril a Tucumán (1876) hasta la
asunción del primer presidente elegido en comicios democráticos (1916), la política ferroviaria
siguió beneficiando a la pampa húmeda y a los polos complementarios de Tucumán y Cuyo.
El más grave problema del Noroeste era, en ese momento, su incomunicación con el resto del país
y con los países vecinos donde estuvieron en el pasado sus mercados tradicionales, Bolivia y Chile.
En Catamarca, el tren había llegado demasiado tarde. En 1912 cuando se habilito el ramal
ferroviario a Andagala y Tinogasta, la minería de cobre había muerto y esa era la principal fuente
de riqueza provincial.
Los salteños fueron los primeros en tomar conciencia sobre la gravedad del problema, quizás
porque su provincia era la más afectada en sus posibilidades, habida cuenta de sus posibilidades,
habida cuenta de su ubicación geográfica y de la diversificación económica de sus zonas
productoras. Los diputados por Salta y Tucumán, presentaron un proyecto de ley autorizando al
poder ejecutivo para construir el ferrocarril de Salta a Chile, iniciativa que fue aprobada.
El senador Linares (Salta) reparo en las dificultades enormes de la obra, cuestiono que el
ferrocarril se hiciera en colaboración con Chile y se manifestó partidario de ejecutarla mediante
concesión a una compañía inglesa. Esto significaba- sostuvo Yrigoyen- perder “no solo el dominio
de los ferrocarriles del Estado, sin compensación alguna, sino el controlador de las tarifas de las
empresas particulares, defensivo de la economía del país…” sentaba como principio fundamental
para el desarrollo nacional el dominio de los ferrocarriles de su propiedad y además la necesaria
prolongación de las líneas “si hubiéramos… de acatar la tendencia que define la sanción de V.H.
tendríamos que renunciar a considerar el ferrocarril como un medio de impulsar el desarrollo de la
vida económica de ciertos Estados de la Republica… subordinándolos a las exigencias siempre
crecientes del capital privado…” y negando todo concepto de solidaridad nacional que la ley debe
procurar.
El proyecto de Yrigoyen no fue aprobado por el Senado, que privilegio su propio proyecto de
alcance más limitado y sustentado en un sistema de concesiones al capital privado que el
presidente no compartía.
En Santiago del Estero el primer gobernador radical fue Manuel C. Cáceres. Durante su gestión
decidió por un decreto del gobierno sacar en venta 1.700.000 hectáreas. El Ministro del Interior de
Yrigoyen remitió un telegrama el 17 de septiembre de 1920 al gobernador Cáceres frenando esta
disposición. El personalismo de Yrigoyen había llegado oportunamente a la olvidada Santiago.
Bernardo Canal Feijoo nació en Santiago del Estero en 1897 y falleció en Buenos Aires en 1982.
Ensayista, dramaturgo y poeta, fue autor de obras sustantivas en la indagación de la realidad
nacional y provincial. Combino las perspectivas de la antropología, la sociología, la psicología, la
lingüística y la historia mediante un tratamiento original que no reconoce semejanzas.
Luego de concluir sus estudios de abogacía en la Universidad de Buenos Aires, retorna a Santiago
del Estero. Durante varias décadas desempeño su profesión en el Banco Hipotecario Nacional.
En 1925 promovió y lidero la asociación cultural La Brasa, que definió en su manifiesto liminar
como un “centro de pura actividad espiritual”. Lo acompañaron en este movimiento otros
intelectuales como Orestes Di Lullo, Emilio Christensen, Emilio y Duncan Wagner, entre otros. La
Brasa se extendió durante dos décadas aproximadamente. En este lapso presidio la sociedad
Sarmiento (1935-1947) e íntegro la convención constituyente que reformo la constitución
provincial (1938-1939).
Integro el movimiento literario Martin Fierro y fue colaborador de la revista Sur, así como en La
Nación, entre otras muchas publicaciones.
Fue organizador del Primer Congreso de Planificación Integral del Noroeste Argentino (PINOA),
realizado en Santiago del Estero en 1946, considerado una experiencia pionera de planificación y
de regionalización en nuestro país.
Al año siguiente se radico en Buenos Aires, donde residió el resto de su vida. Su obra incluye casi
cincuenta libros de variados géneros, la poesía, el teatro, el ensayo, el estudio histórico y la crítica
cultural, dos centenares de artículos publicados en revistas y diarios.
Se desempeñó durante sus años de residencia en Buenos Aires como decano de la Facultad de
Humanidades de la Universidad de La Plata y secretario de cultura de la Universidad de Buenos
Aires.
En 1975 se incorporó a la Academia Argentina de Letras, institución en la que poco después fue
honrado con el cargo de presidente. Ejerció esta función hasta su fallecimiento, ocurrido en
Buenos Aires el 10 de octubre de 1982.
Su posición fue siempre acomodada, y en eso le permitió formarse como profesional en una época
en que eso no era posible para los entonces reducidos sectores medios. Como abogado fue
durante largo tiempo asesor legal del Banco Hipotecario Nacional. Ejerciendo ese cargo se trasladó
a Buenos Aires en 1947. Todo el periodo de La Brasa (1928-1948) lo muestran como nexo en las
visitas que distintas personalidades. Algunas celebres, realizan a Santiago.
Siempre gozo de prestigio aun en su suelo natal. Su carrera intelectual y su carrera pública como
pensador - que son cosas distintas- van paralelas; resulta clara su decisión de buscar desde el
principio la difusión y la influencia, no solo mediante la publicación, sino también la formación de
grupos, la articulación de empresas culturales, la vida dentro de las instituciones.
BCF nace en esa especie de cuna de oro que es todo un estrato aristocrático. Engañosa cuna de
oro, es cierto, que en tantos casos aprisiona y aparta a los hombres de las tareas vitales. En su
caso, le permite arrancar con ventaja, podría decirse, en los aspectos puramente sociales.
La realidad económica y social de esos años asignaba un papel secundario y hasta postergado a la
entidad provincia, en especial provincia mediterránea y norteña, mientras reserva el rol decisivo,
central, articulador y creativo de la nación, cuyo epicentro es Buenos Aires. BCF desafiara ese
postulado fundado en la realidad de su tiempo.
La obra de BCF se desarrolló despojada de esta exigencia de la prisa por el logro, y si ello se debe
o no a su condición social y ocupacional, podrá discutirse. Lo que es difícil de discutir es que
elaboro una prosa profunda y armoniosa, pulida en sus ideas e ingeniosas en la expresión, tras la
cual respira el literato que no dejo de ser nunca.
Hay un indudable legado intelectual en BCF, sino en su estilo y en su método. Nos enseñó un
sentido de fidelidad a la conciencia, al propio pensamiento, complementario de la independencia
ante los reclamos de los eventuales escenarios de poder.
La obra poética de Canal Feijoo se muestra como un ciclo cerrado que tiene un comienzo preciso y
un claro final. Ningún otro género de su obra, como este, posee rasgos tan definidos. En este
sentido, el total abandono del género en que se sumerge el Canal poeta a partir de su último libro
“La Rama Ciega”. La poesía abarca la primera parte de su obra y la mitad de su vida, y la única que
adquiere forma de libro en su primera etapa.
Cuando ya se iban apagando los resplandores de La Brasa, BCF quiso dar un “salto cualitativo” y
pasar de la pura especulación teórica a la acción con su necesidad de operar sobre la realidad ya
estudiada y conocida.
Todo el país estaba programado para exportar materias primas a los centros industriales y Buenos
Aires se había constituido en el único puerto de salida oceánica desde donde aquellas podían
partir hacia países centrales. Esta circunstancia hizo que al llegar el progreso en forma de
ferrocarriles y caminos, estos medios de comunicación buscaran trazar la línea más corta entre dos
puntos, dejando de lado las viejas poblaciones estables, estimulando en cambio la erección
apresurada de galpones y depósitos, cuando no meros canchones para almacenar brevemente los
productos que debían embarcarse para Buenos
Aires.
Así surgieron centenares de poblaciones nuevas, simples estaciones de ferrocarril, sin vida propia.
Pero con el tiempo la euforia producida por las nuevas “industrias” perdió ímpetu al desvalorizarse
los productos, sustituidos por otro más nuevo resultado de ese mismo progreso que trajo el
ferrocarril. El paisaje santiagueño desde entonces fue una penuria de salinas, jumiales, cardones y
cactus variados, arbustos achaparrados capaces de subsistir a las largas sequias y a las tormentas
de tierra caliente, una tierra sin selva ni pastos que la fijaran al suelo. Es la “edad de la penca”,
cuando los hombres del campo luchan por sacar a flote sus vaquitas, chamuscándoles hojas de
quimil y dándoles a comer las húmedas pantallas que contienen agua y alimento suficiente para
mantenerlas en pie hasta la próxima lluvia.
Para CF toda esa calamidad (a la que se sumaron las migraciones de los hombres más aptos) fue el
producto de la indiferencia del Estado frente a las actividades que destruyeron la naturaleza,
eliminaron las fuentes de trabajo y hasta la relación del hombre con su tierra. Este drama ya lo
había sentido y anticipado en su libro “Sol Alto” cuando describe “el año redondo del
santiagueño”, un año hecho de éxodos, despedidas, añoranzas y esperas largas de la mujer.
Canal Feijoo se impuso el deber de convocar a los hombres de su generación para discutir, una
planificación de la región, ya que los problemas afectaban a todas las provincias del Noroeste.
Era necesario organizar un Congreso, con representantes de diversas actividades, para estudiar las
soluciones posibles a los arduos problemas de estas desdichadas provincias. Se llamó Primer
Congreso de Planificación Integral del Noroeste Argentino (PINOA) y sesiono en Santiago del
Estero, con la participación de distinguidos profesionales, con una segunda reunión en Salta,
disolviéndose un año después.
Muchas de las ponencias allí presentadas sirvieron, directamente o no, de base de realizaciones
que en este campo se lograron después aunque nunca se reconociera a estos precursores. CF
elabora un libro titulado “De la estructura mediterránea argentina” (1948) que sirve como base de
sustentación a los argumentos para la planificación del NOA. El PINOA había cumplido sus
objetivos hasta donde fue posible.
Desde el establecimiento del peronismo en el gobierno fueron aprobadas importantes leyes que
hacen de la organización institucional de la provincia. En 1946 fue sancionada la modificación a la
ley orgánica de tribunales, reformada nuevamente en 1949, en diciembre de ese año, se creó el
primer Tribunal de Trabajo. Al año siguiente se dictó la ley 2280, que organizaba el régimen
municipal, y en 1954 se declaró municipio autónomo a las Termas de Rio Hondo.
Las restricciones a la prensa opositora se manifestaban por medio de la escasez en la entrega del
papel, fiscalizada por el estado, y por la clausura de diarios.
En agosto el radicalismo integro su fórmula presidencial con los diputados nacionales Ricardo
Balbín y Arturo Frondizi que visitaron la provincia al mes siguiente. El 21 de agosto, en un
imponente “cabildo abierto” realizado en Plaza de Mayo fue proclamada la formula Perón-Evita.
Sin embargo a los pocos días renuncio la Sra. de Perón, que ya se encontraba afectada por un
cáncer incurable, y el Consejo Superior del Partido Peronista designo candidato a la
vicepresidencia a Hortensio Quijano.
EL VOTO FEMENINO
En septiembre de 1947 fue convertido en ley N°13.010 el proyecto sobre derechos políticos de la
mujer, presentado por iniciativa de Eva Duarte de Perón. Las mujeres pasaron a tener los mismos
derechos políticos y a estar sujetas a las mismas obligaciones que les acordaban e imponían las
leyes a los varones.
En la plaza Absalón Rojas, hoy San Martin, se realizó la concentración de las integrantes de los
centros femeninos de la capital y del interior organizada por el diputado infante, mientas que el
sector oficialista, encabezado por el gobernador Mittelbach, se reunió en cine Renzi, en ambas
concentraciones se escuchó por altoparlantes el discurso pronunciado por Evita en Capital Federal,
en la plaza de Mayo
La política de industrialización tendía, en primer lugar a consolidar las industrias instaladas que
elaboraban materias primas nacionales para satisfacer las necesidades de consumo. En segundo
lugar procuraba fomentar la instalación de nuevas industrias o la ampliación de las existentes que
elaboraban materias primas nacionales, para el consumo interno o para la exportación, para
aumentar la independencia económica y política, aumentar la ocupación y el nivel de vida por los
mejores salarios de la industria, aumentar la renta nacional, estabilizar los precios, producir la
independencia y estabilidad monetaria, promover la inversión y el ahorro nacional.
La industria forestal continuaba sin solucionar el tema de la provisión de vagones para el envió de
leña y carbón.
Como la ley N° 1.513 no había dado los frutos esperados, se sanciono la Ley N° 1955, por la que se
exoneraba de todo impuesto provincial y municipal, por termino de diez años , al primer
establecimiento industrial, que en un plazo de tres años, se instalare en la provincia para
elaboración de materias primas.
Aun con la sanción de la Ley N°1955 no se consiguió en Santiago, impulsar el desarrollo industrial.
Condicionada por falta de capitales, infraestructura necesaria, persistencia de la industria
artesanal, con maquinarias obsoletas sin las condiciones para adquirir equipos, la escasez de
energía eléctrica, con permanentes cortes, transportes obsoletos, malos y caros, el mal estado de
las rutas, siendo la mayoría de tierra y la falta de agua.
Hasta 1948, el gobierno peronista había llevado a cabo su política de crecimiento basada en la
sustitución de importaciones y sustentada especialmente en su política de aislamiento del sistema
internacional.
Pero ante la aceleración del proceso inflacionario y la falta de divisas, luego de la sequía de 1951-
1952, comenzó a cambiar el rumbo de la política económica, apoyando las exportaciones
agropecuarias y abriendo las puertas al capital y al mercado extranjero. La crisis de 1952, marco
los límites del proyecto industrialista sustentado solamente en el mercado interno.
Teniendo en cuenta que en Santiago no se había logrado los objetivos industrialistas concebidos a
nivel nacional, se elaboró, dentro del 2° plan quinquenal (1953-1958), un Plan Industrial para
Santiago del Estero. El plan industrial abarcaba casi todos los rubros de la industria.
En 1953 se promulgo la Ley N° 2470, de promoción industrial. Por ella se eximia del pago de los
impuestos municipales por el termino de diez años a los establecimientos industriales que se
instalaren en la provincia.
Hasta 1945 no se había logrado la unidad gremial en la provincia y coexistían entidades que
nucleaban a distintos sindicatos. El año anterior, con la presencia de delegados de la
Confederación General del Trabajo, se había conformado una comisión provisoria a fin de
establecer la CGT local. La Federación de Obreros Santiagueños, encabezada por dirigentes del
Partido Comunista, denunciaba permanentemente a la Delegación del Trabajo por desarrollar
actividades políticas. También funcionaba la Central de Sindicatos Obreros, que agrupaban a
gremios de extracción socialista, y la Unión General de Trabajadores. A pesar de su accionar y de la
presión de los sindicatos, las leyes obreras en la provincia no eran en general cumplidas. La
oposición a ellas se puso en evidencia en el cierre patronal llevado a cabo el 15 de enero de 1946.
Poco a poco, una vez que asumió la presidencia el general Peron, Santiago tuvo que integrarse al
concierto nacional en lo que a legislación obrera se refiere. No obstante, abundaban los
infractores, por la falta de control a causa de las grandes distancias y los deficientes medios de
comunicación.
A partir de 1946 se incrementaron los intentos por unificar el movimiento obrero al impulso de la
delegación local de la CGT, que logro la reunión de un Congreso Obrero con la participación de
sindicatos, al que no concurrieron los socialistas, y que conformo la Central de Sindicatos Obreros
de Santiago del Estero. Finalmente, en 1947, la central obrera provincial se adhirió a la CGT local, a
cargo primero de Clemiro Gómez, luego de Darwin Martínez y más tarde Francisco Javier
González, que alcanzo la gobernación. Desde entonces, la autonomía de los sindicatos respecto de
la conducción gubernamental, que había caracterizado el movimiento obrero santiagueño desde
sus orígenes, fue perdiéndose y los principales dirigentes pasaron a integrar la rama gremial del
peronismo y a ocupar importantes cargos públicos, hasta llegar a las cámaras y a la misma
gobernación. Desde la CGT y a través de su escuela de Capacitación Sindical, se difundían los
derechos de los trabajadores y la doctrina peronista.
En el plano legislativo, poco a poco iban dictándose leyes que equiparaban a los trabajadores
provinciales con el resto del país. Entre ellas, la de la estabilidad del empleado público, amparado
a la vejez, medio aguinaldo, pensiones graciables, viviendas para empleados y obreros,
jubilaciones, seguro de vida colectivo obligatorio, etc. Si bien los sueldos adquirieron el nivel más
alto del siglo en relación con el costo de vida, la escasez de fuentes de trabajo estables en el
territorio provincial expulsaba a los trabajadores hacia otras regiones más favorecidas por el
desarrollo industrial que no se produjo en la provincia. Según datos proporcionados por el servicio
estadístico nacional.
El 23 de septiembre el Gral. Eduardo Leonardi y el Almte. Isaac Rojas arribaron a Buenos Aires, en
medio del júbilo de los opositores al régimen peronista, para asumir la presidencia y la
vicepresidencia de la República Argentina, mientras Juan Domingo Perón se asilaba en una
cañonera Paraguaya. En Santiago, jóvenes que portaban banderas y cuadros del Libertador Gral.
San Martin vitoreaban la revolución y aclamaban el advenimiento del nuevo gobierno, en una
concentración improvisada en la Plaza Libertad. Grupos exaltados se apoderaron de papeles y
documentos del partido peronista y de bustos e insignias partidarias, que incendiaron en las calles.
La gente congregada frente al local policial observaba como policías uniformados sacaban y
destrozaban retratos de los líderes del gobierno depuesto.
Fueron detenidos los exgobernadores Carlos Arturo Juárez y Francisco Javier González, ex
legisladores nacionales y numerosos funcionarios. Se clausuro la delegación de la Confederación
General del Trabajo (CGT), que luego fue intervenida.
La Unión Cívica Radical, que pasaba a ser el centro de la actividad política, comenzó la tarea de la
reestructuración, aunque no pudo evitar que se produjese nuevamente una fisura, esta vez de
mayores consecuencias. La UCR quedo dividida en dos grandes sectores:
Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) presidida por Arturo Frondizi
Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) encabezada por Ricardo Balbín
En febrero de 1957, por decreto del Ejecutivo provincial, se reestableció la autonomía del régimen
municipal y, más adelante, se anunció la convocatoria a elecciones de convencionales
constituyentes para reformar la Constitución Nacional. Las elecciones se realizaron y la provincia
eligió siete convencionales. Constituida la convención se declaró vigente la constitución de 1853
con todas sus modificaciones, menos la de 1949.
Pronto fue convocada la ciudadanía para elegir autoridades nacionales, provinciales y comunales,
en febrero del año siguiente. El primer acto de campaña fue el de los demócratas-cristianos, que
trajeron a Santiago al Dr. Horacio Sueldo, integrante en segundo término de la fórmula
presidencial. Más tarde proclamaron candidato a gobernador al Dr. Francisco Cerro. La UCR del
Pueblo hizo lo mismo con Ricardo Balbín-Santiago del Castillo para la presidencia y vice, y Hugo
Catella para gobernación. El radicalismo intransigente obtuvo la victoria en la provincia gracias a
los aportes de los votos peronistas. Arturo Frondizi resulto elegido presidente y Alejandro Gómez,
vicepresidente. Eduardo Miguel (Radicalismo Intransigente) resulto gobernador y Eduardo
Archetti, intendente de la Capital (UCRP). Las Termas, Añatuya, La Banda y Frías tuvieron también
su primer intendente electo.
Frondizi debio soportar vaivenes del sector peronista y de grupos militares que ponían en jaque su
gestión, y las controversias que genero la adopción de una política económica sustancialmente
distinta, con la apertura del capital y la tecnología extranjeros, y un aumento del 50% de los
salarios, a costas del crecimiento de la inflación.
Las huelgas iniciadas hacia final del régimen militar continuaron durante el nuevo gobierno,
mientras se ahondaban los conflictos de la CGT. Las huelgas no solamente eran de trabajadores,
sino que se plegaban a ellas profesionales y empresarios.
A pasar de los numerosos conflictos, el gobierno quería dar otra imagen de la situación. En 1958 y
1959 se organizaron los primeros festivales cinematográficos en Las Termas, eventos que no
consiguieron tapar el descontento por los nuevos precios de la carne que generaron el
desabastecimiento y la huelga conexa del personal del Matadero.
A pesar de los anuncios a mediados de año, la provincia contaba con 11 mil empleado públicos y la
burocracia oficial había aumentado con la creación de empleos.
En respuesta al plan de austeridad, los 62 gremios peronistas iniciaron una huelga nacional que
termino a fines de enero con varios sindicatos intervenidos. El peronismo decidió agrupar sus
cuadros y organizarse para una futura lucha electoral. En febrero de 1959 se constituyó el partido
Justicialista, con una Junta Promotora presidida por Federico Durruty, delegado de la provincia de
Buenos Aires, preso en Caseros, y en ejercicio de la presidencia, mientras durase la detención del
titular, el vicepresidente 1°, Dr. Francisco López Bustos, santiagueño, peronista de la primera hora.
Si bien el PE nacional prohibió las actividades y se ordenó la clausura de todos sus locales en el
territorio del país, el peronismo comenzó a organizarse con distintos nombres. El 7 de julio de
1961 se acordó la personería al Partido santiagueño Tres Banderas, de extensión peronista.
Mientras tanto el gobierno de la provincia se caracterizaba por excesivas inversiones y atraso en
los pagos de sueldos, matizados con huelgas, especialmente de los docentes provinciales, que
luchaban por la correspondencia con los nacionales. Si bien se sanciono la equiparación, en la
práctica no era tan real.
Las elecciones de marzo de 1962 para gobernador enfrentaron siete partidos, entre ellos el
flamante tres banderas, cuyo candidato, Abraham Abdulajad, triunfo sobre el Movimiento Radical
Popular encabezado por Benjamín Zavalía. El oficialismo ocupo el tercer puesto.
El triunfo del justicialismo en el acto comicial derivo en una crisis institucional en el seno del
gobierno nacional, simultáneamente con una inmediata reacción de las fuerzas armadas. El
presidente de la Republica acepto la renuncia del Ministro del Interior, Alfredo Vitolo, y allano
drásticamente las autonomías de las provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Rio Negro,
Buenos Aires y Chaco, interviniéndolas. Esa misma noche asumió el interventor interino de
Santiago, comodoro Agustín Héctor de la Vega, y días después fue designado interventor civil, el
Dr. Adolfo Scillingo.
El interventor Scillingo renuncio, tomando su lugar Pedro Molinari. El 4 de junio fueron designados
nuevos interventores federales, entre ellos en Santiago, el contraalmirante Gabriel Maleville, que
ya se había desempeñado en el mismo cargo durante la Revolución Libertadora. El ex gobernador
Eduardo Miguel y otros funcionarios y diputados fueron detenidos por orden judicial por diversos
casos, entre ellos el de “Los Tigres”, el ex obraje modelo, por supuestas irregularidades en la
distribución de sus valiosos bienes, al ser disuelto. También fue procesado y detenido el ex
Ministro de Hacienda, Dr. José Eduardo Retondo, considerado junto con el gobernador, autor del
delito de abuso de autoridad, entre otros cargos. Miguel y Retondo fueron alojados en el Hospital
Regional y, meses después, el primero fue llevado a la cárcel pública.
Luego de una nueva sublevación militar Maleville renuncio. El 18 de abril de 1963 asumió el nuevo
comisionado federal, coronel German Quintana.
Se convocó a elecciones generales. Santiago fue visitado por los candidatos presidenciales Arturo
Illia de la UCRP, Pedro E. Aramburu de Udelpa, Horacio Sueldo de la Democracia Cristiana y Oscar
Alende de la UCRI. Los peronistas recibieron la orden de su líder de concurrir a las mesas y votar
en blanco. Triunfo la formula Illia-Perette y a nivel provincial el radical Benjamín Zavalía.
El gobierno radical en Santiago transcurrió sin mayores sobresaltos. Los gremios peronistas en
todo el país continuaron con sus prácticas huelguísticas de oposición al gobierno y en la provincia
actuaban de consonancia.
La situación del peronismo, ya habilitado para intervenir en los comicios, luego de que se levantó
la proscripción- al igual que el comunismo aparecía complicada por conflictos internos. Se
encontraban separadas tres partidos con dicha orientación
El 29 de julio de 1966 asumió el gobierno provincial el Dr. Jorge Nallar, con el propósito de ajustar
su gestión a las líneas generales del gobierno nacional y al Estatuto de la Revolución. Adopto una
postura neoliberal, en lo cultural y educativo, como en la política interior fueron antiliberales.
Como las Fuerzas Armadas no eran un bloque compacto tuvo varios cimbronazos que llevo a
presentar la renuncia del gobernador. El 27 de enero el Gral. Carlos Uriondo fue designado para la
gobernación, que asumió el mes siguiente.
Juan Carlos Onganía, siguiendo el criterio de planificación regional, dividió el país en regiones.
Santiago fue incluido en el área del noroeste y en el mes de abril de 1967, el gobernador Carlos
Uriondo, conjuntamente con los mandatarios del NOA, se reunió con el presidente y sus
respectivos equipos de asesores en Termas de reyes, en la provincia de Jujuy.
Santiago continuo manteniendo si vida institucional un poco distante de los acontecimientos que
conmovían al país. A partir de 1970, las organizaciones gremiales encabezadas por la CGT,
cambiaron su política de pseudo entendimiento y comenzaron una serie de paros parciales y
huelgas generales, mientras continuaban los hechos de violencia y represión estudiantil. En
Santiago, los estudiantes de la facultad de Ingeniería Forestal, recientemente creada, y de la
Universidad Católica, se adhirieron a las protestas contra las persecuciones ideológicas.
Al accionar terrorista de los Montoneros se le agregaba el del Ejercito Revolucionario del Pueblo
(ERP). La acción antisubversiva continúo con numerosos procedimientos y detenciones en todo el
país y en Santiago. Lanusse debió enfrentar levantamientos de unidades del Ejército que se
rebelaron contra el proyecto de salida institucional, aumentaron los secuestros, torturas y
desapariciones de uno y otro bando.
Se convocó a elecciones generales para 1973. La fórmula peronista fue Cámpora-Solano Lima que
se impuso ampliamente sobre la formula radical Balbín-Gamond. En la gobernación se impuso
Carlos Juárez por 88.422 votos contra 76.399 de Francisco López Bustos y 32.307 de Mario Ávila,
candidato radical.
LA POLITICA DESARROLLISTA
“Entre 1958 y 1962, durante el gobierno desarrollista de Arturo Frondizi, se produjo una
“apertura” del proyecto industrialista. El modelo de sustitución de importación sufrió una gran
expansión, especialmente por la entrada de capitales extranjeros y un importante crecimiento de
las empresas industriales extranjeras. Se impulsó la exportación de manufacturas, el cambio
tecnológico, y políticas fiscales tendientes a equilibrar el sistema cambiario y monetario, evitando
así, el acoso de la inflación”. La ind. En Sgo. del Estero-Tenti
La política desarrollista tenía como eje la planificación alrededor del cual giraba la economía. En
Santiago del Estero esta planificación se llevó a cabo a través del Proyecto Rio Dulce, sobre la base
de extensos estudios realizados en distintas áreas, incluida la social, aunque circunscripta en
particular al área de riego del rio.
Las inundaciones seguían siendo una amenaza permanente y hacia fines de 1956 abarcaban, solo
en el sur, más de 100.000 hectáreas de tierras productivas. Los daños eran cuantiosos y se veían
perjudicadas las comunicaciones, razón por la cual varios sectores de la población se encontraban
aislados. Ante las pérdidas cuantiosas para la provincia, el poder central lo condono una deuda de
$242.224.848,44 por la que se debía pagar por año más de 14 millones y le aumento 23 millones a
los 120 que percibía en concepto de coparticipación.
Durante esta etapa se instalaron numerosas industrias que dieron impulso a la alicaída economía
provincial. En 1957 se estableció un nuevo régimen de fomento y protección de las industrias,
tendiente a atraer inversores a la provincia. A pesar de los nuevos emprendimientos, en general la
posición de las industrias locales estaba estancada y disminuida por la carencia de equipos
adecuados y por la dificultad de adquirirlos, debido a la falta de liberalidad en los permisos de
importación.
La situación del comercio mayorista era delicada, por el constante aumento que sufrían los
artículos en general, y por la decreciente capacidad adquisitiva del comercio minorista y del
pueblo consumidor, la provisión de vagones se realizaba en forma anormal, no así el transporte en
camiones que era eficiente. Se instalaron nuevas sucursales del Banco Provincia en ciudades del
interior.
En 1965 inició su actividad el nuevo Banco de Santiago del Estero, con un capital de 50 millones de
pesos, exigidos por el Banco Central.
En lo referente a la venta de tierras fiscales, continuo durante los distintos gobiernos, la política de
cesión sistemática. En 1964 se acordaron permisos para utilizar bosques fiscales en Copo y Alberdi
por un total de 100.000 hectáreas. La explotación de los bosques continuaba haciéndose en forma
primitiva. Las condiciones de vida del trabajador forestal no habían variado mayormente, y eran
denunciadas en forma permanente por la Federación de Obreros de la Industria Forestal (Fosif).
Trabajaban inicuamente explotados, acosados por las más apremiantes necesidades, víctimas de
condiciones laborales infrahumanas y permanentemente desquiciada su economía por los precios
de las proveedurías de obraje.
Ni siquiera las ventas de tierras públicas sirvieron para disminuir la deuda pública, ni para
equilibrar la delicada situación financiera de la provincia. El costo de vida había aumentado
duplicando.
Para enfrentar los problemas económicos y financieros, el 15 de marzo de 1964, se reunieron los
gobernadores del NO en Salta y crearon el Consejo Económico Social del Noroeste, integrado por
las provincias de Salta, Tucumán, Santiago, La Rioja, Jujuy y Catamarca. Tenía como objetivo
primordial investigar, analizar y evaluar la realidad regional con el aporte de todas las esferas
activas públicas y privadas, actuando como organismo de vinculación entre sectores e intereses, a
fin de obtener los medios necesarios para el logro de objetivos de bien común
Creada por decreto del ejecutivo y la Comisión del Rio Dulce (CRD), cuyo objetivo principal era
promover el desarrollo integral de las zonas de influencia, además de otros, tales como efectuar
un relevamiento de los recursos humanos y naturales de la región, determinar el uso apropiado de
la tierra para adoptar medidas para su mejoramiento, estudiar y proyectar obras hidráulicas,
fomentar la instalación y ampliación de la industrias, comercios y transporte, promover la
electrificación de la zona, mejorar la red vial, crear centros de investigación, experimentación y
extensión agrícola-ganadera, instalar escuelas primarias con orientación agraria, escuelas técnicas,
fomentar la mecanización en las tareas rurales, promover el uso de fertilizantes, plaguicidas y
herbicidas, asesorar al Banco Provincia en la elaboración de planees de crédito, etc.
Poco a poco iban cumpliéndose las etapas de planificación para la provincia. En 1965 comenzaron
a expropiarse 17 mil hectáreas en Mansupa y Brea Pozo. El 29 de septiembre de 1967 quedo
inaugurado el dique Rio Hondo. Luego se llamó a licitación internacional para la construcción de
cuatro canales. Hacia principios de octubre de 1967 fue puesto en posesión del cargo de
presidente de la Corporación del Rio Dulce el Dr. Carlos Jensen Viano, hasta su posterior asunción
a la gobernación. El proyecto Rio Dulce era para el BID un proyecto piloto, según lo expreso su
presidente, Dr. Felipe Herrera. En septiembre de 1970 comenzaron a llegar a Colonia El Simbolar
los primeros agricultores. La colonia fue inaugurada el 7 de noviembre con varios actos presididos
por las principales autoridades de la provincia y con asistencia de funcionarios nacionales y
provinciales.
Poco después fueron transferidas por Agua y Energía Eléctrica a la provincia, conforme a la
donación efectuada por el Poder Ejecutivo Nacional. A comienzos de 1971, la CRD comenzó a
adoptar medidas para la instalación de industrias y su radicación en el parque industrial.
En marzo de 1971 la Corporación Rio Dulce obtuvo una línea crediticia de hasta 1300 millones de
pesos, en el Banco de Desarrollo, destinada al desarrollo industrial. El 5 de enero quedo
inaugurado el Parque Industrial, obra concretada a los seis años de iniciado el Proyecto Rio Dulce.
Así surgen y se fortalecen los caudillos en periodos pre estatales, por le vacío institucional y el
desierto administrativo, son aquellos que pueden ofrecer protección y resguardo a las necesidades
de la supervivencia cotidiana y posibilidades de representación ante las distantes esferas de
poder.
La historia política antigua y reciente, de Santiago del estero esta signada por la presencia de
caudillos. Los primeros Ibarra, Taboada, usaban su clientela como tropa de combate en las lides
civiles del S. XIX, mientras que Juárez dispone de ella como masa electoral cautiva. A cambio, las
retribuciones en el siglo pasado consistía en el ofrecimiento de protección muchas veces física
mientras que en la actualidad se ofrece bienes públicos y/o empleos estatales.
Los caudillos son la emergencia de un acuerdo social y político: son los rostros visibles, los
nombres conocidos, de alianzas de sectores políticos, fracciones de clases y grupos económicos, y
estas alianzas pueden ser comprendidas como configuraciones hegemónicas.
Tales configuraciones, dotadas de poder social, predominio político, fuerza económica e influencia
sociocultural, fueron hegemónicas mientras pudieron resolver, simultáneamente, las relaciones
exógenas con el poder central de Buenos Aires y las relaciones endógenas con la propia sociedad
provinciana: el ciclo hegemónico de cada configuración se agota cuando alguna de las dos
relaciones se tornaron desfavorables.
El Siglo XX es testigo del agotamiento del poder y la legitimidad de la aristocracia cuyo último
representante es
LA ACCION REVOLUCIONARIA
Hacia 1975 estaban excluidos de la lucha por el poder la izquierda peronista y sectores
empresariales. López Rega intentaba liquidar a la dirigencia sindical, único oponente de peso
dentro del peronismo. Se intentó involucrar a las Fuerzas Armadas en el sostén del gobierno,
quienes fueron ganando espacio tras asignarle la represión de la guerrilla en Tucumán (ERP). El
gobierno decidió decretar estado de sitio. Los Montoneros comenzaron los secuestros y asesinatos
de gerentes de empresas para forzarlos a aceptar las demandas obreras. Las acciones de la
guerrilla peronistas y de los comandos terroristas se multiplicaron en lo que ambos bandos
definieron como una guerra.
En 1976 los militares se decidieron a gobernar prescindiendo de las fuerzas sociales y políticas.
Suprimieron los partidos políticos, convencidos de que la única manera de gobernar la sociedad
argentina era con el imperio del terror. Comenzó entonces otra historia, la del terrorismo estatal
que busco justificación en la invocación de los crímenes de la guerrilla para hacer desaparecer a las
personas y apropiarse de sus bienes y de sus hijos. Los militares de 1976 se dispusieron una vez
más a aniquilar la argentina peronista
Las nuevas autoridades militares en Santiago del Estero iniciaron operativos para detener e
investigar a funcionarios depuestos. Carlos Juárez se refugió en España, mientras eran detenidos y
procesados exdirigentes peronistas. El general Cesar Ochoa fue designado gobernador de la
provincia desde 1976 a 1982.
Mientras del anterior gobierno fueron investigados por supuestas irregularidades administrativas
en diversos organismos como el IOSEP, Casino de Termas, Banco Provincia, etc. varios contratos de
empresas constructoras y adjudicaciones de viviendas fueron anulados.
Se prohibió las reuniones públicas y en lugares abiertos, reprimiendo la actividad política, fue
detenida Marina Aragonés de Juárez por supuestas irregularidades.
Los centros clandestinos en todo el país eran al menos 340, estableciendo dos categorías entre
ellos
Lugar de retención: campos de concentración: los detenidos eran mantenidos por
periodos considerables de tiempo hasta que se decidía su destino definitivo.
Lugar transitorio de detención: el tiempo de detención era corto, después del secuestro, le
sucedían los interrogatorios y las torturas. Una vez obtenida la información se decidía el
destino del secuestrado.
Dependientes de la policía
Avellaneda 440
Libertad 1069
Belgrano 1162
Colon y Lavalle
Sáenz Peña 568
Dependientes de las Fuerzas Armadas
Batallón 141
Sarmiento 267
Destacamento de inteligencia
Campo Militar Coronel Lorenzo Lugones
El archipiélago de las Malvinas, formado por dos islas, Malvinas del Este o Soledad, Gran Malvinas
y numerosos islotes.
Durante la presidencia de Illia, siendo canciller Miguel Ángel Zavala Ortiz, la Argentina tuvo un
triunfo diplomático con la resolución aprobada en 1965, por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, que incluyo a las Malvinas entre los territorios que debían ser descolonizados, exhortando
a nuestro país y a Gran Bretaña. Dicha recomendación abría el camino para la resolución de un
conflicto secular, pero Gran Bretaña manejo el asunto con reticencia, y también con habilidad
característica de su diplomacia. La intencionalidad profunda era condicionar de tal manera las
negociaciones que estas podían extenderse sin límite de tiempo. Para el Foreign Office, el
problema de la soberanía reivindicada por la República Argentina quedaba subordinado a la
voluntad de los isleños.
En los años que siguieron al voto de las Naciones Unidas nuestro gobierno acordó con el británico
el establecimiento de varios servicios indispensables para resolver el problema de aislamiento del
archipiélago. Vuelos regulares desde el continente por LADE (Líneas Aéreas del Estado), provisión
de combustibles y gas por YPF y Gas del Estado. Esto convenía a Gran Bretaña pues abarataba
considerablemente los costos del mantenimiento de su colonia insular.
Para Gran Bretaña las negociaciones se extenderían según los factores que la condicionaran en su
política exterior, al fin de cuentas tenia cartas de derecho al veto en el Consejo de Seguridad de la
ONU.
El complejo proceso llevo al gobierno militar argentino a optar por la definición bélica. El
comandante en jefe, Jorge Isaac Anaya, ordeno el 15 de diciembre de 1981 al vicealmirante Juan
José Lombardo que preparara un plan de desembarco en las Malvinas. Una semana después la
Junta Militar decidió la destitución de Roberto Viola y su reemplazo por el Gral. Leopoldo
Fortunato Galtieri, comandante en jefe del Ejército. Anaya consiguió sin dificultad el apoyo del
nuevo presidente. Se oficializo el proyecto con la coordinación de las inter fuerzas. El brigadier
Basilio Lami Dozo no opuso objeciones a la propuesta. La idea era recuperar Malvinas cuando se
estaba por cumplir un siglo y medio de la usurpación británica. El 6 de enero los comandantes
definieron la cuestión. Si fracasaban las negociaciones por realizarse en Nueva York, a fines de
febrero, nuestro país ejecutaría la acción militar. Las tratativas de Nueva York fueron estériles. La
posición británica no abría la puerta para ningún avance en la dirección apuntada por la
Resolución 2065 de las Naciones Unidas.
El presidente Galtieri quedo muy molesto con el resultado insípido, después de 17 años de
improductiva negociación, no se podía esperar que “la paciencia del pueblo argentino dure
eternamente”.
Había descontento y malestar social en el pueblo después de seis años de autocracia militar cuya
gestión no había reportado avances para la clase trabajadora. La normalización constitucional de
la Argentina parecía estar lejos según la intencionalidad de las Fuerzas Armadas dueñas del poder.
Así estaban las cosas cuando en las primeras horas del 2 de abril nuestras tropas habían
desembarcado en Port Stanley iniciando la reconquista de las islas Malvinas. La toma de Malvinas
significo una catarsis colectiva de una nación afectada por muchas frustraciones que achicaron su
destino en el mundo.
Los Estados Unidos, después del fracaso de la misión mediadora del Secretario de Estado
Alexander Haig manifestaron sin ambages su respaldo a su aliado histórico de dos guerras
mundiales. Este apoyo no fue solo diplomático, fue también milita, tecnológico y logístico.
Luego de la guerra de Malvinas se produce una censura directa y agresiva desde el gobierno de
facto, sobre toda información que hablara sobre lo sucedido en las islas del Atlántico Sur.
Prohibiéndoles a canales de televisión, las radios, los medios de prensa en general, las
gobernaciones, las intendencias y los soldados a hablar de lo vivido.
Los años 20 marcaron una época de sello modernista, fue la época de los nuevos barrios, fue el
tiempo de importantes construcciones particulares e institucionales.
La avenida Roca, al este, estaba como muralla final ante las inundaciones del Rio Dulce, todas las
viviendas estaban construidas sobre terrenos altos, con escalinatas. Terminando en el sur en el
estadio deportivo Club Atlético Mitre.
El centro de la ciudad de la ciudad sobre la calle libertad, se destaca la plaza central y la casa de
gobierno.
EL AGUA EN LAS POLITICAS NEOLIBERALES EN SANTIAGO DEL ESTERO CON LA REFORMA DEL
ESTADO
La crisis de la deuda externa desatada a nivel mundial a partir de 1982 puso en evidencia la
fragilidad del modelo de crecimiento en la que el Estado jugaba el papel protagónico planificado.
Los concepciones neoliberales y neoconservadores, ya vigentes, comenzaron a expandirse
rápidamente en acciones concretas, en especial por las intervenciones del Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional que, convertidos en portavoces de los países desarrollados,
presionaban a los países periféricos deudores para que adoptasen políticas pro-mercados.
Se buscaba reducir los controles sobre las actividades empresariales, transferir a particulares las
empresas públicas, abrir las economías hacia el exterior, dejar que sea el mismo mercado el que
fijase los precios.
La reforma del Estado en Argentina, si bien –como se dijo- comenzó a gestarse a fines del periodo
presidencial del radical Raúl Alfonsín aunque con la severa oposición del parlamento en especial
de los diputados y senadores justicialistas, se llevó a cabo durante el gobierno peronista siguiente.
En la etapa de campaña presidencial (1988-1989) el futuro presidente Carlos Menem adopto una
dimensión discursiva propia del peronismo, prometiendo la revolución productiva, además del
salariazo, para paliar la grave crisis económica acentuada por una ascendente hiperinflación que
sacudía el país y que provoco la entrega anticipada del poder ante la expectativa de la ciudadanía.
Una vez asumida la presidencia en julio de 1989, el giro dado a su política le permitió al flamante
presidente modificar su discurso y calificar de arcaicos o anacrónicos a quienes se oponían a la
reforma y a la privatización de las empresas públicas, ya que postergaban con ello, a su juicio, el
ingreso seguro al “primer mundo”.
La ley N°23.697 de emergencia económica otorgaba entre otras cosas al Estado el poder de policía
ante la emergencia económica y social, suspendía los subsidios y subvenciones, reformaba la carta
orgánica del Banco Central, revocaba los regímenes de promoción industrial y promoción minera
por un plazo de 180 días.
El Plan de Convertibilidad que fijaba por ley la paridad peso-dólar, la apertura total del mercado
quedaba consumada. Era el fin de la matriz estado-céntrica y la puesta en marcha de la nueva
matriz mercado-céntrica.
Al fijar el marco normativo para la privatización de empresas publicas pronto comenzó una ola de
privatizaciones: ferrocarriles, aviación, teléfonos, rutas nacionales y puertos, petroquímicas,
complejos siderúrgicos, etc. Todas las medidas fueron tomadas, paradójicamente, sin mayor
oposición por parte de los distintos sectores sociales, que ante la posibilidad de una pronta salida
a la aguda crisis, terminaron aceptando las medidas. Estas privatizaciones permitieron cancelar la
deuda pública.
La segunda etapa, que había comenzado en 1994, se aceleró a partir de 1996 como consecuencia
del “efecto tequila”. El panorama entonces era distinto, ya que la primitiva euforia por el triunfo
del modelo empezaba ser reemplazada por el desasosiego ante la aparición de dos factores no
previstos
Según datos del INDEC, más del 53% de los hogares de Santiago y La Banda, a fines de la década
del 80, se encontraban en situación de pobreza. En los 90 la situación no había variado demasiado,
Santiago era la provincia de menor desarrollo en el ámbito nacional. Poseía una industria de
escasa relevancia. Dentro del segmento primario predominaban las actividades agropecuarias y la
explotación forestal exhibía una débil participación.
La reforma del Estado Provincial comenzó en la cámara de diputados el 17 de abril de 1990, con su
discusión. El proyecto adhería a la ley nacional y declaraba la emergencia económica y
administrativa provincial. la cual establecía la activación del poder de policía del Estado provincial
disponiendo la suspensión de subsidios y subvenciones, como también un régimen compensatorio
de deudas de particulares contra el Estado y programas de descentralización de organismos
estatales con su correspondiente privatización como fue el caso de DIPOS, Banco Provincia, la Caja
Social y Casinos.
Tras once horas de debate el peronismo sanciono su ley el 25 de abril con el voto de su mayoría de
diputados, incluido los legisladores de origen gremial que apoyaron también la sanción. La banca
radical se había retirado del recinto legislativo una hora antes de la aprobación definitiva de la ley,
cuando se trataba en particular los artículos
La ley conto con el apoyo del partido político ECEDE, que alentó la reforma desde un principio
junto con la Cámara de Comercio.
En el ámbito laboral la prohibición de designaciones de personal en los tres poderes por un lapso
de 180 días, dándose recorte presupuestario.
La sanción de la ley en nada cambio la cosmovisión política y económica de Santiago del Estero, se
produjo un incremento de la canasta familiar y las seguidillas de tarifazos por parte de las
empresas de energía eléctrica y al mercado inmobiliario.
La única oposición a la ley provino desde la banca de partidos minoritarios y la sociedad popular;
en el ámbito gremial solo se opuso ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) encabezado por
Alba Luna de Castillo, en aquella oposición se contaba con la presencia del ex gobernador Carlos
Juárez, que sostenía su férrea oposición a las privatizaciones.
A pesar de los hechos la ley de emergencia económica y administrativa de Santiago del Estero no
se concretó fehacientemente, debido al costo político de perder el apoyo popular y
consecuentemente el electoral.
Durante el periodo electoral llovieron prácticas clientelares por parte de Iturre que apoyaba a
Mujica. Si bien Zavalía obtuvo mayor cantidad de votos, el triunfo le fue adjudicado a Mujica. Esto
ocasiono una serie de reclamos asociados a la protesta que acusaba al oficialismo de fraude y
corrupción. El 11 de diciembre de 1991 (en forma anticipada) asumió Mujica la gobernación de la
provincia.
A medida que iba concretándose el proceso de reformas se agudizaba el temor entre los
trabajadores santiagueños. Algunos municipios habían emprendido ya el proceso privatizador.
Los servicios estaban en grave decadencia, por ejemplo el IOSEP había dejado de prestar servicio a
los empleados de la provincia, la educación se manifestaba a través de paros y movilizaciones.
Ante esta situación la provincia necesitaba un préstamo y para conseguirlo debía tomar las
medidas de modernización aprobando la Ley ómnibus.
El arreglo de cooperación concertado entre Juárez y Mujica había alejado totalmente al senador
Iturre quedando hegemónicamente el juarismo en la provincia.
La ley ómnibus tenía como finalidad modernizar el Estado santiagueño mediante el cumplimiento
de tres pautas
EL ESTALLIDO SOCIAL
La reacción contra la ley se generalizo por toda la provincia. Los gremios se constituyeron en un
frente reaccionario. Los empleados públicos ampliaron su ira abarcando a los dirigentes gremiales
que intentaban negociar con el gobierno en las llamadas mesas de coordinación, lo que sugería
una acefalia en algunos gremios o la aparición de nuevos dirigentes de hecho.
La masa popular no agremiada que incluía trabajadores y desocupados, oprimidos por el hambre y
el sistema corrupto observaba, tras tres meses sin sueldo tuvo su gota de indignación cuando se
enteraron que la población estaba consumiendo agua cruda debido a la falta de pago a la empresa
que proveía el cloro purificador. Los actos de corrupción de funcionarios como el senador Iturre y
el Diputado Nacional Hugo Cramaro que salieron a la luz. Se reiniciaban los paros comandados por
ATE y los trabajadores de la salud comandados por ATSA. el gobernador en vano pedía ayuda
económica a la nación.
El día 16 de diciembre docentes auto convocados y los gremios, junto con alumnos, enfermeros,
médicos y hasta los religiosos conformaron columnas de manifestantes, cuando la policía comenzó
a reprimir fue transmitido por la radio y de las reparticiones públicas salieron todos hacia casa de
gobierno. Cuando la casa de gobierno se presentó en llamas un grupo de personas se dirigió a
tribunales, prendiendo fuego los juzgados de quinta nominación y fiscalía, estaban “quemando los
símbolos de la corrupción” “el palacio de la Justicia”, purificando las leyes con la quema de la
legislatura.
El post estallido no cambio la situación, solo quedo la conciencia popular del día que el pueblo
santiagueño dijo basta.