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Paidós Comunicación 1 20
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Philippe Dubois
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El acto fotográfico
De la Representación
a la Recepción
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11. L. Vikhes -!.u lectura de la imagen. Prensa line. tf',tT<.I/On estas acciones están comprendidas
12. A. Kornblit- Semiótica de las relaciones (mmliurn
13. G. Durandin- Lu mt'nrim m /u pro¡wg(indu pu/i!iw y en fu I'Uh!tcidud en el articulo 9 del Reglamento de
la Biblioteca y serán pasibles de
14. Ch. Monis- Fundamemo� dt' la ll!oría di! lus .1/f?nm
15. R. Pierantoni- Ei vio 1 la ideu FL,iología ,. hi.11uriu dt· la l'¡_,iún
16. G. Deleuze- !.a im"agt�n-mul'tmiemu. E11U.die.\ .\Obrt cine 1
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sanCion
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17. J Aumont \otro�- F,,rhicu del tine. E>paciofilmicu. monru_¡e. nurracilín, lmgucye
18. D. McQuaCI fmrtJducción a fu /<'urí,¡ de lu cumunícanón de nw.1a.1 Barce
19. V. Mosc o - Funta>ÚJS dectrómcw. Criricu de lus tt'cnolugw.1· rk fu ÚJ_(i,nnucllín
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Indice
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ISBN: 84-7509-379-5
Depósito legal: B-9.114;1986
Impreso en Huropesa:
C/. Recaredo. 2: 08005 Barcelona
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Introducción
Denis Roche 1
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1¡ E L ACTO FOTOGRAFICO 12 13 INTRODUCCION
!
losófico, que se realizaba «en ausencia del hombre))' 1 implica de he en e l rectángulo central rodeado por la cinta adhesiva; por otra par
cho ontológicamente la cuestión del sujeto. y más especialmente del te, los acontecimientos expuestos son los mismos que han constitui
sujeto en marcha. do la obra tal como la vemos. En otros términos las cinco polaroids
nos restituyen la historia de la obra al mismo tiempo que la crean.
Considere rr�_o: ahora la imag�n que figura en la primera página. Son a la vez el acto mismo y su memoria. Además, a través de la
Abre emblematicamente este libro al que contiene. en cierta for simple observación de las fotografías. el espectador puede desmon
ma, por entero. Se trata de la reproducción l fo t o ráfica) de una o
tar la fabricación de la obra (la recepción constituye aquí la inver
obra del artista canadiense Michael S nov.· . real i zad <-� en 1<16Y y titu sión exacta de la producción: reversibilidad de los procesos ) . Con
lada A uthorizarion. Describir esta ohw no es cosa fácil. y justámen viene por lo tanto seguir precisamente, a partir de lo que se ve, el
te porque no es simplemente u na imagen, un a foto, siño más bien proceso de elaboración de A uthorization.
un dispositivo (una instalación, para retomar un término del arte
contemporáneo), que pone en situación, �c gú n una e st r a te gia com Snow se ha provisto en primer lugar de un espejo, al comienzo
pleja que voy a describir, tanto al fotógrafo como al que m rra la fo virgen de todo lo que vendrá a adherírsele poco a poco, cuyas di
tografía. La obra de Michael Snow cstú conce bida en efecto. de mensiones son casi proporcionales al formato de una fotografía po
tal f�rf!la que fina lrr� e.n_,t e no nos muestra otra cosa que sus propia� laroid. Sobre este espejo, aproximadamente en e l centro de su
.
condiciones de apanciOn y de recepción. Las tres preguntas funda superficie, Snow ha determinado a continuación un espacio rectan
mentales que se plantean a toda ohra de arte (¿qué es lo q ue hav gular que corresponde exactamente a un ensamblaje por los bordes
repr �sentado?, ¿cómo ha sido producido?, ¿cómo es percibido?) sé de cuatro poleroids agrupadas dos a dos (siendo el rectángulo inte
convierten aqut_ en una sola. Por tanto . describir esta ohra desde el rior siempre proporcional al mismo formato). Ha circunscrito este
punto de vista del espectador )-' siguiendo al mismo tiempo el de espacio con ayuda de cuatro trozos del adhesivo gris. que ha roto
sarrollo de su percepción es. en el mismo movimiento. seg uir el en sus extremos y que ha montado cruzándolos alternativamente
proceso por el cual esta obra ha sido constituida. Por eso Authori (un extremo por arriba, el otro por abajo), para producir un efecto
zation -autorretrato fotográfico- es mu cho más que una fot o : es de espiral sin principio ni fin. Por último, ha dispuesto una máqui
,
na fotograflca polar01d JUsto enfrente del espej o, a una distancia y
una puesta en acción de la fotografÍa misma.
a una altura tales que el marco de cinta adhesiva se inscriba justo
dentro del campo visual delimitado por el visor. Y ha determinado
Pongámonos pues frente a la obra, tal como puede v é rsela en la
l a puesta a punto del aparato no sobre el plano del espejo mismo
Galería Nacional de Canadá (Ottawa). Y dejémonos llevar. A pri·
(por eso el marco de adhesivo en las polaroids se verá siempre flou)
mera vista todo parece muy snnple: un gran espejo encerrado en
smo sobre l a imagen reflejada, virtual , del aparato y de sí mismo
un marco de �letal (54:6 x 44.5 cm) sobre el que se han pegado
cuando tiene el ojo pegado al visor (esta distancia, se sabe, es
cu�co �oto�raflas polarm ? en blanco y negro una hicn alto en la c:-.
aproximadamente el doble de la otra). A partir de ahí, todo está
.
quma rzqmerda del espeJO y las otras cuatro unidas en el centro for
en su lugar._ Sólo hay que hacer funcionar la máquina. Michacl Snow
mando un rectángulo, que a su vez se halla enmarcado por cuarro
t?ma un pnmer cliché. A continuación lo fija (el desarrollo instan
trozos de cinta autoadhesiva gris pegado� sohre el espejo. Por su
ta�eo tiene aquí una importancia decisiva) en el cuarto superior iz
puesto, el efecto de simplicidad de bricolage de este dispositiYo de
qmerdo del rectángulo de adhesivo. El espeJO ya no es virgen. Snow
saparece de repente. para dar paso a la fascinació n. cuando uno se
se ha � eproduCido en él. El campo visual fotografiable por el apa
da �uenta. al observar atentamente los cinco clichés. que é stos en
rato solo es ahora reflectante en un 75 % (la foto se ha comido el
realidad deben leerse en una estricta progrc-s.ión cronológica: por _
. espeJo). Luego Snow toma un segundo cliché, que capta pues al pri
una par.te: son el reg1�tro de una serie pre\'iamcntc ordenada de
acontecimientos que se pr od ucen en el espejo. en su lugur mismo, �ero, y lo fiJa a la derecha de éste sobre el espejo. Procede así mc
todicamente en otras dos tomas. sin cambiar nada ni del encuadre
ni de la puesta a punto. mientras cada cliché va recogiendo los an
5612. A�dré Bazi1�: «Todas las arte� c�t..ín f'.lmlad.J� en la pn.: �cn�·ia del hombre. tenores �y volviendo a reproducir por tanto las fotos ya fotogra
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h_o en la fotograf �� gozamo s de su Jlbt'ncra». en OntoiO!!IC t!e l'imuge p!wrogm
fiadas en l �s �ntenores: un efecto de puesta en ahismo. hasta que
�·- a·,, ('"rf 1'-n.::;
p ¡que, 1945; tamb1en en Qu _ e.\t-re r,¡ue le ciJI('ma'1. . \ul ¡ P·rr1\ E·' �-- -
las cuatro Imagenes llenan completamente el rectángulo central,
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pág.l5.
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EL ACTO FOTOGRAFICO 14 15 INTRODL:CCIO»;
ocupando así todo el campo visual del aparato y anulando al mis la reduplicación en abismo y sobre todo es realizado por procedi
mo tiempo el poder de reflexión del espejo en esta zona. Nada pue mientos fotográficos. en particular por el notable juego con la
de moverse en lo sucesivo. El campo del espejo está cerrado. La puesta a punto que conduce aquí a una pérdida progresiva de la de
foto lo ha invadido todo. Todo está detenido. Sólo le queda a Snow finición de la imagen: una vez establecida la situación inicial en re
un cliché por tomar, el quinto. que registra el todo («el estado de lación con la imagen reflejada, y manteniendo luego esta regula
las cosas») -sin modificar todavía la regulación ni la posición. Esta ción, Snow volvía borroso desde el principio, y volvía un poco más
última imagen, la colocará bien alto. en el ángulo izquierdo del gran borroso en cada paso, en cada nueva toma. todo lo que se encon
espejo. El proceso está cerrado. Podemos mirar la obra <<termina traba en el plano del espejo, es decir. las imágenes fotográficas que
da» (es decir, deshacerla, y al hacerlo. rehacerla, etc . ) . allí pegaba, y que refotografiaba. Justo al final. en la quinta ima
gen, después de cuatro capas de imprecisión, la primera imagen y
S e ve bien lo que hay en juego en este dispositivo: un asunto de todas las que le han seguido. se han vuelto prácticamente ininden
tiempo y de registro. un asunto de sujeto y de máscara. un asunto tificables. Tanto que, finalmente, en lugar de tener infinitamente
de muerte y disolución. Hay dos imágenes y dos temporalidades. multiplicada la imagen completa de su rostro. en lugar de su efigie,
Está e l espejo. que ofrece una representación siempre en directo, sólo puede verse un polvo de partículas argénticas. Ni siquiera una
que remite siempre únicamente al aquí y ahora en curso, al presen máscara mortuoria. La momia ha sido reducida a cenizas. Disolu
te singular de lo que se está mirando (de ver y ser visto). Y está la ción total del sujeto por y en el acto fotográfico mismo. Imagen-ac
foto, siempre en diferido, que remite siempre a una anterioridad, to.
la cual ha sido detenida, fijada, en su tiempo y en su lugar (y el po
laroid no cambia nada de este retraso ineluctable de la foto; por el Y el dispositivo no se detiene allí (¿pero es que se detiene algu
contrario, sólo exacerba su imposibilidad efectiva de recuperar na vez?) . E n efecto todo lo que acabo de describir concierne úni
el tiempo). E l autorretrato funcionará a partir de la tensión entre camente a la representación fotográfica (la cual nos muestra su pro
estos dos universos. Al mirarse en el espejo vacío, Snow está en el ceso mismo de elaboración: lo que sucede en las polaroids es aque
presente puro de la visión inmediata. Captar este instante de total llo por lo cual éstas han llegado a ser lo que son). Pero estas fotos
presencia para sí mismo, captarlo, registrarlo, convertirlo en pelí justamente, con toda su historia. no nos son presentadas simple
cula, es comenzar el proceso que, ciertamente, hará existir el au mente como unas fotos cualesquiera. Nos son presentadas aquí en
torretrato, que erigirá la efigie, que instalará la autocontemplación el lugar mismo de sus hazmlas. es decir. pegadas sobre el espejo
en el tiempo inmóvil de la fotografía, pero . al mismo tiempo, es con por el cual han sido producidas y al que ellas representan. Fotos in
denar también l a relación inmediata consigo mismo, es destinarla a situ integradas a un espejo real (hay por tanto espejo en ambos la
ser siempre perecedera, es comenzar a hacerla desaparecer dentro dos de la foto: adentro y afuera -y es el mismo espejo), que con
y bajo la imagen. vierten evidentemente a la obra en una verdadera instalación en que
el espectador se encontrará, cada vez que ponga la mirada sobre el
Este es el proceso que nos muestra la obra de Snow. Desde la dispositivo, atrapado' en la máquina (la maquinación).
primera hasta l a quinta foto. se asiste al recubrimiento progresivo
de su imagen especular por las fotografías que han captado esta ima Esta presentación como espejo de los clichés. introduciendo al es
gen misma. He aquí al sujeto. él mismo presente en el instante efí pectador (el tiempo instantáneo y existencial de la visión) en la obra
mero y fugaz del reflejo, helo ahí poco a poco sepultado bajo su misma, no sólo hace que la obra varíe. cambie. se transforme ante
propia reproducción, devorado, borrado. un poco más en cada cada una de las miradas que se fijan en ella, sino que establecerá
mira, en cada toma. por la representación petrificada de instantes sobre todo un juego complejo de relaciones entre el fotógrafo (fo
por é l siempre superados. Pues cuanto más intente inscribir su re tografiado) y el que mira (reflejado); esta presentación mezclará el
lación consigo mismo. recuperar su retraso. más se hundirá, más se all: torretrato pasado de Snow con el autorretrato presente del que
mtra.
borrará, más desaparecerá bajo el papel de los clichés, como un
cuerpo momificado cubierto lentamente por las vendas.
Aquí el autor hace un juego de p alabras con prise (toma de una f oto) y pris
(tomado ap resa do). [T.]
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EL ACTO FOTOGRAF!CO 16 INTRQD¡;CCION
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¿Cómo se realiza en realidad el acto de la mirada sobre esta obra, generado, ofrece también a nuestra contemplación aquello por lo
cuando un espectador es llevado a hacer esa experiencia al entrar cual ella se mira y se contempla (aquello que, en los dos casos, de
en l a sala de la Galería Nacional de Ottawa donde está colgada Au semboca en una imposibilidad. una aporía, una falta, una desapa
thorization? Como es tradicional (es la posición de «diálogo con la rición). Como subrayaba al comenzar, en la medida en que este dis
obra») el espectador se coloca justo enfrente del dispositivo, es de positivo no nos m_u�; tra finalmente '?� ra cosa que sus yropias con
cir, una vez que se percibe de ello al echar una ojeada sobre las fo diciones de apanc10n y de recepc10n, puede constderarse que
tos, colocándose exactamente en el lugar que ocupaba Snow en el Authorization (aquello que autoriza el autor: autorización) e" mu
momento de la producción. Pero no se encuentra exactamente en cho más que una simple foto: es la puesta en acción de la fotografía
l a misma situación que Snow. Se ha establecido diferencia tempo misma. Y es por ello que sirve de emblema a este libro.
ral, diferencia que es absolutamente fundamental puesto que a tra
vés de ella la obra existe y va a definir toda la relación entre el fo
tógrafo y e l espectador. En efecto, a diferencia de Snow en el mo
mento en que iba a comenzar l a construcción de Authorization, el
espejo que e l espectador tiene delante de é l no es virgen. En su par
te central, se halla ya cubierto de fotos -de fotos de Snow v no
suyas (aun cuando esas fotos nos muestren la desaparición prÓgre
siva de la imagen de Snow por aquello mismo que las hace posi
ble ) . Por tanto, colocado frente a esta obliteración de la reflexión
(la obra ha sido colgada de tal forma que la superficie ocupada por
las cuatro polaroids centrales se sitúa a la altura del rostro del es
pectador medio), el espectador-voyeur' no puede verse como ima
gen en el espejo, más exactamente no puede ver su rostro refleja
do. En lugar de éste, no puede mirar más que el rostro del otro,
de Snow, rostro que está ahí, rostro (del) pasado, rostro que ahí es
ya pasado, repetidas veces, rostro que parece haber corrido tras de
sí mismo, como para alcanzar el tiempo (perdido) y que justamen
te no ha podido sino perderse, hundirse en el abismo, ocultarse bajo
sus propias desapariciones, hasta la disolución absoluta de toda efi
gie. Y es posible que, entonces. la presencia de estas fotos en un
espejo real, que capta (al menos parcialmente. sobre sus bordes) la
tmagen stempre presente de cada espectador que vierre a ver(se ) ,
s �a una última maniobra para intentar alcanzar el presente. Como
st, hundiéndose un poco más en cada toma en la huida de un pa
sado que é l creía poder colmar, Snow no hubiera podido mantener
fmalmente su autorretrato fotográfico más que como lugar, más que
sustituyéndose por obliteración al rostro mismo del espectador_
cuya mirada hace existir ciertamente su obra. pero cuyo voyeuris
mo narcisista (cualquier mirada en una obra es narcisista) se en
cuentra a la vez (de)mostrado y frustrado.
Así, la obra de Snow, por la acción conjugada de la fotografía
Y del espejo, al mismo tiempo que nos da a conocer lo que la ha
•
1. De la verosimilitud al índex*
Pequeña retrospectiva histórica sobre la cuestión del
realismo en la fotografía
"' El autor utiliza índex en el original. Aunque en ca�tellano el equival ente sería
indice, hemos optado por respetar la p alabra del texto franc6 . [E.]
. 1. Rudolf Arnheim: «Ü n the Nature of Photography» (texto inglés con traduc
_
ció n Italiana) en Rivista di storia e critica delta fotografía, II. 2. 19Rl. pág. 12. Tra
_
duc�tón francesa por y en P hilippe Duhoi�. De la photographie. Anthologie, Licja.
sec ct ón Información y Artes de difusión. 1982. "JSO págs . . págs. 107-P:i .
•
E L ACTO FOTOGRAF!CO 20 21 DE LA VEROSIMILITUD AL JNDEX
absolutamente singular. Y esta virtud irreductible del testimonio 3) la fotografía como huella de un real (el discu:so del index y la
descansa principalmente en la conciencia que se tiene del proceso referencia). Este movl!mento de deconstruccwn (semwlogrca) y
mecánico de producción de la imagen fotográfica, de su modo es de denuncia (ideológica) de la impresión de realidad. por útil
pecífico de constitución y de existencia: lo que se ha llamado auto v necesario que haya sido. nos deja sin embargo un poco insa
matismo de su génesis técnica. Si se admite a menudo con bastante Íisfechos. Algo singular subsiste a pesar de todo en la imagen
facilidad que el explorador puede fabular relativamente al regreso fotográfica, que la diferencia de los otros modos de representa
de sus viajes y así elaborar, por ejemplo para impresionar a su au ción: un sentimiento .de realidad ineluctable del que uno no
ditorio, relatos más o menos hiperbólicos en los cuales la parte de llega a desembarazarse a pesar de la conciencia de todos los có
fantasía y de imaginación son difícilmente despreciables, la fotogra digos que allí están en juego y que han procedido a su elabora
fía, por el contrario al menos ante la doxa y el sentido común, no ción. E n la foto, dice R. Barthes en La chambre claire,2 <<el
puede mentir. La necesidad de <.:ver para creer)> se encuentra allí sa referente se adhiere», a pesar de todo. Frente a la imagen foto�
tisfecha, La foto es percibida como una especie de prueba, a la vez gráfica, no se puede evitar lo que J . Derrida califica, en La vé
necesaria y suficiente, que atestigua indudablemente la existencia rité en peinture, 3 de «proceso de atribución» por el cual inevita
de lo que da a ver. blemente se remite la imagen a su referente. Por eso es necesa
rio proseguir el análisis, ir más allá de la simple denuncia del
«efecto de real»: es necesario interrogar según otros términos la
E n el presente capítulo me propongo hacer un recorrido históri� ontología de la imagen fotográfica.
co de las diferentes posiciones sostenidas a lo largo de la historia
por los críticos y teóricos de la fotografía respecto a este principio En este estadio se sitúan ciertas investigaciones actuales postes
de realidad propio de la relación entre la imagen fotoquímica y su tructuralistas (y ésta misma), que han encontrado apoyo, por ejem
referente. Por cierto, sé muy bien que el problema es antiguo, al
-
1) la forografía como espejo de lo real (el discurso de la mimesis). l. La fotografía como espejo de lo real
El efecto de realidad ligado a la imagen fotográfica se atribuyó
de entrada a la semejanza existente entre la foto y su referente. Se trata aquí del discurso primero (y primario) sobre la fotogra
La fotografía, al comienzo, es percibida por el ojo natural como , �ste dtscurso empezó ya a plantearse íntegro desde comienzos
fta.
un «análogo» objetivo de lo real. Es por esencia mimética; del siglo XIX (se sabe que el nacimiento de la práctica fotográfica
s� VIO acompañado de golpe por un séquito impresionante de
dtscursos). El conjunto de toda� esa� declaraciones. de todo ese me
2) la fotografía como transformación de lo real (el dircurso del có·
talenguaje, si bien encerraba declaraciones con frecuencia contra
digo y la deconstrucción). Pronto se manifestó una reacción
dictorias, incluso polémicas -tan pronto de un pesimismo oscuro,
contra ese ilusionismo del espejo fotográfico. El principio de rea
lidad fue designado entonces como una pura <(impresión>>, un
. 2. Rc�land Barthes: L a dwmbrr c!aire. Xnte sur fa phorogruphie, París. coedi
simple «efecto>•. La imagen fotográfica, se intentaba demostrar, ctón Cahters du Cin érna -(ja J!Jmard-Senil. 19SO. pág. lS.
no es un espejo neutro sino un útil de transposición , de análisis. 3. J �cques Dernda: La Véiité rn peinrure. París. Flammari on. coL Champs. 1978.
de interpretación, incluso de transformación de lo real. en el mis 4 . Charle� Sandcrs Peircc: í:crits srn le �igne ( recopilado s. traducido s y prescn
mo sentido que el lenguaje, por ejemplo, y. como él, cultural
mente codificado; • t odo pags. 138-1 65. Todo esto sed desarrol z
ta�os � or Gérard Dckdalk). Parí �. Seuil. Col . L'or
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1
EL ACTO FOTOGRAFICO 22 23
DE LA VEROSIMILITUD AL INDEX
como francamente entusiastas- no dejaba de compartir una con Inútil glosar en extensión este texto tan conoc ido. Pero vale la
cepción general bastante común: la fotografía, ya se esté en favor pena seña lar sólo hasta qué punt o tiene valor de síntoma del ver
o en contra, es considerada masivamente como una imitación, y la dadero traum atism o que la aparición de la fotografía provocó en
más perfecta, de la realidad. Y esa capacidad mimética, según los los artistas y e n toda la sociedad del siglo XIX. La muta ción técni ca
discursos de la época, la obtiene de su misma naturaleza técnica, es enorm e. Desp ierta todo un fondo mitológico. hecho de temo r y
de su procedimiento mecánico, que permite hacer aparecer una ima de atractivo a l a vez (es l a ambivalencia característica de Baud elai
gen de forma «automática», «objetiva», casi «natural» (según las re quien, al mismo tiempo que denunc iaba con virulen cia el gusto
únicas leyes de la óptica y de la química) sin que intervenga direc de l a multitu d por la fotografía, no por ello dejó de retratar se va
tamente la mano del artista. En este sentido. esta imagen «ajeiro rias veces, por Nadar y Carjat, con el éxito sabido, y manifestó rei
poiética» (sine manu Jacta, como el velo de Verónica) 5 se opone ter ada me nte e l deseo -m uy edípico de tener el retrato fotográ
madre) 7 E n esta oscilació n. la actitud de Baudela ire es
siempre a la obra de arte, producto del trabajo, del genio, y del ta fico de su
lento manual del artista. ejempla r: el «nuevo soh adorado por la multitud idólatra es sin
duda l a luz que entra en la caja oscura, imprime la imagen , sin que
A partir de esta divergencia (foto contra obra de arte) y de esta e l fotógrafo esté allí para nada: él se contenta con asistir a la esce
concepción mimética, todo el discurso sobre la foto de la época co na, no es más que el ayudante de la máquina . Una parte de la crea
mienza a funcionar y a resaltar, tan pronto en la denuncia como en ción su parte esencial. nodal, constitutiva- se le ha escapado.
el elogio. Baudelaire, e n su muy famosa diatriba, se coloca a la ca Todo e l siglo XIX, bajo el impulso del romanticismo, es trabajado
beza de los primeros: por las reacciones de los artistas contra e l poder creciente de la in
dustria técnica e n e l arte, contra el alejamiento entre la creación y
«En materia de pintura y de estatuaria, el Credo actual de la e l creador, contra la fijación sobre lo «siniestro visible» en detri
gente de mundo, sobre todo en Francia (y no creo que nadie mento de las «realidades interiores» y de las «riquezas de l a imagi
se atreva a afirmar lo contrario) es éste: "Creo en la natura nación» y esto, en un momento en que la perfección imitativa s e en
leza y sólo e n la naturaleza (y hay buenas razones para ello). cuentra acrecentada y objetivada.
Creo que el arte es y no puede ser otra cosa que la reproduc
ción exacta de la naturaleza ( ... ) . Así l a actividad que nos pro Menos virulentas sin duda, pero inspiradas en la misma lógica,
porcionara un resultado idéntico a la naturaleza sería e l arte son estas declaraciones netamente discriminativas de un gran con
absoluto". U n Dios vengador ha satisfecho los deseos de esta temporáneo de Baudelaire, Hippolyte Taine:
multitud. Daguerre fue su Mesías. Y entonces ella se dice:
"Puesto que la fotografía nos da todas las garantías deseables «. .. la fotografía es el arte que, sobre una superficie plana,
de exactitud (¡y se lo creen, los insensatos'). el arte es l a fo con líneas y tonos, imita con perfección y ninguna posibilidad
tografía". A partir de ese momento, la sotiedad inmunda se de error la forma del objeto que debe reproducir. Sin duda
precipitó, como un único Narciso, para contemplar su imagen alguna la fotografía e s un instrumento útil para el arte pictó
trivial sobre el metal. Una locura, un fanatismo extraordina rico. E s utilizada con frecuencia con gusto por personas cul
rio s e apoderó de todos esos nuevos adoradores del sol.»6 tas e inteligentes, pero, a fin de cuentas, por nada del mundo
5. Recordemos que el velo de la Verónica (o si se p refiere, para í. e r más histó 7. Vale la pena citar la muy hermosa carta que Baudclaire escribió a su madre
rico, el Santo Sudario de Turín) puede ser considerado, con su «impresión en ne en 1865: <<Me g ustaría tener tu retrato. Es una idea que se ha apoderado de mí. Hay
g ativo�·. con su «efecto cautivante de realismo». con su valor de reliquia y de feti- u n excelente fotóg rafo en El Havrc. Pero temo que �sto ahora no sea posible. Sería
7 he, como una esp ecie de p rototipo de la fotog rafía. Una imagen obtenida por necesario que yo estul-- iera presente. Tú no entiendes de ell o, todos los fotógrafos,
t mpregnación directa del modelo sobre el soporte. sin ninguna intervención de la aunque sean excelentes. tienen manías ridículas: consideran que es una buena ima
mano en la aparición de la rep resentación. Se puede encontrar una elaboración li gen una imagen en que todas las verrugas. todas las arrugas, todos los defectos. to
teraria de este tema en la novela corta de Miche\ Tou rnier. Les suaires de Véroni das l� s trivialidades del rostro se hacen visibles, mu y exageradas: cuanto más dura
que (en Le Coq de Bruyere, París, Gal\imard. Col. Fotio, 1982, págs. 153-172). es la tmagen, más contentos se quedan. Además. vo querría que el rostro tuviera al
6. Charles Baudelaire: «Le pú blic moderne et la p hotog rap hie». en Salon de menos la dimensión de una o dos pulgadas. En P arís no hay nadie que sep a h acer
1�59. También en Ch. B . Curiosités esthétiques, París, Garnier. Col. Classiqu es Gar 1� q� e yo deseo, es decir. un retrato exacto, pero que renga la inde.fi"rlición de un
mer, 1973. dibUJO. Bueno, ya p ensaremos en esto ¿verdad'?,, .
.
•
EL ACTO FOTOGRAFJCO 24 DE LA VEROSJMILITCD AL INDEX
25
pretende compararse con la pintura.» (Philosophie de l'Art. la división que Baudelaire establece con vigor entre la fotografía
1865, t . 1, pág. 25.) '
como simple instrumente: d� una. me� nor! a documental de lo r�al �
el arte como pura creacwn , rmagmana . El papel de la fotograf!a es
Con una ideología como ésta aparece en seguida la necesidad de servar las huellas del pasado o ayudar a las crencws en su es
separar las cosas, de marcar bien las diferencias. de denunciar las
confusiones, reservando a cada práctica su campo propio: el arte
�� rzo por aprehender mejor la realidad dd . mundo. Baudelaue en
otros términos, dentro de la tdeologia e� t� ttca de su epoca, vuelve
aquí (la pintura). la industria allá (la foto) . Baudelairc es aún más
a poner claramente la fotografía en su srt10: es una ayudante (una
explícito: "
«Servidora») d.e l a memona, el �1mple test1momo de lo que ha std� .
«Estoy convencido de que los procesos mal aplicados de la fo Sobre todo la fotografía no debe pretender <�avanzar» sobre d.omi
.
tografía han contribuido en gran medi da. al igual por otro lado nios reservados a la creación artística. L� que . s?snen � sen:epnte
afirmación es evidentemente una concepc10n , ehttsta e tdeahsta del
que todos los progresos puram ente mate riales. al empobreci
mien to del genio artístico francés, de por sí tan escaso ( . . . ) . arte como finalidad sin fin, libre de toda función social y de todo
Digo esto en el sentid o de que la indus tria, al hacer irrupción anclaje en la realidad. Una obra no puede ser para Baudelarre, ar
en el aríe, se convierte en su enem iga mortal y la confusión tística y documental a la vez, puesto que el arte es def!mdo como
de funciones impide que ningu na sea bien cump lida ( . . . ) . Si eso mismo que permite escapar de lo real.
se perm ite a la fotografía suplir el arte en algunas de sus fun
La aversión de Baudelaire frente a la corriente realista y natu
cione s, pront o lo habrá suplantado o corrompido por comple ralista y frente a la ideología cientificista en auge. guía evidente
to, gracia s a la alianza natur al que encon trará en la estupidez
mente su punto de vista. Su reacciói _I ante la fotogra�ía va unida ��
de la multit ud. Es necesario pues que la fotografía cumpla con
hecho de que reconoce en la mayona de las produccrones fotogra
su verdadero deber, que consiste en ser la servidora de las cien
ficas de su época la fuerte imposición de la ideología naturalrsta
cias y las artes, pero la servidora más humil de, como la im
(vuelvan a leer el final de la carta a su madre, crtada en la nota 7) .
prent a y la estenografía. que ni han creado ni han suplan tado
En el juego complejo de su ambivalencia, parece pues que lo que
a la litera tura. Que enriqu ezca con rapidez el álbum del _
Baudelaire estigmatiza ante todo no es tanto el mcdto en st mtsmo,
viajer o y preste a sus ojos la precisión que faltaría a su me
como sus utilizaciones dominantes.
moria , que adorne la biblioteca del naturalista. exagere los
anima les microscópicos, fortalezca incluso con algunas ense Contrariamente a las posiciones de un Baudelaire, es decir en el
ñanza s las hipótesis del astrón omo; que sea. en fin. la secre otro extremo del espectro de estos discursos del siglo XIX sobre la
taria y el archivo de quien necesite en su profesión de una exac fotografía, hay toda clase de afirmaciones y de declaraciones, esta
titud material absoluta: hasta ahí. no hay nada mejor . Si salva vez resueltamente optimistas. incluso entusiastas. que proclaman la
del olvido las ruinas correspondientes. los libros , las estam liberación del arte por la fotografía. Estos discursos positivos, de he
pas y los manuscritos que devora el tiempo. las cosas precio cho, descansan exactamente en l a misma concepción de una sepa
sas cuya forma va a desaparecer y que exigen un Lugar en los ración radical entre el arte, creación imaginaria que tiene su propio
archivos de nuestra memoria: entonces se le agradecerá v
� .
fin en sí, y l a técnica fotográfica, instrumento fiel de reproducción
aplaudirá. Pero si �e le permite avanzar sobre el terreno de
lo impalpable y de lo imaginario, sobre todo aquello que sólo
mismo en que la corriente, rc::llista Juego naturalista, comienza a imponerse. que tien
vale porque el hombre añade allí su alma. ¡entonces desdicha de a generalizarse la técnica fotográfica. La emergencia de una técnica nueva s� tns
dos de nosotros!» cribe siempre en un marco sociohistóril:o determinado. que re..ponde a apuestas ideo
lógicas relativamente precisas. Sobre este tema véase por ejemplo. � e una I?-anera
_
Este fragmento también es esclarecedor en lo que respecta a las general, la serie de artículos de Jcan-Louis Comolli. titulada <<Techmque et !deolo
circunstancias de aparición de una técnica. (.) Es preciso señalar aquí gie», y aparecida en los Cahien du Cinéma, n . ' 229 (mayo 1971), 231 (agosto-sep
tiembre 1971). 233 (noviembre 1971). 234-235 (diciembre 1971. enero-fehrero 1 972)
Y 241 (septiembre-octubre 1972). Para consideraciont'S más precisas sohre la emer
8. Charles
Baudclaire: «Le public moderne et l a photographiC•>. art. rir. gencia y la exp ::msión extraordinaria de la fotografía en el siglo XIX. véase André
9. De modo que. en realidad, no e� por imignificantc que sea en el momento •
Rouille: L'Emptre de la Photogruphic. Phorographie cr po¡¡mir bourgeoi5 l839-1870,
París, Le Sycomore. 1982.
EL ACTO FOTOGRAF!CO 26 27
DE LA VEROSIMIL!TCD AL INDEX
de lo real. Lo que ha cambiado es la connotación de los valores cua nto a la cita de An dré Ba zin , la hem os tom ado de su tex
En
pero la lógica sigue siendo la misma : por ser una técnica mejor adap: (im por tan te por otr a par te) sobre da ontología de la imagen fo
t
tada que la pmtura en la reproducción mimética del mund o, la fo
tografía se ve rápidamente designada para, en adelante, tomar a su
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t gráfica>> (194
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ién este tipo de dis
s adelant: . maugura
cur so «lib :
c� rgo todas las fu�ci�n_es sociales y utilitarias hasta entonces ejer mis mo tiem po la pro ble ma llca a otr os dat os mu chos mas actuales:
al
ctd �s por e! � rte ptctonco: E s así como veremos a los antiguos re
tratistas oflcrales convertirse en fotógrafos profesionales. Walte r «La fotografía, al consumar lo barroco, ha liberado a las ar
Benja mm, en un ensayo histórico premonitorio sobre el cual vol tes plásticas de su obsesión por la sem ejanza. Pue s la pintura,
veré más adelante, señalaba por ejemplo: en e l fondo, se esforzaba en vano por crear una ilusi ón y esta
ilusión bastaba al arte, mientras que la fotografía y el cine son
�<Desde el instante en _ que Daguerre tuvo la posibilidad de fi descubrimientos que satisfacen definitivamente y en su esen
Jar las figuras en la camara oscura, los pintores, en este pun cia mism a la obsesión del realismo ( . . . ) . Liberado del com
to, fueron desplazados por el técnico. La verdadera víctima plej o de l a sem ejanza, el pintor moderno cuyo mito actual
de la fotografía no fue la pintura de paisajes, fue el retrato es Picasso lo abandona al pue blo, que lo 1denhflca desd e
en mrmatura. Las cosas fueron tan rápido que, desde 1840, la ahora por una part e con la foto grafía y por otra sólo con la
1 11
, ,
mayor parte de los innumerables miniaturistas se habían con pintura que se ded ica a ello .>>
.1 vertido en fotógrafos profesionales, primero de manera acce
10 La repartición queda clara: para la fotografía, la función docu
soria, luego exclusivamente . »
mental, la referencia, lo concreto, e l contenido; para la pintura, la
En e l mism o sentido se verá florecer. a lo largo de todo el siglo investigación formal , el arte, lo imaginario.
XIX, una ar�umen tac1ón según la cual, gracias a la fotografía, la
practrca p 1ctonca pueda en adelante conformarse a lo que constitu Esta bipartición oculta claramente una oposición entre la técni
ye s � misn:a ese �c�a: la crea:ión i maginaria desprendida de toda ca, por una parte, y la actividad humana, por otra. Desde este pun
_ to de vista, la fotografía sería e l resultado objetivo de la neu
contmgencm empmca. He ah1 la pmtura de alguna forma liberada
de lo concreto, de lo real, de lo uti litario y de lo social. Se podrían tralidad de un aparato, mientras que la pintura sería e l producto
cttar muchas declaraciOnes en este sentido. Nos contentaremos con subjetivo de l a sensibilidad de un artista y de su habilidad. Lo quie
dos citas, un � de Picasso, otra de André Bazin , que muestran que ra o no e l pintor, la pintura transita inevitablemente por una indi
esta concepc10n� ha perdurado efectivamente vidualidad. Por «objetivo>' o «realista» que se considere, el sujeto
bastante más allá del
siglo XIX. Picasso, en 1939, en un diálogo con Brassai: pintor hace pasar la imagen por una visión, una interpretación, una
manera, una estructuración, en resumen, por una presencia huma
«Cuando usted ve todo lo que podía expresar a través de la na que marcará siempre el cuadro. Por e l contrario, la foto, en lo
fotografía, descubre todo aquello que no puede permanecer que se refiere a la aparición misma de su imagen, opera en la au
por más tiempo en el horizonte de la representación pictóri sencia del sujeto. Se ha deducido de ello que la foto no interpreta,
ca. ¿Por qué el artista habría de seguir tratando temas que no selecciona, no j erarquiza. Como máquina regida únicamente por
pueden ser logrados con tanta precisión por el objetivo de una las leyes de la óptica y de la química, sólo puede transmitir con pre
máquina fotográfica? ¿Sería absurdo, verdad" La fotografía cisión y exactitud e l espectáculo de la naturaleza. Este es al menos
ha llegado JUSto a llempo para liberar a la pintura de toda e l fundamento del punto de vista común, la doxa, e ! saber trivial
anécdota, de toda literatura e incluso del tema. En todo caso, sobre la fotografía.
hay un cierto aspecto del tema que hoy compete al campo de
l a fotografía." Podrían añadirse una serie de datos históricos para confirmar to
das estas consideraciones. Por ejemplo, hemos visto a la fotografía
10. Walt er Benjamín: <<Petite histoire de la photographie, (1931), trad. francesa
e n W.B : L , il_omme, le langage et la culture, París, DenoCI/Gonthier. col. \.1édia
.
• 11. André Bazin: «Üntologie de l'image photographique)) (1945), en Qu'est-ce
_
hons, 1971, pag. 65. que le cinéma?, tomo 1, París, Ed. du Cerf. 1975, págs. 11-19 (cit. pág. 14).
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DE LA VEROSIMILITUD AL INDEX
EL ACTO FOTOGRAFICO 28 29
as sus " . L
a onto ¡og1a d e 1a fo to es ta.
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la perspectiva de la semeJanza, pueden también ser consideradas � lugar , allí. No en el efecto de � imetismo sino en la relación
como los primeros jalones -si bien todavía implícitos, ambiguos y
un poco confusos- de lo que constituirá nuestro tercer aspecto: un
� e contigüidad instantánea entre la Imagen y su referente, en
de una transferencia de las apanencias de lo r�al sobre la
el
p rinc ipio
discurso de I� referencia, más allá del discurso del código y de la
elícula sens ible. La idea de la huella, de la mar ca, esta Imphcita
deconstruccton.
� ente presente en este tipo de discu rso. Para hablar en los termi
nas de Ch. S . Peirce, hay, en el extremo de las concepciones de Ba
Est?s dos textos, que vienen pues a desplazar ligeramente la zin esta idea de que la foto es primero índex antes de ser icono. El
cuestion del realismo, son los textos célebres de André Bazin. realism o no está en absoluto negado, sino desplazado.
por una parte (Ontologie de l'image photographique, 1945). 1 3 y de
Roland Barthes, por otra (Le Message photographique, 1961). 14 «Esta génesis automática ha trastocado radicalmente la psico
logía de la imagen. La objetividad de la fotografía le confiere
Cuando quiere presentar l o que él considera como la esencia de un poder de credibilidad ausente de toda ob�a pict�rica. Cua
la fotografía, Bazin, como ya se ha dicho, parece inscribirse direc lesquiera sean las obJeCiones de nuestro esptr� tu cntlco, esta
tamente ert las concepciones que acabamos de ver: mos obligados a creer en la existencia del objeto representa
«La originalidad de la fotografía respecto de la pintura reside do es decir, vuelto presente en el tiempo y en el espacio. La
en su objetividad ese nci al. Ad em ás, el grupo de lentes que fot�grafía tiene el beneficio de una transferencia de realidad
constituye el OJO fotográfico que sustituye al ojo humano se de la cosa sobre su reproducción. »
llama precisamente "el objetivo" . Por primera vez, entre e l
ObJeto IniCial y su representación no se interpone nada má s La fotografía, por su génesis automática, manifiesta irreductible
que otr o obj eto . Po r primera vez . una imagen del mu ndo ex mente la existencia del referente pero esto no implica a priori que
tenor se forma automáticamente sin intervención creadora del se le parezca. E l peso de lo real que la caracteriza proviene de su
hom bre según un det erm inis mo riguroso ( . . . ) . Todas las artes naturaleza de huella y no de su carácter mimético.
están basadas en la presencia del hombre; sólo en la fotogra
fía gozamos de su ausencia. Ell a actúa sobre nosotros como En cuanto al texto de R. Barthes, éste también, a primera vista,
fenómeno ' 'natural", como una flor o un cristal de nieve cuya y más aún que el anterior, parece inscribirse en la prolongación de
. las concepciones sobre la esencia mimética de la fotografía:
bel lez a es Inseparable de los orígenes vegetales o telúrico s.»
No puede pedirse una insistencia más clara sobre la naturalidad <<¿Cuál es e l contenido del mensaje fotográfico" ¿Qué es lo
Y la objetividad de la imagen fotográfica. Pero -y he aguí lo que que transmite l a fotografía? Por definición, la escena misma,
hay de nu �vo-, este automatisr:no en la constitución de la imagen lo real literal. Del objeto a su imagen hay ciertamente reduc
n � es designado como necesanamente productor de semejanza. ción: de proporción, de perspectiva y de color. Pero esta re
Ciertament e . no se trata, para Bazin, de decir que no hav mimesis ducción no es en ningún momento una tran:!!furmación (en el
en la fotografía. Lejos de ello. Pero esto no es verdaderámente lo sentido matemático del término) . Para pasar de lo real a su
importante. La semejanza, para Bazin, no es más que un resulta fotografía no hace falta cortar este real en unidades y consti
do, una característica del producto fotográfico. Pero lo que a él le tuir esas unidades como signos sustancialmente diferentes del
mteresa no es la imagen hecha sino más bien su hacer mismo, sus objeto que nos dan a leer; entre este objeto y su imagen. no
hace falta disponer de un relevo, es decir un código: cierta
13. Texto ya citado en la nota 1 1 . mente la imagen no es lo real; pero ella es su analogon per
_14.
R�land Bar the s: «Le message photograp hiq ue» . en Communicariom fecto y es precisamente esta perfección analógica la que, ante
Pans. Sellll, 196 1. , n.o l .
el sentido común, define a la fotografía. Así aparece el esta-
•
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DE LA VEROSIMILITUD AL Il'DEX
EL ACTO FOTOGRAFICO 32 33
tuto particular de la imagen fotográfica: es un mensaje sin Evocaré más bien, para mostrar cuánto ll � gó a exte �derse . e.s_te
nuevo Punto de vista de constructor sobre la 1magen, la .Impostcion
�
código. >>
e es te discur so en otros tres sector es del saber : en pnmer lugar,
d
en l o s textos de teoría de la image n que ·
se inspiran en la psicología
Este pasaje famoso ha hecho correr mucha tinta. sobre todo en ·
de la percepción y que son . muy antenores a 1 estruc tura 11sn: o fra� -
pleno período semio-estructuralista . . Tal cual, el texto es segura
mente muy amb1guo, y su formulac10n stn duda no es IDUJ' feliz cés de los años 65 (Arn heim , Kraca:'er); luego , en estudios �as
(en particular la palabra «analogon» y la noción misma de ana bien posteriores a .éste, _o . contemp ?raneo s. y 9 ue tienen un carac
logía, que no deja de ser fluctuante e indefinida). Sin embargo, ter explícitamente Ideologico (Dam isch. Bourd ieu, B audry y los Ca
hiers du Ciném a); por últim o, eu los discursos que se refieren a 1�
si se toman estas declaraciones a la luz de consideraciones ul
utilización antropológica de l a foto. En todos estos casos, se tratara
teriores de Barthes sobre la fotografía (en particular en La
de textos que se levan tan contra el discurso de la mimesis y de la
chambre claire), nos damos cuenta de que, tras las ambigüe
transparencia y subrayan que la foto es emme nteme nte c?dificada
dades de la formulación, trabaja de forma subterránea una concep
(desde todos los puntos de vista: técmco, cultur al, socwlog:co, es
ción menos mimética de lo que parece. Lo importante no es tético ' etcéter a). Se verá para termmar que esta cod¡f¡cac!on des
allí la idea de la «perfección analógica», sino justamente la de plaza l a noción de realismo de su anclaje empírico hacia lo que se
«mensaje sin código», que corresponde de hecho bastante bien podría llamar el principio de una verdad interior (Diane Arbus) .
. a la noción de «génesis automática» de Bazin. El problema en
Barthes es que él ha absolutizado esa noción. Pero yo desarrollaré Primero es conveniente señalar que, de esta posición teórica que
todo esto más adelante, en el tercer apartado de este estudio, so insiste sobre la parte de transformación de lo real necesariamente
bre el discurso de la referencia. Antes de ello, es necesario pre efectuada por e l médium fotográfico, ya hallamos huellas desde el
sentar lo que he denominado los discursos del código y de la siglo XIX, en menor grado, ciertamente, y a menudo desdibupda,
deconstrucción. pero sin embargo explícita. Así por ejemplo, en este texto de Lady
Elizabeth Eastlake, publicado en 1857:
2. La fotografía como transformación de lo real «Por consiguiente, es evidente que, cualquiera que fuer� el
éxito que la fotografía pueda tener en cuanto a una estncta
imitación de los juegos de luz y sombra, no es por ello menos
Si generalmente el discurso del siglo XIX sobre la imagen foto contumaz en la captación de un verdadero chiaroscuro, o en
gráfica es el de l a semejanza, se podría decir. siempre globalmente, la verdadera imitación de la luz y la oscuridad. E incluso si el
que el siglo xx insiste sobre todo en la idea de la transformación mundo e n el que nos encontramos, en lugar de extenderse
de lo real por la fotografía. Sin duda la gran corriente estructura ante nuestros ojos con todas las variedades de una paleta co-
lista constituye una especie de punto culminante de todo ese vasto
movimiento crítico de denuncia del <<efecto de realidad» (véanse,
por ejemplo, los análisis semiológicos de un Christian Metz sobre du concept de signe iconiquc>>, en Communications n.0 2R (lmagefs) et culrure(s)) ,
París, Seuil, 1978.
lo que él denomina «la impresión de realidad>> en el cíne) . l Y No in - Roland Barthes: «Rhétorique de l"image». en Communicatirms n.o 4, París,
sistiré aquí sobre estos discursos semióticos típicos, con frecuencia Seuil, 1964.
bastante conocidos y cuyos efectos analíticos ya han desarrollado - René Lindekens: Eléments pour une sémiotique de la photographie, París, Di
dier 1971 y Essai de sémiotique visuelle, París. Klincksieck, _col. Semiosis , 19�6.
su papel (véanse, además de Metz, los trabajos de Umberto Eco. - Grupo 1-L (Jacques Dubois, Philippe Dubois, Francis Edehne, Jean Mane Kh�
,
_
Roland Barthes, René Lindekens, Grupo fk , etcétera). 16 kenberg, Philippe Minguet): «La chafetiere est sur la tablc . . . Eléments pour une rhe
torique de l'image>•, en Communication et langage, n.0 29. 1976, págs. 37-50; Trois
fragments d'une rhétorique de l'image, prepublicación n.'' 8'-83 del Centro Interna
15. Christian Metz: Essuis sur !u signification au cinéma (especialmente el to· cional de Semiótica v Lingüística de la Universidad de Urbino. 1979; ((Iconique et
mo 1), París. Klincksieck. col. E�thétiquc. 1%8 (tomo II. 19T'). plastique: un fondenÍ.ent de la rhét(JTique visuelle». en Réme d'esrhétique (especial
16. Umberto Eco: «Sémiologie des me�sages vi�ucls». en Communicatiom. Rh�toriques, sémiotiques ) . n.o 1-2, París. J0/18. llJ79, págs. 173-192: «Plan d'une r_hé
tonque de l'image)), en Kodikasicode.. n." 3. Tübingen. Xarr Verlag, 1980, pags.
n.o 15 (L'ana(vse des images) , París. Seuil. 1970 (también. con corrcccione�. de un •
249-268.
capítulo de La Struttura assenta, Milán. Bompiani. 196R): «Pour une reformulation
/
EL ACTO FOTOGRAFJCO 34
35 DE LA VEROSIMILITCD AL I:'>JDEX
}oreada, sólo estuviera constituido por dos colores e l negro
ese libro, Arnheim propone una enumeración sintética de las dife
v el blanco con todos sus matices intermedios- v si viéramos
renc¡as1!parentes que la imagen presenta respecto de lo real: en pri
" -
tado nos entrega con delicia. » 7 sación, olfativa o táctil. Como se ve, esta deconstrucción del realis-
mo fotográfico está basada totalmente en una observación de la téc
Lo que este texto indica, muy fragmentariamente, es pues la in nica fotográfica y de sus efectos perceptivos. En este sentido , se
capacidad de l a fotografía para dar cuenta de toda la sutileza de los podría ver en este tipo de consideraciones una especie de prefigu
matices luminosos, y no sólo reduciendo el espectro de los colores ración del punto de vista que ha guiado a André Bazin en su texto
a un simple juego de degradados del negro al blanco. ya citado (recordemos que para Bazin no es el resultado lo que
cuenta -la imagen hecha- sino la génesis, el modo de constitu
De hecho, como se sabe, la imagen fotográfica, si se la mira con ción de ésta) . Sólo que la diferencia que separa estas dos posicio-
cretamente, presenta muchas otras «fallas» en su representación nes que �s Importante y smtomatt ca- es que Arnheim, en su tex-
• • •
•
� E
· ·
interesa particularmente aquí. Este texto es en realidad bastante antiguo, puesto que . · E n una v¡a
-
positivas que se derivaban de l a cualidad mecánica de sus cual los fotógrafos, en su inmensa mayoría, no han hecho otra
imágenes.» 20 cosa que adaptarse. El objetivo mismo, cuyas "aberraciones"
se han corregido cuidadosamente y cuyos "errores" se han
Más comprometidos y más radicales en la vía de esta denuncia rectificado, este objetivo no lo es tanto como parece: digamos
del realismo fotográfico. llegan a continuación los análisis de carác que responde, por su estructura y por la imagen ordenada del
ter más o menos francamente ideológico. que discutirán la preten mundo que permite obtener, a un sistema de construcción
dida neutralidad de la cámara oscura y la pseudo-objetividad de la del espacio particularmente familiar. pero ya muy antiguo y
imagen fotográfica. Uno de los textos teóricos más famosos e n este carcomido, al cual la fotografía habrá conferido tardíamente
sentido es sin duda el artículo de Jean-Louis Baudry, producido un renuevo de actualidad inesperada.»22
bajo el impulso del post-mayo del 68 y titulado: "Cinéma: effets
idéologiques produits par l'appareil de base». 2 1 No insistiré sobre Pierre Bourdieu en Un art moyen apunta en el mismo sentido:
este texto demasiado conocido. Sólo señalaré que otros trabajos le \
precedieron más o menos sobre este punto, en particular los de Hu «Por lo general se está de acuerdo en que la fotografía es el
bert Damisch (en 1963) y de Pierre Bourdieu (en 1965) que, desde modelo de la veracidad y la objetividad ( . . . ). Es demasiado
perspectivas diferentes, insisten uno y otro sobre e l hecho de que fácil mostrar que esta representación social tiene la falsa evi
la cámara oscura no es neutra ni inocente sino que la concepción dencia de los preconceptos; de hecho, la fotografía fija un as
del espacio que implica es convencional y está guiada por los prin pecto de lo real que no es otra cosa que el resultado de una
cipios de la perspectiva renacentista. Hubert Damisch: selección arbitraria, y, en ese sentido, una transcripción: en
tre todas las cualidades del objeto, sólo se retienen las cuali
«La aventura de la fotografía comienza con los primeros in dades visuales que se dan en el instante y a partir de un pun
tentos del hombre por retener una imagen que había apren to de vista único; éstas son transcritas e n blanco y negro, ge
dido a formar de muy antiguo (y sin duda los astrónomos neralmente reducidas y proyectadas en el plano. Dicho de otra
árabes utilizaban la camera obscura desde el siglo XI para ob forma la fotografía es un sistema convencional que expresa
servar los eclipses de sol) . Esta larga familiaridad con la ima el espacio según las leyes de la perspectiva (habría que decir,
gen así obtenida, y el aspecto totalmente objetivo, y por así de una perspectiva) y los volúmenes y los colores por medio de
decir automático, estrictamente mecánico en todo caso, del degradados del negro y del blanco. Si la fotografía es consi
proceso de registro explica que la representación fotográfica derada como un registro perfectamente realista y objetivo del
parezca generalmente natural y que no se preste atención a mundo visible, es porque se l e ha asignado (desde el origen)
su carácter arbitrario, altamente elaborado ( . . . ) . Se olvida que unos UfOS sociales considerados "realistas" y "objetivos''. Y
la imagen que pretendieron tomar los primeros fotógrafos, y si se h a presentado inmediatamente con las apariencias de un
r
•
l a misma imagen latente que supieron revelar y desarrollar, es �'lenguaje sin código ni sintaxis". en resumen de un "lengua
tas imágenes no tienen una base natural: pues los principios J e natural", es ante todo porque la selección que opera en el
que dirigen la construcción de una máquina fotográfica -y mundo visible es totalmente apropiada a su lógica, a la repre
e n primer lugar la de la cámara oscura- están ligados a una sentación del mundo que se impuso en Europa desde el Quat
noción convencional del espacio y de la objetividad, que ha trocento.» (París, Minuit, 1965, págs. 108-109.)
sido elaborada antes de la invención de la fotografía y a la
Esta es l a concepción de la «naturalidad» de la imagen fotográ
20. Rudolf Arnheim: «Ün the Nature of Phorography». arr. cit. (véase no fica claramente desnaturalizada. La caja oscura fotográfica no es un
ta 1 ) , pág. 12. Traducción mía. agente reproductor neutro sino una máquina que produce efectos
2 1 . Jean-Louis Baudry: <<Cinéma: cffcts idéologiques produits par l'appareil de
base», en Cinérhique, n." 7-8, París. s.d . . págs . 1-8. Véase también , del mismo au 22:
Hubert Damisch: «Cinq notes pour une phénoménol
�
.
-:
c;a-cinéma, 1978. eva Yo rk . MIT Press, 1978.
EL ACTO FOTOGRAFJCO 38 39
DE LA VEROSIMILITUD AL INDEX
deliberados. Es, lo mismo que la lengua, un asunto de convención cpdificación de l a imagen f� tográfica: después de los análisis semió
y un instrumento de análisis y de interpretación de lo real. ticos, las consideraciOnes tecmcas hgadas a la percepción y las de
construcciones ideológicas, tenemos las declaraciones determinadas
Otro ejemplo, más acentuado y más virulento en el plano ideo por los usos antropológicos de b foto y que muestran que la signi
lógico, de estos discursos deconstructores del efecto de real: todo ficación de los mensa¡es fotograficos está de hecho culturalmente
el trabajo del equipo de los Cahiers du cinéma en los años 70. determinada, que no se impone como una evidencia para todo re
En particular el famoso número especial «<mages de marque» ceptor, que su recepción necesita un aprendizaje de los códigos de
(n." 268-269, 1976), que contiene una sección sobre la fotografía. lectura. Todos los hombres no son iguales ante la fotografía, esto
esencialmente sobre l a foto periodística: la foto-scoop, histórica, es es lo que nos dice, a su manera, la anécdota siguiente relatada por
pectacular, convertida en símbolo de Jos grandes acontecimientos AJan Sekulla en su artículo «Ün the invention of photographic
mundiales. Los autores se esfuerzan por desmontar y denunciar jus meamng»:
tamente este tipo de foto dada como el colmo de Jo real captado
en vivo, en su intensidad bruta y natural. Así Alain Bergala en su «El antropólogo Melvil le Herskóvits mostró un día a una abo
texto «Le Pendule», combate las «fotos históricas estereotipadas)>. rigen una foto de su hijo. Ella es incapaz de reconocer esta
de las cuales afirma que son «fotos enteramente dominadas, con image n hasta que el antropólogo llama su atención sobre al
troladas cualquiera que fuera su Jugar de origen-, señuelo de un gunos detal les de l a foto ( . . . ) .. La fotografía no emite ningún
consenso universal facticio, simulacro de una memoria colectiva en mensa¡e para esta m';!J er hasta que el antropólogo se la des
.
la que imprimen una imagen relevante del acontecimiento históri cnbe. Una propostcton como "esto es un mens aje" y "esto
co, l a del poder que las ha seleccionado para hacer callar todas las ocupa e l lugar de su hijo" es necesaria para la lectur a de l a
demás». Sigue entonces un análisis de fotos tan conocidas como la foto. Para que la aborigen comprenda la foto es necesario una
de Robert Capa (el republicano español que muere en plena acción expresión verb al ':l';le haga explícitos los códigos que proce
en 1938) , l a del pequeño judío con gorra levantando Jos brazos en den a l a composiciOn de l a foto. E l dispositivo foto ráfico es
el ghetto de Varsovia, la del monje budista que se inmola por el por tanto un dispositivo cultura/mente codificado., 2§
fuego en 1963, la del vietnamita que llora bajo su paraguas arras
trando en un saco el cuerpo de su hijo muerto, etcétera. Bergala A partir de aqu í se enc uen tra cuestionado el valor de espe jo, de
denuncia toda la parte de «puesta e n escena» de estas imágenes, �ocumento exacto, de seme¡anza mfalible reconocido a l a fotogra
toda la dimensión ideológica de sus dispositivos de enunciación fta_. La fotografia de¡ a de aparecer como transparente, inocente,
realista por ese ncta . No es má s el vehículo incontestable de una ver
siempre ocultados; insiste en los modos de integración del fotógra .
dad empírtca. La cue stió n es par ticu larm ente pertinente
fo en l a acción, en el efecto de detención sobre l a imagen. en el pa en rela ción
pel del gran angular etcétera: �on el cafl!l'O antropológico o cien tífic o: ¿es posible elab ora r un aná
liSis Cientifico sobre l a base de documentos fotográficos (o fílm
i
cos )? ¿N o constituyen éstos má s bien l a ilustración de un con
«Ante todo, el espacio de la representación fotográfica no cepto
establecido por e l Científico" Et cé te ra .
debe dejarse entrever como espacio de enunciación. Se cons
truye por medio del gran angular como un espacio envolven *
te e n e l cual uno se encuentra brutalmente apresado, pero ' *
siempre como por azar, por accidente ( . . . ) . El gran angular Antes de abordar el último apartado de este primer capítul
trabaja masivamente en beneficio del humanismo plañidero:
aísla el personaje, la víctima, en su soledad y su dolor . . . » 23
'
dISc �
rso d e la hu ella y de la refere nci a), qu erría terminar est
o (el
a se
gun a parte destacando lo que me par
ece una consecuencia im
portante de estos discursos de deconstru
Por fin, l a cuarta y última categoría de estos discursos sobre l a cción de los códigos de la
23. Alain Bergala: «Le Pendule (La photo historique stéréotypée)>>. en Cahiers
du cinéma, n.o 268-269 (especial lmages de marque ) . París. julio-agosto 1976. págs.
graA4· A
. ��
Y '"
Sekulla: «Ün the Invention of Phothographic Mea
rmt, antología editada por
te�, 1981, pá g. 45 4.
nin!l: ». en ?hoto
Vickv Goldherg Nueva York s�imon v Schus-
. . .
�
40-46.
1
EL ACTO FOTOGRAFICO 40 41 DE LA VEROSIMILITUD AL INDEX
imagen fotográfica y que nos mostrará cómo han desplazado, de ma plazamiento: la interiorización del realismo por trascendencia del
nera notable, la cuestión del realismo. código mismo.
En efecto, puesto que de ahora en adelante se negará a la foto Este tipo de posición teórica, bajo formas muy variables, ha co
grafía toda posibilidad de ser simplemente un espejo transparente nocido un gran número de defensor � s, en todas las épocas y un
del mundo, puesto que ya no puede, por esencia, revelar la verdad poco -e n todos los campos, pero especialmente , por supuesto, entre
empírica, veremos desarrollarse diversas actitudes que van todas en fos retratistas. En cierto modo, es la apuesta misma de l a práctica
el sentido de un desplazamiento de esta capacidad de verdad. de su del retrato fotográfico reposar sobre este principio de una realidad
anclaje en la realidad hacia un anclaje en el mensaje mismo: por el o de una verdad interior revelada por la foto. Se encuentr an afir
trabajo (la codificación) que implica, sobre todo en el plano artís maciones que van en este sentido en casi todo los fotógrafos de re
tico, la foto se va a convertir en reveladora de la verdad interior tratos (e incluso en las declaraciones de los modelos que miran su
(no empírica). Es en el artificio mismo que la foto se volverá verda imagen). Así, por e¡emplo , del gran retratista Richard Avedon. que
dera y alcanzará su propia realidad interna. La ficción alcanza e in llega a invertir prácticam ente la relación de la imagen con lo real:
cluso supera la realidad.
«Las fotos tienen para mí una realidad que la gente no tiene.
Sintómatico de esta actitud, de este desplazamiento, es el traba Sólo por intermedio de las fotos conozco a esta gente.,26
jo fotográfico de Diane Arbus, por ejemplo, que, según el análisis
que propone Susan Sontag. haciendo posar deliberadamente a sus
modelos, los lleva de hecho, por y en el código, a revelar su verdad . E n este mismo sentid o, pero justo al contrario que Aved on, y
VISto con e l pesimismo y la negatividad que siempre le han carac
auténtica. Es a través del artefacto, asumido como tal, de la pose, tenzado, se encuentra esta conversación de Franz Kafka con Ja
como los sujetos alcanzan su realidad intrínseca, «más auténtica que nouch, que presupone tamb ién una realidad-verdad interior más allá
la natural»: de las ap ariencias y los códigos de la representa ción , pero plantea
da aquí ¡ustamente como inac cesib le al ojo fotográfico:
«Al igual que Brassai, Arbus quería que sus modelos estuvie
ran enterados y fueran conscientes, en la medida de lo posi
ble, de la acción a la que estaban invitados a participar. En «Le mostré a Kafk a una serie de estos clich és y le dije bro
lugar de intentar que adoptasen una postura "natural ' ' o típi meando ; "Po r menos de dos coronas uno puede hacerse
ca, les incitaba a mostrarse confusos -dicho de otro modo. fotografiar en todos los aspectos. Es el conócete a ti mismo
a posar. (La expresión reveladora de la personalidad va a con automático" ''Qu errá Ud. decir e l engáñate a ti mismo auto
fundirse así con lo que hay de extraño, raro, falseado. ) Sen �.átic� " .replicó K�fk � con una leve son risa . Yo protesté:
tados o de pie, con un aire de afectación, estos personajes se5 ¡,Que dice ?; ¡la maq uma no puede men tir'" Kafka incli nó la
2 cabeza sobre su hom bro : · '¿D e dónde ha sacado uste d eso?
nos aparecen así como la imagen misma de lo que son.>>
La fotografía concentra la mir ada sobre lo superficial. De esa
Esta es l a antítesis de la foto-tomada-en-vivo, de la foto-tajada forma oscurece la vida secreta que bril la a través de los con
de-vida, de la foto tomada de improviso o a espaldas del modelo. tornos de las cosas en un jue go de luces y som bra s. Eso no
Contra l a imagen cazada, Arbus actúa l a imagen convocada y cons puede captarse, ni siquiera con la ayuda de las len tes má s po
truida. Contra l a espontaneidad, la pose. Contra el azar, la volun der osa s. Es nec esa rio acercarse interiormente de pun ti
tad y la elección. A través de la imagen «plástica>> que quieren dar llas . . "» 27
.
Podríamos multiplicar fácilmente los ejemplos de este tipo de dis lica que l a imagen ind icia ! está
dotada de un valor absolutamen
curso. En todos los casos. se trata de marcar su desconfianza en IDlP. u/ar 0 particu,lar' puesto que está dete rmin ada únic ame nte
te smg
·
vivido allí, que ahí es todavía real y que no entrará nunca del «Tenemos pues esta foto del vietnamita llorando, bajo un pa
todo en el arte ( . . . ) . La técnica más exacta puede conferir a raguas ( . . . ). Y es verdad que · : et gran ángular trabaja aquí � n
beneficio del humamsmo plamdero: _ aiSla el personaJe, la V!C
sus productos un valor mágico que no podría tener para no
sotros ninguna imagen pintada. A pesar de la maestría técni tima ' en su soledad y su dolor' (Bergala) . . . Sin embargo, en
ca del fotógrafo. a pesar del carácter concertado de la actitud esta tato, queda algo, algo que resiste al análisis. indefecti
impuesta al modelo, el espectador, sin quererlo, se ve forza blemente. Y es que al iado, por encima de esas palabras "hu
do a buscar en esta imagen una pequeña chispa de azar, de manismo plañidero", está el hecho de que sin embargo el
aquí y ahora, gracias a la cual lo real, por así decirlo, ha que vietnamita llora: a pesar de la puesta en escena, a pesar del
mado el carácter de imagen; y le hace falta encontrar el lugar encuadre, de la enunciación fotográfica y periodística (¡ basu
imperceptible donde, en la forma de ser singular de ese mi ra de periodista'), está el enunciado de las lágrimas ( . . . ) . In
nuto pasado hace ya tiempo, se esconde aún el porvenir. y defectiblemente, el enunciado mudo de la foto retorna. enig
tan elocuente qu e , con una mirada retrospectiva, podemo� mático, el acontecimiento oscuro de este dolor captado por
,
reencontrarlo. >> -8 un objetivo mercantil, la singularidad de las lágrimas vuelve
a ofrecerse sin ruido a la meditación . Otro texto comienza en
tonces a surgir de la misma imagen ( . . . ). Por eso, a pesar de
Este pasaj e , asombrosamente barthesiano. tanto en su tono que sea fruto de los mismos códigos de representación (cáma
como en su fondo (prefigura ya literalmente el «ha sido» y la {<me ra oscura, etc.). la fotografía no tiene nada que ver con la pin
tonimia del punctum» ) , anuncia todo un tipo de reflexiones actua tura: la forma e n que el objeto es capturado es totalmente di
les sobre e l «realismo» fotográfico. Para ir de prisa, diremos que si ferente. El objeto no grita de la misma forma sobre una tela
l a fase de deconstrucción de los códigos se había estructurado, gros que sobre una foto ( . . . ). (La fotografía), es en primer lugar
so modo, e n dos ejes -uno más bien semiótico (Metz, Eco, etc.). una muestra directa de lo real que la química hace aparecer.
otro más bien ideológico (Baudry. los Cahiers du cinéma, etc.)-, Eso lo cambia todo . . . »29
de la misma forma e l retorno de la referencia singular en la foto se
manifestará más claramente en estos dos campos. Esta clase de consideraciones, que afirman la trascendencia de
l a referencia -única, singular, literalmente inolvidable- más allá
de los códigos y más acá de todo efecto simplista de mimesis, se ve
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EL ACTO FOTOG RAFIC:O 46 DE LA VEROSIMILITLD AL INDEX
47
«Pues vo, vo no veía sino el referente, el objeto deseado. el .
ió n , p o r s u « g e n e
-
·----
EL ACTO FOTOGRAFICO 48 49 D E LA VEROSIMILITUD AL INDEX
Peirce prepara aquí el terreno para una aproximación teórica del codificación perceptual de la camera obscura no constituyen tam
realismo fotográfico superando el obstáculo epistemológico que poco sus principios. Pueden intervenir, ciertamente, pero por así de
plantea la mimesis. Se ve que, para fundamentar su definición, toma cirlo secundariamente. En ese sentido, se ha podido pensar por
en cuenta no el producto icónico acabado sino el proceso de pro ejemplo, que lo que se designa como fotografía, desde Moholy
ducción del mismo, anticipándose así a Bazin y su «génesis auto Nagy, e l «fotograma» (que no tiene nada que ver con el fotograma
mática». Sin embargo, a diferencia de este último, no insistirá del cine), constituye de algún modo una ilustración histórica de esta
tanto en las consecuencias ético-estéticas de esta génesis (la natu definición mínima: e l fotograma es una imagen fotoquímica obte
ralidad, la neutralidad, la objetividad, etcétera) como sobre sus con nida sin cámara, por el simple depósito de objetos opacos o trans
secuencias lógico-semióticas. que corresponden a las implicaciones lúcidos directamente sobre el papel sensible que se expone a la luz
generales de la noción de índex. Más que fijarse únicamente en la y Juego se revela normalmente. Resultado: una composición de lu
referencia, en el solo hecho de que «para que haya foto, es preciso ces y sombras puramente plástica, sin apenas semejanza (con fre
que el objeto mostrado haya estado allí en un momento dado del cuencia es' difícil identificar los objetos utilizados), donde sól<> cuen
tiempo» (véase Barthes), Peirce por medio de sus consideraciones ta e l principio del depósitO, de la huella, de la materia luminosa.
sobre el índex abrirá el camino a un verdadero análisis del estatuto
de l a imagen fotográfica, que será considerablemente desarrollado
Por otra parte, se observará también que el principio de la hue
y especificado por las investigaciones actuales aun cuando éstas no
lla, por esencial que sea, sólo marca un momento en el conjunto
se refieran siempre explícitamente a l a terminología de Peirce.
del proceso fotográfico. En efecto, antes y después de ese momen
to del registro «natural» del mundo sobre la superficie sensible hay,
El punto de partida es pues la naturaleza técnica del procedi de una y otra parte , gestos absolutamente «culturales», codificados.
miento fotográfico, el principio elemental de la huella luminosa re que dependen por completo de opciones y decisiones humanas (an
gida por las leyes de la física y de l a química. En primer lugar l a tes: elección del tema, del tipo de aparato, de la película, del tiem
huella, la marca, el depósito («un depósito de saber y de técnica» po de exposición, del ángulo de visión, etcétera -todo lo que pre
según l a expresión de Denis Rache) . 3 En términos tipológicos, eso para y culmina en la decisión última del disparo ; después: todas
significa que la fotografía está emparentada con esa categoría de las elecciones se repiten en ocasión del revelado y del tiraje; la foto
«signos» entre los que se encuentra también el humo (indicio de un entra en los circuitos de difusión, siempre codificados y culturales
fuego), l a sombra (indicio de una presencia) , l a cicatriz (marca de -prensa, arte, moda, pomo, ciencia, justicia, familia . . . ) . Es por
una herida), la ruina (vestigio de lo que ha estado ahí) , el síntoma tanto sólo entre dos series de códigos, . únicamente durante e l ins
(de una enfermedad), l a huella de un paso, etc. Todos estos signos tante de la exposición propiamente dicha, que la foto puede ser con
tienen en común «el hecho de ser realmente afectado por su obje siderada como un puro acto-huella (un «mensaje sin código»). Es
to» (Peirce, 2.248), de mantener con él «Una relación de conexión a,ltí, pero ahí solamente, que el hombre no interviene y no puede
física» (3.361 ) . E n este sentido, se diferencian radicalmente de los intervenir so pena de cambiar el carácter fundamental de la foto
iconos (que se definen sólo por una relación de semejanza) y de grafía. Hay ahí una falla, un instante de olvido de los códigos, un
los símbolos (que, como las palabras de la lengua, definen su ob índex casi puro. Este instante, por cierto, no habrá durado más que
jeto por una convención general) . una fracción de segundo y será en seguida tomado y recuperado por
los códigos, que ya no lo soltarán (esto para relativizar el poder de
Se observará que esta definición mínima de la foto. en primer l a Referencia en fotografía), pero al mismo tiempo, este instante
lugar como simple huella luminosa, no implica a priori ni que se de «pura indicialidad>), por ser constitutivo, no carecerá de conse
pase por un aparato de toma de vista, ni que l a imagen obtenida cuencias teóricas.
se asemeje al objeto del cual constituye la huella. La mimesis y la
..____
1 EL ACTO FOTOGRAFIC:O 50 51 DE LA VEROSI�IILITUD AL I:>:DEX
adquisiciones de Peirce, que la relación que los signos indiciales cosa ». El referente es presentado por la foto como una realidad em
mantienen con su objeto referencial esté 5iempre marcada por un pírica, pero «blanca>>: su significación perm �nece enigr:tátic � para
nosotros, a menos que formemos parte acttva de la sttuaciOn - de
principio cuádruple de conexión física, de singularidad. de designa
enunciación de donde proviene la imagen. Como índex, la imagen
ción y de atestiguamiemo.
fotográfica no tendría otra semántica que su propia pragmática. Este
es el gran problema. Se ve que estamos muy lejos. a pesar de lo
Ya se h a mencionado el principio básico de la conexión física en que alg1:1 nas malas lenguas querrí�n hacernos cre � r, q� e hoy esta
tre la imagen foto y el referente que ella denota: es todo lo que la _
mos cas1 en las anttpodas de los dtscursos de la munests.
convierte e n una huella. La consecuencia de este estado de hecho
es que l a imagen indicia! únicamente remite a un solo referente de
terminado: el mismo que l a ha causado y del cual es resultado físi Conclusión
co y químico. D e ahí la singularidad extrema de esta relación. Al
Este panorama de las teorías sobre la foto nos ha permitido iden
mismo tiempo. por el hecho de que una foto está ligada dinámica
tificar. a grandes rasgos. tres posiciones epistemológicas en cuanto
mente a un objeto único, y sólo a él. esta foto adquiere un poder
a ]a cuestión del realismo y del valor documental de la imagen
de designación muy característico (véase Barthes: «Una fotografía
fotográfica.
se encuentra siempre al final de este gesto; ella dice: ¡esto, es esto,
es así! pero no dice nada más ( . . . ) . La fotografía nunca es más que 1) La primera de estas posiciones ve en la foto una reproducción
un camgo alternado de "Vean", "Ve". "He aquí": señala con el mimética de lo real. Verosimilitud: las nociones de semejanza y
dedo.» 4 Ella es índex también en este sentido digital) . Por últi de realidad, de verdad y de autenticidad se recubren y se super
mo. e n virtud de este mismo principio, la foto llega a funcionar tam ponen exactamente según esta perspectiva: la foto es concebida
bién como testimonio; ella atestigua la existencia (pero no el senti como espejo del mundo. es un icono en el sentido de Ch. S.
do) de una realidad (véase todo el debate jurídico sobre su estatuto Peirce.
de testimonio. legal o no, en materia judicial).
2) La segunda actitud consiste en denunciar esta facultad de l a ima
A través de estas cualidades de la imagen indicia] se desprende gen para convertirse en copia exacta de lo real. Toda imagen es
finalmente l a dimensión esencialmente pragmática de la fotografía analizada como una interpretación-transformación de lo real,
(por oposición a semántica) : pertenece a la lógica de estas concep como una creación arbitraria, cultural, ideológica y perceptual
ciones considerar que las fotografías, propiamente hablando, no tie mente codificada. Según esta concepción la imagen no puede re
nen significación en sí mismas: su sentido es exterior a ellas. está presentar lo real empírico (cuya misma existencia por otra parte
es cuestionada por el presupuesto que subtiende dicha concep
esencialmente determinado por su relación efectiva con su objeto
y con su situación de enunciación (véase los deícticos y los «shif ción: No habría realidad fuera de los discursos que la hablan),
ters» en lingüística) . ¿Y no es acaso por esta razón que Barthes no sino sólo una suerte de realidad interna trascendente. La foto es
nos muestra la foto de su madre niña en el Jardin d'Hivcr. foto que aquí
. . un conjunto de códigos, un símbolo en l a terminología
motiva toda La chambre claire, pero que. para nosotros. lectores petrctana.
anónimos, no tendría literalmente ningún sentido? 3) Por último. la tercera manera de abordar la cuestión del realis
mo fotográfico señala un cierto retorno hacia el referente, pero
Esta observación nos permite comprender que la lógica del ín desembarazado va de la obsesión del ilusionismo mimético. Esta
•
dex que hoy reconocemos en el interior del mensaje fotográfico referencialización de la fotografía inscribe al médium en el cam-
goza plenamente de la distinción entre sentido v existencia: la foto-
•
po de una pragmática irreductible: la imagen foto se torna inse
índex afirma ante nuestros ojos la existencia de aquello que repre- parable de su experiencia referencial, del acto que la funda. Su
senta (el «eso ha sido» de Barthes), pero no nos dice nada sobre el realidad primera no confirma otra cosa que una afirmación de
sentido de esta representación; no nos dice «esto quiere decir tal existencia. La foto es ante todo índeJ.·. Es sólo a continuación
que puede llegar a ser semejanza (icono) y adquirir sentido
34. Roland Barthes: L a chamhre claire, up. cit . (véa�e nota 2 ) . pág. 16.
• (símbolo).
-
2. El acto fotográfico
1 . Deni,s Roche: «Entrée des machines», prefacio a Notre Antéfixe, París, Flam
marion, col. textos, 1978: también en Dép6ts de savoir et de technique, París, Seuil,
col. Fiction & Cie, 1980; también en La disparition des lucioles (réflexions sur I'acte
•
photographique), París, Ed. de l'Etoile, col. Ecrit sur l'image, 1982.
•
EL ACTO FOTOGRAFICO 54
55 EL ACTO FOTOGRAFICO
Propongo aquí una suerte de síntesis reflexiva sobre los funda A l comienzo de la problemática, e l núcleo del dispositivo: la hue
mentos de la fotografía, tanto sobre la imagen como sobre el acto lla. Seguramente cae de su propio peso recordar que, en su nivel
que la definen, y sin que se pueda disociar uno de otra. Pues l a fo más elemental, la imagen fotográfica aparece de entrada, simple y
tografía, y ya volveremos sobre esto. no es sólo una imagen p�odu únicamente como una huella luminosa, más precisamente como el
cida por un acto, es tam btén, ante todo, un verdadero acto tcomco rastro, fijado sobre un soporte bidimensional sensibilizado por cris
«en SÍ», es consustancialmente una imagen-acto (véase, como epí tales de halogenuro de plata, de una variacwn de luz emmda o re
grafe, la cita de Denis Roche). En otros términos, l a separación tra flejada por fuentes situadas a distancia en un espacio de tres dimen
dicional entre el producto (el mensaje acabado) y el proceso (el acto siones.
generador realizándose) ya no es aquí pertinente. Con la fotogra
fía, ya no nos resulta posible pensar la imagen fuera de su modo Esta e s , puede decirse, la definición mínima (incluso minimalis
constitutivo, fuera de aquello que l a hace ser como tal, dando por ta) de la fotografía, definición por cierto básicamente técnica (se la
supuesto por una parte que esta «génesiS>> puede ser tanto un acto encuentra prácticamente al comienzo de todos los manuales clási
de producción propiamente dicho (la doma») como un acto de re •
cos), pero de principio, inevitable, y de la cual sólo ahora se co
cepción o de difusión, y por otra parte que esta indistinción entre mienza a ver que compromete al dispositivo en una vía teórica
el acto y la imagen no excluye en modo alguno la necesidad de una incomparable, hasta el punto que hay quienes ven en ella la defi
distancia fundamental, de una desviación en su núcleo mismo (vol nición de la naturaleza misma, de la esencia, de la ontología, etcé
veremos sobre esto). Se ve que, en este contexto, la dimensión prag tera, de l a fotografía <<Como tal». Su noema como dirá Roland Bar
mática aparece como e l inevitable punto de fuga de toda perspec thes:
tiva sobre la fotografía.
«Se dice con frecuencia que son los pintores los que han in
Se habrá comprendido también que, cuando pretendo. en estas ventado l a fotografía (transmitiéndose el encuadre, la pers
pocas páginas, interrogar a da fotografía» no pretendo de ningún pectiva albertiniana y l a óptica de la cámara oscura). Y yo
modo analizar fotografías, es decir, la realidad empírica de los men digo: no, son los químicos. Pues el noema "eso ha sido" sólo
sajes visuales designados con este nombre y obtenidos por el pro ha sido posible desde el día en que una Circunstancia cienllfi
cedimiento óptico-químico ya conocido. Me refiero más bien a «la ca (el descubrimiento de la sensibilidad a la luz de los halo
fotografía» en el sentido de un dispositivo teórico, lo fotográfico si genuros de plata) permitió captar e imprimir directamente los
se quiere, pero en un sentido más amplio que cuando se habla de rayos luminosos emitidos por un objeto diversamente Ilumt�
lo <<poético» en relación con la poesía. Se tratará aquí de concebir nado. La foto es literalmente una emanación del referente.
ese «fotográfico» como una categoría que no sea tanto estética. se De un cuerpo real. que estaba allí, han partido radiaciones
miótica o histórica como fundamentalmente epistémica, una verda� que vienen a tocarme, a mí que estoy aquí; poco importa l a
dera categoría de pensamiento, absolutamente singular y que intro duración de l a transmisión; la foto del ser desaparecido viene
duce a una relación específica con los signos, con el tiempo, con el a tocarme como los rayos diferidos de una estrella.»3
espacio, con lo real, con el sujeto, con e l ser y con el hacer.
'
Efectivamente, si consideramos en toda su amplitud esta defini
* *
ción fundamental, es posible deducir fácilmente todo un conjunto
de rasgos que ponen de manifiesto las principales apuestas teó
Partiré pues de la imagen fotográfica en su modo constitutivo, ricas del médium. Intentaré más adelante detallarlas, orgamzarlas
en el principio de lo que André Bazin, en su texto sobre «la onto y desarrollarlas con precisión. Por el momento subrayaré simple
logía de la imagen fotográfica» (1945), denominó su «génesis auto mente esto: que la fotografía, antes de cualquier otra consideración
mática», que «ha modificado radicalmente la psicología de la ima�
,
2. André Bazin: «Üntologie de rimage photographique)' ( 1945 ) . vuelto a publi 3. Roland Barthes: La chambre claire. /'1/ote sur fa photographie. Parí'>. coedi-
car en el volumen 1 de Qu'est-ce que le cinéma?, París, du Cerf. 1975, págs. 1 1 -19.
6ón Cahiers du cinéma -Gallimard- Seuil. 19RO. pág. 126.
EL ACTO FOTOGRAFICO 56 EL ACTO FOTOGRAFICO
57
mundo, pertenece en primer lugar, esencialmente, al orden de la *
*
*
huella, del rastro, de la marca y del depósito (marca depositada di
ría Denis Rache). E n este sentido, la fotografía pertenece a toda La famosa tricotomía peirciana icono/índexlsímbolo está presen
una categoría de «signos» (sunsu lato) que el filósofo y semiótico tada numerosas veces en la obra vasta, densa y heterogénea del
norteamericano Charles Sanders Peirce llamó «indexN, por oposi semiótico norteamericano. 4 No voy a emprender aquí un análisis
ción a «icono» y a «símbolo>>. Para ir (muy) rápido, sólo diré aquí técnico apretado de estas diversas presentaciones eso nos llevaría
que los índex (o índices) son signos que mantienen . o han mante demasiado lejos (pues la articulación menuda de estos tres concep
nido en un momento dado del tiempo, con su referente (su causa) tos es muy sutil, incluso a veces incierta)5 y sobre todo mi objetivo
UJ.la relación de conexión real, de contigüidad física, de copresencia no es considerar en sí mismas las teorías de Peirce; no veo en ellas
inmediata, mientras que los iconos se definen más bien por una sim un fin en sí sino más bien un instrumento conceptual útil en rela
ple relación de semejanza atemporal y los símbolos por una rela ción con mi objetivo (el fotográfico ) . Dentro de estos límites me
ción de convención general. E n seguida veremos en qué sentido es todológicos, cuando se considera el conjunto de los pasajes en que
conveniente matizar más y ser más explícito. Lo que hay que seña Peirce precisa relativamente lo que él entiende por esta tríada, es
lar sobre todo en este estadio, es que l a fotografía. por su principio claro que se puede definir la categoría de los índex a partir de un
constitutivo, se distingue fundamentalmente de sistemas de repre principio fundador general, absolutamente discriminador, y que en
sentación como la pintura o el dibujo (iconos) , como de los siste gendra por sí mismo tres órdenes de consecuencias teóricas muy li
mas prol'iamente lingüísticos (símbolos), mientras que se emparen gadas (la cifra tres funda casi todas las operaciones distintivas en
t a muy sigmfica!Ivamente con signos como el humo (indicio de un Peirce, como la dos en Saussure): l a relación que los signos indi
fuego), l a sombra (proyectada), el polvo (depósito del tiempo), l a ciales mantienen con su objeto referencial se halla siempre regida
cicatriz (marca de una herida), el semen (residuo del goce), las rui por el principio central de una conexión física, lo que implica ne
nas (vestigio de l o que estuvo allí), etcétera. En tanto permanezca cesariamente que esta relación sea del orden de la singularidad, del
mos en la categoría de los índex, quizá uno de los procesos más cer atestiguamiento y de l a designación. Abordaré sucesivamente estos
canos a l a fotografía (¿una de sus mejores metáforas0) sería el bron diferentes puntos.
ceado de los cuerpos, esta exposición de la piel (superficie al menos
El rasgo básico, el que funda absolutamente la categoría, es pues
tan sensible como la emulsión: asunto de película) a l a acción de
e l de l a conexión física entre el índex y su referente:
los rayos solares que depositan allí su dolorosa huella, enrojecedo
ra y Juego ensombrecedora, reservando tal vez, en ciertos lugares «Llamo índex al signo que significa su objeto solamente en vir
de l a anatomía, zonas blancas . vírgenes, huellas en negativo de algo tud del hecho de que está realmente en conexión con éb
que ha estado allí y se ha interpuesto en la exposición. (3.361).
«Defino como índex al signo determinado por su objeto diná
Este enfoque del hecho fotográfico pretende pues despejar la mico en virtud de l a relación real que mantiene con él»
pertmenc1a y subrayar las implicaciones principales de este estatuto (8.335).
indicia! de la imagen fotográfica. En calida d de huella , en efecto
-las teorizaciones de Peirce nos resultarán muy útiles- , la foto 4. Charles Sanders Peirce; Co!lected Papers, Cambridge (Mass. ) . Harvard Uni
grafía posee características teóricas bastante precisas, a la vez ge versity Press, 8 vol . . de 1931 a 1958. Según se acostumbra, las citas de Peirce que
néricas (válida s para todos los tipos de huellas ) y específicas (con se harán más adelante serán identificadas por un código cifrado que da el número
de volumen seguido del número de párrafo en el volumen; por ejemplo 3.361 signi
cermentes .sólo a este tipo particular de huella que es la fotografía) . fica vol. 3 , parágrafo 361. E n lo que respecta a la traducción francesa, he seguido
A continuación querría presentarles estas dos series de rasgos defi fundamentalmente la de Gérard Deledalle en su antología de textos de Peirce, Ecrits
mtonos. sur le signe, París. Seuil, col. L'ordre philosophique, 197R.
5 . El pensamiento de Peirce no dejó de evolucionar y la mayor parte de sus e!i
critos. con frecuencia fragmentarios. no fueron publicados durante su vida. Para un
examen cuidadoso de las concepciones peircianas, pueden consultarse. aparte de los
comentarios de Deledalle en la antología citada anteriormente. los artículos de P.
Weis y A. W. Burks: «Peirce' Sixty-six Signs>>, en The Journal of Philosophy, 1945 .
.,págs. 383-388; de A.W. Burks: «lean. lndex, Symbol», en Philosoph_v and Pheno
menological Research, 1949, págs. 673-689; etc.
(CL ACTO FOTOGRAFICO 58 EL ACTO FOTOGRAFICO
59
«Un índex es un signo que remite al objeto que denota por un signo que se pone en lugar de u ? a cos� simple.m � �te por que se
que está realmente afectado por ese objeto» (2.248). _
le parece . un icono» -3.362 . ) Segun e l tipo de stmthtud de car�c
«Los índex son signos cuya relación con sus objetos consiste ter que e l signo mantenga con su denotado. Petrce d1stmgue (aun)
en una corre;pondencia de hecho» ( 1 . 55 8) . tres tipos de icQ no: . .
Entre los numerosos ejemplos de índex evocados por Peirce, re 1 ) la imagen (si la característica semeJ ante es una «Cualidad»
�<the phenomenal suchnes» ) ; 2 ) el diagrama (si la ca�acterística
cordemos la veleta que indica la dirección del viento . el cuadrante
es una analogía de relaciones, de estructura) ; 3) la meuifora (s1 la
solar que marca l a hora. el hilo de plomo que muestra la dirección
característica es establecida por un tercer término paralelo que sir
vertical, el barómetro bajo y el aire húmedo que son indicios de llu
ve de mediación) (véase 2.227 ) . Se ve así que la categoría de los
via, el humo que señala un fuego. el gesto de señalar con el dedo,
iconos de Peirce se halla lejos de limitarse únicamente a las repn;
e l nombre propio. etcétera (véase 2.285 hasta 2.289). Signos que
sentaciones figurativas (imágenes. pinturas. dibujos), sino que tam
no significan, hablando con propiedad, nada por sí mismos sino
bién engloba de hecho a todos los signos constrmdos a partir de una
que la significación está determinada por su relación efectiva con
simple semejanza de principio con aquello que des1gnan, de cual
su objeto real, que funciona como su causa y como su referente. Se
quier orden que sea (no sólo visual).
observará también que con frecuencia son las leyes físicas las que
rigen la conexión entre el signo y su objeto: la mecánica, la pro
Se habrá comprendido igualmente, a través de estos primeros
yección, la gravedad, l a presión atmosférica. la combustión, etc.
elementos de definición, que la oposición entre icono e índex no es
Este principio de una unión existencial con el referente distingue en absoluto exclusiva: lo importante en el icono es la semejanza
radicalmente al índex de las otras categorías de signos y en primer con el objeto -ya sea que éste exista o no: Lo importante en el
lugar del icono: índex es que e l objeto exista realmente y que sea cont1guo al s1gno
del que emana-, ya sea que éste se parezca o no a su objeto. En
«Un icono es un signo que remite al objeto que denota sim otros términos, puede haber perfectamente Iconos md1cmles o m
plemente en virtud de las características que posee, ya sea que dex icónicos. 7 Este punto es particularmente importante para nues
este objeto exista realmente o na>> (2. 247) . tra perspectiva puesto que, como se verá, el estatuto del signo fo
tográfico depende de él.
La existencia física del referente no está pues necesariamente im
plicada ¡or el signo icónico. Este es autónomo, separado, indepen E n cuando al símbolo, su característica básica es ser convencio-
diente. Existe en y por sí mismo. Encuentra su sentido en su pro nal y general:
pia plenitud. Esta autonomía del signo icónico respecto de lo real
significa que en el icono sólo cuentan las «Características» que po «Un símbolo es un signo que remite al objeto que denota en
see, en tanto que éstas «remiten icónicamente», es decir, se aseme virtud de una ley, de ordinario una asociación de ideas gene
jan, a un denotado, ya sea éste real o imaginario. («Me refiero a rales, que determina la interpretación del símbolo por refe
rencia a este objeto. Es pues en sí mismo un tipo general o
6. Obsérvese que desde un punto de vista histórico esta divergencia semiótica. una ley» (2.249).
operada a partir del criterio de conexión o no entre el signo y su referente. no es
nueva. Mucho antes que Peirce esta distinción había sido planteada explícitamente. Lo mismo que el icono. el símbolo no está ligado a la existencia
por ejemplo, en la Logique de Port Royal (capítulo IV agregado en la edición de
1683), en que Arnault y I\icole oponen por una parte «signos unidos a las cosas real del objeto al que se refiere. En este sentido, uno y otro, 1cono
como la expresión del rostro. signo de los movimientos del alma, que va unida a y símbolo, deben ser considerados, dice Peirce, como signos <(� en
esos movimientos a los que significa: como los síntomas. signos de las enfermeda tales» y «generales» (porque están «separados» de las cosas) . m1en�
des. se ajustan a estas enfermedades. etc. [éstos son estrictamente ejemplos de ín tras que e l índex. siempre será «físico» y «particular» (porque esta
dex]; y por otra parte. signos separados de las cosas, como los sacrificios de la an
tigua ley, signos de Jesucristo inmolado. estaban separados de lo que representa
ban» Por cierto que Peirce afinó esta división. especialmente subdividiendo los «sig 7 Peirce lo afirma claramente: «El índex implica pues una especie de icono. aun
nos separados» en iconos y símbolos. También dio una descripción más precisa y que �ea un icono de un tipo. partic.ular, y no � s. la s.e mejanza que él t_íene con el ob
completa de las categorías. Pero no las creó enteramente. jeto, lo que constituye un Signo, smo su modihcacwn , real por el objeto>> (2.248).
EL ACTO FOTOGRAFICO . 60 61 EL ACTO FOTOGRAFICO
<<Unido» a las cosas). Allí donde el icono y el símbolo se distinguen forzadas a corresponder enteramente a la naturaleza. Desde
es a otro nivel: en su autonomía de signos mentales y generales, este punto de vista, pues. pertenecen a la segunda clase de sig
uno pone en juego la semej anza. y la similaridad; el otro la asocia nos: los signos por conexión física, (2.281) .
ción por convención, l a regla arbitraria, el contrato de ideas. Se
comprende en seguida que, en la categoría de los símbolos, hav que Seguramente no es uno de los menores méritos de Ch. S. Peirce ''
•
colocar evidentemente la mayor parte de las palabras de l a Iéngua haber podido analizar así, ya en 1895, el estatuto teórico del signo 1
' '1
(«Toda palabra común como "reparto", "pájaro" , "matrimonio", fotográfico. superando la concepción primitiva y deslumbradora de
es un ejemplo de símbolo. Es aplicable a todo lo que puede reali la foto como mímesis. es decir. haciendo saltar ese verdadero obs
zar la idea adherida a esa palabra; no nos muestra un pájaro ni rea táculo epistemológico de la semejanza entre l a imagen y su referen
liza ante nuestros ojos una donación o un matrimonio, pero supone te. Y si ha podido hacer saltar este obstáculo, es porque ha tomado
que somos capaces de imaginar esas cosas y que las tenemos aso en consideración no sólo el mensaje como tal, sino también y sobre ,
'' �
ciadas a la palabra, [2.298]) . todo el modo de producción mismo del signo. Con Peirce nos da ''
'
Esta es, presentada esquemáticamente en lo que tiene de más bre e l estatuto de la fotografía como pura huella física de una rea
fundamental, la famosa tricotomía semiótica. Ahora resulta eviden lidad. No voy a presentar de nuevo toda una serie de trabajos que
•
te pues, que el signo fotográfico, por su modo constitutivo (la hue se dirigen en este sentido (véase el capítulo precedente y las refe
lla lummosa), pertenece de lleno a la categoría de los índex (signos rencias a Benjamín, Bazin, Barthes, Bonitzer, D. Roche , R .
por conexión física), e incluso si los efectos de la imagen foto ter Krauss, etcétera).
Jfolinan siendo del orden de l a semejanza icónica, o incluso pertene
Ciendo a l a categoría de símbolo. Por otra parte, Peirce mismo. en Por el contrario, querría subrayar por un momento que todos
un pasaje importante, no ha dejado de subrayarlo explícitamente: esos trabajos insisten sobre la «génesis» del dispositivo en detrimen
to del «resultado». Pues justamente allí, en ese desplazamiento del
«Las fotografías. y en particular las fotografías instantáneas. «punto de vista» (Peirce), en ese cambio de posición epistemológi
son muy instructivas porque sabemos que en ciertos aspectos ca, se sitúa la novedad teórica de la relación moderna con la foto
se parecen_ exactamente a los objetos que representan. Pero grafía. Si se quiere comprender en qué consiste la originalidad de
esta seme¡anza es debida a las fotografías que han sido pro .la imagen fotográfica, obligatoriamente hay que ver el proceso más
duczdas en unas circunstancias tales que estaban físicamente que e l producto, y esto en un sentido extensivo; que se tomen en
------
EL CTO FOTOGRAF!CO 63 EL ACTO FOTOGRAF!CO
A 62
cuenta no sólo, en el nivel más elementaL las modalidades técnicas situacio nes -es incluso el efecto general-, pero ju.sta� ente este
•
de la constitución de la imagen (la huella luminosa). sino también. analogismo figurativo no es más que un efecto, no es. mdtspensable.
por una extensión progresiva. el conjunto de los datos que definen, es el resultado de una cierta organización de . los cnstales
. de halo-
enuro de plata de la emulsión, que reaccwna1_1 a1 Impacto d e 1 os
en todos los niveles, la relación de ésta con su situación referencial,
tanto en el momento de la producción (relación con el referente v �ayos luminosos emitidos o refl t;jados por los objet�; d�l mundo ex
con el sujeto-operador: el gesto de la mirada sobre el objeto: mo terior, constituyendo placas m � s o menos �Ifc renCiadas que se es
_
mento de la «toma») como el de la recepción (relación con el su tructuran ellas mismas progresivamente en _ Imagenes � ve � tualmen
jeto-espectador: el gesto de la mirada sobre el signo: momento de te reconocibles, como portadoras de las mtsm_a� apanenctas de los
la «re-toma>> --de la sorpresa o del error). Es por tanto todo el cam objetos de las que emanan. Son pues leyes fisicas (las correspon
po de la referencia lo que entra en juego para cada imagen. En ese dientes a la proyección de rayos lumm ? sos sobre una s_uperficie fo
sentido, . la fotografía. es la necesidad absoluta del punro de vista tosensible) las que determinan la relación entre los objetos de par
.
tida y sus efectos sobre el soporte fotografico. Esta relaciOn puede
pragmatico.
'
vimos, Peirce puede, porque se ha visto llevado a considerar el punto de vista técnico se trat � de fotograftas obtemdas sm camara
_ ct: la luz en una camara
fotográfica. por la simple accion _ oscura,
modo mismo de constitución de la imagen, hacer saltar, desde este _ :
punto de vista, el obstáculo epistemológico de la semejanza. Lo que se colocan objetos opacos o transluctdos directamente sobre el p�
nos dice. finalmente, es que la fotografía no es (necesariamente) pel sensible, se expone el conjunto así compuesto a un rayo lumi
analógica porque sea (ante todo) indicia!. Este punto merece ser de noso v se revela el resultado. No se pasa pues por un aparato de
sarrollado. toma de vista (eliminación de toda la parte óptica del dispositivo fo
tográfico). No se pasa tampoco por un mtermediano (el negatl\ o)
En efecto, la definición mínima que ya adelantamos (la fotogra antes de revelar un positivo (resultado fmal) ; smo que se desembo
fía en primer lugar como hu ella lum ino sa) implica directamente al ca directamente en una prueba negativa sobre papel (lo que hace
me nos dos cos as. Po r un lad o, en el plano técnico. esto significa del fotograma una pieza única. no reproducible). Por último. y so
que el aparato de toma de vista no es en principio indispensable bre todo, la imagen final aparece con frecuencia como un stm ple
para que haya fotografía como si todo el dispositivo óptico (la cá juego de luz y de sombra. con densidades variabl � s y contornos m
mara oscura, el dispositivo de captación de la imagen) no interv ciertos. Pero de ningún modo una Imagen mtmetica o figurativa.
i _
Por otra parte, con frecuencia se h a cal_ificado a los fotogramas
niera más que secundariamente. de segunda ma no , en relación .
_a� es>> y es ver
con como «Composiciones abstractaS>>, «puros J � egos _ form
e l dispositivo químico (se nsi bil iza ció n. revelado y fijado )
. dado dad que muchas veces es difícil. sino impoSible. Identificar con pre
como lo único ese nci al y propiamente constitutivo. Por otr o.
mi sm o orden de consecuencias pero a un nivel más teóric
en el cisión los objetos que fueron colocados sobre d papel y de los que
o, esto sólo se percibe la huella. la sombra blanca, mas o menos deforma-
qu ier e decir que la imagen obtenida en estas condicion
es mínimas
no es a priori mimética, no está hecha necesariamente
a imagen (a
sem eja nz a) de l ob jet o del cual constituye la hu ell a. Por 8. Max Kozloff: Photography and Fascinarion. Essays. Dnnbury. N. H . Addi
cierto. su són House. 1979. pág. lO.
.
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Figura -l: Dav idAllan. El origen de la pimura, 17-J:'
(Edirnhurgo. Galerías Nacionale� de Escocia) .
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•
65 EL ACTO HlTOGRAFICO
fías'' de 1 91 8 (a lg ún dí a será necesario
cu es tio na r los ju eg os
de no m br es sobre las de no m in ac io ne s) .
D e he ch o, qu ed a cl a
ro qu e todo este de ba te sohre l a "i nv en .,
ci ón de l fotograma
al re de do r de los añ os 20 yerra en lo es en
ci al , es de ci r, en su
di m en si ón te ór ic a: el principio de l fotogr
ama nació el dí a en
qu e nació la fotografía (e in cl us o an te s)
. ¿Acaso no te ne m os
auténticos fotogramas de sd e 18 34 co n lo
s famosos ·'photoge
nic dr aw in gs " de W. H . Fox Talbot. imág
enes únicas y ne ga
tiv as de hojas de ár bo l, de ci nt as . de en ca
je s, et c . , ob te ni da s
po r depósito directo de es os objetos so
bre el papel se ns ib le
a l ni tr at o de pl at a? E in cl us o mucho an
tes aú n, las experien
cias de un Thomas Wedgwood en 1 80 2.
o las "s ilu et as au to
m át ic as " ob te ni da s si n in te rv en ci ón m an
ua l del francés Char
le s ya en 1 780 -véase el capítulo sigu
iente- ¿no son ya
le gí tim am en te fotogramas? U na vez m
ás , lo importante no
está e n es ta va na ca rr er a ha ci a lo s orígen
es históricos, si no en
la co nc ie nc ia de la apuesta te ór ic a qu e
re ve la el fundamento
mismo de lo fotográfico: la hu el la lu m in
os a por contacto, es
de ci r por contigüidad re al y física co n el
referente -mucho
an te s de cu al qu ie r id ea de se m ej an za . L
a fotografía es la gé
nesis por m et on im ia ( y la metáfora no in
te rv ie ne más qu e a
título de efecto de sentido even tu al ) . »
'
* *
A pa rt ir de l m om en to en qu e se co ns id er
a que el ín de x (e n este
caso l a imagen fotográfic a) se define co
ns tit ut iv am en te como la hu e
lla física de un ob je to real qu e ha
es ta do ah í en un m om en to de
te rm in ad o, se hace evidente qu e esta m
arca in di ci a! es , en su prin
ci pi o única: no remite sino a un so lo re
fe re nt e. el «suyo>>, el m ism o
qu e la ha ca us ad o. La hu el la (fotogr
áfic a ) no puede se r. en el fon
do , m ás qu e singular. ta n sin gu la r co
mo su referente m is m o. Como
representación por co nt ac to , no signific
a de entrada un concepto;
EL ACTO FOTOGRAF!CO
66 67 EL ACTO FOTOGRAFICO
antes que nada, ella designa un objeto o un ser particular, en lo que mismo negativo, y ese negativo, él que es la foto propiamente di
tiene de absolutamente individual. cha- siempre es único: sólo puede haber uno de un mismo objeto
en un momento dado. Las copias positivas no son de hecho sino fo
cip io de sin gu lar id ad , lig ad o a la gé ne sis fís ica de l ín t� s de. foto, «metafotos», imágenes en segundo grado que testimo
Este pr in .
su br ay ad o po r Pe 1rc e po rq ue es un o de lo s ra sg � s man Simplemente que en fotografía no hay tanto reproducción como
de x ' había sid o
re nc ia ra di ca lm en te lo s sig no � in di cia les de to do s los dem as re-producción. La fotografía como tal, tomada en su principio -la
qu e dife en ta les Y huella, el negativo, el polaroid. el daguerrotipo, etcétera- es siem
sto , lo s ¡co no s y lo s s1m bo lo s so n s1g no s m
(c om o he m os vi
pre necesariamente singular. Esta es la primera y sin duda una de
generales ):
las consecuencias teóricas más importantes que se deducen de esta
«[Los índex] remiten a individuos, a unidades singulares, a co categoría de índex.
lecciones singulares de umdades o a contmuos smgulares}>
Junto a ella, otras funciones, menos filosóficas tal vez pero tam
1
(2.306).
bién notables y con frecuencia mencionadas en los discursos sobre
ás ta rd e. en ire, Ro lan d B ar th es no po la foto -las funciones de atestiguamiento y de designación-, apa
Mucho m La ch am br e cla
n
a su ve z y a su m od o e� es :a ca ra cte ns tlc a ce recen Igualmente como consecuencias directas del principio de con
día de ja r de insistir . . as :
tc
tr al , rica en implicaciones, especmlmente fllosof tigüidad referencia l , cuya fuerza extensiva y propensión a la proyec
ción metonímica subrayan particularmente .
•
l gar m á�
«L o qu e l a Fotografía reproduce al infinito no tiene �
a ve z; ell a re pi te m ec án ica m en te lo qu e Ja m as po dra Comenzaremos por el principio de atestiguamiento. Si en efecto
qu e un
•
en cia lm en te . En el la, el ac on tec 1m ten to n� nc a la imagen fotográfica es la huella física de un referente único, eso
repetirse ex ist .
ra ha cia ot ra co sa : ell a sie mp re de vu elv e el co rp us qu e quiere decir, tomando las cosas por el otro extremo, que en el mis
se su pe
er po qu e ve o; es e l Pa rl! cu lar ab so lut o, la Co n mo momento que uno se encuentra ante una fotografía, ésta no pue
necesito al cu
ia so be ra na . so rd a y co mo am m al. el Ta l (ta l fo to, y 1
•
Lo que se olv ida co n fre cu en cia es qu e es ta re vestigaciones, por ejemplo, el tema del Blow Up de Antonio
só lo en tre sig no s. La un ici da d, en ca m ? ;o, no re ca e so br e esta re ni 1 4� como terrorista -véase el uso probatorio hecho por las
sig no s, re ca e so br e l a re lac 10n de ca da un o de ell os co n
lación en tre
un
el ob jet o denotado. Las pr ue ba s siempre se revelan a partir de 1�.
Ando Gilardi: Wanted.' Storia, tecnica e estetica de/la forografia crimina/e, sig
naletlca e giudiziaria, Milán, Ed. Mazzota. 1978.
12.Roland Barthes: La chambre cluire. ,Vote sur la photografie. París. coedición 14_. Para un análisis del trabajo sobre la foto en el Blow Up de Antonioni, y
15. espec¡a]mente sobre las relaciones entre la foto y lo real. una y otro frustrándose
•
vé Guibert señala exactamente: «La foto es la prueba absolu tografía es así un certificado de presencia. Ese certificado es
ta : unida a las cifras, datos, nombres, sellos y firmas, ella n �� e l nuevo gen que su invención ha introducido e n la familia de
as1gna el derecho de estar a uno y a otro lado del muro». las imágenes.» It!
Este pod er de atestiguamiento de la fotografía, SI bie n aparee: E n cuanto al principio de designación, que define también al ín
a l máximo de su fuerza cuando es usada por 1 a Ley . de hecho esta dex (fotográfico o no) , aparece como muy relacionado con el prin
gen era liza da en aspectos qui zá me nos evidentes en todos lo tipos cipio precedente. Muchas veces el mismo Peircc insistió en subra
de foto. E n calidad de índ ex, la fotografía es por naturaleza un tes yar ese rasgo indicativo y descriptivo:
tim oni o irrefutable de la exi sten cia de ciertas rea lida des . Ella pro
cede ont oló gic am ent e como el San Juan de las Epístolas. diciéndo «[Los índex] llaman la atención sobre sus objetos por impul
nos : «he aqu í lo que he vist o, h e aquí lo que he tocado. Ahora sms sión ciega» (2 . 3 06 ) .
vosotros los que ten éis que ver , tocar con los OJOS,>. «El índex no afirma nada; sólo dice: Allí. Se apodera por de
En este sentido, quien sin duda más ha insistido sobre el princi cirlo así de nuestros ojos y los obliga a mirar un objeto par
pio de atestiguamiento es evidentemente el Barthes de La chambre ticular. Esto es todo» (3.361).
c/aire. Todo el «eso ha sido>· que Barthes tden tiftca como el noema «Todo lo que llama la atención es un índex. Todo lo que nos
de l a Fotografía, no afirma otra cosa: sorprende es un índex, en l a medida en que marca la unión
entre dos posiciones de la experiencia» (2.285).
«Vuelvo a pensar en el retrato de Wi llia m Cashy . ·' nacido es
cla vo' ·, fotografiado por Av cdo n. El noe ma es 3LJ.UÍ inte nso , Una vez más, como emanación física de un referente único, el
pues e l que veo allí ha sido esclavo; él certifica que la escla índex nos obliga literalmente, <<por impulso ciego», a dirigir nues
vitu d ha exi stid o, y no tan lejo s de nosotros; y lo certifica no tra mirada y nuestra atención sobre ese referente y sólo sobre él.
con test imo nio s históricos sino con un orden nuevo de prue La huella indicia!, por naturaleza , no sólo atestigua, sino, más di
bas , de algún mo do exp erim ent ales : la prucba1-_seg ún- San námicamente aún, designa. Ella sella/a (es de hecho el punctum
1
to-Tomás-que-quería-tocar-al-Cristo-resucitado . '� barthesiano) . Ella muestra con el dedo -es también índex en ese
sentido. Incluso Peirce ha jugado repetidas veces con esta ambigüe
dad de la palabra, tomada en sus acepciones semiótic� y digital a
l a vez: «llamo index al signo que significa su objeto sólo en virtud
siempre en alguna parte. véase Richard !vfartin: da ( --� ). ?u commo..: nt e� qu i ét�ait
en de<;a est passé au-dcl3 et ne s'y trouve plus>>. comumco.cton presentada en el ( �1- del hecho de que está realmente e n conexión con él. el índex de la
loquio de Liej a De la Phorographie: pmctit¡ues. lecllm'.\ , rhc.-!nes, t2 de fehrcru oe mano es el tipo de esta clase de signos» (3. 36 1 ) . Llevando más le
1982 , será publicado en las actas edita das por Phi!ippe Dul�u� � - jos la figura digital del índcx. sin duda no carece de importancia re
1 5 . Véa se u n análisis preciso de esta s fotl�S y �e '-U utiliz� �
· i0n co;;trat�gica en ��i
lippe Dubois: <<Moro pris aux mots: une dffane de pra gmatJq Llé dlscurst\'c >. en l a
cordar esta observación sintomática de Barthes:
hiers J. E. B. . n'' 1, 1 979 (n." e�pccial lnformalion er Aft:diu} - p:íus. 12:'- l -t :> .
1 6 . Hervé Guibcrt: L 'zmage fanrómc, Pans. Ed. de }.fimc:t. l9SL pág. 1 3 5 .
1 7 . Rola nd Barthes: La chambre claire. up. ci1. (v.:':ase nota 12). pág. 12.5.
•
«Para mí. el órgano del fotógrafo no es el ojo (eso me aterro aquél, aquélla) o de presentativos (he aquí, he alu), o aún de algu
riza), es el dedo: lo que está ligado al clic del objetivo, al des nos adverbios de lugar (aquí. allí) o de tiempo (ahora, antes): ,;jg
lizamiento metálico de las placas . . . Amo esos ruidos (y ese nos lingüísticos (Peirce los mencion a a todos en sus ejemplos de ín
.
.
gesto) de una torma cast vo l uptuosa . �> 1 ' dex �véase 2 . 287 a 2.290) que no tienen todo su sentido en sí mis
mos) pero cuya significac ión completa depende de la situación de
Inútil insistir sobre la dimensión psicoanalítica. aquí explícita. enunciaci ón en la que son utilizados. v cada uso de estos sümos les
.
que enlaza l a noción de índcx. en sus dos sentidos. con la del de atribuye un referente específico cada vez y por tanto variable en
-
seo: órgano, deslizamiento. disparador. Yoluptuosidad. etcétera. cada caso: su semántica depende de su pragmática. Su único senti
Algo del mismo orden trabaja también en la relación amorosa, el do, si se quiere) es precisamente indicar. subrayar. mostrar su re
cuerpo a cuerpo, que Denis Rache mantiene con su aparato y con lación singular con una situación referencial determinada. Con es
e l gesto también llamado de l a �<toma>): tos signos se comprende la diferencia entre sigrúficar y designar; su
significación en este caso no se constituye más que por su propia
«En el horror del momento ineluctable en que el índex cur designación.
vado y rígido va a apoyarse sobre el disparador ( . . . ) . en la bru
talidad del golpe de pulgar que hace progresar la película Los discursos sobre l a fotografía no han dejado de señalar esta
muesca tras muesca, cosa que siente bien la falange ( . . . ) , en potencia designatoria del índex, como por ejemplo estas declara
cadenando desesperadamente foto tras foto. como en esta ciones de Guy Le Quérrec, fotógrafo-periodista, siempre atento a
carrera siempre retenida que hace que apenas se ha gozado reflexionar sobre su propia práctica:
haciendo e l amor, no se piense en otra cosa que en volver a
hacerlo, va' tendido hacia el nuevo momento en que la carga, «La fotografía, para mí, sirve para esto: para señalar con el
l a pl ena carga este en JUego una vez mas . . . 2ll
.
''
'
.
mente en mi opinión. índice e índcx sin h<lcer distincion entre repre�entauón (pues-
EL ACTO FOTOGRAFICO 72 73 EL ACTO FOTOGRAFICO
nación de la que aquí hablo no actúa en la escena fotográfica, en tos y efectos. Este singular que no está en ninguna parte del
la representación figurada de la imagen; es una designación mucho campo, he! o aquí que moviliza todo y por todas partes, se plu
más esencial, que opera más acá de toda figuración. en el nivel on raliza ( . . . ) El punctum ( . . . ) induce a la metonimia. y es su fuer
tológico de la imagen. Es una designación constitutiva de lo foto za, o más que su fuerza, su dynamis, dicho de otra forma, su
gráfico mismo. Claro es que puede estar más o menos trabajada, potencia, su virtualidad . >> 2ó
tocada, duplicada, mimada, representada en los diversos tipos de
mensaje, pero esto no nos interesa como tal. Lo que importa en pri No es uno de los efectos menos sobresalientes de esta lógica
mer lugar, es e l principio de designación. en tanto que caracteriza de la conexión física haber dotado a la fotografía de esta fuerza de
necesariamente toda clase de índex. Desde este punto de vista, la irradiación. La unicidad referencial literalmente se propaga por con
actitud de Barthes, con su objetivo eidético, del que nunca ha re tacto, por los relevos de la metonimia, por el j uego de la contigüi
negado, aun cuando otorga toda su importancia al juego de los efec dad material, como un calor intenso que corre sobre cuerpos con
tos, es absolutamente justa: ductores tocándose uno al otro y acabando, por decirlo así, hasta
quemar la imagen en la incandescencia de su singularidad irreduc
«Una fotografía se encuentra siempre en el extremo de este tible. 27 Esta es la pulsión metonímica y literalmente movilizadora
gesto; ella dice: ¡eso, es eso, es tal.' pero no dice nada más. de la fotografía; partiendo de casi nada, de un simple punto (punc
( . . . ) Mostradle fotos a alguien: Sacará inmediatamente las su tum), de un singular-único, luego se expande. afecta, invade todo
yas: "Mire aquí, éste es mi hermano; aquéL m i hijo", etc . ; la e l campo. Se precipita. Veremos más adelante que esta pulsión me
Fotografía es siempre un canto alternado de ''Mire", "Mira", tonímica que permite comprender buen número de utilizaciones de
"Fíjate"; señala con el dedo cierto cura-a-cara y no puede sa la foto, usos marcados la mayoría de las veces por el sello del de
lir de ese puro lenguaje deíctico.}>24 seo y del duelo, que se alimentan singularmente de esta virtualidad
irradiante. Los valores de reliquia o de fetiche, tan frecuentemente
En realidad, mirándolo bien, ese poder de designación propia de atribuidos a la imagen fotográfica , encuentran ahí uno de sus pun
los signos indiciales acaba valorizando particularmente la virtuali tos de anclaje más claros.
dad extensiva, e l poder de contaminación del índex fotográfico, lo
'
que se podría llamar, siempre con Barthes, su «fuerza de expan * *
sión metonímica»:
Antes de considerar algunos de estos usos compulsivos o senti
«Por fulgurante que sea, el punctum tiene, más o menos vir mentales de l a foto, querría subrayar brevemente que los diversos
tualmente, una fuerza _de expansión. Esta fuerza es con fre datos que se deducen a partir de esta noción de índex fotográfico
cuencia metonímica.»2::� -principios de conexión física, de singularidad, de atestiguamien
to, de designación- forman una especie de complejo conceptual,
y que Jacques Derrida, en su artículo sobre «Les morts de Roland disperso sin duda pero muy coherente, y que en su globalidad im
Barthes», precisa en los siguientes términos: porta especialmente, no sólo porque es el fundamento del estatuto
del índex fotográfico, sino también porque se lo puede considerar
«Recordemos que el punctum está fuera del campo y fuera
del código. Lugar de la singularidad irreemplazable y de lo
referencial único, el punctum irradia y, esto es lo más sorpren 26. Jaques Derrida: «Les morts de Roland Barthes», en Poétiquc (especial Ro
land Barthes). n" 47. París. Seuil. sept. 198 1 . pág. 2R6.
dente, se presta a la metonimia. Y desde que se deja arras 27. Recordemos el famoso pasaje de Walter Benjamin: «La más exacta técnica
trar en sus relevos de sustitución, puede invadirlo todo, obje- [la fotografía] puede conferir a sus producto� un valor mágico como no lo podría te
ner para nosotros ninguna imagen pintada. A pesar de la destreza técnica del fotó
grafo, a pesar del carácter concertado de l a actitud impuesta al modelo. el especta
dor se ve forzado a pesar wyo a buscar en esta imagen la pequeña chispa del azar,
ta en escena del objeto) y principio ontológico del signo (véase en particular el capítu aquí y ahora, gracias a lo cual lo reaL por decirlo así. ha quemado el carácter de
lo 3 : «La rhétorique des index». imagen . . . :.:.. (<<Petite histoire de la photografie» (1933), trad. francesa en W. B . ,
24. Roland Barthes: La chamhre claire. op cit. (véase nota 12). pág. 16. L'homme, le langage et la culture. París, Denoei/Gon_tp.!er._ coL -Mé.diations. 1971,
25. lbíd., pág. 74.
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pág. 6 1 . )
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EL ACTO FOTO(JRAflCO 74 75 Fl ACTO FOTOGRAFICO
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como su consecue ncia global más importan te. En efecto. ligada por
su génesi.;.; a la unicidad de una situación referencial. atestiguándola Se explican así esencialmente gran número de usos :: de valores
y designándola. la imagen indicia! tendrá por efecto general impli del médium -valores y usos más o menos personales. íntimos, sen
car plenamente al sujeto mi.Ynw en fa exp eriencia, en lo experimen timentales, amorosos. nostálgicos. mortíferos. etcétera-, usos
tado del proce�o fotográfico. La actitud del último Barthes. una vez siempre fraguados en los juegos del deseo y de la muerte y que tien
�
nüs. es totalmente sintomática en este sentido. pues é l no puede. den a atribuir a la foto una fuerza particular. algo que la convierte
en ningún momento de su recorrido. pensar la fotografía fuera de en un verdadero objeto de fe. más allá de toda racionalidad, de todo
la relación que mantiene con ella. es decir. fuera de su propia ins principio de realidad o de todo estctismo. La foto. literalmente.
cripción en y por ella. de cualquier lado que se haga. Inscripción como objeto parcial (en el sentido freudiano). oscilando entre la re
por el sujeto -spectato r lo más frecuentemente (el prmctum es la fuer liquia y el fetiche, llevando la «Revelación» hasta e l milagro. De un
za, la inten�idad misma de esta in'icripción ) . pero tamhién inscrip modo más triviaL toda l a práctica del álbum de familia se mueve
ción por el sujeto -spectru m (la foto del Jardin d'Hivcr) e igualmen en e l mismo sentido: más allá de las poses fijas. de los estereoti
te -Barthes casi no habla de ello pero sin emhargo es evidente pos, los clichés, los códigos caducos. más allá de los rituales del
inscripción por el sujeto -operator (el gesto de la «toma>), tan hien ordenamiento cronológico y de l a inevitable escansión de los acon
trahajado por los aut<; rretrah_)\ con disparador automático retarda tecimientos familiares (nacimiento, bautismo. comunión, casamien
do de Denis Rache ) . -�' En resumen. no es una de las apuestas me to, vacaciones. etc . ) . el álbum de familia es siempre un objeto de
veneración, cuidado, trabajado. mantenido como una momia, guar
nos significativas de esta lógica del índcx plantear radicalmente la dado en un cofre ( ¡ con los primeros dientes del bebé o e l mechón
imagen fotográficn como impensable fúeru del acto mismo que de pelo de la abuelita ! ) � se lo abre con emoción, en una especie de
la hace ser, ya sea que éste pase por el receptor. el productor o el
ceremonial vagamente religioso. como si se tratara de convocar a
referente de la imagen. Especie de imagen-actu absoluta. insepara los espíritus. Seguramente que lo que confiere semejante valor a es
ble de su situación referenciaL la fotografía afirma así su naturaleza tos álbumes no son ni los contenidos representados en sí mismos,
esencialmente pragmática: ella encuentra w sen tido ame todo en su ni las cualidades plásticas o estéticas de la composición. n i el grado
referencia. Este punto es insoslayahlc. Por más que se diga que tal de �emejanza o de realismo de los clichés. sino su dimensión prag
o cual foto termina por encontrar su sentido en sí P:1isma. que su mática, su estatuto de índex, su peso irreductible de referencia, el
carga simbólica excede <:1 "u peso referen cial. que sus valores plás hecho de que se trata de verdaderas huellas físicas de personas sin
ticos, sus efectos de composición o de textura la convierten en un gulares que han estado ahí y que tienen relaciones particulares con
mensaje autosuficicnte. ctcétcrn. no se podrá olvidar jamás que esta los que miran las fotos. Sólo eso explica el culto del que suelen ser
autonomía �/ esta plenitud de significaciones sólo se estahle-cen por objeto las fotos de familia y que convierte a estos álbumes en una
el hecho de sentar. transformar. llenar a postcrinri. a título de efec especie de monumentos funerarios. de kolossoi, 2'-� de momias del
tos. una singularidad existencial primera que, en un momento y en pasado. 30 André Bazin ya lo había ser\alado bien:
un lugar dados. ha llegado a inscrihirsc sobre un papel muy· acer
tadamente llamado «�ensiblc>). Es esta nr?cr?sidad absoluta de una di 29. " Kolmsoi" en el sentido griego original. tal como fue estudiado, por eJem
plo, por Jean-Pierre Vernant en ,,fig_uration de l'in\·isible et catégorie p�ychologi
mensión pragrnática prn·ia a la com·útución dr? toda .">· cnuinrica lo que que du douhle: le colossos» (en 1Vfyrhe el pensée chez les Grec�, t. JI. :\Ia spéro. 1974.
distingue a la fotografía de todos los demás medios de repre págs. 65-78}. Los Kolossoi son «figurillas lk reemplazo, (Ch. Picard). No son imá
sentación. genes sino dobles no figuratims (pág. 67). Son "utilin1dos por la ma gia a morosa pa ra
evoca r a l ausente, como lo son en llls ritos fun�rario\ para n·ocar al muerto)) (pá
gina 71). Los Kolossoi se presentan en general hajo la forma de piedras erguidas,
semiplantadas e n e l suelo. «La fijación. la inmovilidad fla petrificación y la erec
ción] definen, en principio. a l colossos" (pág. 66).
30. Pierre Bourdieu: «Precisamente porque. haio la apariencia de una C\'Ocación
del pasa do. como se evoca los espíritm. la fotografía lo exorcisa recordándolo corno
tal. ella ha podido convertirse en uno de lm instrumentos privikgiadm de la memo
1k. \'éa�e c�pccialmcntc Dcni� Roch c : "BrtYe rencontre (L'autoportrait en pho ria social y recibir la func ión normalizadora que la sociedad confía a los rito\ fune
tographie))). en ca t álng o Jc cxpo�icilín .'iuroponrair<; plwwgmphique.\. ParÍ\. Ccntw ra rios, a sa ber. reaviva r indisolublemente la memoria de los desaparecidos y la me
Georgcs Pornpidou:'T icr�chcr. t 9S l . p<ig.� - 7- 1 1 ( \'¿ase cap --1- ) . También en La di.l moria de su d csapa ricióm (en Cn arr mm·en. Essai sur {n· ll.lages .1uciaux de {a pho
>
togra_(ie, París. Ed. de \1inuit. col. Le scns cornmun. 1 965. pág. :'--1-).
•
«La imagen puede ser imprecisa, deformada, descolorida, sin Y lo mi"mo puede decirse con el deseo haciendo las veces de pul
valor documental; ella procede por su génesis de l a ontología sión de muerte. de la foto amorosa, de esas imágenes queridas que
del modelo. De allí el encanto de esas fotografías de los ál cada uno lleva en su cartera o en un bolsillo, cerca del corazón.
bumes. Esas sombras grises o sepia, fantasmáticas, casi Siempre la lógica del índex confiere a la imagen esa fuerza sentida
ilegibles, no son ya los tradicionales retratos de familia, es la violentamente. El deseo nace allí siempre por contigüidad más que
presencia inquietante de vidas detenidas en su duración, libe por semejanza. Pensemos, por ejemplo, en las relaciones comple
radas de su destino, no por l a magia del arte, sino por la jas que Kafka, en su correspondencia, mantenía con las fotografías
virtud de una mecánica impasible; la fotografía no crea eter de su novia. Felice Bauer:
nidad como el arte: ella embalsama el tiempo, l o sustrae so
lamente a su propia corrupción; ( . . . ) l a fotografía se beneficia <<La carteril!a que me has dado es milagrosa. Gracias a ella,
de una transferencia de realidad de la cosa sobre su reproduc m e convierto en otro hombre. ( . . . ) Cuando miro tu pequeña
ción. El dibujo más fiel puede darnos más datos acerca del foto -la tengo delante- me asombro siempre de la fuerza
modelo, pero no poseerá jamás, a pesar de nuestro espíritu de lo que nos une el uno al otro. Detrás de todo aquello que
crítico, el poder irracional de la fotografía que gana nuestra se muestn. detrús del rostro amado. los ojos serenos, la son
confianza. [Como nota:] sería necesario introducir aquí una risa. los hombros que uno querría pronto estrechar en un abra·
psicología de la reliquia y del «recuerdo» que se benefician zo, detrús de todo ello actúan fuerzas que me son tan próxi·
también de una transferencia de realidad que procede del i mas y tan indispensables, todo esto es un misterio . . . >> (Carta
complejo de la momia. Señalemos sólo que el Santo Sudario j a Felice del 26 al 27/XIIí12) 3-'
de Turín realiza la síntesis entre la reliquia y la fotografía.»31
Este misterio, esta fuerza que trabaja subterráneamente la foto
Henri Van Lier ha subrayado igualmente ese uso sentimental: grafía, más allá («detrás») de las apariencias, y que es la misma que
funda el deseo, es la fuerza pragmática de l a ontología indicia! , es
«Como huella luminosa, la foto es la presencia íntima de algo lo que Barthes llamaba «la extensión metonímica del punctum», que
de una persona, de un lugar, de un objeto. Al mismo tiempo, restituye la presencia física del objeto o del ser única hasta en la ima·
da l a idea más intensa del sólo-una-vez. Fecha despiadada gen. Presencia que afirma la ausencia. Ausencia que afirma la pre
mente a los seres más vivos para nosotros, pero fuera de toda sencia. Distancia establecida y abolida a la vez, y que constituye el
duración. Los pone en un espacio estrictamente localizable, deseo mismo: el milagro. Otra carta sobre la fotografía amorosa
pero fuera de verdaderos lugares. Cada uno de ellos no es (como por azar, siempre una carta; sería necesario estudiar las re
más que una fracción de instante y una sección de espacio que laciones estrechas que unen lo fotográfico y lo epistolar) ·'� testimo·
ya no podemos vivir ni revivir. ( . . . ) Se ve cuánto partido pue nia con fuerza esta colusión del deseo v del índex foto, de esta ve·
den sacar e l amor, e l odio, la espera, la desolación y el duelo neración por un tipo de imagen, que procede por contacto más que
'
de la fotografía. Mezcladas o en un álbum de familia. O por mímesis. En 1843, Elizabeth Barrett escribe a su amiga Mary
más aún enmarcadas sohre la pared, la chimenea, la mesa. Russel Mitford:
Aquí el marco es presentable. Funciona como relicario, trans·
formando la foto en reliquia, talismán o amuleto. O de todas <-;D esearía tanto tener algo que me recordase todo lo que me
maneras en sudario o en tumba, que no tiene necesidad de ins
cripción, pues él mismo es inscripción . . . Scriptum, gegramme·
JJ_ Fr,mz Kafka: Lettres J Fe/ice. 2 voL. París, Gallim<Jrd. col. Du monde en
non, esto fue escrito, inscrito. Así ha sido inscrito. Así ella ha tier. 19T', t. l . pág. 23S. Se encontrarán elementos de an:i!isi.., de la relación de Kaf
quedado inscrita. El o ella fueron los im �regnantes desapare ka con la fotografía en Philippc Kaeppclin : «Photos ct·amour. Une lecture de Franz
cidos de esto. Séma, señal y sepultura.»-2
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1
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EL ACTO FOTOGRAFJCO 78 79 EL ACTO FOTOGRAFICO
es querido en este mundo. No es simplemente la semejanza es totalmente semejante a una huella de un paso sobre la arena, a
lo que es precioso en este caso -sino las asociaciones y el sen un moldeado, o a una cicatriz.
timiento de proximidad que impone esre objeto ( . . ) , ¡el hecho
.
Cuando tal o cual fotografía ofrece ante nuestra mirada interro cabalgata' ' : esta sonrisa se convierte en una mezcla de timi
gante la visión de tal o cual personaje. por ejemplo un nombre uni · dez y satisfacción ( . . . ) .
formado junto a un caballo con sus arneses. estamos seguros de una
cosa: ese hombre, ese caballo, esa vestimenta. esos arneses. han >'Cual quiera que fuese la historia por nosotros imaginada.
existido, han estado efectivamente allí. un día, en esa posición . Pero cualgmera que fuere la interpretación que le demos, nada se
eso es todo Jo que la foto nos dice. Acerca de la srgnificación ( ge· nos impondrá tanto como las apariencias puras bajo las cua
neral o particular) que hay que atribuir a esta existencia. no sabe les se nos presenta esta fotografía. Estas apariencias no nos
mos nada. aportan sentido alguno, pero están ahí.>> 3 8
En ese sentido. podemos decir que la foto no explica, no inter· Se ve pues que si el índex fotográfico. más que cualquier otro
preta, no comenta. Es muda y desnuda, llana y opaca. Tonta dirán med1o de rep�e�cntación , i :nplica en algún punto una fuerza, un po
algunos. 11uestra, simplemente. puramente, brutalmente . �ignos der. una plemtud de real, este opera sólo en el orden de la existen·
que son semánticamente vacíos o blancos. La fotografía es esencial cia y en ningún caso en el orden del sentido. El índex se detiene
mente enigmática. Ese es un sentimiento que todos aquellos que con el «eso ha sidO>>. No llena el lugar de «eso quiere decir>>. La "
'
'
han mirado una fotografía han experimentado en mayor o menor fuerza referencial no �e confunde con ningún potencial de verdad.
'
La contingencia ontológica no se duplica con una hermeneútica.
'
«La foto puede ser una prueba convincente. instructiva e irre S �gundo tipo de . consi � eraciones, siempre en esta perspectiva
futable. Eso es tan evidente que ni hay que insistir en ello. tendrente a confundrr Jos nesgos de una absolutización de la Refe·
Pero, al mismo tiempo, sucede con frecuencia que no se sabe rencia en Fotografía. E l principio de la «génesis automática>> que
demasiado qué es lo que prucba.»J7 funda el estatuto de la fotografía como huella. donde Jo «reah> mis·
mo vendría a marcarse sobre la placa sensible, este principio debe
Así también John Berger: ser claram� nte delimitado y colocado en su justo nivel, es decir i'
como un stmple momento (aunque sea central) en el conjunto del 1'
«De esta fotografía no sé nada. Su técnica permite situarla en proceso fotográfico. Nunca hay que olvidar, en el análisis, so pena '
tre 1900 y 1920. No sé si ha sido tomada en Canadá. en Los de quedar preso en esta epifanía de la referencia absolutizada, que
'
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Alpes, en A frica del Sur o en otra parte. Lo que se puede ver antes y después de ese momento de la inscripción <<natural>> del mun
en ella es un hombre de edad mediana. sonriente, con· un ca do sobre la supereficie sensible (el momento de la transferencia
ballo. ¿Por qué fue tomada esta foto? ¡_ Qué sentido tenía para automática de las apariencias) hay gestos y procesos. por ambas par·
e l fotógrafo? ¿ Y para el hombre del caballo? ( . . . ) ¿Era una tes, totall!l� nte «culturales>>. que dependen enteramente de opcio
foto periodística? ¿Un recuerdo de viaje? ¿Iba destinada al ca· nes y decisiones humanas, tanto individuales como sociales.
bailo o al hombre',' ¿Era el hombre el palafrenero? ¡,0 comer·
ciante de caballos'' ¿O era una fotografía de plateau tomada Antes: el fotógrafo decide en primer lugar fotografiar (eso no es
en e l transcurso de la filmación de uno de los primeros obvio). luego elige su tema, su tipo de aparato. su película, busca
westerns? su buena focal , determina su tiempo de exposición, calcula su dia
fra �ma, r � gula su puesta a punto, posiciona el ángulo de visión, ope·
»Uno puede divertirse atribuyéndole di<stinta� significaciones. raciOnes estas �v muchas otras� constitutivas del acto de la toma
Y q:t � culminan en la decisión última del disparo en el �<momento
'
Después: durante el revelado v el positiva do todas las elecciones h � dejado de afirmar que la fotografía era un «mensa je sin có
se repiten (formato, papel, operaciones químicas. trucos eventua digo», de �de sus primeros tex¡r?s sobre la foto (en 1961 y 1964)
les) ; a continuación, la prueba revelada entrará en todo tipo de re hasta su ultimo libro (1980), debe ser cuestionada. Se trata
des y circuitos, siempre «culturales>) (en grados diversos) , que de de una fórmula que ha hecho correr mucha tinta. sobre todo
finirán los usos de la foto (del álbum de familia a la foto periodís e � ple �o período semioestructuralista ( ¡ sólo se pensaba en el
tica, de la exposición en galerías de arte al uso pornográfico, de la codigo . ) , y que no fue bien comprendida porque los semio
foto de moda a la foto judicial, etcétera) . censores tampoco comprendieron bien lo que fundaba irre
ductiblemente la fotografía. Cuando Barthes, en su artículo
En otras pal abr as, el principio de la hue lla natural no funciona, de 1961, plantea por primera vez la paradoja fotográfica del
e n toda su «pureza�>, más que entre ese antes y ese des pué s, entre «!f!ensaJe sm código» (la formulación no era sin duda dema
esas dos series de códigos r de mo del os, durante esa sola fracción siado afortunada, pero los conceptos de entonces no tenían el
de segundo en que se opera la transferencia luminosa misma. Ese fuerte pasado teórico que tienen hoy). sitúa en realidad muv
es su lím ite. Sól o ent onc es, en ese mo me nto infi nite sim al, en claraill ente su afirmaci ?n : la foto se considera «sin código>;,
ese espacio, en esa vacilación de la duració n , la foto es un puro ac : _
es dectr «pura denotaciOn», relacionada directamente con su
to-h uell a. que tien e una relación de tota l inmediación, de ca-pre «analogon», por su principio constitutivo («el mensaje como
sencia rea l. de proximidad física con su referente. Sól o ent onc es, tal»). Pe�o cuando se re�tituye este mensaje a su prÓccso de
dur ant e ese relámpago inst ant áne o, puede decirse que la foto es produccwn y de recep?on, Barthes hace hincapié en su reac
«me nsa je sin código» (R. Bar the s) , porque es ahí , y sólo ahí ent re hvaciOn, y su mscnpc10n en y por los códigos de connotación.
la luz que ema na del obj eto y la hue lla que dej a sobre la pelí cula , Todo el resto del a�tículo, por otra parte, está consagrado al
don de el hom bre no inte rvie ne y no puede intervenir so pena de mo anahsts de estos <<codtgos culturales», que siempre han sido.
dificar e l carácter fundamental de la fotografía. Pero fuera de ello , pero sobre todo en esa época. la mayor preocupación de los
fuera del acto mis mo de la exposición, la foto es inm edia tam ent e trabaJOS d� Barthes (véase las Mythologies, el Systeme de la
(re) -tom ada , (re) -ins crit a en los cód igos . En tod a clase de códigos
m_ode, �tcetera). Cuando vuelve sobre esta cuestión, casi 20
que ya no la dej ará n, que serán tanto más poderosos, e introduci anos mas tarde, en La chambre claire, Barthes sigue siendo
rán tan ta más viol enc ia cuanto que , por un instante e l inst ante muy preciso: «es evidente, dice, [que] hay códigos que vienen
mis mo de su constitución- ella se les ha escapado. Est a fall a. se a modificar la lectura de la foto» (pág. 138); es lo que llamará
guramente fundam ent al, tiene sus consecuencias, per o. repitámos el stu�wrn. Pero <<nada puede evitar» que l a Fotografía sea
lo, es sólo una falla (o un punto ) , un instante de olvido de los có en pnmer lugar una «em �nación de lo real pasado». Y por
digos. En todo lo que precede , n o he hablado más que de este ins eso la foto conmueve al sujeto, es por su poder de contingen
tant e de olvi do (he tomado la fotografía en su núc leo) . Pero siem
Cia que «apunta» (punctum) al espectador. Ya he tenido oca
pre hab rá que recordar que este instante constitutivo se halla lite
sió n de indicar que en el conjunto de este último libro se pon
ralm ente deli mita do, con teni do, presionado por las formas cultura
dra, todo el acento, JUStamente, e n esta referencialización. Ahí
les de la representación, cuya labor acabará siempre. a fin de cuen
tas, marcando más o men os el men saje fotográfico. Esta es una se se mscnbe todo el trayecto del pensamiento de Barthes y que,
gunda manera de relativizar la importancia de la referencia en como Siempre, se da como tal. E n ese libro de Muerte la in
fotografía. sistencia sobre la presencia referencial en y por la fot ¿grafía
es hasta tal pun !o sistemática . . que hay en ello como una fija
Paréntesis barthesiano. La insistencia con la que Barthes no cwn, una ftJaCIOn que se ongma en el momento único de la
génesis por huella directa. Barthes, deliberadamente . en el
movimie ?to de la pulsión de muerte. se entrega al juego de
reconocer, en un mismo imtante y en una fracción de segundo. un hecho v la orga-
- - �-
la epifama del referente. Y la Fotografía, justamente, está ahi
nización rigurosa de las formas percibidas vü,ualmente que expresan y significan ese
.
hecho. Es poner en la mi�ma línea de mira la cabeza. el ojo y el corazón» (en Jma
ges a la sauverre. París . Ed. Ven·e. 1952) . Como epígrafe a este texto encontramos 40�
Se tr�ta seguramente de <<Le message photographique». en Communicutions
esta cita del Cardenal de Retz: «!\· o hay nada en este mundo que no tenga un mo 1, Pans. Semi. 1961; de «Réthorique de l'image». en Communications 4. 1964: v de
·
mento decisivo . " La chambre claire. op. cit. (véase nota 12).•
EL ACTO FOTOGRAFICO 84 85 EL ACTO FOTOG!V\F!CO
por eso. Es ella la que le permite esta insistencia. es por ella. porción de espacio rigurosamente determinado que delimita un más
por l a «potencia metonímica del punctum », que él puede ge allá y un más acá de la «escena» (la buena distancia) y su manejo
neralizar e l instante de la ca-presencia singular, sumergirse en permite toda clase de juegos bien diferenciados en la constitución
«esa pura contingencía» y perderse en ella. A bsolutizar. para de la imagen. Por otra parte, si la fotografía tiene algo que ver con
borrarse mejor, una relación de inmediatez con lo único: mo la Medusa (véase el final del capítulo 3). si. al igual que la Gorga
rir por la foto para reunirse con la imagen de su madre. Bar na, fija. capta, inmoviliza todo aquello que cae bajo el peso (o el
thes n o nos propone una reflexión teórica sobre la foto . Hace corte) de su mirada, no hay que olvidar que esta estupefacción sólo
de l a foto un acto teórico y escribe un texto forográfico. -+ i puede obtenerse en la distancia. E l referente que nos deja estupe
factos es justamente lo intocable de la imagen fotográfica, incluso
Por último, la tercera y última observación sobre los límites de cuando ésta emana físicamente de é l . Obligatoriamente. todo cli
la noción de índex, seguramente la más importante, introducirá la ché sólo permite ver en su lugar una ausencia existencial . Lo que
necesidad de una distancia en el núcleo mismo del dispositivo. En se mira en la película jamás está ahi.
efecto, e l principio fundador sobre e l que he insistido tanto -prin
cipio de la conexión física, de l a proximidad reaL del contacto efec Toda foto implica pues que haya, bien diferenciados uno del
tivo entre el signo y su referente-. ese principio podría hacer creer otro, el aquí del signo y e l allí del referente . Se puede considerar
que e l índex es producido teleológicamente por una especie de pul incluso que la eficacia de la fotografía reside en e l movimiento que
sión a la identificación, como si la cima. el ideal. lo absoluto del ín va de este aquí a ese allí. Son esos pasajes, esos desplazamientos,
dex se alcanzara cuando el objeto y su representación se acercaran esas idas y venidas, las que hacen literalmente el juego, de mil for
hasta el punto de formar sólo uno, de estar confundidos in mas diferentes. de l a mirada espectatorial sobre las fotografías. Esto
disociablemente. vale tanto para la foto de viajes del aficionado. cuya lógica es ele
mental: «ésta es una foto mía ·y de mi familia ante la torre de Pisa:
Pero no hay nada de esto, y es conveniente liberar al signo fo ved, nosotros que estamos aqu í con vosotros, mirando esta imagen,
tográfico de ese fantasma de una fusión con lo real. En la fotogra hemos estado allí>>, como para la foto erótica o pornográfica, cuya
fía, si hay necesidad (ontológica) de una contigüidad referencial. no misma obscenidad, finalmente, consiste en que muestra (el aquí del
hay menos (también ontológicamente) necesidad de distancia, de se signo) lo que no se puede tocar (ei allí del referente): lo imaginario
paración, de corte. Este es un dato absolutamente central. No voy del deseo nace de esa tensión, de la distancia entre lo visible y lo
a describir sistemáticamente todas las apuestas ligadas a ese princi intocable. 42
pio, sino simplemente a subrayar aquí que este principio opera a va
rios niveles. La distancia interna, inherente al dispositivo fotográfi Incluso en el caso del fotograma, en que el objeto real está sin
co, funciona en efecto tanto en e l espacio como en el tiempo. embargo espacialmente más cerca de su representación, puesto que
está literalmente puesto sobre el papel sensible, incluso en ese caso,
En el espacio: siendo, por su génesis, un signo unido J las cosas, la proximidad extrema nunca es identificación. En ningún momen
la imagen fotográfica, en tanto signo, está separada espacialmente to, en el índex fotográfico, el signo es la cosa.
de lo que ella representa. Y esta separación, este distanciamiento.
e s absolutamente constitutivo. En primer lugar. corresponde ct da Eso es todo lo que distingue l a foto de lo que se llama, según
tos técnicos: ¿no tienen todos los aparatos una palanquita que Maree! Duchamp. e l ready-made. Los ready-mades («ya he
regula esta distancia? Uno de los datos más importantes que hay chos>>) son objetos manufacturados. más o menos comunes
que dominar en la toma de vista es la profundidad de carnpo esa .
-un urinario. un sacacorchos. una rueda de hicicleta, un se
cador de botellas, una pala para la nieve--. elegidos por el ar
41 . E�! a concepci ón. al menos paradoja!. de un Barthe-s ,._f<Jtógrafo,- ha sido de tista, aislados de su contexto, firmados por él. eventualmente
sarrollado por Marc-Em. Melon en «Le photog(r)aphem pholographié>·. te:nu de
pró xima publicación en !as acta:-; del coloquio de Liej .::. De fu PhoiC/!,IOphw pnw
que�, lectures. thior-ie1·, editadas por Philippc Dubois. \J. E Mclon ha retomado y 42. Sobre la relación entre la fotografía y lo obsceno. véase Jo�erh Bya «Lct
desarrollado este tema en la memoria de final de cane ra : o·unc phorogr11plue. /'au Ph(r)otographic». comunicación para d coloquio de Licja De la Plwrographie: pra·
tre. Universidad de Licja. S::: ction lniormation ct Arts J,: dlfussion. oc r . 1 9S2. · tiques, lectures, theóries. Aparecerá e n las a-cta�
j
EL ACTO FOTOGRAFICO 86 87 EL ACTO FOTOGRAFTCO
fechados y dotados de un rótulo («Fuente» para el urinario bre la película v el momento presente de _la mirada que uno dirige
de «R. Mutt'> en 1917) y expuestos en una galería o en un mu a la fotografía. siempre ha_v un ahismo''· .1...
seo. Dicho de otra forma. en el ready-made. toda distancia se
halla abolida. destruida. Es el referente mismo que se hace sig Aquí también. en este abismo. en esta escisión del tiempo se en
no, es el objeto real que se eleva. tal cual. al rango de obra cuentran muchos elementos de la fotografía. en particular todo Jo
de arte de pleno derecho, y esto por e l solo gesto del artista que tiene que ver con la intensidad : la tensión que el acro forográ
-muestra. fijación, reliq uia-. En este caso, sí. el objeto .fico mismo suscita en el operador: imaginaos vosotros mismos en
coincide con su propia imagen; hay confusión, identificación el acto. con los sentidos aguzados, con todo vuestro ser en tensión
de las dos instancias. Y en este sentido. contrariamente a lo a la vez en el control de los parámetros de la toma de vista, en la
..¡ -
, focalización de la e�cena y en l a espera del <<momento decisivo>:. .
que dice por ejemplo un Franco Vaccari. _ la fotografía no es
un rcady-made, y tampoco estoy seguro de que pueda decirse Observad vuestra situación. Después de haber apoyado vuestro ín
que el ready-made es un resultado. una radicalización. una dex, en el relámpago de un solo instante. sobre el disparador y es
<<fotografía total» (Vaccari). pues es verdad que se perderían cuchado el dic. una vez la película impresionada. seguros de que
en esta operación toda� las apuestas que implica precisamen ya la imagen está en lo sucesivo dentro de la caja, os encontráis en
te el principio de la distancia. todos los valores que tienen que la extraña y fascinante posición del que sabe que la imagen está allí,
ver con esta noción de separación, de fractura. de agujero cen apresada. registrada, pero que todavía no se la puede ver. imagen
tral. Se trata de una hiancia abierta en el corazón mismo de aún virtual. potencial. que deberá advenir a l a mirada. Y aquí in
lo fotográfico. Es indispensable. terviene absolutamente el tiempo . Como muy hicn se dice, la ima
gen está latente, y vosotros est/iis a la espera. Pero toda vuestra im
paciencia no puede nada contra esta fatalidad.
En el tiempo, esta escisión también es manifiesta. La distinción El tiempo pasa. Lo que habéis fotografiado ha desaparecido.
del aquí y e l allí se superpone a la del ahora y el entonces. Cada irremediablemente. Por otra parte. en términos temporales estric
uno sabe e n efecto que lo que se nos muestra en una imagen remi tos, el ohjeto desaparece en el instante misrno en que se saoy la
te a una realidad no sólo exterior sino también (y sobre todo) an fotografía. La fotografía coincide aquí con el mito de Orfeo. " Al
terior. Toda foto sólo nos muestra por principio el pasado. ya sea regresar de los infiernos, Orfco. que no aguanta más. llevado al ex
próximo o lejano. Y esta separación temporal . que hace de la fo tremo de su deseo, transgrede por fin la prohibición : corriendo to
tografía una representación siempre retrasada, diferida, donde no dos los riesgos, se vuelve hacia su Eurídice. la ve, y en la fracción
es posible ninguna simultaneidad entre el objeto y su imagen (ésta de segundo en que s u mirada la reconoce y la capta. de un solo gol
es una de las grandes diferencias con los mass-m�dia electrónicos: pe, ella se desvanece. Así toda foto. desde que es tomada, envía
el vídeo v los circuitos cerrados de televisión autorizan lo directo. para siempre su objeto a l reino de las Tinieblas . .i.\1uerto por haber
el feedba �k inmediato. el autocontrol escópico en el instante ). esta sido visto. Y luego, cuando la imagen revelada aparezca al fin ante
separación temporal corresponde al proceso técnico del revelado, vosotros, el refere nte . desde hace tiempo. habrá dejado de existir.
que está necesariamente inscrito en la duración. con sus fases suce Nada más que un recuerdo. La aparición (de la imagen: su «reve
sivas obligatorias que van de la imagen latente a la imagen revela lación:>•) no podrá pues nunca colmar verdaderamente vuestra
da y luego a la imagen fijada. Incluso en el caso de la Polaroid, en espera: ¿.Pues cómo saber entonces si lo que ahora veb sobre el pa
que e l tiempo de revelado ha sido considerablemente acelerado. ese pel fotosensible es lo mismo que habíais visto? Siempre es dema
desfase temporal subsiste. aun cuando se haya reducido a pocos se siado tarde. Siempre faltaréis a la cita. Sólo os queda la foto. frá-
gundos. Como dice John Berger. «entre el momento recogido so-
Jnhn Bcrg..:r: "Apparence5». en Une marc (a(oll de m!'onter. op. cir. (véa�c
..+..+.
43. «LO que �e ha dicho de Duchamp puede repetir�e para la fotografía: en el not a J8). pig. R7.
fondo cada fotografía es un ready-madc. Viceversa. se podría llegar a decir que un 43. Sobre cq.: punto. Yéa<;e Denis Roche. "Lt:' n::g.ard cl"Orphée». en i.t"i ( a
_
readv-madc es un objeto que coincide con su propia imagen: es una (utogra/{a lO/uf,, hien de la photographie, Ir · ..+ (!"e corp.1 rcf;ardé J. París. 1YS l . págs. 8- l :0:. . Otra� fi·
(Fra�co Vaccuri: La phmogmphie et l 'inconscient rechnologique. París. Ed. Créatis, •
guras mitológicas {Narci5o. Medma) �erán 1.'\0caclas con detalle en el capítulo 3 en
1981 . pág. 95 ) . todo l o que tienen de «fotográfico» .
-
1
46. Hervé GuibcrL L'image fanróme. Parh. Ed. de :\'1inuit, 198 1 . págs. 1 1 - l R .
En el mismo sentido, se podrían recordar numerosísimas decla-
47. Véase, por ejemplo. el capítulo VII de la Traumdeutung. Se encontrará un
estudio sobre la metáfora en los textos de Freud en Sarah Kofman. Camera obscu
48. en ] a nota 1 �
•
ra, de l'idéologie. París, Galélie. 1973 (cap. 2). Véase el análisis de Richard Martin. citado
____....
. ___
'
raciones hechas por fotógrafos para quienes el corte , la distancia sin término, de la distancia temporal propia de la fotografía. La dis
ción en el proce.;;;o , aparece como una fuente de asombro, de fasci tancia aquí es absoluta. irrecuperable.
nación o de angustia. algo que para ellos constituye siempre la base.
de una manera u otra. de su pulsión fotográfica. Citaré sólo, como Como se ve. el principio de una separación a la vez en el tiempo
ejemplo, estas declaraciones de Diane Arbus: y en el espacio, de una falla irreductible entre signo ::-/ referente.
este principio e s verdaderamente fundamental. Subraya radicalmen
te que la fotografía. en calidad de índex. por ligada físicamente al
«Nada sale como se dice que era. Es algo que jamás he \'Ísto,
objeto que esté, por próxima que se encuentre del objeto al que re
antes de reconocerlo.>'
presenta y del cual emana. no por ello está menos separada de él.
«Algo que m e ha asombrado siempre es que uno no pone en
A la ilusión de una identificación con lo Real, la fotografía opone
la fotografía eso que va a salir, o viceversa, lo que sale no es
la necesidad de una escisión constituyente. de una distancia que al
nunca l o que uno había puesto.»
tere l a relación misma de la imagen con su objeto. y en consecuen
«Jamás he tomado la foto que tenía intención de tomar. ';íem-
. .l'! cia nuestra propia relación con uno Y' otra.
pre son meJores o peores.»
Walter Benjamín, a través de un análisis que sigue otros cami
La distancia que está en el núcleo de la fotografía. por reducida nos, había percibido claramente este aspecto central. Me parece,
que sea, es siempre pues un abismo. Todas las fuerzas de lo ima e n efecto, que la noción misma de aura. yue e s e l núcleo de las teo
ginario pueden alojarse allí. Permite todas las confusiones, todas rías benjaminianas de la fotografía, descansa en una definición
las desviaciones, toda� las inquietudes. Por otra parte. algunos fo que da cuenta con bastante exactitud de nuestro doble principio. que
tógrafos, o algunos enamorados de la imagen. prefieren a veces no constituye todo el juego del acto fotográfico : principio de distancia
correr el riesgo del revelado. Aun cuando tienen todo el tiempo para y de proximidad. Conexión y corte (del signo con el referente). De
«revelar>), para «hacer el cliché>), eligen no fotografiar, como si qui ahí la duplicidad de esta imagen. verdadera «aparición>> (en los dos
sieran deliberadamente «dejar escapar la oportunidad)>. Se conten sentidos del término), a l a vez visión espectral (alucinatoria) por es
tan. según su fórmula. con «fotografiar con los ojos)>, registrar men tar cortada, separada, y huella única, singular, por ser indicia!. Cada
talmente la imagen. Sin más. No quieren ir más lejos. Rechazo de palabra de l a definición de Bcnjamin debe tenerse en consideración:
la revelación. No quieren que su <<Visión>) se actualice. se fije. se ins
criba con retraso, como si quisieran preservar esa visión privilegia «¿Qué es exactamente el aura? Una trama singular de espa
da de toda violación, de toda impureza, de toda obliteración por la cio y de tie �l'\� ' la única aparición de algo lejano, por próxi
imagen efectiva. En lo sucesivo para ellos. esa visión será tanto más mo que este. » . ·
perfecta, bella o conmovedora por e l hecho yue será para siempre
imaginaria. Semi-real, semi-soñada. Es. en cierto sentido, la poesía
de la latencia perpetuada. Se encuentran estas actitudes. por ejem
plo, en un Ravmond Depardon. "' o un Hcrvé Guibert . " o un Clau Recapitulemos: la fotografía, como todo índex. procede de una
de Nori. 52 Para ellos. mirar simplemente. no fotografi ar. es a veces conexión física con su referente; es constitutivamente una huella sin
tan importante como fotografiar. Sin lugar a dudas, este tipo de po gular. que atestigua la existencia de su objeto y lo señala con el
sición constituy·e de hecho un alargamiento al infinito, literalmente dedo por su poder de extensión metonímica. Es pues por naturale
za un objeto pragmático. inseparable de su situación referencial.
-1-9. Afirmaciones extraída� del texto introductnrio a la monografía Diane Arbw·
Esto implica que la foto no es necesariamente semejante (miméti··
publicada en francés en Ed. du Chene en 1 9 7 3 .
•
-
j
1
•
de sentido, más o menos codificados, acaben interviniendo con fre rece en provecho de una identificación con el objeto, ello no impi
cuencia a posteriori. Estos son los rasgos del índex. de que haya una separación de otro orden. de carácter ún icamente
conceptual, entre el read_v· -made mismo (como «signo)}) y el objeto
Junto a éstos, como lo había anunciado. hav otros, esta vez es manufacturado que él es (como <<referente»). Aquí la distancia es
p ecificc:s, ��1e difer �nci �m e l �ndex fotográfico de otras especies de interiorizada en un objeto único: sólo se manifiesta como separa
_ ción simbólica.
s�_ gnos mdtctale � . Ire mas raptdo en el examen de estos rasgos par
ticulares. E n pnmer lugar porque considero que es más importante
deftmr muy precisamente. en todas sus dimensiones e implicacio De la misma manera. el criterio de la distancia espacio-temporal
especifica la foto en relación con esas otras formas de índex que
nes teóricas, l a categoría general de signos de los que procede la fo
tografia -lo cual, que yo sepa. no había sido hecho hasta ahora son. por ejemplo. el happening, la performance. o el arte corporal
a fin de poner en evidencia el hecho de que la fotografía define una ((•bod.v-arf>;): esta.;; prácticas artísticas contemporáneas tienen tam
verdadera categoría epistémica, irreductible y singular, una nueva bién com o principio no ofrecer como signo otra cosa que su refe
rente; mas _ exactamente, no se representan más que a sí mismas,
forma no sólo de representación. sino más fundamentalmente aún
son en SI tmsmas su propia representación. como si la referencia,
•
•
•
de pensamie�to, que nos introduce a una nueva relación con los sig
nos, con e l tiempo, con el espacio, con lo real. con el sujeto, el ser la acción, el acontecimiento, el hic et nwzc. el cuerpo único -a la
o e l h �cer. Después, porque ya se pueden encontrar por todas par vez objeto, sujeto y soporte de la obra- pudiera de alguna forma
tes anahs1s que se esfuerzan por reconocer más o menos precisa quemar el carácter de signo de la representación ; por eso estas prác
mente estas características específicas de la huella fotoquímica, aun ticas (siempre en principio) pueden denominarse consumatorias. sa
que en general estos enfoques se hagan con alguna confusión v casi crificiale s o dilapidadoras; no hay resto, no hay huella, no hay re
sie �pre sin .rrincipi� director, sin un concepto central que pe�mita srduo. N, o hay producto que resulte del acto artístico. no hav obra
autónoma. separada. no hay signo estable y fijo que pueda circular
�rtlcular mejor las diversas notaciones heterogéneas que.se han se a posteriori en lugar de lo que hubo en ese momento.
nalado. A este respecto, no puedo menos que remitir al estudio re
Ciente de Henri Van Lier, Phisolophie de la photographie, 54 que
También desde esta óptica, pero menos radicalmente, el criterio
me parece una buena tentativa (aunque a veces confusa) de desglo
de distancia en el espacio y el tiempo permite marcar la diferen
sar los rasgos específicos de la huella luminosa.
cia de estatuto entre esos dos _t_ipos de índcx que son la foto v la ru i
na. Si he dicho en otra parte :-:- que la fotografía es una ruiña de lo
De manera breve y sintética pasaré revista a cuatro característi real, . hay.. que comp.r�ndcr que sólo lo es en el orden temporaL si
cas que me parece completan y precisan e l «retrato» del índex fo la ruma. como vestlg¡o. es la huella física y material de lo que ha
tográfico, Se puede en efecto considerar que la fotografía. en e l c�t� do al.lÍ. no es sin cmhargo_ una representación separada (espa
campo de los signos indiciales es una huella a la vez separada, pla Cial y obJetualmente) de su reterente; ella es éste. pero en otro es
na, luminosa y discontinua. tado. que lleva la marca. los estigmas dci trahajo destructor de los
siglos y los años. En la ruina, la distancia es solamente temporal.
Acabo de evocar el primero de estos rasgos. Hemos visto, en
efecto, que si bien el signo fotográfico mantenía con su referente Part:nte�i:; borgiano:
u?a rel.ación de .cone �ión física, esta conexión operaba siempre a
�
dzstancw, una dtstancw necesariamente física también, espacial y ((De! rigor de las ciencias
temporal a � a vez . . Hemm, tenido ocasión de señalar de paso. que
se rasgo diferenCiaba el _
mdex fotográfico de esa otra especie de . . en este imperio. el Arte de la Crutografía conoció una Per
�
mdex que es el ready-made. en que el objeto real no se distingue feccil)n tal que el Mapa de una sola Pro\·incia ocupabé-1 toda
ya de s u representacton puesto que es el referente mismo, en -;u ma una ciudad y el l\--1 apa Jel Imperio toda una Provincia.
terialidad, el que se hace signo. Pero si l a distancia física desapa-
• 5:'. Ph1ll rt1.: Duboi�: «figures de ruine. Note pour une esth¿t¡quc ,_k l'inJcx-> en
54. Henri Van Licr: Phifosophic de fa photographie, op. rit. (véa<;e nota 'l3). RiH5trl ,{cm·tit·a i <.:�pcci,ll: Fsicuca de!lr: Rovi¡¡c\. Ir' R. Turin. llJXL pdg__;;. 8-20 .
..J
F1 ACTO FOTOGRAFICO 94 95 LL ACTO FOTOGRAFICO
Con el tiempo, esos �,1 apas Desmesurados dejaron de consti las problemáticas técnicas de la puesta a punto y sobre todo de la
tuir una satisfacción y los Colegios de Cartógrafos elaboraron profundidad de campo, que definen las modalidades y las reglas
un \1apa del Imperio que renía el Formara del Imperio r que exactas de la transposición de ob.ietos tridimensionales sobre una su
coin cidía con él punto por punto. perficie sensible bidimensional. En efecto. la profundidad de
campo es lo que construye el espacio de la representación. que ins
Menos apasionadas por el estudio de la Cartografía. las Ge tituye. en la masa de las informaciones luminosas. recortes que mar
neraciones Siguientes pensaron que ese Mapa Dilatado era can lo que será la -:<escena» v elimina. de uno v otro lado. las zonas.
Si este texto tiene algún valor ejemplar respecto a mi propó resulta aún más reforzada por la naturaleza mon ocular del disposi
sito, es que a través de esta historia de mapa arruinado, o de tivo óptico: vista con un ojo de ciclope, la foto no compone una ima
ruinas cartográficas, lo que se muestra es e l trabajo sobre los gen cstereoscópica como la visión humana. hábilmente binocular.
juegos de distancia y de proximidad en el estatuto del signo D a del objeto una imagen de visión única. es decir estrictamente
cartográfico. comparable aquí al índex fotográfico. En efec plana y sin relieve.
to. todos lo habrán percibi do : por su deseo de estar lo más
cerca posible de lo real ( ¡ de aquí el «rigor de las ciencias» ! ) ,
Por último. en este mismo sentido. se puede afirmar también que
por su exceso de contigüidad, por su excesiva proximidad con
l a foto está hecha. E s lo que Henri Van Lier llama su isomorfismo:
su referente, el Mapa borgiano. «de igual Formato que el Im
perio y que coincidía con él punto por punto». exactamente
como una plancha-contacto o como un fotograma. termina. «La estimación de l a posición de las fuentes luminosas en la
por obra y gracia de la paradoja. identificándose completa profundidad d e campo sólo es posible con la condición de que
mente con el emplazamiento y acaba perdiendo así su distan la emulsión sensible esté dispuesta sobre un soporte rígido y
cia de signo. Es por confundirse. por formar una sola cosa de forma regular. Además. debe mantenerse la escala en el
con su objeto. que el mapa. literalmente. se arruina: la Rui transcurso de la toma de vista: primer plano. plano medio.
na. aquí, es la proximidad radicalizada hasta su propia diso plano alejado. Por último. es importante que la perspectivc.
lución; la Ruina no tiene ya índex. creada por !as lentes (gran angular. medio angular y pequeño
angular) sea homogénea . . . Convendremos en designar estas
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•
EL ACTO FOTOC,RAFICO
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samente: a diferencia de la pintura, que es eminentemente polimór
fica. en que cada rasgo del cuadro es objeto de una elección distin
ta del pintor. en que éste puede en todo momento corregir lo 4ue
va ha inscrito, reorientar sus línea� de composición. añadir un to
que de color. hacer Yariar a cada pincelada. según su imaginación.
una escala o una perspectiva (�u visión es binocular). a diferencia
pues de la pintura que est:i regida por un principio de �·ariación di.s -
continua, la foto sólo conoce la variación continua. Ahl cstú la grane
grafo es glohal y único. sólo puede hacer una elección. de una \·ez
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Serie
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97 EL ACTO FOTOGRAFICO
y por tanto de energías químicas. se establece una cuarta gra· una representación mimet1ca. En otras palabras. si una imagen
nulación. que recoge en sí la� tres anteriores. Es el grano de fotogrúfica parece. a fin de cuentas. confrontar un referente exis·
la prueba. el graryo en el que se piensa de entrada cuando uno tencial continuo con una representación icónica. ella también apa
'�
habla de fotos.>,- rentemente continua (la prueba acabada y semejante ) . es necesario
comprender que para pasar de una continuidad a otra ha sido
Esta larga cita da cuenta con exactitud de los procesos que de necesario transitar por una discontinuidad fundamental v consti·
finen la estructura específica de la imagen fotográfica : muestra cla· tuti va. ha sido necesario fraccionar las masas luminosas e rÍ una mi·
ramente el trabajo de transmutación fundamental del dispositivo fo· ríada aleatoria de puntos. Y' luego. a partir de ese análisis puntuaL
tográfico. que transforma las continuidades luminosas que emanan lugar de paso obli[jado. recomponer una síntesis. una unidad global
del objeto en discontinuidades sucesivas pue.;;t o que se inscriben en y analógica. Pero esta recomposición. cualquiera que fuere la finu·
e l soporte y se convierten en signos. El índex fotográfico aparece ra de los puntos que han asegurado la transmisión. no puede dejar
así como un verdadero oh;ern fractal v los granos. o más bien los de conservar irreductiblemente la marca de la difracción. La corl ti
nuidad reconstituida en la percepción final es siempre ilusoria, in
• L
considerar�e como la unidad última y· mínima de la fotografía. Ha· cluso si el grano no es visible a simple vista (y por supuesto sí que
brá que precisar con varias observaciones el estatuto de esas uni· lo es). Pues es la narurale::a misma de la huella la que es disconti
dades mínimas v sus modalidades de funcionamiento en la consti· nua. Y nada puede borrar ese principio genético.
•
nan los contornos. más se instala una confusión figurativa. Ver los
En segundo lugar. esos mismos granos. que constituyen el cuer· granos implica una especie de acercamiento de la mirada. como si
po de la imagen )i que estún repartidos más o menos uniforme· se amplificara la textura en exceso. como si el observador se zam
mente sobre toda la superficie del soporte. no tienen en sí mismos bullera en la imagen. hasta tal punto cerca de ella que ya no puede
ninguna relación formal con la «imagen>>_ con la representación ana· percibir. más allá de determinado umbraL que la trama misma. el
lógica de lo� ohjetos. con las figuras. la escena. el espectáculo que puntillisrno puro. informe y aleatorio sin llegar al motivo (casi como
finalmente reconocerá el observador de la foto. El hecho de poder cuando se mira de muy de cerca una tela impresionista. o como en
hacer pasar así el mensaje del infonne corpuscular. que son los gra l a última ampliación de la foto en Blow Up, esa en que todo se pier
nos del cliché a las superficies idenrificables de la representación de y se diluye y que se puede comparar con un cuadro abstracto
constituve uno de los mavores motivos de fascinación de la foto·
. .
mientras que quizás es la foto de un cadáver ) . Esto significa ne·
grafía. Pues estos granos mínimos. reaccionando cada uno por gatlvamente que para (<leer>> una imagen. para reconocer un es·
.
-
separado al impacto de los rayos luminosos. y en razón de su pcctáculo. hay que estar colocado a la distancia conveniente:
ordenamiento aleatorio y de su distribución estadística (del tipo suficie ntemente lejos para que los granos se horren en provecho de
«soy tocado»:«no soy tocado>>, es decir (<me \·uelvo negro,,i«me que· las superficies significantes. Y cuando la trama fotoLrn1fica se m;.mi·
O
do blanco, ) . terminan por producir efectivamente_ por reconstruir e
de la escena, corolario de la puesta en evidencia de la sustancia mis cos, cuando están dispuestos sobre la emulsión. por todas partes.
ma del médium. traduce una clara unifurmización de la imagen que es verdad . pero muy irregularmente, sin orden preciso ni orienta
posee e n toda su extensión la misma estructura estallada. El punti ción fij a . Jos puntos de la imagen electrónica son todos estatutaria
llismo es global e indiferente. Recubre toda la superficie del cliché. mente similares y todos están extendidos regularmente según el
sin discriminación figurativa. sin tener t:n cuenta las formas. amal- modelo arbitrario. fijo y riguroso. que es precisamente la trama. La
trama electrónica. que define una <<imagen:.> (hay 25 tramas-imáge
�
terial es lo que subrayaba Dianc Arbus en un texto esclarecedor so un esquema compuesto. según las normas actuales. por 625 líneas
bre la evolución de su práctica, donde se la ve pasar de un extremo horizontales, y cada línea está constituida por alrededor de 500 pun
al otro: tos. Un cálculo rápido nos arrastra a los abismos de la electrónica;
hay pues 625 X 500, es decir más de 300.000 puntos en una sola tra
«En mis comienzos en la fotografía. hacía fotografías muy gra ma, y puesto que hay 25 por segundo, esto hace alrededor de
nulosas. Estaba fascinada por las posibilidades de ese proce 7.500.000 puntos por segundo.
dimiento porque esos pequeños puntos formaban una especie
de tapicería y se traducían por el médium de los puntos. La Por otra parte hay que introducir también el factor tenzporal, que
piel se volvía semejante al agua que se volvía seme_iante al cie marca más radicalmente aún la diferencia con l a discontinuidad fo
lo, y una sólo se preocupaba de la luz Y' la sombra, muy poco tográfica. E n efecto. no sólo los puntos electrónicos están dispues
de la carne y de la sangre. Pero después de haber trabajado tos regularmente según el modelo de la trama. sino que también el
durante algún tiempo con todos esos pequeños puntos. expe factor tiempo interviene a través del barrido electrónico de esta tra
rimenté el intenso deseo de salir de ello. Quería ver las ma; y cada punto sólo se ilumina después del precedente y antes
verdaderas diferencias entre las cosas ( . . . ) . Quería ver la di del siguiente. es decir que sólo hay' un punto iluminado por vez.
ferencia entre la carne y la tela. la densidad de las diferentes Las consecuencias de este estado de hecho son considerables para
materias, el aire. el agua y el brillante. Entonces. poco a poco, l a aprehensión precisa de lo que es una imagen electrónica, que se
tuve que aprender las diferentes técnicas para que eso queda diferencia por completo de una imagen fotoquímica. En efecto, si
ra claro. Y comencé a obsesionarme terriblemente por la en e l movimiento del barrido cada punto de la trama se ilumina y
precisión.» _:;; y se apaga alternativamente (cada 117.500.000" de segundo) , esto sig
nifica. hablando con precisión . que la <<imagen>)-vídeo no existe
como tal, o al menos que no existe en el espacio (nunca hay más
Por último, una observaci ón acerca de esta estructura disconti que un solo punto a la vez) sino sólo en el tiempo. Este es un dato
nua de la huella fotográfica: hay que evitar confundir el fracciona fundamental que se olvida con demasiada frecuencia: la imagen de
miento d e la imagen-foto con otros tipos de fragmentaci6n y parti T.V. es exclusivamente un asunto de tiempo. La imagen tal como
ción icónica. con otros tipos de estructuras discontinuas propias de creemos verla es una síntesis temporal basada sobre una sucesión,
algunos signos mediático s. En particular. se evitará asimilar la dis es decir, sobre una infinita discontinuidad espacial (no hay espacio
continuid ad fotográfica con la que define lo que se denomina la tra real). Por el contrario. en fotografia. la imagen existe. plenamente,
ma electrónica. Por cierto. el vídeo y la televisión proceden tam en el espacio y en el tiempo, puesto que cada uno de los cristales de
bién de represent aciones totalment e constituid a� por pequeño'l halogenuro extendidos sobre la superficie de la emulsión reacciona
puntos. Todo el mundo, por otra parte. es sensible al efecto vibra al mismo tiempo a las informaciones luminosas que le llegan (Van
torio absolutam ente singular de estas imágenes . debido a su textu Lier repite siempre que «en fotografía. todo es sincronía, es decir
ra puntillista. Sin embargo. como la química no tiene nada que ver todo está adaptado al paso del último fotón·� ) . La foto tiene otra
con la electrónic a. las dos estructura s de la imagen son muv dife-
� .
manera de estar chapada: en el tiempo. La foto es una Yerdadera
rentes. Por una parte. mientras que los cristales de halogen uro de tajada de espacio-tiempo. En otros términos, la gran diferencia a te
plata, como hemos Yisto. están lejos de ser absolutamente idénti- ner en cuenta entre la foto y el vídeo sobre el punto específico que
nos ocupa es que la discontinuidad fotoquímica opera en la simul
.:'i9. Diane Arbus: op. cit. ( \ éa�c nota .+9). pág. 7 . taneidad, mientras que la discontinuidad electrónica opera en la su-
�
EL AC 10 FOTOGRAFICO 1 02
cesividad. Los efectos que se deducen de ello (no sólo en el plano 3. Historias de sombra y
visual) no son insignificantes. Y vo!Yeremos a considerarlos en el
capítulo 4 sohre el corte fotográfico. mitologías con espejos
El índex en la historia del arte
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Rosalind Kraus" 1
En este capítulo querría proseguir e l problema del índex foto e incluso de manera muy singular. pues se verá que la cuestión del
gráfico pero retrospectivamente, es decir. inscribiéndolo en una di índex. de la conexión física singular del signo con su referente. ha
mensión histórica, no como en e l primer capítulo. que presentaba sido planteada y trabajada activamente desde el origen , en el mo
una rápida retrospectiva de la cuestión del realisrno en e{ cwnpo o: mento primero y fundador de la representación (es decir. sobre todo
clusivo de los discursos sobre la fóiO, sino mús globalmente. salicn-
. �
en el(los) mito(s) del origen ) .
do del campo de la fotografía propiamente dicha e interrogando el
conjunto de las prácticas artísticas representativas (de las grutas de
Lascaux al arte-performance) desde e l punto de vista del índcx. Este
capítulo intenta pues ampliar considerahlemcnte la problemútica: si E n las páginas siguientes abordaremos esencialmente este segun
la aparición )'' el desarrollo del médium fotográfico a partir del siglo do aspecto (retrospectivo ) . dadü que el primero -la emergencia y
XlX permitió, después de tantos siglos de pintura y de Uihujo. una la radicalización de la lógica indicia] en el arte contemporáneo- ya
nueva relación de l a representación con lo reaL basada sobre lo que ha sido puesto en evidencia y notablemente analizado en los traba
he denominado «la lógica del índex». ahora se trata de plantear la jos recientes de Rosalind Krauss, a los que remito para mayores de
siguiente pregunta respecto de la historia: ¿Qué sucede con esta ló talles. 2 Diré solamente dos palabras acerca de este primer aspecto.
gica. del índex. revelada por la fotografía, en las otras prácticas ar Presentaré aquí muy brevemente el principio general y algunos pun
tísticas representativas? Lo cual debe entenderse en dos direccio tos de referencia de esta visión histórica sobre el arte del índex en
nes diferentes. evolutiva o pro�pectiva y regresiva o retrospectiva. el siglo XX
den de la metonimia ) .
citamente o no. hasta el punto de favorecer finalmente una especie
de renovación y relanzamiento de la� otras prácticas artísticas.
Los trabajos ya citados de Rosalind Krauss. de una manera ge
neral, se inscriben claramente en esta pers¡:: .:ctiva. Por una parte.
Por otra parte. a fin de evitar que el trabajo tome una dirección Krauss hace hincapié de una manera especial en Maree\ Duchamp
proyectiva en exceso. para no caer en la trampa de un puro fina -aunque Duchamp no se haya dedicado prácticamente a la foto
lismo histórico. conviene también invertir la perspectiva hi�tórica y grafía. Krauss muestra que casi la totalidad de su obra puede ser
plantear la cuestión del índex retrospectivamente: ¿No estaba ya la
lógica indicü.il. cuyo modelo detonante parece haber sido la foto 2. Adémcis del texto citado .:n la nota 1 . \'éa�c tamhi¡';n «Maree! Duchamp rm le
grafía. presente y activa, bajo formas ,·ariadas. en las pnictica� re champ de l"imaginairc,, en l.angagc et Ex·communicarinn /, actas del coloquio in
presentativas anteriores a la existencia del medio fotoquímico? Aquí ternacional lk Lieji1 editada.., por Philippc Duhois e Tves Winkin en Degró . n . · 26-27,
también mostraremos que es necesario responder afirmativamente,
•
Bruselas. 1 % l .
1
..J....____
EL ACTO FOTOGRAFICO 106 107 HISTORIAS DE SOMBRA Y MITOLOGIAS CON ESPEJOS
considerada como una reflexión alrededor de la problemática de la formas cada vez más radicalizadas de esta lógica del índex. En esas
h ':ella, del depósito, del contacto de la proximidad, de la inscrip tentativas, como ya he subrayado, e l referente como taL en su ma
cton refere� ctal. por mtermedio de figuras siempre pragmáticas terialidad espaciotemporal, se convierte en su propia representa
como el vaciado, l a sombra proyectada. el reporte, el calco, la trans ción. La proximidad física entre e l signo y su objeto se vuelve en
ferenCI � directa, el autorretrato, el juego de palabras, el ready-ma tonces identificación total. En estos casos, el «COntenido» de la obra
d e , etcetera-, y, por otra, en el arte norteamericano de los años (como referente externo expresado en un mensaje) se encuentra
70, desde la danza posmoderna y el trabajo del cuerpo (Deborah completamente vacío: «la obra)> entonces no nos dice otra cosa que
Hay) hasta la Instalación (trabajo sobre los «antiedificios» de Gor lo que la hace ser obra. Toda la semántica del mensaje reside úni
don Matta-Clarck), pasando por ciertas formas de pintura abstrac camente en su pragmática (no es el producto o el resultado lo que
ta que sólo tienen sentido cuando se consideran en su situación con importa, es el acto mismo por el cual algo sucede -acto del artis
textual (po� ejemplo, diversos trabajos de artistas realizados para ta, y también acto del espectador). En ese sentido se ha podido ha
l a exposicion de mayo de 1 976 en P . S . 1 en Nueva York, en parti blar de prácticas consumatorias y dilapidadoras: puesto que no hay
cular Michelle Stuart y Lucio Pozzi ) . nada exterior a lo que se nos muestra, y que lo que se nos muestra
tiene lugar aquí y ahora, es porque después (o antes) y en otro lu
gar, no hay (más) nada. No hay resto. Todo ha sido consumado en
. A estos hitos evocados por Krauss se podrían agregar otros, que el instante y el lugar de la referencia. Entre nosotros, únicamente.
¡alonan practicamente toda la histona del arte contemporáneo. La
fotografm y Maree! Duchamp son por cierto los puntos de partida Nos encontramos con experiencias que realizan de cierta manera
y de �eferenci_a perm �ne �tes. Luego, y sin entrar en detalles, pue una especie de absoluto de la lógica indicia!. Como si, después que
den Citarse mü expenenc ias. En primer lugar, por ejemplo, todos la fotografía hubiera hecho aparecer en el campo del arte una nue
los artistas plasticos -y son numerosos- que han utilizado la fo va relación de la representación con lo real, todo e l trabajo de los
tografía en su trabajo, j ustamente por su valor de huella, de cliché. artistas innovadores hubiera consistido (deliberada o inconsciente
de recuerdo o de marca física (citemos al azar, Robert Rauschen mente) en una especie de carrera desenfrenada hacia lo absoluto
berg, Andy Warholl, David Hockney , Christian Boltansk i, Paul de está lógica, hacia la práctica de un «índex puro)>.
Armand Gette, Annette Messager , Jacques Monory, Jochen Gerz,
Arnulf Ramer, Dieter Appelt, Gloria Friedma n, Rov Adzak, etcé Per o aquí conviene ser especialmente prudente desde e l punto
tera). A continuación todos los que, sin operar con la fotografía de vist a epistemológico, y es aqu í, en la relación de la Historia con
propiamente dicha, centran sus trabajos sobre problemáticas típi l a Teo ría, que mi perspectiva difiere notablemente de la que guía
camente mdtctale s: las· ceras de Max Ernst, los vaciados sobre el los análisis de R. Krauss. Tratándose de evitar todo finalismo, m e
cuerpo de Sega!, las huellas del cuerpo de Yves Klein, o las de ves propongo en efecto invertir el evolucionismo que subyace al primer
timentas de Recalca ti, las huellas digitales de Manzoni. los calcos enfoque, sobre la historia misma de la representación, a fin de mos
de Barbara Heinisch , todo el juego con las huellas de Denis Op trar que , ya en s u primer mo men to, en su fase primitiva, la pintura
penhe.tm . �tcetera. Y luego aún, para ser más general , es claro que mis ma, com o dispositivo teórico, esta ba totalmente preocupada por
_ e l tem a del índ ex, es dec ir. por la presencia y la contigüidad del re
los pnncipios fundamentales de! land art, así como de ciertas prác
ticas de arte concept �al (del minimal art a /'arte pavera) proceden ferente, tan to, si no má s, que por el problema de la sem eja nza .
dtrectam� nte de la logtca mdtctal, puesto que se trata de «obras» Con este gesto de inversión. anu lo de algún modo la dimensión te
(aqUI, . evident ememe , la palabra pierde su pertinencia leológica de la problemática.
clásica. pues
to que ya no hay verdaderamente signos separados, autónomos. ple
nos, transportables, repetibles, interca mbiabl es, etcéter a), de hue Adelanto pues aquí mi tesis: la fotografía es un dispositivo teó
ll as, por tanto, siempre físicamente inscritas en situaciones referen rico que restablece, en calidad de práctica indicia!, el dispositivo
. teórico de la pintura tomada en su momento «Originario)} (en el fan
Ciales determinadas y singulares, que toman todo su sentido de esa
relac�ón de contigüidad existe?cial con su entorn o. Por último, para tasma de su origen). Y esta afirmación transhistórica de una estética
termma r con estas enumeraciones, no podemos dejar de recordar del índex, poniendo como entre paréntesis la representación por
que e l ready-made, luego el body-art, el art-performance y todo analogía (el arte del icono) -del que ya se puede decir, para seña
lo que tiene que ver con la i-nstalación, deben ser consideradas como •
lar hitos, que sólo se inaugura con el Renacimiento y la construc-
E L ACTO FOTOGRAFICO 108 109 HISTORIAS DE SOMBRA Y \IITOLOGIAS COl' ESPEJOS
ción en perspectiva para cerrarse con la invención de la fotografía de una pantalla que sirve de soporte de inscripción (el muro) así
y l a generalización actual de las prácticas indiciales- acentuaría en como la proyección (4ue opera bajo la modalidad de soplo), origi
l a historia y la teoría del arte la necesidad de una inscripción refe nada ( e l tubo como agujero y como hogar) de una materia (el pol
rencial, es decir. la imposición irreductible de la dimensión pragmá vo) que deberá a la vez colorear. dibujar y fijar el todo . El resulta
tica de la obra de arte. do, la imagen de un contorno por contacto, aparece . ast. como una
sombra proyectada. pero una sombra en negativo, ftgura en blan
'
* * co, como hueco. vaciada. pintura no pintada («se soplaba alrede
dor») obtenida por sustracción, por preservación de un espacio vir
A lo largo de estas páginas procederé por tomas. flashes, encua gen correspondiente a la zo na que estaba exact � mcnte recubierta
dres de una serie de textos, bien conocidos por los historiadores del _
por el refere nte. Lo presentunos: ya es de una Cierta manera todo
arte, que nos remiten al problema del «origen» de la pintura. asig el dispositivo de la fotol!rafíu. Las manos con molde de Lascaux son
nándole cada vez una relación explícita con la lógica del índex. al también exactamente comparables a esa especie de foto (que no
abrigo de l a huella, el calco y sobre todo de la sombra y del espejo. hace sino explicitar la ontología de toda fotografía) que Man Ray
Y a se trate de orígenes históricos (las grutas de Lascaux ) . fabulosos llamó «Rayografias>; y Moholy-Nagy «Fotogramas» (véase su aná
(las historias de sombra de Plinio y d e Vasari) o mitoló!!icos (los es lisis en el capítulo precedente ) : fotografías realizadas sin cámara fo
pejos de Narciso y de Medusa). en todos los casos la representación tográfica, colocando objetos opacos y translúcidos directamente so
nació por contacto. Esto es lo que nos dicen las imágenes primiti bre el papel sensible. exponiendo el conjunto así compuesto a la
vas, las fábulas instauradoras, los mitos fundacionales que no ne luz v revelando el resultado. No hay aquí espacio para l a mímesis
cesitan comentarios porgue hablan por sí mismos. (corÍ frecuencia se ha calificado a estas fotos como «composiciones
abstractas»); sólo importan el principio de depósito del objeto so
bre el soporte y la proyección de una luz que dejará virgen, a su
Lascaux o el Nacimiento del A rte imagen. la parte del soporte cubierta por el objeto; la semejanza
se borra ante la imperiosa necesidad de la contigüidad.
Georges Bataille: «Los hombres de la Edad del Reno, en par
ticular de Lascaux, utilizaron por cierto un procedimiento que
emplean los australianos de hoy, que consiste en introducir
un polvo coloreado en un tubo vacío y soplar. Así se proce Historias de sombra
día para obtener las manos que, en el conjunto d e las grutas,
. son bastante numerosas: se aplicaba la mano sobre la pared Plinio consagra el lihro 35 de su monumental Historia Naturalis
y se soplaba alrededor. E n Lascaux la utilización de este pro a una «historia>� de la pintura, una historia no tanto factual como
cedimiento estaba generalizado por los colores informes. » 3 de entrada articulada con la fábula v con cierta forma de imagina
rio. Inevitablemente se v e enfrentado con la cuestión del origen, y
En Lascaux, es decir, en el «origen» histórico de l a pintura, se a su imposibilidad: «la cuestión de los orígenes de la pintura, dice,
procedía generalmente por medio de esta técnica primitiva, empa es oscura». Se diría incluso que está literalmente en la sombra. En
rentada con el calco y la huella. del «molde». La relación indicia! efecto. más allá de la gran variedad de interpretaciones (que adju
de proximidad y de contigüidad física entre el signo ( l a mano pin dican este origen a los egipcios y luego a los griegos) , casi todos los
tada) y su objeto (su causa: l a mano a pintar) no puede ser aguí comentadores, prosigue Plinio. están de acuerdo al menos en un
más estrecha, más directa, más aplicada («se aplicaba l a mano» ) . punto, absolutamente determinante: la pintura nació cuando se <(co
La imagen obtenida es literalmente una huella. una transposición, menzó a bordear el contorno de la sombra humana». Este es clá
el vestigio de una mano desaparecida que ha estado allí. Se obser sicamente el dispositivo princeps . el( la) gesto(a) inaugural. que pre
vará que, e n su proceso, esta técnica implica a l a vez l a presencia senta a la pintura no sólo en su origen. sino también, en su «esen
cia», y que será continuado como fábula instituyente. a la vez en
3 . Georges Bata ille: Lascaux ou la .Vaissance de !Art (apéndice). Parh-Ginebra. numcrosísimos textos sohre la pintura -y a veces con variaciones
Skira. 1955. " singulare�.; e interesantes { Quintiliano, Plutarco. Vasari. Alber-
EL ACTO FOTOGRAFICO 1 10 111 HIS IORJAS DE SOMBRA Y MJTOLOGIAS CO'< ESPEJOS
ti . . . )-. pero también en la pintura misma. como tema o como mo gen de un rayo (el f_ueg�J . la lámpara � y lo � ue determin � u_na ori en
tación y una orgamzac10n , del espaciO po1 Id. luz. Po r ulttmo. c, sta
tivo iconográfico (véase por ejemplo la tela de Suvée, Uitvinding te _ _ _
kenkunst" o el grabado de David Allan, El origen de la pintura ) . 5 fi ura d e sombra proyectada. puro índe x que no �xtste stno en l�
�
esencia de su referente, deberá toda\'la , ser duplzcada por un dl
Pero Plinio no se contenta con recordar ese principio, por otra h ujo que la fijará por calco directo.
parte por todos conocido. del dibujo de la sombra. Va a referir las
circunstancias de este origen. va a dar un cuerpo a la fábula. Plinio Se ve que se ha instituido todo un juego de difere� cias respecto
nos relata en efecto la historia de la hija de un alfarero de Sicyone. de la técnica del molde. En primer lugar. la maten a proyectada
llamado Dibutadcs. que estaba enamorada de un joven. Este tuvo sobre la pantalla cambia de e�tatut_o ; el polvo coloreado es reem
que partir un día en un largo viaje. En el momento de la escena del plazado por la luz misma. Lo que tiene n�1tablemente como conse
adiós (se ve ya cómo la historia es del orden de la representación. cuencia limitar e l cromatismo a un puro Jueg? de bl�mco y negro.
de la puesta en escena. del relato. de la ficción) . los dos amantes el inmaterializar esta materia misma, converttda en Impalpable, y
están en una habitación iluminada por un fuego (o una lámpara). también dejarla propagarse. por autoirradiación ·: la sombra es «��
que proyecta en el muro la sombra de los jóvenes. Para conjurar tural». el «soplo» del hombre como ong _ n motnz de la proye c n
� � ��
la futura ausencia de su amante v conservar una huella física de su ya no es necesario. Por otra parte. el mtsmo proceso de apanc1 c: n
presencia actual. en este instante-bisagra lleno de deseo y de temor,
•
por contacto. Pero al mismo tiempo ese pasaje indica un camhio cuando la imagen pretende superar a su referente. eternizarlo, con
completo de la temporalidad; como somhra. la imagen sólo vivía gelarlo en la repr � se.ntación y por tanto ')Ustitui. r. como � uel\a de
en el instante. pero dibujada. se inscribe en la duración y en un es tenida. su ausencia meluctahle, entonces esta Imagen pierde una
tado determinado de una vez para siempre . El dihujo. de algún parte de lo que constituía �u pureza üy.i icial, pie:de su concxi�)n t � m
modo, arranca la sombra al tiempo de su referente y la fija y la de poral. El ín �cx se autonomiZ'-� p a�� Ial_ mcn te. Se abre a . � � Jcom � a
. .
tiene en un tiempo que le es propio. Por su inscripción . la somhra ción, es deCir a la muerte. La ÍIJacwn lComzante. al sacnf1car l a tn
pierde su indicialidad temporal y remite su indicialidad espacial al dexación en el tiempo referenciaL marca el comienzo del trabajo
pasado. Y esta pérdida de indicialidad. este aumento de iconiza de muerte de la repn:sentación. J,J_ om�fica.
ción, esta autonomización temporaL que. conservando una relación
de conexión real con el referente. lo da corno anterior. como ori Finalmente. una última y breve obserYación a propósito de l a fá
gen superado, se ve que responde claramente a un gran fantasma bula de Plinio, que concierne a la relación que la imagen mantiene
de toda representación indicia!: afirmar la existencia del referente con el deseo y el papel del índex en esta relación . Las circunstan
corno una prueba irrefutable de lo que tuvo lugar_ y al mismo tiem cias amorosas en las que se desarrolla esta hi�toria del nacimiento
po eternizarlo, fijarlo más allá de su propia ausencia: pero también. de la pintura y que la motivan directamente, no son por cierto ino
en ese mismo movimiento, designar ese referente momificado como centes. Es particularmente claro que indican una evidente congruen
ineluctablemente perdido. inaccesible en lo sucesivo como tal por cia entre deseo e índe.r. Lo que la fábula plantea en realidad es que.
el presente; es al mismo tiempo levantarle una estatua como signo a los ojos del deseo. la representación no vale tanto como semejan
para siempre y remitirlo como referente a una ausencia inexorable, za sino como huella.
al olvido, a l a carencia, a l a muerte. Ahí conduce este proceso de
fijación del índcx, y se puede considerar, globalmente. que esto Para la amante que intenta conjurar la ausencia inminente de
vale para todos los casos, ya se trate de fijar por medio del dibujo aquel a quien ama, lo que verdaderamente importa es encontrar un
o de l a fotografía. signo que emane directamente de é L que sea el testimonio de la pre
sencia real del cuerpo refere ncial. La proximidad física que define
Por cierto que los medios técnicos de uno y otro no �on exacta e l estatuto especifico del índex corresponde totalmente a las exi
mente los mismos (aquí, el trazado manual de un contorno en ne gencias de la relación amorosa. La moraleja de la fábula es ésta: la
gro: allí, las prácticas del revelado fotoquímico con el revelador y mímesis viene después de la contigüidad. el de5;eo pasa primero por
el fijador), pero. más allá de esta distancia tecnológica. en los dos la metonimia y la pinrura nace índex porque la funda el deseo.
casos, los rasgos que caracterizan el proceso de fijación coinciden
con aquellos que definen las condiciones de aparición de la imagen Haciendo ceo a esta dimensión descante de la fábula primitiva
(de l a sombra). es decir. que ya no corresponden a la lógica indi de la sombra pintada. se podría evocar todo Jo que tiene relación
cia!: dibujo de sombra y fijación fotográfica no utilizan la luz sino con los usos sentimentales de la fotografía (fotos de amor. fotos de
una materia concreta y palpable (carbón, bar1o fijador): la imagen muerte, álhumes de familia. etcétera. véa.;;e el capítulo anterior).
que se quiere fijar (entintar) sobre el soporte no surge de una sola Nos contentaremos con un único texto. fechado en 1X43, tomado
vez por entero sino que procede de una elaboración progresiva (el de una carta escrita por Elizabeth Barrett a su amiga I\1ar:r Russel
dibujo. el revelado fotoquímico exigen cierto tiempo, que puede in Mitford. 9 Hay aquí resonancias de todo lo que acabamos de decir,
cluso, en el segundo caso. estar imperativamente determinado) : et como en una repetición de la <<escena primitiYa)):
cétera. E n otras palabras. l a fotografía, tomada en el resultado \'i
sual que acaba ofreciendo. al igual que la representación de la som «Desearía tanto poseer algo que me recordara a todo lo que
bra que estaría en el origen de la pintura, no serían estrictamente me es querido en este mundo. No es simplemente la seme
indiciales sino en su fase primera constitutiva. en las condiciones de janza lo que es precioso en este caso. sino la� asociaciones y
producción del signo (la transposición directa del referente sobre el sentimiento de proximidad que impone este objeto . . . ¡el he-
una pantalla contigua a partir de un juego óptico de proyección lu
minosa ) . Pero una vez que la imagcn-índex así producida pretende 9. Esta carta de E. Barrctt <: � citada ror su�an Sontag <:11 la hrC\'C antología que
inscribirse de manera estable. fijarse para la memoria. es decir. " cierra la Photor;raphie (París. ScuiL col. Fiction & C1c. 1979).
EL ACTO FOTOCiRAF!CO 1 14 1 15 HISTORIAS DE SOMBRA Y MITOLOGIAS C:O'l ESPEJOS
cho de que la somhra misma de la persona esté aquí fijada de todo pintor no justamente un dios, un creator ex nihilo, sino un
para siempre! Por eso los retratos me parecen como santifi sujeto que ya ha sido creado y que no hace más que imitar. copiar,
cados. y no creo en absoluto monstruoso decir. aunque mis reproducir (imperfectamente) la ohra y el gesto del Gran Genitor.
hermanos protesten con vehemencia. que preferiría guardar a partir de los materiales mismos que emanan de la Creación rea
un recuerdo semejante de alguien a quien hubiera amado in lizada por Este (creatura non potest creare dice San Agustín ) . Des
tensamente a todo lo más noble que un artista hubiera podi tinado a no ser más que repetición del origen. re-producción más
do producir . ,, que creación. repetición de un modelo inaccesible y siempre ya allí,
es la actividad misma de la representación la que resulta así inscrita
8
* * en una lógica de tipo indicia!. El índex ya no es el dibujo como taL
el signo pictórico. sino el acto mismo de pintar concebido como cal
Antes de terminar con estas historias de sombra evocaré aún una co y como memoria. como relevo )'' como repetición de la Creación
variante interesante de esta fáhula fundadora. que define de hecho divina. de la que procede realmente (en el orden de la creencia)
l a otra gran versión de la misma historia. Vasari. por ejemplo. al puesto que el pintor es una criatura de Dios y opera con lo que Este
comienzo del Proemio de sus \lite . . . se hace eco de esta variante:
. le ha proporcionado.
«En mi opinión. el dibujo es el fundamento de la escultura � .... Respecto del segundo punto. que evoca también el famoso au
de la pintura, y el alma misma que concibe y nutre en ella to torretrato de sombra de Apeles, se notará en primer lugar que au
das las partes de la inteligencia, viene plenamente al mundo torreferencializando la representación, la fábula sitúa explícitamen
en la época del origen de todas la cosa�. cuando el Altísimo. te el origen mismo de la pintura en el narcisismo (el deseo del otro
después de haber creado el mundo y ornado el ciclo de luces es allí deseo de sí) -lo que nos remite al primer punto y a lo que
brillantes. descendió a través del éter transparente sobre la lleva implícito: este autorretrato absolutamente original que fue la
tierra firme y, modelando al hombre, reveló la primera forma creación del hombre a imagen misma de su Creador, como dice el
de escultura _v pintura en la más admirable invención. ¿,Quién Génesis. 10 Pronto volveremos a tratar en extensión el tema del
puede negar que del hombre como ejemplo viv'iente. toma narcisismo.
• •
clusión paradoja! de la enunciación en el enunciado. por el hecho fin de represen tación de sí represen tándo"'c termina finalmen
de l a total conexión física que une �igno y refer ente. re�ulta prác te e n u n garabato de lineas entreme 1.clada�. Adl'mas . Otth
ticamente insuperable . La repre:-.cntación es irrealizable <1 causa de ejecuta este intento de autorret rato de snmhra no mirando di
la naturaleza de puro index (espacial y rem¡¡oml) de la -;omhra. En rectamente. fron talmente. su sombra -;obre el pi;arrón y con
efecto. en el proce')o mi�mo de la fijación por carbón de la forma la mano lanzada a su persecución. sino mirando e�ta n·1ano.
de sombra (proceso q u e . como se dijo. se efectúa progresivamente. c�ta sombra y toda la escena en una pantalla de \ideo que
e n la duraci ó n ) . el objeto que >.,e h<t de pintar. la sombra misma. se está a �u lado y que difunde lo mismo que nosotros. c.;,pecta
modifica. se desplaza li�eramentc a medida que aYan.t:a el di bu JO dores. vemos desde un punto de vista situado Lictr<h ( e l e�
(puesto q u e . como también dijimos. la �ombra se adhiere tempo pcctador Y' la cámara �la mirada sobre l a escena- cstún co
ralmente a su referente l . El sujeto podrú limitar lo müs po�ible los locados casi en d mismo lugar donde se origina la lu; que pro
movimientos de su cuerpo. pero siempre habrú algo ( su ojo. su bra yecta la :-.ombra sobre el pizarrón). En otras palabras. utili
zo). que deherú escapar a esta fije1.o. si quiere que la inscripción se zando esta mediación escópica de la pantalla de ddco. a l a
constituy·a . La mano que dibu j a en particular jamús podrú dibujar vez para controla r con la mirada el movimie nto de su mano
se dibujando: para eso debería detenerse. para inmovilizar su som y también para verse, espectad or de sí mismo como pintor r�
bra . pero al mismo tiempo detendna así el acto mismo del dibujo. present{ mdose. de la misma forma nosotros J o vemos de�de e l
O bien por mús que corra tr:ls de sí misma, tan rúpido como fuera lugar donde nace esa luz que permite aparece r a la figura de
posible. jamás podrá atraparse. En resumen. en tanto index. esta sombra. utilizand o ese monitor de TV como un intermcdú1riu
mano no podrá jamú� realizar verdaderamente la coincidencia. la generalizado dt' la mirada, la instalación imaginada por Otth
condensación. la superposición de instancias que funda teóricamen complica sabiamente el juego de superposición de instancias:
te la autorrepresentación. en este circuito. tan bien llamado cerrado. corno dice el ctr1is
t a . <<Cl monitor. única referencia. presenta en un solo espacio
Dos artistas de vídeo de l a Suiza de habla francc<;,a. Jean Otth y un solo tiempo el "'Jeto (el modelo). el pintor ( e l opera
y Gérald rv1i nkoff. produjeron. cada uno por separado. varias dor) . el soporte ( e l pizarró n ) . lo-; �igno� (intervención de la
experiencia� vídeo que planteaban directamente esta proble tiza) y todo el medio técnico (cámara y monitor)>>. �::· C o n j u
mática del imposible autorretrato indicia! a partir de los me gando l a potencia indicia! de l a sombra v del vídeo. l a u1n
dios específico<;, del medio electr6nico. en particular a partir den�ación paradoja! se transforma aquí en- un verdadero aplas
de esta posibilidad. exclusiva del vídeo. de simultanei::ar. por tamiento de instancias.
el circuito cerrado, el regisrro por la cámara y la d({usión so
bre una pantalla -que es exactamente la característica de co Por su parte. Ciérald Minkoff. en una instalación como la rea
nexión espacial y temporal de la <.;omhra: e l vídeo permite así. lizada en 1 9 7 1 e n la Calleria del Obelisco de Roma o como
a diferencia de l a fotogr:.Ifía y del cine. que no pueden supri en l a banda titulada Fulindrome. realiza un trabajo similar so
mir completamente su retra'-iO. aunque pueden reducirlo (po bre el autorretrato imposible. pero esta vez no jugando con
Jaroid) . acruar rotafmcwe la lógica ¡wmdoja! del índex (voh-e su sombra propiamente dicha -ni tampoco con su retle j o en
remos a tratar este tema e n deta l l e ) . un espejo, que posee las mismas características indiciales de
la sombra y q u e . además. i m icrtc derecha e izquierda- sino
Jean Otth . por L'jernplo. ha realizado un videotape donde se
reemplazando esta sombra por su imagen simultánea sobre
le v e . de espalda\. anté' un pi1arrón sobre el cual un potente
una pantalla de údeo. Estas obra:-. nos presentan. en efecto.
proyector proyecta '-'LI sombra. intentando en v;mo rodear cnn
«[su] mano que int.:nta en vano sobre l:.t pantalla del monitor
una t iza el contorno de esta sombr<.t que no deja de e5capár
dibujarse dibujando. poniéndo;;; e de espaldas. puesto que . no
sele. que no -;e deja circun..., c ribir. rodear . 'r' ese esfuerzo �in
siendo la pantalla un espejo. n o puede ni hacerse cara. ni en-
frentarse a una realidad que se escapa a su voluntad>>. 1 3 Es l a obra de petrificación de la foto despliegue sus efectos. El Narci
la puesta en abismo, o la regresión de la referencia en la re- sismo indicia! del aurorretrato sólo puede realizarse teóricamenre en
presentac10n. la «Medu.sación" fotográfica. Volveremos sobre estas dos figuras de
•
•
importante que no haya vuelto contra sí su pequeña caja negra mara oscura (véase Athanase Kircher, A rs A1agna Lucis et Umbrae,
-que e n toda esta tradición. la representación de sí mismo por la 1646 y Johannes Zahn, Oculus artifkialis 1702) . 1' Se sabe tam
. . . •
- - - - ------
f-T ,.\C J ( J H J J ( )( i R.\FIC< > 1 21 1 121 l l h i ( J R J ,.\ � I J L � ( ) \ ! l ·m . \ l \ J I i ( ) L ( ) l d \?-. ( ( ) '\, F \ 1 ' 1·..10�
_
q u i n a r i : � ' (\pticl" e -, l �t_ c:imara llL'gr;¡ tUII I IJlO rf(lh/1'. L·onw pnr c ¡ cm cere bro. <.;in·i na d e L"<'tm ara ( ¿ o..;cu ra o dar a·.1 ) . de ct�jtl de re<.,o nan
�
p l o l a l 1 b u ¡ ;tcL! por K 1 1Thcr L' :l ..,u .-l. n .\lagnu . . . . qul· L''- d e �randcs c i a \ i :-. u a l . D e h e c h n . Ll Ciill lclril !tici da. incl u'"o ..,¡ rw l .., u t i l lz:td t! d i .
rect <tmc n!t' p(lf la hltll grat í::L I"C \ C L ! do:-. L' k11l L'Iltn ., ctrt tctcr 1"> t i c l
" . "'
d t m e n s J o n c -.. flUL' " ! n q u e PL" r l l l l t c q uL· un lwmhre pcrrntlllL'ZCt d e pie
d e i m L· d i o f¡_)tn gra fict l: p 1 n u n a par tL" t' l di .... p ( hi t i \ 1 \ l..lptic n C1l!l W
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ckntru d e 1<t llll\llld cam:mt . Lhmde pucLk \·u· \ d i b u j a r l a-.. i m <Í!.'.l'
ne : C \ l LTÍI : rL' � ljllL' a l l í "-L" prnycctan i n \ i r t i L' n d o;L. . P u � .., L' St\)� d i -.. ¡; 0 _ re.'\ i.l de l oiu :
S l t : \"os _ t c n t c t n L" '-l<l t u n c u 1 n : pnmi t i r pintar o d i b u j a r por rmnspovi
oon d! n Cf(/ Lkl rckrcnll' '-Obre I<J p : t n t a l la-'llfl\lfl l' . F n su c a j a . L'i
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mtor no lL'nia rn:'ts que rccopiar. rL·producir. h a c e r e ! calco ·c k l a Com púrL'Se e l rctr ati<.,t a q ue m i r a e l mod elo ..,L· n t aLhl t r e n t l" tt
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1 m agL'll :J lll' a l l í ..,e P.W_\ L'L"tabct « l l a ! tu:t l m e n t c • · . Y "L' comprende q u e é l ú n i c a 111L' fl l e por L'l (lL' t l i a r de );¡ c<in wra c ¡¡r;¡ ( com o por
e q a s m;¡qutlla\ d e h tL'r;m : L' r port<"t t i l c ... : era necesaria l a fl!'Cscncia ff
. e j L' rnpl n <.;e \"C L'll la i l ustr aciú n de l<t cuh iL' r t a (kl l i b ro de Ro
s ca Lkl n : k r c n l L" lJllL' -..e 1 h a a p i n l< t r . _\ e s t e rderelltc rw podía ,er l a n d B a r thL'" ">nh rL' l a fllto �rat ía ) cun c:-. ta.., ckcl ar;¡c ion c-; d.:
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C;¡r ticr -Bre S'iOn _\ d e \ l inor \V h i k y con ('S(;! ruh licid ad de
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.., 1 e 1�1 p rT Je�ph!!:lcln para ponerlo del:tn tt' Lkl <l!.'.Ujcro ( o j o ) d e l d i 'i
pn:-. 1 t 1 \ t l : e� pue-.; q u i JtÍ 1<t im'f¡t/auún m i 'inl<l 1;¡ q{ic era n eL:c..,arin lk"> :\ l i rw l t a :
J�Ia/ar (d e l a n � e d e u n p a i -.; ; ¡ j L' por l"j.L· m p l o ) . C n rc.., u m l' ll . se \ e q u e I k n r i Cartín-Brcs�on: " A c a hah<t Lk dc-,cubrir ];¡ ] _ cica. Se
_ _ :
tdlcs lh"]J O'-lt1\ l)'- C'ittlfl t:nnb1cn rqpdtl� por e l principio d e l índcx. conviniú e n l a prolongacit'm d e m i m i ra d a . y . dc'ilk q u L' l a cn
_
!
t a n t o a !11_\ e ] de l a il p<.:riL· ón de l a i m ;J�l'll en Ll Gti<L q u e n<) puede cuntrL; . no me h e 'i epar�tdn rn a '" Lk L' l);u,
hy cc r">c smo por cont1gi.i ldad con :-.u rdcrcnll'. como a n i \ · e l d e l a \Iinor \V h i t e : «\k l'.ÍLTL'ito m c n t ; d nw n t e <.:Ín CL"'iar e n totugra
_
ftp cH-Jll por m_L' d i o d e l d i huj,) ck e'St:l imagen n a t u r a l . q u e �e h:1ce fíar todo l 1 l q u e \"eo _ ,,
por c a l c o . C<)pta o cnntac1o. E n L''iC ' e n t i d o l a cámarn o<.,cur;¡ no e s
P u b l i c i d a d \ I i n o l t ; t ( 1 ')/h ) : ,, J--: , difí cil LkL· i r e n qué nw mcn to
otra co:-.a que un rdinamictlt!.) vmcc:iníco" d e ! d i b u j o por calco d e
e l apa rato d e j a d e '>L" r l a pro lll ll¡!tt CÍÓn í.k u..;!L 'd mis mo . Con
] ; ¡ .soml_1 r a d e l a m a n t e en l a h a b i t aci <.lll i l u m i nada por e l fut:t!:O. C l
u n a 1\ l i n o l t a 5.1, m m S L R thte d "-L' aptn kra Lkl mun do q u e k
p n n c 1 p 1 o L' " el m Jsmo: :-ó l n q u e SL' h;¡ codificado. c u h i fi c a d o . �m e j o
rod ea casi s i n L''ifu er/.0 . . Todo L':-. t a n fúci l que e l apa rato
se
ra.do un poco. Y n o se ces:t r<i ck· h ac�..·rlo a p;1rtir d e lo-; dc-,cul�ri
_
coll \"ICr tc e n u n a par te d e ll'-tc d mi:- nw . Fl ojo n u. t i e ne que
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Lk l OJt1 a 1:! TlldllO. L <.; Clllllll ..,¡ c'l cucrp!.) Lkl p i n t o r . o ctl mL·no� '>U t , '/ , \ L;l '! l . flci '-!' _1
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EL ACrO FOTOGRAf!CC)
122 123 HISTORIAS DE SOMBRA Y �!ITOLOC;IAS CON ESPEJOS
lúcido. 1 :-<. de modo que la sombra del modelo. p�oyec �ada sobre . el
'
revés de la pantalla. pueda transparentarse a trares de esta. Y �\ pm
* *
tor. colocado del otro lado. en el lado derecho. no te nga mas que
_
trazar. trasladar. marcar el perfil somhreado. al : ere,� . �ncontra
V �ya m os a lo es en ci aL a la dimensión quím
ica de es te dispositi mos en este dispositivo todos los datos de la expenenc_ 1a fundad �) : a
vo m 1x to que es la fotografía. Ya he m os m
os tr ad o. en el capítulo de l a pintura evocados por Plinio. salvo (¿, �erá veniad ? ) la :clacwn
an te ri or . que esta di m en si ón diferenciaba
on to ló gi ca m en te la foto amorosa. v con una diferencia no menos nnportante: el pmtor ha
de la pi nt u� a. L a cámara oscura. simple m ed �
io de captar la im ag en . pasado deÍ otro lado del soporte. va no e stá del lado �el referente.
pu ed e sc rv 1r tanto a la un a co m o a la ot ra
. Es el de sc ub ri m ie nt o lo que introduce una mstdiOsa mm.hftcaciOn , en L.� reprcsentacm n. fi
de la se ns ib ili da d de la s sales de pl at a a la lu
z lo que pe rm iti rá ab an jándose por el dibujo en el derecho de su emes. la �o � b�� s� _ ha
do na r el tr ab aj o de calco y de la copia m an
ua l de la im ag en en pro invertido, exactamente como el reflejo en el espejO. Sc � a nt:t:esdno
ve ch o de un nu ev o m ed io de re gi st ro : la
inscripción automática. volver sobre las extrañas paradojas teóricas que se _ den van d_e esta
E xa ct am en te aq uí vo lv er em o� a en co nt
ra r nuestras hi st or ia s de inversión (Kant hablaba de ellas como de la pr�W edad de mcon
sombras or ig in ar ia s: aq uí . la foto, en su
principio co ns tit ut iv o. se gruencia especular de los cuerpos en el espaciO _ ).
re co nc ili ar á co n las fábulas fundadoras de
la pi nt ur a.
Querrí"a pr es en ta r dos ilu st ra ci on es . ap ar en De hecho. esta máquina de sacar retratos proviene de toda una
te m en te m uv cerca
na s. y. sin em ba rg o. de la una a la ot ra . es tradición llamada de <<perfiles a la silueta», que, como _ se sabe. n�
tá en ju eg o toda - la tr an
sición de la pi nt ur a a la fotografía. ció en el siglo XVIII con e l nombre de su inventor, Ettenne �e _Sll
houettc , ministro de Luis XV. Emile Littré relata, en su Dlctwn
nuire, esta nota del Jaurnal ufficiel (29 de agosto de 1 R39) :
. La primera de estas dos imágenes representa un dispositivo par
ticular que nos muestra cómo se fahricaban. a partir del siglo XVIII.
los famosos retratos de sombra. La -:<instalaciónx·. muy-' codificada, -:<El castillo de Brv-sur-Marne fue construido en 175 � por
se presenta así: se pone el modelo que hay que retratar sobre un Etienne de Silhouétte . . . Una de las principales distracciOnes
asiento. Se le recomienda la mayor inmovilidad. La sesión será lar de este señor consistía en trazar una figura alrededor de la
ga. A uno d e los lados del modelo se dispone una fuente luminosa sombra de un rostro, a fin de ver el perfil dihujado sobre el
(aquí sencillamente una vela). Orientada hacia el sujeto sentado, muro· muchas salas de su castillo tenían las paredes cub1crtas
esta luz proyectará sus rayus hacia una pantalla que habrá sido co de e s�s especies de dibujos que llamamos siluetas. por el nom
locada perpendicularmente del otro lado del modelo (del lado de bre de su autor, denominación que se ha conservado.»
su perfil que ha quedado en la somhra). La distancia respectiva d e
la fuente lummosa y de la pantalla en relación con el modelo habrá Estos perfiles. que no exigían otra habilidad que el calco de una
sido determinada d e manera tal que la luz, alejada pero sin perder
demasiado su potencia. proyecte sohre la pantalla una sombra que JS. De hecho. si fuera completamente rran�parente (como una placa de Yidrio).
sea dei tamaüo más próximo posible al del modelo (de ahí la gran ese <;oporte-pantalla llevaría 1:.� instalación descrita a algo h���t 1 r1tc co�pc�rabl� a la
:.
proxJmJdad de la pantalla respecto del rostro del retratado: la som famosa técnica descrita especwlmente por Leonan.lu de \ mu.. " �ard :cprese, nt<�r _
,
bra es siempre más grande que su referente pero se vuelve tanto correctamente una escena. toma un \"idrio grande como una mema hoJ �l de papel
folio real v suiétala bien ante los ojos. e� decir. enlrr: /U o¡o \· lo q�u! qweres rr:pre
más grande cuanto que el plano receptor se aleja del objeto: es una .
..
senrar. Lu.e go aleja tu ojo unos do., tercios de hraza dd v¡dn ? . Y .fzJa tu cab� z_� por
ley' elemental que Leonardo de Vinci va había formulado con cla medio de un instrumento de modo que no pueda hacer mngun movtmJento. uerra
ridad ) . 1 ' Esta pantalla (de tela o papé ! ) será también. en su otra 0 ah re un ojo v con un pincel o un lápiz rojo finan:ent�· ?(>puntado marca wl rc el :
cara. la supe�ficie de inscripción de la imagen. Este soporte mter- ! . :
t-'idrio lo q11e e.S l"isible má.1 allá: rcprodt cr:lo a contmuac�on cal candl� cl v1dno �o re �
un papel. luego pá�alo a un papel de caild<1d supcnor \" pmtalo �_ � qmcres». _ \ls. _o_ 8 .
Bihlioteca :\ acional 2-+ r . .
. ·r · ; . , . . ·
17 . \'áse po r ej em pl o la no
ta <•C om me nt ro m br e projetée n· . . �
1 9 . El texto de referencia es E. Kant D11 prenu cr tondcme1! 1 r: fa di.tf.u;:ua !I�!I!
a
•>. \l s. "OJX. Bi hl io tc ca Na cio na
gr an de ur qu e <,a C<lU� ¡ama1� memc •
des régions dcms /"espace ( 1 76K). publicado en !m Opu.\ctdn prt'Cnf[({I<CS. Pan�. \ nn .
l. 29 \". 1970.
E L AC/ 0 H H Ot i R ·\ !-- !C < )
1 2) \ l i S 1 O R I \ S I J F S 0 \ 1H R \ Y \11 1 O U J(i! -\S CO:\ 1·_\PL!OS
..
u n a p u b li ci d a d de u n l'
m u lo ·d �
f� t.o r �- ll U illL'T0\0\
. e L l . E l 11 1q ru m e n to
htz (1
ió n rf.ll
ro "i lr o s de la R e \ n lu c
' l l C S. d ll O 'i han
Simplemente con\ i e n c sei1alar q u L' toda cst; � d i m e n...,ión química
'>llÍO Ctllh L'IY <td O \ PJ"'I •'¡ . ·¡< ·¡ ; ¡ ( . . .
del prOCL'\0 fotogr�ifico recubre d e hecho \· aria.., operaciones di..,tin
1
-
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� 1 . \\'11\i.lm tknr:-. F11\ l ,t]bp!: " U u,�·Jquc' fL'Il:•trt¡uc·, ,u¡ l " "trl tiu --p¡,-,,IOC!<'Iilt
llr(l\\ int:
. . ,·1 pr-l'L'c.''t' !'''�- L' l �-u•tl lth t•b¡c:'.t" n•ttur,dc' Jllil'Lkn ,,·r rcpr(ldundn� pnr
\'
�í m1,111th '111 .tyud:t Jcl l:íri-' dd : t r t i , t : t .. ¡,·n !Jul/,·rin ,¡',· /,; f\ oy ¡ / -�nor'/_1· 1 1 / Grt"i/1
¡
Bntuin . .� 1 Lk Clll'll' Lk ¡ :;_l, lJ . 1. L'\lt' .q�,IIL'L'ldl• c!1 Lt :mttdt'�Íd ...: d it:1d:1 plif R,·;¡umrllll
:--.; ,'1\ h,dl 1'/,-oro�'ru r ' :l \ . ¡ - , , ,¡ \ ' .n:,i fu¡,¡,_; , ' 1//:¡,¡r,/!1 d J<,·<�,iU'V' u,' tl:r· l f ! , i' ' -' \ (JI f'iu'·
.
- , ,,q.f ,
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p�(:cc so m1s:n_ �
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) de la scnsi tildad a la luz. Sólo cuando este último no de ja r;_í de es ta r pr es en
s pú
te
gi
ni
na s. N ar ci so y M ed u� a .;;; on ta m bi én m i
_ se
_ h d ! a alcanzado falbot podrá exclamar: a l o la r� o de to da s es ta
estadio
fo to gr af ía . Su s es pe jo s. Su � Fa nt as m as .
to lo gí as de la
« E l fenómcn ��
�e acabo de d e :crihir me parece que partici
pa d� l o '::a t m z!�ow�.
� anto casi como cualquier otro hecho 1\ARCISO
q u c, l<t In\
_ , s t i. acJOn hs1ca haya descubie rto para no"otros . La
� �
_
n� as rr�ms1tona de la cm,;� s . una somhra. e l emblema pnwcr m ie nz o su cé le br e Delia Pittura.
L eo ne -B at tis ta A lh er ti. a l co de
bwl d e todo lo e¡ u e es c(zmero
y nwmenráneo, puede ser en ;. se in te rr og a ta m bi én ac er -
_
�
cadc,n a a ]l�1 f el l'�lcan��l C�e nuestra "map.-ia natural'" y fijada
como es tr aL lic ió n en to do s
ca de l pr ob le m a de lo s or íg
lo
en
s tr
es
at ad
de
o-
la p i nt ur a. «e 'ít a pi nt ur a q u e .
e
de ci r a m is am ig os . se gú n
·
� �
e co nv er ti
-
I<� e n que el hombre tuvo la idea de dibujar Jo:-. conl ornos d � N ar ci so . el qu e fu
�
e la fó rm ul a d e lo s po et as . qu e t.''-'
, de l a pi nt ur a fin re n
do en fln r. d yu
una so��rd , pr��:cctada sobre n muro. Se h a �ubrayado todo ¡0 e ha br ía si do e l im 'e nt or
.� es la fl or de
tore del!a pi tt ur a) . Y .
. a
�u� dcerc,!_hd �st.t re _prescntacJOn ele los principios constitutivos Je
, , po r ot ra pa rt e. s i l a pi nt ur
a fotografla. S e h a v1sto todo lo que del 1'ndex . , ¡ ¡ 1• e...,·t·1¡,. ' ,t en ¡uego. i d' og ni ar te ), es pe rt in en te re la ta r
to do ar te r!a ¡;itt .fior
·
um
· . ·
(tu X . ) ¿,A ca so
'
• 11 amonl..;a N ar ci so la sr or ia di
aq uí to da la hi st or ia de
S e hd lllSIStJdo sobre toda una sene de (ht'1
·
· .
' e ,0
· a
.
�
· .
, e ¡ deseo Ll e conservar las huellas físicas de una prc:-.cncia dcstina- e ah ra za r ( ah b ra ccia re)
·
di rí as t ú qu e pi
qu
·
. nt ar se a ot ra co \a
!i
, �l.
, desaparecer. e �
problema de la temporalidad \ el juel'O com a\ Í. con ar te . e� ta :-.u pe rf ic i c . aq uí . de la fu en te ((¡uella Í\' i su
�
p eJ:1 e t r � la (�urac10n y el i n..;t a n t e . la presencia nlarc�da en una
.
� pnj/'cie del f on te J '?>> ..:-+
d e l d s \ C rs ion�s . del autorretrato. con sus impo-.;ibilidades \ -:-. us tn·¡- '
. . nu ev o co m en ta ri o de es te
er un
·
pr op on
ra d ops enuncJatJvas. etcétera. E \'i de nt cm cn tc no Yo y a
�
se el he rm os o ar tíc ul o de H uh er t D am is ch :
te xt o di fí ci l ( pu ed e le er
�
Oue�rí �1 a �ora . par a tcrrnin ar e\le te rce r capítulo. abordar dos \'é as e no ta '1 -f ) . �:le co nt en ta ré co n in
_ . ., n ·u n Sorcis.•:e. ra w re "
te nd er bi en pa ra
-
. . co nv ie ne en
gran� � s fJgUidS mitolngicas: .\arciso \' Jf edusa Veremos . , e·o n t 1 _ s i q i r so br e la úl tim a fr as e. cu yo se nt id o
ic ul ar el m uy im po rt an te
,
. t1dn. pa rt
do ? amos l ? s relatos de ori gen >< permanece- e n
.
ña la ré
se gu ir rn i ar gu m en ta ci ón . Se
·
n uac10n que� �o d
di m en -.,i on es . al m e-
«
. e en te nd er to da s su s
ab bm c'l ·ia re . que ha y qu
r emos en e l cdmpo del mdex: siempre estaremos en el terreno del en
,
<Iutorrctrato y de l a paradoj a . Simplemente. a \;_¡ ima?:cn por so m-
D at nl �C h. ,f J'u n :"\cHL'l�\C. ra ut TC », en
'i('
CL )Jl de
2 - t Ci ta dt l �c �ú n la :ra dU
I Iu hc rt
n . · 1 ;\ . 1 ') 7 6 . paf!�. l U - ! P .
"
.\ o t n
S I .
2:\ . lhíd. ·l'f !e l?n 11< ' Jc p , _-.. ('/
· Ja nu ln c 1.\'arci.I \ C
•
EL .-\CTO HJTOCJ R.-\FICO 12?-;
El 23.·· de los t.'i kone.\ de e.;,ta Galería se pn:· senta pues corno un
cuadro que i lustra la leyenda de �arciso. La descripcion que hace
Filostrato se inaugura con una fra;.;e absolutamente decisivcL que
comprometclft todo ei di;.;positivo de la pintura . y se comprende in
mediatamente cómo prolonga y explicita la fórmula fin<d de A l hcr
ti sobre la duplicidad de las �upcrficies:
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de H.l!!/11 ' j l)[ ){)
JI �L· H �ng,
. : \ u/onr'lnl/rJ c'¡}r'i•J' . '· '·'.'• 1 .
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129 l !ISTORIAS DE SOMBRA Y MITOLOGIAS CON ESPEJOS
¡¡ne Galeric antiqrw, Parb. l RR J . Se encontraro1 e! texto griego en Clásicos Loeb. Las
otras citas l.jl!t sigue n e�tán tomadas de esta mi�ma edición Bougot .
•
EL ACTO FOTOGRAFICO 130 131 HISTORIAS D E SOMBRA Y MITOLOGIAS CON ESPEJOS
1
de la enunciación. Encontramos así, por el sesgo del mito de Nar dirigirse a él: «(tú) no ves que el agua te reproduce . . . , (tú) no te das
ciso, todo el juego (paradoja!) de superposición de instancias que cuenta del artificio de esta fuente . . . , (tú) permaneces inmóvil . . . » Di
fundamentaba e l autorretrato de sombra. Aquí simplemente el es cho de otra manera. aunque denuncia el engaño de Narciso que
pejo ha reemplazado a la sombra. toma su reflejo por una pel'bona «real», Filostrato. en su propio dis
curso, parece dirigirse a la imagen de Narciso como si fuera un per
De manera general, la condensación de niveles operada por Fi sonaje «real», tuteándole(la). E l espectador Filostrato cae, él mis
lostrato tiene como efecto arrojar una confusión en la representa mo, en el juego (trampa) que él denuncia en el otro. Situación
ción, que se ve de este modo afectada por ambigüedades, autoriza paradójica de indecisión de las categorías. Filostrato no puede, por
deslizamientos y favorece confusiones. Por ejemplo, en su discurso otra parte, más que tropezar con esta paradoja puesto que llega di
«ekfrástico», Filostrato se dedica a describir algunos detalles menu rectamente a esta pregunta. casi « moebiana>> que dirige a Narciso:
dos, aparentemente insignificantes, y que sólo ti r nen interés en la «¿Crees que la fuente entablará conversación contigo0» ( ' ) Esta
medida en que permiten al discurso descriptivo. justamente. jugar proposición sintetiza maravillosamente toda l a circularidad del dis
con los niveles de representación , introducir la ambigüedad como positivo e n que enunciado y enunciación se implican especularmen
si se tratara de un artificio engañoso: te en la contradicción. Para salir de allí sólo hay una solución: el .
comentarista deberá pasar, e n su relato, a la tercera persona, lo
«Fiel a la verdad, l a pintura nos muestra la gota de rocío sus cual hace inmediatamente después de su paradójica pregunta: «Pero
pendida en los pétalos: una abeja se posa sobre l a flor; no sa Narciso no nos escucha: el agua . . . » . Para salir de l a paradoja, es
bría decir si ésta es engañada por la pintura o si no somos no necesario salir del índex, abandonar el juego de los deícticos y vol
sotros los que nos engañamos creyendo que existe realmente.» ver a lo narrativo. Quedarse en ellos es perderse, como Narciso.
Homero nos hace :-.aher en el canto XI de la Odisea que !\..' ledusa del m· ance de Perseo. en toda �u dimensión simhólica. i.Cómu pue
vela a la entrada del país de Hades. Pertenece al dominio de la No de Pers � o luchar contra esa arma absoluta de l a mirada que mata
.
che v las Tinieblas, morando e n las regione'S desérticas del Extre- en l a dJstancJa'? ¡", Cómo llegar a tener contacto con la \ledu<.,a'?
¿Cómo lograrlo sin hacerse \·er? Como �e sabe. Perseo. utilizarü un
- �
1R. Jcan-PicrrL· \ crn,mt. ,,L'<tutrc ,ft l'honHTl t': la l•lCt' de (Jurgó". t'11 Le racis
mc. mnhes et .'ucncn. !'otu- L15on f'olia/..J) i', ha¡o la dirLL·uón de \l u ur ic c Ukndcr. 30. Nn pu<:do más que r e m i t i r . p:ifa un anci1i�J' JctallaJo. ,¡¡ nowl�lc ¡;.;TJldi,, Lk
B r uscla\. Ed _ Co rn pk \ c . 19-"i l . P'íu�. 1 --1- 1 - 1 :" " ( c r t a pú!'. 1--1---1-i. Loui<; \brin -,obré él mito Jé \fedu'a \" '>ll rcpr\_''l'n tacJcín l'll l'i c�lchrL· cuadro
de Caraqrggro 1 - - Te�ra d1 .\f,'du;;a · !. en ·D�..'truirc la pc1nnu-c. P:li'I'. (J<�lll..:l'. JY�7-_
•
Provisto del ojo robado. franqueando el espacio hacia atrás, respecto de los dioses. ( . . . ) Se establece, por consiguiente, en
como remontando el curso de la mirada de Medusa. Perseo se cru tre el hombre v el dios, una conttgmdad. un mtercamb10 de
za en su camino con todo tipo de figuras. hombres y bestias. fija� estatuto que pÚede llegar hasta la confusión, la identificación.
das. inmovilizadas. momificadas. transformadas en figuras. en más pero en esta proximidad misma �e instau:a el des�arra � ten :o
caras, en estatuas. «petrificados por haber sido vistos». Perseo pues de sí. la proyección en una altendad radtcal. la dtstaneta mas
atraviesa impunemente el campo de muerte de la representación, grande inscribiéndose en la intimidad y el contacto ( . . ). Cuan
.
sembrado de cuerpos marmorizados, de restos y de ruinas humanas. do uno mira a Gorf?ona, es ella la que hace de nosotros ese
espejo en que, al tr¿nsformarnos en piedra, ella mira su cara
Una vez que ha realizado su recorrido visual, se encuentra. si terrible )' se reconoce ella misma en el doble, . el fantasma que
hemos llegado a ser al enfren tarnos a su OJO . , ," -
,
.
.
1
------
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1
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HISTORIAS D E SO\IBRA Y \IITOLOGL\S CO'< ESPEJOS
1,1' EL ACI O .FOTUCJR!\FICCl !39
tico del escudo-es pejo -y todo :-,e intensifica si sahcmos que. se desi gna. e n e l cent ro mism o de toda fi � ur.ació n. la angu stia ah<.;o h.�
flÚn algunos
-- hi'\toriad ores del arte. todo indica en los rasgos del ros- t a v fasci nant e de ver allí nues tra propia Imag en. de goza r y II_IOn r
� -
tro de esta ivf cdusa caravagiesca. ; un autorretrato del pintor joven ! poÍ e l l o ; nues tra prop ia i n� a� cn siem p re enm asca rad�! en su n�J':Im a
El cara a cara de la i\lcdusa consigo misma. donde todo se unuda exhi bició n j' siem pre exh1 h1da detr as y por su mas cara mtsm a.
'
(Yaivén instantá neo de la mirada mortífe ra. agresió n '\' horror. rigi-
� Vernant: ,<Ja cara Je Goreona e-; una máscara: pero en lugar
dez _v decapitación. erección y castración. etcétera ) . es así no sólo
'
La amb ivale ncia de l a figu ra en este 'ient ido es tota l. \' cons titu
Para terminar. volvamos al cuadro. Una vez dado el golpc: -un
ye de hech o toda su pote ncia de nud o y de aguj er�l ; atra cció n .\: � e
, y cast rac1 0n.
rayo retornado- -;e sabe lo que sucedió con Ja cabeza cortada; se
puls ión . viol enci a y tem or. vida y mue rte. erec non
inscribe para siempre sobre e l escudo -el espejo. como e l papel fo
ma scu lino \' fem eni no . . .
tográfico. deja imprimir la imagen por Ja sola fuerza de la mirada
petrificante-: y sobre toJo. continúa ejerciendo sistemáticamente E n su interpretación del m i t o (Das Medusenhaupl) Freud ha se-
su potencia más allá de su propia muerte. Atlas. Finen. Polidectes ñalado especialmente esta ambivalencia sistemática:
y tantos otros adversarios de Perseo hicieron l a aplaqante experien
cia. Esta perpetuación de l a <<medusación>> en la represel/!ación fue <<Si la cabeza de la I\,1edusa sustituye la representación de los
taL que la cara de l a Gorgona (pintada. esculpida. grabada. etcé genitales femeninos. o s i m.ús bien aísla su efecto de pasmo.
tera) se convirtió en un símbolo terrible de la potencia guerrera tan de terror, de su acción placentera. cabe recordar. por otro
to ofensiva como defensiva: Atenea lleva desde entonces. en el mito lado. que la ostentación de los genital c s se con s i dcra com ? un
_ . .
y en l a mayor parte de sus representaciones. la cabeza de 1v1edusa acto apotropeico. ( . . . ) También e l mtcmbro v1� Il erecto tiene
en el centro de su egida. o sobre su escudo. signo de que ella pue acción apotropeica. pero merced a otro mecamsmo. ( . . . ) De
de así transformar en piedra a todos sus enemigos por su mera apa �
capitar es igual a castrar. El terror a la ledusa es pues. �n
rición terrible. D e l a misma manera. son innumerables las repre terror a l a castración relacionado con la nsta de algo. ( . . . ) En
sentaciones de Ja cabeza de \ledusa en los escudos y petos de los las obras de arte suele representarse e l cabello de la cabeza
Príncipes. en los desfiles y en Jos combates. El rostro juega ahí ple d e l a 1v1edusa en forma de serpicmcs. las cuales derivan a su
namente su rol de apotropai'on: congelar de terror al ad\·ersario eri vez del complejo de castración. Y es notable que. a r e: ar de
.
giéndose como fuerza literalmente i m posible de mirar. obligándolo ser horribles e n sí mismas. contribu� en realmente a 1111t1gar el
a abandonar. a apartar-;c del Terror paralizante. (Véa'ie por ejem horror. pues sustituyen el pene . cuya ausencia es precis�� m � n
plo el escudo y el peto adornados con la cabeza apotropeica. que te l a causa de ese horror. He ayuí confirmada la regla tec_n� ca
se encuentran en el museo de Barg:ello en Florencia y que pertene según l a cual la multiplicación de los símbolos f{ilicos si�mftca
�
cían a Cosme I de !\.--i édicis. precisamente el mismo que recibió como l a éastración. La visión de la cabeza de la !'vledusa paraliza �le
regalo (¡de bodas! ) e l cuadro-escudo pintado por Caravaggio . ) terror a quien la contempla. lo petr: ifica. ; V n �I ve!. más � 1 mJs
m o origen del complejo de castraCión y la m1sma transtorma
Así erigida como mascarón de proa. esta máscara petrificantc . ción dCJ efecto! Quedár rígido significa efectivamente l a l'' r ec-
siempre ante nuestra mirada como 'ii fuera nuestro propio espej o .
ci1.
3-1. Jcan -Pier rc \"crn ant: ,<I.·autrc de rlwmme: la lace Oc Gorg(! " . an. l \·é;l·
.
.·' . 1_OUI<. \larin :
'1 ' Dérruire la f't'ill!uu'. o¡J_ (ir. (\"é:N' now 3 0 ) . púg. 1.\ J . • se nota 1 � ) . p·;,g_ ¡:;:;.
EL ACTO FOTOGRAFICO 140
Le regard d'Orphée
gen-acto fotográfico interrumpe. detiene. fija, inmoviliza, separa,
«A continuación rne levanté y, apartando las piernas de Simo despega la duración captando sólo un instante . Espacialmente, de
ne, que se había acostado de lado, me encontré frente a lo que, la misma manera, fracciona, elige, extrae, aísla, capta, corta una
así me lo imagino, había esperado siempre de la misma forma porción de extensión. La foto aparece así, en el sentido fuerte, como
en que una Ruillotina espera el cuello que debe cortar. l'de pa una tajada, una tajada única y singular de espacio-tiempo, literal
recía incluso que mis ojos sobresalían de la cabeza como si se mente cortada en vivo. Huella tomada en préstamo, sustraída a una
hubieran vuelto eréctiles a fuerza de horror; vi exactamente, en doble continuidad. Pequeño bloque de estando-allí, pequeña por
la vaguw peluda de Simone, el ojo azul claro de Merce/le que ción de aquí-ahora. robada a un dohle infinito. Se puede decir que
me miraba llorando lágrimas de orina. » el fotógrafo. en el extremo opuesto del pintor, trabaja siempre
con el cuchillo, haciendo pasar. en cada visión. en cada toma. en
Georges Bataille
� cada maniobra. el mundo que lo rodea por el filo de su navaja.
Historia del Ojo
Querría interrogar ahora este trabajo de corte fotográfico. bajo
sus diversos aspectos }--' con sus apuestas esenciales. Abordaré suce
sivamente la cuestión del corte temporal. primero, y la del corte es
5. Sigmu�d Freu�: LhH \1cdu.1enJw :1pt ( l:� d� mayo de 192::::¡_ en G. W XVII pacial después. sabiendo que los dos cortes tienen partes vincula
1
J
( 9 _ 1 ) . 47. �rad. francesa por J_ D . Na�10 -\' (r_ 1 a!lland1er en Ormcar
1
..
_
. .
Señalemos antes de comenzar que el principio general de la ima deo del acto y constituyen indiscutiblemente una cuestión teórica.
gen-acto que ha guiado todo este trabajo, conduce lógicamente a
considerar que toda fotografía es un golpe, todo acto (de toma de
vista o de mi�ada en la imagen) es un intento de «dar un golpe>>, l . E L CORTE TEMPORAL
exactamente Igual que en una partida de ajedrez: se tienen miras
(más o menos claras), se pasa al acto y se ve lo que salió después Comenzaré con tres breves relatos. que son como pequeños flas
del corte (golpe). Ese es el juego . La cuestión de la Verdad o del hes. pequeños clichés. pequeñas anamnesis. Tres � eflexiones � �er
Sentido no está planteada -al menos en lo absoluto. La cuestión ca de la discontinuidad fundamental de la temporahdad fotograhca.
es la de la pertinencia o de la eficacia contingente: fracasa o resulta
como golpe. La fotografía, en ese sentido, es una partida siempre
en JUego en que cada JUgador (el fotógrafo, el espectador, el refe l . Mi memoria detenida
rente) se arriesga intentando dar un buen golpe. Serán válidas to
das las tretas. Habrá que aprovechar todas las ocasiones. Y cada Es ta es un a anécdota ba na l, un recuerdo personal desencadena
vez que se ha jugado, se repite un nuevo golpe (la compulsión a la do por un a fot og raf ía. A la ed ad de 5 añ os, de vac aci on es en la cos
o
repetición es algo esencial al acto fotográfico: no se toma una foto ta be lga , en Os ten de , me en co ntr é, en un día de jun io, embarcad
ani zad os pa ra los mñ os
sino por frus �ración; se toma siempre una serie -ametrallamos pri � en un o de eso s ritu ale s jue go s de pla ya org
a fin de ocuparlos, es de cir , pa ra hac erl os, de cierta for ma , ma
tar
�ero, seleccto� amos después-; sólo produce satisfacción fotogra� a a
o. E l co ncu rso de qu e se tra tab a era un a tri via l car rer
fiar a ese precto; repetir no tal o cual sujeto, sino repetir la toma el tiemp
s. Su
pie sob re el mu ell e: 300 me tro s a cu bri r po r pre cio s irr iso rio
de ese sujeto, repetir el acto mismo, recomenzar siempre, recomen� l gru e
cede qu e ese día , po r aza r, me en co ntr é ba sta nte sep ara do de
zar eso, como en la pasión del juego o en el acto sexual: no poder ando
so de los cor red ore s cu an do fal tab an 25 m pa ra la lle ga da . Cu
dejar de dar ese golpe). 1 Y a cada golpe que se da, pueden cam ba rre
ya tenía prá cti cam en te gan ad a l a car rer a, ve o, de trá s de las
biar todos los datos, eventualmente deben rehacerse todos los cál d:e , al
ras qu e en ce rra ba n a los pa dre s y fam ilia s, a mi pro pio pa
culos. En fotografía todo es cosa de golpe por golpe. Es la lógica
qu e im ag ino má s bie n co nte nto , y qu e ap un ta en �m d1r ecc 10n su
del acto: local, transitoria, singular. Siempre rehecha, l a foto, en su la _ ta
v1s
aparato de fotos pa ra fij ar l a ha zañ a pa ra l a postendad . A
pnnc1p10, es del orden del performativo, en la acepción lingüística pe líc ula ,
de l ap ara to, an te l a ide a sin du da de est ar «p res o» en l a
de l a palabra (cuando decir es hacer) tanto como en su significa
me detengo en seco y mi ro a mi padre qu e me fij a. Reco
brado de
ción artística (la «performance»). ali e ta
su sorpres a - pe ro ya he ch a la fot o , en va no mi pa dre n:e �
ov!l
Por supuesto que en esta perpectiva del acto fotográfico como y me grita para que co nti nú e. Na da qu e ha ce r. Quedo alh , mm
golpe en un Juego, funciona un cierto número de reglas, implícitas gri tos , co mp let am en te pa ral iza do -l a fo to est á jus tamente
ante los
o no, trabaja un cierto número de códigos, aceptados o desbarata a//í para mostrarlo. E l resto de participantes de l concurs
o, qu e ha
dos por los JUgadores. Sólo los golpes de uno de los códigos nos ad o atr ás, ter mi na ro n de sfi lan do a m1 s esp ald as. N1 Si
bían qu ed
detendrán en este capítulo, los golpes del corte. Están en el nú- qu ier a lle gu é a cruzar l a lín ea de lle ga da .
para mí
1._ � enis Rache es sin duda uno de quienes más han insistido sobre este aspecto Po r insignificante qu e parezca. est a anécdota tiene hoy
eje mp lar : (m e) de tie ne . El cu rso de l t1e mp o, baJO
�epet1t1vo (y en su caso inmediato, instantáneo) del acto de la toma: «Desde que un u n va lor /a fo to
ca rre ra (qu e sie mp re es co ntr a el ue mp o), co ntm ua
1�stante es captado. hay que captar en :.eguida el instante siguiente. Es lo que dis la forma de la
tmgu � fundamentalmente l a fotografía de cualquier otro arte . . . la fotografía me pa o a mi s esp ald as. Y yo lo ign or o, ab str aíd o co mo est oy de
_ fluyend
ree� JUgar ante todo como msrantánea repetiti�.Ja, que debe ser inmediatamente re
ese tie mp o qu e co rre . Yo me he de tem do , de un a
petida una vez que ha tenido lugar. . . esto tiene relación inmediatamente con el ese tie mp o. de
ra sie mp re la fot o me ha i � mo vil iza do . El c� rso , l a ca rre ra.
sexo », «Photographier. Entretien avec Gilles Delavaud», en Educarion 2000, n.'' 10. ve z y pa
_
s�pttembre 197H; también en Denis Rache. La disparirion des lucio/es (r�flexions sur el Ti em po ya no co rre n an te los OJO S de la fo tog rah a. El ac to fo to
_
1 a_cte photographzque), Pa�ís. Ed. de l_'Etoile. col. Ecrit sur l"image, 1982. pág. 7 1 . o co rta . e l ob tur ad or gu illo tin a la du rac ión , ins tal a un a espe
gráfic
Lease 1�ualme �te su entrevista con �lam Pomaredc ( •<Le rideau déchiré>>. en Art pré de l tie mp o (fu era de l tie mp o. fu era de co nc ur so ) . Y
_ cie de fu era
sent, n. 8, pnmavera 1979: tamb1en en La dtsparition des {ucioles, especialmente
su jet o ca pt ad o en ese fu era -d el- tie mp o, pr eso en l a ca ptación,
,
pags. 1 14-1 15 ) . ·
co mo
1
en y bajo el corte fotográfico, yo quedo como suspendido. transi En este juego. el movimiento tal como aparece a los ojos del que
do. fijado en una imagen que me aparece hoy. cuando la miro. no cuenta sólo es una serie de posiciones fijas. separadas. fuera del
como el recuerdo de una carrera (la carrera-que-hubiera-podido-ga hilo de la duración. El desplazamiento como tal no existe para él
nar). sino como un recuerdo de detención, de fijación. de escapada y puede decirse que su memoria es en ese sentido puramente foto
del mundo que continúa sin mí. Esta foto no me rf'stituve l a me gráfica: sus vueltas hacia los compañeros detienen su carrera: Orfeo
moria de un recorrido temporal sino más bien la memoria de una cuya Eurídice es el movimiento mismo: bajo su corte sólo se puede
experiencia de corte radical de la continuidad. corte que funda el estar inmóvil. petrificado; sus miradas escanden tomas de vista «me
acto fotográfico mismo. En ese sentido. sin negar totalmente la exis dusantes» a lo largo de todo el recorrido de los j ugadores. Corta el
tencia de una temporalidad continua. y por tanto la posibilidad de movimiento en inmovilizaciones. y esas poses fijas son las que fun·
memoria del mundo, la fotografía me vuelve absolutamente extra dan el movimiento por «blancOS>>. Especie de epilepsia al revés («el
ño a eso. que se desarrolla en otra parte, fuera de mí. !\.1i propia pequeño mal-ausencia�>). 2 Las elipses del sujeto. esos momentos de
memoria foto wáfica -mi memoria como fotografía y mi fotografía ausencia de su mirada, eso es todo el juego de la foto: ¡no se mueva.'
como memona- m e coloca en una c�pecie de instante vacío, en
un agujero del tiempo. Y si se pretende llenar ese agujero. es decir,
devolver ese recuerdo detenido al movimiento de su recorrido. vol 3. La flecha rota o el pensamiento de lo discontinuo
ver a ponerme en el contexto. reinscribirme en el tiempo de la his
toria, entonces sólo puede hacerse desde el exterior, sacándome de Las dos expe rienc ias que acab amo s de men cion ar hace n pens ar.
mi foto, arrancándome de mi corte v hundiéndome en una memo� evid ente men te. de man era inme diat a, en la famosa concepción ins
ria .que no es la mía. volviendo a u�ir desde afuera y a postcriori tanta ncíst a y discontinua del mov imie nto en la filosofía eleá tica. El
el tiempo cortado, es decir. haciendo de esta reconstitución una fic ilust re Zen ón, Zenón de Elea , en efecto , quiso probar que el mo
ción, un metafantasma. Considero que era para mí absolutamente vimi ento no exist ía. Arg ume nto: se dice que el mov imie nto existe
imposible, una vez tomado, volver a salir para franquear la línea de porq ue, si yo tiro una t1echa con mi arco , ésta irá del punto A (el
llegada: estaba del otro lado. de una vez por todas. arco) al punto B (el blan co), y que eso es el mov imie nto. Yo res
pondo que en verdad esa flecha no deja de estar inmó viL que no
pued e, en reali dad y com o taL sino ocupar una posición diferente
2 . La mirada con eclipses: ¡no se mueva.'
en el espacio a cada insta nte. Dicho de otra forma, en cada frag
men to de tiem po. aunq ue fuera infin itesi mal, incluso teór ico, la fle
cha está fija. Nunca se pued e deci r estrictam ente , aquí-ahora, se
Se trata de un juego infantil. Recuerde. Tiran a suertes v le eli mue ve. Inmó vil ahor a y siempre tom ada entr e dos inmo vilid ades ,
gen maestro del juego. Comienza apoyando la nariz contrá la pa una que le ha precedido y otra que le segu irá. El mov imie nto pues .
red, de espalda a los compafleros. que se mantienen a una buena es una ilusi ón, no existe en este tiem po. Sólo es concebible en la
distancia sobre la línea de partida. El juego comienza. Usted gol ficción de un tiempo mem oria l. es deci r si uno se deja caer en
pea tres veces sobre la pared diciendo algo así como «un. dos, tres, la ilus ión que resulta de la sum a de los diferentes mom ento s de in
ya lo vi». luego se da la vuelta bruscamente hacia los otros jugado mov ilida d. si uno se construye una falsa síntesis poniendo en con
res. Estos. durante un corto lapso de tiempo en el que usted cuenta tinu idad los inst ante s de no- mov imie nto .
de espaldas. han avanzado todo lo posible hacia usted. Pero en el
momento en que se da vuelta. deben estar en una posición riguro Este tipo de pensamiento, que a su modo da cuenta de un gran
samente inmóvil. Los que son sorprendidos en flagrante,__ delito de número de experiencias en los más diYersos campos. 3 se encuentra
movimi �nto son eliminados. Están muertos respecto al juego. El que
llega pnmero a la pared sin que usted haya podido verlo movién
dose. es decir, el que ha podido desplazarse sin haber sido visto rnás 2. Véanse los análi sis de Paul Virilio en �u bthérique de la disparirion, Parü..
que inmó vil, ése ha ganado. El lo reemplaza :-/ el juego recomienza. Ba!lanJ. 1480.
3 . \'t'a�c. entre otro� Philippe Dubo i�: «L 'imita tion au vovage (Marcher o u la
fin des temp s modcrncs )». en Plus J1oins z_éro (reviq.a d� arte ContempC! ráneo ). n.··
Otra vez una historia de carreras. de mirada y de inmoYilidad. • 32-3 J. Gine bra. m¡¡yo l9SI . págs . 36-J S. a�1 como «Chc hes: les mytholog1e� �ont de-
EL ACTO FOTOGRAFICO 146 14 7 EL GOLPE DEL CORTE
evidentemente en el centro de la siguiente afirmación: la tempora En este sentido la huella fotoquímica puede ser llamada sincró
lidad como la piensa Zenón implica una cronología que no acumu nica. Todos los cristales de halogen uro que componen la trama pun
la. que no inscribe. que no totaliza. que no se capitaliza en una me !illista de la superficie sensible son tocados simultáneame_nte y so
moria plena y continua: por el contrario es una temporalidad de gol bre todo, al mismo tiempo, son separadas de su fuente lummosa por
pe por golpe, del instante. del olvido. un tiempo sin antecedente ni un corte. En este lugar no insistiré sobre ese aspecto y sus implica
posteridad, un tiempo de singularidad en que cada toma se estable éiones; va he hablado de ello' anteriormente (al final del capítulo
ce. un tiempo de la pulsación temporal misma. una memoria desli 2) . al analizar las características específicas de isomorfismo (la hue
gada. uno de cuyos modelos teóricos me parece ser la fotografía. lla a placas) y de simultaneidad (la huella dtscontmua) del rastro fo
( Y . más allá de l a foto. más aún, el cine. Zenón ha sido el primero tográfico.
en pensar el dispositivo-cinc . ) •
b) De una vez para siempre lo muerto apresa lo vivo (la foto Medusa. ¿Es necesario recordar (véase el final del capítulo 3) que
como tanatografía) l a apabullante Gorgona vela precisamente en las puertas del Hades
(Reino de la Noche y Pais de los Muertos) cuyo acceso prohíbe a
Si el acto fotográfico reduce el hilo del tiempo a un punto, si todo ser humano marcando así el corte absoluto. lo que Vernant lla
hace de la duración que corre infinitamente un simple instante de ma ,da alteridad radical» entre dos mundos?6 Pero al mismo tiem
tenido, no es menos claro que ese simple punto, ese corto lapso. po (y así es como produce su efecto el acto de la «med usación>� ).
ese n:omento único tomado del continuo del tiempo referencial, se todo ser viviente que entra en el campo ciego. vulnerable bajo la
convrerta, una vez tomado. en un instante perpetuo: una fracción mirada insoportable y mortífera. este ser vivo no puede sino. exac
de segundo, es verdad. pero «eternizado>;, tomada de una vez para tamente. pasar por ello, es decir. ser él mismo. de un solo golpe
siempre, destinada (ella también) a durar, pero en el estado mismo (de ojo) y para siempre. transformado. a imagen de la Medusa, en
en que h a sido captada y cortada. Para recobrar la fórmula lapida lo que son los muertos: fij ado, transido. convertido en estatua por
na regtstrada por Dems Roche: «El tiempo de la foto no es el del haber sido visto, por haberse visto a sí mismo como otro. La «me
Tiempo». Dicho de otro modo, el fragmento de tiempo aislado por dusación fotográfica>� no es otra cosa que ese paso. infernal y
el gesto fotográfico. una vez que es cogido por el dispositivo, caza especular.
do por el agujero (la caja) negro(a) . pasa de un golpe definitiva
mente al «Otro mundo». Y se juega así una temporalidad contra Es necesario comprender también que en ese paso no sólo hay
otra. Ese fragmento de tiempo abandona el tiempo crónico. real. una pérdida. Este paso también debe entenderse en un sentido po
evolutivo, e) tiempo que pasa como un río, nuestro tiempo de seres sitivo, como en la momificación. la congelación o la vitrificación,
humanos, inscritos en la duración, para entrar en una temporalidad donde finalmente habrá otra forma de supervivencia. por el corte
nueva, separada y simbólica, la de l a foto: temporalidad que. ella y en la fijación de las apariencias (una vez cortada, la cabeza de me
tambtén, dura, tan infinita (en principio) como la primera. pero in dusa n o deja de ejercer su poder estupefaciente, hasta e n sus
finita en la inmovilidad total. fijada en la interminable duración de representaciones simbólicas. Y es precisamente el hecho de ser de
las estatuas. El pequeño trozo de tiempo. una vez salido del mun capitada en el acto mismo de la «medusación» lo que asegura a la
do, se instala definitivamente en el más allá a-crónico e inmutable cabeza de Gorgona l a perpetuación activa de su poder apotropei
de l a imagen. Penetra para siempre en algo como el fuera-del-tiem co). 7 Y precisamente de esto se trata en toda fotografía: cortar en
po-de-la-muerte. Detención (definitiva) sobre la imagen. lo vivo para perpetuar lo muerto. De un golpe de bisturí, decapitar
e l tiempo. seleccionar el instante y embalsamarlo bajo (sobre)
E l acto fotográfico implica pues no sólo un gesto de corte en la vendas de película transparente. de plano y a la vista, a fin de con
continuidad de lo real sino también l a idea de un paso. de un salto servarlo y preservarlo de su propia pérdida. Robarlo para poder
irreductible. E l acto fotográfico. al cortar, hace pasar al otro lado guardarlo, y poder mostrarlo para siempre. Arrancarlo a la fuga
(del corte) : de un tiempo evolutivo a un tiempo fipdo. del instante ininterrumpida que lo hubiera conducido a la disolución para pe
a la perpetuación , del movimiento de la inmovilidad. del mundo de trificarlo de una vez por todas en sus apariencias detenidas. Y �!l.§Í,
los vivos al reino de los muertos, de la luz a las tinieblas. de la car en cierto modo -y éste es el problema paradójico- salvarlo de la
ne a la piedra. desaparición haciéndolo desaparecer. Como esos animales de tiem
pos inmemoriales que hoy podemos conocer porque estuvieron fo
silizados. Como esos insectos congelados en el ámbar y que fueron
. Y esta tra�esía n o se hace. ciertam ente. sin temor y sin angus cogidos en vivo y transformados literalmente en <<naturalezas muer
lta. Se trata. mcluso del terror absolut o. La foto literalm ente con
gela de horror. 5 Encontramos una vez más la famosa figura de la tas». Como esos cortes para el microscopio. bajo el vidrio, habien
�
do cesado toda vida. cortados. pero ofrecidos a nuestra mirada atenta.
, 5. Véa�c Phili ppe � ubois: � Gla cé _ J'effroi. Le� figun;s de l a peur. ou les pas
6. J-:-an Picrrc Vernant: «L·:.,ure de ]')10mmc: la L1ce de Cargó» en Le racismc:
<
• 3.
EL ACTO FOTOGRAFJCO !50 1 51 EL GOLPE DEL CORTE
�
En esta perspectiva pueden resultar muv sintomáticas estas de el mu nd o, en cad a golpe . en cad a tom a. un vel o transparente y pa
claraciones, teñidas de una ingenuidad qu� funciona literalmente a nte . Co mo si fue ra un ba ño de fija do , no de ja de fija rlo en
ral iza
inmo
contrario, de Adolphe-Eugéne Disdéri, el im·entor del famoso re su� rig ide ces v co ntr act ura s. dando a tOda figura viv ien te la
trato «Tarjeta de visita» ( 1 854) . que evoca así su experiencia del vilida d de las pie dra s. au nq ue ést as sea n pie dra s de pa pe L papel
Portrait aprCs décCs : pa ra qu é de cir lo. pa pe l he lad o de esp a nto . tra nst do , li
congelado, _
alm en te pa ra la ete rm da d. Cu bn en do lo tod o co n
«Por nuestra parte hemos hecho una multitud de retratos des ter pe lic uli zad o
pués de la muerte ; pero lo confesamos francamente, no sin re un a ten ue película cap tur an te:
pugnancia. ¿Por qué, por otra parte, para tener el retrato de
un padre, de un amigo, de un niño, esperar que la muerte ven Pu ed e encontrarse un eje mp lo int ere san te -casi literal- de
ga a robárnoslos? ¿Acaso nuestros ojos no se posan más gus tod a esta «ta natografía" en el filme The Mystery o( the Wax
lvfu seu m (tít ulo en fra nc és: lvfa sq ues de cir e) rea liz ad a en 193 3
tosamente sobre los rasgos llenos de vida y de animación que
sobre rasgos contraídos por las convulsiones de l a agonía0 ( . . . ) por Mi ch ae l Cu rti z. cin ea sta de Hollywood especializado_ en
el cin c ne gro y fan tás tic o. El pa pe l de he roí na de est a pe hc u
Cada vez que hemos sido llamados para hacer un retrato de e
un muerto, hemos vestido al muerto con las ropas que lleva la lo ha ce la actriz no rte am eri can a Fay \Vray (un no mb re qu
lés , no s ev oc a su do ble : aith , el esp ect ro de la
ba de costumbre . Hemos recomendado que se le dejaran los en ing Jey wr
OJOS abiertos, lo hemos sentado junto a una mesa y para ope mu ert e). E n l a foto de la pá gin a sig uie nte ve mo s el rostro
usa do » de est a act riz , de tal le de un fot og ram a de pn me r
rar hemos esperado siete u ocho horas. De esta forma hemos «m ed
podido captar el momento en que, al desaparecer las contrac pla no to ma do de A1asq ue s de cire.
Ciones de l a agonía. nos era permitido reproducir una apa s
riencia de vida. Es el único medio de obtener un retrato con Fav Wrav e s co n tod a seg uri da d un a de las grandes figura
de Í ter ro � cin em ato grá fic o. S u gri to de ter ro r. su mi rad a es
veni � nte, y que no recuerde a la persona por la cual es de
quendo � se momento tan doloroso que le ha quitado a quien tupefacta, su cuerpo rígido se ha n fijado en las películas
me ro so s film es de ter ro r de los an os tre mt a. Re co rd em os .
amaba.» nu
por ejemp lo, el ún ico pe rso na je fem en ino de The Most Dan
Co mt e Za roj j) . Y so br e tod o,
A 9 uí tenemos, exactamente invertido, literalmente captado en gero us Ca me (L es cha sse s du
tam
un dtscurso de retorno por denegación, un relato que testimonia la ino lvi da ble he ro ína de l fabuloso Kin¡; Kong: era ell a
n. gri tan do de mi ed o. tra nsi da . ate rro riz ad a po r el mo ns
por su otra cara el poder de muerte del gesto fotográfico: aquí la bié
en
Imagen nos es dada como un intento de «reproducir las apariencias tru o, y al mi sm o tie mp o ac ari cia da . ex am ina da cu ida do sam
co nd uc ida po r él a lo alt o de l Im pe rio , en un a me zcl a de
de la vida» porque está d �stinada. en su acto mismo, a producir (a te.
hacer) lo muerto. SI Dtsden (como la mayoría de los retratistas) in éxtasis y de ho rro r. de sv an ec ida , arr eb ata da .
Siste tanto en l a ne �esidad de volver <<Vivos» los rasgos del rostro
_
en la toma fotograflca. sobre e l hecho. como hermosamente dice, El rostro petrificado de Fay \Vray es pues un poco la máscara
de que «es necesario que el fotógrafo haga algo más que joto¡;ra de todos los miedos cinematográficos. fijada en su código ex
J:ar: es _necesano que biografíe» (ibíd. ) , es porque justamente se presivo y en sus rigideces repetidas. Pura imagen del t� rror.
.
nata alh, Inconscientemente. invirtiendo una angustia subterránea, El fósil inmemorial del miedo. Y en e l !time de Curt1z, en
el hecho de que la fotografía en realidad. siempre, lo quiera o no, esta historia, justamente. de máscaras y de cera, esta figura
tanatografía todo aquello que capta. El deseo de vida manifestado toma un sentido absolutamente particular: se convierte en la
por Disdéri y tantos otros es la señal a contrario, el revés. de su te metáfora ejemplar, en la Jiégesis. de la «medusaclón»_ opera
mor ante el poder mortífero del acto fotográfico. da por e l acto mismo de la roma de vista (en la medida que
se revela literalmente como toma de vida).
�
'
1
1 EL ACTO FOTOGRAFICO EL GOLPE DEL CORTE
!53
1
� ado !van Greg or. De Gregor a Gorgona, la historia se abri men te simb ólica '/ no men os apab ullan te: Peeping Tum (en
'
ra p�so . Des p_ués del ince ndio de su museo de cera , que ¡0 ha francés: Le Voye ur). reali zada en 1 960 por Mich ael Pow ell.
mut !lad o tern blem ente , habi endo perdido el uso de sus ma Se trata de l a histo ria de otro singular «tom ador de imág e·
n�s Y llev and o un máscara que oculta sus rasgos desfigurados. nes)) , loca men te enamorado de figuras de horror cong elad as
. .
Ivan Gregor dec id : reconstruir su museo y proseguir, a su y hech as pelíc ula. Este cinea sta dem ente se complace en rea·
mod o. loco y morttfcro. su obr a de escu ltor : En Jo sucesivo lidad en mata r muj eres al mismo tiem po (cue stión de golp e)
_
o�era : a sobre cuerpos üvo s; sus «esculturas>, serán como mo
que las film a con ayuda de un arma (fáli ca: un puña l teles có
mia s lttc ralm ente ton_wdas en viro . puesto que . después de ha
_ pico ) disim ulad a en su cámara (enc ontr amo s aquí , toma do al
ber atra� do a sus vtct
_ Jmas (sed ucc ión)
. las matará y pondrá so pie de la letra, a la vez una reali dad histórica técnica -hubo
bre la piel de sus c�erpos una delgada película de cera que ]as
un tiem po. no tan lejan o. en que pulu laban los aparatos fo
t �ansforma mst anta ne�� ente en esta tuas . Así reco nstit uve su
_ tográficos <<ocultos>) en revó lvere s, fusil es, etcét era- y una
fune bre mus eo con eftgtes «má s aproximadas com o natti'rale
za>> . Fay Wr�y será su víct ima pred ilect a. Su bell eza la dest i metáfora recib ida del leng uaje fotográfico. dond e sólo se ha
na a con v� rttrse en la perl a del Wax Museum (Gr cgo r ve en bla de «shoot>) , «cargar)>. «apu ntar>) . «tira r», de «cazador de
ella l a sosia pert_ecta de la Muj er Perd ida: su María Ant onie imág enes )), de «safari-foto)). etcét era ) . Asun to pues de mue r
ta dest rUid a en el ince ndio ). La gran esce na de la pelí cula serú te y de inscripción fílmica, estri ctam ente conc omit ante s. Mu·
la d e la captura de Fay Wray. Sed ucid a, fascinad a. cautivada jeres «muertas en direc to», si se quie re, pero mue rtas por lo
por la bell eza (1� máscara) del escu ltor , pero descubriendo mism o que las fija sobre la pelíc ula. Peor aún: muje res mue r
pronto que ha catdo en una tram pa, la hero ína resistirá v en tas tamb ién de verse mor ir. Pues en su perversidad supr ema ,
su d� fensa obs tma_ da. con un
mov imie nto hrusco, arranCará el cinea sta asesi no ha fijado sobre su cámara un espe jo en e l
la mas c� ra de su verd ugo . En ese inst ante , la fascinación se cual sus víctimas pueden vers e presas del terror más abso luto
_ y leer en su rostro la culm inac ión de su propia mue rte. El vo·
converttra de un �o lo golpe en rep ulsi ón. Eso es la foto. Fav
Wra y, pue de deci rSe, no se podrá librar de ello. El tem o.r yeur registra pues no sólo l a mue rte en direc to por una cáma ·
reem p laza �á a la cera . El mie do la congelará sobre la pelícu ra que mata . capta tamb ién (y sobre todo . aquí resid e su goce)
_ Digo bien , eso es la foto. La foto represen ta, de fren te. el
la. la mirada mism a que sus vícti mas dirig en sobre sus propia
rostro de Fay Wray en el mom ento mism o en que descubre . mue rte, capt a los efectos de terror que se marcan sobre los
pas mad a_ . el horror del rostro mut ilad o de Gregor/Gorgon a . rostros ante e l espectáculo mism o de la mue rte que los está
qu e la fiJa hasta monr . Mirada de horror, hipn otiz ada. para alca nzan do. En resu men , muje res mue rtas al men os tres ve
hza_ da en el mte rcam b10 espe cula r con la mira da mortífera del ces: por el puñ al. por la cám ara, por el espe jo. Muj eres mue r
terr or. «Me dusa da» (hec ha pelí cula , fotografiada ) y por ello tas por haber pasado por ello. Y en cierto mod o, para el maes
mis mo. en el jueg o pragmat _ tro de obra s. muje res revivificadas en ese mism o acto , con·
ico de la frontalid ad de la ima
gen , <<me dusa nte �> a su vez. ima gen hech a película de nue stra verti das en dese able s por y en el registro de su propia mue rte
_ «me dusacto, n
propta :> . I_rr�duc tible circularidad./especu larid ad vista en sus propios ojos . Pues , hay que decir que el toma dor
del efecto-Medusa. InSt ituid o por la reciprocidad del frente a de vistas y de vida s no está inter esad o para nada en la exis
fren te Y e� l a zona m1s ma de la mir ada cortantc.lcort ada . Esta tenc ia real, carn al, de sus «mo delo s>): no las toca : sus cuer·
es, por Cier to. la ima gen mis ma del cine (no sólo del de pos. sus grito s, sus vida s no exist en para él. A sus ojos (ojo s
terr or). de t� do el eme . y por tant o tam bién (y sohre todo ) de voyeur, justa men te. y no hay mejo r definición del voyeu
la Ima gen m1s ma de la fotografla. La dete nció n en la ima gen . rismo que este film e) sólo cuen ta. defin itiva men te into cabl e,
hec ha peh_ cula . m ?stra da. para ser vist a. para verse e;1 e l su imag en en la pelíc ula, en la med ida que le resti tuye , per
terr or, corno un OJO desorhitado. La dete nció n de (pe c1ue ña) petu ada Y' repe tible a gusto. su experiencia de la mue rte vivi
mue rte. da en el insta nte mism o de su congelación defi nitiv a: el vo
.veur no deja de proyectar sus filmes mortíferos. en su casa ,
Se p� ede comparar este tema. y todo lo que constituye lo sobre la pant alla de sus fant asm as. Repetición mortífer a que
··-
esenctal de ,'V!asques de cire, con esa otra película emin�ntc- •
cons tituy e su may or plac er. ...._ ,..,
,/ \.
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/
! ..
1 -.
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------- -----
E L ACTO FOTOGRAFICO
1 54 15 5 E L GOLPE DEL CORTE
e) En el corte mismo, eso no deja de
transcurrir
tancia (espacia l y tempora l) fundame ntal que se encuentr a en e l cen�
E l c? rte temporal que il1_lplica el acto foto tro del dispositivo fotográfico y que introduce . en la lógica indicia!
_ d e �: grMico no es pue-; sólo
re d uccr�n m te mi?o_rahd ad da da en un simple punto (in de la conexió n física. el principio de una distancia . de un alejamie n�
ne o) . es af !Ib i� � t��ns rc io/ n (m_ st an tá � to. de un despren dimiento tal en relación con lo real que no sólo
� cl u �o superaci ón ) de es e punto hacia
un a nu e\ a. ms<.:npcro!1, en la duracrón : tie m toda idea de identificación o de fusión del signo con su referente
po de la de te nc ió n cier
t
�
ta � en te . p 'o ta m bJ en y por el lo m is m o. queda por ello deshech a. sino también que la vacilación misma que
tiempo de la pe rp et ua
cr oo ( en e otro m un do ) de lo que só implica semejan te separación acaba quebran tando la certeza repre�
lo tuvo lu ga r un a ve z.
-
sentativa de la imagen (de ahí la alucinaci ón) y literalme nte pone
M e � ustaría p roseguir en es ta dirección en movimiento al sujeto. E s , para decirlo de algún modo. el efec�
�� � a;¡ _
e l «t st _te fo tográfi co », lle va r m ás le
. _
de un a m av or 'lt en ci ón
jo s todavía· l�l ar ad oj a ; to-Blow Up de la fotografía: el hecho de que la revelación descubra
n:pora � ' manuzar m as 1 qu e podría otra cosa que lo que l a latencia nos hacía creer, algo que no había�
p
.l a co ccpciO ? ha be r de <-<fijacionista» en
n de un a dc te nc iL? n definitiva sohre la im mas visto y que necesaria mente estuvo ahí. Y este obstáculo , esta
e.�.
� e ec to , m o �tr� r que en el In st an te capt age n . Querría
ado v fi ja do por el dispo � falla. este desfase (amplificado por e l retraso tempora l debido al re
SI Iv o. en � sa m ft m a frac ió n de tie velado de la imagen) , inelucta blement e induce al sujeto al movi
� m po . se inSinÚa v se inst'lla un <l
rc sq ue b �aJ ad ur a, una gn et a, un ab is m o miento. al desplaza miento. a l a travesía. Confrontado a dos univer�
� � r
n e� e m pi e un to fijo se ab re y se desp
irreductib!C es de�ir
liega todo u� espacio. , � ;�
'�
sos que no coincide n , el sujeto. primero asombra do, intrigad o. lue
or zan o m c uso su sc ita nd o. un Ov im ie
nt o in te rn o, una cm:rera go inquieto , angustiado. por fin perdido , preso cada vez más en una
� •..
T_TI
d� d de� ha ce r correr l << SU Je to » fotográfic vertigin osa espiral. se pone a ir y a venir sin descanso primero por
� �� �� b
. i n i tU
?
I (� �or �1 c_orte se ra as í, paradój ic am en te
o. El vacío in m ó�
la imagen. luego entre las imágene s. luego de la imagen al objeto,
ln tl:ns.� � \, at ve� ne s, Id as y ve m_ da s en , atravesado por
�
el seno m is m o de l acto del objeto a la imagen , en el dispositivo, como si corriera tras una
fo togra ICO. ¡ · adecuac ión imposible, como si se tratara de atrapar un retardo por
principio irrecuperabl e . Pues. eviden tement e, cuanto más va y vie
D e ni s R oc he , l! en acción: «En el autorr
etrato. hav que ar m ar ne intenta ndo unir los dos cabos, más se abre el abismo , más se am�
,
el aparato ' colocarse de la nt e, esperar el plía y profundiza la grieta. hasta el punto en que el sujeto sólo pue
, disparador. vo lv er
rearm_ar , vo , lv er a colocarse . et cé te ra . Pe
ro un a foto. to m ad '� de literalm ente hundir se en ella y perder se allí para siempr e -ab
co n dJspar� do r re ta rd ad o. a 125" o 500"
de se gu nd o. engloba sorbido , tragado por su loco giro, abismándose cada vez más en la
au nq ue m ag ic am en te , todo e l tie m po de
la operación de ctd '� fractura que creía colmar: cavando su propia tumba. desvane cida
�na de la s fotos. C om o si la in st an tá ne a hu bi er a c·tpta l a realidad a ambos lados. flotando , suspendido en el movimi ento
:� em po bastante largo de l en cu ad re , el desp d� e \
lazamicn\o. los 30 de sus infinitas idas y venidas.
. gu nd os de re ta rd o. Todo es o es c·1pta
dc1 v.1 pro b abl em en te
en es e_ ttp o d e fo Creo que n o hay medio mejor para dar cuenta de esta loca carre�
'
· tos se si en te m ás la duración
·
, ·
9. . Denis Roche: «Aller el retour dans la chamhrc hlanche >>, en Créatis . n . " 1 l.
n trc tlc> n
D cn is R oc he · .,Photm.>rl rh i·
:n cc
.:r . E \(l.
se nota 1 ) , rág. 74. · G illc � D cle�vaud " . an. cit. (\é a- 1).
� ,
- t97Y. sin página: también en La disparirton des lucio/e.\ . op. ca. (\·éasc nota
pág. 1 1 -2-J..
EL GOLPE DEL CORTE
EL ACTO FOTOGRAFTCO 156 157
F. re ía a m ás no po de r. Tu ve qu e ha ce rlo va
cerca el poder de movilización del pequefío bloque de aquf v ahora.
-
/lado de/ todo .
rias ve ce s, repitie nd o el en cu en tr o en tr e lo s do s tie � po s. '!
Este es el «breve encuentro» de Denis Rache: o a ha ce r al go , pu es to qu e so lo te ma
me vi po r cier to ob lig ad
o no va na bl e, y un so lo cla us tr o cu ya Io n :
un disparador, de tip do m t
«El más antiguo autorretrato de dos del que me acuerdo lo po sib le re du ci r. Y o ha � ía in te � to s, es tu an
gi tu d era im o de la
tomé en el claustro del pequeño convento de San Onofrio en cu er po ya te nd id o ha ci a el ex tr em
brazo al m áx im o, el (pues
Roma, sobre las pendientes del Janículo, el día de la Ascen es co m o ac om od ad os en lo s sta rti ng -h lo c s_
pi st a. los pi m ar a a
sión de 197 1 . Do� cosas sin duda contribuveron a este autorre re su m en , dt sp ue st o a "h a �er la ca
tos de pa rt id a) . en , lo
trato �y . � igo just� mente «contribuir>'. aPresado otra vez por br ir el es pa ci o de la fo to en un tie m po da do
fo nd o" , a cu ro se
la sensacton expenmentada con frecuencia de que el autorre m o un sim pl e j ue go de pa la b : as , pe
qu e le s parecerá co Y de s
trato fotográfico es el nacimiento y la desaparición de un acon fin ic ió n m ism a de ! Im pe ra tiv o fo to gr af ic o,
tr at a de la de nt ra r
tecimiento en juego . en primer lugar una cierta idea del ac ta m en te ja m ás m e fu e da do en co
de ha ce diez añ os ex cir
mundo-tiempo y del mundo-espacio como continente único nd ic io ne s de au to rr et ra to en qu e pu di er a de
me en un as co l qu e
simbolizada por el rectángulo muy cerrado, columnas y arca : m e: ahora estoy más ce rc a de la ap ue st a. el tie m po de
das fmas .sobre dos pisos. en�errándonos en primer lugar a no es pa ci o qu e ha y qu e cu br ir so n ex a ct am en te lo
dispongo y e l . de un cubo
sotros mismos y, para termmar, la idea como reduplicación: m ism o. El espacio-tiempo reduci do al es ta nd o- al /e
e �cerrándonos en el espacio del visor que nos miraba conte bi en de un pa ra le le pí pe do re ct án gu lo de la lu z:
de luz , o más II
mdos en el claustro, haciéndonos ser, allí }' entonces, en lo en la cámara blanca.>>
que mucho más tarde he denominado la "cámara blanca".
(. . )
.
11 de sp re ci ab le de lo qu e ac ab am os de de ci r sobre el
dicho esto: evidentemente he considerado el claustro en su U na parte no l co rt e es
r re pe tid o, ca si Ig ua l, re s¡:>ec to de
may �r dimensión puesto que era rectangular y le dije a F. , 1 corte temporal podría se ot ros da to s
to do s m od os ha br em os de m en ci On ar
que tbamos a sentarnos en un extremo, en el intercolumnio pa ci al . Pero de _ n de espacco en fotografia. SI
más específicamente lig ad os a la no cw
central y que pondría mi aparato en el otro extremo, bien en ed e no se rlo po rq ue el acto
el gesto es e l m ism o (e l co rt e) - y no pu
frente. Tenía entonces una Zeiss 24 x 36, del tipo lcarex, y
su dtsparador con retardo era lo que era. es decir, que ope 1 es único y gl ob al , cortan
ab le s re
do
sp ec
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el
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n-
ov
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po
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pa ci o y el
no el e¡ e
raba una cuenta atrás de apenas una quincena de segundos, tie m po in di so ci di fe re nt e po r
ap lic a su s go lp es (c or te s) es
lo que era bastante poco. Una vez instalados F. y el 'aparato (e sp ac ia l) sobre el cu al rs e en la s con
e te m po ra l. E s co nv em en te de te ne
en cada extremo del recinto y uno mirando al otro como en na tu ra le za de l ej
.
el mome �to en que los dos adversarios, en un torneo que po se cu en ci as teóricas que se derivan de el lo
dna_ termmar mal, se disponen a lanzarse uno contra el otro.
in ci pi o: po r ej em pl o, el es pa ci o fo to
armé el disparador, disparé, y me precipité corriendo hacia el C om en ce m os desde el pr po r el
pa ci o pi ct ór ic o. Po r un la do el re co rte ,
lugar "vacío y mudo" que me había destinado pocos segun gráfico respecto de l es o a n mar
E l ico co rr es po nd e en ef : c� �
dos antes (¡ah, esa "falta" delimitada en el visor!) junto a F. , otro el marco. espa cio pi ctór
huyendo en suma de este acontecimiento que nacía a mis es co dado, es un espacio da do de an te m
. an o. un a su pe r �tct e rr; as o � e
rá de sig no s. E st e ¡:s pa ci O es ta en pr m
paldas y que se extendería ante mí inexorablemente. Sólo se nos vi rg en qu e e l pintor lle na a; se trata
só lo tie ne qu e m tr od uc tr ah t su te m
verificó esto: que el lapso de tiempo que me otorgaba el dis cipio ah í. y el pintor
parador era justamente el lapso de tiempo que neCesitaría un
campeón de carreras a pie para franquear la longitud de di hi e) ». en el c�
[ ] _ Denis Rochc-: «B re ve rc nc on tre (L 'au to po rtr ait en ph ot og ra �
a rb , Ce ntr o C1e or ges Po0:p 1 �
cho claustro. Escuché el clic cuando al final de la carrera me tálogo d'exposición Auzop ortraits ph o:ograp htq �� �s. P
_ _ _ . (H' a
ca
�aba la vuelta para sentarme serenamente junto a mi campa d1spantwn dt'.\ luc to!e.\ . op .
• dou/Her�chcr. 19 81 . págs. 7 - l l : tambwn en La
nera. Como una fl12cha entre dos espaldas. que no hahía fa- se nora 1 ) . pá gs . 97 -11 0.
EL GOLPE DEL CORTE
EL ACTO FOTOGRAFICO 1 58 15 9
cena, todo se da por entero �e un solo golpe. �se es. en su estatuto
de la adjunción. Y de entrada, compone en función de los límites
principal. el golpe del corte. Y con esto lo de¡amos.
que le son dados, esboza la organización de las formas. distribuve
la superficie , reserva zonas. dispone sus capas coloreadas. desliZa
nse
toques de amarillo o de rojo, etcétera. Es decir que el marco pic Po r el co ntr ari o, ins ist iré en las páginas siguientes en las co
tórico es un universo cerrado, que se basta a sí mismo. sin abertura cu en cia s teó ric as d- e est e ge sto de l co rte en cu an to a la de f � nic ión
ms se
-André Bazin ya había comprendido bien esto: «el marco �de pin de un espacio propiamente fotográfico. Estas consecuen �
rá n ac tua r. su ce siv am en te, en pn :ne r lu
tura) polariza el espacio hacia el interior. . . es centrípeto>). 1 Espa rá n de tre s ór de ne s qu e ha
acto foto
cio cerrado, autónomo. completo desde el principio, donde el pin ga r, l a relación de l recorte co n el fu era-de-cuadro (el � sp
y su ex ter ior ida d en el mo me nto de la pr od uc � ton de la Im a
tor puede moverse poco a poco , donde puede construir a su gusto. gráfico _tamente dtc ho y la om
fabricar progresivamente su imagen en el espacio cerrado del cam ge n) , luego su rel ac ión co n el ma rc o pr
_ op �
sm o, en su a ton om i a de
po. El pintor se expande como una mancha de aceite, dice Denis posición (el esp ac io fot og ráf ico en SI nn � _ .
me ns aje vis ua l ) ; por últ im o, su _relación ��n el espacw � .
Rache. a partir de algo a cuyo alrededor no hay nada. Y el mun opologtco
o qu e pe rci be (el esp ac iO fo tog raf tco y su ex ten on d � d en
do no padece ninguna amputación por su construcción. de l su jet
are art i
e l mo me nto de la recepción de la im ag en ). <:;_o n est o. a �ab
mi po sic ión a pa rti r de cu atr o gr an de s ca teg on �; : espacw
El espacio fotográfico no está dado. Pero tampoco se construve. cu lan do .
w : y esf!?
Por el contrario es un espacio a tomar (o a dejar), una selección referencial, esp acio rep resentado, esp � ct_o d� representac r
Ca da fot og raf ía ma ten ah _za sie mp re un a art icu lac iOn
en el mundo, una sustracción que se opera en bloque. Justamenw cio topoló gic o.
o esp ac ios en el ge sto mi sm o de la tom a y co n efe c
te en esto, el fotógrafo no puede llenar progresivamente el marco en tre esos cu atr
vacío y virgen. Su gesto consiste más bien en sustraer de un golpe to s ex tra or din ar iam en te va ria ble s.
todo un espacio «pleno>>, ya lleno, a un continuo. La cuestión del
espacio, para él, no consiste en meter adentro, sino e n sacar una El espacio fotográfico, en tanto corte, extracci� n, selección, s�
sola pieza. Asunto de extracción. de salida de una contigüidad in paración, toma. aislamiento. cercamiento, es decir, . c�� o espacio
finita, y esto -hay que insistir en ello cualquiera que fuere la siempre necesariamente parcial (en r� la� ión con el mflmto del e�
construcción previa de que hubiera sido objeto la «escena)) y cuaw pacio referencial) , implica pues constitutzvw'! ente un resto, un resi
lesquiera que hubiesen sido los arreglos y las manipulaciones pos duo, un otro: el fuera-de-campo, o e l espaciO «off>>. Es el estat� t?
teriores al golpe (reencuadre , amplificado, montaje, etcétera) . Di de esta porción de espacio excluido del marco y ausente de l o vtst
cho de otra forma. más allá de toda intención o de todo efecto de ble fotográfico lo que querría evocar en parte, en su relacwn , con
composición, el fotógrafo. de entrada, siempre corta. da un tajo, el espacio retenido, que constituye el «Campo'> de la foto.
hiere lo visible. Cada vista, cada toma es ineluctablemente un gol
pe de hacha que retiene un trozo de real y excluye, r.�chaza, des
En pr im er lug ar su br ay ar ese pu nto qu e se re �ier e a la ex tre ma
poja el entorno (el fuera-de-marco, el fuera-de-campo. del que vol est e esp aci o el cam po mt sm o. y qu e el es
importancia de off pa ra
veremos a hablar en seguida). Sin duda, toda la vio/encia 14 (y la de am eri ca no Sta nlc y Ca ve ll no du da en co ns ide rar co mo de
tet a no rte
predación) del acto fotográfico procede en lo esencial de este gesto :
finitorio de l a es en cia mi sm a de la experiencia fotográfica
de cut. Es irremediable. Es él y sólo él. lo que determina la ima
gen. la imagen como un todo. En el espacio literalmente tallado de ía. es qu e ést a tie ne un fin .
«Lo qu e su ce de en un a fot og raf
una pieza y en vivo por el acto fotográfico, haya o no puesta en esw nd o
( . . . ) Cu an do un a fotografía es recortada, el resto de l mu
a sep ara do . La pr ese nc ia vir tua l de l res to de l mu nd o y
qu ed
1 2 . André Bazin: «Pcinture el cinéma". en Qu'est-ce que le cinéma?, t. Il rLe su ex clu sió n explícita son tan ese nc ial es a la ex pe
. nencta d�
cinéma et les a utres arrs). París. Ed. du Cerf. 1959. pág. 12R. en ta ex p '
1tct tam en tc . >' ¡ -,
-
un a fo tog raf ía co mo lo qu e ell a rep res
. , 13. Denis Ro� he: «Ver� la tahle de montage». texto introductorio a la recopila
cton John Heartfteld. Photomontu¡:es an rina: is París, Ed. du Chéne, 1971.-l. págs.
.
7-13: también en La disparition des lucio/es, op . cit. (véase note 1 ) págs. 123-130. 1 5 . Stanlcv Cavell: Tht' Wor!d �iiewed. :\'ucYa York. Viking Prcss, 197 1 . página
14. «Sabes. se habla siempre de la violencia del río que desborda sus cauces. ,.24. citado po f Rosalind Krauss. «Stieglitz:·Equindents>•, en Ocwber n. 1 1 . ¡..¡ucva
Pero nunca se habla de la violencia de !os cauces que apresan el río» (Jean-Luc Go
·
Dicho de otra manera, lo que una fotografía no muestra es tan que tiene luga : en el {�lt erior del cuadro. Todo el campo vi
importan te como lo que muestra. Más exactame nte. hav una rela sual es dranzanzado . " ·
ción --dada como inevitabl e. existenci al. irresistible- -del afuera
--
con el adentro. que hace que toda la fotografía se lea como porta El fuera-de-campo cinematográfico, porque se inscribe en el mo
dora de una <<presencia virtuab>, como ligada consubstancialmentc vimiento y está tomado en la duración -es lo que se encuentra en
a algo que no está allí, ante nuestros ojos. que ha sido apartado . el principio del montaje-. e� un espacio siempre activo diegética
pero que se revela allí como excluido. E l espacio ojf, no retenido mente. investido por e l juego del relato: un per"íonaje que se ve sa
por e l corte,- ausente como tal del campo de la represen tación. siem lir del campo a l a derecha es seguido imaginariamente en un espa
pre está marcado originariamente por su relación de contigüi dad cio off puede cumplir allí una acción )' regresar ulteriormente al
con el espacio inscrito en el marco: ese ausente se lo sabe preseme, campo visual.
�
16. André BaZJn: ,,Theátrc d nnéma>' . en Qu.l'st-Cf' que la cim;mu.). t. 11 ¡Le 1 7. Pa�ccd Bonitzcr: Le champ an'ug!e. Essa(\ sur fe nnéma. Parí�. coedinón Ca
(véase notJ 12). pág. wn.
•
..
cinéma et les autrcs artsJ op. cit. hiers Ju cinéma...- G allimard. 1YS2. págs. 96-Y7.
EL ACTO FOTOCiRAF!CO 162 163 EL GOLPE DEL CORTE
son ajes ». Estas mar cas. por supu �sto : son mu �ho más funcio.n �tles didos. Como la frase : «Oh, tiempo. suspende tu \·uclo». La foto de
e-n ei cine . puesto que ahí lo ima �man o corre stem pre por anttctpa movimiento nunca nos dice nada más. De hecho. ella exaspera así.
go;p ucst o que ahí la repr esen taci ón de_! ? esplazamtcnto se �ue s.t: a haciéndolo más manifiesto. un rasgo (la puesta fuera-de-campo del
eri su desen volv imiento mismo (se esta mte gram entc en la Ilusw n tiempo crónico) que caracteriza a toda fotografía. Esto ya ha si-do
de la con tinu idad y del mov imie nto - 24 veces por segu ndo ) . bastante señalado a propósito del corte temporal.
En la fotografía. las cosas suce den de man c : a muy' dife rent e. �-in La segund a categor ía de indicios de fuera·de-campo son los iue·
entrar--e n los deta lles (con frecuencia compleJOS) de una retlexwn gas de miradas de los personajes, tan importantes en la organiza
acerca de l a representación del movimiento en fotografía. pued � �e ción de todo el espacio represe ntativo . Aquí tambié n, el cine y la
cirs e. muy ban alm ente , y par a esqu ema tiza r. que hay' dos p ostct.o fotografía funcion an de manera diferen te y sobre todo nos hacen
nes extremas. cuvo efecto en cuan to al fuera-de-campo sera el mis percibi r tipos bien distinto s de espacio fuera-de-campo. Todos sa
mo (ins isto en q�e se trat a de los extr emo s. pues h �y innu mer a?Ie s bemos, en efecto. que <:.:n cine lo que se llama la «mirad a a la cá
casos inte rme dios ) : o bien -basta con pen sar aqm en los com ien mara>> está prácticamente desterrada de los usos tradicio nales: un
zos de la fotografía- el tiempo de exposición es de �na d_urac ión person aje no debe. salvo en casos particulares y efectos deliber a
tal que los desp laza mie ntos . pura y � imp lcm ent � . no se msc nbe n so dos, mirar en direcci ón a La cámara . La mirada de la cámara . invi
bre la superficie sens ible , o se desd ibuJ an. se dilu yen . se borr an re sible como tal puesto que es la condici ón de existen cia de la ima
lativ ame nte. El mov imie nto va dem asia do rápido y l a película es de gen misma, es una ida sin retorno . Si esa mirada fundadora se cru
masiado lent a. Nad a subsiste del tiempo que pasa . sino tal vez un za con otra. que la remon ta, si es remitid a a sí misma por una mi
halo , una aura sing ular . O bien , a la inversa -y es la eme rg� ncia rada (visible ) que emana del interio r mismo de la escena que ella
de lo inst antá neo , el perf ecci ona mie nto crecient _e �e las emu lsi'? nes hace existir, entonc es será literalm ente devuelta en su totalidad. E l
cada vez más rápidas-, la foto detiene el mov imie nto. lo deti ene riesgo, en efecto. es quebra r el universo cerrado de la ficción , mar
en seco, para deci rlo de algú n mod o. y a vece s con �é�. nta c.�gudeza car en el campo la presenc ia del operador -es decir. del cine mis
que supera de lejo s los umbrales de nuestra percepcwn. DI �ho de mo . mientr as que precisa mente la ficción tradicio nal se constru
otra form a, la inst antá nea no nos restituye el movmnento mas que ye sobre la ausencia o sobre la dc�aparición de lo que constituye su
un solo inst ante , inm ovil izad o. atrapado con frecuencia en el apo origen (de ahí ciertos filmes, llamados «moder nistas», que intentan
geo de s u reco rrid o. Pero , en los dos �� so.s (ext �e!flO S. record_én:os quebra r esta ocultac ión, resistir explícit amente la presencia de la si
lo) . pue de deci rse que la representacion totograhca del mov imie n tuación de enuncia ción de la película , aunque sea el precio de una
to enge ndra un fuera-de-campo muy part icula r: pon e fuera del nueva ficción ) . I K Pues. tradicio nalmen te en el cine. las mirada s em
campo al tiempo mismo (la duración crón ica) . _Es � o es evid ente en bragad oras del fuera·de-campo se vuelven más bien hacia los espa
e l prim er caso : el mov imie nto desa pare ce pl� r Sl m1sm_o . to.do _ l_? que cios larerales del campo: a derecha o a izquierda (la panorámica es
se mue ve. just ame nte, pasa. hace caso omisO de la mscnpciOn . �e su prolong ación actualiz adora) o a veces hacia lo alto o hacia lo
desl iza sobre la pelíc ula. la roza sin deja r huel las. o _apen as nad a. bajo (de ahí los travelli ngs vertica les y los juegos de picado y con
E l tiem po derr apa y desa pare ce. Sólo qued a lo mmoviL lo lijado tra-pic ado en las escena s de escaler as, de montañ a, etcéter a). El es
de ante man o, lo que de algu na manera está ·ya fuera del tie_mpo . pacio off del cine se extiend e en general más allá de los bordes del
E n el segu ndo caso . lo insta ntán eo pone tam bién _ el �iempo fuera cuadro ; es una extensi ón lateral del plano recortado por la cámara ;
de-c amp o. pero de otra man era; no por la ausencta smo por l_a de lo imagina rio desbord a el corte por los costados.
tenc ión, no por el exceso de inde finic ión. que llega hast a la disolu
ción , sino por lo dem asiad o limp io que fija y_ suspende . Pa : a con Por el contrario. en fotografía. se sabe que la «mirada a la cá-
vencerse de ello basta pensar en todos los generas de la _ «�oto de
mov imie nto» : por ejem plo e n las fotos de danza que cast siempre 18. Véase toda la tradición de los ,,filmes en el film<> \" de lo� ckcto� de abi�rno
nos muestran cuerpos aéreos. elev ados . libre s. desembarazado� de cinematográficos donde e� el cine mismo. en \U acción. el que se no� muestra. Por
la gravedad que los clava ba al suel o. liter alme nte flotantes en e.l es ejcmpln. para limitarse a algunos clásico\: El homhre de la cámara (Dziga Vertov) .
Le Cmneraman (Bus ter Keaton). Ocho _¡· medio (Felli n i ) . lour esr á remire ( A . Wa¡-
paci o. Piruetas en película de cuer pos que parecen «fuera-del-tiem - da). La noche americana (Fr. TruffantL Pmión (.1.-L. Godard ) . !:) estado de las co
po>>. como com únm ente se dice . Cuerpos verdaderamente suspen- la.\- (Wim Wenders). !denriricazione d/ ww donna (Antonioni ). etcétera.
r
mara» es una cosa corriente. recibida. incluso instituida. Casi todo nuest:a mirada- hay que rendirse ante la evid enci a: jam á� el me
el retrato (individual o colectivo) -y esto a pesar de las innume nor sign o de vergüenza. de fuga o de derr ota. Por el cont rario . sólo
rables excepciones- funciona sobre el principio fundamental del la cert eza. la fuerza tran quil a. el resplandor inqu ebra ntab le. De he
frente a frente entre el fotógrafo y el modelo. Sin duda la mirada cho . el «mil agro�> de estas fotos reside totalmente en la inversión
no está siempre exactamente en el eje óptico del aparato. pero al que �e opera en y por el estricto cara a cara . Porque ellas focal izan
menos está en posición frontal. De entrada, se establece un espacio su m1ra da en el obje tivo mism o que las viola e inte nta robar su iden
totalmente distinto al fuera-de-campo. un fuera-de-campo que no tid � d. porque en ning ún mom ento sus ojos se apar tan: todas estas
es lateral. que no se prolonga más allá de los bordes del cuadro. muJ eres , en su abso luta recti tud , no sólo asum en plen ame nte la mi
pero un fuera-de-campo que actúa en la profundidad de la imagen. ra?a que el oc �pant� hace recaer sobre ellas . con todo lo que im
.
o más bien en su avanzada, que no desborda por los costados sino plica de Igno mini a, smo que y sobre todo nos las devuelven, la de
por delante, razón que lo convierte en el origen del corte. Un fue vuelven a él (nosotros)-m ismo (s). Posicionando al operador en su
ra-de-campo que posiciona explícitamente al operador. que lo inte acto. y ante é l . enfr enta ndo todo el dispositivo del cual él sólo es
gra más o menos como interlocutor invisible, que designa su lugar un actor. cada una de esta s muje res parece deci rnos : «ustedes han
y que es el lugar de la mirada constituyente de la escena y del cam quer ido vern: e . imp oner me su mira da, me han obligado a quit arm e
po mismo. A l a lateralidad del fuera-de-campo cinematográfico e l velo . Y b1en . ahor a míre nlo, mire n direc tame nte a mis ojos , v
vuelto sobre sí mismo. en su encierro ficcional, en la ausencia si allí de algú n mod o se verán usted es mism os. descubrirán de qué
mulada de toda instancia enunciadora, la fotografía opone así un está hecha su prop ia mira da>�. La mira da estrictamente frontal de
fuera-de-campo que opera en la frontalidad. es decir, un fuera-de estas muje res, desig nand o con el vigor más claro . com o una ±lech a
campo abierto, que marca más o menos la presencia del sujeto de que da en �1 blan co. la posi ción del enun ciad or fotográfico que se
la enunciación. cree �1 �bngo en su fuera-de-campo, funciona así como la mejo r y
la mas 1mplacable respuesta a la coacción a la que fueron someti
das; no: oblig an a su vez a reconocer ahí el insoportable desprecio
Encontramos un buen ejemplo de esta designación. a través de que tuv1eron que soportar. Retorno del fuera-de-campo por el cam
la mirada frontal . de la posición fuera-de-campo de la enunciación po en el jueg o de la fron talid ad de la mira da. Transformación de
fotográfica. en las fotografías de mujeres argelinas que Marc Ga la toma fotográfic o-mi litar tend iente a instit uir una «iden tidad fran
ranger realizó en 1960 y que han sido publicadas recientemente. 1 9 cesa ». en una especie de afirmación de inde pend encia por la mira
Se conoce la historia de estas imágenes. «Situación fotográfica ex ?a p�oduciendo un efecto inv�rso: una retoma (recuperación) de
trema>> de la que nacieron: el ejército francés en Argelia había de tden.hdad. Las muJe _ res argelmas
. de Gara nger , en ese senti do,
cidido realizar el fichaje sistemático de cada autóctono dotándolo remi tiend o a su luga r la enun ciaci ón polic iaL nos la arro jan a la
de un «Carnet de identidad francés»; Marc Garanger se vio obliga cara.
do a hacer desfilar ante su pequeña caja negra a casi 200 personas
por día. Entre la población así filtrada. cuadriculada. devorada. ha Obsérvese quC esta forma de manifestar. por la mira da fron
bía evidentemente un gran número de mujeres argelinas, a las que tal de los sujet os fotografia dos, la presencia invisible de la mi
la disposición ordenaba bajarse el velo ante el objetivo. Terrible des rada constituyente de la imag en mism a. puede a veces ser juz
nudamiento de los rostros de las mujeres. despreciando todas las gada insuf icien te por algun os fotógrafos. Pienso por ejeniplo
tradiciones del lugar. Se adivina la relación de fuerza. de aplasta en algunos traba jos de Franc;ois Hers con Evelvne Feingold:=0
miento, la agresión. la humillación que implicaba semejante situa para éL la mira da frontal no señal a con basta� te (uerz � la re
ción. En resumen. toda la violencia y obcecación del colonialismo. lación del mode lo con el fuera-de-campo enun ciativ o, v sobre
Y, sin embargo. cuando uno mira esas fotos de mujeres argelinas todo no da una idea suficientemente clara de la relaC ión de
sin velo, literalmente expuestas al voyeurismo policial del ocupan violencia y de resistencia que se insta la entre el mod elo y el
te. cuando se las observa en la desnudez del rostro y especialmente fotógrafo en la situa ción cerrada de la toma de \·ista. - De ahí
en la total y firme frontalidad de su mirada -de lleno en el eje. en '
. 20. Véase Franc;ois Hcrs: «Rerortagc n.·· 9 avcc Eve!Ync Fc¡ngnJd,,, en l:."duca·
twn 2000, n . ·' 1 7 ( L 'expérienre phowgraphique i . Parb. 19ÉW. púgs_ J2-3.:'i.
"-
19. Marc G arangc r : Femmes a!genennes. París. Ed. C:ontrcjour. 191-P.
EL ACTO FOTOC;RAFICO 166 1 1\7 E L (J O LP E: D EL CORTE
su idea de intervenir físicamente en el campo como fotógrafo: tur � :sp aci al de l cam po fotográfi �o . con su extr ma co mp lej ida
. � d po
Hers introduce en el cuadro partes de su cuerpo. en particu ten ci.dL su y od er de he ter og en eid ad . sus aguJero..:, y abertura
. s. la
lar uno de sus brazos ---con el otro sostiene el aparat< . bra mu lttp ll caCI? n de �us cws, sus numerosos efectos co mp osi cio
. na les
zo con el que coge. agarra. sacude a la modelo ( \·iolencia) y d� ap an en cta en ga no sa. de esp aci o tru cad o. de falsa pe rsp ect iva .
_ ct
contra el eual la modelo lucha y se debate (resistencia). Se ob cet er� : y. m a� pa rtic ula rm en te, que est am os tocando la ant
igu a
servará que en esta experiencia. en que la acción misma de cue stw n de l corre en el corte ( o de l cua dro de ntr o de l cuadro ) .
No
la torna se convierte en el objctin) principal de la foto. que se t �ata de de tal lar tod a est a pro ble má tic a. Pa ra eso sería necesario
en este antagonismo, donde la distancia de la mirada es sus dc d1 � arse a una mu ltit ud de an< ilis is pre cis os. que ad qu irirían pro
tituida por un contacto directo y físico ( e l fotógrafo toca por P? rctones de sm esu rad as en rel aci ón con mi ob jet ivo . I\le co nte
nta
fin el cuerpo de la modelo) . que en este dispositim en que el re pues <� qu í. a título m<is i lus tra tiv o qu e analítico y má s tip oló gic
_ . o
fuera-de-campo enunciativo es más directamente activo que qu e teo nc o, con pa sar rev tst a, mu y sum ari am en te, a una serie
de
en otras partes. el juego de la mirada. precisamente. no fun c.as? s. � on de cad a un o ilu str a un a mo dal ida d particular de esta mu l
ciona. En ningún momento. en toda la serie de clichés de ttphcaCI � n de recortes en el int eri or mi sm o de l cua dro . Estos eje m
Hers. los ojos de la modelo se dirigen a la cámara. La pre 1 plo s seran ord ena do s en cuatro series suc esi vas .
sencia del cuerpo fotografiante no se inscribe ahí más que en
la ausencia de mirada del cuerpo fotografiado. An tes de en um era rlo s co nv ien e sin em ba rgo subravar bie n est o:
qu e �l- tér mi no d� est e recorrido acabarem�s const<{tando que
la
Por último, una tercera categoría importante de signos emhra c �e.stw n. real de l fue �a-d e-c am po no ha sido pla nte ada . en su pri n
gadores de fuera-de-campo, después de los movimientos y los des Cip iO pruf! ero. por_ mnguna de esa s cuatro series. Todo lo que ha
plazamientos de personajes en el campo. después de los juegos de bre mo s visto son mt ent os de int eri ori zar la cue stió n. Pe ro, al ha
miradas enviados hacia el exterior v las intervenciones de fragmen- cer lo. cad a ve z. no se hab rá hec ho otr a cosa que abordar e! pro
h lem a en un seg und o gra do . hu nd irlo un poco má s en la ficció
- e
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169 '
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EL G0LPE
'
DEL CORTE
EL ACTO FOTOGRAFICO ló8 •
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' .
de inquietud surrealizante. Así es la famosa foto de Ralph Gibson dentro. en extraüas eflorescencias químicas. los rasgos de un rostro
( The Enchamed Hurul, 1969 ) , que nos muestra en el extremo de un o U e un decorado (véase el cliché anónimo Ue la región de Ruán.
corredor vacío una puerta entreabierta, una luz extraña. que Yiene hacia 19UU. publicado por Denis Rache. véase sobre todo la serie
«de atrás)> y una sola mano. surgida por el resquicio. muy destaca de H9 placas sobre las prostitutas de Storyvi\le-Ne\v Orleans toma
da en un violento contraluz. pre�ta a posar�e sobre la manija de la das por E. J. Bellocq hacia 1 9 1 2 v que fueron descubiertas después
puerta . . . El espectador. en este caso. debe suplir lo que no \'C dan de su muerte en un cajón de su escritorio. todas estropeadas. pica
do cuerpo (¿,y alma?) a la mano: lo imaginario del fuera-de-campo das. arañadas. corroídas por misteriosas reacciones químicas). En
funciona, en estos casos, de manera totalmente cinemato2ráfica. otro registro todavía. todos los dispositivos de censura que operan
sobre la foto pornográfica (o algunas fotos sensacionalistas) proce
e
mento(s) de espacios «virtuales>>. exteriores al marco primero pero acoplarse en el mismo cliché. como en el interesante A utoportrait
contiguos y contemporáneos del mismo. Esta inte gración de una aux miroirs de Jlse Bing. 193 1 ) , su intención es evidentemente re
imagen en la imagen por medio del espejo produce una serie de velarnos los elementos del campo que, o bien no pueden ser vistos
efectos en los que encontramos. agrupados. los efectos destacados directamente desde el lugar en que se ha tomado la foto, o bien
por las categorías precedentes: en primer lugar. el fragmento de fue eran visibles pero no desde el nuevo ángulo que nos permite el es
ra-de-campo que es el reflejo ocupa él mismo un espacio en el cam pejo. En los dos casos, se ve bien que se trata principalmente de
po, es decir, que enmascara. tapa. se apropia de una porción de multiplicar las miradas en el interior del campo. evitar l o plano de
éste. como en los casos de obliteración. Sólo que, a diferencia la visión monocular del aparato (regido por los principios de la pro
de estos últimos, la superficie obliterante aquí no es neutra ni in yección de volúmenes luminosos sobre un plano), no copiando el
diferenciada. no manifiesta una máscara. un aguj ero. una ausencia, efecto estereoscópico de la mirada humana (que es siempre centra
sino p�r el contrario una presencia representativa nueva y suple lizadora) sino marcando mucho más radicalmente, en toda su hete
mentana. E n otras palabras, el fuera-de-campo especular, en la me rogeneidad, una visión estallada y polimórfica del espacio fo
dida que es una representación plena y no sólo una pura opacidad. tográfico.
no se contenta con ocultar una parte del espacio del campo (supre
sión). funciona también por adhesión . adición, inscripción de un es Por otra parte, se puede considerar que se trata aquí de uno de
p �cio figur � tivo e n otro. Y este efecto, que es la incrustación pro los efectos generales propios de toda la categoría de los fuera-de
piamente dtcha, comporta todo tipo de consecuencias. especialmen campo por incrustación: introduciéndose e n el campo por e l sesgo
te en l o que respecta a l a función de focalización-recentrado en el de los reflejos, el fuera-de-campo especular hace estallar la unidad
campo: cuestión del recorte del espejo en el recorte de l a foto: o y la homogeneidad del cuadro: hay (al menos) dos espacios en uno,
incluso en cuanto a los tipos de relaciones que pueden establecerse y no siempre es fácil situarlos espacialmente y definirlos estructu
entre los dos espacios. ralmente uno en relación al otro, tan complejo puede resultar el jue
go de los ejes ópticos y de los ángulos de reflexión. Por otra parte,
En este sentido conviene distinguir. por una parte, los casos en si se multiplican los espejos en el campo, si se los dispone según án
que el espejo interno refleja una porción de espacio que efectiva gulos diversos, se llega muy pronto a una fragmentación completa
mente está situado fuera del campo y, por otra parte, aquellos en del espacio representado -a veces hasta el punto de no poder en
que el espejo remite a una zona de espacio ya situado en el campo contrarse en lo arquitectónico de l a foto. de no poder distinguir lo
pero qu � se percibe así hajo un nuevo ángulo. En el primer caso, que es reflej o, o reflejo de reflejo (etcétera). de aquello que no
el espacio realmente off reflejado en el espejo puede encontrarse lo es, es decir, llegar a un punto tal en la organización de los frag
tanto en la lateralidad de la imagen (más allá de los bordes exte mentos ?e espacio en el cuadro que ya no se puede diferenciar en
riores del marco), en las ranuras. en el universo prolongado de la tre los diversos grados (del cero al infinito) de representación y. por
"' tanto, entre lo que proviene del campo fotográfico propiamente di
ficción ejerce entonces esencialmente funciones «narrativas}> en
el enunciado diegético de la foto, como en el cine (véase supra) cho y lo que es del orden de sus fuera-de-campo, reunidos por las
tanto en su frontalidad (según el modelo del espejo de los Arnolfi imbricaciones de los reflejos. El espacio fotográfico entonces, como
ni), es decir, remitiendo al lugar mismo de la mirada constitutiva e n . un cuadro cubista, ya no es sino un laberinto. un palacio de es
de lo que estamos mirando: véanse en este sentido todos los au pe¡os, una feria de ilusiones. La cuestión del campo y del fuera-de
torretratos realizados por un frente a frente con el espejo. donde campo se diluye en sí misma, pierde su pertinencia en e l vértigo de
el campo, por decirlo así, se vuelve del revés como un dedo de guan la multiplicación de recortes y de marcos que se implican unos a
te. puesto que nos muestra su exacto contracampo. es decir su enun otros infinitamente.
ciación misma, captada en la acción que la constituye, manera de
operar. en el mismo instante. el ir y volver del sujeto al objeto Con esta cuarta y última categoría. que lleva la problemática has
. t a el extremo (indecidible) de su lógica, he terminado con los fue
-que aqm son una misma cosa-. manera de llevar a cabo literal-
'
mente una revulsión de la mirada fotoQráfica. En cuanto a los casos ra-de-campo que proceden por medio de elementos de <<decorado»
en que el espejo ret1eja una parte de e spacio ya situada en el cam (después de aquellos ligados a los movimientos en el campo y aque
po (estos casos no son excluyentes de los anteriores: ambos pueden • llos determinados por las miradas de los personajes) . Parecería
E L ACTO FOTOGR,\FICO 174 17 5 EL GOLPE DEL CORTE
pues, al final de este recorrido. que ya hemos agotado poco más o de clichés de nubes tomados por Alfred Stieglitz durante casi un de
menos la cuestión de fuera-de-campo en fotografía. Sin embargo. cenio (de 1923 a 1932 ) . después de cuarenta años de práctica foto
quisiera decir que. hasta ahora. no hemos hécho otra cosa que ha gráfica y reunidos bajo el nombre de Equivalencias (en inglés Equi
blar de dispositivos periféricos, de sucedáneos. de epifenómenos. valents). Se podrían hacer numerosas reflexiones sobre estas fotos
Queda por abordar, en efecto, un último aspecto y no de los me de nubes. Por otra parte se han hecho muchas, incluso Stieglitz mis
nos importantes (en realidad es el primer aspecto. sin duda el úni mo («How I carne to photograph clouds:.:.. 1923) 21 hasta Rosalind
co verdaderamente pertinente) y que he dejado para el final. por Krauss, por ejemplo (cuyo texto <<StieglitziEquivalents"22 coincide
ser lo mejor. Hasta aquí. en cierto modo, sólo se ha tratado de fue en lo esencial con el punto de vista que guía mi estudio). Sin pre
ra-de-campos marcados en el campo (por medio de embragadores tender realizar un análisis completo ( ¡,se hace un análisis completo
de todo tipo). ¿Pero no es lo propio del fuera-de-campo, precisa alguna vez?) de estas Equivalencias nublosas, querría sin embargo
mente, ser absolutamente exterior al campo. no estar presente de dctenerme sobre algunos aspectos de estos clichés y hacer así una
ninguna forma en él -ni siquiera por indicios, a fortiori por por especie de emblema final. es decir. cerrar con nubes este pequeño
ciones más vastas (espejos)? La categoría que ahora quería abor libro, de la misma manera que lo había abierto con el autorretrato
dar -y que en mi opinión es l a única que plantea verdaderamente de Michael Snow. Entre Authoriz ation y Equivalents se encuentran,
la problemática- compromete el fuera�de-campo en lo que tiene en cierto sentido. todas las apuestas del acto fotográfico.
de más esencial y más elemental. Se trata de una categoría que cons
tituye prácticamente la antítesis total de las fotos de arquitectura es� Veremos, en efecto, que los cielos fotográficos de Stieglitz plan
pacial compleja y compuesta. lo contrario incluso de las fotos con tean. en su misma esencia. toda la cuestión del espacio en fotogra
puesta en abismo, o marco en el marco, o juego en los espejos. fía; no sólo la del corte y del fuera-de-campo (que remite al espa
etcétera. cio referencial en el momento de la producción de la imagen), sino
también la del encuadre y los efectos de composición interna que
Quiero hablar aquí de las fotos en que el gesto del recorte fun necesariamente se siguen y también la de la relación entre el espa�
ciona, por decirlo así, «en estado puro)>, donde no hay nada más cio fotográfico propiamente dicho y el espacio topológico del suje
para construir la foto que un cut único, primero. constituyente. En to que percibe en el momento d e la contemplación de la imagen.
este tipo de foto, la cuestión del fuera-de-campo, también ( y como Dentro de un instante detallaré estos diferentes puntos.
veremos no sólo ella). se plantea en lo que tiene de más agudo y
Pero conviene en primer lugar decir que estas fotos, si se re
más esencial puesto que no hay en ella indicios particulares. marcas
flexiona sobre ellas. van todavía más lejos: las Equivalencias stie
especificas, embragadores notorios. que permitan relacionar algún
glitzianas pueden comprenderse no sólo como un planteamiento
espacio off más o menos claramente designado. al espacio repre�
teórico de la cuestión del espacio en todas sus formas sino también.
sentado. Ningún movimiento de personaje como vector direccional
y de manera más generaL como una definición en todos sus aspec
susceptible de prolongarse más allá de los bordes del Jll<trco: nin
tos de la imagen-acto fotográfico como tal. La serie de nubes, no
guna mirada orientada hacia el exterior del campo y que transporta
como un conjunto de fotos (clichés) sino como la fotografía misma.
nuestro imaginario; ninguna fuga en perspectiva; ninguna oblitera�
Esto parecía estar particularmente claro para Stieglitz. puesto que
ción castradora; ninguna incrustación n i ecos reproducidos a volun�
escribió en 1 923:
tad. Sólo un recorte �el de toda foto. Recorte bruto y brutaL no
vacío, sino virgen de todo signo especial y explícito de una exterio <<He querido fotografiar las nubes para descubrir lo que me
ridad precisa. Y , sin embargo, incluso en esa virginidad. en esa apa habían ensenado cuarenta años de fotografía. A través de las
rente neutralidad del espacio fotográfico. incluso en ese encerra
miento de la representación sobre sí misma, el fuera-de-campo está
ahí irreductible. y sin duda allí más intensamente presente , más 21 . Alfred Sticglitz: «How l c:.mc to photogr:.ph doud\''· t:n Tite Amateur Pho
tographer and Photography. n1L 56. n:' l S l Y . 1923. ptig. 25:': rt:editado en la anto
constitutivo de la foto que en cualquier otra parte. logía de :\'athan Lyom. Plwrngraphers on Phorography. Englc\\ood Clift\. Prcntl
cc-Hall. JQ6h. págs. 1 10 - l P .
22. Ro\alind Krauss: «Sticglitz-Fquil'(l/ent.l''· en Ocrober. n.-' 1 1 . .\iuc\'3 York.
El caso que me interesa �.r que para mí es ejemplar. es la sen e
.
•
MIT Prcss. in\·ierno 1979. rág�. 129-1-+0.
E L ACTO FOTOGRAFJCO 176 177 EL GOLPE DEL CORTE
nubes. poner sobre el papel mi filosofía de la vida -mostrar de Vinci en sus Cuadernos: «Para representar el viento, además de
que mis fotografías no se debían al contenido ni a los temas: l a inclinación de las ramas . . . , representarás las nubes . . . ». «Si quie
a los árboles singulares. a los rostros. a los interiores. ni a da res representar convenientemente la tempestad, considera e inscri
tos particulares-. las nubes ahí para todo el mundo -hasta be exactamente sus efectos . . . ; para representar bien e l huracán,
ahora no hay, impuesto sobre las nubes- son libres.» 2-' harás en primer lugar las nubes. dispersas y quebradas. arrastradas
por la carrera de los vientOS», etcétera. ) 26 En resumen. se ve que
Y más adelante. con mayor claridad: la nube. directamente conectada a su entorno natural. es de hecho
un verdadero signo-índex y que. e n ese sentido, su naturaleza coin
«Mi objet�vo es cada vez má.s que mis fotografías se parezcan cide precisamente con la del signo fotográfico (véase capítulo 2):
a fotografws, q�e no sean VIstas a menos que se tengan ojos c ':m1o la nube con sus miríadas de puntos de vapor de agua suspen
para ver y que sm embarg_o cualquiera que las hava visto una didos. l a fotografía, con sus miríadas de cristales de halogenuro,
capta y refleJa en su matena misma. en la discontinuidad de sus gra
�
como diamantes sin pulir. verdaderos fragmentos de infiniro. talla carne to photograph clouds». art. cit. (véase nota 21). pág. 1 1 2. La traducción es
dos en la misma materia luminosa. Es la imagen del gesto del re- mía.)
2S. Rosalind Kraus�: «StieglitziEquimlents». art. cit. (véase nota 22) pág. 134.
,
La traducción es mía.
aquí más fuerte y más irreductible que en cualquier otra parte.
-
EL ACTO FOTOGRAFICO 180 18 1 EL GOLPE DEL CORTE
. El papel organizador del recorte es particularmente puesto de re figuracio nes, etcé tera . Incluso a este respecto hay .todo un código
lieve por las Equivalencias porque el cielo es esencialmente no-com de valores en función de la distribución de los mot1vos en el espa
puesto. Aquí no hay una puesta en escena del objeto en función de cio de represen tació n. Las «reglas�� de la composición acad émic a
un proyecto de creación estética (la voluntad del fotógrafo de crear (por ejem plo la regla del «tercio-altura» para el hori zont e, o del
tal o cual valor plástico) . Hay solamente un gesto del recorte, de «tercio-ancho» para las verticales del plano ante nor) son una de las
fragmentación del tejido continuo del espacio celeste. Y es este úni actualizaciones posi bles , aunque envejecidas (se las en� uentra en
co gesto el que, cualquiera que fueren las intenciones, engendra los man uale s) de estas codificaciones. Junto a ellas ex1s ten otros
siempre ef�ctos de composición �se los domine o no. Hay que su efectos. más o men os conv enci onal es, más o men os implícitos, más
_
brayar aqm, esenctalmente) el estatuto y el modo constitutivo de o men os fluc tuan tes. que no deja n de operar en la plasticidad de
esos efectos composicionales, en la medida que son una consecuen las imá gen es. La serie de Equivalencias. con todos sus ¡uegos de tex
cia del acto mismo del corte espacial. tura s, de gradaciones. de dinamizaciones formales, nos ofrece una
bell a muestra de esos códigos y esos valores fluctuantes. Otra re
A partir del mome nto en que el acto fotográfico efectúa un re
corte en e l contin uum del espacio referenciaL esta porción de es gla, más esencial porque compromete la relación del espacio foto
pacio elegid a, trans �ortada a la película y luego al papel , se orga gráfico con el espacio referencial (del fotógrafo y del espectador),
mza de mane ra auton oma. El recorte le ha dado un marco v ese es la de la homología de estructura entre espacio representado y es
marco se hac� encua dre, organización intern a del campo a P artir pacio de representación. Ella exige que el horizonte, en la foto , sea
de l a referencia de los bordes del marco. Todo marco instituye ne hori zont al. que las torres de una catedral o que el tronco de un ála
cesan amen te un sistem a de posicionamiento de los elementos pre mo sean bien vert ical es: es decir, paralelos a los bordes del mar co.
sentes en su espac io en relación con los límites que lo circunscri Volveremos en deta lle sobre este principio cua ndo tratemos la cues
ben. En otras palab ras, todo corte fotográfico establ ece una ar tión del espacio topológico del sujeto perceptor. Lo que no se deb e
ticulació.n entre un espa�io representado (el interi or de la image n, perd er de vista en ning ún momento es que , de hech o, toda s estas
el espaciO de su conte mdo, que es la zona de espacio referencial . estrategias composicion ales , cualquiera que fuere su e!Icac1a o su
transferida a la foto) y un espacio de representación (la imagen como valo r exa cto, son inherentes a todo recorte. No son (sol o) el pro
soport� de j nscripción, el espacio del contin ente, que está construi duc to de un proyecto esté tico , de una intención artísti �� pre via, d.e
do arbltranamente por los bordes del marc o). Y esta articulación una puesta en esce na deliberada de lo reaL son (tam bten Y en pn
entre espacio representado y espacio de representación es lo que de mer Juga r) una consecuencia ineluctable del principio mis mo del
fme el espacio fotográfico propiamente dicho . corte espacial en la med ida que éste da un marco a la representa
ción . Las inst antá nea s, las fotos de reportajes. tomadas más o me
Se ?bservará que las figuras del espacio representado siempre se nos a ojo de bue n cub ero . están tan trabajadas por los efectos com
orgam zan, �� el mten�Jr del camp o. en relación con el espacio de posicionales como las fotos just ame nte llamadas «de composició n»,
representacton. A parl!r de los ejes ortogonales de encuadramiento preparadas. minuciosamente ordenadas ant es del golpe. Un a bue
se deter mina el sistema de posiciones (izquierda, derec ha, alto. na parte de la obr a de Cartier-Bresson está ahí para mostrárnoslo.
ba¡o , c � ntro) y el de las proporciones (un tercio , un cuart o, un quin Lo esencial es que, arra nca ndo al mun do un pedazo de espaciO, el
to ; etcet era, en longitud o en altur a). Por supue sto. esta organiza acto fotográfico hag a de éste un nuevo mundo (espaciO representa
cton postciOnal tmphca todo un juego de valores plásticos extre ma do) cuya organización inte rna se elabore a partir de la ��rma mis
dame nte complejo , sutil, varia ble. impresivo y cultu ral: es la com ma gen era da por el rec orte . E l espacio de representacton es por
posición. U n n:ti �mo m otivo no tendrá igual «valor plástico» , es de tanto el operador principal del acto fotográfico (tan to en la pro
. .
ctr. no productra el mtsmo efecto según esté colocado de lleno en ducción como en la recepció n). Todo pasa por �1 (en la Imagen ).
e l centr o del espacio o en una esqu ina, a lo alto a la izquierda o Conviene que lo exam inem os con may or preclsion.
aba¡o a la dere cha. según que las líneas que lo estructuran sean
o no paralelas a los bordes del marc o, según que las masas oscu
ras o clara s se repartan uniformemente sobre toda la superficie o
, an por zonas gene Lo que hay que comprender a est e respecto es que el espacio de
se reun rando eventuales dinamismos en las con- •
representación fotográfico (el marco de la ima gen ) se defme. en cast
EL ACTO FOTOGRAFIC:O 182 183 EL GOLPE DEL CORTE
todos los casos (hay algunas excepciones. raras y marginales.)2'1 por e l gesto del encuadre (o del rectángulo) en todos los estadios del
una estricta estructuración ortogonal (rectangular o cuadrada según �
proceso: ventana en la caja, espejo y visor en las reflex. ventana en
los casos. y de formato vanable. pero siempre constituida por un las amplificadoras, marcadores para los papeles, y hasta el passe
.
circuito de horizontales y verticales). Todos saben que esta (( cua partout e n los enmarcados para exposición: sólo rectángulos y cua
drificación>> del espacio de inscripción (cuadro y cuadrado proce drados que se repiten hasta el infinito.
den etimológicamente del mismo término: quadrum) no tiene nada
de dato natural sino que. por el contrario. es totalmente arbitraria,
completamente predeterminada. construida. modelada según un es Este modelo cuadrático. modelo instalado deliberadamente para
quema espacial tan viejo como el mundo. En realidad. la imagen. forzar a l espacio de representación fotográfico a plegársele, mode
lo eminentemente cultural (no volveremos a trazar aquí la historia
�
pacio de representación. Es un operador central que define, por su tipo de definición especial de nuestra existencia terrestre entra en
circunscripción rectangular, una estructuración espacial absoluta juego cada vez que miramos una imagen. pues pone en correspon
mente fundamental. Se encuentra, por lo demás, en toda la prácti dencia la ortogonalidad del espacio fotográfico y la ortogonalidad
ca fotográfica . donde no cesa. bajo todo tipo de formas, de repetir de nuestra inscripción topológica. En otras palabras, de la misma
forma en que, cuando se toma una foto. se instala todo un juego
de relaciones entre el espacio referencial en el que se busca y elige.
29. Por ejemplo. e n los pictorialistas. que amaban bastante las formas .v forma
to� extraños: triangulares. hexagonales, muv a]are:ado� verticalmente u ho rizontal- y el espacio finalmente tomado que constituye el espacio fotográfi
·co. así, pero en el otro extremo del acto, toda contemplación de
-
mentc. etcétera.
·
-
E L ACTO FOTOGRAFICO 1 84 EL GOLPE DEL CORTE
185
una foy�grafía establece un sistema de relaciones entre el espacio turación interna; todas las horizontales (todas las verticales) quedan
fotografico como tal y el espacio topológico del que mira."' Esta horizontales (verticales) -es decir. paralelas unas a las otras- en
es. en toda su amplitud. la cadena de articulaciones espaciales que todos los espacios. Y es esta educación axial entre todos los espa
constituye la Imagen-acto fotográfico: hace intervenir uno v otro en cios. esta congruencia general la que organiza de hecho todo
cuatro �ategoría � �e espacios (referenciaL representado. d e reprc nuestro acuerdo espacial con la imagen. Se obtiene esencialmente
_
sent �ciOn, topologico) . formando los dos del medio el espacio fo a partir del punto de vista en que se ha tomado la foto y por el jue
tograftco propiamente dtcho y los dos extremos uniéndose por su go de esos embragadores de congruencia que son los bordes del cua
es �atuto en su principio de exterioridad en rel::tción con la imagen dro. Es el acto mismo de la toma de vista e l que, por medio de un
mts ma . operador de representación estructurada ortogonalmente (el rectán
Conviene examinar precisamente las articulaáones que se esta gulo de la ventana). genera la homología estructurante entre los
blecen entre estos diferentes espacios. Tomemos el caso más habi cuatro espacios. Eso quiere decir que se saca una foto exactamente
tual (antes de volver a las Equivalencias). Una fotografía «normal» como se mira al mundo. Y es porque la toma de vista se identifica
-normalmente sacada y normalmente mirada-, es decir una fo con nuestra mirada (esto es todo el acto fotográfico) que e l espacio
tografía armoniosa (por ejemplo un paisaje tradicional) obtiene su de la foto parece «!Wturalmente>) congruente con el espacio reaL tal
«armonía» precisamente de la adecuación, de la homología, de lo como lo capta nuestra percepción corriente .
que yo llamaría la congruencia entre la organización interna de cada
uno de estos cuatro espacios: el espacio referencial es lo que es, or
denado ortogonalmente, como se sabe. puesto que se está ahí; cuan Per o es pre cisa me nte esta pre ten did a naturalidad de la con gru en
,
do un fotografo recorta un trozo de espacio, lo hace de manera tal cia ent re los diversos esp acio s lo que cue stio nan las fotografías de
-permaneciendo de pie y dirigiendo hacia las cosas una mirada ho nub es de Stieglitz. ¿Q ué suc ede en efecto con las Equivalencias
rizontal- que el espacio representado en la foto quede en perfecto cua ndo uno se inte rro ga sobre el tipo de relación espacial que el es
acuerd? estructu :at con el espacio � e representación que lo capta pec tad or ma ntie ne con estas imá gen es? Y bie n, he aqu í esto , a la
(el honzonte sera paralelo a las honzontales del marco: la vertical vez elem ent al y terr ible men te turb ado r: que las rela cion es ent re el
d� los á �boles, de las casas, .de las personas, etcétera, cÜ rresponde esp acio fotográfico de estos clichés y el espacio propiamente topo
ra lo mas exactamente posible a la verticalidad de los bordes iz lógico del suje to que per cibe son tota lme nte flotantes, inci erta s. li
quierdo y derecho del cuadro); por fin, esta foto ordinaria y equi bra do cad a uno de ello s a su tota l ind epe nde ncia . Para el que mir a,
librada, la miraremos como de ordinario: manteniéndola bien recta las Equivalencias de Stie glit z no tien en, en efe cto . lite ralm ent e, sen
ante nuestros ojos, . sin balancearla, haciendo corresponder las or tido (es dec ir. que los tien en todos: todos los sentidos val en -siem
togonales del espacio representado y del espacio de representación pre equ iva len cia s). E l que mir a pue de. sin problema de visión o de
-ya homogén�as entre sí- con nuestra posición (topológica) en el reconocimiento . pon er los clichés en completo desorden; pue de in
espacio. Es asi como, en la contemplación «normal» de un di clin arlo s, pon erlo s sobre cualquiera de los costados, girarlos en to
eh � <<normal» que ha sido «normalmente» tomado, los espacios se das las pos icio nes . Sie mp re serán fotos de nub es. Ser án siempre
articulan entre ellos; hay entre todos total convergencia de estruc- plausibles espacial y esté tica me nte . cualquiera que fuere su ori en
tación en rela ció n con el espacio exi sten cia l del que mir a. Por otra
par te. Stieglitz mismo ha jug ado en diversas ocasiones con est a po
30. Se ve que esta problemática. que plantea la cuc\tión del lugar rJc la miradct livalencia espacial exp oni end o o pub lica ndo distintas veces los mis
Y de la relación de espacio que �e juega en la confrontación entre ¡� toro ) el espec
tador. pu�?e resultar part¡culannente pertinente, por e.icmplo en las situaciones de mo s clichés en diferentes ori ent aci one s.
pre:e n.tacwn de las foto" en los lugares de expo�ición: la forma en 4uc l a imaccn
sera dtspuesta sobre la pared de la galería no es neutra o indifcrenk; implica tÜch
_ c n l a obra. Por otra parte. alguno5 arriqas �pienso a4uí en per
nue stra re!aCion
.
? _ En otras palabras. el espacio fotográfico de los clichés de Stie
so �as como Jan D1bbets. H.P . .\<lo!. :\lJchae! Snow. etcétera� han ..,ahido iu�<ar
- muv
sutilmente con esta relación espacial �ha..,ta el pumo de integrar con fn:Cuencia il glitz es un espacio no-determinado respecto de nuestra posición to
lugar y el modo de exposición. induido el lugar del e�pectad;)r. en 13 obra misma. pológica: es un espacio que no tiene izquierda o derecha, donde � o
Es e: es lo que yo llamaría Foto-imrafación (\'éasc en l a introducción algunas
' oh<.,er- •
sabemos qué es lo que está arriba y lo que está abajo. Un espacio
vacwnes sobre Authori::ation de Michael Snow). móvil e independiente del mundo. Cna imagen enteramente libe-
E L ACTO FOTOCJRAF!CO L L CJOU'F D L L CO RlT
187
:. 1 . Ro<.alind Krau<.\: "Sttcg:lit7· Et¡rlira/cn!.l " . art. crf (\'t_;a<.c Tllll;t ::' ::' ) . pá�.
- !':".
:. :::- . Ro,..:t lind Krau-.,: lhíd . . p ú � . ! _, _;;; La traUun_·i\Íll e ' mí<!.
•
11
Indice de nombres
Debussy, Claude, 17�n Janouch, Gustav, 4 1 v n Oppenhcim. Denis. 106 Stieglitz. Alfred, 124. 175. 176n, 179 v·
y n. 126
.
Medusa. 108. 1 1 9, 127. 133-136, 152 89. 140. 142. 156. 157n. 158 y n. 171. Wcis. P. . 57n
Mclon. Marc-Emmanuel. K4n 179 Wenders. Wim. 1 63n
Garanger, Marc. 164 y n Messager. Annettc. 106 Rouille. André. 2Sn Wheatstone. Ch . . 28
Gerz, Jochcn, 106 Metz, Chri�ttan, 32 v n . 44 Whipple. John Adams. 2R
Gette. Paul-Armand. 106 Minguet. Philippe, 33n Samsure. Ferdinand de. 79 White. Minor. 121 v n
Gilardi. Ando, 67 v n Schad, Christian. 64 Wtnkin. Yves. 105n
G1bson, Ralph. 170
•
Minkoff. Gérald, 1 1 6, 1 1 7. l l .St1
Wollaston. W. H . . 120 •
•
Moholy-Nagy, Laszló. 49, 64 .v n. 109. Sega!. George. 106 Wrav. Fav. 1 S l . !S2
.
Ho1mes. O!ivier Wendell. 2H. 79n :".' ori. Claudc. lJ{l \' n
Homero. 134
CYKeeffc. Georgia. 1 8 l n -
Jakobson. Roman. 70 Olender. Maunce. U4n