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Un río es una corriente de agua continua, con cauce fijo, que desemboca en el mar, un lago u otro
río, en este caso se denomina afluente. El agua del río también puede infiltrarse y pasar a formar
parte de las aguas subterráneas
b. ACCION FLUVIAL
Las aguas fluviales constituyen un agente erosivo de primera magnitud. El agua continental fluye,
en gran parte, en forma de ríos que discurren sobre la superficie, o de corrientes subterráneas,
desgastando los materiales que hay por donde pasan y arrastrando los restos o sedimentos en
dirección hacia las partes más bajas del relieve, dejándolos depositados en diversos lugares,
formando terrazas, conos de deyección y, en definitiva, modelando el paisaje. El agua de las
corrientes fluviales puede crear cascadas, grutas, desfiladeros, meandros, cañones, deltas, estuarios,
entre otros. En ocasiones inunda determinadas regiones más o menos amplias del territorio
causando desastres económicos y víctimas, a pesar de lo cual, los seres humanos casi siempre se
han asentado en las márgenes de los ríos, lagos o manantiales, con el fin de garantizar un
suministro adecuado de agua.
Meandros
El resultado de la erosión consiste en materiales más
o menos finos que el agua arrastra a lo largo del
curso del río. En el curso medio empiezan a
depositarse cuando la fuerza de la corriente no es
capaz de mantener estas partículas en suspensión.
Pero la fuerza erosiva actúa después sobre estos
depósitos y los desgasta más por la zona en que la
velocidad del agua es mayor, mientras deposita
nuevos materiales donde es más débil. El resultado
final son unos depósitos de forma sinuosa que
llamamos meandros. Con el tiempo y las crecidas, el
río puede volver a abrirse paso en línea recta,
dejando en sus márgenes lagunas en forma de media
luna o lagos de herradura. En los meandros, en las
riberas cóncavas predomina la erosión y en las
convexas, la deposición de sedimentos.
La desembocadura
El final del proceso erosivo fluvial tiene lugar en
la desembocadura del río. En esta desembocadura pueden
darse dos casos: delta y estuario. El delta es el resultado
de la oposición de las aguas del mar a la penetración de
las aguas fluviales. Dicha oposición frena el avance de
las aguas del río disminuyendo su capacidad de arrastre
de sedimentos. En muchos casos, sobre todo en grandes
ríos con mucha erosión, los materiales más finos se
depositan en la desembocadura formando un delta. Los
deltas son, pues, terrenos sedimentarios extensos en los
cuales hay un equilibrio constante entre la fuerza
destructiva de la corriente y el depósito de nuevos
materiales.
Erosión por estrechamiento del cauce. Este tipo de erosión en las aproximaciones a distintas
obras, como por ejemplo a puentes, encauzamientos, etc. Al reducirse el ancho de la sección, la
corriente aumenta su velocidad y por ende aumenta el transporte de sedimentos, el tirante
aumenta y puede variar la pendiente del fondo a partir de la contracción.
Erosión por curva del cauce. En las curvas de los cursos de agua se produce una corriente
secundaria, a causa de la fuerza centrifuga, que aumenta el poder erosivo en la parte externa de
la curva, donde se alcanzan profundidades mayores.
Erosión localizada. La erosión local se explica por la acción de un flujo complejo que
requiere consideraciones bi o tridimensionales de las velocidades. Se presenta asociada a
singularidades u obstáculos y no afecta a las condiciones generales del flujo. Posee fuerte
turbulencia y puede desarrollar grandes vórtices.
El perfil longitudinal de un río es muy característico. La línea ideal que dibuja un río desde su
nacimiento hasta su desembocadura se llama talweg. Se representa gráficamente como una curva
cuya forma ideal es la de una curva exponencial cóncava; hacia arriba en la cabecera y a la altura
del nivel de base en la desembocadura. La profundidad y la anchura del lecho aumentan aguas
abajo, en la medida que disminuye la pendiente. Esto es debido a que aguas abajo aumenta el
caudal, y por tanto la velocidad, por lo que es posible transportar la carga material del río con una
pendiente menor.
implica el aumento gradual del caudal, de la carga-masa, y una disminución gradual de la carga-
calibre, condiciones que no se dan en la naturaleza.
El perfil real del río es mucho más complejo. En la práctica todos los ríos se apartan de este perfil
ideal por diversos motivos: diferencias de caudal, la velocidad y la carga, diferencias de la
naturaleza de la roca, cambios del nivel de base y la geometría del canal. El río colector aumenta su
pendiente cuando recibe un afluente importante, que le aporta mucho caudal y mucha carga. Sin
embargo se reduce la pendiente si el afluente aporta aluviones más finos, o si está menos cargado.
La configuración litológica puede determinar la existencia de rupturas de pendiente o
estrechamientos del lecho que hacen aumentar la velocidad de las aguas. En este caso se reduce la
pendiente y aumenta la profundidad. Lo contrario ocurre cuando el río se ensancha en las rocas
deleznables.
Aunque el perfil de equilibrio no es posible en todo el río, sí que existen tramos concretos donde se
alcanza, y es que estos son tramos homogéneos, donde las condiciones no varían. Sin embargo, este
equilibrio sólo se alcanza durante un tiempo, mientras persistan las mismas condiciones generales
del río, es decir, este perfil es móvil, como los factores que lo controlan. Esta movilidad permite el
ajuste de la pendiente según las condiciones del lugar y el momento, por ejemplo de una crecida.
Ello implica la existencia de un recubrimiento aluvial del lecho que constituye una reserva
permanente y no modificable de elementos desigualmente móviles.
La elaboración del perfil de equilibrio depende de las crecidas, ya que es durante ellas cuando se
desplazan con competencia los fragmentos más grandes. Estas actúan sobre los perfiles más
sinuosos regularizándolos. La regularización consiste en la reducción de las pendientes demasiado
fuertes, por ablación, y el aumento de las pendientes demasiado débiles, por deposición. En los
sectores de excavación cada punto es rebajado hasta la cota del punto situado aguas abajo: erosión
regresiva o remontante. En los sectores de acumulación cada punto se eleva hasta la cota del punto
situado aguas arriba: regularización progresiva o descendente. La interdependencia de todos los
tramos del río implica que ningún punto aguas arriba podrá alcanzar un equilibrio mientras no se
haya alcanzado aguas abajo. La regularización
general es, pues, remontante.
A lo largo de un río podemos distinguir el curso alto: cerca de la cabecera del río, es el tramo de
mayor pendiente y el de mayor capacidad erosiva; el curso medio: tramo intermedio del río en el
que el perfil se acerca más a la línea ideal, funciona como zona de erosión o como zona de
acumulación dependiendo de las diferencias anuales de caudal del río; y el curso bajo: tramo
próximo al nivel de base del río, la pendiente es menor, aunque el caudal es mayor, es la zona de
acumulación de la carga sólida erosionada.
1. Valles en forma de V: Si las rocas del cauce del río son duras, se originan valles estrechos
y profundos originando desfiladeros, gargantas, hoces. Si las rocas son blandas se originan
valles más anchos.
puede considerar como ríos de montaña temporales. Debido a la pendiente del terreno
posee un fuerte declive, y discurre por lo general sobre materiales que van erosionando
intensamente la superficie terrestre, precisamente por la facilidad de erosión de esas
materias.
Un torrente completo, al igual que un arroyo, que es una corriente de agua de caudal corto y casi
continuo, consta de tres partes: la cuenca de recepción, el canal de desagüe y el cono de deyección.
El canal de desagüe es el curso medio, en él existe una fuerte pendiente y el agua se mueve a gran
velocidad transportando los materiales erosionados en la parte alta, lo que a su vez contribuye a
arrancar y arrastrar nuevos materiales del canal. Debido a la abrupta pendiente, el agua erosiona y
se encaja, formando un cauce más o menos estrecho dependiendo de las características de las rocas
por donde discurra.
Cono de deyección El cono de deyección, también llamado abanico, es el curso bajo o inferior. En
este punto se allana la pendiente de forma brusca, disminuyendo la fuerza de las aguas y
depositándoselos materiales arrastrados o transportados. Esto obliga al agua del torrente a dividirse
en diversos brazos, lo que forma el citado cono de deyección, que presenta forma triangular
abombada debido al depósito de los productos transportados.
A continuación de muestran las fotografías con bajo y alto contraste del Glaciar Byrd. La versión
de bajo contraste es similar en nivel de detalle a lo que el ojo vería—suave y casi sin rasgos
característicos. La fotografía inferior utiliza un contraste aumentado para destacar las líneas de
flujo en la capa de hielo y en las grietas inferiores.
El tamaño de los glaciares depende del clima de la región en que se encuentren. El balance entre la
diferencia de lo que se acumula en la parte superior con respecto a lo que se derrite en la parte
inferior recibe el nombre de balance glaciar. En los glaciares de montaña, el hielo se va
compactando en los circos, que vendrían a ser la zona de acumulación equivalente a lo que sería la
cuenca de recepción de los torrentes. En el caso de los glaciares continentales, la acumulación
sucede también en la parte superior del glaciar pero es un resultado más de la formación de
escarcha, es decir, del paso directo del vapor de agua del aire al estado sólido por las bajas
temperaturas de los glaciares, que por las precipitaciones de nieve. El hielo acumulado se
comprime y ejerce una presión considerable sobre el hielo más profundo. A su vez, el peso del
glaciar ejerce una presión centrífuga que provoca el empuje del hielo hacia el borde exterior del
mismo donde se derrite; a esta parte se la conoce como zona de ablación. Cuando llegan al mar,
forman los icebergs al fragmentarse sobre el agua oceánica, correspondiente a la Bahía de Melville,
al noroeste de Groenlandia. En los glaciares de valle, la línea que separa estas dos zonas (la de
acumulación y la de ablación) se llama línea de nieve o línea de equilibrio. La elevación de esta
línea varía de acuerdo con las temperaturas y la cantidad de nieve caída y es mucho mayor en las
vertientes o laderas de solana que en las de umbría. También es mucho mayor en las de sotavento
que en las de barlovento.
Este mapa del balance de cambios de los glaciares de montaña desde el año de 1970 muestra la
disminución del grosor en amarillo y rojo, y el aumento en azul.
Los glaciares de Groenlandia y de la Antártida resultan mucho más difíciles de medir, ya que los
avances y retrocesos del frente pueden estar compensados por una mayor o menor acumulación de
hielo en la parte superior, presentándose una especie de ciclos de avance y retroceso que se
retroalimentan mutuamente dando origen a una compensación dinámica en las dimensiones del
glaciar. En otras palabras: un descenso de la altura del glaciar de la Antártida, por ejemplo, podría
generar un mayor empuje hacia afuera, y al mismo tiempo, un mayor margen para que se acumule
de nuevo una cantidad de hielo similar a la que existía previamente: recordemos que esta altura
(unos 3 km) está determinada por el balance glaciar, que tiene una especie de techo determinado
sobre el cual no se puede acumular más hielo por la escasa cantidad de vapor de agua que tiene el
aire a más de 3000 m.
Dinámica glaciar
El movimiento en un glaciar está regulado por dos fenómenos básicos:
A. Deslizamiento basal. Desplazamiento de toda la masa de hielo sobre su lecho. El agua de fusión
favorece el desplazamiento del hielo sobre la roca.
B. Flujo, deformación plástica o deformación interna. Corresponde al movimiento dentro del hielo.
Es un movimiento (creep) bajo la acción de la fuerza de la gravedad. Son varios procesos que
actúan que necesitan condiciones específicas:
Un glaciar avanza más en un clima más frío que en uno más templado.
Los glaciares son móviles. El flujo glaciar se caracteriza, principalmente, por su velocidad. La
velocidad se determina por la instalación de balizas en la lengua glaciar. Esto nos permite conocer
la velocidad superficial; la velocidad del fondo es más difícil de determinar. Se supone que
disminuye por el roce con la roca, a semejanza de lo que ocurre con el flujo de las aguas corrientes,
aunque no está claro, ya que en el fondo hay corrientes de agua en fusión.
En los glaciares locales los datos obtenidos demuestran que la velocidad media no supera la decena
de metros, anualmente, aunque existen tramos que superan los 100 metros anuales. Se observa una
disminución de la velocidad del flujo a medida que nos acercamos al frente de la lengua, producto
de la ablación. También se observa una velocidad menor en las orillas de la lengua, fruto del roce
con la roca y de un espesor menor. Estas diferencias de velocidad provocan ondulaciones
transversales llamadas ojivas de flujo, orientadas hacia la parte inferior.
En los inlandsis las corrientes circulan entre unos decímetros y unos metros en el centro y a una
velocidad de unos 30 a 500 metros anuales en los márgenes. El flujo se acelera a medida que nos
acercamos a la costa, ya que la caída de icebergs provoca un vacío en el frente que tiene a ser
ocupado por nuevo hielo.
A partir de las medidas de velocidad y del espesor de los glaciares se calcula el caudal sólido, el
volumen de hielo que atraviesa por una sección en un año; en metros cúbicos. También se puede
establecer el balance de masa, la relación entre los aportes de la alimentación y las pérdidas de la
ablación por deshielo. Debido a la dificultad de establecer el balance de masa se emplea, más
comúnmente, el balance específico, diferencia entre la alimentación y la ablación y que se calcula
según las diferencias de la altura del hielo en un año. Un balance positivo es propio de un glaciar
acumulador, que actúa como depósito; y un balance negativo es propio de un glaciar evacuador. La
mayor parte de los glaciares son mixtos, con acumulación en la parte alta (por encima de las nieves
perpetuas) y evacuación en el frente de la lengua. Entre estas áreas se sitúa una línea de equilibrio
donde el caudal sólido es máximo.
Existen, pues, varios tipos de aparatos glaciares desde el punto de vista dinámico:
b. TIPOS DE GLACIARES
1. GLACIARES REGIONALES O INLANDSIS
Los glaciares regionales o inlandsis (hielo del interior) se caracteriza por su forma de casquete, con
un perfil ligeramente convexo. Se sitúan sobre grandes superficies continentales. En la actualidad
se puede localizar uno sobre la Antártida que cubre todo el continente (13,5 millones de km2) y
otro sobre Groenlandia (1,7 millones de km2), este último es el que se suele utilizar como modelo
de este tipo de glaciares. El espesor del hielo o capa de hielo es muy gruesa ya que puede alcanzar
hasta 4000 metros, por lo que su peso es muy grande y ejerce una gran presión sobre la roca
subyacente. Al retirarse esta roca tiende a ganar altitud gracias a los movimientos epirogénicos.
El casquete glaciar llega al mar en casi todos los puntos. La masa congelada se desplaza lentamente
y sin turbulencias. En los inlandsis existe un movimiento centrífugo muy lento y difuso que se va
acelerando a medida que se acerca al exterior. Dentro de él se produce cierta diferenciación de las
líneas de escorrentía, conocidas como corrientes de hielo o icestrom. Al alcanzar el mar se
desprenden de ellos icebergs, tanto por llegar a una zona más cálida como por el empuje que
reciben del interior. También encontramos plataformas flotantes que presentan enormes acantilados
de los que se desprenden enormes icebergs.
Los inlandsis se sitúan en regiones cuya temperatura media del mes más cálido es siempre muy
inferior a cero grados. La temperatura del hielo disminuye con la profundidad. Son regiones áridas,
con escasas precipitaciones, pero siempre en forma de nieve y nunca se licua o evapora. Tienen una
espesa capa de neviza que es barrida por violentos vientos superficiales.
2. GLACIARES LOCALES
Los glaciares locales son mucho más modestos, y de menor espesor. Se adaptan al relieve de las
montañas de todos los continentes. Son producto más de la abundancia de los aportes en forma de
nieve que de las bajas temperaturas. La temperatura del hielo aumenta en profundidad, hasta llegar
a licuarse en el contacto con el lecho rocoso. Se forma así una escorrentía intraglaciar y subglaciar.
La alimentación del glaciar local tiene lugar en una zona de acumulación concreta, donde la neviza
se acumula a causa de la altura, la orientación y la topografía. Dentro de un glaciar local
distinguimos entre, el órgano colector o de alimentación (circo), y el órgano difusor o de flujo
(lengua).
Los glaciares locales tienen temperaturas en torno a los cero grados, por lo que se llaman, también,
glaciares templados. En ellos se pueden observar fenómenos de fusión y recongelación del agua. La
superficie suele estar acribillada por oquedades llamadas crioconitas, ligadas al polvo atmosférico.
Los mantos de grava generan conos de hielo y las losas rocosas colgadas configuran mesas
glaciares.
Los glaciares de plataforma, escandinavos o fjell, recuerdan a los inlandsis, salvando las distancias,
ya que los mayores no superan la decena de kilómetros cuadrados. Presentan un perfil cupulado,
con cierta independencia del sustrato rocoso. También pueden estar atravesados por nunataks.
Se concentran en las cumbres de las montañas, y a veces presentan cortas lenguas de emisión. Las
regiones que cubre tienden a presentar cumbres arrasadas y una innivación abundante y regular.
Los glaciares de valle son el modelo básico de glaciar, sobre todo el tipo alpino, por lo que estos
glaciares también se llaman alpinos, son los típicos ríos de hielo. Constan de dos partes el circo y
la lengua y precisan de la existencia de surcos en las laderas por donde canalizar los hielos.
La lengua glaciar es el curso por donde se desplaza en hielo valle abajo. Es el órgano difusor que
asegura la evacuación del hielo y constituye la zona de ablación. La pendiente sobre la que se
desliza es bastante fuerte, hasta llegar al frente de la lengua, donde termina, en forma de lóbulo.
Parte de la lengua puede descender por debajo del límite de las nieves perpetuas, por lo que se ve
afectada en mayor o menor grado por la fusión. El perfil transversal adopta una forma convexa en
U o de artesa, con fondo plano, fruto de la intensificación de la abrasión provocada por las rocas de
las laderas. Las aguas de fusión se canalizan a través de surcos, o bedieres, y penetran a través
de sumideros, o molinos, hasta llegar al frente de la lengua. Al pie del frente normalmente se
desarrolla un lago, ya que es donde desembocan las aguas de fusión. En la parte superior, donde la
pendiente se atenúa, aparecen las hombreras. Cuando una artesa es inundada por el mar se llama
fiordo.
El glaciar alpino puede ser simple, con una sola lengua, o compuesto, cuando varias lenguas
confluyen en una principal, a manera de «afluentes». Estos pueden estar suspendidos sobre la
lengua principal, glaciares colgados, y caen sobre ella en una cascada de hielo, o cascada de séracs.
Hay diversas variantes de glaciares alpinos. Los glaciares hipertrofiados presentan colectores que
se sueldan unos con otros, rebasando los collados. A este fenómeno se le llama transfluencia. Sin
embargo, si el glaciar emite una lengua hacia un valle adyacente, libre del glaciar, decimos que es
una difluencia. Cuando diversas lenguas desembocan en el piedemonte o en una cuenca
intramontañosa los lóbulos coalescentes forman un tipo alaskasiano.
El nivel de excavación glaciar suele ser disimétrica, más activa en los glaciares situados en las
laderas de sotavento. En los sistemas más complejos las paredes entre sendas lenguas glaciares se
estrechan hasta formar paredes muy delgadas incluso pueden presentarse de manera coalescente y
formar circos compuestos.
Existen varias formas de clasificar a los glaciares. Respecto a los glaciares de roca existe
una disputa en si deben ser considerados glaciares o no.
Según temperatura
El hielo de los glaciares suele ser distinguido en hielo temperado que está a la temperatura
de fusión y hielo frío que está bajo esta temperatura. Esta clasificación se ha extrapolado a
glaciares enteros con las siguientes categorías como resultado.
Glaciar temperado: es aquel que esta, con excepción de las capas superficiales, a la
temperatura de fusión.
Glaciar subpolar: son los que son temperados en sus partes interiores pero fríos en sus
bordes.
Glaciar polar: son los que están enteramente bajo la temperatura de fusión. El hielo frío
en sus partes más profundas lo atan al suelo.
Según morfología
Una forma es clasificar a los glaciares por su morfología aunque es preciso tener en cuenta que
existe un continuo entre las diversas morfologías y que cada glaciar es único. Basándose en
clasificaciones morfológicas anteriores los glaciólogos Douglas Benn y David Evans han
clasificado a los glaciares en:
Mantos de hielo y casquetes de hielo. Este tipo de glaciares cubre todo el paisaje por lo
menos en sus partes centrales y su flujo es en gran medida independiente de la topografía
que haya debajo.
o Domo de hielo
o Glaciar exhutorio: Morfológicamente, los glaciares efluentes ocupan depresiones
del lecho glacial y valles encajonados, labrando la base rocosa por efectos de la
acción del hielo en las márgenes de los campos de hielo y son limitados por
terrenos libres de hielo.
o Corriente de hielo
Glaciares controlados por la topografía.
o Campo de hielo
o Glaciar de valle
o Glaciares de transección
o Glaciar de circo
o Lóbulo de piemonte
o Glacierete
o Apron de hielo
o Franja de hielo
Glaciares marinos. Estos glaciares se forman cuando un glaciar es forzado a flotar sobre
agua o cuando hielo marino se engruesa producto de acumulación superficial o accreción
por debajo.
o Elevación de hielo
o Plataforma de hielo de glaciar
o Plataforma de hielo marina
c. MODELADO GLACIAR
Los efectos de la erosión de los glaciares no se limitan al pulimiento fino y a las estriaciones, sino
que operan en mayor escala, produciendo un modelado de la superficie terrestre:
Valles glaciares: Son valles que tiene un perfil transversal en forma de “U” amplia, en tanto que
los valles de los ríos tienen perfiles transversales angostos, en forma de “V”. la forma de “U” es
debido a la acción erosiva de los glaciares produciendo el ensanchamiento y profundización del
valle fluvial. Los glaciares dan también el valle de montaña un perfil longitudinal característico,
desde el circo hacia abajo. El curso de un valle glaciado está marcado por una serie de cuenca de
roca, formado probablemente por arranque glacial y que posteriormente fueron rellenadas por agua
produciendo una cadena de lagunas conocida como rosario de lagunas
Valles colgados: Son otra característica de las áreas sujetas a la glaciación. Son valles en forma de
“U” cuya boca ha quedado a cierta altura por encima del valle principal, a través del cual paso el
glaciar. Como resultado, las corrientes de los valles colgados caen verticalmente al valle principal
en una serie de cascadas y declives.
Las formas erosivas de terreno más espectaculares en áreas de valles glaciares se encuentran en los
extremos superiores de los valles del glaciar y a lo largo de las divisoras que separan a los
glaciares:
Circos: son grandes depresiones o cuencas semicirculares desde donde fluye un glaciar de
montaña. Esta cuenca está formada por el ensanchamiento del valle montañoso por efectos
erosivos, se encuentra rodeado de paredes elevadas y verticales que tienen un lado abierto por
donde fluye el glaciar. El circo es el punto central de su alimentación y se le llama también
Lago intermontaño de glaciar: Llamado también tarn, que es el lago que se forma
en las cabeceras del circo
Cuello: Es el paso o desfiladero que se forma cuando dos circos erosionan hacia su
cabecera desde lados opuestos
Procesos erosivos
Los glaciares erosionan el terreno (lecho rocoso y paredes) por el que circulan de dos maneras:
A. Arranque. El arranque se produce por el empuje del hielo (incluido los materiales que
transporta) y los acuñamientos por ciclos hielo-deshielo que se produce en las grietas y diaclasas
del lecho rocoso. La mayor o menor eficacia de este proceso está regulada por la velocidad y
espesor del glaciar, estructura y fisuración de la roca y las cualidades térmicas del glaciar. El
proceso de arranque es selectivo, actúa donde hay sobrepresión y zonas de distensión (en zonas
donde cambia la morfología). Lo bloques erráticos: la erosión glaciar es el único que tiene la
capacidad de transportar bloques como este.
B. Abrasión. Está producida por materiales que transporta el hielo, desgastando y rozando las
paredes del lecho rocoso. La mayor o menor eficacia de este proceso está en función del tipo y
cantidad de masa movilizada por el glaciar, así como por las cualidades físicas de ambas zonas de
contacto: masa de hielo y lecho rocoso.
Rocas aborregadas (roches moutonnées). Resaltes rocosos propios del lecho basal, con fisionomía
hemiovoidea orientadas según el movimiento del hielo, que han experimentado fuerte abrasión. A
veces son muy disimétricos y con pendientes elevadas a causa del arranque en el frente opuesto al
flujo. Es la morfología por antonomasia de la erosión glaciar. La zona con mayor pendiente nos
Sedimentación
Los depósitos morrénicos proceden de la fusión del hielo, es decir cuando cede la acción
transportadora del glaciar. Se acumulan en morrenas de retroceso, que marcan diferentes estadios
en el retroceso del hielo glaciar. Las morrenas externas e internas se superponen a la de fondo,
formando un solo depósito. Los elementos que componen la morrena están poco desgastados, y
presentan estrías fruto de los roces entre sí. La morrena se caracteriza por la heterogeneidad de
calibres: bloques angulosos, cantos, gravilla y arcilla.
Las morrenas no se encuentran aisladas, sino que se forman sistemas de morrenas, los más
importantes son: los arcos morrénicos frontales, los cordones morrénicos laterales y las morrenas
de ablación.
Los cordones morrénicos laterales aparecen en los bordes de las lenguas glaciares. Consisten en
acumulaciones lineales desarrolladas a lo largo del límite superior de sendas vertientes, y que
pueden ir desde el área de alimentación hasta el frente. Los cordones pueden aparecer a distintas
alturas dentro del valle glaciar, marcando distintas fases de retroceso, aunque suelen ser
desmantelados por la dinámica de vertientes. Cuando el cordón lateral se encuentra en el límite
de las nieves perpetuas adopta una planta arqueada que recibe el nombre de morrena de
obturación. Estas morrenas actúan como muro de contención del agua de escorrentía formando
lagos llamados barcos o barquillos.
Las morrenas de ablación son aquellas que han sido sedimentadas sobre el lecho del glaciar.
Presentan materiales heterogéneos, pero lo más característico es la presencia de grandes bloques
dispersos a lo largo del trayecto, llamados bloques erráticos. Los glaciares negros, con gran
cantidad de fragmentos, logran rellenar las cubetas de sobreexcavación. En los glaciares rocosos
los fragmentos ocultan totalmente el lecho del glaciar y conservan las formas propias de los
hielos: ojivas de flujo, cordones internos, morrenas intermedias, etc.
Las morrenas que alojan lagos tienden a ser desmanteladas por la acción de las aguas. En ellas es
frecuente ver boquetes de evacuación por donde sale el agua.
Las morrenas de fondo; es aquel deposito en forma de capa que presenta planicies suavemente
onduladas a través del fondo de valle y se forma por la fusión gradual de los glaciares
Las morrenas de retroceso: son pequeños promontorios ubicados detrás de la morrena terminal y
a diferentes distancias de esta, que indican la posición en que se estabilizo el frente del glaciar
temporalmente durante la retirada o retroceso del glaciar
Morena terminal: Una morena terminal es un montículo de material removido previamente y que
se deposita al final de un glaciar. Este tipo de morena se forma cuando el hielo se está fundiendo
y evaporando cerca del hielo del extremo del glaciar a una velocidad igual a la de avance hacia
delante del glaciar desde su región de alimentación. Aunque el extremo glaciar está estacionario,
el hielo sigue fluyendo depositando sedimento como una cinta transportadora.
Morena lateral: Los glaciares alpinos producen dos tipos de morenas que aparecen
exclusivamente en los valles de montaña. El primero de ellos se llama morrena lateral. Este tipo
de morrena se produce por el deslizamiento del glaciar respecto a las paredes del valle en el que
está confinado; de esta manera los sedimentos se acumulan en forma paralela a los laterales del
valle.
Morena central: El otro tipo son las morenas centrales. Este tipo de morenas es exclusivo de los
glaciares alpinos y se forma cuando dos glaciares se unen para formar una sola corriente de hielo.
En este caso las morenas laterales se unen para formar una franja central oscura
Los sedimentos derivados de estos tres procesos se pueden clasificar en dos grandes grupos:
Depositados directamente por el glaciar denominado tills (se puede observar cierto grado
de granoclasificación).
Depositados por el agua de fusión del glaciar, son los derrubios estratificados.
e. ACCIÓN FLUVIOGLACIAR
Son acumulaciones de gravas semiredondeadas que tienen mayoritariamente de 2 a 6 cm de
diámetro, que aparecen embaladas en gruesas matrices arenosas y limoarcillosas de depósitos
semiconsolidados, que incluyen frecuentes bloques rocosos de varios centímetros a algunos
decímetros de grosor. Los depósitos fluvioglaciares se originan a partir de los frentes de
acumulación glaciar, cuando las morrenas son retocadas por voluminosas corrientes de fusión, que
les dan cierto carácter aluvial, de acumulación semiestratificada y semiredondeada.
Son depósitos transportados y depositados por el hielo o por el agua de deshielo. Están formados
por tillitas y morrenas. Su composición es muy heterométrica y la distribución es altamente
errática. Los depósitos fluvio-glaciares contienen fracciones desde gravas gruesas a arcillas; están
algo clasificadas y su granulometría decrece con la distancia frente al glaciar. Sin embargo, los de
origen lacustre-glaciar presentan fracciones más finas, predominando las arcillas y las estructuras
laminadas, típicas de las arcillas varvadas.
Sistema litoral
1- Introducción
La dinámica marina estudia todos los fenómenos derivados de la confluencia de grandes
masas de agua, como son los océanos, y las tierras emergidas. Dicha confluencia implica una
zona de interrelacion mutua, el litoral, y otras subzonas o dominios de interferencia que,
dentro de aquélla, soportan y condicionan directa o indirectamente la intervención de las
aguas, originando acciones especificas.
Los materiales presentes en la franja costera están sometidos a una serie de
transformaciones, de las que son responsables las olas, las mareas y las corrientes.
El oleaje
Son ondulaciones estacionarias en el agua, que conllevan transporte de energía y formadas a
partir de una perturbación; normalmente se propagan según la dirección del viento, principal
generador del oleaje
Allí donde la onda estacionaria pasa a ser de traslación, hay transferencia energética desde la
vertical a la horizontal; esto da lugar a tensiones (cizallas) entre el lecho y la base del agua,
que provocan removilización y transporte de material.
Al alcanzar el oleaje aguas someras, sufren un proceso de atenuación y pasa desde órbitas
circulares a elípticas; la relación eje vertical/eje horizontal llega a ser tan grande, que acaban
por transformarse en crestas de translación o arrastre apoyadas en el fondo. Así el oleaje
estacionario pasa a otro de desplazamiento, con avance del agua hacia la línea de costa y
posterior retorno; su eficacia morfogenética depende en gran medida de estas energías sobre
el rompiente.
El oleaje incidente en la costa puede experimentar una serie de modificaciones, como son
“refracción”, con retroceso o retardo del frente que oscila y se sitúa sensiblemente paralelo a
la línea de ribera; “reflexión”, que produce su reenvío hacia el mar cuando no llega a romper
la ola y choca con la de ribera; y “difracción”, con transferencia de la energía a sotavento
respecto a un obstáculo, originando arcos en su entorno.
Tipos de oleaje
El tipo de oleaje se puede establecer atendiendo a tres características:
a) Según la energía de generación u origen (Carter, 1991)
Olas marinas o de viento. Están sometidas a la influencia directa del viento que las produce, pudiendo
llegar a anularse o reforzarse. Su morfología muestra crestas puntiagudas y surcos redondeados que
forman rizaduras superpuestas. Según la velocidad del viento y las características de cada masa ácuea,
presentan dimensiones que varían desde un oleaje con escasa magnitud(mar rizada o picada, de 0 a 0'25
m de altura)a mar gruesa y muy gruesa (de 2'5 a 6 m de altura).
De fondo o swell. Olas que no están bajo la influencia directa del viento, a causa del cese de este, que
pueden desplazarse decenas, o incluso centenas de kilómetros desde su zona de origen y según la
dirección del viento sin ser mantenidas por éste. Son ondulaciones sinusoidales con gran simetría y
circularidad: crestas y senos redondeados, altura y espaciado uniformes. Suele ser un oleaje en proceso
de decaimiento o dispersión.
De temporal. Tiene el mismo origen que las “olas marinas”, pero son transportadas y mantenidas por el
viento de una zona tormentosa. La energía y rapidez del avance en los trenes de olas sobre los
rompientes, interrumpe transitoriamente el flujo de retorno provocando una “apilamiento” del agua y
una “invasión” de zonas mas alejadas tierra dentro. Puede llegar a ser un oleaje muy destructivo,
máxime si a los efectos del temporal se suman otros como mareas de tormenta(tide storms) u
ondulaciones debidas a diferencias en las presiones atmosféricas(surge storms). Son olas con longitud
de onda y periodo largos, de gran altura: desde arboladas(6 a 9m) a enormes(mayores de 14m).
Tsunamis. Oleaje asociado a la actividad submarina (tectónica, volcánica, deslizamiento), que desplaza
masas de agua a gran profundidad y origina olas en superficie con amplitud pequeña (alrededor de 1 m)
y gran longitud de onda(50 a 200 Km); pueden transportarse a largas distancias(centenas de Km) y
velocidades (hasta 800 km./h). En lata mar apenas es perceptible, sin embargo, al llegar a la costa sufre
una notable transformación: cuando disminuye la profundidad, esa energía acumulada debe
concentrarse en un volumen de agua mucho menor, lo cual implica mayor altura, pasando de 60-100 cm
a 15-30m. Son olas muy destructivas.
b) Según su frecuencia (Munk, 1951)
Olas capilares. Se deben al roce entre laminas de aire y agua en la misma fuente del viento; están
controladas por la tensión superficial del líquido. Son pequeñas rizaduras con morfología en V, cuya
longitud de onda es inferior a 1'73cm y su altura aproximada unos milímetros.
Olas de gravedad. Olas generadas por la transferencia de energía desde el viento al agua y controladas
por la masa movilizada. Su longitud de onda es superior a 1'73 cm. Incluyen a las olas marinas, de swell
y traslación o surf.
Olas infragravitatorias. Formadas mediante interacción entre olas. Tienen amplitud baja y periodos
largos.
Olas de periodo largo. Producidas por movimientos periódicos de baja frecuencia(mareas) y eventos sin
periodicidad (tsunamis y tormentas).
c) Según sus propiedades hidrodinámicas
Considera la transferencia energética desde la oscilación al desplazamiento o translación, con
la consiguiente removilización de material(Galvin, 1968). Aveces lo denominan oleaje de
translación, rompiente, surf, etc., y puede ser:
De derrame (spilling). Movimiento progresivo de atenuación en una onda y paso a la traslación; llegan a
presentar rupturas encadenadas.
De vuelco (plunging). Adelanto en cada cresta respecto a su base, perdida de sustentación y enroque,
ocasionando un vacío o “voluta”, con desintegración posterior y fuertes turbulencias.
Ondulada(surging). Formación de una cresa que no llega al “vuelco” y se diluye, al tiempo que es
adelantada por su base en avance hacia la zona de batida.
De colapso(collapsing). Caso mixto entre vuelco y ondulada.
Las mareas
El primero en dar una explicación satisfactoria al fenómeno de las mareas, que incluyera una
explicación de las oscilaciones de periodo semidiurno, fue Newton. Según su teoría, las
mareas se originan por la diferencia existente en cada punto de la tierra entre dos fuerzas
(figura 1): la atracción de la Luna (o el Sol) sobre dicho punto (que depende de la distancia al
satélite y por lo tanto es mayor en los puntos más cercanos a la Luna) y la fuerza centrífuga
que sufre al girar en torno al centro de gravedad del sistema Tierra-Luna (constante en todos
los puntos de la Tierra, pues todos ellos trazan un giro de idéntico radio en torno al citado
centro de gravedad).
Figura 1: Formación de la marea de equilibrio según la teoría de Newton. La composición de
la fuerza centrífuga de rotación (FC) en torno al centro de masas del sistema Tierra - Luna
(punto CG) con la atracción gravitatoria de la Luna (FG) produce una resultante (R)
responsable de la aparición de mareas. En el caso de un océano sin límites, la masa de agua
se deformaría hasta tomar la forma de elipsoide que aparece en la figura.
Figura 2: Formación del ciclo de mareas vivas (gráfico superior) y muertas (gráfico inferior) a
partir de la combinación de las mareas de equilibrio del Sol y la Luna. Durante las mareas
vivas los elipsoides se encuentran alineados, generando una marea alta igual a la suma de
los máximos.
Si suponemos una Tierra sin continentes, esta diferencia de fuerzas deformaría la masa de
agua, dándole forma de elipsoide alineado con el eje del sistema Tierra-Luna. Al girar nuestro
planeta sobre sí mismo, un observador situado sobre su superficie pasaría por dos máximos,
asociados a los extremos del elipsoide, y por dos mínimos, de forma que observaría una
marea semidiurna. Esta oscilación de un océano sin límite se denomina marea de equilibrio.
La combinación de los elipsoides generados por la Luna y el Sol es responsable del ciclo de
mareas vivas y muertas (figura 2).
El análisis armónico de las mareas está basado en la hipótesis de que las variaciones de nivel
del mar pueden ser descritas en función de un número finito de contribuciones armónicas de
la forma:
Donde Ai,j es la amplitud de cada componente (i) en el punto geográfico considerado
(j), gi,j es el desfase con respecto al máximo de la marea de equilibrio (más adelante
introduciremos este concepto) en Greenwich y wi es la frecuencia angular del armónico. Estas
frecuencias no tienen valores aleatorios, sino que vienen determinadas por los ciclos de las
fuerzas astronómicas que dan origen a las mareas.
Si la órbita de la Luna y la Tierra en torno a su centro de masas común fuese circular y su
plano coincidiera con el del ecuador de la Tierra, las oscilaciones se podrían describir en
función de un único componente armónico, denominado M2, de periodo 12 horas y 25
minutos (en el caso de incluir al Sol girando en el mismo plano, su influencia se podría incluir
por medio del armónico S2, con un periodo asociado de medio día). Afortunadamente, las
cosas no son tan simples. El hecho de que el plano de rotación de la Luna y el ecuador de la
Tierra no coincidan provoca que los dos máximos por los que atraviesa un punto de la
superficie no sean idénticos, generando una desigualdad diurna. Podemos imaginar que
existe un astro virtual que origina esta perturbación, y es el origen de un armónico diurno,
como el K1. Al existir multitud de variables que influyen en la forma del elipsoide y que sufren
continuos cambios, como la distancia de la tierra al Sol o la Luna, se necesitan una gran
cantidad de armónicos (y por lo tanto de cuerpos celestes virtuales) para explicar la oscilación
periódica del nivel de mar denominada marea.
Un análisis armónico completo de los datos de un mareógrafo tomados durante un año
incluye unos 100 constituyentes. Una vez realizado dicho estudio, la elevación de la superficie
Las corrientes de marea afectan dominantemente a los estuarios y zonas semiconfianadas en la costa;
allí donde la morfología resulta propicia, el ascenso-descenso llega a alcanzar velocidades de hasta 4
m/s. Con situaciones específicas, como ocurre en ciertos estuarios, al avanzar la marea provoca
corrientes de ascenso reflejadas por unas ondas de crecida con gran energía, los bores(a veces referidos
en castellano como macareos), que llegan a afectar al fondo originando requergos o canales de bores.
Las corrientes debidas al oleaje proceden del retorno del agua hacia el mar. Olas que inciden paralelas
a la costa dan lugar a corrientes divergentes, con desplazamiento a lo largo de la ribera, junto a otras de
retorno formando canales(regueros concentrados, de resaca o rip)que arrastran el material hacia el
dominio marino. Con oleajes en resonancia, interferencia del incidente y reflejado, aparecen modelos
más complejos de circulación; aunque similares a los anteriores en su conjunto, éstas son corrientes muy
dispersas y divergentes en toda la línea de ribera, por lo cual llegan a constituir un sistema casi
permanente de removilización. Finalmente, un oleaje incidente oblicuo consolida unos sistemas de
circulación en sentido único predominante: el resultado queda de manifiesto por los notables
desplazamientos, o “deriva”, en los materiales desde una zona a otra de la ribera, donde acaban
estabilizándose y desarrollan morfologías características.
Corrientes Litorales (basado en Shepard e Inman, 1950; Komar e Inman, 1970, y Komar
1976).
Esquema para corrientes de ribera(longshore currents) y resaca (rip currents); transferencia del agua
con retorno hacia la zona de batida del oleaje.
Corrientes de resaca con oleaje en resonancia desfasado 180º del incidente, lo que genera
“verdaderos ríos encauzados”, derrames, y transformación en la zona de rompiente.
superiores a un metro por segundo, a una profundidad de unos 100 m, en el ecuador. Existen
otras corrientes subsuperficiales semipermanentes donde se forma agua densa en cuencas
con umbral poco profundo: el agua densa supera este umbral creando una corriente hacia la
cuenca oceánica exterior. Son ejemplos típicos el flujo de agua pesada desde el mar
Mediterráneo hacia el océano Atlántico en Gibraltar y desde el mar Rojo hacia el océano
Índico en el estrecho de Bab-al-Mandeb. El agua densa también fluye hacia el océano Índico
a través de varios umbrales en la dorsal que une Groenlandia, Islandia y Escocia.
Aparte de esto, nuestros conocimientos de las corrientes subsuperficiales son difíciles de
compendiar porque son muy variables. El agua fría originada en el extremo norte del Atlántico
o en el mar de Weddell ocupa todas las cuencas profundas del océano, por lo tanto debe de
haber una corriente profunda dirigida hacia el ecuador, pero el camino que toma no está bien
establecido. Se piensa que en el Atlántico norte hay una cavidad profunda vertical-meridional
con agua que fluye hacia el Sur con temperaturas bajas. No hay una fuente de agua profunda
en el océano Pacífico, y la circulación relativamente lenta tiene lugar, en general, encima de
los 800 m: el agua cálida fluye hacia el Norte en Kuro-Shivo y vuelve en el Pacífico central y
oriental a temperaturas menores. El océano Índico tampoco tiene formaciones de agua
profunda. Se ha observado algo de flujo hacia el polo en forma de corrientes subsuperficiales
en las fronteras occidentales, como contracorrientes bajo la corriente del Golfo a
profundidades mayores de 2.000 m. En el resto del océano las corrientes promedio quedan
ocultadas por la variabilidad introducida por los remolinos oceánicos de tamaño medio. Se
parecen a depresiones y anticiclones meteorológicos, pero son menores (por lo general de
unos 100 m) y tienen corrientes del orden de 10 cm por segundo. Estas circulaciones suelen
durar unos 100 días y sus corrientes variables asociadas ocultan las corrientes medias más
pequeñas. Aunque la velocidad media de las corrientes oceánicas profundas es pequeña,
éstas transportan grandes cantidades de calor y de agua dulce, por tanto son importantes
para el mantenimiento del clima.
Morfología litoral: modelados erosivos y modelados constructivos
Modelados erosivos
Los modelados erosivos se dan principalmente por tres agentes importantes como son: Impacto y
sobrepresión de aire en el interior de las fisuras, por abrasión que se da por el rozamiento de los
fragmentos de rocas contra el sustrato rocoso y de los fragmentos entre sí, y por la refracción de
las olas.
Los modelados erosivos de las aguas marians son mas intensos en aquellas regiones costeras
formadas por zonas mopntañosas abruptas, con paredes verticales. El oleaje hace que las masas
del agua impacten sobre las rocas con gran energía. Esta erosion provoca meteorización física,
pero el agua salada del mar también prodeuce meteorización química de las rocas que baña. Los
acantilados erosionan su parte inferior produciendo socavaduras. En la parte superior aparecen
voladuras, que llegan a desprender sobre las aguas.
Las formas producidas por la erosion caracterizan costas, generalmente rocosas y abruptas, en
retroceso respecto del mar. Las mas importantes son los acantilados y las plataformas de
abrasión.
Para su formación se necesita un oleaje muy energético. Tienen una pared vertical, no puede ser
de un material de arcilla por ejemplo, porque se derrumbaría al estar en vertical, por lo que el
La acción mecánica del oleaje y de los fragmentos arrastrados, junto con la compresión del aire
dentro de las fisuras, va erosionando paulatinamente el acantilado. También puede existir una
acción química del agua originándose cuevas, arcos, islotes costeros, etc.
Una clasificación de las estructuras que se generna por erosion marina se daría de la siguiente
manera:
Entrantes
Salientes
y en base a su morfología pueden distinguirse en:
Abruptos
Llanos
Entrantes[editar · editar código]
Golfo[editar · editar código]
Golfo es un entrante de mar en la costa.
En este caso la parte terreste se apoya más al océano. Estas están rodeadas por agua por tres de
sus lados, más, por uno otro se unen con una masa de tierra regularmente por un istmo. Entre los
principales relieves costeros salientes están las penínsulas y los cabos o puntas.
Modelados constructivos
Variaciones eustaticas
El eustatismo es la variación del nivel del mar respecto a los continentes, supuestamente
inmóviles. Puede tener varias causas. La principal reside en las variaciones que puede
experimentar el volumen total de las aguas contenidas por las cuencas oceánicas, en razón de
los cambios climáticos, especialmente los más importantes y de largo periodo, representados por
la alternancia de las glaciaciones e interglaciares. El ejemplo de la glaciación de Würm es
elocuente: durante ese periodo la masa de las aguas marítimas evaporadas y
progresivamente congeladas sobre los continentes hizo bajar el nivel de los mares en unos 120 m
. A ese glacioeustatismo pueden sumarse los efectos deltermoeustatismo: el enfriamiento de las
aguas marítimas provoca su contracción en proporciones considerables, ya que 1 ºC en más o en
menos de la temperatura media de los mares provoca, respectivamente, una elevación o un
descenso de 2 m de su nivel general.
También existe un eustatismo diastrófico, debido a las deformaciones tectónicas de las cuencas
de los océanos tras el fenómeno geológico del diastrofismo. Así es como la elevación de
una cordillera submarina desaloja un volumen igual de agua por encima del nivel anterior.
Fluctuaciones del nivel del mar desde hace 542 millones de años, según dos estudios, los de Hallam et al. (en rojo)
y según los geólogos de la empresa Exxon (en azul).
N = Neógeno
Pg = Paleógeno
K = Cretásico
J = Jurásico
Tr = Triásico
P = Pérmico
C = Carbonífero
D = Devónico
S = Silúrico
O = Ordovícino
Cm = Cámbrico
Variaciones glacio-eustaticas
Los mares y los glaciares son dos eslabones de la cadena que constituye el ciclo hidrológico, en el
curso del cual el agua que se evapora en los océanos cae en forma de precipitaciones sobre los
continentes y es devuelta a los mares por la escorrentía. Si un periodo muy frío acumula y retiene
en los continentes enormes volúmenes de agua congelada, como ocurre durante unaglaciación,
los mares experimentan un déficit que se traduce en un descenso en su nivel. Inversamente, el
recalentamiento general de los periodos postglaciales, tiene como consecuencia la fusión y
retroceso de los glaciares (desglaciaciones) y el retorno a los mares de unos volúmenes de agua
que hacen subir su nivel. En ambos casos las masas de agua ya retenidas y restituidas son lo
bastante grandes como para modificar sensiblemente el perfil de las costas. Actualmente, a pesar
de hallarnos en un periodo interglacial de clima templado, la fusión del hielo de los inlandsis y
glaciares de montaña elevaría el nivel general de los mares entre 10 y 20 m, habida cuenta de
la compensación isostática, ya que los continentes, al ser aligerados por la pérdida del peso del
hielo fundido, se elvarían ligeramente respecto al sima en el cual flotan.
La existencia de vestigios de antiguos niveles marinos situados a 30 m por encima del nivel actual
indica que esa era la altura alcanzada por los mares durante el periodo interglacial de Mindel-Riss,
el más largo y cálido de los de la era cuaternaria. Recíprocamente, a la máxima extensión de los
glaciares cuaternarios ha debido corresponder un descenso del nivel de los océanos del orden de
100 metros.