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El problema del ser humano en su sociedad, debe dar cabida a la práctica de la psicoterapia, como
en la elaboración de teorías de la personalidad, de ésta manera se debe abandonar una convivencia,
casi complicidad con los individuos, ésta convivencia ha hecho que la mayoría de los entusiastas
clientes de las psicoterapias modernas, tiendan a pensar en sus derechos y muy poco en sus
responsabilidades hacia los demás. El individualismo excesivo y sus exageraciones conductuales no
pueden existir en la realidad porque somos entes sociales.
Tanto en la psicoterapia como en las teorías de la personalidad, se debe dejar de poner atención a
los procesos biopsicológicos, procesos psicodinámicos, cognoscitivos y conductuales de los
individuos, ya que no se obtendrán cambios en el comportamiento de los individuos con sólo
manipular éstos procesos. Al entender el comportamiento humano a partir del individuo y de sus
procesos psicológicos, no hay manera de innovar, o desarrollar percepciones más comprensivas del
hombre en acción. El interés debe ser inclinado a los procesos del cómo enseñarnos a incrementar
la responsabilidad personal consigo mismo y con los demás, involucrando procesos psicológicos en
la investigación, analizando el resultado de la acción en otra persona, que se comprenda en el
contexto de una evolución histórico cultural.
Al hacer la investigación interdisciplinaria se debe contar con la ayuda de sociólogos, economistas,
historiadores y antropólogos. Los norteamericanos han nacido y crecido en una cultura que
demanda que todo mundo debe ser un individuo, sin embargo, considerarían morbosa la
interdependencia de los mexicanos. Los norteamericanos durante su infancia, adolescencia o
juventud se sienten acompañados y es sólo en la edad adulta que buscan compañía, lo anterior; es
a la inversa de los mexicanos que en su etapa de madurez buscan la soledad. Cada individuo nace y
se rige por su cultura designada, hablando de la patología del comportamiento normal del individuo
dentro de cada cultura, ya que cuando exista una exageración conformista con la cultura o una
exageración de rebelión ante ella, y éstas sean destructivas para el individuo o para la sociedad, se
podrá hablar de distintos niveles de patología personal y social.
Éstos resultados son relacionados con la dimensión económica constructividad-destructividad,
muchos de los que se han liberado del tradicionalismo de su cultura, pueden ser iconoclastas o
rebeldes constructivos para sí mismos o para los demás o destructivos para sí mismos, es decir,
neuróticos o psicópatas sociópatas, en contraparte para aquellos con alta conformidad con su
cultura, igual pueden ser constructivos. El conformismo fanático, con las tradiciones culturales
tiende más bien a destruir tanto al sujeto como a la sociedad.