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El transformismo
televisivo
Construcción de la realidad
E
s muy posible que en estos días estemos En este orden de la fabulación, se sustantiva y deja
asistiendo a una vuelta de tuerca más del de ser un electrodoméstico para pasar a ser uno más,
torticero ejercicio de la libertad de expre- sino el más indispensable, en núcleo familiar. Fiel a
sión que es garante de los demás derechos las teorías de Marshall McLuhan, se convierte en una
que se suponen a una sociedad, también supuesta- extensión de ella misma y, así, se evita tener que salir
mente, democrática. Defiende el autor que, en la eta- al mundo para encontrar contenidos, repite sus ar-
pa postmoderna, la televisión hace mucho que dejó gumentos hasta hacerlos ciertos y eleva a sus perso-
de ser una ventana al mundo, superando también la najes a chamanes de una tribu, en la que los especta-
fase de hacer espectáculo de la realidad; ahora la te- dores somos una masa pasiva dispuestos a engullir
levisión crea su propia realidad y es hacedora de la todo lo que ella nos mastica.
nuestra. Como en un ejercicio de narcisismo extre- Se programa para un público acostumbrado al mun-
mo, la televisión se mira a sí misma y fagocita de los do audiovisual, por lo que no
personajes que crea, elevando el concepto de endo- es fácil satisfacerle, y necesi- Los espectadores somos
gamia a un punto antes desconocido en el medio. tado de entretenimiento que una masa pasiva dispues-
le aleje de una, no siempre,
Ficción/verosimilitud gratificante experiencia dia- tos a engullir todo lo que
La televisión abandona su antigua vocación de es- ria. Espectadores que no es- dice la televisión mientras
cribano de la realidad, en la que las interpretaciones tán dispuestos a hacer el es- ella nos mastica.
parciales se podían achacar a las erratas propias del fuerzo necesario para hacer
oficio, o a una mirada desde la óptica imperfecta de un uso selectivo de la televisión. Gente que busca iden-
un medio arbitrario e interesado.Ahora explora el te- tificación con personas que han «triunfado» sin ne-
rreno de la autoría, quiere contarnos sus historias de cesidad de demostrar nada más allá de su capacidad
ficción, pero sin renunciar a la verosimilitud que le para venderse al medio. Ciudadanos desencantados
otorgamos. Nos regala un espejo en el que proyec- con la política; incrédulos ante lo que cuentan inte-
tarnos, pero nos vemos con sus ojos y nos inclui- lectuales y especialistas, tal vez porque les resulta tan
mos en un espacio ficticio, tan real como lo fue el País irreal lo que cuentan como distante su lenguaje. Es-
de las Maravillas para Alicia. pectadores que, a modo de sueño americano más fac-
tible que los derivados del esfuerzo, imaginan que ellos retuerce en función de lo que nos cuentan unos per-
pueden saltar de la platea al escenario y ser actores sonajes, a los que atribuimos categoría de líderes por
en este nuevo teatro de la realidad inventada. el mero hecho de salir por la pantalla.
Medio y espectadores unidos en el viaje alucinó- Con su poder de convicción, crea imaginarios co-
geno hacia el paradigma postmoderno, en el que des- lectivos sin referentes reales, pero que tienen un po-
aparecen las grandes sentencias, en las que el saber der aleccionante realmente sorprendente. Una Belén
no es uno, sino que el conocimiento se fragmenta y Esteban cualquiera puede hacer un agudo análisis po-
desmitifica, y los valores son una moneda fácilmente lítico de la situación económica del país. El intelectual
canjeables por popularidad y los réditos que la acom- del momento es alguien cercano a nosotros, del que
pañan. Un mundo en que lo virtual sustituye a la trans- sólo nos diferencia una cuestión de oportunidad, y su
piración, donde podemos hacer el amor sin inter- fino argumentario se cimenta en su capacidad pul-
cambio de humores; donde proyectamos nuestras iras monar a la hora de esputar gritos más potentes que
contra personajes de composición barata; donde la sus amables contertulios. Nos resultan mucho más
narración no cuenta, sino que retiene, y donde los per- creíbles los personajes que podríamos ser nosotros
sonajes se construyen mediante vacíos que permi- mismos; probablemente porque la manera más có-
tan moverlos, a voluntad, por un espacio relacional moda de relacionarse con el mundo es la que se so-
cambiante, a interés del medio. mete a nuestros criterios.
dos, de comentaristas a comentados, entrevistan en- sistencia. En una realidad cambiante, la identidad va
tre ellos, se pelean, comen, se van del programa, co- perdiendo puntos de ancla con nuestra experiencia
mentan vídeos en los que ellos son el objeto... Para vital y se convierte en un espacio en constante equi-
mí, es el mejor ejemplo de rentabilidad por endoga- librio entre el yo íntimo y el mostrado para ser visto.
mia. Si alguna vez fue posible el cuento de la lechera, La constante puesta a prueba de la personalidad, in-
Sálvame es un el mejor exponente que conozco. cluso de la dignidad, a la que se somete a los partici-
pantes en realities, y por identificación al público que
Fenómenos de distorsión de la realidad los soporta, pone de manifiesto inseguridades e in-
coherencias, minando el sentimiento de unicidad, y
Con la postelevisión se normalizan los espacios de potencia el combate entre la persona (intimidad) y
hibridación donde la información se confunde con la el personaje (imagen pública). En este ejercicio de
ficción, se pasa de la euforia transformación de la realidad, cobra especial impor-
a la apatía, se fantasea con vi- tancia la deconstrucción de uno mismo, como el cóm-
El discurso es redundante, das paralelas, aunque posi- plice necesario, para la creación de una identidad co-
con una gramática en la bles, se pone en cuestión la lectiva que soporte la asunción del personaje televi-
que la velocidad, la hipervi- noción de realidad. Desde sivo, desprovisto de valores morales e intelectuales,
esta óptica desaparece la ne- como parte de la realidad social.
sibilidad y la desmesura cesidad de narrar y todo son
son rasgos definitorios. personajes mostrados, pre- Hibridación
sente continuo. El discurso En lo referente a la hibridación, Gérard Imbert nos
se hace redundante, el espectáculo articula la gramá- presenta la siguiente enumeración de fenómenos de
tica de un discurso en el que la velocidad, la hipervi- hibridación:
sibilidad y desmesura expresiva son rasgos definito- ¤ Entre categorías narrativas, dentro de los géne-
rios. ros televisivos, con la evolución de ciertos formatos
El laboratorio cibernético genera simulacros en los que se sitúan en los límites de los géneros, como ocu-
que la realidad virtual permite, a la vez, alejarse del rre algunas series.
modelo referencial y producir efectos similares a los ¤ Entre categorías perceptivas: eufórico versus dis-
de la experiencia real. El tiempo representado, siem- fórico.
pre en presente, se confunde con el tiempo real. La ¤ Entre categorías simbólicas (de aprehensión de la
realidad representada sustituye a la realidad vivida, el realidad en términos antropológicos): orden versus
tiempo fluido deja paso a un tiempo congelado, el desorden.
espacio sugerido se impone al espacio habitado. Poco ¤ Entre categorías axiológicas: bueno versus malo.
a poco la virtualidad se va enredando en el espacio ¤ Entre categorías estéticas: bello versus feo.
real y los espectadores vamos perdiendo el la capa- ¤ Entre categorías comunicativas (confusión de ro-
cidad de diferenciar lo real de lo imaginario. les actanciales): espectador-actor, personaje-narrador
En estos juegos de realidad virtual, la identidad, como y ver-ser visto.
lugar en el que nos reconocemos y por eso nos sen- Navegamos entre el experimento sociológico y el
timos seguros de quienes somos, va perdiendo con- puro entretenimiento. Asistimos a la definición a tra-
vés del lo definido. Nos movemos en un espacio in- En la otra vertiente, hace tiempo que sabemos que
forme donde no existen lugares para un saber común. el exceso de información puede producir ruido; por
Admitimos un sistema de valores en el que el pasti- eso no resulta extraño que
che tiene tanto o más valor que el original (una es- sea más venerado un perso-
trategia muy utilizada en el arte postmoderno), la real naje, de los que ha entrado La telebasura pretende
y lo ficticio se confunden, el espacio no tiene dimen- en el juego que propone el ofrecernos un reflejo de la
siones concretas y el tiempo deja de fluir, de la ma- nuevo show (evitaré nombrar realidad social y, como tal,
nera en la que conocemos, el gusto, en el sentido kan- a cualquiera de los nombres
tiano, deja paso al regodeo en al fealdad y las estéti- que todos tenemos en la ca-
informarnos de los cambios
cas del exceso. beza por no generar más vó- en la sensibilidad colectiva
La influencia televisiva es tal que «si no apareces, no mito del necesario), que los
existes». Como altavoz tiene una doble misión: por profesionales, intelectuales e, incluso, artistas que no
un lado la de dar relevancia a los mensajes que pre- se han plegado a las nuevas exigencias de la fama y el
tenden inocular en el público, edificando ese mundo éxito social. Por otra parte, en los estados con de-
autoreferente y, por otro lado, la de silenciar todo lo mocracias asentadas, para quienes puedan pagársela,
que no sigue las directrices de la dinámica pretendi- el poder tiene claro que la mejor manera de silenciar
da. el mensaje de los disidentes es la profusión de men-
sajes proselitistas hasta la saturación del público.
Poder de seducción
Como medio difusor de mensajes adoctrinantes, la De lo informe a lo deforme
televisión sabe del valor de la redundancia, de la hi-
pervisibilidad como medio para crear realidades, de En su vocación de estercolero ventilado, la teleba-
poder de seducción que supone la identificación. Y sura pretende ofrecernos un reflejo de la realidad so-
también sabe de la importancia crear lazos con una cial y, como tal, informarnos de los cambios en la sen-
realidad indeterminada en tiempo, espacio, valores, sibilidad colectiva. Se olvida, según mi criterio perso-
etc., para mantener a la audiencia; por eso ha descu- nal, de que más que un notario de la realidad es un
bierto el poder de la hibridación para crear novedad autor de ficciones avaladas, por lo que esos cambios
y seguir sorprendiendo a un consumidor que podría sociales no es algo de lo que los medios no tengan
saturarse de las «viejas fórmulas».Así, en el nuevo uni- responsabilidad.
verso de lo indefinido, las formas de hibridación, ex- En un primer estado de la neotelevisión se simulaba
puestas anteriormente, evitan que el espectador vin- la realidad, con un cierto grado de espectacularización,
cule con experiencias pasadas y proponen soluciones en la fase en la que estamos hoy se crean personajes,
que desorientan y fidelizan a un espectador ávido de situaciones, pruebas o cualquier otra cosa que justifique
novedades y expectativas. la atención de una audiencia receptiva a lo novedoso.
Cuando el contenido no es el soporte de lo con- Alimentada por la insatisfacción que produce la re-
tado, cuando la historia se diluye en la mistela de la alidad en el público, la televisión, en una suerte de tru-
actualidad «recreada», lo real pierde solidez y lo no- co de magia, nos duplica la realidad, pero no en un
vedoso se convierte en lo ejercicio mimético, sino como proyección anamórfi-
único capaz de capturar la ca que nos hace creer en que hay otros «mundos po-
La televisión nos duplica la atención del auditorio. Por sibles». De acuerdo con esta pretensión, hay temas
realidad,como proyección eso los contenidos se repi- tabú (como la muerte), una proliferación de lo mi-
anamórfica que nos hace ten, aunque cambien la for- núsculo como sistema inmunológico ante lo mayús-
creer en que hay otros ma de mostrarlos para que culo y se mira hacia la misma programación, como
la fauna expectante pique en ocurre con los programas de zapping o los que pa-
«mundos posibles» un cebo conocido. Cuando rodian a otros (estos me resultan especialmente pe-
los contenidos son repeti- ligrosos, porque en su supuesta actitud crítica esconde
tivos, el contar debe recurrir a recursos a recursos una misma manera de hacer y, probablemente, unos
formales que permitan dar la sensación de novedad y objetivos semejantes).
el mejor caldo de cultivo para estas técnicas lo pres- Como en Carnaval recurrimos a la máscara para
ta el espacio de la hibridación y la informidad. poder realizar los excesos que durante el año no se
Si la hibridación permite el tránsito entre espacios nos permiten, en la cultura de lo deforme y el exce-
definidos, la informidad facilita el modelado interesa- so encontramos un espacio de liberación de lo real.
do de la realidad televisiva, a conveniencia. Se puede Poco a poco abandonamos el espacio de lo real y nos
simular una realidad en un espacio experimental (como adentramos en una dimensión que no tiene vínculos
Gran Hermano) y hacernos creer que es nuestra pro- con la realidad, un espacio de antimoralidad y de ex-
pia realidad, que son reales, que somos iguales a ellos. hibicionismo-voyeurismo, donde las presiones de la
vida diaria no tienen cabida; donde el exceso, la cari-
Los mitos catura y la sublimación de la fealdad actúan como una
A criterio de Gérard Imbert, la nueva televisión ha vacuna contra la degradación por el paso del tiem-
conseguido crear tres mitos en los que se sustenta: po.
¤ La transparencia: debido al directo, al acontecer El hiperrealismo reinante nos lleva a la estética de
sin guión, a la supuesta muestra de un fragmento de la deformación. Lo que triunfa es lo grotesco como
cotidianidad. contrapeso del la vetusta estética de lo bello. Lo kitsch,
¤ La cercanía: en ese espacio-tiempo indefinido pero como estética de lo grotesco, se muestra como un
cercano permite todo tipo de identificaciones. producto perfectamente rentable, en términos tele-
¤ La participación, o impresión de interactividad: visivos. Por último, en el orden del sentir, la televisión
basado en la confusión de espectador-autor que pro- encuentra otro filón en lo friki, elevando el esperpento
ponen los concursos (en los que vota y/o las llamadas humano al orden del ídolo de masas (en la peor de
de teléfono o SMS). sus acepciones). Si la informidad es una de las bases