Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Mientras los infantes estén privados de su objeto libidinal, se volverán cada vez más
incapaces de dirigir hacia fuera, no sólo la libido, sino también, la agresión “(212)
Éste, una vez finalizada cada experiencia, realiza protocolos fieles a los
sucesos, y se realizan básicamente en sentido descriptivo. El registro
cuidadoso y el análisis de sí mismo generan, con todos estos datos,
insights de los estados mentales de madre y bebé primordialmente.
Inferencias, especulaciones, y aun las reacciones personales de quien
observa, no son parte del material que se consigna.
Didier Houzel (1999) resalta, como un enorme valor del método de Bick,
el hecho de que el Observador enfoca sus esfuerzos sobre los aspectos
de su receptividad mental. Y señala tres de éstos, a saber:
1. Receptividad a nivel perceptivo; lo que pueda ser objetivamente observado
sobre la conducta del niño y su entorno (cambios en el tono muscular, gestos,
imitación…).
2. Receptividad empática y emocional, que permite al observador experimentar,
dentro de sí mismo, aquello que el niño o los que lo rodean pueden estar
sintiendo.
3. Receptividad inconsciente; se manifiesta en la Contratransferencia por medio de
sentimientos, representaciones, ideas, incluso manifestaciones físicas, que en
ese momento pueden aparecer vacías de sentido, pero que en el análisis más
profundo que se lleva a efecto en el Seminario de discusión de la observación
resultan plenas de sentido.
Un breve ejemplo
Esta observación presentó características especiales por distintos
motivos. En relación con la observadora, ella era el miembro más joven
y más nuevo del grupo; había entrevistado a la madre al final del
embarazo y nada podía hacer prever la dramaticidad de lo que ocurrió
luego. La beba –hija de una joven pareja de médicos– nació con un
angioma cavernoso que no sólo deformaba su cara, sino que ponía en
riesgo su vida y le provocaba mucho dolor al amamantar. Al comienzo la
observadora tenía que ponerse barbijo para acercarse a la beba. Por lo
tanto se trata de una experiencia que puso a prueba la capacidad de
contención de la observadora y del grupo frente a la ansiedad de
muerte, la ambivalencia y la culpa de la mamá, presentes en los
primeros meses de esta beba. La observadora retoma sus visitas
después de un intervalo de meses por vacaciones. Tomaremos dos
aspectos puntuales de esta observación y del modo en que fue
procesada en el grupo.
Conclusiones
En conclusión, el método de observación de bebés es útil en la medida
en que facilita al terapeuta la detección de inconvenientes en la relación
entre la madre y su hijo, generando posteriormente el establecimiento
de un vínculo sano. Además, ayuda a diagnosticar trastornos en el bebé,
ya que favorece la comprensión de los procesos del desarrollo psíquico
temprano. Es importante destacar que, generalmente, los trastornos de
los bebés están ligados al sueño y a la alimentación, pero asimismo
pueden tener su base en problemas del vínculo con los padres o un
origen orgánico. Un vínculo sano implica una madre suficientemente
buena y con capacidad de rêverie, es decir, una madre que sabe
interpretar y responder a las necesidades tanto físicas como psicológicas
de su bebé y que se centra y se identifica con él.
—-
Cómo es el proceso de identificación con los objetos?
“(…) el rostro es el estímulo visual ofrecido con mayor frecuencia al infante durante el
primer mes de vida. En el trascurso de las primeras seis semanas de vida, las huellas
mnémicas del rostro humano han quedado fijadas en la memoria infantil, como la
primera señal de la presencia del satisfactor de la necesidad; el infante seguirá con la
vista todos los movimientos de esta señal” (Spitz, 51)
El objeto libidinal ofrece un escape para su impulso agresivo que provoca el objeto
provocó.
El infante normal no distingue entre la descarga del impulso agresivo y el libidinal,
estos se manifestaban, simultanea, concomitante o alternativamente como respuesta
al único y mismo objeto; a saber: el objeto libidinal. En la ausencia de éste, ambos
impulsos quedan privados de su blanco y es volcado contra sí mismo.
Mientras los infantes estén privados de su objeto libidinal, se volverán cada vez más
incapaces de dirigir hacia fuera, no sólo la libido, sino también, la agresión (212)
objeto s. m. (fr. objet; ingl. object; al. Objekt. Gegenstand, Ding). Aquello a lo que
el sujeto apunta en la pulsión, en el amor, en el deseo.
El objeto como tal no aparece en el mundo sensible. Así, en los escritos de Freud, la
palabra Objekt siempre viene unida a un de- terminante explícito o implícito: objeto
de la pulsión, objeto del amor, objeto con el cual identificarse. En oposición a
Objekt, das Ding (la cosa) aparece m ás bien como el objeto absoluto, objeto per-
dido de una satisfacción mítica
1. si bien no puede ser asimilado a una simple pulsión parcial como el sadismo, el
voyeurismo, etc., no por ello podría representar la «expresión de una tendencia
sexual total» (que no existe);
2. su destino es más complejo; puede ciertamente retornar so- bre la persona propia
pero también puede trasformarse en odio; y odio y amor, además, se oponen ambos
a la indiferencia como ter- cera posibilidad. La oposición amor-odio es referida por
Freud a la polaridad «placer-displaceD>;
3. el amor, por último, es una pasión del yo total (al. gesamtes Ich), mientras que
las pulsiones pueden funcionar de modo inde- pendiente, autoerótico, antes de toda
constitución de un yo.
Esta división entre amor y deseo reproduce la diferencia freudia- na entre pulsiones
de autoconservación (necesidades) y pulsiones sexuales (verdaderas pulsiones). El
amor tiene una ligazón contra- dictoria con la necesidad. Todo lo que perturba la
homeostasis del yo provoca displacer, es odiado. Pero todo objeto que aporta placer,
en tanto extraño, amenaza también la perfecta tranquilidad del yo, desencadena una
parte de odio.
De acuerdo con este proceso, «la identificación toma el lu- gar de la elección de
objeto, la elección de objeto regresa hasta la identificación>> (Freud, Psicología de
las masas y análisis del yo, 1921 ). Efectivamente, para Freud, la identificación es la
forma más precoz y más originaria del lazo afectivo con otra persona. Una pri- mera
identificación se haría al principio con el padre. Ella instala el ideal del yo y hace así
posible el enamoramiento: en el estado amo- roso, «el objeto se ubica en el lugar del
ideal del yo». El mismo meca- nismo explica la hipnosis así como el fenómeno de la
masa y su su- misión al conductor: «Una masa primaria (no organizada) es una
suma de individuos que han puesto a un mismo y único objeto en el lugar del ideal
del yo y, en consecuencia, en su yo, se han identifi- cado los unos con los otros».
juego; el juego libre del niño es para ella el equivalente de las aso- ciaciones libres;
los elementos del juego pueden ser considerados análogos a los elementos del sueño
en el adulto y sometidos al aná- lisis, pues son la expresión simbólica de los
fantasmas, los deseos y las experiencias del niño, cuyo contenido latente puede ser
inter- pretado. En 1935, publica un artículo fundamental, Contribución al estudio de
la psicogénesis de los estados maníaco-depresivos, en el que aísla la posición
depresiva infantil como posición central del desarrollo del niño; pone en evidencia
las angustias psicóticas que subtienden la neurosis infantil, de la que elabora una
nueva defini- ción (hace de ella una estructura precoz de defensa contra las an-
gustias). El objeto parcial yla pulsión de muerte constituyen los pi- lares de su
elaboración teórica: descubre la importancia de los me- canismos de escisión y
propone un cambio radical de perspectivas al insistir en los aspectos creadores de la
posición depresiva.
Winicott
Para él, el juego del niño es una experiencia cultural esencial que abre el camino de
la su- blimación.
A.Aberastury : “ El pasaje del pecho a otra fuente de gratificación oral exige un trabajo de
elaboración psicológica, que Melanie Klein descubrió similar al esfuerzo al cual se ve
sometido el adulto cuando elabora el duelo de un ser amado. La forma en que el niño acepta
ésta perdida será la pauta de conducta de cómo en su vida posterior se enfrentará con las
pérdidas sucesivas que le exigirán la adaptación a la realidad.”
“El primer objeto de amor y odio del lactante, su madre, es deseado y odiado a la vez con
toda la fuerza e intensidad características de las tempranas necesidades del niño. Al
principio ama a su madre cuando ésta satisface sus necesidades de nutrición, calmando sus
sensaciones de hambre y proporcionándole placer sensual mediante el estímulo que
experimenta su boca al succionar el pecho. Esta gratificación forma parte esencial de su
sexualidad, de la que en realidad constituye la primera expresión. Pero cuando el niño tiene
hambre y no se lo gratifica, o cuando siente molestias o dolor físico, la situación cambia
bruscamente. Se despierta su odio y su agresión y lo dominan impulsos de destruir a la
misma persona que es objeto de sus deseos y que en su mente está vinculada a todas sus
experiencias, buenas y malas. Además, como lo ha señalado Joan Riviere, el odio y los
sentimientos agresivos del lactante dan origen a los más penosos estados, como la
sofocación, el ahogo y otras sensaciones similares que, al ser sentidas como destructivas
para su propio cuerpo, aumentan nuevamente la agresión, la desdicha y los temores.”