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Es un manual que permite entender la trastienda del periodismo y su víncu-


lo con aquella realidad que aborda hasta el hartazgo desde diferentes

d
espacios y miradas. Es un aporte para entender de qué manera se constru-
yen las noticias, sin perder de vista las decisiones editoriales, el contexto

César Arrueta
político, y principalmente, el rol que cumplen los periodistas en contextos
de periferia.
César Arrueta
César Arrueta es Doctor en Comunicación Social egresado de la Facultad de
Ciencias de la Información de la Universidad Austral de Buenos Aires. Es
Becario Postdoctoral del CONICET, y miembro investigador de la Unidad ¿Que realidad
Ejecutora en Red de Investigaciones Socio-históricas Regionales (ISHIR-
CONICET). construyen los diarios?
Una mirada desde el periodismo
en contextos de periferia

¿Que realidad construyen los diarios?

inclusiones
¿Qué realidad construyen
los diarios?
Una mirada desde el periodismo
en contextos de periferia
inclusiones: futuribles
if

César Arrueta

¿Qué realidad construyen


los diarios?

Una mirada desde el periodismo


en contextos de periferia
Arrueta, Cesar
Los diarios y las noticias : una mirada desde el periodismo en contextos periféricos . - 1a
ed. - Buenos Aires : La Crujía, 2010.
220 p. ; 20x14 cm. - (Inclusiones / Damián Fernández Pedemonte)

ISBN 978-987-601-112-9

1. Periodsmo. 2. Medios de Comunicación Masiva. I. Título


CDD 070

Director de la colección Inclusiones


Damián Fernández Pedemonte

Primera edición: octubre 2010

© La Crujía Ediciones
E-mail: editorial@lacrujialibros.com.ar
www.lacrujiaediciones.com.ar

Diseño de interior y de tapa:


Ana Uranga

Corrección: Jorge Galeano

ISBN: 978-987-601-112-9

Impreso en Argentina
Índice

Agradecimiento.............................................................................. 9
Prefacio......................................................................................... 11
Prólogo......................................................................................... 15

PRIMERA PARTE
Acerca de las rutinas de producción periodística

1. Nueva línea de investigación: .


emisores y procesos productivos.................................................. 21
2. Gatekeeper: las rutinas de producción .
periodística desde las explicaciones anecdóticas referidas .
a los guardabarreras..................................................................... 25
2.1. De los relatos observacionales .
a las tendencias actuales........................................................... 33
2.2. El concepto de los guardabarreras .
en el nuevo contexto informativo global................................. 37
3. Newsmaking: del rol seleccionador .
al concepto de construcción . ...................................................... 41
3.1. Rutinas y noticiabilidad..................................................... 46
3.2. Rutinas y nuevo periodismo.............................................. 53
4. Rutinas de producción periodística: .
investigaciones y aportes en la Argentina.................................... 67
4.1. Rutinas y prácticas periodísticas ...................................... 74
SEGUNDA PARTE
Estudio de casos

1. Consideraciones metodológicas............................................... 93
2. Primer caso: diario con fines políticos .................................... 95
2.1. Aspectos generales............................................................ 95
2.2. Rutinas informativas......................................................... 96
3. Segundo caso: diario conservador......................................... 157
3.1. Aspectos generales ......................................................... 157
3.2. Rutinas informativas....................................................... 159

TERCERA PARTE
Periodismo en contextos de periferia

1. Periodismo en contextos de periferia.................................... 219


1.1. Noticias, procesos de negociación .
y nociones sobre el interés público........................................ 219
1.2. Interés público y condiciones históricas sociales............ 221
1.3. El carácter coercitivo de las rutinas informativas .......... 222
1.4. Periodismo en contextos de periferia............................. 224

Referencias bibliográficas........................................................... 227


A Mateo Arrueta
Agradecimiento

U n trabajo de investigación siempre es una construcción colecti-


va, a pesar de la responsabilidad individual que carga el autor.
Este no es un caso excepcional.

Por ello quiero expresar mi sincero agradecimiento a Ana Teruel


y al equipo de investigación que integra la Unidad Ejecutora en Red
de Investigaciones Socio-históricas Regionales (ISHIR-CONICET).
Al plantel docente de la Universidad Austral de Buenos Aires, esen-
cialmente a Fernando Ruiz y Damián Fernández Pedemonte. A Silvia
Quel, de Editorial La Crujía, por la confianza depositada en este
proyecto.

A las autoridades de CONICET que me permitieron formarme


académicamente.

A mi familia, por ser base de sustentación. A mis padres. A


Carina, mi compañera.

Desde ya, a los hombres y mujeres del periodismo que, cotidia-


namente y en contextos de periferia y adversidad, suman su aportes
para construir una sociedad más justa y plural.
PRefacio

L a hipótesis filosófica que subyace en este libro se funda en la


certidumbre de que los “medios masivos constituyen el hecho
comunicacional más original y determinante en las sociedades que
en lo sucesivo se definen en su mayoría por la democracia” (Maigret,
2005:18).

En este sentido, nos ubicamos en el plano de la producción infor-


mativa, a partir de un enfoque sobre el cual convergen los emisores y
procesos productivos, atentos a indagar el campo de relaciones que
precede la publicación de noticias.

Se trata, como primer objetivo, de una exploración académica


sobre la Teoría del Periodismo, considerando –puntualmente– los
supuestos constructivistas de la corriente sociológica denominada
newsmaking que aborda y entiende los mecanismos de producción
de noticias, desde la consideración de la cultura profesional, la orga-
nización del trabajo y las rutinas periodísticas. Esta revisión intenta
examinar el aporte de algunos autores sobre el tema, para entender,
en perspectiva, cuál fue la edificación de la discusión teórica sobre
el proceso informativo y sus implicancias profesionales. En términos
de la academia, podría considerarse un estado de la cuestión, aun-
que corresponde aclarar que no se ajusta estrictamente al significado
que le otorgan, entre otros pensadores Pedro Luis Barcia o el propio
12 César Arrueta

Humberto Eco, pues para los fines de este libro hemos propiciado la
realización de una sinopsis conceptual, que nos ayude a comprender
la visión del conjunto y sus conexiones más esenciales. En el camino
quedarán (sin ninguna intención secundaria para que ello suceda)
miradas de intelectuales que seguramente han sumado nuevas aris-
tas a la discusión. Pero como la ciencia es un proceso dinámico y en
permanente arquitectura, hemos decidido cruzar el río apoyados en
algunos pedruscos. En definitiva, aceptamos la idea de que la ciencia
es ese conjunto de tensiones valorativas y subjetivas que atraviesan
su núcleo enunciativo, y que hacen que su mirada sea una acotación
siempre finita y pendiente.

Pero no solo queremos proponer una relectura del aparato crí-


tico. Si bien es una tarea ineludible para aquellos que aspiren a tra-
bajar en los medios masivos, no es menos trascendente abordar la
cuestión de la praxis. Una de las discusiones mas regulares en el
ejercicio de la profesión es aquella que representa a los periodistas
como actores cuyo hacer se sustenta, necesariamente, en la práctica;
visión que contrasta con el predominio de informadores asidos por
la teoría aprendida en la universidad. Lo que connota este razona-
miento, intencionalmente polarizado, es la noción de que la for-
mación universitaria se enfrenta, inexorablemente, a un límite. Esa
imposibilidad se traduce en la idea de que más allá de las estrategias
didácticas o los intentos por llevar los contenidos a la experiencia,
será difícil lograr que el alumno percate la sensación real de estar en
una sala de redacción.

En una entrevista pública, María Nadotti le preguntó a Ryszard


Kapuściński sobre los sinsabores de la función y los escenarios po-
sibles para los jóvenes que quisieran hacerse un camino. Sin de-
masiadas dilaciones, el periodista nacido en Polonia contestó: “Se
trata de una profesión con precisa estructura feudal: se sube de
nivel solo con la edad y se requiere tiempo” (2000:34). Ortega y
Humanes (2000), tiempo después, optaron por una respuesta con
mayor dramatismo. Definieron al nuevo periodismo como una ac-
tividad perpleja y confusa.

Obsérvese cómo en ambos casos puede advertirse la presunción


de que la prensa es un mundo privativo al cual se accede solo desde
Prefacio 13

la pertenencia sensorial y experimental. Si se hace desde el conoci-


miento académico, mejor.

Lejos de evitar desconocer la existencia de puntos grises en este


debate, el otro gran objetivo de esta publicación, complementario al
primero, es ofrecer al lector un relato etnográfico de ese mundo pri-
vativo. Dar cuenta de la trama de intereses, significaciones y volun-
tades que conviven en una sala de redacción, los campos de tensión
que se producen con la libertad de empresa y los actores de poder.
El propósito no se reduce a la exploración académica de contenidos,
sino mirar desde, sobre y a partir de ella, experiencias reales de ac-
tuación periodística que funcionen como escenarios posibles de ejer-
cicio de la profesión. Proponemos un espacio interludio de reflexión
y aprendizaje que involucre el deber hacer y el poder hacer, en clara
tensión con los procesos de construcción de realidad social.

Vale aclarar que las condiciones de praxis que aquí se relatan no


son el producto de la imaginación de este autor. Son el resultado de
un trabajo etnográfico de más dos años en dos diarios de referencia
dominante de regiones periféricas de la Argentina. Tampoco habla-
mos de periódicos de primer nivel, como lo abordaron excelente-
mente Manuel López (1995), tratando el caso de El País en España;
Pablo Boczkowski (2006), revisando la experiencia digital del New
York Times o el mismísimo Edward Jay Epstein, cuando en 1973 mar-
có camino en la disciplina al realizar un exhaustivo trabajo de campo
en la cadena NBC. Hablamos de diarios que actúan en contextos de
distritos pobres y profundamente desiguales. Empresas en las cuales
las condiciones exigidas por la academia, los códigos de ética y las
instituciones de la República se golpean de frente con la realidad,
con el ejercicio del poder y los intereses comerciales-políticos, infi-
riendo en la construcción de noticias y nociones básicas sobre el rol
del periodismo.

Hacemos referencia a situaciones particulares que suceden en la


actualidad y en las cuales muchos de los jóvenes, de la Argentina y
América Latina, deberán ejercer su trabajo. Por razones legales no
nombraremos a estos diarios ni revelaremos la identidad de los pe-
riodistas que generosamente nos ofrecieron su testimonio. Haremos
preservación de la fuente asignando nombres de fantasía, pero re-
14 César Arrueta

afirmando la validez de cada declaración, por más injusta e irritante


que pudiera sonar al oído del lector.

Por tal razón, lo que pretendemos poner en manos de aquellos


a los cuales les interesa el periodismo es un libro que compendia
lo más sustancial sobre los procesos productivos en diarios de pe-
riferia, no tan solo desde la teoría, sino también desde la práctica
cotidiana. Por ello es que hablamos, en cierto sentido, de un manual
sobre rutinas periodísticas. Un manual que permita, desde su mayor
sinceridad, echar luz a ese mundo feudal descrito por Kapuściński
y con el cual gran parte de la sociedad moderna tiene una relación
de familiaridad; sea porque lo consume o bien, porque quiere ser
parte de él. Hablamos de entender la trastienda del periodismo y su
vínculo con aquella realidad que aborda hasta el hartazgo desde di-
ferentes espacios y miradas. Hablamos de reflexionar sobre cómo se
organizan y ejecutan las rutinas de producción periodística, de qué
forma esas rutinas están determinadas por las decisiones editoriales-
empresariales y por el contexto social y político; y qué incidencia
tiene, a partir de la percepción de sus propios actores, en el ejercicio
de la profesión.

Que esta publicación sea, entonces, un primer contacto transpa-


rente para pensar la prensa, los periodistas, sus discusiones y proble-
mas terrenales; lejos de las valoraciones que las asocian a la noción
de cuarto poder que supo eternizar Edmund Burke y más próximas
al realismo no violentado por deseos idealistas.

El autor
Prólogo

E l autor presenta este trabajo como la “sinopsis conceptual” de


una de las corrientes más estudiadas de la teoría del periodis-
mo, que acompaña con la descripción de los procesos productivos
de “diarios de la periferia”. La modestia de los sustantivos elegidos
para describir su propuesta podría desdibujar la magnitud de la ta-
rea que emprendió César Arrueta en su tesis de doctorado, prime-
ro, y al compilarla luego para este libro. Para compensar, se podría
decir, sin riesgo de exageración, que el trabajo viene a llenar un
espacio vacante en el campo de la comunicación local.

En primer lugar, porque compendia un marco teórico esencial


para el estudio de las noticias y los actores que las producen, que
si bien ha sido el sostén de la mayor parte de las publicaciones in-
ternacionales en esa línea, no ha sido demasiado cultivado por los
enfoques académicos de esta parte del mundo. De hecho, hubo que
esperar mucho tiempo para que aparecieran investigaciones locales
sobre el periodismo con una metodología específica a la problemá-
tica a analizar. Los medios han sido estudiados mayormente por sus
condiciones estructurales, o bien, por sus productos finales, sin pre-
guntar demasiado qué ocurría dentro de ellos, y si todas esas cues-
tiones que se leían en los discursos tenían algo que ver con las causas
que se presuponían. Al repasar el recorrido bibliográfico que ofrece
la primera parte de este libro, se constata que en nuestros ámbitos se
16 César Arrueta

dio prioridad a enfoques más generales de la sociología y la antropo-


logía para los estudios de medios, con grandes teorías de innegable
validez pero que no siempre ayudan a describir las particularidades
de este campo.

Como demuestra la segunda parte de este libro, donde Arrueta


presenta los resultados de su investigación doctoral, mucha de esa
medulosa bibliografía sobre periodismo ofrece principios operati-
vos imprescindibles para la descripción precisa de los fenómenos
involucrados en la producción de información. Presentar un camino
de aplicación de este cuerpo teórico es un aporte al campo pero lo
refuerza el hecho de que, además, lo haya trabajado con uno de los
objetos de estudio menos analizados como son los diarios de pro-
vincias.

Paradójicamente, a pesar de que muchos de ellos son los me-


dios más antiguos y con mayor trayectoria en el país, suelen dejarse
de lado a la hora del análisis de las noticias, o son colocados en la
investigación académica en un plano subsidiario con relación a los
diarios que se llaman nacionales (pero que en rigor no dejan de ser
los medios de la localidad Capital). El libro nos ofrece una descrip-
ción detallada de medios que geográficamente son periféricos, pero
que son centrales para las localidades donde circulan, y medulares
para la investigación, por estar atravesados por tensiones y condi-
cionamientos muy particulares, que ilustran muy elocuentemente la
problemática de los medios contemporáneos.

Adicionalmente hay que señalar que hay pocos antecedentes en


la Argentina en que la descripción de lo publicado por los medios se
sustente con un estudio de campo en las redacciones, o a la inversa.
Sólo en contadas oportunidades estos análisis semánticos se cruzan
con datos concretos que describan lo que efectivamente ocurre en
las redacciones. Las condiciones reales de producción suelen presu-
mirse a partir de constataciones generales o factores ideológicos de
los emisores, omitiendo la descripción del complejo escenario que
permitiría entender mejor la labor de un medio y sus periodistas
y los productos que de ella se derivan. El camino de investigación
propuesto por César Arrueta nos ilustra acerca de los abordajes in-
tegrales que necesita la producción noticiosa y nos muestra la con-
Prólogo 17

veniencia de acompañar cualquier análisis de los mensajes con una


descripción ajustada de la situación de los medios y periodistas ob-
jeto de estudio. Este punto se vuelve de aquí en más crucial en la
medida en que ya no puede explicarse la prensa (por lo menos no
exclusivamente) desde los modelos clásicos del siglo pasado.

Hace años que los manuales generales no alcanzan para explicar


las prácticas de los grandes medios, que cambiaron radicalmente en
la medida en que lo hicieron las sociedades, la economía, las tecno-
logías. Menos aún sirven para describir la forma en que se producen
los medios de menor alcance. Por eso se hace tan necesario volver a
las fuentes, a las bases de la teoría del periodismo, al conocimiento
de las redacciones. El trabajo de Arrueta va en ese sentido y espe-
remos que sirva de invitación para que se repliquen investigaciones
como la suya en otros ámbitos. Sólo así podríamos aspirar a contar
alguna vez con una auténtica cartografía del territorio de los me-
dios.

Dra. Adriana Amado.


(docente UNLAM, periodista)
PRIMERA PARTE

Acerca de las rutinas de producción


periodística

“Nunca se ha hablado tanto de la comunicación


como en una sociedad que no sabe comunicarse con
ella misma, cuya cohesión está cuestionada, cuyos
valores se descomponen, cuyos símbolos demasiados
usados ya no logran unificar. Sociedad centrífuga,
sin regulador”

Lucien Sfez
Crítica de la comunicación
(1992)
1. Nueva línea de investigación:
emisores y procesos productivos

E n 1997, Horacio Verbitsky intentó caracterizar las tortuosas re-


laciones de Menem con la prensa, la ley y la verdad en un libro
publicado por Editorial Planeta y sugestivamente titulado Un mundo
sin periodistas. Lejos de considerar la eventualidad del episodio, su
recordación es pertinente para subrayar el papel que cumplen los
medios de comunicación en las sociedades contemporáneas y el jue-
go de intereses y presiones que sostienen de manera permanente
con el poder político. No es casual, por ejemplo, aquel rol de “des-
cubridor de verdades” (Mitchell, 2003b:12), que le fue asignado a la
prensa y que ya forma parte del paisaje de las valoraciones sociales.
Aún sorprende, si se me permite la anécdota, el relato que el padre
Jesús Olmedo hace en su libro Los Desocupados de La Quiaca. 12 años
de lucha junto a sectores sociales 1992-2003 (2003) de la cobertura me-
diática que recibieron diferentes reclamos encabezados por comuni-
dades aborígenes del noroeste argentino:

[...] muchos fueron los medios que se hicieron presentes


durante la Marcha de los Pobres y Excluidos, para
cubrir la noticia y la odisea de los puneños. Canal 6 nos
acompañó durante todos los días de la marcha y llegó,
con nosotros a Buenos Aires. Canal 4 y Canaly siguió de
cerca los acontecimientos y nos ofrecieron lindos reportajes.
Medios televisivos de Buenos Aires ofrecieron instantáneas
de la marcha y reportajes en directo desde Capital Federal.
22 César Arrueta

Bastantes emisoras de radios locales, provinciales y


nacionales, siguieron muy de cerca todo lo relativo a la
marcha, con conexiones telefónicas durante los días de la
caminata y retransmisiones en directo de los actos y los
mensajes de los líderes. En lo referente a los medios de
prensa escrita, hemos recuperado los recortes y titulares de
algunos diarios (2003:255-256).

Es evidente en la transcripción, el asombro con el que se na-


rra el operativo mediático. Olmedo, en su intento por graficar al
lector el alcance del reclamo, describe, tácitamente, la maquinaria
noticiosa y el “proceso de producción y la labor de los emisores”
(Martini, 2000:73). Esta fascinación no es azarosa. Los medios han
demostrado, a lo largo de la historia, su capacidad de congrega-
ción e impulso de demandas sociales en la esfera de la política y
el desarrollo económico. En otras palabras, tienen la capacidad de
socializar, explicar, interpretar y comentar el significado de los acon-
tecimientos. No quedan dudas que tanto la visibilidad de la noticia
como las propias rutinas de producción periodística que preceden su
publicación, despiertan un atractivo particular en el colectivo social.
Sucede que,

[...] la práctica periodística es una actividad ante todo


política: la producción de la noticia marcada por la
temporalidad, implica fijar la mirada (moral), aportar
al control (organización social), negociar (consensuar) y
dialogar (con el poder y con la ciudadanía en general)
(Martini y Luchessi, 2004:18).

David Randall advirtió esta particularidad y sugirió, irónicamen-


te, que todos los diarios deberían publicar una nota aclaratoria en
cada una de sus ediciones, subrayando que el producto en circu-
lación había sido: “producido en aproximadamente 15 horas por
un grupo de seres humanos falibles” (1999:6). Tal propuesta no re-
sulta desatinada si se tiene en cuenta que, para algunos autores, a
través del proceso de edición los medios de comunicación inculcan
y defienden: “el orden del día económico, social y político de los
grupos privilegiados que dominan el Estado y la sociedad del país”
(Chomsky y Herman, 2001:341).
1. Nueva línea de investigación: emisores y procesos productivos 23

En este contexto vale aclarar que las acciones, funciones y acti-


tudes que señalan Chomsky y Herman no son, necesariamente, el
resultado explícito de una estrategia deliberada e intempestiva para
cumplir con una meta trazada en la oscuridad de intereses espu-
rios. Podríamos decir que se articulan, en gran medida, a partir de
una cultura periodística que se construye en el interior de los me-
dios masivos. Esta cultura es una suerte de secreto profesional que se
transmite en una sala de redacción y se define como: “un conjunto
de conocimientos sobre la profesión en continua evolución y que
sirve para decidir, entre otras cosas, qué es una buena noticia y qué
es ‘aburrido’” (Randall, 1999:11).

Frente a tales fenómenos es razonable pensar que las líneas de


investigación que se animaron a centrar la mirada en el nivel de
los productores de la noticia (y desairar el histórico fisgoneo por el
mensaje y sus efectos) hayan consolidado, con el paso de las déca-
das, su relevancia en el campo académico, con aportes nacionales e
internacionales que echaron luz sobre las instancias de producción y
validaron aquello de las salas de redacción como mundos complejos
e inagotables.

Lejos de ser una casualidad, Mauro Wolf reconoció en 1987, año


de publicación en castellano de La Investigación de la Comunicación
de Masas. Críticas y Perspectivas, que los estudios sobre los emisores
y los procesos productivos se habían constituido en un filón de las
investigaciones. Es que el principal aporte que realizaron estos traba-
jos fue concentrarse en la lógica interna de la maquinaria noticiosa
y despejar, paulatinamente, inquietudes y detalles de lo que hasta
ese momento era genéricamente definido como la “caja negra” de
los mensajes. No hay que olvidar, en este último punto, los esfuer-
zos fundacionales que realizaron a partir de los años 30, Herbert
Blumer, John Broadus Watson o George Herbert Mead por clarificar
la acción de la propaganda en la sociedad industrial; la preocupación
de la Escuela de Frankfurt por los efectos de los medios en la vida
cotidiana y en las artes; el aporte de Horkheirmer y Adorno, la deriva-
ción mediática expresada en consumos culturales identificada por los
sociólogos Lazarsfeld y Merton o la teoría de la agenda-setting inscrip-
ta en trabajos que van desde Walter Lippmann, Maxwell McCombs
24 César Arrueta

hasta Elizabeth Noelle-Neumann. En contrapartida, podemos decir,


en acuerdo con Cecilia Cervantes Barbas que:

[...] las preguntas a responder en los estudios sobre


construcción primaria del acontecer tienen que ver con
la inquietud de generar conocimiento en torno a quiénes
controlan los medios informativos y sus productos, en el
caso de las noticias (1996:55).

Los estudios referidos a los procesos productivos incluyen dos


grandes etapas de investigación, cronológicamente diferenciadas: la
primera, centrada en la selección de la información y denominada
gatekeeping; y la segunda, abocada a los estudios de construcción de
realidad, llamada newsmaking.

Considerando los objetivos del libro y su objeto de estudio, es


que abordaremos la construcción conceptual del término rutinas de
producción periodística a la luz de ambas etapas teóricas, conside-
rando los aportes realizados por investigadores de Estados Unidos,
Europa y América Latina, especialmente la Argentina y Brasil.
2. Gatekeeper:
las rutinas de producción
periodística desde las explicaciones
anecdóticas referidas
a los guardabarreras

E n 1947, Kurt Lewin inauguró el concepto gatekeeper (“portero”,


su traducción al castellano) en su obra Frontiers in groups dynamics.
Channels of group life: Social planning and action research. Este concepto fue
utilizado inicialmente para caracterizar las “dinámicas interactivas en
los grupos sociales, en particular respecto a los problemas relacionados
con el cambio de hábitos de alimentación” (Wolf, 1987:204). Luego de
que Lewin identificara la existencia de puertas en la secuencia de com-
portamientos relativos a un determinado campo, David White utilizó
esta idea en 1950 para estudiar el flujo informativo en los medios de
comunicación y determinar la ubicación y el comportamiento de porte-
rías que permitían la publicación o no de un acontecimiento noticiable.
Lo hizo a través de un aprendizaje de caso publicado en un artículo que
llamó The Gatekeeper: a case study in the selection of news (1950). Dicho de
otra manera, se avocó a entender el proceder de los porteros-informa-
dores en un contexto periodístico seleccionador, situando como base
observacional las zonas de filtro y segregación que operaban durante el
mecanismo de producción de sentido.

Esta primera etapa tiene la particularidad de ser constituida por


aportes de corte anecdótico, estructurados desde la experiencia in-


Cecilia Cervantes Barba, en un artículo que tituló La sociología de las noticias
y el enfoque Agenda-Setting, incluye, en los orígenes de la sociología de la
26 César Arrueta

dividual y el estudio de casos, haciendo conocer: “la vida cotidiana


y las rutinas de quienes elaboran las noticias, cosas que pueden re-
sultar útiles como datos para un análisis más sistemático y explícito
de la sociología cotidiana de la producción periodística” (van Dijk,
1990:19). Pese a ello y los posibles cuestionamientos sobre su nivel
de generalidad, la valía radica en situar a las rutinas de producción
periodística en un plano de correspondencia con mecanismos cuasi-
automáticos de selección-supresión, desde la preponderancia de ac-
titudes, explícitas e implícitas, de valoración personal. “Se advierte,
en consecuencia, que el periodista define sus valores en forma prag-
mática en su rutina diaria, en vez de adherir incondicionalmente a
ideales sociales y profesionales” (Balbín, 2008:244).

Obsérvese de qué manera la rutinización se asocia con un proce-


so maquinal que privilegia la elección del periodista en un contexto
de tensión con el tiempo de la prensa, antes que la manifestación de
sesgos organizacionales. En tal sentido, pueden entenderse a las ru-
tinas de producción como el tránsito de acontecimientos noticiables

noticia, los trabajos de Robert Park (1922, 1969) y Walter Lippmann (1922,
1969). A ellos, suma también estudios referidos a la relación prensa-sociedad
efectuados por Robert Park y Ernest Burguess en 1921 y por una discípula de
Park, Helen Hughes, en 1940. En este sentido, Cervantes Barbas agrega: “Las
ramificaciones e influencias de los estudios clásicos realizados al interior de
la Escuela de Chicago no pueden ser precisadas con claridad, pues esa línea
de trabajo sobre la naturaleza de la prensa y los factores que influyen en su
producción fue objeto de cierta marginación dentro de la tradición dominante
de análisis de los medios de comunicación, conocida como communication
research o como mass communication research; en la que si bien se han llevado a
cabo enfoques críticos, ha predominado más bien una fuerte tendencia hacia
el conocimiento de los efectos de los medios de comunicación en las audiencias
(Brown, 1974; Chaffee y Berger, 1980). No obstante el poco desarrollo que
tuvo durante casi cinco décadas (1930-1975), el estudio de los productores
de comunicación resurge a finales de los setenta y principios de los ochenta,
según registran Mc Quail (1983) y Wolf (1987). Frente a la proliferación de
trabajos en esa línea, emergieron a partir de los ochenta algunas iniciativas
tendientes a sistematizar o dar sentido a un tipo de investigación, para el que
se han utilizado términos como “sociología del comunicador de masas” (Holz
y Wright, 1984:23); “sociología de los medios” (Murdock, 1980:6; Shoemaker
y Reese, 1991:3-121; Reese, Ballinger y Shoemaker, 1993:1); “sociología del
periodismo” (Weaver y Gray, 1980:126; Kunczic, 1988:175; Wolf, 1987:160;
Schlesinger, 1992:71” (2001:50).
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 27

hacia su inclusión final en la superficie textual, desde la coyuntura y


las satisfacciones individuales.

Esta hipótesis primaria fue reconsiderada en publicaciones pos-


teriores que particularizaron la atención en la selección y en el filtro
de las noticias, las normas de empleo profesional y organizativo que
permitieron, entre otros logros, poner en deferencia el carácter se-
leccionador del medio, por encima del periodista-editor. Lo hicie-
ron desde una perspectiva sistémica y microsociológica.

En un intento de comprensión Wolf, citando un apartado de


News agencies and world news (1981), afirma:

Las decisiones del gatekeeper no son realizadas sobre la


base de una valoración individual de noticiabilidad, sino
más bien en relación a un conjunto de valores que incluyen
criterios profesionales y organizativos, como la eficiencia,
la producción de las noticias, la velocidad (1987:206).

En esta línea, pueden destacarse también los aportes de Wilbur


Schramm (1955), Bruce Westle y Malcolm MacLean (1957) y prin-
cipalmente del sociólogo y colega de White, Walter Gieber, quien a
partir 1956 exploró factores que excedían una visión personal del
seleccionador de noticias, para incorporar factores propios a la lógi-
ca de los medios de comunicación.

Esta nueva visión de las rutinas añade un conjunto de factores


institucionales que conviven con las matrices personales. No se trata,
en este punto, de una polarización de posturas sino de la identifica-
ción de campos de selección a partir de la conjunción de patrones
institucionales e individuales. Siguiendo este razonamiento, Gieber
publicó en 1960 una investigación titulada How the “gatekeepers” view
local civil liberties new, que realizó en un diario de California (Estados
Unidos) sobre los criterios y percepciones que eran transmitidos a
los redactores y concluyó que la principal fuente de determinación
noticiable en un medio de comunicación era la percepción que tenía
el medio sobre un acontecimiento y no el acontecimiento en sí, tami-
zado por intereses de conocimiento social y la actitud expuesta por el
redactor. En tal sentido, las rutinas no se entienden como trayectos
28 César Arrueta

de apropiación de acontecimientos noticiables en estado puro, sino


como trayectos que posibilitan abordar unos hechos en detrimento
de otros, pero desde una noción de trascendencia que materializa
el periodista-editor en conjunción con el campo de intereses de la
empresa periodística. A este fenómeno, la academia norteamericana
lo denominó preponderancia de rutinas burocráticas.

No es casual, por lo tanto, el estudio que Warren Breed llevó a


cabo en Social control in the news room (1960), donde pudo dar cuenta
de la acción coercitiva que ejerce la línea editorial, transmitida en la
interacción de una sala de redacción, el diálogo con los colegas y el
sentido de pertenencia. De manera más precisa, Wolf revela:

Breed enumera seis motivos que inducen a conformarse con


la orientación del periódico: a) la autoridad institucional
y las sanciones; b) los sentimientos de obligación y estima
hacia los superiores; c) las aspiraciones a la movilidad
profesional; d) la ausencia de fidelidades de grupos
contrapuestos; e) la naturaleza agradable del trabajo; f)
el hecho de que la noticia se ha convertido en un valor
(1987:207).

Adviértase, en este primera parte, de qué forma el concepto de


rutinas viró de una perspectiva anecdótica-personal edificada, bá-
sicamente, desde las necesidades y el sentido estrictamente indivi-
dual del periodista-editor en tanto agente seleccionador de primer
grado, a un horizonte de articulación de filtros que se cimientan en
intereses organizacionales. Es que el sistema de barreras y puertas
que empezó a retratar White estudiando el trabajo de Mr. Gate per-
mitió entender las rutinas de producción periodística como líneas
de influencias, preferencias, motivos y valores comunes; terreno fér-
til para el “abuso de poder” a la hora de decidir qué información
desechar y qué información publicar y principalmente, un hábito
instituido de jerarquización noticiosa, a menudo, dirigido por un
sistema de preguntas estándares, que guían el trabajo cotidiano. En
este sentido, entender las rutinas desde el concepto de puertas que
se abren y se cierran, resulta trascendente para comprender que el
flujo informativo que circula por una sala de redacción está sujeto
a oportunidades-no oportunidades de evaluación de hechos noti-
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 29

ciables y formas posibles de visibilidad. El acento está puesto en los


obstáculos y las facilidades que reduzcan o favorezcan el flujo in-
formativo, y el rol que en ese circuito cumplen tanto el periodista y
como el(los) propietario(s) del medio, desde un horizonte, no siem-
pre común, de selección-supresión.

La expansión de esta línea de investigación posibilitó enfocar


la observación en otro aspecto del gatekeeper, referido a la forma en
que es instituido el modus operandi de la rutina productiva. En este
punto, los estudios coinciden en afirmar que en la etapa de selec-
ción, las referencias implícitas al grupo de colegas y al sistema de
fuentes prevalecen sobre las referencias al propio público. Es así que
en 1972, George Bayle y Lawrence Lichty describieron un concepto
de gatekeeper orientado más a la organización y su entorno de rela-
ciones; le asignaron un rol central en la administración de un medio
y describieron su papel en la política general del comportamiento.
En esta línea también pueden identificarse trabajos anteriores de
Lewis Donohew (1967) y principalmente Paul Snider, quien en 1967
fue autor de un artículo que tituló Mr. Gates revisited, en clara alusión
al trabajo fundacional de White. Herbert Gans ya había realizado en
Broadcasters an Audience Values in the Mass Media: The Image of Man
in American Television News (1970) un polémico llamado al convocar
a los periodistas de la época para que sepan menos del interés del
público y se enfoquen más en los valores-noticia del medio.

Esta tendencia de querer incrementar las cargas en el haber de


las decisiones editoriales, proyectando una noción lineal y asimétri-
ca del trayecto del flujo informativo resultó peligrosamente asociada
a la idea de que, en esas condiciones, el periodista estaba necesa-
riamente subyugado a rutinas que actuaban como cauces o guías
de comportamiento, adjudicándole un carácter pragmático que
contrastaba con visiones idealistas construidas respecto a la prensa
por la literatura de principio de siglo XX y fuertemente concate-
nadas con el concepto de democracia liberal. Unos de los primeros
en advertir esta dificultad fueron Morris Janowitz y Robert Schulze,
quienes en un artículo publicado en 1961 en París, bajo el título
Tendances de la recherche dans le domaine des communications de masse hi-
cieron pública sus preocupaciones por aquellas observaciones socio-
30 César Arrueta

lógicas que daban cuenta de procesos de alienación en el personal de


los medios masivos. En este sentido, reconocían la existencia de una
centralización en las decisiones editoriales, aunque sin la capacidad
suficiente de suprimir la fuerza creadora de los hombres y mujeres de
la prensa y el espectáculo. A esa capacidad le asignaban un alto valor
movilizador.

Pese a ello, las nuevas observaciones realizadas en terreno sobre


el comportamiento de la prensa, concluyeron en la identificación
de un proceso que se denominó unwitting bias (distorsión inconscien-
te). Esta postura, sustentada inicialmente en un trabajo que Peter
Golding y Philip Elliot titularon Making of the News (1979), llevó el
centro de la discusión a un fenómeno propio de la sociología del
conocimiento: los periodistas se forman un concepto de realidad se-
gún características propias del medio al que pertenecen, concepto
que lo lleva a modificaciones involuntarias en la determinación e in-
terpretación de valores que definen las cualidades para convertir un
acontecimiento en noticia. Por ello, estos estudios se concentraron
en: “conocer no sólo los sistemas de valores, de representaciones,
de imaginario colectivo que proponen, sino también la forma, los
procesos, las restricciones y limitaciones con los que se lleva a cabo”
(Wolf, 1987:211).

Como puede observarse, la indagación central se concentra en


los condicionamientos que ejerce el medio de comunicación sobre
la práctica periodística, a punto tal de convertir las rutinas de tra-
bajo en procesos naturalizadores, que actúan como ideas macro de
formación de realidad, jerarquización y edición. Con un toque de
ironía, Lorenzo Gomis graficó un escenario propicio para entender
la forma en que se desarrolla este aprendizaje: “¿qué ocurre, cabe
preguntar, cuando un redactor no se adapta? Las desviaciones se
castigan amablemente, con un comentario de paso –’No trates así al
alcalde’– o reduciendo una información” (1991:84).


Los sociólogos Lang en 1953 y 1955 realizaron aportes exploratorios sobre el
trabajo televisivo en los Estados Unidos y permitieron, como primeros casos
reveladores, dar cuenta del contexto de interpretación diseñado por un medio
y las acciones puestas en marcha para tal fin.
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 31

Véase cómo se establece una doble definición respecto al desa-


rrollo de la práctica periodística. Por un lado se reconocen valores
ideales inherentes a la profesión, pero por otro –en el ejercicio coti-
diano– se identifican procesos intrainstitucionales que determinan
una naturalización de prácticas habituales y formas de valoración en
concordancia con el campo de intereses del medio masivo. De allí
que las decisiones respecto a qué acontecimientos son convertidos
en noticias, respondan a procedimientos involuntarios, pero no desde
una idea de pasividad deliberada por parte del periodista-editor,
sino desde un concepto de mimetización, asociado a un sentido de
pertenencia y una cultura periodística particular.

De esta forma, el rol asignado a las rutinas informativas en el


contexto de producción periodística no se reduce exclusivamente
a un esquema organizativo de roles y funciones, sino que se hace
extensible a un plano de aprendizaje de una forma de ejercicio del
periodismo, en el contexto del campo de relaciones e intereses de la
empresa. No se trata, como los primeros estudios revelaron, de una
actuación estrictamente individual o una imposición institucional
potenciada por presiones externas, sino de procesos internos que
tienden a naturalizar valoraciones y esquemas de selección-inclu-
sión, que están en permanente tensión con esquemas de valoración
individual y/o ideal.

Por tal razón, no se corresponde con una idea de manipulación


entendida como distorsión deliberada, sino de las restricciones que
añade a la información el propio proceso informativo, con sus valo-
res y rutinas, donde cada actor que interviene en el flujo noticioso
tiende a realizar su aporte diferenciador.

Esta interpretación llevó a considerar, años después, que el ejer-


cicio del periodismo asociado a rutinas naturalizadas en el marco de
una empresa periodística, pondría en riesgos su propia funcionali-
dad, avalando procesos de deformación de realidad, en tanto la re-


Estos procesos están relacionados con factores organizativos, burocráticos, y de
estructuración de procesos productivos.

Refiere al proceso de mimetizar, en tanto se adopta la apariencia de los seres u
objetos del entorno.
32 César Arrueta

contextualización de lo real estaría sujeta, necesariamente, a dos fac-


tores de creciente importancia: la competitividad de mercado y las
posiciones ideológicas que atraviesan un medio de comunicación.

En concordancia con ello, en 2001, Ángel Badillo y Patricia


Marengui publicaron un artículo que titularon De la democracia, a la
democracia electrónica, a través del cual demostraron que la competen-
cia de mercado se había constituido en un pilar del proceso de pro-
ducción periodista, en tanto favorecía a mecanismos de deformación
de realidad a través de la instalación de una preocupación mayor
entre los equipos periodísticos por acceder a la primicia, mayores
detalles e informaciones de alto impacto, capaces de posicionar su
producto en detrimento de la competencia. La acción involuntaria
está relacionada, en este caso, con una mayor permeabilidad entre
las fuentes informativas y el periodista y la instalación de una suerte
de no-chequeo a partir de un mayor apuro por informar y aumentar
las ventas.

Planteo similar desarrollaron dos docentes e investigadores del


Departamento de Ciencia Política y de Comunicación Audiovisual
y Publicidad de la Universidad del País Vasco, Pedro Ibarra y Petxo
Idoyaga, en un artículo que nominaron Racionalidad democrática,
transmisión ideológica y medios de comunicación (2003). Al factor com-
petitivo, le sumaron aspectos ideológicos claramente presentes en el
discurso periodístico:

Esa dependencia que tiene el periodismo de la estabilidad


de unas determinadas fuentes y del acomodo a unas exi-
gencias productivas, tiene como consecuencia que la ima-
gen del mundo que construyen los medios de comunicación
sea distorsionada de la realidad y reproduzca constante-
mente los discursos ideológicos dominantes. Pero también,
que esto no sea tanto debido a una manipulación conscien-
te y cotidiana de las noticias derivada de las presiones y
maniobras del poder político, sino de lo que se llama “dis-
torsión involuntaria” (unwitting bias) y que las propias
necesidades productivas imponen de una forma constante,
permanente, al periodismo. De hecho, lo que enfáticamen-
te se llama “profesionalidad” no es más que una cober-
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 33

tura ideológica (eso sí, autolegitimadora de la actividad


periodística y legitimadora de ésta ante la sociedad) de esa
dependencia que la producción de noticias tiene respecto a
las exigencias productivas (2003:12).

Sin embargo, la diferencia de estos estudios con sus antecesores


está vinculada con la idea de entender a las rutinas informativas
como un plexo de factores que conviven e interactúan en la jornada
cotidiana de un medio y que, permanentemente, proponen situacio-
nes de tensión que se resuelven desde valores instituidos y naturali-
zados (por identificación institucional, temor, apatía o simple asen-
timiento personal), antes que por valores ideales consonantes con la
profesión. Sin embargo, esta explicación dejó enigmas sin resolver.
Como explica Stella Martini:

La hipótesis de una distorsión consciente de la información


resultó insuficiente para explicar todas las formas de pro-
ducción de la noticia, y las investigaciones fueron plantean-
do la viabilidad del pasaje del reconocimiento de que en
todo trabajo periodístico se produce además una “distorsión
involuntaria” directamente relacionada con lo que se deno-
minan rutinas de producción y con los valores imaginarios
periodísticos que se comparten entre colegas y con las insti-
tuciones. Las noticias serían más el producto de la selección
y el control y de las formas de procesamiento que responden
a “instrucciones” (más o menos explicitadas) de la empresa y
a actitudes y valores consensuados o al menos aceptados (la
distorsión consciente) y de la articulación de prejuicios, va-
lores compartidos con el medio y con la sociedad, representa-
ciones del propio trabajo y que están implícitos (la distorsión
inconsciente o involuntaria) (2000:76-77).

2.1. De los relatos observacionales a las tendencias


actuales
Alejados de cualquier opacidad intelectual, los estudios de gate-
keeper retomaron planteos superadores en las últimas décadas. De
hecho, el trabajo de Xiang Zhou, Gatekeeper, gatekeeping, and news
34 César Arrueta

selection (2001), puede considerarse un fiel reflejo de esta circunstan-


cia, al ofrecer un magnífico relevamiento sobre los últimos aportes
realizados en la materia.

En 1980, Richard Brown publicó un artículo que tituló The gate-


keeper reassessed, a return to Lewin, a través del cual propuso un retorno
al concepto original planteado por Kurt Lewin y su vinculación con
la recepción social de los mensajes. Identificó el proceso mediante el
cual las decisiones adoptadas en el momento de edición periodística
se relacionan, de manera interdependiente, con reglas implícitas y
explícitas presentes en cada puerta de acceso. Tal planteo configu-
ró su matriz principal gracias a un revelador aporte realizado por
Edward Jay Epstein en News from nowhere (1973), al considerar la
influencia de la naturaleza misma de los acontecimientos noticia-
bles en el siempre dinámico proceso de edición periodística. Con
mucho tino, advirtió que las noticias no ocurren bajo circunstancias
controladas que se prestan a análisis metódicos individuales. Por el
contrario, sugirió que si bien los periodistas tienen ciertos valores
compartidos que permiten homologar los acontecimientos con po-
sibilidades reales de ser convertidos en noticia, esto no significa que
tales valores, en determinadas circunstancias, se alejen de apremios
estructurales y la lógica de la empresa periodística.

En este sentido, Ben Bagdikian ya había publicado en 1969 The


press and its crisis of identity. Mass media in a free society, un libro pensa-
do para identificar y determinar puntos de ejercicio de poder en las
puertas de acceso. Señaló que, en un medio, la política se ejerce de ma-
nera tácita con ejecutivos editoriales que controlan la asignación de
historias, cuál será publicada en última instancia, con qué énfasis y
extensión. De igual manera aclaró que este tipo de acciones estaban
vinculadas con la necesidad de evitar proximidades riesgosas entre
el periodista y su tema de abordaje producto de un clima de trabajo
generalmente informal y de camaradería.

De todas maneras, fue prudente en aclarar que el editor no fun-


ciona, regularmente, de forma mecánica y funcional a los intereses
de la empresa. Por el contrario, sus decisiones reflejan incumbencias
particulares, como así también valores profesionales y presiones ex-
ternas. En una descripción mejor lograda, Bagdikian escribe:
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 35

[...] the gatekeeper, though he seems to perform like one,


is not a valueless machine operating in a vacuum. His
decisions, resulting in the printing of most stories seen by
the public, reflect his personal as well as his professional
values and all the surrounding pressures converging on
him (1969:107).

En 1973, León Sigel, en Reporters and officials: the organization of


newsmaking, retomó la idea de la existencia de un mínimo de buro-
cracia en la producción noticiosa y se animó a decir, inspirado por
sus experiencias y observaciones, que las noticias eran el resultado
de opciones y no de decisiones. Para Sigel, estas opciones le permi-
tían al gatekeeper encontrar un equilibrio ideal entre los redactores,
al considerar que la elección informativa era, en esencia, una batalla
permanente por el prestigio entre varios sub-editores y jefes de de-
partamento que conviven en una sala de redacción. Además advir-
tió, como consecuencia de ello, que el valor intrínseco de las noticias
y el lector toman papeles secundarios.

La línea de abordaje planteada por Sigel prosperó en estudios


subsiguientes; estudios que en general se esforzaron por aclarar que
en el juego de intereses y conocimientos que existen entre el medio,
el periodista y el público, es complejo identificar necesidades natu-
rales de información y valores puestos en juego.

En 1982, Charles Whitney y Lee Becker abrieron otra dimensión


de estudio a la función del gatekeeping a través de un artículo que
titularon: “Keeping the gates” for gatekeepers: the effects of wire news. En
este apartado, establecieron puntos de contacto entre el concepto de
puertas de acceso y capacidad de fijar agenda en los medios.

Whitney y Becker concluyeron que los redactores eran capaces


de elegir sus historias periodísticas en función del nivel de repercu-
sión social que podían alcanzar y, en este sentido, ofrecieron explica-
ciones congruentes. Aseguraron que la estructura noticiosa del día,
independientemente de los contenidos y el medio en particular, in-
fluía en las decisiones de los editores y periodistas, quienes se dispu-
taban historias que sean pertinentes con el interés social relevante.
Asimismo alegaron una proximidad entre los servicios informativos
36 César Arrueta

externos al medio de comunicación y los periodistas que recibían


esas coberturas con el fin de abocarse a aquella que sobresalía del
menú informativo diario.

Tal situación también fue abordada en España por Antonia Gonzáles


Borjas. Esta investigadora presentó sus conclusiones en un artículo pu-
blicado en Sevilla y titulado Producción del Temario Periodístico Local:

Quien verdaderamente selecciona, jerarquiza y además


decide popularizar o demonizar personajes e instituciones
a través del mantenimiento del tema en la agenda, es el
“guardabarreras vigilante o gatekeeper”, condicionador
del temario informativo. Los periodistas encargados de ese
cometido poseen un cargo medio o elevado: director, sub-
director, jefe de sección, redactor-jefe, editor y coordinador
de área. Asimismo, si nos preguntamos por los responsables
del establecimiento de la agenda-setting pública, encontra-
mos en los medios informativos el origen del gran impacto
sobre los temas de interés público; aunque no son los úni-
cos promotores […] Lo que no se acepta es anhelo de que
uno sólo desempeñe tal tarea. Es obvio que ni el espacio ni
el tiempo que administra un único medio de comunicación
se lo permiten (2000:23).

Esta afirmación pone en evidencia las limitaciones de ejercer


el sistema de barreras en el transcurrir de una rutina porque tien-
de, esencialmente, a acortar sus tiempos. En este sentido, puede
mencionarse el libro publicado en 1991 por Pamela Shoemaker:
Gatekeeping. En esta divulgación, Shoemaker propone, ante las nue-
vas limitantes de la prensa, que aquellos estudios referidos a la se-
lección informativa incorporen, necesariamente, focos de análisis en
nivel individual (del periodista y sus valoraciones) y el nivel organi-
zacional-institucional extra-mediático, referido a la circulación de la
noticia. Adviértase de qué forma el interés está en particularizar las
observaciones y no simplificar el proceso a un juego de permisos y
denegaciones informativas, sea por presiones externas o internas,
partiendo de la idea de que tanto la esfera individual e institucional
no están subsumidas entre sí, sino que siguen actuando como cam-
pos relativamente autónomos.
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 37

En este punto vale una aclaración. Si bien las investigaciones


sobre gatekeeping –fruto de la sociología funcionalista norteameri-
cana– fueron superadas, como demostraremos más adelante, por
planteos aun más complejos y abarcativos, la tarea de selección de
la información sigue siendo objeto de estudio, aunque demandando
una mayor apertura de interrogantes. Es más:
Se debe insistir en que ya no se trata de rastrear e identifi-
car los lugares donde funcionan como “cuellos de botella”
en donde cierta información queda atascada y por tanto
desechada de las agendas temáticas de un medio, sino de
distinguir en el conjunto de la tarea productiva los valo-
res que hacen noticiable un acontecimiento y el significa-
do que tales valores adquieren (y el modo como aparecen
rutinizados y naturalizados) en una sala de redacción, en
interrelación con las expectativas y las series interpreta-
tivas de la sociedad y los estados de la opinión pública
(Martini, 2000:107).

2.2. El concepto de los guardabarreras en el nuevo


contexto informativo global
La explosión de formas interactivas en los medios de comuni-
cación se ha manifestado como uno de los fenómenos más inquie-
tantes de la última década, con responsabilidades reales y concretas
en los procesos de construcción de realidad y alteración de valores
subjetivos y de relación social. Como aseguran Gianfranco Bettetini
y Armando Fumagalli en Lo que queda de los medios. Ideas para una
ética de la comunicación:

Hoy tenemos que saldar cuentas no sólo con las interpreta-


ciones erradas de los testigos oculares, con el trabajo de los
corresponsales, con la mediatización de las agencias, etc.,
sino también con los efectos ulteriores del newsmaking, de
las nuevas tecnologías, de Internet, de los web-sites, que
no sólo hablan sobre ciertos hechos y situaciones, sino que
contribuyen a la imagen general del mundo, y a delinear
el, en parte, nuevo paisaje de experiencias y de valores
dentro del cual nos movemos (2001:29-30).
38 César Arrueta

No quedan dudas que la modificación de las formas de cono-


cimiento producidas por las nuevas tecnologías repercute en los
modos de abordaje de realidad, generalmente, a manos de concep-
tos tradicionales y herramientas trilladas. Como asegura Alejandro
Piscitelli, en un artículo que publicó en el año 2001 en la revista
Encrucijadas:

Uno de los obstáculos más fuertes para una apropiación


masiva y democratizante de la red está ligado a la ergono-
mía cognitiva, a los problemas y dificultades epistemológi-
cas que supone el pasaje de una cultura de la línea a otra
del espacio (animado), y todo a las espantosas interfases
gráficas –y consecuentemente a las dificultades para gene-
rar nuevas narrativas– dominantes (2001:64).

Con tal razonamiento, es lógico pensar que el concepto de gate-


keeper aún se debata entre la presencia obsoleta de su esencia (inexis-
tente, para algunos pensadores norteamericanos) o su capacidad de
adaptabilidad a nuevos fenómenos comunicacionales. Es que la par-
ticularidad del mundo on line aún está sujeta a un supuesto liberti-
naje, si se acepta el término, de los contenidos y expresión ilimitada
del pensamiento urbano-académico. Estas características son seña-
ladas de manera más contundente por Martín Becerra en su libro
Sociedad de la Información: proyecto, convergencia, divergencia:

En esta revolución informacional […] se incrementa expo-


nencialmente la capacidad de producir, procesar, almace-
nar y enviar volúmenes cada vez mayores de información:
la digitalización de los paquetes info-comunicacionales
permite soñar con la perspectiva de eliminar la capacidad
de producción, almacenamiento, emisión, recepción de in-
formación como condicionantes de relevancia (2003:21).

Sin embargo, y pese a las dificultades, se ha conformado una co-


rriente de pensamiento en periodistas y teóricos de Estados Unidos que
ven la función de los gatekeepers desarrollándose y adaptándose a estos
fenómenos, más que postergándose. Como advierte Xiang Zhou:

The explosion in interactive media forms has grabbed the


attention of communication scholars in the latter half of the
2. Gatekeeper: las rutinas de producción periodística 39

1990s. The use of a medium such as the Internet obviously


involves not only active participation in the traditional
audience roles of selecting and processing media messages,
but active participation in creating them, as well. However,
the traditional receivers are not the only ones profoundly
affected by this change. The traditional senders of media
messages –the journalists– are faced not just with a new
delivery method but with what may be a fundamental
shift in their role in the communication process. […]
Although few published studies have specifically addressed
gatekeeping in the online environment, there is some
evidence that journalists see that function as evolving and
adapting rather than disappearing (2001:18).

En 1997, Jane Singer, a través de un artículo que tituló Still guar-


ding the gate? The newspaper journalist’s role in an online world, había
podido demostrar que, en general, los periodistas de una sala de
redacción están más abocados a incorporar nociones de control de
calidad e identificación de fuentes sobre informaciones publicadas
en Internet; modificando de esta manera, el tradicional concepto
de gatekeeper.

En detalle, observó que los periodistas se sienten más identifi-


cados con el rol de intérpretes de información creíble, en el marco
de un volumen sin precedentes de datos disponibles, que simples
sujetos de selección. Estos resultados estaban en línea con un estudio
que en 1996 realizaron David Weaver y Cleveland Wilhoit, titulado
The American Journalist in the 1990s: U.S. News People at the End of
an Era, mediante el cual señalaron que los periodistas continuaban
viendo su papel primario como intérpretes, más que cuidadores de
puertas o meros diseminadores de noticias.

Esos resultados, asegura Xiang Zhou, plantean preguntas y cues-


tionamientos interesantes que deben servir de pautas guías para los
actuales investigadores de medios. De manera más precisa afirma:

So perhaps it is time to revisit gatekeeping theory in


this new environment. Though the role of journalists is
undoubtedly changing, it seems unlikely to lose all relevance
soon. Potential questions for additional exploration might
40 César Arrueta

at least include: Who are the gatekeepers online? What


attributes or skills will online gatekeepers need?; How
does the concept of news judgment, which underlies
gatekeeping theory, change as the media change?;  If users
do want gatekeepers –at least of some sort, at least some of
the time– what sorts of functions might those gatekeepers
perform?; How is the gatekeeping function influenced by
the interactive nature of this medium?. A re-examination
of gate-keeping theory, then, can generate questions that
are both plentiful and meaty (2001:21).

Véase, en este punto, la importancia que el autor le asigna al


concepto de gatekeeper. Su descripción está asociada a una idea de
administración informativa, más que una instancia de decisión y edi-
ción. Hacer hincapié en esta perspectiva, no es un dato menor si se
considera la valoración peyorativa que se la ha asignado, en últi-
mos trabajos, al concepto de seleccionador o cuidador de puertas.
Estamos sugiriendo, como indicio relevante, una mutación concep-
tual útil si se tiene en cuenta la idea matriz apuntalada por David
White y los nuevos espacios de investigación que pueden abrirse en
consecuencia.
3. Newsmaking: del rol seleccionador
al concepto de construcción

E n 1979, Golding y Elliott cuando plantearon en Making the News


su posición respecto al mecanismo de la distorsión involuntaria,
también esbozaron un par de preguntas que pueden considerarse
centrales para la corriente de estudio denominada newsmaking. Se
cuestionaron sobre la imagen del mundo que construyen los infor-
mativos radiotelevisivos y su vinculación con la cultura periodística,
la organización del trabajo en las salas de redacción y la correlación
con las rutinas productivas, preguntas que años después quedaron
explícitamente asociadas con estos estudios.

Respecto a los planteos originales sobre este tema, existe consen-


so en afirmar que Benard Roshco, investigador de la Universidad de
Chicago, fue el primero en sistematizar estos cuestionamientos a tra-
vés de una publicación que tituló Newsmaking (1975). Allí examinó
lo que llamó sesgos informativos remitidos principalmente al ámbito
de la objetividad, la oportunidad de informar y la posible notorie-
dad del acontecimiento; todos vinculados a un evidente ejercicio de


En un excelente trabajo de seguimiento bibliográfico, Cecilia Balbín, en La pro-
ducción de noticias (2008,) propone tres autores clásicos para entender la teoría
del newsmaking: Warrend Breed; Gaye Tuchman y Herbert Gans. Igualmente
suguiere una secuencia de puntos débiles a los cuales adherimos, aunque ad-
vertimos la posibilidad de superar sus obstáculos a partir de reconsideraciones
metodológicas y epistemológicas, ajustadas a nuevas demandas del contexto
informativo local.
42 César Arrueta

aprendizaje y negociación en las instancias de producción noticiosa.


Como asegura Garbarino, en un apartado que rescata especialmente
Mauro Wolf para explicar estos cuestionamientos:

En la producción de información de masas tenemos, pues,


por un lado la cultural profesional, entendida como un
inextricable amasijo de retóricas de fachadas y astucias
tácticas, de código, estereotipos, símbolos, tipificaciones la-
tentes, representaciones de roles rituales y convenciones,
relativos a las funciones de los media y de los periodistas en
la sociedad, a la concepción de los productos-noticia, y las
modalidades que dominan su confección (1987:215).

La mirada está puesta en los puntos de conexión que pueden


encontrarse entre la cultura del ejercicio periodístico y su determi-
nación en manos de la organización y sus prácticas naturalizadas.
Como señala de manera más precisa Stella Martín a propósito de
esta conexión:

Esta nueva etapa de investigaciones, que recibe el nombre


de estudios sobre el Newsmaking o construcción de noticia,
permite avanzar en el estudio de las formas de producción
de la noticia, suprime simplificaciones de las explicaciones
de la noticia de una tarea compleja y permite herramien-
tas útiles para analizar la relación entre la imagen de la
realidad social que construyen los medios, la organización
y producción rutinaria de los aparatos periodísticos y los
sentidos sociales (2000:77).

La noción de rutinas informativas no se asocia, en este caso, con


simplificaciones vinculadas a un mero proceder de puertas que se
abren y se cierren, sino que extiende su campo de comprensión a la
noción de construcción. En tal sentido, construir la noticia infiere la
existencia de procesos dinámicos, entre los que se incluyen las rutinas
informativas, que implican espacios de negociación y conflicto en tor-
no a valoraciones periodísticas. Para nuestro caso, las rutinas exceden
su carácter normativo, para transformarse en campos de realización,
no rígidos, que se modifican según acontecimientos imprevistos, re-
lación con fuentes de información o demandas de públicos-objetivos.
No se trata, si vale la duda, de una definición próxima a la anarquía in-
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 43

formativa, sino de entender la complejidad de este proceso, y señalar


que la noticia no es solo el resultado de un mecanismo de selección,
sino también la construcción organizacional producto de una multi-
plicidad de factores que intervienen en el proceso de negociación. De
allí su carácter no necesariamente preestablecido.

Otra diferencia sustancial de esta corriente teórica es la preva-


lencia de un enfoque sistemático. Es así que sus primeros resultados
fueron frutos de trabajos de investigación provistos de técnicas et-
nográficas y observación participante para llegar a la descripción,
interpretación y sistematización de la tarea periodística en el inte-
rior de los propios medios. Y en este punto pueden mencionarse
trabajos fundacionales llevados a cabo por Peter Schlesinger (1978);
Herbert Gans (1979); o Lorenzo Gomis (1991). Por su parte, Mauro
Wolf también destaca las contribuciones de Warner (1971); Epstein
(1973); Altheide (1976); Tuchman (1973); Alvarado y Bunscombe
(1978); Fishman (1980); y Bantz-McCorkle-Baade (1981).

El denominador común es una perspectiva metodológica que se


sustenta en una forma posible de recoger y obtener sistemáticamen-
te las informaciones y los datos fundamentales sobre las rutinas pro-
ductivas operantes en la industria de los media. Wolf agrega:

Los datos son recogidos por el investigador presente en el


ambiente objeto de estudio, bien con la observación siste-
mática de todo lo que pasa, bien a través de conversaciones
más o menos informales y ocasionales o verdaderas y pro-
pias entrevistas, llevadas a cabo con los que desarrollan los
procesos productivos (1987:211).

En este sentido, aparece como una cualidad diferencial la posi-


bilidad de observación no sólo de procesos productivos rutinarios
sino, y más importante aún, la forma en que reacciona la institución
periodística frente a acontecimientos que exigen una reconsidera-
ción de la política editorial, la organización del trabajo informativo
y mecanismos de respuesta frente a imprevistos. Esto resulta valioso
si se tiene en cuenta que, históricamente, los estudios enfocaron la
mirada en la forma de sistematización del ejercicio periodístico e
intentaron predecir un comportamiento naturalizado.
44 César Arrueta

Sobre este punto, Gaye Tuchman advirtió en 1973, en Making


news by doing work: routinizing the unexpected, la necesidad de explo-
rar los mecanismos que entran en juego en una organización perio-
dística frente a acontecimientos imprevistos o situaciones de crisis.
Además resulta sumamente útil para comprobar, desde diferentes
enfoques y situaciones, la forma en que se construyen pilares estruc-
turales de una empresa periodística y una sala de redacción: crite-
rios de noticiabilidad, valores/noticia, manejo de fuentes y rutinas
de abordaje.

En 1976, David Altheide definió la noticiabilidad como una pers-


pectiva práctica sobre los acontecimientos; enunciación que Mauro
Wolf acentúa especialmente por considerar que toma distancia de
aquella visión arbitraria impuesta a la selección del trabajo infor-
mativo. De hecho, no duda en asociar esta noción, con lo que ahora
puede llamarse cultura periodística, en clara alusión a ese proceder
que se erige en el propio seno de la relación intrainstitucional, el
papel que la empresa y el lugar que sus propietarios ocupan en el
tejido social-político, los valores que rigen la tarea informativa y las
experiencias personales puestas en juego por el periodista.

Sobre este punto, Mauro Wolf afirma:

[...] desde esta perspectiva, es noticia lo que –hecho pertinente


por la cultura profesional de los periodistas– es susceptible
de ser trabajado por el aparato sin excesivas alteraciones y
subversiones del normal ciclo productivo (1987:217).

De igual manera, en 1979 Gans volvió sobre esta idea y acla-


ró en Deciding What´s News que la noticia, desde su naturaleza y la
capacidad de ser apropiada por el periodista, era en esencia una
institución social, producto de informadores insertos en procesos
institucionales y en ejecución de prácticas institucionales.

En 1981, Edward Jay Epstein agregó en The Selection of Reality


que las determinaciones de espacio y tiempo que rigen la produc-
ción de un noticiero condicionan –también– el contexto de elabo-
ración e interpretación noticiosa, contexto que establece criterios
de noticiabilidad en un medio de comunicación. En este sentido,
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 45

podría decirse entonces, que la noticiabilidad está acordada no sólo


por la naturaleza de ruptura de un acontecimiento, sino por limi-
tantes de tiempo y espacio impuestos por el medio en el proceso de
producción.

Al respecto de esta situación, y tomando como punto de debate


el razonamiento original de Epstein, Wolf agrega:

Estas características de fondo pueden explicarse por las


modalidades productivas de la información: el conjunto
de factores que determina la noticiabilidad de los acon-
tecimientos permite realizar cotidianamente la cobertura
informativa, pero obstaculiza la profundización y la com-
presión de muchos aspectos significativos en los hechos pre-
sentados como noticias (1987:219).

En esta línea, vale destacar los aportes realizados por Rositi (1975)
y Findhal-Hoijer (1981). Todos coincidieron en afirmar, según sus ob-
servaciones, que la grilla noticiosa de un medio era el resultado de
una compleja negociación de los procesos productivos, negociación
en la cual los periodistas cumplen un papel esencial si se tiene en
cuenta la capacidad de descontextualización que les es propia.

Por tal razón, al aporte en la comprensión de los procesos pro-


ductivos –en general– y las rutinas informativas –en particular– tie-
ne su basamento en la aceptación de que existen distintos niveles de
construcción en el proceso de publicación de una noticia, y que esos
niveles determinan, según la orientación de las negociaciones, la con-
dición final de las formas textuales emitidas al público. En este caso,
las rutinas expresan el resultado de las incidencias de esos factores cir-
cundantes, en tensión con una cultura institucional, y operacionalizan
las fases de construcción en un medio masivo. Los aportes realizados
en este sentido, desde una perspectiva empírica, advierten: “una ac-
tividad mucha más compleja que el simple reflejo de los aconteci-
mientos, su producción aparece como un proceso comunicativo que
implica muchas variantes heterogéneas” (Wolf, 1987:289).

Adviértase, en este apartado, de qué forma la noción de rutinas


se aborda desde una perspectiva que reconoce en ellas: “el ámbi-
to donde suceden operaciones cotidianas de reconstruir la realidad
46 César Arrueta

como noticia, y al mismo tiempo, como la materialización de los


procesos institucionales en los cuales tiene lugar la producción de la
noticia” (van Dijk, 1990:22).

Con un carácter más sistémico e innovador metodológicamente,


esta perspectiva extiende su comprensión a factores circundantes,
incluyendo las condiciones socioeconómicas y cognitivas en aque-
llos que construyen la noticia y dan sentido –no mecanicista– a las
rutinas informativas, en tanto espacios de negociación periodística.
Merecen señalarse, en este punto, los trabajos de Tuchman (1977) y
Fishman (1980).

A continuación centraremos la mirada en dos factores determi-


nantes para nuestro objeto de estudio: la noticiabilidad y las nuevas
tendencias en el periodismo.

3.1. Rutinas y noticiabilidad


Wolf define a la noticiabilidad: “como el conjunto de elementos
a través de los cuales el aparato informativo controla y gestiona la
cantidad y el tipo de acontecimientos de los que seleccionan la no-
ticia” (1987:222). Además, se plantea la siguiente pregunta: “¿Qué
acontecimientos son considerados suficientemente interesantes, sig-
nificativos, relevantes, para ser transformados en noticia?” (Ibíd.).

Como dijimos con anterioridad, ya en 1979 Golding y Elliott se


habían planteado una respuesta a esta pregunta, poniendo en evi-
dencia la importancia de lo que definieron como valores/noticia, es
decir, aquellos “criterios para seleccionar entre el material disponi-
ble en la redacción los elementos dignos de ser incluidos en el pro-
ductos final” (1979:114). Además explicaron que los valores/noticia
funcionan, en un medio, como guías de referencia que permiten
marcar énfasis en algunos acontecimientos, mitigar otros y resaltar,
por encima del conjunto informativo, aquellos que interesan que el
público lea en un primer orden de prioridades.

Entendidos desde este punto de vista, puede decirse que los


valores/noticia actúan como parámetros generales para el ejercicio
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 47

cotidiano periodístico; parámetros que se manifiestan explícita e


implícitamente y son el resultado de una política general entabla-
da por el medio, la experiencia de los responsables de edición y la
tarea que desarrollan los periodistas bajo un contexto informativo
que se aprehende en la relación y los vínculos intrainstitucionales. Y
este aprehender debe asociarse, entonces, con una rutinización de
prácticas y criterios.

Gans escribió en que: “[al ser] la selección de las noticias un pro-


ceso decisional y de opción realizado rápidamente […] los criterios
deben ser aplicables fácil y rápidamente, de forma que puedan to-
marse decisiones sin reflexionar demasiado” (1979:104). En otras
palabras, herramientas que permitan superar la incertidumbre que
infiere una elección, para transformarla en una certeza operativa a
los intereses del medio.

En 1977, también Gaye Tuchman ya había definido, en The


Exception Proves the Rule: the study of routine news practice, que la noti-
ciabilidad estaba constituida por requisitos particulares que se exi-
gen a los acontecimientos (desde el punto de vista de la estructura
del trabajo en los aparatos informativos y desde el punto de vista de
la profesionalidad de los periodistas) para adquirir existencia visible.
De manera más precisa, la selección, mirada desde esta perspectiva,
implica reconocer que un suceso es un acontecimiento y no una ca-
sual sucesión de cosas y que los medios deben facilitar esta labor de
reconocimiento, de producción y de adecuación a los formatos.

Es en este contexto en el que Golding y Elliott plantearon en


1979 la necesidad de aportar criterios para seleccionar entre ma-
terial disponible y, además, que sirvieran como orientación para la
presentación (tratamiento) del material, sugiriendo lo que hay que
enfatizar, lo que hay que omitir, donde dar prioridad. Y agregaron:

Surge el concepto de valor-noticia, como elemento confi-


gurador de la noticiabilidad, entendido como cualidades
de los acontecimientos o de su construcción discursiva
cuya presencia, en mayor número, define la noticiabili-
dad del suceso. Así, pues, definidos los valores noticia (que
tienen una existencia coyuntural y variable) su ausencia
48 César Arrueta

o presencia, y el número relativo de valores identificados


(1979:122).

Sobre esta aseveración, Mauro Wolf aclaró: “el rigor de los valo-
res/noticia no consiste por tanto en un clasificación abstracta […] es
más bien la lógica de una tipificación destinada a la obtención pro-
gramada de finalidades prácticas” (1987:224). Junto a ello, señala:

Los valores/noticia, por tanto, deben permitir una selec-


ción del material realizada apresuradamente, de forma
casi “automática”, caracterizada por un cierto grado de
flexibilidad y de comparación, que sea defendible post
mortem y sobre todo que no sea susceptible de demasiados
tropiezos (Ibíd.).

Aquí puede considerarse una diferencia fundamental con los


planteos originales realizados por los estudios abocados al gatekeeper.
El proceso de selección no se considera exclusivamente como una
estructura rígida determinada por el medio, sino como el resultado
de una compleja trama de relaciones, preferencias e intereses que se
resuelven, de manera práctica, a través de parámetros generales y
dialécticos destinados para tal fin.

Sobre este razonamiento vale remarcar el rol dinámico que dife-


rentes autores le han asignado a los valores/noticia, más vinculados a
contextos y decisiones tomadas en coordenadas de tiempo y espacio,
que a una postura de noticiabilidad inalterable a pesar de la volati-
lidad de la moda y las preferencias del público. De todas maneras,
esto no implica que existan posibilidades ciertas de orientar, de ma-
nera general, las fuentes que regularmente dan vida a los valores/no-
ticia. En este sentido, Mauro Wolf explica:

Los valores/noticia se derivan de aserciones implícitas o de


consideraciones relativas a: a) las características sustanti-
vas de las noticias, su contenido. b) la disponibilidad de
material y los criterios relativos al producto informativo; c)
el público; d) la competencia. El primer orden de conside-
raciones corresponde al acontecimiento que debe ser trans-
formado en noticias, el segundo al conjunto de los procesos
de producción y de realización, el tercero a la imagen que
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 49

los periodistas poseen de los destinatarios, y el último a las


relaciones entre los media presentes en el mercado informa-
tivo (1987:228).

Sobre este punto, en 1981 Walter Lippman, en un compilado de


artículos realizado por Doris Graber y titulado El Poder de los Medios
en la Política, aseguró que la noticia no es un espejo de las condicio-
nes sociales, sino el informe de un aspecto que se ha impuesto. En
esta definición puede advertirse la presencia implícita de un proceso
de construcción informativa que se aleja de aquella idea inicial basa-
da en un reflejo de realidad, para convertirse en un espacio de dis-
putas en las que el medio, a través del periódico, intenta encontrar
puntos de equilibro. Respecto a esto Lippman explica:

La noticia es un relato de fases abiertas que son interesantes,


y la presión sobre el periódico para que adhiera a esta rutina
proviene de muchos lados. Proviene de la economía de ob-
servar sólo la fase estereotipada de una situación. Viene de
la dificultad de hallar periodistas que sepan ver lo que han
aprendido a ver. Deriva de la dificultad casi inevitable de
hallar espacio suficiente en el que incluso el mejor periodista
puede tornar plausible una visión poco convencional. Pro-
viene de la necesidad económica de interesar rápidamente al
lector y del riesgo económico implícito de no interesarle nada,
o de ofenderlo mediante noticias inesperadas descripta de ma-
nera insuficiente o torpe (1981:93).

Como puede advertirse, aparecen nuevamente en esta definición


cuatro esferas claramente identificadas y marcadas como condicio-
nantes de la noticiabilidad: el acontecimiento en sí mismo, las posi-
bilidades reales de abordaje (practicidad y capacidad periodística),
el público y la competencia. Es por eso que Lippman caracteriza el
producto final de un periódico: “como el resultado de una serie de
selecciones, en cuanto a ítems que deben imprimirse, en qué posi-
ción se los debe publicar, cuánto espacio deben ocupar, qué énfasis
se le debe asignar” (1981:96).

Un libro también publicado por Doris Graber que merece especial consideración


para estos estudios es Processing the News: How People Tame the Information Tide
(1988).
50 César Arrueta

La trascendencia de caracterizar los factores que condicionan la


noticiabilidad de un medio no resulta un dato menor. Doris Graber
se encargó de manifestar su importancia al explicar:

[…] que la clase de noticia que recibe la atención de los


medios y la manera en que se las presenta, tienen conse-
cuencias importantes para los regimenes políticos. Sensi-
bles al poder los medios informativos para influir en la
agenda política, los gobiernos de todo el mundo tratan de
controlar la producción de los medios, forma e informal-
mente (1981:79).

Trabajos realizados por David Paletz y Robert Entman (1981),


Phillips Tichnor, Donohue y Clarece Olien (1981) dan cuenta de
esta situación en el contexto norteamericano. A ello se puede sumar
aportes históricos realizados en este sentido por Maxwell McCombs
y Donald Shaw.

En 1981, la investigadora española Mar de Fontcuberta describió


en Estructura de la noticia periodística lo que para ella solo podía conside-
rarse una guía de aproximación al estudio informativo. Sin embargo,
en ese intento de síntesis para estudiantes que se inician puede adver-
tirse la importancia de factores propios del newsmaking. Retomando
conceptos vertidos, entre otros, por Dovifat (1964), Ortega (1966), De
Gregorio (1966), Herraiz (1966), Charnley (1971), Albertos (1972) y
Sheehan (1972), Fontcuberta define a la noticia bajo parámetros de
interés mediático-periodístico y público y hace hincapié en la capa-
cidad que tiene un medio de comunicación para poner el énfasis en
aquellas noticias que considera relevantes, para lo cual existe una an-
damiaje específico (la cultura del medio y una praxis en la sala de
redacción) Sobre este punto plantea:

[Muchos de los intelectuales] argumentan que los edito-


res de los medios de comunicación, en sus esfuerzos para
atraer el público masivo, ponen más énfasis en las noticias
sensacionalistas que en las noticias importantes […] Para
complicar más las cosas nos encontramos con que el con-
cepto de “lo interesante” que tienen un tipo u otro de edito-
res de medios de comunicación no coincide en muchas oca-
siones con el que tiene el lector (Fontcuberta, 1981:11).
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 51

Resulta evidente, entonces, que aquella visión mecánica de se-


lección planteada en los años 40 había sido superada por una visión
mucha más compleja y global. Sobre esta aseveración Stella Martini
aclara, por ejemplo, que: “en los diarios, las modalidades de decir,
responden a las diferentes agendas mediáticas y clasificaciones, que
organizan el significado de las noticias” (2000:108), diferencias que
también se construyen en las salas de redacción y la rutina periodís-
tica del medio.

En esta misma línea, en 1982 Concha Fagoaga adhirió, a través


de su libro Periodismo interpretativo. El análisis de la noticia, al concepto
de reformulaciones de prácticas periodísticas y elevó una propues-
ta sistemática en torno al valor de la interpretación en las noticias.
Lejos de ser una situación fortuita, advirtió:

La legitimidad de esta nueva práctica del tratamiento de


la información tenía que pasar por redefinición del con-
cepto de noticia y del concepto de subjetividad periodística
que no violentara la historia que tan buenos resultados
había proporcionado a la industria de los media […] El
periodismo interpretativo supone una práctica generaliza-
da en los medios de comunicación de masas, en la prensa
escrita sobre todo […] y lo más importante es la responsa-
bilidad personal de los periodistas (1982:18).

En esta autora también se interpreta cierta modificación del con-


cepto tradicional de práctica, en este caso, con el compromiso que
asume el informador en la selección y organización interna (en algu-
nos casos naturaliza) del acontecimiento noticiable.

Gutiérrez Palacio fue más explícito al abordar estos temas y echó


luz, a través de Periodismo de Opinión (1984), sobre puntos de fun-
cionamiento en lo que denominó la caja negra del periodismo. Y
este aporte resulta valioso si se tiene en cuenta la multiplicidad de
factores que incluye en la determinación de la rutina periodística y la
vinculación con la agenda final que ofrecen a la sociedad.

Este intento por esclarecer alteraciones y descontextualizaciones


de acontecimientos noticiables resulta útil para entender la forma
a través de la cual los medios construyen la realidad, concepto que
52 César Arrueta

empezó a tomar fuerza en aquellos años gracias a los aportes inicia-


les, sobre los cuales no nos explayaremos en este libro –pero sí reco-
noceremos–, de Alfred Schutz (1940), luego retraducidos, desde el
Newsmaking, por Berger y Luckmann (1979), Gaye Tuchman (1978)
y Giorgio Grossi (1984), entre otros.

Gutiérrez Palacio explicó que el tratamiento de la noticia consta


de dos operaciones principales: filtrados y embalajes.

Primero se aligera a las noticias en bruto de todo aquello


que no tiene suficiente carácter informativo. Un segundo
filtrado elimina a continuación lo que es muy difícil de en-
tender, un tercer filtrado lo que no concierne muy de cerca de
los lectores y un cuarto elimina lo que es deslucido, gris, lo
que no halla eco en las profundidades psíquicas. Estos filtros
van acompañados de importantes desperdicios (1984:18).

Adviértase en este punto, que el concepto de filtros puede aso-


ciarse con criterios progresivos que conviven en el ejercicio perio-
dístico y que se aplican, según exigencias de tiempo y espacio, para
potenciar las cualidades del acontecimiento. Pero no es lo único que
se pone en juego. Con altos tonos de ironía, Gutiérrez Palacio agre-
gó también lo que a nuestro entender pueden considerarse factores
propios del medio y la subjetividad/experiencia/historia de vida y
contexto del informador:

Y para hacerlo más atractivo, se le viste y colorea. Se va-


lorizan sus implicancias, La inyección de palabras y ex-
presiones personales reduce la distancia del individuo. La
adjudicación de colorantes emocionales facilita su repercu-
sión en las profundidades psíquicas (1984:19).

También incluyó en este punto mecanismos de presión externa


propios al tratamiento informativo:

Incluso si no existe una evidente intervención de los gru-


pos de presión, […] los responsables de los medios de co-
municación ejercen autocensura en función de directrices
recibidas o simplemente de las tablas de valores sociales
que están vigentes (1984:19).
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 53

3.2. Rutinas y nuevo periodismo


Tom Wolfe escribió en 1973 un libro que tituló El nuevo Periodismo,
a través del cual dio cuenta de un creciente interés en los hombres y
mujeres de los medios por profundizar su vínculo de aprendizaje con
los sujetos entrevistados, contextos, exploración de la vida cotidiana
y formas menos esperadas de expresión; herramientas que se asocian
con la más clásica forma de redacción de novelas en el campo literario.
Esto no es casual, puesto que el periodismo norteamericano empezó
a cuestionar, a fines de los años 60, la forma en la que aprehendía y
transmitía la realidad. Respecto a esta situación, Wolfe afirma:

En este nuevo periodismo no existen reglas sacerdotales:


en cualquier caso todavía no… Si el periodista quiere sal-
tar del punto de vista en tercera persona a otro en primera
persona dentro de la misma escena, o dentro y fuera del
punto de vista de diferentes personajes, o incluso de la
voz omnisciente del narrador al monólogo interior de otra
persona –como ocurre en The Electric Kool Aid Test– lo
hace (1988:53).

Es lógico pensar, entonces, que alteraciones en las formas de abor-


daje y presentación de acontecimientos noticiables en los medios de
comunicación como las que describe Wolfe, sean consecuencia de
un repensar de prácticas periodísticas y rol social del informador. Y
no sólo a los contenidos nos referimos en este punto, sino también
a las modalidades de decir la noticia, modalidades que responden
a las diferentes agendas temáticas y clasificatorias, que organizan el
significado de la lectura (Martini, 2000).

En este escenario, en 1988 se dieron a conocer las Actas de las II


Jornadas Internacionales de Ciencias de la Información llevadas a
cabo en la Universidad de Navarra. Bajo un inquietante título, “La


Wolfe atribuye la idea original de este concepto a Seymour Krim, redactor-jefe
de Nugget, y Meter Hamill, periodista responsable de escribir, en 1965, un
artículo titulado Nuevo Periodismo, referido al trabajo particularmente llamativo
que venían realizando Gat Talese y JImy Breslin. Concha Fagoaga suma a esta
lista a Briton Hadden, Henri Luce, Lester Marcel Jame Lienen e inclusive al
influyente Walter Lippman.
54 César Arrueta

responsabilidad pública del periodista”, se analizaron, en una de las


mesas, temas vinculados con esta problemática. Los aportes que se
realizaron en ese debate pueden considerarse un indicio revelador
sobre la orientación de la nueva discusión periodística, sus prácticas
y derivaciones públicas. Carlos Soria, en un trabajo que llamó La
Crisis de Identidad del Periodista, intentó ordenar las orientaciones de
esta disputa y dar inicio a reflexiones en este sentido. De manera
explícita se preguntó:

La profesión informativa está buscando, quizás, como nin-


guna otra, su propia identidad. ¿Existe esta profesión?
¿Qué le caracteriza? Antes incluso, ¿por qué parece que
el periodismo y las profesiones informativas soportan una
crisis endémica de identidad? (1988:169).

Tales interrogantes son, en consecuencia, una reconsideración del


papel que cumplen los periodistas en el tejido social y el alcance co-
munitario que pueden llegar a generar prácticas periodísticas deter-
minadas por el juego de factores internos y externos que la circundan.
No es casual, entonces, que Soria concluya diciendo que la “identidad
de la profesión informativa consiste en realizar la Justicia, cumplien-
do libremente el deber de informar” (1988:176). Un enfoque en tal
sentido, inspira y legitima el rol del periodista sobre la base de valo-
res globales con capacidad de entrar en contradicción con aquellos
que incita la empresa periodística. Alfonso Sánchez-Tabernero, en un
trabajo que también se presentó en estas Jornadas Internacionales,
bajo el titulo Responsabilidad y Autonomía del Periodista en la Empresa
Informativa, es preciso al analizar esta situación:


Carlos Soria también publicó en ese mismo año, a través de Editorial Mitre, un
libro que llamó La crisis de la identidad del Periodista, libro que sirvió de sustento
teórico y práctico para su participación en las II Jornadas Internacionales de
Comunicación.

En 1987, Carlos Fayt escribió, respecto a este planteo, Ciencia Política y Ciencias
de la Información. Allí dejó en claro el estratégico papel que cumplen los
medios de comunicación y su vinculación con la ciencia política. Asegura que:
“las ciencias de la información, dada su esencia de reflexión, sobre nosotros
mismos, abren una perspectiva incuestionablemente valiosa. Merced a ellas,
sigue siendo legítima la pretensión de la ciencia política de comprender la
realidad como una conexión de sentido proyectada de antemano y esclarecer
su anticipación y proyección” (Fayt, 1987:10).
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 55

El carácter intelectual de las tareas redaccionales exige


que, sobre la base de un pacto inicial –los principios edito-
riales asumidos– el periodista disponga de suficiente auto-
nomía; de esta manera podrá considerar su trabajo como
propio, formativo para sí mismo y útil para la sociedad a
la que sirve (1988:58).

Sin embargo y lejos de acentuar las responsabilidades de auto-


nomía en los propietarios de los medios de comunicación, Sánchez-
Tabernero eleva la discusión a vicios internalizados en el ejercicio
periodístico y que, con frecuencia poco considerada, determinan
criterios de noticiabilidad, manejo de fuentes y rutinas de trabajo no
acorde a aquella identidad definida por Carlos Soria:

Autonomía e integración constituyen dos requisitos necesarios


para garantizar un óptimo trabajo redaccional […] pero de-
ben ir acompañadas de algunas cualidades esenciales en la
redacción. En el periodista, la profesionalidad supone cono-
cer las necesidades informativas del público y determinar el
modo adecuado de satisfacer esas demandas […] Tampoco
escasean los ejemplos de quienes utilizan el poder de informar
para satisfacer sus intereses personales (1988:321).

Esta cita resulta útil para advertir que la responsabilidad del pro-
pio periodista también es determinante para la noticiabilidad de un
medio y las particularidades que pueda asumir el proceso de cons-
trucción de realidad. Es que los periodistas, explica Soria, deben
descubrir la trascendencia de su trabajo y la necesidad de mejorar
su formación para que, de esa forma, participen decisivamente en la
propagación de actitudes más democráticas. Y aquí surge uno de los
aportes más relevantes que realizan los estudios del newsmaking a la
comprensión del proceso productivo informativo y su relación con
el contexto que lo determina y a la vez es determinado: la movilidad
periodística contextuada.

Vincular, tal como lo hace Soria, la calidad de prácticas perio-


dísticas con la responsabilidad social-profesional del periodista, no
es casual. Los estudios de newsmaking permitieron argumentar esa
relación porque la práctica y valoración periodística no es ajena a la
estructura social, por el contrario es, en definitiva, un reflejo de in-
56 César Arrueta

tereses económicos y políticos que delinean el orden social y regulan


los valores en una sociedad. Idea nada descabellada si se tiene en
cuenta el número de debates que se han suscitado en torno a noticias
particularmente resonantes. Es que la información tiene una fun-
ción social concluyente por su calidad y posibilidad de reconsiderar
el carácter plural del quehacer democrático.

En 1989, Héctor Borrat profundizó este concepto y publicó un


libro que tituló El periódico, actor político, a través del cual ratificó
aquello de los medios gráficos como partícipes activos del campo
social, mediadores-generadores de conflictos y portavoces de opi-
niones y comentarios:

El análisis del periódico como actor es inseparable del aná-


lisis del sistema del que forma parte. La configuración histó-
rica de los Estados occidentales ha hecho del periódico inde-
pendiente de información general un actor político de exis-
tencia necesaria en todo sistema democrático (1989:11).

Si bien este trabajo se organiza principalmente sobre la base de


la sociología del conflicto y un marco conceptual ligado al campo
de las ciencias políticas, su aporte fundamental está en haber cen-
trado la atención en el rol del medio gráfico, desde una perspectiva
de producción interna. Es valioso, en consecuencia, el trabajo que
Borrat realiza en torno al gobierno del periódico, las estrategias que
se ponen en juego en el escenario de intereses múltiples, el manejo
de las fuentes y las formas de abordaje discursivo de la realidad; fac-
tores que como podrá advertirse determinan la práctica periodística
sujeta a circunstancias particulares:

Este discurso [del periódico] es pues el resultado de un pro-


ceso de producción de la actualidad periodística politizada
por el mismo actor que lo profiere. Es una construcción, es
el producto de una serie de actuaciones no públicas del pe-
riódico, reservadas unas, secretas otras. El proceso de pro-
ducción configura una secuencia de decisiones y acciones
realizadas por esa organización fuertemente jerarquizada
que es el periódico, bajo la doble compulsión del tiempo
perentorio y el espacio gráfico escaso (Borrat, 1989:38).
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 57

A tono de epílogo, Borrat reduce la actividad periodística a ta-


reas de recopilación de información, exclusión, inclusión y jerarqui-
zación de hechos, investigación de esos acontecimientos, organiza-
ción discursiva y finalmente exclusión, inclusión y jerarquización de
relatos producidos en la sala de redacción a propósito de la agenda
previamente seleccionada.

Respecto a esta situación, Elizabeth Fox coordinó en 1989 una pu-


blicación que tituló Medios de Comunicación y Política en América Latina.
La lucha por la democracia, a través de la cual cuestionó la direcciona-
lidad de prácticas y políticas de comunicación a razón de una: “cen-
tralización y naturaleza autoritaria del Estado latinoamericano [que]
no ha permitido el desarrollo de unas estructuras de comunicación
independientes, participativas y representativas” (1989:228). Y en
este punto vale volver al trabajo de Jaime Barroso García, Proceso de
la Información de Actualidad en Televisión (1992), en el cual subraya un
fenómeno que ya hemos remarcado en reiteradas oportunidades:

Una de las vías de mediación de la información es preci-


samente el propio medio, el Emisor tanto en su concepción
macro organizativa como en su composición individuali-
zada, es decir, el emisor-informador, elaborador de la in-
formación, en el sentido de su adaptación al medio, pues
no en vano se identifica la profesionalidad con el grado de
adecuación del informador a las rutinas de producción del
medio (1992:90).

En este punto, resulta útil recordar aquello que percibía con an-
telación teórica Gaye Tuchman en La producción de la noticia. Estudio
sobre la construcción de la realidad (1983), al afirmar que el profesiona-
lismo de un hombre de los medios servía a los intereses del medio
y las características institucionales-informativas a las cuales estaba
sujeto. En este sentido, José Luís Macaggi describió, en Manual del
Periodista (1991), un procedimiento estándar que sucede en las salas
de redacción de los diarios y que mantiene estrecha relación con esto
de la funcionalidad al medio:

El jefe dispone la salida de cronista y reportero gráfico


para cubrir un hecho. También distribuye material e indi-
58 César Arrueta

caciones para que otros miembros de la redacción elaboren


diarios. Al regreso, el cronista entera al jefe de la natura-
leza y magnitud de la noticia encomendada […] Una vez
evaluada y aprobada la información, la jefatura decide
cómo y dónde la publicará (1991:35).

En este contexto, surge uno de los trabajos más relevadores de


la historia de la producción noticiosa. Lorenzo Gomis escribió en
1991, Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente, aporte que signi-
ficó echar luz a los procesos interpretativos que atraviesan el perio-
dismo. Marcado por los trabajos que en 1968 realizaron de manera
brillante Peter Berger y Thomas Luckmann en La construcción social
de la realidad, Gomis llegó a asegurar que: “gracias a los medios per-
cibimos la realidad social, no con la fugacidad de un instante aquí
mismo, sino como un período consistente y objetivado, con una refe-
rencia general” (1991:188). Y en este sentido, explica que:

[…] los diarios, los noticieros radiales, y los que difunden


los diversos canales de televisión transmiten cantidad de
noticias y por cada noticia que transmiten echan al cesto
cinco, diez o quince que, de haberse difundido, hubieran
sido consideradas igualmente noticias (1991:192).

Esta selección, concluye Gomis, está marcada por decisiones que


se toman según la lógica de los medios y el criterio de quienes se-
leccionan las noticias, razón por la cual la valoración que se realiza
de la información está articulada según preferencias que dominan
la organización:

¿Qué es el periodismo? Interpreta la realidad social para


que la gente pueda entenderla, adaptarse a ella y modi-
ficarla. El periodismo puede considerarse un método de
interpretación sucesiva de la realidad social […] La in-


En este punto deben considerarse trabajos previos realizados por el mismo
autor: El medio media. La función política de la prensa (1987); ¿Qué es noticia y por
qué? (1987); ¿Cuánto dura el presente? (1988); Disgusto de los políticos con los medios
(1988); y Teoría dels gèneres periodístics (1989).

Primera edición en castellano.

Marcados por los conceptos de la sociología fenomenológica de Alfred Schutz
durante las décadas de 1940 y 1950.
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 59

terpretación periodística permite descifrar y comprender


por medio del lenguaje la realidad de las cosas que han
sucedido en el mundo y se completa con el esfuerzo de la
significación y alcance que los hechos captados y escogidos
para su difusión puedan tener (Ibíd.).

En esta línea, también pueden ubicarse los trabajos de Miguel


de Aguilera (1985,1988), Leo Bogart (1985), Fraguas de Pablo
(1985) y Manuel Martín Serrano (1986). De todas maneras, es vá-
lido recordar que fue Miguel Rodrigo Alsina con su libro La cons-
trucción de la noticia (1989), quien dio el primer salto a la hora de
hablar de los procesos que acontecen en los medios de comunica-
ción, en el instante mismo de la producción noticiosa. Tal como lo
recordó Eric Saperas, en Los Efectos Cognitivos de la Comunicación
de Masas, “la construcción de la realidad social, definida como la
producción de sentido mediante la acción de las prácticas pro-
ductivas y de las rutinas organizativas de la profesión periodísti-
cas” (1987:149), encuentra también gran parte de matriz en los
trabajos de Giorgio Grossi (1984, 1985) y, por su supuesto, Gaye
Tuchman.

Y de estos autores vale rescatar algunos aportes estructurales,


que guiaron investigaciones posteriores:

1. La información como construcción de la realidad implica el


reconocimiento de formas de objetivización, regidas mediante prác-
ticas institucionalizadas (rutinas).

2. La construcción de la realidad es resultado, entonces, de una


práctica continuada realizada por unos profesionales especializados
en la supervisión del entorno y en la ejecución de unas rutinas some-
tidas a la lógica de las organizaciones.

3. Este proceso informativo contribuye a descontextualizar un


acontecimiento, a apartar un acontecimiento del contexto en que
se ha producido, para poder descontextualizarlo en las formas in-
formativas.

4. Aquello que es propio del profesional de la comunicación es el


rol socialmente legitimado e institucionalizado –por competencias
60 César Arrueta

reconocidas y reconocibles en el interior de los aparatos productivos


especializados– para construir la realidad social en cuánto realidad
pública y colectivamente relevante.

5. Entre el periodista y la audiencia existe un acuerdo comuni-


cativo y una confianza negociadora socialmente definidos. La cons-
trucción de la realidad públicamente relevante es, por ende, atri-
buida simbólicamente a los “profesionales” de la comunicación, los
cuales deben construir realidad colectiva y construir sentidos.

Ahora bien, bajo este contexto es apropiado, entonces, considerar


la propuesta de estudio que eleva Barroso García respecto a la indivi-
dualidad del periodista en el proceso de tratamiento informativo:

Habría que estudiar la ideología de los informadores para


entender mejor la capacidad o disposición ante ciertos te-
mas y, por consiguiente, su mediación. Ideología del infor-
mador desde el criterio de su caracterización profesional:
ámbito sociocultural de procedencia, nivel de estudios,
titulación profesional, modo de reclutamiento o contrata-
ción, aspiraciones y posibilidad de promoción, política de
formación permanente del canal, grado de participación
o intervención en las decisiones y sobre todo la escala de
valores o criterios profesionales de noticiabilidad (Barroso
García, 1992:82).

Por tal razón aclara, y con buen criterio, que el público sólo se for-
mará una idea certera de aproximación a la realidad, en la medida
que confronte realidades diversas construidas por la pluralidad de
medios para: “contrastar las semejanzas y diferencias de criterios en
la selección, valoración y presentación” (Barroso García, 1992:85).
En 1992, Dominique Wolton, en La prensa va más aprisa que el aconte-
cimiento, advirtió respecto a esto:

[…] la información no es un dato bruto, sino el resultado


de la intervención de un individuo que, en el caos de los


Propuesta que bien puede considerarse fundamental para los nuevos estudios
de newsmaking y el creciente interés por caracterizar las rutinas de producción
noticiosas, en especial la cultura periodística de un medio.
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 61

acontecimientos, de los hechos, decide seleccionar uno o


varios y hacer de ellos una información […] y en la pala-
bra información está evidentemente la noción de forma y
formación de realidad […] porque nunca es la réplica de
lo real, sino una interpretación, una elección, una censu-
ra permanente de la realidad (1992:77).

No es casual, entonces, que Antonio Checha Godoy en su libro


Historia de la Prensa en Iberoamérica (1993) haya dedicado párrafos
especiales a la disyuntiva que ofrecen periodistas oficialistas, serviles
o discretamente escépticos respecto a las posibilidades de la libre
expresión contra aquellos que hacen de su pluma, y aun de sus vidas,
testimonios contra la dictadura. Resulta interesante en este punto,
las contrariedades que pueden advertirse en el proceso de construc-
ción de realidad y los intereses que giran en torno a ello; aseveracio-
nes que ponen en tela de juicio aquello que definíamos inicialmente
como la fábula periodística en torno a conceptos de objetividad y
neutralidad.

En 1993, Miguel Urabayen escribió Estructura de la Información


Periodística. Concepto y Método, aporte que puede considerarse funda-
mental para entender la globalidad y complejidad de maquinaria
periodística, a la cual definió como:

[…] el sistema constituido por los medios de información


periodística en un momento dado y una zona geográfica
determinada, tanto en las relaciones de interacción de sus
elementos como éstos con su totalidad y de esta con el en-
torno al que corresponde (1993:77).10

Sobre este planteo, vale sumar los trabajos que Patrick Champagne escribió en
10

1993 en la revista de comunicación Voces y Culturas Nro. 5 : “Hay evidentemente


profunda diferencias en el modo de tratamiento de la información según los
tipos de medios y los públicos a los cuales éstos se dirigen; los periodistas
de la prensa escrita, por ejemplo, no trabajan de la misma manera que los
del sector audiovisual. En el interior mismo de cada medio, encontraremos
incluso numerosas diferencias significativas en las condiciones de ejercicio de
la profesión, pero también en la selección y formación de los periodistas. Los
periodistas son, por lo demás, los primeros en reconocer, como para marcar
sus diferencias, que no todos hacen el mismo trabajo” (1993:61).
62 César Arrueta

A esta definición, Alejandro Navas en Periodistas ante Conflictos


(1999) agregó que los medios en su conjunto: “deben ser conscientes
de la influencia que ejercen, dispuestos a trabajar responsablemente
en la construcción de una sociedad más justa y pacífica que, al ha-
cerlo así, vieran incrementados sus índices de audiencia y los benefi-
cios de su cuenta de resultados” (1999:43), lo cual lleva a considerar
prácticas y rutinas periodísticas orientadas en este sentido.

Y en este punto se considera un planteo ético de la profesión. No


llama la atención que Gustavo Romero Umlauff, secretario ejecuti-
vo del Consejo de la Prensa Peruana, escribiera en un artículo que
tituló Autocontrol de la información para el libro Ética y responsabilidad.
Reflexión para periodistas (2000):

Ante las críticas de la actividad periodística y su credibi-


lidad generada por ciertos medios de comunicación por
sus malas e inadecuadas prácticas profesionales […] llevé
adelante un control de la difusión de la información que
tiene la originalidad de ser manejada por los profesionales
del periodismo, organizaciones de editores o medios de co-
municación (2000:146).

En 1995, Furio Colombo reconoció que existían noticias subje-


tivas, basadas en una decisión, una idea, una inclinación moral o
cultural (a veces revelada por un hecho ocurrido en el pasado), el
preanuncio de un cambio importante, alianza, ruptura, cambio de
rumbo. Resulta claro, entonces, el papel preactivo que asume el pe-
riodista frente a acontecimientos noticiables de previsible impacto
social, papel atravesado por la subjetividad y los intereses persona-
les-organizacionales. No es casual, en consecuencia, que el estudio
de esas prácticas periodísticas nos permita conocer las formas de
construcción de sentido, más aún, cuando han proliferado mecanis-
mos en el seno de los medios informativos, de operacionalización de
la tarea periodística.11 En 1996, Jordi Jara Sierra publicó, a través

11
En 1996 (fecha de edición en castellano) se publica Periodismo investigativo de
William Gaines, material que sistematiza, de alguna manera, el proceder el pe-
riodismo frente a acontecimientos que merecen una investigación informativa.
En 1995, Manuel López publica, por Paidós Cómo se fabrican las noticias, donde
también se puede apreciar una sistematización en este sentido.
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 63

del Instituto Oficial de Radiotelevisión Española (RTVE), Telediarios:


una experiencia práctica, por medio del cual fijó una sistematización
en el funcionamiento de la redacción de telediarios, para evitar el
caos, en aquellos momentos no esperados:

La propia naturaleza del hecho informativo, como reali-


dad compleja, dinámica e imprevisible, es la que necesita
de una organización interactiva que haga posible de modo
rápido el aporte de la energía de todos los planos del pro-
ceso productivo (1996:5).

Y esto también tiene relación con:

[…] la cantidad de fuentes interesadas que buscan crear


literalmente una noticia, no inventándola, sino, más sim-
plemente, poniéndola a disposición de los medios […] el
coste del trabajo, la velocidad del montaje y la necesidad
de mantener disponible un bazar de informaciones asegu-
ra habitualmente que los media no desperdicien la oferta
(Colombo, 1997:60).

Tal disputa por el acceso a los medios tiene su raíz en lo que


habíamos definido, anteriormente, como la potencialidad mediáti-
ca de crear sentidos y construir realidades. De manera más precisa,
Muniz Sodré explicó, en Reinventado la cultura. La comunicación y sus
productos (1998), que: “la realidad social de los individuos en el mun-
do contemporáneo es construida por hechos noticiosos, o sea, acon-
tecimientos periodísticamente interpretados y, por lo tanto, transva-
lorados por un sistema logotécnico” (1998:138).

De todas maneras, vale remarcar que la noticia: “no es completa


realidad fenoménica de un hecho, y sí que responde a la retórica
organizadora de la singularidad fáctica de lo cotidiano, consagrada
por la lógica comercial de un grupo logotécnico denominado em-
presa periodística” (Sodré, 1998:91). Adviértase aquí la importancia
que se le asigna a las estructuras organizativas del medio y su vincu-
lación con parámetros tradicionales de verdad y objetividad.12

12
Es preciso considerar, en este sentido, los aportes al tema que realizaron des-
de diferentes perspectivas Bourdieu (1997), Dahlgren (1997) y Rondelli-Hers-
chamnn (1999).
64 César Arrueta

En 1999, Jean Mouchon identificó, en Política y Medios, que las


prácticas periodísticas habían alcanzado un punto de trascendencia
tal, que se habían convertido en centrales en el espacio público por-
que definían, en buena parte, las modalidades de acceso al conoci-
miento de los sucesos. En este sentido, agregó una caracterización
valiosa para entender la dimensión que pueden adquirir las rutinas
de trabajo en los medios: la existencia de prácticas de interpelación
(captación de audiencias e información enmascarada), prácticas
narrativas (dramatización de los acontecimientos, información pro-
pensada) y prácticas argumentativas (la información de lo implícito);
todo esto en un contexto de lógica de mercados y perspectiva de
exigencia ciudadana. A manera de reflexión agrega:

El sistema de información debe interrogarse sobre su rela-


ción con sus nuevas lógicas estructurales, pero también, y
sin duda más profundamente, sobre los efectos de sentido
que tales lógicas inducen. Si bien no son inmediatamente
perceptibles, esos efectos imprimen una marca duradera y
participan de una redefinición generalizada de las formas
propuestas para informar (1999:44).

Frente a tales circunstancias, Eric Klinenberg publicó un artículo,


en febrero de 1999, en Le Monde Diplomatique, donde fijó nuevos
desafíos de integración de hábitos de trabajos para los periodistas,13
en un contexto de calidad de información sujeta a la presión de
mercado.

El mercado del periódico se ha contraído y la concurrencia


se ha identificado en materia de televisión e Internet […]
por lo que se ha redefinido el papel de los redactores, a fin
de que puedan trabajar en varios medios a la vez. Estas
prácticas mantienen los costos en un nivel bajo y aumentan
el rendimiento del proceso de producción. Pero absorben una
parte del tiempo que los periodistas consagran a sus investi-
gaciones, al reclamar de ellos nuevas aptitudes profesiona-

13
En este punto vale rescatar el trabajo de Rosa Sabarís, Un estudio cualitativo de
la producción de noticias, publicado en Comunicación Audiovisual: Investigación
y formación universitarias II Coloquio Brasil-Estado Español de Ciencias da
Comunicación 1998, Universidad de Santiago de Compostela, pp. 195-201.
3. Newsmaking: del rol seleccionador al concepto de construcción 65

les y una escritura mediática aceptable a cualquier tipo de


soporte. La información y los periodistas se ven afectados
directamente por estas transformaciones (1999:2).

En este contexto, Luz María Tobón Vallejo escribió en el año


2000, en Voces ciudadanas. Una idea de periodismo público,14 un artículo
que llamó “¿Puede el periodismo público transformar las salas de
redacción?”, y a través del cual cuestionó el rol de divulgadores de
hechos noticiables (que llama mercancía por satisfacer una demanda
del público) que asumieron en el último tiempo los medios de co-
municación, en detrimento de un rol social primario. En este punto,
centra en el debate: “un nuevo modelo de producción de diarios que
incide en la génesis de la profesionalización del periodista, en aras
de responder a las exigencias de mercado, y la transformación de sus
relaciones con los públicos” (2000:146). Por tal razón, advierte la ne-
cesidad de transformar prácticas profesionales, reconsiderar valores
noticiables y una nueva dimensión de lo público.15

Ahora bien, considerados los puntos aquí tratados lo que que-


da absolutamente claro, aunque suene peligrosamente reiterativo y
obvio, es que la noticia no es el reflejo de lo real. Es una construc-
ción compleja y acotada que refiere a múltiples sentidos de lo real.
Ubicarse en este lugar epistemológico para comprender los proce-
sos productivos implica, necesariamente, aceptar la coexistencia de
fuerzas o acciones que inciden en ese proceso y producen espacios
de tensión y conflicto.

En América Latina, trabajos de José Marques de Melo (2003),


Felipe Pena de Olivera (1998, 2002, 2003 y 2004), Jorge Pedro Sosa
(1998), Carlos Chaparro (2002), Ricardo Noblat (2004), Alfredo
Vizeu (2000) y Nelson Traquina (2004) permiten confirmar el pre-
supuesto de que el abordaje de los procesos informativos, desde la

14
Publicación coordinada por Ana María Miralles Castellanos y respaldada por
Grupo de Investigación en Comunicación Urbana de la Universidad Pontificia
Bolivariana.
15
En los últimos 10 años proliferaron escritos en este sentido, en los cuales
pueden mencionarse especialmente los de Victoria Camps (1996), James Carey
(1995), Joshua Cohen (2001), Norbert Lechner (1997), Vicent Price (1994), Jay
Rosen (1994), Giovanni Sartori (1994) y Alain Touraine (1992).
66 César Arrueta

perspectiva del newsmaking, no solo favorece la comprensión de ese


mundo privativo, sino también del mapa de relaciones sociales que
desde allí se concibe, construye y sostiene.

En los últimos años, el estudio de rutinas informativas y produc-


ción de agendas noticiosas ha permitido, por ejemplo, entender el
campo de relaciones políticas y culturales a partir de la visibilidad
o no de movimientos sociales, tal es el caso de Bolivia, y las razones
por cuales se deciden determinados mecanismos informativos, en
detrimentos de otros. Son, en esencia, trabajos de de-construcción
para abordar el entramado ideológico de los agentes implicados.

Vale aclarar también que pensar la noticia desde esta perspectiva


ha posibilitado, desde el campo académico, la reflexión de otros para-
digmas que se ubican, de igual forma, en la antitesis de la objetividad
periodística. Este es el caso de la idea del encuadre o framming, llama-
tivamente también asignada a Gaye Tuchman. Sin intenciones de ago-
tar en este libro sus presupuestos, solo diremos que esta teoría ofrece
respuestas y modos de actuación ante interrogantes que involucran el
rol del periodista en la construcción de noticias, las rutinas profesio-
nales, la organización del medio y los contenidos que son finalmente
publicados. Como podrá observarse son inquietudes sobre las cuales
hemos indagado a lo largo de páginas anteriores y cuya significación
siguen siendo de especial atención en el campo científico social.
4. Rutinas de producción
periodística: investigaciones
y aportes en la Argentina

N o quedan dudas que la Facultad de Periodismo y Comunicación


Social de la Universidad Nacional de La Plata, primera insti-
tución dedicada a la enseñanza del periodismo en América Latina,
ha sido propulsora, en múltiples sentidos, de líneas investigación
vinculadas a fenómenos comunicativos y mediáticos. Conscientes de
este logro, en 1997 se publicó Comunicación, Medios y Cultura. Líneas
de Investigación en la Argentina. 1986-1996, aporte que resulta útil
para ubicar, inicialmente, el terreno abordado en el campo de los
estudios de la producción noticiosa.

Si bien el trabajo, realizado por Jorge Rivera, sitúa un interés cre-


ciente por la cuestión comunicacional en nuestro país recién en los
años 60, tal impulso no incluye, en su estampida inicial, referencias
directas a la denominada sociología de la noticia. Y esta tendencia
parece repetirse hasta nuestro tiempo, salvo aportes puntuales, pa-
radigmáticos e interrelacionados, de investigadores específicos. En
este sentido, los estudios referidos a medios de comunicación estu-
vieron más orientados a las consecuencias culturales de sus mensa-
jes, que a la producción de ellos. Es por esto que los estudios sobre
medios de comunicación parecen sostenerse en el campo que Rivera
define como Comunicación, Cultura y Política.

En este escenario se conjugan temas como: “lenguaje-instrumen-


to, orden simbólico y orden político, medios masivos, simetría y asi-
68 César Arrueta

metría comunicativa, comportamientos del receptor y otras cuestio-


nes de inmediato interés comunicológico” (1997:38). A ello también
debe sumarse un terreno que abarca la Comunicación y el Marketing
Político, preocupado generalmente, y gracias a un trasfondo regime-
nes de gobiernos autoritarios, en indagar sobre la relación entre el
poder y la comunicación, las conductas políticas, la construcción de
sistemas democráticos e incidencia en las agendas públicas (y mediá-
ticas) para crear sentido. La institucionalización del campo comuni-
cativo y la superación epistemológica de visiones, atravesadas por
idealismos que marcaron los años 70 y 80 (en menor medida), abrie-
ron paso –con mayor frecuencia– a estudios preocupados por los
avatares de la globalización, intangibilidad territorial e identitaria,
producto de la transnacionalización de las inversiones y una cierta
reconsideración de los rol de América Latina en el teatro mundial.
Es aquí donde, entre las temáticas más recurrentes, está el estudio
de los medios de comunicación, la televisión, las telenovelas, las no-
ticias y la relación entre democracia y medios masivos.

De manera indirecta, tales estudios iniciaron un camino de ex-


ploración de prácticas y rutinas periodísticas, sin que ello signifique
un trabajo sistematizado tal cual proponían los defensores de la co-
rriente del gatekepping, y años después, newsmaking. Por el contrario,
lo que se impone es una dispersión del enfoque y una asociación con
otras problemáticas.

En este sentido, Aníbal Ford fue iniciador en varios aspectos. Ya


en 1985 escribió en Medios de Comunicación y Cultura Popular que
los mass media: “buscan dar al público los elementos necesarios para
que éste forme por sí mismo su opinión […] desde la diagramación
hasta el tipo de información que se selecciona estarán determinados
por elecciones que indican un juicio sobre la realidad” (1985:240). Si
bien este razonamiento estuvo –inicialmente– pensado para advertir
la existencia de géneros que satisfacen ese objetivo de presentación
noticiosa, es un indicio claro de jerarquización y relevancia de las
prácticas periodísticas. Sin embargo, esta idea de reconstrucción de
hechos y valoraciones subjetivas había quedado perfectamente de-


Publicación que compartió con Eduardo Romano y Jorge Rivera.
4. Rutinas de producción periodística 69

mostrada en el brillante trabajo que el propio Ford escribió, origi-


nalmente en 1972, sobre Walsh y la reconstrucción de los hechos.

En 1987, Eliseo Verón dijo, respecto a la trascendencia de los dis-


cursos, su organización, jerarquización y legitimación, que la alocución
informativa: “determina en lo esencial nuestras decisiones y luchas co-
tidianas […] y lo que está en juego es lisa y llanamente el porvenir de
nuestras sociedades” (1987:196). Y allí también está, en el centro de
escena, la importancia que tiene la forma de hacer noticia y las moda-
lidades de decir la noticia. Con este planteo se hace visible el enfoque
de mediaciones que imperó, por aquellos años, en los estudios latinoa-
mericanos; estudios preocupados por trabajar, empíricamente, con la
relación que existe entre los medios y los sujetos sociales.

No es casual que Luciano Álvarez haya escrito en 1990 el libro Medios


de Comunicación y Trampas a la Democracia. En este texto, aseguró:

[…] la mediatización de la política está instalada y bien


instalada; no se trata de sustituirla. Se trata sí de disci-
plinarla socialmente, mejorar su calidad, mejorar su va-
lor informativo para el ciudadano, así como su valor de
asesoramiento en la toma de decisiones que incumben a la
comunidad (1990:30).

Tomando conceptos de Gaye Tuchman, Franco Rositi y Jacques


Durand, advirtió la existencia de procesos de construcción de realidad
en medios de América Latina, en especial la Argentina y Uruguay, so-
bre la base de información factual y opinión comprometida que no se
corresponden con necesidades de inteligencia social. Vale remarcar el
rol de emisario de la sociedad, que se le asigna a los medios de comu-
nicación y la imprescindibilidad de superar prácticas, consideradas en
este momento, muy ligadas a intereses partidarios.


Aquí debe considerarse también el trabajo de Eliseo Verón, Construir el
acontecimiento. Los medios de comunicación masiva y el accidente en la central nuclear
de Three Mile Island, publicado por Gedisa en 1987.

CFR Schmucler, Héctor y Terrero Patricia, “El incierto destino de la prensa
informativa”, en Claves del periodismo argentino actual, Buenos Aires, Editoral
Tarso, 1987.

Investigador y periodista nacido en Uruguay con valiosos aportes realizados
desde el Centro Latinoamérica de Economía Humana (CLAEH). Sus trabajos
atraviesan fenómenos acaecidos en nuestro país.
70 César Arrueta

En este contexto de situación y crítica, la presidencia de Carlos


Menem, a partir de 1989, puso en marcha un proceso de privatiza-
ción y concentración de la radiodifusión que puede ubicarse, especí-
ficamente, en la ley de Reforma del Estado Nº 23.696. Este intento
por combatir el déficit fiscal, abrió otro terreno de construcción pa-
ralela, que disparó estudios de producción noticiosa: el crecimiento
de la tarea periodística en todas sus facetas, el posicionamiento del
papel que cumplen los medios de comunicación en el espacio pú-
blico y el valor de la noticia en los destinos de la sociedad civil. El
papel ascendente que adquirieron investigaciones periodísticas so-
bre temas de interés público, también fue catalizador de esta temá-
tica. Vale recordar, en este punto, los aportes realizados por Horacio
Verbitsky como Robo para la Corona (1991), Hacer la Corte (1994) o los
que se realizaron en torno al crimen del fotógrafo José Luis Cabeza
acaecido en Pinamar en el verano de 1997. De más está decir que la
aparición del diario Página 12 en 1987 evidenció estos cambios e in-
quietudes al aportar un nuevo estilo periodístico, proponer la hibri-
dación de géneros y principalmente dinamizar, hasta ese momento,
el tradicional mercado de la prensa gráfica nacional.

Es por eso que en aquellos años empieza a consolidarse el deba-


te sobre el rol del periodista y sus alcances; cómo trabaja y en qué
condiciones. Una prueba de ello, es el desarrollo de las III Jornadas
Nacionales de Investigadores en Comunicación, denominadas
“Comunicación: campos de investigación y prácticas”, realizadas en
1997 en la provincia de Mendoza y organizadas por la Red Nacional
de Investigadores en Comunicación. Un número importante de tra-


En 1995 se formó la Red Nacional de Investigadores en Comunicación con el
objetivo de: “vincular la investigación en comunicación a un amplio espectro de
problemáticas y disciplinas”. Con las I Jornadas, los miembros de la Red buscaron:
“crear un ámbito posible que aporte a lograr un intercambio productivo en el
campo de la investigación en comunicación”. Hasta el año 2003, las Jornadas
se llevaron a cabo en Buenos Aires (UBA, 1995), Olavarría (UNICEN, 1996),
Mendoza (UNCuyo, 1997), San Salvador de Jujuy (UNJu, 1999), Paraná (UNER,
2000) y Córdoba (UNC, 2002). El crecimiento de la red es significativo y constante.
Se sustenta en el trabajo comprometido de cada comisión organizadora y el aporte
reflexivo de sus participantes. Desde sus inicios, la Red Nacional de Investigadores
en Comunicación generó espacios de encuentro e intercambio entre los
investigadores argentinos de distintas universidades e instituciones.
4. Rutinas de producción periodística 71

bajos, como antes no se había visto, centró su atención en formas de


construcción de realidad y prácticas periodísticas.

María Rosa Gómez presentó un trabajo titulado Los riesgos del


periodismo en el mundo de los mercados integrados. Allí puso en evi-
dencia que la disputa por el manejo de la información y el control
de los mecanismos creadores de consenso, hacía que la práctica
profesional del periodismo quedara expuesta al fuego cruzado de
presiones de toda índole, que comprometen por extensión dere-
chos inalienables de la sociedad, como el derecho a la libertad de
expresión, derecho a la información y derecho a la comunicación.
Y agrega, respecto a la incidencia de nuevas tecnologías en la ru-
tina periodística:

El avance tecnológico, por su parte, ha traído modifi-


caciones a las prácticas profesionales, en especial en el
área de periodismo televisivo. La posibilidad técnica de
transmisión en “registro directo” sin edición previa del
material obliga al periodista a contextualizar la infor-
mación, opinar e involucrarse de manera más directa,
mientras el material –nítido– se emite en directo, que-
dando en diversas ocasiones expuesto por esta misma
razón a represalias y agresiones por parte de actores en
conflicto (1997:4).

En este sentido, Stella Martini aseguró en su ponencia “El


Periodismo, los medios y la Justicia: las transformaciones de la in-
formación en un espacio público en inflexión”, que las mutaciones
económico-políticas globales y nacionales, la concentración de las
empresas multimediáticas unidas a la debilidad del Estado y a la
crisis de las instituciones, han llevado a una reformulación, en mu-
chos casos, de la tarea del periodismo y del papel de los medios
en la sociedad, situación que relata de manera brillante al describir


Docente de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora e integrante de
UTBA.

Docente de Teorías sobre el Periodismo y de Teoría y Práctica de la Comunicación
II. Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires. Investigadora en el Instituto de Investigaciones
Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
72 César Arrueta

con precisión las modificaciones realizadas en torno a las rutinas de


trabajo y las formas de decir la noticia en televisión, radio y diarios.
Es más, como conclusión parcial, aseguró que los medios y el pe-
riodismo deberían detenerse a pensar desde qué lugar encaran su
trabajo, sumar a su agenda los intereses sociales y replantearse roles
y alcances.

Sin dudas, fueron Norman Berra y Gisella Fernández (UNCPBA)


las que expresaron de manera más concreta, la problemática genera-
da en torno al incipiente interés que suscitaban los estudios de pro-
ducción noticiosa. Reconociendo la puesta en valor de estas investi-
gaciones, las autoras advirtieron en su trabajo “Un modelo para el
estudio de los medios y la construcción social de la realidad” dificul-
tades metodológicas para el abordaje de esta problemática. Si bien
adhieren a la triangulación de métodos para salvar esta situación, se
encargaron de aclarar que sólo formaba parte de:

[…] una solución de compromiso, una salida para la prác-


tica de la investigación, hasta que una nueva epistemología
venga en nuestro auxilio y articule de un modo consistente
(o supere) las diversas instancias, el terreno movedizo en el
que se encuentran las ciencias sociales (1997:3).

Adviértase en este punto, las preocupaciones que regían el de-


bate. Por un lado, la reconsideración de rutinas periodísticas como
consecuencia de cambios estructurales profundos y otra forma de
ver el periodismo, y las dificultades de abordaje científico que pre-
sentaba este fenómeno, considerado “reciente e incipiente”.10


En 1996, Jorge Gobbi defendió sus tesis de licenciatura “Cobertura de un acto
de terrorismo: la información de la prensa gráfica argentina sobre el atentado
a la AMIA”. Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias
Sociales, Universidad de Buenos Aires. Lo propio hicieron en La Plata Sandra
Gabay y Gustavo Vazquez: “Historia de los trabajadores de prensa de La Plata,
lucha y conflictos”. 

Que luego solucionaron brillantemente Stella Martini y Lila Luchessi, con
algunas sugerencias marcadas en el libro Los que hacen la Noticia. Periodismo,
información y poder (2004).
10
En esta línea pueden considerarse expositores que también participaron de
estas Jornadas: Carlos Sortino, Guillermo Arisó, Omar Gais y Alberto Isuani.
4. Rutinas de producción periodística 73

En 1997, Alicia Entel publicó un libro de compilaciones que titu-


ló Periodistas: entre el protagonismo y el riesgo, en el que pueden iden-
tificarse aportes importantes a este nuevo debate y el estudio de la
producción noticiosa. Héctor Schmucler11 fue quien dio visibilidad a
la discusión sobre la nueva cultura periodística, y la relacionó con los
condicionamientos que ofrece la cultura del mercado. En este senti-
do, marcó una situación –al menos– inquietante al advertir que los
periodistas de la talla de Roberto Arlt estaban muy lejos de repetirse
en tiempos actuales, y eso por las condiciones en las que trabajan
los medios de información, las limitaciones que ofrece una sala de
redacción y los intereses editoriales en juego:

El otro día un periodista de un medio muy conocido en


Buenos Aires me comentaba que no tenía más que un solo
interlocutor. Hablábamos de las redacciones en los diarios
y me decía que, en realidad, para él no existen. Trabaja en
su casa, y envía escritos por modem. Su único interlocutor
es una pantalla. ¿Sigue siendo aquel periodista este perio-
dista? ¿Existe hoy ese periodista que está en mente cuando
se plantea esta pregunta? (1997:262).

Este planteo se repite en la alocución de Andrés Dimitriu, quien


afirma: “el periodismo ha perdido buena parte de las certezas que lo
caracterizaban como profesión, arte u oficio” (1997:217). Y esto por
haberse transformado, con las lógicas consecuencias en el interior
de un medio y sus periodistas, en un sector terciario de prestación
de servicios que debe competir en un mercado con visión de busi-
ness-adminstration, infotainment y news fiction. Sin embargo, Alejandro
Piscitelli (1987) fue prudente al advertir que tales transformaciones,
en algún sentido, podrían ser beneficiosas para los medios tradi-
cionales, en tanto y en cuanto se conserve y amplifique la variedad.
Esos beneficios tienen que ver con la diversificación de medios elec-
trónicos y mayores ofertas informativas.

Sin embargo, fue una vez más Stella Martini (1997) la que llevó la
discusión a la naturaleza propia del ejercicio periodístico y su potestad
de crear agenda y construir tramas conversacionales en torno a acon-

El titulo del trabajo que se incluye en este libro es ¿Existe el periodista?


11
74 César Arrueta

tecimientos de interés público e individual.12 En este sentido plantea


que la práctica periodística lleva la información a la sociedad:

Aquella información que no está a su alcance normalmen-


te. La propuesta de los temas jerarquizados como impor-
tantes cada día constituye la agenda de los medios. Y esta
agenda debería preguntarse por la adecuación a las nece-
sidades actuales de la sociedad (1997b:152).

4.1. Rutinas y prácticas periodísticas


Obsérvese de qué forma los estudios de producción noticiosa
fueron variando de una concepción meramente mediatizada de
transmisión de información y relación con sujetos sociales, a una
profundización mayor de la cocina de la noticia, sus prácticas y con-
dicionamientos, potencialidades y nuevos desafíos. Esto lleva a re-
pensar formas de ejercicio periodístico, abordajes de la realidad e
inclusive readecuación de planes de estudios en carreras dedicadas
a las ciencias de la información y periodismo.

En 1998, Fernando González publica Último Momento. La cocina


de la noticia, un intento, como lo dice su propio autor:

[...] por mostrar las noticias por adentro, cómo llegan,


cómo se escriben, los cambios, los apuros y el mundo propio
de cada una de las informaciones del menú noticioso de
cada día (1998:7).

El valor de este tipo de publicaciones, en general didácticas res-


pecto al aprendizaje del periodismo, es reconsiderar los puntos de

12
Tal planteo ya lo había sostenido en publicaciones anteriores de cátedra:
“Aproximaciones a una triangulación fundamental: periodismo, imaginario
y opinión pública” en Ford, Aníbal y Martini, Stella (compiladores) “El
periodismo hoy en el espacio público” (Cuaderno 8). Edición de cátedra
“Teorías sobre el Periodismo”. FCS-UBA; “Acontecimiento, noticia y agenda”
Ford, Aníbal y MartinI, Stella (compiladores) “Periodismo, agenda y debate
público” (Cuaderno 11). Edición de cátedra “Teorías sobre el Periodismo”.
FCS-UBA. A esto debe sumarse un trabajo de Aníbal Ford de 1995 que llamó
“Aplicaciones de la investigación sobre noticiabilidad y agenda”.
4. Rutinas de producción periodística 75

estudios y su relación desde una perspectiva de newsmaking. El traba-


jo de Fernando González es, en consecuencia, un reconocimiento de
nuevas formas de rutina y maneras novedosas de decir la noticia. Por
eso es que reconoce cambios importantes devenidos en nuestro país
a finales de los años 80: cuidado de la edición fotográfica, cambios
en las formas de redacción y organización en las salas de redacción,
ampliación de los temas de cobertura. Y todo ello, en un contexto de
percepción de que el periodista no es neutral, de que no todo puede
ser noticia y de que el concepto de la ética se modifica en una carrera
incesante por la primicia y mayor venta de ejemplares o números de
rating. A esta altura, ya parecería estar instalada en nuestro país la
complejidad de la producción de la noticia, y la importancia de abor-
darla para entender, en mayor sentido, los procesos de construcción
de realidad, debate del quehacer democrático y los intereses que se
esconden detrás de cada noticia y agenda diaria.

En este sentido, adquiere vital importancia el trabajo de Gustavo


Béliz y Enrique Zuleta Puceiro, La cultura profesional del periodismo argen-
tino. Hacia un índice riesgo-país en materia de libertad de prensa (1998), publi-
cado por Cuadernos Australes de Comunicación. Sólo basta considerar
las palabras de los propios autores para darse cuenta que este trabajo
de investigación era el resultado de un interés por conocer una cultura
periodística: “en una era signada por transformaciones profundas en
los valores, modelos organizacionales, estructuras productivas y normas
de conducta de quienes protagonizan el mundo de la información”
(1998:8). Vale remarcar las variables de estudio seleccionadas, muchas
de ellas en vinculación directa con los aportes clásicos del newsmaking:
criterios de noticiabilidad, uso de fuentes y jerarquización de diferentes
recursos empleados para obtener información, condiciones laborales y
limitaciones fácticas, la línea editorial, el periodista en su contexto de
valores y cosmovisión y autocrítica acerca del desempeño profesional.

Si bien los resultados de este trabajo resultan valiosos por poner


en evidencia condiciones adversas de ejercicio periodístico y limita-
ciones en las posibilidades de expresión materializadas en un índi-
ce riesgo-país, vale remarcar aquí las variables que se utilizan para
abordar los procesos de elaboración informativa e indagar sobre
cómo se construye la realidad social.
76 César Arrueta

En este sentido, en 1999, Stella Martini replanteó consideracio-


nes sobre criterios de noticiabilidad en los medios de comunicación
a razón de un crecimiento sostenido del sensacionalismo en las prác-
ticas periodísticas. Y la forma de abordar tal situación fue rever los
valores que circundan esas prácticas y las funciones que atañen al
sistema informativo en general.

De manera brillante, también en 1999, Walter Miceli13 (editor)


publica: ¿Qué es noticia en los diarios nacionales? Contextos de construc-
ción, legitimación y diferenciación mediática, un trabajo que se sustenta
en una serie de entrevistas realizadas a periodistas de los diarios
Clarín, La Nación, Crónica, Página 12, Ámbito Financiero y El Día. Al
indagar sobre qué es publicado y por qué en los diarios nacionales,
aborda las interacciones emergentes que se producen entre el con-
texto de generación y legitimación de noticias, por un lado, y el con-
texto de producción, procesamiento de información y diferenciación
mediática, por otro.

En el año 2000 se publicó Antología. Los géneros periodísticos, un


trabajo de selección, notas y propuestas realizado por Ana Atorresi,
en el cual también pueden observarse percepciones diferentes del
periodismo, su práctica y organización en el seno de los medios de
comunicación. Con contundencia, Atorresi aclara que cada medio
es, en esencia, un contenido aparente y explícito que ofrece un mo-
delo de mundo, modelo que se corresponde con intereses y expecta-
tivas de sus lectores. Tal afirmación pone en evidencia la necesidad
de estructurar de manera particular, rutinas de trabajo, criterios de
noticiabilidad y manejo de fuentes para corresponder esa demanda.
En tanto podemos decir que los medios son práctica y organización
periodística con un determinado fin: la versión de mundo que in-
tentan representar.

También es valioso el aporte de este libro porque marca una re-


lación directa de esta última afirmación con la organización interna

13
Miceli tuvo un gran papel como impulsor y sostenedor del Grupo de
Investigaciones en Temas de Producción Periodística (GITEPP), que llevaba
adelante proyectos de investigación sobre la valoración, clasificación y
construcción de la noticia política en medios gráficos.
4. Rutinas de producción periodística 77

de un diario y la distribución de secciones. Una especie de mapa que


permite leer los puntos sobres los cuales se jerarquiza y los puntos
sobre los cuales se mitiga en el camino de construcción de realidad.

En este contexto surge uno de los trabajos más difundidos reali-


zados en nuestro país respecto a la sistematización de variables pro-
pias de la producción noticiosa: Periodismo, noticia y noticiabilidad, de
Stella Martini (2000). Lo que hasta ese momento aparecía como di-
fuso y desarticulado, quedó perfectamente ordenado y coordinado.

La trascendencia de este aporte es haber puesto en relación los


esfuerzos llevados a cabo desde 1950 en los Estados Unidos por en-
contrar caminos de exploración en la lógica interna de los medios
de comunicación y haber descripto, con precisión, las variables que
hoy atañen los estudios de newsmaking. Como asegura la autora:

La tarea de construcción de los acontecimientos para la


socialización y la constitución de la opinión pública impli-
ca un alto grado de responsabilidad por la capacidad de
alcance y naturalización de los discursos massmediáticos
(Martini, 2000:19).

En este sentido, y considerando la trascendencia que asumen los


medios en su rol de construcción de realidad, Martini explica:

En el nivel de los productores, se trabaja sobre la concep-


ción de la noticia que dirige su labor; los criterios implí-
citos y explícitos de selección y jerarquización que aplican
y los sistemas de construcción de la noticia que manejan,
el acceso y verificación de las fuentes y los efectos de la
vinculación con el poder y a su tarea en el espacio público,
a la realidad y a su tarea en el espacio público, y los siste-
mas de análisis y desarrollo de tendencias (new issues) que
aplican (2000:42).

Como puede observarse, existe un procedimiento claro de apli-


cación y abordaje, que se presenta como superador de aquel que,
en cierto modo, reclamaban Norman Berra y Gisella Fernández
en 1997. Pero el aporte de Martini no sólo se centra en la claridad
conceptual de su trabajo, sino también en la importancia de haber
78 César Arrueta

fijado vínculos, a esta altura incuestionables, entre los criterios de


noticiabilidad, las formas de construcción de realidad y el compro-
miso social-político del medio: vínculos que permiten replantear el
horizonte de la tarea informativa y su incidencia en la construcción
democrática.

En este contexto, en el año 2000 se dieron a conocer los resulta-


dos de la investigación La producción de noticias en CTC Canal 2 (San
Luis) de Sergio Quiroga. Definido por su propio autor como el resul-
tado de las teorías de newsmaking, este trabajo ofrece un interesante
análisis que vincula los ingredientes de noticiabilidad y las fuentes
que utiliza un medio local para la conformación de los mensajes
periodísticos televisivos. Explorando, desde un terreno etnográfico,
los criterios de noticiabilidad, el manejo de fuentes y las represen-
taciones de los propios periodistas respecto a sus funciones y su au-
diencia, Quiroga14 concluye:

1. La escasa preparación de los periodistas, el desinterés del medio


por contar con mejores equipos, la falta de tiempo y el tener que produ-
cir regularmente información sin suficiente tipo de preparación, afecta
la calidad de los mensajes y, por lo tanto, el servicio de información.
Frente a la ausencia de acontecimientos suficientemente relevantes, se
recurre a la pseudonoticia que son creaciones del periodista (más cuan-
do carecen de formación profesional) antes que reflejos de la realidad.
Se atribuye con ello notable interés humano a hechos intrascendentes,
reelaborando o reexaminando una noticia ya difundida.

2. El proceso de producción de la información impuesto por el ca-


rácter audiovisual del medio televisivo a menudo impone la necesidad
de una intermediación estructural. Ello implica la participación de un
sujeto de enunciación múltiple que determina la agenda del medio
en el que la ideología asume un fuerte protagonismo en los criterios
de selección aplicados. No hay objetividad. La subjetividad, la idiosin-

14
Tales conclusiones le resultaron útiles para publicar, posteriormente, un
artículo en la Revista Latinoamérica de Comunicación Social Nº 35 que tituló
“Emisor, perspectiva cualitativa y producción de noticias” (2000). Quiroga fue
uno de los primeros investigadores en abordar los medios de comunicación del
interior de la Argentina desde la teoría del newsmaking.
4. Rutinas de producción periodística 79

crasia y un anhelado multiperspectivismo que pudiera agregarse a la


conformación del mensaje es aun neutralizada o borrada por la apli-
cación de la ideología profesional y las rutinas productivas. El cam-
po periodístico se ve cada vez más presionado por las exigencias del
mercado, de la imagen del público sobre los periodistas, la ideología
del medio, cierta visión estereotipada que las escuelas de periodismo
o las facultades de comunicación brindan a los periodistas que de allí
emergen y naturalmente de los anunciantes.

Sumando a este debate,15 en el año 2001 se tradujo para nuestro


país el libro de Florence Aubenas y Miguel Benasayag titulado ori-
ginalmente: La fabrication d l´information. Les journalistes et l´ideologie
de la comunication. Allí se deja en claro, como lo advierte Horacio
González, en el prólogo de la obra, que:

[…] la realidad no es otra cosa que un complejísimo mon-


taje de prácticas que le deben mucho más a los mitos de
la comunicación y las fantasmagorías sociales que suelen
proyectarse sobre el sentido común que al programa clásico
de las eras lozanas (2001:8).

Es por eso que la información se define como:

[…] el producto procesado por un intrincado ensamble de


partes y segmentaciones del trabajo, cuya opacidad contras-
ta de inmediato con la declarada ilusión periodística de ser-
vir de horizonte de transparencia a la sociedad (Ibíd.).

En este sentido, son los propios autores los que van más a fondo
al advertir “que las noticias dadas por la prensa se han vuelto, a los
ojos de quienes las leen, forzosamente falsas, o siempre sospechosas”
(Aubenas y Benasayag, 2001:9). Esto por las incidencias de regime-
nes autoritarios y sectores políticos de presión, intereses del medio

15
En este punto, vale mencionar las tesis de licenciatura defendidas en La Plata
en el año 2001: “Tratamiento periodístico del Caso María Soledad Morales” de
Adrián Ponze y “Criterios de selección, construcción, valoración y tratamiento
de las noticias en las revistas semanales políticas” de Fabricio Dietrich, Marcelo
Moriconi y Gabriel Moroni. Junto a ello, las que se defendieron en la Universidad
Nacional del Comahue: “El diario Sur Argentino: una aproximación al análisis
de su discurso político”, de Norma Beatriz García.
80 César Arrueta

e ideologías que atraviesan los relatos. “Todas las redacciones del


mundo han recibido algún día un llamado del ‘amigo’ de un direc-
tor pidiendo, como un favor, ser evitado en una encuesta. Eso ocu-
rre, pero sin duda más raramente de lo que imaginan los lectores”
(Aubenas y Benasayag, 2001:89).

Frente a tal planteo es válido, entonces, pensar una reconsidera-


ción del sistema de fabricación de noticias y construcción de represen-
taciones, orientado más a las prácticas sociales concretas de la totali-
dad de los ciudadanos, que a una falsa espectacularidad utilitaria.

Y para discurrir en esta porfía, resulta útil traer a colación la


valiosísima publicación que hizo posible la Unión de Trabajadores
de Prensa de Buenos Aires, en el año 2001, titulada No hay demo-
cracia informativa sin democracia económica. Voces Múltiples, resultado
de ponencias y participaciones presentadas en el Primer Congreso
Mundial de Comunicación de 1998.

Lo que importa aquí es la posibilidad de leer múltiples expresio-


nes de actores implicados en torno a una situación común de mo-
dificación de prácticas periodísticas, nuevas formas de organización
del medio y maneras de decir la noticia.16 Es lógico encontrar en
este trabajo, entonces, reflexiones que conciernen al rol de las nue-
vas tecnologías, la concentración de medios, la ética e, inclusive, la
enseñanza del periodismo en este nuevo contexto. Si bien no existe
cientificidad en los trabajos presentados, la exposición de experien-
cias personales marca una geografía de estudio que no debe descar-
tarse; por el contrario, debe ser punto de inicio de investigaciones
que intenten echar luz en la cocina de la noticia argentina.

Desde esa perspectiva, vale subrayar las participaciones de


Manuel Cabiese,17 Luis Suárez,18 Esteban Engel,19 Felipe Pigna,20

16
Léase también aportes de Mabel Martínez Valle (1997), Juan Pablo Arancibia
Carrizo (2000), Ann Auman (2000), María Elena Beneitez (2000), María
Florencia Burgos (2000) y Mariana Pascual (2000).
17
“Entre la información que se maneja y la que se difunde”.
18
“Periodistas en el mundo actual: desigualdades y exclusiones”.
19
“Cambios en el paisaje mediático de nuestro tiempo”.
20
“Acerca del discurso de los medios”.
4. Rutinas de producción periodística 81

Eduardo Blaustein,21 Gabriela Tijman,22 y Alejandro Litta.23 En


todos los casos, la radiografía resulta similar: reconsideración de
la agenda de los medios como consecuencia de nuevas políticas
editoriales-empresariales, mitigación de intereses económicos del
medio producto de una diversificación de inversiones, precariza-
ción de las condiciones laborales de periodistas, vulnerabilidad
en las formas de libre expresión, alteraciones en prácticas pe-
riodísticas y criterios de noticiabilidad y, principalmente, como
estrategia de superación, un profundo repensar en estrategias de
cambios, por ejemplo, periodismo social, agendas públicas y con
corrimiento de las salas de redacción a la calle, más que a los
grupos de poder.

En el año 2001, la Asociación de Entidades Periodísticas (ADEPA)


publicó en el Nº 200 de su revista institucional un reportaje a Luis
Clur,24 quien reconoció la alteración de valores periodísticos en el
periodismo argentino y un interés creciente de la prensa gráfica por
readecuar formatos y modos de organización para competir con la
imagen televisiva, pese a mantener aún ciertas ventajas: “El medio
gráfico perpetúa el hecho y esa fortaleza, aún hoy, no la tienen los
medios de televisión” (2001:8).

Haciendo un planteo más a fondo, León Guinsburg escribió “El


interés público”, un artículo publicado en la revista Encrucijadas,25 en
su edición de julio de 2001, en el que planteó que:

[…] una sociedad precarizada con un Estado precariza-


do, las democracia mediática no refleja la opinión pública,
sino que la fabrica […] porque tal situación de inestabili-
dad no sólo afecta a los receptores de la información y la

21
“Jaque a los periodistas”.
22
“¿Qué hacer cuando se mueve la tierra bajo nuestros pies”.
23
“Cosificación del trabajador de prensa”.
24
Fue Jefe de Redacción de Clarín y director de “Telenoche”. Trabajó en La
Opinión y La Nación. Obtuvo 18 premios Martín Fierro.
25
También vale rescatar los artículos que en esta edición escribieron Aníbal Ford,
Jorge Zafffore, Heriberto Muraro, Eliseo Verón y José Pasquín Durán. Todos
consideraron un planteo crítico respecto a la relación que existe entre Medios,
Estado y Mercado.
82 César Arrueta

opinión, sino al emisor periodístico (por sus condiciones


laborales y presión de mercado) (2001:31).26

En contrapartida, es útil recordar la proliferación de publicacio-


nes en torno a lo que se denomina comunicación gubernamental, que
no es otra cosa que mecanismos medianamente estandarizados de
penetración en rutinas periodísticas y agenda de medios para ins-
talar discursos y acontecimientos beneficiosos para un determinado
sector. Como lo deja entrever Francisco Delich en el prólogo del li-
bro de compilaciones realizado por Oscar Andrés De Masi y titulado
Comunicación Gubernamental, lo que se busca es adquirir espacios en
las diversas formas de comunicar y, desde allí, estimular la acción
colectiva. Y mucho se ha escrito en torno a esta disputa.27

Sin dejar margen para las dudas, Gerardo López Alonso en


Empresa y medio: un enfoque pragmático28 (2001) recomienda: “estable-
cer contacto con los medios en todos los niveles posibles, incluyendo
a los propietarios, los directores, los editores, los jefes de secciones o
de página, los redactores, los cronistas” (2001:61). Esto para asegu-
rar congruencias con las lógicas de producción mediática, porque:

La cultura –la rutina de producción– diferencia a los me-


dios de casi todas la organizaciones y empresa corrientes
[…] y en los medios sigue habiendo periodistas y editores
con una cultura de producción que, como quedó señala-
do, tiene poco que ver con la de las empresas (incluyendo
a la parte empresaria de los medios). Para esos periodis-
tas, noticia es algo que alguien no quiere que se difunda
(2001:26-27).

26
ADEPA expresó en el año 2001 su preocupación por la reducción de publicidad
estatal, al considerar que atentaba contra la transparencia de los actores de
gobierno y la permanencia de medios del interior del país. Revista. ADEPA. Nº
2002, pp. 36-37.
27
Sólo basta leer el trabajo de Esteban Rodríguez, Contra la prensa. Antología de
diatribas y apostillas (2001), para advertir el escenario de disputas entre poder y
prensa que marcaron la historia argentina. Documentos relevados de Roberto
Arlt, Joaquín V. González, Martín Caparrós, Juan Bautista Alberdi, Arturo
Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz son una prueba de ello.
28
Publicación que, a voz de su propio autor, intenta convertirse en una
introducción para el desarrollo de políticas empresariales con la prensa.
4. Rutinas de producción periodística 83

En un aporte reciente, Fernando Ruiz, en colaboración con Carlos


Álvarez Teijeiro, Luciano Elizalde, Damián Fernández Pedemonte
y Hugo Alconada publicaron Prensa y Congreso. Trama de relaciones y
representación social (2001), un trabajo revelador en varios sentidos.
Revelador porque hace visible los puntos de encuentro y desencuentro
entre dos instituciones que hacen al quehacer democrático y la orien-
tación del debate público, en un contexto de presión comunicativa,
reconsideración de rutinas de trabajo y nuevos desafíos de gestión.
Como aseguran sus propios autores: “esa compleja combinación entre
agenda mediática y agenda parlamentaria sugiere que se puede pen-
sar el periodismo como parte del proceso legislativo real” (2001:33).

Frente a tales planteos, no es descabellado pensar, en consecuen-


cia, que los estudios de newsmaking en nuestro país se hayan po-
tenciado, principalmente, por un interés creciente, de empresas y
organizaciones29 civiles, de conocer la lógica interna de los medios y
establecer puntos de contacto con esa trama compleja de construc-
ción de realidad.

Sumando a esta fin, Walter Miceli y Marcelo Belinche publicaron


en 2002: Los procesos de edición periodística en los medios gráficos. El caso
Clarín, un fructífero trabajo que echó luz sobre el circuito de pro-
ducción noticiosa y editorial de uno de los diarios más importante e
influyentes del país. Este aporte también adquiere especial trascen-
dencia porque enfoca, de manera precisa y sólida, un campo de es-
tudio propio a la producción noticiosa, con vínculos consecuentes en
el terreno de disputa políticas y representaciones de gobierno.30 Tal
especificidad temática puede compararse con los aportes de Stella

29
El trabajo de Adriana Amado Suárez, Prensa y Comunicación. Personas y empresas
frente a los medios (2003), puede considerarse una expresión de este fenómeno.
A modo de manual de conducta, Suárez propone pautas a tener en cuenta
a la hora de atender las reglas periodísticas, ocupar espacios en el terreno
público, ser vocero de prensa, actuar frente a crisis de comunicación, etc. Tales
advertencias pueden considerarse, además, indicios de conocimiento de lógica
de funcionamiento de los medios gráficos.
30
No es casual entonces, que en nuestro país también se haya considerado la
llamada corriente del periodismo social que plantea reconsiderar lo comunitario
en las agendas mediáticas. Alicia Cytrynblum ha marcado, en cierta forma, la
pauta argentina en este sentido.
84 César Arrueta

Martini, quizás los únicos que no diluyeron su atención en otros en-


foques comunicativos tradicionales.

Pero el aporte de Marcelo Belinche se completa luego, en cola-


boración con Patricia Viales, Jorge Castro y Cristián Tovar, con la
aparición de la segunda edición más actualizada del libro Medios,
política y poder. La conformación de los multimedios en la Argentina de los
90 (2003). Este trabajo ofrece un mapa valioso de relaciones e inte-
reses de grupos de inversión que controlan el circuito informativo
de nuestro país; dato para nada menor si la intención es desarrollar
investigaciones de newsmaking.

También en 2003, Susana Mitchell publica un breve trabajo, aun-


que doblemente significante, que titula ¿Qué dice el periodismo? Una
mirada inquieta sobre el discurso de la prensa escrita, a través del cual
intenta dilucidar lo que se esconde detrás del proceso de construc-
ción de realidad en medios de comunicación. Si bien se reconoce
ausencia de restricciones científicas al trabajo y se señala un per-
fil exploratorio, el aporte es lucrativo para nuestro objetivo porque
demuestra, una vez más, un interés considerable por entender la
cocina de la noticia y sus lógicas de funcionamiento.31 Respecto a
esto Mitchell explica:

Como docente y periodista creo que la única salida para


mejorar nuestro desempeño es indagar en el qué hacemos
y en el cómo lo hacemos. De esa forma podremos optimi-
zar nuestro nivel de trabajo profesional y, en consecuen-
cia, nuestra credibilidad como comunicadores sociales
(2003a:2).

31
En este año, María Alejandra Schiavoni defiende en Colegio Universitario de
Periodismo su tesis de licenciatura “La participación de los lectores en Córdoba
en la formación de la agenda de un medio gráfico”, un magnífico trabajo de
investigación que estudia pautas de producción noticiosa en el diario La Voz del
Interior, de Córdoba. En el año 2002, Silvia Tessio Conca, también del Colegio
Universitario de Periodismo, presenta en las Jornadas Redcom, un trabajo
titulado “Periodismo electrónico y prensa gráfica: ¿gatopardismo de lenguajes,
agendas temáticas y lectores, en una nueva-vieja propuesta comunicacional?”,
en el cual se ponen en evidencia procesos similares de producción noticiosa en
medios tradicionales y medios digitales.
4. Rutinas de producción periodística 85

Adviértase en este párrafo el nivel de consideración que se le


asigna a las prácticas periodísticas y la necesidad de reconsiderar-
las desde una perspectiva autocrítica y superadora: matrices que
ya en los años 70 moldearon en Estados Unidos y en Europa un
repensar del rol del periodista y los medios de comunicación como
constructores de sentido; con toda la responsabilidad que ello sig-
nifica.

Esto es advertido por la propia Mitchell en una publicación


prácticamente simultánea que titula ¿Qué es el periodismo?, donde da
cuenta de transformaciones profundas en concepto tales como ver-
dad, actualidad, medios y responsabilidad.

Es durante el año 2002 que muchos colegas, sumados a


la cruzada de alguna corriente filosófica, comenzaron a
cambiar el discurso y a “mirar para adentro”. La idea
de “por casa cómo andamos” empezó a tomar fuerza en
la segunda mitad de dicho año, consecuencia de la mala
praxis periodística (2003b:48).

Y una muestra de tal debate y reconsideraciones es la aparición


de la segunda edición del libro Así se hace periodismo. Manual práctico
del periodista gráfico (2003), de Sibila Camps y Luis Pazos. En este
trabajo existe un reconocimiento explícito de criterios de modifica-
ción de prácticas periodísticas respecto a 1994, año de la primera
edición. En este sentido, los cambios son tan profundos que en su
intento por ofrecer una guía para que los nuevos periodistas se in-
serten en las rutinas básicas de la redacción de un medio gráfico, deben
suplantarse herramientas de uso habitual, organización del medio,
pautas generales de redacción, uso de fuentes e inclusive, vocabula-
rio de uso habitual en las salas de redacción.

En el año 2003 se llevaron a cabo en General Roca (La Pampa),


las VII Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación de-
nominadas “Actuales desafíos de la Investigación en Comunicación.
Claves para un debate y reflexión transdisciplinaria”. Allí pueden
considerarse aportes valiosos y que contribuyen al entendimiento de
los medios, sus rutinas y formas de organización. Damián Fraticelli
presentó “Las elecciones para Jefe de Gobierno de Buenos Aires
86 César Arrueta

2003 en los noticieros de aire. Estudio de sus modalidades enuncia-


tivas en la inclusión de la figura del candidato”, escrito que describe
algunos de los modos en que los noticieros de aire contemporáneos
incluyen la figura del político como candidato a ocupar un cargo del
Estado por medio de una elección directa y pone en evidencia los
mecanismos de la mediatización.

En tanto, León Guinsburg presentó “Comunicación social,


Estado y Democracia”, un implacable relato que discurre acerca de
la conjugación de intereses que inciden en el comportamiento de
los medios en la formación de opinión y la diferencia entre opinión
pública y opinión publicada. En este sentido, también puede destacar-
se el aporte de Adriana Amado Suárez al adelantar, en su ponencia
“La dimensión económica de la prensa argentina: una industria sin
información”, aspectos de una investigación doctoral orientada a
entender la reconfiguración de los actores participantes en la indus-
tria de los grandes diarios, y los efectos que ello pudo acarrear en la
producción de la información. En tal razón, parte del supuesto de
que la organización mediática está inserta en un campo de fuerzas
sociales (sociedad y audiencia; propietarios, clientes y proveedores;
fuentes; periodistas y empleados) que determina la producción final
de información.

En tanto, durante las VIII Jornadas llevadas a cabo en la ciudad


de La Plata en el año 2004 y denominadas “Intervenciones en el
campo de la comunicación. Un debate sobre construcción de hori-
zontalidades” pueden destacarse los aportes de Susana Borgarello,
Natalia Noda e Ivana Mare, “Derecho a la información y el dere-
cho a la respuesta” y el trabajo de María Cecilia Montero, Francisco
Tallarita y Silvina Galdeano, “Periodismo y comunicación: conocien-
do la opinión pública”.

Sin embargo, el trabajo de mayor trascendencia para este tipo de


relevamiento lo constituye la ponencia de Alejandro Rost, “Diarios
de fin de siglo: cambios en la propuesta periodística”, una sustan-
ciosa investigación que aborda los cambios impuestos en los diarios
impresos por el afán de no perder lectores y espacios de competen-
cia frente a la televisión 24 horas, la expansión social de Internet y
4. Rutinas de producción periodística 87

las nuevas tendencias en las conductas de lectura del público.32 Para


afrontar estos desafíos, la prensa de referencia en la Argentina ini-
ció modificaciones en tres campos: la selección temática propuesta,
el tratamiento periodístico y la presentación visual. La agenda de
temas ofrecida hoy se caracteriza por privilegiar nuevos ámbitos de
interés: los temas de información general disputan los espacios más
destacados a los otrora predominantes temas políticos, al tiempo
que la información regional y local se revaloriza frente a la nacional
e internacional. De manera valiosa, Rost identifica, como vimos, tres
campos de transformación que pueden considerarse inherentes a
cualquier estudio de producción noticiosa:

a) La selección temática propuesta. En el campo de la selección


de temas, los diarios de fines de siglo se caracterizan por privilegiar
nuevos ámbitos de interés. Los temas de información general y los
de la vida cotidiana disputan los espacios a los de política y econo-
mía general y los temas locales y regionales se revalorizan frente a
las noticias nacionales e internacionales.

b) El tratamiento periodístico. Además de una renovación en los


contenidos, también se advierten importantes cambios en el trata-
miento periodístico de esos contenidos. No sólo los periódicos están
obsesionados por encontrar temas que atrapen a la gente sino que
pretenden abordarlos de la forma más interesante posible. El desa-
fío para los diarios llamados de calidad es hacer un periodismo que
despierte interés también en los temas importantes, los que afectan
al colectivo y que generan consecuencias, sin por ello caer en una
mera trivialización de la información.

32
ADEPA publicó, en este sentido, en el Nº 202 de su revista institucional una nota
que tituló “La era de los periodistas multimedia”, en la que se da cuenta de que
los diarios no están condenados para siempre a expresarse mediante el papel.
Por el contrario, la web se presenta como una nueva forma de diversificación.
En el número 2004 de agosto de 2001 publica “Internet y Periodismo”. En su
revista de septiembre de 2005, se publica también una disertación de Rodrigo
Fino sobre cambios producidos en algunos diarios argentinos, en especial
de diseño. Fino explica: “En el diseño de diarios y revistas, la clave del éxito
consiste en abarcar los nuevos conceptos periodísticos y las innovaciones de
estilo, desde el análisis y el desarrollo conceptual” (2001:40).
88 César Arrueta

c) Presentación visual. Junto a una elección temática y un trata-


miento de la información que toma como medida lo interesante, las
empresas editoras se ven obligadas a ofrecer un diario que sea más
atractivo desde lo visual. La prensa se esfuerza por lograr las mejores
combinaciones entre elementos textuales e icónicos, para obtener
una comunicación visual que atienda a dos de los principales aspec-
tos que persigue el periodismo gráfico: la atracción y la legibilidad.
Pero además, el diseño periodístico no sólo toma relevancia en su
función estética sino también como herramienta para la valorización
y jerarquización de los contenidos

Como puede observarse, existe en nuestro país la percepción y


experimentación de modificaciones de prácticas periodísticas y ru-
tinas de elaboración informativa, de líneas editoriales mutables y
precarización laboral, de alteraciones en las formas de redactar y
organizar la noticia. Sin embargo, aportes que den respuestas a estos
planteos desde una perspectiva exclusiva de gatekeepers o newsmaking
resultan escasos, salvo artículos puntuales, ponencias en congresos
o estudios encarados, como hemos visto, por Alejandro Rost, Walter
Miceli- Marcelo Belinche o Stella Martini. Y es justamente esta úl-
tima investigadora platense quien en abril de 2004, junto a Lila
Luchessi, realiza el aporte más sustancial que se conozca en nuestro
país sobre prácticas periodísticas y producción noticiosa: “Los que
hacen la noticia. Periodismo, información y poder”. Este trabajo se
manifiesta, entonces, como una expresión palpable de pautas meto-
dológicas propias del newsmaking e interrogantes respondidos, con
notable satisfacción, sobre lo que puede considerarse periodismo
actualmente, medios de comunicación y prácticas-rutinas de trabajo
en las salas de redacción.

Tras un exhaustivo trabajo de entrevistas a periodistas de medios


nacionales, Martini y Luchessi son capaces de llegar a conclusiones
ricas y trascendentes, que atraviesan las rutinas profesionales y las
relaciones con el poder, las definiciones de la noticiabilidad, los
contextos de producción y el manejo de fuentes, variables que han
estado presentes en la preocupación general, pero que hasta ese mo-
mento no habían sido explorados desde la voz de los protagonistas,
desde sus ámbitos de desenvolvimientos y expectativas.
4. Rutinas de producción periodística 89

Pero como punto aún trascendente, vale remarcar aquí la dis-


cusión que se inicia en torno al método apropiado de abordaje de
salas de redacción y las consideraciones que al respecto, realizan las
autoras:

1. El método elegido parte de una lógica etnográfica que se com-


pleta con otras formas del análisis cualitativo, y acude para algunos
aspectos a herramientas del orden cuantitativo. Sin embargo, vale
aclarar que no hay metodología pertinente a cada fenómeno sino
que ésta se decide desde la pregunta que dirige la investigación.

2. La metodología cualitativa tiene que ver con la propuesta: la


indagación sobre las representaciones y los significados que los pe-
riodistas elaboran de su práctica profesional, y lo que dicen de ella
los espacios, la proxémica, y la kinésica en juego en el momento
de hacer la noticia o poner la cara en la pantalla o la firma en el
diario.

3. La propuesta es poner en escena, a través de una aproxima-


ción etnográfica, las rutinas productivas a través de las explicaciones
de los periodistas. Ellas hacen a una teoría sobre la tarea y sus efectos
en la sociedad y sobre el poder.

Tal aproximación metodológica es valiosa para los objetivos de


este trabajo de relevamiento y experimentación en nuestro país,
atravesado por un interés de matriz estadounidense-europeo, pero
escasamente aplicables en el ámbito local. Es que, en esencia, nos
enfrentamos a un objeto de estudio acostumbrado a preguntar, cues-
tionar, acceder a las fuentes y concluir. No es una tarea sencilla, pero
su exploración resulta imprescindible si el objetivo es sumar a la
construcción democrática y la puesta en valor de los derechos ciuda-
danos en un contexto de responsabilidad comunicativa.

En este contexto, en los últimos años han podido observarse


importantes aportes en ese sentido, expresados en un conjunto de
libros, ponencias y articulos presentados en eventos científicos de
la Argentina, donde pueden destacarse los aportes de María Teresa
Téramo y Lidia de la Torre (2004), Natalia Aruguete (2005), Jorge
Gobbi (2005), Pablo Boczkowski (2006), Raúl Clauso (1998, 2007),
90 César Arrueta

Raquel San Martín (2007), Fernando Ruiz (2005, 2006, 2007) y Lila
Luchessi (1997, 2004, 2006), entre otros.

Sin embargo, creemos que existen dos investigaciones recientes


de gran profundidad que permiten entender y abordar cuestiones
de producción de noticias, desde nuevos escenarios y contextos. Una
es el caso de El mundo de la prensa argentina. ¿Qué es noticia interna-
cional para La Nación y Clarín? (2008) de Marcela Pizarro, publicado
por la Universidad Austral. Allí puede leerse un sustancioso análisis
sobre la sección internacional de ambos periódicos y una mirada
reflexiva sobre el sistema de valores/noticia. Por otro lado, puede
mencionarse la tesis doctoral de Adriana Amado Suarez (FLACSO),
titulada “Noticias de los diarios: La producción de información y los
diarios argentinos en el cambio de siglo”, cuya pregunta disparador
fue cómo se producen las noticias que se publican en los diarios, consideran-
do las circunstancias que caracterizaron al sistema de comunicación y de me-
dios en la década del noventa en adelante. Es así que uno de sus aportes
más importantes, a decir la autora, es pensar la la prensa entendida en
su doble acepción, esto es, “prensa” como sistema de los medios gráficos (espe-
cíficamente, el de la prensa diaria) y “prensa” como la acción de las fuentes
en tanto proveedoras de información, reflexionando desde allí la realidad
de los actores que participan en la producción de información, considerando
tanto los periodistas de las redacciones, y sus condiciones de trabajo, como los
profesionales de las oficinas de prensa y los periodistas institucionales.
SEGUNDA PARTE

Estudio de casos

“Los medios masivos de comunicación son,


como nunca, prioritariamente productores de
riquezas; es sorprendente. No es que quiera pecar de
economicismo, pero sin este dato no entendemos la
cultura de nuestro tiempo”

Hector Schmucler
¿Existe el periodista?
1997
1. Consideraciones
metodológicas

L os estudios de casos que aquí se presentan se llevaron a cabo


a partir de un conjunto de variables que reconocen la deriva-
ción teórica del objeto en cuestión. En función de los presupuestos
que sostienen la teoría del newsmaking se decidió considerar los si-
guientes ejes de observación y análisis sobre rutinas informativas:
a) Organización diaria de la tarea periodística; b) Fuentes de infor-
mación; c) Línea editorial; d) Modos de decir la noticia; e) Rol del
periodista.

La utilización de técnicas etnográficas en las salas de redacción se


realizó bajo la premisa de superar formas ortodoxas. Es decir, ante
al desafío de explorar una práctica profesional, en cuanto realidad
e imagen atravesada por la complejidad de fuerzas que operan en
el campo de pertenencia, se originan dos planteos centrales: la elec-
ción de técnicas adecuadas de observación y la adaptación de esas
técnicas a entornos complejos. Partiendo de la idea que: “el perio-
dismo no es ni el voluntarismo individualista, que pretenden algu-
nos, ni tampoco la acción estructural exclusiva, casi sin actores, que
quieren otros […] su caracterización resulta, por lo general, perpleja
y confusa” (Ortega y Humanes, 2000), se puso en marcha, a lo largo
de dos años de trabajo de campo, una etnografía de corte transver-
sal, enfocando la mirada en un proceso claramente circunstanciado.
El trabajo etnográfico se nutrió, principalmente, de un proceso de
observación participante de interacción no ofensiva y acceso a infor-
94 César Arrueta

mantes claves. Se cumplió un rol de participación en las dinámicas


informativas, pero no se asumieron responsabilidades específicas en
la tarea de informar. El proceso de recolección de datos se completó
con la realización de entrevistas cualitativas de significado a aque-
llos actores institucionales considerados vitales para el desarrollo
de los procesos productivos. La intención fue acceder e interpretar:
“el significado de los temas centrales del mundo del entrevistado”
(Álvarez-Gayou Jurgenson, 2006:109).
2. Primer caso:
diario con fines políticos

2.1. Aspectos generales


“Diario 1” se fundó en la década de 80 por decisión de un grupo
de empresarios agroindustriales que vieron, en este emprendimien-
to periodístico, un potencial espacio de posicionamiento político-
sectorial.

El edificio central está ubicado en pleno centro de la ciudad


capital. La estructura se corresponde con una vieja casona que fue
remodelada con el paso del tiempo, y que se integra de seis am-
bientes que funcionan como secciones fijas. Existe una sala desti-
nada a la recepción de avisos clasificados y público interesado en
recibir cobertura informativa; otra en las que se ubican tres oficinas
administrativas, más una que ocupa el director ejecutivo. También
existe un espacio destinado a los responsables del diseño de avisos
publicitarios, una pequeña cocina, una habitación para el trabajo
de fotografía, un atrio que se emplea como archivo, y finalmente el
espacio más amplio donde funciona la sala de redacción. Allí se co-
locan escritorios individuales de trabajo y la oficina del jefe de área,
que se particulariza del conjunto a través de una separata de vidrio.

La estructura del diario se compone de dos grandes áreas:


administración y redacción, que estriban directamente del director
ejecutivo y propietario. De la primera, dependen las secciones:
96 César Arrueta

Contaduría, Tesorería, Suministros, Atención al Público, Limpieza,


Publicidad y Logística. La segunda está conformada por un jefe
de redacción y dos secretarios de redacción. En ella desempeñan
sus actividades los periodistas de las secciones Provincia, Deportes,
Policiales y Cultura & Espectáculos, corresponsales del interior y el
equipo de fotógrafos.
En materia de recursos humanos, el periódico se compone de
un total de dieciséis periodistas: siete en sección Provincia; uno en
sección Cultura & Espectáculos; cuatro en Sección Deportes; dos
en Policiales y cuatro corresponsales distribuidos en ciudades del
interior. A ello deben sumarse tres fotógrafos y dos choferes. Si se
considera el personal que desempeña actividades administrativas y
publicitarias, el número de empleados asciende a 36.

2.2. Rutinas informativas

2.2.1. Organización diaria de la tarea periodística

“Diario 1” organiza su actividad en función exclusiva a la admi-


nistración del tiempo. Este concepto, nada novedoso por cierto, ad-
quiere especial sensibilidad a razón de que imprime sus ejemplares
en maquinarias que no son de su propiedad, que están ubicadas a
120 km de distancia y en las cuales también se elaboran otras pro-
puestas periodísticas externas. Si bien es sabido que en la prensa
gráfica los tiempos críticos de cierre son una frágil frontera entre la
inclusión de noticias de último momento o la desactualización infor-
mativa en la jornada posterior, en este caso existen otras constantes
que conspiran contra cierta elasticidad temporal o prioridades pe-
riodísticas ideales. Por ello, “Diario 1” demanda un estricto horario
de cierre y uso del sistema de impresión con el propósito de asegu-
rar que su producto circule en el mercado en plazos razonables para
el consumo de periódicos.

De esta forma, la empresa está obligada a enviar su material


periodístico antes de las 22 hs.; un horario en el que otros medios
aún están en pleno proceso de construcción. No respetar esa condi-
ción podría significar un doble escenario de conflicto: por un lado,
2. Primer caso: diario con fines políticos 97

el atraso de toda la etapa de realización y distribución; y por otro,


situaciones de tensión entre ambas compañías motivadas por el afán
de defender intereses económicos. Es una constante en los regis-
tros de campo, discusiones telefónicas entre periodistas, directivos,
y responsables de impresión por la demora en el envío del material
informativo, especialmente cuando existen eventos programados
en horas de la noche, que afectan los acuerdos sobre el manejo del
tiempo.

María Valdéz, secretaria de redacción, comenta aspectos de esta


situación y el rol que juega el propietario del diario:

El diario se imprime lejos, entonces es otro condiciona-


miento. Estamos muy condicionados por los cierres, ejerce-
mos presión [en la imprenta] y decimos “Hay que espe-
rar, porque es importante” y muchas veces sin que el dueño
sepa utilizamos el nombre de él, “Acá habló y dijo que tiene
que salir, que hay que esperar”, porque es la única forma
que nos van a esperar; de todas formas con él nosotros
ya tenemos un trato implícito, en el sentido de que si le
preguntan tiene que decir “Sí”. Tenemos esos problemas
porque en la imprenta se quieren ir, pero tienen que espe-
rar, ¡todos nos queremos ir temprano!

La sensación de disputa contra el tiempo también se asocia con


un valor negativo y perjudicial ante la competencia. Julio Vergara,
secretario de redacción, explica:

No es lo mismo que otros diarios que son las 23 hs. y siguen


tranquilos escribiendo sus noticias, porque pueden hacer la
impresión sin necesidad de trasladar el material; en cambio
nosotros no tenemos ese tiempo: hay que esperar que armen
la página en la imprenta, que lleva media hora; minutos de
chequeo y control; luego el traslado vía terrestre de los perió-
dicos, es decir, mucha dilación, y nosotros tenemos el diario
en la calle a las siete de la mañana, muy tarde.

Es así que las limitaciones físico-temporales atraviesan trans-


versalmente el proceso de producción de noticias de “Diario 1”,
condicionando –como se verá más adelante– tanto los criterios de
98 César Arrueta

noticiabilidad como la organización cotidiana de la jornada labo-


ral. Esta limitación no es exclusiva del período estudiado, sino una
particularidad del diario desde su propio nacimiento. En la década
del 80, el horario de cierre era aún más acotado pues los envíos se
realizaban en sobres, vía terrestre. Luego se incorporaron sistemas
más modernos, como teletipo, telex, UPJ y recientemente Internet,
que permitieron ganar un par de horas.

Así la cuestión, el trabajo a contrarreloj aparece como un valor


propio de la cultura institucional de la empresa, y un eje sobre el
cual se configura la interacción de los actores.

La primera afectación de la limitación temporal es la construc-


ción segmentada del diario. El equipo de periodistas está solo abo-
cado a la arquitectura de la propuesta informativa local, sin tener in-
cidencia alguna en el apartado nacional e internacional que también
componen la integridad de la propuesta. Estas dos últimas secciones
son elaboradas por una empresa tercerizada, que no mantiene vín-
culo con la redacción.

En términos de producción periodística, podría afirmarse que el


periódico se edita bajo un concepto primario de secciones acopla-
das, pero desde diferentes ópticas valorativas, pues los periodistas
“locales” y “externos” no socializan posiciones respecto a la cons-
trucción informativa. El proceso, entonces, puede explicarse desde
la conformación de microdiarios conexos que interactúan en la di-
námica cotidiana, pero sin que ello signifique una interacción de
agendas y propósitos comunes. Consecuencia de esta decisión es que
resulta habitual observar columnas editoriales disímiles en el cuerpo
del diario, durante la misma edición. Es decir, hemos advertido ca-
sos particulares de coexistencia de posiciones editoriales en una mis-
ma edición, publicados simultáneamente en las secciones Provincia
y Nacionales, como si fueran miradas heterogéneas a pesar de com-
partir la misma superficie textual.

La segunda afectación de la limitación temporal es la organiza-


ción de la jornada de trabajo. “Diario 1” distribuye su tarea periodís-
tica en dos turnos laborales: el primero, matutino, que va de 9 a 15
hs. y el segundo, vespertino de 16 a 22 hs. La sala de redacción des-
2. Primer caso: diario con fines políticos 99

dobla sus actividades con el fin de establecer un período de cierre


acorde a sus limitaciones. El turno matutino produce, edita y envía a
imprenta la propuesta informativa para las siguientes páginas:

Nº 2: Compuesta de diferentes secciones internas fijas, funciona


como un aperitivo de color.

Nº 22: Noticias de los distintos departamentos que conforman el


distrito en estudio.

Nº 26. Noticias referidas, principalmente, a la actuación de acto-


res, cantautores, cineastas y artistas locales.

Nº 48. Contratapa. Contiene información sobre espectáculos del


ámbito nacional. Se compone de una foto central, generalmente
de una modelo o actriz y demás noticias que se organizan en
ambos laterales y en el margen inferior.

Estas páginas constituyen el núcleo duro de la producción perio-


dística matinal, a partir del concepto de complementariedad de cierre
que hacíamos referencia a principio de este apartado. El andamiaje
productivo está concatenado con el éxito de esta primera etapa.

Sin embargo, y pese a la importancia del proceso, en el interior


de la sala de redacción las notas que componen el conjunto de pági-
nas antes señaladas son consideradas relativamente significativas, por
su escaso aporte periodístico. Significan, en otras palabras, tareas
necesarias pero menores.

En tal sentido, la realización de estas noticias son objeto de dis-


cordias y asignadas, mayoritariamente, a los periodistas de menor
antigüedad. Existe, en cambio, una disputa cotidiana por la cobertu-
ra de acontecimientos de mayor significancia cuya responsabilidad
es asignada por la secretaria de redacción del turno matutino. Los
periodistas de mayor experiencia se hacen eco de los casos más tras-
cendentes en un claro intento por legitimar su posición ante el gru-
po de trabajo. De esta forma, además de las páginas obligatorias, el
turno matinal propone un conjunto de acontecimientos noticiables
producto de la cobertura del día, que luego son consideradas por el
jefe de redacción en el horario vespertino.
100 César Arrueta

El segundo turno asume la responsabilidad de cerrar las páginas


más importantes de la sección Provincia, entre ellas, la apertura y la
página central. Es en esta instancia donde el diario termina de cons-
truir su propuesta final, enfatizando o mitigando, asignando espa-
cios, decidiendo la conformación parcial de la tapa y distribuyendo
las fotografías según trascendencia de la noticia. Se inicia allí una
disputa por la ubicación de las notas en páginas más importantes, y
una competencia implícita entre periodistas. Esta situación genera
atmósferas de tensión entre ambos turnos. Lo que se discute, coti-
dianamente, tanto por canales formales como informales, explícitos
e implícitos, es el protagonismo de la cobertura como así también la
inclusión, primero, y la visibilidad, después, del material producido.
Joaquín Torres, periodista con 9 años de antigüedad, se refiere a
estas diferencias:

Tiene que ver con el orgullo. A mí gustaría que me publi-


quen todas las notas que escribo. A veces no me la publican.
A veces no entiendo algunos criterios, más que directivas;
escribo una nota que yo creo que al común de la gente le
va a interesar y dejo una nota extensa; paralelamente dejo
otra sobre un tema que no es tan importante, para que la
publiquen en un segundo nivel. Al otro día veo el diario,
y publicaron, lo que para mí no era tan importante en un
primer nivel y la que yo deje para que se publique en el
primer nivel, ni salió. Son directivas que uno tiene que
asumir, siempre cumplí, nunca tuve un desacato, pero hay
criterios que no comparto para nada; se generan discusio-
nes y después se superan.

En términos organizativos, el turno matutino administra su


agenda de acontecimientos noticiables a través de diferentes meca-
nismos:

1) Reunión de trabajo: la secretaria de redacción establece una


agenda tentativa-abierta de posibles hechos noticiables y las asig-
na a los periodistas. La conformación tentativa resulta de iniciati-
vas personales que se socializan ante el grupo; de la continuidad
de cobertura de temas ya tratados por el diario; de pedidos for-
males de cobertura por parte de organismos públicos y/o privados
2. Primer caso: diario con fines políticos 101

o bien por “disparadores” que surgen que diferentes programas


radiales.

2) Solicitudes de la dirección ejecutiva: existen ocasiones que el


director ejecutivo de la empresa se comunica telefónicamente para
solicitar una cobertura de su especial interés.

3) Concurrencia de actores interesados: es una constante la visita


regular de representantes de instituciones intermedias en demanda
de cobertura informativa.

4) Comunicados de prensa: el flujo permanente de comunicados


o gacetillas de prensa enviados por organizaciones de la sociedad
civil es utilizado como disparador de potables noticias.

Por estos canales se disponen coberturas particulares que impli-


can la asignación de fotógrafos según nivel de prioridad. Está es-
tablecido también que si un hecho sucede a una distancia superior
a los 3 Km. del edificio del diario, el equipo periodístico debe ser
trasladado por el chofer, caso contrario a pie.

Las 13 hs. representa el horario instituido para concluir con la


cobertura informativa callejera. En este caso, la contrariedad del
tiempo de cierre y la eventualidad de la conclusión del turno del
trabajo, determinan un segmento de dos horas para abocarse a la re-
dacción final de la/s noticia/s. Es decir, las cuatro primeras horas del
turno se dedican a la producción periodística, que implica el trasla-
do al lugar del hecho, llamados telefónicos, consultas vía Internet,
atención de actores interesados que se presentan en la sala de redac-
ción, coberturas especiales, etc. En este último segmento del turno,
el periodista produce su material informativo, el cual luego dispone
para la consideración.

En este punto es preciso enfatizar sobre las exigencias de produc-


tividad. Es un requerimiento tácito en el grupo de trabajo, que cada
periodista “aporte” dos noticias por jornada. Sean por iniciativa per-
sonal, asignación de coberturas especiales o reformulación de partes
oficiales de prensa, se establece un valor mínimo de productividad
a razón de disponer de material para cerrar la edición “a tiempo” o
102 César Arrueta

bien, contar con un “colchón” que posibilite, en períodos de “esca-


sez”, cubrir espacios de segundo nivel en las páginas de la sección
Provincia. Igual valor se establece para el segundo turno. Sea o no
publicado, cada periodista debe registrar en su directorio la produc-
ción de ambas noticias.

El horario de cierre escalonado y progresivo con el que cuenta el


“Diario 1” apacigua la criticidad de esta instancia. El aporte realiza-
do por el turno mañana permite que a la tarde las páginas restan-
tes también se cierren en forma gradual. En términos generales, el
período de edición vespertino se retoma a las 18 hs. con el diseño,
diagramación e inclusión informativa de las páginas impares. Las
últimas carillas en completarse son aquellas que abren la sección
Provincia y que componen el aparato central del diario. Son consi-
deradas la propuesta periodística más sólida y se trabaja en función
de ellas. Es así que a las 22 hs. el periódico está prácticamente con-
cluido y solo los responsables de la sala de redacción permanecen en
el edificio, a la espera de la confirmación de recepción de material
por parte de los técnicos de la impresión.

En tal sentido, resulta claro que la organización diaria de la jor-


nada de trabajo se realiza, exclusivamente, en función de los tiempos
de cierre y no de una planificación que privilegie los contenidos pe-
riodísticos por encima de las restricciones organizacionales. Valdéz
es sincera al reconocer esta limitación:

Estamos limitados. En otros diarios las notas se escriben


el viernes y sé que van a salir el lunes porque ya está todo
el diario pensando; en cambio nosotros lo pensamos en la
vorágine de la jornada; es muy difícil que tengamos tiem-
po de pensar el contenido y hacer proyecciones a mediano
plazo porque no tenemos recursos humanos para hacerlo
ni posibilidades organizacionales.

Ante la eventualidad de un acontecimiento de último momento,


se destinan las páginas finales del periódico –aquellas donde se in-
cluyen los obituarios– para garantizar una inclusión apresurada de
la noticia. Así, la reacción frente a acontecimientos imprevistos re-
gistra una respuesta inmediata de cobertura, aunque no se garantiza
2. Primer caso: diario con fines políticos 103

su publicación final, por razones de tiempo. Si se está en una franja


sensible respecto a los horarios de impresión se solicita la inclusión
en las páginas de obituarios. Caso contrario, el día siguiente el pe-
riodista trabaja la noticia desde otra óptica, no ya desde la urgencia
o el último momento. Sobre este aspecto, Joaquín Torres comenta:

Cuando hay un hecho urgente, no te queda otra que salir


corriendo, no importa el horario o si estás a un minuto
de marcar tu tarjeta. En el caso nuestro siempre hay un
fotógrafo o un chofer para acudir en casos de urgencia.
Tenemos tan incorporado el trabajo, que no sentimos el
imprevisto. Por ejemplo, un accidente automovilístico noc-
turno es natural para nosotros. Después hay que ver si sale
o no por los tiempos con la imprenta.

2.2.2. Fuentes de información

Como afirma Mar de Fontcuberta, “la mayoría de los periodis-


tas no han sido testigos presenciales de los hechos que informan”
(1993:57), razón por la cual las fuentes informativas se transforman
en un puente capaz de garantizar el abordaje de un acontecimiento
noticiable. El manejo que el medio hace de las fuentes tiene directa
relación con la jerarquización general de los actores involucrados en
los hechos y la postura final relevante que emerge en el producto
informativo.

Sin embargo, para entender la relación que “Diario 1” establece


con su mapa de fuentes, proponemos una nueva categorización que
nos permita interpretar este objeto desde realidades contextuadas,
tal es el caso de una provincia periférica. La tipificación que así se ex-
pone refiere a la existencia de zonas periodistas rojas y zonas perio-
dísticas verdes. Las primeras corresponden a una manera particular
de producción periodística cuando se abordan acontecimientos que
incluyen, directa e indirectamente, a autoridades de primera y se-
gunda línea del gobierno provincial, sectores industriales, auspician-
tes del diario y actividades que involucren al director-propietario.
También debe incluirse, aunque no existe una taxonomía sostenible,
jefes distritales y dirigentes partidarios.
104 César Arrueta

La segunda está vinculada con una forma particular de produc-


ción periodística cuando se abordan acontecimientos tangenciales
respecto a la agenda oficial e intereses de la empresa. Es decir, aque-
llos hechos que suceden e interactúan en la periferia de intereses
mayores y que no están vinculados al sostenimiento de un statu quo.
Aquí pueden incluirse problemáticas barriales, casos exclusivos, de-
mandas de organizaciones de la sociedad civil, notas de color, entre
otras.

La existencia de zonas rojas y zonas verdes, está vinculada con un


valor instituido que atraviesa transversalmente la sala de redacción:
la agenda temática la determina el Estado provincial y agentes de
ámbitos productivos, políticos y sociales que interactúan con él.

Esta idea de ubicar al Estado en el centro de la escena pública y


considerarlo como principal usina de debates y discusiones, supera
el planteo de la convivencia interesada a partir del otorgamiento de
publicidad oficial. Creemos que está estipulada por las condiciones
económicas y sociales de la jurisdicción, que ubican al Estado en
un espacio estratégico debido al número de trabajadores y provee-
dores que directamente e indirectamente dependen de los fondos
públicos. La sociedad de pertenencia es Estado-dependiente no solo
en términos económicos, sino también respecto a las formas que se
emplean para adoptar decisiones y políticas públicas. Walter Brus,
el hombre de mayor experiencia en el medio, jefe de redacción del
diario, se refiere sin medidas tintas a esta situación estructural:

Hay un periodismo que es Estado-dependiente, Y sobre


todo en esta provincia, se siente mucho esa realidad porque
como no es una provincia industrializada, entonces exis-
ten más dificultades económicas. Las empresas periodísti-
cas no pueden tener subsistencia si no tienen la ayuda del
Estado, que no es un subsidio sino que es la información
que tiene un costo distinto a la que puede tener la empresa
privada.

En este sentido, Brus admite la incidencia que tiene esta realidad


en la práctica periodística cotidiana del diario y su impacto en el
tratamiento de temas y fuentes informativas:
2. Primer caso: diario con fines políticos 105

Hay una suerte de auto limitación personal que hace a la


supervivencia laboral. Si bien es cierto que las empresas
pueden estar marcadas ideológicamente o tener un sesgo
o rasgo de pertenecer a una ideología o partido político,
también tiene su importancia porque el trabajador de
prensa tiene que adecuarse y tiene que tener un respuesta
acorde a la línea editorial o el pensamiento del propietario
que, por lo general, es quien maneja todo lo que significa
la orientación periodística.

En este sentido, si consideramos particularmente el caso de zo-


nas periodísticas rojas que se demarcan en vinculación con el buen
trato a auspiciantes e intereses de la empresa, podemos establecer,
entonces, la existencia de una clara tendencia al uso regular de fuen-
tes institucionales, vinculadas al gobierno provincial. Esto determina
lo que puede definirse como un periodismo altamente instituciona-
lizado.

En este caso particular, las fuentes oficiales incluyen tanto decla-


raciones emitidas por funcionarios, sea a través de sus oficinas de
prensa o vertidas en exclusividad al medio, o bien comunicados que
se distribuyen a través de organismos oficiales. Esto conlleva a la re-
dacción de noticias “declarativas”, que se construyen principalmente
a partir de enunciados emitidos por los protagonistas oficiales.

De esta forma, las fuentes institucionales vinculadas al gobierno


provincial operan en diferentes niveles sobre la sala de redacción. El
primero, y más habitual, consiste en el envío por parte del organis-
mo de Prensa y Difusión de un dossier que contiene los principales
acontecimientos protagonizados por funcionarios públicos. Este caso
fue analizado exhaustivamente en investigaciones anteriores, donde
se concluyó que las recontextualizaciones noticiosas producidas por
la institución se realizaban sobre la base de argumentos parciales y
seleccionados en función de la obtención de sentido que resulte de
ejes estratégicos e intereses políticos. Si bien puede explicarse este
comportamiento simplemente desde la naturaleza y los objetivos del
organismo público en cuestión, resulta igualmente llamativa la logís-
tica empleada para garantizar la recepción del material y los actos
intimidatorios empleados para promover su publicación.
106 César Arrueta

Otro mecanismo explotado es el pedido telefónico de cober-


tura y entrevistas. Existe una tendencia en las fuentes oficiales a
convocar a periodistas de “Diario 1” cuando se precisa atención
sobre determinados temas. La convocatoria se realiza en forma
cordial, pero desde un preconcepto de compromiso antepuesto.
Otro mecanismo, tal vez el más perverso, es el envío programado
y planificado de “noticias enfrascadas”, es decir, construcciones
informativas elaboradas fuera de sala de redacción, pero que se
presentan como tal. Este tipo de informaciones se incluyen en el
cuerpo del diario solo si son autorizadas por el director ejecutivo.
Por lo general, responden a un interés concreto por llevar adelante
una operación de prensa.

Los “enfrascados” no solo son privativos de ámbitos político-esta-


tales, sino también una constante en aquellas empresas que aportan
económicamente al diario. Conocidas en el ambiente interno como
publinotas, son artículos camuflados y presentados como si tuvieran
un real interés periodístico cuando, en realidad, son una prolonga-
ción de la pauta publicitaria.

Observese cómo, en cada caso, se establece una relación asimétri-


ca y disciplinada entre el diario y las fuentes oficiales. Estas últimas
ejercen el poder desde la autoridad institucional y la disponibilidad
económica. El diario, en tanto, se transforma en agente receptivo
y recontextualiza la noticia sólo a partir de la declaración emitida
por ese agente de poder. En tal sentido, la matriz periodística en las
llamadas zonas rojas se constituye básicamente desde la reproducción
literal; un concepto que van Dijk (1984) asocia a una estrategia sen-
cilla de construcción periodística, marcada por la falta de tiempo, la
ausencia de otras informaciones o bien una suerte de proximidad
excedida con la fuente. Si bien los factores antes mencionados se
corresponden con la situación experimentada en “Diario 1”, vale
aclarar que la falta de otras noticias es el resultado de una postu-
ra editorial que prioriza, en las zonas rojas, la preponderancia de
acontecimientos con matriz oficial. De igual forma, la estrategia de
reproducción literal no se corresponde con mayores niveles de con-


El término es el empleado en la sala de redacción del diario.
2. Primer caso: diario con fines políticos 107

fianza hacia la fuente, sino con las posiciones de poder desde donde
se induce a la construcción de noticias.

Este enunciado se fundamenta en manifestaciones de los propios


periodistas que al reconocer un uso frecuente de fuentes oficiales,
también admiten su desconfianza hacia ellas. La expresión descon-
fianza se entiende, en este primer nivel de análisis, como la ausencia
de una seguridad o esperanza hacia alguien, producto de cualidades
que no posee para el cumplimiento de determinado fin.

Es así que para la totalidad de los periodistas de “Diario 1”, el


Poder Ejecutivo merece un 100% de poca confianza, al igual que el
Poder Legislativo, la Policía y los Sindicatos. El Poder Judicial también
recoge muy bajos niveles de confianza: si bien el 80% reconoce que
tiene poca confianza en esta institución, un 20% subraya que no le
inspira ninguna confianza. En esta línea también aparecen los parti-
dos políticos con 60% de poca confianza y 40% de ninguna confianza.
Las instituciones que muestran un mayor grado de confianza son:
la universidad (100% alguna confianza) y los movimientos sociales (80%
alguna confianza, 20% poca confianza)

Esta reticencia puede explicarse desde dos esferas. La primera


relacionada con un descreimiento generalizado respecto a los par-
tidos políticos y las instituciones del Estado, producto de reiteradas
crisis económicas y sociales que se vivieron en los últimos 20 años.
En este caso, el sentido del término desconfianza, en un segundo
nivel de análisis, puede asociarse con la naturaleza de democracias
electorales-representativas, según las cuales se traduciría en una ex-
presión de distanciamiento producto de una falta de seguridad o
esperanza, “sobre el poder y su fidelidad de cumplir con los compro-
misos asumidos […] manteniendo la exigencia inicial de un servicio
al bien común” (Rosanvallón, 2006:26). Sin bien no es objeto de este
trabajo profundizar en la problemática de la legitimidad y confianza
de los gobiernos representativos-democráticos, es conveniente ad-
vertir, al menos, aspectos mínimos de esta situación a razón de las
condiciones de formación de poderes legítimos que sucedieron en el
distrito en cuestión desde el retorno a la democracia a la actualidad


Diccionario de la Real Academia Española. XXII edición.
108 César Arrueta

y la aparición, en igual período, de movimientos sociales y sindicales


constituidos en contrapoderes indirectos. Resulta incuestionable que
la prensa local en general, y los periodistas de “Diario 1” en parti-
cular, también están transgredidos por la erosión de esa trama de
relaciones y disputas de poder.

Sobre este tema, Valdéz advierte el clima generalizado de discon-


formidad sobre esta situación y la necesidad de encontrar mecanis-
mos de equilibrio informativo:

Yo creo que no debería ser tan próxima [la relación con


el Estado]. Tener buenas relaciones, sí. Pero que las cosas
estén claras: las cosas que están bien, deben publicarse y
recibir el espacio que se merecen porque no todos los go-
biernos hacen todo mal. Lo que sí me gustaría es que los
funcionarios tuvieran un poco más de autocrítica para
ganar en confianza lectora. Es necesario balancear aspec-
tos positivos y crítica. No se hace esta lectura porque no
se dan cuenta que hace falta algo de crítica, justamente
porque el otro mensaje que intentan imponer, aunque sea
publicitariamente, también necesita credibilidad y eso se
logra respetando al público que consume el periódico.

La segunda esfera de análisis está relacionada con la identifica-


ción de la intencionalidad periodística que encubren las “enfrasca-
dos”, a los cuales referíamos en apartados anteriores. Se trata, en-
tonces, de un tipo de desconfianza que se vincula con la primera,
pero que tiene su particularidad, creemos, en la sucesión de proce-
sos de autorregulación. Para este caso se trata de un principio ele-
mental sobre la conducta de los periodistas que reafirma el trata-
miento honesto de aquellos hechos públicos sobre los cuales siempre
debe conocerse el origen. Es contradictorio pensar, a la sazón, que
los periodistas confíen en producciones elaboradas en el exterior
de la redacción, cuando no existe margen de recontextualización o
readaptación según exigencias personales-empresariales e inclusive
de carácter deontológicas.

Declaración de Principios sobre la Conducta de los Periodistas de la Federación




Internacional de Periodistas, 1986.


2. Primer caso: diario con fines políticos 109

Es así que en las zonas rojas, las fuentes institucionales de orden


oficial encuentran exenciones operativas que permiten un trata-
miento diferencial positivo respecto a otras; respeto por la literali-
dad de las declaraciones y cierta permeabilidad práctica a responsa-
bilidades morales. Se desencadenan, en tanto, tensiones éticas que
alientan un sentimiento de desconfianza sobre la legitimidad perio-
dística de ciertas noticias, pero que no se transforman en negaciones
explícitas de publicación.

Otra característica de las zonas rojas es la tendencia al uso de


fuentes institucionales como voces únicas. La construcción de noti-
cias en estos ámbitos se realiza desde un una sola óptica, la del prota-
gonista declarante. Las tareas de observación realizadas en el diario
no han hallado prácticas de chequeo o confrontación entre fuentes
de información cuyo resultado se exprese en la noticia final. Torres
recuerda una experiencia personal, que grafica esta circunstancia:

A veces la fuente que yo tanto confiaba y sigo confiando,


manejó mal los datos y yo me confié. Publicamos la nota y
después tuvimos quejas de los lectores y se armó un proble-
ma mayor, por no chequear las fuentes. Me pasó por una
cuestión de tiempo, por eso trato de manejarme con fuentes
primarias.

Obsérvese de qué forma otra vez la cuestión del tiempo se impo-


ne como un factor condicionante. Se trata aquí de resolver lo antes
posible la noticia y no llegar a su valor más profundo, sea a través
de otras fuentes o datos adicionales. Por tal razón, existe una pro-
pensión a reservar y garantizar espacios exclusivos de protagonis-
mo, para que adquieran relevancia las declaraciones emitidas. Esto
determina que las noticias producidas a partir de fuentes oficiales
sean unidireccionales, sin márgenes para una diversidad contrasta-
ble que exceda la mera transcripción y propicien, en el mismo cuer-
po, versiones disímiles de actores involucrados. Vale mencionar en
este aspecto una disposición a citar declaraciones de funcionarios
públicos tanto en estilos directos como indirectos, prescindiendo
de entrecomillados. De esta forma, algunos datos aportados por la
fuente se convierten en hechos de la realidad y algunas opiniones el
periodista las convierte en propias.
110 César Arrueta

Es necesario también, en este punto, retomar el análisis sobre


la relación que existe entre las fuentes oficiales y los periodistas del
diario. Habíamos afirmado en párrafos anteriores la vigencia de
una relación asimétrica y de poder, sustentada en el ejercicio de la
autoridad legítima/publicitaria. Sin embargo, hemos observado en
algunos periodistas la existencia de una relación económica. Es de-
cir, existen acuerdos comerciales cuyo objeto es la consideración de
algunas fuentes, sobre otras. Este tipo de pacto es promovido por
terceras líneas de gestión, tanto de esferas provinciales como muni-
cipales, pues es en ese campo donde la accesibilidad a la producción
final del diario se torna más lidiada producto de un mayor número
de funcionarios, un mayor número de intereses y un grado menor
de noticiabilidad.

Sobre este tema, resulta llamativa la categorización que realiza


Valdéz respecto a estas formas alternativas de trabajo, a las cuales
considera de exclusiva incumbencia profesional y un derecho del
periodista a buscar recursos económicos extras a fin de mejorar su
calidad de vida. Sobre esto, afirma:

Uno puede tener actividades paralelas, escribir notas pa-


gas a políticos, pero siempre aclarando que es un trabajo
independiente, que no significa la garantía de publica-
ción. Yo hago el trabajo periodístico, escribo una gacetilla
y después que se lo publiquen o no en el medio en que yo
trabajo, o en otros medios, es un problema del empresario,
del político o de quien fuera; pero siempre aclarando los
tantos, esto no es corrupción, uno está trabajando inde-
pendientemente.

Obsérvese de qué forma el límite entre lo permitido y lo no-


permitido es muy endeble y peligrosamente alterable, pero lo cual
es interpretado como un derecho adquirido que, al menos, entra
en confrontación con los códigos de ética profesional aplicados a
la prensa, donde se considera falta grave “la aceptación de alguna
gratificación como consecuencia de la publicación de una informa-
ción o su supresión”. La inquietud está en saber si la propuesta de


Ídem nota anterior.
2. Primer caso: diario con fines políticos 111

no asumir responsabilidades en la publicación es aceptada por la


parte contratante y si el compromiso asumido con aquellos que tie-
nen interés de posicionarse periodísticamente no implica, al mismo
tiempo, una autocensura por parte del periodista quien sabe está
ligado a él por un acuerdo económico. Interrogantes que ponen en
un marco de dudas e incertidumbre esta idea de trabajos legítimos
adicionales vinculados a la profesión.

De igual forma, esta relación económica no altera la desconfian-


za que el periodista pudiera tener sobre su fuente, si es que alguno
pudiera pensar que este tipo de vínculos solo es posible entre pares
que comparten una amistad, familiaridad o confidencia. El vínculo
se consume, por lo tanto, desde una complicidad asociativa y el be-
neficio mutuo de las partes.

Si bien en el período que se llevó a cabo el trabajo de campo,


las relaciones entre el diario y el gobierno resultaron óptimas, al-
gunos periodistas recuerdan etapas anteriores de fuerte deterioro
y enfrentamientos. En estos casos, según los testimonios relevados,
las zonas rojas se transformaron en “trincheras de batalla”, negando
la presencia de fuentes oficiales, abriéndolas a actores opositores e
instalando temas de alta sensibilidad para la agenda del gobierno.

No es menor advertir esta coyuntura, pues refuerza el valor estra-


tégico que tanto el diario como el gobierno le asigna a las zonas ro-
jas. Se trata de un ámbito que se manifiesta como tribuna de posicio-
namiento de la agenda oficial, a partir de la permeabilidad otorgada
a fuentes de gobierno, sea por acuerdos económicos políticos con-
venidos en esferas macros o arreglos comerciales de menor enver-
gadura entre algunos periodistas y funcionarios públicos. Sobre esta
situación, Jimena Borgoño, periodista con 12 años de antigüedad,
explica las razones puntuales a tal porosidad y trato preferencial:

Esto no es periodismo, es en realidad periodismo de po-


líticos, lo que se hace es ir al Congreso, a algún evento
y entrevistar a cinco ministros, legisladores, esto para mí
no es periodismo sino periodismo de los políticos; algunos
también lo hacen porque tienen la intención de conseguir
un cargo, pero siempre son los mismos, la idea es ver qué
112 César Arrueta

dice hoy fulano de tal, es como una cartera cerrada, siem-


pre las misma figuritas hablando de algo.

Luis Barvos, periodista con 20 de años de experiencia, vincula


esta circunstancia al tipo de convivencia que existe entre el Estado
y la empresa:

Con el Estado hay relaciones carnales (risas). Es como


estar entre la espada y la pared, porque te enfrentas con
el Estado, te sacan la plata y después no sabés cuando
cobrás; pero yo creo que es una cuestión de falta de ma-
durez del Estado, del gobierno, de la gente que maneja la
cosa pública, porque el periodismo también les puede ser
útil marcando errores, pero ellos no lo aceptan, es una
hegemonía.

En las llamadas zonas verdes, el escenario es llamativamente


opuesto. Las fuentes exceden el favoritismo oficial, y se produce una
interacción con fuentes propias y espontáneas. Existe una clara ten-
dencia hacia la problematización de situaciones barriales y/o secto-
riales. Sobre este aspecto, Walter Brus, en un intento por argumen-
tar esta posición periodística explica:

Está vinculado estrictamente con la vecindad, el hecho so-


cial. El hecho social, el clamor social, las felicitaciones so-
ciales están vinculadas con el servicio que le pudimos ha-
ber prestado a un centro vecinal, hacer conocer sus inquie-
tudes, o sea, hablar, hablar, hablar y tratar de rescatarlo
y mejorar la comunicación. Para mí es un punto central.
En el momento en el que no se pueden hablar de determi-
nadas cosas, el compromiso periodístico no puede quedar
escondido bajo de la alfombra; hay otras alternativas que
van suplantando aquello que no se puede, momentánea-
mente, decir porque los gobiernos cambian y uno sabe que
los mensajes pueden parecer iguales, pero no lo son.

En este caso, los periodistas de “Diario 1” acceden a fuentes pro-


pias y espontáneas cuando los acontecimientos abordados represen-
tan temas tangenciales respecto a la agenda oficial. No se trata, en
este aspecto, de acontecimientos que carezcan de valor noticiable,
2. Primer caso: diario con fines políticos 113

por el contrario, se trata de hechos de alto interés público pero sin


afectaciones gravitantes para los intereses de gobierno. En este cam-
po pueden considerarse reclamos vecinales por falta de alumbra-
do público o pavimento; peticiones de organizaciones sociales; de-
mandas particulares sobre coberturas médicas de alta complejidad;
presentaciones de profesionales locales en ámbitos internacionales;
premiaciones, divulgación de investigaciones, convenciones, entre
otras.

Se trata de una nueva forma de procedimiento y vínculos con las


fuentes a partir del tratamiento prudente de temas sociales. No es
intención de estos enunciados advertir sobre la figuración de un pe-
riodismo de corte social o ciudadano, en ejercicio paralelo al perio-
dismo tradicionalista y liberal que señalamos inicialmente. Se trata
de una tendencia a dar visibilidad a otras voces y actores de la vida
urbana, sin que ello signifique confrontación y diferencias con el
poder político. Valdéz también intenta sumar explicaciones a esta
posición:

Es tratar de informar lo que se pueda hasta donde se


puede, y también no olvidarse de la gente. Nosotros nos
olvidamos mucho de la gente en el sentido de que uno
a veces pierde el sentido de la importancia, es decir, uno
tiene que hablar con la gente porque tal vez nosotros es-
tamos muy preocupados por las declaraciones que pudo
haber realizado un político, que nos interesa a un círculo
hermético, y a la gente no le importa y la gente está más
preocupada por el pozo que tiene en su barrio. Entonces
hay que tratar de salir de ese limbo en el que uno a veces
está, estar más con la gente, ver, ser observador, de esa
manera si uno no puede denunciar al político que roba
(estaría bueno poder hacerlo porque también le sirve a la
gente para enterarse y para que ese político no sea votado)
porque tenés condicionamientos, podés hacer otras cosas,
hablar de los problemas de la gente y tal vez con una nota
podés resolver la cuestión del pozo o de la iluminación, o
que las empresas de colectivos empiecen a cumplir con las
frecuencias… el periodismo puede ser mucho más positivo
si se uno se centra en esas cuestiones; así cumplo con mi
114 César Arrueta

obligación y con el rol que me asigna la sociedad, a pesar


de los condicionamientos.

Obsérvese de qué manera, en el relato de la secretaria de redac-


ción, las zonas rojas son interpretadas como franjas altamente con-
dicionadas y restrictivas, que se aceptan en el marco de la naturaleza
institucional de la empresa periodística y una realidad inmodifica-
ble. En tanto, las zonas verdes se entienden como puntos de fuga
de la profesión, a partir de los cuales, asumiendo las limitaciones
de este campo, pueden cumplirse pautas generales de producción
periodística.

En este aspecto es que el tratamiento de las fuentes resulta di-


símil. El primer eje distintivo es la accesibilidad y la apertura re-
ceptiva a problemáticas de esta naturaleza. Sea por iniciativa de
la propia fuente, o una preocupación personal del periodistas, los
acontecimientos que responden a esta cualidad se abordan inme-
diatamente.

En observaciones realizadas a los largo del trabajo de campo, se


ha podido determinar un tratamiento comprometido con las fuentes
consultadas. El término comprometido da cuenta, en este caso, de una
obligación contraída con el interlocutor, sea para su publicación o
el sostenimiento del tema. De igual forma, se observó un diálogo
periodístico entre ellas y la incorporación de voces críticas.

Es posible advertir, entonces, que en este ámbito específico del


campo periodístico de “Diario 1”, el manejo de fuentes informativas
responde a parámetros teóricos recomendados tanto por el número
empleado (regularmente se contrastan dos o más); la calidad (regu-
larmente se recurre a testigos presenciales) y el pluralismo (se recu-
rre al diálogo entre ellas). Las atribuciones son directas y las citas
respetan la literalidad del sujeto informativo, aunque establecien-
do claros límites entre el enunciado de las fuentes y las opiniones
vertidas por el periodista. La intención parecería ser propiciar el
contacto del público con los protagonistas del hecho y dar cuenta
del suceso desde la experiencia cotidiana, la polifonía de voces, los
sentimientos colectivos y el bien común.
2. Primer caso: diario con fines políticos 115

Es tal vez esta cualidad la que le ha significado a “Diario 1” arro-


garse mayores niveles de circulación y aceptación en el mercado
lector. En la redacción se entiende esta actitud como una política
de puertas abiertas y amplitud receptiva, que data de los orígenes
mismos de su fundación y aquel concepto matriz de proximidad y
contención de demandas informativas de sectores periféricos de la
zona capital y ciudades del interior.

Sin embargo, no debe perderse de vista que la publicación final


de este tipo de acontecimientos noticiables está sujeta a la acepta-
ción de autoridades periodísticas de la empresa. Y el asentimien-
to o la mitigicación no están relacionados, necesariamente, con el
cuestionamiento de su valor noticiable, sino con la cuantificación
subjetiva del impacto que su publicación pudiera generar en órbitas
del poder político y principales anunciantes. Los niveles de impacto
están relacionados con la determinación de la capacidad de generar
soluciones a determinar problemas o la identificación de respon-
sabilidades en funcionarios públicos, principalmente de primera y
segunda línea.

La perspectiva de servicio público que adquiere este tipo de pe-


riodismo y tratamiento de fuentes informativas persigue la intención
de ofrecer un canal de comunicación entre esas demandas sectoria-
les y los responsables oficiales de dar respuestas. Es un puente a la
visibilidad pública de cuestiones seculares. Entonces, lo que deter-
mina el trato de la fuente es su ubicación en zonas rojas o verdes,
detectadas en función de un posible nivel de conflicto con los socios
de la empresa, e inclusive las amistades del propietario.

Por tal razón es que se resistía inicialmente a definir tal particulari-


dad desde la óptica del periodismo ciudadano, sino más bien identifi-
car nuevos campos de actuación periodística y tratamiento de fuentes
según condiciones particulares que emergen de la no-afectación de
las relaciones con sectores de poder. Podríamos definirlo, por ende,
como puntos de fuga que abonan terrenos desde donde del diario y
sus periodistas construyen materializaciones de servicio social y apor-
tan vías de acceso a soluciones que garanticen el bienestar general de
los sujetos implicados. Sin embargo, es importante aclarar que existe
en el conjunto de los periodistas la clara concepción acerca de que no
116 César Arrueta

cumplen funciones que le permitan solucionar problemas de índole


judicial, institucional o personal. El rol se asocia, según demuestra el
trabajo de campo, con una posición de nexo entre la invisibilidad y la
visibilidad de cuestiones públicas. Las declaraciones de Luis Barvos
evidencian esta posición generalizada:

[la sociedad] espera que uno le resuelva los problemas que


tiene, que son muchos, la pobreza, la falta de trabajo, la in-
seguridad. Se confunde la Justicia con el periodismo porque
dicen: “sos periodista, tenés que saber dónde tengo que hacer
mi reclamo” o que uno sea juez, que le dé una mano con la
Justicia, que lo ayude a conseguir trabajo, que lo ayude a
conseguir dinero… los periodistas estamos para informar.
Sabemos lo que sabe la mayoría de la gente, solamente que
tenemos la ventaja de estar en contacto con gente que está
en el gobierno, en empresas pero nada más. En mi caso par-
ticular siento mucha satisfacción cuando con una nota se
ayuda a una persona, pero bueno, esa no es esencialmente
la función del periodista, sino informar, que la gente esté
bien informada, adecuadamente informada.

Sin la intención de caer en el simplismo de determinar formas


polarizadas de tratamiento de fuentes o sucesos periodísticos, corres-
ponde señalar también la presencia de zonas mixtas que facilitan el
tránsito hacia zonas verdes o rojas. Es decir, se han registrado casos
en que la presentación de hechos periodísticos construidos a partir de
fuentes plurales significó la inmediata traslación a la región crítica que
propició, la jornada posterior, la aclaración de fuentes oficiales desde
un tratamiento privilegiado. También ha sucedido que declaraciones
de funcionarios públicos despertaron inquietudes en actores sociales
particulares que recurrieron a las zonas verdes del diario para hacer
visibles sus necesidades de acceder a determinados beneficios o ser
considerados en decisiones políticas como la construcción de vivien-
das, defensas en ríos, beneficios impositivos, entre otros.

2.2.3. Criterios de noticiabilidad

La matriz de noticiabilidad refiere a un conjunto de exigencias


que son demandadas a los acontecimientos públicos, para ser con-
2. Primer caso: diario con fines políticos 117

vertidos finalmente en noticias. Estas exigencias están concatenadas


con una necesidad organizacional de selección de acontecimientos
infinitos que suceden regularmente en el espacio público. Se corres-
ponde, entonces, con un mecanismo práctico de tipificación que
asegura la finitud de éstos y su recontextualización en términos in-
formativos.

En este caso es preciso remitir también a la existencia de zonas


rojas y zonas verdes de producción periodística, desde donde pensar
la interacción de las condiciones de publicación.

Definíamos, párrafos atrás, que las zonas rojas se convertían en tri-


buna de posicionamiento de la agenda oficial. La permeabilidad que
detallábamos respecto al tratamiento de fuentes, se repite en la tipifica-
ción de los acontecimientos que pueden formar parte de este ámbito.
Se trata, básicamente, de dos criterios específicos, no ambiguos, que de-
terminan su circunspección e inclusión en la propuesta informativa:

a) Jerarquía de las personas implicadas: refiere al valor insti-


tucional de los actos/actores de gobierno y la trascendencia que por
ello adquieren sus declaraciones y/o acciones.

b) Correspondencia con la línea editorial: refiere a la pertinen-


cia que el hecho podría tener con los parámetros contemplados en
el marco de la línea editorial. En este sentido, la línea editorial se en-
tiende como aquellos límites que se establecen para determinar una
afectación o no de los intereses económicos y políticos de la empre-
sa. La línea instituida de comportamiento y actuación profesional es
no promover acontecimientos que perturben esos intereses, razón
por la cual la publicación de uno u otro hecho en las zonas rojas está
condicionada por este valor.

Obsérvese cómo ambos criterios fijan, en su interacción, limitan-


tes concretas respecto al proceso de construcción del temario perio-


Es importante aclarar que la predominancia de unos criterios por encima
de otros no debe entenderse como una anulación absoluta de los últimos. La
categorización que aquí se señala se realiza con el propósito de favorecer la
interpretación del fenómeno en cuestión, aunque se reconoce que podrían
existir casos de utilización, en zonas rojas, de criterios como la originalidad.
118 César Arrueta

dístico. Resulta llamativo que estos criterios no incluyan, necesaria-


mente, valores de efecto básico como la originalidad, la importancia
o gravedad. Es decir, existen dos reflexiones primarias que estable-
cen su inclusión en los acontecimientos noticiables: el lugar de poder
institucional de los actores que emiten declaraciones o protagonizan
los hechos y que esas declaraciones o protagonismo no impliquen
afectaciones a los intereses del diario. En este sentido, Julio Vergara,
secretario de redacción del turno vespertino, grafica la situación de
incluir determinadas noticias en la propuesta informativa, particu-
larmente referidas al gobierno, a pesar de la no existencia de valores
periodísticos acordes a lo recomendado por la academia:

Lo que yo siento es que siempre tiene que estar presente


alguna información del gobierno. Hay días que no publi-
camos nada, pero sabemos en la redacción que una infor-
mación debe ser incluida; no podemos no publicar lo que
está haciendo el gobernador, así sea una tontera, pero hay
que publicarla (risas).

Estas formulaciones, al margen de su clara practicidad, se corres-


ponden en esencia con la particular mirada que se le asignan a las
zonas rojas del diario. Aquel espacio de tribuna de agenda oficial,
que afirmábamos al inicio del análisis, representa también una alte-
ración en la determinación de esos criterios y la direccionalidad de
sus efectos. Es decir, la estimación de los efectos de la publicación
de un acontecimiento no se realiza desde la generalidad del público
lector, sino desde la especificidad de un público que se corresponde
con sectores de poder. Por tal razón, la construcción de esos cri-
terios para las zonas rojas está determinada por las demandas de
un público específico, que al mismo tiempo es parte interesada en
la construcción de la agenda temática. Para este caso, un hecho se
vuelve noticia por su efecto y función social, pero desde la conside-
ración de grupos vinculados al poder político y económico, con los
cuales el diario interactúa. La pregunta-disparador que sobrevuela
en la redacción para el caso de zonas rojas es: ¿qué es noticia para
nuestros auspiciantes estatales y privados? En este punto, valen recordar
las reflexiones de Valdéz quien advertía la existencia de un círculo
político, reducido y limitado, interesado en el consumo de noticias
políticas y sus efectos. La deformación de esta estrategia radica en
2. Primer caso: diario con fines políticos 119

la fuerte incidencia que se ejerce sobre la construcción informativa,


a partir de la imposición-aceptación de que cada área periodísti-
ca debe ser abordada y recontextualizada desde una sola óptica de
análisis. Verónica López, periodista con 24 años en el diario, reduce
esta segmentación de criterios periodísticos a la simplificación de la
evaluación económica: lo que se puede/lo que no se puede; lo que
importa para la empresa/lo que no importa para la empresa. Por su
parte, Griselda Rendón, la periodista más joven, agrega: “Lo que
pasa es que estamos obligados a publicar los actos de gobierno, sí o
sí tienen que salir porque tienen más derecho a salir que cualquier
otra institución o sujeto”. El concepto de derechos adquiridos se aso-
cia, en este caso, con una proporcionalidad en los aportes económi-
cos, lo cual termina incidiendo en los criterios de noticiabilidad que
facilitan, luego, su tránsito de publicación.

Esta situación nos lleva a replantear aspectos estructurales de la


organización del diario y sus vínculos con actores de presión para
comprender, de mejor manera, el mecanismo de constitución y ne-
gociación de los criterios de noticiabilidad, tal como se plantea para
las llamadas zonas rojas.

El modelo organizativo de prensa diaria, como lo caracteriza


McQuail (2001), incluye un entorno mediático conformado por los
propietarios de la empresa, las fuentes, los anunciantes y la audien-
cia. El campo de demandas y restricciones al cual está sujeto el dia-
rio producto de impetraciones sectarias, estimula la formación de
escenarios de tensión. En tal sentido, “Diario 1” dispone de una
estrategia segmentada para corresponder esas demandas.

Por un lado, establece formas particulares de vinculación con


fuentes oficiales y determina, para ellas, criterios noticiables de prác-
tica consideración en la redacción con el solo propósito de construir
una agenda temática fructuosa para los anunciantes y el propietario.
La pericia está en considerar a los anunciantes como público recep-
tor interesado de esa construcción temática y como fuentes privile-
giadas que aseguren el enfoque correcto de la noticia. Este modelo
tiene el agravante de establecer una segmentación de los públicos
lectores y clasificarlos según su utilidad para la empresa. Para aquel
público que a la vez es anunciante y fuente privilegiada se determina
120 César Arrueta

una organización periodística específica, sin considerar, en este caso,


las demandas de otros públicos que solo aportan desde la adquisi-
ción diaria del producto.

En efecto, es posible establecer una categorización conformada


por un primer tipo de público “preferente”, integrado por actores
representativos del campo de la política y la economía, que sostiene
relaciones de mutua reciprocidad con la empresa. En tal sentido,
la determinación de la agenda temática a razón de los criterios de
noticiables identificados, reduce la discusión pública a la exclusiva
publicación de las opiniones u acciones realizadas por esos actores.
Hay, pues, una propensión periodística relacionada con la opinión
de un público elitista que: “proyectan su racionalidad en diversos as-
pectos sociales y se afirman como jueces de las decisiones políticas”
(Boladeras Cucurella, 2001:59). La consideración del término “pre-
ferente” no se corresponde en este caso con el sentido puro liberal
atribuido por Habermas en 1981 a su idea de público “raciocinan-
te”. Se trata de una expresión ilustrativa que se utiliza para advertir
la figuración de un fenómeno de minorías receptivas cualificadas
que, desde el financiamiento económico y la voz periodística auto-
rizada transferida por el propio diario, afianza su espacio de poder
y construye un sentido de lo público que solo se reduce a intereses
particulares. Se corresponde, entonces, con marcos específicos de
relación que Chomsky y Herman atribuyen: “a la dependencia de
los medios de la información proporcionada por el gobierno, las
empresas y los expertos, información, que por lo demás es financia-
da y aprobada por esos proveedores principales y por otros agentes
de poder” (2001:22). Tal afirmación explica, en consecuencia, la cir-
cunspección del círculo de comunicación en zonas rojas, su especial
tratamiento de fuentes institucionales y la practicidad de los crite-
rios de noticiabilidad que, a su vez, prescinden de valores tales como
la originalidad o novedad.

La descripción de este fenómeno no implica la aceptación de


instancias unidireccionales de comunicación, receptores pasivos o
públicos estereotipados según condiciones materiales. Se trata de
demostrar que la institución de criterios noticiables se concierne
con la prevalecía de determinados sujetos opinantes, para quienes
2. Primer caso: diario con fines políticos 121

el sentido de lo público se reduce al debate de problemáticas especí-


ficas. Debe afirmarse, de igual manera, la existencia de otros sujetos
opinantes, cuyas demandas tangenciales son incluidas en las zonas
periodísticas verdes.

No se trata, creemos, de imponer escenarios homogeneizantes


de opinión pública, sino de enfatizar una “opinión predominante”
y de minimizar o invisibilizar, si fuera necesario, “opiniones tangen-
ciales”. Podría explicarse tal segmentación recurriendo al concepto
de Lippmann (1992) que pondera las variaciones de opinión según
las cuestiones que se trate, enfatizando, de esta forma, la idea de
que cada público sostiene el interés a partir de su individualidad o
campo de acción.

Si bien es cierto que cada agente receptivo es autónomo en tér-


minos informativos, lo que se cuestiona aquí es la autonomía del dia-
rio respecto a los grupos de presión. Esto significa poner: “el énfasis
en la necesidad de mantener la esencial autonomía y libertad de
acción de modo que se pueda sostener la credibilidad y buena fe de
los medios así como la integridad personal” (McQuail, 1998:136).

A la luz de nuestro objeto particular de estudio, lo que revela la


observación es la oclusión de esa autonomía producto de permeabi-
lidades periodísticas hacia determinados sujetos opinantes, pero
también a partir de restricciones noticiables que promueven la no
afectación de las relaciones económicas y políticas establecidas con
ellos. En este caso, la diversificación temática que el propio diario
construye en su superficie redaccional, tanto desde las zonas rojas
como las zonas verdes, no debe entenderse como la materialización
de una pluralidad de voces, sino como modos de decir la noticia
que se construyen desde informaciones, en apariencia multifacé-
ticas, pero que en el fondo responden a parámetros prohibitivos.
Difícilmente pueden leerse en el diario declaraciones o testimonios
capaces de cuestionar o denunciar a actores gubernamentales. Por
ello, los criterios de noticiabilidad no solo tienen un sentido prác-
tico de elaboración, sino también un valor restrictivo que garantiza
este tipo de situaciones. La ausencia de esta actuación periodística
es la que fundamenta los bajos niveles de soberanía y la que ex-
plica las limitaciones de accesibilidad a zonas rojas del diario que
122 César Arrueta

tienen aquellos actores “disidentes”. No se cuestiona la diversidad


de ofertas según demandas de públicos-objetivos, sino que en esa
construcción de ofertas informativas operen criterios noticiables que
garanticen una comprensión más completa de los acontecimientos;
no únicamente desde voces privilegiadas.

Una de las consecuencias de esta forma de segmentación de los


criterios de noticiabilidad, a la luz de los propios periodistas, es la
percepción del “interés social”. La cuestión se circunscribe a la idea
generalizada de que las noticias de orden político-partidario, pro-
ducidas en zonas rojas, carecen de un interés real y no despiertan
la inquietud del lector regular, pese a lo cual su inclusión es impres-
cindible para sostener el funcionamiento de la empresa. Luis Barvos
explica esta situación:

Yo creo que la gente está cansada de lo político, creo que la


lucha por el poder, la lucha por quedarse con el partido,
esas cosas, no son muy interesantes para la gente. Por eso
buscamos la veta social para llegar a la gente y creo que
esa es nuestra diferencia con otros diarios, tal vez muy
políticos, pero uno ya sabe cómo tiene que manejarse con
los anunciantes.

Resulta distinta la situación en las llamadas zonas verdes. Aquella


dimensión de visibilidad social de temas tangenciales a la cual refe-
ríamos respecto al tratamiento de fuentes, tiene directa correlación
con los criterios empleados para la determinación de la publicación.
En efecto, la perspectiva de sustentación en las instancias de reco-
gida y selección en el proceso productivo se corresponde con tres
grandes criterios:

a) Novedad: se relaciona con aquella cualidad de ruptura de la


realidad, que atraviesa la matriz del trabajo periodístico. En este
caso, la ruptura está significada por acontecimientos que despiertan
demandas, reclamos o inconveniencia en la vida social cotidiana,
afectando la prestación de servicios básicos, carencias materiales,
demandas de mejoramiento urbano, etc. Son hechos que afectan el
interés general, pero que a la vez no representan cuestionamientos
directos a las políticas gubernamentales.
2. Primer caso: diario con fines políticos 123

b) Importancia y gravedad: en concordancia con el criterio ante-


rior, la importancia y gravedad del acontecimiento está determinada
por el nivel o grado de incidencia en el campo de la vida social. Esa
afectación, que marcábamos en el punto anterior, tiene que ver con
el número de personas involucradas, el impacto en la comunidad y
las consecuencias negativas propiciadas en la cotidianeidad.

c) Evaluación futura de los acontecimientos: se corresponde


con la visibilidad secuencial del acontecimiento noticiable. Es decir,
si la tendencia es la conformación de un canal de contención de
demandas sociales, el sostenimiento de un hecho en la agenda del
diario, se convierte en un criterio inevitable. De esta forma, un tema
que es incluido en la oferta informativa del medio a razón de su no-
vedad, importancia, gravedad o afectación de intereses sociales tan-
genciales, deriva en una instancia de continuidad periodística que
se agota, generalmente, en la sustanciación de posibles soluciones o
compromisos oficiales en torno a ello.

Como podrá observarse, las zonas verdes están atravesadas por


nociones de noticiabilidad que operan también en la practicidad
de la sala de redacción, pero que a diferencia de las zonas rojas no
revisten un carácter netamente oclusivo. Es decir, sin negar el for-
mato taxativo de los criterios, existe una tendencia en el diario al
almacenamiento de este tipo acontecimientos para ediciones pos-
teriores. Esta actitud implica que la posibilidad de publicación, en
tanto se corresponda con los valores descriptos o no afecte intereses
generales de la empresa, está sujeta a las limitaciones espaciales.
Salvando las imposiciones de aquellos acontecimientos cuyo valor
está en su improrrogabilidad, es posible identificar una práctica re-
currente orientada a la transfiguración de la temporalidad primaria
del acontecimiento.

Se han registrado casos que fueron publicados tres semanas pos-


teriores a su consumación efectiva. Es así que en el concepto de al-
macenamiento se prescinde de la base temporal hasta su oportuni-
dad de publicación, lo cual genera una actualidad de tipo inmediata
o primer orden y otra de tipo mediata o segundo orden. La primera
está conformada por aquellos acontecimientos vinculados a la in-
mediatez y la urgencia, y la segunda por aquellos que permiten una
124 César Arrueta

dilación en su visibilidad, pero que sin embargo cuando se incluyen


en la edición del día, se exhiben como partes constitutivas del pre-
sente inmediato.

En esta segunda instancia, la atemporalidad de un acontecimien-


to es determinada por el carácter “exclusivo” que le asigna el diario
en tanto material de producción propia; la posibilidad de obtener
un mismo nivel de impacto en cualquier día de publicación y la idea
generalizada que sobrevuela la redacción de que más importante
que no publicar una noticia, es publicarla “tarde”.

Si bien este proceso puede explicarse desde la naturaleza so-


cial y referencial del presente que construyen los medios masivos
de comunicación a partir de su discontinuidad, advertimos también
limitaciones materiales y humanas que promueven el concepto de
“guardar notas”. El almacenamiento tiene que ver, en “Diario 1”,
con las exigencias temporales que advertíamos al inicio de este capí-
tulo y con una estrategia de la urgencia a fin de cerrar el periódico
a término.

Un valor distintivo de los criterios de noticiabillidad en las zonas


verdes es la noción que adquiere el término noticia. Mientras en las
zonas rojas, este concepto está asociado al relato de un hecho que in-
teresa a un público específico, y prescinde de nociones básicas como
el ineditismo por su hálito netamente expositivo, en las zonas verdes
la noticia se concibe como el relato de un hecho mediante el cual se
pretende “crear agenda” y generar impacto moderado en el “poder
político”, en el marco de un trasfondo de cooperación social.

Las ideas de “crear agenda” y generar “impacto moderado” sur-


gen en la sala de redacción como ejes aspiracionales de práctica pe-
riodística vinculados a temas tangenciales. La primera refiere a la
capacidad de instalar en la sociedad temas de discusión desde un
énfasis sistemático. En nuestro caso, la instalación se asocia con la
visibilidad de problemáticas barriales o sectoriales. Hacer visible un
hecho, una demanda o una situación que amerita rápida resolución,
significa, en términos mediáticos, dar aparición en el escenario de lo
público a un hecho o problemática que antes permanecía “invisible”
a la consideración comunitaria (Ledesma y Pujol, 2007). Se trata,
2. Primer caso: diario con fines políticos 125

entonces, de la transfiguración al campo público de acontecimientos


que suceden en la cotidianeidad, que es evidenciado para su debate
y discusión desde un efecto discursivo. Jimena Borgoño, periodista
que ha manifestado a la largo de nuestro trabajo de campo un inte-
rés recurrente por abocarse a este objetivo, explica:

Somos una puerta abierta y eso nos ha traído muchas sa-


tisfacciones porque la gente ya nos reconoce en la calle,
no por la cara, sino porque tratamos de reflejar lo que
está haciendo, sus problemáticas y demandas de la vida
cotidiana; la gente se siente reflejada y puede decir lo suyo,
aunque sea en temas que para la consideración general
resultan menores.

Esta noción de poner en consideración pública determinados


acontecimientos, se sustenta en reconocimiento de un deber ser que
involucra cierta capacidad de interpenetrar en redes influyentes para
lograr la resolución de situaciones injustas. Es decir, la intención de
crear agenda desde la noticiabilidad en zonas periodísticas verdes,
puede explicarse en el reconocimiento por parte de los periodistas
del diario de la tenencia de una particular forma de poder social,
inestable y difuso, vinculado a la exposición de contrariedades y des-
viaciones, principalmente por decisiones u omisiones adoptadas por
las autoridades. En efecto, es entendible también que la segunda
preocupación sea generar impacto en el poder político, puesto que
la exposición temática está vinculada al concepto de influencia. La
influencia se asocia, en este caso, con la capacidad de persuadir y
de desplegar acciones tanto de apoyo como de erosión hacia deter-
minados hechos (Ortega y Humanes, 2000). Se trata de una acción
indirecta, en tanto los periodistas no tienen facultad administrativa
para resolver tales problemas.

Está claro que las variaciones de noticiabilidad, entre una y otras


zonas periodísticas, tiene directa relación con el lugar desde el cual
la empresa y el periodista eligen construir la agenda temática. En las
zonas rojas, las noticias se construyen desde el discurso oficial, trans-
formándose en tribunas de posicionamiento. Esta forma de ejercicio
periodístico, que prescinde de valores-noticia básicos, conlleva a la
reflexión sobre su grado real de interés puesto que la atención está
126 César Arrueta

centrada en declaraciones con predominio estatal. Randall (1998),


en una postura radical, las denomina seudoacontecimientos por consi-
derar que la carga valorativa está en el enunciador y sus declaracio-
nes son muchas veces previsibles y con una intencionalidad publici-
taria. Si bien no compartimos acabadamente la categorización que
el autor propone para este tipo de noticias, consideramos que su
aporte permite comprender el lugar complaciente al cual se somete
el periodismo en su intento por garantizar la continuidad de las
relaciones de mutua correspondencia.

En cambio, en las zonas verdes, la carga valorativa está centrada


en sucesos que afectan el interés general. En este caso, hacer visible
este tipo de situaciones responde no solo al valor problematizante de
la noticiabilidad, sino a una tendencia de cooperación comunitaria
desde la influencia. Sin embargo, los condicionamientos de orden
económico y político a las cuales está sujeta la empresa periodística
y por ende el ejercicio de la profesión, delimitan una atribución mo-
derada; que en términos periodísticos pueden interpretarse como la
ubicuidad media entre los dos extremos.

2.2.4. Línea editorial

Definimos a la línea editorial como el conjunto de coordenadas


espacio-temporales e ideológicas-profesionales desde donde se in-
tenta dar sentido a los mecanismos periodísticos de inclusión, exclu-
sión, jerarquización y tematización.

La identificación de ese espacio de tipificación periodística re-


sulta compleja, en tanto no actúa como un concepto estático, sino
determinado en función de las condiciones sociales y políticas. De
todas formas, es posible establecer, para nuestro caso, una carac-
terización general histórica del diario y un recorte particular de
la línea en el período estudiado, a partir de la identificación de
valores editoriales añadidos. Con este concepto lo que se pretende
es designar e identificar la significación de los modos de actuación
más importantes que conducen la orientación informativa del pe-
riódico.
2. Primer caso: diario con fines políticos 127

Es importante aclarar que la socialización de estos modos de ac-


tuación en la sala de redacción no se produce de manera coercitiva,
sino desde un lugar de naturalización. Ha sido una constante, en
las entrevistas a los periodistas, escuchar afirmaciones que hablan
de condicionamiento editoriales como líneas invisibles, no ejercidas
desde la presión, que revelan lo que está permitido y lo que no está
permitido. La naturalización se asocia, en este caso, con una reali-
dad institucional que es ubicada por fuera de los límites de la trans-
formación personal superadora.

De hecho, los valores editoriales que a continuación se describen


se relacionan con la identificación de esas líneas invisibles y su mani-
festación en la sala de redacción.

2.2.4.1. Primer valor añadido: posibilidad de lucro


“Diario 1” es, ante todo, una empresa. La Real Academia Española
define, en una de sus acepciones, a la empresa como una: “unidad
de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o
de prestación de servicios con fines lucrativos”. La particularidad,
en este caso, está dada por su matriz informativa que se traduce en
la: “organización de trabajo redaccional, creativo y técnico capaz de
difundir informaciones, ideas y expresiones utilizando los medios
necesarios” (Nieto e Iglesias, 1993:48).

Sin embargo, el término que nos interesa es la posibilidad de lucro,


pues presupone el reconocimiento y la adhesión a la economía de
mercado, fundada en el derecho de propiedad y el ejercicio de la
actividad privada (Ferrer, 1998). No se trata, en este punto, de una
simple enunciación, sino una forma particular de entender la socie-
dad y la interacción entre sus agentes, fuertemente vinculada a la
dinámica comercial, la rentabilidad, el consumo y la competencia.

Es en este escenario genérico que “Diario 1”, en tanto empresa


informativa, asume como propia la conformación de estrategias co-
merciales compatibles con la lógica de mercado y el acceso a fuentes
de financiamiento. Esto a la vez, implica el reconocimiento de re-
laciones de tensión entre las fuentes de financiamiento, el público-
consumidor y el sentido social de su producción informativa, que
128 César Arrueta

también es asociado a la libertad de prensa que caracteriza a las


sociedades actuales. McQuail identifica, en este espacio, la contro-
versia cotidiana que surge en la prensa periódica según principios
de libre mercado, que: “es el grado en que la propiedad privada
comercial usa el poder inherente a la propiedad para orientar deci-
siones editoriales o influir en ellas” (1998:178).

Esta altercación, y la potestad de resolver autonómicamente sus


necesidades de financiamiento en un contexto de producción in-
formativa, es el primer posicionamiento editorial que explicita el
diario y que estipula las formas de relación inter e intrainstitucional.
Es importante aclarar que este primer valor editorial no presupone,
en tanto, la idea de la obtención de recursos económicos a cualquier
costo, sino la coexistencia de satisfacción de necesidades legítimas
de financiamiento y de servicio informativo y un espacio de perma-
nente disputa. Sobre esta coyuntura, Gomis (1991) es claro al ad-
vertir que las diferencias están concentradas entre el interés de los
propietarios de obtener beneficios económicos, y de los periodistas
de dar noticias interesantes (y acompañarlas de comentarios inteli-
gentes).

La materialización de este posicionamiento resulta palpable en


la superficie redaccional. Una primera manifestación es lo que ya
hemos denominado como publinotas. Este tipo de recursos comercia-
les resultan, a la luz de la observación, la consecuencia efectiva de las
instancias de negociación entre las necesidades de financiamiento y
de producción informativa. En este caso, las empresas auspiciantes
reciben, como servicio adicional, una cobertura periodística especial
destinada a potenciar cualidades de productos, servicios o realzar
el valor histórico de algunas de las firmas patrocinantes. El proble-
ma radica en que no existe una clara diferenciación entre el interés
publicitario y el interés periodístico, lo que incide en la calidad del
diario. Tampoco se corresponde con códigos de ética que estable-
cen, por ejemplo, que: “nunca los intereses publicitarios motivarán
la publicación de un artículo o suplemento” (El País, 1990:19).

Pese a ello, existe en “Diario 1” un fuerte posicionamiento ins-


titucional respecto a estos recursos. En un suplemento editado con
motivo de celebrarse un nuevo año de existencia, la empresa reconoce
2. Primer caso: diario con fines políticos 129

que las notas publicitarias persiguen el objetivo de cubrir acabadamente


las expectativas del cliente, quien a través del diario, aspira a posicionar un
producto comercial. Se trata, consideramos, de un valor editorial que
tiene una raíz histórica por cuanto el periódico fue pionero en la ge-
neración de espacios para que comerciantes e instituciones difundie-
ran sus mensajes; y por otro, una matriz conceptual por parte de los
directivos que entienden el financiamiento de su empresa desde la
comercialización de todos sus espacios, inclusive los periodísticos.

Este valor circula, al mismo tiempo, en las conceptualizaciones


de los periodistas quienes, promovidos por las condiciones de tra-
bajo y la necesidad de conservar su fuente laboral, aceptan como
natural la imposición del valor comercial por encima de un interés
periodístico. Sobre este aspecto, Valdéz advierte la incidencia que
ejerce este valor en el proceso de producción periodística:

Uno trata, por supuesto, de cuidar los intereses de la em-


presa, porque uno vive de los dividendos de esta empresa,
de sus inversiones, estrategias y formas de actuar. Muchas
veces tenemos que dialogar con un cliente, un auspiciante,
que dice estupideces o realiza planteos sin sentido periodísti-
co, pero es –al fin y al cabo– un cliente. También me acuer-
do de presiones que hacíamos desde el diario para lograr
objetivos comerciales. Teníamos un gerente de publicidad
que quería obtener publicidad de un comercio importante
y ese comercio no quería pautar con nosotros. Entonces,
todos los días sacábamos fotos y criticábamos cuando ese
comercio descargaba su mercadería en horarios prohibidos,
obstaculizando la calle y la vereda… finalmente cedieron y
cerraron un contrato publicitario (risas).

En igual sentido, se refiere Torres:

Hay veces que uno quisiera opinar sobre algo que le pa-
rece mal y que la gente, en el imaginario popular, sabe
que está mal, que está viciado de irregularidad; pero en
muchos casos se contrapone con intereses de alguien que
comercialmente está ligado al diario, obviamente, me sien-
to limitado, no puedo expresar a través de la escritura lo
que veo y lo que opina la gente.
130 César Arrueta

En una definición certera, Barvos vincula esta situación directa-


mente con formas de comportamiento del propio propietario: “es
una persona para hacer negocios, muy buena, pero para hacer pe-
riodismo le falta un poco”. Este enunciado confirma, en cierto sen-
tido, el preconcepto que existe respecto a decisiones incuestionables
que sobrevuelan la sala de redacción y que deben ser aceptadas sin
lamentación. Vergara también comenta al respecto:

Yo estoy trabajando acá y estoy consciente que estoy bajo una


línea editorial, estoy en una empresa periodística que no es
mía, que tiene su dueño, sus intereses, sus propios intereses
comerciales, políticos, etc. Entonces yo a eso no lo considero
presión sino que estoy trabajando dentro de una línea. Si uno
se considera, por alguna razón, contrario a su precepto, a la
ética, a la moral, a la deontología del ejercicio del periodismo,
puede renunciar y verse indemnizado en el sentido que lo
han obligado a hacer algo que no quiere, está en el derecho de
hacerlo… y no he visto, en mi generación, casos de este tipo;
los requerimientos económicos de los trabajadores de prensa
nos hacen seguir trabajando… si vos venís a trabajar a un
medio, como este diario, sabés cuál es la línea y después no
podes entrar acá y hacerte el sorprendido: ¡cómo no puedo
hacer esto, lo otro...! ¡Uno sabe...!

2.2.4.2. Segundo valor añadido: actor político


El propietario y director ejecutivo de “Diario 1” se reconoce
como actor político decisorio. Este valor tiene estrecha vinculación
con una forma de posicionamiento respecto a los “otros” actores
políticos y es determinante tanto para la orientación periodística,
como para la estrategia de su grupo de pertenencia.

El reconocimiento como actor político de su propietario significa


para el diario la existencia de una posición desde donde ejercer el
poder de influencia al cual referíamos en apartados anteriores y un
lugar desde donde construir el temario periodístico, puntualmente
en zonas rojas. Si consideramos la construcción teórica de Luciano
Elizalde (1998, 2004, 2005, 2006), podremos advertir que ese po-
der está estipulado, ciertamente, por el conjunto de relaciones que
mantiene el diario con otros y con el grado de apoyo o no que recibe
2. Primer caso: diario con fines políticos 131

del conjunto de actores políticos. Es decir, la autodefinición como


actor político, implica la existencia de niveles de interdependencia y
cooperación con grupos a los cuales se consideran próximos y gru-
pos a los cuales se definen como opositores. La proximidad está de-
cretada, en este caso, por el grado de gratificación de necesidades
económicas o de posicionamiento político.

En el caso de “Diario 1” existe un campo de interrelaciones e


interdependencias de orden instituido. La primera caracterización
está dada por oficialización de los espacios de poder institucional
que ostenta el director del diario. Su propietario no solo es legis-
lador en representación del sector oficialista, sino también autori-
dad del partido de gobierno. Esto implica, en términos generales, la
transparencia de una posición y una actuación en consecuencia. Se
trata, según se desprende de la observación, de un posicionamiento
macro respecto al escenario global. Es decir, su propietario se ubica
en el espacio del partido de gobierno y desde allí construye sentido
de pertenencia y se distancia de los “otros” sectores políticos. Se tra-
ta de primeras coordenadas de ubicación producto de compromisos
institucionales que circulan, lógicamente, en la sala de redacción.
Está claro, entonces, que estas primeras líneas significan una pri-
mera capa de aproximación al oficialismo, el Poder Legislativo y el
Poder Ejecutivo, en tanto actor-social de esa realidad. Los “otros”
se construyen desde la diferenciación a esos espacios de ocupación
institucional que lleva adelante el propietario.

Lo que llama la atención de este fenómeno es el transvaciamien-


to del lugar político de las autoridades a la actuación periodística del
diario, y más importante aún, a las representaciones que los propios
periodistas tienen del escenario local. No existen líneas de frontera
que permitan diferenciar ambos campos, es decir, se asume como un
imperativo analizar la política desde el terreno de intereses del due-
ño, lo cual se traduce en un acercamiento necesario a su círculo de
relaciones. Sobrevuela el preconcepto de que los periodistas están
obligados a pensar también como si fueran dirigentes oficialistas.
Sobre ello, Vergara aclara:

Uno lee el diario y es pro-gobierno, todos los medios de la


provincia son pro-gobernador, eso está claro. En ciudades
132 César Arrueta

como éstas donde el periodismo es pobre y limitado, el pe-


riodista se acható por los mismos condicionantes políticos,
digo: “para qué investigo si luego no se publica o emite…”,
casos que suceden acá, lugar donde los mismos gobiernos
son dueños de los medios. Este es un fenómeno muy típico
en las provincias periféricas. También los empresarios son
dirigidos por el gobierno, ya que no solo tienen un canal
sino varias empresas paralelas, entonces se manejan como
quieren. La política en nuestra provincia es muy influyen-
te y con respecto a eso no se puede hacer mucho.

Sin embargo, desde el punto de vista de las relaciones instituidas,


el campo de interacciones se torna más complejo. Sobre este punto,
es importante advertir el significado que pudiera adoptar el término
“oficialismo” puesto que su determinación no implica compromisos
generales con el conjunto del partido de gobierno sino con sectores
internos propios y grupos afines.

Queda claro que el partido de gobierno se considera y actúa como


actor político en el campo local, y que esa autodefinición determina
la forma de distribución de la superficie redaccional, mitigando y
enfatizando en dos niveles: un nivel macro que se corresponde con
la institucionalización de los cargos que ocupa el propio director del
medio; y un nivel micro, determinado por las alianzas y oposiciones
políticas coyunturales que construyen su escenario cotidiano de in-
terrelación y cooperación.

En tal sentido, esta autodefinición genera un ambiente de pro-


ducción periodística que está atravesado por la ubicuidad política y el
efecto que, en tal razón, podrían generar unas u otras informaciones.
Por ello, la consecuencia de este valor es el uso de la agenda perio-
dística como estrategia de negociación, posicionamiento y disputa de
poder que tiene este actor político en particular, respecto a sus pares,
sean aliados u opositores. El proceso de construcción de realidad está
determinado no por la pluralidad de voces en interacción, sino por el
énfasis que ameritan aquellas que están en acuerdo con los intereses
de la dirección. El diario se transforma, en consecuencia, en escenario
de interacción política, donde los marcos de actuación, protagonismo
y/o ensombrecimiento mediático, los determina el propio periódico
2. Primer caso: diario con fines políticos 133

no desde el interés general, sino desde su propia red de valores. Por


ende, los periodistas actúan como ejecutores de esta directriz.

2.2.4.3. Tercer valor añadido: actor agro-industrial


Un tercer valor editorial es el que definiremos como actor in-
dustrial. Esta posición está vinculada con la proximidad que el pe-
riódico mantiene con sectores industriales. Desde su conformación
empresarial hasta la actualidad, el diario conserva la directriz de
dar especial cobertura y significación periodística a aquellas noticias
que se produzcan en el sector, como acción de contribución y debate
sobre este aspecto en la provincia.

Ahora bien, el concepto de “industriales” no tiene, como en ca-


sos anteriores, un valor genérico, sino acotado. Este concepto se
corresponde, más bien, con la asociación de sectores tradicionales,
como ser la producción de azúcar. Por tal razón, cuando se habla de
una especial conexión con la realidad del sector industrial, se está
hablando de la realidad de un conjunto de empresas y directivos que
capitalizan la direccionalidad de ese ámbito en la provincia. Se des-
conoce, por tanto, la realidad de pequeños y medianos productores
que son postergados a la categoría de “temas tangenciales”.

En este campo, “Diario 1” construye un diálogo institucional-


periodístico tanto con las empresas en forma directa, como con sus
cámaras de representación.

El valor editorial, en este caso, está dado por una intención de


visibilidad de las acciones, demandas o necesidades del sector hacia
el Estado provincial o bien entre sus actores entre sí. De hecho, el
diario actúa –por disposición editorial– como espacio de difusión
de la realidad del sector industrial y visibilidad de sus demandas.
Lo hace en dos sentidos. El primero, porque su propietario es ac-
tor integrante de este ámbito y comparte necesidades y demandas
concretas. Existe, por ende, una instancia de identificación con sus
miembros y un espacio común de interacción que el diario aborda
en forma permanente.

El segundo sentido está relacionado con la visión de provincia


que el diario, a partir de la concepción de su propietario, intenta
134 César Arrueta

comunicar. Hacemos referencia, en términos generales, a un valor


especial otorgado al concepto de la “cultura del trabajo”. Se hace
desde este enunciado, un eje aspiracional y un trayecto que debe
transitarse y recorrer transversalmente la agenda del periódico.
Este posicionamiento, junto al sentido anterior, permiten que el
diario se constituya en actor dinámico de difusión de la realidad
del sector agro-industrial, sea para la visibilidad de demandas y
logros, como así también para revalidar, simbólicamente, los con-
ceptos de esfuerzo y responsabilidad como inyectores del desarro-
llo local.

2.2.4.4. Cuarto valor añadido: actor vecinalista


Este valor está establecido, particularmente, por el jefe de redac-
ción. Es decir, no se trata de un posicionamiento emanado exclusi-
vamente desde la dirección, sino consentido ante la requisitoria de
encontrar equilibrios de agenda en el diario que permitan, por un
lado, corresponder el conjunto de intereses y demandas que confor-
man los tres primeros puntos; y por otro que satisfagan los espacios
de participación e inclusión de sectores sociales desde una mirada
tangencial, contributiva, no confrontativa.

En tal sentido, el tratamiento de problemáticas vecinales consti-


tuye un valor editorial que caracteriza al diario. Se trata de un espe-
cial interés por situaciones de conflictos en barrios periféricos desde
donde se hacen visibles las requisitorias de los ciudadanos. Igual
sentido pueden adquirir aspectos vinculados con la difusión de in-
novaciones de investigadores locales, participaciones destacadas en
certámenes de distinta naturaleza o hechos solidarios.

Es posible considerar esta forma de posicionamiento, como un


interés institucional por dar cobertura a hechos que suceden en un
terreno periférico de intereses, y que presuponen acontecimientos
de alto contenido social. Es el valor por medio del cual el diario
construye una relación de correspondencia con segmentos de su pú-
blico lector. Si bien no es decisoria para el conjunto de valores que
permiten el funcionamiento de la empresa, sí lo es desde la imagen
que transmite hacia determinados ámbitos de lectura. Allí radica su
trascendencia.
2. Primer caso: diario con fines políticos 135

2.2.5. Modos de decir la noticia

Los modos de decir de la noticia tienen especial trascendencia


por su incidencia y complementariedad en los mecanismos de sig-
nificación. Por tal razón, ahondaremos en este punto en los con-
dicionamientos de formato y diagramación y las oportunidades es-
paciales de comunicar las informaciones. Junto ello analizaremos
también, en términos generales, el nivel estilístico.

2.2.5.1. Nivel gráfico espacial


La inserción de “Diario 1” en el mercado se acompañó, además
de un enorme esfuerzo empresarial, de variantes gráficas. Como co-
mentábamos en el inicio de este capítulo, “Diario 1” hizo de su for-
mato un valor diferencial y distintivo. Su conformación tabloide fue,
para la época, una rasgo de personalidad, en claro contraste con el
sobrio estilo sábana. Es así que desde sus inicios, este periódico ex-
perimentó renovadas formas de presentación de noticias basándose
en un uso más intensivo de las fotografías, los titulares y la distribu-
ción de las noticias en la superficie textual.

El cuerpo principal del primer ejemplar se editó, totalmente en


blanco y negro, en 28 páginas, con noticias distribuidas en seis co-
lumnas.

En este primer período, las modalidades gráficas se correspon-


dieron fundamentalmente con el uso notorio de fotografías y titula-
res de alto impacto. En tanto, la comunicación informativa se edificó
desde un concepto de segmentación temática, es decir, empleando
secciones bien identificadas y suplementos especiales.

Es así que las noticias significaban no solo desde su contenido


sino también desde su ubicación en el cuerpo del diario, la página,
y la visualización de los hechos. Se trataba, en consecuencia, de un
concepto más dinámico y vistoso de presentación, que se correspon-
de con un estilo de periódico que Manuel López define como masi-
vo, es decir: “que se dirige a una sociedad interclasista, poco exigen-
te y que busca en los medios de expresión escritos, un divertimento
informativo” (1995:24). Resulta pertinente esta categorización pues
se vincula con una intencionalidad inicial de diferenciación, no solo
136 César Arrueta

desde el formato, sino también desde el empleo de nuevos recursos


de presentación gráfica para enfatizar el valor y el sentido de su
propuesta.

Siguiendo con este mismo concepto, en el año 2000, el diario rea-


lizó cambios profundos en su modalidad gráfica, iniciando, de esta
forma, lo que llamaremos segundo período. Se trató de un cambio
radical en la diagramación. Se organizaron las páginas sobre la base
de cinco columnas. Se aumentaron las páginas a color, empleando
dieciséis sobre un total de cuarenta. Junto a ello, se cambió de tipo-
grafía y se utilizaron textos más extensos para la redacción de noticias.
Cayeron en cesación las dobles páginas centrales, se acentuó el énfa-
sis en la apertura de cada sección y se usaron, en cada una de ellas,
pequeños adelantos en la parte superior izquierda de la superficie
textual. Se trata de una instancia de acentuación de aquella tendencia
inicial de confluencia de recursos gráficos, con el propósito de hacer
del diario un espacio de información capaz de conjugar la diligencia
y variedad de los medios audiovisuales, con la profundidad del trata-
miento de los medios gráficos. Este fenómeno está relacionado con
el planteo global respecto a la necesidad de nuevas estrategias en el
campo de la prensa gráfica, frente a la metamorfosis de los marcos de
comprensión que conlleva la cultura audiovisual.

En este sentido, resulta evidente que “Diario 1” asumió, desde su


propia creación, el desafío de ofrecer nuevos esquemas de presenta-
ción de noticias, llevando adelante un proceso continuo de variantes
y transformaciones que reflejan la tendencia irreversible hacia un
concepto multimedia. Los dos primeros períodos, aquí brevemente
señalados, nos permiten contextualizar y entender, en carácter rela-
cional, las modalidades de decir la noticia empleadas por el diario
durante el período de observación y la disposición de recursos gráfi-
cos, en el cuerpo principal, utilizadas para jerarquizar y administrar
los espacios según criterios editoriales.

En términos formales, este tercer período lo definiremos como


de consolidación, habida cuenta de la contundencia de los recursos y
transparencia de los objetivos. Esta etapa tiene inicio formal en sep-
tiembre del año 2002, cuando por decisión empresarial se avanza en
un cambio paradigmático en el diseño.
2. Primer caso: diario con fines políticos 137

Las tareas se iniciaron en el mes de agosto de año 2003 y el 8


de septiembre del mismo año se publicó el primer ejemplar con las
transformaciones iniciales. El cambio fue percibido en la redacción
como una fase trascendental asociada a una estrategia de superación
profesional y mejoramiento de la calidad del servicio informativo.

Para nuestro eje de interés diremos que estas modificaciones re-


presentan una alteración sensible de los modos de decir, asociados a
tres ejes fundamentales. El primero, que no abordaremos en toda su
dimensión en este trabajo, vinculado con la estética del periódico.
Hacemos referencia a un embellecimiento de las formas a partir del
uso de una nueva tipografía, cuadros, recuadros, estilos de líneas,
letras capitales y distribución de los espacios. En términos generales,
podemos definir el nuevo formato como una aproximación al con-
cepto de “cultura audiovisual”, impuesto desde una tendencia pro-
gresiva hacia el consumo multimedia. En este caso, “Diario 1” no es
concebido únicamente como un espacio periodístico para ser leído,
sino también para ser visto. De allí las trascendencia de las formas,
los colores y el valor iconográfico, que describíamos inicialmente.

El segundo eje, quizá el más sensible, está relacionado con los


recursos incorporados por el periódico en el plano de la gráfica con
el propósito de establecer nuevos modos de comunicar y ponderar la
noticia en el contexto general de la propuesta informativa. Estamos
hablando, básicamente, de una nueva forma de zonificación infor-
mativa y la incorporación de piezas complementarias para agilizar y
estimular la lectura.

Sobre el primer aspecto, “Diario 1” organiza su propuesta sobre


la estructura de siete secciones, más la tapa y contratapa, que actúan
como campos autónomos, pero relacionados en función al conjunto.
Estas secciones son:

1. Tapa: presenta de manera clara y contundente el tema más


importante del día. Lo hace aprovechando el centro de la página,
ubicando una fotografía de importantes dimensiones y un titular a
tres líneas. El nuevo diseño concentra en ello, el foco atencional. Sin
embargo, también ofrece un área especial a las noticias consideradas
de mayor noticiabilidad. Estas se ubican a lo largo de columnas hori-
138 César Arrueta

zontales y/verticales que se distribuyen alrededor del punto de atrac-


ción según secciones y nivel de importancia, siendo la presencia de
pequeñas fotografías el indicio de un mayor nivel de énfasis. Para
todos los casos, cada recuadro funciona como un anticipo noticioso
y busca captar la atención del lector. Como valor agregado, la tapa
también ofrece en el margen superior izquierdo datos del clima, con
temperaturas de máxima y mínima para la jornada.

2. Página dos: es el aperitivo de esparcimiento antes de entrar en


las noticias del día.

3. Nacional: presentación de noticias de orden nacional. Una


sub-sección especialmente significativa y característica de este seg-
mento es “Confidencia”. Allí la información se complementa con
pequeños detalles informativos y/o primicias de gran significado. Se
transforma, en otros términos, en un espacio de complicidad entre
el medio y el lector a partir de la publicación de noticias, rumores,
y datos exclusivos sobre temas de actualidad. Regularmente aborda
aspectos de la política nacional.

4. Internacional: presentación de noticias de orden internacio-


nal. Prescinde de sub-secciones fijas.

5. Provincia: constituye la sección más importante para el proce-


so periodístico local. Aborda la realidad periodística de la provincia
a través de 15 páginas que organiza en 6 sub-secciones fijas. Ellas
son:

Apertura: constituye el inicio de sección y la página más impor-


tante de la oferta periodística local. La noticia del día se ubica en
el primer nivel de la carilla y es presentada con claridad, titulada
de forma elocuente y con una fotografía de importantes dimen-
siones. En el margen superior derecho se destaca una cifra que se
presenta como el dato numérico más relevante de la jornada

Agenda: concentra la información administrativa más importan-


te. Diariamente reseña vencimientos impositivos, cursos de for-
mación, fechas de exámenes en colegios de nivel medio y supe-
rior, convocatoria a asambleas extraordinarias, etc. Es un espacio
2. Primer caso: diario con fines políticos 139

de rápida lectura que brinda información específica sobre aspec-


tos vinculados al funcionamiento cotidiano de la sociedad civil.

Página central: dedicada a un tema de especial interés social que


es abordado en profundidad por la redacción del diario. Esta
gran nota cotidiana tiene el valor agregado de permitir un com-
pleto tratamiento de la noticia, aportando datos, encuestas, in-
fografías, imágenes, opiniones, etc. La extensión y la centralidad
de la sub-sección en el cuerpo del diario, no significa el mayor
punto de interés noticiable del día, pues en numerosas ocasiones
se han abordados temas atemporales y/o sobre temáticas que no
se corresponden con la agenda global del conjunto de medios.
En tal sentido, puede decirse que es un componente cuyo peso
específico está dado por la posibilidad de abordaje de la noticia
y el territorio estratégico de su ubicación.

La entrevista: espacio destinado a la recuperación de la tradicio-


nal entrevista, de tipo pregunta-respuesta. De elaboración dia-
ria, esta sub-sección se constituye en un ámbito de valoración de
contestaciones de líderes de opinión, expertos, referentes de la
sociedad civil, etc. Si bien no está necesariamente vinculada con
el tema abordado por la sub-sección A fondo, se han registrados
casos de correspondencia y complementariedad.

Departamentos: además de las informaciones destacadas, la ac-


tualidad de los departamentos que integran la provincia tiene
su propio espacio. Allí se dan a conocer noticias de diferentes
ámbitos y vinculadas a problemáticas disímiles. Se constituye en
un ámbito de interacción directa con lectores del interior.

6. Cultura & Espectáculos: presentación de noticias referidas al


espectáculo local y nacional. Se promueven, ocasionalmente, obras
de teatros, programas de radio, premiaciones y eventos culturales.

7. Deportes: presentación de noticias referidas al local, nacional


e internacional.

8. Policial: presentación de noticias referidas al local, nacional e


internacional.
140 César Arrueta

9. La contra: es el cierre amable del diario. El punto de aten-


ción se concentra en la publicación diaria de fotografías de impor-
tante tamaño que refieren a modelos nacionales e internacionales.
Definidas en la redacción como “personajes que integran la fanta-
sía popular”, la contratapa adquirió cierta notoriedad a partir de la
exuberancia de las fotografías.

Un primer recorrido por la distribución seccional del diario, per-


mite obtener una primera disección de la realidad social reconstruida
por el medio. Esta clasificación se corresponde, en términos genera-
les, con una noción de organización que adquiere especial relevan-
cia a partir de aquella relación de tensiones que se mantiene con el
tiempo de cierre. Es decir, la ordenación en grandes áreas temáticas
facilita, en este caso, una mejor vinculación con la realidad social, a
partir de la sistematicidad en las formas de abordaje. Si bien adheri-
mos a la idea de que en los periódicos la organización de secciones no
se corresponde con un modelo homogéneo y estático, sino más bien
dinámico, se ha podido advertir que el nuevo modelo de distribución
gráfico-espacial aplicado en “Diario 1” en el año 2003, no solo se ar-
gumentó desde la noción y mejoramiento de las formas de lectura y
acceso a la noticia, sino desde la necesidad de institucionalizar formas
ciertamente mecanizadas de producción de la noticia. En este sentido,
el campo de producción periodística se hace desde las limitaciones y
potencialidades del diseño, y no desde nuevas alternativas de comuni-
cación producto de la propia trascendencia de la noticia.

Está claro entonces, que la organización primaria de las noti-


cias que hace “Diario 1” se vincula con dos fenómenos conexos. El
primero, que circula en el campo de lo decible, tiene que ver con
el mejoramiento de las formas de comunicación de la información,
desde un horizonte dinámico y de fácil acceso. La convivencia de las
secciones y sub-secciones que hemos descrito en párrafos anteriores,
denota una intención de introducir creatividad, trasgresión, detalle,
reciprocidad, impacto y tonalidad en la superficie textual, bajo el
convencimiento de que la propuesta informativa debe atender las
nuevas demandas de consumo.

El segundo fenómeno, que circula en el campo de lo no-deci-


ble, se inscribe en el terreno restrictivo del diseño. La información
2. Primer caso: diario con fines políticos 141

se organiza en los límites de las posibilidades gráficas y los modos


de presentación de la noticia están subordinados a esos condiciona-
mientos. En tal sentido, el proceso de producción de la noticia está
encasillado en una forma de comunicación, que no cede espacios
antes intenciones ciertas de significar desde nuevas y variados recur-
sos. No estamos afirmando que el diario debería alterar su diseño en
forma cotidiana; lo que se está enunciando es una predominancia de
las formas sobre los contenidos, a partir de una necesidad específica
de garantizar el cierre del producto en tiempos ya establecidos.

2.2.5.2. Formas de significación y jerarquización


En el marco de esa limitación, que hemos advertido en el apar-
tado anterior, es que resulta importante abordar la gama de recur-
sos gráficos que emplea el diario para corresponder la intención de
ofrecer noticias en mayor nivel de detalles y especificidad. Junto a
ello, señalar cuáles son los indicadores de prioridad y jerarquiza-
ción.

Sobre este último punto, el diario recurre a un parámetro sen-


cillo y progresivo de jerarquización de noticias. El mayor nivel de
prioridad se expresa en la ocupación del foco atencional de tapa;
espacio considerado neurálgico para la agenda informativa del dia-
rio. Las noticias allí incluidas son evaluadas según los criterios de
noticiabilidad que circulan en el medio y en directa competencia con
acontecimientos que se aportan en otras secciones. El tema central
es autónomo e independiente a cualquier apartado temático.

El segundo nivel de prioridad está determinado también por la


ocupación de los espacios circundantes al foco atencional de tapa.
Son aquellos pequeños adelantos que se organizan por secciones y
que actúan como leads informativas. En este aspecto, resulta impor-
tante hacer una distinción entre aquellos anticipos que son acom-
pañados con fotografías de aquellos que solo emplean texto. El
acompañamiento visual en tapa es otro indicio de jerarquización y
valoración de la noticia.

Un tercer nivel de significación de trascendencia está establecido


por la ubicación de la noticia en la página de apertura de la sección
142 César Arrueta

Provincia. Decíamos, en párrafos anteriores, que la jefatura de re-


dacción consideraba a la noticia allí ubicada la más importante del
día, a razón de su trascendencia. La información se acompaña con
cifras que inician la sección, una o dos fotografías de alto impacto
y titulares sugestivos. La importancia de la página de apertura está
dada también por el hecho de ser considerada la iniciación de la
sección y la carta de presentación de la oferta informativa del día.

El cuarto nivel de significación está dado por las noticias publica-


das en página central. Allí se abordan problemáticas, temporales o
atemporales, pero con un nivel de profundidad mayor que en otros
ámbitos periodísticos.

Un quinto nivel de significación está dado por el empleo de pá-


ginas que trabajan con color. Hacemos referencia a páginas impares
ubicadas entre la apertura de sección y la página central que adquie-
ren especial relevancia a partir de su ubicación y la tonalidad que
emplean. En este sentido, es fácil advertir entonces, que el último
nivel de significación está dado por la publicación de noticias en
páginas pares, a una sola tinta.

Como podrá observarse, el criterio de jerarquización en el cuer-


po del diario responde a un esquema escalonado y progresivo. Está
definido por su posición física en zonas periodísticas consideradas
de inmediata lectura: la apertura, la página central y las páginas im-
pares. La significación se acompaña, en forma proporcional, con el
uso de fotografías de dimensiones respetables y titulares a dos y tres
líneas. La construcción de la tapa del diario respeta este esquema,
aunque su definición final está sujeta a la trascendencia de noticias
publicadas en otras secciones, inclusive las realizadas por periodistas
“externos”.

Este proceso de jerarquización que hemos descrito, se comple-


menta con un proceso inter-página de valoración informativa. La
superficie textual se divide, en este caso, en dos niveles: el primer
nivel se conforma por un bloque superior que cubre el 60% de la
hoja del diario y un segundo nivel que se compone por un bloque
inferior que completa el 40% restante. Ambos son separados gracias
a un juego de dos filetes de distinto grosor.
2. Primer caso: diario con fines políticos 143

En el primer caso, la noticia allí ubicada nunca comparte su espa-


cio con otras informaciones no relacionadas; situación que sí sucede
en el segundo nivel cuando, por decisión editorial, se publican no-
ticias, no relacionadas, que conforman un tercer nivel de valoración
y se posicionan, regularmente, en el margen izquierdo inferior de
la página. Es así que tanto el primero, como el segundo y, eventual-
mente, el tercer nivel de valoración de una noticia en página está
vinculado también con un protagonismo espacial, aunque más im-
portante aún, con una posición adquirida en función a los accesos y
los recorridos de lectura de las noticias. Este primer desafío gráfico
de lograr un periódico de “mejor y más rápida lectura” involucran-
do nodos atencionales cuya accesibilidad es determinante para el
proceso de jerarquización, incluyendo no solo los trayectos externos,
sino los trayectos internos de la página.

Sobre este último punto, es importante señalar los recursos gráfi-


cos empleados por el diario para dar sentido a la noción de profun-
didad en el tratamiento de la noticia. Esta noción de profundidad
solo es aplicable a informaciones que tiene especial abordaje y se
ubican en espacios de mayor jerarquización, como la apertura, las
páginas centrales y los páginas impares.

El sentido de profundidad se logra a través de un mecanismo de


despiece de la noticia. Un aspecto de la información es separado del
texto principal para resaltar mejor su significado. Cada aspecto que
es apartado se hace a través de la valoración del núcleo informativo
que la contiene y se transforma en una pieza. De esta forma, si lo
que se intenta destacar es la opinión de uno de los actores involu-
crados, la pieza se denomina: “La opinión”: si se quiere destacar un
antecedente, la pieza se nombra como “El antecedente”; si lo que
se quiere resaltar es un dato en particular; se denomina “El dato”.
En el caso de que la información tenga un peso autónomo, pero
esté vinculada con el cuerpo principal de la noticia, se ubica en un
recuadro claramente diferenciado y se publica bajo el título de “Nota
relacionada”

Obsérvese de qué forma el sentido de exhaustividad informativa


se construye a partir de complementos destacados y vinculados al
cuerpo principal de la noticia y que tiene por finalidad enfatizar
144 César Arrueta

en un detalle, anécdota, dato, apunte y/o opinión. En igual senti-


do, la publicación de “notas relacionadas” al tema principal cum-
ple la misma tarea: realzar aspectos adicionales y sumar miradas al
conjunto general de la información. El uso de este mecanismo de
despiece es, sin dudas, empleado también con un sentido de jerar-
quización y valoración de la noticia, pues se parte del supuesto de
que el abordaje realizado al conjunto desde las peculiaridades de
las partes presume una cobertura integral del fenómeno, frente a
aquellos acontecimientos, posicionados en niveles menores de jerar-
quización, que solo son abordados y recontextualizados en un solo
bloque noticioso.

2.2.5.3. Las noticias


Las reformulaciones realizadas al diseño gráfico también altera-
ron las formas de presentación de la noticia. No solo desde los géne-
ros periodísticos que se fueron incorporando sino también desde sus
componentes. Sobre el primero aspecto, vale decir que se reafirmó
una tendencia hacia formas estilísticas más amplias capaces de in-
cluir las de corte netamente informativas, descriptivas y argumenta-
tivas. Sobre las primeras existe una clara tendencia hacia el uso de la
pirámide invertida como mecanismo tradicional de presentación en
base a núcleos informativos de mayor trascendencia destacados en
primera instancia y aspectos complementarios relatados en secuen-
cia progresiva.

El carácter narrativo está vinculado, en este caso, con la posibili-


dad de incluir notas de color cuyo eje informativo está marcado por
una conectividad con el lector, desde el compartimiento de anécdo-
tas y/o experiencias de la vida cotidiana. En el período de observa-
ción se ha podido detectar una tendencia hacia la valorización de
acontecimientos de especial significado social. Hacemos referencia
a experiencias de vida, remembranzas, descubrimiento de parajes
alejados de la provincia, relatos amenos sobre ferias comerciales y/o
festivales culturales, particularidades de una manifestación social,
entre otros. El sesgo narrativo en “Diario 1” está relacionado con
la visibilidad de pequeños sucesos o la trastienda de aquello que el
público no se percata de atender. Es un valor diferencial respecto a
su tradicional competencia y espacios de expresión que el periodista
2. Primer caso: diario con fines políticos 145

toma como propios, habida cuenta de la amplitud con la que cuenta


a la hora de escribir.

Finalmente, el corte argumentativo en la construcción informa-


tiva está dado por la institucionalización de los “comentarios políti-
cos” y editoriales, como espacios directos de persuasión. No se trata
de áreas disimuladas en la superficie textual sino como expresiones
concretas de posicionamiento respecto a temas de interés público.
Esta posibilidad de “opinar” no solo es aplicable a categorías institu-
cionalizadas sino también a expertos externos e inclusive a propios
periodistas, quienes en más de una ocasión han expresado directa-
mente su posición en piezas denominadas “La opinión”. Se trata
entonces, de un proceso mediante del cual se asume una responsa-
bilidad empresarial y personal de argumentación frente a hechos
considerados de discusión pública.

Está claro que esta multiplicidad estilística tiene directa relación


con la ampliación de los espacios de presentación de la noticia desde
perspectivas complementarias y una noción de confluencia de valo-
raciones. No es extraño, entonces, advertir un mismo nivel de insti-
tucionalidad en cuanto a tipos de noticias se refiere, que van desde la
tradicional pirámide invertida, pasando por la crónica, la entrevista
pregunta-respuesta hasta llegar al comentario político. Entendemos
que esta diversificación puede ser explicada en la intención de pro-
ducir un periódico de lectura rápida y eficaz, pero desde la posi-
bilidad de ofrecer mayores matices atencionales al lector. Desde la
perspectiva histórica de “Diario 1” no es un condicionante menor su
posición anti-tradicional que se materializa en la experimentación y
optimización de nuevas y renovadas modalidades de presentación
de la información de actualidad. Una cualidad que el periódico ex-
plota en tanto rasgo de identidad y de diferenciación con su com-
petencia.

Otro de los aspectos que merece especial consideración son los


elementos constitutivos de la noticia. En el caso de “Diario 1” se
observó un empleo de “Bajadas” con la intención de lograr una am-
pliación de los aspectos más destacados de la información. Cuando
se trata de noticias de primer nivel, se utiliza una doble bajada,
“para recorrerlas con mayor precisión”. También es una caracterís-
146 César Arrueta

tica el uso de “volanta” con la intención de enmarcar el tema para


situar el lector en el contexto general de la noticia. Todas las fotos se
acompañan con un epígrafe, que se compone de un pequeño texto
que se estructura en una primera parte anunciativa y una segunda
parte, explicativa del contenido de la imagen.

2.2.5.4. De la publicidad
Habíamos afirmado que uno de los componentes editoriales del
diario era la aceptación de su posibilidad de lucro, a partir de la
conformación de estrategias comerciales compatibles con la lógica
de mercado. Esto implica, en términos de disposición gráfica, un rol
preponderante de la publicidad y un predominio de ella por encima
de la cuestión periodística.

Se ha observado, en reiteradas ocasiones, una reducción de los


espacios informativos, a favor de los espacios publicitarios en pági-
nas solicitadas por el anunciante a último momento. Este fenómeno
que Dader (2000) define como comercialismo, tiende a violentar los
modos de decir la noticia, en tanto se privilegia la publicación de
avisos comerciales que pueden alterar drásticamente el diseño de
una carilla.

Resulta llamativa la aceptación en el seno de la sala de redacción


de esta realidad predominamente comercial. Se parte de la acepta-
ción del supuesto de que la empresa precisa, ante todo, auspiciantes
para garantizar su funcionamiento. Este valor imaginario se convier-
te en razón suficiente para acatar cualquier modificación de último
momento y es catalizador de relaciones condescendientes con los
anunciantes, a punto tal de ofrecer las ya comentadas “publinotas” o
tratos diferenciales no-agresivos con ellos.

2.2.6. Rol del periodista

Interesa en este apartado aproximarnos a la autopercepción que


tienen los periodistas de “Diario 1” respecto al ejercicio de su profe-
sión, en el marco del proceso de producción descripto en párrafos
anteriores. El término autopercepción se utiliza, en este caso, con
la intención primaria de dar cuenta de la “aprensión directa de si-
2. Primer caso: diario con fines políticos 147

tuaciones objetivas”, en el contexto de nuestro objeto de estudio.


No es menester abrir juicios de valor o discusiones de índole fe-
nomológicas, simplemente adherir a una conceptualización básica
estructurada en función de actos de entendimientos propuestos por
los propios periodistas y dar continuidad a trabajos que, en igual
sentido, han desarrollado Rosendo Fraga (1997) y Gustavo Béliz-
Zuleta Puceiro (1998), en otros.

En las consideraciones teóricas, habíamos definido al periodismo


como artífice del proceso de mediatización y a los periodistas como
apropiadores simbólicos del orden institucional. Estas nociones nos
llevan a entender el ejercicio periodístico como la materialización es-
pecífica de prácticas cotidianas de producción con el propósito: “de
contribuir al bienestar general informando a las personas y permitién-
doles formar juicios sobre temas importantes” (McQuail, 1998:73).

En el marco de esta conceptualización, propia de la corriente


norteamericana de mediados del siglo XX, es que los periodistas de
“Diario 1” conciben la matriz institucional de su profesión y realizan
valoraciones a partir de esa construcción ideal que postula, en tér-
minos ordinarios, la noción de imparcialidad e independencia como
proposiciones referenciales. En tal sentido, el conjunto de actos de
entendimientos relevados en la sala de redacción lleva a identificar y
caracterizar una percepción del ejercicio periodístico en tanto cam-
po de limitaciones; entendiéndose por limitación la demarcación
arbitraria de las formas de actuación.

Las referencias emitidas sobre la tarea informativa cotidiana se


estructuran desde el plano de la imposición negativa y la acotación
de las posibilidades de hacer. Es así que el periodismo se entiende
y define no desde un horizonte vinculado a la disposición natural
de la acción, sino al plano adversativo. Definir la profesión desde
la limitación puede entenderse, en este caso, como síntoma de opo-
sición/disconformismo a un orden establecido y una necesidad de
diferenciación a pesar de ser actor preponderante del proceso de
producción de noticias y construcción de realidad.

En este caso se analizarán las conceptualizaciones vertidas a par-


tir de la caracterización de diferentes planos adversativos para lue-
148 César Arrueta

go, en una etapa de integración, dar sentido a una construcción final


respecto a la autopercepción de la profesión.

2.2.6.1. Condiciones restrictivas de orden intrainstitucional


El ejercicio del periodismo se percibe, en este caso, como una
práctica limitada por factores de naturaleza interinstitucional. Aquí
se consideran aspectos relacionados esencialmente con las condicio-
nes laborales. Se identifican desde carencias materiales, como tele-
fonía fija y móvil, transporte y elementos de trabajo, hasta remune-
raciones no acordes a los convenios colectivos.

Es un lugar común oír recurrentes quejas sobre la no atención de


necesidades mínimas por parte de la dirección de la empresa y una des-
protección generalizada sobre el periodista. En tal sentido, la empresa,
en tanto estructura organizativa, es percibida como factor altamente
condicionante de la tarea periodística. Sobre ello, Barvos comenta:

Los salarios son bajos, hay mucha precariedad laboral. La


empresa no avala, no respalda el trabajo del periodista y
por eso nos sentimos desprotegidos, tanto por presión de los
auspiciantes como por la protesta social. Existen también
mucho temor por el tema judicial, todo se transforma en
judiciable y hay mecanismos explícitos de censura. El go-
bierno controla todos los medios, los auspiciantes, los spon-
sors. En el medio también hay limitaciones para hacer una
nota, estamos esperando que la telefonista se desocupe, que
haya un auto, que haya un fotógrafo; son limitaciones ma-
teriales, pero limitaciones al fin.

Una de los elementos más recalcados es la retribución económi-


ca. Si bien el diario prescinde de formas habituales de precarización
tales como servicios freelance y/o pasantías universitarias, el sistema
de liquidación de haberes resulta cuestionable. En el período de
observación se han podido identificar mecanismos de cancelación
de sueldos que incluyen canjes publicitarios y anulación del Sueldo
Anual Complementario, por razones económicas. Este mecanismo
genera un alto nivel de incertidumbre respecto al dinero que se per-
cibirá a fin de mes, pues el sistema de pago incluye vales en super-
mercados y comercios de ropa.
2. Primer caso: diario con fines políticos 149

Respecto a la no-liquidación del Sueldo Anual Complementario,


la medida se decidió en el año 2003. Por un posicionamiento edito-
rial y político, la empresa rompió vínculos con el gobierno provincial
y dejó de percibir montos en conceptos de publicidad oficial. Esta
situación afectó las arcas del periódico y obligó a buscar variables
de ajuste, que recién se regularizaron en el año 2006. Durante ese
período, el SAC se abonaba, eventualmente, a través de canjes pu-
blicitarios.

La percepción de una limitación económica en el ámbito inte-


rinstitucional, deriva en dos situaciones que definen la noción que
adquiere el ejercicio periodístico en nuestro campo de estudio. La
primera vinculada con la aceptación de que, en ese contexto, el pe-
riodista tiene permitido realizar actividades paralelas, que incluyen
ser agentes de prensa de partidos políticos, instituciones interme-
dias y líderes de opinión. En este caso, ser agente de prensa significa
actuar como un canal de acceso a medios masivos, con particular lle-
gada al diario en el que trabaja, con el propósito de instalar mensa-
jes direccionados. Por necesidades económicas y decisión personal,
el periodista es propenso a recibir pagos por publicación de noticias
y producción de material tendencioso; comportamientos reprocha-
bles desde el punto de vista ético.

Este fenómeno de periodistas-agentes de prensa tiene especial


visibilidad en períodos electorales. En la instancia de trabajo de
campo, momento en el cual se llevaron adelante comicios legislati-
vos, se ha podido detectar que algunos periodistas tenían vínculos
efectivos con candidatos partidarios, lo cual generaba situaciones de
tensión en el interior de la empresa. Cada uno pugnaba por espacios
periodísticos según la óptica de sus propios intereses. Igual situación
fue percibida en ámbitos privados, es decir, se han podido registrar
periodistas que actuaban como operadores de prensa de empresas
privadas y a través de los cuales se canalizaban mensajes que intere-
saban hacer visibles.

Otras de las consecuencias de la precarización laboral, a la cual


referíamos al inicio de este apartado, es la estimulación del perio-
dista como agente publicitario. Se ha observado la aceptación, en
el seno de la redacción, de la posibilidad de que un periodista deba
150 César Arrueta

y pueda gestionar publicitariamente ante potables anunciantes y


percibir, conforme a ello, comisiones por sus servicios. Igual que
en el caso anterior, este comportamiento es violatorio de los có-
digos de ética, en tanto: “no deben participar de la negociación o
tramitación de pautas publicitarias, tarea que está a cargo de áreas
comerciales”.

Este fenómeno se manifiesta, particularmente, en aquellos perio-


distas asignados al interior de la provincia. En fechas importantes y
conmemorativas, como aniversarios de fundación y/o inauguración
de obras, son ellos los que comercializan los avisos que luego se in-
cluyen en páginas especiales. De esta forma, el periodista no solo
desempeña tareas propias a su condición, sino también se convierte
intermediario comercial con los anunciantes, asumiendo compromi-
sos, explícitos e implícitos, que actúan luego como limitantes de su
tarea cotidiana.

Otro aspecto que ha podido ser relevado en el trabajo de campo


es la asignación de periodistas para la realización de coberturas in-
formativas que se ofrecen, como servicios extras, a anunciantes del
periódico. Es una práctica recurrente, que por pedido de la geren-
cia comercial se asigne a un periodista a eventos especiales como
presentación de productos, inauguración de nuevos edificios o sim-
plemente exaltación de valores agregados de productos que se pu-
blicitan en el diario. Esto provoca un doble perjuicio. Por un lado, el
descuido de tareas estrictamente periodísticas a razón del supuesto
editorial de que ante todo está el bienestar del cliente y por otro, la
no-disgregación de los límites entre noticia y publicidad.

Es así que las limitaciones interinstitucionales que se expresan


espontáneamente en la sala de redacción reconfiguran, a percepción
de los entrevistados, el campo de acción del periodista y habilita un
comportamiento violatorio de los códigos de ética, aunque justifica-
bles –según los propios testimonios– desde el punto de vista de la
profesionalidad y el derecho que tiene todo trabajador de mejorar
sus ingresos.


Código de Ética. Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).
2. Primer caso: diario con fines políticos 151

2.2.6.2. Condiciones restrictivas de orden editorial


El ejercicio del periodismo se percibe, en este caso, como una
práctica limitada por las políticas editoriales de la empresa. Si bien
la academia ha escrito en el último siglo largamente respecto a las
relaciones del periodismo con los propietarios de medios y, en cierto
modo, el ejercicio del periodismo se define en tensión a estos linea-
mientos, el valor diferencial del conjunto de definiciones relevadas
en el campo interpretan estas situaciones desde la naturalización.
En este caso, el término “naturalizar” se emplea en el sentido de
una verdad revelada e incuestionable externa e inmutable a la crítica
personal.

Así las cosas, la naturalización de las relaciones entre el periodis-


ta y los lineamientos editoriales impide ver que el mundo es “subjeti-
vamente” construido y creado por los sujetos (Dinerstein, 2001). Lo
que subyace, en el conjunto de estos enunciados, es una resignación
de prácticas críticas sobre la base de una existencia histórica conti-
nua que desconoce las condiciones objetivas que las circunda.

Lo que se cuestiona aquí no es la existencia de lineamientos edi-


toriales de la empresa, sino la relación de esos lineamientos con el
conjunto periodístico y el predominio de formas de aceptación de
una realidad dada. Lo que se acepta como dado se puede organizar
en dos sentidos. El primer sentido, vinculado a la naturalización de
la imposición del poder, en este caso de edificación vertical y asimé-
trica entre la dirección y el equipo periodístico. Esta forma de ino-
culación de poder propicia relaciones de mando/obediencia; confor-
mismo/sanción que afectan el ejercicio del periodismo, en cuanto se
acepta que la construcción de agenda está sujeta a principios natu-
rales externos que no se corresponden con el campo estrictamente
periodístico. Si se admitiera este razonamiento, el periodismo es,
para los actores de “Diario 1”, los que las líneas editoriales permiten
ser. En este aspecto, una definición de Torres resulta concluyente:

Yo hago mi trabajo, por el trabajo que hago me paga la


empresa y yo, de antemano, sé qué cosas no se pueden to-
car y de qué cosas no se pueden hablar y así funciona...
un periodista que trabaja en un medio bajo relación de
dependencia no dice lo que quiere ni lo que piensa siempre,
152 César Arrueta

dice las cosas que piensa y cree, con objetividad, dentro de


esa limitación.

En relación a este punto, el segundo sentido infiere la aceptación


de un distanciamiento entre el interés social de una noticia y sus
posibilidades de publicación, puesto que las demandas generaliza-
das del público lector solo son interpretadas por la dirección, quien
decide, en última instancia, la conveniencia o no de la inclusión en
la superficie redaccional. Este razonamiento ubica al periodista en
un plano de distanciamiento con su público a razón de causas que,
supone desde la naturalización del proceso de producción de noti-
cias, no puede controlar. Solo así pueden explicarse las definiciones
recurrentes que llamen a recuperar “la relación y la proximidad con
la gente” y la instrumentación del periodismo como herramienta de
intervención y servicio social.

Sin perjuicio de ello, conviene advertir que se han registrado ca-


sos de periodistas –los menos– que se han avocado a la identifica-
ción de intersticios que permitan la publicación e instalación de sus
noticias, a pesar de la negativa de la dirección. El mecanismo más
común es utilizar la agenda de medios nacionales para hacer visibles
problemáticas locales y edificar, desde allí, abordajes informativos
concatenados con la agenda de referencia capitalina. La actitud de
hallar espacios alternativos de publicación se ha definido, en tra-
bajos anteriores, como conciencia informativa, es decir, aquella
actitud adoptada por el periodista cuando advierte presiones que
impiden publicar, desde una mirada plural, un acontecimiento noti-
ciable relevante y de fuerte impacto político-social. Sobre este punto,
Valdéz comenta la existencia de mecanismos que permiten publicar
informaciones o mensajes “criptados”:

Uno le puede dar una restricción previa al periodista y


decir “no te centres en ese tema porque no le vamos a pres-
tar atención, tratá de aprovecharlo desde otro lado”, pero
a la hora de hacer la nota una puede decir muchas cosas,
decirlas escondidas, muy subliminalmente.

En este caso, según se desprende de la observación realizada en


el diario, los mecanismos subliminales están relacionados con estra-
2. Primer caso: diario con fines políticos 153

tegias de inclusión de noticias a partir de su publicación, pero en


lugares casi invisibles de la superficie textual (por ejemplo, páginas
de menor nivel atencional); el uso intencional de citas textuales en
titulares, emitidas por funcionarios públicos, para preponderar “ex-
cesos y barbaridades” que se dicen sin advertir la gravedad del he-
cho; uso de fotografías y epígrafes para denotar, irónicamente, una
situación adversa, etc.

2.2.6.3. Condiciones restrictivas de orden interinstitucional


El ejercicio del periodismo se percibe, también, como una prácti-
ca limitada por la trama de relaciones de orden interinstitucional. En
esa trama, los propietarios del diario son reconocidos como agentes
relevantes que sostienen vínculos políticos y económicos cuya analo-
gía conduce al norte periodístico.

La interpretación de la complejidad de esa trama de relaciones de-


termina, por un lado, ejercer el periodismo desde el lugar en el cual el
director del periódico modula sus vínculos y por otro, desde la descon-
fianza y el temor a afectar un supuesto equilibrio entre las partes.

Sobre el primer caso, pensar el periodismo desde la intención


de la dirección, conlleva a adoptar los mismos enemigos y amigos
políticos; y subordinar la posición informativa frente a hechos ob-
jetivos críticos, a la óptico de la dirección. En este caso, el ejercicio
del periodismo es percibido como brazo ejecutor de intereses de la
empresa y no de un interés social que prescinda de esa trama de
relaciones y se aboque a la finalidad última de informar con cierta
imparcialidad.

Este enunciado explica el segundo caso: el temor de afectar el


supuesto equilibrio de las partes, pues la publicación de noticias que
no se corresponden con el interés de la empresa son causal de repre-
salias institucionales. Producto de esta situación, es que el periodis-
mo es proclive a la autocensura. Hacemos referencia a ese mecanis-
mo mediante el cual: “quienes trabajan en los medios condicionan
su labor cualificada como informadores o comunicadores por miedo
a las repercusiones negativas que sobre ello pueda tener su trabajo”
(Aznar, 2001:30).
154 César Arrueta

El mecanismo de autocensura se construye a partir de la difi-


dencia. Esta percepción generalizada es la que explica los altos va-
lores de desconfianza que los periodistas aseguran tener con aque-
llos agentes que forman parte de la trama de relaciones comentada
inicialmente. Hablamos del Poder Ejecutivo, la Policía, los Partidos
Políticos, el Congreso y la Justicia. En todos los casos, estos agentes
son percibidos como condicionantes de la práctica periodística y el
ejercicio cotidiano de la profesión, a pesar de ser reconocidos, en
todos los casos, como fuentes informativas de consulta regular. En
el campo de los condicionamientos y restricciones de la libertad de
información, los periodistas identifican claramente los actores que
intervienen en el proceso de limitación y censura, en muchas casos
encubierta. En el mismo nivel de jerarquización se encuentran el
gobierno, los anunciantes y la propia empresa. De igual manera,
se establece que los políticos tienen una presencia importante en
el condicionamiento informativo y la opinión pública, como dato
llamativo, en menor medida.

El miedo que sustenta la autocensura se integra de dos ingre-


dientes principales. El primero referido al temor que genera una
posible perdida de la fuente laboral y por otro, acciones judiciales
producto de noticias publicadas. En este aspecto, Borgoño revela:

Es preocupante la ingenua mirada que tiene el común de


la gente sobre la prensa; no creer que existen manipula-
ciones, me sorprende; no notar que todo está signado por
el poder político y económico y ahora también por el poder
de las organizaciones sociales más grandes. Me sorprende
que cualquiera nos pueda despedir porque no le gustó a un
sector político, social, económico-social que está en contac-
to con el gobierno o el poder. Te pueden despedir si no les
gusta lo que escribiste; si no les gusta lo que hacés, o lo que
dijiste o la manera en que lo dijiste. Te matan simbólica-
mente, en los detalles, como ir a cubrir un hecho y que lue-
go no sea publiado, hasta los dimes y diretes que terminan
influyendo en los propietarios del diario que, consciente
e insconscientemente, terminan dándole más peso a esas
versiones, que al testimonio del propio periodista.
2. Primer caso: diario con fines políticos 155

La primacía de una actitud de autocensura evidencia, al mismo


tiempo, la no existencia de mecanismos de autorregulación, como
códigos deontológicos o manuales de estilo, que actúen como mar-
co jurídico de comportamiento profesional. Por el contrario, la con-
ducta institucional se ordena desde la preeminencia de un poder
institucional incuestionable y sobre el cual se piensa que no existen
caminos para la construcción alternativa de posicionamientos pe-
riodísticos.

Esta percepción es la piedra basal sobre la cual los periodistas


valoran su actividad cotidiana y la de sus colegas. Los resultados
relevados muestran altos niveles de disconformidad, producto de la
gran complacencia oficial y permeabilidad informativa. La radio y la
televisión aparecen con el máximo nivel de complacencia, tanto que
los medios electrónicos –portales informativos en Internet– figuran
como los que ejercen menos consentimiento.

Esto nos lleva a replantear el núcleo de condicionamientos que, a


la interpretación de los periodistas de “Diario 1”, actúan como ame-
nazantes de la libertad de informar y comunicar. Nos enfocaremos,
particularmente, en la dependencia de la publicidad oficial, que se
identifica como una variante altamente condicionante.

No debe perderse de vista que los cambios estructurales en ma-


teria de comunicación masiva, sucedidos a principios de la déca-
da del 90 en la Argentina, fueron rápidamente interpretados por
el gobierno que reformuló normas y reparticiones de prensa para
generar presencia positiva e interesada en el complejo espacio pú-
blico.

En términos generales, el eje común del total de estas decisiones


de adecuación institucional fue la intención de supervisión y control
del proceso de construcción de opinión pública, a partir de un rol
intervencionista tanto del sistema de fuentes oficiales como de las
prácticas periodísticas y decisiones editoriales. Se avanzó desde la
hipótesis de que: “la clase de noticia que recibe la atención de los
medios y la manera en que se las presenta, tienen consecuencias
importantes para los regímenes políticos” (Graber, 1981:79).
156 César Arrueta

De esta manera, los medios –entre ellos “Diario 1” – fueron reco-


nocidos y fortalecidos como canales de acceso a un público-elector
y como empresas capaces de proclamar acontecimientos delicados
para la gobernabilidad. Es por ello que el Estado contrapuso su rol
de “patrocinador decisorio” e hizo de la distribución de la publici-
dad oficial una herramienta de premios y castigos según complacen-
cia periodística y afinidad política. En la sala de redacción se trabaja,
por ende, en el contexto de esta atmósfera de presión, afectando
conceptualizaciones acerca del ejercicio del periodismo.
3. Segundo caso:
Diario conservador

3.1. Aspectos generales


Analizaremos, en este apartado, un periódico tradicionalista, de
propiedad exclusivamente familiar, que denominaremos “Diario
2”. Tiene una serie de particularidades que lo hacen exclusivo: a)
se autodefine como representante de la tradiciones, las costumbres
y la identidad de la sociedad de pertenencia; b) es un actor de
relevancia a partir de proyectos políticos propios y alianzas con
sectores oficialistas; y c) reafirma, con convicción, valores como el
trabajo, el orden y el esfuerzo como pilares para el desarrollo mo-
derno elitista, capaz de superar la pobreza estructural de la zona
de influencia

“Diario 2” está ubicado en pleno centro de la ciudad. Su


Complejo Editorial y Periodístico se compone de catorce pisos. En la
planta baja se ubican, la sección Administración, Publicidad, Avisos
Clasificados, Recepción y Archivo. En la zona posterior, se encuentra
la Sala de Redacción, que se integra de dos habitaciones: la prime-
ra donde desempeñan sus actividades los periodistas, y la segun-
da, una sala de reunión, destinada a encuentros de edición y cierre.
Jerárquicamente, la redacción está a cargo de un jefe de sección y
dos secretarios, uno de ellos abocado especialmente al tratamiento
de suplementos especiales.
158 César Arrueta

En el primer piso se encuentra la Dirección General del diario,


que comparte el ambiente con una extensa sala de reuniones y even-
tos. En el entrepiso, se ubican las oficinas de diagramación, compo-
sición y fotografía.

En materia de recursos humanos, el diario se integra de un total


de diecinueve periodistas: nueve destinados a la cobertura local, uno
a Espectáculos, dos a Policiales, uno a Interior, tres a Deportes y tres
a la sección Nacional e Internacional. Tiene cuatro corresponsales
distribuidos en las ciudades del interior. A ello deben sumarse cuatro
fotógrafos y tres choferes. Si se considera el personal que desempeña
actividades administrativas y publicitarias, el número de empleados
asciende a cincuenta y dos.

La distribución la realiza la propia empresa en las instalaciones


del Complejo Editorial, donde a partir de la hora 00.00 puede ob-
servarse una larga columna de canillitas esperando recibir el perió-
dico. La comercialización en el interior de la provincia la realiza la
empresa con una flota de transporte propia, accediendo a más de
230 puntos de venta, organizados en regiones.

“Diario 2” no está adherido a ningún organismo de verificación


de circulaciones y su tirada es un secreto que se guarda bajo llave.
Si bien durante el trabajo de campo se intentó, en reiteradas opor-
tunidades, acceder formalmente a estas cifras, no se obtuvieron
respuestas satisfactorias. Comentarios informales realizados tanto
por periodistas como por agentes publicitarios, advirtieron en los
últimos años una caída superior al 50% en las ventas, razón por la
cual la tirada no superaría, en la actualidad, los 4.500 mil ejem-
plares.

Pese a ello, y la imposibilidad de acceder a sus números de ven-


ta, “Diario 2” sostiene un alto perfil institucional, mediante el cual
intenta legitimar su posición periodística. Desde su propia confor-
mación, “Diario 2” ha sido socio activo de distintas organizaciones
nacionales que agrupan diarios.
3. Segundo caso: diario conservador 159

3.2. Rutinas informativas

3.2.1. Organización diaria de la tarea periodística

Este periódico también administra su tarea cotidiana en función


directa con los tiempos de cierre y el horario laboral de los perio-
distas. La misión se centra, exclusivamente, en el ingreso de la pro-
puesta informativa del día al sistema de impresión para garantizar
su circulación en el mercado local.

Esta decisión implica, en términos generales, un campo de ac-


tuación periodística limitado en términos temporales, que afecta las
posibilidades reales que tiene el diario de dar cobertura a diferentes
acontecimientos noticiables. Una las manifestaciones de esas limita-
ción es el fraccionamiento del horario laboral. Los periodistas ingre-
san a las 9 y se retiran a sus casas a las 13. Por la tarde, reingresan a
horas 17 y concluyen su turno a horas 21, cumpliendo de esta forma
con una jornada laboral de 8 horas.

Por tal razón, el nudo central de la producción periodística se


centra en el horario matutino, siendo el horario vespertino de ex-
clusiva dedicación al cierre de páginas, diagramación y, en algunos
casos, noticias de último momento. Antonio Dergam, secretario de
redacción, explica:

Estamos alimentando una superestructura ociosa. Noso-


tros tenemos horarios partidos, quiero decir, entramos a
las 9 de la mañana nos vamos a las 13, 14; volvemos a
las 17 hasta cerrar el diario y tenemos una franja horaria
que va desde las 2 a la tarde hasta las 17, descuidada. Si
se produce un accidente a las 3 de la tarde, no tenemos
periodista, no tenemos fotógrafo, no tenemos chofer, no te-
nemos nada.

Adviértase la forma en que “Diario 2” organiza sus instancias de


producción periodística en detrimento de las posibilidades reales de
ampliar, mejorar y potenciar su campo de cobertura, sabiendo del
valor agregado que implica, en términos de competencia, contar con
el sistema de impresión en el propio edificio editorial. La decisión
160 César Arrueta

de ceñir la etapa de recogida y selección de acontecimientos noticia-


bles al horario matutino reduce sensiblemente su área de trabajo y
su agenda informativa. “Diario 2” es, en otros términos, un diario
que construye, regularmente, una realidad social matinal. Esto no
significa que en el turno vespertino no se produzcan hechos de inte-
rés periodístico luego incluidos en la propuesta del periódico; lo que
se pretende advertir es que en el caso de que eso se produjera, estos
acontecimientos están incluidos en la categoría de imprevistos.

Las razones que llevan a sostener esta organización están íntima-


mente relacionadas con dos factores determinantes e interrelaciona-
dos. En primer lugar, el rol que .la familia propietaria le asigna al
medio, sus alcances y limitaciones, y de qué forma esa visión edito-
rial-empresaria se materializa en la superficie textual. Sobre el primer
punto habíamos anticipado, en el apartado anterior, que “Diario 2” se
personificaba como un periódico referente de la identidad local, ceñi-
do únicamente a los grandes temas, políticos, económicos y produc-
tivos, que afectaban a la provincia. Esta definición delimita el campo
de noticiabilidad de la empresa, en perspectiva de sus propietarios,
y limita el campo de actuación de los periodistas. “Diario 2” es, en
consecuencia, el escenario donde se exhiben solo los grandes debates,
porque a sus dueños solo les interesa ser miembros activos de esa/s
discusión/es. Esta mirada le ha valido ser considerado, por sus propios
periodistas, como un medio cerrado, no pluralista y distante de otros
públicos, especialmente aquel de corte popular. Estamos hablando, en
otras palabras, de un periódico circunspecto a un temario periodístico
elitista. El término “elitista” se emplea en el estricto significado otor-
gado por la Real Academia Española, en tanto refiere a una minoría
selecta y rectora. La interpretación comunicativa del concepto da cuen-
ta, a nuestro entender, que la valoración selectiva sobre qué conceptos
representan un gran debate para el distrito y qué actores son voceros de
esa discusión, define una tendencia de construcción de realidad social
reservada solo a un fragmento del conjunto social, incluyendo, muy
especialmente, a los actores del Estado, la política, la producción y la
cultura con huella europea.

Esta mirada atraviesa transversalmente la superficie textual de


“Diario 2” y acota las instancias de inclusión de otros actores y pro-
3. Segundo caso: diario conservador 161

blemáticas. Sin embargo, la limitación no es exclusivamente ideo-


lógica, sino también material. Y es aquí donde toma sentido el se-
gundo factor que determina las formas de organización del diario.
Hacemos referencia a la no disponibilidad de páginas que posibili-
ten expandir la agenda informativa.

En términos generales, la propuesta informativa se compone de


un cuerpo de dieciséis páginas, que distribuye en siete secciones:
Internacional (1); Nacional (2); Locales (2); Información departa-
mental (2); Policiales (1), Deportes (4) y Espectáculos (1). El resto se
completa con Clasificados y Obituarios, más la información desarro-
llada en tapa y contratapa.

Adviértase que solo cuatro páginas son destinadas a la realidad


local, exceptuando secciones específicas como Deportes o Policiales.
De esas cuatro, dos se construyen estrictamente con envíos realiza-
dos por corresponsales del interior que reflejan, en gran medida, la
realidad institucional de municipios y comisiones municipales.

Las dos restantes, ubicadas en la sección central, componen el


núcleo duro de la propuesta informativa del medio. Allí se trabaja,
con especial atención y el estricto control de su director, aquellos
acontecimientos de índole político-estatal, productivo, que se dis-
tribuyen en los primeros niveles de jerarquización. El resto de la
superficie textual se completa con noticias de interés general.

De esta forma, no existen posibilidades materiales de incluir y/o


ampliar la oferta informativa pues el diario no genera las condi-
ciones para que ello suceda; mucho más si limita los espacios ya
existentes a fuentes y sujetos declarantes pertenecientes al oficialis-
mo, estatidad o bien, la trama de relaciones políticas-económicas.
El margen de inclusión de acontecimientos noticiables referidos a
temas que denominamos “tangencialidad” se encuentra acotado.

Así las cosas, tanto la valoración editorial-periodística como los


espacios de visibilidad mediática no permiten explorar, en su justa
dimensión, espacios complementarios de alta significancia social,
afectando notoriamente la orientación de las rutinas informativas.
Sobre este aspecto, Dergam procura una definición certera, al aso-
162 César Arrueta

ciar a “Diario 2” a un diario político, “un diario eminentemente


político, porque el arco político está pendiente todos los días y de
hecho yo sé que el gobernador lo primero que hace cuando pisa la
calle es abrir nuestro diario”.

Esta definición recorre verticalmente la sala de redacción y gene-


ra ambientes de tensión entre sus integrantes. Sucede que la noticia-
bilidad de aquellos acontecimientos incluidos en segmentos políti-
cos está en directa relación con los intereses del propietario-director,
quien define personalmente los temas que serán incluidos o no en
ese porcentaje mayoritario de la superficie textual. La definición de
la agenda periodística se realiza en presencia del jefe de redacción,
el secretario de redacción y un periodista asignado a la cobertura
del Congreso. Silvia Marcos, periodista con 15 años de antigüedad,
comenta esta situación y describe las dificultades que se generan:

Todas las órdenes las baja directamente la dirección, o el


director levanta el teléfono, pasa esto, se hace aquello y
se terminó, estamos trabajando cada uno como podemos,
¿entiendes? sin una cabeza visible en la redacción, porque
todo es lineal.

En este contexto, la organización diaria de la tarea periodística


adquiere un esquema selectivo, pues los temas de índole político se
incluyen en un terreno de alta prioridad reducido a un grupo de
personas; en tanto que los temas de interés general fluctúan entre
las posibilidades o no de inclusión en la propuesta informativa.

Al no existir unicidad en la definición de un agenda global, capaz


de generar conexiones intraperiodísticas, cada reportero o respon-
sable de sección se concentra específicamente en generar las noticias
que permitan cubrir su área y luego transferir la responsabilidad de
inclusión a sus editores. El diario se construye, entonces, sin agen-
da de trabajo, reuniones de edición o debate editorial. Sobre este
aspecto, Vicente Costas, con más de 25 años en “Diario 2”, realiza
una autocrítica:

El tema de las reuniones de redacción al principio de la


jornada, es un tema pendiente. Históricamente acá se tra-
bajó de otra manera. Te lo voy a decir elegantemente, tal
3. Segundo caso: diario conservador 163

vez se hacía culto de la hora de cierre, antes que la pre-


producción y la producción periodística; se trabajaba más
sobre el día y la coyuntura, a contrareloj.

Al mismo tiempo, al limitarse la cobertura periodística al horario


matutino, “Diario 2” no tiene, prácticamente, presencia en la vía
pública, pues sus periodistas realizan actividades de recolección ma-
tinal y por la tarde, procuran un trabajo intramuro, salvo casos ex-
cepcionales. En tal sentido, la rutina informativa resulta una carrera
contra el horario de cierre, pero también una forma de proceder
que privilegia el respeto estricto del turno laboral individual.

No existe, por lo tanto, un sistema escalonado y programado de


cierre de páginas, pues no existe una dificultad significativa con el
tiempo de impresión. Las diferentes secciones cierren su propuesta
cotidiana, en la medida que disponen de los materiales para hacerlo.
Espectáculos, por ejemplo, concluye su edición a las 13 hs., puesto
que sus noticias se levantan directamente de las agencias de cable; lo
mismo sucede en Nacionales e Internacionales, salvo casos excep-
cionales como conflictos bélicos o elecciones presidenciales donde
se extiende el tiempo de espera. En Información Departamental,
el cierre está atado a la disponibilidad de noticias enviadas por las
corresponsalías, en tanto que para las páginas que componen la pro-
puesta central informativa (Locales), todo está sujeto a satisfacer las
demandas de la dirección. Existen jornadas en donde las noticias
son producidas en horario matutino –ya sea por un envío anticipa-
do de comunicados de prensa o por información solicitada por la
superioridad– y la sección se concluye a las 18 horas. También exis-
ten casos particulares como declaraciones o sucesos vespertinos que
obligan a extender la espera. En toda situación, el horario definitivo
de cierre es a las 21.30 horas. Sobre esta particularidad, Juan Pieres,
administrativo de la empresa, resume en uno de sus enunciados la
norma establecida en la redacción respecto al período de permanen-
cia de los periodistas:

A las 9 y media, acá en la redacción, por ejemplo, no que-


da nadie; quedan solamente los cableros, y que el que está,
el jefe de la primera plana, el que maneja la primera pla-
na. En la parte de publicidad, a esa hora también están
164 César Arrueta

todos los avisos cerrados, a las 9 de la noche se cierra


Clasificados y lo único que queda es la página de Sepelios,
que se extiende hasta las 11 de la noche.

Cómo podrá observarse se hace gala, en los términos de Pieres,


del horario de cierre pues no existe una programación adecuada
para la contención periodística de casos de apremio; se impone una
exigencia implícita de concluir lo antes posible, evitando no perder,
en la medida de las posibilidades, el tren del temario periodístico
provincial.

En términos generales podría decirse entonces que “Diario 2”


asegura, en primer término, su núcleo informativo político con ten-
dencia oficialista y a partir de allí distribuye sus contenidos periodís-
ticos en función de la disponibilidad de la superficie textual. Resulta,
bajo esta afirmación, un diario pensado exclusivamente para corres-
ponder demandas, debates, discusiones o simplemente necesidades
de expresión pública de sectores políticos partidarios, que hacen de
este diario el escenario por excelencia para la amplificación de po-
sicionamientos individuales-corporativos y, por supuesto, la difusión
de los actos de gobierno.

Esta disposición, claramente identificable, afecta notablemente


el ambiente de trabajo, generando microclimas de tensión a razón
de que la mayoría de los periodistas, excluidos de la agenda políti-
ca, no comparten la forma de gestión periodística y demandan, en
consecuencia, una mayor apertura del diario a la comunidad. José
Quiroga, reconocido periodista con 25 años de antigüedad, explica
los términos de esta demanda de apertura:

La sociedad espera que se informe la verdad. Eso es lo que


espera, porque hasta ahora los mensajes que se le están
dando de alguna forma son manipulados, tergiversados,
y se advierte cuando el vecino protesta por algo, reclama
por algo, cuando ocurren las manifestaciones; esperan que
se digan las cosas y esperan que nosotros ocupemos ese rol
comunicacional, transmitirle todo lo que está ocurriendo,
verazmente […] Quizás sea utópico o idealista pero espero
que alguna vez seamos los motores para cambiar una rea-
3. Segundo caso: diario conservador 165

lidad, cambiar una realidad a través de la comunicación,


la información; que la gente vea, coteje, de alguna u otra
forma, posturas, que sepa interpretar lo que se está co-
municando. Espero realmente que esto suceda para evitar
ocultar información, que es lo que a los gobernantes les
gusta, ocultar cosas.

Como podrá advertirse en el relato de Quiroga, lo que traslu-


ce es una intención de poder encontrar canales de vinculación con
las demandas de información de la sociedad, capaces de superar la
estrecha relación que mantiene el diario con determinados actores
de poder y su postura de solo comunicar, desde una proximidad po-
lítico-comercial, determinados temas periodísticos. Si bien esta de-
manda también es una constante en otros diarios, la diferencia está
en que “Diario 2”, desde la rigurosidad de su director, no permite
generar espacios de visibilidad a problemáticas igualmente sensi-
bles. Esta postura inhibe el rol y las capacidades de sus periodistas
generando un clima de desaliento y no-compromiso con la empresa.
En “Diario 2” se trabaja bajo tensión con sus propietarios-editores,
sin estímulos adicionales, y sabiendo de las prohibiciones cotidianas
del trabajo periodístico. Dergam expresa, con claridad, su percep-
ción respecto al trabajo que realiza y la distancia que existe entre su
eficiente desempeño y de las demandas idealistas de la profesión:

Yo te puedo decir que soy productivo para la empresa, sí;


para el periodismo, no. Para la empresa soy un tipo efi-
ciente, para la actividad periodística, no […] por todas las
cosas que uno podría hacer, y que por diversas razones no
las puede hacer. Para la empresa soy útil, soy un tipo con
disciplina, pero para el periodismo, no.

En este contexto, las limitaciones originadas por la férrea postura


editorial de privilegiar determinadas fuentes, acontecimientos o po-
sicionamientos, atraviesa y define la rutina informativa. Habíamos
anticipado, en párrafos anteriores, una tendencia al trabajo indivi-
dual, sin realización de reuniones de edición o producción periodís-
tica. Esto hace que la definición de la agenda de acontecimientos
noticiables, en el inicio de la jornada laboral, sea exclusivamente un
tema de iniciativa personal, salvo aquellas indicaciones de la direc-
166 César Arrueta

ción. En tal razón, los mecanismos empleados en la sala de redac-


ción son:

1. Comunicados de prensa: el flujo permanente de comunicados


de prensa enviados por partidos políticos, el Estado u otros actores
de poder tiene un trato especial pues facilita el acceso a la voz oficial
y reduce el esfuerzo que tiene que realizar el periodista.

2. Concurrencia de actores interesados: es una constante la visita


regular de representantes de instituciones intermedias, autoridades
de localidades del interior de la provincia al propio edificio del dia-
rio en demanda de cobertura informativa.

3. Solicitudes de la dirección: la requisitoria es considerada in-


cuestionable.

Se disponen también, según el valor del hecho, de coberturas


específicas, generalmente cuando llegan a la provincia autoridades
internacionales o nacionales, o personajes de renombre. Sin embar-
go, resulta una excepcionalidad observar periodistas de “Diario 2”
en los lugares de producción de la noticia, como conferencias de
prensa, eventos, etc. Las dificultades a las cuales referíamos párrafos
atrás, sumadas a limitaciones organizativas como disponibilidad de
transporte e inclusive recursos humanos, hace que el medio privi-
legie materiales pre-producidos como gacetillas de prensa o graba-
ciones registradas por terceros para la realización de la crónica. Sí
se ha observado, en cambio, un movimiento incesante del equipo
de fotografía, quienes, por lo general, concurren a la cobertura de
determinados de eventos, sin la compañía de un periodista.

En tal sentido, es posible afirmar que la inclusión de noticias de


último momento resulta un verdadero desconcierto organizacional.
Superado el horario formal de cierre, los acontecimientos de extre-
ma “gravedad” son incluidos, luego de intensas gestiones ante la
dirección y los responsables de la redacción, en la página 15 o bien a
través de breves adelantos en la portada. El material que se publica
en estos casos, según se desprende de la observación, siempre es en-
viado por un tercero y nunca redactado por un periodista de “Diario
2”. Por ello es que los imprevistos que generalmente se incluyen
3. Segundo caso: diario conservador 167

son los que remite el gobierno provincial, a través de su órgano de


prensa y refieren a resolución de conflictos, cronograma de pago a
empleados públicos, solicitadas e, inclusive, renuncia de ministros
o secretarios de Estado. Si resultaran hechos de sangre o tragedias
colectivas, se recurre al Departamento de Prensa de la Policía.

3.2.2. Fuentes de información

Decíamos durante el análisis realizado en el caso anterior, que el


manejo que el medio hace de las fuentes tiene relación directa con
la jerarquización general de los actores involucrados en los hechos
y la postura final relevante que emerge en el producto informativo.
En este sentido, el rol asignado al Estado como eje estructurante de
la escena pública y las discusiones institucionales no escapa de la
conformación del mapa de fuentes de “Diario 2”. El Estado es consi-
derado actor principal de acción y comunicación y las declaraciones
desde allí emitidas tienen un trato especial. En tal sentido, la pre-
dominancia de fuentes institucionales denota una tendencia hacia la
preponderancia de la voz oficial.

Se ha observado durante el trabajo de campo una tendencia a


la inclusión de partes de prensa, especialmente aquellos remitidos
por órganos oficiales de prensa, en estricta correspondencia con la
literalidad de la fuente.

Este tipo de práctica no resulta cuestionable en el seno de la


sala de redacción. Por el contrario, cuenta con el aval del jefe de
redacción por considerar que existe una proximidad absoluta con
las fuentes informativas que a la vez resultan anunciantes del diario.
Es parte, entonces, de un falso postulado periodístico que sostiene
que la inclusión literal de gacetillas o enfrascados producidos por
actores institucionales afines al diario, es un estricto gesto de acepta-
ción de esa relación de mutua convivencia. Una afirmación popular
del jefe de redacción sostiene que: “… mientras la inclusión literal
de partes de prensa no afecte intencionalmente el buen nombre de
otros actores institucionales o políticos, no existe ningún inconve-
niente para recurrir a ese mecanismo de producción informativa,
aunque ello implique una adulación de sus contenidos”. Obsérvese
168 César Arrueta

de qué forma se evaden procesos irrenunciables como diálogo entre


fuentes, contrastación-triangulación o, simplemente, convivencia de
voces múltiples.

Es importante aclarar que esta forma de actuación sucede, ge-


neralmente, en áreas vinculadas a temas políticos, económicos y de
difusión de los actores de gobierno. Si consideráramos la catego-
rización utilizada para el análisis del caso anterior, podríamos ad-
vertir que se corresponde con las llamadas zonas rojas, donde el
nivel de criticidad respecto al acceso a fuentes informativas y los
juicios de noticiabilidad tienen estrecha relación con los intereses
generales del diario. En tal sentido, el principal factor considerado
en la configuración de las relaciones con las fuentes oficiales-estata-
les es la dependencia ineludible con la publicidad. Se considera tal
subordinación como un “mal necesario” en el objetivo de garantizar la
rentabilidad de la empresa y la liquidación de los sueldos en tiempo
y forma. Sobre esta situación, Alberto Lima, periodista con 22 años
de experiencia y considerado el empleado rebelde de la empresa por
su tendencia a la confrontación, relata su percepción respecto a esta
idea de privilegiar la posición de los anunciantes,

Yo lamento que muchas empresas periodísticas se hayan


convertido en casas de comercio, eso es lamentable. Siento
que la democracia no es transparente porque no hay liber-
tad de expresión para el periodista, pero sí hay libertad de
empresa. Aclaro que yo estoy totalmente de acuerdo con que
se paute publicidad en los medios de prensa, porque los me-
dios de prensa se mantienen de esos ingresos. Pero no estoy
de acuerdo con la censura interna, no debe haber censura
previa, sino el periodista es como si estuviera encarcelado
en su propio medio, es duro lo que digo, pero es así.

Obsérvese de qué forma el privilegio a determinadas fuentes se


interpreta, en el caso de Lima, como factor de limitación y restric-
ción de la tarea del periodista, en tanto no permite expandir los ac-
tores de consulta. La limitación se materializa a través de recomen-
daciones, directas e indirectas, sobre la no conveniencia de cubrir
determinados temas o fogonear la visibilidad de otros. En referencia
a este aspecto, Carmen Hidalgo, periodista con 14 años de expe-
3. Segundo caso: diario conservador 169

riencia en el diario, asocia estos mecanismos de censura interna con


la presión que ejerce el Estado, como principal anunciante y tam-
bién comercios importantes de la ciudad:

La situación de que sean empresas privadas, que tienen


un aspecto comercial, hace que la práctica del gobierno, la
práctica de la política, se aproveche de la pauta publici-
taria como forma de establecer mordazas que nos impiden
desarrollar libremente la actividad; además hay otras pau-
tas que son normales dentro de todas las empresas, que hay
determinados temas de los que no se habla, independien-
temente del aspecto político, pero creo que son habituales
aunque están un poco potenciados en estos tiempos […]
yo creo que la gente nos reclama más variedad y que no
estemos enfocados siempre en los anuncios oficiales.

En este contexto, es posible realizar un mapa de fuentes de


“Diario 2”. Un primer nivel de atención puede asociarse a fuentes
oficiales, promovidas por su carácter de anunciantes y a fuentes pri-
vadas, en tanto agentes publicitarios. Luego existe un segundo nivel
de atención que se relaciona con los sujetos declarantes de la políti-
ca. Hacemos referencia a dirigentes partidarios, legisladores provin-
ciales y nacionales, concejales y directivos de base. Todos son consi-
derados fuentes privilegiadas a la hora de atender declaraciones o
testimonios que enriquezcan la sección política, invariablemente, si
se cuenta con el aval previo del director. Han existido casos en los
que, por disposición de la dirección, algunos protagonistas han sido
estrictamente censurados.

Claro está que existe una tendencia marcada de favoritismo a re-


ferentes del oficialismo. En este caso, el diario actúa como vocero no
solo gubernamental, sino también partidario. Se ha observado, en rei-
teradas oportunidades, una incidencia directa en la redacción de las
columnas semanales de opinión política de distintas autoridades. Vale
decir también que “Diario 2” dispensa espacios ciertamente generosos
de participación a la oposición, aunque claramente mitigados.

Un tercer nivel de atención merecen las denominadas fuentes


espontáneas, que se acercan al diario para dar a conocer sus logros,
170 César Arrueta

demandas y reclamos. Se las considera en la medida que existen


periodistas en condiciones temporales de recoger el testimonio. Su
publicación está sujeta a disponibilidades espaciales en la superficie
textual.

Es importante remarcar también, como rasgo distintivo, la de-


cisión de “Diario 2” de privilegiar la opinión de expertos. Se ha
podido observar la publicación de columnas de opinión por parte
de reconocidos profesionales locales. Esta tendencia de inclusión de
“voces autorizadas” se realiza desde un rol de apertura a la participa-
ción de hombres y mujeres afines a una tradicionalidad que merece
expresarse y, por lo tanto, ser considerada fuente privilegiada.

Otro factor que merece especial énfasis es la existencia de fuen-


tes de información absolutamente vedadas. “Diario 2” tiene una lis-
ta claramente definida de actores y organizaciones sociales que no
pueden ser empleadas por el periodista. Referentes de movimientos
sociales vinculados a la usurpación comunitaria de tierras de domi-
nio privado y/estatal, representantes de vendedores ambulantes y,
en el último tiempo, organizaciones defensoras de los derechos de
prostitutas, travestis y transexuales, son prácticamente ignorados en
la sala de redacción.

En todos los casos, estos actores son silenciados, y sumidos a una


categoría que no se corresponde con parámetros ideales de una su-
puesta identidad local. De igual forma, son objeto de críticas, estigma-
tizaciones y acusaciones periodísticas, sin posibilidad de réplica.

Si bien “Diario 2” actúa fuertemente sobre el control y acceso a


determinadas fuentes, no cae en la exageración de convertirse en un
periódico netamente yrigoyenista. La posición combativa del diario
descansa, básicamente, en determinadas fuentes que son conside-
radas representativas de aquellas voces que demandan actitudes in-
clusivas del Estado. Hacemos referencia a los gremios públicos y los
representantes de centros vecinales. También incluye sindicatos del

El término “Yrigoyenista” se emplea como metáfora para denotar una instancia




de abosoluta y manifiesta parcialidad periodística a favor de determinados


sectores.
3. Segundo caso: diario conservador 171

sector privado y líderes de opinión con moderada crítica a partidos


políticos y autoridades ministeriales. Sobre este último aspecto, vale
decir que voces eclesiásticas adquieren un tono privilegiado, aun-
que sus palabras impacten en los intereses del gobierno provincial.
Podría considerarse este procedimiento como una estrategia infor-
mativa pensada para menguar la significancia de la relación con los
sectores de poder. Si retomamos la categorización empleada para el
caso anterior, podríamos decir que se trata de una zona periodística
verde, pues la permeabilidad está determinada por la importancia
de aquellas voces que están consideradas factibles de masificar una
crítica o una discordancia con el Estado.

Queda claro, entonces, que “Diario 2” administra su mapa de


fuentes desde la imposición de determinados actores privilegiados
y el ocultismo de otros, otorgando accesibilidad directa y plena a
la superficie textual a aquellas voces consideradas beneficiosas para
la empresa y silenciando-estigmatizando a sectores no afines. Esta
forma de gestión periodística se comunica en forma directa a los
miembros de la sala de redacción, quienes asumen, como directriz
incuestionable, el privilegio de unas fuentes, respecto a otras. Sobre
este aspecto, Hidalgo comenta la existencia de mecanismos de pre-
valecía de algunas voces, en menoscabo de otras:

Yo veo que a mis compañeros, a los que trabajan sobre todo


en el área Política, tiene que recurrir a unas fuentes, y a
otras no, ellos están muy limitados, creo que nos pasa a
todos […] Es necesaria la ampliación de la agenda porque
la gente nos está pidiendo más diversidad, más amplitud
en los temas.

Esta forma de vinculación instituida con las fuentes genera,


al mismo tiempo, prácticas análogas en el proceso de producción
periodística que afectan la calidad del medio y distorsionan el rol
del periodista. Un primer aspecto, que ya habíamos destacado, es
la existencia de una propensión a incluir declaraciones de actores
privilegiados sin ningún tipo de actitud crítica, evitando la convi-
vencia narrativa con otros actores igualmente involucrados o bien,
tomando distancia de los enunciados narrados, para no caer en una
aceptación de absoluta verdad. Se trata, en definitiva, de la idea ge-
172 César Arrueta

neralizada que veníamos desarrollando en párrafos anteriores sobre


el convencimiento de que es el Estado, los actores de gobierno, los
actores de la producción y la dirigencia política, los que determinan
la agenda y los escenarios de discusión institucional; y que en ese
contexto, la misión del diario, en tanto actor igualmente involucra-
do, es transformarse en portavoz de esa dialéctica social elitista, sin
tener una posición explícita, salvo aquella que puede deducirse por
el simple hecho de favorecer algunas voces y negar el acceso a otras.
“Diario 2” es, en consecuencia, un atril mediático desde donde se
expresa la oficialidad político/partidaria/productiva. Por tal razón,
es una constante escuchar en los periodistas del diario, un reclamo
permanente de crítica y adopción de posturas públicas sobre temas
de interés, que se manifiesten en la propuesta textual, no solo en las
actitudes implícitas. Sobre ello, Dergam comenta:

[Diario 2] Es servil a los intereses de ellos [del gobierno]


pero el tema es buscar el equilibrio, cuando yo hablo de
esta suerte de servidumbre, inevitablemente debemos men-
cionar aquella dependencia con la pauta oficial que nos
permite subsistir, es la verdad, pero busquemos un equili-
brio, que sea 60% servil y el resto, el 40%, crítica.

Ahora bien, esta sensación de control, no acceso y tensión con


las fuentes resulta caldo de cultivo para los tipos de relación que se
construyen entre el periodista y los actores interesados en difundir
sus intereses. Se ha observado, a lo largo de todo el trabajo de cam-
po, una relación de absoluta proximidad entre las partes, a punto
tal de generarse ámbitos propicios para la construcción conjunta de
las noticias. Cada periodista tiene, desde luego, su vínculo de rela-
ciones, pero ese vínculo se transforma, en la mayoría de los casos,
en un vínculo comercial. Esta falta es considerada, como ya hemos
visto, grave.

Pese a ello, las dificultades de acceder a la superficie textual de


“Diario 2” hacen que existan estrategias, por partes de las fuentes,
para garantizar su inclusión. A lo largo del trabajo de campo, se
ha tomado nota de diversas acusaciones entre compañeros de re-
dacción sobre su vinculación directa con ministerios, secretarías y
direcciones de la administración pública. Sin embargo, lo que puede
3. Segundo caso: diario conservador 173

reconstruirse de la experiencia etnográfica es que funcionarios de


primera, segunda y tercera línea, diputados, cámaras empresarias
y dirigentes políticos recurren a un pago mensual a determinados
periodistas o bien contrataciones en ámbitos públicos, para asegu-
rarse la inclusión en el periódico. Si bien este tipo de prácticas no ha
podido ser corroborada por esta investigación, surge del relato de
los protagonistas la existencia de “intereses particulares” que afectan
la calidad del diario.

Otra situación, producto del tipo de relación que se construye


con determinadas fuentes privilegiadas, es la inclusión de enfrasca-
dos periodísticos y la participación en operaciones de prensa. Existe
una tendencia en “Diario 2”, sea por iniciativa de los periodistas o la
propia dirección, a la aceptación de productos informativos produ-
cidos fuera de la sala de redacción, pero publicados como si fueran
materiales de elaboración interna. El envío se realiza, generalmente,
desde el gobierno y sectores oficialistas y en el diario solo se reali-
zan correcciones de estilo. Se ha observado, durante el trabajo de
campo, que la única precaución que se toma en estos casos, es que el
material remitido no sea enviado a otros medios.

En igual sentido, se ha observado la participación de “Diario 2”


en operaciones de prensa organizadas por el gobierno. El periódi-
co se convierte, en este caso, en escenario de fácil acceso. De esta
forma, se publican noticias de último momento sobre candidaturas
para evaluar su impacto en la dirigencia; se realizan anuncios ofi-
ciales para medir o no su aceptación; se deslizan rumores o comen-
tarios para generar un efecto deseado, etc. “Diario 2” se convierte,
entonces, en una herramienta mediática del Estado y dispone de su
estructura organizativa para que ello suceda, potenciando el adjetivo
de “servil” que esgrimiera Dergam.

3.2.3. Criterios de noticiabilidad

Habíamos establecidos que los criterios de noticiabilidad estaban


directamente vinculados con valoraciones institucionales-personales
que permitían determinar, en un sentido práctico, qué aconteci-
mientos podrían ser convertidos en noticias y cuáles debían ser des-
174 César Arrueta

cartados. Se trata de una tipificación de las decisiones periodísticas


para asegurar la edición de la propuesta informativa en función de
los tiempos de cierre.

En este contexto, es posible advertir, como primer gran eje de


condicionamiento de noticiabilidad, la clara distinción que hacen
los periodistas entre aquello que el diario no permitirá publicar y
aquello que sí podrá ser incluido. Esta primera valoración, mucho
más contundente que la realizada por los periodistas de “Diario 1”,
está relacionada con una consubstanciación con la línea editorial y
los intereses del periódico. Prevalece, entonces, la idea generalizada
de que solo será noticia aquello que no afecte los intereses económi-
cos y políticos de la empresa.

Nos importa detenernos, particularmente, en este aspecto pues


resulta llamativo que no exista en la sala de redacción una tenden-
cia o predisposición a generar los espacios que permitan dar visibi-
lidad a temas y/o problemáticas, de corte tangencial, que reclaman
determinados sectores de la sociedad. No se ha podido identificar,
salvo manifestaciones de deseo, una actitud a disputar los valores
de noticiabilidad con la dirección o jefatura de redacción, a razón
de que se acepta como directriz incuestionable el conjunto de cri-
terios de la empresa. Dergam es contundente cuando se refiere a
este tema:

Hay temas, que nosotros sabemos son de interés público,


que nosotros sabemos que son de suma importancia de di-
fundir para que la gente tenga conocimiento de qué está
pasando sobre determinada situación, pero por ahí puede
resultar o puede derivar como disparador de un conflicto,
entonces, la empresa prevé esta situación, la empresa pe-
riodística prevé esta situación y llega a condicionar la ac-
tividad del periodista. Entonces, yo creo que para analizar
el contexto en el cual uno desarrolla la actividad cotidiana
podemos mencionar mucho otros factores, el económico, el
financiero, lo social, pero yo creo que el principal compo-
nente de ese marco habitual es ese, el condicionamiento de
pertenecer a una empresa periodística que a su vez, tiene
sus compromisos.
3. Segundo caso: diario conservador 175

Obsérvese cómo se actúa en función de un lineamiento de noti-


ciabilidad, sin posibilidades, al menos visibles, de generar situacio-
nes de tensión para ampliar el campo de cobertura. Por el contra-
rio, en la sala de redacción sobrevuela la idea de aceptar el marco
impuesto y producir las noticias en función de la certidumbre de
publicación. En estas condiciones, el ambiente de trabajo cotidia-
no se torna predecible y los mecanismos empleados para elegir los
acontecimientos noticiables, altamente determinados y burocráticos.
En tal sentido, pensar los criterios de noticiabilidad exige considerar
el marco instituido de actuación periodística en relación con los inte-
reses del diario y no necesariamente aquellos que podrían asociarse
con el bien común.

Si se tiene en cuenta la sección Política, podrá establecerse que


los criterios de noticiabilidad más utilizados son:

a) Jerarquía de las personas implicadas: refiere al valor institu-


cional de los actos/actores de gobierno y la trascendencia que por
ello adquieren sus declaraciones y/o acciones

b) Correspondencia con la línea editorial: refiere a la pertinencia


que el hecho pudiera tener con los parámetros contemplados en el
marco de la línea editorial.

c) Importancia y gravedad: en concordancia con el criterio ante-


rior, la importancia y gravedad del acontecimiento está determinada
por el nivel o grado de incidencia en el campo de la vida política.

d) Evaluación futura de los acontecimientos: se corresponde


con la visibilidad secuencial del acontecimiento noticiable. Es de-
cir, si la tendencia es la conformación de un canal de contención
de demandas expresivas políticas-estatales para el sostenimiento
de un hecho en la agenda del diario, se convierte en un criterio
inevitable.

Adviértase el alto nivel de estandarización de los criterios em-


pleados, en función de la consideración de “Diario 2” como terreno
de exposición de voces y acontecimientos permitidos, que hace de
la acción rutinaria un tránsito de publicación de noticias de interés
176 César Arrueta

empresarial, antes que social. Esta asociación está relacionada con la


figuración de la titularidad de las empresas informativas (Yelo Diez, 2001)
y el marco obstructivo que ello representa para la percepción del
periodista. Esto hace que la información se perciba como alejada
de la finalidad y próxima a la rentabilidad pecuniaria más que a
otras cuestiones. No se desconoce que esta noción de noticiabilidad
se corresponda con un patrón de identidad que sostiene el medio,
una representación individual sobre el contexto de producción y sus
demandas, y un preconcepto sobre el rol asignado al público lector
e inversores publicitarios. Desde la consideración académica, es po-
sible advertir que no existe en “Diario 2”, al menos de lo que surge
de la observación de campo, una concatenación de la ecuación que
determina una relación directamente proporcional entre la calidad
del medio y su rentabilidad, medida en términos de circulación. Es
decir, ante la posibilidad de mejorar los índices de venta a partir
del fortalecimiento del índice de credibilidad, tal como lo demos-
trara una investigación de la Fundación Knight en Estados Unidos
(2002), “Diario 2” adopta una estrategia estrictamente pecuniaria,
a razón de que privilegia el asentimiento de actores privilegiados
y anunciantes, antes que el interés del lector por informarse en un
marco de pluralidad. La superficie textual se convierte, entonces, en
moneda de cambio para acceder al lucro, mercantilizando, en con-
trapartida, los prismas de reconstrucción de realidad social.

Esta idea no lleva a considerar la significación del término pú-


blico. “Diario 2” actúa, al igual que el caso anterior, en función de la
tipificación del público-objetivo. Existe una primera categoría que
se corresponde con un lector “preferente”, conformado por actores
políticos, económicos y productivos, que –decíamos– mantienen re-
laciones de mutua reciprocidad con la empresa. Ese núcleo lector,
altamente influyente, es el destinatario de los mecanismos de pro-
ducción periodística dispuestos para la construcción de un tipo de
realidad social, acotada, y edificada en función de intereses comunes.
El diario procede, exclusivamente, desde y para ese público, pues es
allí donde legitima su rol difusor y la validez del dinero invertido.
Por tal razón, el número de ejemplares que pudieran o no venderse
por día no es factor de negociación entre las partes, pues el interés
está en hacer visibles determinados mensajes y que esos mensajes
3. Segundo caso: diario conservador 177

circulen, prioritariamente, entre aquellos agentes “preferentes” con


poder de decisión.

Al margen de los juicios de valor que podrían realizarse por la


existencia de una “tarifa gobierno”, lo que nos interesa puntualizar
es que los criterios de noticiabilidad son considerados puntos neu-
rálgicos de negociación para la empresa y que ese valor agregado
es identificado y privilegiado por los principales anunciantes, entre
ellos el Estado, provincial y municipal, grandes empresas y partidos
políticos. Lo que está en discusión es que “Diario 2” es calificado por
los integrantes del público lector de corte preferente, como un me-
dio significativamente influyente, al margen de la cantidad de ejem-
plares vendidos por día. En este caso, la influencia está en relación
directa con la capacidad de instalación de agenda y la posibilidad
de hacer uso pleno de su superficie textual para responder/aclarar
temas conmocionantes. De allí su posicionamiento estratégico, pues
si la agenda pública la fija el Estado, es en el diario donde se sus-
tancia esa agenda, se jerarquiza y se masifica hacia los actores con
poder de decisión. Respecto a esta situación, Costas reflexiona sobre
el valor que tiene para el imaginario social, especialmente político,
la vinculación con “Diario 2”:

Voy a decir algo exagerado, pero que se le parece, [la idea


que hay es que] si no sale en [Diario 2] nadie se enteró […]
Yo creo, y lo siento, que la clase política interpreta que [Dia-
rio 2] es un espacio que no tienen que dejar vacío; yo he
recibido algún llamado de las alturas: -“Costas, no se olvide
de poner la foto del gobernador”… y vos decís pero ¡esta-
mos hablando de cuestiones medulares, estamos hablando de
cuestiones profundas!... ¿la foto?... ¡uy!, y en la época que
el gobernador se afeitó el bigote, eran dos o tres llamados de
distintos lugares, de adentro del diario y de afuera del dia-
rio: -“Mañana poneme la fotito, poneme la fotito, pero no lo
vas a poner con bigote, porque acordate que no tiene bigote y
eran las 11 de la noche y llamaban, y faltaba que llamaran


“Conjunto de temas (issues) que se comunican ordenados en una jerarquía de
importancia en un particular momento del tiempo […] los temas de agenda son
un problema social, a menudo conflicto, que ha recibido cobertura mediática”
(Freindeberg et al, 2007:127).
178 César Arrueta

a la rotativa para cerciorarse de que la foto que salía no era


con bigote, y vos decís, pero lo que importa es el contenido
de su mensaje, del discurso de la persona, la novedad, la
noticia que da; no, si sale con foto y mucho menos con bigote
o sin bigote, pero bueno, se hila tan finito porque hay una
presunción, acertada y me quiero convencer de eso, de que si
sale en [Diario 2] sale; si sale en [Diario 2] sale, y ahí se
ve el peso de los años.

Si el análisis se realiza desde un pensamiento invertido, es válido


decir también que el control de los criterios de noticiabilidad em-
pleados por el diario garantiza, al mismo tiempo, la no existencia
de una agenda propia, capaz de dar visibilidad a temas que afecten
los intereses del gobierno y dirigentes políticos. “Diario 2” tiene la
potestad de actuar no solo como tribuna de posicionamiento, sino
también, en caso de que lo desease, como fiscal de los desaciertos
públicos. Es el temor generalizado a esa actitud, la que potencia la
convivencia interesada entre las partes.

Sea por una u otra causa, lo que sucede es una oclusión de la


autonomía periodística producto de permeabilidades hacia determi-
nados sujetos opinantes, pero también a partir de restricciones noti-
ciables que promueven la no afectación de las relaciones económicas
y políticas establecidas con ellos.

Este modelo de noticiabilidad tiene sus correlatos. Si partimos


del postulado de que los medios: “permiten la constitución de la
opinión y la participación ciudadana […] en un proceso de retroali-
mentación con las expectativas que cada sociedad sustenta” (Martini,
2007:171). Resulta claro que en el proceso establecido por “Diario
2” existe una carencia de voces y que el término “sociedad” se reduce
a un núcleo patrocinante y con poder de decisión, asociado al bien
particular.

Es importante, en este caso, reiterar la aclaración de que no se


trata de un proceso comunicacional asimétrico y unidireccional,
donde la fuerza del mensaje emitido por un diario de referencia
dominante es razón suficiente para predecir conductas en los re-
ceptores. De lo que se trata es de reconocer que no existe, en la
3. Segundo caso: diario conservador 179

superficie textual, una diversificación de posiciones autónomas


que permitan al lector, contar con todos los elementos necesarios
para generar sus propios juicios de valor. Lo que prevalece es una
preponderancia de la responsabilidad empresaria en un contexto
de libre mercado, por encima de la responsabilidad democrática
que también incumbe a las empresas informativas. A propósito de
esta situación, Jorge Vidal, periodista con 18 años de experiencia,
realiza reflexiones sobre el impacto que esta decisión genera en la
comunidad:

[Diario 2] es un diario moderado, muy tradicional, una


institución dentro de la provincia y tiene sus limitaciones.
Tal vez por esa cuestión tiene cosas buenas y cosas malas,
entre las cositas malas creo que tal vez debería tener un
poco mas de feeling con la comunidad y me parece que eso
tal vez en los últimos años está faltando, contacto con otros
sectores de la sociedad

Anótese que el término feeling (sensación) empleado por Vidal


remite a la noción de conectividad y afinidad con el público lector
masivo, que no es correspondida en tanto la matriz de noticiabilidad
de “Diario 2” admite, exclusivamente, los intereses de un público
específico.

Pese a ello, el estricto control del proceso productivo hace que


se perciba una distancia entre las potencialidades de un deber ser del
medio y la prensa, y la finalidad real del trabajo cotidiano que se
realiza en el marco de ese contexto restrictivo. El planteo de Vidal
remite a una pregunta esencial sobre si “Diario 2” está, efectivamen-
te, debiéndose a su público masivo o solo está respondiendo a inte-
reses particulares.

Sin embargo, habíamos advertido con anterioridad que “Diario


2” tomaba la precaución de no caer en el descrédito de la parciali-
dad elocuente. Para ello, encontraba puntos de fuga en la visibili-
dad de voces discrepantes, tanto de orden político como gremial/
social/vecinalista/particular, a quienes confería, especialmente por
su institucionalidad, la potestad de dar cuenta de demandas, recla-
mos, advertencias y posicionamientos específicos. No se trata, repe-
180 César Arrueta

timos, de una política de puertas abiertas a reclamos plurales, sino


del reconocimiento de la existencia de determinados agentes que
mantienen una postura crítica hacia las políticas del gobierno. Un
claro ejemplo resultan las organizaciones gremiales, de quienes se
sabe, tanto en el diario como en el conjunto de la sociedad, ejercen
una postura combativa como herramienta para conseguir mejoras
salariales y laborales. Es esa institucionalidad la que le confiere la
categoría de actor discrepante con posibilidades de ser incluido
en la agenda informativa del medio. En este sentido, los criterios
que en este ámbito se emplean para determinar sus noticiabilidad
son: a) Jerarquía de las personas implicadas; b) Importancia y gra-
vedad; c) Evaluación futura de los acontecimientos; c) Novedad; y
d) Magnitud de la cantidad de personas implicadas y proximidad
geográfica.

Estos criterios actúan como un conjunto y en relación recíproca.


Por ejemplo, un acontecimiento que implique a dirigentes gremia-
les o vecinalistas puede significar, al mismo tiempo, la visibilidad
de un tema grave a razón de un conflicto que sucedió o esté por
suceder (anticipación), afectando a un número significativo de
personas, de una localidad en particular. Como podrá observarse,
estos criterios no tienen, por lo general, un valor autónomo sino
indicativo por su impacto en el conjunto de causas y consecuencias.
Situación específica corresponde con dirigentes políticos “discre-
pantes”, a quienes solo se les considera su jerarquía institucional
en el escenario político.

De esta forma, “Diario 2” construye bloques informativos con


sesgo de crítica, pero no desde una posición institucional explíci-
ta, sino a través de la visibilidad de la discrepancia expresada por
actores institucionalizados de la sociedad y, eventualmente, perso-
nas físicas que recurren al periódico para difundir sus opiniones
y demandas. Pese a ello, debemos advertir que el tratamiento que
recibe este tipo de noticias difiere de la actitud servil promovida
hacia fuentes estrictamente oficiales. Dergam nos había contado
las prevenciones adoptadas por el medio, en la sección Política,
ante posibles acontecimientos con potencialidad de derivar en
conflictos de intereses para la empresa. Las mismas prevenciones,
3. Segundo caso: diario conservador 181

aun más minuciosas, son consideradas en su estrategia de inclusión


de voces discordantes. Silvia Marcos nos relata como actúan estos
mecanismos preventivos y de qué forma se trabaja bajo el sensible
límite de la autocensura:

Acá al gobierno no se lo toca, al gobierno no se lo golpea;


si sale alguna crítica, la crítica es porque lo dijo otra per-
sona y esa persona se hizo sacar una foto. Acá en el diario
hizo declaraciones o trae un escrito y se le pide el docu-
mento de identidad y demás, y aun así se trata de pulir lo
más que se pueda las críticas, vivimos prácticamente de lo
que es la publicidad oficial, así que hay que tener cuidado
[…] se lo golpea al gobierno, pero despacito (risas) pero
por ahí hay cosas que no podemos reflejar y sería necesario
que se las refleje.

Esta notoria actitud autocondicionante que subyace en el re-


lato de Marcos revela que los mecanismos de control de informa-
ción, no solo están presente en los accesos a la superficie textual,
sino también en lo que puede llamarse micro espacio periodístico,
que lo constituye el momento de elaboración y recontextualiza-
ción del acontecimiento noticiable. El concepto de “pulir las crí-
ticas” usada por la entrevistada, es una precisa metáfora que tras-
lada el sentido figurado de su expresión a la actitud periodística
de corregir o revisar la noticia hasta alcanzar el estadio deseado.
Esto presupone una actitud de mayor intervención discursiva por
parte del periodista y una predilección a menguar los impactos
de la detracción; modo que se contrapone con la tendencia ha-
cia la literalidad de la fuentes oficiales registrada en la sección
Política.

Si bien el análisis de esta investigación se centra puntualmente


en las rutinas informativas aplicadas a la cobertura de la realidad
local, es importante aclarar que los criterios de noticiabilidad en la
Sección Nacionales son substancialmente disímiles. “Diario 2” pro-
pone, para este caso, una actitud absolutamente autónoma, a razón
del tipo de noticias que se publican y las columnas de opinión que se
incluyen en la superficie textual, los días domingos.
182 César Arrueta

Si bien el medio presume de tener una corresponsalía en la ciu-


dad de Buenos Aires, la sección Nacional se construye, íntegramen-
te, con cables de distintas agencias informativas. Allí la selección de
noticias que se incluirán en la propuesta periodística contempla el
conjunto de criterios noticiables, con especial énfasis en el impacto
y la gravedad de los hechos. No operan, en este caso, favoritismos
hacia funcionarios del gobierno nacional, en afinidad con la admi-
nistración provincial, ni posturas colindantes con el partido de go-
bierno. El periódico es, en este caso, soberano a la hora de decidir
qué cables conformarán su temario nacional.

3.2.4. Línea editorial

Habíamos determinado que la línea editorial de un medio podía


entenderse como el horizonte desde el cual se otorgaba sentido a los
acontecimientos considerados noticiables, y se establecía una noción
de recontextualización periodística de la realidad social, a partir de
una tipificación de las rutinas informativas. De igual forma, podía
interpretarse, también, como un sesgo de autorrepresentación del
medio, en tanto develaba los valores que sostienen el proceso de
tematización de la cosa pública.

A diferencia de otros periódicos, resulta especialmente sugerente


en “Diario 2” la coexistencia desacorde de un discurso instituido
sobre la configuración de su línea editorial y un discurso instituyen-
te, que contradice la normatividad del primero. Advertimos aquí la
existencia de procesos de ruptura, igualmente promovidos por la
empresa, de aquello que se encuentra establecido en forma institu-
cional como discurso decible a la comunidad.

Aquello que es propio del discurso institucionalizado se mani-


fiesta en distintas producciones de la empresa y expresa una au-
torrepresentación de sí que no coincide, según se desprende del
trabajo de observación, con las prácticas cotidianas en la sala de
redacción y sus productos informativos. En tal sentido, para en-
tender la línea editorial de “Diario 2”, abordaremos ambos casos,
para luego establecer una definición transversal de esta variable
de estudio.
3. Segundo caso: diario conservador 183

3.2.4.1. Horizonte instituido


Si se consideran los suplementos publicados por el periódico con
motivo de conmemorar su aniversario de aparición, podrá advertir-
se la existencia de un conjunto de proclamas que denotan un hori-
zonte aspiracional desde donde, presuntamente, el diario ejerce su
función social. El término “proclama” se emplea en este caso para
indicar la presencia de alocuciones políticas-editoriales y la inten-
cionalidad de que esas alocuciones se expresen desde un lugar de
autoridad. Ellas son:

a) Independencia política
b) Seriedad, responsabilidad y libertad en la expresión
c) Confianza en el lector

En la sala de redacción, quien sostiene abiertamente este discur-


so instituido es el coordinador general de la redacción quien define
a la línea editorial de “Diario 2”:

Siempre se ha mantenido como un diario independiente,


tanto económica como periodísticamente, ha habido épocas
duras donde quisieron venir a que no salga una edición com-
pleta por ciertas cosas que salían, pero después en el resto de
los gobiernos siempre, como todo, un tire y afloje, un día no
le gusta que le digan cosas y al otro día, agradecen que le
hayas dicho “algo bien han hecho”, por eso ha sido un diario
independiente siempre, y la línea siempre ha sido esa […] acá
siempre se tuvo la particularidad de estar abierto tanto al go-
bierno como la oposición, como a nivel de partido también.

Es axiomático, en el relato de Weibel, la referencia a una con-


ducta periodística autónoma, que se contrapone con la sensación
generalizada de la redacción respecto a los grados de condiciona-
miento que ejercen tanto el gobierno, como la empresa. El 80% de
las personas entrevistadas ha reconocido sentirse muy condiciona-
das por el Estado, manifestando un temor latente a sufrir represa-
lias legales e inclusive daños físicos. El 100% de ellos adjudica a la
empresa el mayor nivel de condicionamiento, reconociendo que su
trabajo cotidiano respecto a la agenda estatal es muy complaciente, a
razón de una muy importante dependencia con la publicidad oficial.
184 César Arrueta

Esta dicotomía, entre lo decible y no decible, lo instituido e institu-


yente, genera situaciones de tensión en el ejercicio cotidiano de la
profesión, que afecta la convivencia y la confianza entre las partes.
Dergam nos relata una experiencia personal al respecto:

[He sido objeto de limitaciones] te dicen: “no escribas


esto por tal motivo, no escribas esto por esto otro”… [yo
contesto] “pero esto es de interés general, no creo que afecte
ningún interés”… “no, porque puede traer conflictos” […]
todo esto es frecuente y esto ocurre mucho, con mucha acui-
dad, en años electorales, es todos los días, es desgastante,
tensionante y en esta confrontación que uno lo hace velando
los intereses periodísticos del diario, muchas veces nos en-
contramos en esta situación ¿Si me siento protegido? (si-
lencio) en muchas ocasiones nosotros hemos defendido los
intereses del diario, después se hicieron algunos llamados y
terminaron dejándonos patinando en el barro, desde la mis-
ma empresa que uno estaba procurando defender... mucho
se habla de la verdad, de que el Pueblo tiene derecho a saber,
de la vida placentera del periodista, pero no es así en la vida
cotidiana, existen muchos condicionantes.

Ahora bien, la compresión del marco instituyente al cual refiere,


en sentido de anécdota, Dergam debe entenderse en el contexto
de procesos de ruptura que coexisten en el periódico a partir de la
prevalecía de valores editoriales añadidos de corte subliminal. Estos
valores tienen un carácter prohibitivo que se relacionan con la cul-
tura institucional del medio, y que determinan marcos de actuación
periodística, por fuera del discurso instituido de la organización, ge-
neralmente un discurso ficcional que no se corresponde con el relato
de los sujetos implicados, tal como queda demostrado en los relatos
aquí transcriptos.

3.2.4.2. Horizonte instituyente: valores editoriales


a. Primer valor añadido: posibilidad de lucro
Al igual que el caso anterior, “Diario 2” se reconoce como una
empresa con posibilidad de lucro y dispone, para tal fin, el diseño de
estrategias comerciales que permitan acceder a fuentes de financia-
3. Segundo caso: diario conservador 185

miento. En el contexto de las empresas informativas, la satisfacción


del deseo de rentabilidad está en relación directa con su responsabi-
lidad social y la búsqueda de equilibrio entre ambas potestades.

En la sala de redacción del tradicional diario, los periodistas


asumen el derecho de ganancia como parte natural de sus propie-
tarios y actúan en consecuencia. El correlato en el campo periodís-
tico está dado por la especial atención que reciben los principales
anunciantes y la autocensura en caso del tratamiento de posibles
acontecimientos noticiables que impliquen la afectación de los inte-
reses del periódico. La presunción de este valor como un eje rector
de la tarea cotidiana hace que los periodistas construyan su agenda
informativa a partir de la trama de intereses comerciales del diario
y no exclusivamente del interés del lector. Esta posición afecta, cla-
ro está, la independencia y el derecho del público a ser informado
con honestidad, puesto que la propuesta informativa está sujeta a
factores externos e internos que no se corresponden exclusivamente
con aquellos sugeridos para la profesión. Un dato indicativo de esta
coyuntura es que los periodistas entrevistados perciben a la opinión
pública como un factor poco condicionante en el proceso de produc-
ción periodística; lo que se contrapone con las presiones ejercidas
por el gobierno, los anunciantes y la propia empresa.

De todas formas, “Diario 2” hace un uso más limitado de las


llamadas “publinotas”. Si bien se reconoce que existe una tendencia
a la cobertura positiva de demandas de anunciantes, este tipo de
noticias se publican, en el cuerpo del diario, bajo la aclaración de
que corresponden a una intención publicitaria. Por otra parte, y aquí
la diferencia, “Diario 2” hace de los suplementos especiales una he-
rramienta directa para la captación de anunciantes. En este sentido,
Vicente Costas, responsable del área, aclara la intencionalidad que
subyace en este tipo de maniobras:

Los suplementos son un contenedor de comunicación de


los clientes y anunciantes del diario, en la medida que sea
necesario. Trabajamos con notas que hoy, en el periodismo
moderno, se llaman publinotas, y no nos pesa en la con-
ciencia absolutamente en nada porque no debe pesarnos,
porque está claramente expuesto a la vista del lector por-
186 César Arrueta

que este anunciante que pone su recuadro ahí y lo paga


es el de la entrevista, lo que yo trato de imponer es peso
periodístico relacionado al aviso.

Adviértase cómo en el relato de Costas es difuso el límite entre


el valor periodístico puro, y el valor periodístico “amplificado” que
debe hallarse en contenidos propuestos por anunciantes. La gravedad
de esta concepción está en determinar que el peso periodístico de
una noticia esté relacionado con los intereses del anunciante y que no
tenga un vuelo autónomo, inclusive llegado el caso, antitético a las su-
puestas bondades de un producto que intenta publicitarse. Si bien no
es objeto de este trabajo agotar la investigación en la caracterización
de los suplementos, vale la aclaración pues también en la sala de re-
dacción de “Diario 2” existe el preconcepto de que el cliente siempre
tiene la razón y que, por conveniencia de la empresa, el periodista
tiene el deber de redireccionar, mitigar, enfatizar y/o directamente
omitir información que afecte la rentabilidad de la empresa.

Si bien en el cuerpo del diario se aclara el origen de noticias


publicitarias, no es el mismo caso para aquella información remitida
por el gobierno provincial. Lejos de entrar en discusión sobre los
mecanismos de materialización de la difusión de los actos de gobier-
no, lo que se intenta clarificar, en este apartado, es que la posibilidad
de lucro en tanto valor editorial también implica, para la redacción,
el cuidado de formas periodísticas cuando se abordan problemáticas
referidas al Estado. En esta cuestión no se trata, como en el rubro
comercial, de advertir la causalidad de la información sino, como ya
hemos demostrado con anterioridad, otorgar espacios de privilegio
a sujetos declarantes del oficialismo político y gubernamental, asu-
miendo una postura condescendiente con ellos que, a su vez, implica
la no presencia del protagonista-antagonista, voces críticas, plurali-
dad de fuentes, etc. La consecuencia de asumir como horizonte edi-
torial el legítimo derecho a la rentabilidad, así sea producto de un
trato diferencial con los anunciantes, es la negación, en la práctica
cotidiana de la profesión, a construir noticias desde la independen-
cia, la pluralidad, seriedad y el respeto al lector; valores que el perió-
dico considera, desde el discurso instituido, como irrenunciables en
tanto forman parte de su cultura organizacional periodística.
3. Segundo caso: diario conservador 187

La derivación tangible de la posibilidad de lucro y su aceptación


como tal en el seno de la redacción es la afectación de la agenda
periodística y el proceso de tematización, sea en suplementos espe-
ciales, donde prevalece el acceso a anunciantes, o bien en el cuerpo
central del periódico donde el artificio se manifiesta en las instancias
de recontextualización y valoración informativa. Sobre este aspecto,
Costas realiza un planteo central que clarifica los márgenes reales de
maniobra del diario:

[El tema es así] sos amigo, o no sos amigo, y hay otra


categoría que es enemigo del poder. No creo que sea un
mal necesario, porque no me parece que sea malo, son las
reglas de juego […] siguiendo este criterio que el gobierno
provincial te da un aviso y lo pones, ¿cómo haces para
decir, ¡no! yo no toco un centavo?”, “¿¿yo hago una tra-
yectoria, trazo una trayectoria periodística que detrás no
deja ninguna estela de monedas?”, ¿cómo se hace?, ¿cómo
hago? Y esta empresa periodística tiene un anunciante que
es el gobierno de la provincia, ¿cómo se llega? Y yo creo
que tiene que haber una relación responsable entre las
partes pero también surge otra pregunta: ¿quién define
el sentido de responsable?, ¿quién lo define?, ¿quién es el
arbitro en esto, cuando alguien me llama a mí o llaman a
otro y dicen “no te olvides de poner la foto…”? y vos tenés
que hacer caso [El gobierno como anunciante] incide,
claro que incide, pero cómo escapar de eso.

La carencia de agentes importantes de sostenimiento publicita-


rio en la sociedad de pertenencia hace que el Estado se transforme
en una fuente ineludible de vínculo. Esto es interpretado como un
callejón sin salida tanto para la gestión empresaria como para el de-
sarrollo de la profesión. En el relato de Costas puede advertirse cla-
ramente este planteo y una visión reduccionista de las oportunida-
des del ejercicio del periodismo, a la rentabilidad de la actividad. En
el contexto general de la provincia, donde predomina una economía
básicamente empobrecida, resulta predecible que la posibilidad de
lucro se transforme en un eje altamente determinante de las rutinas
informativas y la calidad final del producto. En este punto vale una
aclaración, si bien la redacción asume la naturalidad de esta deman-
188 César Arrueta

da de renta, también reconoce que las omisiones-ponderaciones in-


formativas que conlleva la consideración comercial, no se traduce
en mejores retribuciones al personal. Los bajos salarios son, para la
totalidad de los entrevistados, una problemática altamente preocu-
pante y limitante de la actividad. En este sentido, y en el marco de
una economía perjudicada y precarizada laboralmente, las expecta-
tivas de los periodistas de “Diario 2” se reducen a cobrar sus sueldos
en término. De allí su voluntad de aceptar las estrategias comerciales
de la empresa, a costa de la afectación de la tarea periodística.

b. Segundo valor añadido: actor político

La autorreferencia de “Diario 2” como actor político es un valor


editorial que contradice el sentido institucional del término “inde-
pendencia”. En ese contexto, la preponderancia del análisis políti-
co realizado por el diario también está transpuesta y determinada
por la trama de relaciones de la familia propietaria. La sala de
redacción construye escenarios de actualidad, desde el prisma de
aliados-no aliados de su director, sin capacidad de poder despren-
derse, por requerimiento de la tarea periodística, de este campo
de valoración.

Es así que también los periodistas analizan la realidad desde el


lugar de enunciación de “Diario 2” como agente efectivo de la po-
lítica local, y no como observadores externos de un proceso sobre
el cual, deberían opinar en autonomía. Pese a ello, es importante
señalar una notable diferenciación con el caso anterior. “Diario 2”
prevé espacios de visibilidad tanto para sectores oficialistas como
para segmentos opositores. Vidal confirma esta situación y fija posi-
ción al respecto, desde un lugar de disgusto:

Hay una tendencia oficialista, pero sí se hace también


lugar a las críticas de la oposición […] No tendría que
estar todo supedito al gobierno, primero, y después a nivel
partido político, pero así sucede. En mi opinión creo que
esta situación debilita a los partidos políticos y especial-
mente a los que integran los partidos políticos porque no
son grandes oradores; son personas que no proponen ideas
serias o lo suficientemente muy pulidas, ¿entendés? es muy
3. Segundo caso: diario conservador 189

precario el discurso que sostiene y aun así reciben un trato


privilegiado.

A diferencia del caso anterior, donde el campo de enemigos es


más explícito a razón de la activa participación de su propietario,
“Diario 2” ejerce su lugar de poder entablando nexos de comuni-
cación con candidatos no oficialistas. No se ha observado, en esta
sección, la existencia de una lista taxativa de actores publicables/no
publicables, sino de instancias de énfasis o mitigación, pero con ten-
dencia a la visibilidad. Esto sucede porque “Diario 2” se asume tam-
bién como aquel escenario donde transcurren las voces de la política
y, por ello, debe abrir sus canales de expresión.

Es así que “Diario 2” no es un medio estrictamente independien-


te en términos políticos, sino, por el contrario, claramente ligado a
actores influyentes del escenario local. Es arte y parte en el campo
cotidiano de las declaraciones, los proyectos y contraproyectos emer-
gentes y enraizados que aspiran a llegar al poder institucional. Esta
posición, claro está, se manifiesta en la superficie textual. Sobre ello,
Dergam reconoce el frenesí asignado a esta sección:

El dueño, nuestro director, es un hombre de la política, en-


tonces, te imaginarás que en el diario pueden hacerse to-
das las páginas mal, menos las páginas de Política. De ahí
la providencia del vínculo tan estrecho del diario con todos
los partidos políticos, en particular con los tradicionales.
Es muy privilegiada la relación del diario hacia los par-
tidos políticos, porque tiene espacios para todos, espacios
prioritarios te diría […] No está mal, porque en definitiva
de los partidos políticos surgen nuestros gobernantes, pero
la falta de crítica del diario se evidencia tanto en los actos
de gobierno, los partidos políticos, hasta en las actividades
sociales.

En el testimonio de Dergam se identifica otra particularidad


del posicionamiento editorial. “Diario 2” es un diario que no emite
opinión institucional, a través de editoriales, ni permite a sus pe-
riodistas opinar sobre noticias publicadas. Lima es contundente al
revelar las órdenes que circulan en la empresa sobre la posibilidad
de enjuiciar o juzgar:
190 César Arrueta

A nosotros nos está prohibido opinar, directamente, pa-


rece que el diario quiere dar una imagen de objetividad,
bueno, son cosas que no entiendo, nos está prohibido
opinar; esas cosas no comparto, pero tenemos prohibido
opinar (silencio).

Los comentarios semanales de opinión política que se publican


los días lunes adquieren un tono de resumen y no representan una
perspectiva crítica sobre determinadas acontecimientos. Es por ello
que la gran mayoría de los periodistas entrevistados concluye la que
política editorial de “Diario 2” es “no tener política editorial”, en clara
referencia a la ausencia de una construcción discursiva explícita. Sin
embargo, como hemos señalado en párrafos anteriores, la adminis-
tración de los espacios y las voces que intervienen en la superficie
textual es expresión concreta de una forma particular de posicionar-
se frente a la realidad social.

Al margen de ello, lo que subyace en esta valoración es que


“Diario 2”, en tanto actor político-periodístico, asocia su rol en este
juego de relaciones, con la potestad de asignar, enfatizar o mitigar
los espacios de opinión de los sujetos declarantes, sorteando la posi-
bilidad de asumir posiciones públicas que se traduzcan en compro-
misos de orden político.

3.2.5. Modos de decir la noticia

3.2.5.1. Nivel gráfico espacial


“Diario 2” es un diario conservador y lo manifiesta manteniendo
un estilo gráfico moderado y sobrio. Su formato sábana, instaurado
desde su propio nacimiento, remite, simbólicamente, a una categoría
que Andreas Jucker (1992) define como up market, en clara alusión a
un tipo de público y periódico de aparente calidad, distinguible del
tabloide, de corte popular, por sus elevados valores periodísticos,
lenguaje refinado, contenido pictórico, nivel cultural, posturas ana-
líticas e indicadoras de credibilidad.

Si bien esta categorización de la escuela británica puede tener, dis-


cutible por cierto, su correlato en nuestro país planteando una polari-
3. Segundo caso: diario conservador 191

zación entre los estilos claramente distinguibles de La Nación y Clarín,


lo cierto es que en el caso de nuestro objeto de estudio, la persistencia
de un formato sábana no es indicador de un estilo particular reco-
nocible a la luz de variables teóricas, sino más bien, una expresión
aspiracional; un deber ser de la empresa periodística. Creemos que la
publicación en un formato de 58 x 37 cm, integrado de 6 columnas
de 5 cm cada una, tiene su correlato en el sostenimiento de una forma
tradicional de presentación de noticias, vinculada, de igual forma, a
un modo específico de lectura proyectado hacia un “lector de biblio-
teca” (Bariani, 2003). Esa representación de su propio consumidor,
sumado a la estrategia autorreferencial de considerarse el “diario
tradicionalista” hace que este formato se constituya en un rasgo de
identidad de la empresa y una manifestación de conservación de los
valores que cimentaron su fundación. No es percibido, en la sala de
redacción, como un obstáculo a razón del corolario que afirma que el
tamaño tabloide es imperativo de modernidad, sino, por el contrario,
se interpreta como un valor agregado de recuperación de lo local, en
un contexto de diversidad y amplificación de propuestas informativas
a nivel global. En este caso, la tradición coligada a la conservación
del formato original, se asocia con una actitud de preservación de
experiencia y decisiones adoptadas en el pasado que se entienden,
por tanto, próximas a la sabiduría y la prudencia. La tradición perio-
dística, en tanto valor informativo de “Diario 2”, se manifiesta como
un antecedente necesario para afrontar los desafíos del presente y el
futuro. Lima, en un relato nostálgico respecto al formato del periódi-
co, resume la sensación generalizada que ha podido percibirse en la
redacción durante el trabajo de campo:

Hay gente que le gusta ese formato grande (risas) que ya


está acostumbrada al diario así, al formato así, le gusta el
manejo del idioma del diario, ¿me entendés?, aunque te-
nemos también errores “a cualquier escribano se le escapa
la letra” (risas), pero yo creo que, sí, una que el formato
grande, que sigue manteniendo el formato grande, aun-
que algunos lo critiquen, pero que atrae a la gente, y atrae
porque, quizás, haya más noticias. Otros diarios hacen
mucha síntesis, cada uno hace como quiere, hay gente que
le gusta la síntesis, hay otra gente que le gusta ver más a
fondo la noticia; tiene su historia, incluso de años.
192 César Arrueta

Este conjunto de representaciones tiene su matriz en la narra-


ción de los entrevistados, quienes adoptan parámetros similares para
clasificar el tipo de público que lee “Diario 2”. Sobre este aspecto,
Dergam realiza una caracterización oportuna:

El público [que lee el diario] es el tradicionalista, obvia-


mente que tenemos en cuenta que hay una porción de
gente de cierta edad, que calculo debe andar entre los 35
años para arriba, que leen el diario; para abajo tenemos
el diario on line pero sabemos que hay muchas consultas,
pero no sé si de los jóvenes.

El concepto de público tradicionalista que refiere Dergam implica


la consideración de un segmento predominantemente adulto, pro-
fesional, en cuyo caso la noción de tradición también se asocia con
el concepto de costumbre. La costumbre, en este caso, tiene que ver
con “un modo habitual de proceder establecido por tradición o por
la repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza
de precepto”. El proceder habitual tiene que ver, por lo tanto, con la
inserción de “Diario 2” como parte de la vida cotidiana y las rutinas de
información de determinado segmentos sociales de la provincia. La
opinión obtenida de Costas es reveladora en este sentido:

El diario tiene un público que le es fiel por tradición, eso es


indiscutible […] tiene una cosa así que se hereda, no mucho,
pero se hereda; hay generaciones que van comprando el
periódico y eso se transforma en costumbre de familia.

Nos concentramos particularmente en esta caracterización por-


que entendemos que para comprender los modos de decir la noticia
empleados por el diario, es necesario advertir de qué forma nocio-
nes como tradición y costumbre intervienen en la conservación de
modalidades gráficas y la apertura a nuevas innovaciones en el mar-
co de una empresa conservadora y de matriz familiar.

“Diario 2” se inició, en la década del 50, con un diseño “rústico”,


producto de limitaciones de tipo técnico definidas por la escasez
de recursos materiales y condicionando las variantes de diseño. La
impresión a través de una vieja rotaplana determinaba la vigencia
de una propuesta mayoritariamente textual, acotada en variantes de
3. Segundo caso: diario conservador 193

imagen. Esta carencia se suplía con creativos dibujantes, tanto en la


elaboración de carteles artísticos como comerciales, quienes embe-
llecían la propuesta con aportes imaginativos.

Desde allí, “Diario 2” inició un ambicioso proceso de aggionar-


miento que estuvo ligado al mejoramiento del sistema de impresión.
En 1968 incorporó el teletipo, mecanismo que permitió mejorar la
presentación de las noticias. A principios de los años 70 adquirió
cuatro unidades electrónicas de composición IBM y dos unidades
componedoras para acelerar los tiempos de cierre y potenciar la
diagramación. En la década del 80, la cámara fotográfica “Ideal”
facilitó la confección de negativos de cualquier tamaño, convirtién-
dose en el corazón del sistema offset. La rotativa “Goss”, compuesta
de tres cuerpos y un quipo doblador permitió, además, la impre-
sión simultanea de doce páginas en negro, cuatro en colores, con
una velocidad superior a los 15.000 ejemplares por hora. Ya en su
nuevo edificio, “Diario 2” innovó, en 1985, con la incorporación de
ordenadores en la sala de redacción que modernizaron los hábitos de
escritura, edición y corrección, promoviendo un estilo más cuidado,
tanto por las formas como por los contenidos.

En este contexto es posible afirmar que existió, a lo largo de su


historia, una tendencia en la empresa hacia el mejoramiento del pro-
ceso de edición e impresión que se tradujo en un perfeccionamiento
visual constante de la propuesta informativa. El desafío siempre es-
tuvo asociado con la distribución de los espacios textuales, las imáge-
nes y la publicidad en un contexto de equilibrio y legibilidad.

Lo que puede interpretarse de este proceso, es que “Diario 2”


no fue ajeno a instancias de modernización de la prensa diaria, en
tanto modificación y satisfacción de las formas de consumo. Si bien
mantiene aspectos identitarios, como el formato sábana, la explora-
ción en alternativas de mejoramiento de las modalidades de decir
implica el reconocimiento de una complejidad en el mercado de
medios, atravesado por la competencia y la consolidación de pro-
puestas audiovisuales. El mejor ejemplo de esta predisposición hacia
los nuevos desafíos es la incorporación del color, pues tiene que ver
directamente con la modernidad, la calidad informativa y la compe-
tencia. En términos de Olmo Barbero:
194 César Arrueta

La calidad informativa del color es mayor que la del b/n.


La calidad es rentable y con ella, además, se consigue un
buen nivel de credibilidad. Por último, la competencia con
los otros medios demanda su utilización porque en una
sociedad con proliferación de color (televisión, cine, In-
ternet, vídeo, DVD, etc.) su ausencia se interpreta como
pobreza informativa y se traduce en pérdida de audiencia
(2005:23).

Ahora bien. En términos generales, “Diario 2” estructura su pro-


puesta informativa en función de un cuerpo central de dieciséis pá-
ginas, dividido en siete secciones, más la tapa y contratapa. Estas
secciones son:

1. Tapa: resume los principales contenidos del diario. Concentra


un primer nivel de atención en la parte superior de la página don-
de destaca, con una fotografía de importantes dimensiones, el tema
más importante de la jornada. La superficie textual se completa con
informaciones que se distribuyen en la parte inferior y se organiza
según criterios de importancia. Para ello se emplean recursos vin-
culados con el tamaño de titulares, extensión, recuadros e inclusión
de fotografías. “Diario 2” desarrolla en tapa sus noticias, las cuales
tienen continuidad de lectura en la página 2. Advertencias de vincu-
lación, como “Pasa a Página 2”, indican al lector la secuencia de la
noticia. En el margen superior, hacia ambos laterales del núcleo cen-
tral, donde se ubica el logotipo informa, en el margen izquierdo, los
datos del tiempo; y en el margen derecho, da a conocer un adelanto
de noticia, generalmente de orden nacional. Los días domingo pu-
blica, en la portada, una columna de opinión escrita por periodistas
de agencias nacionales. Sobre este aspecto, vale decir que “Diario
2” tiene la particularidad de mantener el esquema tradicional de
priorizar en tapa las noticias nacionales e internacionales sobre las
de orden local, aun cuando en los últimos años, particularmente a
partir de 1997, decidió incluir en la tapa temas o títulos locales siem-
pre y cuando éstos posean gran trascendencia periodística. Casos de
inclusión en portada pueden ser: asunción de mandatos de gobier-
no, elecciones generales, catástrofes, logros deportivos, anuncios
oficiales, etc.
3. Segundo caso: diario conservador 195

2. Nacional: presentación de noticias de orden nacional. Esta


sección se compone de cables remitido por agencias nacionales, a
pesar de que el diario cuanta con una agencia en Buenos Aires, pero
que funciona más bien como un nexo comercial con anunciantes de
alcance federal. Las noticias son presentadas con cierta monotonía y
sin variantes gráficas, salvo la separación entre unas y otras por re-
cuadros y filetes. La monotonía refiere, en este caso, a la no existen-
cia de distintas entradas a la noticia o bien, carencia de estrategias
gráficas que faciliten la lectura. La noticia se dice desde un texto,
mayoritariamente, extenso y ordenado en subtítulos.

3. Internacionales: presentación de noticias de orden internacio-


nal. Al igual que la sección Nacionales prescinde de sub-secciones
fijas y variantes gráficas de facilitación de lectura.

4. Información departamental: presentación de noticias del interior


de la provincia. Conformada por materiales enviados especialmente
por el equipo de corresponsales del diario, la organización y distribu-
ción en la superficie textual está a cargo de una responsable central,
quien decide la propuesta del día. También prescinde de sub-secciones

5. Locales: es el núcleo duro de la propuesta informativa del


diario. Ubicada en la página central, centra su atención en noticias
de orden político-gubernamental, empresarial y gremial-social, las
cuales jerarquiza en función de su nivel de trascendencia. Para ello
divide la página en dos secciones, la parte de superior, de mayor
significancia y la parte inferior, de menor significancia. Se ha po-
dido advertir que la noticia más importante de la sección se ubica,
generalmente, en la parte superior, margen derecho de la página
impar, divida de otras por medio de un cuadro. El resto de la pro-
puesta se administra según el criterio de los editores. En este caso,
sí existen sub-secciones. La primera la constituye la columna de opi-
nión política editada los días lunes a dos columnas, en página impar
completa. Como ya advertimos, se trata de un espacio desde donde
el diario propone un resumen de los temas más importante de la
semana. Otra sub-sección es la Columna Provisional que se edita los
días miércoles. Existen, vale aclarar, otros espacios de opinión, pero
al no tener una regularidad de aparición son considerados en esta
investigación como aportes esporádicos de expertos temáticos.
196 César Arrueta

6. Policiales: presentación de noticias referidas al ámbito local,


nacional e internacional.

7. Deportes: presentación de noticias referidas al ámbito local,


nacional e internacional. Los días lunes se edita en un suplemento
especial de 8 páginas.

8. Espectáculos: presentación de noticias referidas al espectáculo


local y nacional. Se promueven, ocasionalmente, obras de teatro,
programas de radio, premiaciones, y eventos culturales.

9. Contratapa: a diferencia de otros medios, la contratapa de


“Diario 2” no está destinada al tratamiento de temas de cierta li-
viandad, humor, entretenimiento o servicios. Opera, de martes de
domingo, como un espacio de publicación de noticias deportivas,
especialmente de alcance nacional e internacional. Se parte, en este
caso, del supuesto de que el lector masculino de “Diario 2” adquiere
el diario por un interés manifiesto en esta sección, de allí su especial
tratamiento. Los días lunes, jornada en la cual Deportes se incluye
exclusivamente en un suplemento especial, la contratapa se destina
a noticias locales, de interés general. Ello incluye: eventos sociales,
inauguraciones, jornadas científicas, etc.

Vale aclarar que el resto del cuerpo se completa con el segmen-


to de Clasificados y Obituarios, que no se editan en suplementos
externos, sino que se incluyen en la penúltima página del diario.
Allí también se circunscribe información referida a horarios salida y
llegada de empresas de transporte aéreo y terrestre.

3.2.5.2. Suplementos
Un aspecto que merece especial tratamiento es la política de edi-
ción de suplementos del diario. Con una tendencia a diversificar su
propuesta informativa y traccionar tanto lectores como anuncian-
tes, “Diario 2” hace un uso manifiesto de la estrategia de inclusión
de unidades temáticas periodísticas externas al cuerpo central, con
el propósito de otorgar valor agregado a su propuesta medular.
Manteniendo una cualidad acorde a este tipo de soportes, emplea un
estilo informativo explicativo y contextual, priorizando las noticias
atemporales y la opinión de expertos. De esta forma, los parámetros
3. Segundo caso: diario conservador 197

de construcción de la noticia no son los mismos que los emplea-


dos para la edición central, diferenciándose, especialmente, por la
temporalidad y novedad; sin perjuicio de una tendencia al empleo
de publinotas para la satisfacción de anunciantes. Es así que la pro-
puesta de suplementos se integra de la siguiente manera: Deportes
(Lunes); Educación (Martes); Salud (Miércoles); Construcción &
Arquitectura (Jueves); Campo y Automotores (Viernes); Sociales
(Sábado); y Cultura y Turismo (Domingo). Adviértase la diversidad
de la propuesta complementaria, planificada con el propósito de
cubrir distintos públicos y demandas comerciales.

3.2.5.3. Formas de significación y jerarquización


En este punto abordaremos el conjunto de recursos gráficos em-
pleados por el periódico para enfatizar y/o mitigar las noticias en
la superficie textual, otorgando significancia y visibilidad a aquellas
que el medio considera de mayor interés.

“Diario 2” emplea un parámetro sencillo y progresivo de jerar-


quización de noticias. El mayor nivel de prioridad se expresa en
la ocupación del foco atencional superior de la tapa, considerada
el ámbito de énfasis por excelencia de la propuesta informativa.
Habíamos comentado que el diario conservaba aún la postura tra-
dicional de incluir en la portada noticias de orden nacional e in-
ternacional, antes que locales. Es por ello, que la ubicación en este
segmento de una noticia provincial implica la especial valoración del
medio, habida cuenta de su repercusión en la sociedad. Se ha podi-
do observar que en aquellos casos donde los editores han decidido la
inclusión de temas locales, el valor diferencial se acentúa con títulos
de mayor tamaño y una fotografía de alto impacto emocional.

En el foco atencional inferior de la tapa se incluyen noticias igual-


mente jerarquizadas, aunque sin la evidencia del segmento superior.
El indicador distintivo de importancia entre unas y otras se logra
a través del empleo o no de fotografías, recuadros con fondo color
(celeste o naranja), recuadros sin fondo color y filetes. Para todos
los casos, es importante señalar que la simple decisión de incluir en
la portada un conjunto de temas locales, pese a los distintos niveles
internos de jerarquización, ya implica una valoración periodística
198 César Arrueta

mayor sobre aquellas noticias incluidas únicamente en el cuerpo


central.

Un segundo nivel de prioridad está establecido por la ubicación


de la(s) noticia(s) en las páginas centrales correspondientes a la
sección Locales. Habíamos establecido que este segmento era con-
siderado la médula de la propuesta informativa. Al igual que los
casos anteriores, se establecen puntos de jerarquización a partir de
la división de la superficie textual en dos niveles de valoración: su-
perior e inferior. En el primer caso se ubican aquellas notas sobre
las cuales los editores transfieren sus mayores consideraciones no-
ticiables. En tanto aquellas que no son evaluadas con el mismo ím-
petu se ubican en la parte inferior. Es posible establecer, también,
otro recurso de jerarquización vinculado a la utilización de páginas
impares. Se entiende que el medio infiere una mayor valoración
periodística a una producción que es dispuesta en el nivel superior
de la página impar, antes que en el nivel superior de la página par.
La cualidad diferencial está dada por la accesibilidad que tiene
el lector a ese segmento redaccional. La distinción entre noticias
que comparten espacios tanto en el nivel superior como inferior se
realiza través del empleo o no de fotografías, recuadros y filetes.
Si bien secciones como Información departamental o Policiales tie-
nen un carácter autónomo e independiente, el criterio de valora-
ción y énfasis es el mismo empleado para Locales. Por otra parte,
es importante aclarar que en la edición de los días lunes, cuando
Deportes se pública en un suplemento externo al cuerpo principal,
el diario no hace un uso jerárquico de la contratapa, pues las noti-
cias más importantes del día se sigue incluyendo en tapa (si fuera
el caso) o bien, en las dos páginas que componen el núcleo central.
En tal sentido, la contratapa adquiere una significación mitigada
y sumida a temas de interés general, como eventos sociales, inau-
guraciones, etc.

Un aspecto que merece especial distinción, en el contexto de los


modos de decir empleados por “Diario 2”, es la no corresponden-
cia entre la extensión de una noticia, con su real valor periodístico.
A diferencia del viejo corolario de la profesión que establece una
relación directamente proporcional entre noticias largas y nivel de
3. Segundo caso: diario conservador 199

importancia, “Diario 2” prescinde de este razonamiento y confía el


énfasis gráfico al uso de recuadros y fotografías, antes que al núme-
ro de caracteres empleados. Es así que se han observado reiterados
ejemplos en los cuales textos periodísticos compuestos de cuatro
párrafos, fueron ubicados en posiciones de mayor valoración que
noticias que superaban los 8 párrafos. La diferencia visual se lograba
a partir de un titular más extenso y fotografías que superaban, inclu-
sive, la prolongación del texto.

Otro punto que merece destacarse, particularmente por su dife-


rencia, es la decisión del tradicional periódico de no emplear me-
canismos de despiece de la noticia, como estrategia para lograr una
lectura más asequible. “Diario 2” mantiene la decisión de presentar
sus notas a partir de una continuidad textual, solo organizada por
subtítulos que cumplen la función discursiva de identificar la presen-
cia de macroproposiciones y facilitar su interpretación en el contex-
to de la macroestructura de la noticia.

Si bien estos mecanismos se manifiestan cotidianamente en la


sala de redacción del diario y se expresan en la superficie textual,
se ha podido determinar en el trabajo de campo una percepción de
cambio en los periodistas, a razón de una necesidad de modernizar
las formas de presentación de las noticias.

3.2.5.4. Las noticias


Las limitaciones que impone el diseño del diario inciden en las
formas de presentación de la noticia, tanto por los géneros perio-
dísticos empleados, como por la composición interna de la noti-
cia. Sobre el primer aspecto vale decir que “Diario 2” no modificó
su tradicional estilo de redacción producto de que la estructura
de administración de la superficie textual, restringe las posibili-
dades de emplear recursos gráficos de facilitación de la lectura.
“Diario 2” es un diario predominantemente simétrico, con prima-
cía textual y uso localizado de fotografías. No emplea infografías
ni otras variantes gráficas para impedir la alteración visual de su
propuesta, históricamente reducida al cuidado de los espacios en
blanco –comprimidos a su mínima expresión– y la monotonía de la
tipografía. En términos generales podría decirse que la superficie
200 César Arrueta

textual de “Diario 2” se administra en función de un interés por


el equilibrio y la proporción de las informaciones, adoptando una
modalidad de contraste en caso de querer preponderar una noticia
en particular. No recurre, por lo tanto, a recursos gráficos y visua-
les extraordinarios para llamar la atención sobre sus informacio-
nes. Esta posición nos permite pensar que el tradicional periódico
no asumió aún el impacto del movimiento modernista que afectó
a la prensa gráfica a mediados del siglo XX y que promueve el
predominio de una tendencia en el tratamiento y presentación de
las noticias asociada al concepto multimedial impuesto por otros
medios de comunicación. “Diario 2” sostiene, en cambio, un estilo
sobrio y monótono, caracterizado por el dominio del texto. Es un
tipo de diario que, según la categorización propuesta por el inves-
tigador español Manuel López:

[…] está dirigido a las elites políticas, económicas, y so-


ciales del país [provincia] donde se edita y trata de ser su
mentor. En realidad constituye una especie de faro orien-
tador. El periódico de prestigio intenta influir sobre los
líderes de opinión. Es decir, se dirige a un público que po-
dríamos calificar de homogéneo y exigente dada su amplia
base cultural y su papel hegemónico en los ámbitos antes
citados (1995:23).

Esta tesitura genera, claro está, afectaciones en expresiones estilís-


ticas de la noticia. En el período de observación se ha podido determi-
nar un predominio de tendencias informativas y argumentativas, por
encima de las descriptivas. Las primeras están estrictamente relacio-
nadas con el uso de la pirámide invertida, como mecanismo tradicio-
nal de presentación en base a núcleos informativos de mayor trascen-
dencia y aspectos complementarios relatados en secuencia progresiva.
“Diario 2” no incluye, en este caso, giros particulares a su construcción
discursiva, pues prevalece un relato parco, similar al empleado por
las agencias de noticias, donde es notoria la orden de “no opinar” co-
mentada por Lima. Por otra parte, notas de carácter argumentativas
se incluyen en la superficie textual en instancias programadas, como
la publicación los días lunes de comentarios políticos, o bien aconteci-
mientos excepcionales donde el medio asume una posición explícita.
Para ambos casos, la construcción del relato se realiza, habitualmente,
3. Segundo caso: diario conservador 201

a partir de un orden cronológico de los hechos, interpolado por jui-


cios de valor que recurren a verdades exageradas para inculcarlas con
más fuerzas y persuadir a su lector (hipérboles).

Llama la atención un uso discontinuo de noticias descriptivas.


“Diario 2” evita publicar, en su cuerpo central, notas de color capaces
de detenerse en el conjunto de detalles, gestos, hechos mínimos o
sensaciones del protagonista-antagonista. Sobre los elementos cons-
titutivos de la noticia, también conserva un estilo clásico. Emplea:

Volanta: persigue la intención de enmarcar el tema para situar el


lector en el contexto general de la noticia. Se usa únicamente para
noticias de nivel superior, recurriendo a una tipografía en mayúscu-
la, pero con menor cuerpo que el titular.

Bajada: persigue la intención de lograr una ampliación de los


aspectos más destacados de la información. Se usa únicamente para
noticias de nivel superior, recurriendo a una tipografía en minúscu-
la, tipo cursiva y de menor cuerpo que el titular y la volanta.

Epígrafe: todas las fotos se acompañan con un epígrafe, que se


compone de un pequeño texto explicativo. Omite una primera parte
anunciativa.

Los titulares de “Diario 2” se construyen desde una tipografía dis-


tintiva producto de un mayor tamaño y empleo de negrita. Pueden
extenderse hasta tres líneas o bien ocupar la extensión horizontal de
la página, a dos líneas, en caso de que el acontecimiento representa
un alto impacto en la sociedad. No recurre a titulares de corte ape-
lativo-subjetivo, sino más bien a titulares de referencia objetiva, pues
centra la atención exclusivamente en el contenido de la noticia.

3.2.5.5. De la publicidad
Identificábamos como valor editorial del diario, la naturalización
de la posibilidad de lucro. En este sentido, el tratamiento de la pauta
publicitaria se torna privilegiada, a punto tal de afectarse espacios
de la superficie textual destinada a la inclusión de noticias. La direc-
ción, a través del departamento comercial, no escatima esfuerzos en
ejercer presión para que el diseño del diario privilegie la visibilidad
202 César Arrueta

de grandes anunciantes, antes que el interés social de una noticia.


Esto implica, en términos de disposición gráfica, un rol preponde-
rante de la publicidad y un predominio de ella por encima de la
cuestión periodística. Una experiencia relatada por Vidal reconoce
esta decisión empresarial:

Una vez a mí me pasó, que yo saqué una nota de un intento


de secuestro en un supermercado de un niño y hubo reclamo
de la firma comercial porque era auspiciante del diario, y del
tema no se habló más, y quedó todo ahí, cosas así pasan acá.

El comercialismo tiende a afectar los modos de decir la noticia


en tanto se privilegia la publicación de avisos comerciales. A contra-
mano de lo recomendado por la academia, “Diario 2” no establece
una distribución de su superficie textual, de manera tal de garanti-
zar un equilibrio entre las noticias y la publicidad. En el período de
observación, se han registrado casos en los cuales avisos comerciales
de grandes empresas ocupaban más del 95% de una página impar,
publicándose tan solo una noticia a una sola columna, en el míni-
mo margen disponible. El fenómeno se potencia en los suplemen-
tos especiales, donde la primacía de los anunciantes, por lo general
pequeños comercios, es absoluta respecto a los textos informativos,
habitualmente encasillados en la definición de “publinotas”. Sobre
este aspecto, López reflexiona sobre un eje que parece no ser consi-
derado por los propietarios de medios gráficos en cuestión, quienes
sucumben ante la apuesta comercial de compañías que marcan la
diferencia en el contexto de una economía empobrecida:

Naturalmente el equilibrio financiero de la empresa está


por encima de algunos principios, pero el público, el con-
sumidor, no es nada tonto y si se da cuenta de que lo que se
le ofrece es un compendio de publicidad más algunas noti-
cias, se pasará, sin dudas, a la competencia (1995:126).

3.2.6. El rol del periodista

Es objetivo de este apartado, al igual que el caso anterior, es de-


terminar la autopercepción que tienen los periodistas de “Diario 2”
sobre el ejercicio de la profesión y establecer puntos de conexión
3. Segundo caso: diario conservador 203

con el contexto general de producción de noticias y las condiciones


políticas, económicas y sociales de la provincia.

Reiteramos que el concepto de autopercepción infiere la apren-


sión directa de situaciones objetivas, en este caso, vinculadas al ejer-
cicio del periodismo, en el marco de la rutinización de sus prácticas
y responsabilidades supeditadas tanto al bienestar general, como a
los intereses de la empresa informativa. Al igual que en el análisis
realizado para el otro periódico, nos aproximaremos a la autoper-
cepción del término, a partir de la circunspección de condiciones
adversas. Es decir, la definición se obtendrá desde la consideración
de contextos restrictivos que permitan visualizar la distancia que
existe con aquellas nociones propias del periodismo idealista (im-
parcialidad e independencia).

3.2.6.1. Condiciones restrictivas de orden intrainstitucional


El ejercicio del periodismo se percibe como una práctica limitada
por factores de naturaleza interinstitucional. Aquí se consideran as-
pectos relacionados esencialmente con las condiciones laborales y la
retribución mensual. Las limitaciones son de orden administrativo,
periodístico y económico.

En el primer caso, “Diario 2” se identifica como una empresa que


no ofrece las condiciones materiales adecuadas para el ejercicio de la
profesión. Los periodistas no cuentan con transporte personalizado,
grabadores y escritorios en condiciones. Tampoco son beneficiados
con una decisión empresarial continua de financiar investigaciones,
capacitación, coberturas especiales, asignación a lugares fuera de la
provincia, o simplemente erogaciones propias de la tarea cotidiana.
Sobre ello, Costas reflexiona:

Una herramienta de trabajo no es solo la computadora o


tener un grabador moderno, que acá no tenemos […] al-
guno me dirá: “¡¿pero cómprense ustedes que van a espe-
rar que la empresa les de?! Y ya aparece ahí un signo, no
es cierto, que va vinculado a temas que no competen a mi
gestión dentro de la redacción sino que hacen a la empresa,
cómo se compensa el trabajo de cada uno […] Otra herra-
mienta es un vehículo parado en la puerta, con la llave
204 César Arrueta

puesta y un chofer disponible para cualquier situación.


¿Cómo hacemos para ir a cubrir cosas que suceden lejos
del diario?, te tenés que tomar un taxi, y el taxi lo tenés
que parar en la puerta, en la esquina, porque si lo llamas
se demora y la noticia ya se fue, ¡y la noticia ya se fue..! Y
después tener que pedirle un ticket que tenga CUIT, que
tenga CUIL, que tenga no sé qué tiene que tener, y es toda
una burocracia que conspira contra el periodismo; es de
facto y boicotea la intención de generar periodismo y no
está al alcance de esta redacción.

Adviértase de qué forma el término “boicotear” se emplea para


denotar una actitud por parte de la empresa de impedir o entorpe-
cer la realización de un acto o un proceso de gestación periodística
por medio de la presión burocrática. En tal sentido, lo que es propio
del ejercicio de la profesión en “Diario 2” es la obstaculización per-
manente de un deber ser, para conformarse con las posibilidades co-
tidianas de realización. Esto determina, por ejemplo, una limitación
de cubrir todos los acontecimientos requeridos, realizar periodismo
de investigación o profundizar en la cobertura de un tema. A lo lar-
go del trabajo de campo, se ha podido observar que los periodistas
tienen, como primera preocupación, tener la cantidad de materiales
necesarios para llenar una página, antes que la disponibilidad cuali-
tativa de un conjunto de acontecimientos noticiables capaces de ser
publicados por su valor periodístico y no solo por falta de opciones.
Costas vuelve sobre este tema:

Estamos contrarreloj, contando cuántos materiales tene-


mos, cuántas fotos tenemos, entonces no hay margen, mu-
cho margen, para decir: “bueno, me voy a la Legislatura
para investigar sobre algo” […] Eso también es parte de
la herramientas que necesitamos, eso es parte de lo que ne-
cesitamos, poder trabajar sin el compromiso de la página,
entre comillas, o de la sección, o de atender una sección.

La expresión de este conjunto de limitaciones es, también, la idea


generalizada de que el diario se publica como puede y no como debe-
ría, revelando un potencial periodístico que no es aprovechado por la
dirección de la empresa. Puede establecerse, en este caso, una diferen-
3. Segundo caso: diario conservador 205

ciación entre la intencionalidad de la familia propietaria de garanti-


zarse la edición de un periódico con aquellas noticias de su exclusivo
interés, y el propósito de la redacción de lograr un producto con mayor
amplitud y profundidad, que escape de los intereses exclusivos por el
lucro y la trama de relaciones políticas. Ese es, por lo tanto, el correlato
periodístico de las limitaciones administrativas en la superficie textual.

Otro de los factores que deben mencionarse es la cantidad de re-


cursos humanos abocados a la tarea periodística. Objetivamente es
mayor el número de empleados vinculados a tareas administrativas,
que a funciones informativas. Lo que demuestra este simple enunciado
es que la prioridad está focalizada en los ámbitos de comercialización
del periódico antes que los procesos productivos. A raíz de ello, es que
los periodistas entrevistados han manifestado permanentemente una
saturación en sus tareas diarias, no solo vinculadas la escritura de una
noticia, sino también a funciones eventuales de edición, corrección y
paginación, sumada a la burocracia limitativa que advertimos al ini-
cio de este apartado. Marcos, responsable de la sección Información
Departamental, nos comenta su experiencia personal:

Yo tengo dos páginas por día, no tengo quien me reem-


place, o sea yo estoy sola en mi sección […] A mí gracias
a Dios no me han puesto a reemplazar a nadie porque si
encima de hacer las dos mías, tengo que hacer más, me
pegó un tiro, directamente te digo, entonces como que la
estructura periodística está muy venida abajo, muy venida
abajo, esta empresa figura como PyME, así y todo como la
ves, con el mármol y demás, figura como PyME.

Queda claro, en el relato de Marcos, de qué forma el trabajo


periodístico cotidiano se percibe como un jaleo permanente contra
una adversidad tanto material, como de gestión periodística, en el
sentido de no estimular recursos humanos que asuman responsa-
bilidades en distintas etapas del proceso de producción periodís-
tica, para evitar la concentración de tareas en un grupo reducido
de personas. El objetivo parecería ser la publicación del periódico,
sin considerar las condiciones materiales objetivas de sus instancias
previas. Esta es una percepción generalizada dentro de la redacción,
donde la mayoría asocia a la empresa con un espacio en el cual no
206 César Arrueta

se puede mejorar profesionalmente ni realizar un periodismo más


plural. Sobrevuela un sentimiento de permanente restricción. No es
un dato menor que ese sea el enunciado del conjunto. Gestionar una
empresa de esta forma, implica, por ejemplo, la no estimulación de
focos creativos, que posibiliten producir ideas, en un clima propicio,
para luego llevarlas a la práctica, bajo el convencimiento de favore-
cer la expansión de la empresa (Jornet, 2006). En “Diario 2” se ges-
tiona, por lo tanto, desde la dispersión del conjunto y la asimilación
pasiva de las condiciones generales de trabajo.

En este contexto, el factor que se asume exclusivamente determi-


nante del trato que la empresa le propicia a sus periodistas, es la retri-
bución mensual. Es sabido que todo empleado desea mejorar sus in-
gresos; consiste en un deseo de superación producto de aspiraciones
dinámicas y autoestima. Sin embargo, en el caso particular de nuestro
objeto de estudio, las limitaciones económicas son vistas como una
barrera difícil de superar a la hora de adoptar un compromiso con la
compañía. Marcos es, otra vez, contundente sobre este aspecto:

Hay gente que tiene muchas ganas, lo que sí el aporte


mensual no te ayuda y te deprime sobre el trabajo que ha-
cés y yo soy una convencida que el empleado mientras esté
tranquilo en todos los aspectos va rendir el triple, ¿en-
tendés? y eso noto que por ahí los chicos, hay chicos que
son solteros, cuando les pagan bajan tristes y vos no podés
hacer nada; todo es muy precario e injusto.

La limitación económica es, sin dudas, una variable que afec-


ta considerablemente las instancias de producción periodística,
el compromiso con la empresa, el estímulo a ofrecer un producto
mejor y, esencialmente, a modificar la realidad que se manifiesta
como incuestionable. Los enunciados de resignación denotan una
actitud de entrega voluntaria a rutinas informativas que no espolean
la creatividad periodística, sino que favorecen el cumplimiento, en
el menor tiempo posible y evitando fricciones con la dirección, del
material necesario para completar la página asignada.

FOPEA explicitó, para este caso, que: “el periodista tiene dere-
cho a una compensación equivalente a su utilidad a la sociedad, que
3. Segundo caso: diario conservador 207

le permita ejercer su profesión en las mejores condiciones”. Ejercer


en las mejoras condiciones puede remitir, en este caso, a evitar que
el hombre de prensa esté expuesto a maniobras que afecten la pro-
ducción periodística.

Sin ser ajeno a ello, en la sala de redacción de “Diario 2” habíamos


advertido la existencia de una tendencia a la publicación de “publino-
tas”; la cooptación económica de determinados periodistas por parte
de organismos públicos y privados para favorecer la publicación de
una información y la permeabilidad de gestionar, institucionalmente,
publicidad que permita mejorar sus ingresos producto de comisiones
cobradas a las compañías. Junto a ello, la necesidad de tener otro
empleo a fines de satisfacer necesidades materiales. En la mayoría de
los casos, la observación ha permitido determinar que las actividades
laborales “extras” están vinculadas a la profesión, como ser, asesoría
de prensa en ámbitos políticos-legislativos; producción y conducción
de programas de radio; dirección de emisoras radiales; dirección de
agencias de publicidad; producción de semanarios temáticos, entre
otros. En cada situación, lo que se percibe es que el ejercicio del perio-
dismo en “Diario 2”, si bien resulta injustamente remunerado, es una
vidriera de nexo y vinculación con actores de poder y empresarios,
que facilita la exploración de nuevas fuentes de ingreso.

En tal sentido, aquello que podría ser incompatible con el ejerci-


cio de la profesión producto de una incidencia en la independencia
y el derecho del público a ser informado con honestidad, no es con-
siderado por los periodistas de “Diario 2” como una limitación, sino
como una respuesta natural a las necesidades de mejoramiento de
ingresos. Es importante aclarar que, en este punto, no es propósito
de la investigación emitir juicios de valor próximos a la ambición
personal o algún tipo de corrupción comunicacional, sino advertir


Código de Ética. Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).

“Deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”. Diccionario
de la Real Academia Española. XXII Edición.

“Como regularmente asociamos la corrupción al ilícito a la sombra del
poder; para nuestro caso sólo diremos que [la corrupción comunicacional] es
aquella alteración interesada en términos políticos y económicos de la función
comunicacional que le cabe al Estado y los medios de comunicación” (Aveledo,
1998:11).
208 César Arrueta

que las demandas de mejoras salariales están estrictamente relacio-


nadas con necesidades de seguridad material y, en nuestro caso tam-
bién, con necesidades de sentirse importante, en relación al tipo de
actividad que desarrollan en la sociedad (Schein, 1982). Hacemos
referencia a la calidad de vida y al reconocimiento de la empresa y
sus pares.

En este contexto, las condiciones generales de precariedad social


que caracterizan a la provincia (de las cuales la prensa no está exen-
ta), y la forma de gestión periodística se transforman en un cóctel
que, inevitablemente, promueve la necesidad de subsistencia, antes
que la defensa de las banderas de la profesión.

3.2.6.2. Condiciones restrictivas de orden editorial


El ejercicio del periodismo se percibe como una práctica limi-
tada por las políticas editoriales de la empresa. El posicionamiento
adoptado por la compañía en conjunción con valores asociados a la
posibilidad de lucro, actor político determinante y tradicionalista,
establecen un horizonte de creencias y actuación que determinan las
prácticas informativas y la percepción que tiene el periodista sobre
su tarea.

Lo primero que hay que decir es que, al igual que el caso anterior,
los lineamientos editoriales se interpretan desde la naturalización
de esos procesos y una actitud pasiva frente a escenarios de cambio.
Lo que se percibe es una resignación de prácticas críticas sobre la
base de una existencia histórica continua e inmutable que desconoce
las condiciones objetivas que las circunda. Los periodistas asumen
como “natural” que la empresa considere las estrategias comerciales
que sean necesarias para asegurarse márgenes de rentabilidad, más
no sea a partir de la afectación del derecho a informar e informarse.
Sucede aquí una confusión entre lo que puede llamarse “libertad de
empresa”, es decir, el usufructo de obtener beneficios en el contexto
de una lógica de mercado, y la línea editorial, en tanto, espacio desde
el cual el medio elige, en términos de la doctrina liberal, vertebrar la
opinión pública y ejercer su función de contrapoder. Los límites en-
tre ambos campos son solubles a la mirada de los periodistas, porque
la distinción entre el valor comercial y el valor periodístico carece de
3. Segundo caso: diario conservador 209

una distancia prudente, a raíz de la forma de gestión informativa


y precarización laboral en la sala de redacción. No es casual que el
conjunto de periodistas defina a “Diario 2” como “una empresa pri-
vada con sus intereses” y que admita que las decisiones que tomen
deben acatarse porque está en sus propietarios la potestad de elegir
el posicionamiento más conveniente de su emprendimiento. El rela-
to de Hidalgo, que a continuación se reproduce, revela la presencia
de estos mecanismos de naturalización:

[Diario 2] es una empresa de ellos [de la familia pro-


pietaria]. Son empresarios y ellos defienden su fuente de
trabajo, su empresa, son 50 años que tiene la empresa y
subsiste, así que creo que mal orientados no están, ellos
saben por qué toman las decisiones que toman.

Este concepto de pensar que la empresa es lo que es, y no puede


ser de otra manera, sobre la base de una generalización de la expe-
riencia histórica, promueve la aceptación de ciertos intereses y rela-
ciones de imposición, incluso en contra de intereses individuales y
profesionales. Reiteramos que no es propósito de esta investigación
realizar análisis desde matrices que promuevan la anarquía en la
conducción de una empresa, o la afectación de derechos privados,
sino subrayar que en compañías periodísticas el delicado equilibrio
entre las libertades privadas y las responsabilidades públicas está de-
terminado por mecanismos de autorregulación que facilitan la dife-
renciación entre ambos campos, para llegar un equilibrio siempre
tenso.

En tal sentido, la ausencia de estos mecanismos en “Diario 2”,


tales como manuales de estilo, la figura del ombudsman o códigos
deontológicos aceptados por los propietarios como tales, originan
estos dispositivos de naturalización, suscitando distorsiones en el
comportamiento profesional de los hombres y mujeres de prensa.
Para el caso particular de este análisis, haremos especial referencia
a dos fenómenos vinculados a esta situación. El primero refiere a
la distinción entre periodistas en relación de dependencia versus
periodistas independientes; y el segundo a la sensación generaliza-
da de desprotección, cuando no se acata la línea editorial. Ambos
mecanismos se consideran transitivos del proceso de naturaliza-
210 César Arrueta

ción de relaciones de imposición y distorsionantes de la práctica


profesional.

Resultó llamativo, en los testimonios revelados, la categorización


sobre un tipo de periodismo dependiente, en términos laborales, y
un tipo de periodismo independiente, en términos de trabajador
autónomo. El relato de Dergam transparenta esta distinción:

Nosotros como periodistas tenemos que responder a un


lineamiento orgánico de la empresa periodística para la
cual trabajamos; esto sería bueno, sería interesante, opor-
tuno hacer la diferenciación entre los periodistas de las
características nuestras que dependemos de, y el periodista
independiente, independiente en concepto genérico, ¿no?
porque la independencia de una forma u otra no existe en
un 100%.

Si entendemos a la relación de dependencia, como la subor-


dinación voluntaria de una persona, a cambio de una remunera-
ción mensual, para poner su capacidad de trabajo a disposición de
un otro que tiene la facultad de dirigirlo en términos establecido
por la ley, podemos presuponer que existe una tendencia hacia
el acatamiento de directivas y, por lo tanto, la pérdida parcial de
la autonomía personal y profesional. Allí podría ubicarse la falta
de independencia a la cual refiere Dergam. Sobre esta situación,
Vidal también admite las limitaciones de la condición laboral-de-
pendiente:

Para ejercer el periodismo se hace siempre en relación de


dependencia y, entonces, está acotado por los compromisos
que pudieran tener los dueños de los medios; y los me-
dios subsistimos de la pauta publicitaria tiene que ver con
grandes corporaciones, llamase firmas comerciales, y el
gobierno, que son los principales anunciantes y bueno, eso
condiciona mucho.

La segunda categoría, que podría denominarse periodista-gestor


de sus propios ingresos, si bien reduce los criterios editoriales y de
noticiabilidad a la esfera individual, infiere una necesidad de rela-
ción con anunciantes privados y gubernamentales, para cuyo caso
3. Segundo caso: diario conservador 211

el concepto de independencia también estaría vulnerado. En una


disquisición sobredimensionada, López Alonso (2001) emplea el tér-
mino “Periodista-empresa”, adjudicándoles un interés exclusivo en
ganar dinero, sin importar los escrúpulos.

Al margen de una u otra forma caracterización, lo que importa con-


siderar en este punto es que las relaciones laborales se perciben desde el
plano de las correspondencias y no de las obligaciones de los propieta-
rios. Hacemos mención a la no existencia de marcos de responsabilidad
empresaria, en un contexto liberal y de libre mercado, que promueva
el uso responsable de los medios, en tanto se acepte que tienen, ante
todo, un fin eminentemente social. Si los contextos de gestión privada
y gubernamental no establecen soportes de equilibrio para asegurar
la convivencia de los intereses de lucro y libre información, las prácti-
cas periodísticas adquirirán, tal como sucede en “Diario 2”, un carácter
privativo de sus potencialidades reales y la profesión, un sesgo de alta
permeabilidad a presiones internas y externas. Sobre ello, Jorge Vidal
relata una experiencia personal ligada a la verticalidad de las decisiones
editoriales y la afectación del ejercicio del periodismo:

[Los mecanismos de direccionamiento de una no-


ticia] son explícitos. En una época no había que escribir
nada en contra de la municipalidad, cuando te llegaba
algo por ahí, tenías que decir que no. Y era terrible porque
todos nosotros sabíamos que era desastrosa la gestión… es
horrible tener que ser así, es incómodo, incómodo.

Sobre la base de esta experiencia es donde adquiere cuerpo el se-


gundo fenómeno mencionado: la sensación generalizada de despro-
tección de los integrantes de la redacción. El agente inhibidor de los
periodistas de “Diario 2” es el miedo a confrontar con sus propietarios
e intereses y perder, por ello, su fuente laboral. El miedo, en este caso,
procede como una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo
o daño real. En estas condiciones es difícil proyectar actitudes cualita-
tivas de superación y transformación periodística desde “abajo hacia
arriba”, pues lo que se impone es, según revela la observación, una
tendencia hacia la pasividad/no-conflictividad y la verticalidad. Sobre
ello, Alberto Lima comenta los temores del equipo de prensa:
212 César Arrueta

Acá lo que tenemos es la amenaza constante de quedarnos


sin trabajo, si nos oponemos a las decisiones […] es lindo
ejercer el periodismo, es hermoso, pero el peligro radica
en que estamos expuestos a todo tipo de presiones y hay
que tener, a veces, nervios de acero para resistir eso (risas)
son cosas que a veces la gente no sabe, el público no sabe,
nos ve a nosotros los periodistas y dice: ¡uy… están en
los grandes sueldos!, y no es así […] entonces, si yo como
simple periodista voy y publico una nota que a lo mejor, al
otro día, a ellos [los directivos] o a alguien [anunciantes
y actores vinculados a la dirección] no les gusta, me sus-
penden, y la suspensión, como nosotros no tenemos sueldos
muy grandes, nos cuesta días, por ende, la sanción es eco-
nómica. No sabemos, a veces, qué hacer, yo tengo años acá
en la empresa y siempre pasa lo mismo.

Estos mecanismos de intimidación e incertidumbre afectan las


facultades productivas de información y potencian la rutinización de
la tarea cotidiana como secuencia (cuasi) invariable de instrucciones
y formas de proceder que tipifican una manera, no problemática, de
hacer periodismo a partir de la consideración de valores editoriales
añadidos de carácter prohibitivo. Una de las consecuencias de esta
intimidación es la pérdida de oportunidades para ejercer una demo-
cracia redaccional, es decir, “una forma particular de participación
de los periodistas en las directrices del medio y garantía de su ejer-
cicio profesional” (Suárez Villegas, 1999:34). Lo que impera es el
verticalismo de las decisiones, exentas del raciocinio del conjunto de
actores vinculados con la espera periodística.

3.2.6.3. Condiciones restrictivas de orden interinstitucional


El ejercicio del periodismo se percibe, también, como una
práctica limitada por la trama de relaciones de orden interins-
titucional. No escapa a la sala de redacción de “Diario 2” el pre-
concepto, con raíz en la experiencia cotidiana de sus actores, de
que el periodismo está determinado por el conjunto de hilos, cru-
zados y enlazados, que existen entre la empresa periodística y el
poder político-económico. El acto de determinar consiste, para
nuestro caso, en fijar los límites de la frontera de lo permitido,
3. Segundo caso: diario conservador 213

para la obtención de efectos específicos, sean relativos a la opi-


nión pública o bien al lucro.

A la lumbre de esta perspectiva, el periodismo se constituye en


una herramienta de gestión de intereses que vinculan a la empresa
y su mapa de agentes interdependientes. Es la moneda de cambio
para la materialización de estrategias de prensa, visibilidad, omi-
sión, énfasis o simplemente la difusión de los actos de gobierno o
proyectos políticos. Aquellas referencias permanentes de los perio-
distas entrevistados a una posibilidad de querer hacer que es obstruida
por un muro conformado por aquello que no se puede hacer, denota un
juego de tensiones, no siempre equiparables, que moldean la exalta-
ción de periodista, en tanto trabajador en relación de dependencia.

Visto desde esta perspectiva, la dependencia que percibe el pe-


riodista no es solo con la dirección de la empresa, sino también con
el campo de relaciones de la compañía. Allí pueden ubicarse depen-
dencias de orden político, gubernamental y comercial. No así de ca-
rácter social pues, como ya hemos subrayado, el interés del público
no se manifiesta como un factor condicionante de la tarea cotidiana.
Entonces, si el periodismo es artífice del proceso de mediatización
y eje vertebrador de opinión pública, su sujeción indisoluble con el
entorno político, histórico, social y cultural en el cual desempeña su
actividad, obliga a considerar los propósitos de la mediatización y la
vertebración de la opinión pública. Entonces, ¿“Diario 2” es un diario
que informa con qué propósitos? La respuesta a esta pregunta es la
que permite entender el ejercicio del periodismo en el marco de las
condiciones de restricción establecidas por el orden interinstitucional.
“Diario 2” informa y actúa, prioritariamente, para un público exclu-
sivo con el cual se relaciona en diferentes ámbitos, y del cual obtiene
réditos y capital político. ¿Puede considerar periodismo, si se ejerce
en este contexto? Por supuesto, pero un periodismo relativo a esos
condicionamientos y limitaciones; un tipo de periodismo parcializa-
do. Vanesa Pérez, periodista contratada con dos años de antigüedad
en la empresa, relata su lozana percepción sobre esta cuestión:

Lo que sí sé, es que no hay, que no se permite la variedad


informativa, que no se permite dar una información com-
pleta de todas las cuestiones. Siempre es un poco parcial en
214 César Arrueta

el sentido de recibir una información, y de no investigar la


información que te traen [los organismos oficiales], es
abierto, pero solo para ciertos sectores.

Esta parcialización se obtiene de dos maneras: la presión ejercida


por actores internos y externos y su correlato en la autocensura, y
distintas formas de amiguismo. Sobre la autocensura habíamos de-
terminado que consiste en una limitación personal producto de un
temor a las repercusiones negativas que pudiera generar determi-
nados actos o decisiones particulares. El temor está supeditado a
llamados de teléfonos intimidatorios, escarmientos institucionales,
demandas judiciales e inclusive, algún tipo de agresión física o sim-
bólica, que se potencia por el no respaldo de la empresa ante presio-
nes externas. Dergam describe cómo proceden estos mecanismos:

[La relación con los anunciantes oficiales] es desgas-


tante, porque son ellos precisamente los que te quieren ma-
nejar el diario desde afuera, son ellos los que precisamente
te llaman y te dicen: -“Poneme esta información”; -“Bue-
no, sí te la pongo no hay problema”; -“Sí pero, yo la quiero
acá, así”; -“No”; -“Mirá que voy a hablar con el director”;
-”Hablá, eso no va ahí, tengo otro tema más importante
para poner ahí”; -“Mirá que voy a hablar con Juan, Pedro
y Diego” y hablan… y entre Juan, Pedro y Diego me dicen:
“Ponga” Y uno que intentó proceder de manera profesio-
nal, con ética periodística, termina caminando en el barro,
a los golpes, así no te da ganas de nada.

El desgano, la falta de incentivos y la percepción de un clima


adverso constante hacen que el ejercicio del periodismo se torne
altamente belicoso y, en algún aspecto, intolerante. Las referencias
a situaciones de estrés psicológico son permanentes entre los perio-
distas entrevistados, quienes ubican a la tarea informativa en un am-
biente “horrible, feo, desgastante, restringido y de incertidumbre”.
La materialización de ese ambiente también está consustanciado por
el temperamento del director del diario, quien se vincula con sus
empleados desde los improperios y la prepotencia. A lo largo del
trabajo de campo, se han podido registrar una decena de situacio-
nes en las cuales el director vociferaba ordenes a los integrantes de
3. Segundo caso: diario conservador 215

la redacción, emitiendo, además, ofensas a aquellas personas que


habían cometido “errores” de criterio. Algunas situaciones releva-
das en terreno, podrían considerarse de “maltrato psicológico”, si se
considera el menoscabo intencional a la integridad del interlocutor.
En “Diario 2” se gestiona desde el miedo como una forma de desca-
pitalización de los recursos humanos y aleccionamiento de conduc-
tas en la sala de redacción.

En tal sentido, uno de los aspectos constitutivos de las condicio-


nes restrictivas del orden interinstitucional es la preponderancia del
amiguismo de la familia propietaria del diario. Es decir, las presio-
nes se ejercen no solo desde las relaciones políticos-comerciales, sino
también de los vínculos afectivos. Costas comenta su repercusión en
la sala de redacción:

Otras relaciones, que hasta incluso no tienen que ver con


lo comercial sino con lo social [repercuten en el diario].
Viene el dueño, ¡el dueño! de la empresa, viene y te dice:
“Che, ahí le mando a la señora fulana, que quiere que
salga la foto de su hija recibiendo la primera comunión”, y
vos “¡Ah..!”, le decís: “… pero director no hay lugar para
eso o espere al sábado que es la página de sociales, la del
sábado”; “No, che, póngala mañana porque es la esposa
del fulano o es la señora que está en club de jardinería con
mi cuñada”; “¡Ah..!”.

Esta forma de vinculación familiar y empleo del diario para co-


rrelatos afectivos, también incide en la propuesta informativa final,
pues los criterios de noticiabilidad no tienen que ver estrictamente
con una valoración de la carga periodística del hecho, sino con la
carga personal tradicional de la empresa. Lima acota datos sobre
esta situación en particular:

Los amiguismos, las presiones internas [son limitaciones


del ejercicio de la profesión]. Por un ejemplo, uno hace
una nota, viene una persona, un amigo, habla por te-
léfono: “pa, pa, pa”, después te alternan la nota, te la
cortan, no te la publican […]. He sido objeto de eso ciento
de veces, por parte de la jefa de personal, del secretario de
redacción, de todos.
216 César Arrueta

Adviértase de qué forma la presión es explícita y la modificación


de los contenidos es arbitraria a partir de la intencionalidad de ga-
rantizar el sostenimiento de las relaciones afectivas de los propieta-
rios del diario. Esta particularidad nos lleva a confirmar que “Diario
2”, en tanto empresa informativa con responsabilidades específicas,
ejerce su rol social desde el escenario de intereses comerciales y fa-
miliares, antes que intereses derivados del bien común, afectando,
de esta forma, la posibilidad de promover un periodismo de cali-
dad, capaz de nutrirse del discernimiento y la contrastación; no solo
desde la especulación pecuniaria o valores instituidos de aparente
objetividad e independencia.
TERCERA PARTE

Periodismo en contextos
de periferia

“Los medios de masas, se puede admitir, constituyen


solo un aspecto del proceso de socialización, pero sería
muy sorprendente en verdad si no desempeñaran un
cierto papel en la modelación de nuestras actitudes
respeto a la vida, de nosotros mismos y de los demas”

J. D. Halloran
Examen de los efectos de la comunicación de masas
1965
1. Periodismo
en contextos de periferia

1.1. Noticias, procesos de negociación y nociones sobre


el interés público
En el marco del objetivo propuesto para esta investigación, es
posible establecer algunas consideraciones generales sobre el ejer-
cicio del periodismo en contextos de periferia y su correlato con los
procesos de construcción de realidad.

Lo primero que debemos decir, sin que ello signifique una novedad
para el campo de la comunicación, es que las noticias son el resultado
de un intenso proceso de negociación inter e intrainstitucional, que
concluye, al menos para nuestro caso, con propuestas periodísticas
organizadas a partir de zonas (rojas) estrictamente consensuadas con
agentes del campo político y económico, y zonas (verdes) más per-
meables que se articulan desde el conflicto mayoritariamente inocuo.

Esta afirmación, producto de la observación y el trabajo de cam-


po, remite –en otros términos– a repensar un aspecto constitutivo
del ejercicio periodístico: la construcción de debates públicos y la
asignación de voces preponderantes (quiénes hablan, quiénes son
silenciados y con qué intencionalidad).

Para hacer frente a esta reflexión, creemos que es necesario reto-


mar la discusión sobre el interés público y su rol en las prácticas pe-
riodísticas, la esfera mediática y el debate ciudadano. Este concepto-
matriz, en su valor clásico, está asociado con las representaciones de
participación, deseo y voluntad. Es decir, una vinculación a partir de
220 César Arrueta

la motivación y el conocimiento, pero desde lógicas específicas que


sostienen el deseo de aportación. Un disparador para este planteo
fue la regularidad observada en distintos testimonios y situaciones
descriptas, según las cuales la base de la disputa periodística está
centrada, necesariamente, en el interés y sus diferentes acepciones,
según sea la parte que emita juicios de valor.

En sociedades contemporáneas podría afimarse que la construc-


ción del interés a partir de los medios masivos infiere una significa-
ción y una visibilidad parcial sobre aquello que motiva, en distintos
grupos sociales y escenarios variables, voluntades de adhesión o di-
sidencia. Mc Quail es claro al señalar que uno de los grandes aportes
de la teoría de la comunicación es haber demostrado la existencia de
cierta clase y cierto de grado de atención receptiva, descartando instan-
cias exclusivamente homogéneas sobre gustos y tendencias. Mucho
más en periódicos, dada la naturaleza heterogénea de los elementos
textuales e iconográficos que lo componen.

En concordancia con esta afirmación creemos que, para entender


los procesos de producción periodística, la edificación temática, las dis-
cusiones comunitarias e inclusive las instancias publicitarias tal como lo
hemos planteado para este libro, es necesario indagar acerca del senti-
do contextual que adquiere el interés público, las valoraciones que cada
actor implicado en el sistema informativo le asigna y los mecanismos de
negociación que son utilizados para lograr la prevalecía de unas con-
cepciones sobre otras. Proponemos esta mirada a partir del convenci-
miento de que la oferta informativa de una empresa periodística es el
resultado de la necesaria tensión entre escenarios disímiles de concep-
tualización acerca de la verdad, la trascendencia, la urgencia y el disen-
so. No se trata de entender la superficie textual de un periódico sólo
desde el análisis de enunciados que denotan los conceptos antes men-
cionados, sino entender el transfondo de valoraciones y significaciones
que circulan y se contraponen en una sala de redacción, hasta imponer
un sentido arbitrario acerca de lo noticiable y sus efectos sociales.

Por lo tanto creemos que la partida para el análisis del ejerci-


cio del periodismo en contexto de periferia (y otros escenarios tam-
bién), es la ubicación angular del interés público y de qué forma se
construye a partir de la complejidad de los factores circundantes.
1. Periodismo en contextos de periferia 221

1.2. Interés público y condiciones históricas sociales


El interés público no es un valor autónomo e independiente. Está
determinado por las condiciones históricas-sociales e indicadores po-
líticos/económicos. Obsérvese cómo, en nuestro caso, las particulari-
dades de entornos empobrecidos y profundamente desiguales, gene-
ran contextos relacionales cuyas prioridades, necesidades y demandas
difieren de otros escenarios. Es difícil pensar, entonces, que el interés
público sea una categoría construida por fuera de estas condiciones,
sin afectaciones externas. Por el contrario, es la marcación de su pro-
pia especificidad y constitución en el proceso de producción perio-
dística. Sin nos remitimos a distritos periféricos, veremos cómo los
diarios de referencia dominante establecen su comportamiento a par-
tir de acuerdos con sectores político-partidarios. Esto conlleva a una
alteración de su autonomía, producto de bajo niveles de refracción y
tensiones acerca de lo trascedente y urgente.

Sucede porque los agentes propietarios de los medios masivos


son, al mismo tiempo, agentes decisorios en aquellos campos con los
cuales los diarios interrelacionan. Aquí el planteo medular está en la
estructura de la propiedad y la forma en la que los dueños ejercen sus
responsabilidades sociales. De esta forma, los periódicos se constitu-
yen en instrumentos de acción, presión y posicionamiento de deter-
minados agentes que luchan por acumulación de capital y postergan
a un segundo plano funciones prioritarias tales como la promoción
de pautas de ejercicio de la ciudadanía, desde la transparencia y voces
plurales. Subyace, en esto, una sintonía respecto al sentido de interés
público para el campo periodístico (en perspectiva de sus propieta-
rios) y el campo político. Resulta llamativo que ese interés se reduz-
ca a temarios específicos no conmocionales y que se materialice, por
ejemplo, a partir de la visibilidad de determinadas fuentes. Una con-
secuencia de ello, es que el carácter público de esta propuesta queda
reducido, necesariamente, a círculos de pertenencia y no al conjunto
de la sociedad. Su alcance es, por lo tanto, acotado.

En contrapartida, habíamos asegurado que existía un temario


tangencial, constituido por problemáticas que pueden llamarse super-
fluas. Esta superficialidad no debe concebirse, simplemente, en tér-
minos triviales, sino a partir de un carácter segmentado, ya no redu-
222 César Arrueta

cido a círculos de pertenencia, sino a segmentos populares. Esta otra


valoración, también contextual, implica la consideración de distintos
horizontes de participación y, por ende, posibilidades de opinar.

Está claro entonces que si el interés público está asociado al ejer-


cicio del periodismo, en escenarios de periferia, aquellos grupos de
poder que ostentan altos niveles de protagonismo y decisión tienden
a establecer fraccionamientos elitistas respecto a la conformación de
temas de discusiones considerados estratégicos y temas secundarios
de escaso valor movilizador. Frente a estas condiciones objetivas, el
periodismo, en tanto grupo social directamente implicado y afecta-
do por las circunstancias de precariedad, tiende a sostener, en pri-
mera instancia de criticidad, tal asimetría y expresar en la superficie
textual la disparidad opinante a la cual hacíamos referencia.

Es importante aclarar que no se busca generalizar estas prácticas


e interpretar su desarrollo desde la totalidad obnubilante; solo re-
afirmar que en determinadas condiciones, el periodismo es factible
de adoptar determinadas conductas de manera sostenida. Hacemos
esta indicación porque una de las derivaciones de los estudios de
producción periodística, tanto en la Argentina como Europa, ha sido
la instauración de modelos de interpretación de medios, que entien-
den y analizan sus prácticas desde una demanda teorizante, evitando
considerar aquellos factores que alteran sus principios elementales y
que erosionan sus formas de actuación. Estamos convencidos de que
el ejercicio del periodismo no se construye exclusivamente desde
valores indicativos, sino desde la conflictividad que sucede entre esos
valores y las condiciones objetivas de realización.

1.3. El carácter coercitivo de las rutinas informativas


La situación planteada en el punto anterior exige reflexionar
acerca de las razones por las cuales el periodismo acepta tales condi-
ciones y en qué escenarios. Creemos, para este caso, que la configu-
ración de las rutinas informativas es un indicador significante.

El carácter coercitivo de las rutinas se transpone a nociones bási-


cas como la noticiabilidad y manejo de fuentes. Sobre este aspecto, el
1. Periodismo en contextos de periferia 223

centro neurálgico está en responder a la siguiente pregunta: ¿qué es la


noticiabilidad? La academia la describe como aquellos acontecimientos
suficientemente interesantes y significativos como para ser publicados.
Sin embargo, en contextos de periferia, son los límites indivisibles entre
el periódico y sus estrategias políticos-comerciales. De hecho, la con-
cepción de interesante y significativo no tiene un estricto correlato con de-
mandas del público lector masivo, sino con las habilidades entabladas
por el diario en su lucha por capital y la red de aliados/no-aliados con
los cuales disputa ese poder. Esto nos llevar a pensar que la noticiabi-
lidad tiene un carácter circunstanciado, en tanto el medio advierte la
existencia de diferentes tipos de públicos: están aquellos de corte “pre-
ferente”, con los cuales cumple un rol vociferantes; y aquellos de corte
“popular”, con los cuales discute solo en tangencialidad.

Las rutinas se constituyen, por lo tanto, en un proceder sisté-


mico que tiende a garantizar la publicación de determinados acon-
tecimientos, en desmedro de otros, no necesariamente por el peso
específico de su valor público, sino por la trascendencia que tiene su
visibilidad en términos de especulaciones individuales/corporativas.
Por lo tanto, las noticias que se publican y el trayecto que el periodis-
ta debe realizar para construirlas son el resultado de un conjunto de
falsas opciones (oficialismo vs anti oficialismo; criticidad informati-
va vs tangencialidad informativa; conservación del trabajo/despido;
complicidad/insubordinación) de imposición institucional ejercidas,
en algunos casos a través de la violencia simbólica, y no de decisio-
nes consideradas a la luz de los requerimientos de la academia.

Pensar a las rutinas como un modus operandi que tiende a la coac-


ción y, en algunos casos, la naturalización de las prácticas cotidianas,
es pensar, también, en la transfiguración de una performance que se
sustenta en el miedo a exceder el límite permitido, y a sufrir repre-
salias por ello, en un contexto de indefensión profesional.

Las rutinas se estructuran, en estos casos, a partir del criterio de


inmovilización interinstitucional, para corresponder intereses intra-
institucionales. Vale decir también que las limitaciones de orden mate-
rial también son estructurantes de las rutinas diarias. Los periódicos,
si bien se asocian con la categoría de referencia dominante, son em-
presas pequeñas y ajustadas en términos de infraestructura, tecno-
224 César Arrueta

logía, logística y recursos humanos. Restricciones permanentes en el


ambiente laboral favorece un microclima que estimula el desgano, la
antipatía y la desidia de los periodistas, concomitante con el propósi-
to de preservación del mapa de intereses del medio y, por ende, una
noción de interés público, generalmente vinculada al Estado. Como
asegura Muraro (2001), en una sociedad precarizada con un Estado
precarizado, las democracia mediática no refleja la opinión pública,
sino que intenta fabricarla. Este parecería ser el caso.

1.4. Periodismo en contextos de periferia


El ejercicio del periodismo, desde la percepción de los propios
periodistas, tiene una connotación ceñida al contexto y distante de
las premisas entabladas por la academia. Ser periodista en contexto
de periferia implica la aceptación de convivir con una tensa duali-
dad: el saber hacer frente al poder hacer. Reconocemos que no es nin-
guna novedad esta dicotomía, pues se han llenado páginas enteras
sobre su consideración. Lo que enfatizamos en este apartado es que
la convivencia con tal bifurcación favorece procesos de naturaliza-
ción sobre determinados comportamientos. No hablamos aquí de
un buen periodismo versus un mal periodismo, sino de reconocer,
por ejemplo para nuestro caso, que por la centralidad del Estado
en las decisiones, el lugar que ocupan los medios en la vida social
y la persistencia de la crisis económica, algunos periodistas asumen
como natural recibir prebendas, aceptar enfrascados u operaciones
de prensa sin procurar resistencia alguna o bien, ubicar a los anun-
ciantes en lugares de privilegio. Fenómenos de este tipo nos llevan
a pensar, al margen de las presiones que puedan ejercerse, que las
definiciones que puedan hacerse sobre el periodismo no deben caer
en el reduccionismo comparativo con el deber hacer. La observación
nos ha llevado a pensar definiciones contextuadas sobre el ejercicio
del periodismo e interés público, a partir de su campo real de apli-
cación, discurriendo potencialidades y limitaciones.

Por ello, el hecho de que se habitúen algunas prácticas y, en igual


medida, algunos hombres y mujeres de prensa aún estimulen grie-
tas para lograr una mayor amplitud en sus agendas informativas,
1. Periodismo en contextos de periferia 225

traslada el debate hacia la necesidad de proponer un sistema de


consideración sobre el ejercicio de la profesión y compromiso con
su valor real, desde la contrastación de ambos fenómenos y la de-
terminación de tendencias promedio. Es decir, no es propósito de
este trabajo concluir sobre si el periodismo en contexto de periferia
es aceptable o no-aceptable, sino tratar de cimentar una respuesta
más amplia y profunda desde una serie de parámetros standars. En
primer lugar, en función de variables restrictivas de orden inter e
intrainstitucional; en segundo lugar, el grado de naturalización de
prácticas; y, en tercer lugar, los niveles de resistencias a imposiciones
organizacionales, en el contexto de precarización.

Si proyectamos este esquema a nuestro objeto de estudio, pode-


mos afirmar que son más preponderantes las limitaciones que las
condiciones favorables, y que esa coyuntura determina un tipo de
periodismo básicamente vociferante y amplificador, con tendencia
parcial. Esta es una señal de alerta sobre la orientación de la profe-
sión, que contrasta con experiencias de otros periodistas que, pese a
adherir al transcurrir de determinadas rutinas, exteriorizan un de-
seo de superación y modificación de un orden establecido. Algunas
pequeñas acciones como cuestionar la prevalecía de la publicidad o
el protagonismo de determinadas voces, alientan instancias de ex-
pectación que menguan los factores condicionantes. Por tal razón,
frente a la pregunta: ¿qué es el periodismo de periferia? La respues-
ta correcta debería ser: un espacio que, coyunturalmente, ha virado a la
parcialidad reconocida de sus producciones, pero que, sin embargo, esgrime
intenciones de cambio que se reducen al concepto de conciencia informativa.

Se trata de un periodismo de transición que espera (el término


denota intencionalmente una actitud de pasividad) condiciones fa-
vorables desde donde ejercer su tarea. Mientras tanto, ello no impi-
de que el periodismo se erija como piedra angular de discusiones
públicas parciales mediatizadas, a pesar de la orientación que inten-
tan asignarles los agentes de los campos implicados. Lo que no es
posible verificar, al menos desde las limitaciones planteadas por esta
investigación, es en qué proporción esa intencionalidad transferida
a la propuesta periodística incide o interfiere en los juicios de valor
y comportamiento de los lectores de periódicos, que consideramos
no son agentes pasivos.
226 César Arrueta

Al margen de ello, creemos que el periodismo en contextos de


periferia es una variante de existencia real y concreta. Es un modo
de entender la realidad, la construcción de noticias y la opinión pú-
blica, a partir de determinadas condiciones y limitantes. También
estamos convencidos de que este tipo de periodismo no debe consi-
derarse en forma positiva o negativa, aduladora o censurable según
la consecuencia de sus actos. Debe interpretarse desde el concepto
de relaciones de poder que afectan su funcionamiento, y que esta-
blecen una noción predominante sobre el interés público y la orien-
tación de las discusiones trascedentes.

Los aportes textuales e iconográficos del periodismo de periferia


y sus lógicas de producción son, en definitiva, la condensación de
una manera de entender el sistema de relaciones en una sociedad:
sus prioridades, palabras autorizadas para la opinión e invisibilidad
de sujetos declarantes no acordes con perspectivas valorativas domi-
nantes. La manera en la cual se construyen los temarios informativos
es, en otros términos, la manera en la cual se gestiona el sentido de
lo público y trascendente en una sociedad.

Por ello creemos que entender estos procesos nos permite enten-
der la configuración social e, inclusive, estimar algunas variables de
calidad democrática. Si la piedra basal del sistema de gobierno es la
participación y la opinión, saber cómo se administran las voces so-
ciales en los procesos informativos es un indicio válido, parcial, para
estimar la orientación de esas prácticas.

A ello debería sumarse el rol del consumidor de medios. Sabemos


que no se trata de agentes pasivos, sino de actores que también car-
gan con valoraciones parciales. Sin embargo, en contextos de pe-
riferia estos públicos –estimamos– le asignan a los medios un rol
de cierta preponderancia, aunque no se vinculan con ellos desde la
construcción de una agenda integradora y diversa, o la participación
propositiva. De hacerlo, sería una instancia imprescindible para re-
cuperar terreno periodístico y superar las limitaciones de periferia.
En definitiva, los medios y su público se parecen tanto y son interde-
pendientes, que a veces se olvida el protagonismo de las partes en el
desafío de construir espacios más fructíferos de opinión y debate.
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