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Universidad Nacional del Altiplano

ESCUELA DE POST GRADO


MAESTRIA EN LINGUISTICA ANDINA Y EDUCACION

TRABAJO:
RESUMEN Y ANALISIS
DE LAS CRONICAS DE HUAROCHIRI

PRESENTADO POR:
DEMETRIO APAZA CATACORA

Puno, Agosto del 2018


RESUMEN, ANALISIS DE LAS CRONICAS DE HUAROCHIRI
Los pueblos andinos desde la época pre colonial tenían la propia visión de interpretar el
mundo, un ejemplo de ello son los manuscritos de Huarochirí como fuente de pensamiento
filosófico de la civilización andina que recoge los testimonios de los pobladores de Huarochirí
y Yauyos, ubicados en la sierra de Lima que nace de los límites geográficos donde sucede la
mayoría de los acontecimientos narrados: la cadena de montañas que limitan la sierra de los
departamentos de Lima y Junín, específicamente del nevado de Pariacaca, hasta la costa del
Pacífico
La tarea de recolección fue asumida por el sacerdote Francisco de Ávila a fines del siglo
XVI e inicios del XVII. El contenidos de esta obra reflejan el pensamiento de los pueblos
de la región y tienen un lazo con el presente por venir de fuentes orales que nos permite
conocer su organización social, política y cultural, así como su perspectiva teológica
manifiesta en sus creencias y costumbres, algunas de las cuales se practican incluso en la
actualidad
En la obra Plasma casi en su totalidad el pensamiento o concepción del mundo andino desde
la creación del universo y de los hechos de la naturaleza desde su origen, las leyes que regían
para su formación y los términos con los que los hombres de la época dieron nombre a cada
evento natural, su interrelación e interacción de las relaciones del hombre con el universo.
El manuscrito está compuesto de treinta y un capítulos que culminan con la palabra “fin” en
español y dos capítulos que se añadieron posteriormente, con una grafía distinta a la de los
capítulos previos, a los que suele llamarse “suplementos”
El manuscrito no tenía título y se le conocía erróneamente como el Manuscrito de Ávila. Fue
traducido por José María Arguedas en la primera versión al español, título Dioses y Hombres
de Huarochirí; en el año 1966, George Urioste tituló su edición bilingüe quechua- español
como Hijos de Pariya Qaqa: la tradición oral de Waru Chiri (1983); luego Gerald Taylor hizo
su traducción al español con el nombre de Ritos y tradiciones de Huarochirí.

AQUÍ RESUMENES DE ALGUNOS CAPITULOS:


CAPITULO I

En tiempos muy antiguos existió un huaca llamado Yanamca Tutañamca. Después de estos
huacas, hubo otro huaca de nombre Huallallo Carhuincho. Este huaca venció. Cuando ya tuvo
poder, ordenó al hombre que sólo tuviera dos hijos. A uno de ellos lo devoraba, al otro, al que
por amor escogieran sus padres, lo dejaba que viviera. Y desde entonces, cuando moría la
gente, revivían a los cinco días, y del mismo modo, las cementeras maduraban a los cinco días
de haber sido sembradas. Y estos pueblos, los pueblos de toda esta región, tenían muchos
yuncas.1 Por eso aumentaron tanto y, como se multiplicaron de ese modo, vivieron
miserablemente, hasta en los precipicios y en las pequeñas explanadas de los precipicios
hicieron chacras, escarbando y rompiendo el suelo. Ahora mismo aún se ven, en todas partes,
las tierras que sembraron, ya pequeñas, ya grandes. Y en ese tiempo las aves eran muy
hermosas, el huritu y el caqui, todo amarillo, o cada cual rojo, todos ellos.

Tiempo después, apareció otro huaca que llevaba el nombre de Pariacaca. Entonces, él, a los
hombres de todas partes los arrojó. De esos hechos posteriores y del mismo Pariacaca vamos
a hablar ahora. En aquel tiempo existió un huaca llamado Cuniraya, existió entonces. Pero no
sabemos bien si Cuniraya fue antes o después de Pariacaca, o si ese Cuniraya existió al mismo
tiempo o junto con Viracocha, el creador del hombres; porque la gente para adorar decía así:
"Cuniraya Viracocha, hacedor del hombre, hacedor del mundo, tú tienes cuanto es posible
tener, tuyas son las chacras, tuyo es el hombre: yo". Y cuando debían empezar algún trabajo
difícil, a él adoraban, arrojando hojas de coca al suelo: "haz que recuerde esto, que lo adivine
Cuniraya Viracocha" diciendo, y sin que pudieran ver a Viracocha, los muy antiguos le hablaban
y adoraban. Y mucho más los maestros tejedores que tenían una labor tan difícil, adoraban y
clamaban. Por esa razón hemos de escribir de las cosas que ocurrieron antes que él [Cuniraya]
existiera, junto con los sucesos de Pariacaca.

CAPITULO II
“Como sucedió Cuniraya Viracocha en su tiempo y como Cahuillaca pario a su hijo y lo que
paso”
Cuniraya Viracocha en los tiempos más antiguos, anduvo, vago, tomando la apariencia de
hombre muy pobre a quien todos lo despreciaban. Este hombre tenía poder sobre todos los
pueblos, con hablar elaboraba andenes y muros. Enseño a hacer canales de riego, y de este
modo humillaba a las huacas de otros pueblos, con su sabiduría.
En ese tiempo había una doncella llamada Cavillaca. Como era hermosa las huacas la
deseaban pero ninguno consiguió pretenderla. Cuando Cavillaca tejía debajo de un árbol de
lúcuma, Cuniraya convertido en un pájaro subio al árbol, tomo un fruto , le hecho su germen
masculino y lo dejo caer para que la mujer lo coma. Ella quedo embarazada y tuvo una hija.
Al cumplir el año la niña Cavillaca llamo a las huacas de todas partes para saber quién era el
padre. Interrogo a las huacas y nadie dijo quién era el padre. De tal manera que deja que la
niña que se acercara a quien era su padre. Al ver que Cuniraya es el padre se enfureció por
parir el hijo de un hombre miserable, huyo al mar con su hija y se arrojó al agua. Cuniraya
va detrás de ella preguntando a los animales para que lo guíen hacia ella. El animal que le
daba buenas noticias le confería dones y quienes le daban malas noticias lo maldecía. Así,
llego hasta la orilla del mar, al entra al agua la hizo hinchar y aumentar.
Cuniraya fue donde Pachacamac donde vivían dos hijas jóvenes de Pachacamac. Al no estar
la madre de las jóvenes Cuniraya hizo dormir a la hija mayor y como pretendió el dormir con
la otra hermana, ella se convirtió en paloma y se hecho a volar. Por eso a la madre la
llamaron “la que pare palomas”.
Esta mujer era la única que criba peces. En el mar no eitia ni un pez. Cuniraya enojado
porque “la que pare palomas” visito en el mar a Cavillaca y arrojo sus pertenencias al mar y
aumentaron mucho los peces. Urpayhuachac perseguía a Cuniraya por haber dormido a sus
hijas. Al encontrase con él le propuso despiojarlo, y de esta manera poder arrojarlo a un
precipicio, pero la sabiduría de Cuniraya era mayor y se escapó.
CAPITULO III

"Cómo pasó antiguamente los indios cuando reventó la mar" En esta parte volveremos a las
cosas que cuentan los hombres muy antiguos
Lo que ellos cuentan es como sigue: en tiempos antiguos este mundo estuvo en peligro de
desaparecer. Un llama macho que pastaba en una montaña con excelente yerba, sabía que la
Madre Lago [el mar] había deseado [y decidido] desbordarse, caer como catarata. Este llama
entristeció; se quejaba: "in, in", diciendo lloraba, y no comía. El dueño del llama, muy enojado,
lo golpeó con una coronta de choclo: "Come, perro -le dijo-, tú descansas sobre la mejor
yerba". Entonces la llama, hablando como si fuera un hombre, le dijo: "Ten mucho en cuenta
y recuerda lo que voy a decirte: ahora, de aquí a cinco días, el gran lago ha de llegar y todo
el mundo acabará", así dijo, hablando. Y el dueño quedó espantado; le creyó. "Iremos a
cualquier sitio para escapar. Vamos a la montaña Huillcacoto, allí hemos de salvarnos; lleven
comida para cinco días", ordenó, dijo. Y así, desde ese instante, el hombre se echó a caminar,
llevando a su familia y la llama. Cuando estaba a punto de llegar al cerro Huillcacoto, encontró
que todos los animales estaban reunidos: el puma, el zorro, el huanaco, el cóndor, todas las
especies de animales. Y apenas hubo llegado el hombre, el agua empezó a caer en cataratas;
entonces allí, apretándose mucho, estuvieron hombres y animales de todas partes, en el cerro
de Huillcacoto, en un pequeño espacio, sólo en la punta, hasta donde el agua no pudo alcanzar.
Pero el agua logró tocar el extremo del rabo del zorro y lo mojó; por eso quedó ennegrecido.
Y cumplidos los cinco días, el agua empezó a descender, se secó; y la parte seca creció; el
mar se retiró más, y retirándose y secándose mató a todos los hombres. Sólo ése de la
montaña vivió y con él volvió a aumentar la gente, y por él existe el hombre hasta hoy. Y
nosotros bendecimos esta narración ahora; los cristianos bendecimos ese tiempo del diluvio,
tal como ellos narran y bendicen la forma en que pudieron salvarse, en la montaña Huillcacoto.

CAPITULO IV
“como el sol se desapareció cinco días” y ahora vamos a contar como murió el día.
En los tiempos antiguos murió el sol. Se hizo de noche durante cinco días. Las piedras se
golpearon entre ellas mismas, desde entonces se formaron los morteros y los batanes. Los
hombres comenzaron a comer en esas cosas. Las llamas de los cerros comenzaron a seguir
al hombre. Es una bendición porque quizá anocheció por la muerte de Jesucristo.

CAPITULO V
“desde este punto de nuestra narración ha de comenzar la historia de la aparición de
Pariacaca”

En la narración presenta como personajes centrales a dos hombres: uno llamado Tamtañamca,
rico y poderoso que engaña a las personas haciéndose adorar como un dios, pero que ha caído
enfermo. El otro hombre es Huatyacuri, un pobre y huérfano que llega al pueblo donde vive
Tamtañamca para revelar el origen y la cura de la enfermedad del fingido dios, descubriendo
también la identidad real de aquel. Huatyacuri promete curar a Tamtañamca si éste le
entrega a su hija como esposa y lo acoge como un hijo dentro de su ayllu. Pero después de
lograda la curación Huatyacuri se ve obligado a pasar una serie de pruebas antes de ser
incorporado al ayllu de Tamtañamca. Se trata de pruebas de danza, de canto, de resistencia
a beber chicha, etc. Huatyacuri logra vencer en todas las pruebas gracias a una serie de
trucos que le son facilitados por Pariacaca, a quien reconoce como su padre. Pariacaca, la
deidad principal de la región de Huarochirí, irritado con la actitud de un hombre que quiso
hacerse adorar como dios, decide arrasar con el pueblo de Tamtañamca y todos sus
habitantes.
Lo que vale rescatar es que hay un dios Tantañamca que se hace pasar por dios y por sabio
y es un impostor, es el fin de la etapa anterior que el valiente y el rico es el que mandaba y
se abre una nueva etapa es la crítica a la impostura, y al doble moral y la instalación de un
nuevo orden de nuevos valores, nuevas formas de vivir y resolver el problema, el valor de la
trasparencia contra la impostura

COMENTARIO Y ANALISIS
El ahora de ese entonces es pues susceptible a las tres épocas que convergen en el presente
del narrador: la época precolonial, aquella del imperio de los incas y la época de los
colonizadores. Esta última, a su vez, estaría conformada por dos etapas que también
coexisten: una de evangelización y otra de extirpación de idolatrías, ya que a pesar que la
extirpación haya sido asimilada posteriormente, la evangelización subsistirá en los tiempos
de la destrucción de ídolos.

La religiosidad de las comunidades andinas descrita en el Manuscrito de Huarochirí diviniza


un sinnúmero de seres y lugares, ya que los cerros, las lagunas, las constelaciones; incluso
plantas y animales, entre otros, pueden ser por igual deificados. Sus ancestros son también
venerados y los muertos los acompañan en sus celebraciones. El potencial energético se
concentra en las divinidades que ellos denominan huacas y que se consagran en su
petrificación. Las huacas tienen para las comunidades indígenas un carácter sagrado pues les
ofrecen protección y esperanza, pero a su vez pueden indignarse y destruir la vida humana.

Con la llegada de los conquistadores españoles la religiosidad andina se ve afectada por la


exclusividad del culto cristiano, pues no se les permite venerar a sus propias divinidades. No
obstante, ellos se ingenian para adorarlas en secreto y en simultáneo con las fiestas
cristianas, lo que a su vez les brinda la oportunidad de asimilar al Dios cristiano dentro del
panteón de divinidades andinas.
En este trabajo se ha proporcionado evidencia que demuestra que en la mitología del
Manuscrito de Huarochirí es posible establecer una organización temporal en la cual se logra
identificar tres épocas bien diferenciadas que parecen ser épocas sucesivas, pues se imponen
con respecto a la anterior y muestran una sociedad cada vez más civilizada:
1. la primera es la época de Yanañamca Tutañamca;
2. la segunda es la época de Huallallo Carhuincho y la
3. tercera, aquella de Pariacaca, huaca tutelar y principal divinidad de las comunidades
aludidas en el texto quechua.

Adicionalmente, se observa una época que se ha denominado transtemporal, la cual trasciende


en el tiempo, ya que Cuniraya Huiracocha no remite a un tiempo específico; su presencia
irrumpe la secuencia de los distintos relatos y parece hallarse presente en cada cambio de
paradigma y en los momentos más relevantes de la mitología del Manuscrito de Huarochirí.
Cada una de estas épocas se encuentra representada por una divinidad principal que remite
a una visión distinta del mundo y a maneras disímiles de concebir el funcionamiento del mismo.
Las tres épocas sucesivas denotan un orden que sugiere continuidad, ya que se puede
entrever una secuencia que va desde el tiempo de Yanañamca Tutañamca, un pasado
inmemorial, privado de cualquier vestigio de civilización e inserto en una etapa de caos y
oscuridad inicial, a la cual el texto quechua no hace alusión. Se atraviesa después por una
segunda época de mucha productividad, caracterizada por una superabundancia y por excesos
en distintos ámbitos. Pero paradójicamente, ese tiempo de auge no perdura, ya que los
hombres sienten un irreparable dolor al verse obligados a ofrecer en sacrificio la vida de uno
de sus hijos al dios Huallallo Carhuincho. La explosión demográfica es tal que, pese a la
abundancia reinante, las innumerables dificultades con dicha deidad conllevan a un tiempo de
escasez, de desequilibrio y desarmonía. Esa segunda época denota una aparente contradicción
que toma forma en una dicotomía recurrente entre elexceso y la exigüidad, entre la belleza
de los pájaros y el horror de la antropofagia de su huaca protectora que no logra converger
en la proporción necesaria para la subsistencia y la seguridad de las comunidades. El orden
de Huallallo Carhuincho representa pues el ideal innato y la añoranza por una utópica
inmortalidad, solo realizable en el deseo más profundo e intrínseco de los seres humanos. En
la tercera época, por el contrario, se consolida la institución de un orden civilizatorio que
contiene normas de conducta y al parecer resulta ser más seguro y al mismo tiempo tolerable,
a través de las ceremonias rituales entre las que se encuentran entrelazados las
competencias de llamas, el baile y la alegría desbordante, con extenuantes momentos de
embriaguez. Sin embargo, la vulnerabilidad de las comunidades de Huarochirí en la época de
Pariacaca es también una realidad contundente, pues incluso la divinidad más ecuánime,
otorga castigos funestos. El orden civilizatorio de Pariacaca no los exenta tampoco de la
implacable naturaleza que destruye sus cosechas con las terribles sequías y los temibles
huaycos que alteran la sustentabilidad de su economía. Lo imprescindible de confiar en sus
creencias y revivir sus tradiciones es que eso les permite equilibrar – junto al deseo implícito
en los rituales y sacrificios – sus expectativas de supervivencia. En esas tres épocas es como
si se pasara del vacío del caos y oscuridad inicial a un tiempo intermedio – aún salvaje – que
termina desbordándose por la sobreabundancia, para dar paso a un sistema más admisible y
mesurado con la llegada de Pariacaca. Si bien esas tres épocas son al parecer consecutivas
no se les entiende necesariamente como cerradas o cancelatorias, ya que una no concluye
cuando empieza la otra, sino más bien parece coincidir la presencia de dos e incluso tres
divinidades de manera simultánea en una misma época. Eso se puede notar en el caso de
Huallallo Carhuinchoque interactúa en distintas ocasiones con Pariacaca y aunque es vencido
por él no llega a morir, sólo es desterrado a la región de los antis; lo cual supone además la
presencia previa del padre de Pariacaca, quien podría ser Cuniraya Huiracocha. Por otro lado,
la vigencia de Cuniraya Huiracocha parece remontarse a los tiempos primordiales de creación
del mundo y de los hombres, pues se encuentra tanto en el tiempo de ordenamiento de los
medios de productividad como en el de designación de atribuciones de las especies animales,
y porque sirve también de guía o ejemplo para la perfectibilidad en el arte de los tejedores.
Aleatoriamente, vemos que Cuniraya Huiracocha se halla presente en el tiempo de los incas,
justo antes de la llegada de los españoles y posiblemente en el tiempo de enunciación del
texto, que es el presente del narrador del Manuscrito de Huarochirí. Por tales motivos, a la
época de Cuniraya Huiracocha se le ha denominado transtemporal. Sin embargo, al observar
la naturaleza del tiempo mitológico del mundo andino en el Manuscrito de Huarochirí se ha
podido advertir una relación de sucesos que sobrepasan la comprensión humana y que nos
permite sugerir una percepción multidimensional, la cual se refleja por ejemplo, en la
interacción entre las huacas de la segunda y la tercera época, porque si bien la historia se va
desenvolviendo paulatinamente en una suerte de encuentros y desencuentros que son como
estímulos que modifican los estados anteriores, se logra producir la síntesis que permite el
paso a un orden más equilibrado, como propone Pariacaca, quien finalmente condena a
Huallallo Carhuincho a comer perros – como este antes solía comer niños – dándole el mismo
castigo a los huancas, a quienes se les conoce desde entonces como “huancas come perros”

Esa multidimensionalidad se ve reflejada aleatoriamente en diversas situaciones, tales como,


cuando en el capítulo cuatro el narrador refiere que “en los tiempos antiguos, murió el sol y
la oscuridad duró cinco días”, y en otros momentos metafóricamente oscuros, como los cinco
días de muerte que los hombres deben aceptar antes de volver con sus seres queridos y en
los niños recién nacidos que devora Huallallo Carhuincho y de quienes no se sabe si regresan.
Así mismo, esa perspectiva del tiempo se revela cuando el hombre pobre Huatiacuri precede
el nacimiento de su padre, Pariacaca, y sin embargo, es dirigido por la divinidad en los sucesos
relativos a Tamtañamca y su familia en el capítulo cinco; o en el momento en el que Pariacaca
pone de guardián a su hijo en la puerta de los antis para no permitir el regreso de Huallallo,
por lo cual se entiende que la posibilidad de su retorno sigue vigente, ya que si su tiempo
estuviera cancelado, no habría necesidad de prevenir su posible regreso. Dicha
multidimensionalidad se advierte además en una instancia en particular: las creencias sobre
la mitología de la tercera época prevalecen en el ahora del contexto colonial del narrador, un
presente que no sólo remite al tiempo del período precolombino, sino también al del imperio
incaico y al de la presencia de los conquistadores españoles. Por lo que, aunque dichos tiempos
no sean parte de la mitología, sino de la historia, en ellos se revela la vigencia del culto a
Pariacaca que se mantiene vivo a través de las celebraciones y rituales del contexto colonial.
Eso se evidencia en algunos relatos, en los cuales seres mitológicos se relacionan con
personajes históricos, como es el caso de Cuniraya Huiracocha con el inca Huayna Cápac, en
el capítulo catorce; o el de todos los huacas – a excepción de Pariacaca – que responden al
llamado del inca Túpac Yupanqui, en el capítulo veintitrés. De modo queel encuentro entre los
tiempos históricos y los seres mitológicos a quienes celebran, sugiere una coexistencia que
trasciende a las épocas, puesto que en el tiempo de los incas no parece haber conflicto con
los rituales de veneración a las distintas divinidades, lo cual se debe a que la política inca
suponía la asimilación de las huacas locales de las poblaciones a las que sometían. De modo
similar, en el tiempo de la conquista, a pesar del conflicto reinante, los indios continuaron
adorando a sus divinidades en secreto. Esa perspectiva multidimensional del tiempo se perfila
de forma explícita en el caso de Cuniraya Huiracocha, en el momento en que dicha deidad
traza una línea en el suelo y al igual que el inca Huayna Cápac entra a las profundidades de la
tierra. Este episodio alude a una suerte de vivencia paralela que comparten el dios y el inca
indistintamente; vivencia que es ratificada por el inca Huayna Cápac quien se apresura a
enviar a un miembro de su ayllu al Cusco para que éste gobierne en su lugar. De esta manera
se revivifica el recuerdo épico de la existencia tanto del inca Huayna Cápac, como de Cuniraya
Huiracocha, lo cual simboliza un encuentro y confluencia entre el mito y la realidad. De
manera semejante, se puede notar en los relatos del Manuscrito de Huarochirí cómo se
establecen los ciclos de la vida, los cuales se suceden en las estaciones y en la naturaleza, y
que como parte de la propia condición humana se desplazan entre los rituales, el trabajo, la
salud y el placer. Las comunidades andinas mantienen sus tradiciones en la continuidad de la
vida diaria, las cuales han trascendido a pesar del paso del tiempo. Algunas actividades como
las labores de siembra y cosecha, así como la limpieza de acequias descritas en el texto son
fundamentalmente comunitarias, tal como lo eran en el pasado. Igualmente, se continúa
celebrando en las comunidades de Huarochirí la ceremonia del primer corte de pelo de los
niños que aparece en el primersuplemento del texto, así como la conmemoración del relato
de amor entre Collquiri y Capyama, descrito en el capítulo treinta y uno. Como hemos
demostrado en este trabajo, la dimensión temporal en la que se desenvuelven las divinidades
en la mitología del Manuscrito de Huarochirí parece trascender desde épocas remotas, las
cuales emergen de un tiempo de caos y oscuridad inicial a un orden más civilizado establecido
por Pariacaca, la divinidad principal de las comunidades originarias de esas poblaciones. Se
ha considerado apropiada la denominación multidimensional para referirse a la naturaleza
dinámica del tiempo en el Manuscrito de Huarochirí, pues ciertos relatos remiten a
dimensiones múltiples e incluso simultáneas a los sucesos que representan y porque la vigencia
de algunas tradiciones perdura entre esas comunidades incluso hasta nuestros días. La
transtemporalidad de las divinidades en la mitología otorga al texto un carácter de universal,
dado que no son relatos que remiten a un período de tiempo específico, sino creencias
inherentes a la esencia de los orígenes del pensamiento humano. Por esta razón, el
conocimiento contenido en las tradiciones de los pobladores de Huarochirí debe ser valorado
en su dimensión de legado cultural y como patrimonio bibliográfico de la humanidad, para su
preservación y difusión a las generaciones venideras, ya que precisamente lo significativo y
trascendente es su universalidad como obra sin tiempo aplicable a toda época.
LA PRESENCIA DE LA ETICA
Que la ética presente en el Manuscrito es “eminentemente comunitaria. El individuo es
importante en cuanto se siente ligado a la comunidad y en cuanto cumple con las reglas que
producen el equilibrio real y simbólico buscado por todos”. Este equilibrio se debe mantener
entre el mundo humano y el mundo sobrenatural de las “huacas”, entre los géneros, entre las
comunidades de diversos pisos ecológicos, etc. No se debe olvidar que la región de Huarochirí
era una región multilingüe y multicultural, los diferentes pueblos estaban ligados por su culto
a Pariacaca y Chaupiñamca” así, existía la necesidad del mantenimiento de los principios éticos
básicos de manera intra e intercomunitaria. Los principios éticos básicos, eminentemente
comunitarios, de los huarochiranos son: dualidad, correspondencia, complementariedad y
reciprocidad.

El Dios tutelar Pariacaca


Pariacaca es el hilo conductor de los mitos que aparecen en el Manuscrito una divinidad de
las lluvias torrenciales, las que producen los temibles huaycos. Las conquistas posteriores de
Pariacaca sobre los yungas, por entonces habitantes de las tierras altas, se lograron por
medio de los lloclla o torrenteras, tan frecuentes y amenazadoras en las quebradas y valles
andinos. Se narra su vida de manera sucesiva, desde su origen, pasando por el recorrido que
realiza hasta llegar a donde se encuentra el dios Huallallo Carhuincho, a quien luego se
enfrenta, hasta los rituales con que se le adora. María Rostworowsky presenta a Pariacaca
como: Entonces, Pariacaca es una divinidad acuática ya que sus poderes se basan en el uso
del agua. En esta cita se presenta el empleo de su poder acuático de una forma violenta como
es la conquista de pueblos por medio de la fuerza de corrientes de agua, asimismo también
va a emplear esta fuerza natural para castigar, aunque en otros mitos del Manuscrito más
bien emplea este poder acuático para dar beneficios a las comunidades. Siguiendo con la
descripción de Pariacaca: “su segundo atributo era ser el dios del rayo, mientras uno de los
hermanos de Pariacaca es nombrado como Sullca Yllapa, lo que indicaría que quizá Pariacaca
fuese el curac, el mayor en oposición a sullca, el menor”

Pariacaca, divinidad del equilibrio,la huaca que derrota a Huallállo Carhuincho. Pariacaca es
una entidad local unificadora con la que los pobladores edifican el marco normativo, a partir
del cual cimientan sus relaciones sociales. Pariacaca es el padre que instaura los fundamentos
de la convivencia. Su celebración precede la despedida a los muertos. Se incentiva el
esfuerzo, la colaboración como mérito para ser próspero y querido. Pariacaca deja evidencia
de sus intervenciones en situaciones de tensión social, que bajo la lógica que construye
permite armonizar la convivencia entre los ayllus, dirimiendo las disputas por prestigio,
castiga la mentira, y previene los conflictos entre pueblos.
EL AGUA:
Para la sociedad andina, el agua es un elemento esencial, debido a que su actividad básica es
la agricultura, en torno a la cual gira su organización social, gobernada por deidades,
convirtiéndose así el agua en un elemento sagrado. En Dioses y hombres de Huarochirí, fuente
de la presente comunicación, se entretejen mitos, donde el agua se muestra como un poder
sobrenatural, a la que se liga el hombre local en su afán de controlar el medio. La fuerza
sobrenatural del agua está simbolizada por ídolos o dioses protectores. Estas deidades, para
demostrar su poder; a veces, en duras competencias, o para poner a prueba a los humanos,
producen excesos o ausencia del agua (tormentas, desbordes, huaycos, sequías, etc.)
afectándolos en ambos casos.

LA FUNCION SAGRADA DE LOS ANIMALES


La figura del zorro que hacen esa división dual del mundo de arriba y de abajo, el segundo
capítulo, si bien se titula “La fauna sobrenatural”, parte con los loros y caquis, aves de colores
vinculadas con el culto a Huallallo Carhuincho en la zona Yunga pero que actualmente aparecen
también en algunas celebraciones de la Cruz de Mayo, el día 3 de mayo, en Luricocha, sierra
peruana. Al relato de estas aves seguirá el de las guacamayas, el de las águilas y el de aquella
ave en la que se transforma Cuniraya cuando persigue a Cahuillaca. Esta persecución es
fundamental para entender la estructura que siguen los animales en el Manuscrito de
Huarochirí, puesto que la connotación que tendrán –no solo para la humanidad
correspondiente a esa pacha, sino a las siguientes también– se deriva de la acción que estos
cumplan en la persecución. Los animales que le decían que podría incluso hasta el día de hoy
tienen, mientras que aquellos que le pronosticaron una empresa fallida, la zorrina, el zorro y
los loros, recibieron la maldición de Huallallo. Esta simple acción conlleva todo un
ordenamiento del mundo animal en el Manuscrito sino también a toda la cadena alimenticia y
ritual que ellos implican.

En el tercer capítulo, “El puma, el cóndor y la serpiente”, se retoma con más profundidad
precisamente la escena de la persecución, que fue interrumpida en el capítulo anterior por el
análisis de otros seres, menores en el contexto huarochiriano, como las llamas, los venados,
los sapos, etc.

LA PRESENCIA DEL GENERO FEMENINO


Al realizar el análisis de cada una de las figuras míticas femeninas, escogidas para su estudio
en el Manuscrito de Huarochirí, cada una de estas mujeres articula, mediante el vínculo con
un huaca masculino, una dualidad, que favorece y sustenta la base de su sistema social. Los
mitos y su sentido etiológico Los mitos sometidos al análisis en el segundo capítulo de esta
tesis poseen ciertas funciones etiológicas para con su comunidad, y una de ella es, como ya
se ha visto, contribuir al surgimiento de un nuevo orden. En el mito del origen de Pariacaca,
todas las acciones de sus personajes confluyen en un reordenamiento del cosmos que origina
un nuevo ciclo cósmico en el que Pariacaca se erige como el dios principal. En el caso de
Chuquisuso y su hermana, el reordenamiento es más bien en la agricultura, una nueva acequia
viene a cambiar las formas en que los cupara practicaban la agricultura; al igual que en el mito
de la hermana de Chuquisuso, la nueva definición de los límites de las comunidades reparte
las tierras de un modo diferente a la época previa a Pariacaca. De esta manera, se modifica
la labranza al mismo tiempo que la organización de la actividad agrícola. A veces se
contraponen estas parejas femeninas en términos de fomentar o no la fertilidad—como
ocurre con claridad en el caso de Chaupiñamca—suerte de diosa de la fertilidad –frente a
Cahuillaca, quien termina convertida en estéril islote frente las playas de Pachacamac.

Unión sexual y reciprocidad


Se han analizado las acciones y el comportamiento característico de cada uno de los
personajes míticos femeninos; el que ha concernido fundamentalmente su sexualidad.
Chuquisuso se une sexualmente con Pariacaca y lo mismo ocurre mediante el matrimonio de
la hija menor del falso dios Tamtañamca con el supuesto huaccha Hautiacuri, en verdad, hijo
de Pariacaca. La hija mayor de Tamtañamca queda petrificada como castigo, en forma de un
muslo con una vagina, por negarse a seguir a Huatiacuri y el nuevo orden que este y su padre
representan. La hermana de Chuquisuso seduce a Tutayquire para impedir que realice más
conquistas, mientras que la mujer de Tamtañamca enferma a su marido, mediante su
adulterio. Cahuillaca, por su parte, queda embarazada y procrea un niño mientras que
Chaupiñamca encuentra a Rucanacoto, al que califica como varón auténtico. Ahora bien, cada
una de las acciones realizadas por estos personajes femeninos, antes recapitulados, tienen
importantes consecuencias pues—como se ha visto—se produce en la mayoría de los casos
una dualidad masculino/femenino, la creación de vínculos de reciprocidad que relaciona a un
personaje o a una comunidad entera con la divinidad o, en ciertos casos, propicia la
petrificación del personaje junto al surgimiento de un espacio sagrado y ritual. También se
ha podido observar cómo, a primera vista, se perciben oposiciones entre los personajes
estudiados, pero al profundizar se advierte cómo cada una de ellas tiene la capacidad de
reordenar y mantener un ansiado equilibrio que asegure la supervivencia de la comunidad que
representan. Se trata, además, de un equilibrio en el cosmos donde actúan como fuerzas en
tensión que las convierte en figuras complementarias a la vez que se exponen como figuras
opuestas. Las siete mujeres elegidas pueden entenderse, por tanto, como principios
organizadores que actúan a partir de su sexualidad femenina siempre en contraposición con
personajes masculinos. Asimismo, los símbolos femeninos, relacionados con la actividad
agrícola (maíz, chicha, lúcuma, tierra) y presentes en cada uno de los mitos, acompañan las
acciones de las huacas y resaltan el elemento sexual femenino así como la fertilidad que cada
una representa. Cada una de estas mujeres participa de ser una figura en tensión en un mundo
que tiene como eje las dualidades y en el que es necesario relacionarse por medio de lazos
de reciprocidad. Así estas huacas pertenecientes a una sociedad que, en cada mito, se
presenta inicialmente en desequilibrio, y cuyo estado de desorden se proyecta al cosmos,
funcionan como figuras que simbolizan la tensión entre fertilidad/esterilidad, antiguo/nuevo,
exceso/escasez, elementos siempre presentes en una relación de oposición y
complementariedad, como nuestras figuras míticas femeninas, para conservar o lograr un
orden cósmico en el mundo que nos presenta este conjunto de mitos andinos.

EN CONCLUISION
El Manuscrito de Huarochirí, escrito entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII,
da cuenta de un mundo en el que la experiencia humana tiene raigambre cósmica y la vida se
concibe como el fluir de una energía vital (kama) que discurre por el cosmos entero (pacha),
poblado de seres que constituyen comunidades (ayllu) vinculadas entre sí en relaciones de
crianza mutua, siguiendo determinadas pautas rituales que, a su vez, constituyen la matriz
simbólica del orden y la normatividad. Así, las comunidades humanas (que incluyen a los
antepasados y a las generaciones futuras) interactúan con las comunidades de deidades
(waka) y las de la naturaleza (sallqa) en términos de reciprocidad (yanantin), en una lógica de
oposición (pallkay), complementariedad (tinkuy) y mediación (chawpi) en que el mundo viene a
ser un tejido relacional cuya trama está constituida por la dimensión sagrada desplegada por
las acciones de las deidades que, en tanto kamaq, dan curso (ponen en acto) a la potencia
vital, la misma que a su vez requiere cuidado ritual por parte de los hombres (runa), pues la
trama de la vida se concibe como potente y precaria a la vez. En un mundo así, todo se vincula
con todo y se inscribe en un movimiento cíclico (pachakuti) que se expresa en el ámbito
humano en procesos de dispersión (chiqiy) y unificación (tinkinakuy) en los que la vida gana
en diversidad. Este modo de ver el curso de la vida, se traduce en un posicionamiento
histórico en que situaciones de dispersión como las que hoy caracterizan al espacio andino
son percibidas como transitorias y antesala de procesos de unificación que vinculen la
diversidad (que se concibe como riqueza) producida por el tiempo de dispersión. En tal
sentido, considero que hay allí un fondo mítico potente que puede dar soporte político a los
procesos en curso de reconstrucción de un espacio andino articulado y, más allá, a la
construcción de la patria grande latinoamericana.

BIBLIOGRAFÍA
Gerald Taylor. 2008. Ritos y tradiciones de Huarochirí. Instituto de Estudios Peruanos e
Instituto Francés de Estudios Andinos. Lima

Trad. José María Arguedas. 1966. Dioses y hombres de Huarochirí. Estudio bibliográfico,
Pierre Duviols. Instituto de Estudios peruanos. Edición bilingüe. Lima
MACEDA SOTOMAYOR, Diana Teresa. Las mujeres en el Manuscrito de Huarochirí: la
sexualidad como ordenadora del cosmos.
ROSTWOROWSKI DE DIEZ CANSECO, María. 1986. Estructuras andinas del poder:
ideología religiosa y política. Instituto de Estudios peruanos. Lima:

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