Sunteți pe pagina 1din 51

Revista STUDIUM VERITATIS, AÑO 9, N. 15, 2011 (pp.

235-285)

HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS


DE LIMA Y EL CALLAO

Santiago Tácunan Bonifacio*


Universidad Católica Sedes Sapientiae

Resumen: La presente investigación intenta analizar el tema de la muerte en


las épocas colonial y republicana. La información histórica está sustentada
en una serie de ensayos bibliográficos y fuentes documentales éditas e
inéditas de diversos repositorios limeños. Completa el estudio un registro
de campo que selecciona una serie de imágenes fotográficas de cada uno de
los cementerios de ambas épocas.
Palabras clave: muerte, cementerios, época colonial, época republicana,

Abstract: The present research attempts to analyze the issue of death in


the colonial and republican epochs. The historical information is based on
a series of bibliographic essays and published and unpublished documented
sources from different repositories in Lima. The research is completed
with an on-the-field register that collects a series of photographs from the
cemeteries of both epochs.
Key words: death, cemeteries, colonial age, republican age
*
Santiago Tácunan Bonifacio es Licenciado en Historia por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos (2000), posee un diploma en Gestión Municipal de los Proyectos
Sociales (2006) de la Escuela Mayor de Gestión Municipal. Es investigador del Seminario
de Historia Rural Andina desde 1998 y de la Facultad de Educación y Humanidades
de la Universidad Católica Sedes Sapientiae desde el 2006, en donde también ejerce la
docencia.

— 235 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

L
a muerte, es sin duda, un hecho social del cual se conoce poco, en
vista que nos ocupamos más del cuerpo que de la muerte misma. La
muerte de manera paradójica nace con la vida, pues toda persona
tiene en algún momento que morir.
Todos de alguna manera tienen miedo a la muerte, aunque para
algunos cuando se llega a una edad avanzada o luego de haber vivido lo
suficiente, la muerte es recibida de manera personal con beneplácito debido
al descanso intrínseco que trae consigo. Por lo tanto, la muerte es más
dolorosa para los familiares, pues son ellos quienes deben afrontar los ritos
funerales y la pena de haber perdido a uno de sus integrantes.
El presente estudio intenta describir la historia de los principales
cementerios de Lima y el Callao, fundados durante la época colonial y
republicana. Anteceden a cada acápite un breve comentario acerca de la
muerte durante cada una de esas épocas.

1. EL PANTEÓN GENERAL DE LIMA O PRESBÍTERO MATÍAS


Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

MAESTRO

Desde finales del siglo XVIII y durante las primeras décadas del siglo XIX,
el gobierno español intentó mejorar la salubridad de Lima, toda vez que esta
ciudad contaba con un sistema de abastecimiento de agua precario, desagüe
que corrían por medio de las calles, así como inadecuados hábitos de higiene
por parte de la población que iba en aumento como por ejemplo: arrojar en
forma discriminada basura y demás desperdicios en lugares circundantes a
las acequias construidas a tajo abierto y en horarios inapropiados.1

1 Durante los primeros años de vida colonial los vecinos de Lima obtenían agua del río Rímac.
A mediados del siglo XVI, las autoridades se preocuparon seriamente en el abastecimiento
debido a las pestes y enfermedades endémicas que tuvieron que enfrentar los médicos,

— 236 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Fue el gobierno del virrey José Fernando de Abascal y Sousa


(1806-1816), a pesar de la crítica situación económica y política por la
que atravesaba la administración española, quien asumió algunos de los
planteamientos de Unanue (1755-1833), quien inspirado en los avances
de la ciencia ilustrada propuso una serie de proyectos a favor de la ciudad y
la población residente en ella. Así se creó la cátedra de Botánica (1787) en
San Marcos, el Anfiteatro Anatómico (1792) y años más adelante el Colegio
de Medicina de San Fernando (1809).2 En esta línea de trabajo, ordenó
también construir un Panteón General en 1804, tratando de contrarrestar
las emanaciones de las iglesias, tal como lo manifiesta Phillipe Aries:

[…] La acumulación in situ de muertos en las iglesias o en los


pequeños patios de las iglesias llegó a ser intolerable, al menos
para las mentes «ilustradas» de los años 1760. Lo que ya duraba
desde hacía casi un milenio sin suscitar reserva alguna, dejaba de
ser soportable y se volvía objeto de vehemencias críticas. Toda
una literatura lo certifica. Por una parte la salud pública se veía

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


comprometida por las emanaciones pestilentes y los hedores
infectos procedentes de las fosas. Por otra, el suelo de las iglesias,
la tierra saturada de cadáveres de los cementerios y la exhibición

quienes manifestaban que las causas de estos males radicaban en la mala calidad del agua. La
situación empeoró con el incremento de la población y el irregular caudal del río. Bajo estas
circunstancias, el Virrey Conde de la Nieva ordenó al Cabildo de Lima ubicar manantiales de
agua para abastecer a la ciudad. Luego de varios días de búsqueda, los comisionados lograron
divisar un manantial a 4 millas en el valle de Ate. Para transportar el agua se construyó un
edificio de mampostería para cubrir el manantial, construcción a la que se le denominó «Caja
de Agua». De ella y mediante un acueducto era trasladada el agua a las principales piletas y pilas
de las plazas públicas, así como a los conventos e iglesias (Cf. Tácunan 1994: 119-129).
2 El antecedentes más antiguo de la construcción de un cementerio a extramuros ocurrió
en Ate (1790), Tarma (1789-1790) y en la zona rural de Arequipa (1793-1798). En
Lima se tiene referencia acerca de la construcción del Cementerio del Convento de San
Francisco (1803) fuera de los muros eclesiásticos (Cf. Ramón 2003: 29-35).

— 237 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

de osarios violaban constantemente la dignidad de los muertos. Se


echaba en cara a la iglesia que hubiera hecho todo lo posible por el
alma y nada por el cuerpo, y que cobraba el dinero de las misas sin
piedad por los muertos, confirmada por los restos de sus tumbas,
por la elocuencia de su epigrafía funeraria. Los muertos tenían que
dejar de envenenar a los vivos, y los vivos tenían que implantar un
verdadero culto laico que manifestara su veneración a los muertos.
Sus tumbas se convertían en el signo de su presencia más allá de la
muerte […]. (Aries 2000: 48)

Los orígenes del Panteón General se remontan a un Decreto Real


emitido el 9 de diciembre de 1786 que ordenó la construcción de dos cementerios
en las afueras de Lima. Esta disposición reiterada hasta en cuatro oportunidades
durante 1804, se incumplió debido a la fuerte resistencia de la alta sociedad,
quienes con algunos pretextos de superstición, aunque más de vanidad y egoísmo,
se opusieron al cambio de la tradicional forma de inhumar los cadáveres. Su
principal interés fue no perder su derecho de enterrarse en las iglesias, lugar en
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

habían reservado espacios mortuorios individuales y/o familiares.


Tratando de mantener este privilegio, la elite limeña promovió una
corriente de opinión en el pueblo relacionada a que una tumba en la iglesia era
una puerta abierta al cielo. Los frailes también fomentaron esta idea de manera
fervorosa, toda vez que el pago por una tumba significaba recursos para mantener
los gastos religiosos.
A pesar de ello, la idea de construir un nuevo panteón se concretó luego
de varios intentos frustrados y después de realizar varias actividades públicas y
administrativas, a saber: corrida de toros, venta de nichos, creación de impuestos,
solicitud de donaciones pecuniarias y una hipoteca sobre el terreno elegido.

— 238 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Cuadro 1. Costo del Panteón de Lima (1820)3

Actividades Dinero
Cuatro corridas de toros en la plaza mayor
17.699 pesos 4 reales
organizada por el Cabildo de Lima.
Donativos de varios Gobernadores Provinciales 3.653 pesos
De varios principales impuestos a censo, sobre la
68.500
misma obra.
Impuestos a varias Obras Pías a 3.5% en virtud
del 15% que obtuve y cuyo Patronato dejé a la 21.352 pesos 7 3/4 reales
Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario
Que impuso el Dr. Matías Querejaru por un
10.500 pesos
aniversario
Que impuso la Sra. Rosa Catalina Basques para 3
12.000 pesos
Capellanías
Que impuso el Dr. Buenaventura Tagle por un
6.000 pesos
aniversario
Impuestos al 3.5% que reconocen el rédito anual
de 2397 pesos 4 reales, más el canon del terreno
68.500 pesos

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


que son 78 pesos que componen la pensión de
2475 pesos 4 reales

El arquitecto de tan importante obra fue Matías Maestro Alegría, quien


inspirado en ideas neoclásicas y de ilustración, terminó de elaborar los
planos en 1807. Matías Maestro nació en Vitoria (Alava) el 22 de febrero de
1766 y sus padres fueron José Maestro y Antonia Alegría Chilcano. Realizó
estudios de derecho, arquitectura y pintura, licenciándose en leyes antes de
arribar al Perú durante la última década del siglo XVIII.

3 En este recuento elaborado por Matías Maestro no se menciona el importe de 283


nichos y 5 osarios que equivalían a 3891 pesos. Noticia de la erección del Cementerio
General de Lima. AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-1822, fol. 1. Ver también:
Odriozola, Manuel de. Documentos Históricos del Perú, p. 74.

— 239 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

En Lima se dedicó a diversas actividades comerciales para luego


ejercer labores clericales por recomendación de Juan Domingo Gonzáles de la
Reguera, Arzobispo de Lima.
Luego de algunos años de estudio se ordenó de sacerdote secular
en 1792 y continuó dedicándose a refaccionar y decorar diversas iglesias y
templos limeños. Entre sus principales obras pictóricas y arquitectónicas
pueden mencionarse las siguientes:

– Retrato del Arzobispo de Lima, Juan Domingo Gonzáles de la


Reguera.
– Cuadro de Santa Rosa de Lima y los Santos Patrones.
– Plano de la localidad de Huarochirí (1788).
– Altar Mayor de la Catedral de Lima.
– Altar de las iglesias de San Francisco, San Pedro, La Merced,
La Soledad, Capilla de Nuestra Señora de la “O”, Trinitarias,
Mercedarias y Santo Cristo.
– Refacción de la Catedral de Lima y la iglesia de Santo Domingo
(1799).
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

– Construcción de la Casa de Ejercicios de Santa Rosa.


– Edificación de la capilla del Seminario de Santo Toribio.
– Diseño de la torre de la Parroquia de San Lázaro.

Maestro fue también uno de los vecinos que firmó el Acta de Independencia en
1821, miembro de la Comisión para crear un banco emisor de papel moneda
(1821), miembro de la Sociedad Patriótica (1822) y Director General de la
Beneficencia de Lima entre 1826 y 1835.
En 1808 se culminó el Panteón y la inauguración estuvo a cargo
del virrey Abascal el 31 de mayo de ese mismo año con la exhumación de
los restos del Arzobispo de Lima, Juan Domingo Gonzáles de la Reguera,

— 240 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

quien había sido enterrado en 1805 en la cripta de la Catedral de Lima.4 Su


ataúd fue sacado de la Catedral por seis sacerdotes, quienes en todo momento
estuvieron acompañados por los miembros del Clero Secular y Seglar.
La remoción de los restos del Arzobispo de Lima obedeció a que
la población se mostraba reticente a enterrar a sus muertos en un espacio
alejado de los altares de las iglesias y fuera de la ciudad. Las manifestaciones
de protesta y desobediencia no fueron públicas, pues nadie quería contrariar
las normas impuestas por la Iglesia Católica. En este sentido, la resistencia fue
más bien informal y subterránea.
La bendición de la obra estuvo a cargo del Arzobispo Bartolomé
María de las Heras, quien en una extensa Carta Pastoral exhortaba a los
prelados a concientizar a la población para que la usen por razones de decoro
y hermosura de los templos, así como por el mejoramiento de la salud pública:

No solo se han empleado las consideraciones espirituales y divinas,


que ofrece el verdadero carácter de una cosa del Señor, donde solo
debe percivirse la suavidad de los inciensos y aromas ofrecidos, y no

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


el ambiente fétido de los cadáveres, sino tambien las temporales, y
humanas de la salud pública. Se ha advertido, que un aire cargado
de emanaciones cadavéricas, lleva la semilla, y fermento de todas
las fiebres pútridas, y enfermedades malignas. Que introducido por
la respiracion en los pulmones, que son la parte más susceptibles
de toda impresion morbifica, es apto para propinar la muerte, y
no para conservar la vida. Y que por tanto, se convierte en temible
y odiosa la grata y útil mansion en los templos. Si los muebles, y

4 En 1808 también se inauguró la Portada de Maravillas —una de las más hermosas


de Lima— para dotar de una salida decorosa a los cortejos fúnebres y a los familiares
del occiso. El nombre de la portada fue adquirido de la parroquia contigua del mismo
nombre.

— 241 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

alhajas por el contacto de un cuerpo enfermo, ocasionan un uso


peligroso y acaso mortal; ¿qual no inducirá un aire conductor de
las exalaciones del cuerpo corrompido? Los sabios físicos del siglo
contrahidos á esclarecer esta verdad, ministran un crecido número
de estragos, y sucesos espantosos que han ocasionado las aperturas
de los sepulcros.

[...] Esta capital veneradora de sus Soberanos, dotada de superiores


luces, y posehida de la verdadera devocion, con muy poco esfuerzo
depondrá las preocupaciones conservadoras aciagas de la perniciosa
práctica, en que ha vivido, y comprehenderá fácilmente, que la
piedad y devocion para con los santos que la estimulan á anhelar las
sepulturas en las iglesias, léjos de disminuirse, ántes se aumentan
abdicando los fieles esa práctica por reverencia á los mismos
santos, y por restituir á sus templos la pureza, y hermosura, que
les usurpa el fetor de los cadáveres. Se convencerá de la dignidad,
y excelencia de los Cementerios, santificados por la iglesia para
sepultura de sus hijos con especiales bendiciones, por las que se
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

pide al Señor, que aquel lugar sea consagrado; que conceda a los
difuntos, que allí estuvieren el reposo, y descanso eterno: que los
libre de las incursiones de los espíritus malos; que en el dia terrible
del juicio general les dé una resurreccion gloriosa.

[...] Espero en nuestro Pueblo ilustrado y virtuoso, se conveza


pronta, y generalmente de las verdades propuestas, advirtiendo,
que el movil del nuevo establecimiento es por una parte la
reverencia, decoro, y hermosura de los templos, y por otra la salud
pública; en una palabra la religion, y el Estado.5

5 Discurso que dirige a su Rey el Ilustrísimo Señor Doctor Don Bartolomé María de Heras,
dignísimo Arzobispo de esta metrópoli con motivo de la apertura y bendición solemne del

— 242 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

De acuerdo con el estudio realizado por Diana Aguirre acerca


del Presbítero Maestro, tres fueron las razones principales utilizadas por la
ilustración para fomentar la construcción de un cementerio fuera de Lima:

– La contaminación del aire producido por la descomposición de los


cuerpos.
– El origen e instauración de los cementerios a través de la historia.
– Por orden moral, pues se consideró indecente ensuciar los templos e
iglesias con cuerpos putrefactos. (Cf. Aguirre 2005: 7- 8.)

El Panteón General, llamado también «Cementerio General» durante


sus primeros años de funcionamiento, estaba ubicado en una zona apartada
al noreste de Lima y fuera de las murallas que la circundaban.6 Su elección
obedeció a consideraciones geofísicas, pues los vientos soplan en forma
ligera de este a oste evitando con ello la contaminación de la ciudad con las
emanaciones de los cadáveres.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Según Hilda Barentzen (2006: 14-15), el proyecto original de Matías
Maestro contó con una capilla a la entrada del Panteón (hoy puerta cuatro), la
cual existió por lo menos hasta finales del siglo XIX, tal como lo evidencia la
imagen aparecida en el libro de Manuel Atanasio Fuentes (Cf. Fuentes 1867:
57).

Cementerio General erigido en esta capital. AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-
1822, fol. 1-14. Se ha mantenido la ortografía original.
6 El terreno perteneció al Hospital de Santa Ana, aunque también se menciona que las
obras se dieron inicio el 20 de abril de 1803 en el terreno adquirido a Juan Miguel de
Castañeda de una extensión de 2 fanegadas y 33 almudes. El costo total del área fue de
2602 pesos 4 ¾ reales, los mismos que fueron reconocidos al 3%. Noticia de la erección
del Cementerio General de Lima. AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-1822,
fol. 1.

— 243 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

Capilla del Panteón General de Lima (Manuel Atanasio Fuentes, 1867)

El Panteón no era tan espectacular como en la actualidad. Los bellos


mausoleos y esculturas romanas fueron construidos recién a mediados el siglo
XIX, y los cuarteles solo alcanzaban una altura de tres niveles.
Un relato desinhibido del Cementerio fue elaborado por el viajero
ruso Vasilii Mikhailovitch Golovnin, quien refiere, en 1818, que el recinto y
la zona es un lugar que:

— 244 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

...no valen nada desde cualquier punto de vista, pero los españoles
lo encuentran una maravilla y lo enseñan a los extranjeros como
algo raro y fuera de lo común. El Panteón consiste en un edificio
redondo, de altura y tamaño muy medianos, con dos alas
pequeñas. Encima del centro del edificio se halla una pequeña
cúspide, debajo de la cual hay un catafalco de lo más ordinario,
sobre el que está colocado un ataúd de vidrio que contiene una
representación de cristo hecha de cera con muy poco arte. En
el techo de la cúpula está, pintados medianamente bien unos
ángeles, querubines y serafines, en actitud de volar por varias
partes. Al lado de esta capilla hay una extensión bastante amplia,
cercada por un muro alto. Este sitio es el cementerio común
de la ciudad. Sin embargo, no tiene ningún monumento ni
piedras sepulcrales, como se ve en otros países. Para el entierro
de gente acaudalada, que puede pagar 200 pesos por el sitio, han
construido unos muros de ladrillos que tienen cerca de 10 metros
de largo, 2 metros del alto y lo mismo de fondo. Estos muros
tienen tres hileras de nichos que parecen desde afuera unas bocas

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


de horno; se extienden casi todo lo ancho del muro y tienen un
tamaño suficiente para que pueda entrar un ataúd. Después de
colocar un ataúd en un nicho semejante, se tapa la entrada con
ladrillos y barro. A veces ponen una lápida con inscripciones y
epitafios, pero lo más común es poner un número, por lo que
siempre se puede encontrar en los libros quién es el enterrado.
Cuando se llenan todos los sitios en todos los muros sacan a
los enterrados antiguos y ponen sus huesos en la tumba común
mientras el nicho queda libre para nuevos muertos. En cuanto a
los pobres, los meten sencillamente en la tierra. (Pacheco 1967:
367)

— 245 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Con la culminación del Cementerio se instauró también un


Reglamento Provisional para el entierro de los cadáveres. El texto elaborado
por Matías Maestro fue revisado por el Virrey José Fernando de Abascal y el
Arzobispo de Lima, Bartolomé María de las Heras.7
Según este Reglamento uno de los personajes administrativos más
importante era el colector, quien debía encargarse en un plazo no mayor
de 15 días, de que todas las iglesias cierren de manera permanente sus
bóvedas, sepulturas y osarios, salvo para el entierro de personas «venerables»
y de santidad comprobada. Desobedecer esta orden implicaba el pago de
una multa de 50 pesos, dinero con el que debía prevenir las infecciones
generalizadas producto de la exhumación de cadáveres.
Este personaje, entre otras cosas, también estaba facultado para
vender los nichos a un valor de 12 pesos, mediante la entrega de boletos o
papeletas a terceras personas y representantes de cofradías o hermandades.
El comprador adicionalmente debía abonar 2 pesos más para conducir el
cadáver y 10 pesos para colocar el nicho.
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

El colector también era el encargado de prohibir en forma


determinante el uso de escudos y epitafios recargados, así como adornar la
sepultura con trofeos y otra clase de aditamentos. A su vez, los propietarios
de los nichos especiales podían construir osarios particulares en los límites
del área adquirida en donde podían colocar una puerta de bronce, la misma
que no podía ser abierta hasta cuando se debía evacuar el entierro anterior.

7 Reglamento Provisional acordado por el Excelentísimo Señor Don José Fernando de


Abascal y Sousa, Virrey y Capitán General del Perú, con el Ilustrísimo Señor Doctor
Don Bartolomé María de las Heras, dignísimo Arzobispo de esta Santa Iglesia, para
la apertura del Cementerio General de esta ciudad, conforme a lo ordenado por Su
Majestad, en Reales Cédulas de 9 de diciembre de 1786, y 3 de abril de 787. AML.
N. 43 Cementerio General, año 1808-1822, fol. 1-22.

— 246 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

El Clero y las demás órdenes religiosas tenían reservado en forma


gratuita la propiedad de sus nichos y por ningún motivo podía incrementarse la
cantidad reservada para cada una de ellas.
Los párvulos por su parte debían ser enterrados en los nichos del
Angelorio pagando tan solo 5 pesos y 2 pesos adicionales por la conducción.
Pero en caso que los familiares desearan enterrarlo en un nicho de adulto, debían
pagar los derechos como si fuera adulto.
En la exhumación de los cadáveres no se permitía a los familiares
reutilizar los ataúdes ni traspasarlo a tercera persona. Ese derecho estaba
reservado solo para los administradores del cementerio, quienes generalmente
lo destinaban a personas de bajos recursos económicos.
El colector debía exigir a los párrocos y curas que inscriban los datos
completos del occiso y ha donde debía ir a recogerlo el presbítero conductor. Los
datos elementales eran: nombre, lugar y día de fallecimiento, sexo, casta, edad,
procedencia, etc., los mismos que debían ser avalados con la rúbrica del cura.
Los carros fúnebres estaban a cargo del colector quien debía recoger

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


el cadáver de las parroquias a las seis de la tarde, teniendo consigo las papeletas
parroquiales y los documentos de la propiedad del nicho. Los carruajes por
ningún motivo podían estar sucios y sin los aditamentos correspondientes para
transportar los cuerpos.8
La norma establecía que el cadáver debía trasladarse en público o secreto
desde la casa mortuoria a la parroquia o iglesia, en donde debía oficiarse una
misa de cuerpo presente. Quedaba prohibido en forma terminante trasladarlo
directamente al cementerio. Para realizar este traslado en forma reservada y

8 El carruaje jalado por tracción animal estaba compuesto por una caja especial en
donde se depositaba el cuerpo del occiso y en donde la llave solo era manejada
por el Presbítero Conductor, más no por el cochero. El carruaje se distinguía por
la marca de una cruz (†).

— 247 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

secreta, los familiares debían abonar 2 pesos adicionales, no sin antes inscribirlo
en los libros parroquiales para constatar su fallecimiento.
Las iglesias por su parte estaban obligadas a mantener libres sus
ambientes desde las 6 a las 8 de la mañana con la finalidad de brindar las
comodidades respectivas a los deudos para las exequias fúnebres. De existir varias
celebraciones mortuorias durante un mismo día, las iglesias podían ejecutar la
misma disposición en sus capillas.
Para el traslado del cuerpo al cementerio, el presbítero conductor debía
organizarse parta atender a todos el mismo día. Así, antes de iniciar sus labores
trazaba su ruta.
Los únicos que podían ser trasladados en forma directa al cementerio
eran aquellas personas que fallecían en los hospitales. En este caso, su traslado
se realizaba luego de oficiar una oración y siempre y cuando la carroza estuviese
libre. De no ser así, era recogido a las 6 de la mañana del día siguiente, llevando
consigo una caja para evitar el hedor del cadáver. No pudiendo hacerlo en los
términos descritos, el cuerpo debía ser trasladado al tercer día al cementerio con
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

el ataúd clavado para así evitar la proliferación de olores putrefactos.

Cuadro 2. Personal que labora en el Panteón de Lima (1820)9


Personal Cantidad Remuneración
Colector 1 800 pesos anuales
Capellán conductor 1 720 pesos anuales
Capellán conductor auxiliar 2 500 pesos anuales
Sacristán 1 25 pesos mensuales
Portero del Martinete 1 15 pesos mensuales
Esclavos 9 Manutención

9 No se menciona el instrumental ni los equipos que utilizaban los capellanes y demás


empleados del Cementerio General. Reflexiones en apoyo de la incorporación del Cementerio
General al Hospicio con benéfico de ambos establecimientos y del público. AML. N. 43
Cementerio General, año 1808-1822, fol. 15 y 16.

— 248 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

El presbítero conductor era el encargado de recibir y trasladar los


cuerpos de los fallecidos desde las iglesias al cementerio. Su itinerario a paso
moderado dependía de cuantos cuerpos debía recoger durante el día.
Sus labores iniciaban a las 6 de la mañana recogiendo del colector los
boletos con los datos de los occisos. Una primera parada era en el Martinete
y de allí tomando el camino por fuera de la muralla, entraba al cementerio.
El cochero debía prevenir que ningún carruaje le siga el camino. La carroza
solo podía detenerse en caso de algún incidente como por ejemplo: cambiar
de mulas, reparar las ruedas, etc.
El recojo de cuerpos por parte del presbítero conductor variaba
de acuerdo a las estaciones. Así, en invierno podía iniciar sus labores a las
cinco y media de la tarde, mientras que en verano media hora o una hora
después, respectivamente. Este personaje estaba facultado para evacuar el
cuerpo de las iglesias después de las ocho de la mañana, aun cuando el
sacerdote no haya oficiado misa o sus familiares le hayan rendido los honores
correspondientes.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


El encargado de enterrar los cuerpos era el capellán. El segundo
capellán, el sacristán y los sirvientes eran quienes ubicados en forma
estratégica en las gradas del altar, sujetaban dos velas encendidas. Previo a
ello debía inscribirlo en el libro de registro, así como posteriormente en el
libro de la parroquia con la finalidad de dejar constancia de su fallecimiento.
Con este mismo propósito, el capellán debía conservar en forma
ordenada los boletos y libros en el archivo. No podía proporcionar
información de cualquier tipo. Esa labor estaba asignada a los párrocos.
El segundo capellán debía también rociar los cuerpos con agua
bendita según el ritual romano. Adicionalmente debía conservar el aseo
del cementerio y procurar el incremento de plantas y hierbas aromáticas
que contrarresten algunos hedores propios de un lugar destinado para
— 249 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

entierros. Con este mismo propósito quedaba prohibido el paso de recuas


de mulas y el establecimiento de caballerías al interior del cementerio y en
las inmediaciones.
El cuidado de los jardines fue una preocupación que tuvo en cuenta
Matías Maestro al momento de edificar el cementerio, tal como lo evidencia
un informe elaborado el 16 de abril de 1807: «[...] no puedo menos de
poner en la alta consideración de V. E. la escasez de agua de aquel terreno
para la conservación de los muchos árboles y yervas aromaticas, que deben
formar su adorno con recreo y utilidad pública».10
Según sus observaciones la única solución posible era sacar una
medida de agua de la acequia ubicada cerca del camino de Maravillas que
utilizaban los capellanes y vecinos de la zona. La acequia en mención era
alimentada por el río Surco y para extraer el riego de agua debía el Juzgado
de Agua modificar los repartos establecidos a los hacendados que disfrutaban
de ese recurso. Las negociaciones fueron tensas toda vez que el caudal del
río Rímac era irregular y se necesitaba medio riego más para cubrir las
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

necesidades del cementerio.


Ante esta situación y no queriendo entrar en mayores controversias
con los hacendados de la zona, el Juzgado de Aguas dispuso abrir una
nueva toma o «boquilla» en el valle de Cacahuasi, muy cerca de la toma
perteneciente al Hospital Santa Ana. El agua también sirvió para establecer
una pila para el uso de los capellanes quienes vivían en el lugar.

10 Informe de Matías Maestro acerca de la falta de agua en el Cementerio General.


AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-1822, fol. 1.

— 250 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Cuadro 3. Número de entierros del Panteón de Lima (1808-1817)


Año Muertos Pobres
Hombres Mujeres Párvulos Total Ad. P.P. exp.
1808 925 611 897 2423 568 414
1809 1504 977 1655 4136 1008 848
1810 1299 879 1629 3807 1062 852
1811 1367 903 1656 3916 1119 789
1812 1588 1111 2040 4749 1566 1053
1813 1363 939 1759 4061 1251 946
1814 1109 830 1516 3455 1030 759
1815 1147 859 1437 3443 1228 603
1816 1149 878 1102 3499 1131 703
1817 1187 873 1540 3600 1189 721
12598 8870 15631 37099 11152 7688
Fuente: Resultado de la administración del Cementerio de Lima desde su apertura en 1 de junio
de 1808 hasta 31 de diciembre de 1817. AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-1822,
fol. 1.

Luego de doce años de funcionamiento, en enero de 1820, Matías


Maestro propone incorporar el cementerio al dominio de la Junta de la

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Real Beneficencia, aduciendo elevados gastos de conservación e inadecuada
administración, además de tener que afrontar cerca de 68 500 pesos de deuda
a favor de los fondos de Obras Pías a razón de 3.5% de interés anual, cantidad
con la que se había sufragado los gastos de construcción.

— 251 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Cuadro 4. Entradas y gastos del Panteón de Lima (1808-1817)

Año Productos (Pesos y reales) Gastos (Pesos y reales)


Conduc. Nichos Sellos Total Sueldos Gastos Retiros Total
1808 3156 1540 4,696 4,462.2 12,245.2
5,189.6 2,593.2 ½
1809 5333 2477 7,810 2,820 ½
1810 4678 2325 7,003 2,795 2,229.5 2,475.4 ½ 7,525.1 ½
1811 5012 3270 8,282 2,795 2,255.7 2,475.4 ½ 7,526.3 ½
1812 5382 3435 8,817 2,865 2,362. 2 ½ 2,475.4 ½ 7,632.7
1813 4680 2950 7,630 2,940 2,422.6 ½ 2,475.4 ½ 7,763.3
1814 4046 2385 6,381 2,940 2,142.4 2,475.4 ½ 7,558 ½
1815 4134 3229 7,363 2,940 2,267.2 2,475.4 ½ 7,682.6 ½
1816 4604 2725 7,329 2,940 2,270.7 ½ 2,475.4 ½ 7,686.4
1817 4390 2351 243.4 6,984.4 2,940 2,004.5 2,475.4 ½ 7,420.1 ½
45415 26637 243.4 72,295.4 27,497.2 23,145.5 ½ 22,397.6 ½ 73,040.6
Fuente: Resultado de la administración del Cementerio de Lima desde su apertura en 1 de junio
de 1808 hasta 31 de diciembre de 1817. AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-1822,
fol. 1

Según este cuadro en los nueve años y siete meses de funcionamiento,


el cementerio gastó más de 73 000 pesos, de los cuales más de 27 000 pesos
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

fueron destinados a sueldos y más de 23 000 a gastos diversos.

— 252 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Cuadro 5. Resultado de la administración del Panteón de Lima (1808-1817)

Año Resultado anual (Pesos y reales)


Sobrante Faltas
1808
260.5
1809
1810 522.2 ½
1811 755.4 ½
1812 1,184.1
1813 133.3
1814 1,177 ½
1815 319.6 ½
1816 357.4
1817 435.5 ½
2,200.2 2/4 2,945.5

Fuente: Resultado de la administración del Cementerio de Lima desde su apertura en 1 de junio de


1808 hasta 31 de diciembre de 1817. AML. N. 43 Cementerio General, año 1808-1822, fol. 1

Esta cantidad comparada a los 72 295 pesos 4 reales de ingresos,

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


arroja un déficit de 745 pesos y 2 reales, que aunados a los 7198 pesos de
deuda de construcción, se tiene como resultado 7943 pesos 5 reales. Esta es
sin duda la mejor razón para desligarse de la administración del cementerio, la
cual se hace efectiva a partir de julio de 1820.
Establecida la independencia peruana y luego de más de quince años
de administración republicana, el Cementerio o Panteón General cambió de
nombre de manera oficial en 1837. Desde ese año asumió la denominación
de Presbítero Matías Maestro en homenaje al sensible fallecimiento de tan
reconocido y polifacético personaje ocurrido en enero de 1835.
Durante esta época y hasta los albores de la guerra con Chile, se
construyó más cuarteles para satisfacer la creciente demanda de la población

— 253 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

de Lima y alrededores. Hasta la cuarta década del siglo XIX, los cuarteles
contaban con tan solo tres hileras de nichos, aumentando a cuatro a mediados
de siglo y proyectándose a cinco hileras durante las siguientes décadas. Es
necesario advertir el incremento de tumbas individuales y colectivas, así como
la construcción de mausoleos.
En un breve recorrido por el actual cementerio no se logra ubicar
lápidas cuya antigüedad se remonten más allá de 1830, en vista de las
innumerables remodelaciones a la que fue objeto, así como a las selectivas
sustracciones.
La suntuosidad que hoy ostenta el cementerio fue adquirida a
mediados del siglo XIX, la misma que responde no solo a la moda y estilos
artísticos del momento, sino también a la boyante economía exportadora de
materias primas. En este sentido, el incremento favorable de la balanza de
pagos del comercio exterior dio la posibilidad de concretar ideales funerarios
y mausoleos imaginados solo entre sueños.
A pesar de la inestabilidad política ocurrida durante las primeras
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

décadas de vida republicana, la economía peruana creció gracias a la


exportación de guano y salitre, sin dejar de mencionar el cobre, cacao, lana
de alpaca, algodón y sobre todo el azúcar. Este último producto incrementó
su exportación incluso hasta los albores de la guerra con Chile, tal como lo
evidencia el aumento de las 69 828 toneladas de azúcar entre 1869 y 1878. De
este volumen, doce toneladas eran destinadas para el consumo interno y más
de 69 005 toneladas para el mercado europeo.
El desastre y bancarrota de la economía peruana luego de la guerra
con Chile, así como las campañas militares en Lima, han sido investigadas
por diversos especialistas nacionales y extranjeros (Basadre, 1969; Benavides,
1972; Quiroz Norris, 1969; Bonilla, 1982; Palacios, 1987; etc.). Sin embargo,
en ninguno de sus escritos se puede encontrar noticias acerca de ¿cuál fue
— 254 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

la actitud que asumieron los soldados chilenos con las instalaciones de los
cementerios al momento de ocupar Lima? Responder a esta interrogante es
importante toda vez que el ejército sureño desmanteló y saqueó las principales
haciendas, iglesias e instituciones de administración gubernamental.
La inexistente información sobre el tema nos induce a pensar que el
cementerio fue respetado debido a que la mayoría de los soldados profesaba
la religión católica, la misma que condenaba la profanación de tumbas y
nichos. Adicionalmente, debe tomarse en cuenta cierto grado de superstición
y respeto hacia los muertos y la muerte, que de seguro en más de una ocasión
debió haberse cruzado con él en los campos de batalla. Por último no
debemos olvidar que un gran número de chilenos habían sido sepultados en
los diferentes cementerios de Lima.
El único relato acerca del Presbítero Maestro durante esta época
corresponde a Middendorf, quien durante 25 años recorrió casi todo el país,
llegando incluso a presenciar la guerra con Chile. Él describe al cementerio
como uno de los lugares más bellos de Lima:

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


El Cementerio se halla en la parte alta, fuera de la ciudad; se
extiende hasta cerca del río, y está a muy poca distancia de los
cerros de San Bartolomé, que cierran el valle por el este. Toda la
obra y sus nichos y monumentos, hacen que el cementerio sea
una de las cosas más dignas de verse en Lima. El camino pasa por
delante del Hospital de incurables y del Lazareto, a través de la
antigua portada de Maravillas, que está a una distancia de medio
kilómetro del cementerio. Delante de la entrada, se ensancha la
calle formando una plaza semicircular, en cuyo centro, se levanta
sobre una pequeña columna la estatua del Ángel de la Muerte,
que señala hacia la puerta. Toda la parte anterior al cementerio,
al que ingresamos ahora, está separada de la calle por una reja de

— 255 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

hierro, a través de cuyos barrotes se divisa un jardín muy bien


cuidado, que rodea la capilla próxima a la puerta principal. Entre
arbustos, flores o bajo sombra de altos árboles se levantan los
mausoleos, grandes y pequeños, capillas, estatuas y bustos, casi
todos ellos de mármol y muchos, de valor artístico.

Aquí encontraron finalmente su último descanso todos


los desasosegados espíritus que empujados en vida por su
desenfrenada ambición precipitaron a su patria en terminables
guerras civiles, y los que fueron enemigos encarnizados, yacen
ahora en pacífica vecindad. (Middendorf 1973 [1893]: 363)

Pasada la guerra con Chile y tomando en cuenta los apuros económicos


del gobierno peruano, el cementerio no recibió ningún apoyo económico
del Estado para efectuar algún tipo de mantenimiento, pues la prioridad
estaba centrada en la recuperación del crédito público y la reactivación de las
principales actividades económicas. Es así como las familias de los difuntos
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

fueron los únicos en sufragar los gastos de funcionamiento con el pago de los
derechos de sepultura, compra de nichos y terrenos para construir tumbas y
mausoleos individuales o múltiples.
Durante esta época la administración del cementerio no estaba a
cargo de la municipalidad ni del Estado sino de la Beneficencia Pública de
Lima, cuyos principales ingresos provenían de la venta de nichos y tumbas de
manera perpetua o temporal. Esta última modalidad podía ser de tres o cinco
años renovables.

— 256 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Mausoleo de Sofía Bergamann de Dreyfus - 1871 (Archivo Santiago Tácunan, 2005)

En sus inicios el costo de los nichos perpetuos eran de 12 pesos, los


mismos que subieron a 200 pesos a mediados del siglo XIX y luego de la guerra
con Chile se redujo a 50 pesos. En lo que respecta a los nichos temporales,

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


los familiares en la última década del siglo XIX debían abonar cuatro pesos
por el uso de un nicho durante tres años. Vencido el plazo, los deudos podían
renovar el contrato.
Con el paso de los años y el incremento oscilante de la demanda del
mercado europeo, la economía peruana recuperó su prestancia. Este desarrollo
permitió a su vez que la gente modifique de manera sustancial sus costumbres
funerarias.

— 257 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Cuadro 6. Comercio Exterior del Perú (1913-1920)


(millones de soles)
350

300

250

200

150

100

50

0
1913 1914 1915 1916 1917 1918 1919 1920
Exportaciones Importaciones

Fuente: Bardella 1989: 203

La aristocrática sociedad limeña prefería la iglesia de La Merced,


Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

Santo Domingo, San Francisco, San Agustín y San Pedro para desarrollar
las exequias fúnebres. Aunque no era una regla formal, la Catedral de Lima
estaba reservada para desarrollar los funerales de las principales autoridades
y personajes ilustres.
Por su parte, la clase menos pudiente utilizaba las iglesias de Santa
Ana, Los Huérfanos, Trinitarias, Los Descalzos, Del Patrocinio, Santa
Liberata, Copacabana, Santa Cristo, Santa Clara, San Sebastián, Santiago
del Cercado, San Lorenzo, Soledad, Buena Muerte, entre otras.
Durante la república y considerando las oscilaciones del comercio
exterior, las familias de clase alta no solo prodigaron esfuerzos por plasmar
inscripciones y mensajes en las lápidas, sino también por construir amplios

— 258 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

y complicados mausoleos artísticos. No olvidaban de publicar en los


principales periódicos de Lima la lamentable defunción, así como contratar
pregones para esparcir la noticia en las principales y más concurridas calles
y plazas de Lima.
Un entierro era calificado como bueno cuando se desarrollaba los
siguientes aspectos:

– Pompa exhibida durante el cortejo fúnebre

– Lugar escogido para el entierro

– Temporalidad del espacio mortuorio

– Calidad del material de construcción

– Trabajo artístico

– Número de asistentes a la misa

– Realización de misas simultáneas

– Comida y bebida servida a los asistentes.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Luego de la ceremonia religiosa el cuerpo era trasladado al cementerio
en medio de un gran dolor exteriorizado por las famosas «lloronas». Una
vez en el lugar, el cadáver era depositado en el nicho e inmediatamente se
esparcía cal hidráulica. Luego de tapiar la entrada se colocaba una lápida de
mármol o una inscripción protegida por vidrio. En el caso de los entierros
temporales y no habiendo sus familiares renovado el contrato, el cadáver
podía ser retirado del nicho y depositado en bóvedas.
Los cuerpos de la gente de escasos recursos económicos eran
enterrados con o sin cajón en un área adyacente al cementerio (fosa común
de 12 a 15 pies de profundidad) sin mayores celebraciones. Este tipo de

— 259 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

entierro solo se efectuaba durante la mañana. Una vez ubicado el cuerpo


era inmediatamente cubierto con una gruesa capa de cal y tierra. Este
procedimiento continuaba hasta cubrir la capacidad de la fosa.

Cuadro 7. Entierros en el Presbítero Maestro (1879-1883)11

4500
4000
3500
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

1879 1880 1881 1882 1883


Hombres Mujeres Niños

Si bien un estudio acerca de los estilos góticos y medievales de los


mausoleos y criptas del Presbítero Maestro, así como una investigación
especializada de la iconografía y alegoría existente en diversas placas
de mármol, es todavía una tarea pendiente, es necesario mencionar lo
siguiente: las imágenes y símbolos se diferencian social e ideológicamente

11 El número de entierros de hombres se incrementó durante 1880 y 1881, como


consecuencia de la guerra con Chile, pues muchos de ellos fueron heridos de manera
mortal (Cf. Middendorf 1973 [1893]: 395).

— 260 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

en un primer momento, para luego ser usados de manera indistinta por


diversos grupos sociales tratando de expresar mejor sus sentimientos. Por
lo general la iconografía es de sentido religioso, aunque también existen
manifestaciones de corte liberal relacionada con las ciencias naturales y
representaciones que expresan virtudes de la vida humana del difunto de
manera particular.
En términos generales el siglo XIX es un periodo de secularización
que se manifiesta más profundamente en el tema de la muerte, aunque
claro está con algunos intentos por mantener la tradición establecida.
Este proceso se puede apreciar en los testamentos que no hace mayores
referencias religiosas como durante la época colonial. Las principales y
únicas reverencias están relacionadas a mencionar que son cristianas y
católicas.12 Este cambio o laicización de los testamentos obedece a una
nueva concepción de la muerte, en donde la familia es la responsable de la
ceremonia fúnebre.
Saber cuando una persona había sido enterrada en la iglesia o

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


convento, a pesar de la prohibición existente, era relativamente fácil. La
mejor prueba era el inicio de alguna pandemia, originada por el hedor de
los cadáveres al momento de abrir las bóvedas subterráneas.
Una costumbre colonial que se mantuvo durante la república fue
la de retornar a la casa del difunto y permanecer en él largas horas, hasta
despedirse, acto con el que se concluía la ceremonia. Una hora prudente
para retirarse eran las ocho de la noche.
Algo que también perduró a pesar de los años fue considerar el
entierro de los niños como un acto de gloria y júbilo, en vista que los padres
creían fervientemente que enviaban al cielo a un ángel sin el temor de

12 AGN. Escribano Manuel Orellana, Protocolo N. 548, año 1889, fol. 332.

— 261 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

que tuviera que pasar por el trance doloroso del purgatorio. El cuerpo del
infante era amortajado como un ángel, debido a la sólida creencia de que
pasaba a formar parte del ejército de ángeles que rodean a Dios.
No es nuestra intención analizar las lápidas y hacer un estudio
detallado y artístico de los mausoleos familiares e individuales existentes en los
principales cementerios de Lima. Menos aún de las necrologías que Carlota
Casalino ha analizado en su tesis de Maestría acerca de «La muerte en Lima
en el siglo XIX». Sin embargo, es importante mencionar que esto último fue
muy generalizado llegando a saturar las páginas sociales de los diarios limeños:

En ellas se hacía expresa referencia al comportamiento positivo


del difunto, su vida se convertía en un paradigma, en un ejemplo.
En ese sentido, se sancionaba una conducta pública que debía
ser la que permanecería en el recuerdo de los limeños. De esa
manera se producía el proceso denominado por los antropólogos
como muerte social; es decir, el lugar que los difuntos comienzan
a ocupar en la comunidad luego de su fallecimiento.13
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

A pesar de los cambios en la mentalidad de la población acerca de


la muerte, casi nadie dejó de usar la mortaja, aunque sin mantener la idea
original de penitencia y ayuda al difunto con la finalidad de cruzar con éxito el
camino del purgatorio. En este sentido, el uso de esa prenda sirvió solo como
un aditamento de exterioridad y costumbre superflua.

13 Citando a José Gálvez, Casalino (2003: 37-46) informa que la primera necrología fue
publicada por El Comercio el 5 de agosto de 1839, anunciando el fallecimiento de Fray
Ramón Rojas, de la orden Franciscana.

— 262 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Cripta de los Héroes – 1908 (Archivo Santiago Tácunan, 2005)

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Luego de varias décadas de vida republicana y teniendo en cuenta
el incremento demográfico de la población de Lima y El Callao, se inició la
construcción de varios cementerios, algunos más cerca al litoral. Es así como
surge el Cementerio Británico, el Baquíjano , el Israelita y El Ángel.14

2. EL CEMENTERIO BRITÁNICO DE BELLAVISTA

Por lo general la historiografía peruana consigna la presencia británica en el


Perú a partir de 1890, cuando el gobierno peruano firmó el Contrato Grace

14 En la actualidad existen también los cementerios Campo Fe y Jardines del Buen Retiro
en varios distritos de Lima.

— 263 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

con los Tenedores de Bonos de la Deuda Externa a quienes les concedió el uso
de las principales vías ferroviarias del Perú (Paita-Piura, Pacasmayo, Trujillo,
Chimbote, Central del Perú, Pisco y Sur del Perú).15
Sin embargo, su presencia puede ser rastreada desde inicios de
la república en donde eran vistos como fuente potencial para introducir
innovaciones tecnológicas y capitales financieros al país. Para lograr estos
propósitos, el gobierno peruano dictó algunas leyes y normas para alentar la
naturalización y residencia de los extranjeros. Aunque debido a lo contradictorio
entre algunas de ellas, poco se logró. En este sentido, el matrimonio resultó la
mejor herramienta para obtener la nacionalidad peruana.

2.1. Británico Antiguo16

Luego de algunos años de permanencia, la Colonia Británica logró que el


gobierno les otorgue a perpetuidad un amplio terreno en el Callao para
construir un cementerio.
Si bien fue bautizado con el nombre de Cementerio Británico
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

de Bellavista, en 1834, el lugar también sirvió para enterrar a difuntos de


diferentes nacionalidades. Aunque el decreto de creación provincial menciona
el 20 de agosto de 1836, el lugar comenzó a funcionar dos años antes gracias
al apoyo de Andrés de Santa Cruz.17

15 El Contrato también contempló la administración de los Vapores del Titicaca, dos


millones de toneladas de guano, dos millones de hectáreas de tierras en el Perené, pago
de anualidades, etc. Algunas de estas cláusulas fueron modificadas en 1907 y 1928. Véase
University College Of London. Memorandum. The Peruvian Corporation Ltd., 1896, pp.
20-40; y The first fifty years of the Peruvian Corporation Ltd. 1890-1930, pp. 18-35.
16 Este cementerio es poco conocido y por lo general es confundido con el cementerio
Británico Moderno, ubicado en la Av. Colonial. Este camposanto se haya a la espalda de
la Comisaría de Guardia Chalaca (cruce de las avenidas Guardia Chalaca y Colonial).
17 El título de Provincia Constitucional fue conferido por la Convención Nacional mediante
Decreto del 22 de abril de 1857 (Lozada 2000: 615 y 616).

— 264 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

El lugar fue ideal para enterrar a los ingenieros de la Peruvian


Corporation que fallecían a causa de las fiebres producidas por la picadura de
los mosquitos (Phlebolomus), cuyo veneno desencadenaba la enfermedad de la
verruga que en un 85% de los casos era mortal. Para recordar este lamentable
episodio la empresa o los familiares de los ingenieros colocaban en las lápidas
consignas acerca de las causas de su muerte, como por ejemplo: «murió de
verruga» o «muerto por la verruga».18
Para reducir los índices de mortandad de los obreros y del personal
técnico, la Peruvian, teniendo en cuenta los estudios de investigación de
Daniel Alcides Carrión, ordenó adelantar la jornada laboral y que ningún
trabajador duerma en los alrededores de las obras ferroviarias en donde se
habían instalado los campamentos. En este sentido, al término de la jornada
casi todos debían ser trasladados a Chosica o a pueblos ubicados a menor
altura. Los únicos que podían permanecer en el lugar cuidando los materiales
de construcción, eran personas que pertenecían a la zona y que aparentemente
parecían inmunes a la picadura de los Phlebolomus.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Esta estrategia fue puesta en práctica porque solo de noche atacaba
ferozmente el mosquito, mientras que durante el día duerme en los arbustos
y hendiduras de las rocas del río, siendo muy remoto el peligro de picaduras.
El cementerio está ubicado en la avenida Prolongación Zarumilla
s/n., a la espalda de la Comisaría de Guardia Chalaca en Bellavista. El lugar
cuenta con personal de seguridad y cerco perimétrico. A diferencia de la sede
moderna, este no cuenta con espacio para albergar más difuntos.

18 Los obreros que padecieron esta enfermedad eran enterrados en los cementerios aledaños
a la obra ferroviaria y en el mejor de casos trasladados a sus pueblos de origen.

— 265 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Vista general del cementerio (Archivo Santiago Tácunan, 2005)

2.2. Británico Moderno


Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

La sede moderna está ubicada en la avenida Mariscal Oscar R. Benavides


(ex avenida Colonial) N. 2141, en la Provincia Constitucional del Callao.
Sus orígenes se remontan alrededor de la década del ‘70 del siglo XX, y a
diferencia de la sede antigua, todavía cuenta con espacio libre para acoger
difuntos. Los espacios disponibles tienen un costo elevado.
Los servicios que brinda al público, además del crematorio, son los
siguientes:

– Cinerarios en tierra: seis urnas de cenizas en cada fosa.


– Columbarios: nichos cenizas para dos y cuatro urnas.
– Sepultura en tierra: tres entierros más cuatro urnas de cenizas en la
cabecera de la fosa lo que hacen siete entierros en cada fosa.
— 266 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Los velatorios se realizan las 24 horas durante todo el año. El


velatorio y la capilla pueden ser utilizadas por el público en general, previo
pago por el uso de las instalaciones.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Avenida lateral del cementerio (Archivo Santiago Tácunan, 2005)

3. EL CEMENTERIO BAQUÍJANO Y CARRILLO

En 1857 y luego de haber soportado una serie de epidemias y pestes que


asolaron Lima y Callao, Gregorio Hurtado, Director de la Sociedad de
Beneficencia Pública del Callao, propone crear un nuevo cementerio.19

19 La Sociedad de Beneficencia Pública del Callao se estableció el 1 de diciembre de 1848


por Decreto Supremo del 28 de octubre que disponía el establecimiento de Sociedades
de Beneficencia en todo el Perú. Su primer presidente fue el General Alejandro Deustua,
quien junto a Manuel Cipriano Dulanto (Director), José Dañino (Vice Director), José
María Urreiti (Tesorero), Juan Olivera (Inspector), Manuel Domínguez (Inspector), Juan
Elisalde (Conciliador), Toribio Sanz (Conciliador) y Antonio de la Roza (Secretario),

— 267 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Hasta esos años y a pesar de las prohibiciones existentes, muchas personas


del litoral enterraban a sus muertos en una pequeña huaca conocida como
«Las Chacaritas», lugar que en la actualidad ocupa el Barrio de Chacaritas.

Vista general de la margen derecha de la avenida principal (Archivo Santiago Tácunan,


2005)
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

Si bien el lugar estaba algo alejado de la zona urbana, el terreno no


era el más apropiado, pues los deudos enterraban a sus difuntos en medio de
un gran lodazal y una nube de insectos, debido a la filtración de agua. Ante
esta situación se eligió un lugar ubicado en el antiguo camino Lima-Callao
(hoy avenida Colonial).
Adquirir el terreno no fue una tarea fácil, pues la Sociedad de
Beneficencia tuvo que seguir un largo juicio de expropiación forzada en

formaron el primer Directorio. La Sociedad además del Cementerio Baquíjano,


construyó y tuvo a su cargo el Hospital de Guadalupe (1836), El Lazareto del Callao
(1853), Ferrocarril a la Punta (1863) y Hospital San Juan de Dios (1872). ASBPC.
Socios de Beneficencia (1848-1878).

— 268 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

contra de Ygnacia Ramírez de Arellano, dueña del terreno elegido para la


construcción del cementerio.
Superado este inconveniente y habiéndose nombrado al arquitecto
para levantar el plano de construcción y calculado el costo de la obra en 200
mil pesos, se buscó fuentes de financiamiento. Los primeros 20 000 pesos
fueron donados por Mariano Miguel Ugarte, 34 562 pesos más provinieron
de la venta de una parte del terreno denominado «Chacarita», 10 000 pesos
del gobierno que junto a los 55 562 pesos destinados con anterioridad,
suman un total de 120 124 pesos.
La primera piedra fue colocada el 14 de octubre de 1859 y luego
de varios años de arduo trabajo fue inaugurado el 31 de diciembre de 1861
bajo el nombre de Cementerio General de Baquíjano.
El bautizo de tan importante obra estuvo a cargo del Párroco José
Tomás Mateus en representación del Vicario General del Arzobispado. A tan
importante ceremonia asistió el presidente de la República Mariscal Ramón
Castilla, quien en su discurso hizo alusión que la construcción respondía a

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


una necesidad de higiene pública.20

Cuadro 8. Número de nichos temporales de adultos y párvulos


Departamentos Adultos Departamentos Párvulos
San Narciso 140 Santa Marta 348
San Claudio 95 San Luis 510
San Martín 95 Total 858
San Leocadia 140
San Antonio 140
Total 610

20 Fuente:<www.chimpum-callao.com/historia/cementerio.html>.

— 269 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Los primeros cadáveres enterrados fueron de Gertrudis Santana y


Felipe de la Llaga, así como de la párvula Manuela Sofía de Quiros. Durante
los primeros años de funcionamiento existieron siete y dos departamentos
de nichos perpetuos de adultos y párvulos, respectivamente, así como cinco
y dos departamentos de nichos temporales para ambos casos.

Cuadro 9. Número de nichos perpetuos de adultos y párvulos21

Departamentos Adultos Departamentos Párvulos


San Fidel 125 Santa Rosa 396
San José 125 Santa Genoveva 492
San Gregorio 125 Total 888
San Joaquín 125
San Rosendo 125
San Cipriano 125
San Roque 125
Total 875
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

Desde su funcionamiento hasta la actualidad el cementerio alberga


a los difuntos de la provincia del Callao, Bellavista (1836), La Punta (1915),
Carmen de La Legua (1964), La Perla (1964), Ventanilla (1969), así como
otras zonas de Lima.

21 De los 125 nichos del departamento de San Vicente se destinó 10 para las Hermanas de
la Caridad.

— 270 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Cuadro 10. Nichos temporales (1924-1938)


Índice por cuarteles
Cuarteles Primero Segundo
San Fidel 01 159 Adultos
San Carlos 06 226 Adultos
Laico Nº 1 11 170 Párvulos
Laico Nº 2 43 289 Adultos
Laico Nº 4 41 192 Párvulos
Laico Nº 5 50 Adultos
San Andrés 16 182 Adultos
Santa Micaela 20 187 Adultos
San Calixto 26 Párvulos
San Alberto 35 134 Párvulos
San Rafael 46 199 Adultos
San Miguel 59 194 Adultos
San Pedro 59 Libro siguiente folio 29 Adultos
San Luis 63 231 Párvulos
Santa Clara 71 203 Adultos
Santo Toribio 79 Adultos
La Paz 85 Párvulos
Santa Eulalia 94 211 Adultos
San Pablo 101 218 Adultos
San Eustaquio 109 Párvulos

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


San Bernabé 118 Libro siguiente folio 33 Adultos
San Nicolás 125 242 Adultos
Los Ángeles 129 138 Párvulos
San Santiago 141 247 Adultos
San Lázaro 146 Libro siguiente folio 4 Adultos
San Elías 154 Libro siguiente folio 39 Adultos
Santa Isabel 164 Libro siguiente folio 23 Adultos
El Silencio 174 Párvulos
Fuente: ASBPC. Índice de cuarteles, nichos temporales (1924-1938).

El cementerio combina una parte antigua y moderna en donde


sobresalen los nichos perpetuos italianos, al igual que los mausoleos franceses,
la Gran Cruz ubicada al final de la entrada y las imágenes pintadas en las paredes
de algunos cuarteles, distinguiéndose el de la creación de la humanidad.

— 271 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

El área posee considerables jardines y un cerco perimétrico vigilado


durante el día y la noche. La administración está a cargo de trabajadores adscritos
a la Sociedad de Beneficencia Pública del Callao.

4. EL CEMENTERIO ISRAELITA22 DEL CALLAO

Aunque no se sabe con exactitud y de manera oficial cuando llegó el primer judío
al Perú, se tienen indicios de su presencia a mediados de la década del ‘30 del siglo
XIX, según los relatos de Flora Tristán citados por Günther Böhm (Cf. 1985:3).
A su llegada a Lima y con el ánimo de establecerse, los judíos
desempeñaron una serie de labores profesionales circunscritas a funciones
administrativas en diversas empresas privadas y públicas. No faltó quienes se
dedicaron al comercio de productos europeos y a realizar algunas presentaciones
artísticas como conciertos de piano y violín. Estos últimos solo estuvieron de paso
por el Perú.
Hablar de una presencia judía más notoria es hablar de mediados del
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

siglo XIX, época en que Europa entró en crisis y convulsiones sociales que obligó
a muchas familias judías cultas emigrar a diversas partes de Europa y Sur y Norte
de América.
Por razones de viaje y trayecto, Argentina fue el país que más judíos
recibió en toda América del Sur. Los judíos que llegaron al Perú en su mayoría
fueron de origen alemán, aunque no obedeció a una oleada inmigratoria sino
más bien a viajes individuales por razones particulares. Esta es la razón de porque
también llegaron al Perú judíos de Polonia, Inglaterra, Norteamérica, Rusia,
Francia y Australia.

22 El acceso es un poco complicado. Solo pueden visitar el camposanto quienes acrediten


algún vínculo familiar con las personas cuyos cuerpos reposan allí.

— 272 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Las primeras casas comerciales judías se remontan a 1852 y se dedicaron


a la venta de artículos importados, sastrería y productos de pastelería. Muchos
de ellos adquirieron una inusual reputación debido al desempeño de su trabajo.
Considerando el número creciente de judíos en el Perú, se organizaron
clubes de acuerdo al origen de procedencia. De esta manera, surgió el «Club
Inglés» (1857), «Club Alemán» (1857) y el «Club Germania». Su asociación
entre sí dio origen a la conformación de una sola sociedad con inferencia en
aspectos religiosos, ayuda mutua y sobre todo brindar las condiciones para
enterrar a sus muertos de acuerdo a sus tradiciones y religión. Hasta esos años,
los judíos eran enterrados en el Cementerio Británico de Bellavista.
En 1869 y luego de varias reuniones prolongadas, los residentes judíos
eligieron un Directorio Provisional para crear una «Sociedad de Beneficencia
Israelita», conformado por J. Herzberg (Presidente), A. Badt (Vicepresidente),
A. Godinsky (Secretario) y F. Lowy (Tesorero).
De acuerdo con el estudio de Siederer León, esta sociedad se fundó de
manera oficial en 1870 bajo el nombre de «Sociedad Hebrea de Beneficencia»,

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


la misma que fue reconocida tres años después. El nombre de esta institución
no queda claro, pues en forma cotidiana se menciona «Sociedad de Beneficencia
Israelita», «Sociedad Hebrea de Beneficencia», así como el de «Sociedad Israelita
de Beneficencia». Sin embargo, todas estas nomenclaturas representan la misma
institución.
Una de las primeras labores de este Directorio fue elaborar los estatutos
de organización tomando en consideración diversos aspectos de la vida cotidiana,
como: ofrecer ayuda, sufragar los gastos de entierro, impartir la educación y
tradición judía, así como registrar los matrimonios y defunciones, etc.
La mejor descripción de los judíos en Lima antes de la guerra con Chile
corresponde a Carlos Herzberg, el mismo que es citado por León Trahtemberg:

— 273 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Vivimos acá en la República del Perú, país en el cual la libertad de


culto todavía no se ha decretado por una ley y cuya población es
católica en su totalidad. Se tolera, sin embargo, a todas las sectas
y religiones disidentes, los que efectúan sus servicios religiosos en
sus casas. Residen acá alrededor de 20 familias judías, entre las
que se cuentan de treinta a cuarenta jóvenes solteros. También
encontramos entre los varones casados a algunos que están
capacitados para realizar los servicios religiosos en caso de algún
fallecimiento o para las fiestas de Rosh Hazaña y Yom Kipur. Desde
hace un año reside en Lima también un «Mohle», y por lo tanto
ya no es necesario enviar a nuestros hijos a Europa para que se les
practique la circuncisión. Además, desde el año 1870 organizamos
una «Sociedad de Beneficencia Israelita» con el fin de ayudar a
nuestros correligionarios en caso de indigencia o de enfermedad y
también para atender que se les entierre en caso de su fallecimiento.
Hasta ahora los difuntos han sido sepultados en un cementerio
cristiano, pero en estos momentos intentamos adquirir un terreno
propio para que sirva como cementerio, para lo cual ya conseguimos
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

el permiso correspondiente por parte del gobierno [...] La mayoría


de los residentes judíos en el Perú son alemanes, pero también hay
algunos polacos, franceses y de otras nacionalidades [...]. (León
1987: 52)

Al igual que otras instituciones públicas y privadas, esta Sociedad


disminuyó en su accionar al momento de desencadenarse la guerra con
Chile, aunque prestó cierta ayuda económica al gobierno peruano que
nunca pudo recuperar debido a la derrota del ejército peruano.

— 274 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Obelisco coronado con estrella de David (Archivo Santiago Tácunan, 2005)

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


El origen del cementerio judío se remonta al establecimiento del
Cementerio Británico de Bellavista en 1833. Pero es recién en 1869 que los
judíos iniciaron los trámites para adquirir un terreno en donde construir
un cementerio. Reunidos en la Beneficencia Hebrea, los judíos acordaron
comprar un terreno en el valle de La Legua perteneciente a Enrique Meiggs,
famoso constructor de ferrocarriles en Chile y el Perú.
El precio pactado por vara cuadrada fue de un centavo, precio muy
cómodo para la época. Un primer contrato fue firmado en 1874 por 1593
varas cuadradas (15.93 soles), mientras que en 1875 se firmó otro contrato
por 10 684 varas cuadradas (106.84 soles).

— 275 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

El camposanto fue inaugurado en 1875 con la instalación de una


placa de mármol en la capilla, en donde se agradecía a quienes habían
apoyado en su construcción. Una mención aparte tuvo Enrique Meiggs, a
quien los judíos consideraban su amigo.
El primer occiso enterrado fue Mina Rosenberg, quien falleció
en Lima el 7 de noviembre de 1875. Durante sus primeros años de
funcionamiento, la Directiva del cementerio no tuvo mayores apuros
económicos para sufragar el mantenimiento ni problemas administración.
Sin embargo, a partir del siglo XX aparecen los primeros reclamos por
la ampliación del cementerio y las áreas verdes adyacentes a la capilla. El
problema subsistió durante varias décadas.
En 1922 y teniendo en cuenta este problema, un grupo de judíos
reunidos en la Sociedad de Beneficencia Sefardi, propone a la Beneficencia
Israelita asumir la administración del cementerio y aliviar las penurias
económicas que afrontaba. La única condición fue utilizar el cementerio
para enterrar a sus muertos. Otro grupo interesado en utilizar el lugar eran
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

los judíos ashkenazim.


La propuesta fue rechazada y en sesión del 1 de diciembre de 1923,
la Beneficencia Israelita acordó utilizar 40.6 libras peruanas para ampliar
las instalaciones. Pero el mantenimiento continuó siendo un problema
debido al reducido número de judíos de origen alemán que integraban la
Beneficencia Israelita.
Ante esta situación, David Señor de Castro, fundador de la
Sociedad Israelita, extendió una invitación a Samuel Eidelman, propulsor
de la «Unión Israelita del Perú», para reunir fondos entre los ashkenazim con
el fin de apoyar en algo las necesidades del cementerio. Gracias a su gestión
se pudo reunir a un total de 70 ashkenazim que se comprometieron a apoyar
en forma económica y desinteresada el sostenimiento del cementerio.
— 276 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

A pesar de este apoyo la escasez de fondos continuó durante


varios años, en donde se aprecia la incansable labor de la familia Alexander
Rosenthal tratando de mantener la administración y orden de los archivos
documentales. Esta labor fue continuada por los últimos fundadores de la
Sociedad Israelita hasta 1938, año en que se decide que la «Unión Israelita»
y la «Sociedad de Beneficencia Sefardí», asuman también la administración
del cementerio. Esta fue una de las últimas actividades públicas de los
miembros de la «Sociedad de Beneficencia Israelita» (León 1987: 52).
En la actualidad el cementerio judío no permite el ingreso a personas
que no guarden directa relación con los difuntos, por lo que visitarlo resulta
bastante difícil.

5. EL CEMENTERIO GENERAL EL ÁNGEL

A mediados del siglo XX, el Cementerio General El Ángel se convirtió en


el espacio mortuorio de mayor extensión de Lima, aunque este título en la

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


actualidad lo ostenta el cementerio municipal de Villa María del Triunfo,
considerado como el más grande del Perú y uno de los más grandes del
mundo.
La construcción de El Ángel fue a raíz de la saturación del Presbítero
Maestro. Las obras ubicadas en el ex fundo Ancieta Alta se inició en junio de
1956 y culminó tres años después. La inauguración se realizó el 27 de junio
de 1959 y contó con la asistencia del Presidente de la República, Manuel
Prado Ugarteche.23

23 El año de su inauguración era Presidente de la Beneficencia Pública de Lima el Dr. Oswaldo


Hercelles y las labores de inspección recayeron en el Dr. Raúl Porras Barrenechea.

— 277 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

Conjunto escultórico «La Muerte» diseñado y construido por Fernando de Szyszlo


(Archivo Santiago Tácunan, 2005)

El nombre del cementerio se debe a que fue construido muy cerca


Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

a la Plaza de El Ángel de la Resurrección, espacio público inaugurado en


1877.
La decoración de la fachada estuvo a cargo de Joaquín Roca Rey y
Fernando de Szyzslo, en donde destaca una serie de imágenes alegóricas a
la muerte.

— 278 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Vista general del Pabellón Santa Alma, 2007 (Archivo Santiago Tácunan, 2005)

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Este cementerio dividido en numerosos cuarteles estuvo destinado
para personas de bajos recursos económicos, aunque existen también una
serie de nichos y mausoleos de reconocidos y populares personajes como: Luis
Banchero Rossi, Akira Kato, Zenon Noriega, Chabuca Granda, Juan Velasco
Alvarado, Augusto Ferrando, Lucha Reyes, Honorio Delgado, Pedro Huilca
Tecse, Juan Uccelli Rainusso, Los Mártires de Uchuraccay, entre otros.24
En la actualidad también brinda el servicio de crematorio al público
en general.

24 En julio del 2000, el Cementerio amplió sus servicios funerarios con la implementación
de un moderno crematorio.

— 279 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

BIBLIOGRAFÍA

Acosta, José de
1954 [1577] «De Procuranda Indorum salute o predicación del evangelio a
los indios». Obras del Padre José de Acosta. Madrid: Biblioteca de
Autores Españoles.

Aguirre Córdova, Diana Cecilia


2005 El Presbítero Maestro. Una aproximación histórica. Ponencia inédita
presentada en requipa.

Aries, Phillipe
2000 La muerte en Occidente. Desde la edad media hasta nuestros días.
Traducción de F. Carbajo y R. Perkin. Madrid: Taurus. Colección
El Acantilado N. 18.
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

Barentzen G., Hilda


2006 El Panteón General de la Ciudad de Lima en el siglo XIX: Símbolo e
Identidad. Letras , revista de la UNMSM. Lima.

Bardella, Gianfranco
1989 Un siglo en la vida económica del Perú (1889-1989). Lima: Banco de
Crédito del Perú.

Böhm, Günther
1985 Judíos en el Perú durante el siglo XX. Santiago de Chile: Universidad
de Chile.

— 280 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Cabanillas, Virgilio Freddy


2003 «Un ars moriendi en San Marcos». Ukupacha N. 3-4, pp. 131-133.

Carcelen Reluz, Carlos Guillermo


1995 Las Doctrinas de Chaclla-Huarochiri. Siglos XVI y XVII. Organización
y desarrollo de las parroquias rurales en el Perú Colonial. Tesis de
Licenciatura presentada en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.

Casalino, Carlota
2003 «La Muerte en Lima en el siglo XIX». Presbítero Maestro. Museo
Cementerio de Lima. Lima: Comité Peruano del Consejo
Internacional de Museos y ORALC y CIM, pp. 37-46.

Fuentes, Manuel Atanasio


1867 Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticas y de costumbres.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Librería de Firmin Didot Hermanos Hijos y Cª. París. Reproducción
facsimilar (1985). Lima: Fondo del Libro-Banco Industrial del
Perú.

Kubler, George A.
1946 «The Quechua in The Colonial World». Handbook of South
American Indians, 2 Vols. Washington.

Lazo García, Carlos


1982 «Rebeliones populares en Huarochiri Colonial (1750-1821)». En:
Huarochiri. Ocho mil años de historia. T. II. Municipalidad de Santa
Eulalia de Acopaya. Huarochiri.
— 281 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

León Trahtemberg, Siederer


1987 La Inmigración judía al Perú (1848-1948). Una historia documentada
de la inmigración de los judíos de habla alemana. Lima: Sociedad
Judía de Beneficencia y Culto de 1870.

Lozada de Gamboa, Carmen


2000 Perú: Demarcación Territorial. Fondo Editorial del Congreso del
Perú. Tomo I y II. Lima.

Mercurio Peruano
1964 [1791] Historia de la Hermandad y hospital de la Caridad. Lima:
Edición Facsimilar Biblioteca Nacional del Perú. Tomo 1, pp. 9-16.
Razón de los que han enterrado, muerto y curado en los hospitales de esta
capital, desde el día de 1º de diciembre de 1790 hasta 30 de noviembre
de 1791, extraída de los libros que se llevan en ellos, y rectificada sobre
el plan presentado por el Teniente de Policía al Excelentísimo Señor
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

Virrey. IV tomos. Lima: Edición facsimilar Biblioteca Nacional del


Perú.

Middendorf, Ernst Wilhelm


1973 (1893) Perú. Observaciones y estudios del país y sus habitantes durante
una permanencia de 25 años. Ed. UNMSM, III tomos. Lima.

Leonardini, Nanda y Patricia Borda


1996 Diccionario iconográfico religioso peruano. Rubican Ediciones. Lima.

— 282 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

Pacheco Vélez, César


1967 «Un testimonio ruso sobre el Perú en 1818». Revista Histórica,
Órgano de la Academia Nacional de la Historia (Instituto Histórico
del Perú), tomo XXX, pp. 355-399. Lima.

Ramón Joffre, Gabriel


2003 «La Metamorfosis de los espacios funerarios en la Lima colonial: en
cementerio extramuros». En Presbítero Maestro. Museo Cementerio
de Lima. Lima: Comité Peruano del Consejo Internacional de
Museos y ORALC y CIM, pp. 29-35.

Tácunan Bonifacio, Santiago


1994 «El Juzgado de Aguas de Lima (Siglo XVII-XVIII). Su rol en la
reconstrucción de la infraestructura sanitaria de Lima». Nueva
Síntesis N. 1-2, pp. 119-129. Lima.

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

— 283 —
SANTIAGO TÁCUNAN BONIFACIO

FUENTES DOCUMENTALES

University College of London


1896 Memorándum. The Peruvian Corporation Ltd. 1896. London.
1930 The first fifty years of the Peruvian Corporation Ltd. 1890-1930.
London.

Archivo Histórico De La Municipalidad De Lima


1808 Reglamento Provisional acordado por el Excelentísimo Señor Don
José Fernando de Abascal y Sousa, Virrey y Capitán General del
Perú, con el Ilustrísimo Señor Doctor Don Bartolomé María de las
Heras, dignísimo Arzobispo de esta Santa Iglesia, para la apertura del
Cementerio General de esta ciudad, conforme a lo ordenado por Su
Majestad, en Reales Cédulas de 9 de diciembre de 1786, y 3 de abril de
787. Impreso en la Real Casa de Niños Expósitos. Fol. 1-27. Lima.
Discurso que dirige a su Rey el Ilustrísimo Señor Doctor Don Bartolomé
María de Heras, dignísimo Arzobispo de esta metrópoli con motivo de
la apertura y bendición solemne del Cementerio General erigido en
esta capital. Impreso en la Casa Real de Niños Expósitos. Fol. 1-22.
Lima.
Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)

1808 Discurso que dirige a su Rey el Ilustrísimo Señor Doctor Don Bartolomé
María de Heras, dignísimo Arzobispo de esta metrópoli con motivo de
la apertura y bendición solemne del Cementerio General erigido en esta
capital. Impreso en la Casa Real de Niños Expósitos, año de 1808.

1808 Reglamento Provisional acordado por el Excelentísimo Señor Don José


Fernando de Abascal y Sousa, Virrey y Capitán General del Perú, con el
Ilustrísimo Señor Doctor Don Bartolomé María de las Heras, dignísimo
Arzobispo de esta Santa Iglesia, para la apertura del Cementerio
General de esta ciudad, conforme a lo ordenado por Su Majestad, en
Reales Cédulas de 9 de diciembre de 1786, y 3 de abril de 787. Lima.
Impreso en la Real Casa de Niños Expósitos. Año de 1808.

— 284 —
HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE LIMA Y EL CALLAO

1807 Informe de Matías Maestro acerca de la falta de agua en el Cementerio


General. Fol. 1-1v.

1817 Resultado de la administración del Cementerio de Lima desde su


apertura en 1 de junio de 1808 hasta 31 de diciembre de 1817. Fol. 1.

1820 Reflexiones en apoyo de la incorporación del Cementerio General al


Hospicio con benéfico de ambos establecimientos y del público. 26 de
enero. Fol. 1-27v. Lima.

1820 Noticia de la erección del Cementerio General de Lima. 24 de enero.


Fol. 1-1v. Lima.

Archivo General de la Nación


Protocolos notariales
Escribano Protocolo Año
Rodrigo Alonso Castillejo 22 1599-1602
Ignacio Ayllón Salazar 32 1821
Pedro de Espino Alvarado 246 1712

Revista STUDIUM VERITATIS, Año 9, N. 15, 2011 (pp. 235-285)


Superior Gobierno
Legajo Cuad. Año
30 959 1806
26 470 1810

Archivo de la Sociedad de Beneficencia Pública del Callao


1924-1938 Índice de cuarteles, nichos temporales
1848-1878 Socios de la Beneficencia

— 285 —

S-ar putea să vă placă și