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Terapia de pareja

En los tratamientos psiquiátricos expuestos hasta ahora se asume que hay dos
interlocutores: el médico (o terapeuta) y el paciente. En las terapias de pareja y
familia se involucran tres o más personas, alguna de las cuales puede no
presentar problemas emocionales o de conducta manifiestos. Las terapias familiar
y de pareja son formas especiales de terapia de grupo que comenzaron a
utilizarse en los años 50.

Existen 4 grandes indicaciones para este tipo de terapias:

 Cuando el paciente es un niño. En este caso la terapia familiar puede jugar un


papel central en el tratamiento.
 Cuando un matrimonio o pareja estable tiene dificultades persistentes de
relación y convivencia la terapia de pareja puede ser la indicación. Cuando una
familia está rota a consecuencia de peleas o tensiones internas, la terapia
familiar puede ser la opción adecuada.
 Como ayuda y dirección de familias en las que alguno de sus miembros padece
una enfermedad mental, especialmente cuando se trata de esquizofrenia, abuso
de drogas, u otras situaciones en las que la enfermedad de un individuo
inevitablemente repercute en la vida de sus familiares. Los miembros de la
familia necesitan ser instruidos acerca de la enfermedad y de cómo ser una
ayuda para el enfermo.
 La denominada Orientación Familiar en psiquiatría (que tiene a su vez diversas
orientaciones teóricas); supone que la familia está presente en la raíz de
mayoría de los problemas psiquiátricos y propone un rango más amplio de
problemas tratables con este formato.
Terapia de pareja
¿Cuándo debe tenerse en consideración?

El uso del término “terapia de pareja” (en lugar del más tradicional “terapia
marital”) tiene su razón de ser en el hecho de que muchas de las relaciones entre
los individuos no tiene lugar en el marco de un matrimonio legalmente entendido.
En todo caso, la terapia de pareja está dirigida a personas que mantienen una
relación de larga duración y que presentan dificultades de convivencia.;Que la
pareja, sea o no matrimonio, o involucre a personas de mismo o distinto sexo no
es determinante.

Muchas diferencias o incidentes domésticos leves, aunque sean repetidos, no


indican la necesidad de una terapia profesional de pareja. La pareja tiene muchos
recursos para resolver conflictos de rutina que deben movilizarse con anterioridad.
Los problemas de comunicación serios e insolubles que aún no han deteriorado de
manera irreversible la relación de pareja y el deseo de seguir juntos, son la
principal indicación de terapia de pareja.
Algunos problemas habituales de la pareja nacen a partir de las expectativas
irreales que las personas tienen acerca de lo que debiera ser el matrimonio.
Muchas de las diferencias iniciales que suelen existir entre los miembros de una
pareja suelen desaparecer por sana adaptación de uno a otro miembro, pero no
siempre es así y, en ocasiones, tal adaptación no se produce o se produce en
falso. Las formas habituales de reaccionar ante estas vivencias son:

 Soportar en silencio las diferencias a medida que la relación empeora, sin hacer
nada al respecto.
 Aceptar que, aunque no hay ningún problema crítico, es necesario cambiar algo
para mantener la vitalidad de la pareja.
 Romper la relación y tratar de encontrar una nueva.
Si en una relación estable las cosas no van bien, puede preguntarse uno a sí
mismo: ¿hay un problema reciente que ha alterado la relación las últimas
semanas? ¿se ha intentado resolverlo razonablemente?. Es bueno recordar que
la; mayoría de las parejas sanas atraviesan períodos de conflicto benigno que
pueden durar, incluso, meses. Por otro lado, si los problemas afectan a cuestiones
fundamentales de la relación y no parecen tener solución natural a corto o medio
plazo, es razonable acudir en busca de ayuda, aunque el problema sea reciente.

¿Cuándo y cómo empezar?

Cuando cada miembro ha hecho un esfuerzo para acercarse al otro y ha


fracasado, ambos siguen peleando durante la mayor parte de su trato, ninguno es
feliz, y la pareja ha resuelto que no puede resolver sus problemas por sí misma.;
El paso siguiente es ¿cómo encontrar un terapeuta de pareja?

Cómo encontrar un terapeuta de pareja

El terapeuta de pareja requiere formación adecuada, una buena dosis de


experiencia y talento especial. Para conseguir referencias al respecto puede
preguntar a una pareja que haya hecho terapia con buenos resultados (esta tarea
puede resultar difícil, ya que algunas parejas prefieren ocultar que han necesitado
ayuda). Otra manera de afrontar el problema es visitar más de un profesional y
seleccionar uno en función de la experiencia obtenida. Lo primero a tener en
cuenta es que el profesional esté titulado en Psiquiatría o en Psicología
(excepcionalmente otros profesionales hacen también de consejeros
matrimoniales) y que se dedique regularmente a tratar parejas. Más complejo es
averiguar si el terapeuta posee las características óptimas para dirigir una terapia
de pareja concreta porque cada pareja está rodeada de una serie de
circunstancias que la hacen única. Es un buen indicador al respecto que los dos
integrantes de la pareja se sientan cómodos con el terapeuta y consideren
provechosos sus comentarios por separado. El terapeuta nunca “tomará partido”
por alguno de los dos miembros porque los problemas que trata son de la pareja
más que de un miembro en particular. Aunque las razones que impulsen a una
persona a no sentirse a gusto con el terapeuta no tengan ninguna lógica aparente,
pueden constituir razón suficiente para buscar otro especialista.

¿Qué esperar de la primera sesión?

Los terapeutas pueden abordar este primer contacto de manera muy distintas. La
mayoría prefieren ver a la pareja conjuntamente y, después, a cada uno por
separado. Al final de la primera sesión el terapeuta debe poder realizar un
resumen de los problemas principales que considera existen en la pareja.
Obviamente no se puede esperar que el terapeuta vislumbre en este primer
contacto todo aquello que no funciona bien en la pareja y los pasos necesarios
para enmendarlo.

Terapia de pareja: cómo funciona

Las terapias de pareja suelen centrase en problemas prácticos; y objetivos de la


relación. centrándose en criterios prácticos. Con frecuencia, una decisión inicial
que; ha de tomarse entre el profesional y los miembros de la pareja es si merece
la pena, o no, salvar la relación. Por parte del profesional se espera que sea capaz
de determinar si existe una oportunidad razonable de que la relación sea
restaurada de manera satisfactoria, pero la decisión final al respecto es
responsabilidad de los miembros. En determinadas situaciones, resultará bastante
evidente que una relación ha tocado fondo. La terapia de pareja no tiene como
objetivo en estos casos; mantener a cualquier precio la relación; de hecho, en
algunos casos, puede llegar a mostrar a los cónyuges que su unión es inviable y
que disolverla es lo menos lesivo para ambos. En estos casos la pareja podría
continuar trabajando con el terapeuta para solucionar las dificultades de separarse
y obtener el divorcio. A este último proceso se ha denominado terapia de divorcio.

La terapia de pareja aborda la reestructuración de la interacción de la pareja. El


denominado consejo matrimonial se considera una intervención de alcance más
limitado, que aborda un conflicto familiar particular y habitualmente único, y se
orienta hacia una tarea específica, como, por ejemplo, la educación de los niños.

Tres tipos de terapia de pareja

Existen muchos modelos de terapia de pareja.;Una clasificación sencilla admite


tres tipos (que en la práctica pueden combinarse entre ellos):

 El método conductista aborda a; la pareja con la intención de solucionar;


problemas cambiando la “manera de hacer las cosas”; por ejemplo: programa el
tiempo que pasan juntos, asigna responsabilidades, modifica los patrones
sexuales, etc.;El terapeuta escucha atentamente todo lo que la pareja dice que
hace y propone introducir cambios de carácter práctico. A menudo, el terapeuta
introduce gradualmente estos cambios a modo de “tareas” que hay que realizar
entre una sesión y otra.
 El enfoque cognitivo se inicia con el análisis de los pensamientos, actitudes y
expectativas que cada miembro de la pareja tiene del otro (y que este último
puede desconocer o incumplir).;El terapeuta intenta reajustar estos
pensamientos y expectativas de modo realista para que ambos miembros
puedan sentirse más cómodos.
El enfoque psicodinamico tiene sus fuentes en el psicoanálisis y habitualmente
trabaja con las características de la personalidad de los miembros de una pareja.
En los primeros momentos de la relación entre ellos, el enamoramiento oscurece
estos aspectos inconscientes y oculta las diferencias y tensiones al respecto entre
los miembros de la pareja. Con el tiempo, estas diferencias emergen y causan
problemas en la relación. La labor del terapeuta aquí es sacar a la luz y resolver
ciertos aspectos profunda---mente arraigados del carácter y la personalidad de
cada miembro que se habrían formado en la infancia y consolidado a lo largo de la
vida y que ahora entran en coli

La terapia de pareja se basa fundamentalmente en la comunicación, y en el ojo de un


observador externo a esa pareja, que pueda ir desmenuzando los problemas, fortalezas,
sentimientos y demás que incumben a esas dos personas que consultan.

Todo sistema se organiza según reglas y pautas, y la pareja, no escapa de esas


características. La tarea del profesional terapeuta será ir entendiendo esas pautas,
analizando si ambos coinciden en las reglas de la pareja, si ambos tienen los mismos
objetivos, etc.

¿Cuál es el mejor resultado de una terapia de pareja?

Imposible de definir, ya que cada uno de nosotros, cada pareja es un caso particular.
Muchas veces podrán continuar su relación, luego de haber entendido sus problemas…
otras veces, quizás entiendan que la mejor solución sea separarse. Nada está dicho de
antemano, el proceso es de los dos, y nunca se deben sacar conclusiones apresuradas.

Es muy importante tener en cuenta que los conflictos de pareja (Lee más notas
sobre pareja) generalmente se inician en un determinado momento, pero ambos
protagonistas ven ese inicio en momentos diferentes. Seguramente tú creas que el
culpable sea él, y viceversa.

No habrá culpables, no habrá víctimas… en la terapia de pareja, ambos son protagonistas


de esta relación, circular, ya que no podremos trazar claramente el inicio de los conflictos,
ni del amor, ni del desamor, ni de la tristeza… ni de nada que atañe a los sentimientos
involucrados en estos casos.

Las funciones del terapeuta serán entonces:

- Construir junto a los pacientes la realidad que atraviesan

- Analizar las dificultades de la pareja, y cómo la entienden los protagonistas

- Ayudar a que juntos busquen las soluciones, intentando que adquieran habilidades y
recursos propios para lograrlo

- Escuchar, a ambos protagonistas de la pareja por igual


Y
- No juzgar, simplemente abrirá las comunicaciones para analizar la situación de otra
manera, que los beneficie a ambos

En definitiva, la función del terapeuta será en una primera etapa realizar un diagnóstico de
la relación, de sus problemas y sus causas. Luego, se dará el tratamiento, generalmente
en sesiones conjuntas.

Motivos de consulta más frecuentes:

• Problemas en la comunicación
• Dificultad en la resolución de problemas
• Infidelidad
• Celos
• Agresividad y violencia
• Depresión
• Insatisfacción sexual
• Problemas sexuales
• Desacuerdos financieros
• Mediación
• Problemas con la familia de origen
• Problemas en el manejo de los hijos
• Etc.
¿Qué duración tiene la terapia de pareja?

Suele ser un proceso de terapia breve (8-12 sesiones). Los encuentros se realizan con
una frecuencia quincenal –en ocasiones, semanal- y duran aproximadamente 1 hora. Las
sesiones pueden ser conducidas por uno o dos terapeutas especialistas en el camp

Hay ocasiones que el malestar que sentimos proviene de dificultades cuyo origen
se centra en nuestra relación de pareja y requiere la colaboración de las dos
personas que la componen. En estos casos es necesario realizar una terapia de
pareja. El objetivo del psicólogo es que la pareja aprenda a comunicarse,
negociar, llegar a solucionar sus diferencias de un modo distinto y efectivo.

Creemos que la
principal diferencia entre una pareja que se lleva bien y una
pareja en conflicto, no es que no tengan problemas o diferencias,
sino que saben cómo hacerles frente de una manera satisfactoria.
Los psicólogos ayudamos a las personas que viven en pareja a
realizar este aprendizaje.

Algunas señales que nos indican la conveniencia de acudir a


un psicólogo son:
- Problemas de comunicación. Los miembros de la pareja no se
escuchan, no se ponen en el lugar del otro. Hay una tendencia a intuir lo
que el otro piensa sin pararse a preguntarle.

- Se dan muchos intercambios negativos en la pareja, no abundan los


reconocimientos de aquello que se hace bien y cuesta mucho pedir
disculpas por los errores.

- Dificultades en la capacidad de resolver problemas, los conflictos que


les rodean no son capaces de afrontarlos como un equipo, sino que
cada uno va por libre.

- Dificultades a la hora de llegar a acuerdos. Hay gran diferencia en el


modo de ver las cosas, de establecer prioridades, etc.

- Falta de habilidades de convivencia. No está claro


cuál es el papel de cada miembro de la pareja, no se
asumen las responsabilidades que cada uno tiene,
etc.

- Les cuesta encontrar actividades lúdicas que les


agraden a ambos y que se puedan compartir.

- Problemas de falta de confianza y celos en las


parejas.

La pareja, necesaria para la pervivencia de la especie, es a la vez


depositaria de pasiones y controversias, de
tal modo que no puede dejar de tener
conflictos que, en ocasiones, se solucionan
sin intervención de otros, pero que en otras
requieren la presencia de un especialista en
terapia de pareja.
La terapia de pareja es un método de tratamiento que busca,
con la ayuda de sus miembros, intervenir sobre los conflictos
y malestares que suelen atacar a la misma: problemas en el
vínculo (si se sienten suficientemente queridos), relaciones
con las familias políticas, tomas de decisiones, discrepancias
por los hijos, reparto de tareas, agravios históricos, etc.
intentando que cada uno pueda cambiar la manera de ver al
otro y a la propia pareja en sí, para comenzar a comprender
las circunstancias por las que cada miembro ha pasado así
como la propia historia conyugal, lo que les puede hacer más
flexibles y adaptativos.

Algunas parejas buscan solucionar sus conflictos, otras


sentirse seguras de que la separación es la mejor opción.
Cuando la familia siente que no puede resolver el conflicto, o
la pareja se plantea que su evolución les está llevando a un
deterioro de la relación, es entonces cuando conviene pedir
ayuda. Esto suele ocurrir cuando ya se lleva un tiempo
luchando con el problema. También cuando otro profesional
del ámbito de la salud lo recomienda.

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