Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Ponencia.
INSTITUCIONES PROCESALES Y DESARROLLO
I. Introducción.
Quizás a primera vista pueda tomarse el propósito de esta ponencia como inusual en la
razón de los congresos del Instituto Colombiano de Derecho Procesal por cuanto el
tema exigiría recurrir a espesos y quizás innecesarios conocimientos sociológicos,
económicos y políticos, con poca correspondencia con el estudio de las ritualidades de
los procesos judiciales, que se restringen a los principios y reglas procesales para la
aplicación de las leyes sustantivas, dentro de la concepción antigua. Para Mauro
Capelletti una de las cuatro características del proceso común (romano-canónico) fue la
ausencia de todo contacto directo entre el juez y las partes y también con los peritos y
testigos, sin tener en cuenta las circunstancias de la sociedad, o de toda otra fuente de
información como lugares y cosas1.
Pero si no es en el Instituto Colombiano de Derecho Procesal, ¿en qué otro foro pudiera
investigarse el ‘valor’ – especialmente económico – de las instituciones procesales?
Además, con el manejo de la teoría de los juegos hasta el problema más complejo se
puede exponer sencillamente, recurriendo al ingenio y perspicacia de los escuchas.
“Hoy día se convocan tantos coloquios, y éstos son tan especializados, que muy bien
podrían hacernos perder de vista su sentido profundo, que la etimología recuerda: el
1
Mauro Cappelletti - “Social and political aspects of civil procedure. Reforms and trends in Western and
Eastern Europe”, en Michigan Law Review. Vol. 69. Núm. t. apr. 1971. pp. 847 y ss.
2
“Dentro del propio mundo de los expertos, favorece el autismo: los economistas tienden
a no leer (y citar) sino a los economistas (preferiblemente, los de la misma capilla); los
sociólogos, a los sociólogos; los juristas, a los juristas, etcétera, hasta esa forma
paroxística de repliegue sobre uno mismo que consiste en hacer incansablemente citas
bibliográficas a los escritos propios. Entre esos ámbitos de un saber cada vez más
circunscrito, la comunicación es escasa o nula; en cada uno de ellos, el método de
pensamiento imperante es citar los estudios propios. El autismo no es un fenómeno
nuevo entre los letrados, pero ahora se prevale de la autoridad de la ciencia2.
Cualquiera de los grandes problemas del país, entre los que se encuentran el trabajo, el
racismo, el atraso económico, la poca eficiencia de la administración de justicia, etc. no
son un problema que solo atañe a los expertos o especialistas en cada tema, que se
reservan para sí el monopolio de su tratamiento sino que competen a toda la sociedad.
El derecho procesal tiene tanta trascendencia en la vida de la sociedad que no se puede
dejar solamente en manos de los procesalistas. Al analizar las instituciones procesales
de un país determinado, no puede colocarse el investigador en una situación de
aislamiento frente a las demás disciplinas, técnicas y ciencias, ni esperar ni siquiera
rozarse con los manejadores de cada una de ellas, pues la eficacia o no de ellas afectan
necesariamente la vida de la sociedad, en todos los ámbitos.
Miguel Rojas es uno de los pocos tratadista que hacen referencia a la eficacia del
proceso dentro de la sociedad, pero su preocupación se reduce a una escueta
afirmación, sin desarrollo alguno: “6. EFICACIA. A sabiendas de las funciones que le
corresponden al proceso judicial en el contexto social y la que le concierne a cada acto
2
Alain Supiot – Introducción a las reflexiones sobre el trabajo – REVISTA INTERNACIONAL DEL
TRABAJO -volumen115 ,número 1996/6
3
en el debate, es obvio que en el proceso sólo deben realizarse los actos que
inequívocamente están destinados a contribuir a alcanzar el fin del proceso. Entre los
tratadistas de derecho procesal laboral, mi especialidad, salvo Gerardo Botero Zuluaga3,
entre cinco tratadistas, no encontré ninguna reflexión al respecto. La realización de
actos procesales que o están racionalmente encaminados al producción del resultado
que el proceso persigue tiene que estar proscrita. Por la misma razón tampoco es
admisible la realización de actos encaminados a un resultado ya conseguido, pues eso
implicaría un inexplicable desperdicio de actividad y de recursos”4.
Las distancias entre la economía y el derecho, mucho más con el procesal, son de tal
naturaleza que los mismos postulados de cada una de esas disciplinas excluyen el
diálogo; por ejemplo, una de las principales anotaciones a las teorías económicas
positivas (clásicas y neoclásicas) radica en que no contabilizan como valores que
acrecientan la riqueza de un país, vivencias como el buen funcionamiento de las
instituciones, la felicidad, la salud del pueblo, el mantenimiento sano del medio
ambiente, el ocio, etc. Por el contrario dentro de cualquier inventario económico se
excluye contabilizar y cuantificar estas conquistas, que demuestran los avances de
civilización de los pueblos, y si lo hacen es para computarlas como costos gravosos.
Sin embargo en el siglo pasado se acrecentó entre los economistas cierta preocupación
por la presencia de los seres humanos y la incidencia de sus relaciones en los procesos
económicos, agrupándose algunas tendencias en el llamado neo–institucionalismo:
“El neo-institucionalismo informa que las reglas de juego que guían el comportamiento
de los agentes en una sociedad son fundamentales para explicar su desempeño
económico. A la vez, se trata de un conjunto de teorías que combinan las vertientes de
una nueva microeconomía basada en los costos de transacción, una sección de
3
Gerardo Botero Zuluaga – Guía teórica y práctica de derecho procesal del trabajo y de la seguridad social
– librería jurídica Sánchez R. Ltda. – quinta edición- Medellín – 2008.
4
Miguel Enrique Rojas Gómez – Teoría del proceso – 2ª. Edición – Universidad Externado de Colombia –
2004 –pags. - 269 y 270.
4
5
Salomón Kalmanovitz - El neo-institucionalismo como escuela – Banco de la República – 2003.
5
4. ¿Qué utilidad práctica reportaría a los actores judiciales aclarar los interrogantes
anteriores?
Aunque el objeto de esta ponencia es intentar una respuesta a los tres últimos
interrogantes, de todas maneras, para delimitar más claramente el objeto, se debe dejar
constancia, al menos, del estado actual de la discusión sobre el primero:
“Se puede concluir en esta sección que la primera corte fue inconsciente de la limitación
presupuestal y que afectó tanto la tributación como el gasto público, lo que en una
democracia deben pasar por el tamiz de la política. No es legítimo que sea la justicia,
los funcionarios no elegidos, los que tomen decisiones fundamentales y
desequilibrantes en estas delicadas materias.
“Si los abogados no entienden que el gasto público se hace posible con los impuestos
de los ciudadanos sino que éste obedece a un principio abstracto de justicia social y
triunfan sus argumentos, entonces el Estado carecerá de la más elemental base
material y sucumbirá.
7
Sergio Clavijo Vergara – Fallos y fallos económicas de las altas cortes caso Colombia 1991 – 2000 –
Revista del banco de la República – marzo de 2000.
7
“He intentado mostrar que los derechos sociales son derechos de la persona y que su
realización es esencial para la continuidad e imparcialidad del proceso democrático, por
lo cual debemos admitir algún control judicial sobre las decisiones económicas.
Preservar el control constitucional sobre las decisiones económicas es entonces
defender la eficacia jurídica de los derechos sociales, lo cual es importante para la
consolidación democrática en un país como Colombia, con desigualdades profundas y
niveles intolerables de pobreza. En esas situaciones, la defensa de la fuerza normativa
de los derechos sociales adquiere aún mayor sentido, precisamente porque las
necesidades insatisfechas de las personas son enormes... La Corte Constitucional ha
tenido entonces razón en entrar a analizar esos temas y en defender vigorosamente los
derechos sociales, pues si queremos construir un verdadero Estado social de derecho,
debemos, parafraseando a Dworkin, tomar en serio los derechos sociales”
Pero hay un paradigma no cuestionado en el transcurso del debate entre las posiciones
ya descritas sobre la conveniencia o no de la intervención de los jueces en el mercado,
consistente en que lo han convertido en un ente, con existencia propia, por encima de
las personas, con leyes y principios casi perfectos que resuelven cualquier falla o
inconsistencia, cayendo en una grave cosificación, cuando muy bien sabemos que son
los seres humanos, de carne y hueso quienes toman las decisiones sobre inversiones,
quienes realizan los términos de la oferta y la demanda, etc. Las instituciones
económicas no son ‘personas’, no son ‘seres humanos’ nos lo enseñan con mucha
insistencia los teóricos actuales del derecho económico: “La compañía no es un
individuo, es una ficción legal que sirve de nexo de un proceso complejo en el que los
objetivos conflictivos de los individuos (algunos de ellos “representantes” de otras
organizaciones) alcanzan un punto de equilibrio en el marco de las relaciones
contractuales. En este sentido el “comportamiento” de la compañía es como el
mercado; es decir, el resultado de un proceso de equilibrio complejo. Raramente
caemos en la trampa de antropomorfizar al mercado del trigo o de valores, pero
cometemos con frecuencia este error cuando pensamos en las organizaciones como si
fueran personas provistas de motivaciones e intenciones8”.
8
Eugene Fama – Capítulo 16 Problemas de agencia y teoría de la empresa –publicación la naturaleza
económica de la empresa - editor Louis Putterman – Alianza editorial S. A. – Madrid 1994 – pag. 269
8
Quizás la primera reacción sobre el objeto de esta ponencia podría ser que los jueces
no tienen por qué preocuparse sobre la incidencia de sus acciones y decisiones
procesales ya que su única preocupación debe reducirse a estudiar y aplicar el derecho
a casos perfectamente delineados, pues la justicia debe prevalecer sobre cualquier otra
consideración.
“En tales condiciones, para que el derecho pueda normativamente regular la vida en
sociedad, es necesario que existan órganos judiciales dispuestos a aplicar sus
mandatos; por ello, lo propio de un juez es que debe decidir primariamente conforme al
derecho vigente, y no de acuerdo con un cálculo consecuencial sobre los efectos de su
decisión. Esto no excluye una cierta valoración de esos efectos, pero ésta no puede
convertirse en el elemento decisivo para la solución de las controversias judiciales”9.
9
Rodrigo Uprimny - Legitimidad y conveniencia del control constitucional a la economía - Derecho Público -
No 12 – 2001 -Universidad de los Andes, Bogotá.
9
Una de nuestros grandes defectos es la cultura del incumplimiento, viva desde las
reformas y grandes decisiones constitucionales hasta operar en los más mínimos
detalles del acontecer diario. El incumplimiento invade todo el tejido social colombiano.
10
La prohibición de la extradición de nacionales por nacimiento desconoció unilateralmente convenios con
otras repúblicas, entre ellas Argentina – aprobado por ley 46 de 1926- , Bélgica ley 74 de 1913 y ley 47 de
1935, Tratado Adicional y ley 14 de 1961, Brasil ley 85 de 1939, Costa Rica ley 19 de 1931, Cuba ley 16 de
1932, Chile ley 8ª de 1928, Salvador ley 64 de 1905, España ley 35 de 1892, Estados Unidos ley 66 de
1888 y ley 8 de 1943, Francia decreto del 12 de marzo de 1852, Gran Bretaña ley 48 de 1888 y ley 15 de
1930, Guatemala ley 40 de 1930, México ley 30 de 1930, Nicaragua ley 39 de 1930, Panamá ley 57 de
10
En algunos eventos los tribunales colombianos sí han hecho esfuerzos por dar
respuestas que tienden a obligar, a quienes se comprometen, a cumplir y a darle valor
jurídico a los actos que suscribieron, por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia ha dicho
que los acuerdos de un empleador con uno varios trabajadores que mejoran las
condiciones pactadas en convenciones colectivas, son obligatorios ya no en virtud de la
normatividad laboral sino por el derecho civil, para terminar prácticas de promesas de un
tratamiento laboral especial para salir de una situación conflictiva al extremo, pero
posteriormente incumplirlas alegando invalidez del acto11.
Sin embargo, estos dos ejemplos no representan la cultura en nuestro medio, que sí la
del incumplimiento, íntimamente unida a la ineficacia de las instituciones procesales y
por tanto son un índice de subdesarrollo, pobreza y atraso social. Cuando en la cátedra
profundizamos estas materias, recurrimos a los tres ejemplos clásicos de los autores
estadinenses de derecho económico para demostrar como está a piel de flor de los
estudiantes de pre y posgrado la cultura del incumplimiento.
1928, tratado multilateral de extradición de la 7ª Conferencia Internacional Americana ley 74 de 1935; ley 76
de 1986 Convención contra la tortura.
11
“La Convención Colectiva tiene las características de que tratan los artículos 467 y 468 del Código
Sustantivo del Trabajo y debe llenar las exigencias de solemnidad y formalidad previstas en el artículo 469
de esa misma obra. Pero eso no impide que los patronos y las asociaciones de trabajadores puedan
celebrar acuerdos y convenios, que no están revestidos de la solemnidad de la Convención Colectiva,
mediante simples Actas de Conciliación, que pueden aclarar aspectos oscuros o deficientes de las normas
consuetudinarias o convencionales en las cuales se han fijado las condiciones regulantes de los contratos
individuales de trabajo. Esos acuerdos pueden tener plena validez al tenor del artículo 1602 del Código
Civil y producen efectos para las partes, pues se consideran igualmente entre las fuentes de las
obligaciones de conformidad con el artículo 1494 del mismo Código. Y están regidos igualmente por el
principio de la buena fe, debiendo las partes cumplirlos, no sólo en lo que tales acuerdos expresan, sino
también en todas las cosas que emanen de la naturaleza la obligación que ellos generan, o que por ley
pertenezcan a ellas. Una de las cosas que por ley pertenece a la obligación consistente en pagar una
cantidad de dinero, en los casos en que no se han pactado intereses, es precisamente la de que empiezan
a deberse los intereses legales.
Ahora bien, no se pueden hacer extensivas a las Actas de Conciliación las formalidades espacialísimas
que la ley ha fijado en el artículo 469 del Código Sustantivo del Trabajo para las convenciones colectivas.
La ley no lo tiene previsto y la jurisprudencia no está llamada a establecerlo” (Sentencia de fecha 24 de
mayo de 1982, proferida en el proceso radicado 6169, magistrado ponente César Ayerbe Chaux).
11
“La gente hace promesas constantemente: los vendedores prometen felicidad; los
amantes prometen matrimonio; los generales prometen la victoria, los niños prometen
portarse mejor. El derecho se involucra cuando alguien trata de lograr que se cumpla
una proeza12. Veamos algunos ejemplos.
¿Deberían los jueces hacer cumplir las promesas en estos ejemplos? Una promesa es
legalmente exigible si los jueces ofrecen un remedio a la víctima de la promesa
incumplida. Según Cooter y Ullen “Tradicionalmente los tribunales se han mostrado
cautelosos en lo tocante al cumplimiento de las promesas que no se otorgan a cambio
de nada”.
12
Robert Cooter y Thomas Ulen - Derecho y economía - Fondo de Cultura Económica – México 1998.
12
En los juegos que traigo de ejemplo se trata de si el primer jugador decide si pondrá o
no un activo valioso bajo el control del segundo jugador.
Segundo Jugador
Cooperar Apropiarse
Primer jugador
Invertir 0.5, 0.5 - 1.0, 1.0
No invertir 0, 0 0, 0
Si el agente coopera (segundo jugador) ganará 0.5 y el principal (primer jugador) otro
0.5 de conformidad con lo pactado, pero si el agente decide apropiarse de la cantidad
de 1 que le entregó el principal, se robará ese 1, mientras que el otro lo perderá (-1.0).
Como no existen los mecanismos eficientes para obligar al agente a cumplir con el
contrato, el principal ante la posibilidad de perder su inversión, optará por no hacerla,
14
deteniendo así el incremento económico que el contrato o acuerdo conllevaría para él,
para el agente y para la economía o sociedad en general.
Ahora bien, desarrollemos el mismo juego en una sociedad donde existe la cultura del
cumplimiento y en caso de no cumplir el agente será sancionado con el pago de una
indemnización de perjuicios, lo que en algunos países se llaman daños de expectativa,
que para el ejemplo se tasan en una cantidad igual a la expectativa que tenía el
principal, si el contrato se hubiese ejecutado plenamente.
Segundo Jugador
Cooperar Apropiarse
Primer jugador
Invertir 0.5, 0.5 0.5, - 0.5
No invertir 0, 0 0, 0
Si el agente cumple ganará 0.5, igual que el principal, pero si incumple los jueces lo
obligarán a devolver la inversión (1.0) y deberá pagar 0.5 que corresponde como
indemnización por perjuicios a la expectativa de si el acuerdo se hubiese cumplido. En
un país de estos ante la opción de invertir o no, obviamente el principal optará por
hacerlo, creando mayor riqueza para sí y para el conjunto de la economía.
Queda muy claro así, el valor de las instituciones procesales en el desarrollo económico.
Pero podemos ampliar estos dos ejemplos enfocándonos en las ganancias del agente
cuando se trata de varias rondas:
15
Aquí nuevamente la inversión es de 1.0 y las ganancias serán de 0.5 para el agente y
0.5 para el principal.
Aquí vemos un proceso de inversión repetitivo durante varias rondas que se agotará a la
quinta. Si el agente se apropia de la inversión del principal, obtendrá la ganancia de 1.0,
y aquel perderá 1; pero indudablemente ante esa conducta el principal no volverá a
invertir, privándose así el agente de recibir nuevos recursos para actuar en las rondas
siguientes. Ahora bien, si el agente coopera con el principal, obtendrá ganancia de 0.5
en cada una de las rondas siguientes con las que podrá superar ampliamente lo que
recibiría si se apropia de la inversión.
Es obvio que cuando el agente coopera, por cultura, o porque sabe de la decisión de los
jueces en caso de no hacerlo, el principal tendrá como opción clara invertir en cada
ronda de negocios, incrementando así el comercio y la riqueza de la sociedad.
Pero quizás pueda afirmarse también que bastaría que el agente esté en disposición de
cooperar para que se produzca la inversión repetida del principal, sin contar para nada
con la intervención judicial, pero realmente, si no se parte de tal intervención el colapso
ya no será solo del primer jugador sino de toda la sociedad, en lo que se denomina el
problema del juego final. En el ejemplo del cuadro 3 tendríamos que el primer jugador
invierte y el agente coopera, ganándose ambos 0.5, e igual sucedería en las siguientes
rondas, pero el principal no tendría posibilidades de reaccionar en la última ronda del
juego pues el agente podría apropiarse de la última inversión sabiendo que ya no habrá
más rondas. En este evento o el de juegos indefinidos si el principal se convence que el
agente le cooperará en las cinco primeras oportunidades para apropiarse en la sexta, lo
más probable es que para evitarlo no invierta en la quinta ronda. Si el agente sospecha
de este temor tratará de apropiarse en la cuarta, lo que su vez, si el principal es
perspicaz lo intuirá y no invertirá en la cuarta y así sucesivamente hasta anular
totalmente el juego por la carencia de instituciones que obliguen al cumplimiento.
Los jugadores del juego de agencia no están seguros de cooperar en la última ronda sin
la convicción de la existencia de instituciones procesales que garanticen el
cumplimiento. Peor aún, los jugadores podrán abstenerse de cooperar en todas las
rondas del juego contrayéndose la economía.
16
La explicación que Cooter y Ulen le dan a la estrepitosa caída económica de los países
de Europa oriental por la desintegración de sus gobiernos comunistas, es la del
‘problema de la jugada final’. Dado que las empresas eran de propiedad del Estado,
muchas relaciones económicas entre la gente se hacía por fuera de los marcos legales
establecidos y tenían fuerza por la confianza del cumplimiento mutuo: El conductor de
un camión (de propiedad del estado) transportaría mercancías ‘gratis’ o como un ‘favor’
para su amigo que trabajaba en una gasolinera (también estatal) y éste le
proporcionaba gasolina cuando se agotara el tanque. Como la caída del comunismo
perturbó masivamente la vida política, hizo que la gente dudara de la persistencia de
sus relaciones económicas de largo plazo y estando a la vista el final de las relaciones la
cooperación fracasó. Por ejemplo, el conductor del camión perdió la confianza en que el
trabajador de la gasolinera pudiera continuar proporcionándole gasolina, (el trabajador
de la gasolinera podría perder su empleo), de modo que se niega a transportarle gratis
las mercancías y éste a proporcionarle ‘gratis’ la gasolina. Así toda la producción decayó
en Europa oriental y se centralizó la obtención de beneficios por el robo a la propiedad
del estado, que eran mayores a los obtenidos en la producción de bienes.
VIII. Conclusiones.
“El lenguaje de la teoría de los juegos aclara cómo los contratos legalmente exigibles
promueven la cooperación. En la teoría de los juegos, un compromiso elimina una
oportunidad. Por ejemplo, Julio César incendiaba a veces los puentes por los que
pasaba, a medida que su ejército avanzaba sobre el enemigo. Al incendiar los puentes
comprometía a su ejército a atacar, eliminando la oportunidad de la retirada. De igual
modo, la celebración de un contrato compromete al segundo jugador del cuadro del
ejemplo 2 a cooperar. El compromiso se logra eliminando la oportunidad de una
apropiación por medio del alto costo de la responsabilidad.
13
Roberto Cooter y Thomas Ulen –op. Cit. Pag. 241.
17
Cuando se desgajan las instituciones procesales del conjunto social para hacer creíbles
los contratos, compromisos, acuerdos, etc., el panorama será de la fuerza y de
violencia. En esta hipótesis los únicos que se atreven en invertir en los países donde
no existe un sistema judicial confiable para los ciudadanos que haga cumplir los
compromisos, son:
b) quienes tengan alta capacidad económica para acudir a los juicios demorados y
puedan resistir la dilación de su cobro en varios años, resarciéndose de tales
trajines con la condena final a su favor de sumas significativas resarcidoras14.
d) quienes utilizan la violencia inmediata para hacerse cumplir los compromisos que
con ellos han adquirido.
Sobra hacer mayor explicación del caso colombiano. Pero quiero enfatizar en una
consecuencia inesperada: la ausencia de instituciones procesales que hagan creíble los
compromisos, acuerdos, reglas de la sociedad, etc. a quienes más afecta en primer
término es a la juventud, por cuanto absorbido el campo de oportunidades por las élites,
o por quienes ejercen la violencia, automáticamente está cerrando opciones a otros
muchos, por ejemplo a los abogados que buscan resolver los conflictos en derecho, a
los ingenieros, químicos, etc. por cuanto se cierran las posibilidad de mayores
inversiones y obviamente de abrir empresas, crear nuevos empleos, plantear nuevas
iniciativas y como consecuencia contundente la mayoría se deberá mantener de la
circulación del dinero, de la especulación, de negocios sin mayores inversiones, de las
actividades ilegales que reportan enormes ingresos, de las remesas del exterior, etc.
Por lo general en nuestro país nadie es responsable de la crisis sufrida en los últimos
lustros, pues el maestro considera que se ha dedicado a enseñar, el periodista a
informar aunque haya tenido algunos deslices de no profesionalidad en algunos
momentos, el juez dirá que su vida la ha dedicado a la administración de justicia y que
los errores son escasos pero normales, los militares señalarán haberse dedicado a la
defensa de la patria, los abogados a colaborar con la justicia y así consecutivamente
hasta llegar a la conclusión de no existir responsables por el estado de cosas que nos
14
Una de las principales causas para crearse el consenso de todas las fuerzas sociales y sectores
relacionados con del derecho laboral en la confección y aprobación de la ley 1149 de 2007 fue
precisamente el hincapié que hizo la OIT y la Banca Internacional en que si los colombianos queríamos
inversión era necesario establecer una cultura y procesos ágiles y creíbles, pues ningún inversionista lo
haría si al retirarse quedaba atendiendo procesos laborales durante muchos años.
18
abate y que nos coloca entre los primeros cuatro países más violadores de los derechos
humanos en el mundo.
Pero se requiere una reflexión general de la sociedad, que en otos países fue jalonada
por los laboralistas, caso Brasil, con Victor Mozart Russomano a la cabeza, quienes se
preguntaron hasta qué punto tenían responsabilidad en la degradación total del Brasil
durante las dictaduras del 60 a los 80 y, aunque doloroso, la respuesta fue que el aporte
a la incivilidad eran los procedimientos judiciales con muchos problemas y que habían
alejado a los ciudadanos de las soluciones de los jueces, para primar el uso de la fuerza
y la sinrazón. Afortunadamente en este Instituto Colombiano de Derecho Procesal, con
la dirección de Jairo Parra Quijano se está colocando dentro de esta perspectiva
autocrítica hasta el punto que permite una ponencia de esta naturaleza en este XXX
Congreso Colombiano de Derecho Procesal.
Bibliografía.
Gerardo Botero Zuluaga – Guía teórica y práctica de derecho procesal del trabajo y de
la seguridad social – librería jurídica Sánchez R. Ltda. – Quinta edición- Medellín – 2008.
José María Obando Garrido – Derecho procesal laboral - cuarta edición – ediciones
doctrina y ley ltda. – Bogotá D. C. – 2003.
Mauro Cappelletti - Procédure orale et procédure écrite, Milano, 1971. También “Social
and political aspects of civil procedure. Reforms and trends in Western and Eastern
Europe”, en Michigan Law Review. Vol. 69. Núm. t. apr. 1971
19
Miguel Enrique Rojas Gómez – Teoría del proceso – 2ª. Edición – Universidad
Externado de Colombia – 2004.
Sergio Clavijo Vergara – Fallos y fallos económicas de las altas cortes. Caso Colombia
1991 – 2000 – Revista del Banco de la República – marzo de 2000.