Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Se le denomina feudalismo a la forma especial que adquirió la organización social de los países europeos, durante la
Edad Media y que consistió en la aparición de dos grandes clases: los Señores y los Vasallos. Tras la desintegración del
Imperio Carolingio, la debilidad de los reyes se hizo evidente. Sus sucesores se vieron obligados a ceder gran parte de su
autoridad a los condes y marqueses, para obtener su apoyo. Para asegurarse la lealtad de estos nobles, los monarcas les
entregaron tierras: los feudos.
Por otro lado, las invasiones de vikingos, sarracenos y húngaros aumentaron la inseguridad general, lo que obligó a los
reyes a encomendar a los nobles la defensa de sus territorios.
La crisis del poder y el clima de inseguridad, sumados a la decadencia del comercio y de la industria, contribuyeron al
nacimiento de un nuevo sistema social, económico y político, el feudalismo, y de una institución: la caballería.
El feudalismo se basó en una relación social característica: el vasallaje. A través de ella, un hombre poderoso ofrecía
protección a un hombre más débil que, a cambio, le juraba fidelidad. El primero era el señor, el segundo se convertía en
vasallo. El feudalismo alcanzó sus formas más características en los siglos XI, XII y XIII.
El señor feudal debía proteger a sus vasallos
Los castillos
Al comienzo los castillos eran de madera. Recién hacia el siglo XII se hicieron de piedra. El castillo se construía sobre una
cima y era un lugar amurallado y rodeado de un profundo foso salvado por un puente levadizo. En su interior había un
patio que comunicaba con las diferentes estancias del castillos: los pabellones para la tropa y los servidores, el almacén,
los establos y la capilla. La parte más importante era el edificio que servía de vivienda al noble y a su familia. En ella
destacaba la torre del homenaje, la de mayor elevación. La vida en el castillo resultaba generalmente incómoda e
insalubre debido a los rudimentarios medios de que se disponía, la escasa aireación y la falta de higiene. Asimismo, era
una vida monótona, sobre todo para las mujeres, que apenas salían del castillo.
Los torneos
Para compensar las horas de tedio en el castillo, los señores feudales organizaban con frecuencia cacerías y torneos. El
torneo era la diversión predilecta. Se celebraba en las proximidades del castillo, donde acudían numerosos nobles de
otras comarcas que instalaban sus tiendas ahí. Entonces, los guerreros más diestros y vigorosos se preparaban para el
combate. El torneo duraba normalmente dos días. El primero se dedicaba a los combates individuales entre los nobles:
cabalgando a gran velocidad dos nobles se enfrentaban, armados con una lanza de madera. El que derribaba a su
contendor, era el triunfador. El segundo día, en cambio, se celebraban enfrentamientos entre unidades completas de
guerreros. Con cierta frecuencia, algunas personas morían en los torneos. Aun así, a lo largo de este peligroso juego se
realizaban grandes banquetes y bailes.
El Vasallaje
La vinculación de relación social a la nobleza feudal se llamó vasallaje. El
origen del vasallaje, que fue un vínculo personal de hombre a hombre, se
remonta a los pueblos germánicos, cuyos miembros se vinculaban al rey por
lazos de fidelidad personal. En los reinos francos, el vasallo ofició de
guerrero y fue utilizado por los reyes, como Carlomagno, para afianzar su
poder en el reino.
En la época feudal, el vasallaje dejó de ser una práctica necesariamente vinculada al rey y pasó a convertirse en un
contrato o compromiso verbal entre dos hombres libres: el primero solicitaba protección al señor, y éste, más poderoso,
se la daba.
De esta manera, se fue formando una jerarquía social, cuya característica principal consistió en que los hombres libres se
convertían en vasallos de otros más poderosos.
El Feudo
A través del contrato de vasallaje, el vasallo adquiría de su señor un beneficio material: diversos objetos, un puesto de
importancia, el derecho a un cobro, a una renta o a tierras. Al comienzo, esta compensación se llamó beneficio. Luego se
llamó feudo y acabó por designar casi exclusivamente el beneficio en tierra.
En cambio, el feudo desprovisto de toda base territorial fue llamado feudo de bolsa y se presentaba bajo diversos
aspectos: podía consistir en la entrega de una suma de dinero al vasallo, o en una renta fija.
Cuando el feudo era una propiedad de tierra, tenía una extensión variable y albergaba las fuentes de riqueza
indispensables: agricultura, ganadería y explotación forestal. Se trataba de una unidad económica autárquica, en la que
se consumía lo que se producía.
El comercio, en cambio, fue casi inexistente. En ese entonces, las relaciones comerciales se limitaron, por parte del señor,
a la compra ocasional de objetos de lujo o mercaderes ambulantes, y por parte de los campesinos, a pequeños
intercambios entre vecinos. Asimismo, la producción artesanal declinó.
El señorío territorial
Todos los feudos giraban alrededor de la residencia habitual del señor
feudal: el castillo o la abadía. Los nobles raramente cultivaban todas sus
tierras. Por eso concedían una buena parte de ellas a otras personas.
Conceder la tierra equivalía a adquirir un poder: el de participar en los
recursos de las familias a quienes se les entregaba. La tierra cultivable
se dividía en tres partes diferentes:
La reserva eran las tierras de uso exclusivo de señor: él las explotaba directamente, empleando una mano de
obra en su mayoría servil. Todos los productos de la reserva caían en manos del señor.
Los mansos eran pequeñas parcelas confiadas a campesinos libres, colonos, que a cambio, trabajaban unos
determinados días al año para el señor y le daban una parte de su cosecha o dinero. También a los siervos se le
entregaban parcelas para cultivar, en ese caso se hablaba de mano servil.
Las tierras comunales de aprovechamiento común eran, fundamentalmente, bosques y pastos para el ganado.
La herencia de un feudo
El contrato de vasallaje podía renovarse entre los herederos: por eso el feudo también se heredaba. Para reglamentar
esta herencia, en casi todos los países se estableció una costumbre: la primogenitura. Sin embargo, como el feudo fue
cada vez más visto por el vasallo como un elemento de su fortuna personal, el vasallo intentó beneficiar a todos sus hijos
con sus bienes territoriales, y no sólo al mayor. Por eso, a la larga, los feudos tendieron a fragmentarse enormemente,
sobre todo en países como Francia y Alemania.
La Caballería
Desde el siglo XI, los combatientes a caballo se convirtieron en los protagonistas fundamentales de la guerra. El auge de
la caballería se debió, en gran parte, a algunas innovaciones técnicas como, por ejemplo, el estribo, que facilitó el
movimiento del jinete.
En su origen, los caballeros eran campesinos libres que podían comprar y mantener armas y caballos, lo que era
sumamente costoso. Estos hombres se ponían al servicio de los señores feudales, para formar parte de sus ejércitos
privados. Con el tiempo, la caballería se convirtió en un grupo cada vez más cerrado al que solo podían acceder los
nobles.