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'Si el Führer lo supiera': así sería el mundo pseudocientífico dominado por los nazis

En la década de los sesenta, el editor Otto Basil escribió una sátira ambientada en una linea
temporal alternativa: tras atacar atómicamente Londres, Alemania y Japón ganaron la II Guerra
Mundial

Ignasi Franch

10/07/2018 - 21:12h

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Si el Führer lo supiera 2

Una ridiculización del nazismo que se va transformando en ficción apocalíptica

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ETIQUETAS: Otto Basil, Segunda Guerra Mundial, Hitler

ENTREVISTA

Adolf Hitler

"Hitler vivía para el Reich y las drogas"

Desde que el establishment estadounidense dio luz verde al Hollywood en guerra posterior a los
ataques japoneses a Pearl Harbor, el nazi se convirtió en una especie de villano por defecto. La
difusión de los genocidios cometidos en campos de exterminio contribuyó a fijar al
nacionalsocialista como una representación del mal absoluto que podía estar presente en todo
tipo de ficciones. Ya fuese en propuestas políticamente conscientes hasta explotaciones de un
cierto mal gusto.

Tampoco han faltado las ucronías que exploran historias mundiales alternativas donde el III Reich
ha triunfado, o se ha preservado en exilios fantasiosos. Poco después del final de la II Guerra
Mundial, el novelista Robert A. Heinlein ( Brigadas del espacio) especuló con un refugio nazi en la
Luna mediante su ficción juvenil Rocket Ship Galileo. El finlandés Timo Vuorensola ensayó algo
parecido a través de una extravagancia del frikismo reciente: el filme Iron sky.

Si el Führer lo supiera

'El hombre en el castillo', una serie de Amazon Studios, trata de unos Estados Unidos bajo la
influencia nazi

Ya en los lisérgicos años 60, Philip K. Dick ( ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) escribió
El hombre del castillo, donde los Estados Unidos están bajo la influencia de Alemania y Japón. La
novela ha sido llevada a la televisión en formato serie y no es la única propuesta en esta linea del
audiovisual reciente: la serie SS – GB trata de una Gran Bretaña ocupada por el ejército alemán.

En los mismos años sesenta, el periodista y editor austríaco Otto Basil escribió una ucronía
peculiar por su tono tragicómico, polémica por su tratamiento más ridiculizador que condenatorio.
Si el Führer lo supiera se ambienta en un mundo alternativo donde Alemania y Japón ganaron la
guerra. Sus respectivos imperios gobiernan el planeta con un racismo extremo y a la vez
completamente normalizado. Por el camino, Alemania se ha convertido en una potencia
decadente, en una Roma a punto de ser devorada por las pugnas internas y los múltiples enemigos
externos.

Perdido en un mundo que termina

Basil construyó una libro-experiencia: largo, de tono oscilante, con cierto aspecto a tour de force
creativo, enfatizado por las extenuantes desventuras de su personaje principal. Todo ello aparece
envuelto de un cierto aire kafkiano. El protagonista, funcionarial y algo pasivo, tiene rastros de
esos no-héroes que soportan los zarandeos de una realidad hostil e incomprensible.

También hay algo del imaginario del escritor checo en el mundo concebido por Basil. En el Gran
Reich abunda la burocracia desatada y desquiciada, las enumeraciones e inventarios infinitos, bajo
el yugo de unos poderes desconcertantes que pueden parecer abrumadores y, unos minutos
después, ausentes e impotentes. Las relaciones amorosas y sexuales del personaje principal,
gustoso de un cierto sadomasoquismo asociado con el imaginario nazi, puede recordar a los
fallidos amoríos kafkianos. Y un encuentro subterráneo con un grupo clandestino de psicoanalistas
remite a los diálogos enrarecidos propios del autor de El proceso.

El imperio alemán del libro no solo es supremacista, genocida y autodestructivo: también está
devorado por las supersticiones y las extravagancias. Basil satiriza el lenguaje y las supersticiones
del Reich, su sincrética mitología que idealizaba presuntas glorias germánicas y exploraba todo
tipo de ocultismos e investigaciones pseudocientíficas. El protagonista, de hecho, es un
rabdomante, un empleado estatal que busca radiaciones terrestres presuntamente perjudiciales
para la salud.

Si el Führer lo supiera 3

'Si el Führer lo supiera' nos presenta un mundo donde la jerarquía étnica del supremacista imperio
hitleriano se inspira en los 'westerns' de Karl May

Aun desde la distancia de una narración en tercera persona, el protagonismo otorgado a un nazi
fiel condiciona la mirada novelística. Se asumen en gran medida las percepciones acríticas ("el
partido piensa por ti") y crédulas de un personaje con escasa visión de conjunto. A diferencia de lo
narrado en clásicos como Nosotroso 1984, el protagonista no vive grandes conflictos interiores.
Basil nos presenta una distopía vivida prácticamente como una utopía. Y esto remite a la figura
real del alemán partidario del totalitarismo, indiferente ante una represión que no le afecta.

A lo largo del libro no hay subrayados de crítica al nazismo: su autor escogió una ridiculización
variablemente estridente. Se puede destacar, por ejemplo, cómo los westerns escritos por Karl
May influyen en la jerarquía de razas promovida por Hitler. Gracias a la admiración del Führer por
el valeroso indio Winnetou, los pieles rojas están por encima de otros colectivos no-arios que se
consideran subhumanos.

En la novela, los fieles a Hitler son una especie de oligarquía moderada en su barbarie. Un poder
todavía más feroz les quiere desplazar, pero todos estos movimientos no se explican en detalle.
Basil se ocupa de las andanzas de la odisea del personaje, patética desde un inicio,
progresivamente agónica.

El funcionario Höllriegl despierta de la pesadilla totalitaria, que para él era un sueño plácido,
mediante sacudidas apocalípticas que no implican una transformación interior. Es la parte más
dramática de la tragicomedia: una ideología asesina puede proporcionar un sentido a la vida. Ante
el derrumbe del Gran Reich, el protagonista siente un vacío que el mero escepticismo no puede
rellenar.

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